El documento discute la situación de la mujer independiente y su lucha por lograr la igualdad y autonomía respecto al hombre. Argumenta que para ser verdaderamente libre, la mujer necesita independencia económica a través del trabajo, pero que la sociedad aún no la ve como un igual al hombre. También explora los desafíos que enfrenta la mujer al tratar de equilibrar su carrera con su feminidad y maternidad.
El documento discute la situación de la mujer independiente y su lucha por lograr la igualdad y autonomía respecto al hombre. Argumenta que para ser verdaderamente libre, la mujer necesita independencia económica a través del trabajo, pero que la sociedad aún no la ve como un igual al hombre. También explora los desafíos que enfrenta la mujer al tratar de equilibrar su carrera con su feminidad y maternidad.
El documento discute la situación de la mujer independiente y su lucha por lograr la igualdad y autonomía respecto al hombre. Argumenta que para ser verdaderamente libre, la mujer necesita independencia económica a través del trabajo, pero que la sociedad aún no la ve como un igual al hombre. También explora los desafíos que enfrenta la mujer al tratar de equilibrar su carrera con su feminidad y maternidad.
El cdigo francs no incluye la obediencia de los deberes
de la esposa, ya que se ha convertido en electora, estas libertades siguen siendo abstractas cuando no van acompaadas de una autonoma econmica. La mujer mantenida no se libera del varn, la mujer permanece encerrada en su condicin de vasalla, nicamente el trabajo es el que puede garantizarle una libertad concreta. Cuando una mujer deja de ser un parsito, ya no hay necesidad de un mediador masculino, la mujer vasalla se obstina en la imposible persecucin del ser a travs del narcisismo, el amor, la religin productora y activa, se afirma concretamente como sujeto, por su relacin con el fin que persigue. En la actualidad la mayora de las mujeres que trabajan no se evaden del mundo femenino tradicional, no reciben de la sociedad ni de sus maridos la ayuda que les sera necesaria para convertirse concretamente en iguales a los hombres (al no recibir a cambio de su trabajo los beneficios morales y sociales a los que tendran derecho, es normal que sufran sin entusiasmo los inconvenientes). Para la mujer casada, el salario no representa, en general, ms que un complemento para la mujer que se hace ayudar, es la ayuda masculina la que aparece como inesencial; pero ni una ni otra compara con su esfuerzo personal una dependencia total. Existe un elevado nmero de privilegiadas que encuentran en su profesin autonoma econmica y social. La mujer que se libera econmicamente del hombre no se encuentra por ello en una situacin moral, social y psicolgica idntica a la del hombre ya que no es mirada por la sociedad con los mismos ojos que al hombre. La mujer, para que realice su feminidad, se le exige que renuncie a sus reivindicaciones de sujeto soberano. Renunciar a su feminidad es renunciar a una parte de su humanidad. Para ser un individuo completo, la igual del hombre, la mujer necesita tener acceso al mundo masculino, del mismo modo que el hombre lo tiene al mundo femenino, sin embargo el hecho de ser una actividad autnoma contradice su feminidad. Hoy la mujer que trabaja no descuida por ello su feminidad, y no pierde su atractivo sexual. En el coqueteo, no se admite que la mujer pueda asumir sus deseos como el hombre, pues es presa del mismo: - Una mujer que no tema a los hombres los atemoriza, si la mujer se ofrece con excesiva osada, el hombre se hurta: l pretende conquistar. - A la mujer se la representa uno como pura pasividad, tambin se la considera como una actividad enajenada, se niega a pensar que sea simplemente libre. Hay una funcin femenina que actualmente es imposible asumir con entera libertad: la de la maternidad, es por esto que la mujer independiente est dividida hoy entre sus intereses profesionales y las preocupaciones de su vocacin sexual, le cuesta trabajo hallar su equilibrio: si lo consigue, esa costa de concesiones, sacrificios y acrobacias que exigen de ella una perpetua tensin. Cuando la mujer es juzgada en lo profesional, su condicin independiente crea en ella un complejo de inferioridad; a la inversa, su feminidad le hace dudar de sus oportunidades. Al encontrarse en posicin de derrota, sin poder cumplir con sus expectativas la mujer se conforma fcilmente con un xito mediocre; no se atreve a poner sus miras muy alto. Por lo que su desarrollo profesional es superficial, fija lmites a sus ambiciones. El hecho de ganarse la vida por s misma le parece ya un mrito bastante grande (le parece que ha hecho bastante desde el momento en que ha optado por hacer algo). Se mueven en el mundo con inferioridad con respecto al hombre de modo que ni a hombres ni a mujeres les gusta hallarse bajo las rdenes de una mujer. La mujer tiene que conquistar incesantemente una confianza que no se le ha concedido desde el primer momento. La mujer no inspira el mismo sentimiento de seguridad; se muestra enftica, carga la mano, se excede (en los negocios, en la administracin, se muestra escrupulosa, reparona y fcilmente agresiva, de igual manera en sus estudios, carece de desenvoltura, de elevacin, de audacia) Para realizar grandes cosas, lo que esencialmente le falta a la mujer de hoy es el olvido de s misma, para llegar a este punto es necesario primero estar segura de haberse encontrado. Una vez incluida en el mundo de los hombres y ligeramente sostenida por ellos, sigue enfrascada en la tarea de buscarse. Las mujeres que ocupan un lugar privilegiado en la sociedad: bailarinas, cantante, actrices. Aquellas que refuerzan su feminidad con su carrera. Toman el mundo como un gran escenario (cuando se decide a pintar o a escribir, con el solo hecho de llenar el vaco de sus jornadas, cuadros y ensayos sern tratados como obras de mujer por lo que van a carecer de mayor tiempo y atencin as como menor valor) La mayora de las mujeres considera que su deseo de comunicacin es algo que viene dado por lo que se puede explicar su pereza con respecto a este problema; considerando que sus mritos provienen de una gracia que mora en ellas y no se imaginan que el valor se pueda adquirir. Es natural que la mujer trate de escapar de este mundo, donde a menudo se siente desconocida e incomprendida. Muchas mujeres han desbaratado las trampas del narcisismo y de lo falsamente maravilloso; pero ninguna ha pisoteado jams toda prudencia para tratar de emerger ms all del mundo dado. No discuten la condicin humana, porque apenas comienzan a poder asumirla por completo. Eso explica que sus obras carezcan generalmente de resonancias metafsicas y tambin de humor negro; no ponen al mundo entre parntesis, no le plantean preguntas, no denuncian sus contradicciones: lo toman en serio. Habr poetisas! Cuando se haya concluido la infinita esclavitud de la mujer, cuando viva para ella y por ella; cuando el hombre -hasta ahora abominable- le haya dado su libertad, ella tambin ser poeta.