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La aprobación y ejecución de los distintos Planes Parciales de urbanismo en la

ciudad ha generado en los últimos 20 años la permanencia de viviendas en


condiciones de total insalubridad e inseguridad, sin los servicios municipales
básicos de agua, alcantarillado, pavimentación de las calles, etc. La política
urbanística municipal no ha contemplado la adopción de medidas para
solucionar los problemas concretos de las familias que residen en
infraviviendas.

El poblado chabolista de Penamoa, que nació y creció bajo el Gobierno


municipal socialista, es considerado el mayor supermercado de la droga del
noroeste de España. A pesar de los reiterados anuncios del Gobierno local, a
principios de 2008, de la puesta en marcha de un plan para eliminar el tráfico
de drogas en el poblado, desgraciadamente las cosas siguen igual. La falta de
resultados ha originado una lógica preocupación entre los vecinos del
Ventorrillo que, tras más de 20 años de soportar pacientemente esta situación,
se han echado a la calle en varias ocasiones para exigir soluciones definitivas
ya que están indignados y más que hartos.

Cerca ya de la fecha en la que el alcalde se comprometió a que el poblado


chabolista de Penamoa estuviese desmantelado, 31 de diciembre de 2009, los
propios datos ofrecidos por el Gobierno local confirman que es imposible su
cumplimiento, tal y como denunció el Grupo municipal del PP en su momento.

El alcalde prometió comenzar por un barrio libre de droga y después


comenzar los realojos y no ha cumplido su palabra. Los realojos están en
marcha y el tráfico de drogas continúa. Losada también prometió a los vecinos
interceder ante el Delegado del Gobierno para terminar con el tráfico de drogas
y no cumplió, convirtiéndose nuevamente en “hombre invisible” ante un grave
problema. Es necesaria más presencia de la Policía local, de la Policía
Nacional y efectivos especiales de la lucha anti-droga para identificar los
puntos de venta en el poblado y lograr los permisos judiciales para actuar
contundentemente.

El alcalde, que prometió a los vecinos muchas cosas y no cumplió, también


aseguró que este problema es competencia exclusiva de la Policía Nacional,
pero no es cierto:
1. En marzo de 2008, Silvia Longueira presentó el Plan Especial de
Penamoa a la Asociación de Vecinos del Ventorrillo, un documento de
10 páginas que se comprometía a lograr un barrio libre de drogas y
delincuencia antes de enero de 2010.
2. El 14 de mayo de 2008 firmó un protocolo de actuación con la
Asociación de Vecinos para prometiendo “garantizar el fin de la
delincuencia relacionada con el tráfico de drogas reforzando la vigilancia
policial en la zona”.

El alcalde, que se comprometió por escrito a resolver este problema y, por


tanto, es el responsable ante los vecinos, está obligado a adoptar medidas
básicas como:

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1. Sentar al Delegado del Gobierno en una mesa para
adoptar medidas contundentes y ajustadas a la legalidad, que
erradiquen el tráfico de drogas en un plazo máximo de cuatro meses.
2. Reactivar la Junta Local de Seguridad, tan necesaria
para lograr una coordinación ahora inexistente.
3. Impulsar el Plan Especial de Penamoa con el que
prometió terminar de una vez con este problema.
4. Instar a la Fiscalía del Estado a que informe si el Fiscal
Jefe de A Coruña tiene previsto actuar de oficio en Penamoa, con el
fin de conseguir la eliminación completa del tráfico de drogas.
5. Reforzar los programas de atención socio-sanitaria
dirigidos a las personas drogodependientes tras el desmantelamiento
de los puntos de venta de sustancias estupefacientes.

En lo que respecta a los reaojos, nadie está en contra de los procesos de


integración, si se siguen las recomendaciones de los expertos que apuestan
por la dispersión, tal y como hizo el alcalde socialista de Lugo. Sin embargo,
este Gobierno municipal ha tramitado y dado luz verde a un listado que
posibilita la concentración de chabolistas en dos barrios de la ciudad. El PP
apuesta por seguir las recomendaciones del Valedor do Pobo, que en su
informe de 2006 afirma que “las estrategias de dispersión de familias resultan
más fácilmente sostenibles. Por el contrario, los grandes barrios de promoción
pública son mucho más vulnerables a los rebrotes de chabolismo y a otras
formas de infraviviendas. Una alta concentración de población realojada en un
mismo barrio, frecuentemente ha causado problemas sociales con el
vecindario”, y de la Fundación Secretariado Gitano, que recomiendan apostar
por procesos de integración donde predomine la dispersión de las familias
realojadas.

Partiendo de este principio, el alcalde es el único responsable de no haber


optado desde el inicio del proceso por una estrategia de dispersión de los
chabolistas que se quiere realojar, ni de haber abierto puentes de diálogo con
los vecinos de los barrios afectados por los realojos para encontrar una
solución aceptada por todos.

Es imprescindible que, una vez que se produzca el proceso de ubicación de las


familias chabolistas, la Concejalía de Servicios Sociales se comprometa a
realizar un seguimiento que verifique la integración de estas familias. En
consecuencia, es necesario que la Concejala de Servicios Sociales apueste por
el diálogo e impulse:
a. Una comisión bilateral Xunta-Ayuntamiento para gestionar el proceso de
reubicación de familias chabolistas que se encuentran en la lista de
adjudicatarios de viviendas de Eirís y Novo Mesoiro, tras el sorteo.
b. Facilitar la información sobre el número de familias que proceden de
asentamientos chabolistas que se encuentran en el listado de
adjudicatarios, para conocer la dimensión real de las necesidades.
c. Conocer el número de pisos disponibles por el Ayuntamiento y la Xunta,
así como su ubicación, para diseñar un plan de dispersión de aquellas
familias de chabolistas que accedan voluntariamente al proceso de
permuta.

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d. Adquirir el compromiso por parte de la Concejalía de Servicios Sociales
de contactar con las familias de chabolistas incluidas en el listado de
adjudicatarios para plantear la reubicación mediante permutas.
e. Compromiso con los representantes vecinales para realizar reuniones
informativas periódicas para el seguimiento del proceso de reubicación.
f. Seguimiento periódico de la Concejalía de Servicios Sociales para
garantizar el proceso de integración de las familias realojadas.

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