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Caso clínico

SEROCONVERSIÓN PERMANENTE
EN UN GATO CON PIF

Luis Novo Fernández, María Jose Sanjurjo Martínez


Clínica Veterinaria Amigos
Santiago de Compostela
www.cvamigos.com
clinica@cvamigos.com

Cada vez es más frecuente encontrar gatos con


Peritonitis Infecciosa Felina ( PIF ). La mayor inci-
dencia la encontramos en pacientes que vienen de
grandes comunidades o que viven en condiciones
de hacinamiento ( gatos callejeros, criaderos, … ).
Aunque en la mayor parte de los casos los animales
seropositivos son prácticamente asintomáticos, al- A pesar de que el conocimiento
gunos de estos gatos desarrollan un cuadro clínico
variable desde una simple gastroenteritis, hasta un de este virus es mejor cada día,
cuadro peragudo que desencadena la muerte en un
plazo inferior a tres días desde el inicio de los sínto-
siguen apareciendo artículos que
mas. Hay descritos casos de tasas de supervivencia contribuyen a la confusión en cuanto
y seroconversión en gatos clínicos, con duraciones
inferiores a dos años. En este caso en particular la a las distintas cepas, la virulencia
seroconversión fue completa y duradera, sobrevi- de cada una de ellas y el diagnóstico
viendo el paciente durante nueve años.
con métodos de PCR para la
identificación del agente vírico y su
Etiología
posible capacidad patógena
4 La peritonitis infecciosa felina esta causada por un
coronavirus felino de la familia Coronaviridae, del
Orden Nidovirales. Se considera que una variante de
SEROCONVERSIÓN PERMANENTE EN UN GATO CON PIF - Novo, L y Sanjurjo, Mª J.

este virus se produce por la


recombinación con un coro-
navirus porcino, dando lugar
a un segundo serotipo ( ti-
po II ).

A pesar de que el conocimiento


de este virus es mejor cada
día, siguen apareciendo
artículos que contribuyen a
la confusión en cuanto a las
distintas cepas, la virulencia
de cada una de ellas y el
diagnóstico con métodos de
PCR para la identificación del
agente vírico y su posible capacidad patógena.

Caso clínico

El paciente es un gato común europeo, macho castrado, de dos años de edad, vacunado y desparasitado de
forma regular anualmente frente a leucemia felina, herpesvirus, calicivirus y rinotraqueitis. Este paciente fue
de los primeros en los que incluimos la vacunación frente a peritonitis infecciosa de manera regular en el pro-
tocolo vacunal. Recibiendo la revacunación anual con veinte meses.

Es un paciente sano de gran talla y con un peso de 6.5 kg, sin obesidad. No ha presentado patologías previas.

En Noviembre del año 2001 presenta un cuadro de estreñimiento que se maneja con cisaprida, lactulosa y
dieta w/d, presentando una gran mejoría en 36 horas. Sin embargo el cuadro se presenta recurrente en cuan-
to se retira la cisaprida, y en la tercera recaída del cuadro de estreñimiento, inicia un cuadro de dilatación
abdominal que revela una ligera ascitis en la ecografía y en la placa de radiografía.

Diagnóstico

Se realiza una analítica, sin resultados relevantes salvo una ligera leucocitosis con neutrofilia y linfopenia,
junto a un aumento de proteínas totales.

En las siguientes 24 horas, inicia un cuadro febril, con vomitos, uveítis con heterocromia, hifema y conjunti-
vitis, y al hacer vida semilibre, se decide realizar un test de toxoplasmosis, que resulta negativo.

Siguiendo con el protocolo diagnóstico y a pesar de que esta correctamente vacunado, fente a una posible se-
roconversión o un fallo en la inmunización, se realiza un test snapp Idexx para FeLV – FIV ambos también
con resultado negativo.

Sin tener un diagnóstico claro se instaura un tratamiento sintomático con fluidoterapia con R-L, ampicilina
i.v., metoclopramida, y un colirio con aureomicina, pero el paciente empeora sensiblemente en las siguientes
24 horas, presentando disnea, distensión abdominal, y una caída a 5900 leucocitos. Tanto en la radiografía 5
como en la ecografía se aprecia abundante líquido ascítico, pero sin derrame torácico o edema pulmonar. Se
decide realizar una punción ecoguiada del abdomen, obteniendo un liquido ambarino, claro y con un alto
Trabajo
Caso clínico
científico

nivel de proteínas y baja celu-


laridad.

Se mantiene el mismo tra-


tamiento y al día siguiente
aparece efusión pleural, con
un cuadro de disnea agudo. Se
le coloca al paciente un dre-
naje torácico ( Perithocat® B
BRAUN ) y se obtienen 100 ml
de líquido ambarino con carac-
terísticas similares al obtenido
en el abdomen. En el mismo
procedimiento se le coloca
también una sonda nasoeso-
fágica y se inicia alimentación
forzada con dieta líquida.

Nos planteamos la posibilidad de que sea un cuadro húmedo de PIF, a pesar de estar vacunado, y nos pone-
mos en contacto con el laboratorio Pfizer, para comentar la situación.

Desde el laboratorio nos animan a realizar las pruebas de diagnóstico serológico en dos laboratorios dis-
tintos, sin relación con ellos y a nuestra elección. Se enviaron las muestras a Histolab Veterinaria y a
Laboratorios Albeitar.

En Histolab se realizó una prueba de PCR y transcripción inversa del RNA viral con resultado positivo.

En Laboratorios Albéitar, la citología del líquido ascítico mostraba presencia de neutrófilos y alguna
célula epitelial normal, densidad de 1038 y proteínas 3.6, considerándolo como exudado de posible ori-
gen vírico. Se realizó una técnica de IFI para IgG con resultado 1/1600 interpretándose como contacto
con virus campo.

Manejo del paciente

Una vez diagnosticado el paciente, y por las experiencias previas de otros casos de PIF, mantenemos una
conversación con los propietarios, explicando las distintas opciones que se manejaban para la infección del
paciente y su posible evolución.

La opción de que el gato ya fuera portador del virus y que la vacunación iniciara el cuadro clínico por inmu-
nosupresión, que la vacuna no le hubiera protegido adecuadamente de una exposición a virus campo, o que
la protección conferida no fuera suficiente, eran los puntos que manejábamos en aquel momento sobre la
posible infección.

La experiencia previa en otros casos de PIF en fase húmeda, nos incitaba a recomendar la eutanasia del
paciente, pero decidimos intentar la opción de la inmunosupresión con corticoide de acción corta ( metil-
prednisolona )con la aprobación de los dueños.

6 En aquel momento la bibliografía de la que disponíamos, hablaba de tasas de supervivencia inferiores a 6


meses post diagnóstico, y todos los tratamientos eran demasiado variables para mantener un criterio común
de actuación.
caso clínico

El hecho de que tanto la ascitis como el derrame pleural tengan su origen en una vasculitis y en una poli-
serositis, nos hizo pensar en el uso de la metilprednisolona como tratamiento de control, en vez de usar
prednisolona o dexametasona. Modificamos la antibioterapia y sustituimos la ampicilina por enrofloxaci-
na. Mantuvimos el colirio de aureomicina, y la alimentación forzada con la sonda.

Se forzó la rehidratación con un ritmo de 25 ml/kg/hora, con R-L y se mantuvo el drenaje torácico en aspi-
ración continua.

La metilprednisolona se administro durante 48 horas a 2.5 mgr/kg cada 12 horas, para una dosis total de 5
mgr/kg/dia.

La enrofloxacina se mantuvo en un régimen de 5 mgr/kg cada 12 horas, y el colirio con 1 gota 5 ve-
ces al dia.

A las 48 horas de iniciado el protocolo, el paciente tenia las dos pupilas del mismo color y mantenía un li-
gero hifema en la cámara anterior del ojo derecho. Estaba más animado y mostraba interés por la comida.
Respiraba con normalidad y mantenía el abdomen distendido y con ascitis.

Se redujo la dosis de metilprednisolona a la mitad de la dosis ( 1.2 mgr/kg cada 12 horas para una dosis total
de 2.5 mgr /kg/dia ) sin modificar el resto del tratamiento.

Una semana después de iniciada la hospitalización, el paciente se mantenía bien, activo, y con buen apeti-
to. Los hemogramas de control, mostraban un nivel bajo, pero normal, de leucocitos totales con neutrofilia
y linfopenia.

Las proteínas totales y las globulinas elevadas.

Se envía a su domicilio con el mismo tratamiento pero sustituyendo la metilprednisolona inyectable por
prednisona oral a razón de 2.2 mgr / kg cada 12 horas y revisiones semanales.

Se les instruye en el manejo del drenaje torácico para vaciar los liquidos que pueda acumular en cavidad to-
rácica sin provocar un pneumotorax.

A los 15 días de enviarlo a su domicilio, ya no secreta líquidos en el tórax y el abdomen mantiene una muy
discreta ascitis. Se retira la antibioterapia y el drenaje torácico. Se retira también el colirio, pues los ojos es-
tán perfectamente bien y sin
lesiones retinianas.

A la semana siguiente se re-


duce la dosis de prednisona
a una única toma al día y se
mantiene así durante un mes,
en el que gana peso y se recu-
pera completamente.

En ningún momento la bio-


química sanguínea muestra
signos de fallo renal o al-
8 teración hepática ( salvo la
elevación de enzimas asocia-
da a la corticoterapia ).
Caso clínico

Una vez transcurrido el mes de terapia se inicia la retirada progresiva de la prednisona por mitades de dosis
durante 15 días, sin notar alteraciones aparentes y al mes de estar sin medicación de ningún tipo se extrae
sangre nuevamente para valorar anticuerpos frente al virus.

Tanto la PCR como la IFI resultan negativas. Se repiten las analíticas a los seis meses y se mantienen igual-
mente negativas. Y al año en la última repetición, se mantuvo en niveles de ausencia de virus.

El paciente desarrollo una vida completamente normal en los años siguientes, completando su revacunación
anual frente a leucemia y triple vírica, sin revacunación de PIF. Solo reseñar un nuevo caso de estreñimiento
dos años más tarde que resolvió con la terapia convencional.

En agosto de este año, cuando ya contaba once años, presentó un cuadro de anorexia, y anemia de rápi-
da evolución, junto con un cuadro de ascitis, y pérdida ponderal. No cursaba con fiebre, ni alteraciones
oculares.

Se realizaron ecografías que mostraban lesiones difusas en la pared intestinal de tipo granulomatoso y el
epiplón no era localizable. Solo se apreciaba una masa móvil con inserción en epigastrio. El mesenterio tam-
bién mostraba el mismo aspecto granulomatoso. Se decidió por una puncion abdominal, encontrando formas
celulares a las que nosotros no estamos acostumbrados a ver y que no supimos interpretar, aunque nos per-
mitió sospechar de un problema oncológico.

Se realizo laparotomía exploratoria, y se apreció la presencia de una masa nodular difusa que afectaba de for-
ma generalizada al abdomen. Se decidió eutanasiar al paciente y realizar una biopsia que dio como resultado
un carcinoma mesentérico.

Conclusiones

No es fácil hablar de conclusiones sobre un caso clínico de estas características. Hemos considerado opor-
tuno, ahora que el paciente ha sido eutanasiado y ha tenido una tasa de supervivencia de más de ocho
años, el compartir esta información, y que nos permita pensar que no siempre que nos encontramos con
un cuadro húmedo de PIF, la solución es la eutanasia o una supervivencia corta. Realmente la única di-
ferencia en el tratamiento usado en este paciente ha sido el uso de la metilprednisolona en lugar de la
prednisolona o la dexametasona que se usa en otros casos y que hemos visto en la bibliografía de la que
disponemos.

Aun así no ha mostrado gran eficacia en otros tres casos que hemos tratado del mismo modo aunque en
todos ellos la supervivencia alcanzada ha sido superior a los dos años, pero inferior a tres, siendo todos
los casos animales jóvenes.

Tampoco, por falta de medios o capacidad, podemos discriminar si la vacunación en este gato pudo ayudar
a mejorar la situación de la enfermedad, aunque hay abundantes artículos que rebaten esta postura. No es
más que otro caso clínico puntual que hemos querido compartir.

Agradecimientos

Queremos agradecer a Gustavo Sánchez Visconti ( Laboratorio de Analisis Veterinarios ), a Mariano Morales
10 ( Laboratorios Albeitar ) a Fernando Chacón y a José Hervás ( Histolab Veterinaria ) y a Pfizer en la persona
de Ramón Esteban, el apoyo recibido y el animo en los momentos en que pudimos pensar que todo esto no
llevaba a ningún sitio y que el camino era otro… simplemente gracias.
SEROCONVERSIÓN PERMANENTE EN UN GATO CON PIF - Novo, L y Sanjurjo, Mª J.

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