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Aprender a ensear obliga a los profesores a descubrir que su misin cotidiana es ensear a
aprender. La evaluacin de la calidad del profesorado pasa por medir el efectivo
cumplimiento de esta misin, lo que requiere indagar sobre qu sucede realmente en nuestras
aulas. No debera ocurrir que algunos profesores se pegaran al texto de sus apuntes
demostrando su miedo a volar, ni que las clases fueran dictados para parvulillos, ni que
falsos maestros quisieran hacer comulgar con ruedas de molino a un auditorio poco avisado.
S habra de acontecer que alumnos y profesores se prepararan cada sesin para convertir las
clases en un dilogo formativo. S habra de acontecer que los profesores universitarios
ilustraran a los estudiantes sobre su propia opinin y sobre la de terceros discrepantes
(cuntos profesores exponen en clase los criterios de autores cuyas tesis no comparten?). S
habra de acontecer, en fin, que cada da estudiantes y profesores, al avanzar en su camino
intelectual, descubrieran que saben menos y se aproximaran as a la verdadera sabidura.
parcial y provisional (por tanto, sujeto a refutacin) o es un antro de lujo para postadolescentes desorientados o una triste academia prctica.
Una vez se ha aprendido a aprender el siguiente paso es, quizs, ms difcil: hay que
aprender a desaprender. Este es un trabajo arduo que corresponde a todas las personas
razonables, pero muy especialmente a los directivos y a los lderes empresariales y a los
profesores. El fardo de las viejas ideas, de los prejuicios, de los conceptos superados y de los
dogmas lastra irremisiblemente nuestra capacidad de avance, si no nos desprendemos de l.
Un directivo que no desaprenda est condenado al despido o a la jubilacin anticipada. Un
profesor que no desaprenda todo lo que le sobra, incluidos probablemente tantos papeles
preparados para su oposicin hace muchos aos, permanecer en la inanidad.
Slo el profesor que desaprende puede ensear a sus alumnos a aprender a aprender y a
desaprender. Duden! nos gritaba Manuel Jimnez de Parga en el Aula Magna de Derecho
en aquellos lejanos aos setenta y nosotros, carne domesticada de colegio frailuno, le
mirbamos atnitos. Y, sin embargo, sta fue la leccin ms importante para la vida. Desde
entonces no hemos dejado de dudar.
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