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Y todo esto, quepa decirlo, no solo como proyecto histrico sino como praxis
desde aqu y ahora, en nuestra cotidianeidad pero tambin en nuestra
proyectualidad histrica -social e individual-, no solo actuando hacia el
comunismo sino desde el comunismo, no solo luchando por hacer la revolucin
sino por ser la revolucin -como bien dice Gilles Dauv (sus textos en espaol
pueden encontrarse en www.comunizacion.klinamen.org). Lejos de todo
utopismo, de todo moralismo y de todo inmediatismo, ojo (que son siempre
idealistas y reformistas, incluso reaccionarios), esto es lo que entendemos por
"movimiento real que anula y supera el actual orden de cosas" (Marx, La ideologa
alemana). Dicho de otro modo, entendemos la praxis comunista como una
perspectiva, una tendencia, un germen, o mejor dicho como una "tensin"
(Bonanno) entre el modo de ser burgus del mundo y del hombre y el modo de
ser comunista o autnticamente humano del mundo y del hombre, entre el viejo y
el nuevo ser social, humano, como la asuncin vital de la contradiccin pero
para superarla; tensin, germen, perspectiva o tendencia que solo se realizar
completamente con la revolucin, y ms concretamente, con la dictadura
revolucionaria del proletariado; tensin que, no obstante y a la vez, se va
plasmando en toda nuestra praxis cotidiana, en todas nuestras actividades y