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) Investigación
en Psicología: Retos para el Futuro, Resúmenes del Simposio del XX
Aniversario del Instituto de Investigaciones Psicológicas, UNMSM. Lima,
1997.
PERSONALIDAD, CEREBRO Y
SOCIEDAD
El sistema de la conciencia
Si se comparan los distintos modelos del sistema nervioso que se han
preconizado a través de la historia de las neurociencias, podemos
comprobar que se repiten sistemáticamente concepciones tripartitas del
sistema, que a veces se refieren sólo al cerebro, otras a todo el sistema
nervioso, y otras a la totalidad del individuo. Sin embargo, no puede ser
más desafortunado que no se haya diferenciado el sistema psíquico
inconsciente de los psiquismos animales, del sistema psíquico consciente
exclusivo de las personas.
Así, el más importante modelo funcional del cerebro, el sustentado por
Luria, considera que el cerebro está conformado por tres grandes sistemas
funcionales, o como él les llama también bloques o unidades funcionales
(Luria, 1979): el primero sirve para regular el tono, la vigilia y los estados
mentales; el segundo, para recibir, analizar y almacenar información, y el
tercero, para programar, regular y verificar la actividad. Pero vistos así los
sistemas funcionales del hombre, poco se diferencian de los sistemas
funcionales del animal, en los cuales, desde un punto de vista psicológico,
podemos diferenciar dos tipos de actividad psíquica inconsciente: una,
afectivo-emotiva y otra cognitivo-ejecutiva, y una tercera de anticipación
de la actividad motriz.
Por el contrario, hemos sugerido que el sistema de la conciencia a
nivel neocortical puede comprendérsele mejor imaginando que la
información psíquica se procesa en dos subniveles o planos: el
subconsciente (de la información codificada) y epiconsciente (de la
información en uso.
Consideramos que en la personalidad madura, la estructura
subconsciente comprende tres subsistemas o componentes, que son los
sistemas afectivo-emotivo, cognitivo-productivo y conativo-volitivo que,
de otro lado, son la base de desarrollo de los tres componentes de la
personalidad, el temperamento, el intelecto y el carácter, respectivamente.
Es pues interesante comprobar que, si se interpretan de otro modo las
observaciones clínicas y experimentales, el cerebro humano en tanto
soporte funcional (neural) de la actividad consciente, efectivamente está
organizado en tres sistemas funcionales, pero que son el neocórtex límbico,
el neocórtex parieto-occípito-temporal y el neocórtex prefrontal
dorsolateral, cada uno de los cuales constituye un verdadero sistema de
memoria que codifica y procesa la clase de información que corresponde a
uno de aquellos tres sistemas de la conciencia.
Entonces, si como hemos sustentado la información psíquica humana
es información social codificada en el cerebro, bien podemos definir la
conciencia como todo el conjunto de la información social que los hombres
incorporan, elaboran y usan, y en base a la cual cada uno de ellos se
convierte en personalidad. De modo que si diferenciamos tres clases de
información psíquica consciente: afectiva (sentimientos), cognitiva
(conocimientos) y conativa (motivaciones), es lógico que debemos
interpretar en otros términos las observaciones anatómicas, fisiológicas y
fisiopatológicas sobre los efectos de la estimulación y las lesiones
cerebrales, sobre todo de la corteza, que se han acumulado a lo largo de la
investigación de cerca de dos siglos a partir de Franz Joseph Gall (Zola-
Morgan, 1995).
De otro lado, consideramos que el nivel epiconsciente puede ser visto
como el aspecto procesal de la misma información, el cual resulta de la
integración de las tres clases de información en uso. La integración de ellas
genera los que hemos llamado los planos (mapas o estados mentales) de la
actividad epiconsciente, que son los que corresponden a la percepción, la
imaginación, el pensamiento y la actuación personales. El nivel
epiconsciente corresponde entonces a la actividad integrada de todo el
cerebro, básicamente del neocórtex de ambos hemisferios. Con esta
interpretación, aseguramos la concepción holista o globalista de la función
cerebral.
CUADRO 1
NIVELES DE ORGANIZACIÓN DE LA PERSONALIDAD
NIVEL INDIVIDUO ESTRUCTURA ACTIVIDAD INFORMACIÓN CODIFICACIÓN
CUADRO 2
Psíquica En redes
V. Personalidad Holocortical Epiconsciente
consciente supramodales
Animal Psíquica En redes
IV. Multimodular Subconsciente
superior consciente multimodales
En redes
III. Organismo Modular Funcional Neural
unimodales
En microredes
II. Tisular Columnar Metabólica Metabólica
submodales
Expresión En neuronas
I. Celular Neuronal Genética
genética modificadas
0. Molecular Física Química No existe
Visto desde otro ángulo, podemos comprobar que cada uno de los
sistemas funcionales comprende: (1) una red neural de entrada, que
corresponde a los procesos de la sensibilidad; (2) una red neural central de
memoria que codifica la clase de información correspondiente a cada
sistema psíquico, en su doble aspecto: representacional y de procedimiento,
y (3) una red neural de salida que corresponde a los procesos de la
motilidad. En estos términos podemos conceptuar la forma de organización
de las redes nerviosas correspondientes a cada uno de estos sistemas
psíquicos.
Colofón
Si partimos del concepto de que la personalidad es el individuo
humano totalmente reestructurado por la información social codificada en
su neocórtex cerebral como información psíquica consciente, y que este
sistema individual comprende unos cinco niveles de organización –psíquico
consciente, psíquico inconsciente, funcional, metabólico y celular–, donde
cada nivel es determinado epigenéticamente por la actividad de un nivel
inferior, y cinéticamente por la actividad de un nivel superior, fácilmente
podremos llegar a la conclusión de que la personalidad es en realidad una
estructura viva cuya actividad depende de la información social, y que
dicha información queda codificada en tres sistemas neocorticales de
memoria –afectivo-emotivo, cognitivo-productivo y conativo-volitivo–, de
cuya actividad integrada en los planos de la percepción, la imaginación, el
pensamiento y la actuación depende la unidad e integridad de dicho sistema
individual. Podríamos decir que por medio de su actividad cerebral
(inconsciente) los hombres dieron origen a la sociedad humana; pero una
vez que ésta es organizada a un nivel supraindividual por la información
social, ésta vuelve a codificarse sociocinéticamente en el cerebro de los
hombres actuales, y de este modo la sociedad determina la reestructuración
del cerebro de cada individuo y así éste es convertido en una personalidad,
es decir, en el soporte activo del sistema de la sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
1. Luria, AR (1979) El Cerebro en Acción. Fontanella, Barcelona.
2. Ortiz, CP (1994) El Sistema de la Personalidad. Orion, Lima.
3. Ortiz, CP (1997) La Formación de la Personalidad. Dimaso Editores,
Lima.
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Epistemología, 1: 27-44.
5. Zola-Morgan, S (1995) Localization of Brain Function: The Legacy
of Franz Joseph Gall (1758-1828). Annu. Rev. Neurosci. 18:359-
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