Jóvenes promesas en el anonimato
Marc Sallés y Sergi Enrique son dos figuras emergentes del hockey hierba
Marc Sallés (izquierda), jugando con el Atlètic la temporada pasada y Sergi Enrique (derecha) luchando para conseguir una bola.
Aina Bujosa. Terrassa
Dos chicos aparecen rien-
do en el chalet del club del
Atlètic Terrassa, inaugurado
hace escasamente un mes.
Saludan a los pocos que
quedan por la sala, también
a los camareros, y bromean,
están como en casa. No lla-
man la atención de nadie.
Son como cualquier otro so-
cio. Esta actitud tan cercana
y familiar, poco haría pensar
a cualquiera que por la puer-
ta del nuevo recinto acaban
de entrar Marc Sallés y Sergi
Enrique, dos promesas del
hockey español.
Hace menos de un mes
que estuvieron en Austra-
lia, en el Champions Trophy
– prueba en la que se enfren-
tan los 6 mejores países del
mundo – y a finales de enero
se concentrarán con la selec-
ción para la preparación del
Mundial.
Marc y Sergi comenzaron
a jugar a hockey desde muy
pequeños y casi por casuali-
dad. Matadepera queda muy
cerca del club del Atlètic Te-
rrassa y los padres de Sergi le
apuntaron, con sólo 4 años,
para que hiciera deporte los
sábados. Tras probar con el
tenis y el básquet, se decan-
tó por el hockey, “el deporte
más de equipo de los tres”,
donde además tenía a todos
sus amigos.
Marc vivió una experien-
cia similar en el Terrassa,
hasta que con el tiempo se
decidió a subir el nivel y se
unió a las filas de su amigo.
“Cuando jugaba contra ellos
era perder siempre 10 a 0, y
claro, yo quería jugar, pero
también ganar algo” comen-
ta riendo.
Han crecido juntos en el
Atlètic, categoría a catego-
ría, uno en la retaguardia,
pendiente de no dejar pasar
ninguna pelota, y el otro en
ataque, aprovechando cada
ocasión para marcar un gol.
“Son mi ojito derecho, les
he entrenado desde que eran
muy pequeños y ver dónde
han llegado los dos es un
orgullo”, comenta Roger Pa-
llarols, actual entrenador del
primer equipo. Se conocen a
la perfección. “Sabemos que
nos podemos decir las ver-
dades a la cara sin que pase
nada, y eso es muy bueno,
tanto entre nosotros como
para el equipo”, dice Sergi.
Son del mismo pueblo,
han estudiado siempre jun-
tos, los dos han hecho cien-
cias empresariales y com-
parten las ganas de jugar y
mejorar, pero sobre todo
de pasarlo bien y disfrutar.
Ambos son bromistas, un
rasgo que parece intrínseco
en el Atlètic, donde reina
un ambiente muy familiar
y relajado. “Es posible que
seamos el equipo menos se-
rio” – dice el jefe de equipo,
Josep Maria Sallés, padre de
Marc -, “pero cuando hay
que trabajar se trabaja y mu-
cho”. “Es importante conse-
guir que los jugadores estén
motivados y que disfruten
del equipo en el que están”,
añade Roger Pallarols.
Y tienen sentido del hu-
mor. De hecho este reportaje
estuvo a punto de no hacer-
se porque los protagonistas
creían que era una inocentada
y no querían venir. “En este
club se hace siempre mucha
broma, ya no nos fiamos de
nadie”, dice Sergi. Tal vez
ésa es la fórmula para ga-
nar títulos. De momento al
Atlètic, vigente campeón de
Liga, le funciona.
Estos dos amigos inse-
parables dentro y fuera de
la pista están viviendo, con
sólo 22 años, uno de los me-
jores momentos de sus ca-
rreras deportivas, uno aquí
en Cataluña y el otro en
Holanda. Han tomado ca-
minos diferentes que, como
mínimo esta temporada, los
mantendrán alejados, pero
no por eso su relación se
verá afectada. “Ha sido un
cambio, antes nos veíamos
cada día, mañana y tarde,
hasta en la sopa, pero hoy en
día no hay fronteras con el
skype, el msn… y mantienes
el contacto”, comenta Marc,
que es quien ha tomado la
decisión de irse.
Pallarols: “Son mi oji-
to derecho, ver donde
han llegado los dos es
un orgullo”
Sergi Enrique debutó
con la selección en 2004 y
desde entonces su presencia
es indiscutible en cualquier
torneo internacional. Son
numerosas las competiciones
en las que ha participado,
pero la que recuerda con
más ilusión son los Juegos
de Pekín. “Cuando me se-
leccionaron no me lo creía.
No fue hasta el día de la
inauguración, con todos los
deportistas españoles en el
Estadio Olímpico que me
dije: ahora sí, ahora estoy
en los Juegos”. Cuenta que
lo que más le impresionó
no fue el torneo en sí, “no
hay diferencia entre unos
Juegos y un Mundial”,
sino todo lo que rodea este
acontecimiento tan especial.
“Los medios españoles es-
tán muy encima, seas del
deporte que seas, y convives
con deportistas de todo el
mundo, una experiencia que
no olvidaré nunca”.
Se siente orgulloso de
haber formado parte de la
historia del hockey espa-
ñol, consiguiendo un éxito
hasta entonces inimagina-
ble, como la plata olímpica.
Bajo las órdenes de Maurits
Hendriks, ahora miembro
Sergi Enrique celebrando la remontada contra Australia en los JJ.OO.
del comité olímpico de Ho-
landa, protagonizaron una
semifinal de infarto contra
Australia, remontando un 2-
0 en contra que les abrió las
puertas de la final tantas ve-
ces soñada. Allí se batieron
contra el eterno rival, Ale-
mania, que con una defen-
sa férrea se llevó la victoria
por la mínima. “Una plata la
firma cualquiera antes de ir,
pero una vez estás ahí, des-
pués de jugar una semifinal
increíble, y perder como
perdimos por 1-0 y contra
los de siempre, la verdad es
que fue una gran decepción.
Hubo muchos llantos y un
sentimiento general de ha-
ber dejado escapar una gran
oportunidad, tal vez la úni-
ca”.
Con la perspectiva que
da el tiempo, ve las cosas de
otra forma. Es consciente de
lo que consiguieron. Habrá
muchos otros duelos con los
alemanes, sin ir más lejos en
el Mundial del próximo fe-
brero, y en Londres, si hacen
las cosas bien, las tornas po-
drían cambiar.
A título individual luce un
palmarés que no deja indife-
rente a nadie. Ha sido nomi-
nado dos veces como mejor
jugador joven del mundo y
en 2007 fue escogido como
integrante del equipo de las
estrellas designado por la
Federación Internacional
de Hockey. Su entrenador
no escatima elogios cuando
habla de él. “Para mí es el
mejor defensa del mundo.
Es un jugador que siempre
está al 100%, siempre tiene
ganas de superarse, de bus-
car la excelencia, tanto en
partidos como en entrena-
mientos. Y lo da todo por su
equipo. Todo esto hace que
sea muy querido y respetado
en el vestuario”.
Pese a su juventud, Ser-
gi recibe los halagos con
una admirable tranquilidad
y con los pies bien puestos
en el suelo. Agradece tantos
reconocimientos, los pre-
mios individuales le recon-
fortan porque ve valorado
su esfuerzo, pero es de los
que opina que en un depor-
te de equipo, un no es nada
sin sus compañeros y que lo
que realmente importa son
los resultados conjuntos.
“Cambiaría mil veces ser
el mejor jugador del mundo
por títulos colectivos, como
un Mundial o unos Juegos.
Prefiero perder un premio
individual y celebrar ligas
con todo el equipo que no al
revés”.
Sergi: “Hubo muchos
llantos y un sentimien-
to general de haber
dejado escapar una
gran oportunidad, tal
vez la única”
La participación de Marc
Sallés en la selección espa-
ñola ha sido intermitente y
marcada por las lesiones.
Jugó su primer Champions
Trophy a finales de 2007, en
Kuala Lumpur, Malasia, y la
RSA 5 Nations de Sudáfrica
en enero de 2008. Una rup-
tura de los músculos isquio-
tibiales que se hizo en abril
del mismo año lo tuvo apar-
tado del hockey una buena
temporada. No se recupe-
ró hasta mediados de julio,
después de recaer por jugar
los play-offs de la liga con el
Atlètic.
De esta manera, lejos de
la forma física requerida
para los Juegos, quedó fuera
de la lista de Hendriks. Aho-
ra ese episodio ha quedado
atrás, y comienza una nueva
etapa que se presenta pro-
metedora. El nuevo selec-
cionador, el ex entrenador
del Atlètic Daniel Martín,
ya confió en él en el último
Champions Trophy del pasa-
do diciembre y de momento
está preseleccionado para el
Mundial de la India.
“Marc es un jugador
con demasiada buena fe
– comenta Roger Pallarols -,
hasta que no coja algo más
de carácter y de instinto no
dará el paso definitivo como
jugador consagrado. Le falta
experiencia, el punto de ma-
durez que en dos o tres años
como máximo le hará llegar
al top del hockey”.
Parece que ganar expe-
riencia es un objetivo claro
para Marc, que ha dado un
Sergi: “Cambiaría
mil veces ser el mejor
jugador del mundo por
títulos colectivos”
gran paso adelante fichando
por el Orange Zwart de Ein-
dhoven, uno de los 4 gran-
des equipos de la que es de-
finida como la mejor liga del
mundo. En la universidad se
lo pusieron fácil, dándole la
opción de ir a Holanda como
estudiante de Erasmus, he-
cho que coincidió con que
su novia se iba al norte de
Bélgica con la misma beca.
“Se me puso todo de cara y
acepté. Siempre piensas que
te gustaría ir si se diera la
oportunidad, y otro momen-
to tan bueno como este no lo
encontraré”.
La oferta fue muy tenta-
dora. Entre las condiciones
estaban garantizados un pro-
fesor particular de inglés,
coche, casa, un sueldo, se-
guro médico y empadrona-
miento desde el primer día.
Muy alejado de lo que cual-
quier equipo de aquí puede
ofrecer. “En España es muy
diferente, aquí tenemos a un
extranjero de turista y el po-
bre tiene que irse cada tres
meses”, comenta su padre.
A pesar de las ventajas
de estar en Holanda, Marc
tiene claro que la temporada
que viene volverá a jugar en
casa. “Lo primero son los es-
tudios, el hockey se acaba y
no da para vivir. El próximo
curso quiero comenzar Tele-
comunicaciones y lo quiero
hacer en Barcelona. La ex-
periencia me habrá servido
para perfeccionar el inglés y
conocer una nueva cultura,
algo que siempre se valora
en una empresa”.
Sergi coincide con el pun-
to de vista de su amigo. Para
los que están haciendo una
carrera es difícil compagi-
narlo jugando fuera, aunque
sea en un equipo español. De
Marc Sallés en la foto de equipo de Oranje Zwart.
hecho él mismo ha rechaza-
do ofertas muy buenas de
equipos europeos porque le
retienen demasiadas cosas.
Sea como sea, ellos se
preocupan de seguir jugan-
do, que es lo que les llena y
les motiva. Cuando tienen
tiempo libre, que entre los
estudios y las competiciones
es muy escaso, aparcan el
stick, pero no dejan de ha-
cer deporte y, si la práctica
escogida tiene que ver con
la coordinación de brazos,
mucho mejor. Ahora se han
aficionado al pádel. “A mi
me pasa que, acostumbrado
a jugar con stick, me gus-
tan los deportes de raqueta,
porque tienes la habilidad
de golpear la pelota, aun-
que sea diferente”, comenta
Marc. “Además, todos nues-
tros amigos saben y nos lo
pasamos bien. En cambio si
les diéramos un stick no creo
que acertasen demasiado”,
añade Sergi, divertido.
El esquí es otra de sus
pasiones, aunque es difícil
encontrar el momento de es-
caparse a la nieve, aparte de
no muy recomendable por el
riesgo de lesiones, y menos
en época de Mundial.
Precisamente es en este
torneo donde tienen la cabe-
za estos días. Forman parte
de la lista de los 23 prese-
leccionados que el 19 de
enero se concentrarán con
la selección para preparar
el Mundial. De estos, cin-
co – cuatro jugadores y un
portero – quedarán descar-
tados mientras que el resto
del equipo viajará a la India
a finales de febrero. De mo-
mento ellos se ven dentro.
“Si hacemos lo que tenemos
que hacer, entrenamos bien
y jugamos los amistosos al
100% creo que estaremos
los dos” piensa Sergi. “Te-
nemos que buscar el punto
bueno mental y físicamen-
te, demostrar que podemos
aportar algo a la selección”,
añade Marc.
Daniel Martín, que entre-
nó el Atlètic durante 6 años
y que esta temporada se es-
trena como seleccionador,
los ve en condiciones. “Sergi
tiene un gran nivel, los pre-
mios y las nominaciones así
lo demuestran. Espero que
Marc, que ha ido entrando
y saliendo, se pueda quedar
pronto. Puede llegar a un
gran nivel. De momento en
Holanda le va muy bien”.
Los dos tienen claro que
el objetivo principal de este
Mundial es hacer un buen
papel y borrar la mala ima-
gen que el equipo de la pla-
ta Olímpica, y tercero en el
ranking mundial, ofreció en
el Champions Trophy de
Australia, en el que de seis
selecciones quedaron quin-
tos. “Estamos viviendo un
cambio de ciclo, con nuevo
entrenador, nuevos concep-
tos técnicos, y algunos aún
se tienen que adaptar”, ex-
plica Sergi. Marc cree que
el problema recae, también,
en que Martín trabaja mucho
la técnica pero poco la cohe-
sión del grupo, tan impor-
tante en jugadores que están
acostumbrados a ser rivales
cuando compiten en casa.
Marc: “Lo primero
son los estudios. El
hockey acaba y no da
para vivir”
Los dos coinciden en que
después de los Juegos el
equipo se ha relajado, pero
están convencidos de que
este revés les habrá servido
para reflexionar y volver con
muchas ganas y fuerzas re-
novadas. Y quién sabe si da-
rán la campanada.
Con esta idea han pasado
las Navidades, rodeados de
familia y amigos, aprove-
chando para descansar un
poco y volver unos días a
la normalidad. Nadie que se
cruce con ellos por la calle
sabrá que estos jóvenes de
22 años que bromean son
Marc Sallés y Sergi Enrique,
dos promesas del hockey y,
quién sabe, posibles cam-
peones del mundo.