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Giinther Jakobs Catedratico emérito de Derecho Penal y Filosofia ‘del Derecho en la Universidad de Bonn La pena estata significado y finalidad ‘Traduccién y estudio preliminar Manurt. Cancio MBtiA y BERNARDO FEyO0 SANCHEZ (Universidad Autonoma de Madrid) THOMSON civitas. 1. INTRODUCCION. EL SIGNIFICADO DE LA TEORIA DE LA PENA DE JAKOBS La teorfa de la pena de Giinther Jaxons destaca por su capacidad para generar ideas nuevas y estimular un debate que hace poco parecia ago- tado. Ante todo ha de sefalarse que no es posi- ble entender la dimensién de dicha aportacién te6rica si no se tiene en cuenta la evolucién de las ciencias sociales en su busqueda de una ex- plicacién de porqué la pena impuesta por el ‘gano competente tiene un significado para la so- ciedad. Son dichas aportaciones de las ciencias, sociales, sobre todo algunos aspectos de la teorfa de la sociedad de Loman, las que han abierto nuevas perspectivas sobre la pena hacia modelos preventivo-simbdlicos 0 comunicativos. Estas perspectivas han tenido una especial presencia en Ios tiltimos treinta aiios a través de la obra de Jaxous, que representa un modelo coherente de tuna nueva racionalidad funcional. Se compartan v7 © no sus puntos de vista, su cambio de orienta- ccidn con respecto a la doctrina dominante aporta datos 0 descripciones sobre la funcién social det Derecho penal que no pueden ser obviados para el desarrollo de una moderna teoria de la pena. En el marco de esta nueva racionalidad cambia la idea de prevencién: lo que la pena previene son los efectos negativos que pueden derivar del delito para el sistema social y no lesiones o pues- tas en peligro de bienes juridicos por parte de conductas individuales. En la evolucién de Jakoas sobre esta materia se puede apreciar como ni el recurso a las ciencias sociales ni la adopcién de una metodologia «fun- cionalista» o «sistémica» determinan sin mas el contenido dogmatico de una teoria de la pena. El propio Jakoss ha venido manteniendo diversas teorias de la pena desde 1976, Sin embargo, hay un elemento constante en sus aportaciones: 1a teorfa de la pena debe describir la funci6n de la pena en un sistema social dado. En la actualidad, y tras una larga evolucion que a continuacién se intentard sintetizar, la po- sicin de Jaxons se puede resumir de la siguiente ‘manera: las normas, entendlidas como expectati- vvas normativas, contrafécticas, configuran la es- tructura del orden social. La configuracién de di- chas expectativas es funcién de la politica, debiendo describir y sistematizar la ciencia del Derecho penal dichas estructuras normativas. El 18 delito es esencialmente defraucacién de expecta- tivas -no lesién de bienes- y la pena tiene el sig- nificado de mantener dichas expectativas, es de- cir, en términos juridicos, la vigencia’ de la norma. La imposicién de la pena es ~siempre se- gin el actual punto de vista del autor de este libro la forma que tiene el sistema social de pro- cesar las defraudaciones a costa del infractor. Junto a esta funcién de estabilizacién, el mal que se impone con la pena deriva de su fin preven- tivo-general: asegurar la probabilidad de segui- ‘miento de la norma. Dicho fin tiene como limite el tratar al delincuente como persona y no como objeto, ya que la pena, precisamente, sélo reac- ciona frente al sujeto responsable, la persona. Sin embargo, esta garantia sélo es posible en Ia me- dida en la que el delincuente pueda garantizar su fidelidad en el futuro; de Io contrario, ya no puede ser tratado como persona, sino que de- berd serlo como enemigo. 9 Il BASES DE UNA TEORIA FUNCIONAL DE LA PENA El trabajo te6rico de JaKous sobre la pena cuyo estado actual acaba de exponerse en sinte- sis- ha mantenido en el tiempo ~desde sus orige- res en 1976, como se veré~ un punto de partida inamovible: el Derecho se estructura como sis- tema de comunicaciones que se ocupa de la fun- cién de estabilizaci6n de expectativas normati- vas!, pasando a ser un elemento central de esta perspectiva que las expectativas estin protegi- das por sanciones. Jaxoos importa del pensamiento de Luumany la concepcién de las expectativas como elemen- tos estructurales del sistema, en la medida que En profundidad Fro SaNcutz, en: Gontz-Jana Diez (eat), Torin de sistemas y Derecho penal: Pndamentosy posi ‘dads de aplicacién, 2005, pags. 484 y ss, con ulteriores refe- a todo orden social se basaria en la existencia de ciertas expectativas de comportamiento mas 0 menos estables. La confianza en dichas expecta- tivas, garantizada por las sanciones, es un meca- nismo de reduccién de la complejidad social. Di- ‘cha garantia juridica se concreta en lo que se han venido denominando expectativas normativas, como expectativas garantizadas por el ordena- miento juridico, que hacen que se pueda operar cen la vida social sin tener que contar permanen- temente con comportamientos irrespetuosos con las normas. Del mismo modo en que las ciencias naturales persiguen establecer pautas de orienta- cién con respecto a la naturaleza, el Derecho sne como funciGn establecer pautas de orienta- 6n con respecto a los integrantes del sistema social A diferencia de lo que sucede con las denomi- nadas expectativas cognitivas, si una persona defrauda una expectativa normativa infringe una norma-, el conflicto no puede ser superado simplemente con un aprendizaje de cara al fu- turo. La norma no se ve modificada s6lo porque existan defraudaciones. La defraudacién no pro- voca que la sociedad abancone la expectativa, sino que se haga-ver que la conducta del infrac- tor de la norma es la explicaciGn decisiva del he- cho para el sistema social. Frente a la explicacién de la defraudacién y del aprendizaje de cara al futuro como reaccién a la defraudacién de la ex- pectativa cognitiva, la normativa reacciona con 2 tuna sancién, Ello tiene como consecuencia que no se aprende de la defraudacién hacia el futuro, sino que se mantiene la expectativa contrafédcti- camente, es decir, con independencia de que la ‘expectativa sea 0 no cumplida en la realidad ya que la validez de la expectativa es ajena a su cumplimiento o incumplimiento. Estas expecta- tivas normativas, frente a las cognitivas, son ex- pectativas en las que, en caso de defraudacion, no hay que aprender y modificar la vision que se tiene del mundo, sino que las personas pueden mantener firme su confianza en las mismas a pe- sar de la defraudacién. Es decir, estas expectati- vas se sostienen institucionalmente como validas incluso contra experiencias que contradicen di- cha validez. En ese aspecto precisamente reside su carécter normativo. Las expectativas normati- vvas son aquéllas en las que el que corre con los costes del conflicto es el defraudante en el mo- mento en el que se explica el conflicto como algo que le es imputable a 61. La pena desde esta perspectiva es concebida como un instrumento para resolver las defrau- daciones de expectativas que no pueden ser esta- bilizadas de otra manera; se trata de un trata- miento especifico de defraudaciones que consiste en demostrar a costa del defraudante que se mantiene la expectativa de comporta- miento. La sanci6n expresa que no es incorrecta la expectativa de la sociedad, sino la accién 0 comunicacién del sancionado y resuelve comu- B nicativamente el conflicto mediante imputacién de los costes de resolucién del mismo a un su- jeto. Ahi reside su cardcter simb6lico. La teoria funcional deja en evidencia que al lado de este tipo de sanciones, con un sentido comunicativo contraféctico, pueden existir otras estrategias funcionalmente equivalentes?. Una seguida por el Derecho positivo, por ejemplo, es definir al autor de la infraccién como persona incompe- tente o que carece de significancia simbélica. En este sentido, aquel sujeto que es declarado inim- putable, aunque infrinja la norma, no la desacre- dita, ya que su conducta carece de relevancia co- municativa De acuerdo con esta idea si no se impone la pena cuando es necesario las infracciones de normas que se van quedando sin castigo ponen fen marcha un proceso de aprendizaje que ero- siona la seguridad en las expectativas La perspectiva funcional que se acaba de esbo- zar perfila cémo la pena se mueve en un plano simbélico © comunicativo y no puramente ins- trumental de proteccién de bienes jurfdicos. Se 2 Basico Jaxons, Schuld wad Pravention, 1976 (= en: Jaxoes, Estudios de Derecho penal, 1997), pags. 8 y ss. En profundidad sobre la relevancia de estas cuestiones en la teoria funcional el delito de Jaxoos, cf. el andlisis realizado por GONnUK, fen: ScHONIMANN/Von Hitsch/Jassnonc, Positize Generapri- ‘enti, 1998, pags. 156, ss. y por Katous, Positive Generaprt- tention durch Vergltung, 2000, pigs. 32 5 en ambos e305, con ulteriores referencias. 24 trata de comunicacién frente al delito que, como accién culpable, no seria en esencia una lesi6n 0 puesta en peligro -naturalistica— de bienes juri- dicos, sino basicamente desautorizacién, que- brantamiento 0 descrédito de la norma. La pena no debe ser entendida en el plano natural, como tun mal que sucede a otro mal, sino comunicati- vamente, como restablecimiento de la validez de la norma. «Un quebrantamiento de la norma... no es un suceso natural entre seres humanos, sino un proceso de comunicacién, de expresién de sentido entre personas». «Sélo sobre la base de una comprensién comunicativa del delito en- tendido como afirmacién que contradice la norma y de la pena entendida como respuesta que confirma la norma puede hallarse una rela- cin ineludible entre ambas, y en ese sentido, ‘una relacién racional > Jaxon, Sociedad, norma y persona en una teria dew Dere- ‘ho penal funciona, 1996 (= parcalmente en Z5!W 107 [1995], pags 818 y ss) pag. TL Jasons, Sociedad, norma y persona (nota 3), pags. 17 y's 25 II, TRES FASES DE EVOLUCION EN LA TEORIA DE LA PENA DE GUNTHER JAKOBS La teoria de la pena de Jaxous no puede que- dar atrapada en una foto fija, ya que todavia se encuentra en plena evoluci6n tras treinta afios de continuas reformulaciones. Una adecuada comprensién de las propuestas de Jaxons, por lo tanto, tiene como presupuesto tener en cuenta el aspecto dinmico de la construccién de su teoria de la pena, con las distintas fases evolutivas por las que ha ido transcurriendo. Sin embargo, como antes se ha dicho, lo que no ha cambiado en estas diversas fases ha sido el punto de par- tida te6rico bésico. Ello es lo que provoca que a Io largo de este proceso evolutivo Jaxons haya venido representando en cada una de las fases un paradigma de las teorias funcionales de la ena. 2 En dicho proceso de reformulaciones de su teorfa de Ia pena se pueden constatar esencial- mente tres fases: una primera, hasta principios de los anos noventa, que podria definirse como ‘mis psicologicista, y en la que la pena se tema- tiza sélo como prevencién (infra A.); otra se- gunda, caracterizada por la identificacion de su teoria de la pena con un concepto funcional de retribucién (infra B.; y una tercera, que se ha vvenido perfilando en los ailtimos aos, y que en sintesis supone en cierto modo una recognitivi- zacién de la teorfa de la pena (infra C.). Como se ‘expondré, la monografia que ahora se publica en castellano es la obra més representativa de esta tercera fase del pensamiento de Jakoss sobre la pena. [A. LAPENA COMO MBCANISMO SIMBOLICO DE INFLUENCIA (PSICOLEGICA) EN LOS MIEMBROS DE LA A partir del modelo teérico antes expuesto, las pprimeras propuestas de Jaxons, especialmente en su estudio Schuld und Pritvention, se orientan ha- cia la defensa de un modelo voleado en exclu- siva en la prevencion general positiva. Aunque en los primeros planteamientos queda identi cada pricticamente la prevencién general posi- tiva con el ejercicio en la fidelidad al Derecho*, * Yanom, Schuld und PnBvention (nota 2), pg. 10; sin em bargoren otros hagres, como en pga 32 yay se mantene fEomo funcon vingulada a esta le preservacion de la co ffanza ‘en a norma, Enel mismo Sendo, ACHENGAC, 28 con posterioridad ya pas6 a un primer plano la confianza general en la vigencia de las normas pese a su ocasional infraccién, quedando relega- dos a un segundo plano el gjercicio en la fideli- dad y el ejercicio en la aceptacién de las conse- cuencias*, que eran las otras funciones que Jakors le otorgaba a la prevencién general positiva’. En la posterior evolucién de su pensamiento se puede constatar como Jaxons le va otorgando luna menor relevancia al aspecto individual de la Infraccién en beneficio de la significacion social del hecho penal. La funcién de la pena se ha ido centrando en la necesidad de garantizar la vi- gencia de las expectativas normativas esenciales Scan (ec), El sista madero de Derecho peal custo. ‘nes fundamental, 1991, pig, 140, definiendo este concepto ‘Sri muna reac eniecion den nouns sanclon ntendid en teminos de psicologin socal “Esta tercera funcionresidvl de In pena nunca tavo un lugar muy caro en el sistema de Jasons ni nunca ha sido NeoanN, en: Anmovo_Zararexo/Newuann/Nirto ‘Mana (coord), Critica y justifiacin (nota 19), pig. 208, 38 futuro) porque reaccionando frente al delito mantiene (de cara al futuro) la vigencia de las normas penales, es decir, orienta de nuevo a la sociedad. En esa discreta referencia al futuro im- plicita en el concepto de expectativa es donde todavia se mantienen en la teoria ciertos aspec- tos de prevencién general positiva. En ese punto, ademas del plano metodolégico, es donde se di- ferencia todavia la posicién de Jaxons de la de neoretribucionistas como Kértsr © Wot La teoria de la pena como confirmacién de la identidad de la sociedad aporta una visién co- municativa 0 simbélica de la retribucién que se aparta de las tradicionales concepciones retribu- tivas ontol6gicas o trascendentes al sistema. El mismo Jaxons sefiala en alguno de sus los escri- tos de esta época que lo que le interesa es el con- cepto de pena”. Dicho de forma simplista, en esta época el Jaxons penalista fue superado por el fildsofo. Dentro de una misma metodologia funcional Jaxoas fue evolucionando desde una 2 Fasc, en: Scutnenans/ Von Hurst/Jaranoac (ed), Por Sencralpravention (nota 8), pag, 145, le resta impor- “que se ponga mas énfasis tedrico en el clisico nesta Dlecimiento del Derecho (Kontss, Wout) 0 en la “demostraciin de cara al futuro de la vigencia y validez del Derecho {perspectiva funcional), considerdndolo una cues- ton de matices. Hay que tener en cuenta en este trabajo “com en otros posteriores~ que Paci apunta a una concep: ‘lon de la pena muy cereana'a la de Jaxon. ® Jaxors en: NEUMAN /ScHU2 (ed), Verantwortung (nota 19), pgs. 59 ys 39 teoria radicalmente preventiva (en concreto, pre- ventivo-general) hacia una teoria retributiva (en concreto, retributivo-hegeliana). Sin embargo, no se le puede negar a Jaxoss el valor que tiene haber vuelto a poner sobre el tapete de la discu- sién no s6lo a Hecet (lo cual al final es anecdé- tico) sino haber dejado en evidencia que la retri- bucién cumple una funcién social, es decir, haber mostrado la funcionalidad de la retribu- cién®®, Desde luego, a Jakovs hay que reconocerle haber puesto en entredicho la idea de que un Derecho penal orientado o influido por las cien- cias sociales resulta incompatible con la idea de retribucién, Jaxons ha egado a esta conehusi6n buscando en un nivel progresivo de abstraccién la diferen- ciacién funcional que hace que en cualquier sis- tema juridico la pena preste una funcién para la que no existen equivalentes funcionales. La ha encontrado en la confirmacién de la identidad de la sociedad, ya que concibe el Derecho penal como la estructura bésica de la sociedad. No es extrafio por todo ello que en esta época se hayan puesto de manifiesto por parte de la doctrina los puntos de conexién entre Kontse y el liberalismo kantiano en Derecho penal y los trabajos de esa época de Jaxors. La comparacién, procede, ya que nos encontramos ante las dos nesta lina, y siguiendo ademés a Lascs, Katous, Posi tive Generalpravention (nota 2), pag. 256 y passin. 40 grandes teorias retributivas de la moderna cien- ‘ia del Derecho penal: una radicalmente subje- tiva y anti-funcional y otra radicalmente funcio- nal y antispsicologicista. De ahi viene la denominacién de teorias monistas por parte de ScHHONEMANN. Se trataria de teorias monistas en la ‘medida en la que reducen la funci6n de la pena a un concepto de retribucién. Los efectos pre- ventivo-generales de la pena serian efectos laten- tes de la retribucin. La diferencia se encuentra en el fundamento de esa retribucién, que para los primeros tiene que ver -de acuerdo con la tradici6n de la filosofia moral- con una raciona- lidad subjetiva, mientras que para Jaxoes sélo se puede explicar funcionalmente por razones aje- nasa la individualidad. De estas bases divergen- tes deriva una fundamentacién diversa de la cul- pabilidad y de los criterios de imputacion de la teoria juridica del delito. Los parentescos han sido resaltados especialmente por ScHuvewann*, quien considera que en «da interpretaci6n socio- logicista de Hrcrt» de Jaxoas «el antiguo con- cepto de retribucién ha sido simplemente susti- tuido por el discurso de la reafirmacién comunicativa de la norma», 2% Row of al, Sobre el estado de la teorla del delito (Seminario en la Universitat Pompeu Fabra), 2000, pag. 116 yen: Modemas tenclencias (nota 17), pag. 645. En el mismo Sentido, idem, ent ScHUNEMANN/ VON Fsc/Janszons (el), Positive Generalprivention (nota 8), pg. 115. Asume este tipo de observaciones de ScHOwa4ax0y, por ejemplo, KOFI, Jahwbuch fr Recht und E¥hk 11 (2008), pags. 58s a ‘Que Jaxons en realidad acaba describiendo desde una perspectiva funcional las caracteristi- cas retributivas de la pena se muestra clara- mente en el desarrollo en esta época de Io que denomina «Derecho penal del enemigo». Este concepto, que en origen fue desarrollado para explicar ~y someter a critica en cuanto conse- cuencia de un proteccionismo defensista~ deter- minados preceptos de la Parte Especial en los que se adelanta la intervenci6n del Derecho pe- nal (sin que ello implique una correspondiente disminucién de pena), ha sido reformulado, in- troduciendo en el concepto de pena perspectivas inocuizadoras 0 de prevencién individuali- zada, Puede pensarse que ello es debido a que frente a la inseguridad cognitiva (peligrosidad de cara al futuro), la retribucién nunca ha sido un instrumento adecuado. Cabe objetarle a la teorfa funcional de la pena % Ci, Jasons, Sobre la normativizacin de Ia dogmética juridico-penal, 2003, pags. 57 y's. Fate cambio cualitativo det oncepte queda plasmado, por ejemplo, en idem, en: Die Stra- frechtswissenschaften im 21. Jahehundert. Festschrift fir Dionysios Spinellis, 2001, pigs $60 y ss; idem, en: Es/ Has. sor/Bursaor (ed), "Deutsche »Strafrechtswissenschaft (nots 11, pigs. 51 vss. Originalmente, la comprensi¢n pric- tieamente'undnime del concepto fue en clave critica, Como antes se decia; cfr, por ejemplo, Sukrez Gowzstrz/CaNcio ‘Mas. en: Jakous, Laimputacton objetiva en Derecho penal, 1996, pigs. 80 ys. Bésica Ia exposicin actual en idem, en Jaxore/Cancio Maus, Derecho penal del enemigo, 1” ed, 2008, pigs. 19 y ss. Cf Ia exposicin en el presente text, infra U2. 2 de Jakons que resulta altamente discutible su identificacién entre ordenamiento juridico-penal e identidad de la sociedad. No hace falta insistir en que es una evidencia que la identidad de la sociedad configura un determinado Derecho pe- nal (bienes juridicos que se consideran dignos de proteccion, estructuras de imputacién, etc.) que varia de un modelo de sociedad a otro. Sin em- argo, el perfil de un determinado Derecho pe- nal no es mas que un dato sobre cual es la confi- guracién de una determinada sociedad. Si la teorfa de Hecm. acaba siendo absoluta porque parte de una identificacién entre ética y Estado (no exenta de un trasfondo religioso), la de Ja- obs incurre en cierta absolutizaci6n en la me- dida que identifica sociedad y Derecho. No son extraftas en los tiltimos trabajos de Jaxons afirma- ciones del tipo «es el Derecho lo que configura la estructura de Ia sociedad». Si bien la teoria de Jaxons no es -como se le ha reprochado en numerosas ocasiones~ una teorfa absoluta”, en Ja medida que como teorfa funcional nunca ha buscado un fundamento trascendente a una de- terminada sociedad desligado completamente de efectos sociales ni niega que 1a pena pueda tener equivalentes funcionales que hagan el cas- tigo innecesario, es cierto que en Ia teoria de Ja. ‘Sobre la normativizacién (nota 28), pig. 12. © Lo nigga expresamente Jazoes, en: KoDatLE (ed), Strafe (nota 1), pags. 56 y 8-¢ idem, Nom, Person, Gesellschaft (ota 12), pag. 107, B xoas la identificacién entre orden normativo y orden social ha sido poco tratada y es asumida casi como una evidencia. El que la teoria de Jakons no es una teoria ab- soluta ~a pesar de su reconocida carencia de re- ferentes empfricos- queda claro si tenemos en cuenta que para Jakons con la pena el ordena- miento juridico sélo sefiala que no quiere evolu- cionar en un sentido diferente al de la norma y que la sociedad debe evolucionar en consonan- Gia con lo establecido por el ordenamiento juri- dico. Mediante esta comunicacién sobre qué li- neas de evolucién no son aceptables es cOmo debe entenderse que para Jaxons la pena con- firma la identidad de la sociedad; no diciendo lo que es la sociedad, sino més bien seftalando lo que no es sociedad, lo que debe quedar fuera de toda consideracién en una determinada socie- dad. Mediante la pena s6lo se confirma la identi- dad negativamente, manifestando lo que es con- trario a Derecho y, por tanto, no forma parte de la identidad de la sociedad. Si se entiende en este sentido la teoria de Jaxors lo que se le puede ob- jetar, como ya se ha sefialado, es que aporta bas- tante poco en el plano material. Es preciso por ello apartarse de la interpreta- cién que un sector dominante de las doctrinas alemana y espafola ha extendido del pensa- miento de Jaxoas, basando sus criticas en que su teoria le exigiria demasiado a la pena al preten- 44 der que la pena prevenga el cambio de identidad de la sociedad, entendida ésta como hecho real 0 situacién féctica. En este sentido, desde diversas perspectivas se ha afirmado que la ciencia del Derecho penal no puede discutir ~ya que excede de su capacidad de andlisis~ sobre cudl es Ia identidad de la sociedad o cuales son los crite- ros de su idiosincrasia. Segtin estos autores esta referencia genérica a la identidad de la sociedad, que alcanza un nivel tan alto de abstraccién, acaba provocando que sea el propio intérprete axes) en cada caso quien se arroga la facultad de aprehender cual es la verdadera identidad 0 estructura de Ia sociedad que el ordenamiento penal mantendria™. De esta manera se incurriria en el peligro de decisionismo”, lo que implica 2 Loversses, ZS1W 107 (1995), pgs. 908 y s, (= CDIP niin 9A [1995], pags. 59 y ss); Boce, ZSIW 108 (1991), pl. 656; Stuva Skneriz, en: idm (a), Politica eximinal y revo Dere- cho penal, 1997, pig. 24 ® 'AucAceR Giszao, ADPCP 1998, pig 447; idem, AP 2001, pigs 255.9 ss om, ZLesion de bien juridico o lesion dé {eber? Aptntes sobre el concepto material del delito, 2003, pie 30,7 3; Hic, ZS1W 108 (1994), pag. 753; Lopes, [2stW 107 (1995), pg 885; Rowy, La evelucién de la Politica ‘criminal, el Derecho penal y el Proceso penal, 2000, pg. 76; Scitowraiann, GA 1995, pigs. 220 y = (= ADPCP 1996, pigs 208 ys); dem, en: Modernas tendencias (nota 17), pag. 649. ‘Considers injusta esta erica Nuwar, en: Prirwt2/ Mano. tepaxs (ed), Strafrechtsprobleme an der Jahrtausendvwendle, 2000, pag. 122. ScHownanss, Modemas tendencias (nota 17), Dig, 649, nota 2, responde a esta opinion de NIUAANN con fae siguientes palabras: «Cuando Netwanw rechaza mi critica a Jaxons en cuanto al deisionismo, con el argumento de que Ia prevencién general positiva como finde la pena le da con 45 que la teoria funcional de Jaxos tendria una la- guna en la medida en la que no expone de forma abierta los elementos 0 condiciones nucleares de la identidad de las sociedades occidentales con- temporaneas, lo que se veria agravado porque la determinacién del niicleo de la identidad norma- tiva de una determinada sociedad no es evi- dente, ni pacifica, y por ello depende en iiltima instancia de valoraciones personales implicitas™. En definitiva, que la posici6n de observador que pretende solo describir es epistemolégicamente imposible y en el trasfondo de su teoria existi- rian una serie de decisiones valorativas cuyo problema es que no son expuestas y sometidas a discusion. Sin embargo, objeciones asf orientadas se ba- san en un malentendido, ya que la doctrina do- minante entiende la referencia de Jaxons a la identidad de la sociedad como una referencia de tipo factico, més propia de un cientifico de las ciencias sociales, en la Iinea de las criticas que ha recibido por su «sociologicismo»” 0 por su tenido al concepto de culpabilidad, se desatiende que el con- tepta de fin dela pena en Jaxons no se teiere hoy en dia de fingtin modo a efectos sociales reales, ino s6lo al sistema {de Derecho penal, con ello es circular. ® Aucicax Guirao, AP 2001, pigs. 119 y 33 Siva Savct, len: Atnovo/Zavartn0 / NeumanN/Nisvo MARIN (coord), Ci {cay justificacién (nota 18), pag. 113; dem, La expansign det DDerecho penal: aspectos defn politica criminal en las socie- dades postindustriales, 2 ed, Madrid, 2001, pags. 119 y's. Cle, respecto de ello ahora al propio Jaxows en: Derecho Penal Crimininolgia, Dos visiones complementaias del fo 46 metodologia tecnol6gico-social. En este sentido, como Ia teoria dominante se mueve en estas cuestiones por un interés de legitimacién, ma- lentiende un sector no escaso de la doctrina que lo que Jaxoos esté defendiendo es una teoria de la pena que busca promover una determinada realidad social. La diferencia de perspectivas rovoca que muchos autores criticos con JaKons Te concedan a su teorfa de la pena un significado y alcance distinto al que tiene. Mediante su tesis de la confirmacién de la identidad normativa de la sociedad, Jaxons no ha avanzado hacia un mo- delo de prevenci6n de integracién o «promocio- nab», sino mas bien hacia una teorfa en la que lo retributivo prepondera sobre lo preventivo. No se ha considerado suficientemente que esta teoria parte de una determinada racionalidad funcional y que debe ser entendicla en el marco de dicha racionalidad™, Jakovs no ha aportado mis datos sobre este aspecto de la identidad nor- mativa de la sociedad sencillamente porque identifica orden social con orden normativo, es decir, la identidad de la sociedad no es més que la identidad normativa, y averiguar la identidad normativa es la funcién de la dogmatica -con independencia de que al dogmético le agrade 0 eno delicteo. Libro homenae a Alfonso Reyes Echandia, 2008, ig 35. "in profundidad sobre las bases tebricassistémicas de la teoria funcional de Jakous vid. Fryoo Sasa, on: GoM JAA Dike (od), Teoria de sistemas (nota 1), pags. 435 ys. no personalmente ese ordenamiento positivo-. No hay que olvidar que para Jakons las normas son la estructura de la sociedad™. En definitiva, a partir de esa identificacion entre orden social ¥y orden normativo se identifica lesién de la iden- tidad de la sociedad con quebrantamiento de la norma”, ya que el Derecho es entendido como Ja estructura basica del sistema social. Por esa razén Jaxons entiende que el autor que que- branta la norma penal esta comunicando el men- saje «No esta sociedad». La pena mantiene la identidad de la sociedad simplemente respon- diendo al quebrantamiento de la norma (delito); es decir, todo se sigue reduciendo a una descrip- ‘cién funcional del papel retributivo de la pena. Por tanto, Jakoas dice mucho menos de lo que tun sector doctrinal cree que dice y por ello le ctitica. La teoria de Jakons posiblemente merezca ® Sobre Ia normativzacién (nota 25), pig, 17 > Ello es cada ver mis evident. En la presente monogra fia se seal como la estrctura de la sociedad, que 10 thismo que la identidad, es asegurar un orden jurdico (a juridcid),es dei, In vigencla del Derecho * Norm, Person, Gesellschaft (nota 12), pg, 103; dem, en: Koos (ed), State (nota M4), pg. 34, e em, Sobre la nor- mativizacion (nota 25) pig. 51 (eel auiorafirma a través de Su hecho que el mundo debe ser configurado det modo en fl que os comporta, es decir, en contra de la norma ¥ no {debt manera." ol autor afrma que el contenido comuni {iva de su comportamiento es vido para lleriores com {Eacness). Enel mismo sonido Pama, Betrug (ota 10, pugs 57 se. Crcos con Jaxors en este punto Koes, Ja Bach fir Recht und Ethik 11 (2003), pag. 58 y Purve, Pestschrit far Gerald Grinoral, 199, pags. 473 ys 48 critica, pero por todo lo contrario. JaKons no en- tiende que la pena promueva nada, sino que partiendo de que hay un orden normative con ‘una cierta identidad s6lo describe desde una perspectiva formal algo que resulta evidente. La pena contribuye a confirmar la identidad de la sociedad confirmando y manteniendo de cara al futuro la vigencia de la norma. La confirmacion de la identidad de la sociedad es exactamente lo mismo que el mantenimiento de la vigencia de Ja norma. En definitiva, la teoria funcional de la confir- ‘macién de la identidad social de Jakoss aporta menos contenidos materiales nuevos de lo que parece. Su teoria comunicativa no supondria nada distinto que una transposicién del con- cepto hegeliano de pena al presente, con un nuevo revestimiento funcional y con una con- cepcién més moderna y liberal del Estado que la mantenida por Heart, Jaxoas ha conseguido fusionar bajo estos pardmetros a Hece. y a Lux MANN en una teoria muy personal La principal objecién que cabe hacer desde la > Sohal ete aspect como une ventja més que wna debi lidad de las forminiones mis moderas de In prevencin seneral posta Fach en: Senin? Vou Hoe Jae {ns (ed), Positive Generalpraventon (nota 8), pags. 139 SS Fay que acolarque la evolcgn en Praca Rica na com: epcion ins normative de la prevencion general postiva ‘tne jlonada por la inluencia de neoretribuctonstis como Kone EA; Wour Seanasos 9 Zacene, especialmente del primero ya través de de 49 perspectiva de Ja doctrina dominante es que si To que se busca es una orientacién de legitima- cién -que Jaxows rechaza-, este concepto funcio- nal de retribucién con efectos preventivo-gene- rales latentes 0 no buscados resulta claramente insuficiente. La idea de fin queda eliminada del discurso. La pena puede tener determinadas consecuencias no buscadas, pero carece de un fin en sentido estricto, Por todas estas razones las aportaciones de Ja- obs en materia de determinacisn de la pena han sido mas bien escasas. Dicho de otro modo, la abstraccién descriptiva de Jaxors dificulta sen- tar las bases para una mayor concrecién de la pena, no siendo posible desarrollar una teoria de Ja determinacién de la pena sobre la exclusiva base de un concepto funcional de retribucién” Jaxows no ha podido mas que formular de ma- rnera genérica en sus trabajos de esta época que la medida de la pena se determina de acuerdo fala medida de la negaciGn de la personalidad ‘objetivada en el hecho". Se trata de una presta~ cidn bastante pobre que indica ciertas insuficien- cias de una teorfa que précticamente abandona Ja dimensién preventiva del Derecho penal. ‘Tampoco se acierta a ver la necesidad de la Han seialad también estas carencias en el marco de le detorminacién de la pena Kasei, GA 1998, pig. 65 y Locs, ‘Z51w 114 (2002), pag. 670. ° Vid. sélo Jaxoes, Norm, Person, Gesellschaft (nota 12), ig. 108, 50 pena si se corta cualquier tipo de referencia a la relevancia comunicativa del delito y la reaccién ‘mediante pena para los ciudadanos de una de- terminada sociedad”. Es decir, el mensaje que interesa del delito no es el de jno esta sociedad!, sino la informacién perturbadora para los ciuda- danos de cara a organizar sus futuras relaciones sociales. Si el delito se convierte en costumbre 10 mejor es prescindir de las normas como modelo de orientacién. Jakors, coherente con su particu- lar punto de partida, habia omitido en los aftos noventa un tratamiento de la cuestién de cual es el sentido que tiene para los ciudadanos (perso- lividuos que se rigen por tun cédigo de satisfaccién/insatisfaccién) el que el sistema castigue y que castigue mas o menos. Por ello no le resuitaba posible tratar de forma satisfactoria algunas cuestiones como, por ejem- plo, el desarrollo de criterios para una teorfa de Ia determinacién de la pena o la necesidad de que la pena suponga dolor o sufrimiento. De he- cho, en su tercera y hasta ahora~ tiltima fase evolutiva ha tenido que volver a tratar el tema del acoplamiento psicol6gico entre la pena y los ciudadanos y «recognitivizar> de forma’ cre- ciente su teorfa, que en el presente libro queda ® Comectamente sefiala Arcica Gutrao, ADPCP 1988, pgs. 447 y's, en sus criticas a esta fase de la teoria de la pena de Jaxons que los fines simboicos de la pena shan de fers se pretend aleanzarlos, percibidos por los ciudada- 51 configurada como una teoria mixta en la que se entrelazan elementos normativos con otros cog- nitivos (Ios elementos de psicologia social resur- gen y aparecen perspectivas nuevas, en particu- lar, ia inocuizacién), La teorfa de la prevencién general positiva d sarrollada en los dos pasos resefiados hasta aqui presenta, entonces, si asi se quiere, un déficit de toma de tierra social-concreta. Esta teoria no es, desde luego, una teoria de la legitimacién del Derecho penal realmente existente, sino un es- quema de interpretacin de los mecanismos esenciales de la pena como fenémeno social y juridico. En este sentido, posiblemente esté justi- ficado el reproche de gran abstraccién y se trate mas de una metateoria que de una teoria estric- tamente juridico-penal; en todo caso, mientras se estime que ésta necesariamente ha de tener una componente afirmativa, de legitimacién. Esta ti: tima cuestién —zcuénta legitimidad, cudnta poli- tica criminal en la dogmitica?-, obviamente, constituye uno de los problemas bésicos, de siempre, de la ciencia del Derecho en su con- junto. Desde una perspectiva vinculada al tra- bajo dogmatico concreto en el Ambito juridico- penal, en todo caso, parece que no hay ni una separacién tajante entre dogmatica y politica cri- inal niiun dominio de ésta sobre aquella", Por © fe. Fanoo Stncusz, El injusto penal y su prevencign ante el muevo Cédigo penal de 1995, 1997, pags 64 y 55: Canc Mis, en: JAxoms/Caxo Mati, Conferencias sobre temas penales, 2000, pags. 15 y ss, 52 otra parte, el grado de abstraccién descriptiva de esta aproximaci6n a la teoria de la pena también genera beneficios de conocimiento; al adoptar tuna perspectiva algo elevada sobre el nivel de la eterna disyuntiva quia peccatum est y ne peccetur", constituye un sélido fundamento sobre el que Jaxors ha construido una dogmatica juridico-pe- nal genuinamente moderna por su orientacién social y realista, sin concesiones a los prejuicios ¥ perjuicios derivados de la tradicion, CLA RRUPCION DE 10 FACTICO EN LA TEORIA DE LA. PENA: LA NECESIDAD DEL DOLOR PENAL Y EL En su continua busqueda de una teoria del Derecho penal ajustada a la realidad social, Ja- xoas se ha encontrado ~como antes se ha sefia- lado- con frecuencia con la objecién general de 1a «abstracciém»* de su teorfa, entendida como cl reproche de que la teoria de la prevencién ge- neral positiva sélo trata como elementos secun- darios, situados fuera del concepto de pena, de- terminados factores empiricos del funcionamiento de ésta, Es éste un reproche que, como es evi- dente, resulta especialmente relevante ante una © axons, PJ 47 (1997), pg, 150. © Cir, por todos, PuRARANDA Rabos/SuAnsz, GonzAts2/ Casco MELA, en: Jaxons, Estudios (nota 8), pags. 26 y 88, ‘con ulterior referencias. *® Vid. por ejemplo, Jakons, AT, 1/16, y supra en este texto las referencias Contenidas en las notas 11 y= 53 aproximacién teérica que, como acaba de recor- darse, pretende ante todo retratar el funciona- miento social del sistema juridico-penal. Precisa~ mente a este Ambito -concretamente: los efectos preventivo-especiales y preventivo-generales ne- gativos~es al que Jaxons ha dedicado su atencién preferente en el ultimo periodo de desarrollo de su teoria de la pena. El nuevo posicionamiento sistematico de estos factores cognitivos de la pena en la aproximacién més reciente de Jaxoos Cristaliza sobre todo en dos elementos de gran relevancia en Ia discusién publica de asuntos re- acionados con el Derecho penal: por un lado, la cexplicacién sistematica en la teoria de la pena de Ia necesidad del dolor penal; por otro, la proble- mitica del sujeto imputable peligroso (0: mejor, de determinados tipos de sujetos) desde la pers- pectiva del llamado Derecho penal del enemigo. Bsta verdadera irrupcién de factores empiti- cos en la teorfa penal permite formular la afirma~ cidn de que en los escritos mas recientes -que de momento culminan en la obra a la que aqui se presenta una introducci6n-, cabe constatar un proceso de reorientacién que con cardcter gene- ral atribuye a estos efectos cognitivos de la pena, que atin eran secundarios en escritos anteriores, una nueva posicién sistematica central’, Como © Cf, so la argumentacién de Mi Pus, en: idem, El De- echo penal en el Estado social y democratico de Derecho, 1994, pag. 138. ‘S Cis, Jaroes, Staatliche Strafe: Bedeutung und Zwveck, 34 dice Jakoos sintéticamente en el prologo a la pre- sente edicion, en esta nueva formulacién de su teoria, las necesidades del mantenimiento de la vigencia real de la norma -su «apoyo cognitivo» © «cimentacién cognitivay~ son satisfechas me- diante el dolor penal, entendida esta funcién como mecanismo esencial de la pena. Pasando al lado del autor, aquellos sujetos que no mues- tran un «apoyo cognitivo» suficiente, pueden ppostularse como personas, pero no son personas reales, y reciben las sanciones de un «Derecho penal» del enemigo". Es éste un cambio de orientacién muy notable respecto de as dos fases evolutivas anteriores antes abordadas. En este sentido, como se ver, puede formularse la hipétesis de que -sit venia ‘erbo- un Jaxous anterior quizas habria dicho so- bre la nueva configuracién de la teoria de la pena que si con ella no se esta ya, directamente, en misa y repicando”, al menos si se propone 2004 («estudio que se publica en castellano en Ia presente (bra itsacontinuacion de est estudio introdctorio), pas Sry ss, 26 y sor 30 y pons, vid ol expreso abandon de puntos de vista anteriores en pg. 31, nota 147 y en el pro Fogo neste bro it propio Jaco, i ben airma su legitimidad seco lo ubich fuera del ambit. del Derecho. penal (diya TILC2by ain as, parece claro que In argumentacin de J ots reepecto de eate sector del ordenamiento parte dea Propin tora dela pena por dl desarrollada oPiAst rece el repeoche formllado por el propio Jaxoas frente las feria de la unign -ai en To que ag se ha Propucsto denice como su segunda fae volta en ma TRE de teora dela pena’, P) 4 1997), pig, 146 35 salvar un hiato demasiado grande entre signifi- cado (confirmacién de la vigencia de la norma) y finalidad (seguridad en términos factico-natu- rales), entre pena y policia. Quizas también ha- bria escrito que la tinica finalidad (en el Derecho penal de un Estado que a grandes rasgos est en funcionamiento y es legitimo) es el significado. Dicho de otro modo: la opcién por la dicotomiza- cién ~si se permite esta expresiOn— radical en la teoria de la pena, entre individuo y persona, en- tre orientacién normativa y violencia de la pena, entre finalidad y significado, en fin, es la que explica la posibilidad de la irrupeién de lo facti- ©o. 1. El dolor penal como presupuesto del funcionamiento de Ia pena a) Como antes se ha indicado, uno de los puntos en los que se ha venido sometiendo a xitica la teoria de la prevencién general positiva desarrollada por Jakons esté en que su carécter formal le impedirfa integrar en su concepci6n el hecho caracteristico de la pena de constituir un mal®, 0, dicho en palabras del propio autor, © Ces a agumentacion de Pesasanos Rasos, RPDIP 2 (2001), pags 427° an, con ulteriores referencias; como con- Secuencia de elo como antes seh indleado en el presente studio, seria imposible aprehender la cuestén de In me- Sida dein pena; vid ahora Jaron, Staatliche strae (nota 43), sige. 00, so: Respect de lon reproches de sabetracion™ Batutelos en lado del contenido lesivo de Ia infaccion po- Fal vid solo Atcscen Gomao,cLesion de bien jurico 0 le Sion de deber? (not 29), gx. 112 y 56 sgpor qué ha de haber precisamente dolor?»®. Jaxoas ha dado ahora respuesta a esta objecion proponiendo el siguiente mecanismo para inte- grar la nota de «mal» de la pena en su teoria de la pena: el dolor penal se determina en funcién de la intensidad de afectacién que sea necesaria en el autor -en un proceso simbélico de efectos bilaterales: pago y compensacién— para que no sufra la cimentacién cognitiva de la pena, lo que se lograré cuando el hecho se considere social- ‘mente, al sufrir pena el autor, una empresa fra- casada®. Para alcanzar esta conclusién, arran- cando de la nocién decimonénica de «dao intelectuab> del delito®, Jaxoas expone que el dao producido por el delito en la vigencia de la norma también ha de comprenderse en sen- tido real. Esto implica que la expectativa norma- tiva se vea reforzada por cierta base de vigencia real, que exista la mencionada «cimentacién cog- nitiva», hecha con el hormigén de la praxis fc tica de una norma, Este proceso implica infligir un dao, ya que sélo asi la empresa delictiva seré considerada como fracasada. Ahora bien, en este punto Jaxors subraya que ese dolor sélo puede llegar al monto que deba el infractor por © axons, en: LH Reyes Echandia (nota 31), pig. 3. © Jaxoas, Staalliche Strafe (nota 45), pags. 31 y ss; idem, en: LH Reyes Echandia (nota 31), pigs. 839 y ss, 341 y ss axons, LH Reyes Echandia (nota 31), pags. 383 y svi al_respecto Pecaganon Rasos/SuAisz” GONZALEZ/CANOO ‘Mra, en: Jasons, Estudios (note 8), pgs. 25 y 8 7 su hecho, a la compensacién del «dafto intelec- tual» debido a su conducta, lo que excluye, ¢ su juicio, por un lado, la existencia de sanciones en clave preventivo-general para mejorar la vigen- cia de la norma, y, por otro, también compro- mete la legitimidad de sanciones que se basen en un pronéstico de conducta futura, en lugar de en el hecho pasado: «no ha de prestarse ya ahora la reparacién del dafio correspondiente a hechos futuros»™. b) En una primera aproximacién a esta pro- puesta, parece que no supone un cambio de rumbo. La existencia de este factor cognitivo -la necesidad de infligir dolor para penar a un su- jeto~ asienta un pardmetro féctico que es la Ilave para hacer un cilculo de costes y beneficios desde la perspectiva de lo que cuesta, en mo- neda de dolor penal, realizar un delito. Esta defi- nicién puede comprenderse como una preci- sién® de la formula anterior utilizada por Jaros de la necesidad social de una «objetivacién» de Ja pena en correspondencia con Io acontecido, © Janors, LH Reyes Echandin (nota 31), pags 344 y's. aa, Por otra pate, parece discutble que una teora de este srado de abstraccign pueda ofrecer definiclones mas pret Eisen todo caso, =o debe esperare una exactitad rate tnalica en deacapcion de la configaraion socal. gsien ‘evuna ube que Gene exactamente Ia forma de un co, ve go que no ed una nubeo padece un defete pico» Uakows Subcelis novmativizacion [nota 25, pag. 30) 58 también objetivamente, en el hecho; una necesi- dad social que se toma como presupuesto hist6- rico-conereto. en una determinada sociedad. Hasta este punto, puede pensarse que la especi- ficacién tedrica en torno a la funcién del dolor penal no es incompatible ni con la variante socio- {égica ni con la variante retributioa de la teoria de Ja pena de Jaxoas. Desde la perspectiva aqui adoptada, el cambio de orientacién se inicia, por el contrario, en el ‘momento de la separacién de elementos de sig- nificado y elementos facticos relativos a la pre- vencién. Al salir de la latencia, las implicaciones psicol6gico-sociales de ciertas funciones, antes secundarias, de la pena hacen descender a la teo- ria al plano de los conflictos aporéticos propios de las teorias de la unién. Dicho de otro modo: al introducir en la teorfa de la pena el elemento corrosivo -aunque, claro esta, su autor lo debe estimar un ancla imprescindible en la realidad social real- de la cimentacin cognitioa, se diluye la unidad conceptual que caracteriza a la teoria de la prevencién general positiva. En este sen- tido, la segregacin en carne y espiritu® obliga después paradéjicamente a intentar traducir de tuna moneda a la otra para preservar la unidad de la teoria: «la prevencién general negativa... en esta medida se halla contenida en la positiva™. Jaxon en: Kooatis (ed) State (nota 18), pag. 6 * Janons en: LH Reyes Echandl (nota 3), page MS. * Janons Staatliche Strafe (nota 45) pag, 33 59 Sin embargo, este célculo no puede Hlevarse a cabo con éxito: no hay un tipo de cambio” con el que pudiera calcularse el valor en lesién a la vigencia de la norma al cambio en Ia divisa de sinquietud sociab>*, es decir, en la necesidad de contenidos preventivos fécticos. Dando un paso ‘més allé hacia el lado oscuro de la prevencién es- pecial se arriba al Derecho penal del enemigo, Ambito que se aborda, finalmente, a continua- ci6n, ¥ que pone de manifiesto con especial clari- ddad ‘0s inconvenientes en términos de coheren- cia que supone esta evoluciGn. 2. El Derecho penal del enemigo: la renccién frente 4 imputables peligrosos El segundo estadio de la irrupci6n de lo fc- tico antes seftalada se encuentra, entonces, en tuna consideracién de determinados infractores que se apartan permanentemente del cumpli- miento de la norma. En el marco de esta proble- mitica, Jaxors ha recuperado recientemente el concepto de «Derecho penal» del enemigo” pro- puesto por él mismo hace ya més de veinte aftos. Conviene someter a un andllisis de cierta profun- didad esta construccién teérica en el presente © Cir, sin embargo, Jakoes, Staatliche Strafe (nota 45), pig, 232; item, en: LH Reyes Behandia (nota 31), pg. 247 y s. ‘Jaron Saatliche Strafe (nota 45), pags. 31 y's. > Chr acerea de lo que sigue Cancio Mau, en: Jaxous/ Cano Mati, Derecho penal del enemigo (nota 25), pigs. 97 yas. Boy #9) idem, env op. cit, 2 ed en prensa para ed Givias psi: idem, ZS0W 117 (2005), pags. 267 y ss 60 contexto, ya que como intentaré mostrarse a continuacién- se encuentra estrechamente rela- Cionada con la tltima reorientacién de la teoria de la pena llevada a cabo por Jaxons. a) Definicién 1. Segiin Jaxors"', el Derecho penal del ene- ‘igo se caracteriza por tres elementos: en primer lugar, se constata un amplio adelantamiento de la punibilidad, es decir, que en este Ambito, la perspectiva del ordenamiento juiridico-penal es prospectiva (punto de referencia: el hecho fu- turo), en lugar de ~como es lo habitual~ retros- pectiva (punto de referencia: el hecho cometido); ‘en segundo lugar, las penas previstas son despro- porcionadamente altas: especialmente, la antici- pacién de la barrera de punici6n no es tenida en cuenta para reducir en correspondencia la pena ® Quien introdujo -en tes fases de distinta orientacion, rin decise: 1985, 1999/2000 y 2003/2004 el eoncepto en “iscusion mas reciente Jaxon, Z5tW 97 (1985), pags, 753 y sss idem, AT?, 2/25e; idem, Estudios de Derecho judicial 30,1909, pags. 137 y sy dem, en: Esex/Fiasenen/Buresanot ied Deutsche Strafrechtsvisenschatt [nota 11], pags. 47 y Ss, 51 y s37 idem, en: Jaxons/Cancio Mess, Derecho penal {el enemigo (nota 25), pags. 21 y 88; idem, Statliche Strafe note #5), pgs 40 y as idem, «Terroristen als Personen im Recht?» {manuscrto en prensa para ZStW 117 (2005), fac 4) exhaustive andlsisy valoracicn ertica Ge los esritos de Janons publicados hasta 2003 en Pserrwz, en: Mix Puc /Cos. thn Bisasouo Gover Mats (ed), La politica criminal en Eu- ops, 2004, pags. 107 y scl. tambien Caxco MELA, Z50W 1D (anne), pags 267 y 36. 287 y ss: Mem, en: Jaxo¥s/Cancio ‘Mra, Derecho penal del enemigo (nota 25), 2" ed, a amenazada; en tercer lugar, determinadas garan- tias procesales son relativizadas o incluso supri- midas", La esencia de este concepto de Derecho penal del enemigo esta en que éste constituye tuna reaccién de combate de! ordenamiento juri- dico contra individuos especialmente peligrosos, que nada significa”, ya que de modo paralelo a las medidas de seguridad supone tan solo un procesamiento desapasionado, instrumental®, de determinadas fuentes de peligro especial” mente significativas*. Con este instrumento, el Estado no habla con sus ciudadanos, sino ame- naza a sus enemigos". Desde la perspectiva del tiltimo Jaxons, ésta puede ser en algunos casos © Vid. sintticamente Jaxoss, Estudios de Derecho judicial 20 (1999), pigs. 138 ys. Los trabajos de Jaroes han desenca- ‘enado yal una incipiente discusion en los ambites de habl alemana y espafiola en la que hay que constatar sobre todo voces marcadamente erticas; cfr. as referencias en Jaxcas, “Terroristen als Personen [nota 49], nota 14; Caneio Maus, fen: Jaxons/Caxco Miia, Derecho penal del enemigo (nota 25), pags. 79 y sy idem, ens op. cit, 2" ed, notas 40 ss ‘Sn tézminos del significado habitual de la pena criminal en la comunicacign; sobre esto a continuacién en el xt "© Desde esta perspectiva, es llamativo el paralelismo con Ia idiosincrasia de determinadas tendeneiasinocuizadaras en discusién estadounidense que reciben la significativa de- ominacion de smumageial eriminologys; vid. solo la exposi- ‘ign de Siva Saver, Ta expanside (nots 30), pigs. IAT y sey 1, 8 Cir. Sava Since (La expansin [nota 30], pg. 163) sfenémenes...que amenazan con socavar los fundamentos “limos de la sociedad consttuida en Estado» © Jaxows, Cuadernos de Derecho judicial 20 (1999), pég. 139, 62 tuna reacci6n juridica inevitable para aquellos su- jetos que se apartan de modo persistente de la norma y por ello son sectorialmente despersona- lizados por el ordenamiento juridico como «ene- migos». Desde el punto de vista aqui adoptado, esta definicién es correcta en cuanto contiene ele- mentos de descripcién que se corresponden con la realidad juridico-positiva®, En lo relativo al alcance concreto de estas normas realmente exis- tentes, habria que levar a cabo un andlisis por- menorizado por sectores de regulacién, puesto que el concepto de Derecho penal del enemigo es una definicién tipico-ideal. Pero si parece claro que en el ordenamiento espaftol, por ejem- plo, el centro de gravedad del Derecho penal del enemigo esté en los delitos relacionados con las drogas”, en la reaccién del Derecho penal frente El hecho de que existe ese Derecho penal del enemigo en el ordenamiento positivo (Sta Sane dice [La expat sida (nota 30), pag 166] que sobre esto «no parece que se pueda plantar dura siguas),y que pucde sor descito en Lor neinon expuesio alg Gut noes cuatanado eno Se han manifestado en sentido critic frente al desarrollo de Jasors (fe por ejemplo, expresamente PoRILLA CONTRERAS Imlentras tanto 83 (2002), pags. 77 y a8, 83 y 91; Deer (Cassro, NDP 2004/A, pig 50; Launenz0 Coritio, RDPCr 12 (2004), pa, 5). * Cit sobre esta problematica en el caso espaol s6lo Mv soz Stnciez/Ditz Riroutss/Garnioo betes Saves, Las deo- {gas en la delincuencta, 2004, con ulteriores referencia; ¥ fos’ consideraciones globales al respect, por ejemplo, en ScHOMTuANN, GA 2008, pags: 306 y © 6 al fenémeno de la inmigracién®, y, sobre todo, fen el nuevo Derecho antiterrorista, primero en a redaccién dada a algunos de los preceptos co- rrespondientes en el CP de 1995”, después en la reforma introducida mediante la LO 7/2000", y finalmente mediante las reformas que han en- trado en vigor en el afio 2004 en este campo”. 2. Sin embargo, esta definicién, aunque co- rrecta en su contenido, es incompleta: sélo se co- rresponde de manera parcial con la realidad (le- gislativa, politica y de la opinién publicada). En primer lugar: atin Sin llevar a cabo un estudio de materiales cientificos relatives a la psicologia s0- cial, parece claro que en todos los campos im- portantes del Derecho penal del enemigo («cér- teles de la droga»; «criminalidad de la inmigraci6n»; otras formas de «criminalidad or- ganizada» y terrorismo) lo que sucede no es que se dirijan con prudencia y comuniquen con frial- dad operaciones de combate, sino que se desa- Cir, por todos, respecto de Ia reaccidn del Derecho pe nal espaol frente al fendmeno, Cancio Mnus/Manavan (Govar en: Bacicatuto/Caicio Miuk (ed), Derecho penal y politica transnaciona, 2005, pigs. 43 y ss © Cis, ln sintética desevipeign en Caxcio Meu, en: Roost cute Moutvtlo/Jonoe Basso etal, Comentarios al Cédigo penal, 1997, pigs. 1384 y ss, Cis, Cavcio MHA, JpD 44 (2002), pigs. 19 y ss, 23. ss. dem, en: Femur et al, Derecho, libertad y razin de Est 2008, pags. 21 ss; Frvoo sanctiz, Revista Juridica Univer ‘dad “Autonoma de Magrid, 2001, pags. 46 y ss. ™! Fundamentalmente, a través de las Leyes Organicas 7 y 15/2008. 64 rrolla una cruzada contra malhechores archimal- vados, Se trata, por lo tanto, mas de «enemigos» en este sentido pseudorreligioso que en la acep- cién tradicional-militar del término®. En efecto, la identificacién de un infractor como enemigo por parte del ordenamiento penal, por mucho que pueda parecer a primera vista una califica- cin como «otro»”, no es, en realidad, una iden- tificacién como fuente de peligro, no supone de- clararlo un fenémeno natural a neutralizar, sino, por el contrario, es un reconocimiento de compe- tencia normativa del agente mediante la atribu- cin de perversidad, mediante su demonizacion ¥ 2qué otra cosa es Lucifer que un angel caido”? Visto desde esta perspectiva el proceso simbé- lico, el elemento decisivo es que se produce una exclusién de una determinada categoria de suje- tos del circulo de ciudadanos, por Io que puede afirmarse que en este ambito, a defensa frente a * Respecto del terorimo de nuevo cuno, Scusuen (Die Zalkunft des Terrorism. Del Szonarien, 2002, pigs 79 13 y ss) identifice In patologaaciony In mitologtzncion de ins"condictas en cuestign como verladerns caracterisieas Gcsivas ene dscurso de combate contra terorismo. Con Srdeter general sobre ete fendmen de sdemonizacion, en uanto parte de un mucvo paradigma crminologico centrado Shi nocion de sexclusigne, vid 60 el andlisis de YOUNG, TE Sociedad sexclyenter Eichsign sock, delitoy dieren- Cia en la Moderidad tari, 2008, pgs. 155 ys, planteado on un ampiio enfoque y on ulleores referencia. * Que senilaments es peligroso al que no se le hace en primera linea ‘un reprocher sino se persigue su neutalizay San 7 Uno de cayos nombres, es, precsamente, el Enemigo 6 riesgos -que es el denominador esencial de la agenda politico-criminal explicita- es lo de me- nos. En este sentido, la carga genética del puniti- vismo" (la idea del incremento de la pena como Linico instrumento de control de la criminalidad) se recombina con la del Derecho penal simbé- lico” (la tipificacién penal como mecanismo de creacién de identidad social) dando lugar al c6- digo del Derecho penal del enemigo”, 0, dicho de otro modo, el Derecho penal del enemigo constituye una nueva fase evolutiva sintética de estas dos Iineas de desarrollo. Este significado simbélico especifico del Derecho penal del ene- migo, en segundo lugar, abre la perspectiva para tuna segunda caracteristica estructural: no es (G6lo) un determinado «hecho» Io que esta en la base de la tipificacién penal, sino también otros elementos, con tal de que sirvan a la caracteriza- ‘cin del autor como perteneciente a la categoria de los enemigos. En conclusién: a las tres carac- teristicas (anticipacién de las barreras de puni- ci6n; desproporcién de las consecuencias juridi- cas; eliminacién de garantias —procesales) propuestas como notas definitorias del Derecho penal del enemigo habria que afiadir una cuarta: ™ Cir, Cancto Mik, en: Jakors/Cavcw Mes, Conferen- as (nota 40), pags. 121 ys, 131 y 5s. ™ Vid, las referencias en CaN Metis, en: Jakous/CANCO ‘Meuik, Conferencias (nota 40), pigs. 125 y's. Cig, sobre esta relacin de parentesco Cancio Miu, en Jaxors/Caxero Meus, Derecho penal del enemigo (nota 25), pigs. 65 755, 697 58 66 la funci6n de identficacin (mediante exclusién) de tuna categoria de sujetos como enemigos, y la corres- pondiente orientacién al Derecho penal de autor de la regulacién. b) Implicaciones 1) Politica criminal y carga normativa del sistema penal Desde la perspectiva de la politica criminal, parece que puede afirmarse que el fenémeno del, Derecho penal del enemigo en las legislaciones actuales no es consecuencia de un factor externo “de un atentado como desencadenante o de una ‘mayoria politica circunstancial- a la propia evo- luci6n de los sistemas juridico-penales. Muy al contrario, un andlisis de los desarrollos y los es- tudios politico-criminales. previos a la actual oleada de Derecho penal del enemigo en los bo- letines oficiales muestra que su origen tiene sus raices en momentos histdricos anteriores al ac- tual. También parece claro que, precisamente por el hecho de que no se trata de un fenmeno coyuntural y no es debido a factores exdgenos, el actual Derecho penal del enemigo no es un simple retomo de una politica criminal autorita- ria, sino una fase evolutiva nueva”; y ningtin Cie Canc Mash, en: Jaxots/CaNew Mais, Derecho penal del enemigo (nota 25), pigs. 6 y 8, 87 y ssy idem, 22S1W 117 (2005), pigs 267 y 5s, 287 y ss, Por ello, la cueston planteada por Denrmo Creo (NDP 2004/, pags. 47 y 8) Enel titulo de su trabajo («gevolucién o invaluckon?») debe ‘ontestarse de modo untvoco con el primero de les concepts. o movimiento de base en el sistema juridico-penal carece de implicaciones en la teorfa de la pena. Jaxons ha objetado en ocasiones a quienes so- ‘meten a critica al concepto de Derecho penal del enemigo que con ella se confunde la realidad con el deseo, en el sentido de que se convierte artificiosamente a enemigos reales en personas, en ciudadanos ficticios”. Ello es, naturalmente, cierto desde una perspectiva meramente féctica (en el plano psicosocial, puede ser el caso de am- plios sectores de la poblacién, identificados con las potenciales victimas, 0 en el plano de la psi- cologia individual, en el caso de muchos autores, quienes con frecuencia se autodefinen, de hecho, como «enemigos»); pero esta constatacién no afecta en nada al razonamiento: la gracia del De- echo penal moderno, precisamente (y de una teoria que lo describa adecuadamente), esta en que la pena no reacciona ni frente a la maldad (contra pecadores) ni frente a la nuda peligrosi- dad (contra enfermos), sino frente a manifesta- ciones de sujetos culpables que ponen en cues- tion las caracteristicas (esenciales) de la configuracién de la sociedad (si asi se quiere: contra ciudadanos equivocados). No hay enemi- .g0s en Derecho penal, por lo que de hecho, todos (en otra line Drate4 Crrsro, loc. ot, pags. 49, 67 y 58). ‘Vie. tambign la argumentacion de Dirz Rirouis, en: Bacto umo/CaNeo Mita (ed), Derecho penal y politica transns clonal (nota 60), pigs. 283 y 8s, 252 y ss. ast Jakons Staatliche Strate (nota 45), pgs 47 ys 68 | | | | los seres humanos son civdadanos (0, si se quiere: se les eleva artficialmente a esa’ condi- ciGn). Los «ataques» de sujetos imputables 0 son actos de guerra en sentido estricto 0 son delitos, tertium non datur®. Siguiendo en este contexto de argumentaci6n, saltando entre riesgos facticos y reacciones juri- dico-penales", también puede que se afirme que quizds la posicién aqui defendida ~el rechazo del Derecho penal del enemigo en el plano de la teoria del Derecho penal- sea (normativamente) correcta, pero socialmente irrelevante™ porque no procesa la (indiscutida) explosién juridico- positiva del Derecho penal del enemigo real- mente existente. Pero tampoco esta linea critica realmente alcanza a la posicion aqui propuesta: Dicho desde una perspectiva mas general, no e= que aqui se afime que e dco Batado de Derecho posble el {Stal (ee. Jaxon »Terroisten als Personen» [nots 49) I, texto anterior las ntas 16 ¥ 17), sino que especticamente Se dice que Ia incomporacion’ del binomio pena-enemigo es Categoralmonte compatible con el Estado de Derecho Canon en los qual menos ene plano deeripiva~ pena es un instmento paren fin Policia, un paso en Fiche por ta seguridad Jacons del enemigo™: en este ambito, llamar las cosas por su nombre tiene indudable importancia, y las medidas de excep- cin deberian ser identificadas, antes de nada, formalmente como tales. ‘Sin embargo, entrando en el fondo de la cues- tién: ges necesario un Derecho de excepcién, Ilé- smese como se lame? Desde la perspectiva aqui adoptada no hay en el horizonte del «Derecho penal» del enemigo, en ninguno de los sectores, riesgos que realmente merezcan el estado de ex- cepcién”. Desde el punto de vista aqui defen- ' del pequen deale formal de que el ordenamiento jur- dco prevé mecanismos juridico-constitucionales espectices| para las medidas de excepcién Desde el punto de vista aqui adoptado, esta constata- cin no se ve eh absoluto afectada por el hecho de que, como ‘onsecuencia de los atentados del 11-9-2001 en Nueva York, fen diversos paises se haya establecido una regulacién del ‘stado de netesidad que puede presentarse cuando una 3e- tonave esta en el poder de un grupo terrorsta que puede tsarla como arma ofensiva contra un edificio ete. axons, si ‘embargo [«Terroristen als Personen (nota 60), Tl texto co- rrespondiente a la nota 18, referido al § 143 de la Ley ale- mana de Seguridad Aéren; en el caso espaol vid. el art. 16 4) de la LO 5/2008, de 17-11-2005, de Defensa Nacional, Slirma que el echo que se autorce al Estado a matara ule 3 dido, la cuestién de si la sociedad preferiré su- cumbir” 0 asumir recortes de Ambitos de libertad y ampliaciones masivas de los medios de intervencién estatal en cuya ctispide se en- cuentra la «pena» exacerbada que es la pena dra- coniana impuesta al enemigo sencillamente no rocede; no se ve abismo alguno si se observa la fealidad. Es éta, en todo caso, una apreciacion ‘os completamente inocentes tiene una «fuerza explosiva sis tematca> que cifilimente puede infravalorrs: 6 quien fhingune responsabilidad tiene puede verse privado de 1a Vids, gedmo no va a poder aplicarse una resis Sobre uien es responsable de la situaciOn? A pesar de Ia Sparente fuerza de conviceién de esta argumentacién, sin ‘

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