Professional Documents
Culture Documents
2
Índice
PRESENTACIÓN 4
4.6.- ESPACIOS 24
5.- CONCLUSIONES 28
3
Presentación
Esta tesis parte del convencimiento de que para hacer frente a los retos del tiempo que
nos ha tocado vivir en orden a construir una sociedad más justa y solidaria y un mundo
ecológicamente sustentable, la educación y los sistemas educativos deben comprometerse
radicalmente en esta tarea.
Consecuentes con este planteamiento orientado a comprender la educación en clave de
responsabilidad social, pero también de desarrollo personal y de compromisos éticos, hemos
optado por investigar la historia de la Escuela Profesional SAFA de Riotinto (Huelva) (1959-1973)
en la que se desarrolló una experiencia de reforma educativa (1970-1973) 1, que fue mucho más
allá de lo estrictamente metodológico y curricular, en cuanto que la naturaleza de los procesos
educativos que en ella se desencadenaron constituyeron a nuestro juicio, el germen de lo que
podríamos denominar hoy, el nuevo paradigma educativo emergente, así como también una
respuesta concreta a los principios que inspiraron la Ley General de Educación de 1970 (LGE) y de
antecedente precursor de las grandes finalidades y objetivos de la Ley de Ordenación General
del Sistema Educativo (LOGSE).
En consecuencia, los contenidos que la presente tesis aborda y que constituyen plenamente
su razón de ser, tratan por un lado de aumentar y profundizar el conocimiento disponible acerca
de la Experiencia de la SAFA de Riotinto (1970-1973), y por otro, partiendo de la hipótesis
central, de que lo allí sucedido adquiere hoy plena vigencia, extraer de la misma los principios
para la elaboración de lo que podría denominarse como el paradigma educativo emergente para el
siglo XXI.
Nuestra Tesis creemos que es la fresca y viva historia de unas personas que hicieron
educación en el más amplio y profundo sentido del término, personas que con su práctica
consiguieron alumbrar rumbos para re-crear que educar no es más que comprometerse con el
propio proceso de crecimiento y desarrollo personal, tanto en el sentido individual como en el
sentido más social y comunitario, y en esta medida nuestro trabajo adquiere plena vigencia en
cuanto que las necesidades educativas del presente únicamente pueden satisfacerse con plenitud
si somos capaces de aplicar creadora y críticamente los principios y métodos pedagógicos que la
Experiencia puso en marcha.
En su motivación más personal, la opción por una tesis de esta naturaleza y habiendo ya
caminado lo suficiente en los itinerarios profesionales como para no perseguir otra cosa que no
sea el propio gozo por el trabajo educativo e investigador, se justifica también por razones
sentimentales y biográficas, en cuanto que nuestra pretensión, además de satisfacer los
objetivos anteriores, consiste en hacer patente nuestro reconocimiento y gratitud al compromiso
educativo de profesores y alumnos que apostaron, hace casi cuarenta años, por una educación en y
para la libertad, compromiso que germinó en unos jóvenes que terminarían por dar lo mejor de sus
vidas al servicio de los ideales democráticos.
Por último y en cuanto a su estructura, los contenidos de la presente la tesis están
organizados en cuatro grandes bloques, a través de las cuales, se va dando cuenta de cada uno de
los interrogantes que surgen de la hipótesis central, así como respuesta a los objetivos que se
derivan de la misma.
1
En lo sucesivo cuando nos refiramos a la experiencia de reforma e innovación educativa realizada por la Escuela
Profesional SAFA de Riotinto en el periodo 1970-1973, la nombraremos como Experiencia.
4
En un apartado inicial de carácter introductorio, como en todo estudio de estas
características, se abordan aspectos relativos a presentación, intenciones, metodología y
precisión de términos, apartado que se justifica en la medida en que establecemos el marco
metodológico y conceptual necesario para poder abordar con rigor científico el estudio que nos
ocupa. Este primer apartado de nuestro estudio, constituye la parte preliminar, que consta
respectivamente de cinco capítulos: “Introducción”, "Hipótesis y Objetivos", “Metodología”,
"Proceso de investigación" y “Conceptos previos”.
En la primera parte analizamos “El contexto histórico”, describiendo todos aquellos
acontecimientos relevantes, relativos al contexto espacial y social localizado en la “Cuenca Minera
de Riotinto (Huelva)”, así como al marco sociohistórico y educativo de la “Década de los sesenta”
y “La educación en el franquismo”, en nuestro país y en la propia Cuenca, sin olvidar un breve
estudio de la Institución SAFA, todo con el fin de comprender el conjunto de la Experiencia en el
contexto en el que se produjo, analizando las condiciones sociales, económicas, políticas y
culturales que la hicieron posible o que la dificultaron.
En la segunda parte, que titulamos “Antecedentes pedagógicos”, intentamos descubrir
todos aquellos elementos culturales, pedagógicos, teóricos y de la Historia de la Educación que
están en la base de los desarrollos de la Experiencia, bien como superación de etapas anteriores o
bien como aplicación singular de formulaciones pedagógicas de carácter personalizado y
liberador. Para ello se ofrecen cinco amplios capítulos en los que se estudian la Pedagogía
Jesuítica, la Educación Personalizada, la Educación Liberadora en Paulo Freire, otras tendencias
de Educación Liberadora y la Ley General de Educación.
Por último y en la cuarta parte de nuestro estudio, intentamos abordar el problema de las
necesidades educativas actuales y de los principios educativos necesarios para satisfacerlas. Se
trata de recoger la Experiencia y situarla de tal modo que pueda ilustrar la reflexión acerca de lo
que denominamos paradigma educativo para el siglo XXI. Esta parte, que es sin duda la más
teórica, la más limitada y sujeta a revisión y contrastación, la forman cuatro amplios capítulos, en
los que se respectivamente se analizan las características de la cultura y la sociedad en el
naciente siglo XXI ; se aportan reflexiones acerca de las necesidades educativas actuales y de
las insuficiencias de nuestro sistema educativo para satisfacerlas, para finalmente, analizar y
reflexionar acerca del contenido y las posibilidades de un nuevo paradigma educativo basado en
aquellas aportaciones que consideramos vigentes de la Experiencia.
5
1.- Aspectos metodológicos
El objetivo general de la tesis doctoral que presentamos queda formulado así: “Describir,
analizar, interpretar y valorar la actividad educativa llevada a cabo por la Escuela
Profesional SAFA de Riotinto durante el periodo 1970-1973, descubriendo los posibles
paralelismos entre la misma y los principios pedagógicos que inspiraron tanto la LGE de 1970
como la LOGSE de 1990, así como su vigencia y posibilidades de utilización en el diseño de
las bases teóricas de un nuevo paradigma educativo”.
Consecuentemente este objetivo general es doble: de un lado es histórico, en cuanto que
pretende sacar a la luz y verificar una experiencia de reforma e innovación educativa
contextualizándola, analizándola y describiéndola en todos sus aspectos y de otro es teórico, en
cuanto que esta experiencia podría utilizarse como una fuente original más, entre otras muchas,
de principios válidos para conformar las líneas básicas de un nuevo paradigma educativo para el
siglo XXI.
6
cotidianas de instituciones educativas, identificando particularmente las contradicciones e
insuficiencias que en las mismas se desarrollan.
7. Realizar una aproximación a las bases teóricas de un concepto de Educación que dé
respuesta a las necesidades sociales e individuales de los seres humanos de nuestro tiempo
y en el marco de un nuevo paradigma civilizatorio para el siglo XXI.
En cuanto a la metodología, en primer lugar señalar que nuestra tesis sigue en gran medida
las fases del proceso de pensamiento reflexivo en cuanto que se parte de una necesidad sentida
actual, intentando buscar soluciones hipotéticas que aunque no culminan con la verificación
experimental, intentan satisfacerla investigando en el pasado con objeto de valorar las
posibilidades de generalización y transferencia. En este sentido, se parte de la situación actual
en la que se encuentran los Institutos de Educación Secundaria del contexto social al que
pertenecemos; del carácter y el tipo de Educación que se ofrece en ellos, especialmente en la
Educación Secundaria Obligatoria; así como la discordancia existente entre las grandes
finalidades y Objetivos Generales y los resultados que a nuestro juicio se obtienen. Nuestra
necesidad surge por tanto de la discrepancia entre fines y medios, entre objetivos y resultados y
entre objetivos y procesos, una necesidad que no es fruto de la especulación, ni de la reflexión
alejada de la realidad, sino que surge de la implicación cotidiana, permanente y directa del autor
en el afrontamiento de problemas educativos de diversa índole.
Puede decirse que la finalidad de nuestra investigación reside en identificar cuáles son las
prácticas educativas más recomendables en función de los diferentes contextos, para lo cual
hemos intentado centrarnos en los actores-participantes, en los significados que construyen y en
las prácticas que desarrollan, de aquí que nuestra perspectiva metodológica sea no solamente
reflexiva, sino también sociohistórica en cuanto que intentamos comprender los comportamientos
de los actores en sus contextos respectivos, intentando obtener de los mismos lo que creemos
más imperecedero y más aplicable a los contextos actuales.
Nuestro enfoque es por tanto plurimetodológico, plurinstrumental y orientado conforme a
los postulados del paradigma crítico, en cuanto que lo que realmente nos importan son los
procesos educativos que se desencadenan, así como la relevancia y coherencia entre fines y
medios educativos y los impactos sociales e individuales que estos tienen en el desarrollo
personal. Por ello hemos optado por basarnos en los principios y recomendaciones técnicas del
método histórico, filosófico y etnográfico.
Por último y en cuanto al proceso de investigación seguido, las fases se corresponden con
las de toda investigación cualitativa: una fase preparatoria seguida de un amplio trabajo de
campo, para después terminar con una tercera fase reflexión y análisis que desemboca
finalmente en la elaboración del informe.
7
2.- Contexto histórico
Las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (SAFA) son una Fundación privada de
carácter Benéfico-Docente que nació el 16 de agosto de 1943 gracias a la iniciativa de la
Compañía de Jesús y en particular a la del Padre Rafael Villoslada Peula S.J. , que movido por su
interés social y religioso de promover la educación de los andaluces más necesitados, consigue
poner en marcha un original proyecto socioeducativo cuya finalidad principal consiste en
«Promocionar a las clases populares andaluzas una formación en profundidad, que abarque a todo
el hombre y lo prepare para el servicio a la comunidad. Sus Centros no pretenden sólo una
instrucción o capacitación técnica, sino aspiran también a contribuir, en unión con la familia, al
desarrollo integral de la personalidad del alumno y a capacitarlo para una inserción activa en la
sociedad» (SAFA. 1974: 5).
Esta Fundación, que cuenta actualmente con 27 Centros distribuidos a lo largo de toda la
geografía andaluza, que educan a más de 20.000 alumnos de las diferentes etapas de nuestro
Sistema Educativo, se hizo cargo en 1959 de la dirección y puesta en marcha de la Escuela de
Formación Profesional de Minas de Riotinto (Huelva), Escuela creada al amparo de la Ley de
Formación Profesional de 20 de julio de 1955, por la empresa “Compañía Española de Minas de
Riotinto” (CEMRTSA). Escuela modélica en su tiempo, tanto por su dotación e infraestructura
arquitectónica y paisajística, como por su carácter de cooperación y relación entre el mundo de la
Empresa y el mundo educativo, aunque obviamente organizada y caracterizada pedagógicamente
conforme al momento político de la España de entonces y a sus elementos culturales e ideológicos.
La Escuela Profesional SAFA de Riotinto nace, se desarrolla y termina, formando parte de
una realidad de singulares características, realidad que le proporciona un sustrato de condiciones
sociales y culturales, que no solamente la hacen posible y necesaria, sino que permiten la
posibilidad de que años más tarde se desarrolle la Experiencia de reforma e innovación educativa
objeto de nuestro estudio. Veámoslo más detenidamente.
8
necesidad de la educación como factor de progreso y desarrollo, si bien Nerva no se le queda
atrás, sobre todo si se tiene en cuenta que la primera obra pública que la recién constituida
Corporación Municipal de la “Villa de Nerva” en 1885, no fue la construcción de una Casa
Ayuntamiento como cabría esperar, sino la de unas Escuelas especialmente dotadas de un
“Gabinete Higiénico”, destinado a hacer ejercicios físico-deportivos, además de un pequeño
laboratorio2, lo cual prueba la importancia y el interés que tanto Minas de Riotinto como Nerva,
han mostrado siempre por la educación y la promoción social de su ciudadanía.
Este paternalismo del palo y la zanahoria por el que al mismo tiempo que se explota,
reprime y controla a los trabajadores, se les proporcionan determinados servicios sociales para
que interioricen su especial diferenciación del resto y se legitime así la dominación, llega hasta
mediados de los sesenta con la Compañía Española de Minas de Riotinto (CEMRTSA), lo cual en
gran medida, explica la creación de la Escuela Profesional SAFA de Riotinto en 1959, creación que
responde también a ese espíritu de preocupación por la educación que los ingleses iniciaron y que
la Compañía Española de Minas Río Tinto recoge.
Al mismo tiempo la Compañía Española de Minas de Riotinto (CEMRTSA), que llevaba
únicamente cinco años de gestión empresarial, cifra minúscula en comparación con los ochenta
años que habían estado los ingleses, deseaba mostrar en la comarca su capacidad para llevar a
cabo un proyecto de empresa nacional, moderna y con servicios para los trabajadores, lo que
unido al ambiente nacionalcatólico dominante y a las excelentes facilidades que encontraron los
jesuitas en el franquismo para ejercer su labor de evangelización, hicieron que el proyecto de una
Escuela Profesional para Riotinto se materializase. Un proyecto que se hizo realidad en 1959 y
que financiado en sus inicios totalmente por la Empresa, se gestiona y se dirige por la institución
Sagrada Familia (SAFA) perteneciente a la Compañía de Jesús.
Por tanto, el propio nacimiento de la Escuela responde a las características del contexto.
Una empresa que desea mostrar que no es menos que sus antecesores; un consejo de
administración que quiere imitar el estilo paternal de la antigua dirección inglesa; una necesidad
de formación de los trabajadores para adecuar los recursos humanos a las nuevas exigencias
tecnológicas; una institución religiosa que desea impartir doctrina al mismo tiempo que ayuda a la
gente; una población que necesita formación y la percibe como buena y como factor de privilegio y
un régimen político dictatorial que desea crear una imagen de modernidad y de autosuficiencia
nacionalista.
El alumnado del que se nutría la Escuela, procedía en su totalidad de los distintos pueblos y
aldeas de la cuenca, entre los que sobresalen Minas de Riotinto y Nerva, las dos poblaciones más
importantes y más dependientes históricamente de la mina, y por tanto más socialmente
condicionados por la historia de dominación y lucha de toda la comarca.
El profesorado procedía inicialmente de la propia Empresa minera (CEMRTSA) que cedía a
sus profesionales para que impartieran docencia y también de la propia SAFA que desde sus
centro de formación del profesorado en Úbeda o desde la propia Compañía de Jesús suministraba
personal, sin bien cuando la Experiencia comienza, puede decirse que lo hace en gran medida
gracias al protagonismo que adquieren los nuevos y jóvenes profesores que en aquellas fechas
fueron contratados, unos educados en la SAFA y otros ajenos a la misma.
En cualquier caso la naturaleza y las peculiaridades ideológicas de la composición social del
alumnado y del profesorado de la Escuela, son las que harán posible ese despertar del
oscurantismo que había supuesto la dictadura franquista y el carácter inculcador de sus prácticas
2
Testimonio oral recogido de Antonio Rioja Bolaños, historiador, estudioso y líder social de la Cuenca, testimonio que
está documentado en los archivos municipales del Ayuntamiento de Nerva.
9
culturales y pedagógicas, despertar que se produce sin duda, gracias a la presencia también de
otros factores.
De la misma manera que a lo largo de toda la historia de la comarca van apareciendo
puntualmente toda una serie de personajes foráneos interesados en hacer de la cuenca minera el
escenario para la propagación de sus ideas, el hecho de que la SAFA aparezca, de que la
Experiencia se inicie con algunos profesores que vienen de fuera, pone de manifiesto también lo
que podría ser considerado como una cierta idoneidad del contexto sociocultural para las
iniciativas de cambios y transformaciones institucionales. Dicho en otras palabras: las
capacidades de acogida, apertura, sensibilidad, solidaridad de un lado y la memoria colectiva de la
necesidad de cambios, movilizaciones, apuesta por ideales de justicia y solidaridad por otro, a
pesar de los obstáculos procedentes del secular victimismo y fatalismo, hicieron también posible
que esta Experiencia pudiera fructificar.
Por último, y tal vez lo más significativo e importante y lo que permite realmente inscribir
la Experiencia en el ámbito de la Educación Liberadora, es que la misma, sin pretenderlo
conscientemente, ya que en un principio lo único que se buscaba era dar respuesta a problemas
estrictamente pedagógicos, consigue conectar con toda la tradición de esperanza, de acción, de
organización, de lucha, de libertad y de responsabilidad que la cuenca había mostrado a través de
su historia, valores que aunque estaban ya presentes en la conciencia colectiva estaban
reprimidos, aletargados y controlados por el franquismo y sus métodos educativos.
Será la Experiencia la que vendrá a poner en marcha, de forma inconsciente, porque no
podían prever los resultados, todo un proceso de despertar de valores que estaban dormidos,
valores que al hacerse presentes en la conciencia y en la acción de los alumnos y los profesores de
la Experiencia desencadenaron procesos educativos cuyo impacto cultural, social y personal llega
hasta nuestros días, treinta años después.
Pero además, esta sintonía de la Experiencia con los valores que ya formaban parte de la
conciencia popular, sintonía que activó el despertar de los mismos, no se quedó en declaraciones,
buenos propósitos, o en un maquillado general al hilo de las nueva leyes educativas de todo el
Estado, sino que fue mucho más allá: generó reflexión y acción, tanto en el seno de la propia
Escuela como en el contexto, reflexión-acción que en el tercer año, , pusieron en marcha uno de
los procesos de educación liberadora, tanto en el sentido social-comunitario como en el
psicológico-personal de más honda influencia en sus participantes y en toda la comarca.
En resumen, la Experiencia de reforma e innovación educativa realizada por la Escuela
Profesional SAFA de Riotinto, únicamente puede entenderse si se inscribe en el contexto
histórico social que la vio nacer, un contexto del que recoge y estimula valores, procedimientos y
expectativas que terminarán por articularse en unas concepciones y unas prácticas pedagógicas
llenas de sentido y coherencia para responder, no sólo alas necesidades educativas del alumnado y
del profesorado, sino también a las demandas y expectativas de cambio social de toda la comarca.
10
infraestructuras en los pueblos y fundamentalmente de la pérdida continua de puestos de trabajo
en la Empresa minera, trabajo que por otra parte se realizaba en unas condiciones laborales
infrahumanas y contra las que no había posibilidad de rebelión, dado que la huelga y cualquier tipo
de movilización eran consideradas un delito. Y si a esto se une el pesimismo y el conformismo del
carácter social de un pueblo secularmente dominado, obviamente las expectativas acerca de la
Escuela comenzaron a ir poco a poco cambiando, hasta el punto, como ya tendremos oportunidad
de comprobar, de que la desmotivación y el desinterés del alumnado alcanzaron cotas realmente
muy preocupantes al final de la década.
Al mismo tiempo en que se producía esta especie de desencantamiento de las posibilidades
de la Escuela, aunque seguía siendo demandada dada la progresiva conciencia que la población iba
adquiriendo de lo imprescindible de una formación profesional para obtener un empleo presente o
futuro, conciencia por otra parte que procedía de la tradicional percepción que se tenía de que los
habitantes de la comarca constituían un pueblo culto, lo cierto fue que en el panorama social,
tanto a nivel internacional como nacional, las cosas comenzaron a cambiar muy profundamente y
de forma muy significativa en el movimiento obrero, las concepciones religiosas y el movimiento
estudiantil.
En la segunda mitad de la década de los sesenta del pasado siglo y en el reducido espacio
geográfico y social de la cuenca minera de Riotinto por tanto, se cruzaban entonces muchas cosas
que producían una mezcla muy singular, de condiciones sociales de bienestar muy deficientes y de
desesperanza aprendida por un lado, pero por otro, una incipiente percepción de que las cosas
podían comenzar a ser distintas y así muy poco a poco la comarca comienza a despertar de su
letargo y de su fatalismo, despertar que comenzó a hacerse cada vez más visible a partir de
1966, y ya completamente perceptible en el periodo 1969-1973, periodo en el que coinciden
paradigmáticamente, un nuevo tipo de Empresa, la representada por Río Tinto Patiño (RTP), el
nacimiento del nuevo sindicalismo representado por las Comisiones Obreras, el desarrollo de un
nuevo tipo de religiosidad animada por el equipo de curas de la Cuenca y la realización de la
Experiencia de Reforma educativa. Cuatro acontecimientos que se dan unidos en el tiempo y que
están bastante relacionados entre sí en cuanto que hay una muy fluida comunicación y
significativas coincidencias entre los personajes que ejercían el liderazgo de los mismos:
Fernando Plá, Venancio Cermeño, Miguel Ángel Ibáñez y todo el equipo de curas.
A partir de 1966 y gracias al compromiso cultural y social del el equipo de curas, todo un
clima renovación y esperanza que es el producto también de una “década prodigiosa” y de todo un
proceso nacional de movilizaciones obreras y estudiantiles que no terminan ya prácticamente
hasta 1977 (el año 1970 fue el que más conflictos laborales por motivaciones políticas produjo),
se va produciendo también un proceso lento, aunque progresivo tanto de la atención que la
Empresa minera prestaba a la Escuela como del desencantamiento de la educación por parte del
alumnado, puesto que ya no es ese tipo de alumnos selectos, interesados por el aprendizaje y el
estudio, disciplinados y que consideraban la Escuela como un privilegio, procesos que alcanzan su
punto más álgido en el año 1970, el año en que comienza la Reforma educativa.
En consecuencia, y de la misma manera que la creación de la Escuela no fue algo fortuito,
sino que fue el resultado de la aplicación de unas medidas para satisfacer varias necesidades, la
realización de la Experiencia, fue algo parecido, en cuanto que resultó ser la síntesis de los
deseos y aspiraciones de cambio y transformación del director de la Escuela, y de todo un
ambiente social que despertaba a la responsabilidad y la esperanza, pero también de la exigencia
educativa y ética de todo un grupo de profesores que tuvieron el coraje de afrontar el
compromiso de responder a las necesidades que manifestaba explícita o implícitamente el
alumnado.
11
Por tanto es coherente afirmar que la Experiencia de Reforma educativa, no fue en ningún
caso el producto de un voluntarismo ingenuo, sino que más bien el resultado de un esfuerzo
colectivo destinado a resolver unas necesidades educativas únicas, en un clima social único, en el
que se vivían unos valores que no solamente eran compatibles con los que se fomentaban en la
Escuela, sino que constituían la esencia de toda la actividad educativa de la misma:
responsabilidad, autonomía, libertad, actividad, compromiso, conciencia, sensibilidad, diálogo,
cooperación, solidaridad, eran en suma los mismos valores por los que estaban trabajando tanto el
equipo de curas como los líderes de las recién nacidas Comisiones Obreras. En este sentido vale la
pena transcribir aquí un texto presumiblemente confeccionado en 1972, de uno de los artículos
de un Boletín Obrero elaborado por las aquel entonces ilegales y perseguidas CC.OO.:
«...¿Qué es Unión?
¿Qué es la Unión? Una pregunta para hacer una encuesta entre todos los trabajadores de la
cuenca, y cuantas respuestas nos darían. Porque unión, no es ir al trabajo en el mismo autobús.
Porque unión, no es el ponerle la zancadilla al compañero, cuando necesita alternar un sábado y tú
quieres también descansar. Porque unión, no es dejar un trabajo pendiente para que lo hágale
compañero que te releve. Por unión, no es chivarse de lo que hace o piensa el compañero. Porque
unión, no es reírse del compañero cuando trata de hacer valer sus derechos ante el jefe y no se
sabe explicar. Porque unión, es el que cuando hagas algo, sepas que los compañeros te están
respaldando. Porque unión, es el que cuando veas a un compañero en apuros le eches una mano.
Porque unión, es el cigarrillo que echas con ese compañero en un momento difícil para él. Porque
unión, es que cuando traten de inculpar a un compañero de una negligencia de un jefe, sepas ser
valiente para que resplandezca la verdad. Porque unión, es que si hay media hora de comida, hagas
uso de ella.»3
Como puede verse el trasfondo ético de este nuevo tipo de sindicalismo traspasa las
fronteras de las reivindicaciones puramente materiales, para jugar un papel eminente pedagógico
y educativo. Si como nos han confirmado sus protagonistas la “Pedagogía del Oprimido” de Paulo
Freire no solamente era su libro de cabecera, sino que constituía además una de las fuentes de
inspiración de todo el activismo social y político de aquellos años, no hay dudas de que la
innovación que supuso la Experiencia educativa, no solamente se vio animada por las
características de un nuevo clima social que comenzaba a respirarse, sino también por una
convergencia de finalidades y objetivos: de un lado el movimiento obrero organizado de las
CC.OO. y el equipo de curas perseguían la toma de conciencia, la encarnación en el pueblo, la lucha
contra las situaciones de injusticia, la promoción de la solidaridad y la responsabilidad, pero de
otro la Experiencia pretendía exactamente lo mismo, por eso no hay que extrañarse que gran
parte de su éxito, a pesar de su corta duración, se deba también a esa confluencia de un esfuerzo
colectivo en torno a unas aspiraciones de libertad, justicia y solidaridad comunes a la Escuela y a
los grupos sociales más dinámicos de la cuenca minera.
3
Boletín informativo de la "1ª Campaña de seguridad con Higiene Mental en el Trabajo”. Archivo central de la SAFA en
úbeda. Carpeta ASRT3
12
3.- Antecedentes pedagógicos
Veamos cada uno de estos antecedentes e influencias con algo más de detenimiento:
13
10. El hecho de que al igual que la Ratio, la Experiencia fuese también una obra colectiva y
cooperativa fruto del esfuerzo de todo un equipo de profesionales de la educación.
11. El objetivo de “virtud y letras” o combinación entre conocimientos, valores y coherencia
personal, objetivo que en Riotinto, se puso de manifiesto en el conjunto y a lo largo de los
tres años que duró la Experiencia y en la que destacaron valores de libertad, solidaridad y
responsabilidad.
3. Con los métodos sucede otro tanto, dado que en la Experiencia, como ya tendremos
oportunidad de comprobar y ver con mayor detenimiento más adelante, se utilizaron
básicamente los mismos instrumentos: el trabajo autónomo y cooperativo mediante fichas;
las bibliotecas de aula especializadas; los medios de expresión oral como las Puestas en
Común y Asambleas; los Planes de Trabajo realizados por los propios alumnos asesorados
por el tutor y sobre todo la creación de un clima socioeducativo que hacía posible la
autonomía, el diálogo, la participación democrática, el encuentro humano y el desarrollo
personal en suma.
14
El valor concedido a las prácticas educativas de diálogo, comunicación, asambleas, puestas
en común y en general a las actividades educativas dirigidas a propiciar la convivencia, el
encuentro, la reflexión colectiva y la participación. Efectivamente aquella Experiencia situó
a profesores y alumnos en diálogo constante y permanente.
Igualmente la Experiencia y todas sus actuaciones y aportaciones predispusieron a
profesores y alumnos a constantes revisiones y análisis críticos de sus descubrimientos,
que se expresaban tanto en las puestas en común, los grupos coloquiales, las asambleas de
clase, la autoevaluación y la evaluación del profesorado por el alumnado, pero sobre todo en
una actitud y una práctica de compromiso cívico y social, de acción éticamente informada
que se manifestó especialmente en el curso escolar 1972/73, pero también en el curso
siguiente, el 1973/74, curso en el que a pesar de haber sido proscrita la Experiencia y
muchos de sus alumnos dispersados o diseminados, gran parte de los que se quedaron en la
Escuela mantuvieron una dignidad y un compromiso insobornable con las conquistas
pedagógicas que la Experiencia había puesto en marcha.
En su conjunto las razones que ponen de manifiesto las coincidencias entre Experiencia de
Riotinto y la Educación Liberadora inspirada en el paradigma pedagógico freireano son a nuestro
juicio las siguientes:
1. La educación se concibe como actividad, como compromiso, como formación y desarrollo
personal en la acción y no solamente como transmisión y acumulación de conocimientos.
Frente al academicismo, al memorismo, al credencialismo o al tecnocratismo, toda
pedagogía debe interrogarse por las finalidades de la enseñanza y de la educación, al mismo
tiempo que descubre el papel que efectivamente juega el profesorado, si de agentes de la
conservación y la reproducción, o de personas comprometidas con el desarrollo personal y
comunitario de sus alumnos. La Experiencia respondió a estos tres niveles: fue una
experiencia profundamente activa y participativa, desarrollada por un profesorado
fuertemente comprometido con la idea de que la educación, la maduración y la formación
humana como persona, está siempre por encima de cualquier objetivo.
2. La Escuela por mucho que lo pretenda, nunca es neutral, es siempre beligerante. O bien
favorece la pasividad, la aceptación y adaptación al orden (escolar, social, económico,
político, etc.) establecido, o bien se implica en la mejora o la reforma de ese orden o en la
construcción de un orden nuevo. La Experiencia es este sentido supuso efectivamente la
construcción de un orden escolar nuevo, al mismo tiempo que favoreció la crítica y el
cambio de las condiciones sociales y políticas en las que vivió, creando las condiciones para
el compromiso y la responsabilidad social y política.
3. Las prácticas educativas cotidianas, y así quedó probado por la Experiencia, deben estar
basadas en el ejercicio efectivo de la libertad, de la autonomía y de la responsabilidad,
principios por otra parte no solamente indispensables para el desarrollo personal sino
también para la convivencia democrática y el desarrollo comunitario.
4. El rechazo a todo tipo de autoritarismo, manipulación, o posición de superioridad,
elementos que crean todo un mundo de separaciones y jerarquías entre profesores y
alumnos en las que no es posible la motivación, el encuentro humano y el diálogo, diálogo que
por otra parte es el elemento esencial para la educación y el enriquecimiento mutuo,
aspectos que fueron netamente visibles en la Experiencia especialmente en lo referente a
nuevo tipo de relación entre profesores y alumnos, que se hizo más humana y afectiva, pero
también en la creación de un clima permanente diálogo, comunicación, libertad y
participación.
15
5. La vivencia de unas relaciones personales y comunitarias presididas por el valor central que
se concede a la persona y al derecho de esta a participar efectivamente en el gobierno y la
vida diaria de la Escuela.
6. El valor que se concede al pensamiento crítico, al desarrollo de la creatividad, a la asunción
de compromisos y responsabilidades, al análisis y estudio de las situaciones existenciales y
en general a la coherencia entre el pensar, el decir y el hacer, coherencia que llevará a
muchos alumnos de la Escuela a convertirse en personas fuertemente comprometidas
social, sindical y políticamente, en unos años en los que las libertades democráticas estaban
prohibidas.
Por último y de la misma manera que la importancia del trabajo de Paulo Freire no reside
solamente en su teoría del conocimiento o en su método de alfabetización, sino sobre todo en la
idea de esperanza, posibilidad y necesidad de cambiar el (des)orden social establecido, el valor de
nuestra Experiencia, no hay que situarlo exclusivamente en los procedimientos, principios y
enfoques pedagógicos que desarrolló, que ya son de por sí inapreciables, sino sobre todo en la
intuición de haber desarrollado en la personas, una forma diferente de ver el mundo, que sin
someterse al doctrinarismos, ha permitido a los que participaron en ella imaginar, soñar un mundo
más justo y más humano al que es posible llegar mediante el compromiso personal.
Moacir Gadotti, al referirse a esta capacidad de esperanza y de transformación de
dificultades en posibilidades que Freire nos propone desarrollar, dice de él que ha sido el
«guardián de la utopía», calificativo que podría aplicarse también a nuestra Experiencia, puesto
que ella no solamente alumbró, señaló y puso en práctica nuevas formas y posibilidades de acción
educativa, sino que contribuyó eficazmente al desarrollo personal de los participantes mediante
el compromiso con una Escuela, una comarca, un país y un mundo mejores.
2. Educación para la toma de conciencia de la propia situación personal y del contexto social
próximo y lejano, y de que ambas, situación personal y situación social pueden ser
mejoradas y cambiadas mediante la reflexión y el compromiso voluntario y consciente.
16
educación que atiende a la diversidad, que no es igualitarista sino que ofrece y da más a
quien más lo necesita
6. Educación popular, tanto en el sentido de su enraizamiento en el pueblo, como al servicio
del pueblo. Una escuela que se interesa por la identidad cultural de sus alumnos, por los
problemas de sus familias, por los problemas de la comarca y que inserta en el medio
intenta comprender, explicar la realidad en la que vive, al mismo tiempo que impulsa y
estimula valores de compromiso y solidaridad.
7. Educación abierta a los problemas de la realidad social y abierta también a la participación
y colaboración de todo el pueblo. Una educación que se concreta en una escuela que no tiene
horarios, que está abierta todo el día y en la pueden estar libremente todos los alumnos que
lo deseen, que planea y desarrolla actividades en el medio geográfico y social, que realiza
jornadas de puertas abiertas.
En el mismo sentido, la Experiencia recibe influencias de la Pedagogía Freinet, dado que los
principios pedagógicos de ésta, se ven concretamente expresados en las prácticas educativas
llevadas a cabo, aunque formalmente el equipo de profesores que protagonizó la Experiencia no
tuviese entonces realmente conciencia de las semejanzas con Freinet. Estas semejanzas son
fundamentalmente las siguientes:
1. La idea de libertad, responsabilidad y autonomía como elementos fundamentales de la
convivencia, del trabajo escolar y sobre todo como valores que no son meras abstracciones
doctrinales sino como actitudes que se adquieren mediante la práctica y el ejercicio.
2. La idea de actividad, como medio, como fin y como principio fundamental de todo proceso
educativo, una actividad que no es mero activismo desprovisto de reflexión, sino que se
convierte en lo que para Freinet sería un proceso de autoinvestigación mediante el tanteo
experimental y en el que el alumno es el protagonista de su propio proceso de aprendizaje y
el que descubre sus errores, utilizando estos como un potente recurso educativo que le
permite crecer, madurar y aprender.
17
a lo largo de un determinado periodo de tiempo, o bien confeccionaban su propia revista o
realizaban en equipo trabajos de investigación sobre temas específicos de su interés, o
sencillamente profundizaban libremente en los temas del trabajo individualizado que
diariamente realizaban en sus aulas.
7. Interés, preocupación y compromiso, no por impartir o proporcionar doctrinas morales, sino
por educar éticamente a través de la reflexión sobre la propia conducta personal y social,
de manera que los valores promovidos no solamente fueran los de libertad, responsabilidad
y autonomía sino también los de cooperación, solidaridad y apoyo, valores en suma que han
caracterizado siempre a la clase obrera.
8. Énfasis en que la solución de los problemas educativos y la reforma de la enseñanza no
puede proceder de ideas abstractas y de discursos separados de la realidad, sino de un
trabajo continuado y concreto sobre el que hay que reflexionar sistemáticamente.
9. Una Escuela cuya premisa más trascendental sea la de colocar al alumno al principio, en el
centro y al final de toda su actividad, en el sentido de que sean los alumnos los sujetos y
protagonistas de su educación, pero también teniendo muy en cuenta que toda intervención
educativa no es un llevar de fuera a dentro, no es un llenar recipientes, sino todo lo
contrario: un extraer de dentro para traer fuera, respetando esa «sabiduría ínsita» de la
que nos habla Miguel Ángel.
18
6. El supuesto de que la bondad de una pedagogía no puede ser juzgada por los resultados
académicos sino por sus resultados en desarrollo humano, en adquisición de valores y
especialmente en felicidad y satisfacción, porque precisamente la misión de la Escuela,
como vendrá a decirnos Miguel Ángel Ibáñez, director de la Escuela y creador de la
Experiencia, «…lo importante es conseguir una igualdad de satisfacciones en el desarrollo:
que toda persona esté satisfecha de su desarrollo como persona y de su desarrollo como
profesional...»
7. La idea de que el ejercicio de la libertad es el mejor medio para el desarrollo humano y
para la construcción de un sujeto sano y equilibrado psicológicamente y que por tanto, toda
práctica autoritaria, impositiva, dogmática o adoctrinadora tiene que ser suprimida
radicalmente de la práctica educativa cotidiana.
19
6. Situando por encima de cualquier otra finalidad la persona y su formación humana en todos
los ámbitos éticos, estéticos, científicos, humanísticos, de personalidad y de convivencia
social.
7. Experimentando y poniendo en marcha nuevos métodos más activos y coherentes con las
nuevas finalidades formativas y educativas perseguidas, como son los de la enseñanza
individualizada y la educación personalizada.
20
De este modo se llega a una situación en la que los propios profesores no tuvieron más
remedio que comprometerse radicalmente en la reflexión y la acción para satisfacer unas
necesidades educativas que al analizarlas desde la distancia que dan los más de treinta años
transcurridos, no solamente vemos como siguen siendo las mismas, sino que incluso se presentan
de forma más grave, aunque en todo este tiempo se hayan hecho tantas leyes educativas y hayan
cambiado tan profundamente las condiciones materiales y sociales para una educación mejor en
nuestro país.
La Experiencia de reforma educativa partió en realidad de una situación que se consideraba
insatisfactoria y en cuyo análisis se implicó la totalidad del Claustro de Profesores y
especialmente la propia Dirección de la Escuela, a cuyo cargo estaba Miguel Ángel Ibáñez, que
fue en todo momento el más comprometido responsable en impulsar la reflexión y el análisis
crítico sobre los problemas educativos del alumnado a los que había que dar solución.
En aquella Escuela Profesional de Riotinto de 1970, cuando todavía vivíamos en una
dictadura que reprimía, perseguía y encarcelaba cualquier acción a favor de los derechos y
libertades democráticas, los profesores constataron una realidad educativa y escolar que había
que cambiar, una realidad caracterizada por la presencia de problemas y necesidades que hoy
después de tanto tiempo siguen todavía muchos de ellos sin resolverse.
Allí se comprobó que existía un rechazo general de los alumnos hacia la Escuela, rechazo
que se expresaba en individualismo, competitividad, falta de participación, ausencia convivencia y
relaciones humanas auténticas, pero también en una pasividad, falta de colaboración,
conformismo y apatía que hacían que la totalidad de los alumnos estuvieran desvinculados de su
Escuela, que no se identificaran con ella ni con sus objetivos. La Escuela era considerada como
algo que no les pertenecía, pero a la que había que asistir porque sus padres así lo habían
ordenado, aunque tenían muchas dudas de que su asistencia pudiera ya servirles para la mejora de
su presente y de su futuro.
Aquellos alumnos manifestaban también un escaso interés por las tareas escolares y el
aprendizaje en general y una ausencia total de espíritu crítico. Todo lo que hacían formaba parte
de una ceremonia carente de entusiasmo y motivación, a la que se sumaban de mala gana siendo
sabedores de que o se adaptaban y pasaban por los criterios establecidos, o corrían el riesgo de
ser excluidos de la misma.
Aquellos profesores sabían muy bien cual era el papel que ejercía la Empresa, dueña y
señora de suelo y subsuelo y también sabían muy bien que los rasgos psicosociales dominantes de
la comarca estaban cargados de fatalismo, conformismo y desconfianza y que esos rasgos
configuraban indirectamente un clima escolar enrarecido, pasivo e individualista que se había
alimentado gracias al duro sistema de selección de acceso, proceso y resultados que regía en la
Escuela hasta 1970, sistema que hacía imposible que se desarrollasen hábitos de cooperación,
solidaridad, ayuda o intercambio, puesto que se trataba de un sistema escolar basado en un
trabajo muy individual y extraordinariamente competitivo, con unas evaluaciones meramente
cuantitativas que se ordenaban conforme a los resultados. El sistema era como si dijéramos el
fiel reflejo de lo que ocurría en la sociedad: privilegiaba y favorecía a los mejor situados de
entrada y marginaba o eliminaba a los que estaban en inferioridad de condiciones. ¿Tiene que ver
algo este paisaje educativo con lo que sucede hoy?
Bajo estos dos factores, la influencia del contexto social de un lado y la del contexto
escolar por el otro, resultaba muy difícil que los alumnos reaccionaran con actitudes de adhesión,
cooperación, e implicación en las tareas de aprendizaje, o simplemente con relaciones más
humanas y desinteresadas, ante lo cual se pusieron decididamente a poner en marcha toda una
Experiencia de innovación y reforma educativa.
21
Aquellos profesores eran muy conscientes de sus limitaciones e intuían con nitidez las
dificultades de la tarea a la que se enfrentaban. Estaban muy inseguros e incluso manifestaron
miedo ante las incertidumbres de unas expectativas que no estaban garantizadas y sin embargo
tenían el convencimiento de que había que cambiar y que por muy mal que les saliesen las cosas,
las insuficiencias educativas no iban a ser mayores que en años anteriores.
Fue en este clima social de incertidumbre e inseguridad, en el que Miguel Ángel Ibáñez,
Director de la Escuela e impulsor de la Experiencia, asume el riesgo de plantear la opción de si
reformar la Escuela en su totalidad o si reformarla sólo parcialmente, dilema que los profesores
resuelven aceptando el reto, o más bien la aventura de hacer frente a una reforma educativa para
la que no había recetas ni proyectos elaborados de antemano.
Proponían medidas que podían cambiarse o mejorarse en el transcurso de la práctica, pero
lo que realmente les interesaba, más que partir de recetas o fórmulas ya conocidas, era sobre
todo conseguir que los alumnos se interesasen por la educación y las tareas escolares, pero sin
basarse en criterios y objetivos previamente establecidos por los profesores, sino partiendo de
los propios alumnos, basándose en ellos y fundándose en las necesidades y demandas formuladas
por ellos mismos ya fuesen directas o expresadas y manifestadas implícitamente. De lo que se
trataba en suma era de hacer una pedagogía “con” todo el alumnado y con el único fin de poder
ayudarles al máximo.
22
De esta forma se subsanaba aquella tradicional marginación de los alumnos que se estancaban o
quedaban rezagados cuando el profesor explicaba para ese supuesto y virtual nivel medio
mayoritario del grupo que por lo general únicamente existe en la cabeza del profesor.
Para esta nueva modalidad activa e individualizada de aprendizaje, para cada una de las
materias o asignaturas, los profesores elaboraron unas fichas orientadoras del trabajo del
alumno, fichas que incluían las actividades más diversas que los alumnos tenían que ir haciendo en
sus respectivos cuadernos de trabajo, no solamente a su propio ritmo sino también con el estilo y
la forma peculiar que cada uno tenía de hacerlo. De esta manera y guiándose para ello de las
instrucciones que le ofrecía la ficha; auxiliándose de los materiales que estaban a su disposición
en el aula y que la propia ficha de trabajo le señalaba y orientándose por las pistas y consejos que
el profesor permanentemente le ofrecía siempre que fuese requerido para ello, cada alumno iba
completando un proceso de aprendizaje individualizado centrado en el trabajo personal por medio
de fichas.
23
4.4.- Lecciones magistrales
Si el trabajo en equipo estaba pensado para el pequeño grupo de cuatro o seis alumnos y las
Puestas en Común se realizaban en el grupo mediano de treinta o cuarenta alumnos que
habitualmente constituían el grupo-clase, todavía les quedaba por establecer algún procedimiento
para el trabajo con el grupo grande o “Gran grupo”, con lo cual se completaba una cierta
coordinación y trabajo en común entre el grupo-clase, o grupo mediano del aula que se
correspondía con la “Sección” y el “Gran grupo” que se correspondía con el “Curso” o conjunto de
alumnos que pertenecían al mismo nivel y tipo de estudios. Y este procedimiento fue el que
denominaron como “Lecciones magistrales” que no eran otra cosa que lo que comúnmente
entendemos por ello, es decir, la explicación de un tema general por el profesor o especialista,
pero con la salvedad de que allí se hacía en contadas ocasiones y únicamente cuando se trataba de
iniciar un nuevo proceso de aprendizaje, o una nueva unidad temática, o bien cuando se
recapitulaba, repasaba o sintetizaba un determinado tema o periodo de aprendizaje.
Por tanto y desde el respeto a la autonomía de los alumnos, no se podían elaborar horarios
rígidos y programados por criterios puramente aritméticos, lógicos o fijados por la
administración educativa, por lo que necesariamente la distribución del tiempo siempre era
flexible e individualizada, siendo impensable un horario igual para todos, puesto que el principio
del que se partía era que el horario estaba al servicio de la persona del alumno y no el alumno al
servicio del horario, como había ocurrido hasta entonces y habitualmente sucede en la gran
mayoría de las escuelas. No obstante esta flexibilidad individualizada de la distribución del
tiempo de permanencia en la Escuela, no impedía que pudieran de alguna manera programarse
regularidades por semanas o quincenas, porque en cualquier caso siempre era posible introducir
las actividades colectivas que se considerasen más oportunas.
Otro aspecto importante en la consideración de los horarios fue el tratamiento que se
propuso para el llamado “Recreo”, un tiempo que se dedicaba al descanso o al juego y cuya razón
de ser estribaba en el cansancio que los alumnos experimentaban tras largas horas de
permanecer sentados escuchando en silencio las explicaciones del profesor. Sin embargo, si ahora
los alumnos podían gozar de flexibilidad horaria y libertad de movimientos este tiempo asignado
al “Recreo” no tenía sentido alguno, en cuanto que si un alumno cualquiera podía entrar o salir del
aula con entera libertad, la necesidad de descanso en un tiempo especial e idéntico para todos no
estaba justificada. Paralelamente si la jornada escolar se reducía como consecuencia de prestar
una mayor atención horaria a las actividades deportivas y lúdico-formativas, el “Recreo” como
tiempo muerto dentro de la jornada escolar carecía de utilidad e incluso podía resultar negativo
para el desarrollo de los nuevos objetivos educativos que se perseguían con la Reforma Educativa.
4.6.- Espacios
La Escuela Profesional SAFA de Riotinto constituía en su conjunto, tanto por su enclave
paisajístico como por su diseño y construcción arquitectónica, un espacio especialmente adaptado
para la actividad educativa y cultural, sin embargo todavía quedaba organizar las aulas de un modo
diferente y así se hizo.
24
Del aula en la que permanecían generalmente un mismo grupo de alumnos a excepción de
cuando iban al taller, se pasó a la denominada “Aula de materia o asignatura”, a la que todos los
alumnos asistían de acuerdo con lo que cada uno de ellos tenía establecido en su “Plan de Trabajo”
individual, pudiéndose dar la circunstancia de que por las características especiales de cada aula,
unas se destinasen a trabajo personal y otras a trabajo en equipo, a reuniones o a Puestas en
Común. Es decir, eran los espacios y su disposición los que estaban al servicio y en función de las
necesidades de la educación del alumnado, y no en base a criterios apriorísticos, de rutina o
sencillamente unilaterales de la dirección como habitualmente sucede en nuestras escuelas e
institutos.
El mobiliario, como cualquier otro recurso se dispuso de manera flexible y en función del
tipo de trabajo que los alumnos desarrollaban o del tipo de exigencia educativa que la actividad
requería, así por ejemplo, desaparecieron esas hileras individuales de la escuela pasiva y
silenciosa, siendo sustituidas por mesas bipersonales o dispuestas para el trabajo en equipo, la
asamblea o la Puesta en Común, completando el espacio con estanterías en las que se colocaban
numerosos libros y materiales que los alumnos debían consultar para la realización de su trabajo
personal mediante las fichas.
Si cada aula era en realidad una biblioteca especializada, carecía también de sentido que
cada alumno tuviese un mismo libro de texto igual para todos, puesto que siempre resultaría más
interesante y educativo la diversidad de recursos como libros de consulta, revistas, periódicos,
transparencias, diapositivas, etc, que al estar a disposición de cada alumno, les permitiría tener
una visión más integradora y personalizada de cada unidad o tema de estudio.
25
Con el mismo objetivo de conocer a los alumnos y sus necesidades educativas se propuso la
figura del “Profesor Encargado de Curso”, o profesor responsable del conocimiento y la
orientación del curso o conjunto de grupos o secciones de un mismo nivel y tipo de estudios,
estando sus funciones básicamente dirigidas a estimular la participación y el autogobierno del
“Curso”, para lo cual intervenía cuando lo creía necesario y siempre que los alumnos lo solicitasen
bien para aclarar dudas, o bien para serenar tensiones y animar la convivencia o para aportar
nuevos enfoques y perspectivas y sobre todo para impulsar a lo largo de todo el año académico
actividades formativas y complementarias. Se trataba en definitiva de conseguir que cada
“Curso” fuese una comunidad de trabajo viva, dentro de la comunidad amplia de la Escuela.
Con este planteamiento se comenzaron a analizar cada una de las asignaturas, tanto desde
el punto de vista de la relevancia y significación de sus contenidos, como desde la organización y
sistematización más adecuada a los fines formativos perseguidos, a los que estaban obviamente
subordinadas. Así por ejemplo, centraron su atención en aquellas materias que tradicionalmente
habían tenido un trato preferente en el horario y en aquellas otras que habían sido menos
importantes, tratando de descubrir las razones explícitas e implícitas que fundamentaban esas
diferencias de tratamiento temporal, descubriendo que en realidad tales razones no existían y si
las había eran el fruto de convenciones y decisiones insuficientemente justificadas desde la
perspectiva de la educación integral del alumno. De aquí que optaran por prestar una mayor
atención a aquellas materias que aportaban mayor riqueza a la formación humana y social, a la
coherencia del compromiso ético y religioso personal y a la convivencia, es decir que
decididamente se volcaron en asignaturas formativas y de carácter educativo, aunque buscando el
necesario equilibrio con aquellas de carácter más instructivo, de conocimiento o más técnico y
profesionalizador.
Desde los primeros instantes, la orientación curricular fue muy clara, orientación que
tampoco era nueva, puesto que entroncaba con el original estilo SAFA; con el proceso de
renovación religiosa y educativa interna que se estaba viviendo en aquellos momentos; con el
carácter más coherente y evangélico que se pretendía dar a la formación cristiana y que ya había
sido puesto de manifiesto por el Concilio Vaticano II, pero sobre todo porque aquellos profesores
estaban convencidos de que no bastaba con que la Escuela diera profesionales con perfecto
dominio de su oficio, sino que lo realmente más importante era conseguir profesionales
responsables de su quehacer, que se pregunten por el sentido social de su trabajo, a quiénes
sirven, como organizarlo mejor, como se reparten los frutos, quien lleva el control etc. En una
palabra, que estén en condiciones de realizarse con su trabajo y de sentirse felices porque se
vean responsables de su actividad total y le encuentren un sentido trascendente.
Todo este enfoque integrador, humanístico y social se completaba con las llamadas
«materias optativas», que más que materias o asignaturas en el sentido tradicional del término,
eran en realidad actividades complementarias que de acuerdo con los medios disponibles se
podían o no realizar a lo largo de todo el curso de forma organizada, como fueron por ejemplo las
materias de inglés, fotografía, cine o música.
26
Por otra parte y en cuanto a la sistematización y secuenciación de contenidos y aunque en
los comienzos la única idea que era aceptada por todos era el llamado «programa mínimo»,
formado por aquellos contenidos, no que todos debían adquirir como se suele habitualmente
considerar a estos contenidos, sino aquellos que todos pueden “efectivamente” conseguir de
acuerdo con el nivel de maduración psicológica y las características generales del grupo.
Ya en el segundo año de la Experiencia, se pasó al concepto de «Área» y a la planificación
por objetivos. El Área entendida como aquel conjunto de materias o disciplinas íntimamente
relacionadas entre sí de manera lógica, las cuales era necesario también unir desde la perspectiva
psicológica y práctica. Y los objetivos enfocados fundamentalmente desde el ámbito
psicoafectivo, sin el cual, resultaba en la práctica imposible abordar los propios del ámbito
cognoscitivo, es decir, tratando siempre de unir al máximo, actitudes, motivación y disposiciones
internas con la adquisición de conocimientos, habilidades, procedimientos y la realización de
trabajos prácticos y concretos, unidad que se hacía posible por medio de los trabajos en equipo y
multidisciplinares.
De una Escuela selectiva, academicista y meritocrática que era incapaz de dar respuesta a
las necesidades educativas detectadas, se pasó a una escuela de actividad, autonomía y
responsabilidad, en la que ya no era necesario competir sino colaborar, en la que ya no tenía
sentido sobresalir, sino responsabilizarse, en la que ya carecían de valor las calificaciones, las
notas y los exámenes.
Efectivamente, en aquella Escuela los exámenes desaparecieron puesto que como bien decía
la Ley General de Educación, la evaluación no puede ser reducida a actos puntuales en
determinados momentos del curso, puesto que su objeto es ayudar a los alumnos para que
mejoren su proceso de aprendizaje, y para ayudarles no hay nada mejor que hacerlos partícipes
de su propia evaluación. Por ello allí todo el mundo estaba aprobado de antemano puesto que el
objetivo no era clasificar para excluir sino responsabilizar para incluir.
Bajo este enfoque integrador e inclusivo, los profesores decidieron que fueran los propios
alumnos los que participaran en las evaluaciones, pero también los que sugirieran el esquema de
funcionamiento de las mismas. De este modo las clásicas sesiones de evaluación trimestrales
dejaron de ser sesiones de calificación en la que se pasan las notas, convirtiéndose en reuniones
plenamente educativas en las que primero se realizaba una autoevaluación en la que se implicaban
todos los alumnos y profesores, después dicha autoevaluación era discutida por los propios
compañeros en la reunión del grupo y por último se realizaba la evaluación en la que los profesores
teniendo en cuenta todos los datos recogidos de la evaluación continua en el aula y de las
autoevaluaciones de los alumnos, sugerían medidas y orientaciones proponiendo en cada caso la
nota más adecuada, pero siempre sabiendo que nadie suspendía y que era el propio alumno y los
compañeros los que prácticamente ya la habían anticipado.
27
5.- Conclusiones
28
sobre todo porque es creada y subvencionada por la propia Empresa que ha dirigido, controlado,
patrimonializado y explotado secularmente la comarca, pero también porque es gestionada
administrativa y pedagógicamente por una institución religiosa que le imprime también un
carácter singular. En otras palabras: la Experiencia sucedió también porque existió una
Institución SAFA creada por la Compañía de Jesús que la dota de una orientación humanista y
social que va a resultar totalmente incompatible con el enfoque que quería mantener la Empresa.
Por una parte la Empresa, siguiendo criterios puramente de rentabilidad económica, intenta
desprenderse de los gastos que la Escuela le supone, al mismo tiempo que la acusa de ser la
fuente y el origen de toda la conflictividad social y laboral que comienza a nacer en la Cuenca.
Y por otra la SAFA animada por una tradición de servicio social, unas renovadas ideas de
mayor encarnación en la realidad y un concepto más coherente de religiosidad cristiana al amparo
del impulso del Concilio Vaticano II y de los nuevos movimientos cristianos, se compromete con
una Experiencia a la que pone como ejemplo para todas sus Escuelas.
Por tanto la dirección que la Experiencia adopta está marcada por una Institución como la
SAFA que está viviendo en aquellos momentos un espíritu de renovado compromiso con los
trabajadores y también de cambios en la organización, cambios que son impulsados por una figura
carismática en la Institución, el Rector Manuel Bermudo de la Rosa, un personaje de una sólida
formación social y obrera.
En este debate, que únicamente es perceptible a partir de 1970, el papel más destacable
tanto por su compromiso educativo y social como por sus percepciones e intuiciones pedagógicas,
hay que situarlo en un personaje sin el cual, con toda certeza, la Experiencia no se hubiese llevado
a cabo, el Padre Miguel Ángel Ibáñez Narváez, personaje que dada su formación, sus intuiciones y
su capacidad de reflexión, argumentación y análisis consigue imprimir un sentido profundamente
humano a toda la actividad educativa desarrollada.
En definitiva se trata de una Experiencia única que posee una identidad sociocultural
procedente de un contexto obrero fuertemente victimizado que comienza a emerger y a liberarse
de su secular opresión. Que posee también una dirección educativa marcada por una institución
como la SAFA creada originalmente para prestar servicios educativos en aquellos lugares de la
geografía andaluza más necesitados. Pero que también adquiere un sentido original que se
concreta en el impulso que el Padre Miguel Ángel Ibáñez, un personaje con un característico
sentido común, que le hace, casi sin darse cuenta, conectar las más profundas raíces evangélicas e
ignacianas con las exigencias sociales y de la persona, una conexión en la que aparecen nítidas las
semejanzas con la Educación Personalizada y Comunitaria de Pierre Faure y la Educación
Liberadora de Paulo Freire.
Si a estos tres elementos, Cuenca Minera, SAFA y Padre Ibáñez, se le añade además el
entusiasta y comprometido esfuerzo de un profesorado que se ve sorprendido y desbordado por
la adhesión casi unánime del alumnado y por los positivos cambios de actitud y de motivación que
comienzan a manifestarse nada más comenzada la Experiencia, tenemos servido entonces un
acontecimiento real que como dice Hugo Assman no puede ser atrapado ni desmenuzado, porque
globalmente, más que un acontecimiento fue en realidad todo un fenómeno social, que aunque
reducido a los límites espacio-temporales, su potencialidad salta más allá del tiempo, pudiendo
constituirse en fuente de numerosas propuestas pedagógicas.
29
Por tanto se trata de una Experiencia que aunque no es reproducible, si es a nuestro juicio
totalmente válida para dar respuestas, aunque obviamente siempre limitadas y provisionales, a las
exigencias educativas de la sociedad de hoy.
Por otra parte, el profesorado de la Experiencia aunque no fue plenamente consciente de
ello, en realidad estaban conectando los procesos educativos que desarrollaron no solamente con
las más genuinas esencias de reflexión, actividad, adaptación y respeto a la persona del
Paradigma Pedagógico Ignaciano, sino también con los principios pedagógicos de todo un
emergente movimiento de Educación Liberadora que a partir de las década de los sesenta
comenzó a desarrollarse en todo el mundo.
Las coincidencias en este sentido, son notorias. No obstante y tal vez lo más significativo,
es nuevamente ese salto temporal por el que la Experiencia se anticipa sin saberlo a movimientos
pedagógicos que todavía no habían llegado a España y con los que guarda importantes
paralelismos. Este es el caso por ejemplo de la "Investigación-Acción" una forma de concebir y
hacer pedagogía que busca la coherencia entre los fines originales perseguidos y los medios
prácticos utilizados para conseguirlos, intentando permanentemente mejorar la calidad de los
procesos y de los productos educativos.
La Experiencia no solamente constituyó una especie de fenómeno de transformación
personal a partir del compromiso con la actividad educativa, cultural y social, sino también un
proceso educativo de perfeccionamiento profesional muy semejante a los procesos de
investigación-acción, ya que en ella:
Las formas habituales y tradicionales de programar, enseñar y evaluar, así como los
contenidos curriculares entraron en crisis, como consecuencia de la actitud pasiva,
desinteresada y negativa del alumnado.
30
clase, para convertirse en una responsabilidad social compartida y comprometida en
mejorar todos los productos y procesos educativos.
La dirección de la Institución que ampara y da cobertura organizativa y pedagógica a la
Experiencia, así como la propia dirección de la Escuela, ambas representadas por la SAFA y
el Padre Miguel Ángel Ibáñez, facilitan todos los procesos de diálogo y comunicación
horizontal necesarios, de tal manera que los cambios realizados no son de "arriba abajo"
sino de "abajo arriba", es decir, parten de necesidades y situaciones educativas concretas
que viven personas concretas para llegar mediante la acción y la reflexión a cambios que
van poco a poco impregnando el conjunto de la organización, incidiendo en una mayor
coherencia con los fines de la Institución e incluso proponiendo fines nuevos.
En definitiva, la Experiencia reforma en innovación educativa llevada a cabo por la Escuela
Profesional SAFA de Riotinto en el periodo de 1970 a 1973 posee a nuestro juicio plena
actualidad porque:
1. Están vigentes incluso con mayor gravedad si cabe, los problemas educativos que la
justificaron, ya que en realidad la Experiencia no fue más que una respuesta concreta que
un grupo de profesores intentan dar a una situación educativa que consideraron
insatisfactoria. Hoy cuando en centros de similares características se observan problemas
como el desinterés por el aprendizaje, desmotivación, convivencia, absentismo,
desvinculación de las instituciones escolares, atención a la diversidad, ausencia de diálogo y
prácticas democráticas entre otros, la necesidad de buscar principios educativos más
explicativos y estrategias metodológicas más eficaces es sin duda alguna imperiosa,
necesidad que creemos puede ser satisfecha mediante la re-creación de la Experiencia.
2. Sus aportaciones pedagógicas, dada su vitalidad y su radicalidad, dada la importancia que
concede al análisis riguroso de las raíces y causas de los problemas, así como el lugar
central que ocupa el valor de la persona, sin ser consciente de ello, se anticipan en el tiempo
a las finalidades y métodos que desde las actuales leyes educativas se propugnan, así como
también a propuestas educativas de plena actualidad. En este sentido los paralelismos con
los principios pedagógicos de la LOGSE son nítidos: el papel central de la tutoría, el
principio de atención a la diversidad y los de autonomía organizativa y flexibilidad del
currículum.
3. Los impactos que la misma tuvo en sus participantes en relación al desarrollo personal y a la
adquisición de actitudes, han hecho que sus principios educativos posean un valor inmanente
e imperecedero, saltando por encima del tiempo para convertirse humildemente en un
modelo de referencia capaz de hacer frente en clave de responsabilidad social a los
problemas y necesidades de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
31
Y esto es precisamente lo que fue la Experiencia, una ecología cognitiva que propició el
desarrollo personal de los que la protagonizaron y que indujo la construcción de concepciones
éticas y humanistas que se expresaron en un compromiso de lucha por la salvación de una Escuela
y de una Experiencia que consideraban como propias y que finalmente se extendió a otras esferas
de la vida social. En otras palabras: aquella Escuela fue a nuestro juicio una auténtica Escuela de
ciudadanía democrática comprometida con valores humanos que produjo en cada uno de los
participantes cambios imperecederos.
Por todo ello la Experiencia constituye a nuestro juicio un magnífico testimonio y un claro
antecedente histórico de las líneas generales por las que se orienta el nuevo paradigma educativo
emergente, ya que la misma intentó en su contexto y con sus limitados recursos materiales lo
siguiente:
1.- Satisfacer las necesidades educativas de la nueva sociedad del conocimiento, puesto que en
aquella Escuela:
Eran los propios alumnos los encargados de buscar información, procesarla y obtener
de ella conocimiento. Su protagonismo era esencial, lo cual significaba también
educarles en actitudes de autonomía, responsabilidad y toma de decisiones.
32
Se construyó una auténtica comunidad de aprendizaje ya que los alumnos eran los
responsables de su propio aprendizaje, un aprendizaje que estaba ligado a sus propias
necesidades e intereses y en el que se implicaban y vinculaban.
Se propiciaba una educación social y política a través del análisis crítico de los
contextos vitales y basada en principios democráticos de convivencia.
3.- Educar a la persona entera, tanto en sus dimensiones sociales, como emocionales y
espirituales, ya que allí:
Se reflexionaba individual y comunitariamente sobre la conducta personal y como
ésta incidía en la convivencia y en el desarrollo del grupo, reflexión que abarcaba el
análisis de emociones y sentimientos.
Se propiciaba el diálogo, la comunicación y la interacción social a todos los niveles,
promoviendo relaciones sociales empáticas y amistosas.
Se reflexionaba sobre uno mismo reconociendo los aciertos y errores, afrontando las
consecuencias de las acciones sin sentimientos negativos.
Se reconocían los valores y cualidades positivas existentes en cada persona, en la
sociedad y en la naturaleza, propiciando la búsqueda de nuevas cualidades y valores.
Se desarrollaba un sentido de esperanza activa y de fe en que todo puede mejorarse.
33
Se promovía el aprendizaje organizativo transformador de ciclo doble: actuaciones
sobre las causas, a medio y largo plazo, adoptándose una perspectiva sistémica con
cambios cognitivos y axiológicos en los participantes.
Se concibe la organización escolar como una responsabilidad y una tarea colectiva.
Visión del centro educativo como el lugar donde se analiza, discute y reflexiona,
conjuntamente, sobre lo que pasa y lo que se quiere conseguir.
34