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ENTRE LA MONTAÑA Y EL MAR

Patanemo un Área Arqueológica


de la Costa Centro Norte de Venezuela
Universidad Central de Venezuela
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Antropología
Departamento de Arqueología, Etnohistoria y Ecología Cultural

ENTRE LA MONTAÑA Y EL MAR


Patanemo un Área Arqueológica
de la Costa Centro Norte de Venezuela

Autor: Br. Eduardo Herrera Malatesta


Tutor: Dr. Andrzej Antczak
Asesor: Prof. Rodrigo Navarrete

Caracas, abril de 2004


Universidad Central de Venezuela
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Antropología
Departamento de Arqueología, Etnohistoria y Ecología Cultural

ENTRE LA MONTAÑA Y EL MAR


Patanemo un Área Arqueológica
de la Costa Centro Norte de Venezuela
Trabajo de Grado Presentado para Optar al Título de Antropólogo

Autor: Eduardo Herrera Malatesta


Tutor: Dr. Andrzej Antczak
Asesor: Prof. Rodrigo Navarrete

Caracas, abril de 2004


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA
DEPARTAMENTO DE ARQUEOLOGÍA, ETNOHISTORIA
Y ECOLOGÍA CULTURAL

ENTRE LA MONTAÑA Y EL MAR:


Patanemo un Área Arqueológica de la Costa Centro Norte de Venezuela

Autor: Eduardo Herrera Malatesta


Tutor: Dr. Andrzej Antczak
Asesor: Prof. Rodrigo Navarrete
Fecha: 26/04/2004

RESUMEN

El propósito de este estudio fue realizar una investigación de sondeo en el área de la Cuenca
de Patanemo, Edo. Carabobo, con el fin de proporcionar las primeras descripciones e
interpretaciones arqueológicas sistemáticas para dicha cuenca; así como relacionar los sitios
ubicados con los datos que se poseen acerca de la arqueología del Centro Norte de
Venezuela, con el objetivo de poder realizar interpretaciones más coherentes acerca de los
pobladores que ocuparon ésta área. Para ello se realizó un estudio sistemático que permitió:
a) localizar sitios arqueológicos prehispánicos en la Cuenca de Patanemo y reseñar las
características cuantitativas y cualitativas de los sitios y los materiales recolectados (cerámica,
concha, hueso, lítica); b) definir a través de un análisis formal y estilístico a que serie cerámica
se asemejan los materiales encontrados en los sitios arqueológicos, c) determinar una
cronología relativa para los sitios arqueológicos trabajados, d) definir el tipo de sitio
encontrado y su dimensión, e) determinar la relación estilística y temporal entre los sitios
investigados, y f) realizar una revisión exhaustiva de las fuentes bibliográficas existentes sobre
la arqueología del Centro-Norte de Venezuela. La presente investigación se inscribe en la
modalidad de investigación de sondeo que tiene como fundamento proporcionar
descripciones e interpretaciones preliminares, pero coherentes con los materiales
arqueológicos recolectados. Los resultados de la investigación evidenciaron que: los cuatro
sitios escogidos para examinar fueron clasificados como pertenecientes a la serie Valencioide,
aunque en todos ellos, en mayor o menor medida, se observan elementos pertenecientes a
otros estilos y series cerámicas presentes en las costas centrales. Igualmente se consideró de
manera preliminar ubicar tres de los sitios dentro del período IV, y uno de ellos entre el
período IV y el V. Se consideró que no era posible proponer dimensiones para los
yacimientos puesto que sería especulativo y no descriptivo.

Descriptores: Cuenca de Patanemo, Centro-Norte de Venezuela, investigación de sondeo,


identificación de series cerámicas, esfera de interacción Valencioide, series y estilos costeros,
Arqueología Interpretativa.
A los hombres, mujeres y niños de Patanemo
sin ellos este trabajo no existiría

A Parisina Malatesta
símbolo de ejemplo y admiración en mi vida...
De aquí a unos cientos de años, en este mismo lugar, otro viajero tan
desesperado como yo, llorará la desaparición de lo que yo hubiera podido ver y
no he visto. Víctima de una doble invalidez, todo lo que percibo me hiere, y me
reprocho sin cesar por no haber sabido mirar lo suficiente

C. Lévi-Strauss, Tristes Trópicos, 1970


AGRADECIMIENTOS

En primer lugar me gustaría agradecer de todo corazón a la gente del Pueblo

de Patanemo que colaboro constantemente en este trabajo. El Sr. Víctor Vásquez

quien me guío, acompañó y asesoró durante todos mis trabajos de campo y junto con

su esposa me permitieron realizar los pozos de sondeo en su patio. A la Sra. Noria de

Vásquez quien me abrió las puertas de su casa y de su familia, y siempre se mostró

interesada y colaboradora conmigo y con mi trabajo, igualmente quisiera agradecer

enormemente a sus hijos Víctor José (Cheche) y Víctor Manuel (el negrito) por haber

sido siempre amables y colaboradores.

Al Sr. Luis Flores por haberme permitido excavar y recolectar material

arqueológico ubicado en su terreno en Los Pueblos, así como, darme la oportunidad

de acampar en varias oportunidades en su terreno en la montaña. Igualmente

agradezco la colaboración y cariño de su esposa la Sra. Marina de Flores y su hijo

Freddy Flores. También agradezco la colaboración de los ayudantes del Sr. Flores,

Martín, “el sapo” y “el diablo” quienes muy amablemente colaboraron con este

trabajo. Igualmente quisiera agradecer al Sr. Adrián, quién permitió que yo y mi


equipo acampáramos en su terreno durante más de diez días, y siempre estuvo atento,

amable y cariñoso con nosotros.

Al Sr. Ernesto Mijares, vecino de Primavera, quien de manera muy

amablemente me permitió excavar en su patio y me presto las comodidades de su

casa. Igualmente le agradezco la confianza que puso en mí al entregarme la

responsabilidad de estar en su propiedad en varias oportunidades sin su presencia.

Al Sr. Gregorio Fareites (Goyo) por permitirme el acceso a su casa y a su

familia, y mostrarse siempre colaborador e interesado por el pasado indígena de

Venezuela, así como orientarme en repetidas oportunidades. A su hija Carolina y su

hijo Noe por ayudarme y ser siempre amables y cariñosos.

También quisiera agradecer enormemente a la familia de la Sra. Noria de

Vásquez quienes siempre fueron abiertos y muy colaboradores conmigo y con mi

trabajo, con sincero cariño a: Manuel (Chito), Galides, Miriam, Zulay y su hija

Daniela, y Daniel con quien mantuve interesantes conversaciones. También

agradezco inmensamente las colaboraciones, cariño y atenciones que tuvieron hacia

mí la familia del Sr. Víctor Vásquez, a su madre la Sra. Guillermina de Vásquez y a

su padre el Sr. Gumersindo Vásquez.

Quisiera agradecer con mucho cariño las colaboraciones, atenciones y

amistades que me prestaron Arturo (Arturito), el “negrito”, al Sr. José Antonio

Blanco-Uribe Ortiz (Totón), vecinos del Pueblo de Patanemo; y muy afectuosamente

agradezco las atenciones del Sr. Niño y El Sr. Neptalí quienes tienen sus terrenos en

Los Pueblos; a todos ellos que fueron amables y muy contribuyentes con este trabajo

y conmigo.
Igualmente agradezco a todas aquellas personas que habitan en Los Caneyes,

Sta. Rita, Pueblo de Patanemo, Primavera y Los Pueblos, que de manera indirecta

colaboraron con el trabajo y conmigo, a todas aquellas personas que me extendieron

la mano, me dieron sus sonrisas y sus palabras, sus preguntas y explicaciones, a todos

esos hombres, mujeres y niños que durante mis trabajos me recibieron de manera

impecable, a todos gracias...

Quisiera agradecer inmensamente a Parisima Malatesta, mi mamá, quien

siempre ha estado conmigo durante toda mi vida, acompañándome, enseñándome, y

siendo el pilar que ha sostenido mi desarrollo personal y académico, así como,

ensañarme que no hay meta cumplida sin dolor y esfuerzo. A mi hermano Carlos

Herrera Malatesta quien con sus consejos y colaboraciones ha hecho que mi vida sea

más completa, alegre y virtuosa. A mi hermana Romina Herrera Malatesta quien me a

apoyado en todas mis metas académicas y espirituales, y que ha marcado un ejemplo

de valor en mi vida. A mi papá, Eduardo Herrera Zapata, por enseñarme a entender

las cosas que no veo, por mostrarme los caminos pero nunca obligarme a seguir

ninguno.

A Jeyni González, mi pareja, mi estimulo, mi amor, a ella agradezco su

compañía emocional y académica, colaboradora constante e incasable en los trabajos

de campo en Patanemo y del laboratorio en la UCV. A ella que desde los inicios de

mi carrera siempre estuvo presente y brindándome todo su amor...

Al Dr. Andrzej Antczak, quien además de orientar y tutorar este trabajo, me

enseñó a ver la arqueología de una manera diferente, a entender que el pasado no es

una simple construcción elemental. Gracias también por la sincera amistad que
siempre me manifestó. A la Dra. Maria Magdalena Mackowiak de Antczak quien

siempre se mostró abierta e interesada en colaborar con este trabajo, por su amistad,

sinceridad y comprensión. A Konrad y Oliver cariñosos amigos. A MAKO, siempre

presente y afectuoso, amable y comprensivo, un millón de gracias...

Al Prof. Rodrigo Navarrete, quien sin dudarlo siempre escuchaba mis

preguntas y sin reserva me obsequiaba sus críticas y consejos, a él le agradezco ser mi

profesor, asesor y amigo. A Cesar por sus comentarios de animo constantes, por su

buen humor y su amistad. A Guillermo por siempre preguntar ¿cómo va esa tesis?

Al Ing. Agr. Andrej Sykora, sin su ayuda y conocimientos el inicio del trabajo

de campo en Patanemo hubiese tardado mucho más, gracias por su amistad y por

siempre estar presente cuando se le necesitaba. A Elmara de Sykora por colaborar en

el primer trabajo de campo realizado en Patanemo, y estar atenta al desarrollo de esta

investigación.

Quisiera agradecer con todo cariño a Manuela Blanco, mi amiga, siempre

pendiente e interesada en mí y en esta tesis, siempre ahí, aquí...

A Luramys Díaz, colaboradora perseverante. Sin su ayuda los trabajos de

campo no hubiesen estado completos, gracias por los dibujos, las formas de vasija,

los levantamientos, por el aguante, y sobre todo por los kilos de material que bajamos

de la montaña...

A Angélica Monterola, amiga, compañera, confidente, gracias por todo el

apoyo y la amistad.

A Daniela Rivera por su participación en uno de los trabajos de campo y por

estar siempre pendiente del desarrollo de esta investigación.


A Emma Klein, por estar siempre presente, por ser mamá y amiga, por ser

compañera de estudios y maestra de vida.

Agradezco enormemente las colaboraciones de los estudiantes de la Escuela

de Antropología que participaron en las actividades de Laboratorio: Beatriz Juárez,

Gonzalo Chacón, Ananda Hernández, Judith Lamanna, Luis Jackson, Cristel Romero,

Yajaida Garrido, Keyla Rangel, Gerardo Córcega, muchísimas gracias a todos por su

buen trabajo.

A Johana Chávez por colaborar en la identificación de los huesos humanos

recuperados en una de las excavaciones, y Mony Vidal por prestarme material

bibliográfico para la descripción de los mismos.

A Ernesto Figuera, por confiarme su GPS con el cual fue posible tomar las

coordenadas geográficas de los sitios arqueológicos visitados.

Agradezco muy especialmente al Prof. Rodrigo Lazo (EcoSIG - IVIC) que me

proporcionó sin ninguna reserva sus conocimientos sobre SIG, ayudándome a realizar

los mapas que se muestran en este trabajo, igualmente agradezco a sus estudiantes

Sergio y Efraín por siempre estar atentos y colaboradores.

Al Dr. Horacio Biord Castillo, amigo y entusiasta investigador de la historia

del Centro Norte de Venezuela, gracias por los consejos y comentarios sobre la

investigación.

A la Prof. Maria Eugenia Villalón quien colaboro con sus muy oportunas

críticas y comentarios acerca de los trabajos de campo en Patanemo, gracias por las

palabras sinceras y por la amistad.


A la Ant. Leticia Marius por las atenciones y las ayudas a mi trabajo, por estar

pendiente y ser abierta colaboradora.

A la profesora Kay Tarble por estar siempre dispuesta a escuchar y enseñar.

Al Profesor Carlos A. Martín por estar atento e interesado en colaborar en todas mis

actividades académicas, y siempre proporcionar su crítica constructiva.

A los profesores del Departamento de Arqueología, Etnohistoria y Ecología

Cultural de la Escuela de Antropología Rodrigo Navarrete, Kay Tarble, Luis E.

Molina, Carlos Alberto Martín y Emanuele Amodio, por estar siempre dispuestos a

colaborar con sus críticas, sus conocimientos, y material de apoyo. Gracias a ellos por

enseñarme diversas maneras de percibir el pasado.

A los Antropólogos del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), Ana Cristina

Rodríguez, Pedro Ribas y George Amáis por estar pendientes del trabajo y colaborar

con sus comentarios.

Agradezco igualmente el espacio proporcionado por el Laboratorio de

Arqueología de la Universidad Simón Bolívar, dirigido por el Dr. Antczak y la Dra.

Mackowiak de Antczak, donde se desarrollaron algunas de las actividades

concernientes a este trabajo.

Quisiera agradecer a Leonardo Páez por ayudarme en los inicios de mi tesis,

cuando todavía pensaba trabajar en Vigirma, gracias por abrirme las puertas de su

casa y guiarme por lo parajes de la montaña. Igualmente quisiera agradecer a Edward

(Tata) y a su señora, vecinos de Vigirima, por haberme llevado desde Patanemo a

Valencia y haberse puesto a la orden conmigo y mi trabajo.


Al Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) y al Instituto Nacional de Parques

(Inparques) por haberme otorgado los permisos necesarios para realizar mí trabajo

dentro de las leyes y normas establecidas.

A la Escuela de Antropología, sus profesores, el personal administrativo, sus

estudiantes...

A la Universidad Central de Venezuela, el Alma Mater, por brindarme

espacios y tiempos extraordinarios que no hubiese conseguido en ninguna otra

universidad, por acogerme y brindarme todo lo que pudo. Igualmente quisiera

agradecer la ayuda económica prestada por la Escuela de Antropología y el Vice-

rectorado Académico.

Agradezco muy especialmente a Vanesa, Karín, Yarlín y Johana, mis primeras

amigas en la carrera, a ellas les doy las gracias, y a pesar de la distancia, nunca voy a

olvidar todo lo que hicieron por mí en nuestro primer semestre...

Agradezco al Padre y a su Hijo, siempre aquí, siempre ayudando, siempre

presentes...
ÍNDICE

pág.

Lista de imágenes ................................................................................................. xvii


Lista de mapas ...................................................................................................... xviii
Lista de tablas ....................................................................................................... xviii
Lista de gráficos ................................................................................................... xix
Lista de formas de vasija ...................................................................................... xix
Lista de formas de base ........................................................................................ xx
Lista de anexos ..................................................................................................... xx

INTRODUCCIÓN ................................................................................................ 1

CAPÍTULO I ........................................................................................................ 7
La Investigación y sus Objetivos ....................................................................... 8

CAPÍTULO II ....................................................................................................... 16
El Entorno Geográfico y Ecológico ................................................................... 17
2.1. Introducción .......................................................................................... 17
2.2. El Lago de Valencia .............................................................................. 18
2.3. La Cordillera de la Costa ...................................................................... 22
2.4. La Costa Caribeña ................................................................................. 25
2.5. El Archipiélago de Los Roques ......................................................... 26

CAPÍTULO III ..................................................................................................... 28


Historia de las Investigaciones Arqueológicas en el Centro-Norte de
Venezuela ............................................................................................................. 29
3.1. Introducción .......................................................................................... 29
Cont... pág.
3.2. Exploradores y Naturalistas: 1887 – 1932 ............................................ 29
3.3. Inicio de la Arqueología Sistemática: 1932 – 1958 .............................. 35
3.4. La Arqueología desde 1958 hasta el presente ....................................... 41

CAPÍTULO IV ..................................................................................................... 47
La Esfera de Interacción Valencioide ............................................................... 48
4.1. Introducción .......................................................................................... 48
4.2. La Cuenca del Lago de Valencia .......................................................... 51
4.3. La Costa Centro-Norte........................................................................... 57
4.4. El Archipiélago de Los Roques ............................................................ 59

CAPÍTULO V ...................................................................................................... 65
Marco Teórico de la Investigación .................................................................... 66
5.1. Introducción .......................................................................................... 66
5.2. La Investigación en Patanemo .............................................................. 67
5.3. Las Comparaciones Macro-regionales .................................................. 70

CAPÍTULO VI ..................................................................................................... 85
Metodología de la Investigación ........................................................................ 86
6.1. Método de la Investigación ................................................................... 86
6.2. Métodos y técnicas del Trabajo de Campo ........................................... 89
6.3. Métodos y técnicas del Trabajo de Laboratorio .................................... 100

CAPÍTULO VII .................................................................................................... 105


Descripción del Material y las Excavaciones por Unidades de Muestreo ..... 106
7.1. Los Pueblos ........................................................................................... 106
7.2. Primavera .............................................................................................. 123
7.3. Pueblo de Patanemo ............................................................................. 140
7.4. Ensenada de Patanemo .......................................................................... 155
7.5. Tipos de Vasija ...................................................................................... 166

CAPÍTULO VIII .................................................................................................. 181


Análisis del Material por Unidades de Muestreo ............................................ 182
8.1. Introducción .......................................................................................... 182
8.2. Los Pueblos ........................................................................................... 184
8.3. Primavera .............................................................................................. 193
8.4. Pueblo de Patanemo .............................................................................. 203
8.5. Ensenada de Patanemo .......................................................................... 210

CAPÍTULO IX ..................................................................................................... 217


Interpretación Micro y Macrocontextual ......................................................... 218
9.1. Introducción .......................................................................................... 218
9.2. Interpretación microcontextual ............................................................. 219
Cont... pág.
9.3. Interpretación macrocontextual ............................................................. 223

CAPÍTULO X ...................................................................................................... 233


Consideraciones Finales ..................................................................................... 234

BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................. 237

ANEXOS .............................................................................................................. 250

APÉNDICE .......................................................................................................... 307


Reflexiones Personales sobre el Trabajo de Campo ........................................ 308
pág.
Lista de imágenes

Paisaje de la Ensenada de Patanemo .............................................................. i


Casa del Sr. Niño, Los Pueblos – Patanemo ................................................... 7
Planta. Los Pueblos – Patanemo ..................................................................... 16
Mapa antiguo del Lago de Valencia ............................................................... 18
Mapa actual del Lago de Valencia .................................................................. 19
Parque Nacional El Ávila ............................................................................... 23
Bosque nublado de la Cordillera de la Costa .................................................. 24
Playa de la Costa Caribeña. ............................................................................ 25
Islas Dos Mosquises y Domusky Norte del Archipiélago Los Roques .......... 27
Portada del libro de Wendell C. Bennett ........................................................ 28
Material arqueológico reseñado por Marcano ................................................ 30
Urna funeraria excavada en “Los cerritos” ..................................................... 33
Figurinas de barro reseñadas en el libro de Bennett........................................ 35
Formas de Vasija reconstruidas por Kidder .................................................... 36
Formas de Base reseñadas por Osgood .......................................................... 38
Figurina de barro del estilo Valencia .............................................................. 42
Figurina de barro del estilo Valencia en su contexto de excavación. Dos
Mosquises, Archipiélago Los Roques ............................................................ 44
Figurina femenina y zoomorfa dentro del contexto de ‘basurero’, cayo Dos
Mosquises, 1300-1500 d.C. ............................................................................ 47
Camino hacia Los Pueblos – Patanemo .......................................................... 65
Metate, Primavera – Patanemo ....................................................................... 85
Andrej Sykora y el autor durante las prospecciones en la montaña ............... 90
Andrej Sykora y el autor prospectando la montaña cerca del sector de
Primavera ........................................................................................................ 96
El lugar de excavación en el terreno del Sr. Luis Flores en Los Pueblos ....... 97
Pipa de barro con incisión lineal – Primavera, Patanemo .............................. 105
Casa del Sr. Luis Flores en Los Pueblos ......................................................... 107
Daniela Rivera junto al pozo de ‘pala’, a su derecha el pozo de sondeo y
frente al pozo de pala el ‘hoyo’ ...................................................................... 108
El lente cerámico del hoyo: las líneas rojas y negras remarcan la cuerda con
que se marcaban los niveles de 20 cm. ........................................................... 109
Material cerámico en el lente de la pared del ‘hoyo’ ...................................... 110
Jeyni González, colaboradora en las excavaciones de Los Pueblos, dentro
del ‘hoyo’ sostiene un apéndice zoomorfo ..................................................... 111
Sra. Guillermina de Vásquez, cordial colaboradora de esta investigación, en
el frente de su casa en Primavera .................................................................... 123
Pozo de sondeo en el patio del Sr. Ernesto Mijares. Detrás del pozo, entre la
reja y el muro pasa la pica que va hacia el río ................................................ 124
Primavera. Pared de la pica que va hacia el río Patanemo, de donde cae el
material. Nótese lo bien definido que están los estratos culturales ................ 125
Pozo de sondeo. Nivel 20-30 y parte del 30-40 .............................................. 126
Cont... pág.
El Sr. Víctor Vásquez y la Sra. Noria de Vásquez observando los materiales
excavados en su patio ..................................................................................... 140
Luramys Díaz excavando los huesos humanos en el pozo de sondeo # 2 ...... 141
Pozo de sondeo # 2 - Nivel 70-80 cm. El pequeño cuadrado excavado es
donde apareció la “mancha negra” ................................................................. 142
El Sr. Víctor Vásquez y su hijo Víctor “el negrito” buscando material
arqueológico en la Qda. Santa Rita. Valle de Patanemo ................................ 143
Paisaje de la Ensenada de Patanemo. El punto rojo marca la ubicación del
sitio arqueológico ............................................................................................ 155
Sector cercano a la Playa de Patanemo. Foto tomada durante las
prospecciones en la Ensenada ......................................................................... 156
Apéndice zoomorfo. Los Pueblos, Patanemo ................................................. 181
“Fragmentos de cerámica dentro de una caja” ............................................... 217
El autor durante las prospecciones en la montaña .......................................... 233
Molino de café - Los Pueblos – Patanemo ..................................................... 250
Extremo de la casa del Sr. Luis flores, Los Pueblos

Lista de Mapas
Mapa Nº 1: Sitios costeros como puntos de articulación entre el Lago de
Valencia y el Archipiélago Los Roques ......................................................... 11
Mapa Nº 2: Proyección espacial. Ubicación de la Cuenca de Patanemo ....... 13
Mapa Nº 3: Esfera de Interacción Valencioide ............................................... 49
Mapa Nº 4: Área de la Cuenca de Patanemo .................................................. 91
Mapa Nº 5: Ubicación de las Unidades de Muestreo en el Valle y la
Montaña .......................................................................................................... 99
Mapa Nº 6: Ubicación de la Unidad de Muestreo Ensenada de Patanemo .... 101

Lista de Tablas
Tabla Nº 1: Sitios Arqueológicos en la Cuenca de Patanemo ........................ 94-95
Tabla Nº 2: Descripción del material cerámico decorado, Los Pueblos ......... 114
Tabla Nº 3: Presencia de los tipos de vasija, Los Pueblos .............................. 116
Tabla Nº 4: Presencia de los tipos de base, Los Pueblos ................................ 120
Tabla Nº 5: Descripción del material cerámico decorado, Primavera ............ 130-31
Tabla Nº 6: Presencia de los tipos de vasija, Primavera ................................. 132
Tabla Nº 7: Presencia de los tipos de base, Primavera ................................... 137
Tabla Nº 8: Descripción del material cerámico decorado, Pueblo de
Patanemo ........................................................................................................ 146
Tabla Nº 9: Presencia de los tipos de vasija, Pueblo de Patanemo ................. 148
Tabla Nº 10: Presencia de los tipos de base, Pueblo de Patanemo ................. 151
Tabla Nº 11: Descripción del material cerámico decorado, Ensenada de
Patanemo ......................................................................................................... 158
Tabla Nº 12: Presencia de los tipos de vasija, Ensenada de Patanemo .......... 159
Tabla Nº 13: Presencia de los tipos de base, Ensenada de Patanemo ............. 163
Cont... pág.
Lista de Gráficos
Gráfico Nº 1: Presencia de los Tipos de Vasija, Los Pueblos ........................ 186
Gráfico Nº 2: Presencia de los Tipos de Base, Los Pueblos ........................... 188
Gráfico Nº 3: Presencia de los Tipos de Vasija, Primavera ............................ 195
Gráfico Nº 4: Presencia de los Tipos de Base, Primavera .............................. 198
Gráfico Nº 5: Presencia de los Tipos de Vasija, Pueblos de Patanemo .......... 205
Gráfico Nº 6: Presencia de los Tipos de Base, Pueblos de Patanemo ............ 207
Gráfico Nº 7: Presencia de los Tipos de Vasija, Ensenada de Patanemo ....... 212
Gráfico Nº 8: Presencia de los Tipos de Base, Ensenada de Patanemo .......... 214

Lista de Formas de Vasija


Tipo A1 ........................................................................................................... 166
Tipo A2 ........................................................................................................... 166
Tipo B ............................................................................................................. 167
Tipo C ............................................................................................................. 167-68
Tipo D ............................................................................................................. 168
Tipo E ............................................................................................................. 169
Tipo F1 ............................................................................................................ 170
Tipo F2 ............................................................................................................ 170
Tipo F3 ............................................................................................................ 171
Tipo G ............................................................................................................. 171
Tipo H ............................................................................................................. 172
Tipo I .............................................................................................................. 172
Tipo J .............................................................................................................. 173
Tipo K ............................................................................................................. 173
Tipo L1 ........................................................................................................... 174
Tipo L2 ........................................................................................................... 175
Tipo L3 ........................................................................................................... 175
Tipo M ............................................................................................................ 176
Tipo N ............................................................................................................. 176
Tipo Ñ ............................................................................................................. 177
Tipo O ............................................................................................................. 177
Tipo P .............................................................................................................. 178

Lista de Formas de Base


Tipo A ............................................................................................................. 178
Tipo B ............................................................................................................. 179
Tipo C ............................................................................................................. 179
Tipo D ............................................................................................................. 180
Cont... pág.
Anexos ............................................................................................................ 250
Texto
Cuantitativa y clasificación de los restos humanos ........................................ 251

Tablas
Cuantitativa del material arqueológico ........................................................... 255
Códigos asignados a cada unidad de recolección ........................................... 258
Descripción del material cerámico de manufactura posterior ........................ 263
Descripción de cuentas de collar, pendientes y otros artefactos particulares . 264
Descripción de asas, patas y fragmentos de figurinas .................................... 265
Descripción de artefactos líticos ..................................................................... 266
Presencia y distribución de los tipos de Vasija por sub-áreas ........................ 267
Identificación general y preliminar de los restos zooarqueológicos ............... 271
Identificación general y preliminar de los restos malacológicos .................... 273

Figuras
Perfil Nº 1: pozo de sondeo Los Pueblos ........................................................ 276
Perfil Nº 2: pozo de sondeo Primavera ........................................................... 277
Perfil Nº 3: pozo de sondeo Pueblo de Patanemo ........................................... 278
Levantamiento planimétrico Nº 1 Los Pueblos .............................................. 280
Levantamiento planimétrico Nº 2 Primavera .................................................. 281
Levantamiento planimétrico Nº 3 Pueblo de Patanemo ................................. 282
Dibujo del entorno de la excavación en Los Pueblos ..................................... 283

Laminas
Los Pueblos
Lamina 1 Apéndice zoomorfo ................................................................... 284
Lamina 2 Fragmento de borde con rodetes cabalgantes ............................ 285
Lamina 3 Apéndice zoomorfo ................................................................... 286
Lamina 4 Apéndice zoomorfo ................................................................... 287
Lamina 5 Base de pedestal ........................................................................ 288
Primavera
Lamina 6 Apéndice zoomorfo con asa ...................................................... 289
Lamina 7 Conjunto: apéndice zoomorfo con asa, 2 tiestos de
manufactura posterior, 1 tiesto con rodete cabalgante .............. 290
Lamina 8 Conjunto: 4 pulidores, 1 fragmento de panza con aplicación
mamelonar incisa ....................................................................... 290
Lamina 9 Conjunto: aplicación, borde de plato con tocado de figurina
aplicado ..................................................................................... 291
Lamina 10 2 tiestos con rodetes cabalgantes, 1 fragmento de borde
decorado con punteado, 1 fragmento de inflexión con 291
cadeneta aplicada y doble línea punteada ..................................
Lamina 11 Apéndice zoomorfo (Barrancoide Central Tardío) ................... 292
Cont... pág.
Lamina 12 Apéndice zoomorfo (Barrancoide Central Tardío) ................... 293
Lamina 13 4 tiestos con diversos tipos de rodetes cabalgantes .................. 293
Lamina 14 4 cadenetas con doble línea punteada aplicadas a la inflexión .. 294
Lamina 15 Conjunto: Material decorado con aplicaciones ......................... 294
Lamina 16 Pipa de barro con incisiones lineales ......................................... 295
Lamina 17 2 cuentas de collar de hueso, 1 de cuarzo lechoso y un
pendiente ‘en lagrima’ de cuarzo lechoso ................................. 296
Lamina 18 1 cuenta de collar de jadeita, 1 pendiente tubular semicircular
de concha ................................................................................... 296
Lamina 19 Pesa de red de pesca .................................................................. 297
Lamina 20 Pesa de red de pesca .................................................................. 297
Lamina 21 Artefactos líticos ........................................................................ 298
Lamina 22 Fragmento de concha de botuto (Strombus gigas) con señales
de uso (gubia?) .......................................................................... 298
Pueblo de Patanemo
Lamina 23 Fragmento de vasija con parte de un rostro antropomorfo
aplicado ........................................................................................ 299
Lamina 24 Conjunto: fragmento de figurina, 2 tiestos decorados, tiesto de
manufactura posterior .................................................................. 299
Lamina 25 Igual al Nº 24 pero con un fragmento de panza con doble
aplicación mamelonar incisa ........................................................ 300
Lamina 26 3 fragmentos de panza con líneas de engobe rojo pintadas sobre
fondo crudo, fragmento de aplicación mamelonar incisa ............ 300
Lamina 27 Colgante antropomorfo de mandíbula de pez loro ....................... 301
Ensenada de Patanemo
Lamina 28 2 fragmentos de panza con líneas de engobe rojo pintadas sobre
fondo crudo, 1 fragmento de borde con impresión ...................... 302
Lamina 29 3 fragmentos de panza con líneas de engobe rojo pintadas sobre
fondo crudo .................................................................................. 302
Lamina 30 2 tiestos de manufactura posterior, 1 fragmento de panza
decorado con incisión y punteado ................................................ 303
Lamina 31 Base de pedestal .......................................................................... 303
Lamina 32 Borde con apéndice zoomorfo ..................................................... 304
Lamina 33 2 fragmentos de panza con líneas negras pintadas ....................... 304
Lamina 34 Fragmento de panza con líneas negras/rojas pintadas sobre
fondo gris (Ocumaroide) .............................................................. 305
Lamina 35 Pendiente de concha ..................................................................... 306
Lamina 36 Artefacto lítico (cuchillo?) ........................................................... 306
INTRODUCCIÓN

ORÍGENES DE LA INVESTIGACIÓN EN PATANEMO

A finales del año 2001 se comenzó a sondear la posibilidad de realizar el

trabajo de grado orientado a analizar las interrelaciones entre los sitios arqueológicos

costeros, insulares y los de la tierra firme. En un principio se decidió realizar el

trabajo sobre caminos prehispánicos entre Vigirima, Edo. Carabobo, pueblo de tierra

adentro y, Patanemo, Edo. Carabobo, pueblo costero. Esta investigación contenía

aspectos interesantes para la reconstrucción arqueológica de caminos prehispánicos.

Por un lado en todo el Valle de Vigirima se encuentra una gran cantidad de

petroglifos (Cruxent 1955; Oramas 1959; Cruxent 1960; Delgado 1976; Idler 1985;

Delgado et al 1999; León et al 2000), y en esta área nunca se ha llevado a cabo un

trabajo arqueológico que este orientado hacia la prospección y excavación sistemática

de sitios arqueológicos, así como la identificación de materiales recuperados. Por

Otro lado, la Cuenca de Patanemo, es un área donde tampoco se habían llevado a

cabo investigaciones arqueológicas sistemáticas.


2

Luego de la primera salida de campo a Vigirima se evidenció que el tema

seleccionado era muy amplio y su realización resultaba muy costosa. Esta apreciación

se vio confirmada luego de realizar las primeras dos salidas de campo a Patanemo. En

vista de esta situación, se decidió mantener la investigación únicamente en Patanemo

y descartar a Vigirima. La selección de Patanemo por sobre Vigirima se baso en dos

aspectos: (1) en Patanemo ya se habían realizado dos trabajos de campo donde se

ubicaron varios sitios arqueológicos y de estos se habían realizado algunas

recolecciones superficiales, y (2) Patanemo era un sitio donde no se habían realizado

investigaciones arqueológicas previas.

De igual manera, es necesario destacar que al principio de esta investigación

se recorrió el camino que conecta Patanemo con Vigirima y viceversa. En esta salida

se recogieron y registraron tanto material cerámico como petroglifos, pero estas

informaciones no fueron tomadas en cuenta para la investigación posterior. De esta

manera, se enfocó la investigación directamente en Patanemo, y el objetivo principal

era el de realizar prospecciones y excavaciones de sondeo con el fin de producir las

primeras descripciones e interpretaciones arqueológicas para esta área.

EL TRABAJO DE GRADO

El tema de estudio principal de esta tesis de grado consiste en la descripción e

interpretación arqueológica de sitios arqueológicos ubicados dentro de la Cuenca de

Patanemo, y en la comparación de los resultados de esta investigación con las

informaciones arqueológicas que se poseen sobre la arqueología de la Esfera de

Interacción Valencioide. El concepto de Esfera de Interacción Valencioide fue


3

acuñado por Antczak y Mackowiak de Antczak (1999) y es utilizado para referirse al

espacio geográfico donde se encuentra cultura material cerámica perteneciente a la

serie Valencioide. En vista de que la Cuenca de Patanemo se encuentra dentro de esta

esfera, se consideró necesario trabajar el área como un área ‘periférica’. Previo a esta

investigación, los Antczak habían realizado un pozo de sondeo de 1 mt2 en la Playa

de Patanemo. De los materiales recolectados durante esa visita, destacan materiales

Valencioides, por lo cual, se mantenía presente de manera preliminar que la cuenca

podría haber sido parte de esta esfera.

En total se realizaron 10 salidas de campo, con el fin de obtener los materiales

arqueológicos que podrían ser utilizados para lograr el objetivo de la investigación.

Durante estas salidas se prospectó la Montaña, el Valle y la Ensenada de Patanemo en

conjunto con un baqueano de la zona. Durante estas salidas se ubicaron alrededor de

diez sitios diferentes con presencia de material arqueológico. De estos se

seleccionaron tres para realizar pozos de sondeo, y además se utilizarían los

materiales del pozo de sondeo realizado por los Antczak. Los sitios seleccionados

fueron uno en la montaña, en el terreno del Sr. Luis Flores; y los otros dos en el valle,

uno en el sector de Primavera en el patio de la casa del Sr. Ernesto Mijares y el otro

en el Pueblo de Patanemo en el patio de la casa de la familia Vásquez.

El material recolectado durante estos trabajos fue trasladado al laboratorio de

Arqueología de la Universidad Central de Venezuela para ser lavado, clasificado y

analizado en función de los objetivos específicos y generales del trabajo. Se realizó

una primera clasificación en tipos de materiales, donde se separaron los materiales

cerámicos, líticos, malacológicos y zooarqueológicos. En vista de que el énfasis


4

mayor del trabajo lo tuvo la cerámica, se clasificaron preliminarmente los restos

malacológicos, zooarqueológicos y líticos, para poder describirlos en el trabajo y

obtener resultados generales. El material cerámico se clasificó según las pautas de la

arqueología histórico cultural expuestas en los trabajos de Cruxent y Rouse (1982

[1958-59]), Rouse y Cruxent (1961) y Rouse (1973). La intención del trabajo

cerámico consistió en el análisis estilístico y formal de los fragmentos recolectados

con el objetivo de identificar a que estilos o series cerámicas, ya establecidos, se

asemejaba el material. Se realizó una revisión exhaustiva de la bibliografía

arqueológica del Centro Norte de Venezuela, y de estas referencias se seleccionaron

solo las áreas o los sitios que se mostraron más relevantes con el trabajo que se

realizó.

El trabajo escrito se organizó de lo general a lo particular, es decir, se

comenzó describiendo las características generales y por último las características

específicas de la investigación en la Cuenca de Patanemo. En este sentido los

capítulos se desarrollan de la siguiente manera:

Capítulo I: Se realiza una explicación general de las investigaciones que dieron base

al tipo de estudio realizado en la Cuenca de Patanemo, y se enuncian los objetivos

generales y específicos que se desarrollaron en el trabajo.

Capítulo II: Se explican las características geográficas y ecológicas que se observan

en las diferentes áreas de interés para este estudio, con el fin de ubicar de manera
5

general los sitios arqueológicos dentro de los espacios geográficos y ecológicos en los

que se encuentran.

Capítulo III: Se realiza un recuento de las investigaciones que realizaron trabajos en

el Centro Norte de Venezuela desde el siglo XIX hasta el siglo XX.

Capítulo IV: Se explica por áreas geográficas y arqueológicas los resultados de las

investigaciones realizadas en el Centro Norte de Venezuela, a modo de antecedentes

arqueológicos.

Capítulo V: Se describen y explican los fundamentos teóricos que dirigieron esta

investigación, divididos en dos partes, la primera referente a la investigación en la

Cuenca de Patanemo, y la segunda relacionada con las comparaciones

macroregionales que se realizan en la segunda parte del capítulo IX.

Capítulo VI: Se describen los métodos utilizados en la investigación. Este capítulo se

divide en tres partes: la primera sobre el método de investigación; segundo la

metodología del trabajo de campo y, tercero la metodología del trabajo de laboratorio.

Capítulo VII: Se describen los materiales encontrados durantes las recolecciones y

excavaciones en la Cuenca de Patanemo por cada uno de los sitios arqueológicos

trabajados.
6

Capítulo VIII: Se realizan los análisis pertinentes a los materiales recolectados, en

función de los objetivos específicos de la investigación.

Capítulo IX: Se divide el capítulo en dos secciones, en la primera se explican las

interpretaciones que se realizaron en base a los análisis arqueológicos de los

materiales recolectados en la Cuenca de Patanemo; y en la segunda parte, se realizan

las interpretaciones macrocontextuales donde se conjugan los materiales recolectados

en la cuenca con las informaciones descritas en la bibliografía sobre la arqueología

del Centro Norte de Venezuela.

Capítulo X: Se realizan las consideraciones finales de la investigación en la Cuenca

de Patanemo y se especifican elementos relacionados con las consideraciones acerca

de la investigación; así como, las proyecciones sobre investigaciones que deberían

completarse o ejecutarse a futuro.

Por último se presenta la bibliografía utilizada en el trabajo así como los

anexos que respaldan los datos expuestos. En los anexos se encuentran representadas

las fotografías del material arqueológico, los cuadros de clasificación del material, los

levantamientos planimétricos de los sitios excavados, los perfiles de las excavaciones

y otras informaciones relevantes.


CAPÍTULO I

Casa del Sr. Niño, Los Pueblos – Patanemo


LA INVESTIGACIÓN Y SUS OBJETIVOS

Diversos arqueólogos se han referido a los movimientos de los indígenas

prehispánicos desde la Tierra Firme hacia las Antillas (Osgood 1946; Rouse 1946-47;

Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]; Rouse y Cruxent 1963; Rouse 1964; Sanoja 1965;

Lathrap 1970). El interés sobre estos movimientos migratorios y/o exploratorios esta

relacionado con el hecho de que tanto en las Antillas Mayores como en las Menores

se han encontrado restos arqueológicos que indican una estrecha relación cultural de

los grupos prehispánicos que habitaban la parte nor-oriental del actual territorio

venezolano y aquellos de las islas del Mar Caribe. El estudio de estos movimientos

migratorios a gran escala relegó a un segundo plano la investigación de otros

desplazamientos, de menor escala, que pudieron haberse dado entre la extensa costa

central y centro-occidental de Venezuela y las islas localizadas frente a la misma. En

consecuencia, las relaciones socioculturales y político-económicas, que posiblemente

existieron entre las poblaciones de tierra adentro, la costa y las islas centrales, sólo

han sido estudiadas muy recientemente (Antczak y Mackowiak de Antczak 1999;

Antczak 1999; Mackowiak de Antczak 2000).


9

De acuerdo con los estudios de Antczak y Mackowiak de Antczak las

poblaciones prehispánicas tardías que habitaban en el Centro-Norte de Venezuela,

especialmente en la Cuenca del Lago de Valencia, convirtieron la costa adyacente y

las islas de Los Roques y La Orchila en áreas de su interés político-económico e

ideológico. Profundizando en el pasado prehispánico de esta región, se ha sugerido

que alrededor del año 800 d.C. la Cuenca del Lago de Valencia recibió oleadas de

grupos portadores de cerámica Arauquinoide. Se presume que estos grupos

desplazaron a los portadores de cerámica Barrancoide Central, que ocupaban la

cuenca desde el año 200 d.C. aproximadamente. Ambos grupos, se originaron en el

área del Medio y Bajo Orinoco respectivamente (Cruxent y Rouse 1982 [1958];

Tarble 1985, s.f.; Zucchi 1985).

Como resultado de la interacción sociocultural entre los migrantes

Arauquinoides y la población local, cuya naturaleza no ha sido esclarecida hasta el

presente, se originó la cultura Valencioide (Antczak 1999). Entre el año 800 y 1500

d.C. los Valencioides se expandieron o difundieron sus ideas a lo largo y ancho del

Centro-Norte de Venezuela, conociéndose la presencia de su cerámica incluso en las

islas del Archipiélago de los Roques y en La Orchila (Cruxent y Rouse 1982 [1958-

59]; Antczak y Mackowiak de Antczak 1999; Antczak 1999; Mackowiak de Antczak

2000). En esta misma época, la costa centro-occidental, ocupada por los portadores de

la cerámica Ocumaroide también recibió fuerte influencia de la cultura Valencioide

(Cruxent y Rouse 1982). Esta extensa área donde los portadores de la cerámica

Valencioide abarcaron o extendieron sus ideas, ha sido incluida dentro de la Esfera de

Interacción Valencioide (Antczak y Mackowiak de Antczak 1999).


10

En la costa Centro-Norte de Venezuela existen numerosos sitios

arqueológicos que testimonian la presencia de las dos culturas arqueológicas antes

mencionadas (Cruxent y Rouse 1982 [1958-59], Nieves 1992, Antczak y Mackowiak

de Antczak 1999). Uno de estos sitios es la Cuenca de Patanemo. La presencia de la

cerámica Valencioide y Ocumaroide en este sitio puede indicar que esta bahía pudo

haber sido uno de los puertos de zarpe usados por los grupos Valencioides y

Ocumaroides que navegaron a las islas de Los Roques y La Orchila (Antczak 1999).

Antczak y Mackowiak de Antczak (1999: 147) han señalado que “hace falta realizar

más investigaciones sistemáticas fuera de la cuenca del lago para alternar la visión en

boga y ensayar modelos de interacción dirigidos desde la periferia hacia el centro”. El

centro y la periferia están íntimamente ligados por sus lazos socio-culturales,

políticos, económicos e ideológicos; el estudio de uno siempre involucra al otro

(Champion 1989). Por lo tanto, al investigar en este trabajo un área periférica de la

esfera de interacción se espera obtener datos sobre el centro de la misma (ver mapa nº

1).

Se considera en este trabajo que una investigación enfocada en la prospección

y reconocimiento arqueológico de la Cuenca de Patanemo (ver mapa nº 2), como

posible área de articulación entre la Cuenca del Lago de Valencia y las islas

oceánicas, podría contribuir al mejor entendimiento de las complejas relaciones

socioculturales que existían en el Centro-Norte de Venezuela en la época

prehispánica tardía. En el mapa nº 1 se observan algunos sitios costeros, el lago y el

archipiélago, las flechas amarillas insinúan la interacción entre estas áreas, y donde

las cuencas costeras son puntos de articulación.


Mapa Nº 1
Sitios Costeros como Puntos de Articulación entre el Lago de Valencia y el Archipiélago Los Roques

N
12

Las únicas referencias publicadas que se han encontrado hasta el momento

sobre Patanemo, como área arqueológica, son por un lado, una referencia realizada

por Peñalver sobre futuros trabajos en Patanemo que nunca fueron publicados o

ejecutados (Peñalver s/fc: 16); y por otro, algunos comentarios que han realizado los

Antczak (Antczak 1999: 47; Antczak y Mackowiak de Antczak 1999: 144;

Mackowiak de Antczak 2000), donde mencionan que en los sitios de Patanemo y en

la Bahía de Ocumare hubo pequeños asentamientos Barrancoides así como

asentamientos Valencioides en la vertiente norte de la Cordillera de la Costa

(Mackowiak de Antczak 2000). Esta afirmación de los Antczak proviene del

conocimiento obtenido en la realización de una serie de visitas de prospección a

dichas cuencas costeras y un pozo de sondeo (1 x 1 mts) en uno de los sitios

localizados en Patanemo. El material arqueológico que los Antczak pudieron

examinar en colecciones de los habitantes del Pueblo de Patanemo y Primavera

fueron principalmente adornos cerámicos Barrancoides (A. Antczak comunicación

personal 2002).

Los aficionados conocen Patanemo como sitio arqueológico desde hace

muchos años, pero ningún otro investigador se acercó a realizar un trabajo

arqueológico sistemático en este sitio. Las prospecciones se realizaron en sitios

adyacentes a Patanemo tales como, El Palito, Trompis, Aserradero, Puerto Cabello,

San Esteban, Borburata, Ocumare, Palma Sola, Chuao y Choroní (Cruxent y Rouse

1982 [1958]; Nieves 1992; Antczak 1999). En cambio, los habitantes de Patanemo

esporádicamente conseguían restos arqueológicos (cerámica, lítica, conchas,

enterramientos) en las orillas de las quebradas y ríos de la bahía, y en mayor cantidad


Mapa Nº 2
Proyección Espacial
Ubicación de la Cuenca de Patanemo

N
14

en los caseríos cercanos a la montaña (Sr. Víctor Vázquez comunicación personal

2002).

La importancia arqueológica de las Cuenca de Patanemo no pasó

desapercibida a los saqueadores y comerciantes de piezas arqueológicas, quienes

realizan visitas a diversos sectores del valle para comprar piezas. Esto ha producido

que con el correr de los años existan vendedores especializados de artefactos

arqueológicos, que se han dedicado a recorrer los parajes de Patanemo y saquear sus

sitios.

La Cuenca de Patanemo es un área de gran potencial para la arqueología

sistemática. Es un área que a través del estudio sistemático y contextual puede aportar

respuestas a algunas preguntas sobre la arqueología del Centro Norte de Venezuela, y

por supuesto, generar nuevas hipótesis. Por lo cual, una investigación en este sitio,

más que justificable, es necesaria y valiosa.

Para esta investigación nos hemos planteado dos objetivos generales y seis

específicos:

Objetivos generales

1. Proporcionar las primeras descripciones e interpretaciones arqueológicas

sistemáticas para la Cuenca de Patanemo.

2. Relacionar los sitios ubicados con los datos que se poseen acerca de la

arqueología de la Esfera de Interacción Valencioide.


15

Objetivos específicos

1. Localizar sitios arqueológicos prehispánicos que se encuentren en la Cuenca

de Patanemo y reseñar las características cuantitativas y cualitativas de los

sitios y los materiales recolectados (cerámica, concha, hueso, lítica).

2. Definir a que serie cerámica se asemejan los materiales encontrados en los

sitios arqueológicos trabajados a través de un análisis formal y estilístico.

3. Determinar una cronología relativa para los sitios arqueológicos trabajados.

4. Definir el tipo de sitio encontrado y su dimensión.

5. Determinar la relación estilística y temporal entre los sitios investigados.

6. Realizar una revisión exhaustiva de las fuentes bibliográficas existentes sobre

la arqueología del Centro-Norte de Venezuela.


CAPÍTULO II

Planta. Los Pueblos - Patanemo


EL ENTORNO GEOGRÁFICO Y ECOLÓGICO

INTRODUCCIÓN

Si bien en este trabajo no se va a realizar un énfasis en los aspectos

geográficos y ecológicos, es necesario ubicar el área de estudio dentro de un marco

geográfico. El medio ambiente a describir es el de la región del Centro-Norte de

Venezuela, sin embargo, dentro de esta pueden definirse cuatro sub-regiones de

interés directo con la investigación: (1) el Lago de Valencia, (2) la Cordillera de la

Costa, (3) las Costas Caribeñas y, (4) las Islas Oceánicas en frente de la costa. Estás

cuatro sub-regiones además de estar vinculadas por su cercanía geográfica, son

regiones que frecuentaban o habitaban los indígenas portadores de la cerámica

Valencioide.

Mientras que en la costa caribeña y las islas están ubicadas en un cinturón

semiárido y árido, que abarca partes del noroeste venezolano y el noreste colombiano

(Antczak 1999), la Cordillera de la Costa y el Lago de Valencia poseen un clima

húmedo tropical.
18

EL LAGO DE VALENCIA

El Lago de Valencia1 está situado en los valles de los actuales estados de

Aragua y Carabobo, presentando un área mayor del lado del Edo. Aragua. Su nombre

es Lago de Valencia y no de Maracay o Aragua debido a que al momento de la

creación de la Ciudad de Valencia en 1555, el lago estaba a 1,7 km. de distancia de

dicha ciudad (Aguado 1987; Apmann 1979), y para ese momento todavía no se había

fundado la ciudad de Maracay ni el Edo. Aragua.

La investigaciones sobre el

Lago de Valencia se iniciaron desde

mucho tiempo atrás, publicándose

observaciones y descripciones sobre

diversos aspectos relacionados con

su geomorfología, fluctuación del

nivel del agua, sedimentología, y

otros aspectos (Humboldt 1991; Mapa antiguo del Lago de Valencia.


Fuente:
Berry 1939; Jahn 1940; Amaya y http://digilander.libero.it/capurromrc/!4tacarigua.html

Montesinos 1975; Apmann 1979;

Schubert 1978, 1980; Sebastián 1980; Chrosciechowski 1984; Jelambi 1995). En este

trabajo sólo describiremos de manera general los orígenes y la evolución de la

Cuenca del Lago de Valencia, basándonos en las fuentes bibliográficas.

1
El nombre original del lago era Tacarigua, nombre con que lo llamaban los indígenas que habitaban
allí al momento de la llegada de Juan de Villegas en 1547 (Aguado 1987). En este trabajo se referirá al
lago siempre con su nombre actual, es decir, Lago de Valencia.
19

La Cuenca del Lago de Valencia ocupa un área aproximada de 2.750 km2

(Schubert 1979), y su formación se debe a una depresión tectónica existente entre la

Codillera de la Costa al norte y la Serranía del Interior al sur (Apmann 1979;

Schubert 1979). El origen del Lago de Valencia está relacionado con la evolución

tectónica de la región. Schubert (1978:8) explica que la formación del lago puede

dividirse en tres etapas: (1) deposición

de sedimentos marinos en el Jurásico

(180 a 130 millones de años a.p.), (2)

metamorfismo de estos sedimentos

durante el Cretáceo (130 a 70 millones

de años a.p.) y, (3) deformación y

Mapa actual del Lago de Valencia. ascenso durante el Terciario y


Fuente: http://ecoportal6.tripod.com/mapa-cuenca-lago-
valencia.htm Cuaternario (últimos 70 millones de

años). Sin embargo, se ha indicado, a través de estudios paleolimnológicos, que

alrededor de 13.000 a 10.500 años a.p. el lago estaba caracterizado por condiciones

secas y pantanosas que podrían estar relacionadas con climas glaciales que dominaron

las partes superiores de los Andes venezolanos y colombianos para esa fecha

(Bradbury et al. 1981 en Antczak 1999:24).

Alrededor de 10.000 años a.p., en los inicios del Holoceno, se dio un

crecimiento en los niveles de agua del lago que coincidió con la última parte del

periodo glacial (Schubert 1978). Se supone que la elevación del lago fue tal que

rebaso la cuenca y drenó hacia el Río Paíto y de allí vía Río Pao-Portuguesa-Apure
20

hacia el Orinoco, teniendo para este momento una altura de 427 m.s.n.m.; esta altura

se mantuvo de manera fluctuante y relativa desde los inicios del Holoceno hasta

aproximadamente el siglo XVII (Schubert 1978; Jelambi 1995). Los arqueólogos han

hipotetizado que esta conexión fluvial pudo ser utilizada hacia el comienzo de la era

cristiana por los indígenas del Orinoco para navegar hacia la región Centro-Norte de

Venezuela (Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]. Alrededor de 8.500 años a.p. el Lago

de Valencia redujo sus niveles de salinidad con la descarga de agua y su entorno fue

propicio para el desarrollo de la vegetación existente (Bradbury et al. 1981 en

Antczak 1999: 24).

El Lago de Valencia esta ubicado en la actualidad a 406,5 m.s.n.m. y posee un

tamaño relativo de 30 km de largo (este-oeste) por 18 km de ancho (norte-sur), con

una superficie aproximada de 390 km2, un volumen de 7.000.000.000 m3 y una

profundidad máxima de 42 mts. (Jelambi 1995).

En el lago existen varias islas, las cuales varían en tamaño y forma. Se sabe

que en 1919 existían 24 islas en total; este número se ha disminuido debido a la

reducción del nivel de las aguas del lago, convirtiéndose varias de ellas en penínsulas

(Berry 1939, Jelambi 1995). Entre estas islas peninsulares se pueden mencionar: Isla

Negra o Corotopona, La Cabrera, La Culebra, Chambergo, El Morro de Guacara,

Punta Cabito y Cura. Entre las islas que hoy en día se mantienen y son de mayor

tamaño se encuentran: Tacarigua (El Burro), Otama, El Horno, Caigüire, El Zorro y

Araguato, seguidas por otras menores que aparecen y desaparecen dependiendo de la

temporada de lluvias como: El Bagrecito, La Bruja, La Brujita, El Fraile, La


21

Cucaracha, La Hormiga, Morrocoy, El Tuqueque, La Baba, La Guavina, Cotúa, El

Peñón y Las Piedras (Jelambi 1958, 1995: 12).

El lago posee varios afluentes, los cuales consisten en pequeños ríos que bajan

de las montañas y colinas que lo rodean. Durante la temporada de lluvias (mayo a

diciembre, aproximadamente), la cantidad de agua que baja hacia el lago es

considerable, aunque no es regular de un año a otro (Antczak 1999). El lago no posee

vías de descarga, por lo cual la perdida de liquido se da por los canales de regadías

que se dirigen hacia las siembras, mientras que la evaporación anual es de 17 m3/ seg.

(Apmann 1979).

Se ha propuesto que a través del estudio de las terrazas aluviales del lago es

posible determinar las fluctuaciones en el nivel del agua (Berry 1939; Schubert 1978).

En este sentido, se han sugerido dos causas principales para dichas fluctuaciones: (1)

el lago ha pasado por varios periodos de derrame y desecación, y (2) los niveles de

fluctuación pueden ser a largo plazo, a corto plazo y estacionales (Schubert 1978).

Durante estos periodos de derrame y desecación a largo plazo, se erosionaron las

riberas produciendo terrazas erosionales y deposicionales; durante los periodos a

corto plazo, se afectaron las terrazas ya establecidas; y durante los periodos

estacionales, se observan variaciones anuales que no tienen ningún impacto geológico

(Schubert 1978:10).

Se han intentado realizar estudios arqueológicos que relacionen estas

“huellas” geológicas con los asentamientos prehispánicos del lago (Berry 1939;

Kidder 1944; Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]; Schubert 1978). Aunque estos

trabajos han tenido un importante aporte al conocimiento de las culturas


22

prehispánicas que habitaban en el lago, no son lo suficientemente específicos como

para proporcionar una visión más clara de las relaciones entre los datos arqueológicos

y geomorfológicos. Sin lugar a dudas, las relaciones entre estas dos ramas de la

ciencia aplicadas al estudio del lago abriría un campo de interpretación más amplio

para comprender la dinámica poblacional de los habitantes prehispánicos del lago.

El Lago de Valencia pudo haber ofrecido una condición privilegiada a los

habitantes de la cuenca. Los suelos que rodean al lago son sumamente fértiles tanto al

este como al oeste, debido a que son parte de una de las terrazas aluviales producidas

miles de años atrás y que están compuestas por la tierra de caracolillo, la cual se

formó en el fondo del lago (Antczak 1999). Además de proporcionar buenas

condiciones para la agricultura, el lago se encuentra relativamente cerca de las costas

del mar de donde era posible obtener recursos marinos complementarios para la dieta

de los habitantes de la cuenca. Entre el lago y la costa se encuentra la Cordillera de la

Costa. Esta barrera natural, posee diversos puntos donde la montaña es baja y de fácil

acceso. Estos pasos naturales o abras permiten una conexión entre la costa y la tierra

adentro que, sin duda, fueron utilizadas tanto por los indígenas prehispánicos como

por los españoles (Antczak 1999; Biord 2001).

LA CORDILLERA DE LA COSTA

La Cordillera de la Costa esta ubicada entre la costa caribeña y los valles

centrales. Abarca una extensa área desde la Península de Paria al este hasta la

Depresión de Barquisimeto al oeste (Martín 1995). Tiene alturas promedio de 2.000

m.s.n.m., aunque al norte de la ciudad de Maracay (Parque Nacional Henri Pittier) se


23

encuentran picos que alcanzan la altitud de hasta 2.430 m.s.n.m. como el Pico

Cenizo; frente al valle de Caracas se encuentran picos aún más altos como Naiguatá

con una altura de 2.800 m.s.n.m.

(Schubert 1978; Luy y Morales s/f;

Antczak 1999). La sección de la

cordillera que es más importante

para este estudio, es su tramo

central, es decir, la sección ubicada


El Ávila. El pico más alto que se observa es el
Naiguatá
en los actuales estados Aragua y

Carabobo (Parques Nacionales Henri Pittier y San Esteban, respectivamente).

El tramo central de la cordillera es un área con una gran diversidad biológica,

y con una variedad de ambientes bioecológicos, que están determinados por la

elevación y la humedad. En la cordillera es posible ubicar tres ambientes principales.

El primero son las sabanas, que se encuentran en la vertiente sur, alrededor del Lago

de Valencia, ubicadas entre los 450 y 900 m.s.n.m.. En este ambiente se encuentra un

predominio de hierbas, pequeños arbustos y árboles de bajo tamaño. La existencia de

sabanas en la vertiente sur de la cordillera de la costa, se debe principalmente a la

quema de los bosques originales. Estos bosques comenzaron a ser talados por los

hacendados españoles que desde el siglo XVI comenzaron a asentarse en los

alrededores del lago para producir campos para el cultivo (Luy y Morales s/f). Es por

esto que en la vertiente sur de la cordillera existen sabanas a alturas que, en la

vertiente norte, están ocupadas por bosques deciduos o semi-deciduos.


24

El segundo ambiente son los bosques deciduos y semi-deciduos, los cuales se

ubican en una franja aproximada que va desde los 150 a 900 o 1.000 m.s.n.m.

dependiendo de si están en la vertiente sur, donde comienzan a mayor altura y

terminan alrededor de los 1000 m.s.n.m., o si están en la vertiente norte, donde

culminan a 900 m.s.n.m.. Una característica importante de estos bosques, es que

anualmente, en la época de sequía, los árboles y arbustos pierden sus hojas, hecho que

produce suelos de gran fertilidad, así como mantiene una temperatura relativamente

fresca de un promedio de 26º (Luy y Morales s/f). Actualmente, la mayor parte de la

actividad agrícola en esta sección de la cordillera se realiza en estos bosques (Luy y

Morales s/f). Igualmente, en el periodo colonial muchas de las haciendas se

encontraban localizadas a esta altura, hecho que se

evidencia por las ruinas de haciendas de café y

cacao que se encuentran en ambas vertientes,

principalmente en la norte (Biord 2001, 2002).

El tercer ambiente es el bosque nublado, el

cual se expande a partir de los 800 m.s.n.m. hasta

la cumbre superior de la cordillera, tanto en la

vertiente sur como en la norte (Luy et al. s/f). Este


Bosque nublado en la Cordillera de
la Costa
bosque se caracteriza por mantener una densa Fuente: F.E.A. (1983)

neblina durante la mayor parte del año (Luy y Morales s/f; Vareschi 1986). La alta

humedad que se encuentra en este bosque ha favorecido al desarrollo de una alta


25

diversidad florística, encontrándose especies tales como el cucharón o árbol niño,

matapalo, guamos y palmas, y una gran cantidad de helechos, musgos y plantas

epifitas como las orquídeas y bromelias (Luy y morales s/f: 11).

Desde una perspectiva ecológica, el bosque nublado representa condiciones

tan favorables que su capa vegetal presenta la óptima capacidad de desarrollo posible

en nuestro planeta, tanto para la flora como la fauna (Vareschi 1986: 172). En la

bibliografía revisada para este trabajo no se encontró evidencia escrita sobre

sembradíos en tiempos de la colonia, y en los recorridos que se realizaron por las

montañas de Patanemo no se observó presencia de sembradíos actuales, a pesar de la

gran fertilidad de los suelos gracias al ambiente húmedo del bosque.

LA COSTA CARIBEÑA

Las Costas Caribeñas se encuentran

entre la Cordillera de la Costa al sur y el Mar

Caribe al norte, a solo 25 km. del Lago de

Valencia en línea recta. Esta costa se

extiende, desde Cabo Codera al este hasta

Puerto Cabello al oeste. En las costas, la

cordillera cae directamente al mar, por lo que,

en varios sectores de la costa no existen


Playa de la Costa Caribeña
playas arenosas sino acantilados. De esta
Fuente: F.E.A. (1983)

manera quedan aisladas una serie de Cuencas Costeras como la de Patanemo,

Turiamo, Chuao, Choroní, etc. (Antczak 1999). Desde la cordillera bajan diversos
26

ríos hacia estas cuencas que las mantienen fértiles y nutridas, y muy atractivas como

áreas ocupacionales del ser humano.

Los vientos predominantes en la costa vienen del noreste y el promedio de

precipitación para el área de Puerto Cabello es de 850 mm; las mayores

precipitaciones ocurren en julio y noviembre (Antczak 1999). El clima de la costa es

árido, aunque más lo es hacia el este que hacia el oeste (Martín 1995). En las costas

centrales, entre el Litoral Central y Puerto Cabello, se han definido dos “formaciones

vegetales” (Luy y Morales s/f: 10). El primero son los cardonales, los cuales están

localizados en una franja de vegetación seca a lo largo de la costa. La vegetación de

esta formación esta representada principalmente por cardones, enredaderas, yagures y

cujíes. La segunda es la formación de los manglares, los cuales están ubicados

principalmente en las ciénagas de Ocumare y Turiamo, aunque en menor extensión se

presentan también en otras áreas. En estas formaciones predomina el mangle colorado

o rojo (Luy y Morales s/f: 11).

EL ARCHIPIÉLAGO DE LOS ROQUES

El Archipiélago de Los Roques se encuentra ubicado a más de 135 km. de la

costa central venezolana, entre la coordenadas geográficas 11º 44’ 45’’ y 11º 58’ 36’’

N y 66º 32’ 42’’ y 66º 52’ 27’’ W. De este a oeste el archipiélago mide 36.6 km, y de

sur a norte 24.6 km (Antczak 1999: 79). El archipiélago es un complejo de arrecifes

de coral y sedimentos calcáreos establecidos sobre una plataforma submarina de roca

ígneo-metamórfica. Estas rocas tuvieron un origen separado; del Cretáceo datan las

rocas metamórficas y del alto Cretáceo las intrusiones ígneas. Ambas rocas
27

emergieron en el Cuaternario Temprano y las primeras comunidades de coral durante

el periodo interglaciar Sangamon (Antczak 1999: 80). Los arrecifes de Los Roques

datan de 15.000 a 10.000 años y fueron estimulados por condiciones marinas

favorables como la baja sedimentación, alta iluminación, temperaturas superiores a

20º C, así como una adecuada

salinidad y corrientes marinas

(Smith 1948 en Antczak 1999).

Tanto al este como al sur, la

plataforma submarina desciende

abruptamente a 1.000 mts. de

profundidad. Este fenómeno


Islas Dos Mosquises y Domusky Norte del Archipiélago permite definir a Los Roques
Los Roques.
Fuente: Antczak y Mackowiak de Antczak (2002)
como una isla oceánica sin

divisiones geográficas internas (Méndez Baamonde 1977 y Stock 1982 en Antczak

1999).

El archipiélago alberga una gran variedad de moluscos marinos, tortugas,

peces y aves los cuales desde periodo prehispánico fueron recolectados y procesados

como alimento (Mackowiak de Antczak y Antczak 1987, 1989b, 1992; Antczak y

Mackowiak de Antczak 1991). Los concheros de botuto que se encuentran en varias

islas del archipiélago son evidencia tangible de la intensa actividad recolectora de los

indígenas que visitaron esas islas en la época prehispánica (Antczak 1999).


CAPÍTULO III

Portada del libro de Wendell C. Bennett


Fuente: Bennett 1937
HISTORIA DE LAS INVESTIGACIONES
ARQUEOLÓGICAS EN EL CENTRO-NORTE DE VENEZUELA

INTRODUCCIÓN

Desde el siglo XIX diversos exploradores, naturalistas y arqueólogos se han

interesado por las “Antigüedades Indias” (Marcano 1971 [1889-1891]) que se han

encontrado en las orillas del Lago de Valencia, en los Valles de Aragua y Carabobo y

en las costas adyacentes. Sus investigaciones y exploraciones han revelado la

presencia de abundantes y variados vestigios arqueológicos producidos, usados y

abandonados por las sociedades prehispánicas. En este capítulo se discutirán los

antecedentes de las investigaciones arqueológicas y los aportes más significativos a la

arqueología de la región, con el propósito de situar al lector dentro del contexto en el

que se inserta el presente estudio.

EXPLORADORES Y NATURALISTAS: 1887 - 1930

Las primeras investigaciones con orientación arqueológica realizadas en el

área de la Cuenca del Lago de Valencia fueron llevadas a cabo por Vicente Marcano
30

en 1887. Marcano excavó 20 montículos de más de 50 que se encontraban en el sitio

de La Mata, recolectando muestras de cerámica, lítica y restos osteológicos (Marcano

1971 [1889-1891]: 40; Antczak 1999: 28).

Los materiales obtenidos por Vicente fueron

enviados a Francia, donde su hermano Gaspar

los analizó e interpretó, utilizando para tal fin

los datos proporcionados por los cronistas

españoles de los siglos XVI y XVII. Entre

1889 y 1891 Gaspar Marcano publicó en

francés tres monografías sobre etnografía

precolombina de Venezuela. El primer

volumen sobre los Valles de Aragua y de

Caracas apareció en 1889. Es en este


Material arqueológico reseñado por
volumen, donde Gaspar Marcano reunió de Marcano
Fuente: Marcano 1971[1889-91]
una manera sistemática los conocimientos

sobre las poblaciones prehispánicas de la cuenca del Lago de Valencia y áreas

adyacentes. El segundo volumen, publicado en 1890, fue dedicado a la Región de los

Raudales del Orinoco, y el último dedicado a los indios Piaroas, Guahibos, Timotes y

Cuicas, apareció en 1891. Estos trabajos fueron posteriormente reunidos y editados

por la Universidad Central de Venezuela y publicados bajo el título de Etnografía

Precolombina de Venezuela (Marcano 1971 [1889-1891]).

El trabajo realizado por los hermanos Marcano era el primer intento por

realizar investigaciones arqueológicas y sistematizar los conocimientos sobre el


31

pasado prehispánico de la región. Aunque desde el punto de vista moderno las

excavaciones de Vicente Marcano no fueron sistemáticas ni estratigráficamente

controladas, estuvieron orientadas por el esfuerzo de realizar un aporte original y sin

precedentes en Venezuela. Los análisis de laboratorio realizados por Gaspar Marcano

cumplieron con altos estándares de investigación de la segunda mitad del siglo XIX

(Antczak 1999).

Contemporáneo con los trabajos de los hermanos Marcano, se desarrollaban

las investigaciones del naturalista alemán y fundador del Museo de Ciencias

Naturales de Caracas, Adolfo Ernst (Antczak 1999: 28). Ernst mostró un gran interés

en la historia prehispánica de Venezuela, realizando investigaciones sobre los

vestigios arqueológicos de la Cordillera de Mérida, el Río Orinoco y el Lago de

Valencia (Ernst 1987). Este investigador si bien no llevó a cabo excavaciones

arqueológicas propias, realizó detalladas descripciones de artefactos arqueológicos

recolectados para el Museo de Ciencias Naturales, así como de petroglifos ubicados

en el área Centro Norte del país (Ernst 1987 [1873, 1884, 1885, 1886]).

El discípulo de Ernst, Alfredo Jahn, también destacó por su interés en el

pasado prehispánico de Venezuela. En 1903, Jahn realizó excavaciones arqueológicas

en dos sitios con montículos de tierra artificiales cerca de las orillas del Lago de

Valencia: en La Mata o el Zamuro y en el Camburito (Jahn 1932). Un resumen de los

resultados de las excavaciones de Jahn fue publicado en alemán en 1904 por Karl von

den Steinen (Antczak 1999: 28; Vargas 1985). Estas excavaciones arrojaron 32

cráneos, 140 artefactos líticos, 150 artefactos cerámicos, 38 cuentas y amuletos de

hueso, concha y piedra. Los montículos fueron interpretados por Jahn como lugares
32

de habitación (Jahn 1932; Antczak 1999). Por otra parte, Jahn también realizó

investigaciones sobre la variación de los niveles del Lago de Valencia y trató de

correlacionar estos datos con las evidencias de asentamientos prehispánicos (Jahn

1940).

Las investigaciones de Alfredo Jahn fueron una contribución al conocimiento

de la riqueza arqueológica del área del Lago de Valencia, pero sobre todo significaron

una contribución a la continuidad de las investigaciones en esta área del país

(Antczak Ms.). Las muestras recolectadas por Jahn fueron enviadas al Museo

Etnológico de Berlín donde se encuentran depositadas hasta el presente. Es necesario

señalar que las excavaciones de Jahn fueron comisionadas por dicho museo, y los

materiales recolectados fueron clasificados e inventariados por sus especialistas

(Antczak y Mackowiak de Antczak Ms.).

Otro investigador destacado en el estudio arqueológico del área fue el

ingeniero, naturalista y lingüista Luis Ramón Oramas, quien entre 1910 y 1940

exploró los Valles de Aragua y Caracas, así como la costa Central (Antczak 1999:

30). Los resultados materiales de los trabajos de Oramas fueron reunidos en una

colección de más de 3.000 artefactos prehispánicos de la región (Pérez Vila 1988:

1152 en Antczak 1999: 30). Muchos de estos artefactos fueron depositados en el

Museo de Ciencias Naturales en Caracas.

Oramas fue el primer investigador en reconocer que los rasgos estilísticos de

la alfarería del Lago de Valencia eran similares a los encontrados en el Valle de

Caracas, y en la Costa Central (Antczak 1999). Cabe destacar que Oramas fue

también el primero en indicar que en el sitio de Vigirima (petroglifos de Piedra


33

Pintada, Tronconero) al norte del lago de Valencia, existiera una hilera de lajas de

piedra indígena dispuesta en las lomas cercanas de la montaña. Según Oramas en este

lugar existió un “observatorio” ceremonial prehispánico de los solsticios (Oramas

1959).

Para la segunda década de 1920, el área Centro Norte del país era bien

conocida en el ámbito arqueológico nacional, habiéndose realizado numerosos

reportes tanto de montículos y complejos de petroglifos, como de sitios de habitación

y cementerios. Para 1930 se inician las excavaciones de Rafael Requena (1932a,

1932b, 1946), uno de los entusiastas que

tuvo mayor impacto sobre la arqueología

prehispánica de la región. Requena fue

Gobernador del Estado Aragua entre los

años de 1929 y 1931, y también fue el

Secretario Privado del Presidente para

aquel entonces, Juan Vicente Gómez, desde

1931 hasta 1933 (Antczak 1999:30; Gassón

y Wagner 1992).

El interés de Requena por los restos

prehispánicos del Lago de Valencia y su alta Urna funeraria excavada en “Los


cerritos”
Fuente: Requena (1932)
posición en el gobierno nacional no

solamente lo llevan a iniciar investigaciones propias en el área, sino también a

motivar al gobierno de Gómez a sustentar estos trabajos. Requena realizó trabajos de

campo durante los meses de septiembre y octubre de 1930, ayudado por su hijo
34

Antonio Requena y por el uruguayo Mario del Castillo (Requena 1932a, 1932b, 1946;

Antczak 1999). Durante estos trabajos se excavaron extensivamente complejos de

montículos ubicados en la orilla oriental del lago, en los sitios de Los Cerritos,

Tocorón y La Mata, así como el sitio de Los Tamarindos en la Península de La

Cabrera, y el sitio de El Cascabel en el lado occidental del lago.

Uno de los intereses principales de Requena era el de encontrar

enterramientos y artefactos cerámicos completos y en buen estado de preservación.

Es necesario notar que “la metodología aplicada durante los trabajos de campo [de

Requena] estaba por debajo de los estándares aceptados por los profesionales de

arqueología de esos días y una gran cantidad de fragmentos y artefactos líticos fueron

abandonados cerca de las trincheras” (Antczak 1999: 31; Kidder 1944: 28).

La publicación de Requena que sintetiza los resultados de estos trabajos

(Requena 1932) está dominada por hipótesis especulativas sobre el origen de los

habitantes prehispánicos presentes en el área (Gassón y Wagner 1992). De hecho el

título de la obra, Vestigios de la Atlántida, ilustra la tesis central de Requena, según la

cual las culturas de Egipto, la India y, particularmente, la cultura Atlante, dieron el

origen a las culturas prehispánicas de la región de Valencia. A pesar de su

especulación fantasiosa, es necesario reconocer que este trabajo proporcionó algunos

nuevos datos acerca de la arqueología de la región. Requena ilustró y describió gran

cantidad de material recuperado durante sus excavaciones arqueológicas, y sugirió


35

que los montículos artificiales de tierra fueron usados como sitios de habitación,

donde también se enterraban los muertos (Requena 1932; Antczak 1999).1

INICIO DE LA ARQUEOLOGÍA SISTEMÁTICA: 1932 – 1958

Quizás el aporte más importante de Requena a la arqueología del país fue el

de invitar a cuatro investigadores norteamericanos para trabajar en el área del Lago de

Valencia. Estos investigadores fueron los arqueólogos Wendell Bennett, Alfred

Kidder II y Cornelius Osgood y, el paleontólogo Edward W. Berry (Cruxent y Rouse

1982 [1958-59]; Antczak 1999;

Gassón y Wagner 1998).

El primero en realizar sus

trabajos fue Wendell Bennett

enviado por el Museo Americano de

Historia Natural de Nueva York.

Durante septiembre y octubre de

1932 Bennett excavó uno de los Figurinas de barro reseñadas en el libro de Bennett
Fuente: Bennett (1937)
montículos en La Mata, recuperando

57 enterramientos primarios y en urnas. Bennett sugirió que este montículo tenía una

función de cementerio, al igual que de habitación, puesto que, además de los entierros

humanos, encontró 25 huellas de postes de vivienda o “socos”, restos de estacas de

techos y una viga (Bennett 1937).

1
Para una mejor revisión sobre las ilustraciones y descripciones del material arqueológico de
Requena, revisar el capítulo 7 de la tesis doctoral de Ma. Magdalena Mackowiak de Antczak
(2000).
36

Bennett propuso que a raíz de las inundaciones que producía el lago en sus

crecidas anuales y estacionales, los habitantes prehispánicos comenzaron a vivir

encima de los montículos de tierra, abandonando la anterior costumbre de vivir sobre

palafitos. El trabajo de Bennett es una importante contribución al conocimiento de la

función de los montículos artificiales, a la clasificación tipológica de las figurinas

humanas en ellos encontradas, y a la distribución estratigráfica de la cerámica y de los

enterramientos humanos (Bennett 1937; Antczak 1999).

En 1933, Alfred Kidder II

realizó sus investigaciones de campo en

la Península de La Cabrera y en otros

sitios cercanos al lago; también excavó

un sitio en San Mateo, al este del Lago

de Valencia. Este último sitio, según

Kidder, es otro indicador de que en los

Valles de Aragua existieron grandes

centros de población prehispánica. En

1934, bajo la dirección de la División de


Formas de Vasija reconstruidas por Kidder
Fuente: Kidder (1944) Antropología de la Universidad de

Harvard y contando con el financiamiento de la Fundación Rockefeller, Kidder

volvió a Venezuela y continuó las excavaciones en la Península de La Cabrera, donde

realizó una excavación a gran escala en el sitio de los Tamarindos (Kidder 1944;

Antczak 1999: 33).


37

Durante la excavación en Los Tamarindos, Kidder utilizó niveles arbitrarios

de 25 cm y alcanzó una profundidad de siete metros. La excavación reveló la

existencia de dos depósitos arqueológicos sobrepuestos. El más antiguo, con cerámica

relacionada estilísticamente con lo que Cruxent y Rouse (1982) incluirían

posteriormente en la serie Barrancoide; y el más reciente relacionado con la serie

Valencioide (Kidder 1944; Cruxent y Rouse 1982 [1958]; Antczak 1999). Además de

la descripción de la cerámica, Kidder analizó los restos líticos, zooarqueológicos y los

enterramientos humanos.

En las excavaciones de Kidder no se encontraron restos de huellas de postes o

“socos”, como los que hallaron Requena y Bennett. Ningún estrato estéril separaba a

los dos depósitos culturales. El más importante aporte de Kidder fue la ubicación y

separación cultural de los estratos excavados, por lo cual se obtuvo la primera

datación relativa de las culturas prehispánicas de la región (Antczak 1999: 34).

Kidder también relacionó los restos arqueológicos encontrados con la

información aportada por Edward W. Berry, profesor de paleontología en la

Universidad John Hopkins. Berry (1939) visitó el Lago de Valencia con el fin de

realizar una investigación que aportara información sobre la relación entre la

evidencia geológica y paleontológica y el material arqueológico proveniente de los

diferentes estratos culturales (Antczak 1999: 34). Como resultado de sus

investigaciones, Berry “identificó cinco terrazas erosionadas en las costas del lago y

las correlacionó con las variaciones de los niveles de agua del lago y con la

distribución de los asentamientos prehistóricos” (Antczak 1999: 35).


38

Durante 1933, también realizó investigaciones arqueológicas en el área

Cornelius Osgood, investigador del Museo de Peabody de la Universidad de Yale.

Osgood inició con este trabajo el Programa de Arqueología del Caribe patrocinado

por dicho museo, el cual tuvo una gran repercusión dentro de la arqueología

venezolana (Osgood 1943; Gassón y Wagner 1992, 1998). Osgood excavó un

montículo en el sitio de Tocorón, al sur de La Mata, en la orilla oriental del Lago de

Valencia. Según Osgood, el montículo excavado se había construido alrededor de un

enterramiento de un mono o un infante. Para este autor el montículo tenía varias

funciones: sitio de enterramiento, de habitación y de cultivo. Osgood también realizó

una excavación de menor escala en el sitio de El Charral, en la orilla occidental del

lago (Osgood 1943; Antczak 1999:35).

En definitiva, los tres

arqueólogos norteamericanos

arriba mencionados

introdujeron a la arqueología de

la Cuenca del Lago de

Valencia, y en general a la
Formas de base reseñadas por Osgood
Fuente: Osgood (1943)
arqueología nacional, (1) los

métodos estratigráficos y sistemáticos; (2) las primeras cronologías relativas del área;

(3) y aportaron varias publicaciones especializadas que dieron a conocer la región de

Valencia dentro del medio científico arqueológico mundial.

A principios de la década de 1940 comenzaron en la Cuenca del Lago de

Valencia las investigaciones arqueológicas de José Maria Cruxent. Entre 1942 y


39

1943, Cruxent excavó en la Quebrada de Maletero en el Edo. Aragua, donde se

encontraron enterramientos en urnas y petroglifos (Cruxent 1945). Igualmente,

realizó trabajos en el sitio de Camburito en la orilla oriental del lago, recuperando allí

algunas urnas funerarias (Cruxent 1946).

En 1947, Cruxent reportó el hallazgo superficial de dos vasijas cerámicas con

un cráneo colocado entre ellas, en el río Vigirimita, en Vigirima, Edo. Carabobo.

Cruxent relacionó estilísticamente las asas de una de las vasijas (no pintada) con las

muestras cerámicas de El Palito y Tocorón; la otra vasija, con decoración pintada, fue

relacionada con los estilos de Trujillo y Lara (Cruxent 1947-48: 1-2). Posteriormente

estas vasijas fueron reclasificadas por el personal del Instituto de Patrimonio Cultural;

la primera, fue relacionada con el estilo El Palito de la serie Barrancoide, y la segunda

con la serie Ocumaroide (IPC s/f).

Cruxent también publicó informes sobre sitios arqueológicos ubicados en

otras localidades cercanas al Lago de Valencia (Cruxent 1945, 1946a, 1946b, 1947-

48, 1948, 1949, 1950; Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]), reportando montículos

artificiales de tierra (Cruxent 1958), petroglifos y geoglifos (Cruxent 1948, 1949,

1955, 1960). El más destacado aporte de Cruxent a la arqueología regional fue el de

realizar prospecciones extensivas a lo largo y ancho de los Valles de Aragua y

Carabobo, y en la costa del mar adyacente, con el fin de localizar nuevos sitios

arqueológicos y ubicarlos dentro de la cronología cultural regional.

Desde 1946 Cruxent estableció una estrecha cooperación con Irving Rouse,

arqueólogo norteamericano, quien para ese momento era investigador del

anteriormente mencionado Programa de Arqueología del Caribe. La experiencia de


40

Rouse en arqueología era amplia, puesto que ya había realizado investigaciones en las

Antillas Mayores. Cabe destacar que los colegas de Rouse dentro de este Programa

eran Cornelius Osgood (director del programa) y Wendell Bennett (Antczak 1999:

36), ambos con antecedentes de investigaciones realizadas en Venezuela (Bennett

1937; Osgood 1943).

El equipo que formaron Cruxent y Rouse fue beneficioso para la arqueología

del país y el resultado más prominente de su cooperación fue la publicación de la

monografía titulada Arqueología Cronológica de Venezuela (1982 [1958-59]). El

aporte de esta publicación consistió por un lado, en recopilar los datos ya existentes

sobre la arqueología de Venezuela, punto en el cual, según los autores, estaban

actualizando el trabajo realizado con anterioridad por Osgood y Howard (1943). Por

otro lado, Cruxent y Rouse localizaron decenas de nuevos sitios arqueológicos los

cuales junto con aquellos que ya se conocían para el momento, fueron ubicados en un

orden cronológico cultural especialmente diseñado. En esta clasificación de culturas

arqueológicas del país se incorporaron los conceptos de serie, fase y estilo cerámico,

que todavía hoy en día se continúan utilizando en el ámbito académico, habiéndose

modificado solo detalles dentro de las clasificaciones particulares.

En resumen, Cruxent y Rouse aportaron una coherente visión cronológica de

las culturas prehispánicas de Venezuela, y explicaron los antiguos movimientos

poblacionales en función de la migración y difusión cultural. Para muchos la

publicación antes mencionada es una obra fundamental o “la Biblia” de la

arqueología venezolana, consultada hasta el presente por los arqueólogos venezolanos

y extranjeros.
41

LA ARQUEOLOGÍA DESDE 1958 HASTA EL PRESENTE

A comienzos de la década de 1960, el “boom” de las investigaciones

arqueológicas en Venezuela, y muy especialmente en la cuenca del Lago de Valencia

comienza a “calmarse”; mientras que nuevos investigadores comienzan a aparecer en

la palestra. En 1961, Mario Sanoja en compañía de estudiantes de la Escuela de

Antropología y Sociología de la Universidad Central de Venezuela, realizó

excavaciones en Los Cerritos, encontrando algunas urnas funerarias.

Lamentablemente, no se conocen publicaciones de estos trabajos (Antczak 1999: 38).

Otro trabajo muy puntual lo realizó Helmut Fuchs, investigador del Museo de

Ciencias Naturales de Caracas, realizando una excavación de rescate en La Pica

(Fuchs 1963; Antczak 1999: 38).

A partir de 1960 las investigaciones en el área del Lago de Valencia, se lleva a

cabo bajo la autoridad del Instituto de Antropología e Historia del Edo. Carabobo y

del Edo. Aragua, ambos organismos dirigidos por la antropólogo Henriqueta Peñalver

(Antczak 1999). Esta investigadora realizó numerosas y extensas excavaciones

arqueológicas en varios de los sitios anteriormente mencionados y en algunos sitios

nuevos. Entre los sitios trabajados destacan La Pica, La Mata, Los Cerritos, Río

Blanco, El Morro de Guacara, San Gean, La Iguana, Ocumare y Cumboto. Estos

trabajos arrojaron una gran cantidad de muestras arqueológicas, las cuales hasta el

presente han sido custodiadas por los organismos creados por Peñalver, incluyendo a

la Fundación Lisandro Alvarado. Algunos informes sobre estas excavaciones han

sido publicados principalmente entre los años de 1960 y 1970 (Peñalver 1965, 1967,

1971, s/f a, s/f b, s/f c; cf.: Antczak 1999).


42

Uno de los logros iniciales de los Institutos de Antropología e Historia del

Edo. Carabobo y del Edo. Aragua, fue el de crear un boletín donde se publicaran los

avances de las investigaciones realizadas en la región. Lamentablemente, la

continuidad de este boletín fue interrumpida en 1967, y posterior a esta fecha solo se

publicaron algunos números especiales (Peñalver 1965, 1967, s/f b, s/f c).

En la década de 1970 comenzó en las bahías de la Costa Central un proyecto

arqueológico dirigido por los antropólogos Fulvia Nieves y Carlos Alberto Martín de

la Universidad Central de Venezuela

(Nieves 1992; Antczak 1999:39). Estas

investigaciones aportaron nuevas luces

sobre las distribuciones espaciales de

cerámica relacionada con la serie

Valencioide, y sobre los modos de vida de

las poblaciones que habitaron en algunas

de las cuencas costeras (Nieves 1979,

1992; Nieves y Martín 1982, 1990). Uno

de los resultados más destacados de estas

investigaciones fueron los análisis Figurina de barro del estilo Valencia


Fuente: Arroyo, Blanco y Wagner (2000)
especializados de los artefactos

prehispánicos líticos y zooarqueológicos del área (Martín 1995). Este proyecto

produjo también dos tesis de grado de la Escuela de Antropología que arrojaron

nuevas informaciones sobre los sitios y mantuvieron activa la investigación

arqueológica en la región (Álvarez y Casella 1983; Morales 1984).


43

También a partir de la década de los ’70 un grupo de arqueólogos de la

U.C.V., utilizando el marco teórico del materialismo histórico, se interesó en el

desarrollo de las relaciones sociales y político-económicas internas y externas de los

antiguos habitantes de la Cuenca del Lago de Valencia. Estos trabajos de orden

principalmente teórico, comienzan con los análisis realizados por Mario Sanoja e

Iraida Vargas (1974). Estos autores proponen un aumento progresivo de la

complejidad de la organización social de las poblaciones de la cuenca del lago,

iniciándose con las sociedades igualitarias y culminando con los cacicazgos, en el

umbral de la Conquista Española.

Para Sanoja y Vargas, las poblaciones Valencioides mantenían un control

social, político y económico con respecto a los grupos igualitarios que habitaban las

costas del mar adyacentes (Sanoja y Vargas 1974; Vargas 1990). Los análisis de estos

investigadores, aunque novedosos bajo el aspecto teórico, se fundamentan

únicamente en los datos recopilados por las investigaciones que los precedieron.

Sanoja y Vargas no proporcionaron datos nuevos con características cuantitativas y

cualitativas que permitan adentrarse en la complejidad social, económica y política

propuesta para los antiguos habitantes de la cuenca y de las áreas adyacentes

(Antczak 1999).

Algunos otros autores también contribuyeron con la arqueología del área,

señalando que existían vínculos que relacionaban a las poblaciones del lago con los

habitantes prehispánicos de los Valles de Quibor (Molina 1985; Vargas et al. 1997).

Los puntos formales de conexión que se proponen son, por un lado, la manufactura de

la concha y, por otro, la construcción de montículos artificiales de tierra (Molina


44

1985: 55-56). Sin embargo, la dinámica y la dimensión de la relación entre los

Valencioides y los ocupantes prehispánicos del Valle de Quibor quedan aún sin

estudio sistemático.

Por último, en 1982 comenzó el Proyecto de Arqueología de las Islas de

Venezuela, coordinado por los antropólogos Andrzej Antczak y Ma. Magdalena

Mackowiak de Antczak. Si bien, este proyecto no abarca el área del Lago de Valencia

directamente, las vinculaciones estilísticas que estos investigadores han establecido

entre el material arqueológico

de las islas y del continente,

sugieren que los visitantes de

las islas eran grupos

provenientes de la Cuenca del

Lago de Valencia y de las

costas adyacentes. Estos


Figurina de barro del estilo Valencia en su contexto de
excavación. Dos Mosquises, Archipiélago Los Roques hechos sumados a una
Fuente: Antczak y Mackowiak de Antczak (2002)
investigación sistemática

llevada a cabo durante más de 15 años, llevaron a estos investigadores a definir La

Esfera de Interacción Valencioide (Antczak y Mackowiak de Antczak 1999), es decir,

un área geográfica donde la predominancia en cuanto a estilo cerámico es

Valencioide, aunque esto no discrimina la presencia de otros materiales cerámicos en

estas áreas. Además de las islas de Los Roques y La Orchila, se incluyen dentro de

esta esfera las áreas de: Tucacas, Puerto Cabello, Ocumare, El Litoral Central, la
45

Cuenca del Lago de Valencia, el Valle de Caracas, Los Altos Mirandinos, Río Chico

y Cúpira (Antczak y Mackowiak de Antczak 1999).

En sus respectivas tesis doctórales, los Antczak realizan por un lado la

reconstrucción del contexto social de los campamentos insulares, tomando como base

la evidencia no-cerámica recuperada en excavaciones extensivas y contextuales

(Antczak 1999). Por otro lado, la investigación se centra en el significado social de

las figurinas humanas cerámicas de la Isla Dos Mosquises, Archipiélago de Los

Roques. Las figurinas se analizan dentro del contexto arqueológico y social a través

de evidencia cerámica, no cerámica y contextual. De esta manera se construye una

base teórica y metodológica que busca acceder a la realidad social de los visitantes de

las islas y explicar cual era el significado ideológico, social y cultural de estas

figurinas (Mackowiak de Antczak 2000).

Dado que los asentamientos permanentes de los visitantes prehispánicos de las

islas se encontraban localizados en el continente, y más específicamente en la Cuenca

del Lago de Valencia y en la costa adyacente, los Antczak han incluido a esta región

dentro del área de sus investigaciones (Antczak y Mackowiak de Antczak 1999). Uno

de los resultados más recientes de estas investigaciones es el estudio de proveniencia

de las figurinas cerámicas de Los Roques (Mackowiak de Antczak et al 2002;

Mackowiak de Antczak et al 2003), y el estudio bioecológico e histórico-cultural de

los concheros prehispánicos y modernos de Los Roques (Shapira 2003; Shapira,

Posada y Antczak 2003).

Es precisamente en este último panorama de investigación donde se inserta

esta tesis, que busca determinar la existencia de uno de los posibles sitios periféricos
46

o de articulación, que pudieron haber establecido y utilizado los habitantes

prehispánicos de la Cuenca del Lago de Valencia (creadores de la serie Valencioide)

para incorporar la costa e islas oceánicas a su esfera de interacción.


CAPÍTULO IV

Figurina femenina y zoomorfa dentro del contexto de


‘basurero’, cayo Dos Mosquises, 1300-1500 d.C.
Fuente: Antczak y Mackowiak de Antczak 2002
LA ESFERA DE INTERACCIÓN VALENCIOIDE

INTRODUCCIÓN

La Esfera de Interacción Valencioide fue definida por los Antczak (Antczak y

Mackowiak de Antczak 1999) para delimitar el área geográfica donde predominan

restos cerámicos pertenecientes a la serie Valencioide (ver mapa Nº 3). Para estos

autores, una esfera de interacción es en términos generales “el área geográfica en la

cual se encuentran distribuidos artefactos similares, los cuales constituyen la

evidencia material de la existencia de algún tipo de contacto entre [los creadores de]

las culturas arqueológicas responsables de su producción y/o utilización” (Antczak y

Mackowiak de Antczak 1999: 142). El objetivo principal de los estudios enmarcados

dentro de esta esfera es acceder y reconstruir la naturaleza y dinámica de los procesos

de interacción que pudieron haberse dado entre los distintos grupos humanos que

habitaban la región centro norte de Venezuela entre el 800 y 1500 d.C.

El fenómeno de la homogeneidad estilística cerámica que nos interesa aquí

abarca la porción central de la parte septentrional de Venezuela (ver mapa nº 3). La

esfera, se extiende de este a oeste desde Cabo Codera hasta Tucacas,


Mapa Nº 3
Área de la Esfera de Interacción Valencioide

N
50

mientras que de norte a sur abarca cuatro franjas paralelas, a saber: la cadena de las

islas oceánicas, la costa, la cordillera de la costa y los valles del interior (Antczak y

Mackowiak de Antczak 1999: 139).

En el capítulo anterior se discutió la información concerniente a la historia de

las investigaciones arqueológicas en el Centro-Norte de Venezuela. En este capítulo,

a modo de antecedentes arqueológicos de esta investigación se presenta la

información sobre los sitios arqueológicos ubicados y relacionados con la esfera. No

se abordarán todos los sitios sino aquellos que (se espera) podrán arrojar

características cerámicas similares a las ubicadas en Patanemo. Los sitios se discuten

divididos en las siguientes áreas geográficas: la Cuenca del Lago de Valencia, La

Costa Caribeña (y la Cordillera de la Costa), y el Archipiélago de Los Roques.

En los trabajos de Cruxent, no se realizó una diferenciación entre los sitios

arqueológicos de la Costa Caribeña y los de la Cordillera de la Costa en su vertiente

norte. En la clasificación de Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]), se observa que los

sitios arqueológicos ubicados en el lado norte de la cordillera son presentados como

“sitios costeros”, mientras que los ubicados en el lado sur son denominados “sitios de

montaña”. Esta clasificación es muy poco detallada, puesto que en los sitios costeros

existen bahías, valles y montañas y los sitios arqueológicos deberían estar

clasificados según esta diferenciación. Martín (1995) en su trabajo realizó una

clasificación de los yacimientos ubicados durante las prospecciones en la región de

Chuao-Choroní. Esta clasificación esta constituida por la (1) Zona Costera que

incluye a los sitios localizados en (a) ambiente litoral y (b) valles aluviales; y (2)
51

Zona Montañosa que incluye a los sitios localizados en (a) mesetas antropógenicas y

(b) abrigos rocosos (Martín 1995: 222).

En este capítulo, las descripciones de los sitios trabajados por Cruxent y

Rouse mantendrán la clasificación original, es decir, que los sitios de la “Costa

Caribeña” que involucren los sitios de la banda sur y norte de la Cordillera de la

Costa seguirán siendo sitios “costeros” y de “montaña” respectivamente. Mientras

que en la descripción de los sitios trabajados por Martín se utilizará la clasificación

propuesta por este autor. Esta metodología se mantendrá únicamente en este capítulo,

con el fin de conservar fielmente las descripciones de los trabajos que se reseñan.

Más adelante, en el capítulo 7, se expone y justifica la metodología de clasificación

utilizada para los sitios arqueológicos del área estudiada, la cual fue diseñada dentro

de los fines específicos de esta investigación.

LA CUENCA DEL LAGO DE VALENCIA

Aunque en el área de la Cuenca del Lago de Valencia se ha reportado la

presencia de artefactos pertenecientes a diversos estilos cerámicos, se ha determinado

que los creadores de sólo dos de ellos, habitaban en el área permanentemente. Las

excavaciones arqueológicas realizadas en esta región han podido determinar dos

períodos de asentamiento prehispánico. Alfred Kidder II determinó la presencia de

estos dos períodos ocupacionales durante las excavaciones realizadas en La Península

de La Cabrera, más específicamente en el sitio de Los Tamarindos (Kidder 1944,

1948). Kidder denominó estos períodos (1) Fase La Cabrera, para el más temprano y,
52

(2) Fase Valencia para el más tardío, y realizó esta clasificación en función de las

diferencias estratigráficas y estilísticas observadas (Kidder 1944).

La Fase La Cabrera se caracteriza por presencia de enterramientos primarios;

en algunos casos el cráneo estaba cubierto por vasijas o lajas de piedra. Estos

entierros poseían pocas ofrendas funerarias (Kidder 1948: 421). La cerámica

característica de esta fase es pulida o alisada, de color gris y sin engobe. Predominan

las jarras de cuello largo y de doble vertedero. Las decoraciones se presentan

principalmente por el trabajo inciso, punteado y modelado, y las asas son

horizontales. Se observa que los adornos son, en su mayoría, zoomorfos y

antropomorfos (Kidder 1948: 421). Así mismo, se observa la presencia de artefactos

líticos tales como hachas pulidas, pendientes y cuentas de collar. El hueso era

utilizado como materia prima para elaborar cuentas de collar y anzuelos de pesca.

Durante las excavaciones se hallaron también cuentas de concha, aunque estas son

poco comunes (Kidder 1944, 1948).

El tipo de cerámica encontrada por Kidder en los estratos de La Cabrera fue

clasificado posteriormente por Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]) como relacionado

con la tradición Barrancoide del área del Bajo Orinoco. Se estima que alrededor del

año 200 d.C. los grupos Barrancoides arribaron a la Cuenca del Lago de Valencia y se

instalaron allí y en otros sitios de la costa adyacente. En el sitio de El Palito se

localizó el estilo en su estado “puro” (Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]). Igualmente,

se ha observado la presencia de cerámica Barrancoide Central (denominado así para

diferenciarlo de la cerámica Barrancoide del Bajo Orinoco) en otros sitios de la costa

Centro-Occidental venezolana, como indicador de comercio (Kidder 1944, 1948;


53

Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]; Vargas 1985; Antczak y Mackowiak de Antczak

1999). Debido a que pocos sitios Barrancoides Centrales han sido excavados de

forma sistemática, es poco lo que se sabe sobre los aspectos económicos, políticos,

sociales y culturales de estas poblaciones.

Sin embargo, algunos autores han inferido que los grupos Barrancoides

Centrales no mantenían una estratificación social jerarquizada y que posiblemente

consistían en sociedades representadas por aldeas separadas y soberanas, organizadas

sobre la base de la familia extendida (Vargas 1985:14). Así mismo, se ha supuesto

que debido a la variada decoración que presentan las vasijas Barrancoides y los

complejos motivos de las mismas, podría ser factible pensar que el ceremonialismo

era un aspecto muy importante dentro de la cultura de los portadores de esta cerámica

(Sanoja y Vargas 1974; Sanoja 1979; Vargas 1985, 1990; Delgado 1989; Cruxent y

Rouse 1982 [1958-59]). Es necesario enfatizar que estas inferencias están basadas en

los resultados de las limitadas excavaciones realizadas por Kidder y Cruxent, ninguna

de las cuales fue ‘contextualmente orientada’, por lo que sería necesario ubicar y

excavar sistemáticamente otros sitios Barrancoides en el Centro-Norte de Venezuela

para poder ensayar estas hipótesis y plantear nuevas.

También es interesante señalar que si bien se ha observado la presencia de

asentamientos permanentes de los Barrancoides en la costa centro-occidental

venezolana, no se ha reportado su presencia en las islas del Caribe venezolano

(Antczak y Mackowiak de Antczak 1999).

El segundo periodo ocupacional determinado por Kidder (1944, 1948),

denominado Fase Valencia o Periodo Tardío, fue posteriormente redefinido como el


54

estilo Valencia por Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]). Entre los rasgos

característicos señalados por Kidder para este período ocupacional, y que también

fueron corroborados por Bennett (1937) y Osgood (1943), se encuentran los

enterramientos secundarios, simples o múltiples en urnas, con abundantes ofrendas

mortuorias representadas por vasijas, figurinas, cuentas de collar y restos

alimenticios. También se observa la presencia de artefactos manufacturados en hueso,

principalmente puntas simples, punzones, anzuelos de pesca, y cuentas de collar

tubulares (Kidder 1948: 422). Una parte de las evidencias materiales excavadas por

Kidder provienen de enterramientos en grandes vasijas o urnas funerarias.

En el sitio excavado por Kidder (1944) y en los montículos excavados por

Bennett (1937), Osgood (1943), Requena (1932) y Peñalver (1965, 1967) se ha

encontrado un registro material muy similar, y posiblemente, el mismo patrón de

asentamiento. En el caso de los montículos artificiales de tierra construidos por los

portadores de la cerámica Valencioide, se ha propuesto que eran multifuncionales,

utilizados como: (1) sitios de habitación; (2) de enterramientos; y (3) probablemente

de cultivo. Los montículos según estos autores podrían haber estado representados

por tres de estos aspectos, dos de ellos o solo uno (Kidder 1948:421).

Todos los autores que han desarrollado investigaciones arqueológicas en la

Cuenca del Lago de Valencia, han destacado dos rasgos muy representativos de la

cultura material Valencioide. Estos son, por un lado la manufactura de artefactos en

concha de botuto (Strombus gigas), y por otro lado, la producción de figurinas

femeninas de arcilla. Antczak y Mackowiak de Antczak han propuesto que uno de los

principales sitios de donde se obtenían las conchas de botuto para ser trabajados en la
55

cuenca del lago era el Archipiélago de Los Roques (Antczak y Mackowiak de

Antczak 1991, 1993, 2002; Antczak 1999). Se ha determinado que los Valencioides

mantuvieron un control intenso sobre esta área insular desde el año 1300 d.C. hasta la

llegada de los españoles. Estas islas proveyeron a estos visitantes no solamente de

materias primas como la concha, sino también los abastecían de una gran gama de

alimentos de origen marino (Antczak 1999; Antczak y Mackowiak de Antczak 2002).

Como ya se mencionó anteriormente, algunos autores han propuesto que los

habitantes en la Cuenca del Lago de Valencia mantenían estrechas relaciones

sociales, económicas y políticas con los grupos que habitaban el Valle de Quibor

(Molina 1985). Según esta hipótesis una de las razones principales de estas relaciones

era la “exportación” de las conchas de botuto que desde la cuenca del lago se

realizaba hacia el Valle de Quibor (Molina 1985; Vargas et al. 1997). Esta hipótesis

se debe a que en dicho valle se encontraron los vestigios de la manufactura de

adornos corporales de la concha de botuto a gran escala, mientras que en el área del

lago se han encontrado algunos restos de cerámica Tocuyanoide. Otra razón es que

ambas regiones comparten el conocimiento de la construcción de montículos

artificiales de tierra, los cuales no son muy comunes en el territorio venezolano

(Molina 1985).

El segundo rasgo representativo de la cultura Valencioide es la producción de

figurinas femeninas de cerámica. Mackowiak de Antczak (2000) ha realizado un

extenso trabajo sobre el significado de estas figurinas, excavadas en los contextos

arqueológicos de Los Roques, donde la presencia de dichos objetos ha sido

cuantificada en más de 300 (Mackowiak de Antczak 2000; Antczak y Mackowiak de


56

Antczak 1999). Esta autora ha señalado la estrecha relación estilística de las figurinas

de Los Roques con las de la Cuenca del Lago de Valencia. Se ha propuesto que estas

figurinas, “encierran” significados simbólicos importantes para los portadores de la

cerámica Valencioide (Antczak y Mackowiak de Antczak 1999; Mackowiak de

Antczak 2000; cf. Osgood 1943).

Algunos autores han señalado que el segundo período ocupacional de la

región, destacado por la presencia de la cerámica Valencioide fue dominado por un

grupo con rasgos jerárquicos cacicales (Sanoja y Vargas 1974; Vargas 1990), donde

grandes grupos de personas habitaban sobre los montículos artificiales de tierra en

áreas no muy alejadas de las orillas del lago. Se observa, según los datos de todos los

autores, que la forma de subsistencia de estos grupos humanos estaba basada

principalmente en la agricultura (posiblemente yuca, maíz, algodón y otros) y la caza

de fauna terrestre y lacustre, probablemente complementada con los recursos

marinos. Igualmente, se observa un considerable desarrollo en cuanto a las técnicas

alfareras, así como en la manufactura de adornos personales de hueso y concha.

Otro rasgo de la cultura Valencioide es su expansión geográfica, dentro de la

Esfera de Interacción Valencioide. Este tipo de expansión parece responder a un

grupo cultural jerarquizado con una fuerte cohesión entre sus partes y con un poderío

económico y político considerable (Sanoja y Vargas 1974; Vargas 1985, 1990;

Molina 1985). Sin embargo, es necesario señalar que no necesariamente estamos

frente a una organización social cacical, puesto que los datos han sido interpretados

en función de otras interpretaciones a su vez basadas sobre los materiales

provenientes de las excavaciones realizadas hace más de medio siglo. Estas últimas, a
57

su vez, fueron realizadas con el único objetivo de construir una cronología cultural de

la región y no de sustentar hipótesis sobre interacciones sociales, económicas y

políticas entre las sociedades prehispánicas. Por lo siguiente, es necesario realizar

nuevas investigaciones sistemáticas y contextuales en la región antes de aprobar o

descartar estas hipótesis preliminares (Antczak 1999).

LA COSTA DEL CENTRO-NORTE

En esta sección se describen aquellos sitios arqueológicos reportados en la

Costa del Centro Norte de Venezuela, que son geográficamente próximos a

Patanemo y/o se presume (en base a la información disponible al comenzar esta

investigación) que pueden revelar la existencia de relaciones socio-culturales con los

sitios del área de interés. Una breve descripción de la arqueología de estos sitios

permitiría realizar comparaciones de los mismos con los sitios de Patanemo en un

contexto macroregional al final de esta tesis.

Área de Puerto Cabello

Según Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]), el área de Pto. Cabello se extiende

desde los alrededores de la ciudad de Morón al oeste, hasta las costas del Edo. Aragua

al este. En esta área Cruxent en conjunto con Walter Dupouy y Antonio Requena, y

en algunas oportunidades solo, localizaron diversos yacimientos arqueológicos, tales

como El Palito, Sanchón, Taborda, Palmasola, Morón, El Rosario, Ocumare de la

Costa, Playa Ocumare, Aserradero y Petroquímica. Posteriormente, en base a los

análisis de los materiales provenientes de los trabajos en estos sitios, Cruxent y Rouse
58

definieron cuatro estilos cerámicos. Los dos primeros, Ocumare y Palmasola, se

relacionan con la cerámica Ocumaroide, mientras que los otros dos, El Palito y

Taborda, se relacionan con la cerámica Barrancoide (Cruxent y Rouse 1982 [1958-

59]: 148-68; IPC s/f).

Región Chuao-Choroní

Martín (1995) explica que esta región arqueológica está conformada por las

actuales poblaciones de Chuao, Choroní, Puerto Maya, Puerto Colombia y Cepe. En

los trabajos de Martín (1995), Nieves y Martín (1982, 1990), Morales (1984) y

Álvarez y Casella (1983) sobre esta región, se determinó que la cerámica allí

encontrada mantiene relación estilística con las fases Valencia y La Cabrera, y los

estilos Palmasola, Taborda y El Palito. También se encuentran intrusiones del estilo

Dabajuroide. Se menciona que se obtuvo una fecha de C14 para el Valle de Chuao

que es de 1.206 ± 98 d.C. (Morales 1984).

Si bien en estos sitios se encontró una gran diversidad estilística, el mayor

peso lo lleva la cerámica perteneciente al estilo Barrancoide Central (Martín 1995;

Álvarez y Casella 1983). La conclusión de los trabajos de Martín (1995) y Álvarez y

Casella (1983), es que los rasgos compartidos entre la cerámica de los sitios de La

Cabrera y Puerto Maya, parecieran indicar que existió una afinidad tecno-alfarera que

vincula al sitio con el poblamiento Barrancoide de la Costa Central y la Cuenca del

Lago de Valencia.
59

Área de La Guaira

En esta área Cruxent y Dupouy localizaron el sitio arqueológico de El Topo

(Dupouy y Cruxent 1946). También Cruxent describió muestras cerámicas

recolectadas en los sitios arqueológicos de los Saltos de Tacagua, Catia la Mar, Loma

Colorada, Las Pailas, Las Trincheras, Carayaca, La Guaira y Naiguatá; así como en

Cerro Machado y Boca Tacagua (Cruxent y Rouse, 1982 [1958-59]). Cruxent y

Rouse definieron estilísticamente la cerámica de esta área de la siguiente manera: la

cerámica de Cerro Machado se relaciona con la serie Tocuyanoide, aunque, según

estos autores representa una versión simplificada. El material cerámico proveniente

de Boca Tacagua se ubica dentro de la serie Ocumaroide, aunque parece tener

intrusiones de las series Saladoide Costero y del estilo El Palito. Por último los sitios

de El Topo, Saltos de Tacagua, Catia la Mar, Loma Colorada, Las Pailas, Las

Trincheras, Carayaca, La Guaira y Naiguatá se relacionan con la serie Valencioide.

Es interesante destacar que los sitios relacionados con la serie Valencioide se

encuentran en su mayoría sobre la Cordillera de la Costa, mientras que el resto de los

sitios prospectados por Cruxent se encuentran en la playa o cerca de ella (Cruxent y

Rouse, 1982 [1958-59]: 169-82).

EL ARCHIPIÉLAGO DE LOS ROQUES

A principios del segundo milenio de la era cristiana (fechas radiocarbónicas

alrededor de 1.100 d.C.), llegaron a Los Roques los primeros portadores de cerámica.

Se sabe actualmente que estos grupos eran agricultores y pescadores que provenían

de las bahías de la costa venezolana, y más específicamente de algunos sitios, aun no


60

identificados, entre Boca Tacagua en el Litoral Central y Ocumare de la Costa, hacia

el oeste (Mackowiak de Antczak y Antczak 1989a, 1989b; Antczak y Mackowiak de

Antczak 1991, 1993, 2002). La cerámica de estos grupos se relaciona estilísticamente

con la serie Ocumaroide de Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]). Al parecer este grupo

humano ocupó una sola isla del archipiélago, Domusky Norte (o Dos Mosquises

Norte), en el extremo suroccidental del archipiélago. Este es el único asentamiento

Ocumaroide ubicado hasta el momento en todo el territorio insular de Venezuela.

Al parecer, los individuos de este grupo explotaban mayormente el botuto

como fuente alimenticia y como materia prima para la manufactura de adornos y

otros artefactos. Igualmente, en las excavaciones arqueológicas se han recuperado

numerosos restos de peces, tortugas y avifauna; estos animales eran capturados y

utilizados como alimento. La gente portadora de la cerámica Ocumaroide visitaba las

islas por periodos cortos de tiempo. Regresaban al continente llevando provisiones de

carne seca o salada de botuto, peces y tortugas, así como de otros moluscos marinos

(Antczak y Mackowiak de Antczak, 2002: 29). Antczak y Mackowiak de Antczak

han propuesto la hipótesis según la cual la serie Ocumaroide pareciera

“ocultar, tras ciertos rasgos cerámicos comunes, un


conglomerado de pequeños pero dinámicos grupos de
pescadores de variada filiación étnica y/o lingüística, que se
dispersaban a lo largo de la costa o se agrupaban en función
del tipo de actividad pesquera por realizar. Estas sociedades
multiétnicas pudieron haberse desarrollado como el resultado
del establecimiento de alianzas matrimoniales, rituales y
políticas. Los Ocumaroides fueron posteriormente los
mediadores entre el mar y los portadores de la nueva
cerámica: la serie Valencioide” (Antczak y Mackowiak de
Antczak 1999: 145).
61

Alrededor del 1300 d.C, aparecen en Los Roques los portadores de la serie

Valencioide, quienes al parecer continuaron visitando el archipiélago hasta la

Conquista Española. Este grupo humano provenía de la Cuenca del Lago de Valencia

y de los sitios, anteriormente mencionados, localizados en las costas adyacentes

(Mackowiak de Antczak y Antczak 1989a, 1989b; Antczak y Mackowiak de Antczak

1991, 1993, 1999, 2002; Antczak 1999; Mackowiak de Antczak 2000). Según las

investigaciones de los Antczak, los Valencioides instalaron un gran campamento

multifuncional en la isla Dos Mosquises. También, se han encontrado evidencias de

campamentos Valencioides temporales más especializados y de menor intensidad

ocupacional en varias de las islas del archipiélago, demostrándose que este grupo

mantenía un dominio total sobre esta área (Mackowiak de Antczak y Antczak 1989a).

Un rasgo característico del sistema de asentamientos Valencioides en el

archipiélago es que todos los sitios se encuentran cercanos a las llanuras submarinas

someras, cubiertas por fanerógamas, donde era fácil recolectar los botutos y practicar

las pesca con redes tipo “chinchorro”. Los sitios también estaban cercanos a las

playas de anidación de tortugas (Antczak y Mackowiak de Antczak 1991, 1993). La

mayoría de los asentamientos en las islas tenían una funcionalidad económica, es

decir, eran asentamientos ubicados en función de la pesca y recolección de botutos y

otros moluscos marinos. Sin embargo, la evidencia arqueológica ha demostrado que

los campamentos en algunas islas tenían una múltiple funcionalidad. Si bien la

actividad económica relacionada con la obtención y procesamiento de recursos se

llevaba a cabo en todos los asentamientos, en las islas de Dos Mosquises, Cayo Sal y

Krasky se observa una gran concentración de artefactos con posible significado


62

ceremonial. Para Antczak y Mackowiak de Antczak (1991), el caso de Dos

Mosquises presenta la particularidad de su posición geográfica. Este sitio es

denominado “estación de transferencia”, es decir, un sitio ubicado en el borde del

archipiélago que cumplía la función de ser el conector entre la costa continental, el

mar abierto y el archipiélago y ‘protector’ del resto de los asentamientos localizados

en el archipiélago (Antczak y Mackowiak de Antczak 1991: 375; Mackowiak de

Antczak y Antczak 1989a). La posición geopolítica privilegiada de la isla Dos

Mosquises, y ciertas características topográficas de la misma influyeron en su

selección como centro de actividades vinculadas con el tráfico de embarcaciones,

explotación de recursos, defensa del área y actividades ceremoniales (Mackowiak de

Antczak y Antczak 1989a: 9; Antczak y Mackowiak de Antczak 1999).

Los grupos Valencioides explotaban los recursos bióticos de diferentes

comunidades marinas. Los restos alimenticios extraídos de las excavaciones están

constituidos principalmente por conchas de botuto, a los cuales se le extraía la carne a

través de perforaciones circulares en la espiras (punto en el que el músculo del animal

se conecta a la concha); técnica aplicada por diferentes grupos indígenas del Caribe

(Mackowiak de Antczak y Antczak 1992). Entre los restos de peces se aprecian las

especies asociadas a los arrecifes, los tiburones y las rayas. Los huesos de tortugas

son muy abundantes, y en menor cantidad los restos de avifauna. Así mismo, se han

hallado restos de huesos de animales de origen continental, tales como el mono

araguato, el tigrillo, el cunaguaro y variedad de caracoles terrestres (Mackowiak de

Antczak y Antczak 1992: 49).


63

Si bien en las islas escasean materias primas tales como, la arcilla, las fibras y

los colorantes, indispensables para el desarrollo de algunas tecnologías aborígenes, es

cierto también que los Valencioides desarrollaron en las islas una industria de

manufactura de artefactos en concha y los trabajos en concha realizados por estos

grupos humanos se ven reflejados en el registro arqueológico (Mackowiak de

Antczak y Antczak 1989a). Artefactos como cuentas de collar, pendientes y colgantes

tallados, y conchas de bivalvos perforadas utilizadas como adornos, son solo una

muestra de la variedad y calidad de la producción artesanal de estos grupos, quienes

producían los adornos de conchas marinas, tanto en las islas como en el continente

(Mackowiak de Antczak y Antczak 1987, 1989a, 1989b, 1989c; Antczak 1999).

Otro de los aspectos resaltantes de los sitios arqueológicos Valencioides del

archipiélago, es que algunos de ellos contenían un número considerable de figurinas

humanas en cerámica. Estas figurinas se hallaron en el registro arqueológico

acompañadas por flautas de hueso de venado, pitos y silbatos de caracoles terrestres,

incensarios de cerámica, resinas olorosas, pipas de cerámica y vasijas decoradas

antropo y zoomorfas. Este tipo de contextos deposicionales sugiere que las figurinas

pudieron haber sido utilizadas como ofrendas y accesorios en las actividades rituales

(Antczak y Mackowiak de Antczak 2002:30). Las investigaciones en el archipiélago

han demostrado que estas figurinas poseían una carga de significados simbólicos

importantes para la cultura de los portadores de la cerámica Valencioide. Para

Antczak y Mackowiak de Antczak (2002) el significado de estas figurinas podría

estar relacionado con el sustento espiritual de la vida de los habitantes de las islas.

Los autores consideran que las figurinas pudieron haber sido esenciales “para
64

sustentar la vida diaria del campamento, éstas asumían metafóricamente el papel

social de las mujeres que estaban ausentes en la isla y suprimían las amenazadoras

fuerzas sobrenaturales, vinculadas al medio ambiente marino y sus criaturas”

(Antczak y Mackowiak de Antczak 2002: 31).

En definitiva, pareciera ser que los grupos Valencioides que incursionaron en

Los Roques tomaron “posesión” del área, es decir, que se instalaron y no permitieron

que otros grupos incursionaran en las islas, exceptuando los grupos Ocumaroides, que

según los Antczak, acompañaban a los Valencioides en sus incursiones. Un ejemplo

de “frontera” que mantenían los diferentes grupos humanos provenientes del

continente en las islas oceánicas se observa en las islas de Aves de Barlovento. En

este grupo insular situado al oeste de Los Roques los restos arqueológicos son

escasos, mientras que en las islas de Aves de Sotavento, están presentes abundantes

restos arqueológicos Dabajuroides. Para los Antczak las islas de Aves de Barlovento

eran una frontera entre los “dominios marinos” de los grupos Valencioides y

Dabajuroides. Los Valencioides, al parecer, protegieron su territorio insular (Los

Roques y La Orchila) del avance que los Dabajuroides traían desde el oeste, lo cual

podría significar que los Valencioides pertenecían a una “sociedad jerarquizada,

poderosamente motivada y capaz de emprender una empresa de tal magnitud”

(Antczak y Mackowiak de Antczak 1993: 74).


CAPÍTULO V

Camino hacia Los Pueblos - Patanemo


MARCO TEÓRICO DE LA INVESTIGACIÓN

INTRODUCCIÓN

Los conceptos teóricos que respaldan esta investigación pueden agruparse en

dos categorías. Por un lado están los conceptos que se utilizaron para analizar e

interpretar los datos recogidos en Patanemo; y por el otro, están los conceptos que se

utilizaron para apoyar teóricamente las comparaciones macro-regionales entre

Patanemo y algunos sitios de la Esfera de Interacción Valencioide.

La primera parte, concerniente a la investigación de campo, de laboratorio e

interpretativa que se realizó en Patanemo se abordó utilizando conceptos extraídos de

la propuesta teórica Histórico-Cultural. La muestra que se obtuvo en los sitios

trabajados fue reducida, debido a que se realizaron pocas excavaciones y de corta

escala. Por esto, conceptos teóricos de otras tendencias más actuales no serían

soportados por el material arqueológico. Así que, lo que se intentó realizar en esta

primera parte de la investigación es elaborar una historia cronológico-cultural del

sitio. Para este fin se utilizarán conceptos tales como: Cultura, Estilo y Serie.
67

La segunda parte, se refiere a los análisis comparativos que se realizaron entre

los datos obtenidos e interpretados en Patanemo, y otros sitios ya ubicados dentro del

territorio que se ha definido como la Esfera de Interacción Valencioide. Al poseer un

mayor conjunto de datos interrelacionados, es posible realizar interpretaciones

basadas en nociones teóricas más refinadas con el fin de conocer la dinámica social

política, económica o ideológica dentro de la Esfera. De esta manera, los conceptos

que se pensó sería los más adecuados para dar luces sobre ciertos rasgos

interaccionales entre sitios son: Contexto, Espacio, Tiempo y Centro y Periferia.

Estos conceptos han sido refinados por la perspectiva postprocesual. Dentro de esta

perspectiva, los materiales obtenidos en Patanemo se ubicarán contextualmente, y sus

análisis comparativos podrán arrojar informaciones sobre la dinámica cultural y

social del pasado en Patanemo, y conocer que posición y vínculos tenía este sitio

dentro de la Esfera de Interacción Valencioide.

LA INVESTIGACIÓN EN PATANEMO

Como se ha explicado, los conceptos claves para el abordaje teórico de los

materiales arqueológicos de Patanemo, fueron basados en la arqueología histórico

cultural, principalmente en los aportes de Rouse (1973) y de Cruxent y Rouse (1982

[1958-59]).

Cultura

Para la arqueología histórico cultural, la Cultura se conforma de un conjunto

de comportamientos que están normados, es decir, fundados a partir de un cuerpo de


68

normas (Rouse 1973). El conjunto de éstas se expresa a través de elementos

religiosos, sociales, artísticos, entre otros. El hombre es en sí el creador de cultura,

pero por crearla este se encuentra con que “sus actos están mediatizados por las

costumbres y creencias del grupo étnico al que pertenece, es decir, por sus pautas

culturales” (Rouse 1973: 37).

La arqueología histórico cultural estudia a las culturas del pasado a través de

los restos materiales que estas dejaron. Los restos materiales que son de mayor interés

en esta corriente son los artefactos cerámicos. Rouse (1973) explica que un conjunto

de artefactos cerámicos que es morfológicamente similar pertenece a una misma

cultura, puesto que una misma cultura va a producir un tipo de artefacto particular

que se va a diferenciar del de otras culturas. Esta diferenciación se debe a un conjunto

de normas independientes, particulares de cada cultura.

El interés principal de la arqueología histórico cultural es construir historias

culturales locales, las cuales son contrastadas con otras historias locales para así

observar las difusiones de las ideas y/o migraciones de los portadores de las culturas

cerámicas en el pasado (Rouse 1973; Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]). A través de

las difusiones y/o migraciones de los “portadores” de las culturas del pasado, los

arqueólogos histórico-culturales explican los cambios que se observan en los restos

materiales que, a pesar de no ser exactamente iguales, mantienen un patrón estilístico

similar.

En resumen, la cultura para esta escuela de pensamiento es la expresión de

todas las normas compartidas por los portadores de la misma y que, a su vez, influye

en todas las representaciones materiales que esta cultura pueda producir.


69

Estilo

El concepto de Estilo, desde la perspectiva histórico cultural se refiere a “un

conjunto de caracteres cerámicos aislados en un yacimiento típico o cabecero,

conjunto que se repite en otros yacimientos” (Rouse 1952: 326-7 en Cruxent y Rouse,

1982: 22-3). El estilo, desde esta perspectiva, se conforma por los caracteres

cerámicos particulares de cada alfarería. Éste define las características particulares de

un tipo de alfarería, y a través de esta definición, es posible diferenciar una alfarería

de otra por los estilos decorativos que la componen.

Además de esta concepción de estilo, existe también la concepción de estilo

como forma de transmisión de información socio-cultural. Weissner (1990) explica

que el estilo es “una forma de comunicación no-verbal a través de la cual se hace algo

de una cierta manera que comunica información sobre una identidad relativa”

(Weissner 1990: 107).

En este sentido, se presenta al estilo, por un lado como la definición de

caracteres específicos de la alfarería, en función de la cual se define esta y diferencia

de otras, y por otro, el estilo se considera como medio de transmisión de información

(cf. Frías 1993; Tarble 1991). En este trabajo nos apegaremos más al concepto

histórico cultural de estilo, puesto que la reducida dimensión de esta investigación

nos permitirá clasificar los restos culturales hallados de acuerdo a su filiación

estilística, pero no permitirá realizar una aproximación a un nivel de análisis

estilístico más refinado.


70

Serie

El concepto de Serie se refiere al “fenómeno que puede ser definido como

‘grupo de estilos similares o contiguos’” (Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]: 55). Es

decir, que la serie se conforma de gran parte de las características de los estilos,

aunque no necesariamente de todas (Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]).

El concepto de serie engloba aspectos espaciales y temporales que también se

pueden observar en conceptos tales como tradición (tiempo) y horizonte (espacio).

Para conformar una serie es necesario comprobar que los caracteres que se estén

utilizando para definirla, están conectados entre sí, de tal forma que la clasificación

sea coherente, y demuestre que los portadores de los estilos que se estén utilizando

para definir la serie hayan tenido contacto a través del tiempo o del espacio (Cruxent

y Rouse 1982 [1958-59]: 55).

En esta investigación se va a utilizar el concepto de serie puesto que el mismo

se puede aplicar tanto a colecciones pequeñas como grandes. Además, en la

bibliografía especializada se hacen referencias al concepto de serie para el área del

Centro-Norte de Venezuela, lo que facilita el trabajo clasificatorio. Igualmente,

cuando se culminen los trabajos de excavación y se clasifique la muestra obtenida, se

podrá reexaminar si el uso de series arqueológicas es lo suficientemente apropiado

para alcanzar el objetivo de esta investigación.

LAS COMPARACIONES MACRO-REGIONALES

En este apartado se van a explicar los conceptos concernientes a la segunda

parte de este trabajo. Es decir, los conceptos teóricos que van a soportar las
71

interpretaciones de las comparaciones de los sitios Patanemo con otros sitios de la

Esfera de Interacción Valencioide. Los conceptos principales de este apartado son:

Contexto, Espacio, Tiempo y Centro y Periferia.

Contexto

La noción de Contexto arqueológico que se utilizará en este trabajo esta

fundamentada en la propuesta de la arqueología contextual de Ian Hodder. Según este

autor, “todo objeto existe al mismo tiempo en muchas dimensiones significativas, y

por ello, allí donde hay datos, es posible seguir exhaustivamente y hasta el final toda

una densa red de asociaciones y contrastes hasta construir una interpretación del

significado” (Hodder 1988: 167). En este sentido, el contexto es la totalidad de las

dimensiones significativas que se encuentran alrededor de un objeto o dato

arqueológico. El concepto de contexto puede abarcar diversos aspectos, tales como,

(a) el análisis contextual de los datos; (b) el contexto geográfico o ambiental en el

cual se ubica el sitio; y, (c) el contexto del investigador o de interpretación (Hodder

1987, 1988; cf. Tilley 1988).

Según Hodder (1987) un análisis contextual de los datos investigados abarca

el estudio de tres aspectos: la función, la estructura y el contenido. La función se

refiere a cómo los objetos funcionaban en sus ambientes físicos y sociales. La

estructura se basa en la suposición de que los objetos son parte de un código, clave o

estructura de significado. El contenido se refiere al contenido significativo que cada

objeto posee (Hodder 1987). Estos elementos son, según Hodder, básicos en la

investigación del análisis contextual de los significados simbólicos en arqueología.


72

Ubicar al sitio dentro de un contexto geográfico o ambiental regional permite

tener una visión más integral del fenómeno investigado. En el caso de Patanemo, esta

cuenca puede ser vista dentro de un conjunto de cuencas costeras las cuales están

vinculadas por sus restos culturales y, en el pasado, pudieron estar asociados por

tradiciones culturales, sociales, políticas y económicas que lo hacían parte de un

territorio habitado y transitado por una diversidad de grupos indígenas. Igualmente, el

área la Cuenca de Patanemo está vinculada a sitios en la cuenca de Lago de Valencia

y en el Archipiélago de Los Roques que amplían la visión del contexto más inmediato

de esta área.

Por otra parte, el investigador no debe ser tomado como un ente separado de

la realidad, puesto que cada una de las personas que interpretan el pasado o cualquier

otro acontecimiento están influenciados por la cultura a la cual pertenecen. Es

únicamente a través del “lente” con el cual fueron socializados (sea familiar, social,

cultural o académico) que el observador va a interpretar la realidad a la cual se

enfrenta. Así, el investigador (Hodder 1988; Tilley 1988) debe mantenerse en un

constante estado de reflexión y autocrítica para así poder refinar sus interpretaciones

de forma tal que el lector pueda entender los principios y mecanismos que guiaron su

re-construcción de la realidad social del pasado. Este último punto, es importante para

las investigaciones sociales del pasado y para el estudio del pasado en sí, sea la

arqueología, la etnohistoria o cualquier otra disciplina científica que estudie el pasado

de hombre.

En este trabajo se van a tomar en cuenta todos los aspectos descritos por

Hodder. Por un lado, el contexto de los datos y el contexto de los sitios para
73

diferenciarlos y compararlo unos de otros. Por otro lado, durante la investigación se

está aplicando el método hermenéutico tanto para el abordaje de los datos como para

la redacción del texto, por lo cual estar atento al contexto del investigador va a

aportar una visión más crítica para el trabajo, así como para el texto final.

Espacio

El Espacio dentro de la investigación arqueológica adquiere relevancia, puesto

que su estudio permite el acceso a aquellos elementos de la cultura que no se aprecian

a nivel de material arqueológico. Es decir, “el espacio existe solo como creación

cultural, sobre el cual se proyectan los sistemas de clasificación simbólica de la

sociedad” (Fiore 1985: 3).

Diversos autores han explicado que el concepto de espacio puede ser dividido

en dos partes, (1) el espacio topográfico y (2) el espacio topológico (Hallpike 1986;

Amodio 1993). El espacio topográfico es el espacio visto desde una perspectiva

material, es decir, relacionado con el espacio tangible y visual; este se relaciona en

gran medida con el paisaje que se observa y se percibe, de aquí la importancia de

realizar una reconstrucción paleoambiental. Por otra parte, el espacio topológico se

refiere al espacio que se encuentra dentro de las historias míticas, es decir, en este

espacio se organizan los datos espaciales a través del sistema mítico de las culturas

(Hallpike 1986; Amodio 1993). El espacio topológico se asemeja a lo que Tilley

(1994) ha definido como espacio cognitivo, el cual “mantiene una base en la reflexión

y teorización con respecto a entender a los otros. Es el ‘espacio’ de este tipo de

discusión y análisis” (Tilley 1994:17).


74

El espacio topológico y el topográfico tienen un aspecto en común puesto que

ambos definen el espacio propio de un grupo, sea de forma mítica o geográfica.

Ambos conceptos delimitan la propiedad de los “UNOS” para diferenciarlos de los

“OTROS”, es decir, son modeladores de la identidad (Tilley 1994; Amodio 1993;

Knapp y Ashmore 1999).

El hombre, por un lado, a través de sus historias míticas y sistemas sociales, y

por el otro, de sus percepciones físicas del exterior, construye el espacio, el paisaje y

la identidad socio-cultural que lo diferencia de otros espacios, paisajes y culturas. De

esta forma, el antropólogo para realizar una investigación que abarque el estudio

proxemístico de la cultura, debe tomar en cuenta todos estos elementos. Es a través de

este proceso de investigación que el investigador busca percibir como las culturas

representaban, percibían y organizaban el espacio que los rodeaba.

Estas nociones permiten abarcar elementos materiales y no materiales, es

decir, los fenómenos que conforman el espacio topográfico y topológico en el cual las

sociedades del pasado se desenvolvieron (Hallpike 1986: 269-270).

En esta investigación, en Patanemo, se va a tomar más en cuenta la noción de

espacio topográfico que la de espacio topológico, esto debido a que esta investigación

consiste en una investigación de sondeo.

Tiempo

La discusión sobre el Tiempo en arqueología es relativamente reciente, aunque

desde hace al menos un siglo los arqueólogos han encontrado diversos medios para

confrontar la problemática del tiempo (seriación, tipologías, fechas de radiocarbono,


75

etc.), y crear secuencias culturales del pasado (Bradley 1991). El tiempo en la

arqueología tradicional, sobre todo histórico-cultural, es un tiempo que se puede

medir y dividir de forma precisa, al igual que el tiempo de la Economía Moderna, del

Mundo Occidental (Shanks y Tilley 1987b; Bradley 1991). La noción de tiempo que

subyace detrás de todas las interpretaciones arqueológicas es una noción Occidental,

proveniente de la tradición Judeo-Cristiana que implica una concepción lineal,

secuencial e irrepetible (Hughes y Trautmann 1995; Sciacca 1965; Páttaro 1979).

Sin embargo, se ha propuesto que existen diversos tipos y percepciones de

tiempo (Shanks y Tilley 1987a; Bradley 1991), reconociendo que el tiempo es

percibido de diferentes maneras según la cultura, la religión, o incluso según la

actividad que este realizando cierto grupo humano. Bradley (1991) enuncia al menos

dos formas de percepción temporal: (1) el tiempo humano o substancial y (2) el

tiempo abstracto y cronológico. Igualmente se han indicado otros tipos de tiempo

como (1) el longue durée, (2) el tiempo social y (3) el tiempo individual (Bradley

1991: 209-210). En este trabajo lo que se quiere destacar es que si bien los datos que

se construyan tratarán de ser incluidos dentro de un momento histórico y/o

cronológico relativo, es necesario tener presente que las fechas de C14 o las

comparaciones tipológicas que se realicen son desde un principio subjetivas, y no

objetivas como se ha tratado de exponer en arqueologías pasadas (Shanks y Tilley

1987b: capítulo 2). En este sentido, la temporalidad que se adjudica a los contextos

arqueológicos es impuesta por concepciones arbitrarias sobre el tiempo que impone el

investigador. De esta manera, y como lo plantean Shanks y Tilley (1987b) el

arqueólogo busca “ver”, “escuchar” y “sentir” a las culturas del pasado a través de los
76

restos que no temporalmente, sino espacialmente están distribuidos en el presente.

Así, se plantea el término de temporalidad espacial, pues el pasado llega al presente

de forma espacial y es el investigador el que lo temporaliza (Shanks y Tilley 1987a:

119; Ingold 1993).

El tiempo no es una unidad monolítica, así como tampoco lo es el pasado

(Shanks y Tilley 1987b), pero si bien no es posible en todas las investigaciones

realizar análisis refinados para poder lograr una interpretación crítica acerca del

tiempo pasado, si es necesario tomar en cuenta y aceptar que “la conciencia particular

del tiempo concebida en los escritos históricos Occidentales es, por supuesto,

culturalmente construida” (Hoskins 1993 en Hughes y Trautmann 1995: 16). Con

esto lo que se quiere expresar es que si bien en este trabajo no se realizará un análisis

refinado y detallado sobre el problema del tiempo, si se tratará de mantener presente

esta discusión, para poder mantener un discurso crítico acerca del tiempo y del

pasado, más aun, siendo concientes de que para esta investigación no fue posible

realizar fechas de carbono 14 para obtener una datación absoluta.

Centro y Periferia

El concepto de centro y periferia se ha estado discutiendo en arqueología

desde haces varios años; sin embargo, generalmente el uso de este concepto ha sido

poco específico e indirecto (Champion 1989). Con las contribuciones de Immanuel

Wallerstein (1974 en Champion 1989), y muy específicamente la exposición de su

Teoría de los Sistemas Mundiales (World System Theory), es cuando comienza a

discutirse directamente el centro y la periferia como categorías conceptuales en


77

arqueología. En este trabajo no haremos referencia directa a la obra de Wallerstein,

sino que utilizaremos las referencias de algunos trabajos que utilicen su teoría

aplicada a la arqueología.

Tanto el centro como la periferia tienen que ser vistos dentro de una unidad

conceptual inseparable, puesto que no es posible estudiar uno sin hacer referencia

directa al otro (Champion 1989; Langebaek 1991; Antczak y Mackowiak de Antczak

1999). Champion (1989) relaciona este concepto con las diferencias en cuanto al

desarrollo social de una misma cultura o de culturas diferentes, equiparando el centro

con una sociedad desarrollada y la periferia con una sociedad o sociedades menos

desarrolladas. El centro, en esta perspectiva, se concibe como el punto de origen de

una sociedad que por su progreso social, político y económico marca una diferencia

con las sociedades que la rodean. Por otra parte, la periferia se refiere a las sociedades

que se encuentran “alrededor” de un centro de poder y que por razones económicas,

políticas o sociales están marginadas por este centro (Champion 1989: 4). Esta noción

de centro y periferia conlleva de manera implícita una noción de evolución lineal que

podría llegar a ser equivocada o mal utilizada. Para evitarlo es necesario ubicar cada

estudio de centro y periferia dentro del contexto histórico y sociocultural particular.

Como señala Champion, es necesario considerar

la validación de la sencilla división de sistemas sociales de


Wallerstein dentro de la oposición entre economías de
subsistencia de pequeña escala, las cuales no son parte de una
estructura de demanda tributaria por un lado, y los sistemas
mundiales por el otro (...) la única forma de sistema mundial
que existió en cualquier nivel significante en los tiempos pre-
modernos fue el imperio mundial (Champion 1989: 7,
traducción del autor).
78

Champion en este comentario revela ciertos aspectos importantes del concepto

de centro y periferia definido por él y afianzado en las ideas de Wallerstein. Este

autor señala que la única forma de subsistencia similar al sistema mundial en el

mundo pre-moderno fue el imperio mundial, relacionando este término con los

imperios tales como los de Roma, Egipto y Grecia. Esta noción es opuesta a la noción

de sociedades de pequeña escala, las cuales son el interés de esta investigación. En

este sentido, la noción de centro y periferia que se mantendrá en este trabajo excluye

abiertamente a una noción de sistema mundial y se enfoca en las relaciones

interculturales, políticas y económicas que se pueden observar en sociedades entre las

que existe una marcada asimetría en cuanto a la complejidad de su organización

social.

Cuando se aplica el concepto de centro y periferia a las sociedades de pequeña

escala y más aún, a los restos de su cultura material, es inevitable que se perciba un

aire de las nociones difusionistas desarrolladas en la escuela histórico-cultural

(Champion 1989). En este sentido, los investigadores histórico-culturales afirmaban

que cuando existía una mayor distancia entre una aldea de cierto grupo de su centro,

los habitantes de la misma comenzaban a asimilar una mayor cantidad de rasgos

culturales de otros grupos más cercanos geográficamente, y se comenzaba a dispersar

o debilitar la influencia del centro y comenzaban a aparecer los rasgos propios

(Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]; Rouse 1972). En el registro arqueológico este

hecho, según los arqueólogos histórico-culturales, se refleja en la presencia de rasgos

estilísticos ajenos a los rasgos estilísticos típicos que un grupo determinado le

otorgaba a –en este caso- su alfarería. En este sentido, se definía un lugar central o
79

sitio cabecero al sitio que acumulaba la mayor cantidad de rasgos estilísticos típicos

de una misma cerámica (Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]). Esta noción difusionista

de la cultura posee ciertas implicaciones que podrían ser erróneas, como por ejemplo,

el hecho que las descripciones podrían aludir a los aspectos sociales reales sin estar

fundamentadas en los contextos sociales en los cuales las interrelaciones culturales

fueron desarrolladas (Champion 1989). El marco teórico y la metodología de la

arqueología histórico-cultural no era contextual por lo que difícilmente podrían

proporcionar datos necesarios para las reconstrucciones de orden social.

El concepto de centro y periferia involucra otros conceptos que están

íntimamente ligados. El primero es el de Esfera de Interacción, y en el caso

específico de esta investigación, Esfera de Interacción Valencioide. Según Antczak y

Mackowiak de Antczak (1999) la existencia de una esfera de interacción se puede

proponer cuando se este investigando un

“área geográfica en la cual se encuentran distribuidos


artefactos similares, los cuales constituyen la evidencia
material de la existencia de algún tipo de contacto entre las
culturas arqueológicas responsables de su producción y/o
utilización” (Antczak y Mackowiak de Antczak 1999: 142).

En el caso de la Esfera de Interacción Valencioide los “artefactos similares”

que están distribuidos en el espacio corresponden a la cerámica de la serie

Valencioide definida por Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]). Este concepto, va más

allá de una descripción de tipo difusionista en los términos arriba planteados. El

concepto de esfera de interacción manejado por estos autores implica la interacción

directa o indirecta entre grupos humanos (sociedades) concretos que operan en


80

situaciones históricas y geográficamente definidas. Según Antczak y Mackowiak de

Antczak (com. per. 2004) el primer nivel de la investigación llevada a cabo dentro de

una Esfera de Interacción lo constituye la re-construcción de la realidad social de dos

grupos humanos en contacto, para posteriormente, investigar las múltiples formas de

relaciones socioculturales, político-económicas e ideológicas por medio de las que

estos grupos pudieron negociar su estatus, identidad, acceso a los recursos, y otros

aspectos relevantes para su supervivencia y reproducción biológica y social en

períodos de paz y guerra (Antczak 1999). En estas re-construcciones se encuentra

implícito el concepto de centro y periferia, puesto que en algún punto geográfico del

área bajo estudio pudo haberse desarrollado un centro cultural (que dio origen a las

ideas que fueron plasmadas en la cerámica) que de manera directa (contacto físico) o

abstracta (difusión de ideas) comenzó a impactar a grupos vecinos, siendo a su vez

condicionado por las respuestas que venían desde la periferia.

Los grupos periféricos no solamente fueron afectados sino que también

afectaron el centro cultural creándose en la región un agrupamiento de diversos

rasgos culturales (estilísticos) que demarcaron un territorio donde se encuentra

expresado, a través de la cultura material, un patrón de ideas comunes. En este trabajo

se entiende por territorio el área geográfica donde un grupo social determinado

expresa sus propias categorías y principios clasificatorios y, en el cual se mantienen

los derechos y leyes que este grupo ha implantado (Scarduelli 1985). Estos rasgos

culturales y espaciales diferencian su territorio de los territorios de otros grupos, es

decir el “dentro” en oposición al “afuera” (Amodio 1993: 17).


81

En este punto, es necesario definir otros de los conceptos que se relacionan de

manera directa con el concepto de centro y periferia. Estos son los conceptos de

identidad y alteridad. La identidad, según Braudel (1993: 21), es la búsqueda de lo

que somos frente a los que no somos, tanto en el plano personal como en el étnico o

comunitario. En las sociedades preindustriales este proceso identitario se sustenta

sobre la base de ideologías, mitos y creencias. Por otra parte, la alteridad se refiere a

lo ajeno al “yo” o al “nosotros” y es, al igual que el espacio, una construcción cultural

(Augé 1996). La alteridad es una construcción cultural en la medida en que el “yo”

y/o “nosotros” se diferencia de lo extraño y ajeno (Amodio 1993; Augé 1996).

Amodio (1993: 17) señala que en el proceso de construcción de identidades se

encuentran dos oposiciones semánticas. Por un lado el “dentro / afuera” que se refiere

a las categorías espaciales y de territorio y, por otro, el “nosotros / ellos” que se

refiere a las categorías de la identidad cultural. Ambas categorías están íntimamente

relacionadas, puesto que no es posible concebir un “nosotros” sin estar conscientes de

un entorno espacial referencial, y un “ellos” sin delimitar un espacio externo, es decir

“afuera”.

De esta manera, la identidad y la alteridad están vinculadas con los espacios

que cada grupo ocupa y la diferenciación social se da en un plano cultural y espacial

al mismo tiempo. Dentro de esta clasificación, Amodio señala que

el proceso de construcción del Otro implica la participación


de un tercer elemento que permite la identificación de una
“alteridad cercana” (ustedes) junto con la “alteridad lejana”
(ellos). De manera que la identidad cultural sería el resultado
de una doble oposición entre el nosotros y el ustedes, por un
lado, y el nosotros y ellos, por el otro (Amodio 1993: 17).
82

Esta concepción de identidad y alteridad explicada por Amodio se inserta

dentro de la discusión de centro y periferia que se planteó más arriba. Si

consideramos que la Cuenca del Lago de Valencia era el centro de la Esfera de

Interacción Valencioide, y que lugares como las micro cuencas costeras pudieron

haber sido sitios periféricos, por su distancia geográfica y ciertos rasgos particulares

de las alfarerías allí encontradas entonces ¿podría ser que existiera una “alteridad

cercana” entre los habitantes “Valencioides” del centro y los habitantes

“Valencioides” de la periferia? por un lado, y por otra parte ¿pudo existir una

“identidad lejana” entre los habitantes “Valencioides” del centro y los grupos que

visitaban los sitios costeros (Dabajuroides, Ocumaroides) en busca de intercambios e

interacciones socio-culturales?. Si se parte del hecho de que los grupos portadores de

cerámicas diferentes a la Valencioide eran grupos –al menos algunos- diferentes

cultural, lingüística y socialmente, entonces es posible que las relaciones centro-

periferia y las diferencias identitarias entre estos grupos hayan sido muy particulares

de cada uno de los sitios periféricos. Precisamente en este orden de ideas es que es

interesante, como ya lo han señalado Antczak y Mackowiak de Antczak (1999),

realizar investigaciones orientadas desde la periferia hacia el centro.

Por último, es necesario señalar que si, tal y como lo índica la evidencia

arqueológica, existieron relaciones entre los grupos del centro y la periferia, en el

centro-norte de Venezuela, entonces las poblaciones involucradas tenían que

conectarse físicamente por medio de redes de circulación que permitieran el acceso

de un sitio a otro. Esto implica la existencia de caminos, picas y senderos que

conectaran el centro con la periferia y viceversa. Entre los estudios sobre caminos
83

prehispánicos en América del Sur y Venezuela se encuentran contribuciones tanto

sobre los caminos construidos con nociones y elementos arquitectónicos, como sobre

los senderos transitados y construidos por el paso diario de la gente (Trombold 1991;

Kauman 1996; Vidal y Zucchi 2000; Herrera y Cardale de Schrimpff 2000).

Trombold (1991) clasifica los caminos prehispánicos en rutas formales y rutas

informales. Las rutas formales muestran evidencia de una planificación y

construcción intencional. Las rutas informales son aquellas que no poseen una

mínima labor de construcción o que no la poseen directamente relacionada con su

construcción o mantenimiento; este tipo de rutas están representadas por senderos,

picas y rutas de intercambio.

En este estudio se utilizó la noción de rutas informales representada en las

picas, senderos y rutas de intercambio del centro norte de Venezuela. Si bien este

trabajo no se va a enfocar sobre un sendero específico, si se plantea la suposición de

que las relaciones entre el centro y la periferia debían de ser desarrolladas y

mantenidas a través de una red de articulación, representada físicamente por una gran

variedad de senderos. Estos senderos debieron comunicar la Cuenca del Lago de

Valencia con las costas adyacentes y con los valles del interior. Igualmente, la

noción de redes de comunicación se extenderá para abarcar a las vías marítimas que

utilizaban los indígenas del centro-norte de Venezuela para viajar hacia las islas

oceánicas como el Archipiélago de Los Roques y La Orchila.

De esta manera, la comunicación terrestre y marítima que establecieron los

indígenas de esta región formaba parte de las relaciones comerciales, políticas,

sociales e ideológicas que se ejercían entre el centro y la periferia, y dentro de una


84

esfera de interacción que estaba dominada, al parecer, por el grupo que dio origen a la

cerámica Valencioide. Dentro de este panorama conceptual, el presente estudio tiene

como objetivo aportar nuevas informaciones sobre la relación que pudo haber

existido entre los sitio(s) periférico(s) y el centro de la Esfera de Interacción

Valencioide situada, al parecer, en la Cuenca del Lago de Valencia.


CAPÍTULO VI

Metate, Primavera - Patanemo


METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

MÉTODO DE LA INVESTIGACIÓN

Existen diversos niveles o grados de abstracción para definir lo que es un

método o cómo trabajar con esta categoría conceptual (Alonso 1998). Para este

trabajo, la noción de método que se utilizó está relacionada con lo que Grawitz (en

Alonso 1998) ha definido como el método ligado a una tentativa de explicación,

según este concepto, el método se refiere a una “determinada posición filosófica y

como tal influye en las etapas de la investigación” (Alonso 1998: 20). El método que

podría ser más adecuado para el tipo de investigación aquí propuesta y que además

está sumamente ligado a los preceptos teóricos que aquí se utilizan, es el

hermenéutico. En este sentido, el método se trabaja como un punto de vista filosófico

a partir del cual se observan las diferentes etapas de la investigación, es decir, que si

bien el concepto es desarrollado en este capítulo, se trato de aplicarlo en todo el

trabajo. Especialmente en la segunda parte se apreciará más, aunque de manera

subliminal se encuentra presente en la primera parte.


87

La palabra hermenéutica tiene su origen en el griego hermenéuein (expresar,

interpretar), y se refiere a la teoría o arte de la interpretación. La interpretación se da a

través de una circularidad que se mueve entre lo particular y lo general. D’Agostini

(2000: 334) explica que “interpretar significa moverse dentro de esta circularidad,

obteniendo el conocimiento de las partes mediante la comprensión del todo y

viceversa...”.

Las interpretaciones que se realizarán en esta investigación serán sometidas a

la circularidad hermenéutica, es decir, al movimiento interpretativo entre lo general y

lo particular. Es necesario concienciar que “siempre existe cierta participación-

pertenencia del sujeto en la cosa que debe interpretar, es también cierto que no existe

interpretación sin una desviación, sin un roce, sin una extrañeza entre el interprete y

el texto o el discurso que intenta interpretar” (D’Agostini 2000: 335).

D’Agostini señala, basándose en los estudios de Gadamer, que el investigador

también es contextual como los objetos históricos que este estudia. De esta manera

“yo veo-encuentro-aprehendo un acto histórico siempre a


partir de mis intereses y mis expectativas de sentido, yo
interpreto un hecho también a partir de éstas, confirmándolas,
modificándolas, integrándolas en nuevas adquisiciones (de
aquí la circularidad del proceso interpretativo)” (D’Agostini,
2000: 345).

De esta forma los prejuicios del investigador sobre el objeto de estudio no

pueden ser eliminados, como tampoco pueden ser eliminados los prejuicios del

investigador sobre si mismo y sobre la realidad que lo rodea. Por esto Gadamer (en

D’Agostini, 2000) presta atención sobre el contexto del investigador y realza la

intención de la autocrítica.
88

Un concepto que está íntimamente ligado al proceso hermenéutico es el

Contexto. En arqueología el autor que ha realizado mayores aportes sobre el tema del

‘contexto’ es Ian Hodder, promotor de la corriente conocida como Arqueología

Contextual.

Hodder (1988) retoma los preceptos hermenéuticos para acceder a la realidad

social del pasado, haciendo hincapié en la postura autocrítica del investigador, así

como en su intención de ubicarlo dentro de un contexto cultural y social de

interpretación (Hodder, 1988: 149). Para Hodder, además del contexto del

investigador es necesario ubicar los objetos arqueológicos dentro de un contexto,

pues es así como se podrá obtener una lectura coherente de los restos materiales que

dejaron las culturas del pasado. Este autor explica que

“la idea general aquí es que el “contexto” puede hacer


referencia a aquellas partes de un documento escrito que
vienen inmediatamente antes y después de un párrafo
concreto, conectados de manera tan íntima en su significado
con aquel, que su sentido no queda claro si lo separamos de
aquellos” (Hodder, 1988: 151).

Este ejemplo es aplicable a una excavación arqueológica, donde una vez un

objeto es extraído de su contexto, es poco o nada lo que se puede decir de su

asociación contextual, y por consiguiente, el objeto en sí pierde buena parte de su

valor interpretativo (Hodder, 1988; Mackowiak de Antczak, 2000).

Hodder conecta los elementos contextuales de los objetos para poder ubicarlos

dentro de un entramado coherente y así incluirlos dentro de un circulo hermenéutico

para poder interpretarlos. En uno de sus trabajos Hodder dice que “todo depende de

todo, y la definición de las características depende de la definición del contexto, que a


89

su vez depende de la definición de las características” (Hodder, 1988: 169). Es decir,

que para explicar el ‘todo’ es necesario conocer las partes y para conocer las partes es

necesario explicar el ‘todo’. Esto es el circulo hermenéutico de la interpretación. En

este sentido, es que se tiene que ver la investigación que se está realizando, conocer

las partes (las características de los sitios arqueológicos particulares en el valle,

montaña y playa de Patanemo) para conocer el todo (la Esfera de Interacción

Valencioide) y viceversa. Así, moviéndose del todo a las partes, de las partes al todo,

se espera poder realizar acercamientos interpretativos a ciertos rasgos culturales y

sociales de los asentamientos prehispánicos que se ubicaron y trabajaron en

Patanemo, así como de sus posibles relaciones con lugares contemporáneos habitados

por grupos humanos de filiaciones culturales similares.

MÉTODOS Y TÉCNICAS DEL TRABAJO DE CAMPO

Introducción

En esta investigación se busca realizar una primera aproximación a un área,

mayormente desconocida en el ámbito arqueológico. En vista de que este trabajo es

una investigación de sondeo, se emplearon prospecciones aleatorias y arbitrarias para

concretar las salidas de campo. Se definieron tres sub-áreas a trabajar, (1) Ensenada,

(2) Valle y (3) Montaña, todas dentro del área de la Cuenca de Patanemo (ladera

septentrional de la Cordillera de la Costa)1. Estas sub-áreas se recorrieron por algunos

sectores en compañía de un “baquiano”, observando los alrededores con el fin de

1
De ahora en adelante siempre que se hable de la Cuenca de Patanemo se va a estar refiriendo al área
arbitraria demarcada para esta investigación, y las sub-áreas se denominarán con su nombre iniciado en
mayúscula, ej: Ensenada, Valle y Montaña.
90

ubicar sitios arqueológicos (Renfrew y Bahn 1998). En total se realizaron 10 salidas

de campo: siete salidas de cinco días c/u en el año 2002 y tres salidas de campo de

veinte días c/u en la primera mitad del 2003. En las primeras siete salidas, se

realizaron actividades de prospección y

recolección de material superficial. También,

se comenzó el registro fotográfico de los

sitios ubicados y sus respectivas anotaciones

en la libreta de campo. En las últimas tres

salidas se realizaron las excavaciones

sistemáticas en los tres sitios seleccionados.

Igualmente, se continuó con las recolecciones

superficiales y se realizaron los

levantamientos planimétricos respectivos de

los sitios de excavación así como el registro


Andrej Sykora y el autor durante
fotográfico y gráfico de los mismos. las prospecciones en la montaña

Área y sub-área

Como se explicó en el capítulo uno, debido a la topografía de la Cordillera de

la Costa y la forma como ésta desciende al mar, se han creado diversas micro cuencas

costeras en las costas centrales venezolanas. Estas micro cuencas están separadas

unas de otras por las faldas de la cordillera que caen al mar, generando una

independencia topográfica. Para este trabajo se consideró la Cuenca de Patanemo

como una sola área (ver mapa Nº 4). Para facilitar las prospecciones arqueológicas y
Mapa Nº 4
Área de la Cuenca de Patanemo

N
92

poder tener una metodología más específica en cuanto a la ubicación de los sitios, se

dividió esta área en tres sub-áreas: (1) Ensenada, (2) Valle y, (3) Montaña.

Esta división, además de facilitar el trabajo, permite diferenciar los sitios

arqueológicos por sus particularidades topográficas y ecológicas y, observar posibles

diferencias en el tipo de material arqueológico de cada sitio y entre los sitios

localizados en otras sub-áreas. Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]) no habían definido

sub-áreas específicas para clasificar los sitios arqueológicos costeros,

independientemente de su altura y distancias de la playa todos los sitios fueron

considerados como costeros. Martín (1995) definió una clasificación para los sitios

costeros y los dividió en: (1) Zona Costera que incluye a los sitios localizados en (a)

ambiente litoral y (b) valles aluviales; y (2) Zona Montañosa que incluye a los sitios

localizados en (a) mesetas antropógenicas y (b) abrigos rocosos (Martín 1995: 222).

En este trabajo se define una área y tres sub-áreas, argumentando que la Zona

Montañosa de Martín (1995) puede ser parte de la Zona Costera por su cercanía

geográfica, la cual es suficiente como para no ubicarla como un área o zona diferente

a la costera.

La intención de la diferenciación en sub-áreas es comenzar a definir sitios

costeros por categorías de clasificación que orienten a un refinamiento sistemático de

las evidencias arqueológicas en función de la topografía, distancia del mar, altura

sobre el nivel del mar y zona macroecológica. De esta manera, los sitios

arqueológicos que se ubicaron en Patanemo se describen como sitios de Ensenada,

Valle o Montaña, y no bajo una denominación general de sitios costeros como lo

hicieron Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]).


93

Conceptos de clasificación y actividades en los sitios

Una vez definida la clasificación del área de estudio, es necesario definir la

clasificación de los sitios arqueológicos y de las actividades que se llevaron a cabo en

cada uno de ellos. En este sentido, se utilizaron conceptos como Unidad de Muestreo,

Unidad de Recolección, Punto de Recolección Superficial y Punto de Excavación.

Estos conceptos son aplicados en función de los objetivos generales y específicos que

se plantean por lo que deben ser explicados dentro del contexto de este trabajo.

Por Unidad de Muestreo se entiende el área o sector arbitrario donde se

encuentra uno o varios sitios arqueológicos, no refiriéndose a que esta unidad es

directamente el área del yacimiento; esta unidad puede abarcar desde un terreno

habitado o un río determinado hasta un pueblo entero. En este sentido, si

consideramos a Patanemo como un área, el Valle es la sub-área, y el Pueblo de

Patanemo es la unidad de muestreo. Este concepto se utiliza como concepto macro de

las recolecciones, e involucra otros conceptos que se discutirán a continuación.

Dentro de las unidades de muestreo se encuentran los sitios arqueológicos que

se ubicaron, y a estos sitios se les conoce con un nombre. El Nombre de los sitios se

seleccionó en función de la referencia toponímica o familiar relacionada con el sitio.

En este sentido, las recolecciones que se realizaron en terrenos o casas de los

habitantes de Patanemo, se les denominó con el apellido de la familia que allí habita.

Por ejemplo, en la excavación que se realizó en la casa de la Familia Vásquez, el

nombre de ese sitio es Casa Vásquez.

En los sitios arqueológicos se ejecutaron dos tipos de actividades: la

recolección superficial y la excavación sistemática en pozos de sondeo. Hay dos


94

conceptos que se refieren a los sitios donde se realizaron este tipo de actividades. Así,

Punto de Recolección Superficial, se refiere a un sitio donde se recolectó material

superficial; y Punto de Excavación, a un sitio donde se llevo a cabo la excavación

estratigráfica. Es necesario advertir que un concepto no excluye al otro, por los cual

se pueden encontrar sitios donde se realizaron ambas actividades.

Dentro de cada uno de estos dos puntos, se definieron a su vez unidades para

la clasificación de las recolecciones. La Unidad de Recolección se refiere a la

selección arbitraria de un conjunto de materiales arqueológicos que fueron recogidos

en un mismo nivel o sector de recolección, sea por excavación o por recolección

superficial. En este sentido, una unidad de recolección puede ser (a) un nivel

estratigráfico de una trinchera o pozo de sondeo o, (b) un sector específico de

recolección superficial. La tabla 1 presenta las sub-áreas, las unidades de muestreo,

los nombres de los sitios y los puntos de recolección y excavación.

Tabla Nº 1

Sitios Arqueológicos en la Cuenca de Patanemo


Unidad de PRS o PE1 /
Sub-área Sitio Arqueológico
Muestreo Referencia verbal

Bahía Playa - Río Patanemo “Pie de Cerro”2 PE


Saliente al mar
Valle Pueblo de Patanemo Casa Vásquez PE

Valle Pueblo de Patanemo Casa Blanco-Uribe Ortiz PE

Valle Pueblo de Patanemo Iglesia Referencia verbal de los


Pueblo de Patanemo habitantes del pueblo

Valle Pueblo de Patanemo y Qda. Santa Rita3 PRS


Los Caneyes
Valle Primavera Casa Mijares PE
95

Valle Primavera Casa Jurado PRS

Valle Primavera Pilones Registro Fotográfico


Río Patanemo

Montaña Represa Pilones o Bateas Registro Fotográfico


(Qda. Santa Rita)

Montaña Los Pueblos Terreno Flores PRS


(Basurero N° 1)

Montaña Los Pueblos Terreno Flores PRS


(Basurero N° 2)

Montaña Los Pueblos Terreno Flores PE


(Maizal nuevo)

Montaña Los Pueblos Terreno Flores PRS


(Cacaotal)

Montaña Los Pueblos Terreno Neptalí PRS


(Basurero N° 3)
Montaña Los Pueblos Terreno Adrián PRS

Montaña Los Pueblos Terreno Colombiana PRS

Montaña Patanemo Petroglifos de la Registro


“Quebrada Seca”4 Fotográfico
1
PRS= Punto de Recolección Superficial y PE= Punto de Excavación
2
Con este nombre los investigadores que excavaron y recolectaron el material denominaron el
sitio arqueológico.
3
Sí bien la Qda. Santa Rita no es un sitio arqueológico, el material que se recolectó en algunos
tramos de la quebrada proviene de algún sitio todavía no identificado.
4
Nombre tentativo que se le asigno al sitio debido a que se encuentra cerca de una quebrada
seca.

Las prospecciones

Las prospecciones se llevaron a cabo por sub-áreas. En la Montaña, las

prospecciones consistieron en caminar por las picas y senderos existentes y por donde

no los hay con la intención de ubicar sitios arqueológicos. Los sectores por donde se

caminó no fueron escogidos aleatoriamente; siempre se tenía una o más referencias a

evidencias arqueológicas que eran proporcionadas por los habitantes de Patanemo. En


96

las salidas que se hicieron en la Montaña (Parque Nacional San Esteban) se tomaron

coordenadas geográficas con el GPS (Magellan 315) para poder, posteriormente,

reconstruir las rutas por donde

se caminó y así obtener una

visión global de los sectores en

la montaña que se prospectaron.

Aunque lamentablemente no se

pudo conseguir un GPS en

todas las salidas de campo, por


Andrej Sykora y el autor prospectando la montaña cerca
lo cual no están marcados todos del sector de Primavera

los puntos por donde se paso. Es necesario destacar, que cuando se pensaba trabajar

con Vigirima y Patanemo, se recorrió el camino que conecta a estos dos pueblos. El

equipo que recorrió el camino es esa oportunidad se tardó 10 horas en llegar desde

Vigirima hasta Patanemo. Aunque es de considerar que el viaje se realizó con calma y

observando los alrededores. Algunos vecinos de la Cuenca de Patanemo han señalado

que este camino se realiza en máximo 4 horas desde Patanemo hasta Vigirima.

En las prospecciones realizadas en el Valle, se fue directamente a los sitios

donde los vecinos del Pueblo de Patanemo y Primavera mencionaron la existencia de

evidencia de material prehispánico. Si bien en varias oportunidades se caminó por

diversos senderos y sectores del Valle, la intención principal era dirigirse a los sitios

ubicados por los vecinos, esto debido a que las salidas de campo tenían un

cronograma ajustado por la reducida condición económica de los trabajos de campo.


97

En la Playa, se caminó por el sector donde el río Patanemo desemboca al mar.

Según noticias de los vecinos e investigadores que habían visitado este sitio

anteriormente, en este sector se encontraba material superficial. Si bien se recorrió el

sector, en esa visita no fue posible ubicar otro sitio además del ubicado en 1996 por

los Antczak.

Las recolecciones y excavaciones

En todos los sitios donde se observó la presencia del material arqueológico se

realizó una recolección

superficial con el fin de obtener

una muestra del material del

sitio. Luego de ubicar varios

sitios en el área de estudio se

escogieron algunos en los que

se realizaron las excavaciones.


El lugar de excavación en el terreno del Sr. Luis Flores en
En vista de que la intención de Los Pueblos

este trabajo es obtener una primera aproximación a un área arqueológica,

consideramos que al realizar excavaciones de sondeo en cuatro puntos distantes entre

sí, que abarcaran el área entera de Patanemo, se podría alcanzar los objetivos de este

estudio. Los sitios a excavar se seleccionaron según (1) el volumen de material que se

encontrara en superficie; (2) lo diagnóstico del material cerámico, y (3) la

accesibilidad al sitio.
98

Los sitios seleccionados para la realización de excavaciones fueron: (1) en la

Montaña, el terreno del Sr. Luis Flores, ubicado en el sector de Los Pueblos, donde se

excavó un pozo de sondeo1 1 m2 y un pozo de pala2 de 40 cm2 (ver mapa Nº 5). En

este sitio también se realizó una recolección vertical en un ‘hueco’ ubicado cerca de

donde se realizó la excavación. Este ‘hueco’, muy posiblemente de origen natural,

tiene una profundidad de 1,20 m. En este sitio no fue posible realizar una excavación

mayor debido a que el dueño del terreno no lo permitió, debido a que esta área es

utilizada para la siembra. (2) En el Valle se excavaron dos sitios, el primero en la casa

de la Familia Vásquez en el Pueblo de Patanemo, donde se excavaron 2 pozos de

sondeo de 1 m2., y un pozo de pala de 40 cm2; el segundo sitio fue en Casa del Sr.

Ernesto Mijares en el sector de Primavera, donde se excavó un pozo de sondeo de 2 x

1 m (ver mapa Nº 5). Cabe destacar que los pozos que se hicieron en el Pueblo de

Patanemo y Primavera se excavaron en niveles artificiales de 10 cm., mientras que en

el sitio de Los Pueblos no fue posible mantener esta metodología por razones del

terreno, por lo cual se realizó la excavación en niveles arbitrarios de 20 cm.

La excavación en la Ensenada fue realizada en un sector muy cercano a la

playa. En el sitio “Pie de Cerro” se excavó un pozo de sondeo de 1 m2, este fue

realizado en el año 1996 por Andrzej Antczak, Ma. Magdalena Mackowiak de

Antczak y el Ingeniero Agr. Andrej Sykora. La excavación se realizó en niveles

arbitrarios de 20 cm c/u y el material fue recogido y depositado en el Laboratorio

1
En este trabajo se entiendo por pozo de sondeo una excavación sistemática que tiene un tamaño no
mayor a 2x2 ms2.
2
Un pozo de pala consiste en una excavación estratigráfica o no que tiene una medida máxima de 40
cm2.
Mapa Nº 5
Ubicación de las Unidades de Muestreo en el Valle y la Montaña

Circulo amarillo: Los Pueblos / Círculo rojo: Primavera / Círculo azul: Pueblo de Patanemo
100

de Arqueología a cargo de los Antczak. Este material fue cedido por los Antczak para

complementar esta investigación (ver mapa Nº 6).

En cada sitio excavado se realizó registro fotográfico de cada nivel de la

excavación, así como de todos los elementos diagnósticos que se observaran tanto

dentro del pozo y en sus alrededores. Igualmente, se hicieron dibujos de los perfiles

de cada pozo, así como, el levantamiento planimétrico del sitio de excavación.

Igualmente, se tomó una coordenada geográfica con GPS (Magellan 315), con el fin

de poder ubicarlo posteriormente en los mapas de la región.

MÉTODOS Y TÉCNICAS DEL TRABAJO DE LABORATORIO

El material arqueológico obtenido de las prospecciones y excavaciones en

Patanemo fue depositado en los Galpones de Arqueología de la Escuela de

Antropología de la Universidad Central de Venezuela. Este material fue lavado,

marcado, cuantificado y clasificado en función de los objetivos de este trabajo y una

adecuada preservación de material arqueológico. Si bien en este trabajo se realizó la

cuantitativa del material, este tipo de análisis fue visto como un elemento de

preservación de material arqueológico, en vez de un elemento de análisis. Es

conocido que la cuantificación de material es un tipo de análisis muy delicado e

impreciso (Orton et al. 1997; Rice 1987) y, se consideró, que en una escala tan

reducida como la de este trabajo sería muy arriesgado realizar la cuantificación como

análisis, por lo cual solo se efectuó como actividad relacionada con la conservación

del material.
Mapa Nº 6
Ubicación de la Unidad de Muestreo Ensenada de Patanemo

N
102

Por otra parte, se realizó el dibujo manual y fotografía digital de los objetos

representativos de estilo o importantes para otros objetivos de la investigación. La

selección de objetos se realizó en función de los parámetros siguientes: (1) bordes y

bases para la reconstrucción de las formas de vasijas, (2) material decorado para la

identificación de técnicas y motivos decorativos y, (3) artefactos líticos, de concha y

de hueso, así como materiales zooarqueológicos y malacológicos que permitan

reconocer especies.

A través de los dibujos de los bordes y las bases se reconstruyeron formas 21

de vasija y 4 formas de base por separado, puesto que no se ubicaron bordes

asociados a bases; posteriormente, de estas formas se crearon tipos. La clasificación

de estos tipos se realizó a partir del aspecto formal exclusivamente, no tomando en

cuenta elementos como el diámetro de la boca o el tamaño de la vasija para

diferenciar (Meggers y Evans 1969). En cada tipo de vasija se hace una descripción

general de la forma y sus características, en este sentido se describen aspectos como:

(1) cantidad de la muestra, (2) forma de la vasija, (3) borde, (4) labio y (5)

decoraciones o presencia de engobe. En total se definieron 16 tipos de vasijas más 5

sub-tipos y 4 tipos de base. En este trabajo se le presta una considerada atención al

engobe puesto que es un rasgo estilístico típico de la serie Valencioide; se entiende

por engobe a la mezcla de barro y agua que se aplica al cuerpo de la cerámica después

de la cocción, con el fin de impartir color, o una textura particular (Rice 1987: 475).

En el caso de los tipos de base solo se describe el nombre del tipo. Luego de la

reconstrucción de los tipos de vasijas y bases se tabularon las cantidades de


103

fragmentos pertenecientes a los tipos y se realizaron cuadros y gráficos con el fin de

conocer su distribución en los niveles estratigráficos, en los sitios y en el área.

Este proceso de clasificación fue aplicado igualmente a las descripciones del

material cerámico decorado. En este caso, lo que se quería señalar eran los aspectos

relacionados con los técnicas decorativas y los motivos que representan, para a partir

de aquí poder reconocer series y estilos cerámicos. Se tomaron los materiales que

presentaran decoraciones y se tabularon de la misma manera que con los tipos de

vasijas y bases, es decir, se calculo su distribución en los niveles estratigráficos, en

los sitios y en el área. Las descripciones de este material se presenta de la siguiente

manera: (1) técnica, (2) motivo, (3) fragmentos en los que aparece y, la frecuencia es

descrita en tablas y gráficos. La descripción del material decorado y la de las formas

de vasijas y bases fue realizada con el fin de hacer análisis estilísticos y formales que

respondan a los objetivos específicos y generales descritos en el primer capítulo.

Por ultimo, se describen los materiales que no se encuentran dentro de los dos

tipos de análisis ya descritos. Estos materiales son los malacológicos y

zooarqueológicos, así como artefactos líticos, de concha y de hueso y los materiales

coloniales hallados en las excavaciones. Este material va a ser descrito y clasificado

en el siguiente capítulo y se utilizará dentro de los análisis de forma secundaria.

El material arqueológico fue depositado en los Galpones de Arqueología de la

UCV, por lo que el código de clasificación que se le otorgó al material fue

establecido según las pautas del Departamento de Arqueología, Etnohistoria y

Ecología cultural de la Escuela de Antropología. La codificación del Departamento es

arbitraría y no refiere directamente al sitio de recolección, sino que facilita la


104

ubicación del material arqueológico dentro de los depósitos. El código UCV-A quiere

decir: Universidad Central de Venezuela – Arqueología. La secuencia de números

asignados al material de Patanemo fue del 332 al 388. En este sentido, el código del

material aquí discutido va de UCV-A-332 a UCV-A-388. Un número de este código

fue asignado a cada una de las unidades de recolección.

Las actividades que se reseñaron aquí fueron diseñadas para responder a los

objetivos de este trabajo, por lo que cualquier análisis complementario será parte de

futuras investigaciones ampliando nuestros conocimientos sobre el pasado

prehispánico del área de Patanemo.


CAPÍTULO VII

Pipa de barro con incisión lineal – Primavera,


Patanemo
DESCRIPCIÓN DEL MATERIALPOR UNIDADES
DE MUESTREO

En esta sección se describen las unidades de muestreo y los materiales

seleccionados para los análisis correspondientes. Estas unidades son, como se

mencionó en el capítulo anterior, Los Pueblos, Primavera, Pueblo de Patanemo y la

Bahía de Patanemo. Para cada unidad se realiza la descripción del material cerámico

decorado, así como de las formas de vasija y de base; se describen los materiales

líticos, óseos, malacológicos y, por último, los materiales coloniales y

contemporáneos encontrados.

LOS PUEBLOS

El sitio y las excavaciones

Los trabajos de campo en Los Pueblos se realizaron entre los años 2002 y

2003. Específicamente, los trabajos de excavación en este sitio se realizaron entre el

11 y el 21 de abril de 2003. El sitio seleccionado se encuentra localizado en el terreno

del Sr. Luis Flores. El Sr. Luis y su familia viven en el Pueblo de Patanemo sin
107

embargo gran parte de su tiempo lo dedican al trabajo en el conuco de la montaña,

siendo este terreno propiedad de la familia desde hace más de 70 años1. Todo el

terreno mencionado es un gran yacimiento arqueológico. Actualmente, el área está

utilizada para el cultivo de

frutas, verduras y legumbres,

por lo cual solo fue posible

realizar un pozo de 1m2, y

llevar a cabo varias

recolecciones superficiales.

Además de la prospección y Casa del Sr. Luis Flores en Los Pueblos

excavación en el terreno del Sr.

Luis, se prospectaron otras zonas adyacentes a Los Pueblos.

En total se prospectaron en esta área los terrenos del (1) Sr. Luis Flores, (2)

Sr. Neptalí, (3) Sr. Niño, (4) Sr. Adrián, (5) Sra. Colombiana. En todos estos sitios se

encontró material cerámico correspondiente al período prehispánico y colonial, así

como algunos restos de construcciones coloniales y/o republicanas. Las recolecciones

en otros terrenos fueron de escala más reducida, por lo cual arrojaron poca cantidad

de material. La recolección más intensiva se realizó en el terreno del Sr. Luis, puesto

que allí se observó mayor cantidad de material aflorado.

1
El Sr. Luis Flores heredó estas tierras de su padre, quien vivió gran parte de su vida en este sector de
la montaña.
108

El sitio de excavación en el terreno del Sr. Luis Flores fue seleccionado por

dos razones: (1) se encontraba justo al lado de un ‘hoyo’ que se abrió en el terreno de

forma natural y donde se observó la presencia de material cerámico indígena

incrustado en las paredes, y (2) fue el único

sitio donde se obtuvo el permiso para

excavar. Durante el trabajo en este lugar se

realizaron dos actividades de manera

simultánea. Por un lado, se comenzó a

excavar un pozo de sondeo de 1 m2 y por

otro, se recolectó de forma sistemática el

material de las paredes del ‘hoyo’. Según la

información del Sr. Luis y su hijo Freddy el

‘hoyo’ se abrió de manera natural. Es posible

que este fenómeno haya sido causado por


Daniela Rivera junto al pozo de ‘pala’, a
su derecha el pozo de sondeo y frente al
corrientes de agua en la temporada de lluvia
pozo de pala el ‘hoyo’.

o por el derrumbe de los túneles

subterráneos cavados por los animales. Ambas opciones son viables puesto que se

observaron diversos túneles de animales en las partes más profundas del ‘hoyo’.

También, el sitio se encuentra rodeado parcialmente por lomas que conducen el agua

hacia la parte en que se encuentra el ‘hoyo’ (ver anexos pp. 282). No se observaron

huellas que pudiesen indicar que el ‘hoyo’ hubiese sido abierto intencionalmente. El
109

‘hoyo’ está compuesto por dos niveles, y solamente el material arqueológico se

observó en las paredes del primer nivel.

La recolección en el ‘hoyo’ se hizo utilizando niveles estratigráficos de 20 cm.

De esta manera se crearon 6 niveles de 20 cm y uno, del espacio restante, de 5 cm. El

‘hoyo’, en su primer nivel, tiene una profundidad máxima de 1,25 m., y su boca mide

1,13 m. de ancho por 1,45 m. de largo. En la

recolección se encontraron materiales

cerámicos, óseos y malacológicos.

A una distancia de 2 m del ‘hoyo’ se

excavó un pozo de sondeo de 1m2 (ver

anexos, pp. 276). La excavación se realizó

en niveles estratigráficos de 20 cm debido a

la presencia de muchas piedras que

entorpecían la labor. Además, se quiso

mantener la estratigrafía similar a la del

‘hoyo’ para poder realizar comparaciones


El lente cerámico del hoyo: las líneas rojas
más coherentes. Durante los días de trabajo y negras remarcan la cuerda con que se
marcaban los niveles de 20 cm.
en el sitio, el clima fue lluvioso y con mucha

neblina, por lo cual se construyo un techo para mantener la excavación seca y se tapó

la tierra extraída con un plástico para mantenerla igualmente seca. Esta era

simultáneamente tamizada con un cernidor con una abertura de malla de 1mm2.


110

Es importante destacar que en el pozo de sondeo no se encontraron cantidades

de material comparables con las recolectadas en el ‘hoyo’, y no existía una

estratigrafía claramente demarcada. La tierra, tanto en el pozo como en el ‘hoyo’ era

gris desde la superficie hasta la profundidad de 2 m. (ver anexos, pp. 279), siendo esta

la máxima profundidad que se observó en el ‘hoyo’. La excavación en el pozo de

sondeo alcanzó una profundidad máxima de 1m. Es posible que la tierra tuviera este

color debido a las grandes concentraciones de grafito que se encontraban en esta parte

del terreno. La mayor concentración de

material cerámico en el ‘hoyo’ se observó en

los niveles comprendidos entre 60-120 cm y

formaba un lente claramente visible. Este

lente media 68 cm de ancho por 56 cm de

alto. Al terminar la excavación del pozo de

sondeo se realizó un pozo de pala de 50 cm2

en una parte cercana al ‘hoyo’ para verificar

la extensión del lente en un plano horizontal.

En este pozo se encontró material

distribuido de forma similar que en el


Material cerámico en el lente de la pared
del ‘hoyo’.
‘hoyo’. Desde la esquina sur del pozo de

pala hasta la pared del ‘hoyo’, donde se encuentra el lente de material cerámico, hay

una distancia horizontal aproximada de un metro, así que se pudo determinar que el

lente tenía una extensión horizontal mayor de un metro.


111

Una vez concluida la excavación, el material arqueológico recolectado en Los

Pueblos fue trasladado hasta la casa del Sr. Víctor Vásquez en el Pueblo de

Patanemo. En vista de que en la zona hay un solo burro, y este no estaba disponible

en ese momento, el material (50 Kg. Aprox.) fue transportado por los miembros del

equipo que participaron en la

excavación.

Durante la realización de

la excavación se planteó la

posibilidad de que el sitio que se

estaba excavando estaba

constituido por material arrastrado

por un deslave de tierra desde


Jeyni González, colaboradora en las excavaciones de
alguna de las lomas cercanas. Las Los Pueblos, dentro del ‘hoyo’ sostiene un
apéndice zoomorfo.
razones para plantear esta

posibilidad se fundamentan en las observaciones sobre (1) las diferencias en cuanto a

las cantidades de material que se recolectó en el pozo y en el ‘hoyo’ (considerando

que la distancia entre ellos era de solo 2 m); (2) la yuxtaposición y fragmentación del

material en los estratos; y (3) la ubicación del sitio con respecto al área circundante.

Sin embargo, esta hipótesis no pudo ser comprobada en esta investigación debido que

para ello sería necesario un estudio geológico y/o geomorfológico. A pesar de esto,

está hipótesis ha sido tomada en cuenta puesto que las impresiones personales

estando en el sitio de excavación y al momento de procesar el material siguen

afirmando esta observación.


112

Hay que señalar que en el sector de Los Pueblos es necesario continuar las

excavaciones. Si bien gran parte de esta zona es utilizada para la siembra, todavía

quedan sectores en los cuales la excavación sistemática arrojaría informaciones

relevantes para conocer las actividades que en el pasado prehispánico, colonial y

republicano se realizaban en este sector de la montaña.

Descripción del material arqueológico

Como ya se mencionó los puntos de recolección superficial y de excavación

que se mencionarán aquí son: (1) el pozo de sondeo, (2) el pozo de pala y (3) la

recolección en el ‘hoyo’ (incluyendo el material del primer nivel del ‘hoyo’). Primero

se describe el material no diagnóstico, y posteriormente se reseña el material

diagnóstico de manera detallada. Al final de la descripción del material cerámico en

cada punto de recolección superficial y excavación, se mencionarán los materiales

líticos, de concha, de hueso, así como coloniales y contemporáneos.

Descripción general del material cerámico

La muestra cerámica del sitio esta compuesta por 1997 tiestos, de los cuales

131 (6,55% en la unidad de muestreo) son decorados y/o poseen engobe rojo y 1866

(93,44% en la unidad de muestreo) no poseen decoración ni engobe. Los rasgos del

material cerámico recolectado en los puntos de excavación y recolección superficial

en Los Pueblos son homogéneos. Los fragmentos cerámicos son en su mayoría

ásperos y gruesos; no están alisados ni pulidos. El color predominante de la pasta es

rojizo (2.5YR/4/6) y castaño (7.5YR/5/6). El antiplástico varia entre arena, arena y


113

mica y cuarzo molido. La técnica de manufactura es de rodete, observándose las

huellas de esta técnica tanto en las fracturas de los tiestos como en algunos

fragmentos que no fueron bien alisados.

Descripción del material cerámico decorado

Del total de 1997 fragmentos de la muestra, 14 presentan decoraciones y 117

tienen engobe rojo. El material decorado y con engobe rojo (131 frag.) de Los

Pueblos representa el 2,35% del material diagnóstico de la Cuenca de Patanemo. Sólo

se encontró un fragmento cerámico con pintura, negra y roja sobre fondo crudo. Las

técnicas decorativas que se observan en el material recolectado son: punteado (lineal),

aplicación, incisión, impresión de canutillo, rodetes cabalgantes (sección interna),

impresión digital y aplicación de pequeñas bolitas de arcilla. En la tabla Nº 2 se

observa la distribución del material decorado en las diferentes unidades de

recolección. Además de los fragmentos decorados, se encontró un asa con un

mamelón aplicado (anexos: laminas 1 al 5, pp. 284-88). También se encontraron 6

tiestos de manufactura posterior de los cuales 5 son redondeados y 1 es romboidal. En

este trabajo se entiende por tiestos de ‘manufactura posterior’, aquellos fragmentos

cerámicos que fueron trabajados luego de su fractura, es decir, que al romperse la

vasija, se tomaron algunos tiestos y estos fueron trabajados intencionalmente. Estos

tiestos generalmente son redondeados, pero se encontraron variantes como los

romboidales, y en la unidad de muestreo de la Playa, se encontró uno en punta, pero

esta información será ampliada más adelante.


114

Tabla Nº 2
Descripción del material cerámico decorado
Los Pueblos

Técnica Decorativa
Unidad de Recolección Motivo Frag. Total
General Específica
Pozo de pala / 0-20 Plástica Aplicación Bolita de arcilla Borde 1
Pozo de pala / 60-80 Pintada Rojo-negro/ crudo ---------- Panza 1
Pozo de sondeo / 0-20 Plástica Incisión Lineal Panza 1
Pozo de sondeo / 0-20 Plástica Impresión de ---------- Borde
1
Canutillo
Pozo de sondeo / 20-40 Plástica Aplicación, Apéndice Zoomorfo Apéndice
1
(?)
Incisión y Punteado
Recolección pared / 40-60 Plástica Impresión Digital ---------- Borde 1
Recolección pared / 60-80 Plástica Incisión / Punteado Lineal y punteado Panza 1
Recolección pared / 60-80 Plástica Rodete Cabalgante ---------- Borde
1
(int.)
Recolección pared / 60-80 Plástica Aplicación, Incisión
3 Apéndices Borde
1
Impresión de Zoomorfos
Canutillo 2 en Borde y 1 en
Panza
Recolección pared / 80-100 Plástica Rodete Cabalgante ---------- Borde
1
(int.)
Recolección pared / 100-120 Plástica Aplicación, Apéndice Zoomorfo Borde
2
punteado
Impresión de
Canutillo
Recolección pared / 100-120 Plástica Impresión de Lineal Panza
1
Canutillo
Recolección pared / 1º nivel Plástica Aplicación, Apéndice Zoomorfo Borde
1
punteado
Impresión de
Canutillo
Total 14

Formas de vasija y base2

Para la unidad de muestreo de Los Pueblos se reconstruyeron 14 formas de

vasija y 4 formas de base, a partir de los perfiles de los bordes y bases encontrados en

2
Para la definición de los nombres de las vasijas y las bases se utilizaron los trabajos de Mackowiak
de Antczak (M. Ined.), Vargas (1979) y Arvelo (1979).
115

los puntos de excavación y recolección vertical. Muy pocos fragmentos de los bordes

incluían parte del cuerpo (panza), y ninguno estaba prolongado hasta la base. La

cantidad de fragmentos de borde que se utilizaron para las reconstrucciones de vasijas

es de 123, y para la reconstrucción de bases es de 14. En la tabla nº 3 y 4 se observan

los tipos de vasija y bases reconstruidos y las cantidades de fragmentos, así como el

porcentaje de los mismos dentro de la unidad de muestreo. De las 14 formas de vasija

y las 4 formas de base reconstruidas, se definieron 14 tipos y 4 tipos,

respectivamente. Estos tipos son independientes entre si, y fueron definidos a partir

de la similitud formal de los fragmentos de bordes y bases, sin tomar en cuenta las

diferencias en el tamaño del diámetro de la boca y la base o el tamaño de la vasija, es

decir, que solo se tomó como marcador del tipo la forma. De los tipos de vasija

definidos, algunos fueron subdivididos en sub-tipos, los cuales fueron definidos a

partir de los rasgos formales compartidos (Meggers y Evans 1969). Estos sub-tipos

son identificados con un número arábico luego de la letra del tipo. Por ejemplo, X1

indica que X es el tipo y 1 es el sub-tipo.

En el caso específico de la vasija tipo L (platos de cuerpo poco profundo), se

definieron tres sub-tipos (L1, L2, L3). Debido que los sub-tipos L2 y L3 están

conformados por muy pocos fragmentos, y la muestra mayor es del sub-tipo L1, se

decidió seguir la propuesta de Meggers y Evans (1969) que plantea que tanto en la

cuantitativa como en la descripción del tipo se pueden juntar los sub-tipos, para así

tener una muestra más representativa y coherente; el mismo procedimiento se aplicó

con los subtipos A1-A2 y F1-F2-F3. La diferenciación de estos sub-tipos se observará


116

en los dibujos, aunque cuando se explique el tipo L, A y F en las diferentes unidades

de muestreo se señalará en cual de ellas aparecieron los sub-tipos.

Descripción de las Tipos de Vasija

Tabla Nº 3
Presencia de los tipos de vasija
Los Pueblos

Cantidad Presencia
Tipo de Vasija
de frag. en la unidad (%)
A1 14 11,38
B 16 13
C 7 5,69
D 10 8,13
E 1 0,81
F3 2 1,63
G 7 5,69
H 5 4,07
I 11 8,94
J 10 8,13
K 13 10,57
L1-L2 13 10,57
M 8 6,5
P 6 4,88

14 123 99,99

Tipo A1
Cantidad de la muestra: 14 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de cuerpo globular con boca ligeramente cerrada
Borde: Ligeramente entrante
117

Labio: Redondeado, plano, y en algunos casos engrosado


Decoraciones o presencia de engobe: Aplicación de bolita de arcilla (1 fragmento)

Tipo B
Cantidad de la muestra: 16 fragmentos
Forma de la vasija: Bol semi-globular de paredes rectas y boca abierta
Borde: Directo
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Impresión de canutillo (1 fragmento)

Tipo C
Cantidad de la muestra: 7 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de paredes rectas expandidas y boca abierta
Borde: Directo, levemente saliente
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo D
Cantidad de la muestra: 10 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de paredes rectas, boca abierta y borde curvo hacia afuera
Borde: Evertido
Labio: Redondeado, en ocasiones en punta
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe en sección interna del labio (2
fragmentos)

Tipo E
Cantidad de la muestra: 1 fragmento
Forma de la vasija: Bol semi-globular de boca abierta y borde inclinado hacia afuera
Borde: Evertido
118

Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo F3
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de cuerpo ovalado y boca ligeramente restringida
Borde: Entrante recto
Labio: Redondeado y engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo G
Cantidad de la muestra: 7 fragmentos
Forma de la vasija: Olla globular de boca restringida
Borde: Entrante
Labio: Ligeramente saliente y redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo H
Cantidad de la muestra: 5 fragmentos
Forma de la vasija: Olla semi-globular de boca ancha con cuello corto
Borde: Directo
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Rodete Cabalgante en sección interna del labio
(2 frag., uno de ellos con engobe rojo en ambas secciones), engobe rojo en sección
interna del labio (1 fragmento)

Tipo I
Cantidad de la muestra: 11 fragmentos
Forma de la vasija: Olla semi-globular de cuello restringido y borde expandido
119

Borde: Curvo evertido


Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en sección interna del labio (1
fragmento)

Tipo J
Cantidad de la muestra: 10 fragmentos
Forma de la vasija: Olla Globular de cuello restringido y borde corto, que hace el
efecto de un pequeño cuello
Borde: Curvo evertido
Labio: Redondeado, en algunos casos ligeramente engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en sección interna del labio (2
fragmentos)

Tipo K
Cantidad de la muestra: 13 fragmentos
Forma de la vasija: Olla semi-globular de cuello restringido y borde corto, el ángulo
de la inflexión es cerrado.
Borde: Evertido
Labio: Redondeado, biselado
Decoraciones o presencia de engobe: Incisión justo en la inflexión (1 fragmento),
engobe rojo en sección interna del labio (3 fragmentos), engobe rojo en ambas
secciones del labio (1 fragmento)

Tipo L1-L2
Cantidad de la muestra: 13 fragmentos
Forma de la vasija: Plato semi-globular poco profundo
Borde: Directo saliente
Labio: Redondeado, biselado, y en menor proporción engrosado.
120

Decoraciones o presencia de engobe: Apéndices zoomorfos (3 fragmentos / incisión,


punteado, impresión de canutillo), pulido (1 fragmento), engobe rojo en sección
externa de la vasija (2 fragmentos), engobe rojo en ambas secciones de la vasija (2
fragmentos)

Tipo M
Cantidad de la muestra: 8 fragmentos
Forma de la vasija: Botella con posible cuerpo globular y cuello largo, estrecho y
vertical
Borde: Evertido
Labio: Redondeado, y en un solo caso engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo P
Cantidad de la muestra: 6 fragmentos
Forma de la vasija: Budare
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Descripción de los Tipos de Base

Tabla Nº 4
Presencia de los tipos de base
Los Pueblos

Aparición
Tipo de Base Cantidad
en la unidad (%)
A 5 35,71
B 3 21,43
C 3 21,43
D 3 21,43
4 14 100
121

Tipo A
Cantidad de la muestra: 5 fragmentos
Forma de la base: Redondeada
Observaciones: En algunos casos se observa que la base es más gruesa que las
paredes de la vasija. Hay 1 fragmento que muestra restos de engobe rojo en la sección
externa

Tipo B
Cantidad de la muestra: 3 fragmentos
Forma de la base: Plana
Observaciones: El grosor de la base no es constante

Tipo C
Cantidad de la muestra: 3 fragmentos
Forma de la base: Plana con engrosamiento en la cara externa.
Observaciones: El grosor de la base no es constante

Tipo D
Cantidad de la muestra: 3 fragmentos
Forma de la base: Pedestal
Observaciones: La altura del pedestal varia según los casos

Descripción del material lítico

En la unidad de muestreo de Los Pueblos se encontró poco material lítico. La

muestra está compuesta por cuatro artefactos: 2 pesos de red de pesca de arenisca; 1

percutor o machacador de cuarzo lechoso y 1 pulidor o alisador de arenisca que pudo

ser utilizado para alisar vasijas.


122

Descripción del material zooarqueológico

En la unidad de muestreo de Los Pueblos se encontró un total de 855

fragmentos de huesos de animales. De estos fragmentos se pudieron identificar las

siguientes especies a nivel general. De mamíferos se identificaron restos óseos de

cachicamos y felinos. También se encontraron fragmentos de peces de los cuales fue

posible identificar restos de pez Loro y dientes de Tiburón.

Descripción del material malacológico3

En la unidad de muestreo de Los Pueblos se encontró un total de 49 fragmentos de

concha de moluscos marinos en los puntos de excavación y recolección superficial

(vertical). De estos fragmentos no se pudo identificar ninguna especie. También se

encontraron restos de un tipo de caracol de agua dulce (Gasterópodo) y un tipo de

coral, esta evidencia no pudo ser identificada.

Descripción del material colonial

En los puntos de excavación y recolección superficial trabajados en esta

unidad de muestreo solo se encontró material colonial en el pozo de pala. La muestra

esta compuesta por 3 clavos de metal muy oxidados que fueron encontrados en el

nivel 20-40 cm.

3
La descripción del material malacológico y zooarqueológico se realizó con la ayuda del Dr. Andrzej
Antczak y el Ing. Agr. Andrej Sykora. Además de revisar las muestras con bibliografía especializada:
Tucker Abbott (1974).
123

PRIMAVERA

El sitio y las excavaciones

Primavera es un sector aledaño al Pueblo de Patanemo. Anteriormente se le

llamaba el “Caserío de la Primavera” pero hoy en día, debido al crecimiento

demográfico Primavera es

considerado un sector del Valle

de Patanemo. En Primavera se

realizaron recolecciones

superficiales y un pozo de

sondeo de 2x1 m. Las

recolecciones se llevaron a

cabo en (1) el patio de la casa Sra. Guillermina de Vásquez, cordial colaboradora de esta
investigación, en el frente de su casa en Primavera.

del Sr. Nelson Paredes, (2) en

el río Patanemo, (3) al comienzo del camino que sale de Primavera hacia Vigirima, y

(4) en una pica que está al lado de la casa de Sr. Ernesto Mijares que se dirige hacia el

río Patanemo. Por último el pozo de sondeo se realizó en el patio de la casa del Sr.

Ernesto Mijares. En la casa del Sr. Paredes se recolectó cerámica indígena de unos

hoyos que se abrieron para sembrar plantas. En las recolecciones que se efectuaron en

el río se recolectó material cerámico indígena y colonial, aunque la muestra no es

abundante ni muy representativa. En el trecho del camino que va a Vigirima se

encontró material cerámico colonial y posiblemente prehispánico aflorado. Por

último, en la pica que va hacia el río Patanemo se recolectó principalmente material

cerámico, así como, algunas conchas y huesos. El material encontrado en esta pica
124

proviene de las paredes que están al lado de la misma; una de estás paredes es parte

del terreno del Sr. Ernesto, por lo cual es posible que este material provenga de

estratos equivalentes a los excavados en el patio del Sr. Ernesto.

La excavación se realizó en el patio

de la casa del Sr. Ernesto Mijares, quien

amablemente permitió que se realizara este

tipo de actividad. En este patio se realizó

una recolección superficial y luego se ubicó

el sitio a excavar (10º 25’ 03’’ N / 067º 54’

23’’ W). La excavación se llevó a cabo en el

extremo noreste de la casa (ver anexos, pp.

277). Se escogió este sitio debido a que

previamente se encontraron una gran

variedad de restos cerámicos diagnósticos,


Pozo de sondeo en el patio del Sr. Ernesto
Mijares. Detrás del pozo, entre la reja y el
muro pasa la pica que va hacia el río. en la pica que va hacia el río Patanemo y

que bordea la casa del Sr. Ernesto. Por

consiguiente, se decidió que sería conveniente excavar cerca de este punto de

recolección.

El pozo de 2x1 m. se excavó en niveles arbitrarios de 10 cm c/u. La tierra que

se extrajo del pozo se tamizó con un cernidor de 1mm2 de apertura de malla.

Igualmente, se tomaron fotografías de la excavación, se dibujaron los perfiles de la

misma (ver anexos, pp. 280) y se efectuó el levantamiento planimétrico del sitio. La
125

excavación alcanzó una profundidad máxima de 90 cm, evidenciándose material

arqueológico (restos cerámicos, malacológicos y óseos) hasta los 80 cm. Es necesario

señalar que hasta los 30 cm de profundidad se encontraron restos materiales

coloniales (cerámica, fragmentos de metal y

vidrio, así como una posible bala de

mosquete).

Afortunadamente, el patio del Sr.

Ernesto es amplio y despejado de

construcciones contemporáneas, lo que es

muy favorable al momento de excavar,

puesto que el sitio no está removido ni

alterado por intrusiones. Esta misma

situación se repite en varias casas en

Primavera. En este sitio, así como se


Primavera. Pared de la pica que va hacia
constatará en la descripción del Pueblo de el río Patanemo, de donde cae el material.
Nótese lo bien definido que están los
estratos culturales
Patanemo, el (o los) yacimiento(s)

arqueológico(s) se encuentran debajo de las casas, lo que implica que no se puede

realizar excavación alguna sin el consentimiento de los dueños de las casas.

Durante la excavación en Primavera no se percibieron indicios de que los

estratos estuvieran mezclados o alterados. La estratigrafía estaba muy bien

demarcada, similar al corte en el camino que va hacia el río. En esta excavación se

encontraron una gran cantidad de restos de conchas y huesos de animales. También se

observó gran concentración de piedras de río de diferentes tamaños, aunque la


126

cantidad de artefactos líticos no es muy alta. Esta unidad de muestreo fue la única

donde se encontraron cuentas de collar y pendientes. En los primeros 30 cm se

observó presencia de cultura material colonial, representada por fragmentos de metal,

clavos, una bala y algunos fragmentos de vidrio muy pequeños y delgados. Se

tomaron muestras de materia carbonizada,

aunque no fue posible enviarlas para realizar

fechados de C14.

Primavera puede ser un sector de

Patanemo muy importante para realizar en el

futuro investigaciones más amplias;

afortunadamente existen hoy en día patios

donde se pueden llevar a cabo excavaciones

extensivas. Por supuesto, tanto aquí como en

todo la Cuenca de Patanemo, existen vecinos

que buscan las piezas arqueológicas para


Pozo de sondeo. Nivel 20-30 y parte
del 30-40.
comerciarlas, y otros sencillamente las

encuentran al hacer alteraciones en sus patios y casas, y las venden o regalan. Este

tipo de conducta desinteresada por el pasado prehispánico es una de las más grandes

amenazas que asechan a los científicos que buscan conocer el pasado prehispánico de

esta área. Precisamente es con las investigaciones sistemáticas y con la posterior

socialización del pasado que se espera cambiar este tipo de conductas.


127

Descripción del material arqueológico

Los materiales que se utilizarán para los análisis arqueológicos en Primavera

provienen de (1) la recolección superficial de la pica que va hacia el río Patanemo y

(2) de la recolección superficial en el patio de la casa del Sr. Ernesto, así como, del

pozo de sondeo de 2x1 m. Igual que en la unidad de muestreo anterior, primero se

describe el material no diagnóstico, y posteriormente, se reseña el material

diagnóstico. Posterior a la descripción del material cerámico en cada punto de

recolección y excavación, se mencionarán las formas de las vasijas y las bases, y por

último, los materiales líticos, de concha, hueso, coloniales y contemporáneos.

Descripción general del material cerámico

La muestra cerámica de la unidad esta compuesta por 2500 tiestos, de los

cuales 224 (8,96% en la unidad de muestreo) son decorados y/o poseen engobe rojo,

y 2276 (91,04% en la unidad de muestreo) no poseen decoración o engobe. La

muestra cerámica recolectada en los puntos de excavación y recolección superficial

en Primavera es bastante homogénea. Los fragmentos cerámicos son en su mayoría

ásperos y gruesos; no están alisados ni pulidos. El color predominante de la pasta es

rojizo (2.5YR/4/6) y castaño (7.5YR/5/6), aunque se encontraron algunos tiestos

delgados y negruscos. El antiplástico varia entre arena, arena y mica y cuarzo molido.

La técnica de manufactura de la alfarería es el rodete, esto se observa tanto en las

fracturas de los tiestos como en algunos fragmentos que no fueron bien alisados.
128

Descripción del material cerámico decorado

La muestra de cerámica diagnóstica de Primavera es de 224 fragmentos, de

los cuales, 50 fragmentos presentan decoraciones y 174 poseen restos de engobe rojo,

sin excluir que los materiales decorados también posean engobe rojo. El material

decorado de Primavera representa el 4,02% del material diagnóstico de la Cuenca de

Patanemo. Tanto en el pozo de sondeo como en las recolecciones de superficie no se

encontró cerámica pintada, siendo la técnica general de las decoraciones plástica. Las

técnicas específicas que se observan en el material decorado son: aplicación

(mamelón, apéndices), incisión, punteado, perforado, impresión de canutillo, rodetes

cabalgantes en sección externa (en algunos casos con impresión digital). Los motivos

de las decoraciones varían, aunque se observa un mismo patrón, las incisiones

generalmente están dispuestas en formas lineal. El punteado se observa generalmente

en las cadenetas aplicadas a la inflexión con doble o triple línea. No fue posible

identificar todos los motivos decorativos, aunque se observan tocados de figurina en

bordes de platos, las aplicaciones mamelonares con incisión (muy común en los

estilos costaneros), cabezas zoomorfas, las aplicaciones en forma de “panal de

abejas”, ojos “grano de café”, así como las ya mencionadas cadenetas aplicadas a la

inflexión con doble o triple línea punteada. En la tabla nº 5 se presenta la descripción

de los materiales cerámicos decorados y su frecuencia en los puntos de recolección

superficial y excavación.

Además de los fragmentos cerámicos decorados, se encontraron en el pozo y

en la recolección superficial del camino hacia el río 12 tiestos de manufactura

posterior de los cuales 8 son redondeados y 4 son romboidales. Por otra parte,
129

también se encontraron en la pica que va hacia el río un asa ovalada y una tritubular;

así como, un fragmento de figurina, un fragmento de base anular y una pata. Tanto el

fragmento de base anular como la pata no fueron incluidos dentro de la clasificación

de las formas de base debido a que ambas piezas están relacionadas con el estilo

Quibor (?) y Tierra de los Indios (?) respectivamente. También la pasta de estas

piezas es diferente al resto de la cerámica de la unidad de muestreo. Por otra parte, en

el pozo de sondeo se ubicaron 3 asas tubulares, un asa semi-ovalada, una pata de

vasija y un fragmento de figurina. Por último, en la pica que va hacia el río Patanemo

se encontraron tres apéndices (2 zoomorfos y 1 posiblemente zoomorfo) los cuales

están relacionados estilísticamente con la serie Barrancoide Central Tardío;

lamentablemente estos apéndices fueron encontrados en recolección superficial por lo

cual no es posible asignarlos a ninguno de los estratos excavados. También en este

misma pica fue encontrada una pipa de barro, la cual se asemeja en forma, más no en

decoración, con una pipa Barrancoides reseñadas por Rouse y Cruxent (1961), y

también con una pipa del estilo El Morro (área de Carúpano) de Cruxent y Rouse

(1982 [1958-59]). Se encontraron también en la recolección superficial dos

microvasijas de barro (ver anexos: laminas 6 al 21, pp. 289-98).


130

Tabla Nº 5
Descripción del material cerámico decorado
Primavera
Técnica Decorativa
Unidad de Recolección Motivo Frag. Total
General Específica
Camino hacia el río / Superficial Plástica Rodetes Cabalgante ---------- Borde, Panza 8
(ext)
Impresión Digital (?)
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación Abstracto Borde 1
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Incisión Tocado de Figurina Borde 1
Punteado
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Incisión "Pan Francés" Borde, Panza 4
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Incisión Pata de Cunaguaro ? 1
(?)
Perforado (Barrancoide?)
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Incisión Cabeza Zoomorfa Borde? 2
Perforado (Barrancoide?)
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Exición Cabeza Zoomorfa Panza 1
Camino hacia el río / Superficial Plástica Punteado Lineal Borde 1
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, punteado Cadeneta con doble Inflexión 5
línea punteada
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Modelado "Panal de Abeja" ? 1
Inciso, Perforado
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación Mamelón Panza 1
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación Abstracto ? 1
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Punteado, Impresión ---------- Borde 1
de Canutillo
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicación, punteado Cadeneta con triple Inflexión 1
línea punteada
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Rodete Cabalgante (ext) ---------- Borde 1
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicación (A-1) ----------
Pozo # 1 / 20-30 Plástica Aplicación, punteado ---------- Panza 1
Pozo # 1 / 20-30 Plástica Aplicado-Inciso "Pan Francés" Panza 1
Pozo # 1 / 20-30 Plástica Punteado Lineal Borde 1
Pozo # 1 / 20-30 Plástica Aplicado-Inciso Ojo grano de café Borde 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Punteado Cadeneta con doble ? 1
línea punteada
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Incisión y Punteado ---------- Apéndice 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Incisión y Punteado ---------- Panza 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Aplicación mamelonar xxx Borde 1
131

Cont..
Técnica Decorativa
Unidad de Recolección Motivo Frag. Total
General Específica
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Rodete Cabalgante (con ---------- Panza 1
marcas digitales)
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Impresión Digital ---------- Borde 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Rodete Cabalgante (con ---------- Borde 1
impresión digital)
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Incisión Líneas Borde 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Aplicación, Incisión Cabeza Zoomorfa Borde 1
Pozo # 1 / 40-50 Plástica Aplicado ---------- Apéndice 1
Pozo # 1 / 50-60 Plástica Incisión Lineal Borde 1

Pozo # 1 / 50-60 Plástica Incisión Lineal Panza 1


Pozo # 1 / 50-60 Plástica Impresiones ---------- Panza 1
Pozo # 1 / 50-60 Plástica Incisión Líneas curvas Panza 1
Pozo # 1 / 50-60 Plástica Rodete Cabalgante (ext) xxx Borde 1

Total 49

Formas de vasija y base

Para la unidad de muestreo Primavera se reconstruyeron 15 formas de vasija y

2 formas de base, a partir de los perfiles de los bordes y bases encontrados en los

puntos de excavación y recolección superficial. Muy pocos fragmentos de los bordes

incluían parte del cuerpo, y solo uno estaba asociado con la base. El total de

fragmentos de borde que se utilizaron para las reconstrucciones de vasijas es de 126,

y para la reconstrucción de bases es de 29. Así como se explicó en la unidad de Los

Pueblos, de las 14 formas de vasija y las 3 formas de base reconstruidas, se definieron


132

15 tipos y 2 tipos, respectivamente. Algunos de los tipos reconstruidos para

Primavera se repiten en Los Pueblos.

En las tabla nº 6 y 7 se observan los tipos de vasija y base reconstruidos y las

cantidades de fragmentos, así como el porcentaje de los mismos dentro de la unidad

de muestreo. Los parámetros de reconstrucción de las formas de Primavera son los

mismos que fueron utilizados para el material de Los Pueblos.

Descripción de los Tipos de Vasija

Tabla Nº 6
Presencia de los tipos de vasija
Primavera

Cantidad Presencia
Tipo de Vasija
de frag. en la unidad (%)
A2 3 2,06
B 59 40,42
C 7 4,79
E 2 1,37
F1 11 7,53
G 6 4,11
I 2 1,38
J 1 0,68
K 1 0,68
L 32 21,93
M 1 0,68
N 1 0,68
Ñ 7 4,79
O 6 4,11
P 7 4,79
15 146 100
133

Tipo A2
Cantidad de la muestra: 3 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de cuerpo globular con boca ligeramente cerrada
Borde: Ligeramente entrante
Labio: Saliente
Decoraciones o presencia de engobe: Aplicación (en gota?) y engobe rojo en ambas
secciones (1 fragmento); incisión horizontal en el borde (1 fragmento)

Tipo B
Cantidad de la muestra: 59 fragmentos
Forma de la vasija: Bol semi-globular de paredes rectas y boca abierta
Borde: Directo
Labio: Redondeado, plano.
Decoraciones o presencia de engobe: Aplicación mamelonar en el labio (1
fragmento); engobe rojo en sección externa (3 fragmentos); engobe rojo en ambas
secciones (3 fragmentos)
Observaciones: Hay 6 fragmentos que presentan golpes de fuego

Tipo C
Cantidad de la muestra: 7 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de paredes rectas expandidas y boca abierta
Borde: Directo, levemente saliente
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Rodete Cabalgante en sección externa (1
fragmento), apéndice zoomorfo con asa ovalada (1 fragmento)

Tipo E
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la vasija: Bol semi-globular de boca abierta y borde inclinado hacia afuera
134

Borde: Evertido
Labio: Redondeado, biselado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo F1
Cantidad de la muestra: 11 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de cuerpo globular y boca restringida
Borde: Entrante
Labio: Redondeado, biselado
Decoraciones o presencia de engobe: Impresión digital en sección externa (1
fragmento)

Tipo G
Cantidad de la muestra: 6 fragmentos
Forma de la vasija: Olla globular de boca restringida
Borde: Entrante
Labio: Ligeramente saliente, redondeado y plano
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en sección externa (2 fragmentos),
engobe rojo en ambas secciones (1 fragmento)

Tipo I
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la vasija: Olla semi-globular de cuello restringido y borde expandido
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo J
Cantidad de la muestra: 1 fragmento
135

Forma de la vasija: Olla Globular de cuello restringido y borde corto, que hace el
efecto de un pequeño cuello
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo K
Cantidad de la muestra: 1 fragmento
Forma de la vasija: Olla semi-globular de cuello restringido y borde corto, el ángulo
de la inflexión es cerrado
Borde: Evertido
Labio: Redondeado y engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo L (L1, L2, L3)


Cantidad de la muestra: 32 fragmentos
Forma de la vasija: Plato semi-globular poco profundo
Borde: Directo saliente
Labio: Redondeado, plano, biselado, y en ocasiones engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: L1: engobe rojo en ambas secciones (3
fragmentos) y engobe rojo en sección interna (2 fragmentos); L2: engobe rojo en
ambas secciones (1 fragmento); L3: Ninguna

Tipo M
Cantidad de la muestra: 1 fragmento
Forma de la vasija: Botella con posible cuerpo globular y cuello largo, estrecho y
vertical
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
136

Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo N
Cantidad de la muestra: 1 fragmento
Forma de la vasija: Micro-botella con posible cuerpo globular y cuello corto, estrecho
y vertical
Borde: Directo
Labio: Biselado
Decoraciones o presencia de engobe: Aplicación de ojo “grano de café”

Tipo Ñ
Cantidad de la muestra: 7 fragmentos
Forma de la vasija: Olla globular con cuello ligeramente restringido
Borde: Entrante
Labio: Ligeramente saliente y redondeado o biselado
Decoraciones o presencia de engobe: Punteado lineal (1 fragmento)

Tipo O
Cantidad de la muestra: 6 fragmentos
Forma de la vasija: Olla globular de cuello restringido
Borde: Directo
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Rodete cabalgante con impresión digital en
sección externa (1 fragmento)

Tipo P
Cantidad de la muestra: 7 fragmentos
Forma de la base: Budare
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna
137

Descripción de los Tipos de Bases

Tabla Nº 7
Presencia de los tipos de base
Primavera

Aparición
Tipo de Base Cantidad
en la unidad (%)
B 14 63,64
C 8 36,36
2 22 100

Tipo B
Cantidad de la muestra: 13 fragmentos y 1 completa
Forma de la base: Plana
Observaciones: El grosor de la base no es constante

Tipo C
Cantidad de la muestra: 8 fragmentos
Forma de la base: Plana con engrosamiento en la cara externa.
Observaciones: El grosor de la base no es constante. Se observan golpes de fuego en
la sección externa (1 fragmento), golpes de fuego en la sección interna (2 fragmentos)

Descripción del material lítico

En la unidad de muestreo Primavera se encontraron 19 artefactos líticos: 11

pulidores o alisadores (¿de cerámica?), 4 manos de moler, 2 lascas, 1 microhacha y/o

pulidor, 1 peso de red de pesca o artefacto de funcionalidad desconocida. También se


138

encontraron dos cuentas de collar, una de serpentinita o jadeita y otra de cuarzo

lechoso, y un pendiente en forma de “lágrima” de cuarzo lechoso.

Descripción del material zooarqueológico

En la unidad de muestreo Primavera se encontraron 1880 fragmentos de

huesos de animales. De estos fragmentos se pudieron identificar las siguientes

especies a nivel general. De mamíferos se pudo identificar restos de Cachicamo,

Venado caramerudo (así como otros restos de Venados no identificados), Baquiro

pequeño, Ratón o Roedor, Picure, Lapa, Mono (?), Rabipelado, Cunaguaro y restos

de Felinos no identificados. De peces se encontraron fragmentos de pez Loro, Pargo,

Mero y otros fragmentos de peces no identificados. Se encontraron restos de huesos

de aves aunque no fue posible identificar ninguno. También se encontraron en esta

unidad de muestreo restos óseos de reptiles entre los que se pudo identificar Lagartija,

Iguana, Lagarto y Cotejo. Por último, se observó la presencia de restos de

invertebrados representados en tenazas de Cangrejo.

Además de los restos óseos de animales, en el punto de excavación en

Primavera se encontraron algunos fragmentos de huesos humanos (1 falange, 1

falangeta, y otros no identificados) y 5 dientes.

Descripción del material malacológico

En la unidad de muestreo Primavera se encontró un total de 756 fragmentos

de concha de moluscos marinos. De estos fragmentos se pudieron identificar las


139

siguientes especies: Amphineura (Cucaracha de Mar; Blainville 1816)4, sin nombre

científico identificado (Mejillón), Isognomon sp. (Ostra; Lightfood 1786), Codakia

orbicularis (Codakia; Linné 1758), Melongena melongena (Melongena; Linné 1758),

Citarium pica (Quigua; Linné 1758), Fisurela sp. (s.n.c.5; Bruguiére 1789), Pomasea

sp. (s.n.c.), Strombus gigas (Botuto o Guarura; Linné 1758). Por otro lado, se

encontró en esta unidad de muestreo dos tipos diferentes de caracoles de agua dulce

(Gasterópodos) y dos tipos diferentes de corales, estos resto no pudieron ser

identificados.

Además se recuperaron un pendiente tubular semi-circular, una cuenta de

collar y un fragmento de concha de botuto (Strombus gigas) que se asemeja a una

gubia, así como una microhacha de coral.

Descripción del material colonial y contemporáneo

En el pozo de sondeo realizado en Primavera se encontró material colonial

hasta el nivel 20-30 cm y material contemporáneo hasta el nivel 10-20 cm. El

material colonial encontrado consiste en varios fragmentos de cerámica, fragmentos

de metal (3 clavos oxidados y 1 bala redonda) y fragmentos de vidrio muy pequeños.

El material contemporáneo está compuesto por pequeños fragmentos de plástico. Hay

que destacar que en los niveles donde aparecieron estas evidencias se encontró

también cerámica indígena.

4
El nombre científico se coloca en cursiva y el nombre común entre paréntesis.
5
Quiere decir: sin nombre común
140

PUEBLO DE PATANEMO

El sitio y las excavaciones

La primera excavación arqueológica sistemática que se realizó en la Cuenca

de Patanemo en el marco de este trabajo de grado, se llevo a cabo en el Pueblo de

Patanemo. El sitio seleccionado

fue el patio de la Casa de la

Familia Vázquez (10º 25’ 58’’

N / 067º 54’ 52’’ W). El Sr.

Víctor Vásquez, señaló que en

una oportunidad excavando un

hoyo para construir unas


El Sr. Víctor Vásquez y la Sra. Noria de Vásquez
observando los materiales excavados en su patio.
columnas encontró fragmentos

de cerámica roja y pulida. Debido a esto se le solicitó el permiso para realizar

excavaciones sistemáticas en su patio.

En este patio se realizó un pozo de pala de 30x30 cm y dos pozos de sondeo

de 1m2 durante tres salidas de campo entre el 2002 y 2003 (ver anexos, pp. 278) La

selección de los sitios para realizar los pozos se llevó a cado a partir de las

informaciones aportadas por la familia Vásquez referentes a los sectores del patio que

están intervenidos por construcciones y/o alteraciones hechas por ellos (pozo séptico,

basurero de conchas marinas). En el levantamiento planimétrico del punto de

excavación, se observa la ubicación del pozo de pala, los pozos de sondeo y las

alteraciones recientes.
141

Tanto el pozo de pala como los de sondeo se realizaron en niveles arbitrarios

de 10 cm c/u, con la finalidad de observar mejor los posibles cambios en el registro

arqueológico. La tierra de las excavaciones se tamizo con un cernidor de 1mm2 de

apertura de malla, y se realizó el registro

gráfico y fotográfico de las excavaciones. En

el pozo de pala y en el pozo de sondeo #1 se

alcanzó una profundidad máxima del estrato

cultural de 30 cm, aunque la excavación

prosiguió hasta los 50 cm de profundidad.

En el pozo de sondeo #2 se observó la

presencia de material hasta los 40 cm de

profundidad; sin embargo, en una pequeña

sección de este pozo (esquina sur, ver

perfiles de excavación) se encontró una

Luramys Díaz excavando los huesos mancha negrusca de aproximadamente 30 x


humanos en el pozo de sondeo # 2
30 cm (la posible huella de un poste o un

árbol quemado).Desde 50 cm hasta 1,30 m (ver anexos, pp. 278) solo se observó

presencia de material arqueológico dentro de esta mancha, en el resto del pozo la

tierra era amarilla, arcillosa y estéril bajo aspectos arqueológicos. Esta singularidad

en la estratigrafía hace pensar en la posibilidad de que los estratos del sitio estén

alterados.

En los niveles 20-30 y 30-40 cm aparecieron algunos huesos humanos, los

cuales estaban enterrados de manera desordenada. Estos huesos no estaban asociados


142

de una manera reconocible con otros restos materiales. Es necesario señalar, que en

los niveles donde aparecieron los restos óseos se encontró evidencia de material

colonial, representada por fragmentos de metal y un fragmento de cerámica. En base

a las evidencias suponemos que

los restos humanos encontrados

en el pozo de sondeo #2 no sean

prehispánicos sino coloniales o,

inclusive, posteriores a la época

colonial. Esta hipótesis se puede

reforzar con la evidencia de los

restos coloniales encontrados Pozo de sondeo # 2 - Nivel 70-80 cm. El pequeño


cuadrado excavado es donde apareció la
en el pozo en los mismos “mancha negrusca”

niveles donde se encontraron los huesos. Además, en la “mancha negra”, se encontró

un fragmento de metal a 70 cm de profundidad. Por lo arriba descrito, se decidió

considerar este pozo como una unidad altamente aberrada, sin estratigrafía ni

contextos prehispánicos originales.

En el sitio la tierra es amarilla y arcillosa, con una textura un tanto arenosa. En

los estratos con presencia de material arqueológico, la tierra es oscura y arenosa,

aunque tanto en el pozo de pala como en los de sondeo se observaron pequeñas

bolitas de tierra amarilla y arenosa dispersas entre los estratos de tierra oscura. La

estratigrafía del sitio es bastante homogénea y bien delimitada (ver anexos, pp. 281)

en cuanto a las capas naturales y culturales se refiere.


143

Además de las excavaciones en el patio de la familia Vásquez, se realizaron

varios pozos de pala en el patio de una casa cercana a esta; el Sr. José Antonio

Blanco-Uribe Ortiz propuso que se realizara un sondeo en su patio para verificar la

presencia de material arqueológico. Se hicieron 14 pozos de pala en total, y se

encontró poca presencia de material arqueológico, encontrándose únicamente 20

tiestos muy pequeños, algunos

de ellos con engobe rojo en la

superficie. Este material no se

discutirá en este trabajo dado el

reducido tamaño de la muestra

y el carácter aleatorio de su

ubicación. Por otra parte,


El Sr. Víctor Vásquez y su hijo Víctor “el negrito”
buscando material arqueológico en la Qda. Santa Rita. también se realizaron otros
Valle de Patanemo.
pozos de pala en los patios de

algunos vecinos del pueblo donde no se encontró material arqueológico alguno.

Otra área prospectada en el Pueblo de Patanemo fue la quebrada Santa Rita.

Esta quebrada se recorrió a pie en diversas oportunidades en búsqueda de material

arqueológico. En un trecho de la quebrada se hallaron algunos fragmentos de

cerámica prehispánica con características de las series Valencioide y Barrancoide. Se

presume que este material debe haber sido (o esta siendo) arrastrado desde un sitio

arqueológico que se encuentra en el valle y no en la montaña. Esta suposición esta

basada en que la quebrada está llena de grandes piedras en el tramo que baja de la
144

montaña, y si fuera material arrastrado desde arriba, las piezas arqueológicas se

fragmentarían y sería imposible encontrar piezas completas, tal y como las

encontraron los vecinos del Pueblo de Patanemo en años anteriores. Según los

vecinos de la zona, en la parte de la quebrada que recorre el valle se han encontrado

piezas semi-completas y completas (pipas, figurinas, cabezas zoomorfas y

antropomorfas principalmente). Lamentablemente, el sitio de origen del material

recolectado no ha podido ser localizado, por lo que el material no va a ser discutido

en detalle en este trabajo.

Es necesario señalar que el yacimiento ubicado debajo del Pueblo de

Patanemo, esta altamente alterado y en buena parte perdido, debido a la construcción

de las casas de familias que allí habitan y las alteraciones que durante muchos años se

han hecho en el pueblo. Sin embargo, existe la posibilidad de realizar reducidas

excavaciones en algunos patios de vecinos, así como, continuar las excavaciones en

el patio de la familia Vásquez y, de esta manera, recolectar una mayor cantidad de

información.

Descripción del material arqueológico

Para la unidad de muestreo Pueblo de Patanemo se describirán los puntos de

excavación realizados en el patio de la Casa de la Familia Vásquez, los cuales son:

(1) el pozo de pala de 30x30 cm, (2) el pozo de sondeo # 1 y (3) el pozo de sondeo #

2 de 1 m2 c/u. Este último pozo como se mencionó anteriormente solo de manera

descriptiva, debido a que los estratos del mismo están seriamente alterados. Al igual

que en las unidades anteriores, primero se describe el material no diagnóstico, luego


145

el material diagnóstico, los tipos de vasijas y bases, y por último, se procede a la

descripción de los materiales líticos, de concha, hueso y contemporáneos.

Descripción general del material cerámico

En las unidades de excavación realizadas en el Pueblo de Patanemo se

encontró poco material cerámico. La muestra del sitio, sumados todos los pozos,

consiste de 853 fragmentos cerámicos, de los cuales 203 son decorados y/o poseen

engobe rojo (23,08% en la unidad de muestreo), mientras que 650 no poseen

decoración ni engobe (76,2% en la unidad de muestreo). La muestra cerámica

recolectada en los puntos de excavación en Pueblo de Patanemo es bastante

homogénea bajo el aspecto arqueológico. Los fragmentos cerámicos que no poseen

engobe rojo son en su mayoría ásperos y relativamente delgados; no están alisados ni

pulidos. El color predominante de la pasta es rojizo (2.5YR/4/6) y castaño

(7.5YR/5/6). El antiplástico varía entre arena, arena y mica y cuarzo molido. La

técnica de manufactura de la alfarería es el rodete.

Descripción del material cerámico decorado

La muestra cerámica de esta unidad es de 853 fragmentos, de todos

estos, 32 poseen decoraciones y 171 presentan restos de engobe rojo. El material

decorado y/o con engobe rojo (203 frag.) del Pueblo de Patanemo representa el 3,63%

del material diagnóstico de la Cuenca de Patanemo. Se observa la decoración plástica.

Aunque la mayor cantidad de material decorado es pintado con líneas de engobe rojo,

no se observa pintura como tal. Las técnicas decorativas que se observan en el


146

material recolectado son: aplicación, incisión, punteado y líneas de engobe pintadas.

En la tabla Nº 8 se observa la distribución del material decorado en las diferentes

unidades de recolección. Además de los fragmentos decorados, se encontraron 2

tiestos de manufactura posterior, ambos redondeados. También se encontró un

fragmento de figurina (ver anexos: laminas 23 al 27, pp. 299-301).

Tabla Nº 8
Descripción del material cerámico decorado
Pueblo de Patanemo

Unidad de Técnica Decorativa


Motivo Frag. Total
Recolección General Específica
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicado, Inciso, Rostro de Vasija Panza 1
Punteado Antropomorfa
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicado, Inciso, Cara Antropomorfa Panza 1
Punteado
Pozo # 1 / 10-20 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 6
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicación, Incisión "Pan francés" Panza 1
Pozo # 1 / 20-30 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Aplicación Mamelón Borde 1
Pozo # 2 / 10-20 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 6
Pozo # 2 / 10-20 Plástica Aplicación, Incisión "Pan francés" Panza 1
Pozo # 2 / 20-30 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 9
Pozo # 2 / 30-40 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 3
Pozo # 2 / 30-40 Plástica Aplicación, Incisión Ojo "grano de café" Panza 1
Pozo # 2 / 40-50 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 1

Total 32
147

Formas de Vasija y Base

Para la unidad de muestreo Pueblo de Patanemo se reconstruyeron 10 formas

de vasija y 2 formas de base, a partir de los perfiles de los bordes y bases encontrados

en los puntos de excavación. Muy pocos fragmentos de bordes incluían parte del

cuerpo, y ninguno estaba prolongado hasta la base. El total de fragmentos de borde

que se utilizaron para las reconstrucciones de vasijas es de 34, y para la

reconstrucción de bases es de 4 fragmentos. Así como se explicó en la descripción de

las unidades anteriores, de las 10 formas de vasija y 2 formas de base reconstruidas,

se definieron 10 tipos y 2 tipos, respectivamente. Algunos de los tipos reconstruidos

para Pueblo de Patanemo se repiten en Los Pueblos y Primavera. En las tablas nº 9 y

10 se observan los tipos de vasija y bases reconstruidos y las cantidades de

fragmentos, así como el porcentaje de los mismos dentro de la unidad de muestreo.

Los parámetros de reconstrucción de las formas de Pueblo de Patanemo son los

mismos que para las unidades anteriores.


148

Descripción de las Tipos de Vasija

Tabla Nº 9
Presencia de los tipos de vasija
Pueblo de Patanemo

Aparición
Tipo de Vasija Cantidad
en la unidad (%)
A1-A2 9 23,69
B 12 31,58
C 2 5,26
E 2 5,26
I 2 5,26
J 1 2,62
L1 3 7,9
M 3 7,9
Ñ 4 10,53
10 38 100

Tipo A1-A2
Cantidad de la muestra: 9 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de cuerpo globular con boca ligeramente cerrada
Borde: Ligeramente entrante
Labio: Redondeado, plano y en ocasiones engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: Rodete cabalgante y mamelón aplicado sobre el
rodete (1 fragmento), engobe rojo en sección externa (3 fragmentos)

Tipo B
Cantidad de la muestra: 12 fragmentos
Forma de la vasija: Bol semi-globular de paredes rectas y boca abierta
Borde: Directo
149

Labio: Redondeado y/o en ocasiones engrosado


Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (4
fragmentos), engobe rojo en sección interna (3 fragmentos)

Tipo C
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de paredes rectas expandidas y boca abierta
Borde: Directo, levemente saliente
Labio: Redondeado, biselado
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna

Tipo E
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la vasija: Bol semi-globular de boca abierta y borde inclinado hacia afuera
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en el labio interno (1 fragmento)

Tipo I
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la vasija: Olla semi-globular de cuello restringido y borde expandido
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en labio de sección interna (2
fragmentos)

Tipo J
Cantidad de la muestra: 1 fragmento
150

Forma de la vasija: Olla Globular de cuello restringido y borde corto, que hace el
efecto de un pequeño cuello
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en sección interna (1 fragmento)

Tipo L1
Cantidad de la muestra: 3 fragmentos
Forma de la vasija: Plato semi-globular poco profundo
Borde: Directo saliente
Labio: Redondeado, plano
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (2
fragmentos), engobe rojo en sección interna (1 fragmento)

Tipo M
Cantidad de la muestra: 3 fragmentos
Forma de la vasija: Botella con posible cuerpo globular y cuello largo, estrecho y
vertical
Borde: Evertido
Labio: Redondeado y en un solo caso engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en labio de sección interna

Tipo N
Cantidad de la muestra: 4 fragmentos
Forma de la vasija: Olla globular con cuello ligeramente restringido
Borde: Entrante
Labio: Ligeramente saliente y redondeado o biselado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (1 fragmento),
engobe rojo en sección interna (1 fragmento)
151

Descripción de los Tipos de Base

Tabla Nº 10
Presencia de los tipos de base
Pueblo de Patanemo

Presencia
Tipo de Base Cantidad
en la unidad (%)

A 2 50

B 2 50

2 4 100

Tipo A
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la base: Redondeada
Observaciones: El grosor de la base no es constante

Tipo B
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la base: Plana
Observaciones: El grosor de la base es constante
152

Descripción del material lítico

En la unidad de muestreo Pueblo de Patanemo se encontró solo 1 artefacto

lítico, este consiste en un percutor o machacador de cuarzo lechoso.

Descripción del material zooarqueológico

En la unidad de muestreo Pueblo de Patanemo se encontró un total de 425

fragmentos de huesos de animales. De estos restos se pudieron identificar los

siguientes animales de forma general. De mamíferos se logro identificar restos de

Cachicamo, Picure y Venado. De peces se pudieron identificar restos de pez Loro,

Jurel y Tiburón. En cuanto a los reptiles fue posible identificar restos de Lagartijos

pequeños e Iguanas. Por último se identificaron restos de invertebrados como tenazas

de Cangrejo.

Entre los fragmentos de hueso destaca un colgante manufacturado en una

mandíbula de pez loro. Así como dos cuentas de collar tubulares de hueso de pájaro.

Además de los huesos de animales, en el pozo de sondeo #2, se encontraron

218 fragmentos de huesos humanos. El análisis de estos huesos no fue incluido dentro

de este trabajo debido a que los estratos del pozo de sondeo están mezclados. Se

consideró que era muy complicado incluir estos huesos dentro de los análisis del

material prehispánico o colonial puesto que no se ha definido aún a que período

temporal pertenecen. Sin embargo, el anexo nº 1 (pp. 250) está dedicado a la

descripción de estos restos humanos excavados.


153

Descripción del material malacológico

El material malacológico recolectado en esta unidad de muestreo consiste en

224 fragmentos de concha de moluscos marinos. De estos fragmentos se pudieron

identificar las siguientes especies: Strombus gigas (Botuto o Guarura; Linné 1758),

Isognomon sp. (Ostra; Lightfood 1786), Codakia Orbicularis (Codakia; Linné 1758),

Melongena melongena (Melongena; Linné 1758), Anphineura (Cucaracha de mar;

Blainville 1816), Púrpura patula (s.n.c.; Linné 1758), Citarium pica (Quigua; Linné

1758), sin identificar nombre científico (Mejillón), Pomasea sp. (s.n.c.; ?). Por otra

parte, se encontraron restos de un tipo de caracol de agua dulce (Gasterópodo) y dos

tipos diferentes de corales, lamentablemente estos restos no pudieron ser

identificados.

Descripción del material colonial y contemporáneo

En los puntos de excavación en el Pueblo de Patanemo se recolectaron

diferentes cantidades de material colonial y contemporáneo. En el pozo de pala no se

encontró ninguna evidencia arqueológica aparte de la cerámica indígena. En el pozo

de sondeo # 1 se encontraron cinco fragmentos de metal muy oxidado, tres

fragmentos de vidrio y un fragmento de porcelana (nivel 0-10 cm), todos

posiblemente coloniales y no contemporáneos. En el pozo de sondeo # 2, se encontró

una notoria cantidad de material colonial y contemporáneo. En el nivel 0-10 cm de

este pozo de sondeo se observan tanto materiales relacionados con la época colonial

(metal, porcelana) como materiales contemporáneos (aluminio, argamasa, chapas de


154

refresco, clavos, vidrio, plástico, yeso, ladrillo y un casquillo de bala). En el nivel 10-

20 cm se encontró un clavo posiblemente colonial, un fragmento de botella de vidrio

y dos fragmentos de plástico actuales. En el nivel 20-30 cm se continua observando la

presencia de metal (¿clavo?), así como también se encontró un fragmento de baldosa

y otro de plástico. A partir del nivel 30-40 cm no se encontró más material

contemporáneo, pero si apareció un fragmento de metal. En el nivel 40-50 cm se

encontró un fragmento de metal muy oxidado, y por último, en el nivel 70-80 cm

apareció un fragmento muy pequeño de metal oxidado. Como se explicó más arriba,

la presencia de la “mancha negra” induce a pensar en la posibilidad de que los

estratos estén alterados. Si a esto se le suma la evidencia material del colonial

encontrada en los diferentes niveles del pozo, no queda lugar a dudas de que los

estratos estén entremezclados. Sin embargo, es posible que dicha mezcla haya sido

producida por la intrusión en un período colonial del enterramiento humano

encontrado en los niveles 20-30 y 30-40 cm.


155

ENSENADA DE PATANEMO

El sitio y las excavaciones

El material obtenido de esta sub-área proviene de la excavación en la playa de

Patanemo realizada en 1996 por el Dr. Andrzej Antczak, la Dra. Ma. Magdalena

Mackowiak de Antczak y el Ingeniero Agr. Andrej Sykora. El pozo de sondeo se

realizó en un área en la que

se evidenciaba material

arqueológico aflorado a

causa de la actividad de los

cangrejos. Este sitio fue

denominado por los

Antczak como “Pie de

Cerro”, pues se encuentra Paisaje de la Ensenada de Patanemo. El punto rojo marca


la ubicación del sitio arqueológico.
justo al lado de la pendiente

de la montaña. El sitio está justo al lado del río Patanemo cercano a la playa, es decir,

en la desembocadura del río al mar (ver mapa nº 6). El pozo de sondeo fue de 1m2 y

se excavó en niveles estratigráficos de 20 cm c/u. En el año 2003 el autor visitó la

playa de Patanemo con el fin de ubicar nuevamente el sitio y realizar nuevas

recolecciones y excavaciones. El sitio fue ubicado, sin embargo, no se observó

presencia de cerámica prehispánica en la superficie, solo una gran cantidad de basura

que los visitantes de la playa han ido acumulando durante los últimos 6 a 7 años. Es

indudable que este tipo de alteraciones afectan la conservación de los sitios

arqueológicos. En futuros trabajos se podría limpiar el área para realizar un trabajo,


156

así como seguir recorriendo más el último tramo del río antes de su desembocadura

para verificar la presencia de otros posibles yacimientos arqueológicos.

Descripción del material arqueológico

El material que se describe a continuación proviene del pozo de sondeo

realizado por los Antczak y su equipo en 1996. Siguiendo la dinámica de las otras

unidades de muestreo, primero

se describe el material no

diagnóstico, posteriormente, se

reseña el material diagnóstico.

Al final de la descripción del

material cerámico se

mencionarán las formas de


Sector cercano a la Playa de Patanemo. Foto tomada
vasijas y bases y, los materiales durante las prospecciones en la Ensenada.

líticos, de concha, hueso y coloniales.

Descripción general del material cerámico

La muestra cerámica del sitio esta compuesta por 227 fragmentos, de los

cuales 111 (48,46% en la unidad de muestreo) son decorados y/o poseen engobe rojo

y 177 (51,54% en la unidad de muestreo) no poseen decoración ni engobe. El

material cerámico recolectado en el sitio “Pie de Cerro” es similar al resto de las

unidades de muestreo, pero presenta ciertos rasgos particulares sobre todo en cuanto
157

al material decorado. Los fragmentos cerámicos son en su mayoría delgados y

alisados, aunque se observan algunos fragmentos gruesos y ásperos. El color

predominante de la pasta es rojizo (2.5YR/4/6) y castaño (7.5YR/5/6), aunque se

observan algunos fragmentos de pasta gris. El antiplástico varía entre arena, arena y

mica y cuarzo molido. La técnica de manufactura de la alfarería es rodete, esto se

observa en las fracturas de los tiestos.

Descripción del material cerámico decorado

La muestra de cerámica diagnóstica de esta unidad de muestreo es de 111

fragmentos, de estos 25 fragmentos presentan decoración y 85 poseen restos de

engobe rojo, sin excluir que algunos de los materiales decorados posean engobe rojo

también. El material decorado de la unidad de muestreo representa el 1,97% del

material diagnóstico de la Cuenca de Patanemo. En el pozo de sondeo se encontraron

dos fragmentos con pintura negra; uno con líneas negras horizontales y diagonales

sobre fondo gris, y el otro con pintura negra en la sección interna de la panza y

engobe rojo en el labio. También se encontraron varios fragmentos de panza con

líneas de engobe rojo horizontales y verticales. La decoración plástica se observa en

fragmentos decorados con exición (lineal), aplicación (bolitas de arcilla, mamelón),

impresión digital e impresiones sin identificar, apéndices zoomorfos e incisión y

punteado (estos últimos se observan juntos). No se pudo identificar motivos

decorativos concretos. En la tabla nº 11 se observa la descripción de los materiales

cerámicos decorados y su presencia en el pozo de sondeo. Además del material

cerámico decorado, se encontraron en el pozo de sondeo tres tiestos de manufactura


158

posterior, uno romboidal y dos con forma de punta (ver anexos: laminas 28 al 36, pp.

302-06).

Tabla Nº 11
Descripción del material cerámico decorado
Ensenada de Patanemo

Técnica Decorativa
Unidad de Recolección Motivo Frag. Total
General Específica
Pozo # 1 / Rec. sup. Pintada Engobe rojo Lineal Panza 2
Pozo # 1 / Rec. sup. Pintada (Negro) Rojo / Gris Lineal Panza 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Exición Lineal Panza 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Aplicación Bola de arcilla Inflexión 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Impresión Digital (?) ---------- Panza 2
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Aplicación Mamelón (pequeño) Inflexión 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Impresión (sin definir) ---------- Borde 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Aplicación, Incisión, Zoomorfo Borde 1
Punteado
Pozo # 1 / Rec. sup. Pintada Pintura negra y engobe P: panza / E: labio Borde 1
Pozo # 1 / 0-20 Plástica Incisión, Punteado I: Lineal / P: Disperso Panza 1
Pozo # 1 / 0-20 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 6
Pozo # 1 / 0-20 Plástica Indicios de Aplicación ---------- Borde 1
Pozo # 1 / 20-40 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 3
Pozo # 1 / 40-60 Plástica Impresión (sin definir) círculos pequeños Borde 1
Pozo # 1 / 40-60 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 3

Total 26

Formas de vasija y base

Para la unidad de muestreo “Pie de Cerro” se reconstruyeron 10 formas de

vasija y 3 formas de base, a partir de los perfiles de los bordes y bases encontrados en

el punto de excavación. Muy pocos fragmentos de bordes incluían parte del cuerpo,
159

ninguno estaba conectado con la base. El total de fragmentos de borde que se

utilizaron para las reconstrucciones de vasijas es de 40, y para la reconstrucción de

bases es de 14. Así como se explicó en las unidades anteriores, de las 11 formas de

vasija y las 4 formas de base reconstruidas, se definieron 11 tipos y 4 tipos,

respectivamente. En las tablas nº 12 y 13 se observan los tipos de vasija y bases

reconstruidos y las cantidades de fragmentos, así como el porcentaje de los mismos

dentro de la unidad de muestreo. Los parámetros de reconstrucción de las formas de

vasija y base en esta unidad son los mismos que para el resto de las unidades de

muestreo.

Descripción de los tipos de vasija

Tabla Nº 12
Presencia de los tipos de vasija
Ensenada de Patanemo

Aparición
Tipo de Vasija Cantidad
en la unidad (%)
B 4 9,52
C 2 4,76
D 3 7,14
E 2 4,76
F1-F2-F3 6 14,28
I 4 9,52
J 12 28,57
K 1 2,38
L 6 14,3
P 2 4,76

12 42 99,99
160

Tipo B
Cantidad de la muestra: 4 fragmentos
Forma de la vasija: Bol semi-globular de paredes rectas y boca abierta
Borde: Directo
Labio: Redondeado, plano
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (1 fragmento),
huella de aplicación (1 fragmento)

Tipo C
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de paredes rectas expandidas y boca abierta
Borde: Directo, levemente saliente
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (1 fragmento)

Tipo D
Cantidad de la muestra: 3 fragmentos
Forma de la vasija: Bol de paredes rectas, boca abierta y borde curvo hacia afuera
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (1 fragmento)

Tipo E
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la vasija: Bol semi-globular de boca abierta y borde inclinado hacia afuera
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (1 fragmento),
engobe rojo en sección externa y aplicación en la inflexión (1 fragmento)
161

Tipo F1-F2-F3
Cantidad de la muestra: 1 fragmento
Forma de la vasija: Bol de cuerpo globular (semi-globular y ovalado) y boca
restringida
Borde: Ligeramente entrante hasta directo invertido
Labio: Redondeado, plano, engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en sección externa (2 fragmentos),
pintura negra en sección interna y engobe rojo en labio (1 fragmento)

Tipo I
Cantidad de la muestra: 4 fragmentos
Forma de la vasija: Olla semi-globular de cuello restringido y borde expandido
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Impresión sin identificar en borde externo (1
fragmento)

Tipo J
Cantidad de la muestra: 12 fragmentos
Forma de la vasija: Olla globular de cuello restringido y borde corto, que hace el
efecto de un pequeño cuello
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (1 fragmento),
engobe rojo en labio de sección interna (9 fragmentos)

Tipo K
Cantidad de la muestra: 1 fragmento
162

Forma de la vasija: Olla semi-globular de cuello restringido y borde corto, el ángulo


de la inflexión es cerrado
Borde: Evertido
Labio: Redondeado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en labio de sección interna

Tipo L
Cantidad de la muestra: 6 fragmentos
Forma de la vasija: Plato semi-globular poco profundo
Borde: Directo saliente
Labio: Redondeado, en ocasiones engrosado
Decoraciones o presencia de engobe: Engobe rojo en ambas secciones (2
fragmentos), engobe rojo en sección interna (1 fragmento), impresión circular (?) en
sección externa (1 fragmento), apéndice zoomorfo en borde (1 fragmento)

Tipo P
Cantidad de la muestra: 2 fragmentos
Forma de la base: Budare
Decoraciones o presencia de engobe: Ninguna
163

Descripción de los tipos de base

Tabla Nº 13
Presencia de los tipos de base
Ensenada de Patanemo

Aparición
Tipo de Base Cantidad
en la unidad (%)
A 4 33,33
B 7 58,33
D 1 8,33
3 12 99,99

Tipo A
Cantidad de la muestra: 4 fragmentos
Forma de la base: Redondeada
Observaciones: El grosor de la base no es constante

Tipo B
Cantidad de la muestra: 6 fragmentos y 1 completa
Forma de la base: Plana
Observaciones: El grosor de la base no es constante. En la base que está completa se
observan líneas de engobe rojo de suben verticalmente hacia la panza

Tipo D
Cantidad de la muestra: 1 completa
Forma de la base: Pedestal
Observaciones: Se observa engobe rojo en la sección externa
164

Descripción del material lítico

En la unidad de muestreo de la Bahía de Patanemo se encontró poco material

lítico. La muestra está compuesta por dos artefactos: 1 mano de moler de arenisca y 1

raspador de cuarzo lechoso.

Descripción del material zooarqueológico

En esta unidad de muestreo se encontró un total de 52 fragmentos de hueso de

animales. De estos restos se pudieron identificar de manera general algunos animales.

De mamíferos de identificaron restos de Cachicamo. De peces se observaron restos de

pez Loro, Mero y Tiburón.

Descripción del material malacológico

En esta unidad de muestreo se encontró un total de 86 fragmentos de concha

de moluscos marinos. De estos fragmentos se pudieron identificar de forma general

las siguientes especies: Codakia orbicularis (Codakia; Linné 1758), Anphineura

(Cucaracha de mar; Blainville 1816), Púrpura patula (s.n.c.; Linné 1758), Isognomon

sp. (Ostra; Lghtfood 1786), Pomasea sp. (s.n.c.; ?), Citarium pica (Quigua; Linné

1758), Astraea tecta (s.n.c.; Röding 1798), Cypraea sp. (s.n.c.; Linné 1758), Cypraea

cinerea (s.n.c.; Gmelin 1791), Strombus gigas (Botuto o Guarura; Linné 1758),

Fisurela sp. (s.n.c.; Bruguiére 1789), Tivela mactroides (Guacuco; Born 1778). Por

otra parte, se encontraron restos de dos tipos diferentes de caracol de agua dulce

(Gasterópodos) que no pudieron ser identificados.


165

Entre la muestra malacológica del sitio se encontraron 2 raspadores de

Codakia, y un colgante de Tivela mactroides (Guacuco).

Descripción del material colonial

En el punto de excavación en la Ensenada de Patanemo se encontraron dos

fragmentos de cerámica colonial o republicana en el nivel 0-20 cm. Además de esta

evidencia no se observan otros tipos de restos materiales coloniales en este pozo de

sondeo.
166

TIPOS DE VASIJA

Sub-tipo A1

Sub-tipo A2
167

Tipo B

Tipo C (sin decoración)


168

Tipo C (con decoración)

Tipo D
169

Tipo E (sin decoración)

Tipo E (con decoración)


170

Sub-tipo F1

Sub-tipo F2
171

Sub-tipo F3

Tipo G
172

Tipo H

Tipo I
173

Tipo J

Tipo K
174

Sub-tipo L1 (decoración zoomorfa ‘A’)

Sub-tipo L1 (decoración zoomorfa ‘B’)


175

Sub-tipo L2

Sub-tipo L3
176

Tipo M

Tipo N
177

Tipo Ñ

Tipo O
178

Tipo P

TIPOS DE BASES

Tipo A
179

Tipo B

Tipo C
180

Tipo D
CAPÍTULO VIII

Apéndice zoomorfo. Los Pueblos, Patanemo.


ANÁLISIS DEL MATERIAL POR UNIDADES DE MUESTREO

INTRODUCCIÓN

En este capítulo se presentarán los análisis preliminares de los materiales

arqueológicos obtenidos, alcanzando de esta manera ciertos objetivos planteados para

esta investigación. Los análisis de los materiales se desarrollan en función de cada

una de las unidades de muestreo definidas. Como se explicó en el capítulo I, los

objetivos específicos de este trabajo son:

1. Localizar sitios arqueológicos prehispánicos que se encuentren en la Cuenca

de Patanemo y reseñar las características cuantitativas y cualitativas de los

sitios y los materiales recolectados (cerámica, concha, hueso, lítica).

2. Definir a que serie cerámica se asemejan los materiales encontrados en los

sitios arqueológicos trabajados a través de un análisis formal y estilístico.

3. Determinar una cronología relativa para los sitios arqueológicos trabajados.

4. Definir el tipo de sitio encontrado y su dimensión.

5. Determinar la relación estilística y temporal entre los sitios investigados.


183

6. Realizar una revisión exhaustiva de las fuentes bibliográficas existentes sobre

la arqueología del Centro-Norte de Venezuela.

El objetivo específico Nº 1 se abordó en el capítulo anterior. El objetivo Nº 6

se desarrollo en los capítulos 3 y 4. El objetivo nº 5 va a ser explicado en el capítulo

siguiente, puesto que está orientado hacia la relación entre los sitios arqueológicos

localizados. En este capítulo se abordarán los objetivos específicos 2, 3 y 4, los cuales

se enfocan directamente en los análisis de los materiales recuperados durante las

excavaciones en Patanemo. Como se mencionó más arriba, se mantuvo la estructura

del capítulo anterior, donde por cada unidad de muestreo se explican los mismos

aspectos. Esta estructura facilita la explicación e interpretación de las unidades

trabajadas.

Para definir con relativa precisión a qué serie cerámica pertenecen los

materiales recuperados en la Cuenca de Patanemo se realizó una doble análisis. Por

un lado, se realizó un análisis estilístico observando las características diagnósticas

decorativas de la cerámica, con el fin de compararlas con las series cerámicas

definidas para el centro norte de Venezuela y determinar a que serie/estilo cerámico

pertenecen estos materiales. Por otra parte, a partir del análisis formal se

reconstruyeron las formas de vasijas y bases y se compararon con las formas

reconstruidas en sitios arqueológicos del centro norte de Venezuela, con el fin de

observar las similitudes y diferencias, y con esto apoyar la identificación estilística de

los materiales decorados. Al identificar a que serie cerámica pertenecen los

materiales, se espera poder ubicarlos dentro de la cronología cultural de la región. Por


184

último, en función de las prospecciones realizadas en cada unidad de muestreo y de

las referencias de los personas que habitan en los alrededores se formula una

propuesta preliminar acerca de la dimensión que ocupa el yacimiento arqueológico y

del tipo de sitio excavado.

LOS PUEBLOS

El material recolectado en esta unidad de muestreo y descrito en el capítulo

anterior fue comparado con otros materiales pertenecientes a series cerámica ya

definidas. Se tomó como base las descripciones de Cruxent y Rouse (1982 [1958-59])

sobre los materiales recuperados en el centro norte de Venezuela, así como, los

trabajos de Bennett (1937), Osgood (1943), Kidder (1944), Dupouy y Cruxent

(1946), Álvarez y Casella (1983), Morales (1984), Colmenares (1990), Nieves

(1992), Martín (1995) y Mackowiak de Antczak (2000).

Identificación de serie cerámica

Análisis decorativo

La cerámica decorada encontrada en la unidad de muestreo de Los Pueblos

mantiene relaciones estilísticas con la cerámica de los estilos: Cementerio Tucacas,

por las aplicaciones zoomorfas en el borde; estilo Valencia Continental e Insular por

las bases de pedestal y las aplicaciones zoomorfas al borde; y, estilo Dabajuro por los

rodetes cabalgantes. Sin embargo, es necesario resaltar que los rodetes cabalgantes se

observan en la gran mayoría de los estilos que se encuentran en la costa central y

occidental de Venezuela (Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]; Antczak com. per. 2003),
185

por lo cual esta característica estilística no indica necesariamente la relación con el

estilo Dabajuro. En cuanto a la cerámica no decorada, las descripciones que hacen

Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]), Kidder (1941), Osgood (1943), Bennett (1937) y

Rouse y Cruxent (1963) sobre el estilo Valencia coinciden con los materiales

recolectados en esta unidad de muestreo (ver descripción general del material

cerámico en el capítulo anterior).

Comparación formal

Como se mencionó anteriormente, para la unidad de muestreo de Los Pueblos

se definieron 14 tipos de vasija y 4 tipos de base. En la tabla nº 3, colocada en el

capítulo anterior (pág. 137), se observa la presencia en porcentajes de los tipos de

vasija dentro de la unidad de muestreo, mientras que en el gráfico Nº 1 se observan

los datos expuestos en esa tabla. En este gráfico se observa que existe una proporción

similar entre la gran mayoría de los tipos de vasijas, exceptuando los tipos E y F3 los

cuales tienen menor presencia. Las vasijas tipo A1, B, K y L son las que las que se

observan con mayor presencia, aunque la diferencia de estas con las demás no es

significativa. Este gráfico es más ilustrativo que interpretativo puesto que la cantidad

de material con que está conformado es poco, por lo cual cualquier interpretación

tendría un carácter altamente hipotético.


186

Gráfico Nº 1

Porcentaje de Aparición de los Tipos de Vasija


Los Pueblos

14
12
10
8
%
6
4
2
0
A1 B C D E F3 G H I J K L M
Tipos de Vasija

En la revisión comparativa de los tipos de vasija reconstruidos para Los

Pueblos con otros sitios de las costas del centro norte, del Lago de Valencia y del

Archipiélago de Los Roques, se observó que estos tipos de vasijas se encuentran

presentes en diversos sitios arqueológicos, y pertenecen a los siguientes estilos

cerámicos.

A1: Estilo Valencia Continental1, Estilo Cúpira, Estilo Ocumare de Domusky

Norte

B: Estilo Valencia Continental, Estilo Cementerio Tucacas

1
Cuando se mencione al estilo Valencia Continental se está refiriendo a los sitios arqueológicos que
contienen material Valencioide en la Cuenca del Lago de Valencia; y cuando se mencione el estilo
Valencia Insular se esta utilizando la información que se posee sobre los sitios arqueológicos del
Archipiélago Los Roques.
187

C: Estilo El Palito, Estilo Las Minas, Estilo Ocumare de Domusky Norte,

Estilo Valencia Insular, Estilo El Topo, Playa Chuao y Pto. Maya

D: Estilo El Pinar, Estilo Ocumare de Domusky Norte, Estilo Valencia

Insular, Estilo Cúpira

E: Estilo Palmasola, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

F3: Este tipo de vasija no se observa en ningún otro sitio de los consultados

G: Estilo Tocuyano, Estilo Valencia Continental

H: Estilo Palmasola, Estilo Ocumare de Domusky Norte, Playa Chuao, Estilo

El Topo

I: Estilo Ocumare, Estilo Palmasola, Estilo Las Minas, Estilo Valencia de

Cúpira, Estilo El Topo

J: Estilo Valencia Insular, Estilo Tocuyano, Estilo El Pinar, Estilo Ocumare,

Estilo Palmasola, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

K: Estilo Valencia Continental, Pto. Maya, Estilo El Topo

L: Estilo Palmasola, Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental,

Estilo Las Minas, Estilo El Pinar, Cerámica de Playa Chuao, Estilo El Topo

M: Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

P: Se observa en la gran mayoría de sitios arqueológicos en el continente y en

las costas.

Este análisis comparativo indica que los tipos de vasijas reconstruidos para

esta unidad de muestreo se repiten en varios otros sitios arqueológicos. Más adelante

se ampliarán las interpretaciones en cuanto a estos datos. En cuento a las


188

comparaciones de los tipos de base reconstruidos en esta unidad de muestreo, en la

tabla nº 4 (pág. 141) se observó la presencia en porcentajes de los tipos de base dentro

de la unidad de muestreo. Estos datos están representados en el gráfico Nº 2. Los

tipos de base reconstruidos para esta unidad de muestreo mantienen una proporción

similar, con excepción del tipo A el cual se encuentra en mayor proporción que el

resto.

Grafico Nº 2

Porcentaje de Aparición de los Tipos de Bases


Los Pueblos

40

30

% 20

10

0
A B C D
Tipos de Bases

Igual que para las vasijas, se compararon los tipos de base con otras

colecciones del área para ubicar las similitudes formales. En este sentido, se

observaron las siguientes correlaciones.


189

A: Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental, Estilo El Palito, Estilo

El Pinar, Estilo Ocumare de Domusky Norte, Estilo El Topo, Estilo Cúpira

B: Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental, Estilo Palmasola,

Estilo El Palito, Estilo Ocumare de Domusky Norte, Cerámica de Pto. Maya,

Estilo El Topo, Estilo Cúpira

C: Estilo Valencia Continental, Estilo El Palito, Estilo El Pinar, Estilo

Ocumare de Domusky Norte, Estilo El Topo, Estilo Cúpira

D: Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo, Estilo

Cúpira, Estilo Palmasola, Estilo El Palito, Cerámica de Pto. Maya

En esta comparación se destaca que los tipos de base reconstruidos para Los

Pueblos se repiten principalmente en el estilo Valencia Continental, luego en los

estilos de El Topo, Cúpira, El Palito, Valencia Insular y Ocumare de Domusky Norte,

y en menor medida en los estilos El Pinar y en la cerámica de Pto. Maya. De igual

manera, las formas de base no son un rasgo muy diagnóstico de la cerámica puesto

que estas mismas formas (base plana, redondeada, plana con engrosamiento y

pedestal) se repiten en la gran mayoría de los estilos y series cerámicas de Venezuela,

aunque con cierto grado de variación estilística local.

En la revisión estilística se puede destacar que la cerámica de Los Pueblos es

muy similar, desde un punto de vista decorativo, a la cerámica perteneciente al Estilo

Valencia Continental. Las decoraciones se asemejan en gran medida a las reportadas

por Kidder (1944), Osgood (1943) y Bennett (1937) provenientes de los montículos

del Lago de Valencia. Igualmente, las descripciones de estos autores sobre las
190

características generales de la cerámica concuerdan con las descripciones generales

de la cerámica de Los Pueblos (ver cap. VII), aunque en esta unidad de muestreo se

observa un espécimen que posee una variación local (lamina 1). Así mismo, los

elementos definitorios de serie Valencioide que enumeran Cruxent y Rouse (1982

[1958-59]: 450), mantienen una estrecha relación con los materiales encontrados en

Los Pueblos.

En la comparación de las formas de vasijas y bases, se pudo observar que la

totalidad de las formas reconstruidas en Los Pueblos se asemejan a formas de vasija y

base reconstruidas en sitios arqueológicos vinculados con estilos pertenecientes a la

serie Valencioide (Valencia Continental e Insular, El Topo, Las Minas, El Pinar,

Cementerio Tucacas, Cúpira). Aunque, hay que señalar que también muchas de estas

formas se han encontrado en yacimientos arqueológicos vinculados con estilos

cerámicos pertenecientes a la serie Ocumaroide (Palmasola y Domusky Norte), a la

serie Barrancoide Costero Tardío (Pto. Maya2), y la serie Dabajuroide (Playa Chuao).

En este trabajo se interpreta este fenómeno, utilizando como apoyo también las

interpretaciones de Antczak y Mackowiak de Antczak (1999) y Mackowiak de

Antczak (2000), como evidencia de las estrechas relaciones sociales, económicas y

políticas que existieron entre los grupos portadores de la cerámica Valencioide y el

resto de los grupos que habitaban o visitaban las costas centrales. Es posible que en

estos procesos de interacción todos los grupos presentes en la región se hayan


2
Es necesario señalar que si bien en el trabajo de Álvarez y Casella (1983) se relaciona al sitio de Pto.
Maya con el poblamiento Barrancoide en las costas centrales, es cierto que en las descripciones del
material realizadas por estas autoras se observa una gran presencia de la serie Valencioide, por lo cual,
sería necesario revisar este análisis estilístico con el fin de definir exactamente a que serie cerámica
pertenece el sitio. De igual manera, en vista de que no se realizó una revisión exhaustiva de esta
clasificación en este trabajo, se utilizará la clasificación de Álvarez y Casella.
191

influenciado unos a otros, compartiendo rasgos estilísticos y formales comunes. En

consecuencia, se propone la vinculación de la cerámica del sitio de Los Pueblos a la

serie Valencioide.

Cronología relativa para Los Pueblos

En vista de las similitudes en cuanto a los rasgos estilísticos decorativos y

formales de la cerámica de Los Pueblos con el estilo Valencia Continental, y debido a

la falta de fechados absolutos, se propone ubicar este sitio arqueológico dentro del

período IV de la cronología relativa de Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]). Si bien, en

el nivel 0-20 del pozo de pala realizado en el Terreno del Sr. Luis Flores en Los

Pueblos se encontraron clavos de metal oxidados, se considera que este sitio no

presenta una estratigrafía clara y definida. De hecho, como se explicó en el capítulo

anterior se ha propuesto que el material proveniente de este sitio pudo provenir de

deslaves de tierra desde las lomas cercanas, por lo cual es posible que los clavos

hayan sido introducidos posteriormente por otros deslaves. Por consiguiente, se

mantiene la propuesta de que el sitio pertenece al periodo IV (1325 – 1500 d.C.).

Consideraciones acerca del yacimiento

Es imposible decir que tipo de sitio se excavó en Los Pueblos, no solo porque

la escasa evidencia material no lo indica, sino debido que, como se mencionó en un

capítulo anterior, es muy posible que el sitio se haya formado por matrices de tierra

entremezclados. De ser así, no existe el sitio solo un material redepositado. En cuanto

a la posible dimensión del yacimiento es necesario partir del hecho de que los puntos
192

de excavación y recolección vertical de Los Pueblos solo abarcan una muy pequeña

parte del yacimiento. Como se explicó en el capítulo anterior, en este sector de la

montaña se prospectaron varios terrenos pertenecientes a agricultores, quienes desde

hace años habitan y utilizan estas tierras. Aunque no fue posible medir el tamaño total

de todo el sector de Los Pueblos, si se pudo observar que la evidencia material

prehispánica comienza a aparecer alrededor de los 350 m.s.n.m. hasta por lo menos

500 m.s.n.m., considerando que la pendiente de la montaña en esta parte debe ser de

40º aproximadamente, la distancia entre el inicio del sector de Los Pueblos, a 350

m.s.n.m. hasta el final del terreno más, alto a 500 m.s.n.m., es bastante amplia. Esto

es solo considerando el eje norte-sur, pues en el eje este-oeste no fue posible realizar

una prospección tan amplia. De manera aproximada es posible decir que este

yacimiento podría medir alrededor de 500 mts de largo (este-oeste) por 300 mts de

ancho (norte-sur). Indudablemente, es necesario continuar los trabajos arqueológicos

para así conocer tanto más detalladamente la evidencia material que se encuentra en

el sitio, como el tamaño concreto del yacimiento.

Aproximación interpretativa

Es conocido a través de la bibliografía especializada que en el centro norte de

Venezuela existe la evidencia de cerámica perteneciente a diversas series y estilos.

Este hecho se refleja en Los Pueblos en la diversidad de rasgos estilísticos de la serie

Valencioide y otras series cerámicas. Como se ha comentado anteriormente esto

podría ser un reflejo de las estrechas relaciones sociales, económicas y/o políticas que

existieron entre los grupos portadores de la cerámica Valencioide y el resto de los


193

grupos que habitaban o visitaban las costas centrales (Mackowiak de Antczak 2000).

Esta hipótesis ha sido expuesta y discutida en los trabajos de Antczak y Mackowiak

de Antczak quienes han propuesto la existencia de una esfera de interacción en el

centro norte de Venezuela en el período IV de Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]), lo

que implica la existencia de una dinámica socio-cultural tal que mantenía a diversos

grupos en un constante proceso de interacción (Antczak 1999; Mackowiak de

Antczak 2000; Antczak y Mackowiak de Antczak 1999). Esta interpretación se

fundamenta en la presencia de muchos sitios arqueológicos ubicados en las costas

centrales, de cerámicas asociadas a la serie Valencioide, conjuntamente con restos

cerámicos de otras series como la Ocumaroide, Dabajuroide y Barrancoide Central

Tardío, así como de ciertos rasgos estilísticos y formales de las series Tocutanoide y

Saladoide Costero que se prolongaron temporalmente.

PRIMAVERA

Así como en la unidad de muestreo anterior, los materiales encontrados en

esta unidad también fueron comparados con las descripciones de Cruxent y Rouse

(1982 [1958-59]) de los materiales encontrados en el centro norte de Venezuela, así

como, los materiales descritos en los trabajos de Bennett (1937), Osgood (1943),

Kidder (1944), Dupouy y Cruxent (1946), Álvarez y Casella (1983), Morales (1984),

Colmenares (1990), Nieves (1992), Martín (1995) y Mackowiak de Antczak (2000).


194

Identificación de serie cerámica

Análisis decorativo

El análisis cerámico de la unidad de muestreo de Primavera contiene serias

dificultades en cuanto a su definición estilística. El material decorado obtenido es

relativamente homogéneo en cuanto a la descripción general de la pasta y el acabado

de superficie. Sin embargo, es heterogéneo cuando se compara sus rasgos decorativos

con otros sitios arqueológicos del centro norte de Venezuela. El material presenta

rasgos compartidos para muchos estilos costeros definidos por Cruxent y Rouse

(1982 [1958-59]). Por ejemplo, se observan las cadenetas con doble o triple línea

punteada en la inflexión las cuales se encuentran presentes en los estilos Taborda,

Ocumare de Domusky Norte y Valencia Insular. También se observan las

aplicaciones mamelonares incisas (“pan francés”) (1) en la panza, encontrándose este

rasgo en los estilos Taborda, El Topo, Cúpira y Valencia Continental e Insular; y (2)

en el borde, observándose este rasgo en estilos como Tocuyano, Palmasola y Aroa. El

último rasgo estilístico más común en Primavera es el rodete cabalgante, el cual esta

identificado en estilos como Taborda, El Topo y Ocumare de Domusky Norte, de la

misma manera es muy común para los estilos de la costa central.

Además de estos cuatro (cadenetas punteadas, aplicaciones mamelonares

incisas al borde y a la panza, rodete cabalgante), se encontraron durante las

excavaciones y recolecciones en la unidad apéndices zoomorfos aplicado-incisos muy

similares a los encontrados en El Palito; sin embargo, en necesario señalar que la

pasta de estos apéndices está más relacionada con la pasta de las piezas Valencioides,

que con la pasta de las piezas Barrancoides Centrales Tardías. Igualmente, se


195

encontraron varios apéndices del estilo Valencia Continental, y una pata de algún

estilo Occidental, posiblemente del estilo Tierra de los Indios, así como un fragmento

de base anular similar a las reseñadas para el estilo Boulevard (área de Quibor). En

cuanto al material cerámico en general, las descripciones que se señalaron en el

capítulo anterior coinciden con las descripciones sobre la cerámica del estilo Valencia

Continental e Insular.

Comparación formal

Como se mencionó anteriormente, para la unidad de muestreo Primavera se

definieron 15 tipos de vasija y 2 tipos de base. En la tabla nº 6, colocada en el

capítulo anterior (pág. 153) se observa la presencia en porcentajes de los tipos dentro

de la unidad de muestreo. En el gráfico nº 3 se observan representados los datos de

esa tabla.

Gráfico Nº 3

Presencia de Tipos de Vasija


Primavera

45
40
35
30
25
%
20
15
10
5
0
A2 B C E F1 G I J K L M N Ñ O P

Tipo de Vasija
196

En este gráfico se observa la predominancia que tienen los tipos de vasija B y

L. De los trece tipos restantes solo uno sobrepasa el 5% de presencia en la unidad,

mientras que los demás se encuentran por debajo de este nivel. Siguiendo la

metodología de la unidad anterior se comparó los tipos de vasija reconstruidos para

Primavera con otros sitios de las costas del centro norte, el Lago de Valencia y el

Archipiélago Los Roques.

A2: Estilo Valencia Continental, Estilo Cúpira, Estilo Ocumare de Domusky

Norte.

B: Estilo Valencia Continental, Estilo Cementerio Tucacas

C: Estilo El Palito (sobre todo por los rodetes cabalgantes), Estilo Las Minas,

Estilo Ocumare de Domusky Norte, Estilo Valencia Insular, Estilo El Topo,

Playa Chuao, Pto. Maya

E: Estilo Palmasola, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

F1: Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo, Estilo El Pinar, Pto. Maya,

Estilo Tocuyano.

G: Estilo Tocuyano, Estilo Valencia Continental

I: Estilo Ocumare, Estilo Palmasola, Estilo Las Minas, Estilo Valencia de

Cúpira, Estilo El Topo

J: Estilo Valencia Insular, Estilo Tocuyano, Estilo El Pinar, Estilo Ocumare,

Estilo Palmasola, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

K: Estilo Valencia Continental, Pto. Maya, Estilo El Topo


197

L: Estilo Palmasola, Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental,

Estilo Las Minas, Estilo El Pinar, Playa Chuao, Estilo El Topo

M: Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

N: Estilo Valencia Insular

Ñ: Estilo El Topo, Estilo Palmasola, Pto. Maya

O: Estilo Ocumare de Domusky Norte, Estilo El Topo

P: Se observa en la gran mayoría de sitios arqueológicos en el continente y en

las costas.

Gracias a este análisis comparativo se ha podido establecer que los tipos de

vasijas reconstruidos en esta unidad de muestreo están presentes también en otros

sitios arqueológicos de diversas afiliaciones estilísticas. A continuación se señalan las

comparaciones para los tipos de base reconstruidos. En la tabla nº 7 (pág. 158) se

observó la presencia en porcentajes de los tipos de base dentro de la unidad de

muestreo, estos datos están representados en el gráfico nº 4. Los tipos de base

reconstruidos para esta unidad de muestreo mantienen una proporción similar, aunque

hay que destacar que si bien Primavera es la unidad con más formas de vasija

reconstruidas, se encontró muy poca variedad de formas de base.


198

Gráfico Nº 4

Porcentaje de Aparición de los Tipos de Bases


Primavera

70
60
50
% 40
30
20
10
0
B C
Tipos de Bases

Igual que para las vasijas, se compararon los tipos de base con otras

colecciones del área para examinar las similitudes/diferencias. Se observaron las

siguientes relaciones.

B: Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental, Estilo Palmasola,

Estilo El Palito, Estilo Ocumare de Domusky Norte, Pto. Maya, Estilo El

Topo, Estilo Cúpira

C: Estilo Valencia Continental, Estilo El Palito, Estilo El Pinar, Estilo

Ocumare de Domusky Norte, Estilo El Topo, Estilo Cúpira


199

Se observa que los tipos de base de Primavera se encuentran representados en

varios sitios arqueológicos. Como ya se explicó anteriormente, no es posible utilizar

los tipos de base como un marcador de estilo, puesto que las bases están muy

estandarizadas en la región centro-norte de Venezuela, e incluso más allá de esta

región.

A través de la revisión estilística se determinó que la cerámica recolectada en

Primavera muestra mayores semejanzas con los estilos El Topo y Valencia

Continental, así como Taborda y El Palito. Una correspondencia menor se observa

con los estilos Tocuyano, Cúpira y Ocumare de Domusky Norte. Por otra parte, con

la comparación de las formas de vasija y base, se pudo observar que se repiten los

estilos arriba mencionados y se juntan otros como Valencia Insular, Cementerio

Tucacas, Cúpira, Las Minas, Pto. Maya, Palmasola y Playa Chuao. Si se amplía la

visión de estilo a serie, se obtiene que las principales series cerámicas que se pueden

identificar son la Valencioide y Barrancoide Central, en cuanto a semejanzas más

significativas y las series Valencioide, Ocumaroide y pocos rasgos particulares de la

serie Tocuyanoide para las semejanzas de menor grado. En el análisis formal se

repiten las series identificadas en el análisis estilístico, es decir, Valencioide,

Barrancoide Central, Ocumaroide, Tocuyanoide, además se suma la serie

Dabajuroide.

Ubicar a la unidad de muestreo Primavera dentro de una serie cerámica en

este momento es preliminar, puesto que si bien la muestra es representativa a nivel

diagnóstico, no es adecuada cuantitativa ni cualitativamente como para superar la

gran diversidad estilística presente en la unidad. Por ahora se podría plantear que hay
200

una predominancia cuantitativa de la serie Valencioide con un fuerte peso de rasgos

compartidos de otros estilos costeros tales como el Ocumaroide, Dabajuroide y

Barrancoide Central.

Cronología relativa para Primavera

Según el análisis estilístico y formal realizado para esta unidad de muestreo, y

las fechas en las que han sido ubicados los estilos que mantienen semejanzas con

Primavera en la secuencia cronológica de Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]), se

podría ubicar la unidad de muestreo de Primavera a finales del período IV y

comienzos del periodo V. La presencia de la unidad dentro del período V se debe a

que hasta la profundidad de 30 cm se encontraron evidencias de materiales coloniales

las cuales indican la interacción con europeos o su influencia material. Es posible que

los estratos más profundos en Primavera contuvieran el material perteneciente a la

serie Barrancoide Central3, y que los estratos superiores contuvieran los materiales

pertenecientes a el resto de las series identificadas en esta unidad. Sin embargo, en

vista de que las piezas asociadas a la serie Barrancoide Central se recuperaron en

recolección superficial, se podría pensar también que éstas pertenecen a los estratos

superiores, y que fueron introducidas en el registro arqueológico en un período tardío.

Por lo cual, se considera que no es posible ubicar a la unidad de Primavera en un

período temprano (por ejemplo, 200 a 300 d.C., período III) basándose solo en la

3
En el capítulo anterior se explicó que los materiales Barrancoides Centrales encontrados en
Primavera provienen de la recolección superficial del material desbarrancado realizada a 2 metros de
distancia aproximadamente del punto de excavación.
201

evidencia de dos piezas Barrancoide Central similares a las piezas de El Palito. Por lo

cual, no se consideró como marcador temporal estas piezas.

En cambio, la interpretación de la evidencia de los materiales y de la

excavación se inclina hacia la consideración de tres elementos fundamentales. (1) En

vista de que se encontró material colonial hasta los 30 cm de profundidad; (2) y de

que el material encontrado por debajo de 30 cm (niveles 40 hasta 70cm) mantiene

mayores relaciones con la serie Valencioide; y por último, (3) que las piezas

Barrancoides Centrales no se encontraron en una ubicación estratigráfica, se propone

la clasificación preliminar de que la unidad está incluida a finales del período IV y

comienzos del período V.

Consideraciones acerca del yacimiento

Se consideraron dos hipótesis referentes al tipo de sitio que se excavó en

Primavera. En primer lugar, el sitio pudo haber sido un basurero, debido a la gran

cantidad de fragmentos de concha y hueso recolectados durante las excavaciones.

Además, no se encontró ningún fragmento cerámico grande o recipientes semi-

completos o completos; todos los tiestos recuperados son pequeños. En segundo

lugar, el área excavada pudo haber sido cercana al lugar de enterramientos de un

asentamiento. Como se explicó en el capítulo anterior, en el pozo de sondeo se

encontraron varios dientes y huesos humanos de la mano y los pies. Según las fuentes

históricas (Biord 2001, 2002; Pimentel 1964 [1578]) y arqueológicas (Osgood 1943;

Kidder 1944) varios de los enterramientos de los indígenas del centro-norte se


202

realizaban en grandes urnas las cuales eran acompañadas con alimentos, adornos

corporales y objetos de concha, hueso y lítica.

Es importante señalar que a pesar de realizar una extensa prospección en

Primavera, la evidencia material prehispánica fue encontrada solamente en las zonas

adyacentes al Río Patanemo. Hoy en día estás zonas están ocupadas por casas

familiares, y es común escuchar los comentarios acerca de las piezas encontradas en

los patios de la casas. No sería posible determinar en este momento la extensión del

yacimiento debido a que es necesario excavar y recolectar evidencias en varios patios

de vecinos para observar la estructura del asentamiento. Esta investigación indica que

Primavera es un yacimiento con un potencial considerable para la investigación

arqueológica sistemática, por lo que sería preciso continuar los trabajos en este sector

del Valle de Patanemo.

Aproximación interpretativa

La unidad de muestreo Primavera es la más difícil de evaluar

arqueológicamente, debido que los materiales recuperados presentan una diversidad

aun mayor que la descrita para Los Pueblos. El material Valencioide está presente,

aunque no es muy predominante. La predominancia en el sitio, en cuanto al material

decorado, es de rasgos estilísticos compartidos por los grupos cerámicos costeros

tardíos. Se decidió clasificar al sitio como Valencioide por dos razones. Primero, las

características generales del material cerámico no decorado coinciden fuertemente

con las descritas en la bibliografía para la serie Valencioide. Segundo, durante el

periodo IV este lugar se encontraba dentro de la esfera de interacción Valencioide la


203

cual debió ejercer una fuerte influencia sobre los grupos que habitaban en las costas,

lo que a su vez podría estar evidenciado en la presencia de cerámica Valencioide en el

sitio.

Esta clasificación aunque preliminar, pareciera coincidir con la hipótesis

según la cual durante el periodo IV los grupos indígenas del Centro-Norte de

Venezuela se encontraban en una constante interacción social, cultural y material que

se manifestó en una diversidad de cultura material que hoy en día es encontrada en las

excavaciones de los sitios de esta región (Martín 1995, Mackowiak de Antczak

2000).

PUEBLO DE PATANEMO

Así como se hizo en la unidad de muestreo anterior, los materiales

encontrados en esta unidad fueron comparados con las descripciones de Cruxent y

Rouse (1982 [1958-59]) de los materiales encontrados en el centro norte de

Venezuela, así como los descritos en los trabajos de Bennett (1937), Osgood (1943),

Kidder (1944), Dupouy y Cruxent (1946), Álvarez y Casella (1983), Morales (1984),

Colmenares (1990), Nieves (1992), Martín (1995) y Mackowiak de Antczak (2000).

Identificación de serie cerámica

Análisis decorativo

La cerámica decorada encontrada en la unidad de muestreo Pueblo de

Patanemo se puede dividir en dos grupos. El primero relacionado con la decoración


204

plástica y el segundo con decoración pintada. La decoración plástica conformada por

aplicaciones, incisiones y punteado consiste en dos fragmentos de vasija que simulan

rostros antropomorfos muy similares a los que se observan en la cerámica reseñada

por Bennett (1937), Osgood (1943) y Kidder (1944). También se encontró un tiesto

que parece ser un fragmento de “barriga” de una figurina con restos de engobe rojo en

la superficie; este tiesto es similar a las figurinas encontradas en el Lago de Valencia

y muy parecido a las descritas por Mackowiak de Antczak (2000). También, se

encontraron fragmentos de aplicación mamelonar incisa (“pan francés”) comunes a

los estilos costeros (Taborda, El Topo, Cúpira y Valencia Continental e Insular). Con

respecto a la decoración pintada, esta técnica no es propiamente pintura, sino que

consiste en líneas o bandas anchas de engobe rojo (dispuestas en las panzas). Debido

a lo fragmentado del material, es difícil decir si las líneas son horizontales o

verticales. Un tipo de decoración similar se encuentra en el sitio de Chupaquire. En su

trabajo Nieves (1992: 205) reseña el tipo Chupaquire rojo sobre naranja, señalando

que el mismo consiste en líneas rojas pintadas sobre fondo crudo (naranja rojizo,

castaño). Desafortunadamente, la autora no especifica si las líneas son propiamente

pintura o el engobe rojo como en el caso del material de esta unidad de muestreo.

Comparación formal

Como se señaló en el capítulo anterior, en la unidad de muestreo Pueblo de

Patanemo se reconstruyeron 10 tipos de vasija y 2 tipos de base. En la tabla nº 9,

colocada en el capítulo anterior (pág. 169), se observa la presencia, en porcentajes, de


205

los tipos de vasija dentro de la unidad de muestreo, mientras que en el gráfico Nº 5 se

observan representados los datos de esa tabla.

Gráfico Nº 5

Presencia de los Tipos de Vasija


Pueblo de Patanemo

35

30

25

20
%
15

10

0
A1-A2 B C E I J L M Ñ

Tipos de Vasija

En este gráfico se observa que los tipos de vasija con mayor presencia en esta unidad

son los tipos A y B; el resto de los tipos se observa en menor proporción. No es

posible debido al poco material con que está formada la muestra hacer

interpretaciones acerca de estas diferencias, aunque si se puede reseñar las diferencias

cuantitativas de los tipos de vasija debido que esto complementa la descripción y el

análisis de los materiales encontrados en esta y otras unidades. A continuación se

señalan las comparaciones que se realizaron de los tipos de vasija de esta unidad con

las vasijas reconstruidas en otros sitios arqueológicos del centro-norte.


206

A1: Estilo Valencia Continental, Estilo Cúpira, Estilo Ocumare de Domusky

Norte

A2: Estilo Valencia Continental, Estilo Cúpira, Estilo Ocumare de Domusky

Norte.

B: Estilo Valencia Continental, Estilo Cementerio Tucacas

C: Estilo El Palito (sobre todo por los rodetes cabalgantes), Estilo Las Minas,

Estilo Ocumare de Domusky Norte, Estilo Valencia Insular, Estilo El Topo,

Playa Chuao, Pto. Maya

E: Estilo Palmasola, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

I: Estilo Ocumare, Estilo Palmasola, Estilo Las Minas, Estilo Valencia de

Cúpira, Estilo El Topo

J: Estilo Valencia Insular, Estilo Tocuyano, Estilo El Pinar, Estilo Ocumare,

Estilo Palmasola, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

L: Estilo Palmasola, Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental,

Estilo Las Minas, Estilo El Pinar, Playa Chuao, Estilo El Topo

M: Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

Ñ: Estilo El Topo, Estilo Palmasola, Pto. Maya

Esta comparación permite observar que los tipos de vasija reconstruidos en

esta unidad de muestreo también se encuentran en otros sitios arqueológicos de

diversas afiliaciones estilísticas, aunque la mayoría se encuentran en sitios

relacionados con el estilo Valencia. A continuación se presenta la misma

comparación para los tipos de base reconstruidos en esta unidad de muestreo. En la


207

tabla nº 10 (pág. 172) se observó la presencia en porcentajes de los tipos de base

dentro de la unidad de muestreo, estos datos están representados en el gráfico nº 6.

Gráfico Nº 6

Porcentaje de Aparición de los Tipos de Bases


Pueblo de Patanemo

50

40

30
%
20

10

0
A B
Tipos de Bases

En esta unidad de muestreo se encontró la misma proporción de bases, aunque como

se observó en la tabla 8.9 del capítulo anterior esta muestra está formada por 4

fragmentos de base, indudablemente una muestra demasiado pequeña como para

aventurar alguna interpretación.

Las comparaciones estilísticas y formales indican que existe una fuerte

presencia del estilo Valencia Continental e Insular, y de otros estilos como El Topo,

Las Minas, El Pinar, Cementerio Tucacas y Cúpira. Por otra parte, se observa
208

presencia de rasgos estilísticos de otros estilos como Palmasola, El Palito, Playa

Chuao, Pto. Maya, Ocumare y Ocumare de Domusky Norte.

En vista de que estos últimos estilos se encuentran exclusivamente en las

formas de vasija, y de que la presencia más fuerte a nivel de comparaciones

estilísticas y formales es de los estilos relacionados con la serie Valencioide, se

decidió incluir a la unidad de muestreo Pueblo de Patanemo como perteneciente a la

serie Valencioide. En el caso de la decoración de líneas de engobe rojo sobre fondo

crudo, se propone que esta puede ser una variación local de la costumbre de engobar

las cerámica de rojo que se presenta de manera común dentro de la serie Valencioide.

Es posible que las descripciones de Nieves (1992) no se refieran a líneas de engobe

sino a líneas de pintura, lo cual puede reforzar la hipótesis de una variación local.

Cronología relativa para Pueblo de Patanemo

En vista de que la cerámica encontrada en este sitio mantiene estrechas

relaciones con la serie Valencioide, y particularmente con la cerámica descrita en los

trabajos de Bennett (1937), Osgood (1943) y Kidder (1944) proveniente de las

excavaciones en los alrededores del Lago de Valencia, se propone incluir a esta

unidad de muestreo dentro del período IV de Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]). Si

bien, en el pozo # 2 de esta unidad se encontró presencia de material colonial, se

considera (como se mencionó en el capítulo anterior) que este material representa una

intrusión o alteración de los estratos indígenas por algún tipo de actividad realizada

en el periodo colonial, posiblemente relacionada con un entierro humano (los huesos

humanos encontrados en dicho pozo de sondeo).


209

Consideraciones acerca del yacimiento

Es posible que el sitio excavado en el Pueblo de Patanemo haya sido un sector

periférico de un asentamiento (¿o una vivienda?), puesto que la cantidad de material

es poca y toda la cerámica está muy fragmentada. A esto se le puede añadir que la

muestra de conchas y huesos de estos puntos de excavación es muy reducida.

En el capítulo anterior se señaló que además de los pozos de sondeo

realizados en el patio de la casa de la familia Vásquez, se realizaron también varios

pozos de pala en una casa vecina. En estos pozos se recolecto una muestra muy

pequeña de material (20 fragmentos cerámicos) muy fragmentados. Además gracias a

la información obtenida de los habitantes del Pueblo de Patanemo se sabe que en

varias casas han aparecido restos de cerámica indígena e inclusive enterramientos

humanos en vasija. Este tipo de evidencia se ha reportado en varios lugares del

Pueblo de Patanemo, por lo cual se podría suponer que un gran yacimiento podría

estar situado debajo de la casi totalidad del Pueblo de Patanemo. Sin lugar a dudas, es

necesario continuar los trabajos en esta unidad de muestreo con el fin de recolectar

una mayor cantidad de material para ampliar las interpretaciones aquí expuestas.

Aproximación interpretativa

La unidad de muestreo Pueblo de Patanemo pareciera compartir rasgos

similares a la cerámica encontrada en los alrededores del Lago de Valencia, por lo

que se podría suponer que esta unidad haya sido un lugar Valencioide muy

relacionado con los asentamientos del lago. La cerámica entre ambos sitios se

asemeja tanto en sus decoraciones y por la marcada presencia de engobe rojo, como
210

por las formas de vasijas. Si los habitantes del Lago de Valencia ‘mantenían’ una

esfera de interacción en el centro norte de Venezuela dominada por ellos, entonces se

podría pensar que existieron asentamientos Valencioides compuestos por individuos

de este grupo localizados en algunas de las cuencas costeras, incluyendo la Cuenca de

Patanemo.

ENSENADA DE PATANEMO

De la misma manera que se ha procedido en los análisis cerámicos de las tres

unidades de muestreo precedentes, los materiales recuperados en esta unidad fueron

comparados con las descripciones de Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]), Bennett

(1937), Osgood (1943), Kidder (1944), Dupouy y Cruxent (1946), Álvarez y Casella

(1983), Morales (1984), Colmenares (1990), Nieves (1992), Martín (1995) y

Mackowiak de Antczak (2000).

Identificación de serie cerámica

Análisis decorativo

El material decorado de la unidad de muestreo Ensenada de Patanemo fue

relacionado con el estilo Valencia Continental y con el estilo Ocumare. Los rasgos

decorativos similares al estilo Valencia Continental son una base de pedestal con

engobe rojo por dentro y por fuera, una aplicación zoomorfa al borde de un plato

(aplicación, punteado e impresión de canutillo). Además se observan varios

fragmentos de panza y una base completa con líneas de engobe rojo pintadas (iguales
211

a las encontradas en el Pueblo de Patanemo). La presencia del estilo Ocumare se

observa en un fragmento de panza pintada con líneas negras diagonales y verticales

sobre fondo gris. También se encontraron dos fragmentos de panza con una posible

impresión de uña, lo cual mantiene ciertas semejanzas con las impresiones que se

observan en el material señalado por Cruxent y Rouse (1982 [1958-59]) para los

sitios de Petroquímica I y II y Sanchón. Estos autores relacionan los materiales

provenientes de estos sitios con el estilo San Pablo. Sin embargo, en el Pre-Inventario

de Sitios Arqueológicos del Centro Norte de Venezuela (s/f) realizado por el Instituto

de Patrimonio Cultural, estos materiales son incluidos dentro de la serie Valencioide.

En este trabajo no se seguirá ninguna de las dos propuestas clasificatorias debido que

si bien los materiales de estos sitios parecieran ser del estilo Valencia, también es

cierto que en las recolecciones realizadas por Cruxent en estos sitios se encontraron

materiales pertenecientes al estilo San Pablo el cual se encuentra incluido dentro de la

serie Tierroide. Por ahora y hasta obtener más evidencias dejaremos estos fragmentos

sin clasificación.

Comparación formal

Como se señaló en el capítulo anterior, en la unidad de muestreo Ensenada de

Patanemo se reconstruyeron 12 tipos de vasija y 3 tipos de base. En la tabla nº 12

(pág. 180) se observa la presencia, en porcentajes, de los tipos de vasija dentro de la

unidad de muestreo. En el gráfico nº 7 se observan representados los datos de esa

tabla.
212

Gráfico Nº 7

Presencia de los Tipos de Vasija


Playa de Patanemo

30

25

20

% 15

10

0
B C D E F1-F2- I J K L P
F3

Tipo de Vasija

Como se puede observar en el gráfico, la mayor presencia de vasijas es del tipo J,

seguido por los tipos L y la serie F. Después de estos 2 tipos y tres sub-tipos se

observa el resto de los tipos en relativa proporción cuantitativa. A continuación se

discuten las comparaciones que se realizaron de los tipos de vasija reconstruidos para

esta unidad con las vasijas reconstruidas en otros sitios arqueológicos del centro-norte

de Venezuela.

B: Estilo Valencia Continental, Estilo Cementerio Tucacas

C: Estilo El Palito, Estilo Las Minas, Estilo Ocumare de Domusky Norte,

Estilo Valencia Insular, Estilo El Topo, Playa Chuao y Pto. Maya

D: Estilo El Pinar, Estilo Ocumare de Domusky Norte, Estilo Valencia

Insular, Estilo Cúpira


213

E: Estilo Palmasola, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

F1: Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo, Estilo El Pinar, Pto. Maya

F2: Estilo El Pinar, Playa Chuao, Pto. Maya

F3: Este tipo de vasija no se observa en ningún otro sitio de los analizados

I: Estilo Ocumare, Estilo Palmasola, Estilo Las Minas, Estilo Valencia de

Cúpira, Estilo El Topo

J: Estilo Valencia Insular, Estilo Tocuyano, Estilo El Pinar, Estilo Ocumare,

Estilo Palmasola, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo

K: Estilo Valencia Continental, Pto. Maya, Estilo El Topo

L: Estilo Palmasola, Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental,

Estilo Las Minas, Estilo El Pinar, Cerámica de Playa Chuao, Estilo El Topo

P: Se observa en la gran mayoría de sitios arqueológicos en el continente y en

las costas

Al igual que en las unidades de muestreo anteriores se observa que los tipos

de vasijas presentan similitudes con otros estilos del área, principalmente con los

estilos relacionado con las series Valencioide, Ocumaroide y Dabajuroide. En cuanto

a los tipos de base, en la tabla nº 13 colocada en el capítulo (pág. 184), anterior se

observó la presencia de los tipos de base reconstruidos para esta unidad de muestreo.

El Gráfico Nº 8 representa los valores de esta tabla.


214

Gráfico Nº 8

Porcentaje de Aparición de los Tipos de Bases


Playa

60

50

40
%
30

20

10

0
A B D
Tipos de Bases

Como se observa en este gráfico el tipo más frecuente es el B, seguido por los

otros dos tipos. Así como se ha señalado para todas las unidades de muestreo, debido

que la muestra de material es reducida no es posible aventurarse a realizar una

interpretación de los datos contenidos en los gráficos. A continuación se presentan las

comparaciones concernientes a los tipos de base.

A: Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental, Estilo El Palito, Estilo

El Pinar, Estilo Ocumare de Domusky Norte, Estilo El Topo, Estilo Cúpira

B: Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental, Estilo Palmasola,

Estilo El Palito, Estilo Ocumare de Domusky Norte, Pto. Maya, Estilo El

Topo, Estilo Cúpira


215

D: Estilo Valencia Insular, Estilo Valencia Continental, Estilo El Topo, Estilo

Cúpira, Estilo Palmasola, Estilo El Palito, Pto. Maya

Según los datos arriba expuestos, es posible observar que la unidad de

muestreo de la Ensenada de Patanemo mantiene relaciones estilísticas más fuertes con

la serie Valencioide, aunque se observa presencia de otras series, principalmente la

Ocumaroide, y en menor medida (debido a las formas de vasija) con la Dabajuroide.

Cronología relativa para la Ensenada de Patanemo

Partiendo de la comparación estilística y formal realizada para la unidad de

muestreo, se propone ubicar a la unidad de muestreo Ensenada de Patanemo dentro

del periodo IV de la cronología de Cruxent y Rouse. La ubicación de esta unidad en

el periodo IV sin extenderlo al periodo V esta basada en que si bien en esta unidad se

encontraron 2 fragmentos de vasija colonial o republicana, estos fueron encontrados

en el estrato 0-20 y pudieron ser introducidos posteriormente a la formación del

registro arqueológico indígena que se concentra a una mayor profundidad. Esta

aproximación preliminar es necesario confirmarla con una mayor cantidad de

material y datación absoluta.

Consideraciones acerca del yacimiento

Es muy difícil aproximarse a una interpretación acerca del tipo de sitio

excavado en la Ensenada de Patanemo. En función de los materiales encontrados se

podría pensar que el asentamiento pudo haber estado relacionado con actividades de
216

pesca, dada su cercanía al mar, y la presencia de raspadores de Codakia, utilizados

para quitarle las escamas al pescado. En cuanto a la dimensión del yacimiento, esta

no pudo ser establecida debido a la gran cantidad de basura contemporánea que se

encuentra en el lugar.

Aproximación Interpretativa

En función del material y de la ubicación geográfica del yacimiento

arqueológico, se podría plantear que este fue un asentamiento relacionado con

actividades de pesqueras y posiblemente de recolección de moluscos marinos. Tal vez

pudo ser una asentamiento temporal donde los pescadores se reunían antes o después

de las actividades de trabajo, posiblemente un equivalente a las rancherías de

pescadores que hoy en día se observan en muchas de las playas del centro norte. Sin

embargo, en base al reducido tamaño de la excavación y de la muestra no podemos

descartar la posibilidad de que el sitio haya sido un asentamiento permanente, como

los encontrados en otros sectores de la Cuenca de Patanemo.


CAPÍTULO IX

“Fragmentos de cerámica dentro de una caja”.


Fuente: Hodder (2002)
INTERPRETACIÓN MICRO Y MACRO CONTEXTUAL

INTRODUCCIÓN

En este capítulo se discutirán las interpretaciones micro y macro contextuales.

Las interpretaciones microcontextuales (o intrasitio) se refieren a las relaciones

estilísticas y temporales entre las unidades de muestreo de la Cuenca de Patanemo,

así como una interpretación final de los materiales analizados. Las interpretaciones

macrocontextuales (o entre sitios) abarcan las relaciones que se pueden observar entre

las informaciones obtenidas de la Cuenca de Patanemo y otros sitios arqueológicos

dentro de la Esfera de Interacción Valencioide. Las dos interpretaciones se alimentan

de las informaciones que se han presentado y discutido a lo largo de este trabajo. Al

proporcionar las primeras descripciones e interpretaciones arqueológicas sistemáticas

de la Cuenca de Patanemo se está cumpliendo con el objetivo principal de esta

investigación.
219

INTERPRETACIÓN MICROCONTEXTUAL

En el capítulo anterior fue posible observar que los materiales obtenidos en las

cuatro unidades de muestreo que se analizaron durante esta investigación podrían

pertenecer al período IV de la cronología relativa de Cruxent y Rouse (1982 [1958-

59]) y, en un caso, insertarse dentro del período V. En función de los análisis

estilísticos se podría realizar una aproximación hacia la contemporaneidad de los

asentamientos excavados. Posiblemente los individuos que dejaron los restos

materiales excavados en la unidad de muestreo Playa de Patanemo pudieron haber

convivido temporalmente con aquellos que fueron responsables de la utilización de la

cultura material excavada en la unidad de muestreo Pueblo de Patanemo. Esta

interpretación se fundamenta principalmente en que estas dos unidades, además de

pertenecer ambas al período IV, son las únicas en toda la Cuenca de Patanemo en

poseer decoraciones de líneas de engobe rojo pintadas sobre las panzas de las vasijas.

Incluso, al parecer, son los únicos sitios arqueológicos con materiales Valencioides

que presentan este tipo de decoraciones.

Tanto la unidad de muestreo Playa de Patanemo como Los Pueblos presentan

decoraciones de aplicaciones zoomorfas colocadas al borde de platos, que son

similares tanto en técnica de manufactura como en el motivo. Este tipo de

aplicaciones parecieran ser comunes a varios asentamientos Valencioides tanto en el

Continente como en las Islas. En consecuencia, podría plantearse la

contemporaneidad de estos asentamientos, sin embargo esto implicaría la

contemporaneidad de Los Pueblos con Pueblo de Patanemo, lo que no pareciera ser

sugerido ni por las características decorativas ni generales del material obtenido en


220

estas unidades. Las limitaciones de la muestra impiden ahondar más en este tema por

ahora. De igual manera, las características generales de la pasta y el acabado de

superficie del material de Los Pueblos se asemeja al del material recuperado en

Primavera, aunque en cuanto a las decoraciones ambas unidades mantienen

considerables diferencias.

En función de los materiales obtenidos durante los trabajos en la Cuenca de

Patanemo es difícil construir cronologías temporales fidedignas de carácter definitivo,

aunque a través de las comparaciones de estos materiales con los encontrados en otros

sitios arqueológicos pertenecientes a la esfera de interacción Valencioide se pueden

realizar algunas aproximaciones preliminares. En este sentido, aunque no se puede

establecer con exactitud cuáles asentamientos eran contemporáneos, se podría

proponer de manera preliminar que las unidades de muestreo más tempranas son

Pueblo de Patanemo y Playa de Patanemo, seguidos por Los Pueblos y, por último,

Primavera. Este último fue el asentamiento que perduró hasta la llegada de los

europeos, pero posiblemente los individuos que en un principio habitaron en este

sector del Valle de Patanemo pudieron haber convivido con los individuos de

asentamientos como el de Los Pueblos, o incluso el de la Playa. De todas maneras,

habría que ampliar las investigaciones en el área para establecer cronologías más

precisas.

Lo que pareciera desprenderse de las investigaciones es que los individuos

que habitaron en la Cuenca de Patanemo estaban influenciados por un mismo patrón

alfarero tanto en el ámbito decorativo como en el formal. Este patrón ha sido

identificado como perteneciente a la cultura Valencioide. Las normas (Rouse, 1973)


221

que rigen esta cultura cerámica parecen expresarse en las cuatro unidades de

muestreo, y se mantuvieron presentes en varios sitios del centro norte de Venezuela

desde el período prehispánico tardío hasta el período indohispánico (Rouse y

Cruxent, 1961).

Esta cultura cerámica se encuentra en sitios arqueológicos costeros asociada

con otros estilos cerámicos anteriores y contemporáneos temporalmente. Esto se

evidencia en la unidad de muestreo Primavera, donde algunas características

decorativas y formales de las series Tocuyanoide, Dabajuroide y Barrancoide Costera

Tardía se encuentran presentes. Por otro lado, en esta unidad y en la unidad Playa de

Patanemo se encontraron fragmentos cerámicos pertenecientes a la serie Valencioide

en conjunto con algunos restos cerámicos identificados como pertenecientes a la serie

Barrancoide Costera Tardía, Tierroide, estilo San Pablo (en Primavera) y Ocumaroide

(en Playa de Patanemo).

Si bien en este trabajo se identificaron series cerámicas, no se quiso definir

estilos cerámicos debido que la muestra fue lo suficientemente representativa como

para realizar comparaciones, más no fue adecuada ni cuantitativa ni cualitativamente

como para definir nuevos estilos. Aunque, sería importante señalar que hasta el

momento se ha realizado una diferenciación entre el estilo Valencia Continental y

Valencia Insular (Antczak y Mackowiak de Antczak 1999; Mackowiak de Antczak

2000), puesto que si bien ambos estilos pertenecen a la misma serie y mantienen

similitudes y relaciones en el ámbito estilístico, también existen diferencias locales

que los definen como estilos separados. La cerámica encontrada en la Cuenca de

Patanemo y en otros sitios arqueológicos costeros relacionados con la serie


222

Valencioide, mantienen muchas semejanzas con los estilos Valencia Continental e

Insular, sin embargo también existen claras diferencias. Por consiguiente cabría

preguntarse si ¿es posible definir un estilo Valencia Costero independiente, hasta

cierto punto, del Valencia Continental y el Insular?. Aunque en este trabajo no es

posible responder esta pregunta, es necesario plantearla puesto que se deriva de la

investigación en el área.

La interpretación de esta ‘homogeneidad heterogénea’ en el ámbito estilístico

se debe posiblemente al hecho de que, al momento de comenzar la expansión desde la

Cuenca del Lago de Valencia, de los individuos (física) o de las ideas (abstracta) de

los portadores de la cerámica Valencioide, comenzó un doble proceso de asimilación

cultural. Por una parte, esta cultura “dominante” pudo haberse instalado en las faldas

del lado norte de la cordillera de la costa “implantando” su estilo cerámico como

principal para los grupos habitantes locales (los cuales podrían haber consistido por

grupos portadores de la cerámica Ocumaroide, Barrancoide Costero Tardío y de

estilos no definidos hasta el momento) que fueron asimilando paulatinamente algunos

de los rasgos cerámicos Valencioides (Mackowiak de Antczak 2000). Por otra parte,

estos grupos costeros afectaron igualmente a esta cultura “dominante” la cual a su vez

asimiló ciertas características cerámicas y posiblemente otros elementos culturales.

La misma heterogeneidad, sin embargo, no se observa en el ámbito

zooarqueológico. Como se describió en el capítulo VII para las unidades de muestreo

trabajadas en esta investigación se encontraron, con relativa variedad, las mismas

especies faunísticas. Pareciera ser que los distintos ocupantes prehispánicos de la

Cuenca de Patanemo aprovechaban el entorno natural de una manera similar. Se


223

podría sugerir que esta gente estaba explotando la amplia gama de recursos

faunísticos que se encontraba en su entorno. Esto se ve representado en los restos

óseos de fauna terrestre y marina y en las conchas de moluscos que se encontraron en

los pozos de sondeo realizados. Al parecer los habitantes de la Cuenca de Patanemo

realizaban la caza de fauna terrestre, la pesca marina, la recolección de moluscos

marinos y además practicaban la agricultura (esto se desprende de los restos de

budares encontrados). Si bien no se obtuvo evidencia directa de que los huesos de

fauna recuperados en los pozos de sondeo hubiesen sido restos alimenticios, se puede

suponer que al menos muchos de ellos si lo fueron, considerando que en los sitios de

la Cuenca del Lago de Valencia este tipo de restos han sido asociados con actividades

alimenticias y en algunos casos rituales (Kidder 1944; Osgood 1943).

En definitiva, se podría argumentar que los habitantes prehispánicos de la

Cuenca de Patanemo constituían poblaciones agro-alfareras que mantuvieron su

subsistencia basada en la caza, la pesca y la recolección de moluscos marinos, y

estaban relacionados con diversos grupos presentes en las costas centrales, así como

con los grupos habitantes en la Cuenca del Lago de Valencia y el Archipiélago Los

Roques en el periodo prehispánico tardío.

INTERPRETACIÓN MACROCONTEXTUAL

A partir de las investigaciones arqueológicas realizadas en el centro norte de

Venezuela se ha propuesto que en la Cuenca del Lago de Valencia existió una cultura

indígena que llegó a un desarrollo cultural, social y político tal, que dominó

culturalmente un extenso territorio adyacente (Sanoja y Vargas 1974; Vargas 1985,


224

1990) definido como la Esfera de Interacción Valencioide (Antczak y Mackowiak de

Antczak 1999). El avance del conocimiento sobre la Esfera ha sido primeramente

orientado por las interpretaciones de Sanoja y Vargas, quienes fundamentan sus

interpretaciones en los trabajos de Kidder (1944), Osgood (1943) y Bennett (1937)

desde la perspectiva del ‘centro’; y en segundo lugar, por Antczak y Mackowiak de

Antczak, quienes han realizado sus interpretaciones desde la perspectiva de la

‘periferia’, sobre la base de las investigaciones sistemáticas que han llevado a cabo en

el Archipiélago Los Roques.

Sanoja y Vargas proporcionan una descripción general de lo que pudo ser la

cultura Valencioide y su proceso expansivo, sin señalar los “eventos” específicos de

las actividades socio-culturales que pudieron haberse dado en el pasado en las

diversas áreas que comprenden la Esfera. Los Antczak, a su vez tratan de describir las

relaciones que pudieron haberse dado en el pasado entre los portadores de la cerámica

Valencioide y otros grupos periféricos. Si bien ambas propuestas difieren (ver

capítulo IV) en cuanto a la resolución de las investigaciones de campo y las

tendencias teóricas que manejan, hay un factor esencial que las une. Ambos

propuestas comentan que la cultura que dio origen a la cerámica Valencioide y a la

esfera de interacción era una cultura con un alto desarrollo cultural, económico y

político, puesto que solo un grupo humano de estas características pudo haberse

expandido de la forma en que lo hicieron los portadores de la cerámica Valencioide,

incursionando en empresas tan grandes y complejas como las visitas periódicas al

Archipiélago de Los Roques separado de la costa por 140 km de mar abierto.


225

Si se considera factible que esta cultura haya poseído el poder suficiente como

para desplegarse en un territorio tan vasto, y posiblemente dominándolo, entonces las

influencias culturales que este grupo ejerció sobre los habitantes y visitantes de las

costas pudieron haber sido considerables. Los portadores de la cerámica Valencioide

tuvieron un centro donde se concentrara el acervo de su cultura, y todos los autores

coinciden en que este centro de poder se manifestó en la Cuenca del Lago de

Valencia (Oramas 1959; Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]; Rouse y Cruxent 1961;

Sanoja y Vargas 1974; Vargas 1985, 1990; Molina 1985; Antczak y Mackowiak de

Antczak 1999; Antczak 1999; Mackowiak de Antczak 2000). En función de estos

argumentos parece evidenciarse el supuesto de que si el Lago de Valencia era un

centro de poder cultural, entonces los asentamientos Valencioides en las costas

centrales pudieron ser la periferia de este centro. En este sentido, la investigación en

Patanemo demostró la presencia Valencioide en esta cuenca costera periférica de la

esfera, así como señaló la presencia o influencia de otros grupos cerámicos en

conjunto con el Valencioide.

Los Antczak han demostrado que a partir del 1300 d.C., aproximadamente, los

portadores de esta cerámica mantuvieron constantes incursiones al archipiélago en

busca de los recursos marinos que abundaban en estas islas (Mackowiak de Antczak y

Antczak 1987, 1989b; Antczak 1999; Antczak y Mackowiak de Antczak 1999;

Antczak y Mackowiak de Antczak 2002). El viaje desde la cuenca del lago hasta el

archipiélago no se realizaba solamente por vía marítima, puesto que los indígenas

debieron primero cruzar la cordillera de la costa para acceder hasta las costas y de allí

zarpar hacia las islas (Mackowiak de Antczak 2000). En este sentido, las travesías por
226

tierra debieron ejecutarse por caminos o redes de caminos que conectaban el ‘centro’

Valencioide, localizado a orillas del lago, con las costas. En vista de que no se han

encontrado restos de caminos empedrados o que demuestren un conocimiento en

ingeniería, estas redes de caminos podrían ser vistos como las rutas informales que

define Trombold (1993), donde se refiere a picas y senderos. También, posiblemente,

era necesario arribar a un campamento/aldea donde preparar el viaje marítimo, y

abordar, previamente alistadas canoas con tripulación. Si estas suposiciones son

validas, entonces se puede inferir que los portadores de la cerámica Valencioides del

‘centro’ poseían asentamientos temporales y/o permanentes donde habitaban

individuos activos en la empresa de organizar logísticamente las travesías marinas y

expertos en extraer materias primas y alimentos del archipiélago y transportarlos de

regreso hasta el continente. Sería muy difícil afirmar en este momento de la

investigación en la cuenca de Patanemo, cuales pudieron ser este tipo de sitios dentro

de la cuenca. Sin embargo, es posible señalar que la unidad de muestreo Los Pueblos,

pudo haber sido uno de aquellos asentamientos Valencioides localizados en la

vertiente norte de la Cordillera de la Costa que articulaban el ‘centro’ con las islas

oceánicas.

Es posible que además de los asentamientos relacionados directamente con la

empresa insular, existieron otros donde habitaban grupos (¿familiares?) que

pertenecieran al gran grupo cultural Valencioide que se define arqueológicamente por

su cerámica (Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]). Sin embargo, no se está planteando

que la cerámica define un grupo étnico, sino que podría definir grupos culturalmente

muy relacionados. En este sentido las relaciones centro-periferia que se pudieron


227

haber dado entre los habitantes de la Cuenca del Lago de Valencia y los habitantes de

las costas ofrecen varios aspectos de estudio.

Por un lado, se podría plantear que los grupos habitantes del lago en su

proceso de expansión hayan sido imitados por los grupos periféricos costeros. De

acuerdo con lo señalado por Braudel (1993) la identidad es la búsqueda de lo que

somos frente a los que no somos, tanto en el plano personal como en el étnico, y este

mecanismo se alimenta de ideologías, mitos y creencias. Si partimos de este

postulado se podría pensar que la costumbre de la deformación craneal (Requena

1932; Bennett 1937; Osgood 1943; Kidder 1944) observada en los grupos indígenas

del lago pudo haber sido una manera de afirmar una identidad para diferenciarse de

otras. ¿Podría ser factible que los habitantes de los asentamientos costeros hubiesen

imitado las técnicas y motivos para decorar la cerámica utilizados por los habitantes

del lago?. Esta pregunta podría inducir a pensar que los Valencioides del ‘centro’ y

los habitantes de la costa no eran los mismos grupos de gente, en términos étnicos, y

quizás lingüísticos, si no que los grupos costeros imitaron a la cultura que mantenía el

control sobre sus tierras ancestrales por un período determinado de tiempo

(Mackowiak de Antczak 2000).

En este aspecto se pueden discutir algunos de los postulados contenidos en el

trabajo doctoral de Mackowiak de Antczak (2000), quien elaboró un complejo marco

teórico y metodológico para el estudio de figulinas cerámicas provenientes del

Archipiélago Los Roques. En consecuencia, la autora clasificó las figulinas

excavadas en las islas de Los Roques en tres estilos: Estandarizado, Imitativo y

Heterogéneo. Los dos primeros fueron clasificados como pertenecientes a la cultura


228

Valencioide, y el tercero fue relacionado con la cultura Ocumaroide (Mackowiak de

Antczak 2000: cap. 4). La autora explica que las figulinas imitativas son ‘copias’ o

‘imitaciones’ de prototipos de figulinas; posiblemente ‘copias’ de las estandarizadas

(Mackowiak de Antczak 2000: 135). Las figulinas Imitativas fueron mayormente

producidas por las poblaciones muy estrechamente ligadas a las sociedades de los

Valencioides asentadas en las orillas del Lago de Valencia. Por otra parte, las

figulinas Heterogéneas son un producto de la cultura Ocumaroide, cuyos portadores

posiblemente asimilaron la ideología asociada con el uso y significado de las

figulinas Valencioides (Antczak y Mackowiak de Antczak, comunicación personal).

Este ejemplo ilustra que el proceso de ‘imitación’ con sus respectivos correlatos

sociales, pudo haberse desarrollado tanto dentro del marco de una misma cultura

(Valencioide) como entre las culturas (Valencioide/Ocumaroide).

Por otro lado, se podría plantear la posibilidad de que existiera, entre los

indígenas del lago, lo que Amodio (1993) ha definido como alteridad cercana y

lejana. En este sentido, cabe preguntar si ¿pudo existir en el pasado un ‘nosotros’

Valencioide diferente a un ‘ustedes’ Ocumaroide y más alejado aun de un ‘ellos’

Dabajuroide o Tierroide?. Con estas preguntas e hipótesis por ensayar y/o confirmar

se quiere destacar que las relaciones que pudieron existir entre el centro y la periferia

de la esfera de interacción fueron de un complejo dinamismo y de naturaleza variada

(Antczak y Mackowiak de Antczak 1999). Si bien fueron los portadores de la

cerámica Valencioide los que se apropiaron de las islas del Archipiélago de Los

Roques para explotar sus recursos (Mackowiak de Antczak y Antczak 1987; Antczak
229

1999; Antczak y Mackowiak de Antczak 1999; Mackowiak de Antczak 2000), en el

continente convivían con una diversidad de grupos culturales.

De hecho, para poder organizar la empresa insular de manera exitosa los

portadores de la cerámica Valencioide buscaron ‘asociarse’ tanto con los grupos

portadores de la cerámica Ocumaroide como con los grupos Dabajuroides (Antczak

1999; Mackowiak de Antczak 2000). Se ha demostrado en trabajos anteriores

(Cruxent y Rouse 1982 [1958-59]; Rouse y Cruxent 1961; Álvarez y Casella 1983;

Martín 1995), que antes de la llegada de los portadores de la cerámica Valencioide al

Centro Norte de Venezuela, existieron allí otros grupos portadores de cerámicas de

filiación cultural diferente. Entre estos se mencionan los Ocumaroides y los

Barrancoides Costeros Tardíos. Aunque se desconocen los motivos concretos que

hicieron que los portadores de la cerámica Valencioide se expandieran de la forma

anteriormente descrita y que impusieran, según lo que se ha propuesto, sus

particularidades estilísticas sobre otros grupos, es preciso señalar que esto pudo

haberse dado o por medios pacíficos (relaciones matrimoniales, intercambios,

necesidades mutuas, etc.) o bélicos (guerra).

Las evidencias arqueológicas analizadas en este trabajo podrían indicar que la

Cuenca de Patanemo si pudo haber sido uno de los puertos de zarpe de los grupos

portadores de la cerámica Valencioide hacia las islas del Archipiélago de Los Roques.

Esto podría sustentarse en que todos los sitios ubicados dentro de la Cuenca están

relacionados con la serie Valencioide; además la evidencia arqueológica analizada

pareciera sugerir que la Cuenca de Patanemo fue una cuenca ‘periférica’ del ‘centro’

Valencioide posiblemente relacionada con las actividades de subsistencia de los


230

grupos autóctonos, así como también la redistribución de los recursos marinos hacia

el área del lago de Valencia. La presencia de la materia prima de origen marino en los

sitios arqueológicos de la Cuenca del Lago de Valencia ha sido reportada por varios

investigadores (Requena 1932; Bennett 1937; Osgood 1943; Kidder 1944).

Como ya se mencionó, la propuesta de Mackowiak de Antczak (2000) acerca

de la similitud entre las figulinas Valencioides Continentales e Insulares, y de cómo

estas fueron reproducidas en algunos de sus rasgos por los portadores de la cerámica

Ocumaroide, se podría transpolar al ámbito de las formas de vasija. Sin embargo, esta

transpolación no esta sustentada aún en investigaciones sobre los recipientes

cerámicos entre las islas, costas y tierra adentro, puesto que el trabajo de Mackowiak

de Antczak está enfocado sobre las figulinas. Esta autora señala que en la gran

mayoría de los sitios costeros se observa una ‘mezcla multiestilística’ (Mackowiak de

Antczak 2000: 318) que representa la diversidad de estilos presentes en las costas

centrales. Esta apreciación se ve reafirmada en las unidades de muestreo excavadas

en la Cuenca de Patanemo (ver capítulo VII y VIII de esta tesis). De esta manera,

sería posible plantear de manera preliminar la hipótesis de que los grupos que

habitaban las costas centrales antes de la llegada (física) de los Valencioides a sus

tierras, ‘copiaran’ formas de vasijas útiles, así como figulinas y otros elementos

estilísticos representativos de la cerámica Valencioide y, posiblemente, de la cultura

Valencioide (Mackowiak de Antczak 2000). ¿Sería posible plantear que los grupos

que se unieron o se relacionaron estrechamente con los portadores de la serie

Valencioide comenzaron a ‘copiar’ o ‘imitar’ los rasgos que ellos consideraron

interesantes o relevantes de esta cultura?.


231

Según las investigaciones de Antczak (1999) y Mackowiak de Antczak

(2000), es posible inferir que el contexto que se puede ‘dibujar’ para la arqueología

de la esfera en su sección continental, es el de una diversidad de grupos interactuando

social, cultural, económica y políticamente donde, según las evidencias

arqueológicas, los grupos intercambiaron y ‘copiaron’ rasgos de la cultura material de

otros grupos presentes o visitantes de las Costas Centrales.

A partir del trabajo realizado en la Cuenca de Patanemo pareciera ser factible

la hipótesis señalada por Mackowiak de Antczak (2000), la cual argumenta que los

grupos portadores de la cerámica Valencioide se asentaron el las faldas de la vertiente

norte de la cordillera y que desde estos asentamientos mantenían relaciones con los

grupos que ya habitaban en las costas. La unidad de muestreo de Los Pueblos

presenta un asentamiento Valencioide, el cual mantiene estrechos vínculos estilísticos

con la cerámica de la Cuenca del Lago de Valencia, y está localizado a la altura de

más de 400 m.s.n.m sobre la montaña.

Así mismo, las unidades de muestreo trabajadas en el Valle de Patanemo

parecieran indicar asentamientos prehispánicos muy relacionados con la cerámica

Valencioide. En mayor medida o de manera más ‘limpia’ es visible la presencia de

cerámica Valencioide en la unidad de Pueblo de Patanemo, y en menor medida o más

‘contaminado’ con rasgos estilísticos de otros grupos es la unidad de Primavera. Por

último, la unidad de la Playa de Patanemo (“Pie de Cerro”) podría señalar un sitio

Valencioide relacionado con elementos estilísticos de la cerámica Ocumaroide. Este

tipo de yacimientos ha sido interpretado por algunos autores (Antczak 1999; Antczak

y Mackowiak de Antczak 1999; Mackowiak de Antczak 2000) como evidencia de las


232

relaciones que mantuvieron los grupos Valencioides con los grupos Ocumaroides.

Relaciones que estaban basadas, posiblemente, en actividades pesqueras, de

recolección de moluscos marinos, y principalmente, relaciones vinculadas con la

empresa de explotación de los recursos en el Archipiélago Los Roques (Antczak

1999; Mackowiak de Antczak 2000).


CAPÍTULO X

El autor durante las prospecciones en la montaña.


CONSIDERACIONES FINALES

Esta investigación ha aportado nuevas informaciones sobre la arqueología de

la Cuenca de Patanemo. Se describieron todos los materiales recuperados durante la

investigación; se identificaron estilos y series cerámicas para las unidades de

muestreo analizadas; se reconstruyeron las formas de vasija y base presentes en cada

unidad; se identificaron de manera general algunas de las especies de animales y

moluscos; se propuso una cronología relativa para las unidades; y por último, se

vincularon las informaciones obtenidas en las diferentes unidades de muestreo. En la

asociación de estas reconstrucciones se consiguió interpretar y extraer informaciones

relacionadas con el pasado prehispánico de la Cuenca de Patanemo.

Vista desde una perspectiva macro regional esta investigación se inserta

dentro una red de sitios arqueológicos que están vinculados por los rasgos de la

cultura material que los conforma, y que estuvieron relacionados en el pasado por

elementos culturales compartidos, hayan estado exclusivamente relacionados a su

cultura material, o incluido relaciones sociales, culturales e ideológicas. Así, se

realiza un aporte particular al conocimiento de la arqueología regional y se adquieren


235

nuevos elementos para considerar en futuros análisis arqueológicos del Centro Norte

de Venezuela.

Si bien con este trabajo se dieron a conocer varios aspectos de la arqueología

de la Cuenca de Patanemo, hay que considerar que estos son de carácter preliminar.

Dentro de las futuras investigaciones que se tendrían que realizar en la Cuenca de

Patanemo para ampliar y evaluar las informaciones e interpretaciones expuestas en

este trabajo se considera de vital importancia continuar los muestreos y realizar otras

excavaciones en los sitios descritos en este texto, así como ubicar nuevos yacimientos

donde se puedan ejecutar excavaciones extensivas. Sería importante visitar otros

lugares donde los habitantes de Patanemo han mencionado la presencia de material

arqueológico a los que no fue posible ir o no se pudieron ubicar. La obtención e

identificación de nuevo material zooarqueológico es imprescindible para poder

realizar interpretaciones substanciales sobre pasado que amplíen los conocimientos de

las actividades realizadas en el área de estudio. Es importante también realizar nuevas

prospecciones en la Montaña y en la Ensenada de Patanemo, orientadas con mayor

sistematicidad y resolución.

En vista de que una de las unidades de muestreo trabajadas en la Cuenca de

Patanemo, posiblemente, se encuentra ubicada en el período V, sería muy útil para las

reconstrucciones arqueológicas investigar acerca de las actividades indígenas y

europeas en la cuenca durante el siglo XV y XVI. Este tipo de investigación con las

fuentes históricas y documentales podría aportar significativas informaciones para la

reconstrucción del pasado de la Cuenca de Patanemo. Estos estudios podrían ser

beneficiosos tanto para la ampliación de los conocimientos sobre el pasado


236

prehispánico y el conocimiento de la época indohispana y colonial de esta cuenca.

Finalmente, sería de vital importancia comenzar a reconstruir la historia integrada de

la Cuenca de Patanemo, desde el período prehispánico hasta el presente, para

proporcionar a la gente que habita hoy en día en esta cuenca elementos que puedan

enriquecer su identidad sociocultural. En conjunto con este tipo de actividad

etnográfica (Hammersley y Atkinson 1994) podría resultar beneficioso compartir con

la comunidad los trabajos que se realicen sobre el pasado prehispánico, indohispánico

y colonial, bien sea a través de charlas o de la realización de publicaciones con

índoles difusivas. Con esto se lograría que los habitantes del área tengan

conocimiento del tipo de investigaciones arqueológicas que se esta llevando a cabo y

puedan extraer de ellas aquellos elementos que les sean necesarios o útiles.
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ANEXOS

Molino de café - Los Pueblos - Patanemo


251

CUANTITATIVA Y CLASIFICACIÓN DE RESTOS HUMANOS


Pueblo de Patanemo, Casa Vásquez – Pozo nº 2
Patanemo, Edo. Carabobo.

En el nivel 20-30 y 30-40 del pozo de sondeo nº 2 (1x1), realizado en el patio


de la Casa de la familia Vásquez se encontraron varios huesos humanos. Las
observaciones realizadas en la excavación parecen indicar que estos huesos no son
parte de un enterramiento indígena; en los niveles donde aparecieron los huesos se
encontraron restos de cerámica colonial y metal muy fragmentados. Igualmente, se
supone que el individuo haya sido enterrado de una manera improvisada y sin un
entierro formal. Esto se infiere del hecho que a una distancia de 10 cm del pozo nº 2,
se excavó con anterioridad el pozo nº 1, donde no se encontraron evidencias de restos
materiales coloniales.
Los datos indican que este individuo fue enterrado posteriormente al
asentamiento indígena que se representa en el registro arqueológico presente. La
estratigrafía de este sitio, es claramente definida, por lo que resaltan los estratos
alterados del pozo nº2. La alteración de los estratos se infiere en base a los siguientes
fenómenos ‘extraños’ observados en la excavación.

1. Presencia de huesos humanos incompletos y fragmentados, sin


posición anatómica definida, y sin asociaciones concretas a otros
materiales.

2. Presencia de “mancha negra” en el suelo de aproximadamente 30 cm2


que pudo observarse desde el nivel 30-40 hasta el nivel 120-130. Esta
‘mancha’ mantuvo una forma irregular en todos los niveles excavados,
encontrándose en ella material cerámico, osteológico, malacológico,
óseo y fragmentos de metal, en proporciones de 2 hasta 15 objetos
252

fragmentados por nivel. Dichos objetos se encontraban únicamente


dentro de la mancha.

En conclusión, se supone que los estratos de este pozo fueron alterados en otro
tiempo, por lo cual, los análisis de esta excavación no serán discutidos en detalle. A
continuación se describen los restos óseos recuperados en el pozo nº 2.

POZO Nº 2, NIVEL 20-30


Vértebras:
• 1 Atlas (con marcas de pulido)
• 1 Axis
• 4 vértebras cervicales
• 5 frag. de vértebras dorsales
• 3 vértebras lumbares (o últimas tres dorsales)

Mano:
• 1 Hueso largo
• 1 Semilunar (?)
• 1 Carpo
• 3 Falanges
• 1 Metacarpo

Costillas:
• 5 frag. pertenecientes a 2 costillas

Brazo:
• 1 frag. de Radio (este frag. se complementa con el frag. de radio ubicado en el
nivel 30-40)
253

Pie:
• 3 Tarsos
• 1 Metatarso

Huesos sin identificar:


• 2 dientes
• 62 frag. de huesos

Observaciones: Se observan patologías en vértebras y falange.

POZO Nº 2, NIVEL 30-40

Dientes:
• 1 Canino
• 1 incisivo (?)

Mano:
• 6 Falangetas
• 10 Falanginas
• 10 Falanges (1 con posible patología)
• 9 Metacarpos
• 1 escafoides izquierdo y 1 derecho
• 2 Trapecios
• 1 Hueso largo
• 1 Ganchoso (?)
• 2 Piramidales (?)
254

Brazo: Izquierdo
• 3 frag. de cubito
• 2 frag. de radio (este frag. se completa con el frag. de radio ubicado en el nivel
30-40)

Vértebras:
• 3 vértebras cervicales
• 2 vértebras dorsales
• 2 vértebras lumbares
• 2 vértebras sin identificar

Pie:
• 1 Astrágalo derecho
• 1 Metatarsiano (derecho?)
• 1 Falange derecha
• 2 Falangetas del pie
• 5 huesos del tarzo

Huesos sin identificar:


• 58 frag. de hueso

Observaciones: Los huesos de mano representan dos manos incompletas. Hay un


metacarpo cuyo desgaste indica rasgos de una actividad muy fuerte, aunque no es
posible decir cual.
Cuantitativa del Material Arqueológico
Proyecto de Tesis de Grado: Patanemo, Edo. Carabobo

Primavera
Cerámica Total
Codigo Lítica Hueso Concha Col. Act.
Dec. / Eng. No Dec. Evidencia
UCV-A-332 24 182 3 xxx xxx 1 x 210
UCV-A-333 1 74 11 14 8 3 2 113
UCV-A-334 * 64 484 69 236 162 20 2 1037
UCV-A-335 * 32 395 34 86 133 4 x 684
UCV-A-336 * 28 488 42 1383 279 2 x 2222
UCV-A-337 4 205 5 110 106 x x 430
UCV-A-338 15 214 8 34 46 x x 317
UCV-A-339 xxx 10 2 xxx 2 x x 14
UCV-A-340 * 56 224 10 17 20 3 x 330
Total General 224 2276 184 1880 756 33 4 5357

Pueblo de Patanemo
UCV-A-341 9 21 xxx 1 4 x x 35
UCV-A-342 xxx 25 xxx xxx xxx x x 25
UCV-A-343 1 13 2 7 7 x x 30
UCV-A-344 xxx 29 1 4 3 8 x 45
UCV-A-345 44 128 5 17 5 x x 199
UCV-A-346 3 20 xxx 1 8 x x 32
UCV-A-347 16 51 xxx 13 6 30 121 237
UCV-A-348 30 97 5 143 19 1 3 298
UCV-A-349 51 104 1 139 91 16 2 2 406
UCV-A-350 24 74 1 78 127 64 1 x 369
UCV-A-351 15 41 xxx xxx 50 1 x 107
UCV-A-352 1 11 xxx 10 11 x x 33
UCV-A-353 xxx 4 xxx 1 5 x x 10
UCV-A-354 1 6 1 xxx 6 x x 14
UCV-A-355 2 6 xxx 2 11 x x 21
UCV-A-356 3 13 xxx 5 13 1 x 35
UCV-A-357 1 3 xxx 2 10 x x 16
UCV-A-358 1 3 xxx xxx 3 x x 7
UCV-A-359 1 1 xxx 2 3 x x 7
Total General 203 650 16 643 240 44 126 1926
Los Pueblos
Cerámica
Codigo Lítica Hueso Concha Col. Act. Total
Dec. / Eng. No Dec.
UCV-A-361 11 372 23 13 4 x x 423
UCV-A-362 16 180 70 304 8 x x 578
UCV-A-363 11 129 54 93 2 x x 289
UCV-A-364 xxx 7 1 xxx xxx x x 8
UCV-A-365 5 36 1 17 4 x x 63
UCV-A-366 7 153 12 40 16 3 x 231
UCV-A-367 1 44 5 137 xxx x x 187
UCV-A-368 3 116 9 164 12 x x 304
UCV-A-369 1 31 3 2 xxx x x 37
UCV-A-370 3 59 4 7 xxx x x 73
UCV-A-371 xxx 32 xxx 1 xxx x x 33
UCV-A-372 * 9 153 xxx xxx xxx x x 162
UCV-A-373 9 142 xxx xxx xxx x x 151
UCV-A-374 * 46 336 2 77 3 x x 464
UCV-A-375 9 76 xxx xxx xxx x x 85
UCV-A-376 * 87 399 7 1 xxx x x 494
Total General 218 2265 191 856 49 3 0 3582
Playa de Patanemo
Cerámica
Codigo Lítica Hueso Concha Col. Act. Total
Dec. / Eng. No Dec.
Ca-Pa-Playa I-S 15 2 1 1 xxx x x 19
Ca-Pa-Playa I-PS1 / 0-20 39 84 1 9 4 2 x 139
Ca-Pa-Playa I-PS1 / 20-40 17 22 2 30 36 x x 107
Ca-Pa-Playa I-PS1 / 40-60 34 46 2 11 13 x x 106
Ca-Pa-Playa I-PS1 / 60-80 5 23 4 1 33 x x 66
Total General 110 177 10 52 86 2 0 437

Significado de los Símbolos


Símbolo Significado
El material con el asterisco está depositado
*
en 2 o más cajas

Números en rojo huesos humanos recolectados

Significado de los Códigos


Código Significado

UCV-A- Universidad Central de Venezuela - Arqueología

Secuencia de números que se asignaron para el material


332 al 388
de Patanemo por el Departamento de Arqueología
Ca-Pa-Playa I-S Carabobo-Patanemo-Playa sitio I-Superficial

Carabobo-Patanemo-Playa sitio I-
Ca-Pa-Playa I-P1 / 0-20
Pozo # 1 / nivel de excavación
Códigos Asignados a cada Unidad de Recolección
Proyecto de Tesis de Grado: Patanemo, Edo. Carabobo

Primavera - Patanemo
Sitio Arqueológico Fecha de Recolección Código UCV Nº de cajas
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Ernesto Mijares 28 de Febrero de 2003 UCV-A-332 1 caja
Recolección superficial
(no controlada)
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo
28 de Febrero de 2003 UCV-A-333 1 caja
Sr. Ernesto Mijares
Pozo # 1 / 0 - 10 cm
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo
28 de Febrero de 2003 UCV-A-334 2 cajas
Sr. Ernesto Mijares
Pozo # 1 / 10 - 20 cm
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo 29 de Febrero y
UCV-A-335 2 cajas
Sr. Ernesto Mijares 01 de Marzo de 2003
Pozo # 1 / 20 - 30 cm
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo
01 y 02 de Marzo de 2003 UCV-A-336 3 cajas
Sr. Ernesto Mijares
Pozo # 1 / 30 - 40 cm
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo
08 de Agosto de 2003 UCV-A-337 1 caja
Sr. Ernesto Mijares
Pozo # 1/ 40 - 50 cm
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo
09 de Agosto de 2003 UCV-A-338 1 caja
Sr. Ernesto Mijares
Pozo # 1 / 50 - 60 cm
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo
09 de Agosto de 2003 UCV-A-339 1 caja
Sr. Ernesto Mijares
Pozo # 1 / 60 - 70 cm
Primavera - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Ernesto Mijares 2002 - 2003 UCV-A-340 4 cajas
Pica - Río Patanemo
p.max: 1,30mts/p.min: 0,20 mts
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Sitio Arqueológico Fecha de Adquisición Código UCV Nº de cajas
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
Familia Vásquez 2002. UCV-A-341
Pozo de Prueba (50 x 50)

Todo en la misma caja


0 - 10 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
Familia Vásquez 2002. UCV-A-342
Pozo de Prueba (50 x 50)
10 - 20 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
Familia Vásquez 2002. UCV-A-343
Pozo de Prueba (50 x 50)
20 - 30 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo 23 - 24 de noviembre
UCV-A-344
Familia Vásquez de 2003

Todo en la misma caja


Pozo # 1 / 0 - 10 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo 23 - 24 de noviembre
UCV-A-345
Familia Vásquez de 2003
Pozo # 1 / 10 - 20 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo 23 - 24 de noviembre
UCV-A-346
Familia Vásquez de 2003
Pozo # 1 / 20 - 30 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
13 de Agosto de 2003 UCV-A-347 1 caja
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 0 - 10 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
13 de Agosto de 2003 UCV-A- 348 1 caja
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 10 - 20 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
14 de Agosto de 2003 UCV-A-349 1 caja
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 20 - 30 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
16 de Agosto de 2003 UCV-A-350 1 caja
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 30 - 40 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
16 de Agosto de 2003 UCV-A-351 1 caja
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 40 - 50 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
31 de Agosto de 2003 UCV-A-352 1 caja
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 50 - 60 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
31 de Agosto de 2003 UCV-A-353
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 60 - 70 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo

Todo en la misma caja


Edo. Carabobo
31 de Agosto de 2003 UCV-A-354
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 70 - 80 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
31 de Agosto de 2003 UCV-A-355
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 80 - 90 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
31 de Agosto de 2003 UCV-A-356

/
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 90 - 100 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo

Todo en la misma caja


Edo. Carabobo
31 de Agosto de 2003 UCV-A-357
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 100 - 110 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
31 de Agosto de 2003 UCV-A-358
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 110 - 120 cm
Pueblo de Patanemo - Patanemo
Edo. Carabobo
31 de Agosto de 2003 UCV-A-359
Familia Vásquez
Pozo # 2 / 120 - 130 cm
Los Pueblos - Patanemo
Sitio Arqueológico Fecha de Adquisición Código UCV Nº de cajas
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
16 de Abril de 2003 UCV-A-361 1 caja
Sr. Luis Flores
Pozo # 1 / 0 - 20 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo 17 de Abril de 2003 UCV-A-362 1 caja
Sr. Luis Flores
Pozo # 1 / 20 - 40 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
18 de Abril de 2003 UCV-A-363 1 caja
Sr. Luis Flores
Pozo # 1 / 40 - 60 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo 19 de Abril de 2003 UCV-A-364 1 caja
Sr. Luis Flores
Pozo # 1 / 60 - 80 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
20 de Abril de 2003 UCV-A-365 1 caja
Sr. Luis Flores
Pozo de Sondeo / 0 - 20 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
20 de Abril de 2003 UCV-A-366 1 caja
Sr. Luis Flores
Pozo de Sondeo / 20 - 40 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
20 de Abril de 2003 UCV-A-367 1 caja
Sr. Luis Flores
Pozo de Sondeo / 40 - 60 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
20 de Abril de 2003 UCV-A-368 1 caja
Sr. Luis Flores
Pozo de Sondeo / 60 - 80 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Luis Flores 16 al 20 de Abril de 2003 UCV-A-369 1 caja
Pared del Hueco - Rec. Vertical
0 - 20 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Luis Flores 16 al 20 de Abril de 2003 UCV-A-370 1 caja
Pared del Hueco - Rec. Vertical
20 - 40 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Luis Flores 16 al 20 de Abril de 2003 UCV-A-371 1 caja
Pared del Hueco - Rec. Vertical
40 - 60 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Luis Flores 16 al 20 de Abril de 2003 UCV-A-372 2 cajas
Pared del Hueco - Rec. Vertical
60 - 80 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Luis Flores 16 al 20 de Abril de 2003 UCV-A-373 1 caja
Pared del Hueco - Rec. Vertical
80 - 100 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Luis Flores 16 al 20 de Abril de 2003 UCV-A-374 3 cajas
Pared del Hueco - Rec. Vertical
100 - 120 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
Sr. Luis Flores 16 al 20 de Abril de 2003 UCV-A-375 1 caja
Pared del Hueco - Rec. Vertical
120 - 125 cm
Los Pueblos - Patanemo
Edo. Carabobo
16 al 20 de Abril de 2003 UCV-A-376 7 cajas
Sr. Luis Flores
Hueco - Rec. Sup. Piso # 1
Descripción del Material Cerámico Decorado por Unidades de Muestreo

Unidad Técnica Decorativa


Unidad de Recolección Motivo Frag. Total
de Muestreo General Específica
Pozo de sondeo / 0-20 Plástica Aplicación Bolita de arcilla Borde 1
Pozo de sondeo / 60-80 Pintada Rojo-negro / crudo ??? Panza 1
Pozo # 1 / 0-20 Plástica Incisión Lineal Panza 1
Pozo # 1 / 0-20 Plástica Impresión de Canutillo ??? Borde 1
Pozo # 1 / 20-40 Plástica Aplicación, Cabeza Zoomorfa (?) Apéndice 1
Incisión y Punteado
Recolección pared / 40-60 Plástica Impresión Digital xxx Borde 1
Recolección pared / 60-80 Plástica Incisión / Punteado Lineal y punteado Panza 1
Los Pueblos Recolección pared / 60-80 Plástica Rodete Cabalgante (int) xxx Borde 1
Recolección pared / 60-80 Plástica Aplicación, Incisión 3 Cabezas Zoomorfas Borde 1
Impresión de Canutillo 2 en Borde y 1 en Panza
Recolección pared / 80-100 Plástica Rodete Cabalgante (int) xxx Borde 1
Recolección pared / 100-120 Plástica Aplicación, punteado Cabeza Zoomorfa Borde 2
Impresión de Canutillo
Recolección pared / 100-120 Plástica Impresión de Canutillo Lineal Panza 1
Recolección pared / piso 1 Plástica Aplicación, punteado Cabeza Zoomorfa Borde 1
Impresión de Canutillo
Total 14
Unidad Técnica Decorativa
Unidad de Recolección Motivo Frag. Total
de Muestreo General Específica
Camino hacia el río / Superficial Plástica Rodetes Cabalgante (ext) xxx Borde, Panza 8
Impresión Digital (?)
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación Abstracto Borde 1
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Incisión Tocado de Figurina Borde 1
Punteado
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Incisión "Pan Frances" Borde, Panza 4
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Incisión Pata de Cunaguaro (?) ? 1
Perforado (Barrancoide?)
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Incisión Cabeza Zoomorfa Borde? 2
Perforado (Barrancoide?)
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Exición Cabeza Zoomorfa Panza 1
Camino hacia el río / Superficial Plástica Punteado Lineal Borde 1
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, punteado Cadeneta con doble Inflexión 5
linea punteada
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación, Modelado "Panal de Abeja" ? 1
Inciso, Perforado
Primavera Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación Mamelón Panza 1
Camino hacia el río / Superficial Plástica Aplicación Abstracto ? 1
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Punteado, Impresión ??? Borde 1
de Canutillo
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicación, punteado Cadeneta con triple Inflexión 1
linea punteada
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Rodete Cabalgante (ext) xxx Borde 1
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicación (A-1) ???
Pozo # 1 / 20-30 Plástica Aplicación, punteado ??? Panza 1
Pozo # 1 / 20-30 Plástica Aplicado-Inciso "Pan Frances" Panza 1
Pozo # 1 / 20-30 Plástica Punteado Lineal Borde 1
Pozo # 1 / 20-30 Plástica Aplicado-Inciso Ojo grano de café Borde 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Punteado Cadeneta con doble ? 1
línea punteada
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Incisión y Punteado ??? Apéndice 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Incisión y Punteado ??? Panza 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Aplicación mamelonar xxx Borde 1

Pozo # 1 / 30-40 Plástica Rodete Cabalgante (con xxx Panza 1


marcas digitales)
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Impresión Digital xxx Borde 1
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Rodete Cabalgante (con xxx Borde 1
impresión digital)
Pozo # 1 / 30-40 Plástica Incisión Lineas Borde 1
Primavera Pozo # 1 / 30-40 Plástica Aplicación, Incisión Cabeza Zoomorfa Borde 1
Pozo # 1 / 40-50 Plástica Aplicado ??? Apéndice 1
Pozo # 1 / 50-60 Plástica Incisión Lineal Borde 1

Pozo # 1 / 50-60 Plástica Incisión Lineal Panza 1


Pozo # 1 / 50-60 Plástica Impresiones ??? Panza 1
Pozo # 1 / 50-60 Plástica Incisión Lineas curvas Panza 1
Pozo # 1 / 50-60 Plástica Rodete Cabalgante (ext) xxx Borde 1
Total 49

Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicado, Inciso, Cara de Vasija Panza 1


Punteado Antropomorfa
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicado, Inciso, Cara Antropomorfa Panza 1
Punteado
Pozo # 1 / 10-20 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 6
Pozo # 1 / 10-20 Plástica Aplicación, Incisión "Pan frances" Panza 1
Pueblo Pozo # 1 / 20-30 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 1
de Patanemo Pozo # 1 / 30-40 Plástica Aplicación Mamelón Borde 1
Pozo # 2 / 10-20 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 6
Pozo # 2 / 10-20 Plástica Aplicación, Incisión "Pan frances" Panza 1
Pozo # 2 / 20-30 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 9
Pozo # 2 / 30-40 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 3
Pozo # 2 / 30-40 Plástica Aplicación, Incisión Ojo "grano de café" Panza 1
Pozo # 2 / 40-50 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 1
Total 32
Pozo # 1 / Rec. sup. Pintada Engobe rojo Lineal Panza 2
Pozo # 1 / Rec. sup. Pintada (Negro)Rojo / Gris Lineal Panza 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Exisión Lineal Panza 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Aplicación Bola de arcilla Inflexión 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Impresión Digital (?) xxx Panza 2
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Aplicación Mamelón (pequño) Inflexión 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Impresión (sin definir) xxx Borde 1
Pozo # 1 / Rec. sup. Plástica Aplicación, Incisión, Zoomorfo Borde 1
Playa Punteado
Pozo # 1 / 0-20 Plástica Incisión, Punteado I: Lineal / P: Disperso Panza 1
Pozo # 1 / 0-20 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 6
Pozo # 1 / 0-20 Plástica Indicios de Aplicación ??? Borde 1
Pozo # 1 / 0-20 Pintada Pintura negra y engobe P: panza / E: labio Borde 1
Pozo # 1 / 20-40 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 3
Pozo # 1 / 40-60 Plástica Impresión (sin definir) circulos pequeños Borde 1
Pozo # 1 / 40-60 Pintada Engobe rojo Lineal Panza 3
Total 26
Descripción del Material Cerámico de Manufactura Posterior

Unidad de Muestreo Unidad de Recolección Tipo de Objeto Frag. Total


Pozo de sondeo / 0-20 Tiesto redondeado Panza, Borde 2
Pozo de sondeo / 60-80 Tiesto redondeado Panza 1
Los Pueblos Pozo # 1 / 40-60 Tiesto redondeado Panza 2
Recolección pared / 80-100 Tiesto romboidal Panza 1
Camino hacia río / Superficial Tiesto redondeado Panza 3
Camino hacia río / Superficial Tiesto romboidal Panza 2
Pozo # 1 / 0-10 Tiesto romboidal Panza 1
Pozo # 1 / 20-30 Tiesto romboidal Panza 1
Primavera Pozo # 1 / 20-30 Tiesto redondeado Panza 1
Pozo # 1 / 30-40 Tiesto redondeado Panza 1
Pozo # 1 / 30-40 Tiesto redondeado Panza 1
Pozo # 1 / 30-40 Tiesto redondeado Panza 1
Pozo # 1 / 50-60 Tiesto redondeado Panza 1
Pozo de sondeo / 10-20 Tiesto redondeado Panza 1
Pueblo de Patanemo
Pozo # 1 / 10-20 Tiesto redondeado Panza 1
Pozo # 1 / 0-20 Tiesto romboidal Borde 1
Playa Pozo # 1 / 0-20 Tiesto en punta Borde 1
Pozo # 1 / 40-60 Tiesto en punta Borde 1
Descripción de Cuentas de Collar, Pendientes y Otros Objetos Particulares

Unidad de Muestreo Unidad de Recolección Tipo de Objeto Materia Prima Total


Camino hacia río / Superficial Pipa Arcilla 1
Camino hacia río / Superficial Gubia Concha 1
Camino hacia río / Superficial Micro-vasija Arcilla 2
Pozo # 1 / 20-30 Cuenta de collar Serpentinita o Jedeita 1
Primavera Pozo # 1 / 20-30 Pendiente semi-circular Concha (?) 1
Pozo # 1 / 30-40 Cuenta de collar Concha (?) 1
Pozo # 1 / 30-40 Cuenta de collar Cuarzo Lechozo 1
Pozo # 1 / 30-40 Pendiente (lagrima) Cuarzo Lechozo 1
Pozo # 1 / 50-60 Micro-hacha Coral 1
Pozo # 1 / 20-30 Cuenta de collar Hueso de pajaro 2
Pueblo de Patanemo Pozo # 2 / 10-20 Colgante Mandíbula de Pez Loro 1
Pozo # 1 / 0-20 Raspadores Concha (Codaquia) 2
Playa
Descripción de Asas, Patas y fragmentos de Figurinas

Unidad de Muestreo Unidad de Recolección Tipo de Objeto Cantidad

Los Pueblos Recolección pared / 100-120 Asa con mamelón 1

Camino hacia río / Superficial Asa (ovalada) 2


Camino hacia río / Superficial Frag. de Base Anular 1
Camino hacia río / Superficial Frag. de Figurina 1
Camino hacia río / Superficial Pata de Vasija 1
Camino hacia río / Superficial Frag. de Panza con 1
frag. de Asa Tritubular
Primavera Pozo # 1 / 0-10 Asa Tubular 1
Pozo # 1 / 20-30 Asa (semi-ovalada) 1
Pozo # 1 / 30-40 Pata de Vasija 1
Pozo # 1 / 30-40 Asa (tubular) 1
Pozo # 1 / 50-60 Frag. de Figurina 1
Pozo # 1 / 50-60 Asa (tubular) con línea 1
punteada

Pueblo de Patanemo Pozo # 1 / 10-20 Frag. de Figurina 1


Descripción de los Artefactos Líticos por Unidad de Muestreo

Unidad de Muestreo Unidad de Recolección Tipo de Objeto Total


Recolección pared / piso 1 Pesos de red de pesca 2
Los Pueblos Recolección pared / piso 1 Percutor o Machacador 1
Pozo de sondeo / 0-20 Pulidor o alisador 1
Camino hacia río / Superficial Pulidor o alisador 1
Camino hacia río / Superficial Mano de Moler 1
Sr. Ernesto / Rec. Superficial Mano de Moler 2
Pozo # 1 / 10-20 Pulidor o alisador 2
Pozo # 1 / 10-20 Peso de Pesca (?) 1
artefacto multifuncional (?)
Pozo # 1 / 20-30 Pulidor o alisador 4
Primavera Pozo # 1 / 20-30 Lasca 1
Pozo # 1 / 20-30 Frag. de Mano de Moler 1
Pozo # 1 / 30-40 Pulidor o alisador 2
Pozo # 1 / 30-40 Microhacha y/o Pulidor 1
Pozo # 1 / 30-40 Lasca o Raspador 1
Pozo # 1 / 40-50 Pulidor o alisador 1
Pozo # 1 / 60-70 Pulidor o alisador 1
Pueblo de Patanemo Pozo # 1 / 10-20 Percutor o Machacador 1

Pozo # 1 / 20-40 Mano de Moler 1


Playa Pozo # 1 / 20-40 Raspador 1
Porcentaje de Presencia y Distribución de los Tipos de Vasijas por Sub-Áreas

Aparición Aparición
Tipo de Vasija Sub-área Unidad de Muertreo
entre las unidades (%) en el área (%)
Montaña Los Pueblos 73,68
A1 5,4
Valle Pueblo de Patanemo 23,31

Primavera 42,85
A2 Valle 1,99
Pueblo de Patanemo 57,14

Montaña Los Pueblos 16,33

Primavera 60,21
B Valle 27,84
Pueblo de Patanemo 12,25

Ensenada Playa 4,09

Montaña Los Pueblos 50

Primavera 21,42
C Valle 3,98
Pueblo de Patanemo 14,29

Ensenada Playa 14,29


Montaña Los Pueblos 76,92
D 3,69
Ensenada Playa 23,07

Montaña Los Pueblos 14,28

Primavera 28,57
E Valle 1,99
Pueblo de Patanemo 28,57

Ensenada Playa 28,57

Montaña Los Pueblos 66,66


F3 0,85
Ensenada Playa 33,33

Valle Primavera 91,66


F1 3,41
Ensenada Playa 8,33

F2 Ensenada Playa 100 1,14

Montaña Los Pueblos 53,85


G 3,69
Valle Primavera 46,15
H Montaña Los Pueblos 100 1,42
Montaña Los Pueblos 57,89

Primavera 10,53
I Valle 5,4
Pueblo de Patanemo 10,53

Ensenada Playa 21,05

Montaña Los Pueblos 41,66

Primavera 4,16
J Valle 6,82
Pueblo de Patanemo 4,16

Ensenada Playa 50

Montaña Los Pueblos 6,66

K Valle Primavera 6,66 4,26

Ensenada Playa 6,66

Montaña Los Pueblos 24,07

Primavera 59,26
L Valle 15,84
Pueblo de Patanemo 5,55

Ensenada Playa 11,11


Montaña Los Pueblos 66,66

M Primavera 8,33 3,41


Valle
Pueblo de Patanemo 25

N Valle Primavera 100 0,28


Primavera 63,63
Ñ Valle 3,13
Pueblo de Patanemo 36,36

O Valle Primavera 100 1,7


Montaña Los Pueblos 40

P Valle Primavera 46,67 4,26


Ensenada Playa 13,3
Porcentaje de Presencia y Distribución de los Tipos de Base por Sub-Áreas

Aparición Aparición
Tipo de Base Sub-área Unidad de Muertreo
entre las unidades (%) en el área (%)
Montaña Los Pueblos 45,45

A Valle Pueblo de Patanemo 18,18 21,15


Bahía Playa 36,36

Montaña Los Pueblos 11,54

Primavera 53,85
B Valle 50
Pueblo de Patanemo 7,69

Bahía Playa 26,92

Montaña Los Pueblos 27,27


C 21,15
Valle Primavera 72,73

Montaña Los Pueblos 75


D 7,69
Bahía Playa 25
Identificación General y Preliminar de los Restos Zooarqueológicos
Patanemo, Edo. Carabobo

Animales Identificados
Unidad de Muestreo Unidad de Recolección
General Específico
Primavera UCV-A-333 Mamiferos Cachicamo
(Casa Mijares) Peces Ninguno Identificado
UCV-A-334 Mamiferos Cachicamo
Venado Caramerudo
Peces Ninguno Identificado
UCV-A-335 Mamiferos Baquiro pequeño
Ratón
Picure
Lapa
Cunaguaro
Cachicamo
Peces Pez Loro
Pargo
Aves Ninguna identificada
Reptiles Ninguno Identificado
UCV-A-336 Mamiferos Picure
Felino
Ratón (grande)
Cachicamo
Venado
Mono (?)
Ratones o Roedores
Rabipelado
Peces Mero
Aves Ninguna identificada
Reptiles Lagartija
Iguana
Invertebrados Cangrejo
UCV-A-337 Mamiferos Cachicamo
Peces Ninguno Identificado
Reptiles Lagarto
Iguana
Cotejo
UCV-A-338 Mamiferos Cachicamo
Peces Ninguno Identificado
Animales Identificados
Unidad de Muestreo Unidad de Recolección
General Específico
Pueblo de Patanemo UCV-A-345 Mamiferos Cachicamo
(Casa Vásquez) Picure
Peces Jurel
UCV-A-348 Mamiferos Cachicamo
Venado pequeño
Peces Pez Loro
Tiburón
Reptiles Lagartijos pequeños
UCV-A-349 Mamiferos Cachicamo
Peces Pez Loro
Reptiles Iguana
UCV-A-351

Aves Ninguna identificada


Reptiles Iguana
Invertebrados Cangrejo
Los Pueblos UCV-A-361 Mamiferos Cachicamo
(Terreno Flores) Peces Ninguno Identificado
UCV-A-362 Mamiferos Cachicamo
Peces Tiburon
UCV-A-363 Mamiferos Cachicamo
Peces Ninguno Identificado
UCV-A-365 Mamiferos Cachicamo
Peces Ninguno Identificado
UCV-A-366 Mamiferos Cachicamo
Peces Ninguno Identificado
UCV-A-368 Mamiferos Cachicamo
Felino
Peces Pez Loro
UCV-A-374 Mamiferos Cachicamo
Zorro o Felino
Peces Ninguno Identificado
Playa de Patanemo Ca-Pa-Playa I-PS1/0-20 Mamiferos Cachicamo
("Pie de Cerro") Peces Pez Loro
Mero
Tiburon
Identificación General y Preliminar de los Restos Malacológicos
Patanemo, Edo. Carabobo

Restos Identificados
Unidad de Muestreo Unidad de Recolección
Nombre común Nombre Científico
Primavera UCV-A-334 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
(Casa Mijares) Mejillón
Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
Melongena Melongena melongena
UCV-A-335 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
Melongena Melongena melongena
Quigua Citarium pica
? Fisurela sp.
UCV-A-336 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
? Pomasea sp.
Melongena Melongena melongena
Quigua Citarium pica
Botuto o Guarura Strombus gigas
? Fisurela sp.
UCV-A-337 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
? Pomasea sp.
Melongena Melongena melongena
Quigua Citarium pica
UCV-A-338 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
Melongena Melongena melongena
UCV-A-339 Codakia Codakia orbicularis
Pueblo de Patanemo UCV-A-341 Mejillón ?
(Casa Vásquez) Botuto o Guarura Strombus gigas
UCV-A-344 Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
Melongena Melongena melongena
UCV-A-349 Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
Melongena Melongena melongena
Restos Identificados
Unidad de Muestreo Unidad de Recolección
Nombre común Nombre Científico
UCV-A-350 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
? Purpura patula
Ostra Isognomon sp.
Quigua Citarium pica
Botuto o Guarura Strombus gigas
UCV-A-351 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
Mejillón ?
? Purpura patula
Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
? Pomasea sp.
Melongena Melongena melongena
Quigua Citarium pica
UCV-A-352 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
Mejillón ?
Codakia Codakia orbicularis
Melongena Melongena melongena

Los Pueblos No se identifico ningún resto de material malacológico en los puntos


(Terreno Flores) de excavación y recolección superficial (vertical)

Bahía de Patanemo Ca-Pa-Playa I-PS1 / 0-20 Codakia Codakia orbicularis


("Pie de Cerro") Ca-Pa-Playa I-PS1 / 20-40 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
? Purpura patula
Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
? Pomasea sp.
Quigua Citarium pica
? Astraea tecta
? Cypraea sp.
? Cypraea cinerea
Ca-Pa-Playa I-PS1 / 40-60 Codakia Codakia orbicularis
Botuto o Guarura Strombus gigas
? Fisurela sp.
Guacuco o Wacuco Tivela mactroides
Ca-Pa-Playa I-PS1 / 60-80 Placas: Cucaracha de Mar Amphineura
? Purpura patula
Ostra Isognomon sp.
Codakia Codakia orbicularis
Quigua Citarium pica
? Fisurela sp.
Otras Evidencias Malacológicas
(no identificadas)

Restos Identificados
Unidad de Muestreo Unidad de Recolección
Nombre común Nombre Científico
Primavera 334, 335, 336, 337, 338 Coral (cerebro) ?
339, 340 Coral (esponja) ?
Caracol de Agua Dulce (1) Gasteropodo
Caracol de Agua Dulce (2) Gasteropodo
Pueblo de Patanemo 344, 348, 350 Coral (cerebro) ?
Coral (esponja) ?
Caracol de Agua Dulce Gasteropodo
Los Pueblos 365, 366, 368 Coral (esponja) ?
Caracol de Agua Dulce (3) Gasteropodo
Ensenada de Patanemo 20-40, 60-80 Caracol de Agua Dulce (1) Gasteropodo
Caracol de Agua Dulce (3) Gasteropodo
Observaciones:
Se encontraron 3 tipos de moluscos terrestres y dulce acuiculas, no se observó evidencia de que
hayan sido utilizados como alimento.
Perfil del pozo de sondeo 1x1 m2
Terreno Flores, Los Pueblos
Esc: 1:20 cm

Piedras Estrato grisáceo con presencia de material arqueológico


Perfiles del pozo de sondeo 2x1 m
Casa Mijares, Primavera
Esc: 1:10 cm

Pared Oeste Pared Norte

Pared Este Pared Sur


Estrato de tierra oscurara Estrato de tierra grisacea Estrato esteril Arena
Perfil de pozo de sondeo 1x1 m2
Casa Vásquez, Pueblo de Patanemo
Esc: 1:10 cm

Pared Pared
Sureste Noreste
Cont…

Pared Suroeste Pared Noroeste

Estrato de tierra oscura Estrato estéril “Mancha negra”: tierra oscura


Levantamiento Planimétrico
Terreno Flores, Los Pueblos
Esc: 1:200

Leyenda

PP: Pozo de pala


PS: Pozo de sondeo
H: Hoyo

Verde: Monte
Levantamiento Planimétrico
Casa Mijares, Primavera
Esc: 1:2 mts

Patio

Leyenda

PS: Pozo de sondeo


Circulo verde: Árbol
Levantamiento Planimétrico
Pueblo de Patanemo, Casa Vásquez
Esc: 1:2 mts

Leyenda
PS1: Pozo de sondeo Nº 1
PS2: Pozo de sondeo Nº 2
PP: Pozo de pala
Circulo Azul: Pozo séptico
Rectángulo marrón:
Basurero de conchas
contemporáneo
Círculo verde: Árbol
Dibujo del entrono a la excavación
Terreno Flores, Los Pueblos
284

Lamina 1
285

Lamina 2
286

Lamina 3
287

Lamina 4
288

Lamina 5
289

Lamina 6
290

Lamina 7

Lamina 8
291

Lamina 9

Lamina 10
292

Lamina 11
293

Lamina 12

Lamina 13
294

Lamina 14

Lamina 15
295

Lamina 16
296

Lamina 17

Lamina 18
297

Lamina 19

Lamina 20
298

Lamina 21

Lamina 22
299

Lamina 23

Lamina 24
300

Lamina 25

Lamina 26
301

Lamina 27
302

Lamina 28

Lamina 29
303

Lamina 30

Lamina 31
304

Lamina 32

Lamina 33
305

Lamina 34
306

Lamina 35

Lamina 36
APÉNDICE

Extremo de la casa del Sr. Luis flores, Los


Pueblos
REFLEXIONES PERSONALES SOBRE EL
TRABAJO DE CAMPO

EL INICIO

Hace dos años me encontraba buscando un tema que me interesara para

realizar mi tesis de grado dentro del Departamento de Arqueología de la Escuela de

Antropología de la Universidad Central de Venezuela. Había muchos temas que me

llamaban la atención, pero ninguno que me atrapara. Por fin, un día conocí a mi tutor

y él me ayudó a concretar las ideas que tenía en mi cabeza. Así decidimos que mi

tesis se iba a realizar sobre caminos prehispánicos entre Vigirima, Edo. Carabobo

(pueblo de tierra adentro) y Patanemo, Edo. Carabobo (pueblo costero) ambos en el

centro norte de Venezuela.

Con este tema de tesis en mente, comencé a realizar un arqueo de fuentes

sobre el sitio y los lineamientos teóricos y metodológicos del trabajo. Siempre

pensando en el futuro, pero no muy lejano, trabajo de campo. Comencé a dibujar en

mi cabeza como sería todo, el sitio, el terreno, las prospecciones, las excavaciones, el

material, en fin, durante meses construí en mi cabeza todo mi trabajo de campo, y mi


309

proyecto de tesis en general. Luego de mi primera aproximación a los dos sitios, y de

evaluar cual sería mi situación económica para la tesis, decidí junto con mi tutor

reducir la escala del trabajo, y trabajar únicamente en uno de los dos sitios. El sitio

escogido fue Patanemo, debido a qué en este sitio no se habían realizado trabajos

arqueológicos sistemáticos y, además, me pareció más interesante trabajar en un sitio

donde se congregaran diversos ambientes topográficos y ecológicos como son:

montaña, valle y playa.

Las dos primeras salidas de campo las realice en compañía de unos

compañeros; fueron salidas muy cortas, aproximadamente de 5 días cada una. En

estas salidas todo se desarrolló con mucha calma y confianza de mi parte; no estaba

solo, eran salidas cortas y al fin, mi interés era trabajar con el pasado –yo no tenía

porque interactuar mucho con la gente del pueblo– pues mi trabajo era arqueológico y

no etnográfico. Unas semanas después salí de mi casa hacia Patanemo, un poco

nervioso, pues, además de estar solo, tenía que contactar al que sería, hoy en día, mi

guía e informante. Yo solo había intercambiado un par de palabras con él y me

parecía una persona agradable. Él se comprometió a colaborar con mi trabajo y a

ayudarme a conseguir contactos de sitios arqueológicos dentro del pueblo, pues como

iría descubriendo poco a poco, en Patanemo la gran mayoría de los sitios

arqueológicos están debajo de las casas y terrenos de los habitantes.

De manera general, así comenzó mi trabajo: morral de excursionista en la

espalda, botas de cuero altas, ropa desgastada, poco dinero en el bolsillo, la cabeza

llena de datos arqueológicos, históricos y teóricos, y sobre todo llena de dudas,


310

incógnitas y miedos. Creo que es necesario señalar que yo soy blanco, 1.80m de

estatura, cabello negro y descendiente de italianos, y Patanemo es un pueblo

principalmente habitado por negros descendientes de los esclavos de la colonia. Al

principio, pensé que esto sería un problema para mí, y posiblemente para ellos.

Afortunadamente, creo que no fue así, pero sin lugar a dudas, mis condiciones

fenotípicas y de extranjero, ayudaron a que, más aún, no pasara desapercibido. Al

principio, yo pensaba que la gente no notaba mi presencia, que no me hacían caso;

luego comprobé que no era así, al punto en que, cuando llegaba a una casa, incluso de

personas que no conocía, me comentaban que ellos ya sabían que yo estaba viniendo,

y por eso estaban calentando café...

EL TRATO CON LA GENTE

Mi intención antes de comenzar mi tesis era trabajar en un sitio donde no

habitara nadie, puesto que no me interesaba la interrelación con grupos actuales y

también para no tener que explicarle a la gente una y mil veces por qué yo estaba ahí.

Creo que el destino no está exento de un grado de ironía. La primera noche que pasé

debajo de un techo desconocido en Patanemo me di cuenta que lo menos que iba a

hacer ahí era excavar en sitios donde no hubiese habitantes.

La Confianza

El hecho de tener que excavar en los patios y terrenos de los habitantes de

Patanemo trajo como consecuencia que, además de explicar detalladamente mi


311

trabajo a decenas de personas, yo tenía que ganarme su confianza. Durante años los

vecinos de Patanemo han presenciado como supuestos “arqueólogos” van a las casas

de la gente, piden las piezas indígenas que los habitantes han encontrado

(supuestamente para realizar estudios científicos), y se las llevan para más nunca

volver. Este problema, por supuesto, se extendió a mí y a mi trabajo. Los habitantes

del pueblo no tenían constancia de que yo realmente era un tesista de la Escuela de

Antropología de la universidad tratando de realizar una investigación arqueológica

seria y no otro saqueador citadino con aires de “arqueólogo”.

Con estos antecedentes, traté de comenzar a insertarme dentro de la dinámica

del pueblo, no solo a prospectar sitios arqueológicos, sino también a exponerme a una

cantidad de personas que, sobre todo al principio, me miraban como si fuera otro

saqueador. Los factores que comenzaron a cambiar esta visión de mí ante ellos fueron

-o al menos eso pienso yo-: (1) el hecho de que siempre que partía de Patanemo y

decía que iba a volver, volvía; (2) que yo tenía, cada vez más, una mejor relación con

mi guía y su grupo familiar, y eso se notaba en el pueblo; (3) que siempre explicaba

incansable y detalladamente mi trabajo a cuantas personas podía; y (4) que traía

siempre conmigo material de apoyo para explicarles a las personas los conocimientos

arqueológicos que hasta el momento se tienen sobre el centro-norte de Venezuela, y

que, además, mostraba un interés real por enseñárselos.

Por supuesto, los puntos arriba mencionados no hubiesen sido alcanzados si

no hubiera aceptado desde un principio que esas personas no tenían por qué

ayudarme, ni siquiera tenían por qué mostrarse interesados en mi trabajo. De hecho,


312

no tenían porque aceptar mi presencia dentro del pueblo, dentro de sus casas, dentro

de sus vidas, pues a fin de cuentas, yo era (y sigo siendo) un ente extraño a su vida

cotidiana. Consciente de esto, yo mismo adopté la posición de decirles que no

confiaran en mí, que no creyeran en mí trabajo, que lo aceptaran sólo en la medida en

que ellos vieran que mis intenciones para con ésta investigación y con el pueblo eran

serias y académicas.

Así, durante dos años (en 10 salidas de campo) prospecté y excavé en la

montaña y el valle de Patanemo junto a mi guía, quien vale decir, es una persona muy

conocida en todo el pueblo y los sectores adyacentes. Las buenas relaciones de mi

guía no me abrieron todas las puertas, pues durante un poco más de un año traté de

excavar en un terreno en la montaña, y su dueño nunca me dejó. Incluso a veces lo

veía por la calle y ni siquiera me saludaba, al contrario me miraba con recelo. Luego

de subir constantemente a la montaña durante todas mis salidas de campo y hablar

con él, obtuve su “bendición” y me permitió excavar un pozo 1x1 mt2 en un punto

que se mostraba muy interesante para la investigación arqueológica. Si bien las

dimensiones de la excavación fueron mínimas, fue un paso muy importante para mi

aceptación por parte de los conuqueros de la montaña, puesto que cuando vieron que

uno me abrió las puertas de su casa y su confianza, luego todos me comenzaron a

tratar mucho mejor.

Durante este tiempo interactué con las personas –niños, jóvenes y viejos– viví

con ellos y conocí algunas de sus costumbres y maneras de vida. Aunque el pueblo de

Patanemo está a sólo 2 horas de la capital venezolana, donde vivo, su vida cotidiana e
313

interacción con el medio que los rodea es muy diferente a la vida que se lleva en la

capital.

La confianza que las personas depositan en los investigadores no es

meramente una tarjeta de entrada a excavar en sus patios, ni mucho menos un

elemento secundario de la investigación. Desde mi punto de vista, esta confianza es la

aceptación de UNO como individuo dentro de SU pueblo, no como científico, sino

como individuo que se compromete con la investigación del pasado. A pesar de que

ellos son los que viven en esos espacios donde 500 o 1000 años antes habitaron las

poblaciones prehispánicas, el pasado que estoy tratando de re-construir les pertenece

a ellos, y también me pertenece a mí, como habitante del territorio que hoy es

Venezuela. Después de dos años trabajando en Patanemo, me di cuenta que prestar

atención y considerar a la “gente viva” que habitan en los sitios donde se trabaja, es

tan importante para la investigación del pasado como el ir al Archivo General de la

Nación a buscar documentos históricos para vincularlos con la investigación

arqueológica. La búsqueda del conocimiento acerca del pasado prehispánico no

necesariamente debería excluir los datos etnográficos, porque a fin de cuentas esta

gente está utilizando e interactuando con el medio geográfico y ecológico que

aprovecharon e interactuaron los pueblos indígenas hace más de 500 años.

Subjetividad y Objetividad

Ahora bien, el hecho de haber “encajado” dentro de la comunidad, y en el

proceso de observar como ellos aprovechan e interactúan con el medio que los rodea,
314

ha ocasionado que en mi interpretación de los datos arqueológicos haya un factor

nuevo que considerar. Inevitablemente, mi interpretación de estos datos esta siendo

afectada, además de por mi contexto, por el contexto de la gente que hoy en día

habita en el valle y la montaña de Patanemo (Hodder, 1988; D’Agostini, 2000). En

este sentido, el cómo YO percibo la realidad, el paisaje y el entorno que me rodea

cuando estoy en Patanemo, está siendo influenciado cada vez más, por la

interpretación que las personas que viven en Patanemo tienen del paisaje y el entorno,

y sobre todo, cómo se desenvuelven en éste. Si bien yo no tengo la misma facilidad

que ellos de sobrevivir en estos sitios, observo y aprendo de cómo lo hacen ellos;

cómo pescan, siembran, intercambian, etc.

En este proceso de observación y aprendizaje, me pregunto ¿hasta qué punto

mis interpretaciones están disociadas de la subjetividad de conocer una forma de vivir

dentro de este medio ambiente?, y ¿hasta qué punto soy capaz de desligar este

conocimiento de las interpretaciones que voy construyendo a través de los datos

arqueológicos?. Puesto que no necesariamente, los indígenas que habitaron estas

tierras tuvieron que desenvolverse de la misma manera que lo hacen hoy en día los

habitantes de Patanemo, pero el conocimiento local sobre el cómo desenvolverse

dentro de ese medio puede, en esencia, provenir de los indígenas que centurias atrás

habitaron el área. Es decir, que no es posible asegurar que existe una continuidad en

el conocimiento sobre el medio ambiente y otros aspectos sociales, pero tampoco es

posible asegurar que existe una discontinuidad.


315

Por esta razón, el método de mi investigación es el hermenéutico, puesto que

yo no puedo dejarme llevar por lo que observo hoy, pero tampoco lo puedo

menospreciar. Así, lo que trato de seguir es una arqueología reflexiva y autocrítica

(Shanks y Tilley, 1987b), cuyas las interpretaciones están sometidas a la circularidad

que propone la hermenéutica. Sin dejar de lado, por supuesto, la advertencia que se

encuentra implícita en esta propuesta; si bien “siempre existe cierta participación-

pertenencia del sujeto en la cosa que debe interpretar, es también cierto que no existe

interpretación sin una desviación, sin un roce, sin una extrañeza entre el intérprete y

el texto o el discurso que intenta interpretar” (D’Agostini, 2000: 335).

Cualquier interpretación que se realice acerca del pasado es subjetiva, aunque

todos tratemos de buscar desesperadamente cierta objetividad en los datos

arqueológicos, “toda arqueología es una actividad interpretativa [y] esta dimensión

hermenéutica para la investigación arqueológica es absolutamente fundamental”

(Tilley, 1988: 277). Por esto, considero que el método hermenéutico es el único que

puede favorecer en el entendimiento de los datos, no como datos aislados, sino como

datos vinculados a un sitio arqueológico, a un pueblo actual y a un investigador

(Hodder, 1988; Thomas, 1993; Shanks y Tilley, 1987b).

Así, el antropólogo (o arqueólogo) trata, a través de metodologías, métodos y

técnicas, de recopilar la mayor cantidad de información sobre un aspecto específico

de una cultura determinada. Pero en este proceso de re-construcción de la realidad de

un grupo, el antropólogo no percibe el mundo tal como lo percibe el grupo. El

observador tiene su propia percepción de los hechos y del mundo; por lo tanto, cada
316

investigador debe estar consciente de que en cada trabajo de campo (o en cada

investigación en el presente1) existen, al menos, tres esferas de interpretación:

1. El mundo desde la mirada del investigador (mi cultura)

2. El mundo desde la mirada del Otro (su cultura)

3. El mundo tal cual es (sin cultura)

Si se acepta esto, hay que tomar en cuenta que la interpretación del tema,

objeto o sujeto estudiado, que tenga el investigador, es una interpretación de la

interpretación del mundo, que a su vez es interpretado por este, y en otra instancia,

esta la interpretación de todo lo anterior. Es decir, (1º esfera) que el investigador

interpreta la interpretación que el otro tiene del mundo, para acceder a ese mundo; (2ª

esfera) pero al mismo tiempo, el investigador esta interpretando directamente el

mundo que rodea a ese otro; (3ª esfera) y por último, el investigador al

contextualizarse, sé esta interpretando a él mismo dentro de la investigación.

El proceso hermenéutico de investigación no simplemente es una forma de

aprehender el mundo; en cambio, es una forma de depurar la interpretación de las

nociones propias del mundo, para acercarse un poco más a la visión del otro sobre el

mundo y su mundo (D’Agostini 2000). Es decir, que el proceso hermenéutico es un

proceso de tratar de “ver” el mundo, de limpiarlo de los “escombros” que se generan

al momento de interpretar, y de concientizar que estos “escombros” son parte de los

productos que se utilizan en el análisis. Por esto se habla de una circularidad, puesto

1
Digo en el presente, puesto que si incluimos a esto la perspectiva histórica, inmediatamente se
producen otras “esferas” de interpretación.
317

que la interpretación “va y viene” desde el investigador, quien es el que inicia

voluntariamente el proceso.

De esta manera, al concientizar que se está interpretando un hecho cualquiera,

se está igualmente concientizando que existen una cantidad de elementos que afectan

esa interpretación. Al tratar de vincular estos elementos al circulo hermenéutico se

producen instantáneamente, más elementos (o variables) para interpretar, y estos son

los “escombros” de la interpretación. Siguiendo las ideas de algunos de los autores

que apoyan esta propuesta interpretativa, se puede deducir que estos “escombros”

tienen que ser tomados en cuenta, pues dejarlos de lado es equivalente a dejar de lado

datos de la investigación. De esta forma, el investigador escoge que tan profundo

quiere llegar en su interpretación, así mismo, como escoge con que elementos

teóricos, metodológicos y técnicos quiere utilizar.

Me gustaría reproducir aquí, unas líneas que escribí en mi libreta de campo

estando en Patanemo, la noche en que llegué a la casa del guía, luego de estar 3 días

acampando y prospectando en la montaña.

En este viaje he ido comprendiendo y comprobando con y en la

práctica que el trabajo arqueológico se va conformando y

construyendo con la actividad del investigador en el campo. No es sólo

excavar y analizar “objetivamente” el sitio o la gente. Es vivir con

“ellos” y “aquí”; es “estar” en el espacio y tiempo de la gente

contemporánea, es “estar” en el paisaje contemporáneo. A partir de


318

aquí, en conjunto con los restos materiales de la gente que vivió en el

pasado, hay que tratar de re-construir el pasado con todas las

herramientas teórico-metodológico-prácticas que sean útiles para el

caso y momento específico en que se realice la investigación

arqueológica.

Es un proceso largo, complejo y delicado que no comienza ni termina

en ninguno de los puntos de este (teoría, campo, laboratorio, etc.), sino

que se regenera constantemente. De allí la importancia del proceso

hermenéutico involucrado con el proceso arqueológico. La circularidad

del proceso hermenéutico se ve repetida y representada en la

arqueología, cuando ésta es percibida como proceso.

Patanemo, 23 de febrero de 2003

Percibir la arqueología como un proceso, no se refiere al proceso lineal de

iniciar una investigación científica y culminarla, con las etapas técnicas que esto

refiere. Es concebir la arqueología como un estudio que a través de un proceso de

conocimiento reflexivo y auto-crítico trata de alcanzar cierta comprensión muy

específica acerca del pasado (Shanks y Tilley, 1987b; Hodder, 1999). En este sentido,

la arqueología se convierte en mucho más que una ciencia del pasado, es un proceso

interpretativo que busca conocer al individuo que habitó en espacios y tiempos

determinados. Alcanzar este ideal es en sí un proceso de conocimiento, y este no es

un objetivo alcanzable a corto plazo. Para lograr conocer un aspecto especifico de la


319

cultura del pasado es necesario llevar a cabo una investigación extensiva y minuciosa.

En este sentido, mi trabajo en Patanemo solo abarca una muy pequeña parte de este

contexto. Como mencioné más arriba, el investigador escoge hasta que punto se

involucra en el proceso interpretativo, pero es imprescindible estar conciente de todo

lo que se va generando al iniciar una investigación, así no se este abarcando

directamente.

El OBSERVADOR CONTEXTUALIZADO

En el proceso de contextualizar los datos de la investigación es inevitable

tratar de contextualizarse a uno mismo dentro de los datos y el sitio. En mi caso

particular, las dos sub-áreas dentro del área de Patanemo donde trabajé, valle y

montaña, fueron dos “marcos” diferentes de trabajo. La palabra “marco” la utilizo

aquí refiriéndome a un marco de un cuadro, el cual bordea una imagen construida por

el investigador. Está imagen es la visión-interpretación que de estos sitios es

construida por el observador. Dentro de la imagen construida es inevitable (y

posiblemente justificable) contextualizarse a uno mismo, pues todo esto es parte del

proceso interpretativo del sitio. Para no ser reiterativo en este ensayo solo trataré uno

de los dos “marcos”, puesto que si bien cada sitio posee un contexto diferente y mis

experiencias allí fueron diferentes, el punto al cual quiero llegar es el mismo.


320

Experiencias y reflexiones

El marco que he construido de la vida cotidiana en el pueblo de Patanemo está

dibujado a partir de lo que he observado de la gente que allí habita, principalmente de

las personas con las que he tenido mayor contacto. No quiero decir con esto que así es

la vida en el pueblo de Patanemo, únicamente que así es como he percibido algunos

aspectos de la dinámica de varios grupos familiares del pueblo.

No quiero desarrollar aquí todas mis experiencias o abarcar todos los aspectos

que se podrían tratar desde una mirada antropológica; solo aspiro relatar unos

ejemplos que permitan vislumbrar lo que ha sido el choque cultural que he sentido al

convivir con la gente de Patanemo, y como esto ha afectado la visión que tengo del

trabajo. Para explicar esto, quisiera (como lo he hecho más arriba) transcribir algunas

anotaciones de mi libreta de campo sobre la vida cotidiana o dinámica del grupo

familiar con el cual me he compenetrado más. Antes debo advertir que yo pertenezco

a una familia muy pequeña, formada por mi madre, padre, hermano y dos hermanas;

no tengo abuelos, tengo tres tíos y cuatro primos a los que no veo nunca y,

sinceramente, son mi familia pero no los siento muy cercanos, por lo cual podría

decir, sin mucho remordimiento, que mi familia es mi madre, padre y hermanos.

En Patanemo los grupos familiares son extensos, en ocasiones pienso que

todos son familia de todos y esto es algo que, a mí particularmente, me ha llamado

mucho la atención. Las relaciones familiares son muy cercanas y, hasta me atrevería a

decir, son muy parecidas a lo que se ha definido como clan familiar. Uno de los

aspectos dentro del ámbito familiar que más me llama la atención es el uso del
321

espacio en las casas. La línea de lo público y lo privado pareciera ser muy delgada,

pues cada célula2 familiar vive en una casa, pero al mismo tiempo, esa casa pareciera

ser de todos, y/o de uso familiar.

Es curioso ver como en casa de la familia del guía entra y sale gente

(principalmente familia) sin pedir permiso, como si fuera su propia

casa. La primera vez que entran (durante el día) saludan, y el resto de

las veces sólo entran y comentan algo, siguen una conversación pasada

o sencillamente se sientan a ver televisión. Me parece que es como si

cada miembro de la familia tiene su casa, pero el resto de las casas de

sus hermanos, hermanas, padres y madres son su casa. En ocasiones

alguien llega (sobrino, primo, hermano, etc.) y se queda todo el día,

come, conversa, ve televisión, y luego, en la noche, cuando se acerca

la hora de ir a dormir (lo que generalmente es luego de ver la novela de

las 9, de las 10 pm y el noticiero) sencillamente, se despiden diciendo

‘hasta mañana’, y se van.

Patanemo, 18 de febrero de 2003

Este escenario, despierta en mi una curiosidad por el hecho de observar cómo

son las relaciones familiares de esta gente, y si bien, yo no estoy realizando un trabajo

etnográfico, me es muy difícil desligarme de este tipo de observaciones. Mi posición

dentro de estas situaciones es muy curiosa, pues al ser aceptado por esta familia,

2
Aquí utilizó el concepto de célula para referirme a una madre, padre e hijos, que habitan en una casa,
pero que son parte de un grupo familiar mayor.
322

prácticamente me consideran adjunto a ella, o adjunto a ese clan familiar. Recuerdo

una noche que llegué a Patanemo y luego de saludar y ponernos al día sobre lo que

habíamos hecho en el tiempo que no estuvimos juntos, nos sentamos en la sala (de la

casa de mi guía) con su esposa y sus dos hijos a ver televisión, y de repente el hijo

menor comentó que ya estaba completa la familia (pues yo estaba allí), y el resto

sonrió con algo de pena y asintió con la cabeza. Nadie dijo nada más, pero para mí

fue un suceso extraordinario.

Otro ejemplo o anécdota del convivir en Patanemo, y esto me ocurrió en

repetidas oportunidades, fue el hecho de que la casa de mi guía está en construcción,

y hasta hace poco no había baño. Por esto, cuando uno necesitaba hacer alguna

necesidad más allá de la urinaria debía dirigirse a casa de su suegra. Esto era un tanto

incómodo para mí, pues la entrada al baño está justo frente a la sala donde se ve

televisión. La primera vez que fui al baño entré a la casa con mi guía, y con mi papel

higiénico debajo del brazo, tratando de ocultarlo, cual fue mi sorpresa, al ver que en

la sala de la televisión estaba la suegra, el suegro, los nietos, los primos; en fin, una

cantidad de personas que sabían que yo necesitaba ir al baño, por lo cual me abrieron

la puerta rápidamente, me prendieron la luz y me desearon suerte. Mientras yo estaba

adentro, alguien me preguntó: ¿y cómo va su trabajo aquí en el pueblo?, yo en mi

concentración medio traté de responder, y otra persona le reprochó a la anterior: no

molestes al muchacho que seguro está concentrado. En ese momento, todos

comenzaron a comentar y a reírse del suceso, mientras yo seguía dentro del baño. Esa
323

parte no fue más vergonzosa que el momento en que salí del baño y todos me miraron

con una sonrisa y preguntaron: ¿todo bien?...

Por supuesto, ser aceptado no quiere decir que yo soy parte de ese contexto,

pues indiscutiblemente yo sigo siendo un personaje externo, que aparece y desaparece

en su vida. Esta condición de extranjero-aceptado, me ha permitido por un lado,

poder observar antropológicamente la dinámica de la vida en el pueblo, y por otra

parte, participar activamente u observar participativamente en las actividades del

grupo (Geertz 1990).

Dentro de este marco trato de contextualizarme y explicarme a mi mismo, mi

papel dentro del pueblo, pero hasta ahora no he logrado llegar a una conclusión que

me satisfaga. Trato de hacer esto puesto que a raíz de mis trabajos de campo he

sentido la necesidad de justificar mi presencia dentro de una comunidad que no la

solicitó.

Me cuesta poder comprender la dinámica de la gente en Patanemo.

Aunque yo sólo esté aquí para hacer un trabajo arqueológico, me es

muy difícil desligarme de la vida cotidiana del pueblo, los trato de

entender y comprender y me es muy complicado. Me siento como un

“ente” extraño tratando de encajar en una estructura, que si bien, es

muy similar a la mía, tiene muchos elementos diferentes. Yo no sé

exactamente por qué trato de conectarme con la realidad social del

pueblo, yo estoy aquí para descubrir y entender el pasado, no el

presente...
324

Es confuso, mi presencia aquí me confunde. Constantemente siento

que estoy perdiendo información, datos, pero me doy cuenta que no

puedo abarcar todo al mismo tiempo.

Patanemo, 18 de febrero de 2003

Dentro de esta “auto-reflexión” he pensado que una de las razones de esta

confusión es el hecho de que constantemente yo estoy tratando de mantener buenas

relaciones con la gente del pueblo, identificándome con ellos y tratando de que ellos

se identifiquen con mi trabajo, para así poder lograr que ellos confíen en mí lo

suficiente, con el fin de que me permitieran acceder a los sitios en los que era (y es)

interesante excavar (como ya dije, muchos de los sitios con esta característica están

debajo de las casas de la gente del pueblo o en sus terrenos). Entonces, por un lado yo

trato de ganar la confianza del grupo para acceder a sitios arqueológicos y poder

concretar mi investigación, y por otro lado, me es muy difícil dejar de lado la visión

antropológica que tengo de esta comunidad.

Mientras fui estudiante regular me explicaron que el trabajo arqueológico,

requería, convivir con un grupo con el cual había que tratar de mantener buenas

relaciones, pues a fin de cuentas, eran ellos los que vivían allí. Pero, aunque me lo

explicaron, nunca comprendí realmente lo delicado de esta convivencia. He

escuchado de arqueólogos que estando en comunidades, no se relacionan con ella, no

la toman en cuenta dentro del trabajo arqueológico, y esto, en este momento de mi

desarrollo académico, me parece absurdo. ¿Cómo desligarse de los individuos hoy en


325

día?, ¿cómo no observar el vínculo que la gente que habita hoy en día en el sitio

mantiene con su medio ambiente?. Estas y otras preguntas me llegan a la cabeza

cuando pienso en esto. ¿Es que acaso la arqueología es una ciencia dedicada

exclusivamente al pasado?, si esto es así, entonces no estoy aceptando realmente que

el pasado es construido desde el contexto del tiempo presente o contemporáneo.

Es común la frase de conocer el pasado es vincularlo con el presente (Binford

1988), y que, el pasado es construido desde el presente (Shanks y Tilley 1987b;

Thomas 1993). Entonces, ¿estaría bien desligarme de la gente del presente?, ¿estaría

bien no tomarlos en cuenta?. Ante estas preguntas no tengo respuesta, solo la

confusión que he expresado en estas páginas.

Si bien el “marco” que he tratado de representar no está completo, y aunque

posiblemente lo podría completar con más ejemplos, el punto que trato de señalar es

que si bien yo fui a Patanemo a realizar una investigación arqueológica, el

involucrarme con la gente, y observar aspectos etnográficos en los trabajos de campo

arqueológicos me resultó inevitable. Esto afectó mi forma de percibir el trabajo y al

pueblo en general, lo que posiblemente afecte las interpretaciones que yo voy a

realizar del pasado.

El epígrafe de esta tesis contiene unas líneas de un texto de Lévi-Strauss

donde directamente aborda la temática de los trabajos de campo, esa frase tuvo un

alto impacto en mi y el trabajo, puesto que yo también, de una forma muy romántica,

a veces quisiera haber visitado Patanemo en el siglo XIV o XV y ver directamente a

los indígenas que estoy tratando de conocer. Me doy cuenta de que cuando siento que
326

estoy perdiendo información, es porque mi atención sobre la comunidad no está del

todo alerta. Esta me proporciona tanto datos etnográficos como arqueológicos, todo al

mismo tiempo. Siguiendo el razonamiento de Lévi-Strauss, si yo hubiera visto a los

indígenas en el siglo XIV o XV, no hubiese conocido toda la gama de elementos que

puedo conocer hoy en día, y a fin de cuentas, me encontraría en la misma confusión y

con los mismos anhelos que en este momento.

¿EL FINAL?

El objetivo de estás páginas ha sido expresar mis experiencias personales

sobre mi primer contacto directo con un trabajo de campo arqueológico realizado y

consumado en su parte práctica y metodológica por mí. He escrito este texto con el

fin de realizar un ejercicio “auto-reflexivo” y “auto-crítico” que me ayude a entender

mejor la experiencia completa y los ámbitos específicos, que han surgido del trabajo

de campo en Patanemo. Incluso al momento de sentarme a escribir y pensar ¿qué voy

a decir de mis trabajos de campo? tuve que “auto-reflexionar” mi experiencia, revisar

mis notas de campo y analizar todo junto.

He afianzado más mis creencias actuales sobre la actividad de campo en la

antropología, la cual significa desde mi punto de vista, la herramienta principal de la

antropología. Es en el trabajo de campo donde al evaluar la realidad externa y auto-

reflexionar nuestra propia realidad podemos desarrollar propuestas y mantener activa

la disciplina. Si no mantenemos contacto con OTRO ¿cómo poder tener un punto de

referencia para lo PROPIO?.


327

En su trabajo Arqueología de Campo, publicado por primera vez hace más de

50 años, Sir Mortimer Wheeler anota que “el arqueólogo no desentierra cosas, sino

gentes” (1961: 7). Creo que este autor tocó un punto clave de la actividad

arqueológica y, sobre todo, de la interpretación arqueológica. Pero también habría

que sumarle a esto que el arqueólogo no convive hoy en día con cosas, sino con

gente, lo que también habría que tomar en cuenta.

En este sentido, las dudas que he presentado en este texto van orientadas a la

“exploración” de la arqueología (y la antropología) más allá de lo que me han

enseñado en los salones de clases o he leído en los textos. Es el deseo por

experimentar la arqueología (y la antropología), pues sin la experiencia vivida las

teorías no son más que solo palabras. Es en el campo donde se genera y se re-genera

la disciplina, y es aquí donde han aparecido las propuestas teóricas que han

impactado más la antropología, como por ejemplo el funcionalismo de Malinowski,

el estructuralismo de Lévi-Strauss, y la antropología interpretativa de Geertz, entre

otras.

Estoy tratando de seguir las lecciones de autores como Lévi-Strauss, no por su

estructuralismo, sino por el hecho de comprobar y experimentar como lo hizo él y

muchos otros antes que él, ¿qué es la antropología?, ¿cómo se hace antropología?. En

fin, de experimentar desde y dentro de la disciplina.

Marcus y Fisher (1986), Geertz (1990) y otros, opinaron en un momento

determinado del desarrollo antropológico, que solo a través de la antropología

interpretativa y de la práctica de la etnografía interpretativa es posible recibir y


328

expresar las vivencias del antropólogo en el campo, y así confrontarlas con un texto

que va dirigido no a ese grupo de personas sino a un grupo de académicos y, al final,

al conocimiento antropológico de la realidad social. Como el texto que presento en

este momento, el cual no está escrito pensando en la gente de Patanemo, sino

pensando, egoístamente, en mí conocimiento y desarrollo como futuro antropólogo.

Claro está, que si bien no estoy dirigiendo mis palabras a la gente de Patanemo, las

estoy basando de mi experiencia con ellos, por lo cual, también es necesario escribir

llegado su momento para ellos.

En definitiva, creo que la razón por la cual me es muy difícil desligarme de la

gente que vive hoy en día en Patanemo es porque yo no estudié en una escuela de

arqueología, sino en una escuela de antropología, y hasta cierto punto me han

enseñado a mantener una visión holística de la realidad estudiada. En este momento

recuerdo las palabras de uno de mis profesores, cuando tantas veces nos dijo que lo

que se busca es un trabajo antropológico del pasado, es decir, trabajar con una

metodología que no sólo tome “en cuenta los ‘testimonios’ de quienes dejaron un

registro escrito de su vida, sino también rastrear ‘indicios’ y ‘huellas’ de las

actividades y pensamientos de quienes no dejaron registro directo de su existencia”

(Amodio, 1998: 8).

OTRA VÉZ EN EL CIRCULO

Luego de terminar de escribir este apéndice, y de leerlo y pedir que lo lean otras

personas, he mantenido la idea de que mi interpretación de los sucesos y comentarios


329

arriba escritos, es por supuesto, interpretable también. Revisando el texto me hicieron

observar que mis estrategias para acceder a los sitios de excavación podrían ser una

manipulación por mi parte a la gente con quien estuve. Por otra parte, podría ser

posible que el manipulado sea yo. Durante el desarrollo de los trabajos de campo traté

de ganar la confianza de la gente para acceder a sitios arqueológicos. Pero en este

proceso de “acceder” fue cuando comencé a replantear mi posición. Puesto que ¿soy

un manipulador cuando trato de crear estrategias para “acceder” a sitios

arqueológicos para concretar mi investigación? O ¿soy un egoísta al hacer cualquier

cosa con tal de obtener lo que deseo del sitio y de la gente? Yo creo que la respuesta a

las dos preguntas es sí. Este es el dilema que planteo, puesto que esa gente que conocí

allá, es gente viva igual que yo, y ¿qué derecho tengo yo de manipularlos?. Creo que

esta es la pregunta oscura de la antropología.

La justificación para esto es que conocer el pasado es importante para mí, para

nosotros en el medio científico y en general para la nación. Si no conocemos nuestro

pasado como podemos realmente conocer quienes somos hoy. Lo que somos hoy no

es un producción exclusiva del presente, así como lo que descubrimos del pasado no

es una producción exclusiva del pasado. Se podría pensar entonces que nos estamos

auto-escribiendo cuando analizamos el pasado, así como yo posiblemente me auto-

escribí cuando intencionalmente escogí lo que quería decir en estas páginas, incluso

cuando escribo esto pensando en lo que ya escribí. Aunque este análisis parezca un

callejón sin salida, no necesariamente lo es, puesto que no es posible conocer

realmente lo que se quiere si se indaga profundamente en ello.


330

Aquí posiblemente se encuentre un pequeña porción de la justificación del

investigador (intruso) en las comunidades. Estar “ahí” para conocer el pasado, el

presente, para luego tratar de explicarla a la gente de “aquí” y de “allá”, para entender

de donde provenimos, para explicarnos hoy el por qué de nuestras acciones, y todo

esto, porque pensamos que es importante para conocer las actividades sociales,

culturales e ideológicas del ser humano. Desde un punto de vista, se podría entender

que la mejor manera de conocernos es enfrentándonos a lo que no conocemos. Es

decir, que al estar frente a una comunidad con patrones diferentes de vida, podemos

contrastarlos con los nuestros, para así delinear nuestro contexto y ubicarnos al

momento de interpretar. En este sentido, esto es uno de los aspectos que nos ofrece el

trabajo de campo, conocernos un poco más y tratar de entender algo que esta fuera de

nosotros.

No respondo a nada y me mantengo con las mismas dudas con las que comencé,

pero está en la revisión de los elementos que rodean a la investigación la búsqueda de

las respuestas o de las preguntas.

REFERENCIAS CITADAS

Se encuentra en la bibliografía, página 239.


331

*Los mapas fueron elaborados y digitalizados en Arc View 3.3, en base al

ortofotomapa Borburata 6647-III-NO del Instituto Geográfico de Venezuela, Simón

Bolívar.

Escala: 1:25.000

PROYECCIÓN MERCATOR TRANSVERSAL

Datum vertical: Nivel Medio del Mar

Datum Horizontal LA CANOA

*Las imágenes satelitales fueron tomadas de los mosaicos de imágenes del satélite

Landsat TM elaboradas por NASA (http://zulu.ssc.nasa.gov/mrsid/). La fecha de la

toma es 1990 +/- 3 años.

Escala: 1:100.000

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