Professional Documents
Culture Documents
Entrevistas con:
Nancy Obregón Peralta
Elsa Malpartida Jara
1
HABLAN LOS DIABLOS
Amazonía, coca y narcotráfico en el Perú
Versión recargada
Primera re edición
Lima, julio de 2007
2
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
Pien Mettal. Transnacional Institute.......................................................................... 5
INTRODUCCIÓN
Programa Democracia y Transformación Global...................................................... 7
DIABLO 1
BALDOMERO CÁCERES SANTA MARÍA.
DOS ESCRITOS SOBRE COCA, DROGAS Y PSIQUIATRÍA.................................. 11
I. Psiquiatría y «Prohibición de las drogas»....................................................... 13
II. Historia, prejuicio y versión psiquiátrica del coqueo andino.......................... 26
DIABLO 2
HUGO CABIESES CUBAS.
COCA COMPLEJA, DROGAS Y COCALEROS EN LOS ANDES.......................... 54
I. Entre la coca y La coca cola 1995................................................................ 54
II. Cifras sobre coca, cocaína y cocaleros 2003................................................ 62
III Coca, drogas y debates en Viena 2003........................................................ 77
IV. Marchas cocaleras y «desarrollo alternativo» 2003 – 2004........................... 84
V. Otro desarrollo alternativo es posible.......................................................... 103
VI. Superar la adicción al calco, la copia y el fracaso 2007.................................. 121
DIABLA 3
ANAHÍ DURAND GUEVARA.
EL MOVIMIENTO COCALERO Y SU DIFÍCIL CONSTRUCCIÓN EN EL PERÚ.
ITINERARIO DE DESENCUENTROS EN EL RÍO APURÍMAC.............................. 145
I. El escenario regional.................................................................................... 146
II. Movimientos sociales: entre la realidad y la teoría......................................... 149
III. Identidades débiles, combinaciones riesgosas: coca,
violencia y narcotráfico................................................................................ 151
IV. Construyendo adversarios; estrategias pragmáticas,
enemigos difusos......................................................................................... 156
V. Totalidad y representación en el movimiento cocalero................................. 162
VI. Reflexiones finales, a manera de conclusión................................................. 168
3
DIABLO 4
RICARDO SOBERÓN GARRIDO.
EL «CONTROL» DE DROGAS EN EL PERÚ EN ÉPOCA DE DEMOCRACIA. ..... 173
I. Contexto político.......................................................................................... 173
II. Marco referencial sobre el impacto del narcotráfico
y las políticas antidrogas................................................................................. 175
III. El manejo internacional de la economía asociada a la coca/ cocaína................. 180
IV. La evolución de la criminalidad de las drogas en el Perú.................................. 182
V. Las repercusiones sobre derechos humanos, impunidad
y convulsión en el Alto Huallaga.................................................................... 186
VI. Derecho a la libertad e integridad personales................................................. 187
VII. Libertad personal y libre tránsito.................................................................... 191
VIII. Cocaleros: ¿el derecho a la participación política?........................................... 192
IX. Los derechos humanos, económicos, sociales y culturales............................. 195
X. Derecho a un medio ambiente sano en la Selva Alta...................................... 196
XI. La coca: ¿y los derechos culturales?............................................................... 199
XII. A modo de conclusiones y recomendaciones................................................ 205
DIABLO 5
RÓGER RUMRRILL GARCÍA.
INFORME KANATARI. DROGAS, BAJO LA AMENAZA DE UN NUEVO
CICLO DE DEMANDA MUNDIAL......................................................................... 208
I. China, el nuevo motor de la demanda.......................................................... 209
II. Características del nuevo ciclo....................................................................... 209
III. La demonización de las drogas...................................................................... 211
IV. El éxito geopolítico de «la guerra mundial contra las drogas».......................... 213
V. Qué hacer en el Perú ante este nuevo ciclo................................................... 215
VI. La geopolítica del presidente García............................................................... 216
TESTIMONIOS
Nancy y Elsa. Mujeres, lucha y liderazgo en el movimiento cocalero......................... 216
Entrevista a Nancy Obregón Peralta
I. «Nadie puede hablar de algo que no siente»................................................. 216
II. «No cambio la coca por nada»...................................................................... 227
Entrevista a Elsa Malpartida Jara
III. «La marcha de la coca»................................................................................. 232
4
PRESENTACIÓN
La aparición del libro en aquel momento no debió pasar desapercibida para las
autoridades. Buena parte de la edición ‘desapareció’ en los almacenes de la Aduana
peruana cuando se intentaba introducirla al Perú. Ahora, dos años más tarde, hemos
logrado por fin hacer una nueva edición, revisada por sus autores, la cual esperamos
poder difundir en el país con más éxito. La edición revisada de «Hablan los diablos»
no podía llegar en un momento más oportuno. El panorama para una solución de los
conflictos en torno a los cultivos de coca no ha mejorado, más bien al contrario. El
actual escenario de conflicto y sangre necesita con urgencia respuestas realistas que
los autores de esta obra proporcionan. Dicho de otro modo, sus diabluras siguen en
pie, en el buen sentido de la palabra.
Las últimas cifras para 2006, recientemente publicadas por la Oficina de Naciones
Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD), estiman que los cultivos de coca
aumentaron en Perú 7%, en Bolivia 8%, y disminuyeron en un 9% en Colombia.
Si recordamos el Plan de Acción que resultó de la Sesión Especial sobre Drogas de
Naciones Unidas (UNGASS) de 1998, a través del cual la comunidad internacional
se comprometió a encontrar estrategias que «eliminan o reducen significativamente
los cultivos ilícitos del arbusto de coca, la planta de cannabis y la amapola de opio para
el 2008», no podemos sino concluir que este Plan ha sido un tremendo fracaso. En
2000, Perú tenía un poco más de 40.000 hectáreas cultivadas, que se traducían en
unas 141 toneladas métricas de clorhidrato de cocaína. En 2006, los satélites de la
ONUDD registraron 51.400 hectáreas y una producción de cocaína estimada en 280
toneladas métricas.
5
Ahora que se acerca la próxima UNGASS, que tendrá una primera sesión en
marzo de 2008, esperamos que se produzca una auténtica evaluación de los pasados
diez años, y se dé una franca discusión abierta sobre los resultados de este período
en materia de reducción de la oferta, demanda y tráfico de drogas.
Con las estadísticas a la vista será muy difícil llegar a la conclusión de que andamos
por buen camino, aun si se miran los casos en los que se presentan disminuciones. Por
lo general estas disminuciones, observadas dentro del panorama global, se producen
a la par de un aumento en otras regiones. Además, la reducción de coca obtenida
a través de la implementación de métodos de fuerza, como la erradicación forzada,
conlleva por lo general un desastre humanitario que no es visible en la mera lectura
de las cifras.
Una visita a Tocache en la región del Alto Huallaga, en junio de 2006, nos convenció
de que simplemente no hay lógica alguna en quitarle a la gente, con la erradicación,
la fuente de sus pocos ingresos, que les alcanza apenas para financiar el estudio de
sus hijos o pagar sus cuentas domésticas. Entendemos entonces que el máximo jefe
de la ONUDD, Antonio Maria Costa, diga en la nota de prensa que acompaña el
último informe de monitoreo de cultivos de esa entidad, que «algunas comunidades
permanecieron vulnerables a la tentación de cultivar coca». Sin una alternativa que les
represente ingresos similares, es lógico que las comunidades sigan siendo vulnerables
a la tentación de cultivar coca. El señor Costa debería sacar de sus propias palabras
la enseñanza correspondiente.
Según datos del mismo Gobierno de Estados Unidos, la cocaína sigue estando
disponible en las calles de las ciudades estadounidenses, en buena cantidad y calidad,
y a precios bajos. Entonces, ¿para qué han servido los miles de millones de dólares
invertidos en supuestamente proteger a los ciudadanos de la llamada amenaza de la
droga?
La siguiente revisión crítica de los últimos diez años brinda una excelente
oportunidad de examen que no se puede desaprovechar. El Perú debe de aprovechar
al máximo esta ocasión, mostrando el error que hay en la lógica que respalda el modelo
de reducción de la oferta. Ahora que los diablos peruanos han vuelto a hablar, sólo
nos queda esperar que se les escuche.
* Miembro del equipo del Programa Drogas y Democracia – Transnational Institute TNI, Ámsterdam
(http:www.tni.org).
6
INTRODUCCIÓN
PROGRAMA DEMOCRACIA Y TRANSFORMACIÓN
GLOBAL
7
El libro expone cómo el problema de los agricultores cocaleros está íntimamente
relacionado con los modelos de desarrollo y las distintas modernizaciones impulsadas
por las élites de acuerdo con las necesidades del capital, que tiene como su expresión
actual al capitalismo neoliberal. Teniendo como trasfondo el problema nacional, el
discurso desarrollista del pasado desde el Estado promovió la colonización de la frágil
Amazonía, para después olvidar por completo el campo abandonándolo a las fuerzas
del mercado. Ante la ausencia de oportunidades y de políticas de desarrollo claras, el
cultivo de la coca ya sea para el narcotráfico o para el consumo tradicional se muestra
como la opción que resuelve los problemas de los agricultores.
Esto último, mezclado con lo vivido en la época de la violencia política en que tanto
las «fuerzas del orden», los «insurgentes» como los comités de autodefensa (como
muestra Durand en su artículo) recurrieron al narcotráfico para los usos de la guerra
o para la corrupción, desnuda los profundos problemas del Perú. En nuestro país, la
ciudadanía plena es inexistente para todos y se violan permanentemente los derechos
humanos. Además, las propuestas de solución se elaboran desde una perspectiva
represiva y los proyectos de desarrollo alternativo resultan ineficaces.
Descubrimos que tras ese discurso –de los ángeles y querubines como dirían
nuestros autores- contra las drogas que se hace extensivo contra la coca y los cocaleros,
se esconde algo más que la cruzada para enfrentar el terrorismo o el narcotráfico tras el
triunfo sobre el comunismo. Están de por medio intereses geopolíticos de los Estados
Unidos en nuestro subcontinente para controlar los recursos de la Amazonía, hallando
en esta guerra el pretexto perfecto para extender su control militar. Es evidente que ni
el consumo (especialmente en los países del Norte) ni la producción de la cocaína han
decaído a pesar de llevar ya varias décadas de políticas antidrogas. Todo lo contrario,
la criminalización de la cocaína parece haber disparado el ascenso del narcotráfico
convirtiéndolo en un jugoso negocio que inyecta mucho dinero en las economías y
que propicia una espiral de violencia y corrupción de la que participan también los
Estados y los intereses que se articulan en ellos.
Efectivamente, la política promovida por los Estados Unidos, a la que el Estado del
Perú se subordina completamente, se reduce a la represión centrada especialmente en
la destrucción de los cultivos, la interdicción de los mismos y el desarrollo de políticas
de sustitución bastante ineficaces. Estas, además, se orientan a ser un mero chantaje
que oferta algunos servicios básicos a cambio de la erradicación «voluntaria» de cultivos.
Tanto la DEA como USAID están involucrados en estas políticas de intervención directa
sobre nuestros países, que tienen su realización máxima en el llamado Plan Colombia
o Plan Patriota, implementado en Colombia con el pretexto de neutralizar a la guerrilla
y su base económica, el narcotráfico. Década tras década sigue creciendo la demanda
de los países del Norte y la violencia y corrupción siguen acrecentándose en los países
del Sur. En estas condiciones la guerra en Colombia no tiene visos de terminar.
8
Como lo demuestra el historiador Paul Gootemberg, el desarrollo del narcotráfico
desde sus primeras etapas estuvo vinculado al de la «guerra fría». Los regímenes
anticomunistas fueron los transmisores, al igual que las Naciones Unidas, de las políticas
criminalizadoras de la coca y de la cocaína que sin embargo dispararon el negocio. Tras
la caída del Muro de Berlín, la cruzada anticomunista fue reemplazada por la guerra
contra las drogas y el terrorismo, justificando la injerencia de los Estados Unidos en
América Latina.
Aún desvinculados, con casi nulos contactos con los movimientos cocaleros de
otros países, con sus esfuerzos por lograr la unidad, el movimiento cocalero es un
movimiento social en ciernes que ha logrado proyectar algunos liderazgos sociales y
políticos interesantes que hoy se hacen protagónicos para enfrentar el continuismo
neoliberal y avanzar en la búsqueda de alternativas más incluyentes en el Perú. Con
todos sus dilemas, el movimiento cocalero permite abrir un importante debate en el
Perú al que busca contribuir este libro.
9
Finalmente, como se advierte, el Perú no puede seguir sin una política propia
para abordar el problema. No se puede seguir con una mirada sesgada, centralista
y simplemente sumisa a los dictados de Washington. Un nuevo ciclo de demanda
de drogas se abre en el mercado chino, lo que puede terminar disparando aún más
el narcotráfico, la violencia y la corrupción si es que no hay políticas que aborden
estos temas en su complejidad y que enfrenten el problema desde los intereses de
las grandes mayorías de nuestro pueblo. Estamos convencidos que el desarrollo de
políticas alternativas es solamente posible desde las propuestas de los actores sociales
que diariamente sufren el fracaso de la política actual.
Notas
1
A los textos revisados para esta ocasión de Hugo Cabieses, Roger Rumrrill, Baldomero Cáceres y Ricardo Soberón,
agregamos el de Anahí Durand sobre el movimiento cocalero.
DOS ESCRITOS SOBRE COCA, DROGAS Y
PSIQUIATRÍA
Baldomero Cáceres Santamaría
PRESENTACIÓN
Durante los últimos treinta años, gracias al esfuerzo coincidente de académicos y
movimientos de campesinos cocaleros, se ha logrado avanzar mucho en la revalorización
y ensayos industriales de la hoja de coca en Bolivia y el Perú, recobrándose su imagen
real como recurso nutricional tradicional y símbolo del mundo andino.
La condena internacional del coqueo andino y del uso de otras plantas por ser
«toxicomanía» o «adicción», cargo que oficialmente se mantiene en las convenciones
internacionales y las margina del libre mercado, se sustenta - como he documentado-
en una doctrina exclusivamente psiquiátrica, aunque no lo precisen así diversos analistas
del tema (Nadelmann, 1988, 1990; Escohotado,1994; Cotler, 1999; Levine, 2002,
2003). Si bien se ha denunciado a la Psiquiatría como la Inquisición de nuestros tiempos
(Szasz, 1975), y se ha visto en la ideología de la libertad e independencia del individuo el
fundamento cultural de la Iglesia Prohibicionista (Cohen, 2003) -en efecto- los analistas
pasan por alto el «marco de referencia»(Allport, 1939) asumido por la Ley6.
Ajeno a toda consideración política, creo que como psicólogo social he cumplido
consecuentemente con la tarea de denunciar la conjura psiquiátrica que mantienen
en pie las convenciones internacionales, conjura de la cual, en el caso de la coca, creo
haber ofrecido suficientes evidencias.
Notas
1
Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas, conocido por su sigla CEDRO.
2
Apareció condensado como artículo inicial de América Indìgena 4, número de la revista del Instituto Indigenista
Interamericano editada en México, dedicado en 1978 a la costumbre andina. Luego en La Coca Andina: visión
indígena de una planta satanizada, III&J.Boldó, México, 1986.
3
D.L Nº 22095 de 1978, durante el Gobierno Militar del Gral. Morales Bermudez. Vigente hasta hoy día
4
También en español: Oveja Negra, Bogota; 1981; Hisbol, La Paz; 1992; J.Gutemberg, Lima, 2005; y en alemán:
Verlag Roter Funke, Bremen, 1981.
5
Como demuestran los magister en Farmacodependencia creados en diversas universidades, e investigaciones
financiadas por la administración norteamericana, que he comentado en Coca: apuntes críticos sobre investigaciones
recientes, en Debate Agrario 39, cedep, Lima, 2003 (en Internet).
6
Entenderemos por tal «cualquier contexto que ejerce una demostrable influencia sobre la percepción, juicio y
acciones de los individuos. A menudo la influencia es -en términos de Köhler- silenciosa. El sujeto es sólo parcialmente
conciente de su existencia y, a menos que esté debidamente advertido, también el investigador puede pasarlo por alto
enteramente.», en The Psychologist ´ frame of reference, Psychological Bulletin 37, Nº1, January, 1940, 1-28.
Cabe destacar que el intento de su- presión recayó inicialmente sobre sustancias
psicoactivas naturales hasta entonces respaldadas por la medicina académica, como
destacó Szasz (1975). En el caso de la coca nos lo recuerda la monumental obra de
Golden W. Mortimer, médico e historiador de Nueva York, Peru, History of Coca, «The
Divine Plant of the Incas»,’ publicada en 1901, libro del cual apareció una condensada
versión francesa destinada a los médicos en 1904. Cabe destacar igualmente que, pese
a la reedición de la versión original en 1975, y de la traducción francesa en 1992, no
existe aún versión en español(3).
Son los Estados Unidos, en efecto, con el permanente apoyo del Reino Unido,
los que distribuyen y controlan a sus «agentes encubiertos» dentro de los países
significativos en la producción o tránsito de las sustancias prohibidas, en especial cuando
se presume que abastecen a su población. Este último es el caso de la región andina
donde el cultivo del arbusto de la coca, limitado en sus usos tradicionales e industriales
por la propia legislación, en cumplimiento de los acuerdos internacionales, ha estado al
servicio del multimillonario negociado de la cocaína, droga de la cual fuimos el primer
productor mundial durante más de una década: 1980-1994), hasta que Colombia
asumió la producción con sus extendidas y bien cuidadas plantaciones, reemplazando
su menor cultivo en Bolivia y el Perú. Si bien la disminución se ha mantenido, el repunte
reciente del precio de la hoja lleva a temer que la ofensiva en Colombia retrotraiga
la situación y volvamos a ser un destacado «cocaine country» (narcoestado), aquejado
nuevamente por la violencia que surge como estratégica cortina de humo detrás de
la cual el negociado prospera.
La justificación de la prohibición.
La coca y su condena
Tal condena -en efecto- tiene una historia documental perfectamente reconstruible
a partir del Informe de la Comisión de Estudio de las Hojas de Coca (Lake Success,
1950), designada por el Consejo Social y Económico de las Naciones Unidas. Con
tal Informe, la Organización Mundial de la Salud, mediante su Comité de Expertos
pretende haber acabado con la revisión de la información pertinente. En la 28a.
sesión del Comité de Expertos en Fármaco dependencia de la Organización Mundial
de la Salud (1992) se rechazó recomendar una revisión crítica del pues la coca no se
masca sino que se exprime su jugo en la parte lateral de la boca, lo llamó P.O Wolf
«cocaísmo», forma moderada de repetir la sentencia de Valdizán sobre el «cocainismo
Medicina y Psiquiatría
Una primera revisión del Informe presentado por la Comisión puede mostrar la
exclusión, dentro de la bibliografía recogida y anotada por el doctor P.O. Wolf, de los
testimonios médicos del siglo XIX que hablaban de los beneficios derivados del uso
de la coca y que recogió Mortimer (1901). Entre ellos fue ignorada la Disertación sobre
el aspecto, cultivo, comercio y virtudes de la famosa planta del Perú nombrada Coca,
que publicara el doctor Hipólito Unanue en el Mercurio Peruano (14), informe que fue
debidamente considerado tanto en los Estados Unidos como en Europa, prestándole
a la coca el apoyo académico para su divulgación y aprovechamiento industrial por
firmas farmacéuticas (Parke, Davis and Co.; Merck) y otras (Vin Mariani, elaborado por
Angelo Mariani en París; la Coca Cola en Atlanta). De la desacreditación del excelente
resumen del reconocimiento médico debido a Mortimer (1901), se encargó el doctor
Wolf al anotar: «puede sencillamente pasarse por alto» (15).
La omisión del informe de Unanue tuvo que ser justificada posteriormente por
el doctor Wolf, en un artículo presentado en el Boletín de Narcóticos al cual remito(16),
aduciendo que, en el decir de Hermilio Valclizán(17), padre fundador de la psiquiatría
peruana, se habría tratado de un «estudio agronómico» con el título «El cultivo de la
Coca», aunque transcribía el nombre completo de la Disertación de Unanue.
Detrás del juicio a la coca seguido al final de los 40, ejercía su presencia la anterior
condena de la cocaína, la que a su vez es cuestionable en su origen. Esta tarea ha sido
posible por la publicación, en 1975, de los Cocaine Papers de Sigmund Freud, gracias
al interés del profesor Robert Byck y a la autorización de Anna Freud, hija del creador
del psicoanálisis. La historia de los sucesos producidos en Viena entre 1884 y 1887,
nos muestra que la estigmatización de la cocaína fue resultado de la extrapolación en la
que incurrió un neuropsiquiatra alarmado por el triste resultado que había tenido en un
distinguido colega y amigo de Freud, a quien éste le prescribió inyecciones de cocaína
para librarse de la habituación a la morfina (Erlenmeyer, 1885). De Erlenmeyer y su
reacción, viene ese lugar común hoy día que es llamarle al alcaloide ‘’flagelo’’, apreciación
en la que se apoyó poco después Kraepelin (1891) para referirse al «cocainismo» como
el ansia o deseo de consumirla, dada su naturaleza «tóxica».
Poco a poco, sin embargo, el compuesto orgánico fue analizado, llegando a que
la propia Comisión de Estudio nombrada por el Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas reconociera en el Informe (1950) que, como otro vegetal más,
compartía la coca diversos nutrientes, vitaminas y minerales, en especial el calcio,
sin reparar en el menosprecio del dato debido al dominio ejercido por el discurso
farmacológico-psiquiátrico que reducía la coca a la cocaína.
El análisis de la hoja de coca cumplido por Duke, Aulik y Plowman (1975) demostró
la gran riqueza de nutrientes de la hoja de coca, comparada con la de las 50 mejores
plantas alimenticias de Latinoamérica, encontrándose valores específicos que les llevó
Ni los hallazgos científicos señalados, ni las críticas formuladas desde los mismos
Estados Unidos (Martín R., 1970; Weil A., 1972, 1975; Grinspoon L.y Bakalar J, 1976)
cambiaron la apreciación psiquiátrica y oficial del alimento andino, razón que explica
en el Perú la dación del DL. 22095 (1978), aún vigente, cuyo considerando nicial cali-
fica al coqueo andino como «problema social». La respuesta académica no tardó y se
hizo presente, meses después, en América Indígena 4 (1978), la prestigiosa revista del
Instituto Indigenista Interamericano(20). La investigación llevada adelante en Bolivia por
William Cal1er y Mauricio Mamani(21), recogiendo información básica en el universo
de los usuarios tradicionales, no logró alterar tampoco la política sustitucionista regi-
da por la legislación internacional que excluye la realidad de la coca como alimento
del mundo andino y, de acuerdo a la versión psiquiátrica, sigue siendo considerada
«droga tóxica».
Conclusión
La revisión de la información oficial sobre la hoja de coca que consta en las Nacio-
nes Unidas, desde el Informe de la Comisión de Estudio (o Encuesta) de las Hojas de
Coca (1950), muestra la evidente distorsión del punto de la «mirada» psiquiátrica que
descartó o ignoró la validez de la anterior información médica, de lo cual la «Bibliografía
anotada» del referido Informe constituye una prueba documental. El «paradigma» de
las» intoxicaciones crónicas’ o «addictions» consagrado como «enfermedades mentales»,
merecedoras al menos de tratamiento, proporcionó y mantiene el apoyo doctrinario al
prohibicionismo estatal en los Estados Unidos, convertido luego en patrón exportable
de su política internacional (Nadelmann, 1988).
1. Ponencia presentada en el Foro Social Mundial Temático realizado en Cartagena de Indias (Colombia) el 20 de junio
del 2003. Publicada en Socialismo y Participación 96,Cedep, Lima, 2003.
2. Las doce potencias reunidas acordaron llevar adelante la campaña humanitaria iniciada en Shangai de la supresión
progresiva «del uso del opio, de la morfina, de la cocaína, así como de aquellas drogas preparadas o derivadas de
ellas».
3. Mortimer, Golden, Perú, History of Coca, «The Divine Plant of the Incas» with ...., J.H. Vail & Co., New York,
1901. History of Coca, «The Divine Plant of the Incas», Fitz Huhg Ludlow Memorial Library Ed., San Francisco,
1974. De la Coca a la Cocaine, Utz, París, 1992.
4. Versaban sobre la acción fisiológica y aplicaciones terapéuticas de la coca. Enviados a cinco mil médicos fueron
respondidos por 1206, de los cuales 369 registraban las observaciones directas de su empleo, incluso como
alimento.
5. Hoy llamado Comité de Expertos en Fármaco dependencia.
6. Cabe resaltar que se exceptuaba la producción destinada a la obtención de un agente saporífero sin alcaloides,
salvando así la destinada a la empresa Coca Cola que ha seguido usando a la hoja de coca como parte de su
fórmula secreta (Pendergrast, 1993).
7. Economía marginada habitualmente por los economistas formales, con la reconocida excepción de Milton Friedman,
quien debido a ello abogó por la legalización como una de las soluciones a problemas mundiales. Por su carácter
clandestino, no existe información que permita el tratamiento debido del tema.
8. Levine, Harry G. The Secret of Worldwide Drug Prohibition: The Varieties and Uses of Drug Prohibition, THE
INDEPENDENT REVIEW, fall 2002.
9. Levine, Harry G. Global drug prohibition: its uses and crises. International Journal of Drug Policy, vol 14, Issue 2,
April 2003, Pages 145-153: «Harm reduction offers a radically tolerant and pragmatic approach to both drug
use and drug prohibition. It assumes that neither are going away anytime soon and suggests therefore that
reasonable and responsible people try to persuade those who use drugs, and those who use drug prohibition,
to minimize the harms that their activities produce».
10. En el anterior análisis de Levine, arriba citado: «U.S. federal drug prohibition began in 1920 as a subset of U.S.
federal alcohol prohibition».
11. Un problema sin solución es un problema mal planteado por limitaciones propias del pensamiento. Es ilustrativo al
respecto el «irresoluble» problema de Maier que registramos con la bibliografía.
12. Cáceres Santa María, Baldomero, La Coca, el Mundo Andino y los extirpadores de idolatrías del siglo XX, América
Indígena 4, Instituto Indigenista Interamericano, México, 1978.
13. Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud 28º. Informe, Serie de Informes Técnicos 836, Ginebra,
1993. OMS en Fármacodependencia.
14. Figura egregia de la medicina peruana, ministro de José de San Martín al crearse la República. El mismo año salió
publicada en The American Journal of Science and Arts, vol. III, New Haven (1821) un resumen de su comunicación
a Samuel L. Mitchill sobre las virtudes de la coca.
15. Un análisis pormenorizado de la bibliografía en Cáceres (1990) y Díaz (1998).
16. Wolf, Pablo O. General Considerations on the Problem of Coca-Leaf Chewing, Bulletin on Narcotics, 1952, Issue
2.
17. Valdizán, Hermilio. El cocainismo y la raza indígena, La Crónica Médica, Lima, 15 de agosto de 1913. El doctor
Valdizán, creador de la cátedra de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Marcos
de Lima, dio el aporte inicial y decisivo a la satanización del coqueo andino con su alarmante artículo.
18. Ver las diversas críticas en: Díaz (1998).
19. Freud, Sigmund, Escritos sobre cocaína, Robert Byck ed., Editorial Anagrama, Barcelona, 1980. p.110.
20. En 1978 apareció en Londres Mama Coca por Antonil (seudónimo de Anthony R. Henman), libro traducido al español
y publicado con el nombre del autor en 1981 por la Oveja Negra, Bogotá. También en hisbol-VBD, La Paz, 1992.
21. Carter, W.; Mamani M. Coca en Bolivia, Edit. Juventud, La Paz, 1986.
22. Habituación que alcanza al reino animal, como nos lo recuerda Giorgio Samorini, en Animales que se drogan, Ed.
Cáñamo, Barcelona, 2003.
ALLPORT, Gordon,
1939 “The Psycologist’s of Reference”, Psychological Bulletin 37, Nº 1.
The Nature of Prejude, Doubleday Anchor Boos, New Yoek
BENNET, Wendell,
1948 “The Peruvian Co-Tradition”, in Reappraisal of Peruvian Archaeology,
Wisconsin.
BRUNER, J.S,
1947 “Value and need as organizing factors in perception”, Journal of Abnormal and
Social Psychology, 42:33 -44
CÁCERES Baldomero,
“La Coca, el Mundo Andino y los extirpadores de idolatrías del siglo XX”, en el diario
La Prensa, Lima.
COHEN, Mark N,
1978 “Archeological Plant Remains from the Central COSAT of Perú”, Mawpa
Pacha 16:36 -37.
DÍAZ , Aurelio,
1998 Hoja, pasta, polvo y roca, Publicación d’Antropología Cultural, Universitar
Autónoma de Barcelona.
HENMAN, Anthony,
1978 Mama Coca, seud. Antolin, London.
Instituto Indigenista Interamericano
MANTEGAZZA, Paolo,
1859 Sulle virtio igieniche e medicinale Della Coca, Milán
MARTÍN, Richard,
1970 “The role of Coca in the History, Religión and Medicine of South Americans
Indians”, Economic Botany 24, Nº 4.
MAYER, Enrique,
2001 The articulated Peasant, Westview Press, Colorado
MORTIMER, Golden W,
1901 Perú, History of Coca, The “divine plant” of the Incas…”J.H,Vail & Company,
New York
Naciones Unidas
1949 Inform de la comisión de Estudio de las Hojas de coca, Lake success, New
Cork.
NADELMANN, Ethan,
1993 “U.S Drug Policy: a bad export”, Foreing Policy, spring 1988. Organización
Mundial de la Salud, 28º informe del comité de expertos en Farmacodependencia,
Ginebra.
PATTERSON, T,
1971 “Central Perú: It population and Economy”, Archeology. 24:316 -321
PLOWMAN, Timothy,
“The origin, Evolution and Difufsion of coca, erythroxylum spp.in South and Central
América”, In d. Stone, ed. Pre Columbian Plan migration. Papers of the Peabody
Museum of Archeology and Ethnology, 76: 125- 163.
UNANUE, Hipólito,
1974 “Disertación sobre el aspecto, cultivo, comercio y virtudes de la famosa planta del
Perú nombrada Coca”, en Mercurio Peruano, Lima. Valdizán, Hermilio “El cocainísmo
y la raza indígena”, en La Crónica Médica del 15 de agosto de 1913, Lima.
VIOLA, Andreu,
1994 “La coca es nuestro oro verde: el fracaso del desarrollo alternativo en Bolivia”.
Ecología Política, 10, p, 73 – 84.
WEIL, Andrew,
1972 The natural, Houston Co., Boston “Letter from the Andes, The New Politics of
Coca”, “The New Yorker, may 15:70 - 80
COCA Y PREJUICIOS
Tal como demuestra la Arqueología (Patterson, 1971; Cohen, 1978), las hojas
de coca, Erythroxylum coca L. y Erythroxylum novo-granatense, con sus respectivas
variantes (ref. Plowman, 1984), han sido utilizadas durante milenios como recurso
nutricional, médico y elemento ceremonial psicoactivo por los pueblos indios del
área andina.
Según primeros testimonios escritos del siglo XVI (A.Vespucio, 1504; H. Colón,
1539) el uso tradicional del coqueo se extendía hasta Centro América y la costa de
Venezuela, no faltando incluso una referencia a Cuba, aunque de segundos testigos (De
las Casas, 1550). En el Perú, como registró ya Cieza de León (1553), «primer viajero
y etnógrafo en tierra peruana» según ha sido calificado (Porras, 1955): «en todo él se
usó y usa traer esta coca en la boca... pues dicen los indios que sienten poca hambre
y que se hallan con gran vigor y fuerza».
Antecedentes
El proceso así iniciado no podía dar lugar al trabajo de una comisión científica que
evaluara la anterior investigación psico-fisiológica del coqueo y de la cocaína, como
hubiera sido deseable. El «Memorándum Preliminar», acompañado de una «Bibliografía
anotada» por P. O. Wolff (1949) que se puso en manos de la Comisión finalmente
nombrada, constituye una prueba documental de la distorsión producida en la búsqueda
de información5. No resulta extraño, por ello, que el Presidente de dicha Comisión
declarara públicamente el mismo día de su llegada a Lima y antes de iniciar su encuesta:
«Creemos que el uso cotidiano, inveterado, de las hojas de coca (...) para extraer el
alcaloide básico, no sólo es absolutamente nocivo y, por lo tanto, perjudicial, sino que
es causa de la degeneración racial de muchos núcleos de pobladores y de la decadencia
que visiblemente demuestran numerosos habitantes indígenas y aun mestizos, de ciertas
zonas de Perú y Bolivia» (El Comercio, 12-1X-1949), dejando así anunciada, a la par
que la versión psicopatologizante psiquiátrica, su apreciación racista.
Reacción académica
En el caso del Perú, aparte del tardío testimonio de Pedro Pizarro (157l), quien
había sido informado de las virtudes de la coca por el Inca Atahualpa y Manco Inca, y
de Diego de Trujillo (1571), quien la señala al recordar el ingreso a Cuzco, consta el
primer reconocimiento español de su importancia en la carta que Vicente Valverde,
por entonces Obispo en dicha ciudad (1539), envió al Emperador Carlos V15. En ella
se daba cuenta de la «coca que es una cosa que nunca los indios andan sin ella en la
boca que dicen que aquello lo(s) sustenta y refresca de manera que, aunque anden
con sol no hay calor y vale en estas tierras a peso de oro y es la principal renta de los
diezmos».
Los serios argumentos expuestos por Matienzo (1567), para quien «querer que
no haya coca es querer que no haya Perú», bastaron, sin embargo, para superar
el prejuiciado juicio eclesiástico. Incluso esgrimió una razón teológica virtualmente
inobjetable a favor de la planta» (Henman, 1981): «porque Dios pues la crió en esta
tierra más que en otras, debió ser necesaria para los naturales de ella, pues Dios no hizo
cosa alguna por demás, ni sin algún efecto». Al compartir Matienzo la preocupación del
Concilio Limense por las condiciones de trabajo en las plantaciones de coca atrajo sobre
ellas la atención del Virrey Toledo, quien dispuso su regulación (Ordenanzas, 1572).
Superada la disputa por la fuerza de los hechos, pues la coca constituía un rubro
fundamental de la explotación colonial, su comercio se mantuvo como el engranaje
que movía al mundo indígena. El Inca Garcilaso en sus Comentarios Reales (1609) le
consagra un capítulo que inicia diciendo: «no será razón dejar en olvido la yerba que
Para quienes trabajen lo que se podría llamar la dimensión cocal de nuestra historia,
consta la observación de Unanue (1794): «las inmensas ganancias que del excesivo
consumo -de coca- dimanaban en el siglo XVI, no continuaron en el XVII», dando como
fundamento la Cédula Real del 1 de noviembre de 1619, dirigida al Virrey Príncipe de
Esquilache: «Y porque se ha entendido que el beneficio de la coca, que se sembraba y
cogía en los Andes del Cuzco y otras partes se ha enflaquecido notablemente, habiendo
sido por lo pasado de grande aprovechamiento avisaréis qué causa ha habido para
esto, y remedio que se podrá aplicar para volverla entablar».
El coqueo andino desde el primer momento del encuentro con los pueblos
nativos, provocó rechazos y dudas por lo insólita que era la costumbre para la mirada
europea. Comenzando por Hernando Colón (1539) para quien era una costumbre
bárbara, «molta bruta cosa» en el original italiano; o Américo Vespucio (1504), de
cuya incomprensión dejó constancia al hablar de «una yerba verde que rumiaban
continuamente como bestias» y «maravillados de tal cosa no podíamos entender
el secreto, ni con qué fin lo hacían», pasando por Bartolomé de las Casas (1559),
quien se da por enterado «traen esta hierva en la boca por sanidad y mantenimiento
según yo tengo entendido, pero es cosa muy sucia y engendra grande asco verlos, a
La barrera cultural constituida por el coqueo sólo pudo ser superada, en efecto,
por la necesidad y por el curioso espíritu científico. Francisco Martín, sobreviviente de la
expedición de Micer Ambrosio Alfinger (1529-1531) alrededor del lago de Maracaibo,
se incorporó a la vida de una aldea indígena, adoptando los usos correspondientes: «y
usaba las armas y los otros ejercicios y aún creo que idolatrías de los indios y el comer
hayo y cal, que es una costumbre muy general entre indios y muy usada; y aún después
de salido de entre estos indios lo usaban muchas veces, porque le habían asentado y
encajado tan bien las cosas de los indios que él las tenía por naturales y ellas a él por
hijo» (Aguado 1560, 1956). Hasta donde alcanza la información fue el primer europeo
en ser ganado por la coca.
De otro lado, tempranamente fue vista la hoja de coca como planta medicinal,
siendo por ello consignada en el primer tratado sobre recursos medicinales de América.
Nicolás Monardes, en su Historia medicinal de las cosas que se traen de las Indias
occidentales que sirven al uso de la medicina, publicada en Sevilla (1574), traducida al
inglés (1577) y al latín (1582), da noticias de la coca, destacando su efecto estimulante.
Observaciones adicionales a su empleo medicinal se encuentran en Blas Valera (en
Garcilaso, 1609) y Bemabé Cobo (1653), entre otros testimonios tempranos. La
enfermedad y el soroche, llevaban a muchos colonizadores a recurrir a ella, en formas
de uso distintas a la práctica del coqueo mismo, el que sólo fue adoptado por personas
marginales.
El uso medicinal de las hojas de coca, pese a la prejuiciada apreciación del coqueo,
mantuvo sin embargo su prestigio en la Audiencia de Lima. Por ello fue registrada por
estudiosos y viajeros (De la Condamine, 1751; Ruiz, H., 1793; Julián, A., 1793, Crespo,
P., 1793), hasta su consagración médico-académica gracias al excelente informe de
Unanue (1794) y la publicación en ‘The American Journal of Science and Arts (New
Haven, 1821), de su «Communication to Mr. Mitchel», trabajos considerados como
punto de partida de las investigaciones sobre coca y cocaína en el siglo XIX.
Excluidos de sus Obras Completas por voluntad expresa del autor, los escritos
sobre cocaína de Freud (1884, 1885, 1887) han sido difundidos recientemente por la
re-edición crítica y documentada de Robert Byck, con notas de Ana Freud, aparecidos
bajo el título de Escritos sobre Cocaína (Cocaine papers, 1975), pues fue con cocaína
y no con coca que el escritor vienés realizó sus experiencias. Gracias a tal publicación,
es posible reconstruir hoy con facilidad los sucesos que se dieron entre 1884 y fin del
siglo, período de institucionalización y reconocimiento público de la Psiquiatría.
En abril, de 1884, el entonces joven médico Sigmund Freud le envió una carta a su
novia anunciándole su proyecto: «He leído últimamente algunas cosas sobre la cocaína,
el ingrediente activo de las hojas de coca que algunas tribus de indios mastican a fin de
aumentar su resistencia al hambre y la fatiga. Un alemán (se refiere a Aschenbrandt,
1883) ha probado este producto con algunos soldados y afirma que efectivamente
sirve para hacerles más fuertes y resistentes. Ahora he hecho un pedido y por razones
Aunque no interesa, para los propósitos del presente análisis, seguir con
detenimiento lo que ha pasado a considerarse tan sólo un «episodio» en la vida de
Freud, según se ha supuesto posteriormente (Jones, 1961, siguiendo a Bernfeld, 1953;
Byck, 1975; e incluso Szasz, 1975), conviene aclarar los equívocos surgidos de las
experiencias con cocaína de quien más tarde fuera el creador del psicoanálisis.
Más allá de tal error de apreciación inicial y del apresurado consejo terapéutico
cuya desastrosa consecuencia en el caso indicado sería motivo de escándalo en
Viena, propiciando la acusación del neuropsiquiatra Erlenmeyer (1885), quien acuñó
la expresión de «el tercer flagelo» para referirse a la cocaína, siguiendo al alcohol y la
morfina; más allá del éxito de propaganda que para la venta de cocaína representó el
informe de Freud, se le debe reconocer el mérito de haber realizado el primer trabajo
experimental con el alcaloide cuyo efecto psíquico (en dosis de 0,05 a 0,10 gramos
vía oral), «consiste en optimismo y una duradera euforia, que no muestra diferencia
alguna con la euforia normal de una persona sana». Con ella, durante los subsiguientes
años, Freíd combatiría su propia «neurastenia» y «desataría la lengua» como le confesó
por carta a Martha Bernays, desde París, en 1886.
No contento con sus observaciones subjetivas sobre los efectos de la cocaína: «he
comprobado en mí mismo unas doce veces este efecto de la cocaína, que suprime
el hambre, el sueño y la fatiga, y permite acentuar el trabajo intelectual; no he tenido
oportunidad de realizar trabajos físicos25. Se propuso recurrir a mediciones objetivas
de la fuerza muscular y tiempo de reacción, para confirmar el efecto de la cocaína
En su apresuramiento por obtener «un golpe de suerte para así empezar a pensar
en instalarnos» (carta a su novia de abril), Freíd abandonó en su primer ensayo toda
prudencia científica, al sugerir el uso terapéutico de la cocaína fundado en observaciones
y recomendaciones sobre la coca. De ahí que la cocaína fue recomendada como
estimulante: «la principal utilización de la coca (cocaína) será seguramente la misma
que ha tenido durante siglos entre los indios»; en trastornos digestivos del estómago
(Unanue y Mantegazza eran especialmente citados en su apoyo); en los estados de
debilidad (citando nuevamente informes sobre coca: McBean, 1878; Peckham, 1880;
Hoke, 1880; Bartholow, 1880); en el tratamiento del abuso de morfina y alcohol
(apoyándose en experiencias médicas norteamericanas con extracto de coca: Bentley,
1878 y 1880; Palmer, 1880; Warner, 1881; Stimmel, 1881); contra el asma (cita a
Tschudi y Markham); como afrodisíaco (según Mantegazza, 1859); y, finalmente, por sus
efectos anestésicos locales, «sobre todo en relación a las afecciones de la membrana
mucosa» (citando el empleo que hacía el Dr. Fauvel y Collin (1877), de un preparado
de coca -creación de Mariani (1863)- para el tratamiento de la laringe.
Pese a registrar que con la misma hoja se podía dar un uso abusivo (puesto que
recuerda la observación de Poeppig y, confirmatoriamente, de Weddel y del mismo
Mantegazza), Freud acredita que «normalmente la coca no se toma en cantidades
exageradas» y que fuera de Poeppig «los demás observadores afirman que el consumo
moderado fomenta la salud en lugar de limitarla, y que los coqueros (en español en
el original) alcanzan larga vida». Con tal respaldo, admitiendo posibles intoxicaciones
por el exceso de cocaína (al menos en las investigaciones con animales debidas a Von
Anrep, 1880), no pudo, por su personal entusiasmo de usuario27, anticipar el posible
abuso de la misma. Incluso negó que produjera un hábito: «Ni una primera dosis ni una
serie repetida de dosis de coca (cocaína) producen un deseo incontenible de volver a
utilizar el estimulante; por el contrario, lo que se siente es cierta aversión inmotivada
contra la sustancia» (Über Coca, 1884).
El respaldo brindado por Freud a la cocaína fue invariable mientras se ocupó del
tema. En su último artículo, «Anhelo y Temor de la Cocaína» (1887), defendiéndose
del cargo de haber popularizado «el tercer flagelo», adujo la experiencia de Hammond
(1887), presentada ante la Asociación Neurológica de Nueva York: «El doctor
Hammond dijo que el hábito de la cocaína es comparable al del café o el té, es decir,
que es un hábito diferente al que produce la morfina». Su respaldo al estimulante,
aceptando ya la existencia de psicosis tóxicas producidas por sobredosis de cocaína
así como reacciones idiosincráticas tóxicas, no pudo ser más inteligente: «es necesario
que los médicos comprendan: la posibilidad de que se produzcan efectos tóxicos no
debe impedir el recurso a la cocaína para obtener un fin deseado».
Años más tarde, sin embargo, no pudo dejar de consignar que al menos usaba
cocaína en los días que le llevaron a la «iluminación» sobre el significado de los sueños,
con la excusa médica de una «molesta rinitis», siguiendo la tácita recomendación del
doctor Hammond, quien para igual dolencia había empleado durante cuatro meses y
medio un promedio diario de 1,2 gramos de cocaína (36 gramos mensuales) mediante
atomizadores y pinceladas de distintas soluciones (en «Sueño de la inyección de Irma»,
1895).
Pero Freud no era el único que «coqueaba» en esos días. Pese a la incipiente
campaña surgida en Viena y formalizada corno juicio psiquiátrico por la incorporación
del «cocainismo» a la «psicopatología» ideada por Emil Kraepelin, el uso de productos
de coca y cocaína aumentó notablemente durante la última década del siglo XIX,
testimonio de lo cual dejó Golden Mortimer en su clásico libro de 1901, History of
Coca, rápidamente traducido al francés (1904) y re-editado hace algunos años en inglés
(1975), sin haber sido aun traducido al español, pese al tiempo transcurrido.
En 1913, en una prestigiosa revista médica de Lima (La Crónica Médica, 15-
8-1913), apareció un artículo enviado desde Roma por el entonces joven médico
Nadie parece haber reparado en las serias deficiencias del informe preparado por
Valdizán y de las cuales da constancia la primera página escrita sobre el tema. Valdizán
tomó como «teoría’ las palabras de Kraepelin sin percatarse que el conocimiento de los
«males» del coqueo se afirmaba sin respaldo alguno; transformó el espléndido trabajo
de Unanue en «un estudio agronómico» que, según Valdizán, habría tenido como
título «El cultivo de la coca»; consagró prejuicios racistas como si fuesen conocimientos
ciertos. Así el padre de la psiquiatría peruana sembró en Lima el estigma de nuevo
cuño que retomó la condena eclesiástica del siglo XVI.
Cabe resaltar que en las mismas filas de quienes animaron la campaña contra la
coca y el coqueo, asumiendo los cargos infundados contra la cocaína corno sustancia
«tóxica «se siguió reconociendo la falta de investigación científica. Así Sáenz, en su libro
La coca, estudio médico-social de la gran toxicomanía peruana (1938), registra que
Maier (1924) «se queja de que no existen estudios sobre la patología de los coqueros,
atribuyendo ese hecho, a la difícil accesibilidad a los países en que existe este hábito.
Esta ausencia de trabajos científicos anteriores -se disculpaba Sáenz- no es la única
causa de las lagunas de que están sembradas estas páginas»31. Empero, siguiendo a
Luego de señalar Gutiérrez Noriega que «en la mayoría de los sujetos examinados
el hábito a la coca se inicia por imitación o contagio», concluye diciendo: «Los síntomas
más frecuentes que se manifiestan en los que se inician en el coqueo son los siguientes:
anestesia de la boca, nerviosidad, euforia, insomnio, mareo, nausea, nunca notables
porque el coquero novel empieza con pequeñas cantidades» (sic).
El primero de ellos, con mejor revisión bibliográfica que la realizada por Gutiérrez
Noriega y trabajo de laboratorio como respaldo (Cabieses, 1946), puso en duda lo
sostenido contra la coca y la costumbre de masticarla, protestando por «la precipitación
de quienes han atacado abiertamente a nuestros indígenas considerándolos como
sumidos en el vicio y la degeneración», aludiendo a Sáenz y a Gutiérrez Noriega. Agregó:
«Mientras no existan pruebas definitivas que condenen contra toda evidencia el uso de
la coca por los andinos en la altura, el hablar de vicio, degeneración y leyes de control,
es sencillamente una afirmación sin base científica, aparte de que sólo conduce al ligero
juicio de asegurar sin razones que los coqueros son vulgares cocainómanos»35.
Las posiciones eran nítidas: Gutiérrez Noriega y Zapata Ortiz de un lado; Carlos
Monge del otro, aunque asumiendo éste que se debía hablar de la coca -necesariamente-
en relación con la variable altura, petición de principio que distrajo la atención en
momentos que debió confrontarse la versión psiquiátrica con los antecedentes médicos
de la coca, los mismos que no fueron debidamente valorados a lo largo de la siguiente
controversia. Los sucesos posteriores, excelentemente documentados por Perú
Indígena (Vol. III N’ 7 y 8, Dic. de 1952), no alteraron las irreductibles posiciones iniciales,
resumidas nuevamente por Monge (1952): «Desde el punto de vista médico subsisten
las dos opiniones de orden clínico, de parecer irreductible: la de los que creen que la
coca es causa de toxicomanía, y la de los que la niegan. Habría que agregar una tercera:
la de los miembros de la Comisión de las Naciones Unidas (1950) que aseguran que
no es toxicomanía, pero debe ser tratada como tal por ser hábito pernicioso. En fin,
la W.H.0. (Informe Técnico N’ 57, 1952, OMS) se ha pronunciado, a distancia, en el
sentido de que es toxicomanía, opinión basada en las informaciones de la Comisión de
SITUACIÓN ACTUAL
Durante los cuarenta años transcurridos desde la creación del Estanco de la Coca
y de la llegada a Lima de la Comisión de las Naciones Unidas, el advenimiento de la
llamada «cultura de las drogas» ha convertido a la proscrita coca en el más extenso cultivo
de países andinos, Bolivia y Perú, sometido a leyes intervencionistas con fundamento
no médico, sino como hemos reseñado, exclusivamente psiquiátrico38.
Tanto en nuestros países como en los Estados Unidos de Norte América existe
conciencia creciente de la trascendencia social, económica y política del problema
creado por el prohibicionismo. Un ejemplo claro en nuestro medio es el trabajo
emprendido por la Comisión Andina de Juristas (1989). La controversia sobre la
legalización que se está dando en el ámbito académico norteamericano la refleja
igualmente. En efecto, Milton Friedman y Gary Becker, economistas; Ernest Van den
Haag, criminólogo; Ethan Nadelmann, especialista en ciencias políticas entre otros39,
han planteado la reconsideración de la política represiva auspiciada por la Casa Blanca,
Notas
1 Saltaba a la vista el prejuicio «del daño» en la misma solicitud peruana. En efecto, se anticipaba el pedido de
«las medidas que deben adoptarse si se demuestra que este hábito es nocivo, a fin de suprimirlo en la población
interesada», sin considerarse alternativas posibles que pudieran derivar de una sentencia favorable.
2 En la última revisión bibliográfica crítica sobre drogas psicoactivas auspiciada por UNESCO se reconoció que «la
simple definición de un patrón de comportamiento cualquiera(fumar marihuana, por ejemplo) como «un problema
social» circunscribe el campo y enfoque de las investigaciones» (Fazey,1977).
3 Un notable estudio de «la divina planta de los Incas», tal como la presentaba su subtítulo, fue History of Coca del
médico e historiador Golden W. Mortimer, publicado en 1901 y traducido parcialmente al francés en 1904. Informa
sobre la experiencia médica con la planta andina, defendiéndola de sus gratuitos detractores de entonces.
4 Cuantitativa y cualitativamente. En la revisión bibliográfica, tal como el mismo autor registró posteriormente (Boletín
de Estupefacientes, NN.UU, Nueva Cork 4, 2, 1952): «nos parece significativo un hecho: el mayor número de
autores que consideran nociva la masticación crónica de la hoja de coca en comparación con el reducido numero
de los considerado inofensiva». El «hecho», tal como he señalado (Cáceres, 1989) fue construido descontando a los
autores que habían informado favorablemente, entre los cuales figuran: Unanue (1794, 1821), Freud (1884, 1886,
1887), Moreno y Maiz (1868), Ulloa (1888). Al tratado de Mortimer se le descalificaba con una nota personal
del mismo Wolff: «(En conjunto, no es un libro digno de confianza y, por lo tanto, puede sencillamente pasarse por
alto)». La versión psiquiátrica, como consigno Wolff, correspondía a su propia posición (véase un artículo suyo, con
el número 66, en la «Bibliografía anotada»).
5 La controversia, hasta 1952, puede encontrarse resumida en Perú Indígena, Vol. III, N°7, dic. 1952.
6 Comisión de Narcóticos, Informe de la 9ª. Sesión, 1954. Cita de Cagliotti, Delegado argentino, en «Algunas
consideraciones sobre la masticación de las hojas de coca en la República de Argentina», en Cocaína, Lima,
1980.
7 Cita tomada de Martín, 1970.
8 Dicen por ejemplo, Van Dyke y Byck, 1982: «Desde el punto de vista médico es una droga relativamente digna de
confianza, pero dejada en manos de gente inexperta (ingenuas) puede llevar a un comportamiento autodestructivo».
En la parte correspondiente a cocaína de Handbook on Drug Abuse (1979), informe del National Institute on Drug
Abuse preparado para la administración Carter, Grinspoon y Bakalar reconocen que el «trabajo más significativo
sobre ella se haya hecho en los últimos cinco años y no en los cuarenta años precedentes». Actualizar la información
científica es impostergable para replantear la legislación.
9 La amapola del opio (Papaver somniferum) y el llamado cáñamo de la India (Canabis sativa indica), habían recibido
el respaldo de sendas comisiones regias en Gran Bretaña: 1885: «el informe de la Comisión Real en Opio concluía
que él era el más parecido al alcohol del Occidente que a una substancia temible y aborrecible». 1884: «En informe
de la Comisión Real sobre el cáñamo de la India concluye»: No hay evidencia de ninguna consideración sobre el daño
mental o moral resultante del uso moderado... El uso regular, moderado, de ganja o bhang produce el mismo efecto
que dosis moderadas y regulares de whisky». Tales datos fueron registrados en su cronología por Szasz (1975), sin
haberles prestado la debida atención, igual que poca atención le brindó a la coca y a la cocaína.
10 El libro de Thomas Kuhn, La Estructura de la Revoluciones Científicas (1962), traducido al español en 1971, por
el Fondo de Cultura Económica, aplica a la ciencia los principios que derivan de los estudios psicológicos sobre la
percepción y que Robert Ornstein resume, con la cita de un amigo en su Psicología de la Conciencia (1980) : «Lo
veré cuando lo crea». Otra referencia en J.S: Bruner y Leo Postman, «On the Perception of Incongruity: a Paradigm»,
Journal of Personality, XVIII (1949). La patologización ab-initio del uso regular y moderado del opio, marihuana y coca,
Instrucción
En 1880, los médicos Bentley y Palmer informaron acerca del tratamiento del
hábito de la morfina por medio de la cocaína. Cuatro años más tarde, el doctor
Sigmund Freud probó por primera vez el alcaloide y publicó «Uber Coca», artículo en
el que defiende la cocaína para diversos usos, especialmente para sanar dependientes
de la morfina y el alcohol, además de señoras con neurastenia, dolores de cabeza,
melancolía e histeria. Tres años después, en 1887, Freud cambió de posición respecto
al carácter inofensivo de la cocaína, y reconoció que su uso era adictivo. Escribió que:
«El resultante hábito de la cocaína es un enemigo mucho más peligroso para la salud
que la morfina a la que se pretendía sustituir»3.
Según relata el doctor Fernando Cabieses, el vino de marras fue ingerido por el
Zar de Rusia, el presidente Mac Kinley de los Estados Unidos, el Papa León XIII, Tomás
Hacia 1890, el uso de la cocaína se había generalizado en los Estados Unidos bajo
el amplio apoyo de los médicos, introduciéndose en medicinas patentadas y refrescos,
e infiltrándose en las clases trabajadoras y entre los pobres10. Pero, de la noche a
la mañana, el blanco alcaloide se convirtió en cosa de negros ya que hacia 1900 la
opinión pública norteamericana comenzó a asociar el consumo de cocaína con pobres,
criminales y negros, siendo común incluir la blanca sustancia en los sobres salariales de
los estibadores y cosechadores de algodón, todos ellos irremediablemente negros.
Así fue como con coca, cola, cafeína, esencias y aceites diversos, la farmacia
Jacobs de Atlanta vendió el primer vaso de Coca-Cola en mayo de 1886, como un
remedio para la «resaca» luego de una noche de parranda, según nos relata el doctor
Fernando Cabieses en su libro citado. En 1873, Mister Asa G. Candler llegó a Atlanta
con US$ 1,75 en el bolsillo17 y le fue tan bien que, en 1889, le compró la patente del
tónico a Mister Pemberton por US$ 2.30018. Este señor Candler y su hermano eran
excelentes publicistas, de esos que sostienen que «con una buena publicidad puede
venderse hasta caca de gallina»19 y muy pronto comenzó a regalar calendarios con
fotografía de regordetas y semidesnudas señoritas yanquis, blancas por supuesto, junto
con la intragable Coca-Cola.
Los hermanos Candler fundaron la Coca-Cola Company y quince años más tarde
su situación era excelente: tenían ya un capital de US$ 50 millones, según da cuenta
Fernando Cabieses. En 1894, un pintor de carteles llamado James Counden diseñó el
conocido logotipo de la bebida. En 1903, se eliminó la cocaína como ingrediente de
la bebida pero no la coca20...hasta el día de hoy. En 1915 apareció el archiconocido
envase de vidrio actual. El diseño de esta botella se le encargó a un empleado de la
J.C. Root Glass Co. llamado Alexander Samuelson, quien se inspiró en una semilla de
cacao que encontró en un grabado de la Enciclopedia Británica. Según los chauvinistas
peruanos el rojo y blanco de la botella son los de nuestra bandera21.
La fórmula 7X era hasta hace poco el secreto industrial mejor guardado del
mundo. Se dice que los únicos tres químicos que la conocen: Cliff Shillinglaw (muerto
en 1979), Orville May y Roberto Goyzueta (muerto en 1997) nunca viajan en el mismo
avión... para no morirse juntos y llevarse a la tumba tan preciado secreto24. Pero fue
revelado en 1993 en el libro «Dios, Patria y Coca Cola: la historia no autorizada de la
bebida más famosa del mundo» del norteamericano Mark Pendergrast25. La fórmula
contiene: citrato de cafeína, extracto de vainilla, aromatizante (naranja, limón, nuez
moscada, canela, culantro y nerolí), ácido cítrico, zumo de lima, azúcar, agua y... E.F.
Coco. Este último componente no es otra cosa que extracto fluido de coca... ¡¡¡de
la mejor calidad!!!
La Coca Cola Company tiene tanto poder que ha logrado un artículo especial
para ella en la Convención Internacional sobre Estupefacientes de 1961 y el Protocolo
modificatorio de 1972. Se trata del artículo 27 que se refiere a la autorización para
que pueda circular un «agente saporífero» - que produce sabor - en base a hoja de
coca, pero que no contenga cocaína. El artículo de la convención internacional hecho
a la medida de la Coca Cola, dice a la letra lo siguiente: «Las partes podrán autorizar
el uso de hojas de coca para la preparación de un agente saporífero que no contenga
ningún alcaloide y, en la medida necesaria para dicho uso, autorizar la producción,
importación, exportación, el comercio y la posesión de dichas hojas»26.
No nos consta que la bebida esté totalmente exenta del alcaloide. A lo mejor tiene
un poco de cocaína, por debajo de lo que permite la Convención de Viena, que es de
0,1% en «preparados de cocaína». No sería una mala idea hacer un análisis químico
de los componentes de la Coca Cola27. Muchas personas creen que la Coca Cola no
se fabrica actualmente con hoja de coca. Pero esto no es así, como hemos dicho, ya
que contiene extracto fluido de coca, el mismo que desde 1903 está exento de cocaína.
El extracto es producido a base de hojas de coca importadas de Bolivia y el Perú.
Tan contiene hoja de coca la fórmula de la Coca Cola, que existe una historia
relativamente reciente al respecto. A finales de 1984, el presidente de la Coca Cola,
Perdergrast relata sin mucha seguridad, que el viejo Robert Woodruff se rindió
ante los argumentos técnicos de Goizueta, quien lo convenció con cuadros, gráficos y
estudios de mercado que «los gustos han cambiado». Woodruff, hueso duro de roer,
aceptó en principio la idea pero dejó de comer y a las pocas semanas, el 7 de marzo
de 1985, dejó de existir el hombre que había gobernado la compañía desde hacía más
de 60 años, quizás sospechando el gran desastre que se vendría. Y fue exactamente
lo que pasó.
Ante las miles de llamadas diarias y más de 40.000 cartas de protesta recibidas,
en junio de 1985 los arrepentidos mandamases de la empresa, con Goizueta a la
cabeza, tuvieron que dar marcha atrás y crear la «Coca Cola Classic» -o «Coke»
simplemente-, con la vieja fórmula que John Styth Pemberton creara en 1886 y, para
darle más credibilidad, con la antigua botella pequeña y de vidrio verde diseñada en
1915 por Samuelson. Durante algunos meses siguió circulando la «New Coke», pero
definitivamente fue enterrada luego por la competencia del viejo sabor, elaborado
con la fómula 7X que, como hemos visto, contiene extracto fluido de...coca.
Definitivamente, la Patria, Dios y la Coca Cola habían sido salvados por los consumidores
norteamericanos y la experiencia le costó caro a la compañía: 4 millones de dólares
en tres meses por pérdidas del frustrado experimento32.
La Coca Cola, como Dios y la patria, está en todas partes y «no tiene preceptos
morales, ni otros mandamientos que no sean el creciente consumo de su bebida»
y, por sus propios intereses «Coca Cola trata de promover la paz y la armonía que
promete su publicidad». Harrison Jones, uno de los dirigentes de la compañía dijo una
vez a principios de los ochenta refiriéndose a la presencia de la bebida en toda actividad
y en todo el mundo: «La Compañía Coca Cola es como el culo de un elefante. Usted
arroja una piedra en cualquier dirección y es probable que dé en el blanco»34.
Soy testigo de una anécdota que tiene que ver con la trilogía del título del libro
de Pendergrast. Como todos sabemos, junto con otras siete transnacionales, la Coca
Cola Company fue auspiciadora del Mundial de Fútbol de 1994 en Estados Unidos,
además de haberlo sido de las Olimpiadas de Barcelona de 1992, de las Olimpiadas
de Atlanta de 1996 y de todas las siguientes efemérides deportivas mundiales...
Respecto al Mundial de Fútbol de 1994, hubo un incidente en agosto de 1993 cuando
dos jugadores, uno boliviano y otro brasileño, fueron sancionados por la Federación
Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) al encontrárseles «trazas de cocaína» en un
análisis de control doping. Sin embargo, los jugadores no habían consumido la «perica»
o «la blanca», sino tomado un inocente mate de coca. Tuve el honor de participar,
junto con excelentes profesionales bolivianos, en la «Escuelita de la Coca» que formó
la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) para argumentar a favor del jugador boliviano
y en contra de la sanción de la FIFA.
Sin embargo, lo que no sabía al momento de escribir la crónica citada y fue motivo
de una gran frustración, es que en realidad la sanción se levantó gracias a la presión de
la Coca Cola Co. luego de una llamada de Roberto Goizueta al presidente de la FIFA
-el vitalicio y brasileño Joao Havelange-, y no por lo que creímos en ese momento:
nuestros acuciosos y brillantes argumentos jurídicos, médicos, farmacológicos y étnico/
culturales elaborados en la «Escuelita de la Coca»36. La razón fue que a la Coca Cola,
siendo auspiciadora del Mundial de Fútbol, no le convenía que la FIFA sancionara a dos
jugadores por tomar mate fabricado con hoja de coca, la misma materia prima con la
que se fabrica su emblemática bebida. Cuidadosa de su imagen internacional, la empresa
no creía conveniente abrirse un frente de lucha nada menos que en un Mundial de
Fútbol como el que estaba auspiciando y, menos aún, con un país como Bolivia que
internacionalmente era defensora del uso tradicional y medicinal de la hoja de coca.
DICOTOMIAS CARACTERES
1) Coca no es cocaína pero si la contiene. 2) Productor de 1) Bien cultural, cohesivo social y faenas
coca no es delincuente. 3) Coquero no es droga- 2) Caja chica campesina y de inversión
dependiente. 3) Industrialización benéfica
4) Materia prima para PBC y CHC
DIFERENCIACIONES DIMENSIONES
1) Zona: a) Tradicional (Cusco, Puno y Trujillo). b) 1) Productores: a) Venden a ENACO: 12 mil. b) Venden
Antigua (Apurímac y Monzón). c) Reciente (A. Huallaga y al contrabando: 24 mil. c) Venden al TID: 14 mil.
Aguaytía). d) Fronteriza (Putumayo, Yavarí, A. Purús y 2) Cultivo: a) 12 mil has. legales. b) 19-53 mil has
M. de Dios) ilegales. c) 60 mil has en abandonorecuperables por
2) Comercio: a) Formal legal (Enaco). b) Informal de uso precio.
legal (contrabando y trueque). c) Informal de uso ilícito 3) Comercio: a) 3 mil TM a ENACO. b) 6 mil TM al
(pozas de maceración y tráfico) contrabando y trueque. c) 19-53 mil TM al tráfico ilegal.
3) Usos: a) Tradicional (piccheo y ritual). b) Social d) 75-210 TM de CHC para exportación e) 1 TM de
(faenas comunales y viajes). c) Industrial lícito (mates y CHC consumo interno.
otros). d) de uso ilícito (PBC y CHC) 4) Consumidores: a) 3 millones de picchadores e
infusiones. b) 40 mil consumidores regulares de PBC. c)
35 mil de CHC (3 dosis semana).
Las diferenciaciones son tres: 1) por zonas de cultivo que son tradicionales (Cusco,
Puno y Alto Chicama), antiguas (Apurímac-Ene, Monzón y Uchiza) y recientes (Alto
Huallaga, Aguaytía y Pichis-Palcazu); 2) existen cinco mercados con dinámicas diferentes:
a. el legal a través de la ENACO; b. el de contrabando semi-legal o informal pero
para el consumo tradicional; c. el de pago en reciprocidad por faenas comunales en
parcelas agrícolas vecinas; d. el de trueque con productos de otros pisos ecológicos;
y, e. el de destino ilegal para pasta y cocaína que, a diferencia de la coca para los otros
mercados, es sucia, no interesa al consumidor, no es selecta y es más barata; y, 3) precios
diferenciados dependiendo del mercado y la zona de donde proviene: a. la ENACO
compra coca selecta y barata a campesinos pobres de la selva alta y la vende cara y
de mala calidad a campesinos más pobres de la sierra; b. el contrabandista compra a
precio más alto al productor y vende más barato y de mejor calidad al consumidor;
y, c. al traficante no le interesa calidad sino cantidad, por lo que compra más barato y
no vende al consumidor sino la destina a la poza de maceración.
Las dimensiones son las que discutimos más adelante y, resumidamente, son las
siguientes: 1) los cultivadores son aproximadamente 60 mil, de los que 12 mil venden
a ENACO y están empadronados, 24 mil al contrabando de uso legal y otros 24 mil
al TID; 2) la extensión de cultivos - con cifras cuestionables -, son alrededor de 12 mil
hectáreas legales y empadronadas en ENACO, 24 mil hectáreas cuyos dueños venden
a los contrabandistas y otras 24 mil hectáreas con una alta productividad destinada al
TID; adicionalmente existen no menos de 60 mil hectáreas en abandono que pueden
ser recuperadas si los precios suben; 3) alrededor de 3 mil TM de coca al año las acopia
la ENACO, 6 a 12 mil TM son acopiadas por el contrabando con destino legal y no
menos de 50 mil TM se destinan al TID, con las que se puede producir hasta 200 TM
de clorhidrato de cocaína principalmente para exportación; 4) el consumo interno de
cocaína es de no más de 1 TM al año; 5) existen 3 millones de «pijchadores» de coca
y alrededor de 1 millón más que la consumen en infusiones u otros usos benéficos; 6)
existen alrededor de 40 mil consumidores regulares de pasta básica de cocaína y 35
mil de clorhidrato a razón de 1 a 3 dosis semanales.
Vale la pena ahondar sobre este tema porque el eje de una estrategia de desarrollo
integral de la Selva Alta como el que se propone más adelante, con actividades
alternativas a la producción de coca, articuladas en cadenas productivas y siembra por
contrato, con sistemas crediticios orientados al mejoramiento de ingresos de la unidad
familiar campesina y el incremento de la competitividad, debe partir por conocer las
dimensiones del fenómeno que queremos disminuir.
Fuentes: ENACO, 1978 y 2002; De Rementería, 1993; PNUFID, 1994; CUANTO, 1995; CNC, 2002 y 2003;
UNODC, 2002 y 2003; y, estimaciones propias Siglas: ENACO = Empresa Nacional de la Coca; CNC = Crime
and Narcotics Center; EP = Estimación Propia; UNODC = United Nations Office on Drugs and Crime; EP-EP =
Estimación propia de cultivos en producción; EP-EP = Estimación propia de cultivos en abandono. Elaboración:
Hugo Cabieses, Junio, 2003.
Para cada valle monitoreado por el CADA y la ONUDD se realizó este análisis,
a lo que se sumó estimaciones para aquellos valles en los que estas fuentes no miden
cultivos de coca. Las estimaciones nuestras resultan más altas y con mayor lógica
económica ya que en las entrevistas de campo con productores, técnicos y autoridades
locales se nos informaba que los agricultores habían comenzado a limpiar sus parcelas
para cultivar coca antigua o para sembrar coca nueva. Con esta metodología, se ha
llegó a la conclusión que en 2002 en el Perú existen no menos de 60 mil hectáreas y
quizá 65 mil hectáreas de cultivos de coca en producción.
El hecho a destacar aquí es que estos cultivos han estado incrementándose desde
1998 y no existen estimaciones aceptadas por todos, lo que lleva a la necesidad de
realizar un estudio serio y tener sistemas independientes de monitoreo que permitan
trazar políticas y estrategias adecuadas. Hay que señalar que esta discusión de cifras
tiene una implicancia política nacional y en nuestras relaciones internacionales. Desde
1996 la dictadura de Fujimori y Montesinos fue felicitada y «certificada» por el Gobierno
de Estados Unidos como colaboradora en la lucha contra las drogas, gracias casi
exclusivamente a la disminución de los cultivos de coca48.
Con las limitaciones indicadas, las principales cifras referenciales sobre cultivo,
comercio y consumo de coca para fines lícitos e ilícitos en el Perú para el año 2002,
además de estimaciones sobre movimiento monetario de ambos destinos y cantidad
de productores involucrados y sus organizaciones, podrían ser las siguientes:
1. el efecto «globo» o traslado de los cultivos de coca de una región y/o país a otro,
tal como sucedió en el Perú hacia Colombia en 1993-97 y, por ello, el cultivo de
coca a nivel andino se estancó en 210-220 mil hectáreas entre 1992 y 2001, pese
a haberse erradicado y fumigado 455 mil hectáreas en ese lapso50;
2. el efecto «mercurio»51 o dispersión de cultivos en una misma zona o en múltiples
zonas, que se evidenció en el Perú entre 1996 y 2000 al reiniciarse la política de
erradicación forzosa de cultivos, así como en Bolivia entre 1997 y 2001 con la
aplicación del «Plan Dignidad»; y,
3. el efecto «membrana»52 o fronterización de cultivos con fines ilícitos como sucedió
en el Putumayo fronterizo con Colombia, Yavarí con Brasil y en los ríos Inambari y
Tambopata con Bolivia, así como con la amapola en el sudeste asiático entre Laos
y Tailandia en los ochenta o en Colombia con Venezuela y Ecuador entre 1992 y
1999.
El resultado de estos tres fenómenos es que en el Perú se ha tenido un
comportamiento errático en la evolución de los cultivos de coca desde que esta
1. un incremento sostenido entre 1975 y 1990 pasando de 30 mil hasta 150 mil
hectáreas cultivadas, básicamente en el Alto Huallaga y Quillabamba;
2. el estancamiento relativo entre 1991 y 1994 en alrededor de 130 mil hectáreas
en Quillabamba, Alto Huallaga y Apurímac-Ene;
3. la disminución dramática entre 1995 y 1997, hasta 51 mil hectáreas, pero dispersas
en 9 cuencas y microcuencas cocaleras gracias a que en 1996 se reinició la
erradicación forzosa de cultivos; y,
4. un nuevo incremento desde 1998 hasta 60-65 mil hectáreas actualmente53,
acompañado de un proceso intenso de dispersión hasta en 19 cuencas y
microcuencas, incluyendo cuatro cuencas fronterizas: Putumayo, Yavarí, Alto Purús
y Madre de Dios.
Actualmente existen por lo menos cuatro mercados para la hoja de coca una vez
cosechada por los agricultores:
Con las 12 mil hectáreas de cultivos de coca para uso legal, se estima que se
pueden producir 13 mil TM de hoja de las que 3 mil TM son perdidas por manejo de
cosechas, mermas de diverso tipo y mercado para el trueque o uso local, quedando 10
mil TM aproximadamente para el consumo tradicional y su industrialización benéfica. Se
estima que por lo menos una de las cuatro cosechas al año se pierde debido al exceso
de humedad y mermas en el secado y traslado. Por otro lado, no menos del 10-15%
de la coca cosechada se usa localmente para pago por trabajo, consumo tradicional
De estas 10 mil TM que restan para el consumo legal, la ENACO sólo acopia 3
mil TM y las otras 7 mil TM son acopiadas y vendidas por los comerciantes informales
o contrabandistas. Existen razones administrativas y de indefinición legal por las que la
ENACO sólo capta esta cantidad tan reducida de coca. La ENACO es una empresa de
propiedad estatal, monopólica en el acopio y oligopólica en la distribución que, además
de ser constitucionalmente ilegal desde 1993 y de mantener los vicios propios de la
burocracia estatal, tiene que actuar en competencia desleal con los contrabandistas
informales y los traficantes de drogas que ofrecen mejores precios y en el momento
y lugar adecuado.
A ello se añade que sólo puede comprar a aquellos productores que están
empadronados en un registro que data de junio de 1978, creado por el Decreto Ley
22095. Cualquier compra fuera de ese padrón o proveniente de cultivos de «coca
nueva» sería ilegal. Dado que las plantas de coca tienen una vida vegetativa de 7 a 15
años, se llega al absurdo legal de que toda la coca producida actualmente es ilegal. Por
ello los agricultores han solicitado en la Mesa de Diálogo una nueva legislación que
modifique estas ambigüedades y absurdos. El tema está discutiéndose en el Congreso
de la República sobre la base de varios proyectos de ley preparados por congresistas,
ENACO, DEVIDA y los agricultores.
Las estimaciones sobre volumen producido de coca con fines ilegales que siguen,
se basan en los siguientes supuestos:
1. con la CNC como fuente: US$ 61 millones por hoja de coca, US$ 14 millones
por pasta bruta y lavada y US$ 69 millones por cocaína, es decir un total de US$
144 millones;
2. con la UNODC como fuente: US$ 70 millones por hoja de coca, US$ 16 millones
por pasta bruta y lavada y US$ 79 millones por cocaína, es decir un total de US$
165 millones;
3. con las cifras de estudiosos y ENACO como fuente: US$ 86 millones por hoja
de coca, US$ 20 millones por pasta bruta y lavada y US$ 97 millones por cocaína,
es decir un total de US$ 203 millones; y,
4. en resumen, el movimiento monetario de la producción, comercio y consumo de
coca con fines legales e ilegales fue en el año 2002 de aproximadamente US$ 259
millones (CNC), US$ 270 millones (UNODC) o US$ 318 millones (estudiosos
y ENACO), dependiendo de la fuente de información que consideremos.
La CNC, UNODC y otras fuentes han estimado que por cada hectárea de coca
cultivada existen aproximadamente 1,5 familias dependientes. Esto quiere decir que
en el año 2002 existirían:
1. se estima que el consumo actual de hoja de coca con fines legales en el país lo
realizan entre 1,5 y 2,0 millones de consumidores tradicionales que viven en la
sierra (70%) la costa (20%) y la selva (10%);
2. esta información es una estimación muy gruesa y por ello los agricultores de las
cuencas cocaleras plantearon realizar un estudio/encuesta y censo catastral de
consumidores y productores61;
3. la Mesa de Diálogo recomendó que se hiciera un estudio y entre enero y marzo
de 2001, Contradrogas contrató a la Consultora Asesoría y Negocios Financieros
S.A.62;
4. el estudio fue realizado con fuentes secundarias y estimó que en el año 2000 eran
1,4 millones los consumidores tradicionales de coca que requerían 13,3 mil TM al
año;
5. en base a esta cifra es que el Gobierno peruano, con aceptación de la NAS, la
USAID y la Embajada de Estados Unidos, consideró respetar 12 mil hectáreas de
cultivo legal;
6. de ser cierta esta cifra, podríamos concluir que cada «picchador» consume 9,5
kilogramos de coca al año, lo que puede ser una exageración;
7. pero además, considerando el promedio de rendimiento de 850 kg/ha año de
la NAS, se necesitarían por lo menos 15 mil hectáreas de coca para satisfacer el
mercado interno legal, lo que también podría ser exagerado;
En este escrito discuto sobre los efectos globales del tráfico ilícito de drogas, los
debates relativos al «desarrollo alternativo», las controversias producidas recientemente
en Viena a propósito del 46 periodo de sesiones de la Comisión de Estupefacientes
de la ONU, en las que el Perú tuvo una posición en mi concepto errada y, finalmente,
expongo sin cortapisas por qué no soy partidario de legalización de las drogas a secas,
pero sí me alineo con una perspectiva de reducción de daños integral, es decir a nivel
de la producción, el tráfico y el consumo de drogas.
Efectos globales
Son varios los efectos negativos que el llamado «narcotráfico»64 y el cultivo de coca
con fines ilícitos producen sobre la economía y la sociedad peruana. El tráfico ilícito de
drogas (TID) tiene repercusiones serias difícilmente mensurables sobre el desarrollo
económico y el desarrollo humano. El tema es analizado en el más reciente informe
de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE)65, presentado en el
46 periodo de sesiones de la Comisión de Estupefacientes (Viena 8-17 de abril del
2003).
El informe sostiene que si bien «en el corto plazo, (el TID) proporciona actividades
generadoras de ingresos, podría considerarse económicamente favorable, a largo
plazo provoca graves problemas que en definitiva socavarán el desarrollo económico
del país del que se trate»66. El informe estudia los efectos del TID a nivel mundial
sobre la generación de ingresos para los países desarrollados que son considerables,
pero escasos para los países cultivadores de materias primas para drogas, sobre el
impedimento de crecimiento económico a largo plazo, sobre la desestabilización del
Estado, la economía y la sociedad civil y respecto a las graves consecuencias normativas
que el TID trae aparejado.
Drogas y macroeconomía
Desde los años ochenta el debate internacional sobre las drogas ha pasado de
los ambientes académicos a adquirir ciudadanía internacional. En este debate, existen
tres tendencias de interpretación con propuestas estratégicas competitivas resumidas
como sigue:
1. la primera plantea una estrategia de guerra a las drogas, considera que el tema es de
seguridad nacional, que el consumo es controlable y externo, que el problema se
encuentra en la oferta y que debe encararse con una perspectiva militar-policial;
2. la segunda propone políticas de reducción del daño (harm reduction), concibe
que la producción es un problema socio-económico y cultural, que el tráfico es
consecuencia de la demanda y que el consumo es un problema socio-cultural a
resolver con una perspectiva médico-sanitaria; y,
3. la tercera impulsa una estrategia penal-policial y sostiene que la producción, el tráfico
y el consumo de drogas son fenómenos delictivos, tanto por el lado de la oferta
como de la demanda, cuyo encaramiento debe ser esencialmente de aplicación
de la ley (law enforcement) y penal-represivo.
Es así como en 1992 la JIFE criticó las estrategias de reducción del daño y los
intentos de Bolivia y Perú por abrir un mercado internacional lícito para la coca77. En
1997 el Programa de Control de Drogas de Naciones Unidas (UNDCP) cuestionó
esta perspectiva en su World Drug Report78 y la JIFE lo hizo nuevamente en su informe
anual de 199779. Con estos antecedentes, el debate se polarizó en la Sesión Especial
de la Asamblea General de la ONU sobre Drogas de 1998 en Nueva York80, que
aprobó una Declaración Política y quiso aprobar la Strategy for Coca and Opium Poppy
Elimination (SCOPE) para 10 años81. No obstante, esta estrategia SCOPE recibió
duras críticas de sectores gubernamentales82 y privados83 por lo que finalmente no
fue presentada a la Asamblea.
En este último caso, sostengo que fue errada la estrategia de los países andinos
y del Perú en particular, ya que al no apoyar la propuesta presentada por algunos
países europeos, la contrapartida fue que los andinos no lograron apoyo para dos
importantes proyectos de resolución presentados como bloque. La delegación
norteamericana cuestionó y pidió modificar la propuesta con el apoyo de varios países
europeos incluyendo Bélgica y Holanda. Un proyecto fue sobre desarrollo alternativo
y apertura de mercados para productos provenientes de zonas con cultivos ilícitos y
el otro sobre preservación socio-ambiental89. La delegación de Estados Unidos buscó
modificar ambos proyectos.
Respecto al primero, sostuvo que tenía que hacer consultas con su Departamento
de Comercio ya que en su opinión el tema de las drogas no tenía nada que ver con el
comercio internacional y sus mercados estaban abiertos a este comercio. Lo que Estados
Unidos no informó es que la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de
la Droga (APTDEA), promulgada el 6 de agosto de 2002, correlaciona ambos temas,
aunque la mayoría de los productos para ser exportados con preferencias arancelarias,
en general no provienen de las zonas de cultivos con fines ilícitos.
Considero que las propuestas de reducción del daño deben plantearse a nivel
del consumo, la producción y el tráfico de drogas. Estas estrategias intermedias entre
Contrariamente a las cifras manejadas oficialmente, los cultivos de coca con fines
ilícitos se han venido incrementando desde 1998 al ritmo del incremento de los precios
de hoja y derivados. Probablemente, las extensiones actuales llegan a 65 mil hectáreas y
Contexto andino
Mientras que el cultivo de coca en Bolivia está concentrado en dos zonas –Yungas
y el Chapare– en el Perú está disperso en por lo menos 19 cuencas. Bolivia tiene
alrededor de 15.000 hectáreas de coca mientras que el Perú tiene por lo menos el doble
(31.000 según la CNC) o cuatro veces más dependiendo de la fuente de información
que se analice: la CNC, la ONUDD o estimaciones propias. Por tanto, el número de
agricultores cocaleros en Bolivia es menor que en el Perú: 25.000 contra 50.000.
Sin embargo, los bolivianos están mejor organizados, su origen es minero
campesino, su organización es de tipo sindical y tienen un líder indiscutible: Evo Morales.
En el Perú el movimiento campesino cocalero es incipiente, desconfía de sus líderes
y no han afirmado el liderazgo nacional de nadie, salvo el de Nelson Palomino que
desde febrero está preso en Yanamilla. Por otro lado, el consumo tradicional de coca
es numéricamente inferior en Bolivia –1 millón contra 3 millones–, pero mayor en
porcentajes de la población total: 15 % vs. 10 %. En Bolivia los cocaleros iniciaron
sus protestas a mediados de los 80 y en el Perú fue una década después, cuando se
reinició la política de erradicación forzosa de cultivos de coca.
Sin embargo, en Bolivia y Perú las protestas de los agricultores cocaleros coinciden
en señalar que la hoja de coca es un recurso natural y cultural que debe ser respetado
para usos legales tradicionales e industriales benéficos y que, como una parte de la
producción de coca se dirige al «narcotráfico», se debe concertar con los Gobiernos
nacionales, formas de disminución de cultivos pero de manera gradual, mientras se
desarrollan actividades económicas alternativas con fondos propios o de la cooperación
internacional, pero sin condicionamientos previos111.
Unos meses después, el Gobierno del presidente Toledo abdicó frente a las
presiones norteamericanas, sobre todo a partir de la visita al Perú del presidente
George W. Bush en marzo de 2002, quien presionó para que el Perú aplicara una
política de «coca cero»119. Por defender lo contrario, Vega Llona fue destituido de su
cargo en mayo de 2002120 y el Gobierno comenzó nuevamente a erradicar cultivos
con lo que los agricultores realizaron huelgas, marchas y bloqueos de caminos entre
junio y noviembre de 2002. En este periodo se instalaron diálogos directos en las
En setiembre del 2002, tres decenas de dirigentes de los valles del Alto Huallaga,
Aguaytía y Apurímac-Ene, encabezados por Nelson Palomino, líder máximo de este
último valle, decidieron fundar una central nacional gremial que representara los
intereses de los agricultores cultivadores de coca. Es así como en enero de 2003,
con 1.200 delegados, fue formalmente fundada en Lima la Confederación Nacional
de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú (CONPACCP) con
Nelson Palomino de Apurímac y Ene como secretario general, Nancy Obregón de
Tocache-Puerto Pizana como sub-secretaria, Elsa Malpartida de Tingo María como
secretaria de organización, Flavio Sánchez de Aguaytía como secretario de economía
y otros entre hombres y mujeres.
Cuando el dirigente Nelson Palomino retornaba de Lima al valle del río Apurímac
para levantarlo en huelga, fue detenido en Ayacucho acusado de apología al terrorismo
y otros delitos no comprobados. La hipótesis es que DEVIDA y CARE, una institución
norteamericana que trabajó en ese valle hasta su expulsión a fines del 2002, habían
financiado la fabricación de «pruebas» para acusar a Palomino, quien es en realidad un
preso político-social ya que dirigió a la federación de su valle en contra el mal uso de
los fondos de USAID por parte de CARE y defendió a los agricultores cocaleros del
río Apurímac. Su apresamiento incendió la pradera y los campesinos de ambos valles
comenzaron a preparar una gran marcha de sacrificio hacia Lima por la libertad de su
dirigente y otros 10 puntos reivindicativos.
Pero a poco andar, por la presión del Gobierno de Estados Unidos, con el
beneplácito de DEVIDA y Chemonics Inc. que no cambiaron ni un ápice su Plan
Operativo Anual (POA) elaborado en enero del 2003, el Gobierno de Toledo dio
nuevamente marcha atrás. Las instituciones mencionadas, duramente cuestionadas por
los agricultores, comenzaron a maniobrar en los valles cocaleros y en Lima para no
El II Congreso de la CONPACCP
Representatividad de la CONPACCP
Pero por diversas razones, no estaban afiliados los agricultores cocaleros de:
Quillabamba (12 mil), Yanatile (2 mil), Sandia (2 mil), Huallaga Central (500), Bajo
Huallaga (300), Monzón (2,500), Alto Marañón (2 mil), Moche-Chicama (300) y Bajo
Urubamba (1 mil). Actualmente la CONPACCP ha integrado a varios valles nuevos e
importantes para un total de aproximadamente 35.000 cocaleros representados de
los 50.000 que se estima existen a nivel nacional. Sin embargo, los agricultores de la
Selva Alta que no cultivan coca126 son aproximadamente 200 mil y están organizados
en asociaciones indígenas (20 mil), cooperativas cafetaleras (70 mil), cacaoteras (30
mil), arroceros (50 mil), maiceros (30 mil), tealeros (2 mil), palmicultores (5 mil),
ajonjolí (1 mil) y barbasqueros (1 mil), asociaciones de ganaderos (10 mil), comités de
productores por rubro –palmito, piña, plátano, frutales, etc.– (10 mil) y organizaciones
de madereros (5 mil).
El valle de los ríos Apurímac y Ene agrupa a 11 mil productores cocaleros que
cultivan 15 mil hectáreas de coca y el de Monzón tiene 2.500 productores cocaleros
con 5.000 hectáreas sembradas de coca. La producción de ambos valles está
mayoritariamente destinada a la fabricación de pasta básica y clorohidrato de cocaína
para el tráfico ilícito: probablemente el 70 % en el Apurímac y el 60% en el Monzón.
Además, a diferencia del Alto Huallaga y Aguaytía, en estos valles nunca se ha erradicado
cultivos de coca, aunque los dirigentes sostienen que se ha fumigado con «spike»129 y
fusarium oxysporum130, pero no existen pruebas fehacientes de ello.
El tema de fondo para esta división del frente cocalero (ver el Mapa 2), es que los
dirigentes de Apurímac y Monzón, más radicalizados que los de los otros valles, no han
querido aceptar la estrategia de reducción gradual y concertada que los dirigentes de
la CONPACCP habían propuesto en 2002 y aceptado en 2003. Lo incomprensible
del caso es que estos dos dirigentes se reunieron con el ministro del Interior durante
el Congreso de la CONPACCP en febrero y actualmente, en plena movilización
cocalera, han llegado a acuerdos con el ministro de Agricultura José León y el nuevo
ministro del Interior Javier Reátegui –el anterior, Fernando Rospigliosi, fue censurado
en el Congreso de la República el 5 de mayo y tuvo que renunciar131 – sin que se
conozca aún el contenido preciso de los acuerdos.
Aplicando acuerdos
Problemas de fondo
El problema humano es que los cocaleros quieren dejar de ser excluidos y de ser
considerados delincuentes, convertirse en ciudadanos con deberes y derechos, ser
empadronados por los organismos pertinentes del Estado que defina la nueva Ley de
Coca, que sus organizaciones representativas sean reconocidas como interlocutoras
válidas, que consideren sus propuestas en el impulso de políticas, estrategias y acciones
a realizar y, finalmente, que sean parte de solución y no el problema en relación con
los dos fenómeno que supuestamente se quiere combatir: la pobreza y el tráfico
ilícito de drogas.
Una vez acordada una política peruana sobre estos temas, se debe elaborar una
Ley de Coca que derogue el Decreto Ley 22095 que es obsoleto –se promulgó en
febrero de 1978–, represivo –promulgado por la dictadura militar del Gral. Morales
Bermúdez–, e ineficaz – ha promovido el narcotráfico, la violencia y los cultivos ilícitos–,
para recién después recurrir a la cooperación internacional. No al revés, tal como se
ha hecho hasta ahora.
Pero dijo algo más: «Para nosotros, ustedes son una parte importante de los
interlocutores con los que el Gobierno del presidente Toledo quiere dialogar y concertar
una política y estrategia común que sea de Estado y pueda ser presentada a las diversas
fuerzas políticas y a la sociedad civil peruana para ser asumida por todos. Esta estrategia
de todos, rediseñada con y por todos, pensadas con nuestra propias cabezas, será
la que presentaremos luego para buscar el apoyo de la cooperación internacional,
aplicando el principio de la corresponsabilidad.»
Y más todavía: «Para el Perú la coca no es lo mismo que sus derivados que pueden
ser dañinos para salud como la pasta básica y la cocaína. Asimismo, el productor de coca
no es un delincuente y/o traficante y el consumidor de coca no es drogo dependiente.
Es debido a estas dicotomías de la coca que el Perú seguirá insistiendo, en la necesidad
de disipar las ambigüedades existentes en las Convenciones de Drogas de las Naciones
Unidas sobre la equivocada ubicación de la hoja de coca como sustancia sicotrópica
en la lista I de estupefacientes.»
Pero no sólo lo anterior, sino que sostuvo que: «La erradicación de los cultivos de
coca no puede ni debe realizarse en forma forzosa, aislada, ni atentar contra el medio
ambiente y en consecuencia el Perú no acepta ningún método de erradicación manual
que no esté acompañado de un programa eficiente de desarrollo alternativo. En el
Perú esta penado por ley cualquier método de fumigación química y/o biológica, aérea
y/o terrestre, para la erradicación de cultivos de coca u otras plantas que sean materia
prima para drogas, debido a los impactos ecológicos y sobre la salud humana que estos
métodos tienen y, por lo tanto, mantendremos esta política en el futuro».
Con respecto a la concertación con los agricultores: «Para impulsar esta lucha
común contra la producción, tráfico y consumo de drogas es indispensable la
participación real en todo el proceso de impulso de proyectos, planes y programas, de
los agricultores, las comunidades locales de base, así como de los municipios que son
las instancias democráticas mas cercanas a los ciudadanos, por lo que promovemos
y fortaleceremos la Mesa de Diálogo y Concertación que fuera creada en noviembre
del año pasado y reconocida legalmente en marzo de este año por el Gobierno de
Transición a través del Decreto Supremo Nro. 009-SA.»
Tal como debió ser, el ministro de Agricultura de ese entonces, Ing. Álvaro
Quijandría, fue quien expuso sobre la problemática del «desarrollo alternativo» y
propuso cinco lineamientos para la política de Estado que comenzaba a diseñarse.
Pero antes de ello dijo que: «Es hora de reconocer sus fallas, entender su enorme
complejidad, y adoptar medidas radicalmente diferentes a las hasta ahora empleadas.
Lo que se impone es una revisión a fondo, mejor dicho, una completa reinvención
del desarrollo alternativo en cuanto se refiere a su concepción, sus métodos, sus
instrumentos y, sobre todo, su inspiración.»
No es este el lugar ni el momento para relatar qué fue lo que pasó después y
por qué DEVIDA y el Ministerio del Interior no están aplicando estos lineamientos
sino las acciones que les exige el Gobierno de Estados Unidos. Además, no todo
está dicho en asuntos de coca, drogas y «desarrollo alternativo» por lo que se hace
necesario abrir un debate nacional al respecto. Pero, si reconocemos algo de razón
en el mensaje tumultuoso y bullanguero de los agricultores cocaleros, lo menos que
podemos hacer es retornar a las fuentes, a las propuestas que hicieran Ricardo Vega
Llona y Alvaro Quijandría hace dos años y medio. Estoy seguro que estas propuestas
son bastante mejores, coherentes, eficientes y sin costo social alguno que las políticas y
acciones del Gobierno de Estados Unidos que están aplicando DEVIDA y el Ministerio
del Interior.
Los organizadores del Foro señalan que «la economía de la coca genera conflictos
y corrupción mucho más allá de las áreas productoras (y que esta problemática) tiende
a ser enfrentada militarmente en lugar de proponernos cultivos y poner en práctica
opciones serias para los agricultores». Esta ponencia reflexiona sobre alternativas justas
y eficaces a la vez que sostenibles, sustentables, políticamente posibles y realistas con
respecto a la problemática de las drogas141 y los cultivos de coca con fines ilícitos, que
alimentan situaciones de violencia, inseguridad, corrupción y restricción de espacios
democráticos en las zonas cocaleras del Perú y la región andina.
Experiencias positivas
1. se partió del principio de erradicar cultivos de coca, sin entender las complejidades
socio-culturales y económico-ecológicas que este cultivo entraña;
2. no se identificó productos y actividades que concordaran con la disponibilidad y
aptitud de los suelos y con el conocimiento propio de las poblaciones en cada
zona;
3. las opciones productivas seleccionadas no eran compatibles en varios casos con
zonas agro-ecológicas de Selva Alta que, en general, no son aptas para agricultura
de exportación;
4. parte importante de los productos agrícolas promovidos no estuvieron orientados
a la construcción de mercados locales y regionales sino a la exportación cuyos
precios fueron fluctuantes y en declive en 1999-2003;
5. hubo deficiencias en la elección del paquete tecnológico-productivo para la unidad
familiar campesina cuyo principal recurso disponible es la mano de obra familiar;
6. varias actividades económicas alternativas no consiguieron los rendimientos
esperados lo que terminó por inducir a los productores a regresar a la producción
de coca;
7. si bien algunos productos eran rentables en el corto plazo respecto a la coca –arroz,
frijol, palma, cacao, ajonjolí y barbasco, por ejemplo–, no tuvieron mercados
seguros y sostenibles;
El señor Dante Deza, productor campesino del valle del Alto Inambari en la selva
de Puno, compartió conmigo su frustración sobre el «desarrollo alternativo» en un
taller organizado por el proyecto AIDIA-GTZ en 1999144: «Para nosotros el desarrollo
alternativo es que solicitamos sal para hacer charqui y nos entregan detergente
con el que no sabemos lavar ropa, pedimos semillas y crédito para plantar y nos
plantan cemento y piedras para inaugurar, deseamos asistencia técnica y capacitación
agropecuaria y nos dan talleres participativos para sacarnos información, pedimos
información sobre los fondos internacionales y nos dicen que no se puede porque
es secreto». Palabras más, palabras menos, esta misma frustración es la que sienten
muchos agricultores de las cuencas cocaleras y de allí sus protestas145.
1. el desarrollo integral como alternativa, que no es un modelo único sino que debe
aplicarse de forma particular en cada zona158, no es compatible con la erradicación
compulsiva o fumigación de cultivos y, por lo tanto, su reducción debe ser una
consecuencia del desarrollo y no una precondición para ello;
2. se debe promover la participación voluntaria de las organizaciones de productores
existentes, partiendo de sus demandas y orientando al mercado sus propuestas
productivas, desarrollando capacidades empresariales basadas en la siembra por
contrato, adoptando para ello metodologías participativas, con perspectiva de
género, respeto a las diferencias y valoración de las culturas nativas;
3. por las condiciones agro-ecológicas de las zonas de cultivos de coca generalmente no
aptas para producción agrícola extensiva, es preferible no priorizar la recuperación
de cultivos tradicionales de exportación (como el café y el cacao) y tampoco el
monocultivo (como el arroz y el maíz), sino la construcción de mercados locales, la
diversificación productiva inspirada en la ancestral articulación de pisos ecológicos y
manejo sostenible de la biodiversidad andino-amazónica, articulando convenios de
bolsa de productos con empresas regionales y municipios de las zonas alto-andinas
y/o de la costa; y,
4. el Estado y la cooperación internacional deben facilitar y promover, más que
donaciones y subsidios ciegos o indirectos, la inversión privada nacional y
extranjera en las zonas cocaleras a través del impulso de sistemas de agricultura
por contrato y creación de «clusters» o conglomerados territoriales que garanticen
competitividad de actividades diversas, que no sólo deberían ser agropecuarias,
sino de generación de ingresos familiares alternativos a los de la producción de
coca con fines ilícitos159.
Con los procesos de reformas agrarias de los sesenta, el impulso de las políticas de
ajuste estructural de los setenta y ochenta y la generalización de las políticas neoliberales
durante los noventa, la mayoría de los países latinoamericanos quedaron rezagados en
su sector agropecuario con las constataciones siguientes:
1. una desarticulación creciente entre la agricultura tradicional y la industria
manufacturera;
2. una dramática falta de competitividad internacional de la agricultura y la
agroindustria;
3. un pronunciado retraso tecnológico y de productividad de la producción
agropecuaria, particularmente alimenticia;y,
4. la coexistencia de una agricultura familiar campesina atrasada con una agricultura
empresarial moderna pero con serios problemas de competitividad.
Tal como sostiene Eduardo Musso: «si queremos entender los procesos
económicos de los campesinos desde su propia perspectiva, que es la que finalmente
los hace movilizarse, debemos manejar una contabilidad desde los intereses de la
unidad doméstica, y no sólo desde los intereses del ejercicio del capital en actividades
productivas».
Los clusters más célebres de Estados Unidos son: Silicon Valley en la computación
y la informática; Hollywood en cine; California en vinos; New Jersey y Pennsylvania
en farmacéutica; Massachussets en instrumental médico; y Wall Street en finanzas.
Luego de mencionar otras experiencias en Europa, Japón y América Latina, Cano
sostiene que los clusters estimulan al mismo tiempo la competencia y la cooperación
y de esta forma «pueden representar una forma organizacional sólida que garantice
Como se sabe, cantidad y calidad del producto, formas y momentos del pago,
determinación de los precios a pagar y plazos de entrega son los temas básicos de
discusión en una agricultura de contrato por parte de la empresa. Por su lado, el
pequeño agricultor discute la entrega total o parcial del insumo –una parte la puede
destinar al autoconsumo o al trueque–, la provisión de insumos –semillas, fertilizantes
y controladores de plagas– para la producción agrícola, el otorgamiento de crédito o
avío parcial o total de la operación, la provisión de asistencia técnica principalmente
para la post-cosecha y el aporte «gerencial» de la empresa que sugiere cómo y cuando
se debe realizar cada una de las faenas.
1. las ventajas para el empresario son que delega en terceros los riesgos inherentes
a la producción agrícola, evita relaciones salariales, no inmoviliza capital en tierras,
tiende a reducir costos de producción, pero simultáneamente incrementa costos
de transacción al aumentar el número de proveedores, entra en controversias
indeseables por la complejidad de los contratos, no logra evitar la desviación de los
insumos a otros competidores cuando los precios de compra bajan por razones
de mercado y corre el riesgo de rechazo de embarques por el uso no permitido
de insumos; y,
2. las ventajas para el pequeño productor son mercado seguro con precio
preestablecido, asistencia técnica que permite elevar la productividad por hectárea
incorporando productos de mayor valor, aprovechamiento de la mano de
obra familiar, posibilidad de extender nuevos conocimientos a otros productos
tradicionales y probable uso de maquinarias y equipos de propiedad de la empresa,
pero también asume posibles riesgos como la manipulación por parte de la empresa
de la calidad para regular precios y entregas, el sometimiento a las condiciones de
la empresa, deficiencias en la asistencia técnica, pagos atrasados o falta de claridad
en las transacciones y, sobre todo, posibilidad de caer en el monocultivo con la
dependencia y vulnerabilidad que de ello se deriva.
Luego señala que: «De no lograrse esta mínima articulación a lo largo de los
circuitos productivos, no podrán esperarse buenos resultados de los procesos de
desarrollo alternativo, ya que, como bien se sabe, en la agricultura lícita el aporte de
las cosechas apenas alcanza, como máximo, el 10% o el 15% del valor de los bienes
al llegar a su destino final. Y es en el trecho restante de agregación de valor –el 90% o
el 85%, según el caso– donde yace la clave de la competitividad y, por ende, la única
fuente cierta de acumulación de ahorro y capital, sin la cual jamás será posible que los
cultivadores venzan su pobreza extrema».
Sostiene Cano que hay que comenzar por reconocer que la solución no es
simplemente imponer unos cuantos rubros de corto plazo o de subsistencia (como
los granos, tubérculos y ganadería extensiva), que puedan crecer fácilmente y luego
repartir créditos sin esperanza de recuperación para quienes prometan sembrarlos. Es
indispensable y prioritario garantizar el funcionamiento eficiente e integrado de cadenas
de agregación de valor (transformación primaria, agroindustrial, transporte, mercadeo,
comercialización), bajo la propiedad de los mismos cultivadores o mediante relaciones
de índole contractual con la agroindustria.
En tercer lugar, la promoción del acopio de barbasco y yuca como siembra por
contrato para la producción de rotenona y almidón industrial entre los comités de
barbasqueros del distrito de Santa Rosa, afiliados a la FEPA-VRAE, proyecto financiado
por el Fondo Perú-Canadá por US$ 1,5 millones y gerenciado por CEDRO. El proyecto
impulsó la renovación y/o instalación de 1.000 hectáreas de barbasco y 400 de yuca,
construyó en Santa Rosa una planta procesadora de barbasco y otra de almidón de
yuca que, en su mejor momento, dio empleo a 50 personas y acopió barbasco y
yuca a 500 productores. No obstante, luego de cuatro años, el proyecto fracasó por
dudas respecto al modelo empresarial de transferencia de la planta a los agricultores,
mala gerencia administrativa y desarticulación entre la producción de rotenona y el
mercado internacional170.
Una cuarta experiencia de muy corta duración fue también en el Apurímac-Ene
como siembra por contrato para el acopio de frijol y ajonjolí para la exportación entre
la empresa privada Procesadora S.A. y la FEPA-VRAE, con el aval técnico y organizativo
de la Asociación Civil DRIS. En dos cosechas seguidas durante 1999 y 2000 se
acopió 100 TM de frijol y 50 TM de ajonjolí con dinero adelantado por la empresa
–aproximadamente US$ 30.000–, precio garantizado de compra y centro de acopio
en Lima. La FEPA-VRAE debió garantizar calidad, cantidad, momento de entrega y
transporte hasta el centro de acopio en Lima, pero a la tercera cosecha los problemas
internos de la FEPA-VRAE, la competencia desleal de los acopiadores tradicionales
del valle, el incumplimiento del transportista y los problemas en el centro de acopio
en Lima, no permitieron cumplir con estos requisitos y se disolvió el contrato con la
devolución del dinero adelantado.
Los mencionados no son las únicas experiencias, pero bastan para preguntarnos,
salvo el caso de Palma del Espino, por qué estos proyectos de agricultura por contrato
fracasaron o no fueron sostenibles en el tiempo. La respuesta podría estar en torno
a los siguientes puntos:
Como el tema de fondo son los cultivos de coca con fines ilícitos, una alternativa
podría ser la legalización de las drogas, pero muchos consideran que no es
«políticamente correcta» porque afecta las relaciones con Estados Unidos, principal
país consumidor de drogas y promotor de la prohibición171. En este debate, me ubico
entre los que propugnan una estrategia de domesticación de las drogas o, como
plantean varios en Europa172 y los Estados Unidos173, de reducción del daño, pero no
aplicada unilateralmente por los países del Norte sino globalmente con los del Sur.
Esta posición, la he resumido como sigue174:
A manera de conclusión
Pero también escuchemos a los agricultores cocaleros como Dante Deza, que
citamos al principio o Doña Azucena Veramendi, agricultora cocalera y ex-alcaldesa
de Cuyaco en el valle del Monzón, que dijo lo siguiente a principios de 2004 durante
el II Congreso de la Confederación Nacional de Productores Cocaleros del Perú
(CONPACCP) realizado en Lima: «Para nosotros el desarrollo alternativo es que
siembran los proyectos en una mesa, los cultivan en una pizarra, los cosechan en
computadora y los venden en spots publicitarios de televisión».
Don Michel Portier, alcalde franco-puñeno de Carabaya, más peruano que las
alpacas de Macusani, a propósito de un desinformado reportaje de un importante
diario local, en una carta abierta que ningún medio quiso publicar, dijo que el informe
termina por tergiversar»el rol cumplido por las autoridades de los Gobiernos locales
de Carabaya, el presidente del Gobierno Regional, los congresistas de la República
representantes de Puno y líderes de organizaciones sociales como las rondas
campesinas, vencedoras contra el abigeato, quienes convergieron en sus acciones
para decirle al Gobierno nacional que el problema de los cultivos de coca no pueden
solucionarse reprimiendo a los agricultores y que la pobreza sólo se combate con
propuestas de desarrollo». El 22 de noviembre del 2004 los alcaldes de Carabaya y
San Gabán convocaron a una Marcha por la Paz, por la Vida, por el Diálogo y por el
Desarrollo «donde nos ratificaremos en nuestra demanda de soluciones integrales a
la pobreza y al olvido de nuestras localidades».
Es necesario conversar con ellos y ellas que buscan ser respetados e incluidos,
que no sean olvidados, que lo único que trasgreden es el olvido. La concertación y el
diálogo no son síntomas de debilidad sino de humanidad, de inteligencia.
El Gobierno peruano sí tiene una estrategia sobre drogas, pero lo malo es que se
trata de la misma estrategia fracasada del Gobierno de Estados Unidos que se aplica
desde hace más de 25 años en nuestro país y en el mundo. Pero además, la estrategia
de DEVIDA no ha sido discutida y aprobada por el Congreso de la República y, menos
aún, con y por los representantes de la sociedad civil y los involucrados como víctimas
del flagelo del tráfico ilícito de drogas (TID), principalmente agricultores y consumidores.
Por lo tanto, no se trata de una política de Estado sino de Gobierno.
1. Las decisiones sobre políticas de drogas deberían estar más fundamentadas en las
evidencias científicas disponibles actualmente.
2. Las políticas de drogas no deberían hacer hincapié en la reducción de la magnitud
del mercado de drogas, sino en la reducción de sus consecuencias negativas.
3. Las iniciativas para reducir la oferta de drogas no se deberían centrar en la
penalización de los cultivadores.
4. Las iniciativas para reducir la demanda de drogas no se deberían centrar en la
penalización de los usuarios.
5. El sistema de la ONU debería desarrollar un enfoque más coordinado y
unificado en materia de políticas de drogas.
Las vacas «pisan» la ecología y tumban bosques para pastos. La caoba y el cedro
son para los nietos de los agricultores. Plantar para bio-combustibles como quieren
los presidentes Bush y Lula significa cambiar alimentos por «gasolina verde». Con todo
este Plan Agrario, tal como está formulado, tendremos la mejor contribución del Perú
al calentamiento global. Ojalá que el ministro de Agricultura se dé cuenta de este error
estratégico al aceptar una fórmula absurda que en el fondo busca sustituir cultivos de
coca por calentamiento global. En mi opinión, el camino para la Selva Alta es otro y lo
resumo en los siguientes puntos:
Notas
1
Artículo escrito en diciembre de 1994 y publicado en enero de 1995 con circulación limitada por «Ediciones Hoja
Sagrada», boletín del Consejo Andino de Productores de Hoja Sagrada (CAPHC).
2
Versión de MENDOZA, 1993. Otro «inventor» de la cocaína fue el doctor Domingo Lorini, farmacéutico italiano
que llegó a La Paz en 1860, instaló una botica en la Plaza Murillo y que, probablemente, era amigo de Pizzi. En
1866, seis años después del descubrimiento de Niemann, Lorini obtuvo la primera muestra de cocaína producida en
Bolivia, según relata don Gastón Velasco, patricio paceño de una antigua familia (TORRICO, 1993, pp. 162-163).
No obstante, como para que los bolivianos no se peleen la autoría, el que verdaderamente aisló por primera vez el
alcaloide fue al parecer un médico alemán llamado Gaedecke, quien en 1855 extrajo un alcaloide de la coca que
llamo erythroxylina. Es decir, por lo menos cinco años antes que los otros doctores.
Bibliografía
ALFAJEME, 1992
Augusta ALFAJEME; «Acerca del impacto económico del narcotráfico: problemas en
su medición»; en: «MONEDA», BCRP, Lima, octubre de 1992.
ALVAREZ, 1991
Elena ALVAREZ; «La economía ilegal de la coca en el Perú»; Fundación Friedrich Ebert,
Lima, 1991.
ALVAREZ, 1999
Elena ALVAREZ; «Efectos económicos del sector ilícito de drogas en el Perú»; en:
John Crabtree y Jim Thomas (Ed.), EL PERU DE FUJIMORI 1990-1998; CIUP-IEP,
Lima, mayo, 1999.
BCRP, 1991
Banco Central de Reserva del Perú-Departamento de Analisis de Ingreso y Producto-
Gerencia de Investigación Económica; INFORME 04/aip/1991, Lima, 1992.
BCRP, 2002
Banco Central de Reserva del Perú-Departamento de Balanza de Pagos; «Impacto
del narcotráfico en el Perú: 1992 y 2002»; INFORME C310-IB02-039; Lima, 14 de
octubre 2002.
BASADRE, 1987
Jorge BASADRE; PERÚ PROBLEMA Y POSIBILIDAD; 5ta. Edición; 1987.
BARANYI, 1998
Stephen BARANYI; «Drogas y Seguridad Humana en Las Américas»; Documento
preparado para el Ministario de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional, Dirección
de Consolidación de La Paz y Seguridad Humana; Ottawa, diciembre de 1998.
BMZ, 1995
Bundesministerium für wirtschaftluche Zusammenarbeit und Entwicklung (BMZ);
«Lineamientos: Lucha contra la droga en el ámbito de la cooperación al desarrollo;
BMZ; Bonn, Alemania, abril de 1995.
BRICEÑO/MARTÍNEZ, 1989
Juan BRICEÑO y Javier MARTÍNEZ; «El ciclo operativo del tráfico ilícito de drogas:
implicaciones en la liquidez del sistema financiero»; En: PASTA BASICA DE COCAINA:
UN ESTUDIO MULTIDISCIOPLINARIO; CEDRO, Lima, 1989.
BROADY, 1994
Merritt BROADY; «Evolución y futuro del problema de la coca»; en: José M. Toledo
(Editor); BIODIVERSIDAD Y DESARROLLO SOSTENIBLE EN LA AMAZONIA EN
CABIESES, 1993
Hugo CABIESES; «Deuda, narcotráfico y hoja de coca: una visión desde los países
andinos»; Acción Andina; mimeo; La Paz, Bolivia, 19/11/93.
CABIESES, 1995
Hugo CABIESES; «Revalorización antihistórica y un debate necesario»; en: ARTICULOS,
INVESTIGACIONES Y POLITICAS ALTERNATIVAS SOBRE LA HOJA DE COCA;
Ediciones Hoja Sagrada; Lima, 9 de agosto de 1995.
CABIESES, 1997
Hugo CABIESES (Editor); ESTUDIOS CIENTÍFICOS ACTUALES DE LOS EFECTOS
DEL CONSUMO DE COCA EN HUMANOS; Consejo Andino de Productores de
Hoja de Coca (CAPHC); Lima, junio de 1997.
CABIESES, 2000
Hugo CABIESES; «Perú: cultivos de coca, éxito virtual y mesa de donantes»; DRIS;
Lima, 19-1-2000.
CABIESES, 2001 a
Hugo CABIESES; «Ruralización del desarrollo alternativo en el Perú: debates, tipologías
y reconsideraciones»; en: MEMORIAS DEL SEMINARIO INTERNACIONAL «LA
NUEVA RURALIDAD EN AMÉRICA LATINA» (Bogotá, 22-24 de agosto del 2000).
MESTRIA EN DESARROLLO RURAL 20 AÑOS TOMO II; Pontificia Universidad Javeriana-
Facultad de Estudios Ambientales y Rurales-Maestría en Desarrollo Rural-Departamento
de Desarrollo Rural y Regional; Bogotá, Colombia, 2001.
CABIESES, 2002 a
Hugo CABIESES; «Lavado de conciencias en el Perú: tres disculpas y una propuesta
mirando al futuro»; en: ARMONIZACION Y ADECUACION DE LAS POLITICAS
NACIONALES DE LOS PAISES DE LA REGION ANDINA EN EL CONTROL DE LA
LEGITIMACIÓN DE CAPITALES; Seminario-Taller Internacional, 7-10 de noviembre
del 2000; Contradrogas-PNUFID-SCTIP, Lima, marzo del 2002.
CABIESES, 2002 b
Hugo CABIESES; «Debate sobre drogas y desarrollo alternativo, crisis y auge de la
coca en el Perú y algunas preguntas»; Curso de Actualización Económica CAE-2002,
Módulo de Macroeconomía; Universidad del Pacífico; Lima, Perú, 20 de noviembre
del 2002.
CABIESES, 2002 c
Hugo CABIESES; «Valles cocaleros, demandas campesinas y estudio/encuesta sobre
coca legal»; DRIS; Lima, Perú, 24 de noviembre del 2002.
CABIESES, 2002 d
Hugo CABIESES; «Coca y drogas: autoerradicación de cultivos y desarrollo integral
como alternativa en el Perú; Ponencia presentada en el «Internacional Policy Dialogue:
Tackling Cross Border Crime» (Bonn, 16 y 17 de diciembre del 2002); InWEnt, BMZ
& UN-ONCCP; Bonn, Alemania, 16 de diciembre del 2002.
CABIESES, 2003 a
Hugo CABIESES; «Integración vertical y agricultura alternativa de contrato en zonas
cocaleras»; Universidad del Pacífico-CAE-2002; Lima, 2 de enero del 2003.
CABIESES, 2003 b
Hugo CABIESES; «Coca y cocaleros en el Perú: debates sobre fuentes, metodologías
y cifras»; fotocopiado, Lima, 27 de mayo del 2003.
CABIESES, 2003 c
Hugo CABIESES; «Cocaleros: protestas con propuestas: entre la Mesa de Diálogo y
las Marchas de abril; fotocopiado; Lima, 27 de mayo 2003.
CABIESES, 2003 d
Hugo CABIESES; «¿Efecto contagio entre Bolivia y Perú en asuntos de coca y cocaleros»;
en: PERU ECONOMICO, Noviembre 2003; Lima.
CABIESES, 2003 f
Hugo CABIESES; «Debates sobre desarrollo alternativo y reducción de daños en
asuntos de coca y drogas»; en: DEBATE AGRARIO 36, Lima, diciembre 2003.
CABIESES, 2004 a
Hugo CABIESES; «Perú: luchas cocaleras y gobernabilidad»; en: MOVIMIENTOS
COCALEROS EN EL PERU Y BOLIVIA: COCA O MUERTE?; DROGAS Y
CONFLICTO-Documentos de Debate Nro. 10, Transnational Institute TNI,
Amsterdam, abril 2004.
CABIESES, 2004 b
Hugo CABIESES; «Cocaler@s: algunas preguntas y propuestas»; fotocopiado, Lima,
17 de abril 2004.
CABIESES, 2004 c
Hugo CABIESES; «Otro desarrollo alternativo es posible»; Lima, 2004
CABIESES, 2004 d
Hugo CABIESES; «Perú: luchas cocaleras y gobernabilidad»; en: DROGAS Y
CONFLICTO NRO. 10, TNI, Amsterdam, abril 2004.
CABIESES, 2004 e
Hugo CABIESES; «Política de estado sobre coca, drogas y desarrollo alternativo: retorno
a las fuentes»; fotocopiado, Lima, 1ro. de mayo 2004.
CABIESES, 2004 f
Hugo CABIESES; «Corrupción asociada al trafico ilícito de drogas en el Perú: hipótesis
y propuestas para investigar»; Amsterdam, 24 de mayo 2004.
CABIESES, 2004 h
Hugo CABIESES; «Otro desarrollo alternativo es posible»; Exposición para el 1er. Foro
de «Intercambio de Experiencias entre Proyectos y Programas de Desarrollo Alternativo
en los Países Andinos» organizado por la Delegación de la Comisión Europea en Perú,
Lima, 17 al 19 de Noviembre 2004.
CABIESES, 2005 a
Hugo CABIESES; «Promesas incumplidas y erradicación de coca en el Perú»; TNI-
INFORME SOBRE POLÍTICAS DE DROGAS NRO. 11, Ámsterdam, marzo 2005.
CABIESES, 2005 a
Hugo CABIESES; «Complejidades de la coca y el TLC en el Perú y los Andes»;
INFORME ANUAL DESC 2004: LO QUE DEBE CONOCER ANTES DE DECIDIR:
EL IMPACTO DEL LIBRE COMERCIO EN LOS DERECHOS HUMANOS EN EL
PERÚ; APRODEH-CEDAL, Lima, 2005.
CABIESES, 2005 c
Hugo CABIESES; «Sobre coca, cocaleros y drogas: fallos satánicos y debates de fondo»;
en DEBATE AGRARIO Nro. 39; CEPES; Lima, diciembre 2005.
CABIESES & OTROS, 2005
Hugo CABIESES, Baldomero CACERES, Róger RUMRRILL y Ricardo SOBERON;
HABLAN LOS DIABLOS, COCA AMAZONIA Y NARCOTRAFICO EN EL PERU:
ESCRITOS URGENTES; Abya Yala, TNI y MLAL; Quito, Ecuador 2005.
CACERES, 1990
Baldomero CACERES Santa María; «Historia, prejuicios y versión psiquiátrica del coqueo
andino»; en: PERU INDIGENA, Nro. 28, 1990; Instituto Indigenista Peruano; Editorial
Mantaro, Lima; agosto, 1990.
CANO, 1999
Carlos Gustavo Cano; REINVENTYANDO EL DESARROLLO ALTERNATIVO;
Corporación Colombia Internacional; Bogotá, Colombia, junio de 2002.
CANO, 2002
Carlos Gustavo Cano; LA NUEVA AGRICULTURA. UNA CONTRIBUCION AL
PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA; TM Editores-Fundación Social-IICA/Colombia;
Bogotá, Colombia, julio de 1999.
CEPAL/FAO/GTZ, 1998
Comisión Económica para América Latina/Oficina Regional para América Latina y el
Caribe de la FAO/Sociedad Alemana de Cooperación Técnica; AGRICULTURA Y
PEQUEÑA AGRICULTURA: VÍNCULOS, POTENCIALIDADES Y OPORTUNIDADES
COMERCIALES; Naciones Unidas, Santiago de Chile, 1998.
CHAVEZ, s/f
Jorge CHAVEZ Alvarez; «Economía del Perú y narcotráfico»; BCRP, s/f, Lima.
CICCOR, 2003
Comisión Herrera; «Corrupción y mafia en el poder en asuntos de Tráfico Ilícito de
Drogas y Lavado de Dinero 1990-2000: Informe Final»; Lima, 2003: www.congreso.
gob.pe/CICCOR.
CVR, 2004
Comisión de la verdad y la Reconcialiación CVR; HATUN WILLACUY: VERSIÓN
ABREVIADA DEL INFORME FINAL DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD Y
RECONCILIACIÓN PERÚ; CVR, Lima, febrero 2004.
CRABTREE, 2005
John CRABTREE; PERFILES DE LA PROTESTA: POLÍTICA Y MOVIMIENTOS
SOCIALES EN BOLIVIA; PIEB-UNIR; La Paz, 2005.
CRUZ/REVILLA/SEMINARIO, 1994
María Amparo Cruz Saco, Julio Revilla y Bruno Seminario; «¿ Es relevante la coca
? ‘Narcodólares’ y tipo de cambio real»; en: APUNTES Nro. 35, Lima, segundo
semestre, 1994.
DAMMERT, 2001
Manuel DAMMERT: EL ESTADO MAFIOSO: El poder imagocrático en las sociedades
globalizadas; Ediciones El Virrey, Lima, noviembre del 2001.
DIRVEN, 1996
M. DIREVEN; «Agroindustria y pequeña agricultura: Síntesis comparativa de distintas
experiencias»; CEPAL, LC/G.1663; Santiago de Chile, 1996
DE REMENTERÍA, 1995
Ibán DE REMENTERÍA; LA ELECCION DE LAS DROGAS: EXAMEN DE LAS
POLITICAS DE CONTROL; Fundación Friederich Ebert; Lima, Junio de 1995.
DE REMENTERÍA, 2001
Ibán DE REMENTERÍA; LA GUERRA DE LAS DROGAS. CULTIVOS ILICITOS Y
DESARROLLO ALTERNATIVO; Editorial Planeta Colombiana S.A., Colección Grandes
Temas; Bogotá, Colombia, 2001.
EMCDDA, 1999
European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (EMDCDDA); ANNUAL
REPORT ON THE SATE OF DRUGS PROBLEM IN THE EUROPEAN UNION
1999; Luxembourg, 1999.
ERICSSON, 2001
Nils ERICSSON; «Memorias del Foro Desarrollo alternativo en países andinos»; Senado
de la República de Colombia; 24 y 25 de mayo del 2001.
FARTHING 2004
Linda FARTHING; «Rethinking Alternative Development in Bolivia»; WOLA,
Washington, Feb 2004.
FERNÁNDEZ, 2004
Jorge FERNÁNDEZ Menéndez; EL OTRO PODER: NARCOTRÁFICO, POLÍTICA Y
VIOLENCIA EN MÉXICO; Editorial Punto de Lectura, México, junio 2004.
GARCIA, 2004
Alvaro GARCÍA Linera & Otros; SOCIOLOGÍA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
EN BOLIVIA: ESTRUCTURAS DE MOVILIZACIÓN, REPERTORIOS CULTURALES
Y ACCIÓN POLÍTICA; Oxfam-UK y Diakonía, La Paz, diciembre 2004.
GARCIA, 2005
Alvaro GARCÍA Linera; HORIZONTES Y LÍMITES DEL ESTADO Y EL PODER; Muela
del Diablo Editores, La Paz, 2005
URIDI, 2002
Luis GURIDI; CRISIS ECONÓMICA, DROGA Y DESARROLLO ALTERNATIVO EN
LA REGIÓN ANDINA: EL CASO DE BOLIVIA 1985-1997; Serie Tesis Doctorales,
Universidad del País Vasco, 2002.
HARDINGHAUS, 1989
Nicolás H. HARDINGHAUS; «Droga y crecimiento económico. El narcotráfico en
las cuentas nacionales»; en: NUEVA SOCIEDAD Nro. 102; Caracas; julio/agosto;
1989; pp. 94-106.
HARDINGHAUS, 1995
Nicolás H. HARDINGHAUS; «El desarrollo de la narcoeconomía internacional»; en:
NUEVA SOCIEDAD Nro. 138; Caracas; julio/agosto; 1995; pp. 31-46.
HERNANDEZ, 1996
Tito HERNANDEZ Terrones; «Cultivos Alternativos: Producción Cocalera en el Alto Amazonas»;
en: PRENSA UNASINA Nro. 18; Tingo María, diciembre de 1996; pp. 22 a 24.
JELSMA, 1998
Martin JELSMA; «UNGASS: Ninguna Sorpresa»; en: DROGAS Y DESARROLLO Nro.
9; Amberes, junio de 1998.
JIFE, 1993
Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE); INFORME DE LA
JUNTA INTERNACIONAL DE FISCALIZACION DE ESTUPEFACIENTES
CORRESPONDIENTE A 1993; Naciones Unidas, Nueva York, 1992.
JIFE, 1998
Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE); INFORME DE LA
JUNTA INTERNACIONAL DE FISCALIZACION DE ESTUPEFACIENTES
CORRESPONDIENTE A 1998; Naciones Unidas, Nueva York, 1999.
LEVINE, 1994
Michael Levine y Laura Kananau-Levine; LA GUERRA FALSA: FRAUDE MORTÍFERO
DE LA CIA EN LA GUERRA A LAS DROGAS; Acción Andina-CEDIB, Cochabamba, 1994.
Martin Jelsma y Theo Ronken editores; Democracias bajo fuego: drogas y poder en
América Latina (TNI-Brecha-Acción Andina; Montevideo, 1998).
LEON, 2004
José LEÓN; «Entrevista a José León: DEVIDA no funciona bien»; «EL COMERCIO»,
17 de Mayo del 2004.
MONTERO, 1995
Jorge Luis MONTERO; «La economía cocalera en el Perú: implicancias sobre las
migraciones y el medio ambiente»; en: APUNTES 36; Centro de Investigación,
Universidad del Pacífico (CIUP); Lima, Perú; Primer Semestre, 1995.
MUSSO, 1998
Eduardo MUSSO; PRODUCTORES Y SUS ORGANIZACIONES EN ZONAS
COCALERAS DEL PERÚ: UN ENFOQUE PARA LA INVESTIGACIÓN AGRARIA
HACIA EL DESARROLLO ALTERNATIVO; Proyecto IICA-GTZ; Lima, Perú, 1998.
NADELMANN, 1994
Ethan A. NADELMANN; «Pensando seriamente en alternativas a la prohibición de las
drogas», en DROGAS Y CONTROL PENAL EN LOS ANDES, Comisión Andina de
Juristas, Lima, 1994, pp. 195-249.
NADELMANN, 1998
Ethan A. NADELMANN; «Guerra a las drogas o reducción del daño? Por una política
con sentido común», en QUEHACER Nro. 112, Desco, Lima, marzo-abril de 1998,
pp. 104-111.
ONDCP, 2000
Office of National Drug Control Policy; THE NATIONAL DRUG CONTROL
STRATEGY 2000; The White House; Washington, March, 2000.
Prada, 2004
Raúl PRADA Alcoreza; LARGO OCTUBRE; Plural Editores, La Paz, 2004.
QUISPE, 1993
Andrés QUISPE; «Flujo de dólares del narcotráfico: aproximaciones metodológicas y
elementos prospectivos para el análisis de su magnitud actual»; en: PRETEXTOS Nro.
5; DESCO, Lima, julio de 1993.
PNUFID, 1998
Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas; 15
AÑOS EN EL PERU; PNUFID, Lima, Perú, 1998.
ROCHA, 2000
Ricardo ROCHA; LA ECONOMIA COLOMBIANA TRAS 25 AÑOS DE
NARCOTRAFICO;Siglo del Hombre Editores y UNDCP; Bogotá, 2000.
ROJAS, 2002
Isaías ROJAS; «Lanzando la aventura de la ´coca cero´. Transición democrática y política
antidrogas en el Perú»; WOLA, Washington, noviembre 2002.
ROTH, 2001
Jurgën Roth; MAFIAS DE ESTADO: COMO COOPERAN LOS ESTADOS DE
OCCIDENTE CON LA MAFIA DEL NARCOTRÁFICO; Salvat Editores S.A.; España, 2001.
SALAZAR, 1998
Alonso SALAZAR J.; LA COLA DEL LAGARTO: DROGAS Y NARCOTRAFICO EN LA
SOCIEDAD COLOMBIANA; Proyecto Enlace y Corporación Región, Santafé de Bogotá, 1998.
SARMIENTO, 1998
Eduardo SARMIENTO Palacio; ALTERNATIVAS A LA ENCRUCIJADA NEOLIBERAL:
MERCADO, NARCOTRAFICO Y DESCENTRALIZACION, ECOE Ediciones,
Academia Colombiana de Ciencias Económicas, Santafé de Bogotá, 1998.
SCHULDT, 2002
Jürgen SCHULDT; «De la GLOBALIZACION a la GLOCALIZACION: aprendiendo
a vivir con lo nuestro»; en: PUNTO DE EQUILIBRIO, Nro. 79, setiembre-octubre
2002; Universidad del Pacífico; Lima, Perú, 2002.
SCHEJTMAN, 1980
Alfredo SCHEJTMAN; «Economía Campesina: lógica interna articulación y persistencia»;
en: REVISTA DE LA CEPAL, Nro. 11 (LC/G.1123), Santiago de Chile, agosto de 1980.
SEGER, 1999
Alexander SEGER; «Implementation of the ´Action Plan on International Cooperation
on the Eradication of Illicit Drug Crops and on Alternative Development (UNGASS
on the World Drug Problem, June 1998) Challenges for the European Union»;
German Working paper commissioned by the German Federal Ministry for Economic
Cooperation and Development (BMZ), Bonn, January 1999.
TWH, 1998
The White House; THE NATIONAL DRUG CONTROL STRATEGY 1998;
Washington, march, 1998
THOUMI, 2002
Francisco THOUMI; EL IMPERIO DE LA DROGAS: NARCOTRÁFICO, ECONOMÍA
UGARTECHE, 2004
Oscar UGARTECHE; ADIOS ESTADO, BIENVENIDO MERCADO; Fundación Ebert
y UNMSM, Lima, 2004.
UNDCP, 1997
United Nations Drug Control Programme (UNDCP); WOLD DRUG REPORT;
UNDCP; Oxford University Press 1997.
UNODD, 1998
United Nations Office for Drug Control and Crime Prevention (UNODDD); «An
International Strategy to Elimate the Illicit Cultivation of Coca and Opium Poppy»;
E/CN.7/1998/PC/CRP.4; Vienna, february 1998.
UNODD, 2002
United Nations Office for Drug Control and Crime Prevention; GLOBAL ILLICIT
DRUG TRENDS 2001. STATISTICS; New York, 2002.
URIBE, 1997
Sergio URIBE Ramírez; «Los cultivos ilícitos en Colombia: Extensión, técnicas y
tecnologías para la producción y rendimientos. Magnitud de la Industria», en DROGAS
ILICITAS EN COLOMBIA: SU IMPACTO ECONOMICO, POLITICO Y SOCIAL,
Editorial Ariel, PNUFID/DNE, Santa Fé de Bogotá, mayo de 1997, pp. 35-135.
VARGAS, 1999
Ricardo VARGAS; «La reducción del daño (Harm Ruduction) desde la perspectiva de
la producción»; en: ACCION ANDINA Nro.3; CINEP-Acción Andina-Colombia;
Bogotá, agosto de 1999.
VARGAS, 2003 a
Ricardo VARGAS; «Desarrollo alternativo y conflicto en Colombia a contravía» en:
DROGAS Y CONFLICTO-Documentos de Debate Nro. 7, Transnational Institute
TNI, Amsterdam, junio 2003.
VARGAS, 2003 b
Ricardo VARGAS; DROGAS, CONFLICTO ARMADO Y DESARROLLO
ALTERNATIVO: UNA PERSPECTIVA DESDE EL SUR DE COLOMBIA; Acción Andina
Colombia; Bogotá, junio 2003.
WIENER, 2001
Raúl WIENER; BANDIDO FUJIMORI; WWW Editores, Lima, febrero del 2001
Introducción
En los últimos años, la problemática del cultivo de la hoja de coca y los campesinos
cocaleros ha estado permanentemente en la agenda pública. En el área andina, las
movilizaciones contra las políticas de erradicación, el establecimiento de alianzas que los
acercan a posiciones de poder, sus conexiones a circuitos ilegales de comercialización,
entre otros factores, hacen que el «movimiento cocalero» sea un actor importante del
escenario político y social, dando lugar también a una serie de análisis y reflexiones. No
obstante en el caso peruano, consideramos que se ha estudiado muy poco acerca de la
dinámica de organización y movilización de los productores cocaleros, privilegiándose
los temas de narcotráfico, interdicción o los balances de los programas de desarrollo
alternativo.
En el presente artículo, desde la experiencia del Valle del Río Apurímac Ene (VRAE),
estudiamos la dinámica de las organizaciones cocaleras peruanas, caracterizadas por
su habilidad para movilizar recursos e identificar aperturas de oportunidad, a la vez
que por su precaria identidad, estrategias pragmáticas, y permanente fragmentación
y aislamiento frente al conjunto de la sociedad. De un lado, analizamos su dinámica
organizativa y los recursos que movilizan en términos de alianzas y oportunidades,
y de otro, el proceso de construcción de identidad en relación con la sociedad y el
Estado. Finalmente, realizamos un pequeño balance de los esfuerzos cocaleros por
incursionar en la arena política durante la última coyuntura electoral del 2006. ¿Cómo
se desarrolla la organización cocalera?, ¿cómo construyen identidad?, ¿cuáles son los
principales adversarios identificados en el conflicto?, ¿cómo vienen avanzando los
cocaleros en el terreno de la representación política?
Para intentar responder estas preguntas, en el primer punto del artículo realizamos
una mirada del escenario regional, deteniéndonos en los procesos políticos sociales
que han influido decisivamente en la dinámica cocalera del VRAE. En segundo lugar,
planteamos un breve marco teórico que oriente el análisis del movimiento, pasando
en el tercer punto a estudiar el proceso de construcción de identidad de los cocaleros,
una identidad signada por los procesos de violencia política y el poder corruptor
del narcotráfico. En el cuarto punto, analizamos las estrategias de movilización e
I. EL ESCENARIO REGIONAL
El Valle del Río Apurímac Ene (VRAE) se ubica entre las regiones de Ayacucho y
Cusco, abarcando distritos de la provincia de Huanta (Llochegua y Sivia), de la provincia
de La Mar (Ayna, Santa Rosa, San Miguel, Anco y Chungui), y los distritos cusqueños
de Quimbiri, Pichari y Vilcabamba, de la provincia La Convención. También abarca
el distrito de San Martín de Pangoa en la región Junín. El Valle comprende un área de
extensión aproximada de 12.081 km2 situados entre los 400 y 2 500 msnm, cuenta
con un clima tropical lluvioso y temperaturas que varían entre los 22 y 28º C. En las
últimas tres décadas, los niveles de erosión del suelo se han visto agravados por la tala
del bosque y el sostenido incremento de la frontera agrícola.
Vale señalar que los distritos de San Miguel, Anco y Chungui abarcan también zonas
de sierra, dificultándose registrar con exactitud la población total del Valle y su superficie.
Según los últimos aproximados censales esta sería de 140.304 habitantes. De este
total, el 65% de la población vive en la margen izquierda y el otro 35% en la margen
derecha (Cusco). El centro poblado más importante es San Francisco, lugar donde se
concentran la mayoría de entidades estatales y también organismos privados.
12,00
10,00
Coca (Narcotráfico)
8,00 Coca (ENACO)
Café
6,00
Cacao
Maíz
4,00
Piña
2,00
0,00
Precio S/ x Kg
Sin embargo el agricultor del VRAE no es mono cultivador. En las chacras, junto
a la coca suele sembrar cacao, café, frutales, etc. Lo que existe es una estrategia de
reducción del riesgo, donde la coca es el cultivo que minimiza pérdidas y maximiza
oportunidades, en tanto permite sostener a los otros cultivos y satisfacer las necesidades
cotidianas del agricultor(3). La coca, requiere menos inversión que el café o el cacao
y se cosecha hasta tres veces por año. Además, a diferencia de los otros productos,
con pocos cuidados se obtienen más ingresos durante todo el año, de ahí que el
agricultor considere a la coca como una suerte de «caja chica». Tal como refiere
Alejandro Gutiérrez, ex dirigente de la Federación de Productores Agrarios del Valle
del Río Apurímac (FEPAVRAE):
«…Consideramos que la hoja es complemento del producto anual, porque
nuestra economía no ve dinero y estamos empleados en el campo un año
sin que se generen ingresos, pero en cambio la coca da trimestral, es mas
dinámico.»
De otra parte, dados los vínculos que mantienen los pobladores del Valle con
sus familias en la sierra, la coca cumple un rol central en el trueque o intercambio de
productos tradicionales serranos (cebada, maíz, chuño, papas, etc.) que continúan
siendo consumidos por las familias de la selva. El VRAE es la zona agrícola más
dinámica de Ayacucho, por ende concentra el mayor crecimiento demográfico, con un
campesinado estrechamente vinculado al mercado. Este carácter predominante de la
agricultura y de la producción de la coca en particular, hace que, hoy en día, una de las
organizaciones sociales más importante sea la FEPAVRAE. Así los principales debates y
movilizaciones suscitadas en el VRAE, han tenido a los cocaleros como protagonistas,
Junto con las migraciones, la violencia política y el narcotráfico son factores que
han marcado significativamente la vida social y política del Valle, influyendo en el
reconocimiento de los productores de hoja de coca como «cocaleros». Siguiendo a
Melucci(7), la identidad colectiva viene a ser la capacidad de los sujetos para definir
expectativas comunes, evaluando límites y posibilidades de la acción, a la vez que se
construyen a sí mismos y su entorno. En el VRAE la identidad cocalera es débil, pues
factores como la colonización, la particular presencia estatal y el conflicto armado
interno, hacen que los productores relativicen una serie de valores y percepciones,
primando la fragmentación de intereses. Todo esto influye además en cómo los actores
entienden la política y la acción colectiva, prefigurando sus demandas, discursos y
estrategias de movilización.
En los años 60, se produce una tercera oleada migratoria, facilitada por la
apertura de la carretera Ayacucho- Tambo- San Francisco, creándose una serie de
nuevos centros poblados en el VRAE. En esta etapa, al boom del cube le sucede
el boom cafetalero, compitiendo pequeños productores con grandes productores
y comerciantes intermediarios acopiadores. Para contrarrestar la acción monopólica
de los grandes propietarios y las arbitrariedades de los comerciantes, los pequeños
productores se agrupan en cooperativas de producción, formándose entre 1970 y
1971 las Cooperativas «Valle del Río Apurímac», «Unión Selvática» y «El Quinacho».
Pese a agrupar a buena parte de los agricultores las cooperativas, alentadas por el
gobierno velasquista, no logran satisfacer las expectativas de los socios, por lo que en
1975 se constituye la Asociación de Pequeños Agricultores, que evoluciona en 1979,
a la Federación Campesina del Valle del Río Apurímac (FECVRA), una de las más
importantes organizaciones sociales de Ayacucho.
El inicio del conflicto armado interno en el VRAE puede situarse en 1982 cuando
jóvenes senderistas incursionan en la zona pretendiendo apoyar las luchas de la
FECVRA por asumir la comercialización de sus productos (café y cacao) en contra
Sólo a fines de 1989, el gobierno entrega armas a las Autodefensas del VRAE,
estableciéndose una relación de coordinación más fluida con el ejército. Para ese
momento, prácticamente todas las provincias norteñas de Ayacucho se hallan
organizadas en Comités de Autodefensas. A partir de 1993, la violencia política declina
en la zona, aunque los DECAS son hasta hoy uno de los actores más importantes de la
región, con gran influencia política y económica. Tal reconocimiento se ve respaldado
durante el gobierno de Fujimori y su particular discurso «pacificador», que resalta el
papel de las Fuerzas Armadas y presenta a las DECAS (denominados coloquialmente
«ronderos») como defensores de la patria contra el terrorismo, en un esfuerzo por
legitimarse ante estos campesinos.
De otro lado, los productores incursionan en la vida pública con los códigos de
política aprendidos en la guerra, donde se imponen la polarización, la verticalidad, el
autoritarismo y las urgencias coyunturales propias de un escenario de conflicto. Estas
características signan la identidad de los actores, haciendo que tanto en los debates
internos como en las acciones de protesta, las dosis de violencia sean bastante elevadas.
De otro lado, en tanto los agricultores del VRAE consideran que ellos se enfrentaron
a Sendero antes que el Estado, buscaron sus fuentes de financiamiento y se pusieron
al frente en las operaciones combinadas con el ejército; es difícil que una vez lograda la
pacificación, acaten lo que actores externos les dicen que deben cultivar en sus chacras.
La autonomía ganada se impone y apelar a la legalidad en un contexto donde la guerra
relativizó valores y percepciones, resulta bastante complicado.
Para inicios del año 2000, existe un escenario signado por el pos conflicto
armado y el narcotráfico; factores que influyen en los cocaleros del VRAE, afirmando
su tendencia a antagonizar y relativizar la legalidad existente. Si bien superada la
etapa de violencia la organización se reconstruye, la identidad del actor y su auto
reconocimiento como cocalero es débil. El cambio en el nombre de la organización
de FEPOHCRA (productores de hoja de coca) a FEPAVRAE (productores agrarios)
revela estas variaciones según la coyuntura. Ante las amenazas de erradicación por
ejemplo, no se defiende la producción desde la revalorización de la hoja de coca como
elemento constitutivo de la cultura, optándose por diluir la condición de cocalero en
nuevos membretes. La capacidad de organización autónoma no conlleva entonces la
construcción de una identidad definida, manejándose las alianzas y los discursos de
acuerdo a las necesidades del momento.
Se constituye así, un nuevo escenario en el cual los actores sociales tienen que
convivir y relacionarse. En el caso de los cocaleros agrupados en la FEPOHCRA, la
situación en 1995 es crítica a raíz de la caída de los precios de la coca, que llega a
costar S/ 0,41 el kg. Esta crisis, que impide que los cultivos de coca ampliados durante
la guerra encuentren salida en el mercado ilegal o en ENACO, se debe sobre todo
al desmantelamiento del cartel de Cali y a una virtual sobre saturación del mercado
mundial de cocaína. En este período además, se promulga el DS 8294-PC que otorga
la más alta prioridad a la reducción de cultivo con fines ilícitos y al desarrollo alternativo.
Dicho decreto se basaba en la «Doctrina Fujimori»(13), plasmada en el «Plan Nacional
de Prevención y Control de Drogas» con cuatro componentes principales: prevención
y rehabilitación del consumo, represión de tráfico ilícito, desarrollo alternativo en zonas
de cultivos ilícitos y revalorización y revisión del status actual de la hoja de coca en las
convenciones internacionales.
Ante los bajos precios de la hoja de coca, mayor control estatal y amenazas de
erradicación forzosa, los agricultores de la FEPOHCRA optan por asumir estrategias
10
8
S/x Kg
0
Año 1995 1997 1998 1999 2000 2001 2003
En tercer lugar, se cuenta la transición democrática, que abre una nueva estructura
de oportunidad, permitiendo a los campesinos mayores márgenes de expresión
y movilización. No olvidemos que, como parte del estado de emergencia en el
VRAE, hasta fines del año 2000 estuvo prohibido organizarse sin el consentimiento
del Comando Político Militar. Por tal razón, prácticamente la única organización con
Los cocaleros del Huallaga siguen así otro derrotero organizativo, presionados
además por las posturas antinarcóticos del gobierno norteamericano. Al calor de
la «guerra contra las drogas» anunciada por EE.UU., en 1964 el gobierno peruano
promulga el DS 254 que limita las zonas autorizadas de producción de coca a algunos
distritos de los departamentos de Cusco, Ayacucho y Huanuco. En 1978, se promulga
el DL 22095, que avala los operativos antinarcóticos Verde Mar I y II, con altos saldos
en violaciones a los Derechos Humanos. La Asociación de Productores Agrarios de
Leoncio Prado y Anexos (APALP-A) intenta enfrentar la situación, pero el asesinato de
dos de sus principales líderes -Tito Jaimes y David Ramírez- y el débil apoyo de otras
organizaciones nacionales frena su intención.
El conflicto armado interno refuerza esta desconexión entre los principales gremios
cocaleros del país, en tanto los intereses del Partido (Sendero Luminoso) se sobreponen
a los sectoriales, creándose desde una visión sobreidelogizada, Frentes de Defensa
(FEDIPS) y/o Comités Populares, que ordenan la vida pública y privada. Las cuencas
cocaleras del VRAE y el Huallaga, se convierten en los escenarios más cruentos de la
guerra por los ataques senderistas, la represión estatal y la presencia de sicarios del
narcotráfico. Los dirigentes asesinados, campesinos torturados, asesinatos, violaciones
y desapariciones se cuentan por miles, así como los daños en infraestructura(18). El
periodo de guerra no favorece la coordinación entre gremios cocaleros, por el contrario
lleva a estrategias distintas de supervivencia donde unos optan por la autodefensa y
otros por la convivencia, hasta que finalmente la subversión es derrotada.
Durante los primeros años de los 90, los bajos precios de la hoja y el estado de
emergencia en las zonas cocaleras más importantes, debilitan a los gremios locales
y limitan las posibilidades de conformar una organización nacional. Esto permite el
trabajo con la cooperación internacional en proyectos de desarrollo alternativo, con
énfasis distintos según los valles. Así mismo, la crisis de los partidos políticos y el ajuste
económico mellan la capacidad de respuesta cocalera, incrementando la dependencia
de los programas asistenciales, a la vez que la «participación directa» promovida por el
fujimorismo va en desmedro de implementar organizaciones autónomas.
De otro lado, las relaciones entre los cocaleros y otros gremios campesinos y de
trabajadores como la Confederación Campesina del Perú (CCP) o la Confederación
General de Trabajadores del Perú (CGTP) han sido escasa y básicamente declarativas.
En el Perú, los gremios, sindicatos y dirigentes ligados a la izquierda clasista no han
mostrado mayor interés en incorporar a los cocaleros en sus luchas, teniendo una
posición poco clara sobre el tema. De parte de los cocaleros tampoco han existido
esfuerzos decididos por vincularse a estas organizaciones ni por exigir apoyos concretos
en las diferentes acciones emprendidas. A lo mucho, las alianzas o coordinaciones
son a nivel local, como en el caso del VRAE, donde la mayoría de acciones cuentan
con la participación de la FECMAVRAE, organización de las que participan las familias
del valle. A nivel regional, no se han consolidado alianzas con organizaciones sociales
de Ayacucho, algo que podría dotar de dimensión regional al problema cocalero. En
el caso de la CONPACC, durante las dos marchas de sacrifico realizadas a Lima, el
apoyo conseguido fue básicamente de universitarios y pequeñas agrupaciones políticas2.
Las organizaciones gremiales institucionalizadas (sindicatos o gremios campesinos)
manifestaron su respaldo, pero este fue sobre todo declarativo. En tal sentido, Elsa
Malpartida, secretaria de organización de la CONPACC afirma:
«…Otros gremios tampoco han apoyado, todos son partidarizados, con
intereses políticos, cada quien lleva agua a su molino, ven que podemos
estar alcanzando cierto nivel y podemos ensombrecer su liderazgo. Cuando
estuvimos en Lima la CGTP y otros gremios ofrecieron apoyo, pero todo
muy declarativo nunca un apoyo real de que vamos a luchar hombro a
hombro a pesar de que vienen y discursean, no hay un apoyo real, hasta el
financiamiento es propio».
Para las elecciones municipales, Kuska juega su partido propio y en alianza con la
agrupación Qatun Tarpuy, presenta candidatos a alcaldes en todos los distritos del VRAE
ayacuchano, además de candidatos a alcaldes provinciales en Huanta y La Mar. El éxito
obtenido en la mayoría de los distritos disputados consolida el liderazgo de Palomino
a la vez que reafirma la lealtad y hegemonía de su entorno en el VRAE ayacuchano.
Un líder como Alejandro Gutiérrez, que lo reemplazó como secretario general de la
La cuenca del Río Apurímac presenta un espacio geográfico y social propicio para
el desarrollo del cultivo de coca. A su clima, altitud y suelos se suman los procesos de
colonización, la intensidad del conflicto armado interno y la presencia de operadores
del narcotráfico con quienes los productores se alían para combatir la subversión,
organizando con estos recursos los Comités de Autodefensas. Posteriormente,
el Gobierno fujimorista privilegia el VRAE para desarrollar una serie de políticas
asistenciales. En este contexto, la identidad que los cocaleros desarrollan, se halla
signada directamente por el proceso de violencia política y posterior «pacificación»,
Notas
1
Este artículo es una versión actualizada y re trabajada del documento publicado por el Boletín del Instituto Francés
de Estudios Andinos IFEA, Volumen 34 Nº 1 verano 2005
*
Socióloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
2
El índice de Desarrollo Humano (IDH) se obtiene combinando características en tres dimensiones: ingreso, logro
educativo y la calidad y duración de la vida. En el Perú se consideran los siguientes rangos en el nivel de desarrollo
humano: Alto (0,643-0,745), medio alto (0,569-0,642), medio (0,531-0,568), medio bajo (0,473-0,530) y bajo
(0,367-0,472).
3
Durante la segunda marcha de sacrificio (abril – mayo 2004), se forma la «Coordinadora de Solidaridad cocalera»,
integrada por grupos universitarios (Otro mundo es posible, Raíz, FER, etc). y grupos nacionalistas como Panaca o
el Movimiento Etnocacerista. Sin embargo, luego de que los agricultores regresaron a sus cuencas, este espacio no
ha tenido mayor vida orgánica.
(1) Atlas Departamental del Perú, Tomos Ayacucho- Ica, y Cusco- Apurímac, 2003,
Lima, Editorial PEISA.
(2) BEDOYA, E., 2003- Las estrategias productivas y el riesgo entre los cocaleros del
Valle del río Apurímac y Ene, en «Amazonía: procesos demográficos y ambientales»,
Lima, CIES.
(3) CEDRO, Estudio sobre percepciones del riesgo (mimeo).
(4) TILLY Ch. Revista Sociológica N 28, División de Ciencias Sociales y Humanidades.
Universidad Autónoma de México, 1995.
(5) TOURAINE A. 1990- América Latina Política y Sociedad, Madrid, Ed. Espasa
Calpe.
(6) MAYORGA, R., 1992- ¿De la anomia política al orden democrático? Democracia,
Estado y movimiento sindical en Bolivia, La Paz, CEBEM.
(7) MELUCCI, A., 2002- Acción colectiva, vida cotidiana y democracia México: Colegio
de México. Centro de Estudios Sociológicos.
(8) Diagnóstico rural rápido del valle del río Apurímac y Ene, 1996. Informe realizado
por GTZ.
(9) DEL PINO, P., 1996 –Ronderos, evangélicos y senderistas en el Valle del Río
Apurímac. En: Rondas Campesinas y la Derrota de Sendero Luminoso (Carlos I.
Degregori Ed) 117-189; Lima: Instituto de Estudios Peruanos (IEP)
(10) Informe Final. Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo IV Historias
Regionales, 1.1 La región Sur central- El Valle del Río Apurímac, Lima setiembre
2003l
(11) DEL PINO, P., Op. Cit.
(12) WACHHOLTZ R., 1996- Economía de los sistemas agrícolas en el Valle Apurímac,
Perú, Lima, Informe para el PNUFID
(13) La denominada «Doctrina Fujimori» para combatir el narcotráfico fue elaborada
con el concurso de Hernando de Soto. Según esta doctrina, el problema es
ante todo de carácter mercantill por lo que se destaca la necesidad de impulsar
actividades económicas alternativas que permitan el desarrollo de «una real
economía de mercado», Véase: COTLER J., 1999 Drogas y Política en el Perú, la
conexión norteamericana, Lima Instituto de Estudios Peruanos.
(14) CABIESES H., 1996- Bases para una historia de la estructura productiva y social
del Valle del Río Apurímac Ene; Documento elaborado para GTZ.
I. EL CONTEXTO POLÍTICO
Durante el Gobierno de transición del Dr. Paniagua, en una de las mesas de diálogo
y en representación de los productores, tuvimos oportunidad de escribir y entregar al
ministerio del Interior, un breve estudio1 en que se analiza el fracaso de la erradicación
La política sobre drogas del APRA refiere a la «política del avestruz». El Gobierno
del Dr. García se ha caracterizado por su inconsistencia en el tratamiento de las drogas
ilícitas desde la campaña, los primeros discursos en el gobierno y ahora para enfrentar
la realidad. La demora de más de un mes en elegir al zar antidrogas Rómulo Pizarro,
evidencia el lugar que ocupa en la discusión política de Palacio. Los esfuerzos iniciales
del presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, por abrir un diálogo con
los cocaleros (agosto 2006), no llegaron a ninguna parte, mientras se definían las
rupturas entre grupos y dirigentes cocaleros del Huallaga y del Valle del Río Apurímac
y Ene (VRAE). El nuevo zar presentó, en diciembre de 2006, su Estrategia quinquenal
(2007/2011) al concluir el primer semestre del Gobierno, la que fue aprobada por
el Consejo de Ministros: nada nuevo bajo el sol, quizá algunos indicadores más. La
máxima autoridad ha mostrado carecer de interés protagónico y poco sentido de la
oportunidad en la agenda nacional antidrogas para nunca estar presente. No estuvo
presente en los sucesos de erradicación de Sión (septiembre 2006); tampoco en la
delegación ministerial al VRAE (M. Defensa), en noviembre del mismo año; lo mismo
en la movilización cocalera y la posterior firma de Acta de Tocache. (M. de Agricultura),
de marzo de 2007. La soledad de su cargo como un «zar antidrogas» obedece a que
no hay ninguna responsabilidad –ni interés- ministerial evidente, pues tampoco tiene el
decidido apoyo de los demás ministros; menos ahora que son evidentes las diferencias
entre el sector del premier Jorge del Castillo y el del ministro del Interior Luis Alva
Castro, ambos en el Ejecutivo.
Entre los años 2000 y 2007, la comunidad internacional ha seguido los grandes
lineamientos de lucha contra las drogas, aplicación de los tratados internacionales y una
activa participación de los EE.UU. en la confección, implementación, financiamiento
de políticas de interdicción en América del Sur, la región andina y el Perú, desde la
Estrategia Andina de 1989, las Cumbres de las Américas, la Estrategia CICAD de
1996, la Asamblea General de 1998, hasta las más recientes en la Comisión de
Narcóticos de la ONU, de marzo de 2007. Lo cierto es que en el plano interno, los
gobiernos de Paniagua, Toledo y ahora García, han carecido de voluntad para pensar
el tema de drogas/narcotráfico. Han mantenido las políticas establecidas, sin revisarlas,
cuestionarlas o al menos evaluarlas. Así, el actual gobierno no tiene iniciativa2 en el tema
(solo discursos incoherentes3), no parece actuar coordinadamente (DEVIDA4 versus
Defensa), y se genera un problema político mayor en el ámbito de la negociación del
TLC con EE.UU. Hagamos un apretado resumen.
A nuestro juicio, el problema fundamental en los últimos diez años ha sido que los
Gobiernos democráticos y sus funcionarios burócratas han confundido lucha contra la
pobreza con desarrollo alternativo: aulas y postas médicas no conducen a la reactivación
productiva de los campesinos. Al erradicar la media hectárea de coca que el campesino
mantiene en su chacra, se atenta contra la «caja chica» del productor y su familia, la
que le proporciona liquidez. Al mismo tiempo, el campesino soporta la injusticia de
mantener el monopolio estatal de ENACO –claramente inconstitucional- en un país
que se jacta del respeto al libre mercado. Esto es ilegal y contradictorio para el caso de
la actividad de producción y consumo tradicionales entre la Sierra y la Selva Alta.
Hoy, las circunstancias de la coyuntura política –fragilidad del gobierno y las medidas
de fuerza de los campesinos cocaleros y no cocaleros- han llevado a la formación
de este espacio de diálogo que tampoco es la solución definitiva sino un camino para
enfrentar los problemas que se encuentran detrás de los cultivos de coca: miseria,
marginación, inequidad y no participación pública en la definición de políticas. Desde
aquella época de 1999 hasta la fecha, se han repetido las mesas de diálogo, pero
solo cuando se han producido hechos de fuerza. La verdad es que este ha sido un
dialogo de sordos; mientras que para el Gobierno el diálogo es un fin en sí mismo
(para apagar los incendios sociales), los productores de las diversas cuencas carecen
de la madurez necesaria para repensar sus agendas locales y convertirlas en una de
carácter nacional.
Era de esperar que el régimen encabezado por el Dr. Valentín Paniagua pudiera
saber recoger esta pequeña semilla y llevarla durante este período de transición hacia
el nuevo Gobierno democrático que surgiera de las elecciones de abril de 2001. Sin
embargo, prefirió seguir haciendo más de lo mismo, mientras dejaba las semillas de la
relación estrecha con el Departamento de Estado.
En todos los casos, las críticas arrecian contra la erradicación como instrumento
de política pública, así como contra el desarrollo alternativo tal como es ejecutado por
la cooperación norteamericana, por DEVIDA y por las diversas ONGs que subsisten
En los últimos meses de 2006 e inicios de 2007, los habitantes de la Selva Alta
bebieron de una política que ha sido común a Fujimori, Montesinos y Toledo: «mecer» a
los miles de productores agrupados en sus comités y asociaciones. El «chino» los declaró
interlocutores válidos, el «cholo» los separó de los narcotraficantes. En la práctica,
ambos mantuvieron las acciones de erradicación y no permitieron la participación
de los campesinos en las acciones de desarrollo rural: se les criminalizó y se les trató
como mendigos. Desde que apareció el problema, el Perú ha carecido y carece de
una política pública coherente e integral para abordar el problema de las drogas, el
narcotráfico y sus implicancias en materia de seguridad, orden y salud públicos. Desde
1978 (Morales, Belaunde, García, Fujimori y Toledo), los Gobiernos peruanos se
han limitado a copiar recetas externas, a agachar la cabeza para recibir –en el caso
de la actual administración, US$ 300 millones para los próximos cinco años- migajas
para ser ejecutados en un modelo de desarrollo que no ha sido consultado con los
productores. Los diversos procesos electorales ocurridos en el 2006 (nacionales,
parlamentarios, regionales y municipales) fueron un factor que contribuyó a que el
movimiento cocalero no se mostrara con mayor ímpetu en el escenario político,
incluso durante el verano del 2007. Su dirigencia política en Lima (Nancy Obregón y
Elsa Malpartida), fue «cooptada» desde algunos sectores oficiales (el ofrecimiento de
la carretera Tarapoto-Tocache de 400 kilómetros).
EL VERSO DE GARCÍA
Aunque por ahora tímidamente, los dirigentes se dan cuenta que solos y
peleándose entre sí, no van a ninguna parte y deben tejer alianzas con grupos y
personas, en la escala regional y nacional. Por ello se realizó la reunión del 21 de marzo
de 2007 entre Elsa Malpartida y Nelson Palomino, en la que intercambiaron ideas para
coincidir en una estrategia conjunta. El incidente de la firma del Acta de Tocache sirvió
para reposicionar temporalmente las demandas de los cocaleros en la agenda política,
aparte de declarar en emergencia al agro en San Martín. Pero en particular, le sirvió a
las dirigentes parlamentarias Nancy Obregón y Elsa Malpartida, y al propio Palomino
al frente de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas
Cocaleras del Perú (CONPACC), como instancia máxima de sus intereses, para asumir
un nuevo protagonismo: jugar con la amenaza del paro nacional o del «levantamiento
civil». El 12 de marzo emitieron un comunicado de apoyo a las congresistas –frente a
amenazas de detención por su participación en los incidentes del Congreso frente a la
firma del TLC- y de protesta contra la erradicación de cultivos de coca.
Pero, por otro lado, la franqueza mostrada por el ministro Salazar al decir que la
política antidroga es un fracaso, refleja las flaquezas de la dirigencia aprista al interior del
gobierno, en el manejo del tema. Simplemente, no admiten el fracaso, ni evaluaciones
ni correcciones. Se amparan en el cumplimiento de la ley. Dicen que hay una estrategia
aprobada en diciembre, dicen que la situación de las zonas la han heredado de otros
gobiernos y que no hay «zonas liberadas».
El corte que se debe hacer a la dinámica del narcotráfico, ahora en el año 2007,
demuestra que se ha producido la racionalización en la ubicación de la economía de
la coca en Perú, respecto de los Andes y América del Sur. Así, mientras en Bolivia el
Presidente Morales aumenta el número de hectáreas legales de 12.000 a 20.000, en
Colombia se reinicia la fumigación aérea en la frontera de este país con el Ecuador, y
con ellas el Plan Colombia II. Aunque en el Perú se erradican hasta 9.000 has anuales, el
cultivo de coca que se dirige al narcotráfico sigue teniendo mercado y el precio se incrementa,
en beneficio de los 45.000 /50.000 productores de las distintas provincias cocaleras.
El Alto Huallaga y Medio Huallaga, desde Tingo María hasta Puerto Pizana, son
extensas regiones selváticas sobre las que fluye el río Huallaga, zona histórica donde se
inicia el «boom» del narcotráfico en la primera mitad de la década de los 70. Incluyen,
en menor medida, la carretera Federico Basadre, con dirección a Ucayali (zona del
dirigente Flavio Sánchez, que sin embargo perdió las elecciones regionales y municipales
en su zona). En la provincia de Tocache, encontramos a la Asociación de Productores
Cocaleros, Asociación «Saúl Guevara Díaz». Su presidente es Wilder Satalaya (Sec. de
Organización: Luis Cabrera Llatas). Sobre ella ha caído la responsabilidad de concretar
los acuerdos logrados con el Gobierno en el Acta de Tocache que determinaron la
caída del ministro de Agricultura Juan José Salazar.7
El caso del valle del Monzón y la pérdida del Estado: los agricultores de este
valle juegan un partido completamente distinto al del resto de organizaciones. La
gestión del ahora alcalde de Monzón, Iburcio Morales pasa por solicitar una solución
al problema de la degradación de suelos. Así, esta zona del Alto Huallaga es muy
sensible por las diferencias y las particularidades: situación muy sensible en materia
de orden público.
Las causas de la expansión de los cultivos ilícitos son diversas. En los primeros
años del «boom» de la coca en el alto Huallaga, las organizaciones peruanas fueron
absolutamente dependientes del exterior. Su capacidad solamente llegaba al control
de los cultivos y los campesinos, al secado de la hoja y su primer procesamiento, al
acopio de la pasta básica esperando los embarques desde Colombia. El mayor esfuerzo
de agroindustria estuvo dado por la dotación de una infraestructura de acopio en las
denominadas «caletas», así como en la instalación de las pistas de aterrizaje locales.
Empujados por los efectos del hongo -fusarium oxysporum- aparecido con fuerza en
1991 en Nuevo Paraíso, por la represión policial de la DEA y el UMOPAR, por la propia
violencia política, pero sobretodo, por la caída abrupta de los precios internacionales
y el retorno a los niveles anteriores, los productores se vieron forzados a orientar los
nuevos cultivos al norte de la región: Campanilla, Juanjuí, Bellavista, Saposoa y de allí,
al Bajo Huallaga. Asimismo, empezaron a diseminarse hacia Ucayali (San Alejandro) y el
VRAE en Ayacucho. En cuanto a otras zonas de producción de coca, éstas han logrado
reubicarse en nuevas áreas del territorio amazónico como los valles del Pichis Palcazu,
Satipo y las zonas fronterizas del Purús con Brasil y Putumayo con Colombia.
Estos cambios también se han visto reflejados en el Perú a pesar de las capturas
realizadas en la época de Fujimori (Vaticano, los Cachique, Waldo Vargas, entre
otros). En 1998, se producen las capturas de Lizardo Macedo Santillán, «Cristal», José
Aguilar Ríos «Shushupe» y Gerson Oscar Rodríguez «Gerson». «...dentro de la gran
producción y tráfico para la exportación, existen carteles y firmas bien establecidos
que se caracterizan por estar organizadas jerárquicamente y por usar la violencia para
el mantenimiento de su estructura y la defensa de sus territorios y clientes. Se trata,
En 1999, aparece la banda de «Los Camellos» que también utilizaba la vía marítima
para realizar sus embarques. Asimismo, tenemos el recurrente pase por las zonas de
frontera con Ecuador, Chile y Bolivia, con destino al Atlántico y Europa. En el caso de
los grupos extranjeros que actúan en territorio peruano, la vía preferida es mediante
el uso de «burriers» desde el aeropuerto Jorge Chávez, el de Cuzco y el de Iquitos,
todos con salida hacia el exterior.
En tal sentido, había una repartición geográfica de las áreas de producción, influencia
desde la cual se acondicionaban los traqueteros (acopiadores), las pistas de aterrizaje,
según se tratara de Campanilla (Vaticano), Monzón (El Ministro), Tocache, Uchiza,
Satipo, Apurímac, por mencionar algunas localidades.
Por otro lado, la convivencia con grupos organizados de productores, de gente que
trabaja en las pozas, de «traqueteros» y de transportistas, reproducen un ambiente de
incumplimiento de la ley y de ilegalidad que permea las acciones de toda la comunidad.
El rol de SL es el de proveer seguridad en rutas, negocios, pozas de maceración y zonas
Pasamos a relatarle los hechos y solicitarle interponga sus buenos oficios ante las
autoridades del Ministerio del Interior (CORAH) y DEVIDA, para evitar la continuación
de las acciones de erradicación compulsiva de cultivos de coca y que se suspendan dichas
acciones por contravenir las disposiciones legales vigentes, por afectar derechos individuales
y colectivos reconocidos por nuestra Constitución y, por generar un clima de convulsión y
violencia promovidos en este caso, desde el propio Estado.
1) En su origen
A pesar que el Estado peruano ha delimitado perfectamente en su legislación
penal que el ámbito del cultivo de la coca, en cualquiera de sus circunstancias, está
por fuera del control penal que ejerce para luchar contra el tráfico ilìcito de drogas, tal
como puede desprenderse de la lectura y análisis de los artículos 296 y siguientes del
Código Penal actualmente vigente, así como de la lectura de las principales decisiones
políticas del Poder Ejecutivo y del propio Tribunal Constitucional (agosto 17 del 2005,
2) En la forma de realizarse
La acción de erradicación que realizan las unidades del CORAH del Ministerio
del Interior se hacen de forma indiscriminada, sin respetar los acuerdos ni los
contenidos del Decreto Supremo 044-AG, que determinó que las acciones de
reducción de cultivos se debían realizar de forma concertada.
Por otro lado, la labor del Ministerio Público que acompaña a las unidades
aerotransportadas de erradicadores, no es frecuente en todos los operativos; por lo tanto,
no le es posible determinar la forma como se realizan dichos actos, ni hacer una evaluación
Muy por el contrario, al ser tratados por el Estado como delincuentes, los productores
campesinos de Huánuco y San Martín, incrementan su desconfianza hacia el Estado
de derecho, produciéndose entonces las mismas circunstancias propicias para que se
fortalezcan discursos y propuestas violentistas de los remanentes de la subversión que
todavía se trasladan por dichos territorios. Asimismo y en el marco de un estado de
excepción, se les impide ejercer sus derechos y participar adecuadamente de la vida
política del país.
En los primeros años del siglo XXI, el mantenimiento prolongado de los regímenes
de excepción en una buena cantidad de distritos y provincias de los departamentos
de Huánuco, San Martín y Ayacucho es la manera en que ha respondido el poder
político a la situación de la Selva Alta. Este constituye un elemento fundamental para
calificar la situación en relación a la libertad personal y de tránsito. Como consecuencia
de los enfrentamientos que frecuentemente se producen con la PNP, ocurren una
serie de detenciones de personas que participan de estos hechos, que devienen en
detenciones arbitrarias.
Por otro lado, las mayores consideraciones del control de insumos químicos y de
drogas ilícitas, así como de combustible, armas y municiones, constituyen la excusa
perfecta para el mantenimiento de un esquema administrativo que puede estar sujeto
a una gama de abusos y perjuicios para el transporte y tránsito de personas y bienes
desde y hacia las zonas de producción de coca en la Selva Alta. Las consideraciones de
seguridad y orden interno se manifiestan en la frecuencia de retenes, peajes y alcabalas
constituidas por la PNP y el Ejército.
La «narcotizacion» de los hechos sociales es algo que afecta la mirada y visión que
se tiene de estos escenarios geográficos. Se trata de imputarles y configurar delitos
cometidos en el marco de la protesta social que realizan: secuestro, terrorismo,
imputaciones genéricas o el manejo arbitrario del material probatorio. En un caso fue
secuestro, en el otro alteración del orden público, ahora tenencia de explosivos. Hay
una «banda gris», en donde se pierden los límites entre los actos de reivindicación,
protesta o huelga, y la ruptura o violación a determinados bienes jurídicos. Esto se
hace más evidente en la elaboración de atestados policiales, el desempeño de la labor
del fiscal y el Ministerio Público, más desde su rol de perseguidor del delito que de
defensor de los Derechos Humanos.
Como en Bolivia desde finales de los 90, los sectores campesinos peruanos
buscan y alcanzan representación política: alcaldías, Gobierno Regional, Congreso,
Parlamento Andino. Ocurren muchos problemas, producto de la inexperiencia y falta
de visión, pero esa es la tendencia. Sin embargo, el gobierno de EE.UU. todavía señala:
«cocalero organizations are aggresively active, but remain divided»13. Curiosamente,
Alan García emitió, en diciembre de 2006, declaraciones favorables a la hoja de coca.
Contradictoriamente, días después solicitó que toda la ayuda de la cooperación fuera
a la interdicción.
Hacia el año 2000, existían tres vertientes de convulsión en la Selva Alta peruana:
el valle del Monzón, el eje Tingo María-Aucayacu y el tercer eje, hacia Aguaytía y Padre
El liderazgo
El problema del liderazgo entre los cocaleros ha hecho una diferencia fundamental,
en relación al desarrollo del «espejo boliviano». Morales de Bolivia tiene olfato político
y ha hecho crecer sus organizaciones en el Chapare a un espectro social de carácter
nacional, con nuevas demandas que cubren lo étnico, lo económico y lo social. Su
grupo ha llegado primero a los gobiernos locales, luego a los nacionales, incluido el
Congreso. Eso no ha pasado en el Perú y no consideramos que pase hasta pasados
cinco años de evolución de la dinámica social en la Selva Alta.
Si bien existe una intensa actividad colectiva y sindical en los pueblos de esta región,
aún carecen de la experiencia necesaria en «manejarse» con el Estado central, Lima,
Según los que venimos haciendo seguimiento de la dinámica de las relaciones entre
productores cocaleros del Perú, en la actualidad existen hasta tres tendencias entre las
organizaciones de productores cocaleros de la Selva Alta, por problemas personales,
ideológicos, de visión de la problemática de la coca.
Por otro lado, el crecimiento económico del país, en el periodo que va desde
el año 2000 al 2006, ha sido de 5% en promedio. Sin embargo, los desagregados
para departamentos como Huánuco, San Martín y parte de Ayacucho, no son igual
de optimistas. Lo que recurrentemente mencionan los productores es su deseo de
lograr el desarrollo rural alternativo a la coca, y para ello, desde hace algunos años la
comunidad internacional ha financiado programas puntuales con fondos de AID, UE,
GTZ y la ONU. Se habla oficialmente de 60.000 familias beneficiarias, 50.000 has
de coca sustituidas y 700 obras de infraestructura (fuente DEVIDA); sin embargo, el
Estado no ha podido evitar la creciente participación de la población rural –y urbana-
de la Selva Alta en actividades ilícitas vinculadas a las drogas, el tráfico de insumos, de
combustible, de madera, de otras especies y recursos naturales, es decir un modelo
extractivo destructor que no tiene nada de sostenible.
Hoy en día, las proyecciones que se realizan sobre su potencial uso extensivo
en el Putumayo colombiano hacen pensar con objetividad, en el rol de ensayo que
cumplió el Perú en el proceso de definición de la «bala de plata» en materia de control
de cultivos ilícitos. Los factores que conducen el proceso de gestación de este diálogo
entre el Estado peruano y los productores campesinos son muy firmes: la inutilidad de
la erradicación como instrumento de política pública y la generación de vías de diálogo
en la decisión de dónde erradicar, cuándo erradicar y cómo erradicar.
Del mismo modo, los propios trabajos relacionados a los pueblos indígenas señalan
respecto al concepto de patrimonio que: «In summary, then, each indigenous community
must retain permanent control over all elements of its heritage. It may share the right to
enjoy and use certain elements of its heritage, under its own laws and procedures, but
always reserves a perpetual right to determine how shared knowledge is used. This continuing
collective right to manage heritage is critical to the identity, survival and development of
each indigenous society»16. Es decir, las propias instancias de la ONU reconocen el
patrimonio en función de las comunidades indígenas a las que les pertenece, reconoce
el derecho perpetuo de manejar y gozar de su patrimonio, como un factor crítico de
su identidad, supervivencia y desarrollo. Más adelante, un reconocido promotor de los
derechos colectivos de los pueblos indígenas, Rodolfo Stavenhagen señala en relación
al concepto de autonomía:
«No hay desde luego una sola fórmula autonómica (ni siquiera una definición única
del concepto), sino modalidades diversas que pueden agruparse de alguna manera bajo
el manto genérico de la autonomía. En un reciente estudio amplio y comparativo se
define el contenido de la autonomía en función de los siguientes elementos: idioma,
educación, acceso a los servicios sociales y o puestos en la administración pública, tierra
(incluyendo territorio), control sobre recursos naturales, y gobierno local representativo.»17
La propia Defensoría del Pueblo del Perú ha establecido que «el derecho a la
identidad étnica o cultural de los miembros de los pueblos indígenas consiste en la atribución
que tienen de mantener y desarrollar sus propias características culturales comunes,
como el idioma, la religión, el modo de vida y todos los elementos que los identifican»20.
En el caso que nos concierne, el arbusto de la coca, su cultivo, cosecha, comercio y
consumo, constituyen parte integral de la cultura andina, y está asociado a prácticas
sociales, culturales, religiosas plenamente reconocidas, que este Tribunal no puede
dejar de reconocer, y que han sido amparadas por la Ordenanza 031.
Más allá del problema político suscitado en las altas esferas del poder, las
Ordenanza 031 debió ser entendida en su verdadera dimensión: como la respuesta
de una entidad de gobierno frente a políticas equívocas del centro de poder y una
creciente efervescencia social, desde la periferia. Una primera mirada nos indica que
se trataba de la tensión generada entre un gobierno central que se resiste a transferir
ciertas competencias que le correspondería entregar, en un verdadero proceso de
descentralización. En el caso de la adecuación de los mercados tradicionales de hoja de
coca en Cuzco, Puno y Huánuco, se trataba de un asunto de competencia compartida:
en el plano administrativo de gestión y ordenamiento en cada región, y solamente
en el ámbito represivo y preventivo del delito, a cargo de Lima. Ni la primera ni la
segunda tarea son cumplidas actualmente por el Gobierno Central, ni sus instituciones
a través del CORAH, DEVIDA, ENACO, la PNP, por casualidad todas dependientes
de la cooperación norteamericana.
Por otro lado, son expresión de un vacío generado por el Estado peruano,
desde hace muchos años. Los tres mecanismos de control del mercado utilizado en
los últimos cuarenta y cinco años -la Caja de Consignaciones, el Estanco y la Empresa
Nacional de la Coca-, no han cumplido con evitar el aumento descontrolado de los
cultivos de coca, ni el aumento de la coca que se desvía a la poza de maceración,
para convertirse en PBC y clorhidrato de cocaína. Peor aún, ya vamos hasta tres
«ciclos» de la coca/cocaína y el Estado peruano mantiene normas de 1978, como es
el caso del decreto 22095, que por lo menos deben ser revisadas en su vigencia y
constitucionalidad por el Tribunal Constitucional. Incluso el máximo intérprete de la
Constitución, debió pronunciarse también sobre la ilegalidad, irracionalidad, ineficacia
e injusticia de las acciones indiscriminadas de erradicación compulsiva de cocales que
promueve el CORAH en distintas regiones del país.
1) Este ensayo, constituye una primera mirada específica a la relación entre Derechos
Humanos y la realización de las acciones de lucha contra las drogas, más aún con
las características con que se ejecuta después del 11 de Septiembre de 2001, pese
a que los escenarios donde se aplican las políticas antidrogas –Bolivia, Colombia y
Perú- son todos regímenes democráticos que han suscrito diversos instrumentos
de respeto a los DD HH; sin embargo, éstos son puestos permanentemente en
riesgo por la aplicación de políticas indiscriminadas y poco efectivas.
2) Desde 1978, observamos el mantenimiento en el Perú de las políticas centradas en
la reducción de la oferta (cultivos de coca) y la erradicación de cultivos. A pesar de
Toda la violencia desatada en las últimas semanas del mes de abril de 2007,
principalmente entre los productores de hoja de coca de los valles del Alto Huallaga
y del Monzón y el Gobierno del Dr. Alan García Pérez, es, parafraseando la famosa
narración de Gabriel García Márquez, la crónica de una violencia anunciada.
208 INFORME KANATARI - DROGAS BAJO LA AMENAZA DE UN NUEVO CICLO DE DEMANDA MUNDIAL
del narcotráfico, el Perú podría tener los patrones de violencia y corrupción que ahora
sacuden y socavan a países hermanos como Colombia y México.
Tal como ocurría en los setenta del siglo pasado, cuando los «yuppies» o capitanes
de la economía estadounidense consumían cocaína, la droga elegida en los períodos de
prosperidad y crecimiento económicos por sus propiedades de poderoso estimulante,
los multimillonarios chinos de Shangai, Pekín y otras ciudades consumen cocaína
con los mismos fines. Otra de las drogas de gran consumo son las metanfetaminas,
especialmente entre los militares y las capas pobres de la población. No hay que
olvidar que buena parte de la prosperidad y el crecimiento chino están basados en los
salarios de esclavitud que perciben los trabajadores (50 centavos de dólar por hora de
trabajo frente a 6 dólares la hora que percibe el trabajador agrícola mexicano en los
campos californianos), la inexistencia o laxitud de normas ambientales y la prohibición
de sindicatos. Por estas y otras razones, China es el paraíso de las multinacionales de
todo el mundo que han convertido al gigante asiático en el nuevo «El Dorado» para
colocar sus inversiones.
Quizás una expresión de ese relativismo y ese «sálvese quien pueda» que
caracteriza a la sociedad postmoderna es el policonsumo de drogas especialmente en
Occidente. Grupos de consumidores adquieren en el mercado un «paquete» que
contiene drogas para diversos usos, placeres, apetencias y necesidades: cocaína, que el
grupo consume durante el fin de semana dedicado al placer amoroso; los lunes, para
bajar la intensidad y tener un aterrizaje de sensaciones y efectos suaves y placenteros,
la droga elegida es el hachís; luego, durante la semana, cuando los usuarios han
retornado a la dura realidad de sus vidas, la droga para escapar de esta cotidianeidad
con frecuencia insoportable es la heroína depresora.
210 INFORME KANATARI - DROGAS BAJO LA AMENAZA DE UN NUEVO CICLO DE DEMANDA MUNDIAL
crecimiento del consumo de esa droga, elaborada con la materia prima de la
pseudoefedrina, importada de China e India y con una gran base de producción en
México, organizada por el cártel de Sinaloa, entre otros.
Incluso el discurso contra las drogas parece mucho más radical, prohibicionista y
demonizador que en el primer ciclo por razones obvias: la utilización geopolítica de
la «guerra mundial contra las drogas».
Sin embargo, las muertes que producen la cocaína, el hachís y la heroína en Francia
cada año no pasan de 60 personas, aunque en la década de los noventa del siglo XX
llegaban a entre 500 y 600. En cambio, las muertes por el consumo de drogas legales
y que pagan impuestos, como el alcohol y el tabaco pasan de 100 mil anualmente.
En Estados Unidos, las muertes por tabaco llegan a 300 mil y por alcohol a 100
mil. Las víctimas por drogas ilegales como cocaína, heroína y metanfetaminas son
alrededor de 3.500 cada año.
Al respecto, el escritor mexicano Javier Silicia escribe: «Lo que molesta a la sociedad
industrial, que ha hecho de la droga -al igual que con todos los ámbitos de la vida
humana-una industria más, no es su poder, sino que ese poder, que ya no tiene relación
con lo sagrado y que en la ilegalidad produce grandes rendimientos económicos, desvía
al hombre de sus actividades productivas. Para el espíritu industrial, que ha hecho
de la producción y del consumo sin límites el ámbito de lo religioso -no importa lo
embrutecedor y analgésico que esto pueda ser- la idea de la droga como apertura a
la dimensión espiritual es repugnante porque, en un mundo sin sustancia espiritual, saca
al hombre del ámbito que se ha sacralizado y, al sustraerlo de él, lo embrutece».
212 INFORME KANATARI - DROGAS BAJO LA AMENAZA DE UN NUEVO CICLO DE DEMANDA MUNDIAL
Este consumismo de drogas explica por qué, después de más de 30 años de la
«guerra contra las drogas» haya tanta producción y consumo como en el primer día
en que el presidente Nixon declaró la «guerra mundial contra las drogas» en 1969.
Se estima que actualmente existen 150 mil hectáreas cultivadas de amapola en el
mundo. Cien mil de estas hectáreas están sólo en Afganistán; hay 72 mil hectáreas de
marihuana sólo en Marruecos, primer productor mundial de este cultivo. En cuanto
a coca, la superficie estimada bordea las 200 mil hectáreas distribuidas en Colombia,
Perú y Bolivia.
No son, pues, el narcotráfico ni las FARC las razones de fondo de la presencia militar
de Estados Unidos en Colombia, sino el monitoreo de sus intereses geoestratégicos en
América del Sur, el petróleo, el gas, la biodiversidad y el agua de la cuenca amazónica,
que representa el 25 del total del agua no contaminada del planeta.
214 INFORME KANATARI - DROGAS BAJO LA AMENAZA DE UN NUEVO CICLO DE DEMANDA MUNDIAL
aunque la erradicación en Pakistán provocó la expansión de la amapola en Afganistán
y la sustitución en Tailandia trasladó la amapola a Birmania.
La onda expansiva de este nuevo ciclo sin duda puede agravar los problemas de
corrupción, inseguridad y violencia en países como Colombia y México y generar
condiciones sino parecidas pero igualmente desestabilizadoras en Bolivia, Ecuador y
el Perú.
Este mensaje áspero, duro y autoritario tiene dos destinatarios: los cocaleros y
el movimiento social que empiezan a movilizarse en las regiones, reclamando con
justicia algunas gotas de ese río de utilidades de las grandes empresas. Pero el objetivo
geopolítico principal es obtener la bendición en Washington para la aprobación del
asimétrico Acuerdo de Promoción Comercial-TLC con Estados Unidos y así convertirse
en el «Caballo de Troya» de los intereses de Washington en América del Sur, aliándose
con Álvaro Uribe de Colombia (el Plan Putumayo es un instrumento de ese proyecto)
para aislar a los gobiernos de Evo Morales, Hugo Chávez y Rafael Correa, los «malos
izquierdistas», según la tipología política de la Casa Blanca. Los buenos son Lula de
Brasil y Bachelet de Chile.
216 INFORME KANATARI - DROGAS BAJO LA AMENAZA DE UN NUEVO CICLO DE DEMANDA MUNDIAL
de la Convención de Viena, que penaliza la hoja de coca». Sin duda, un acuerdo a
contracorriente de la política antidrogas del Gobierno de García Pérez.
Los gurús y las Casandras del siglo XXI ya están adivinando que en no más de
una década, imposibilitados de manejar y administrar la prohibición, Estados Unidos y sus
aliados declararán la legalización de las drogas. El dios del libre mercado habrá impuesto
también su reinado sobre la cocaína, la heroína, el hachís y las metanfetaminas.
Mediante una marcha de sacrificio a Lima, su nombre que ya era convocado por
medios de comunicación, se hizo más conocido por su firmeza para emplazar al ex
presidente de la República Alejandro Toledo y recordarle que estuvo también en la
Marcha de los Cuatro Suyos y que en campaña electoral éste había hecho muchas
promesas que debía cumplir, entre ellas los asuntos relativos a la hoja de coca.
218 TESTIMONIOS
Una historia, una vida
A pesar de que el dinero en la casa apenas les alcanzaba para sobrevivir, ella
terminó el 5to de secundaria. «Fui una alumna destacada a la que llamaban «poeta»
porque escribía versos. Mis padres me llamaban caprichosa porque decía que quería
ser médica y luego abogada. Lamentablemente, en el Perú eran los tiempos del
presidente Alan García y la situación se ponía cada vez más difícil». «A los 20 años tomé
conciencia que era la mayor y que tenía que ayudar a criar y educar a mis hermanos,
y que la universidad y ser profesional era soñar despierta. Por eso, decidí emigrar a
la selva», refiere.
Dice tener una gran familia: «Mis padres tienen 55 años y están vivos. Me
comprometí a los 20 con mi esposo Fabio Chávez que tiene 40 y es natural de Tingo
María. Con él tengo 5 hijos: el mayor, Orlando, de 14 años; el segundo, Leonardo
Fabio, de 12; la tercera, Sheyla Karina, de 11; la cuarta, tiene 7 años y se llama Yomira;
el menor, Branco, tiene 5». Nancy asegura que Branco es «mi asesor».
Ella cuenta que su hijo mayor es huérfano de padre y madre y era amiguito de
su hijo. «A los 8 años (cuando lo acogí) no tenía casa, dormía en cualquier lugar y se
alimentaba de lo que la gente del pueblo le daba. Hasta el día de hoy no tiene una
partida oficial. Yo estoy viendo de darle mi apellido, lo que pasa es que dicen que tendría
que casarme. Y, yo, realmente, no estoy muy segura de firmar un documento, con mi
esposo tenemos tantos años juntos, sin necesidad de ningún papel».
Un problema de salud, no le iba a permitir ser madre, pero sin embargo lo fue.
«Mis dos últimos hijos son un milagro de la propia naturaleza. Bueno, eso lo dijo el
médico que fui a ver y que luego de varios exámenes, me dijo que era estéril. Al
contarle que tenía 2 hijos, quedó asombrado. No recuerdo el diagnóstico exacto
dicho por el médico. Lo cierto es que empecé el tratamiento, se me cayó el cabello
y hasta las uñas de los pies y las manos. Cuando terminé y empecé con las vitaminas,
me embaracé otra vez. A los 6 meses tuve desprendimiento de placenta, viajé 8 horas
para llegar a Juanjuí en una camioneta. Di a luz a los 7 meses y una semana. Lo mismo
pasó con Branco».
Actualmente vive en el caserío de Santa Rosa del Mishollo, un río afluente del Alto
Huallaga, en el distrito de La Pólvora de la provincia de Tocache y el departamento
de San Martín. Nancy describe su pueblo: «Es pequeño pero igual tiene su Plaza de
Armas y un colegio que nosotros mismos hemos construido. También tenemos un
centro de salud con un técnico que no siempre tiene equipo y medicinas suficientes
para poder atendernos». Una de las paredes del colegio, la que da a la plaza central,
tiene pintadas las tres enseñanzas del Tawantinsuyo: Ama Sua, Ama Quella, Ama Llulla.
(No seas ladrón, no seas ocioso, no seas mentiroso).
220 TESTIMONIOS
Cuenta que en 1990, el Valle tenía un promedio de 30 a 40 mil habitantes. Ahora
tiene 4 ó 5 mil. «El año pasado llegaron muchos hermanos después de tantísimos años
con su esposa, hijos, sus cosas, por eso es que nosotros tenemos una gran esperanza
de que nuestro pueblo va a seguir viviendo. En el año 2000, el propio Instituto Nacional
para el Bienestar Infantil (INABIF) se sorprendió al saber que del 90 al 96, un 70 por
ciento de nuestra comunidad había quedado huérfano o huérfana de padre o madre,
o de ambos, y sola o viuda. Creo que yo soy de las pocas mujeres con pareja, digamos
que de 100 mujeres, 4, 5 ó 10 tenemos pareja. En muchos casos las mujeres fueron
abandonadas por sus maridos porque habían sido violadas. Yo sé de casos en los que
la mujer fue violada delante del marido. Sé también que muchas de ellas quedaron
embarazadas y terminaron regalando o abandonando a estos hijos.» El liderazgo que
mantiene Nancy tuvo sus orígenes en los noventa, «yo vivía en la Palma del Mishollo
que queda un poco más arriba de donde vivo hoy. Ahí fui presidenta del Club de Madres
y empecé a hacer servicio social, compartiendo lo poco que realmente teníamos y
nunca necesité de dinero para hacer esto».
Ella, a pesar de sus múltiples responsabilidades, dedica por lo general los sábados
y domingos a sus hijos. «A ellos les encanta que cocine y eligen recetas de un libro que
tenemos. Como en la selva no siempre hay todos los ingredientes, cocino o invento
comidas. Igual, les gusta mucho. Lamentablemente, no siempre puedo cumplir con
ellos. Mis compañeros dirigentes entienden que mis hijos me reclaman. A veces hago
malabares, pero igual no llego a tiempo. Estas ausencias ellos me las recriminan,
especialmente durante el almuerzo. Varias veces me han provocado celos diciendo
que su abuela es la única madre que tienen y por la que llorarían si algún día les falta.
Los pequeños me dicen: «Somos chiquitos y te necesitamos, cuando seamos grandes,
profesionales, ya no te vamos a necesitar, y tampoco tú vas a estar en reunión porque
vas a estar vieja y no te vas a poder movilizar, ahí nos vas a decir hormiguita chapuncita,
pero para eso ya no vamos a estar contigo».»
La organización campesina
222 TESTIMONIOS
de nuestra cotidianeidad. Ellos, por ejemplo, fueron los que nos impulsaron a formar
la organización», asevera Nancy.
Ella, finalmente, aceptó y cuenta que les hizo prometer que serían «mis ojos mis
oídos, mis manos y mis pies, y a ser leales en lo opuesto a la soberbia y a la ambición
económica. En Santa Rosa del Mishollo quien agarra la hebra de un hilo o un sol ajeno,
comete delito».
Nancy reflexiona sobre estas decisiones: «Quizá el haber vivido momentos tan
fuertes en los que la defensa de la vida estaba más allá de todo lo material que podíamos
tener, nos ha enseñado que tenemos ser leales y honestos entre nosotros mismos».
En nuestro pueblo acostumbramos a dejar nuestras casas abiertas y nadie nos entra a
robar, y eso, por ejemplo, no se ve en Lima.
«Me indignó tanto que ese mismo día, frente a los 900 que estábamos, rompí
una escoba, me llevé el palo y les dije vamos a ver quién dice la verdad. Subí, con 30
hombres, decidida a todo. Me perdí por el monte, sin zapatos, tenía hasta espinas en
los pies. Lo anecdótico es que cuando llegamos al sitio, vi que los 900 compañeros
estaban esperándonos abajo».
«Al constatar que todos habían subido para apoyarme, tomé mayor valor para
increparle al comandante las mentiras en contra de mi honor. Me pidió que me retirara
y amenazó con meterme presa. Le exigí que repitiera que me habían entregado un
departamento y un carro. Justo sale un agricultor, el comandante lo mira y me dice:
señora, hay un error. Ahí me di cuenta cómo se había montado la infamia. Tenía tanta
«La gente empezó a lanzar sus petardos. Yo sabía que igual me iban a denunciar y
que podían encarcelarme, pero no me importaba. Ahí es cuando el comandante me
dice: quiero retirarme, deme su palabra y retire a su gente 100 metros. Yo le respondo
y le digo: no desconfíe, mi pueblo sabe lo que es la palabra. En la hondanada, los
campesinos no dejaban de hacer sonar sus huaracas.»
«Ahí fue que vi como los pantalones de uno de ellos se empezaban a mojar ¡estaba
muerto de miedo y se estaba orinando! Ellos eran como 500 y nosotros 900 con el
diablo encima. Después me di cuenta que el suelo estaba regado de gasolina. Realmente
pudimos morir todos. Gracias a Dios, ganamos una batalla sin guerra.»
«Yo tengo bien claro que si se encuentra una poza de maceración, hay que
quemarla. Pero con la planta de coca es mejor que no se metan». Solo tenía un mes
de juramentada, cuando es llamada por el teniente del ejército y le dice: «Señora,
han venido del CORAH (Proyecto Especial para la Erradicación de la Coca en el
Alto Huallaga) y van a empezar la erradicación de la coca. En ese momento me sentí
impotente, se me cayeron las lagrimas, ¿qué podíamos hacer con un pueblo que recién
se empezaba a organizar? Hice una convocatoria de emergencia y pedí que participaran
todos los agricultores licenciados del ejército. Claro, primero empezamos a dialogar
y viajamos y fuimos a la sede local del ministerio de agricultura, de Contradrogas.
Sin embargo, mientras nosotros estábamos en gestiones de diálogo, ellos ya habían
empezado la erradicación. Al regresar a nuestro pueblo, vimos cómo cientos de
policías, junto a civiles contratados por el CORAH, agredían a los agricultores a punta
de palos, golpes y puñetes. Habían logrado entrar a las chacras y amontonar la coca
que empezaban a «pelar» (arrancar de raíz). Sin miramientos, pateaban a las mujeres,
varias de ellas quedaron con fracturas en las costillas. En esta primera incursión del
CORAH, Saúl Guevara Díaz, cayó víctima de una bala en la pierna y quedó inválido.
224 TESTIMONIOS
Nancy no tiene un cuerpo frágil, al contrario, decidida dio la batalla: «Al ver todo esto,
decidimos sublevarnos y salir a luchar cara a cara y cuerpo a cuerpo. No teníamos
otra salida. Cada pueblo formó un grupo de avanzada de 500. Para comunicarnos,
empezamos a usar a modo de campanero, el aluminio de las llantas de los camiones.
Cuando sonaban, ahí íbamos todos».
¿Cómo eran esas batallas?: «Recuerdo una en la que los gases lacrimógenos
asfixiaban a los hombres que estaban en la hoyada. Había que subir para neutralizar
el gas. Al ver que nadie tomaba la iniciativa, empecé a trepar. En ese instante siento
que me agarraron de las piernas y empecé a rodar. Era un policía que me decía: «No
te muevas que te van a matar, te estoy salvando la vida». Yo, me moría de miedo,
pero igual alguien tenía que hacer algo». Era el año 2000, cuando pesaba mucho el
recuerdo de todo el sufrimiento vivido con Sendero y el Ejército. La gente le temía a
los uniformes, cuenta Nancy.
Fortaleciendo la organización
Nancy Obregón explica que las mujeres tienen una gran cualidad que es la astucia.
«Las mujeres no sólo sabemos cuando el marido nos engaña, también sabemos
cuando alguien nos miente. Quizá por eso, del 100 por ciento de dirigentes de mi
organización, el 30 por ciento somos mujeres». Para fortalecer la organización recogen
la experiencia y los ejemplos, de las épocas buenas y de las malas, así las analizan y
critican «propiciando un acuerdo más directo entre nosotros», expresa.
Declara que a las reuniones llegan 1500 ó 2 mil campesinos y que «ganarse la
confianza de los compañeros no es fácil. Y que tampoco es fácil meterles en la cabeza
que hay que trabajar de una manera distinta, sin embargo, lo estamos cumpliendo. Si
el Estado cumpliera estaríamos hablando de otra cosa».
Nancy, ha tenido una formación como dirigente, aunque muy poca dice, la ha
tenido y la ha sabido aprovechar. «He participado en talleres aquí en Tingo María, en
Lima y 2 en el extranjero, todos gestionados por Hugo Cabieses. Otros dirigentes
también han viajado, 4 ó 5, con el compromiso de reproducir lo aprendido. Cada
vez que yo viajo, llevo una grabadora y también tomo fotos. Cuando regreso a mi
tierra, reúno a todos y se los cuento todo. De esta manera ellos se sienten realmente
parte de la capacitación.» En el 2000 estuvo en Sucumbios, Ecuador, en un seminario
donde se explicó el Plan Colombia. Y en febrero del 2003, en México, participó de
un evento sobre las drogas llamado «Saliendo de las sombras».
Sobre el tema de los cultivos alternativos, ella explica que su organización está
dispuesta a sembrar otra cosa, pero también les interesa que respeten su cuarto de
hectárea de coca. «La coca forma parte de nuestros cultivos. Y la amamos. En muchos
casos, la coca funciona como nuestra caja chica. Cuando no tenemos qué cosechar
o vender, vendemos la coca a Enaco y eso nos ayuda a paliar la situación. Por eso es
que no queremos una erradicación forzada y violenta. Entendemos que la coca no se
debe malograr en el Perú, pero exigimos que nos dejen tener una cantidad mínima
de siembra y cosecha para el consumo nacional.» Nancy define a su organización
como una asociación que nació al último pero que tiene el interés de ser la primera
y que está compuesta por personas que son muy exigentes. «En nuestra comunidad,
tenemos una pequeña oficina que tiene su escritorio y que está solventada por nosotros.
Deseamos comprar una computadora aunque sea de «segunda mano» para instalar
nuestros archivos, aunque lastimosamente no contamos con línea telefónica. Hemos
226 TESTIMONIOS
hecho diversas gestiones para que se nos instale teléfono pero siempre nos «trafean».
También nos gustaría tener internet. Nosotros podemos pagar, no somos pobres. Yo
les he dicho a mis compañeros que nunca digan que somos pobres, porque para mí la
pobreza no existe.» «¿Sueños? Quizá algún día formar un instituto de investigación de
agricultura que esté conformado por la organización cocalera y que tenga la oportunidad
de tener la participación de los alumnos para que cuando vayan a sustentar sus tesis, nos
proporcionen sus conocimientos.» Nancy quisiera que estos graduados se capaciten
en el campo junto a los agricultores. Abrir un área especial para probar si se puede
producir productos que sean de calidad y que tengan mercado y calidad internacional.
No queremos seguir sembrando empíricamente.
Elaboraron una plataforma de lucha y propuestas que contenían entre otros puntos
los siguientes: la derogatoria del Decreto Ley 22095 que data de 1978 y afecta mucho
a los campesinos y poco a los narcotraficantes; la dación de un nuevo decreto sobre
el cultivo, comercio y consumo de la hoja de coca; impulsar un censo de cocaleros
y cultivos de coca, pues el último se realizó hace 25 años. «Hemos reiterado que
queremos un nuevo empadronamiento de parte de la ENACO, ya que muchos
agricultores no han sido tomados en cuenta.»
228 TESTIMONIOS
«Estuvimos en la presidencia del Consejo de Ministros y después con el presidente
Toledo. Nos leyeron y sólo mostraron, un Decreto Supremo que ya estaba redactado.
No nos permitieron participar en la redacción de su contenido y leerlo para examinarlo.
Siento que hemos sido engañados. Hemos dejado una carta al Presidente donde le
decimos que queremos zanjar de una vez por todas el caso de Nelson Palomino que
tiene dos meses y medio de injusto encarcelamiento. No nos han hecho caso y le
tiran la pelota al Poder Judicial. Por eso hemos dado un nuevo plazo de 30 días y le
hemos solicitado audiencia al presidente Toledo.»
El futuro
Nancy Obregón, que ha estado yendo y viniendo de diferentes lados y que sabe
que existen otras posibilidades, reflexiona en cuanto a su vida en la organización: «De
dejar mi organización, me dedicaría a luchar por los que más me necesitan. Claro que
también tengo que pensar en mis 5 hijos y que trabajo junto con mi esposo para vivir
cómodamente y solventar las necesidades de la casa».
«Por ahora mis aspiraciones están orientadas al servicio. Esto no incluye cargos
políticos. Si por ejemplo, me llamara el presidente Alejandro Toledo para ocupar un
puesto, no aceptaría; tengo mucha dignidad», asevera Nancy.
«Sin embargo, en mi zona, quizá la cosa sería distinta», dice. «Ahí sí que lo
pensaría. Creo que todo líder tiene aspiraciones y pensaría seriamente en alguna otra
responsabilidad desde la cual pueda contribuir con mi pueblo.»
La dirigente de los cocaleros habla fuerte. Dice que no pararán hasta lograr
industrializar la hoja de coca y así poder exportarla, que lucharán por ver libre a su
líder Nelson Palomino. Para este martes anuncian una movilización general, pero antes
pide ser escuchada. Tiene cinco hijos y dice que el último, de 6 años, es su principal
asesor. Que siempre le dice: «Habla claro y así te entenderán». Ella lo intenta sin dar
señales de cansancio. Cuando le preguntan sobre Nelson Palomino, es la primera en
declararlo inocente de apología al terrorismo y corrupción. No ve las horas de verlo
fuera de prisión: «Los políticos le tienen miedo por su poder de movilización», aclara.
Pero esta vez Nancy Obregón no quiere hablar de su líder, sino de la erradicación
de la hoja de coca, que es lo que finalmente la trae a Lima. Una vez más: «Voy a ser
sincera, pero espero no ser mal interpretada».
¿Y terrorista?
No, mi comunidad siempre fue fuerte y luchó contra la violencia, ahora estamos
saliendo de la miseria con profesionales fuertes. Somos un pueblo muy olvidado,
230 TESTIMONIOS
atrasado en todo sentido, pero tenemos un espíritu luchador y valiente. Recién hace
unos cuantos años la carretera ha sido rehabilitada, tenemos una posta médica en
Tocache, pero no puede atender enfermos graves. Si no llegas vivo a Tingo María,
te mueres en el camino. En mi pueblo está prohibido enfermarse porque no hay
apoyo.
¿Nadie puede discutir el uso milenario de la hoja de coca en nuestro país, pero
no te interesa el problema del narcotráfico?
Si Estados Unidos hubiera querido erradicar el problema del narcotráfico lo habría
hecho, pero esto es una simulación de la guerra contra las drogas. Y digo simulación
porque nunca dejarán morir a la gallina de los huevos de oro. ¿Por qué no quieren
que industrialicemos nuestra hoja de coca? Nosotros queremos despenalizar la hoja
de coca en el ámbito mundial y queremos exportar productos. El narcotráfico ha
penetrado en las esferas políticas y nunca van a querer que esto acabe, porque los
insumos químicos no pertenecen a gente pobre, todo lo contrario. Son las grandes
transnacionales que ganan varios millones de dólares y no quieren soltar la mamadera.
¿Por qué hoy varias instituciones están abogando por despenalizar las drogas? Así se
romperían las mafias.
232 TESTIMONIOS
Estás promoviendo...
Tampoco, tampoco me malinterpretes. Yo soy madre, no te olvides. Lo que
estoy proponiendo es la industrialización de la hoja de coca en su lado benéfico. En su
ámbito medicinal. Si la hoja no tuviera cocaína, sería una planta estrictamente medicinal
y alimenticia. Tiene muchas vitaminas, también se ha probado que es excelente para
el acné, yo me baño con jabón de coca y mira mi piel.
¿Chacchas coca?
Mucho, y no me adormece el cerebro, es algo muy saludable. Es un gran
revitalizante y te permite resistir. Lo que deberíamos contrarrestar es el narcotráfico y
no la hoja de coca. ¿Pero cómo podemos hacerlo si en los mismo aviones presidenciales
llevan la cocaína? Y diré algo más: nunca vas a ver que los familiares de los cocaleros
sean adictos. ¿Por qué? Sencillo: somos familias bien constituidas. La adicción viene de la
falta de integración familiar y eso no lo podemos erradicar. Yo no tengo la culpa de que
en Estados Unidos vivan sin amor. Y digo más: supongamos que erradicáramos toda
la hoja de coca. ¿Tú crees que allí se acaba todo? No. ¿Y qué de las drogas sintéticas?
¿Cómo las borramos? Por favor, hablemos de moral.
Perfecto, hablemos de moral. Ustedes han sido apoyados por Noriega, un hombre
vinculado a Montesinos, también por ‘Artemio ’, un líder senderista. ¿No tienen amigos
de moral dudosa?
No tengo amigos, el señor Noriega no es un amigo, fue un oportunista. Ya dijimos
nuestro punto de vista. Los únicos amigos que tenemos son Baldomero Cáceres, Hugo
Cabieses y Ricardo Soberón, hombres que reivindican el valor de la hoja de coca.
¿Y ‘Artemio ’?
Tampoco. ¿Si Sendero Luminoso nos hubiese apoyado en algún momento, tú
crees que nos habrían pisoteado? Por Dios, de qué estamos hablando. No habrían
muerto mis compañeros. Quien se ha defendido es mi propio pueblo.
¿Por qué no luchan con esa misma vehemencia contra los narcos?
Primero tendríamos que tener armamentos, pero no somos policías. Y cuando
avisas a la policía vienen los narcos y te pegan un tiro. ¿Por qué? ¿A quién avisaste? ¿No
fue a la policía? Son ellos mismos los que están manchados. Y no solo los productores.
El narcotráfico está metido en todas las instancias. En los ministerios, en las embajadas.
Es terrible e imaginable. Hay gente que quiere invertir en la hoja de coca y no la dejan
porque las leyes opresoras de Estados Unidos no lo permiten. ¿Por qué entonces se
sigue haciendo la Coca-Cola?
¿Y presidente?
Tampoco. Cuando yo veo el ámbito político me apena porque los campesinos
solo somos utilizados.
Los cocaleros reúnen todas las condiciones para no ser vistos ni escuchados: son
campesinos, cultivan coca, son pobres y «sitiaron» Lima en abril de 2004 con una
234 TESTIMONIOS
movilización exigiendo soluciones inmediatas a sus demandas. Frente a la información
de los medios que los presentaban como violentos, intransigentes y atentando contra
la gobernabilidad, decidimos conversar con la dirigente cocalera Elsa Malpartida para
recoger su testimonio de parte.
Está atacando a las plantas y a las personas: Raúl Peña Bobadilla, un ex presidente
de los cocaleros ha muerto de cáncer. Él hizo las pruebas para tratar de neutralizar
eso y al año le dio el cáncer. Murió en neoplásicas. Estados Unidos nos oprime con
su globalización; sencillamente no podemos más. Nosotros los peruanos no somos
peruanos, somos zombis de Estados Unidos. Tenemos que obedecer todo lo que
ellos dicen.
¿Qué relación tienen ustedes con Antauro Humala y Evo Morales?¿Son el caballo
de Troya de las ideas o intereses de estos personajes?
Cuando vino Antauro acá le dijimos: «Compañero, muchísimas gracias por tu ayuda
pero no la necesitamos». Ese fue el peor error que cometí en mi vida, lo reconozco.
Si le hubiéramos dicho que nos acompañe no nos hubieran metido palo. Esa es la
idea que tengo, la de aceptar ayuda. Antauro dijo: «No hay problema, si no quieren
mi ayuda, magnífico». Muy caballero él. Yo lo tomo como un error. Nosotros estamos
aceptando la ayuda de todos los partidos políticos. No es justo que recién cuando nos
necesitan vayan al campo. Él puede querer subirse al coche, puede pensarlo pero que
no nos subestime. Sencillamente ya hemos abierto los ojos y hemos alzado la cabeza.
Nosotros ya no creemos en nadie. Ni el APRA ni Ollanta nos están manejando. Solo
una vez, estando en el Cuzco hablé con Evo Morales. Me alentó a seguir adelante y
quería que en Bolivia hubiera más mujeres como yo, que salen a la lucha. Ese fue el
único contacto que tuvimos con ellos.
236 TESTIMONIOS
llama Milagros, a 23 kilómetros del pueblo de Tingo María. Yo cultivo mi chacra. Los
campesinos no solo cultivamos coca. Nosotros estamos peleando por una parcela
legal, no por un gran hectareaje, sino solo media o una hectárea. En el campo uno
es libre de vender a quien quiera. El narcotráfico se puede controlar. El terrorismo se
controló con la ayuda de los mismos campesinos. Ahora le estamos dando la mano
al gobierno. Si quiere controlar el narcotráfico que lo controle cuando ya estemos
empadronados. Nosotros queremos solucionar el problema y lo podemos hacer,
pero nuestro gobierno no quiere eso. Nuestro gobierno quiere que vengan años y
años de plata regalada para su propio beneficio y que nosotros paguemos la factura.
Creo que ya hemos entendido eso. Va a ser muy difícil que nos vuelvan a engañar o
manejar. A golpes y patadas hemos aprendido a luchar. Ya hemos levantado la cabeza
y nunca más la volveremos a agachar. Si queremos solucionar el problema, que ese
dinero llegue al Ministerio de Agricultura donde podamos fiscalizarlo.
Notas
1. La primera entrevista a Nancy Obregón fue realizada por María Ester Mogollón, el 26 de abril de 2003 en Lima; la
segunda por Milagros Leiva. Fue publicada por el diario El Comercio el 8 de mayo de 2004.
2. Entrevista realizada el 7 de mayo de 2004. Fue publicada en la revista Quehacer, No. 149, Julio/ Agosto de
2004.
Elsa Malpartida Jara: Parlamentaria andina. Hasta marzo del 2005 fue secretaria
de organización de la CONPACCP y Presidenta de la Asociación de Productores
Agro-pecuarios y de la Hoja de Coca del Alto Huallaga-Tingo María. Es hija de
agricultores y nació en Huánuco, aunque vivió y estudió enfermería en Lima.
Está casada y tiene dos hijas. Es dirigente cocalera desde los 27 años.