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Análisis de Actualidad
Ante esta afirmación, cabe plantearse hasta qué punto sus promotores
conocen la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pues en la
misma no existe alusión alguna al derecho a la información sexual ni –
mucho menos- al acceso de los jóvenes a los anticonceptivos “y otros
servicios”.
Lo malo viene cuando concluyen que, por las dos razones anteriores,
"La educación sexual integral debe ser obligatoria en la escuela, y los
gobiernos también deben asegurar que esta educación se proporcione a
los jóvenes que están fuera de la escuela”.
Como mucho, los miembros del gobierno podrán dar educación sexual a
sus hijos e hijas, pero a nadie más: Carecen de competencias para ello.
Por otro lado, hay que aclarar que el tipo de educación sexual que se
reclama, se viene impartiendo en la mayoría de los centros educativos
de España, Europa y USA desde hace al menos treinta años, y se
reduce en la mayoría de los casos a un mero adiestramiento sexual en
técnicas para evitar el embarazo e incluso en ciertos casos al
adiestramiento en actividades sexuales contra natura, tales como la
masturbación (eufemísticamente denominada “autoconocimiento” o
“autoerotismo”).