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INSTITUTO EFRAT

Análisis de Actualidad

La educación sexual escolar, a debate


Por: David Del Fresno*

Durante el último año, la educación sexual escolar ha sido


motivo de acalorados debates por parte de diversos
organismos de la ONU. En esos debates, no pocas voces se
han alzado por parte de quienes temen que los derechos de los
padres y madres a educar a sus hijos e hijas conforme a sus
propias convicciones, sean violados “en nombre de la
libertad”. Y no es para menos: Sin ir más allá, el Organismo
Educativo, Científico y Cultural de la ONU (la UNESCO) publicó
en los pasados meses unas directrices de educación sexual
escolar, del todo punto tan inaceptables, que no le quedó al
Organismo más remedio que retirar el documento de su página
web, para someterlo a revisión. Cabe esperar que no sea éste
el último de los debates acerca de la educación sexual escolar.
Por eso mismo conviene conocer bien las notas características
propias del lenguaje que sus promotores utilizan, a fin de
comprender mejor el posible alcance de sus resoluciones.
Primera nota: Invocar derechos humanos inexistentes

Para los promotores de la educación sexual escolar, "La gente joven


tiene derecho a ser completamente informada acerca de la sexualidad, y
tiene derecho a acceder a contraceptivos y otros servicios. Esos derechos
están consagrados en varias convenciones y tratados sobre derechos
humanos, pero –desafortunadamente- no están siendo respetados
universalmente."

Ante esta afirmación, cabe plantearse hasta qué punto sus promotores
conocen la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pues en la
misma no existe alusión alguna al derecho a la información sexual ni –
mucho menos- al acceso de los jóvenes a los anticonceptivos “y otros
servicios”.

Segunda nota: Atribuir al gobierno un derecho/deber inexistente

Partiendo de unas premisas verdaderas, los promotores de la educación


sexual escolar sacan una conclusión falsa. Parten de que "los jóvenes
son seres sexuales", lo cual es una realidad evidente.
Esto lo combinan con otra afirmación: "La educación sexual promueve el
bienestar individual y el avance de amplios objetivos de salud pública y
social".

Hasta aquí íbamos bien, pues, evidentemente, una buena educación


sexual de unos individuos sexuales (desarrollaremos más adelante el
concepto de “educación sexual”) redunda en beneficio del propio
individuo, y, por extensión, de la sociedad entera.

Lo malo viene cuando concluyen que, por las dos razones anteriores,
"La educación sexual integral debe ser obligatoria en la escuela, y los
gobiernos también deben asegurar que esta educación se proporcione a
los jóvenes que están fuera de la escuela”.

Ante esta declaración, cabe recordar que el derecho de los jóvenes a la


educación sexual es un derecho/deber que corresponde exclusivamente
a los padres de cada joven. Por eso mismo, el gobierno carece de
derecho –y más aún de deber- a impartir educación sexual ya sea en la
escuela, o fuera de ella.

Como mucho, los miembros del gobierno podrán dar educación sexual a
sus hijos e hijas, pero a nadie más: Carecen de competencias para ello.

Por otro lado, hay que aclarar que el tipo de educación sexual que se
reclama, se viene impartiendo en la mayoría de los centros educativos
de España, Europa y USA desde hace al menos treinta años, y se
reduce en la mayoría de los casos a un mero adiestramiento sexual en
técnicas para evitar el embarazo e incluso en ciertos casos al
adiestramiento en actividades sexuales contra natura, tales como la
masturbación (eufemísticamente denominada “autoconocimiento” o
“autoerotismo”).

Y esto no es educación sexual. La educación sexual es un proceso que


se inicia con las primeras nociones infantiles acerca del origen de la
vida y las diferencias sexuales primarias entre el niño y la niña. Se
desarrolla más adelante con la información acerca de la función de los
órganos reproductivos y la educación de la afectividad, enfocada hacia
el autodominio de los instintos en orden a una mutua e indisoluble
donación total, abierta a la vida, entre el hombre y la mujer, mediante el
contrato matrimonial. Desde luego, sobra decir que el mejor educador
sexual será el padre para los hijos, y la madre para las hijas.
Tercera nota: Atribuir beneficios inexistentes

Los promotores de la educación sexual escolar afirman que “la


educación sexual integral es necesaria para avivar en los jóvenes el amor
propio y las habilidades de negociación, así como para ayudarles a
desarrollar una vida sexual placentera y satisfactoria."

Ante esta afirmación procede aclarar que, en este contexto, el sentido


que dan al término “integral” implica informar de manera exhaustiva
acerca de todo lo relacionado con los anticonceptivos, el aborto, y, en
definitiva, de toda técnica para gozar del placer sexual evitando la
descendencia.

Y esto no es educación sexual integral: Esto es adiestramiento genital,


que no es lo mismo. Reducir la sexualidad humana a la mera
genitalidad implica despojar al hombre y a la mujer de las dos notas
que les diferencian del resto de los animales: La inteligencia y la
voluntad.
Cuarta nota: Desafiar a la Naturaleza

Los promotores de la educación sexual escolar afirman que “el poder de


la educación sexual integral para desafiar papeles sexuales tradicionales
no debe ser subestimado”.

Ante esta afirmación, procede aclarar que, en este contexto, el sentido


que dan al término “desafiar papeles sexuales tradicionales” implica
desafiar a la propia morfología sexual –que es tanto como desafiar a la
naturaleza- al objeto de disolver toda diferencia entre los papeles
propios del varón y la hembra en la unión sexual, dejando tales papeles
al arbitrio de la propia voluntad. En tal caso, cabe recordar a los
lectores que, cuando se le lleva la contraria, la Naturaleza nunca
perdona.

Quinta nota: Invocar la Libertad

Quienes promueven la educación sexual en las escuelas reivindican la


concesión a los jóvenes de un acceso “a la educación sexual, así como a
servicios sexuales libres de obstáculos y restricciones administrativas."

En este contexto, cabe aclarar que el término “servicios sexuales libres


de obstáculos y restricciones administrativas” significa el acceso libre a
los anticonceptivos y al aborto, sin requisitos previos tales como la
prescripción médica, el permiso paternal, el consentimiento conyugal, y
por extensión, libre de cualquier otro impedimento o traba del tipo que
sea.
Sexta nota: Presentar la Religión como un obstáculo

Los promotores de la educación sexual escolar apuntan con frecuencia


a la religión como una de las principales barreras para conseguir el
pleno acceso de los adolescentes a sus derechos y servicios sexuales.

Hasta tal punto llegan, que incluso critican la posibilidad de que, en


uso de su libertad de cátedra, ciertos profesores "dan una educación
sexual que omite los aspectos positivos del placer, y enfatiza la práctica
de la abstinencia sexual antes del matrimonio”.

En este contexto, cabe plantearse algunas preguntas:

¿La religión es una barrera a derribar?


¿Qué clase de adiestramiento sexual están promoviendo?
¿La abstinencia sexual antes del matrimonio es algo negativo?
¿En nombre de qué intereses se promueve la educación sexual escolar?

Son preguntas sin respuesta, al menos de momento.

*David del Fresno es Presidente del Instituto Efrat

Para más información recomiendo lean este libro:

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