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PROGRAMA DE AGROECOLOGIA
NIÑOS Y AGROTÓXICOS
Alberto Gómez
1999
Sin saberlo, nuestros niños están expuestos a contaminarse con plaguicidas o agrotóxicos
presentes en el hogar, agua y alimentos. En Uruguay son miles las personas que consultan por
intoxicaciones cada año y la mayoría se refieren a plaguicidas de uso doméstico en niños.
Los plaguicidas son venenos que se usan para matar o hacer daño a organismos vivientes
como insectos, malezas, hongos o roedores. También pueden hacer daño o matar a los seres
humanos por lo que también se les llama agrotóxicos.
Como los niños comen más comida, beben más agua y respiran más aire que los adultos
(como porcentaje de su peso corporal), la consecuencia de estar en contacto con cualquier tóxico
presente en el ambiente es más riesgosa. Además por su fisiología tienen una mayor velocidad de
crecimiento lo que los hace más susceptibles al efecto dañino de los tóxicos.
Los niños pasan más parte del tiempo en los alrededores del hogar, jugando en el suelo
donde es más probable entrar en contacto con sustancias tóxicas como plaguicidas o deshechos
industriales. Los más pequeños tienen el hábito de probar o chupar objetos que encuentran a su
alcance, sin conciencia de los riesgos de tales acciones.
Los insecticidas clorados (como el DDT, endosulfan, aldrin, dieldrin) pueden llegar por
distintas vías a contaminarnos. Son productos muy agresivos para la vida ya que persisten mucho
tiempo en el ambiente y se acumulan en las grasas de los seres vivos. Aún en pequeñas cantidades
provocan cánceres de tipo reproductivo y afectan el desarrollo de los fetos.
El sistema nervioso, los pulmones, el sistema endócrino (hormonal) y el sistema
inmunológico (defensa frente a enfermedades) pueden ser afectados irreversiblemente si son
dañados durante su desarrollo, en especial si son afectados durante la gestación.
Las alteraciones pueden ser de tal gravedad que reduzcan la capacidad intelectual y de
adaptación social así como la capacidad de responder a las demandas del ambiente. Existe
convicción en muchos científicos que estos productos pueden provocar problemas motores, alterar
la percepción espacial, el aprendizaje, la memoria, el desarrollo auditivo, equilibrio y la capacidad de
atención. En casos severos pueden provocar retardos mentales.
Se encontró que el malatión fue tres veces más tóxico cuando se aplicó a ratas que estaban
mal alimentadas, especialmente con dietas bajas en proteinas. Poblaciones mal alimentadas
estarían entonces en situacion de riesgo mayor.
VENENOS INVISIBLES
• A través de la piel y los ojos: La piel es el órgano más grande del cuerpo y es una de las
vías más comunes
• Por ingestión: Accidentalmente o por residuos de plaguicidas presentes en el agua o
alimentos.
• Por inhalación: al respirar los vapores que desprende el producto.
Las personas que viven en zonas agrícolas (trabajen o no en esta actividad) son uno de los
grupos de riesgo. En Uruguay recientemente fue aplicado con aviones, sobre miles de hectáreas de
citrus en la zona norte del país (Salto y Paysandú), el agrotóxico malation, de la familia de los
organofosforados. Por no respetar las mínimas normas de seguridad en la aplicación muchos
trabajadores fueron literalmente bañados por el tóxico. Al no disponer de ropa para cambiarse, el
plaguicida llegó al hogar en la ropa de trabajo, amplificando el efecto negativo del plaguicida.
En el caso de aplicaciones aéreas, el viento puede llevar muy lejos partículas de plaguicidas
y afectar zonas urbanizadas y ambientes naturales.
Se encontró que en el polvo del hogar de familias que vivían en zonas agrícolas donde se
cultivan frutales en Estados Unidos existían concentraciones de 5 a 13 veces mayores de
organofosforados que en los hogares de familias que no vivían en dichas zonas. Como mucho de
estos productos se degradan más rápido por la acción del sol o la lluvia, el ambiente del hogar
favorece su acumulación.
En este caso las recomendaciones son no entrar al hogar en ropa de trabajo expuesta a
agrotóxicos, usar guantes y protección adecuada para limpiar zonas contaminadas y limpiar
frecuentemente las manos y objetos en contacto con los niños.
En las zonas urbanas utilizamos con mucha frecuencia sustancias tóxicas para eliminar
insectos (moscas, mosquitos, cucarachas) en el interior del hogar, o agrotóxicos en el jardín o el
huerto y también sobre nuestras mascotas para controlar pulgas y otras plagas. Impulsados por la
propaganda y por la facilidad de acceso a este tipo de sustancias no evaluamos sus riesgos.
El contacto accidental con uno de estos productos puede provocar intoxicaciones agudas,
que son aquellas en las que los efectos se observan a los pocos minutos u horas de la exposición.
Otros efectos, igualmente graves pero menos notorios, se producen con las intoxicaciones
crónicas, es decir cuando el daño se observa meses o años después de estar en contacto con el
tóxico. El contacto reiterado con dosis bajas del producto, puede provocar este tipo de intoxicación,
ya que en muchos de ellos los efectos son acumulativos.
Un estudio publicado por la American Journal of Public Helth en 1995 encontró frecuencias
hasta cuatro veces mayores de cáncer (leucemia y sarcoma de tejido blando) en niños expuestos a
plaguicidas en sus hogares. Los plaguicidas más usados en este estudio fueron clorados y
fosforados. Otro estudio muestra una asociación significativa entre uso de plaguicidas en el hogar y
cáncer al cerebro en niños.
ALIMENTOS CONTAMINADOS
Cada día, más de 1.1 millones de niños en Norteamérica (más del 5% del total) exceden el
consumo diario seguro o aceptable de organofosforados, fijado para no provocar enfermedades
crónicas. Más de cien mil niños exceden el consumo de estas sustancias a un nivel 10 veces mayor
al máximo admitido.
La gravedad de las conclusiones de este estudio, por la amenaza que revela sobre la salud
física y mental de los niños va a llevar a fuertes restricciones o incluso la prohibición de muchos de
estos productos, de los más ampliamente usados en Estados Unidos y muchas partes del mundo.
Los alimentos más riesgosos (en cuanto a los organofosforados y para la realidad
norteamericana en donde no sólo se tomó en cuenta la cantidad de residuo sino también el tipo de
dieta de los niños) fueronmanzanas, duraznos, peras, pop de maíz y uvas.
Incluso en las comidas para bebes, como puré de peras y manzanas o jugos de frutas, se
encontraron residuos. El pesticida más comúnmente hallado y en mayor cantidad en comidas para
bebes en un estudio realizado en Estados Unidos en 1995 fue el ipridione, un fungicida utilizado en
frutas, clasificado como probable cancerígeno en seres humanos por la Agencia de Protección
Ambiental (EPA) y también utilizado en Uruguay.
• Siempre que sea posible evite el uso de plaguicidas en el hogar, existen soluciones alternativas
para el control de plagas domésticas, utilizando métodos preventivos o sustancias naturales de
baja toxicidad. En próximas notas daremos ideas para combatir plagas en el hogar, el jardín y/o
huerto con métodos no químicos.
• Siempre almacena los plaguicidas, otros químicos de uso doméstico y medicamentos fuera del
alcance de los niños. Nunca deje que los niños los manipulen.
• Nunca cambie los envases de los productos hacia otros que los niños puedan confundir con
alimentos, bebidas o golosinas.
• Nunca aplique plaguicidas sobre juguetes de los niños, mascotas, utensilios de cocina.
• Nunca aplique cebos para roedores o insectos en lugares donde puedan acceder los niños
pequeños.
• Alerte a otras personas que puedan quedar cuidando a los niños sobre la existencia de
sustancias tóxicas.
• Enseñe a los niños que los plaguicidas son venenos que no se deben tocar.
• Evite que personas alérgicas, enfermas o mal nutridas estén en contacto con estas sustancias.
• Recuerde los tres no al manipular agrotóxicos: no olerlos, no tocarlos y no probarlos.
• Consuma alimentos orgánicos, que son aquellos en los cuales no se han aplicado agrotóxicos,
fertilizantes sintéticos, hormonas, conservadores o aditivos artificiales a los alimentos. Hoy es
posible comprarlos en repartos domiciliarios que realizan grupos de productores, en ferias
(todavía escasas) o supermercados.
• Solicite a su proveedor habitual que incorpore productos orgánicos en su oferta. Asuma un rol
activo conformando un grupo de vecinos o familiares que realice un pedido en común
directamente a los grupos de productores, abaratando de esa forma el precio de los productos.
No subestime su poder como consumidor para modificar los sistemas productivos hacia formas
Programa de Agroecología agroeco@ceuta.org.uy
más sanas, no sólo para usted y su familia, sino también para productores y trabajadores
rurales.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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