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1865333
durante
un acto
de campaa
ena2006.
Foto:
Es
demasiado
sencillo
enterrar
Chvez
enArchivo
el catafalco de
los lderes autoritarios, como un representante ms de
Amrica latina en toda su tipicidad. Quedan varias cuentas
por hacer antes de dejarlo all.
La primera es la del pasado poltico venezolano
anterior. Chvez no es inmotivado . Tampoco es el primer
presidente de Venezuela que despilfarra la renta petrolera;
no es el primero que esboza planes suntuosos que quedan
a mitad de camino, olvidados, cubiertos por la ocurrencia
siguiente. No es el primero que us esa renta en el corto
plazo, discurseando sobre el futuro sin darle bases ms
slidas.
La segunda cuenta requiere no repetir, en el juicio sobre
Chvez,
los
rasgos
sumarios
de
sus
propios
pronunciamientos ni la grandilocuencia sin fisuras de sus
gestos. Nos ponemos rpidamente de acuerdo: no le
interesaba la lgica republicana. Pero Chvez fue algo ms
que un militar vuelto lder carismtico que despreci las
libertades clsicas. Su historia, desde que conoci, como
cadete, al nacionalista peruano Velazco Alvarado, el
presidente de la reforma agraria, trae anuncios desde el
comienzo. No fue un recin llegado al escenario, que se
transforma a medida en que se consolida. Anunci lo que
llegara a ser. Chvez fue, adems, un caudillo militar y us
al ejrcito no slo como instrumento de un golpe, sino
tambin como sostn de su expansiva fuerza territorial. En
esto se diferencia de otros lderes de Amrica latina, en
primer lugar de Evo Morales, de Correa y de Nstor
Kirchner , que se sostuvieron con fuerzas de otro origen.
Su poder se extendi demasiado, pero su popularidad no
result solamente de un vasto parque de artefactos