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Cómo impulsar el trabajo Universitario de calidad con apoyo de la

Tecnología.
Fco. Javier Chávez Sosa
septiembre 12 de 2002

Primero que nada, necesitamos entender a qué nos referimos con el término de “Trabajo
Universitario de Calidad” para después pasar a los aspectos tecnológicos de este tema.

La calidad de un trabajo universitario está en su contenido (fondo) y en su presentación


(forma). Para lograr la calidad, estos dos aspectos, forma y fondo, deben de estar
presentes; mas, ¿cómo identificarlos?

Un trabajo debe de contar con los siguientes elementos:

 Originalidad
 Que en el documento pueda apreciarse la búsqueda de la verdad; esto, a través de
investigaciones, estudios, etc.
 El documento debe estar sustentado en justificaciones personales, fundamentado y
sobre todo contener reflexiones propias en cuanto el trabajo o investigación
realizada.
 Debe de tener una lógica que lo haga fácilmente entendible para una persona
ajena a la investigación o al proyecto del que se trate.
 ¡La redacción y la ortografía son elementos indispensables!
 Nunca olvidar anotar las fuentes bibliográficas en las que se basa la investigación
o el trabajo académico.

A continuación, sigamos con los puntos que nos ayudarán a identificar la forma o la
presentación:

 Portada
 Índice; lo cual conlleva numeración de páginas.
 Márgenes apropiados y un adecuado tipo de letra que nos faciliten la lectura y
manejo del documento.
 Uso de diferente tamaño de letras para distinguir entre títulos, subtítulos, etc.
 Limpieza y presentación impecables.

Después de haber enumerado los puntos en los que se basa un trabajo universitario de
calidad académica, pasemos a cómo impulsar con ayuda de la computadora el desarrollo
de este tipo de trabajos.

A todos nos ha pasado que hemos tenido alumnos que “están peleados” con la
computadora: les resulta más fácil hacer las cosas a mano o usar aún una máquina de
escribir para la realización de sus trabajos. Es evidente que las ventajas de usar una
computadora al realizar un trabajo contra el uso de técnicas manuales son superiores. En
la computadora, si nos equivocamos, con apretar una tecla, podemos resarcir ese daño; si
necesitamos tener otra copia de nuestro documento, por que el primero se estropeó,
simplemente imprimimos otro, y listo. Esto nos lleva a que el primer gran paso es el
convencimiento del alumno de este tipo de ventajas, que a final de cuentas ahorran
mucho tiempo, dinero y esfuerzo.

Una vez que el alumno ha sido convencido de las “bondades” de las computadoras, habrá
que encausarlo al uso correcto de la herramienta, dependiendo del tipo de trabajo a
realizar. ¡Me he encontrado muchas veces a alguien tratando de hacer informes con gran
cantidad de datos numéricos en un procesador de textos!, o tratando de realizar una carta
en una hoja de cálculo; aunque no es imposible realizarlos, es un poco complicado el uso
de este tipo de datos en la herramienta inadecuada. Creo que en tales escenarios, el
profesor debe estar muy atento en que los alumnos seleccionen el programa adecuado
para el resultado deseado. Deben proponerse muchos y variados casos en la que la
información a procesar contenga de todos los diferentes tipos de datos (texto, numéricos,
gráficos, etc.) para que el alumno, en base a la observación y la práctica, logre diferenciar
y seleccionar la mejor herramienta.

Con el paso del tiempo, el alumno, basándose en la transferencia de experiencias por


parte del profesor y en su propio desarrollo de autoaprendizaje, podrá elegir
adecuadamente el tipo de programa.

Ahora una vez que el alumno ha desarrollado las habilidades básicas en cuanto al uso de
la herramienta adecuada, es el mejor momento para impulsar en ellos los conceptos de
forma y fondo en la elaboración de sus trabajos. ¿Y como lograrlo? Desgraciadamente el
uso de la computadora no asegura que el contenido de los trabajos o documentos sea el
adecuado; sin embargo, sí puede ayudar a organizar la información en forma lógica, que
la ortografía sea la adecuada, que los cálculos efectuados sean correctos, por mencionar
algunos beneficios. Para apoyar a los alumnos, en cuanto a la organización de la
información, podemos enseñarlos a trabajar con varios documentos al mismo tiempo,
donde puedan estar copiando y pegando archivos, imágenes o textos desde una ventana a
otra, con lo cual la organización de un documento se vuelve algo así como armar un
rompecabezas de datos. Actualmente la mayoría de los programas basados en Windows
facilitan esta interacción de operaciones, debido a la alta compatibilidad de los
programas, especialmente aquéllas llamadas Suites de aplicaciones como MS-Office, que
pueden manejar y conjuntar datos numéricos, textos, gráficos y animaciones en un solo
documento.

Expliquemos ahora cómo conseguir que la forma sea correcta y que cumpla con el
estándar establecido. De nuevo nos encontramos con que el alumno, la mayoría de las
veces, no es consciente de sus capacidades frente a una computadora; tal vez no sepa que
un Índice pueda crearse automáticamente, que las gráficas puedan actualizarse al ingresar
nuevos datos, o que los márgenes puedan adaptarse dependiendo el tamaño de papel
seleccionado. Todo este tipo de facilidades que otorga un programa deben de ser
mostrados por el profesor, por aquello de “que nadie ama lo que no conoce”. Una vez que
el alumno haya observado las capacidades con las que cuenta un programa, será para él
más fácil realizar un trabajo que cumpla con las características de forma adecuadas.

Y por último, debemos de advertir al alumno de esas fallas imprevistas en las


computadoras que pueden provocar desde la pérdida de un documento, hasta un derrame
biliar. Este tipo de fallas son comunes y el usuario debe de aprender a respaldar su
valiosa información.

Si el alumno tiene en cuenta todos los aspectos mencionados, elaborará sus trabajos con
calidad, convirtiéndolos en una experiencia deseable de repetir.

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