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Tlaquepaque, Jal.

, A 23 de noviembre de 2005

Teoría Sociocultural de
Comunicación
Autismo; Inadaptación e Integración
(Ensayo Final)

ALEJANDRO OLIVEROS ACOSTA


cc47194@iteso.mx

Dra. Alejandra Navarro Smith


Profesora de Asignatura
Miércoles 13-15 hrs.
En éste ensayo busco enfatizar el comportamiento de un tipo de individuo al que admiro

mucho: el autista. Trato de adentrarme más que nada en medio “local” de su propia

percepción ante los que lo rodean; introducirme a los problemas que enfrenta y cómo

son vistos.

Antes que nada, quiero afirmar el concepto de autismo. Es autista aquella

persona para la cual las otras personas resultan opacas e impredictibles; aquella persona

que percibe como ausentes a las personas presentes, y que por todo ello se siente

incompetente para regular y controlar su conducta por medio de la comunicación.1

Entonces, una persona autista se limita de interactuar socialmente, tiene contrariedades

con la comunicación verbal y no verbal, además de realizar actividades o poseer

intereses poco usuales o restringidos.

Las siguientes características pueden ser observadas en las conductas de los

niños, jóvenes y adultos autistas:

1 Problemas de la comunicación (por ejemplo, el uso y comprensión del lenguaje);

2 Dificultad en relacionarse con las personas, objetos, y eventos;

3 El uso de juguetes y objetos de una manera poco usual;

4 Dificultad con los cambios de rutina o alrededores familiares;

5 Movimientos corporales o comportamientos repetitivos.2

Creo que las personas con autismo varían en cuanto a sus habilidades,

inteligencia, y conductas. Me he dado cuenta que algunas de esas personas no hablan;

otras tienen un lenguaje que casi siempre incluyen frases o conversaciones muy

repetitivas. A lo largo del tiempo, he interactuado con un familiar que padece autismo

clínicamente comprobado; asi me di cuenta que existen distintos grados de dicha

1
Ángel Rivière, Autismo: Orientaciones para la intervención educativa, Editorial Trotta, España, 2001, cf., p.16.
2
M.D. Powers, Niños autistas: Guía para padres, terapeutas, y educadores. Bethesda, MD: Woodbine House, 1999,
p.7.
discapacidad. A diferencia de otros, el posee otras habilidades más avanzadas del

lenguaje, tendiendo a usar una cantidad limitada de temas y teniendo dificultad con los

conceptos abstractos. También he notado que son comunes las reacciones intensas a los

ruidos fuertes y a ciertas luces. El autista reacciona precipitadamente a agentes

aturdidores ajenos al medio ambiente acostumbrado por el discapacitado.3 En mi

perspectiva, éste conjunto de conductas lleva al individuo a formar parte de una

inadaptación social.

Inadaptado es aquel individuo que por falta de una educación adecuada, no ha

desarrollado ni desarrolla de forma conveniente sus facultades físicas, psíquicas y

sociales. Es una persona cuyas conductas son fruto de un proceso de socialización

incorrecto.4

Mis razones por las cuales considero a un autista un inadaptado social están

fundadas en que ellos utilizan inadecuadamente los elementos del mundo que los rodea,

ya que no participan activamente como sujetos sociales en un algún grupo social

determinado. Tienen dificultades para vivir en sociedad. Además, en ellos se presenta

una ausencia de elementos materiales o inmateriales necesarios para que sea posible una

participación social adecuada. Desafortunadamente, inadaptados porque todo esto los

encamina a una marginación económica, social, cultural, escolar o laboral.

Incluso, considero que dicha inadaptación puede tomar diferentes formas: la de

un conformismo apático, escapes de la realidad, retraimientos o fugas sociales (en el

peor de los casos, convirtiéndose en vagabundos o drogadictos) o una conducta

antisocial, delictiva o de aislamiento.

3
Íbid, p.13.
4
Montserrat Guasch, ¿Qué significa intervenir educativamente en desadaptación social?, Editorial Horsori, España,
2002, p.20.
Por otro lado, de aquí se derivan problemáticas internas como sentimientos de

soledad e insatisfacción personal que suponen consecuencias negativas en las personas

que lo experimentan. Los sentimientos de soledad e insatisfacción suelen venir

acompañados de bajas autovaloraciones de competencia social, con la consiguiente

disminución de la autoestima. Ésta falta de confianza del individuo por sus capacidades

sociales puede llevarlo a desarrollar depresión, falta de motivación por el trabajo o

estudios, acompañado de un bajo rendimiento, ya que adaptación social y laboral están

íntegramente relacionadas.5 Por lo tanto, la inadaptación social hace referencia a que un

sujeto no domina las normas y usos sociales de un determinado contexto, hundiéndolo

incluso en depresiones existenciales.

Las clases sociales suponen distintos contextos o culturas, en las que puedan

predominar distintas prácticas de crianza de los individuos, distintas normas que regulan

las interacciones sociales, distintos objetivos a perseguir en la educación o diferentes

valores en las relaciones humanas.6 Todos estos factores del entorno del autista influyen

en la escasez de comunicación y adaptación con los demás.

Un individuo se vincula a los demás gracias a los procesos simbólicos pero

también afectivos, que es lo que permite la construcción de lazos y sentimientos de

pertenencia con un lugar o identificación con otras personas. Los individuos reconocen

a una persona, un lugar, un vecindario, en la medida en que pueden elaborar

significados como referentes importantes de adaptación.7 Todo depende de las

características del medio y de las facilidades de adaptación con las que cuenta el

individuo.

5
María Victoria Trianes Torres, y María Luisa De la Mora Fernández, Relaciones sociales y prevención de la
inadaptación social y escolar, Ediciones Aljibe, Málaga, 1999, cf., p.52.
6
Íbid, cf., p.60.
7
Arjun Appadurai, La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalización. Trilce/FCE, Argentina, cf.,
p.195.
Mencionando otro ejemplo; un medio bien diseñado físicamente y

arquitectónicamente tiene como consecuencia que una persona que necesita una silla de

ruedas para moverse no sea considerada como inadaptada. Considero que para el

desarrollo del autista, a cualquier edad, se deben aplicar programas de adaptación y

desarrollo en escuelas y universidades relacionadas con las características de dicha

discapacidad, de tal forma que exploten las capacidades “extras” que van adquiriendo.

Creo que no es la deficiencia en sí quien determina la inadaptación, sino el

comportamiento que tiene el medio hacia esa deficiencia. El rechazo social que provoca

este padecimiento está encaminando a la inadaptación social a una gran parte de los

individuos que la padecen.

También las personas “normales” y “sanas” pueden ser unos inadaptados

sociales. Y aquí es donde puedo afirmar que el medio social no puede cambiar para que

ellos sean menos inadaptados.

La misma idea de sociedad lleva implícito el hecho de la existencia de unas

normas que regulen su funcionamiento. Formas de comportarse, formas de relacionarse

con los demás, que más o menos son aceptadas por la gran mayoría de los individuos.8

Considero que el aprender a “funcionar” en la sociedad según estas normas es lo que se

aprende, casi siempre en la niñez, cuando socializamos. La familia es el principal y

primer foco socializador en la vida de una persona, siendo la escuela el consecuente de

este desarrollo. Ya en la vida adulta, el medio laboral es otro elemento de socialización

muy importante.

Así, en la medida en que el individuo con cierto grado de autismo busque

activamente unir su comportamiento a esa normativa social generalmente aceptada, se le

8
Montserrat Guasch, ¿Qué significa intervenir educativamente en desadaptación social?, Editorial Horsori, España,
2002, p.22.
considerará como un adaptado social. De lo contrario, será un inadaptado sino acepta las

normas y su comportamiento se oriente al aislamiento.

Si es así, un autista estará lejos de formar parte de ciudadanos activamente

participativos; pues es lo propio de la ciudadanía hoy el estar asociada al

“reconocimiento recíproco”, esto es al derecho a informar y ser informado, a hablar y

ser escuchado, imprescindible para poder participar en las decisiones que conciernen a

la colectividad.9

Considero que la integración es un mecanismo sociocultural en el cual un

conjunto de personas asegura su continuidad. Creo que los principales actores de la

socialización son los padres y otros miembros de la familia, al igual que las

instituciones educativas y los medios de comunicación social. Hoy en día, una de las

formas más flagrantes de exclusión ciudadana se sitúa justamente en la desposesión del

derecho a ser visto y oído, que equivale al de contar socialmente, tanto en el terreno

individual como en el colectivo.10

La integración del autista debe estar basada en la interacción social ya que es la

forma en cómo una persona influye y es influida, a su vez, por el comportamiento de

otros. Es la forma cómo los seres humanos se influyen mutuamente. Esta relación

recíproca no solamente se da entre dos personas, sino que puede darse entre muchos

individuos al mismo tiempo. Creo que toda relación interpersonal se sostiene en el

proceso de comunicación: es más, dichas relaciones no podrían existir sin la

comunicación.

Los autistas son personas sumamente creativas ya que enfocan sus acciones e

imaginación en organizar cosas nuevas. Lo esencial para desencadenar la capacidad

9
Jesús Martín-Barbero, “Imaginarios de la globalización e imágenes del mundo”, en Oficio de cartógrafo. Travesías
latinoamericanas de la comunicación en la cultura, FCE: Chile, 2002, p.323.
10
Íbid, cf., p.323
creadora consiste en ver un problema. No tanto con el afán de problematizar la

existencia, sino para mantenerlos abiertos a la realidad misma aunque siempre

encontrarán carencias, necesidades, limitaciones e injusticias.11

Creo que los autistas suelen adelantarse respecto al tiempo en que viven, así

sucede que una idea inaceptable que tengan en un momento dado, sea aclamada más

tarde. Esto los lleva a que en el campo de trabajo, el estudio o las relaciones humanas en

la vida cotidiana, se pueda verificar la creatividad de sus ideas o soluciones a partir de

su utilidad. Ese es el hilo conductor que puede encajar al autista en la sociedad; el

sentirse y ser útil.

Así, para que nuevos o distintos miembros puedan ser transformados, en forma

permanente o temporaria, en sujetos locales, resulta imprescindible la existencia de

lugares y espacios insertos en un lugar espaciotemporal, que cuente con una serie de

rituales y categorías sociales que auxilien en este proceso de adaptación.12

11
María Victoria Trianes Torres, y María Luisa De la Mora Fernández, Relaciones sociales y prevención de la
inadaptación social y escolar, Ediciones Aljibe, Málaga, 1999, pp.146-147.
12
Arjun Appadurai, La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalización. Trilce/FCE, Argentina, cf.,
p.193.
Bibliografía
APPADURAI, Arjun, La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la
globalización. Trilce/FCE, Argentina.

GUASCH, Montserrat, ¿Qué significa intervenir educativamente en desadaptación


social?, Editorial Horsori, España, 2002.

MARTÍN-BARBERO, Jesús, Oficio de cartógrafo. Travesías latinoamericanas de la


comunicación en la cultura, FCE: Chile, 2002.

RIVIÈRE, Ángel, Autismo: Orientaciones para la intervención educativa, Editorial


Trotta, España, 2001.

POWERS, M.D., Niños autistas: Guía para padres, terapeutas, y educadores.


Bethesda, MD: Woodbine House, 1999.

TRIANES TORRES, María Victoria y DE LA MORENA FERNÁNDEZ, María Luisa,


Relaciones sociales y prevención de la inadaptación social y escolar, Ediciones Aljibe,
Málaga, 1999.

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