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Abúléko.

Editorial especial

Respetar a la madre Tierra (Aiye, Ayé, Ilé, Otá Olé)


Àbòrú Àbòyé Àbòsísé

“La leyenda dice que al principio, en lo que ahora denominamos Tierra, existía un
acuoso pantano no habitable para la vida humana. Allí existían algunas especies de
animales, que vivían en el pantano, y de cuando en cuando seres del cielo bajaban
una escalera dorada para jugar”.

Esta editorial nace por los acontecimiento que están ocurriendo en nuestro planeta
o como dice el periodista de Dossier nuestra única nave espacial. Lo ocurrido en
Haití, el tsunami de Asia, los temblores en toda parte del planeta, el calentamiento,
la sequia, y los maravillosos inviernos que están pasando ahora. Y quiero llegar una
reflexión, basado a nuestra filosofía Yorùbá sea cual sea la tendencia Yorùbá que
haya.

Okaran Obara que nos enseña:

“El mundo es simple, Olódùmáré creó el mundo simple, es el hombre quien lo


complica al utilizar su propio conocimiento”.

Ifá y òrìsà, nos enseña que debemos ser agradecidos, pues a veces, muchas veces
nuestros actos tienden a ser mal interpretados, sobre todo cuando hay mucho que
agradecer, sobre todo cuando se tiene vida por delante, sobre todo cuando ese
agradecimiento viene no solo de un presente material, sino también de un presente
espiritual. En la cual nuestro Dios (Olódùmáré) creó este planeta y mas del
maravilloso universo y en la cual esta una representación de Olódùmáré llamado
Olorùn (Sol).

Es factor de muchas desgracias que ocurre en la tierra y en la humanidad. Dice Ifá


sobre los que no sabemos pisar a la madre tierra:

Okaran Owonrin el dueño de la tierra no era culpable,


el extraño no sabía pisar la tierra.
Si el extraño hubiera sabido pisar la tierra
la hubiera pisado gradualmente.

En la actualidad hay mucho descontrol sobre el respeto a hacia la madre tierra,


utilizamos su atmósfera y la destruimos, utilizamos sus espacio verde y las
destruimos al azar, extinguimos su fauna a doquier, los factores de milicias o bélica
sus programas nucleares en el fondo del océano. Estos factores aunque no lo crea
afecta también la naturaleza que Olódùmáré no ha dado para vivirla.
Sabemos que Olorùn es nuestro catalizador de vida y sabemos que el emite cada
vez su energía a veces muy fuerte, y por eso es que tenemos a nuestra madre que
nos protege de los fuertes oleadas y tormentosas energía solares. ¿Y qué pasa?,
estamos destruyendo nuestra fuerza protectora cada día que pasa. Olorùn no
cambiara su ciclo de vida pero si tenemos en la mano a Ayé (Tierra), en la cual ella
es frágil y ella está adaptada para nosotros y nosotros debemos de comprender su
adaptación. Se espera de nosotros como seguidores de esta religión fuera que, uno
se preocupe por ella, que seamos sus enfermeros, que la queramos y la amemos.

Hay un canto muy milenario dentro de nuestra práctica y sea cual sea la tendencia
este canto es muy reconfortante y sugestionable para los seres humanos, Orín
(canto):

Kí Rú eku, kò ma ra
Kí Rú Eja, kò ma ra
Kí Rú eye, kò ma ra
Kí Rú eran, kò ma ra
Kí Rú eniyan, ma ma ra o.
Idin Elemere, gba wa o.

Traducción:
Que la rata como especie nunca se extinga.
Que los peces nunca se extinga.
Que las aves nunca se extinga.
Que la especie animal nunca se extinga.
Que la especie humana nunca se extinga.

Idin Elemere, protégenos.

No hace reflexionar este canto, ¿no lo creen?.

CREEMOS QUE LA TIERRA ES EL REGALO DE DIOS A NOSOTROS?. Pues no, somos


simplemente los encargados de la tierra y estamos acusados de no tener cuidado
hacia ella, y la salida de esto es buscar una mejor condición de cuido para dejarla
mejor de lo que la encontramos. Así que debemos estudiar la manera de mejorar
las actuales condiciones de nuestra Gran Madre, Ayé y debemos comenzar por
fortalecer las actitudes y aptitudes frente a la naturaleza.

Iré O.

Director de la Revista.
Douglas Cárdenas.
Fálérí Fálérè Ọdúbèlà.

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