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PLATÓN: LA ALEGORÍA1 DE LA CAVERNA

FRAGMENTO I ~ Política VII 514a – 515b


―Justo a continuación de esto ―dije―, figúrate la vida
nuestra en semejante coyuntura con relación a la educación y
a la ineducación. Imagina, pues, hombres como en una sub-
terránea morada caverniforme, poseyendo la entrada abierta
hacia la luz a lo largo de toda la caverna: en ella están desde
niños, con cadenas tanto en las piernas como en el cuello, de
modo que ellos permanecen quietos y sólo ven hacia enfrente
―pues son incapaces de volver la cabeza con un giro debido
a la atadura―; y por encima de ellos, a lo lejos, una luz de un
fuego que arde detrás de ellos; y entre el fuego y los encade-
nados, por encima, un camino, a lo largo del cual imagina un
murete adosado a un lado, como las pantallas por los titirite-
ros son colocadas delante de los hombres, por cima las cuales
muestran los títeres.
―Me lo imagino ―dijo.
―Pues ahora imagina en paralelo a ese murete unos hom-
bres portando ora ajuares de toda índole, que sobresalen del
murito, ora bustos y otros totems pétreos y lignarios labrados

1
Aquí se opta por llamar ‘alegoría’ al texto de Platón, aunque en realidad
debería llamársele ‘figuración’ (εἰκών), tal y como el autor la define en 517a
(8). Sea como fuere, resulta incorrecto llamar al texto ‘mito’, por cuanto mito es
un relato piadoso en el cual los protagonistas son dioses; éste, a su vez, se con-
trapone a la leyenda, en la que los protagonistas son héroes, y al cuento, en el
que los protagonistas son mortales. Así pues, el texto aquí estudiado debe defi-
nirse por el recurso estilístico en el que se fundamenta: dígase símil, metáfora,
figuración o alegoría, y en su conjunto el texto pertenecería a una obra dramáti-
ca de género tragicómico.
2 La alegoría de la caverna

también de modo variopinto; y, como es natural, de entre los


que trajinan unos hablan mientras que otros callan.
―Insólita imagen refieres ―dijo― e insólitos prisioneros.
―Iguales a nosotros ―afirmé entonces yo―, pues, en
primer lugar, ¿crees que los de tal jaez pudieran haber visto
―de sí mismos o bien unos de otros― otra cosa a fuer de las
sombras proyectadas por el fuego de la caverna justo hacia
enfrente de ellos?
―¿Cómo [podrían], pues ―dijo―, si estarían forzados de
por vida a tener la cabeza bien inmóvil?

FRAGMENTO II ~ Política VII 515b – 516a (4)


―¿Y qué [podrían haber visto] de lo que se trajina? ¿No
[crees] lo mismo sobre ello?
―En efecto, ¿qué [podrían haber visto]?
―Así pues, si estuviesen en disposición de dialogar unos
con otros, no piensas por tanto que podrían ellos convenir que
lo que viesen es lo real?2
―Sería de necesidad.
―Entonces, ¿qué [pasaría] si por ende la prisión dirigiera
un eco hacia justo en frente suyo? Cuando alguno de los que
andan sueltos hablara, ¿crees que ellos considerarían cosa
distinta lo hablado y la sombra que pasa?
―¡Por Zeus!, por lo menos yo no creo [que lo considera-
ran cosa distinta] ―dijo.

2
O bien ‘¿no crees que tendrían por lo que existe precisamente lo que vie-
sen?’, o ‘¿no crees por ello que podrían tener acuerdo en que lo que vieren es lo
que existe?’. Sea como fuere, la clave es interpretar el pronombre ταῦτα con la
acepción causal ‘por esto’, ‘a causa de esto’, ‘por ende’ o ‘por tanto’. Con todo,
una interpretación interlineal presentaría la siguiente solución: οὐ (no) ταῦτα
(por tanto) ἡγῇ (piensas) ἄν (que podrían) τὰ ὄντα ([es] lo real) αὐτοὺς (ellos)
νομίζειν (convenir que) ἅπερ (lo que) ὁρῷεν? (viesen?)
Platón 3

―Totalmente cierto ―afirmé entonces yo―: los de tal ja-


ez no podrían considerar verdadero otra cosa que [no sea] las
sombras de los aparejos.
―Es de fuerza mayor ―dijo.
―Observa bien ―dije entonces yo―: de entre ellos [hay]
una liberación y una curación, tanto de las cadenas como de
su ignorancia. ¿Qué tipo de cosa pasaría si alguno3 libremente
se acercara a ellos?4 Cuando uno fuera liberado y fuera obli-
gado a erguirse repentinamente, así como a volver el cuello y
a avanzar y a levantar la vista hacia la luz ―todo ello, por
cierto, obrándolo con dolor, amén de que, debido a los cente-
lleos, no podría observar aquello de lo cual otrora veía las
sombras―, ¿qué crees que él pudiera haber dicho, si alguien
le explicara que mientras otrora veía fruslerías, en cambio
ahora vería algo mejor, más cercano a lo que es y que, vuelto
hacia lo que existe en mayor grado, miraría más correctamen-
te? Y si, por añadidura, habiéndole mostrado cada cosa de la
que anda suelta, preguntándole [éste] le obligara a responder
lo que es, ¿no crees que él se apuraría y consideraría que lo
visto otrora es más veraz que lo que ahora se le muestra?
―Con mucho ―dijo.
―Por tanto, si además se le obligara a mirar hacia la luz
esa, el resplandor le haría sufrir hasta el punto de huir vol-
viéndose hacia aquello que puede observar, y de tener eso por
más cierto en cuanto a lo existente que lo que se le muestra.
―Así es ―dijo.

3
Se refiere a alguno de los que andan sueltos arriba.
4
Este pasaje del texto es ciertamente peliagudo: se propone la solución
αὐτῶν (de entre ellos) λύσιν (una liberación) τε καὶ ἴασιν (y una curación) τῶν
τε δεσμῶν (tanto de las cadenas) καὶ τῆς ἀφροσύνης. (como de su ignorancia.)
¿Οἵα (¿qué) τις (alguno) ἂν εἴη (pasaría) εἰ (si) φύσει (libremente) τοιάδε (cosa)
συμβαίνοι (se acercara) αὐτοῖς? (a ellos).
4 La alegoría de la caverna

―Y si de allí ―dije entonces yo― alguien le arrastrara


por la fuerza a través de una cuesta abrupta y empinada, y no
le soltase hasta haberlo sacado a la luz del sol, ¿es que acaso
no se dolería y rabiaría siendo arrastrado? Y, cuando llegare
ante la luz, como un resplandor le mantendría la vista atesta-
da, ni una sola cosa podría ver de lo que ahora se le dice es
verdadero.
―Pues no podría ―dijo―, por lo menos en un primer
momento.

FRAGMENTO III ~ Política VII 516a (5) – 516e (7)


―Precisaría mucha habituación, supongo, si se dispusiera
a mirar lo de arriba, en tanto que si bien primero observaría
muy fácilmente las sombras ―y tras esto, en aguazales tanto
lo relativo a los hombres como a las figuras de lo otro―, des-
pués, lo que hay afuera de allí: lo que hay en el cielo y el cie-
lo mismo contemplaría más fácilmente de noche ―avistando
así tanto la luz de los astros como la de la luna―, que durante
el día tanto el sol como [la luz] del sol.
―Y ¿cómo no?
―Finalmente, pues, creo que [observaría] el sol; no apa-
riencias del mismo en aguazales ni en un sitio extraño, sino el
propio sol por sí mismo, en su propio ámbito, podría observar
y contemplar tal cual es.
―Parece necesario ―dijo.
―Y después de ello, colegiría ya respecto de él que es ése
que confiere tanto las estaciones como los años, ya que tutela
todo lo que hay en el lugar visible, y que es causa de todo
aquello que ellos de algún modo veían.
―Es evidente ―dijo― que hubiere llegado a [colegir] eso
tras lo experimentado5.

5
En tanto que experiencia inteligible, no sensible.
Platón 5

―¿Y qué, pues?; acordándose él de su primera habitación


y de la ‘sabiduría’ de allí y de sus otrora correos, ¿no crees
que si bien él mismo se alegraría de su conversión, en cambio
a ellos les compadecería?
―Y tanto.
―Entonces, aunque otrora hubieran honores y alabanzas
para algunos [repartidos] entre sí, y distinciones para quien
más agudo observare lo que pasa, o para quien recordare me-
jor lo que de ello solía pasar primero, último o al mismo
tiempo, o para quien a partir de ello además adivinare, más
fehacientemente, lo que el porvenir habría de traer, ¿te parece
que él ansiosamente querría tenerlos y que podría envidiar a
los que se honoran entre ellos, así como a los allí poderosos,
o tendría experimentado lo de Homero y desearía con ardor,
«siendo un jornalero, trabajar para otro varón sin caudal»6,
por cuanto lo que en efecto debería padecer es mejor que opi-
nar aquello y vivir de aquel modo?
―Después de eso ―dijo―, yo al menos creo que sufrir
cualquier cosa sería mejor que enseñar y vivir de aquél modo.
―[Observa] también justo esta reflexión ―dije entonces
yo―: si el susodicho hubiendo bajado nuevamente hasta su
propio sitio tomare asiento, ¿acaso no tendría los ojos reple-
tos de tinieblas, habida cuenta llega súbitamente desde el sol?
―Y tanto que sí ―dijo.

FRAGMENTO IV ~ Política VII 516e (8) – 517c (6)


―Ahora bien, si él tuviere que porfiar con aquellos que
siempre han sido reclusos, discerniendo de nuevo precisa-
mente sobre las sombras aquellas ―durante lo cual seguiría
obnubilado antes de haber recobrado la vista, pues el tiempo
ese de habituación, en efecto, no sería muy breve―, ¿acaso

6
Odisea XI 489 – 490.
6 La alegoría de la caverna

no sería objeto de irrisión, y se diría de él que por haber sub-


ido a lo alto ha llegado con la vista dañada, y que no es en
absoluto conveniente probar de ir arriba? Y al que se dedicare
a liberarlos y a hacerlos subir, si por ende pudieren apresarlo
en sus manos y darle muerte, querrían matarlo7.
―Tremendamente cierto ―dijo.
―Pues bien ―decía entonces yo―, la siguiente figura-
ción, oh amigo Glaucón, debe ser aplicable por entero a lo
que se ha dicho anteriormente: mientras que el sitio por don-
de se manifiesta lo visible8 se asemeja a la morada de una
prisión, la luz del fuego que se halla en éste se asemeja a la
facultad del sol; asimismo, la subida hacia arriba y la con-
templación de las alturas es el regreso9 del alma hacia el lugar
inteligible. Admitiéndolo al menos no te privarás de mi con-
jetura, ya que deseas conocerla, aunque un dios sabe tal vez si
se tercia que [ésta] sea verdad. Así pues, lo que me parece es
lo siguiente: en lo cognoscible aparece al final la idea del
Bien, que apenas puede verse, pero una vez vista debe cole-
girse que en efecto es ésa la causa de todo lo que es recto y
bello: en lo visible engendró la luz y al señor de ésta, y en lo
inteligible ella es soberana ya que ofrece verdad e inteligen-
cia, hasta el punto que le es preciso mirarla a quien está dis-
puesto a obrar con sensatez en público o en privado.

7
Aquí Platón, mediante el personaje de Sócrates, alude a lo acontecido al
propio Sócrates con relación al tribunal que lo condenó a muerte, por lo cual
τὸν ἐπιχειροῦντα debe interpretarse como un genérico (el que se dedicare), no
como el individuo que ha ido siendo protagonista de la alegoría (si él se dedica-
re).
8
En contraposición a ‘lo inteligible’ (τὸ νοητόν), que se manifiesta fuera
del ‘sitio’ o prisión (ἕδρα-δεσμωτηρίος). Con todo, la primera comparación
confrontaría los términos ‘sitio-prisión’ y ‘luz del fuego-facultad del sol’, mien-
tras que la segunda confrontaría la ‘subida hacia arriba’ con el ‘regreso del alma
hacia el lugar de lo inteligible’.
9
O también ‘ascensión’ (ἄνοδος).
Platón 7

―Coincido contigo también yo ―dijo―, al menos del


modo que me es posible ahora.

FRAGMENTO V ~ Política VII 517c (7) – 517e


―Venga pues ―dije entonces yo―, que te coincida tam-
bién esto, y no te asombre que quienes allí fueron no anhelen
los quehaceres humanos, si bien sus almas anhelan siempre
pasar el tiempo persiguiendo las alturas: y quizá es natural
que así sea, por cuanto a su vez ello va implícito según la an-
tedicha figuración.
―En efecto, es natural ―dijo.
―¿Y qué?, pues, ¿crees que lo siguiente es algo insólito?:
si explorando desde lo divino ―dije entonces yo―, tras arri-
bar sobre lo hominal, desatinare feamente10 hasta el punto
que pareciese tremendamente risible por estar aún cegajoso,
y, enantes devenir bien habituado11 a la tiniebla que le em-
barga, fuera obligado ―en unos juzgados o en otro lugar
quizá― a contender sobre las sombras de la Justicia o sobre
estatuas de las cuales surgen las sombras, y a porfiar sobre
ello, ¿cómo en sazón12 se aguantaría eso de quien no pudo
haber visto jamás la Justedad?13

10
O bien ‘cometiere lo que es feo’, por cuanto es preciso hallar un verbo
transitivo para traducir ἀσχημονεῖ, ya que el término κακὰ en realidad es el
objeto directo, y no un adverbio, como tal vez pudiera pensarse a raíz de la tra-
ducción presentada.
11
O bien ‘enantes devenir acostumbrado asaz’.
12
La expresión ‘en sazón’ corresponde al término ποτὲ.
13
No lo ‘pudo haber visto’ porque jamás vio oportuno liberarse de las cade-
nas y subir la empinada cuesta. En efecto, aquí, Platón, por medio del Sócrates
literario, da a entender cómo el Sócrates histórico padeció durante el juicio en el
cual se le condenó, y cuán insoportable se le hizo el dirimir sobre lo justo e
injusto con quienes no tenían la vista puesta en la Justicia. Así pues, la de Sócra-
tes fue una pasión incruenta, de manera que el sacrificio que prestó al dios no
8 La alegoría de la caverna

―En modo alguno es insólito ―dijo.

fue tanto carnal como intelectual, como por ende es su propia enseñanza, la cual
subordina la carne al intelecto.
Platón 9

PLATÓ: L’AL·LEGORIA DE LA CAVERNA

FRAGMENT I ~ Política VII 514a – 515b


―Just a continuació d’això ―diguí―, figura’t la vida nos-
tra en semblant conjuntura en relació a l’educació i a la ine-
ducació. Imagina, doncs, homes com en una subterrània es-
tança caverniforme, posseint l’entrada oberta vers la llum al
llarg de tota la caverna: en ella estan des de nens, amb cade-
nes tant a les cames com al coll, de manera que ells romanen
quiets i només miren enfront ―doncs són incapaços de tom-
bar el cap amb un gir degut al lligam―; i per sobre d’ells, a la
llunyària, una llum d’un foc que crema rere d’ells; i entre el
foc i els encadenats, per sobre, un caminoi, al llarg del qual
imagina un muret adossat a la vora, tal i com les pantalles són
col·locades pels titellaires avant dels homes, per damunt les
quals mostren les titelles.
―M’ho imagino ―digué.
―Doncs ara imagina en paral·lel a aquest muret uns ho-
mes portant adés atuells de tota mena, que sobresurten del
muret, adés busts i altres tòtems petris i lignis afaiçonats tam-
bé de manera diversa; i, com és natural, de entre els que tra-
ginen uns parlen mentre que altres callen.
―Insólita imatge refereixes ―digué― i insòlits presoners.
―Iguals a nosaltres ―afirmí aleshores jo―, doncs, en
primer lloc, ¿creus que els de tal mena pogueren haver vist
―de sí mateixos o bé uns respecte d’altris― altre cosa fora
de les ombres projectades per el foc de la caverna just devers
enfront seu?
10 La alegoría de la caverna

―¿Com [podrien], doncs ―digué―, si estarien forçats de


per vida a tenir el cap ben immòbil?

FRAGMENT II ~ Política VII 515b – 516a (4)


―¿Y què [podrien haver vist] del que es tragina? ¿No
[creus] el mateix sobre això?
―En efecte, ¿què [podrien haver vist]?
―Així doncs, si estiguessin en disposició de dialogar uns
amb altris, no penses per tant que podrien ells convenir que
allò que veiessin és el real?
―Seria de necessitat.
―Aleshores, ¿què [passaria] si per cas la presó dirigís un
eco vers just enfront seu? Quan algun dels que van lliures
parlés, ¿creus que ells considerarien cosa distinta el parlat i
l’ombra que passa?
―¡Per Zeus!, almenys jo no crec [que ho consideraren co-
sa diferent] ―digué.
―Totalment cert ―afirmí aleshores jo―: els de tal mena
no podrien considerar vertader altre cosa que [no sigui] les
ombres dels atuells.
―És de força major ―digué.
Observa bé ―diguí aleshores jo―: de entre ells [hi ha] un
alliberament i una curació, tant de les cadenes com de sa ig-
norància. ¿Quina mena de cosa passaria si hom lliurement
s’apropara a ells? Quan un fos alliberat i sigués obligat a eri-
gir-se de sobte, així com a tombar el coll i a avançar i a aixe-
car la vista vers la llum ―tot això, per cert, fent-ho amb do-
lor, a més que, degut als centelleigs, no podria observar allò
del qual abans veia les ombres―, ¿què creus que ell poguera
haver dit, si hom li expliqués que mentre abans veia futilitats,
en canvi ara veuria quelcom millor, més proper a allò que és i
que, tombat cap al que existeix en major grau, miraria més
correctament? I si, a més a més, havent-li mostrat cada cosa
Platón 11

del que va lliure, preguntant-li [aquest] l’obligués a respondre


el que és, ¿no creus que ell es destrenyeria i consideraria que
el que ha vist abans és més veraç que el que ara se li mostra?
―Amb molt ―digué.
Per tant, si a més se l’obligués a mirar cap a la llum aque-
lla, el resplendor el faria patir fins al punt de fugir tombant-se
vers allò que pot observar, i de tenir això per més cert en
quant a l’existent que el que se li mostra.
―Així és ―digué.
―I si d’allí ―diguí aleshores jo― hom l’arrossegués per
la força a través d’una pujada abrupta i costeruda, i no el sol-
tés fins haver-lo tret a la llum del sol, ¿es que potser no es
doldria i s’enrabiaria essent arrossegat? I, quan arribés avant
la llum, atès un resplendor li mantindria la vista atapeïda, ni
una sola cosa podria veure del que ara se li diu és vertader.
―Doncs no podria ―digué―, almenys de sobte.

FRAGMENT III ~ Política VII 516a (5) – 516e (7)


―Precisaria molta habituació, suposo, si es disposara a
mirar allò d’amunt, en tant que si bé primer observaria molt
fàcilment les ombres ―i après d’això, en xipolls tant el rela-
tiu als homes com a les figures d’allò altri―, a continuació, el
que hi ha fora d’allí: el que hi ha en el cel i el cel mateix con-
templaria més fàcilment de nit ―albirant així tant la llum
dels astres com la de la lluna―, que durant el dia tant el sol
com [la llum] del sol.
―I ¿com no?.
―Finalment, doncs, crec que [observaria] el sol; no apa-
rences del mateix en xipolls ni en un indret estrany, sinó el
propi sol per sí mateix, en son propi àmbit, podria observar i
contemplar tal qual és.
―Sembla necessari ―digué.
12 La alegoría de la caverna

―I després d’això, col·legiria ja respecte d’ell que és


aqueix que confereix tant les estacions com els anys, ja que
tutela tot el que hi ha en l’indret visible, i que és causa de tot
allò que ells d’alguna manera veien.
―És evident ―digué― que haguera arribat a [col·legir]
això après de l’experimentat.
―¿I què, doncs?; recordant-se ell de la seva primera habi-
tació i de la ‘saviesa’ d’allí i dels seus correus14, ¿no creus
que si bé ell mateix s’alegraria de sa conversió, en canvi a ells
els planyeria?
―I tant.
―Així doncs, malgrat aleshores hi haguessin honors i llo-
ances per alguns [repartits] entre sí, i distincions per a qui
més agut observés el que passa, o per a qui recordés millor el
que d’allò solia passar primer, darrer o ensems, o per a qui a
partir d’això àdhuc endevinés, més fefaentment, allò que
l’esdevenidor hauria de dur, ¿et sembla que ell ansiosament
voldria tenir-los i que podria envejar als qui s’honoren entre
ells, així com als allí poderosos, o tindria experimentat el
d’Homer i desitjaria amb vehemència, «essent un jornaler,
treballar per un altri baró sens cabal», atès el que en efecte
hauria de patir és millor que opinar allò i viure d’aquella ma-
nera?
―Després d’això ―digué―, jo almenys crec que sofrir
qualsevol cosa seria millor que ensenyar i viure d’aquella
manera.
―[Observa] també just aquesta reflexió ―digué aleshores
jo―: si el susdit havent baixat novament fins a son propi lloc
s’assegués, ¿que potser no tindria els ulls atapeïts de boires,
atès arriba de sobte des del sol?
―I tant que sí ―digué.

14
O bé ‘companys de reclusió’.
Platón 13

FRAGMENT IV ~ Política VII 516e (8) – 517c (6)


―Ara bé, si ell tingués que porfidiejar amb aquells que
sempre han estat reclusos, discernint de nou precisament so-
bre les ombres aquelles ―durant el qual seguiria obnubilat
abans d’haver recobrat la vista, doncs el temps d’habituació,
en efecte, no seria pas breu―, ¿que potser no seria objecte
d’irrissió, i es diria d’ell que per haver pujat amunt ha arribat
amb la vista danyada, i que no es gens convenient provar
d’anar amunt? I a qui es dediqués a alliberar-los i a fer-los
pujar, si per cas pogueren apressar-lo en ses mans i donar-li
mort, voldrien occir-lo.
―Tremendament cert ―digué.
―Doncs bé ―deia aleshores jo―, la següent figuració, oh
amic Glauc, ha d’ésser aplicable per complert al que s’ha dit
anteriorment: mentre que l’indret per on es manifesta el que
és visible s’assembla a l’estança d’una presó, la llum del foc
que es troba en aquesta s’assembla a la facultat del sol; tan-
mateix, la pujada a amunt i la contemplació de les alçades és
el retorn de l’ànima devers l’indret intel·ligible. Admetent-ho
almenys no et privaràs de ma conjectura, ja que desitges co-
nèixer-la, tot i que un déu sap si potser s’escau que [aquesta]
sigui veritat. Així doncs, el que a mi em sembla és el següent:
en el cognoscible apareix al final la idea del Bé, que difícil-
ment es pot veure, però una vegada vista ha de col·legir-se
que en efecte és aqueixa la causa de tot el que és recte i bell:
en el visible engendrà la llum i al senyor d’aquesta, i en
l’intel·ligible ella és sobirana ja que ofereix veritat i in-
tel·ligència, fins al punt que li és precís mirar-la a qui està
disposat a obrar amb seny tant en públic com en privat.
―Coincideixo amb tu jo també ―digué―, almenys de la
manera que m’és possible ara.
14 La alegoría de la caverna

FRAGMENT V ~ Política VII 517c (7) – 517e


―Vinga doncs ―diguí aleshores jo―, que et coincideixi
també això, i no et sorprengui que els que allà anaren no anhe-
lin els obrars humans, si bé ses ànimes anhelen sempre discór-
rer el temps perseguint les alçades: i potser és natural que així
sia, en tant al mateix temps això va implícit segons l’avantdita
figuració.
―En efecte, és natural ―digué.

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