Por Jesús Hernández Sahagún.
Canónigo Penitenciario de la S. I. C. M.
Exorcista de la Archidiócesis de Valladolid.
Cofrade de Nuestra Señora de las Angustias.
(Artículo publicado en el Anuario de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias de VALLADOLID año 2015)
Por Jesús Hernández Sahagún.
Canónigo Penitenciario de la S. I. C. M.
Exorcista de la Archidiócesis de Valladolid.
Cofrade de Nuestra Señora de las Angustias.
(Artículo publicado en el Anuario de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias de VALLADOLID año 2015)
Por Jesús Hernández Sahagún.
Canónigo Penitenciario de la S. I. C. M.
Exorcista de la Archidiócesis de Valladolid.
Cofrade de Nuestra Señora de las Angustias.
(Artículo publicado en el Anuario de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias de VALLADOLID año 2015)
Posiblemente, si hoy se realizase una encuesta con esta pregunta
nos encontraramos con las siguientes o parecidas respuestas: - Esa afirmacin es de tiempos pasados, de personas retrgradas; hoy da las personas progresistas, que creemos en la evolucin cultural hacia das mejores, no la admitimos. - S, el demonio existe pero no acta. - El demonio existe y en l est el origen de todos los males padecidos por la persona humana en todos los niveles. Desde mi realidad de sacerdote catlico y adems exorcista de la Archidicesis de Valladolid, permtaseme, que exponga mi fe y mi experiencia no solo en la existencia de ste ngel cado sino de su accin satnica (nunca mejor empleada la palabra) tanto en las personas como en las relaciones sociales. El verdadero catlico debe creer aquello que se contiene en la Revelacin Divina expuesta por el Magisterio autntico de la Iglesia. Lo que Dios nos ha revelado lo tenemos en la Sagrada Escritura y en la Tradicin divina. 1. La Sagrada Escritura desde su primer libro, el Gnesis, hasta el ltimo, el Apocalipsis, nos hablan del diablo, Lucifer, Satans, maligno, dragn, serpiente antigua, etc. En los 45 libros del Antiguo Testamento se cita al demonio varias decenas de veces y en los 27 del Nuevo Testamento, nada menos que en 181 ocasiones; el exorcista Padre Fortea, en una conferencia para sacerdotes vallisoletanos en el ao 2011, expuso que solamente en el evangelio de San Mateo, desde el captulo 4,24 hasta el captulo 17, 14 se narran catorce pasajes de endemoniados liberados por Jesucristo. No en vano el mismo Jess quiso que en el Padre nuestro, la oracin, marco para toda oracin, su ltima peticin fuese lbranos del maligno como as aparece en el idioma arameo empleado por l mismo. 2. La Tradicin divina compuesta por hombres eminentes en santidad y doctrina de los primeros siglos de la Iglesia, llamados Santos Padres y Doctores de la Iglesia, ensea unnimemente la creencia de la existencia del diablo y sus nefastos efectos y expone los medios para atacarle o liberarse de l. 3. El Magisterio de la Iglesia, principalmente en los 21 Concilios Ecumnicos manifiesta sobre el diablo lo que Ella, como Pueblo de Dios, debe ensear a sus hijos para ser credo con la inteligencia y practicado con las obras. Hoy da el resumen de toda su doctrina lo podemos encontrar en el Catecismo de la Iglesia Catlica. Me permito transcribir los siguientes apartados como los ms importantes para tener en cuenta e intercalar algunas aclaraciones significativas:
A/ Existencia del diablo: En su nmero 391, dice as: Detrs de
la eleccin desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn 3,1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2,24). La Escritura y la Tradicin de la Iglesia ven en este ser un ngel cado, llamado Satn o diablo (cf. Jn 8,44; Ap 12,9). La Iglesia ensea que primero fue un ngel bueno, creado por Dios. ^Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali^ ("El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a s mismos malos") (Concilio de Letrn IV, ao 1215: DS, 800). El Papa Francisco, al da siguiente de su eleccin, en la Misa celebrada en la Capilla Sixtina, ante los Cardenales cit las palabras del escritor francs Len Bloy: Quien no reza al Seor, reza al diablo. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio y con bastante frecuencia menciona al maligno en sus predicaciones porque, no slo cree en su existencia, sino porque percibe, como buen cristiano, los desastres que ha producido, realizar y no dejar de fomentar a niveles personales, familiares, sociales, nacionales y mundiales. El Beato Pablo VI sufri tanto durante su servicio pastoral pontificio, sobre todo con ocasin de las divisiones y desobediencias de la nefasta interpretacin del Concilio Vaticano II, que manifest en una ocasin: Parece que el humo de Satans ha penetrado por una de las grietas de la Iglesia y en otra dijo: Lo que la Iglesia necesita con prioridad, hoy en da, es defenderse del demonio San Juan Pablo II en una de las numerosas catequesis dedicadas a la existencia de los ngeles y los demonios dijo: El mal, la incoherencia del hombre, la fractura interior de la cual es vctima, no son solamente consecuencias del pecado original, sino tambin efecto de la accin devastadora y oscura de Satans B/ Su enorme poder de hacer el mal: En su nmero 394 se afirma lo siguiente: La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien Jess llama "homicida desde el principio" (Jn 8,44) y que incluso intent apartarlo de la misin recibida del Padre (cf. Mt 4,1-11). "El Hijo de Dios se manifest para deshacer las obras del diablo" (1 Jn 3,8). La ms grave en consecuencias de estas obras ha sido la seduccin mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios En la vida del Papa Len XIII se dice que el 13 de octubre de 1884, experiment una visin horrible. Despus de celebrar la Santa Misa, en su capilla privada del Vaticano y realizando la accin de gracias, de repente se qued sumido en una realidad que solamente l vea. Su rostro, plido, tena expresin de horror y de impacto sobrehumano. Algo muy duro haba visto. De repente, se incorpor, y
se fue a su estudio privado. Inmediatamente redact su clebre
exorcismo que contiene la oracin al Arcngel San Miguel que tanto dao hace a Satans. Quienes estaban con l le siguieron y le preguntaron: Qu le sucede, Santidad? Se siente mal? El respondi: "Oh, que imgenes tan terribles se me han permitido ver y escuchar! He visto demonios, he odo sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Me ha aterrado la espeluznante voz de Satans desafiando a Dios, diciendo que l poda destruir la Iglesia y llevar todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satans ha pedido permiso a Dios para durante 100 aos poder daar al mundo como nunca antes haba podido hacerlo." Esta visin del gran Papa Len XIII no podr ser considerada, segn lo hace ms de un historiador, como la profeca de los desastres, solamente producidos por Satans, origen de todo mal, ocurridos durante el siglo XX y que perduran con ms furor en estas dos primeras dcadas del siglo XXI? Recordemos las dos terribles guerras europeas promovidas por las ideologas ateas del marxismo primero y del nazismo despus con decenas de millones de muertos y damnificados. Durante ellas fueron perseguidos, vejados y asesinados con tormentos horribles, varios millones de creyentes en Dios: judos, musulmanes y cristianos en horrorosos campos de exterminio. Y en la actualidad sufrimos las consecuencias, no menos nefastas de dos ideologas dominantes: El relativismo que destruye todo derecho dado por Dios Creador a la persona humana desde su concepcin en el seno materno hasta su muerte natural e impone que haya tantos modos ticos y morales de vivir como personas. Sus efectos son el aborto, los abusos genticos, el terrorismo, las ms de treinta guerras diseminadas por los cinco continentes, los millones de muertos por las hambrunas, las mafias de tratas de mujeres, las decenas de miles de nios soldados, las persecuciones en nombre o en contra de la religin, etc. etc.; el secularismo que considera a Dios como enemigo del hombre y, por ello, los gobernantes de los Estados se idolatran aprobando leyes que juzgando son beneficiosas para los gobernados los resultados son totalmente decadentes, retrgrados e injustos. C/ Pero tal enorme poder siempre puede ser derrotado por el infinito poder de Dios como se demostr en la vida de Jesucristo. El Catecismo en su nmero 395, ensea: Sin embargo, el poder de Satn no es infinito. No es ms que una criatura, poderosa por el hecho de ser espritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificacin del Reino de Dios. Aunque Satn acte en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su accin cause graves daos de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza fsicaen
cada hombre y en la sociedad, esta accin es permitida por la divina
Providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diablica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8,28) Los exorcistas comprobamos cmo el demonio queda derrotado en la prctica de los exorcismos. Aconsejo la lectura de los libros del exorcista de la Dicesis de Roma, P. Amorth, para cerciorarse de dos cosas: Que el demonio est sometido a Dios. Que no se le debe tener miedo siempre que se le mande que nos abandone en nombre de Dios, de la Virgen, de San Jos, (terror de los demonios, as se le invoca en sus letanas), de San Miguel Arcngel y de cualquier santo o jerarqua anglica. D/ Contra la accin demoniaca ordinaria en las tentaciones la Iglesia siempre ha recomendado la oracin frecuente, la prctica de las buenas obras, la recepcin digna de los sacramentos de la Reconciliacin o Confesin (el P. Amorth dice que es el mejor exorcismo) y la Eucarista, la devocin a la Virgen Mara, la mortificacin, el evitar las ocasiones de pecar y la ociosidad. La obra desastrosa del maligno depende de nuestra vida. A ms santidad en las personas menos triunfos desoladores del demonio. E/ Para invalidar su accin extraordinaria el Catecismo expone en el nmero 1673: Cuando la Iglesia pide pblicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustrada a su dominio, se habla de exorcismo. Jess lo practic (cf Mc 1,25-26; etc.), de l tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebracin del Bautismo. El exorcismo solemne llamado el gran exorcismo slo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demonaco gracias a la autoridad espiritual que Jess ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia mdica. Por tanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de un presencia del Maligno y no de una enfermedad (cf. CIC can. 1172)) La influencia diablica, hoy como en otros tiempos, se manifiesta principalmente, en: 1. Posesin diablica: Es la accin ms grave del demonio. Se produce cuando ste toma posesin del cuerpo de una persona, no de su alma, y la hace actuar o hablar bajo su control sin que la persona pueda resistirle (Mc 5, 1-20).
2. Vejacin diablica: Son tormentos que no
llegan hasta la posesin. Es el caso, por ejemplo, de Job que no estaba posedo sino gravemente golpeado en sus hijos, sus bienes y su salud (Job 1 y 2); o de la mujer encorvada (Luc. 13, 1-17); o del ciego de nacimiento (Mat. 12, 22). Algunas personas se ven atacadas en sus afectos, en su trabajo o su salud sin que los mdicos sepan dar razn. 3. Obsesin diablica: La persona sufre con pensamientos obsesivos, absurdos o incluso blasfemos de los que no puede de manera alguna deshacerse. Provocan en la vctima un estado de encerramiento sobre s misma y de desesperacin que puede llegar incluso hasta la tentativa de suicidio. 4. Infestacin diablica: Puede afectar a casas, objetos y animales (Mc. 5, 11-13). Las manifestaciones diablicas son utilizadas por el Seor para el bien, por ejemplo: conversiones, retorno a la oracin, a una vida de fe y a un progreso espiritual. Las causas de las posesiones diablicas y de los tormentos diablicos son muy variados. Desde la permisin divina, como en el caso de Job, hasta lo que hoy da est ocurriendo con el enfriamiento de la fe en Dios. Entonces sucede lo que el clebre filsofo converso del anglicanismo, Chesterton, afirmaba: Aquel que dice no creer en Dios, no es que no crea en nada sino que cree en cualquier cosa. Y cualquier cosa puede ser acudir, como si a Dios se recurriese, al horscopo, a los adivinos, a los brujos, a los cartomnticos, al espiritismo, a la magia o a cualquier otra forma de ocultismo, a la prctica del reiki, etc, etc. a travs de lo cual Satans perjudica enormemente. Me parece una ingenuidad, infundida por el mismo demonio, creer en l y no admitir el mal que est ocasionando en las personas y en la sociedad.
Jess Hernndez Sahagn
Cannigo Penitenciario de la S. I. C. M. Exorcista de la Archidicesis de Valladolid Cofrade de Nuestra Seora de las Angustias (Artculo publicado en el Anuario de la Ilustre Cofrada Penitencial de Nuestra Seora de las Angustias de VALLADOLID ao 2015)