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Introduccin
La necesidad de investigar la cuestin aqu planteada
surgi hace algunos aos, cuando en nuestro pas, en el
inicio de la alternancia de partidos polticos en el poder,
veamos que se cambiaba nombre a calles, plazas y otros
elementos de la conformacin urbana; tambin nos llamaba
la atencin constatar que con celo se buscaba otorgar
mayor o menor relieve a personajes del pasado o
redimensionar hechos importantes en el ayer de la nacin.
Estbamos acostumbrados a que en el trayecto educativo
habamos recibido acrticamente una visin del pasado y
que en muy raras ocasiones se nos ocurra cuestionarla;
entonces, la novedad de ver el cambio de estatuas en los
lugares pblicos, la publicacin de ttulos como La visin de
los vencidos y hasta cambios en el lbaro patrio,
progresivamente y a veces de manera imperceptible
acrecentaba nuestra curiosidad y sembraba el germen de la
duda. El mundo cambia, y tambin nuestra manera de verlo.
La visin casi monoltica del pasado se desintegraba en
varios puntos de vista. Con el desarrollo de los estudios
camos en la cuenta de que investigar la relacin entre
narracin y representacin histrica poda ofrecer alguna
respuesta, una aclaracin a nuestros desasosiegos.
En efecto, un problema para la teora histrica consiste en
saber si la narrativa es solamente una forma discursiva
asptica, neutra, que puede o no ser til en la
representacin de los acontecimientos reales (procesos) o,
en cambio, es una forma discursiva que supone una
determinada postura, principalmente epistemolgica y
ontolgica que explica la actitud poltica.
En la historiografa tradicional se ha sostenido de manera
firme que la historia consiste en un agregado de relatos de
lo que se ha vivido tanto por individuos como por