[Elogio de la vida común. La ventaja de vivir entre buenos.
Unidos para Dios. Unidos entre sí. La paz comunitaria] Jesús. Primum propter quod in unum estis congregati, ut unanimes habitetis in domo et sit vobis anima una et cor unum in Deo (ex Regula sancti patris nostri Augustini, capite 1). San Agustín, en el primero de su Regla, nos amonesta que amemos a Dios y al prójimo, primum propter quod in unum estis congregati. Y principalmente han de tener cuidado de amar a Dios y al prójimo los religiosos por cuanto viven en congregación, por que de esta manera vivan en paz y conformidad. Supuesto que Dios dio a todos con larga mano lo necesario para alcanzar la bienaventuranza y nadie se puede quejar de haberle faltado en esto, porque, usando bien de los dones naturales y enderezándolos a las virtudes, Dios no puede faltar de acudirle con los auxilios especiales y su gracia, y así la perdición del hombre no nace de parte de Dios sino de sí mismo y a sí se ha de echar la culpa (que si, como dice Lucas1, la semilla en tres partes se malogró, no estuvo la culpa en ella ni en el sembrador, sino en el ser ella ruin, pedregosa y llena de maleza; así, dijo Dios a su pueblo: Perditio tua ex te, Israel, ex me tantummodo auxilium tuum), con todo esto, aunque Dios a todos dio lo necesario para su salvación, con algunos empero usó de mayor largueza, asegurando más su bienaventuranza con extraordinarios favores, saliendo en esto del estilo común que guarda en la conversión de los pecadores, usando del auxilio superabundante que dicen los teólogos; como vemos en san Pablo, la Magdalena y Mateo, cuyas conversiones fueron como milagrosas, donde salió Dios del estilo común y ordinario que suele guardar en la conversión de los pecadores. Así que a algunos ayuda con más particulares auxilios para hacer más cierta su salvación. Estos, padres míos, somos nosotros, quien nos puso Dios en la religión como en puerto seguro sacándonos del mundo, donde nuestra salvación nos fuera más incierta. Y aunque estamos a Dios muy obligados por mil beneficios que sería largo de contar, pero particularmente lo estamos por lo que nuestro Padre dice, propter quod in unum est congregati. Porque una de las mayores ayudas para nuestra salvación es vivir en congregación entre buenos, donde éste ayuda a éste con su doctrina, y éste al otro con su aviso y consejo, y éste a aquél con su oración y buen ejemplo, como los miembros a una se conciertan y ayudan para conservar la vida del cuerpo. Y así es digno de pena el que viviendo entre buenos, donde tiene tanta ayuda de costa para su salvación, se pierde. Unde Gregorio, explicando aquellas palabras de Job: Fuit vir in terra Hus, dice que no es mucho que uno sea malo viviendo con malos, ni bueno viviendo con buenos, pero es mucho que sea malo viviendo con buenos y bueno viviendo con malos. Gran firmeza tuvo Job en la virtud, que, viviendo entre idólatras, fuit vir simplex ac rectus et timens Deum. Que viváis entre las ollas y humo y salgáis limpio, gran virtud; y gran maldad la de Judas, que viviendo en la escuela de Cristo entre buenos se condenase, no aprovechándose de la ayuda de costa que tenía del vivir y comunicar con buenos. Un ángel contó a Daniel la pelea que dos ángeles habían tenido veintiún días; y la razón de esta pelea dice san Jerónimo que fue porque el ángel que presidía al pueblo de Dios pretendía sacarle de entre los persas por que no se le pegase sus malas costumbres, y el ángel que presidía a los persas resistía su salida y porfiaba en que no había de salir, porque de la estancia del pueblo de Dios en aquel reino se les recrecía a los persas grandes bienes para sus almas y provechosos avisos. Así que gran parte del camino del cielo tiene andado el que vive entre buenos, y por eso gran merced es la que hace Dios al hombre que sacó del mundo, donde uno le aconseja la deshonestidad, otro el juego, y donde todos parece se hacen a una para echarle a perder. Bien entendía David la merced que hacía Dios al religioso en sacarle del mundo y traerle a la congregación de los religiosos, cuando decía: Ecce quam bonum et quam iucundum, habitare fratres in unum. Tiene el ecce grande énfasis, por significar que la utilidad y provecho que a uno se le recrece de vivir en una comunidad santa no se puede explicar con la lengua. Y aunque es gran bien vivir muchos juntos en un convento, de poco sirve si no se vive in unum. Y así, dice Agustín: Propter quod in unum estis congregati. —Este unum puede tener este sentido: que vivimos en la congregación para Uno, que es Dios. Sólo Dios, entre todas las cosas, est maxime unus, es principalmente uno. Porque las demás cosas de tal arte son unas, que no repugna a su naturaleza ser muchas: muchos hombres, muchos cielos, y aunque el sol es uno solo puede haber muchos soles; pero Dios, de tal modo es uno solo que no puede haber muchos Dioses. Y aun el más supremo serafín es muchos, pues está compuesto de acto y potencia, y así no es propiamente uno solo; Dios es acto indivisible, puro y simplicísimo. Pues, padres míos, la bondad de la frailía no consiste en que vivamos todos dentro de un convento y monasterio, en que recemos juntos y cantemos en el coro y comamos en un refitorio y durmamos en un dormitorio, sino en que vivamos et habitemus in unum: que vivamos en la congregación para el Uno que es Dios, y que todos sirvamos a este Uno. Los del mundo corren por eso peligro, porque viven parte para sí, parte para el mundo y parte para la carne, y lo menos para Dios. Y nosotros, como más obligados, vivimos para Dios con lengua, pensamientos y obras, todo para este maxime Uno y nada para el mundo, como lo decía la esposa: Dilectus meus mihi, et ego illi. Pues todo Él es para mí, su sangre, azotes, milagros, pasión y gloria, así yo todo para él, mis obras, palabras, pensamiento y vida. Igitur, propter quod in unum estis congregati. —Ut unanimes habitetis in domo, et sit vobis anima una et cor unum in Deo. Y lo dicho se hará bien cuando entre los religiosos hubiere paz, conformidad y hermandad: muchos cuerpos, y un alma y corazón. Unde Juan, en aquella larga oración que después de la cena hizo Cristo, entre otras cosas que pidió a su Padre, fue: Volo, Pater, sint unum sicut et nos unum sumus. Las divinas Personas tienen una deidad, una voluntad, una omnipotencia, una eternidad, un querer, un saber y una esencia, y en esto sunt unum; por que veas qué gran bien es la paz y conformidad, que es un retrato de la deidad de Dios, pues a tantos religiosos que viven en este convento nos hace unum, no por unidad de cuerpos ni de almas sino por unidad de voluntades y corazones; y esta unidad que tenemos es como un retrato de la unidad de Dios que tienen entre sí las tres divinas Personas. Esta era la conformidad y unidad que con tanto encarecimiento pedía san Pablo a los corintios que tuviesen, cuando les dijo: Fratres, gaudete, perfecti estote, exhortamini, idem sapite, pacem habete, et Deus pacis erit vobiscum. Gaudete. No quiere Dios tristes sus servidores, ni es justo lo esté el que sirve a Dios. Los pecadores estenlo, pues traen la soga arrastrando de la condenación; pero los buenos anden alegres, sus caras levantadas, pues sirven a tan buen Señor que les dará por sus servicios el cielo. Item, perfecti estote. A esto nos obliga nuestro estado y profesión. No nos hemos de contentar con ser buenos comoquiera, pero hemos de pretender la perfección. Exhortamini. Ayudémonos y animémonos en nuestros oficios. El prelado castigue, el súbdito obedezca y avise a sus prelados. Idem sapite. Todos sepamos uno, procuremos uno, deseemos uno, queramos uno, como si entre nosotros no hubiese sino un alma, un entendimiento y voluntad. Porque si el prelado quiere uno y el súbdito otro, mal se puede vivir en paz. Pacem habete, et Deus pacis erit vobiscum. «Dios de paz» le llama san Pablo a nuestro Señor, porque suya es la paz, Él la trajo del cielo. Cuando nació, le cantaron las ángeles: Gloria in excelsis Deo, et in terra pax homibus; y cuando muere la deja por herencia, por cláusula de testamento, a los suyos: Pacem relinquo vobis. Sin ésta, todo vale nada, los reinos y provincias se acaban. Sin ella, aun el reino del demonio se asuela. En Lucas 1122 dijo Cristo: Si ergo Satanas in seipsum divisus est, quomodo stabit regnum eius? Si los demonios anduvieren divididos y encontrados cuanto a lo que toca hacer mal al hombre, ¿cómo diremos que está en peligro su reino, el cual consiste en hacer a una todos los demonios mal y guerra a los hombres? Si unos demonios dijesen: «Hagamos mal a Fulano», y otros lo estorbasen: «No se le ha de hacer», su reino perecería luego. Así, también se acabaría el monasterio donde no hubiese paz y donde cada uno tirara por su parte. En el arca de Noé vivían en paz los animales, aunque eran de diferentes condiciones, porque el perro y el gato, el lobo y el toro por aquel tiempo se olvidaron de sus condiciones y se dejaron de perseguir. Así en el monasterio, los religiosos que han de vivir en paz dejen sus ruines inclinaciones y cada uno pierda un poco de su derecho, y será tan grande su conformidad que las olas infernales no los podrán empecer, y vendrán a surtir al puerto de su salvación.