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CAPÍTULO 2
Estudios: B. Halpern, The First Historians. The Hebrew Bible and History (Pennsylvania
1996), dedica cuatro capítulos al libro de los Jueces; L. R. Klein, The Triumph of Irony in the
Book of Judges, JSOTSupp Ser 68, Sheffield 1988; G. Mobley, The Empty Men. The Heroic
Tradition of Ancient Israel. Doubleday. New York 2005.
Lectura literaria: G. Andersson, The Book and Its Narratives: A Critical Examination of
Some Synchronic Studies of the Book of Judges (Örebro 2000); R. M. Polzin, Moses and the
Deuteronomist: A Literary Study of the Deuteronomic History. Part I: Deuteronomy, Joshua,
Judges. Nueva York 1980; B. G. Webb, The Book of Judges. An Integrated Reading, JSOT
Supp Ser 46, Sheffield 1987.
Lectura retórica: Robert H. O’Connell, The Rhetoric of the Book of Judges. SVT LXIII
(Leiden 1996); Yairah Amit, The Book of Judges. The Art of Editing. Biblical Interpretation
Series 38. Leiden 1999; Gregory T. K. Wong, Compositional Strategy in the Book of Judges.
An Inductive, Rhetorical Study. SVT 111 (Leiden – Boston 2006).
Lectura feminista: S. Ackerman, Warrior, Dancer, Seductress, Queen: Women in Judges and
Biblical Israel (Nueva York 1998); M. Bal, Death and Dissymmetry. The Politics of
Coherence in the Book of Judges. Univ. of Chicago Press (Chicago 1988); A. Brenner, Judges.
A Feminist Companion to the Bible, Second Series. (Sheffield 1999); C. Lanoir, Femmes
fatales, filles rebelles. Figures féminines dans le livre des Juges. Labor et Fides (Ginebra 2005).
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En líneas generales, en hebreo, los libros bíblicos toman su nombre de la primera o una
de las primeras palabras (bereshit para el Génesis; shemot para Éxodo; bammidbar para
Números), de su principal o principales protagonistas (Josué, Reyes, Job) o del autor al
que se le atribuye (Isaías, etc.). Esto no soluciona todos los problemas; por ejemplo, los
libros de Samuel no lo tienen como principal protagonista (muere en 1 Sm) ni fueron
escritos por él. En cualquier caso, parece que el libro de los Jueces, como el de Josué,
toma su nombre de los principales protagonistas. Así se lo designa en hebreo ( ~yjpv),
griego (kritai) y latín (Iudices).
2. AUTOR
El Talmud (Baba Bathra 14b) lo atribuye a Samuel, quien “escribió su propio libro,
Jueces y Rut”. Lo mismo dicen Filón, De confusione linguarum 26,1, y Orígenes. Esta
teoría carece de fundamento y fue criticada a partir de la Edad Media.
3. CONTENIDO Y DIVISIÓN
En 2,6 nos encontramos con la sorpresa de que Josué sigue vivo y despide a las
tribus. De hecho, en 2,6-10 repite en gran parte lo dicho en Jos 24,28-31, pero plantea el
problema de una generación nueva que no conoce al Señor ni lo que ha hecho por Israel.
En 2,11-18 encontramos aquí un esquema muy importante para el resto del libro:
pecado (11-13), castigo (14-15), salvación (16.18) [obstinación de Israel: 17].
2,19-3,6 carece de unidad.
1. Otniel (3,7-11)
2. Ehud (3,12-30)
3. Sangar (3,31)
4. Débora (4-5)
5. Gedeón (6-8)
Abimélec (9)
6. Tolá (10,1-2)
7. Jair (10,3-5)
8. Jefté (10,6-12,7)
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9. Ibsán (12,8-10)
10. Elón (12,11-12)
11. Abdón (12,13-15)
12. Sansón (13-16)
IV. Apéndices
4. LOS PROTAGONISTAS
ellos.
El autor final los concibe agrupados en dos grandes bloques: Israel y su dios
(Yahvé) – los enemigos y sus dioses.
En la mentalidad del autor, las relaciones deberían ser de oposición radical, que
llevase a la supresión de los enemigos y sus dioses, quedando solos:
Israel Yahvé
Israel – Cananeos
4.1. Israel 2
(al menos 56x se menciona a los laer'f.yI ynEåB.; 26x
lae(r'f.yI)
El segundo apéndice afirma que Israel ocupa el territorio desde Dan hasta
Berseba y la región de Galaad (20,1) y parece sugerir que está formado por doce tribus,
ya que el levita divide el cadáver de su mujer en doce trozos para que todo Israel
conozca la infamia cometida (19,29). Pero esta primera impresión puede ser
equivocada. De hecho, en 21,8 se usa un concepto muy amplio de tribu: se da por
supuesto que Yabés de Galaad es una de ellas.
Otros textos del libro dan por supuesto un sistema de trece tribus (desdoblando
uno de los doce hijos de Jacob, José, en sus dos descendientes: Efraín y Manasés).
En el c.1 sólo se mencionan 9: Judá, Simón, Benjamín, Efraín y Manasés (=
Casa de José), Zabulón, Aser, Neftalí y Dan. Se da por sabido que la tribu de Leví no
conquista nada, y que las tribus de Rubén, Gad (y mitad de Manasés) ya han recibido su
territorio al otro lado del Jordán. Esto demuestra que el capítulo 1 está concebido como
continuación de lo anterior (Josué), no como un comienzo absoluto. Sólo extraña la
ausencia de Isacar (que será mencionada en el Canto de Débora)3.
2 Ofrezco una sencilla visión de los datos del libro. Quien desee profundizar en tipo de sociedad,
estructura social, etc., puede consultar A. D. H. Mayes, Judges. OT Guides (Sheffield 1985), cap. 2 y 3.
Sobre las tribus cf P. Kaswalder, «Le tribù in Gdc 1,1-2,5 e in Gdc 4-5»: FrancLA 43 (1993) 89-113.
3 Algunos lo atribuyen a olvido del redactor. Según Na’aman, no se menciona a Isacar porque todas las
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El Canto de Débora (c.5) habla claramente de Israel (vv. 5.7.8.9), pero sólo
menciona a diez tribus: Efraín, Benjamín, Maquir, Zabulón, Isacar, Rubén, Galaad,
Dan, Aser, Neftalí. Podemos suponer que Maquir equivale a Manasés4, y Galaad a Gad.
Faltan entonces las tribus del Sur (Judá y Simeón) y la de Leví. Se supondría un sistema
de trece tribus, aunque este tema no parece esencial en el Canto.
Aparte de los “jueces”, el pueblo cuenta también con otras autoridades, que
reciben diversos títulos.
1) El más frecuente es el de “ancianos”. Son responsables de todo el pueblo (2,7)
o de toda la comunidad (21,16: en este caso buscan solución al problema de los
benjaminitas). Hay también ancianos responsables de un territorio (Galaad:
11,5.7.8.9.10.11).
2) El Canto de Débora no menciona a los ancianos; habla de los laer'f.yI
yqEåq.Ax (5,9.14); el verbo qqx significa “grabar”, “inscribir”; de aquí qxo,
“ley”, “disposición”. Los hoqqîm de Israel serían su “príncipes” (Block), “jefes” (BJ),
“legisladores” (Capoferri). Pero estos mehoqqîm se dan en cada tribu o segmento
(Maquir: 5,14).
ciudades de esta tribu estaban conquistadas durante la Monarquía Unida (Borders and Districts, 97).
4 Recuérdese que Maquir es hijo de Manasés (Gn 50,23; Nm 27,1; 32,39; 36,1).
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3) 5,14 cita en paralelo con los mehoqqîm de Maquir a “los que tienen el bastón
de mando en Zabulón”). En esta línea podríamos poner también a los pera‘ôt, roznîm y
’addirîm.
4) En 20,2, quienes toman las decisiones son los ~['h'-lK' tANæPi. Pinnah
significa “ángulo”, y se aplica metafóricamente a las personas importantes, los jefes (1
Sm 14,38; en Is 19,13 aparece en paralelo con rf).
Sin embargo, en la tradición de la tribu de Dan no se mencionan autoridades; la
decisión de enviar exploradores al norte la toman todos los danitas (18,2).
4.2. Yahvé
Dios es el mismo en todos los libros bíblicos. Pero cada uno de ellos lo presenta
de manera peculiar: Jos como el Dios fiel, que cumple su promesa de entregar la tierra;
1 Sm como el Dios que se preocupa por los pequeños (la estéril Ana, David). ¿Cómo
aparece Dios en el libro de los Jueces?
Acciones contrarias
Algo típico del libro de los Jueces es la frecuente referencia al espíritu del Señor,
mencionado en relación con Otniel (3,10), Gedeón (6,34), Jefté (11,29) y Sansón
(13,25; 14,6.19; 15,14). Sin embargo, no se lo menciona en relación con Débora,
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5 A propósito de los distintos pueblos conviene recordar unas palabras de Martín Noth., El mundo del
Antiguo Testamento, 93s.:“En el Antiguo Testamento, el estrato yahvista (J) del Pentateuco los llama [a
los habitantes preisraelitas] simplemente «cananeos», sin que pretenda describirlos como una unidad
étnica (...) Por otra parte, en el Antiguo Testamento ―por ejemplo, en el documento elohísta (E) del
Pentateuco― se agrupa a la población preisraelita bajo el nombre de «amorreos». Probablemente esta
denominación enlaza con la frecuente designación acádica del «oeste» como «país de Amurru». El que
habitaba al «oeste» era, pues, simplemente «amorreo»; quizá los mismos siropalestinos se presentaran en
Mesopotamia como «occidentales» («amorreos»). Algo similar podría decirse de la aplicación ocasional
de «hitita» a la población preisraelita (así, por ejemplo, en los textos P del Pentateuco: Gn 23,3ss; 26,34;
27,46; 49,29s, etc.); también este término es de origen mesopotámico y se remonta a la designación asiria
de Siria y Palestina como «país de Hatti», debido a la existencia de los pequeños Estados «neohititas» del
norte de Siria, con quienes se encontraron por primera vez los asirios en su avance hacia Siria-Palestina.
Sin embargo, el mismo Antiguo Testamento indica a veces la variedad de la población
preisraelita, especialmente cuando propone la serie de los siete nombres tradicionales (incluyendo los tres
ya mencionados) de los pueblos del país, que aparece frecuentemente, si bien no siempre completa ni en
el mismo orden. Es imposible saber ya lo que estos nombres (fuera de los tres tratados) indican ni
determinar la relación que unía a estos pueblos; sólo de los jebuseos declara repetidas veces el Antiguo
Testamento que eran habitantes de la Ciudad-Estado de Jerusalén (2 Sm 5,6 etc.). Pero la misma cantidad
de nombres ilustra de modo excelente la variedad y heterogeneidad de la población preisraelita de
Palestina”.
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Lo importante en la dinámica del libro es que Israel sólo ve como enemigos a los
del grupo 3, cuando los verdaderos enemigos son los del grupo 1, con los que, sin
embargo, convive tranquilamente.
Para una descripción más detallada de cada pueblo me remito a los diccionarios,
especialmente al Anchor Bible Dictionary (ABD).
Para Israel representan un gran atractivo, para Dios son los grandes enemigos. A
veces se alude a ellos como “sus dioses” (~h,yhel{åae: 2,3), “otros dioses” (~yrIxea]
~yhiäl{a/: 2,12.17.19; 10,13), los “dioses de los pueblos de alrededor”
(~h,yteAbåybis. rv,a] ~yMi[;h'( yheÛl{ae: 2,12).
La lista más completa la tenemos en 10,6, que consta de siete miembros
(equivalentes a la lista de siete pueblos): los Baales, las Astartés, los dioses de los
arameos, de los sidonios, los moabitas, los amonitas y los filisteos.
Baal o los Baales aparecen con mucha frecuencia (2,11.13; 3,7; 6,25.28.30; 8,33;
9,2s.6.18.20.23.39.46.51; 10,6.10; 19,22s; 20,5). Si se usa como título de un dios
equivale a “señor”, “dueño”. Generalmente se refiere al dios cananeo de la tormenta,
conocido como Balu o Hadad, hijo de Ilu y Asherá, uno de los principales dioses de la
mitología cananea. El plural “Baales” no se refiere a una pluralidad de dioses sino a las
numerosas manifestaciones del mismo dios.
Astarté, esposa de Baal, es la diosa del amor y de la guerra (2,13; 10,6). El plural
no se refiere a pluralidad de diosas sino a diversas manifestaciones de la misma.
Asherá puede ser el “árbol sagrado” al que se da culto y que la religión yahvista
manda cortar y destruir (p. ej., Éx 34,13; Dt 7,5). Sin embargo, en 3,7, al lado de los
Baales, las Asherás, parecen referirse a la esposa de Ilu, el dios supremo, y madre de
setenta dioses. Su atractivo para la piedad popular israelita se advierte en las
inscripciones que hablan de Yahvé y su Asherá. La de Kuntillet ‘Ajrud dice: brkt. ’tkm.
lyhwh. šmrn. wl’šrth (“os he bendecido por Yahvé de Samaría y su Asherá”).
Los dioses de los arameos no aparecen en ningún otro lugar.
De los dioses de los sidonios sólo se menciona a Astarté (en 1 Re 11,5.33; 2 Re
23,13).
Dioses de los moabitas: Quemos (1 Re 11,33 y 2 Re 23,13).
Dioses de los amonitas: Milcón (1 Re 11,5.33; 2 Re 23,13).
Dioses de los filisteos: Dagón (1 Sm 5,1-7).
6 Grether, O., «Die Bezeichnung Richter für die charismatischen Helden der vorstaatlichen
Zeit»: ZAW 57, 1939, 110-121; Ishida, T., «The Leaders of the Tribale League ‘Israel ' in the Pre-
Monarchic Period»: RB 80, 1973, 514-30; Lemche, N. P., «The Judges»: BN 20, 1983, 47-55; Martin, J.
D., «The Office of Judge in Pre-Monarchic Israel»: GlasgOrTr 26, 1979, 64-79; McKenzie, D. A., «The
Judge of Israel»: VT 17, 1967, 118-121; Niehr, H., Herrschen und Richten. Die Wurzel špt im Alten
Orient und im AT (FzB 54) 1986; Íd., jpv, in ThWAT VIII (Stuttgart 1995) 408-428, con abundante
bibliografia; Rösel, H. N., «Die "Richter Israels": Rückblick und neuer Ansatz»: BZ 25, 1981, 180-203;
Schunck, K. - D., «Die Richter Israels und ihr ‚Amt‘»: SVT 15 (Leiden 1966) 252-262 [= Altes
Testament und Heiliges Land. Band I. BEATAJ 17 (Frankfort 1989) 77-87]; Íd., «Falsche Richter im
Richterbuch», in R. Liwak ed altri (eds.), Prophetie und geschichtliche Wirklichkeit im alten Israel
(Stuttgart 1991) 364-370; Thompson, H. C., «Shophet and Mishpat in the Book of Judges»: Transactions
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Los últimos en aparecer son los protagonistas más famosos, a los que se dedica
la mayor parte del relato. Si no existiese la segunda introducción (2,6-3,6), sino sólo la
colección de sus hazañas, los habríamos imaginado fácilmente como una serie de héroes
que salva al pueblo en los momentos de peligro. Podríamos darles el título de
“salvador” ([;yvi²Am) y designar su función con el verbo “salvar” ( [vy). Pero esta
tendencia espontánea habría que matizarla:1) El título de “salvador” sólo se da a Otniel
(3,9) y a Ehud (3,15); 2) el verbo “salvar” sólo se aplica a Sangar (3,31), Gedeón (6,14),
Tolá (10,1) y Sansón (13,5); 3) de cinco protagonistas (Tolá, Yair, Ibsán, Elón y Abdón)
no se cuenta ninguna acción militar; 4) habría que excluir a Abimélec, que sólo trae
desgracias.
El autor de la segunda introducción se orienta por otra línea: los presenta a todos
con el título de shophtîm. Este título no volvemos a encontrarlo cuando se cuenta la
historia de cada juez, pero su actividad se sintetiza con el verbo jpv en nueve de los
doce casos: Otniel (3,10), Débora (4,4), Tolá (10,2), Yair (10,3), Jefté (12,7), Ibsán
(12,8.9), Elón (12,11), Abdón (12,13.14) y Sansón (15,20; 16,31). Los únicos a los que
no se atribuye esa función son Ehud, Sangar y Gedeón.
OTNIEL X X
EHUD X
SHANGAR X
DÉBORA X
GEDEÓN X
TOLA X X
YAIR X
JEFTÉ X
IBSÁN X
ELÓN X
ABDÓN X
SANSÓN X X
En resumen, los únicos que cumplen la doble función de “salvar” y jpv son
Otniel, Tolá y Sansón. Lo cual resulta algo extraño y, al mismo tiempo, demuestra que
no se ha aplicado un esquema rígido a la presentación de estos personajes.
of the Glasgow University Orientale Society 19, 1961-62, 74-85; Weisman, Z., «Charismatic Leader in
the Era of the Judges»: ZAW 89 (1977) 399-411.
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ayhi²), y luego queda claro que se trataba de una auténtica función judicial: “Se sentaba
bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la serranía de Efraín, y los israelitas
acudían a ella para que decidiera sus asuntos” (4,5). Muchos interpretan en el
mismo sentido lo que se dice de los jueces menores. En ellos, la acción de “juzgar” se
vincula a un cierto número de años: Tola, 23; Yair, 22; Jefté, 6; Ibsán, 7; Elón, 10;
Abdón, 8.
Niehr, que ha dedicado el estudio más amplio a este verbo, admite un amplio
margen de sentido, desde “gobernar” hasta “juzgar”. Pero el más antiguo se refiere al
ejercicio de la autoridad: “gobernar”, “dominar”, “regir”. Por ejemplo, en el ámbito
fenicio-púnico, el sufete designa la instancia suprema del poder en Cartago. Según
Niehr, este sentido tendría jpv en 10,2.3 y 12,7-15: los “jueces menores” serían
dirigentes o gobernantes del pueblo. Y lo mismo es válido para los textos que dependen
de estas listas: Jue 3,10; 4,4; 15,20; 16,31; 1 Sm 4,18; 7,15; 2 Re 23,22; Rut 1,1.
La misión religiosa
Según este v., la misión de los jueces tiene mucho que ver con lo religioso: el
pueblo debe escucharlos y obedecerles, manteniéndose alejado de la idolatría. En el
paralelismo de la frase, “escuchar/obedecer” a los jueces equivale a “escuchar
/obedecer” el mandato de Dios. La misión religiosa también queda clara en 2,19:
frase “Samuel juzgó a los israelitas en Mispá” (v.7) cierra todo un episodio en el que el
pueblo reconoce su pecado (hw"+hyl; Wnaj'Þx').
En resumen, se puede discutir si los “jueces” llevaban a cabo una misión sólo
político-militar-administrativa, una función judicial, o ambas cosas. Lo que no admite
duda es que, para el último redactor del libro, cumplían también una función religiosa, y
que ésa era la más importante7.
7 Esta misión religiosa la proponía Noth para los jueces menores, a los que consideraba proclamadores e
intérpretes de la ley divina anfictiónica (cosa que es pura hipótesis). Mullen también subraya la misión
religiosa de los Jueces: “The choice of the title ‘judge’ for this personage was influenced by theological
considerations: the existence of the ‘judge’ served as an indictment of Israel’s unfaithfulness to the
deuteronomic law and as a testimony to Yahweh's mercy upon his sinful people. The obvious distinctions
between the literary presentation of the ‘major’ judges and the ‘minor’ judges (. . .) reflect only a
difference in literary purpose and not a difference in office”.
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Localización geográfica
Otniel (Judá)
Ehud Benjamín
Sangar -
Débora Efraín Ramá-Betel
Gedeón Manasés Ofrá
Abimélec (Manasés) Siquem
Tolá Isacar Shamir (Efraim)
Yair Galaad (Qamón)
Jefté Galaad
Ibsán (¿Zabulón?) Belén
Elón Zabulón Ayalón
Abdón Piratón (Efraim)
Sansón Dan Sefela
Eclo 46,13-15 hace un gran elogio de ellos: “También los jueces, cada uno por
su nombre, aquellos cuyo corazón no se dejó corromper y que no se alejaron del
Señor…” Sin embargo, la lectura del libro enseña, más bien, que Dios salva con lo que
muchos israelitas consideraban pequeño, débil o despreciable. Débora es una mujer;
Gedeón, el más pequeño de una familia sin importancia (6,15), indeciso y miedoso;
Jefté, hijo de una prostituta; Sansón, hijo de madre estéril y padre tonto 9. El único
personaje sin fallo alguno, Abimélec, es puro causante de desgracias, y también el único
8 Jue 10,8 relaciona a Ibsán con Belén. Probablemente se trata de Belén de Zabulón (Jos 19,15), no de la
Belén de Judá. Así Moore.
9 Omito el caso de Ehud porque parece más difícil de valorar. Muchos piensan que estaba “impedido de
la mano derecha”. En tal caso, confirmaría la idea de que Dios salva con lo débil. Pero Halpern, tras
detenido análisis del término, lo interpreta como “persona entrenada a usar la mano izquierda”, igual que
otros benjaminitas, y esto lo convertía en un guerrero especialmente valorado. Cf. B. Halpern, The First
Historians, 40-43.
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