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subyacente de esta
situacin, o, por decirlo as, su lema, es:
Tengo que reprimir mi hostilidad
porque te necesito.
El miedo puede ser provocado directamente
por amenazas, prohibiciones
y castigos o por accesos de ira y escenas
violentas presenciadas
por el nio; pero tambin puede responder a
intimidaciones
indirectas, como la de amenazar al nio con
los mayores peligros de la
vida, con microbios, tranvas, gente extraa,
nios malos, subirlo a un
rbol, etc. Cuanto ms tmido sea el nio,
tanto menos se atrever a
mostrar o inclusive a sentir hostilidad,
situacin cuyo lema es: Debo
reprimir mi hostilidad porque te tengo
miedo.
Tambin el amor es una de las razones que
llevan a reprimir la
hostilidad. Faltando el verdadero cario, los
padres suelen reemplazarlo
con veborrgicas protestas de cunto aman
al nio y a qu punto
sacrificaran por l hasta la ltima gota de
su sangre. Particularmente si
se lo intimida en otros sentidos, el nio
puede aferrarse a estos
sucedneos del autntico amor, temeroso
de manifestar su rebelda por
miedo a perder la recompensa de su
docilidad. En semejantes
situaciones, el lema fundamental sera:
Tengo que reprimir mi hostilidad
por miedo a perder tu amor.
Hasta ahora hemos considerado los casos
en que el nio reprime su
hostilidad contra los padres por miedo de
que la ms mnima expresin
malograr las relaciones con stos. Al
proceder as, le impulsa el mero
temor de que estos poderosos gigantes lo
abandonen, le priven de su
reconfortante benevolencia o aun se
vuelvan contra l. Adems, en
nuestras condiciones de cultura el nio de
ordinario es obligado
sentirse culpable por cualquier sentimiento
o evidencia de hostilidad u
oposicin, es decir, se le hace sentirse
indigno o despreciable ante s
mismo si se aventura a expresar o sentir
.algn resentimiento contra los
padres o a trasgredir las reglas establecidas
por ellos. Estos dos motivos
de los sentimientos de culpabilidad se
encuentran ntimamente
relacionados entre s. Cuanto ms se haya