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DECLARACIÓN PÚBLICA

Organización Chilena de Estudiantes de Psicología, OCEP


Zonal Santiago

El motivo de esta declaración es manifestar nuestro rechazo frente a las prácticas en las cuales han incurrido el
Gobierno, los medios de comunicación masivos, los empresarios y los discursos patologizadores emitidos por
instituciones de la psiquiatría y la psicología.
Nuevamente estos organismos han juzgado y estigmatizado a las clases populares tachándolas de pueblos
enfermizos, descontrolados, ignorantes, primitivos e irracionales. Esto acontece mediante la descalificación del miedo
legítimo, movilizado por la catástrofe, tratándolo de histeria colectiva o emociones exageradas, así como la necesidad
de organizarnos en nuestros barrios, poblaciones y universidades como una "psicosis colectiva".
Cuando hablamos de deslegitimación nos referimos a que los diferentes discursos masificados han patologizado,
psicologizado e individualizado las decisiones y acciones de las personas. Los medios de comunicación se han
encargado, en conjunto con representantes del gobierno y de instituciones de la psiquiatría y psicología, de construir
un discurso que distorsiona el trabajo que se ha realizado en las comunidades. En estos días, a través de entrevistas y
enlaces a profesionales de la salud mental o a autoridades políticas y de carabineros, hemos presenciado un
ocultamiento de las formas de organización comunitaria, como lo son: Guardias civiles, comedores populares,
reuniones recreativas para niños, niñas y adultos, propuestas y demandas desde las juntas de vecinos, entre otras.
Como OCEP afirmamos que estas prácticas son legítimas, dignas y necesarias para responder frente al desastre.
Las autoridades omiten y son cómplices de la negligencia de los medios de comunicación, así como de las
irresponsabilidades de los gobiernos y partidos políticos frente a las desigualdades e injusticias sociales que
caracterizan a nuestra nación desde antes del terremoto. Quienes encubren o defienden estas negligencias evidencian
los mecanismos de coacción con los que operan estos organismos.
El terremoto del pasado 27 de febrero afectó mayoritariamente a los compatriotas que se encuentran en posición
de vulnerabilidad económica y social. Esto que acabamos de mencionar es la muestra concreta y explícita de lo
desigual e injusto que es nuestro país producto de un modelo económico-social neoliberal, que se ha encargado de
privatizar los servicios básicos de la población y de fragmentar las persistentes organizaciones sociales. Consideramos
crucial asumir como organizaciones y ciudadanos nuestra responsabilidad al respecto, en un contexto social donde la
vulnerabilidad económica es un factor de riesgo psicosocial para la población.
En el marco de las medidas que estos organismos han tomado para resguardar el orden ciudadano,
identificamos dos movimientos que describimos a continuación: el primero consiste en dividir, en este caso, con un
discurso moralizador, que promueve el temor al otro, la desconfianza, la incertidumbre y la persecución. Esto tiene
como consecuencia marginalizar y descalificar las acciones surgidas en las organizaciones sociales. Este primer
movimiento es ejecutado cuando el asistencialismo emerge como la única posibilidad de respuesta que levantan estos
organismos. Es decir, con el asistencialismo las organizaciones sociales son invadidas por elementos ajenos que
reproducen rencillas propias de una sociedad que se erige bajo un modelo económico neoliberal. El segundo
movimiento consiste en controlar y descalificar a las organizaciones sociales, lo que normalmente se hace
concentrando todo el poder del país en un grupo de individuos. En relación con ello, en Chile la constitución señala que
el Presidente de la República puede declarar Estado de Excepción en periodos de catástrofes nacionales. Este
movimiento entonces, comienza con la declaración de Estado de Excepción y tiene el objetivo de traspasar la frontera
del autogobierno ciudadano, es decir, el Estado somete la sobrevivencia de las personas a su acción y delega la vida
de los ciudadanos en el poder militar y policial. En conclusión, el segundo mecanismo necesita suspender los derechos
individuales o civiles para poder ejercer libremente la violencia necesaria para doblegar a la población. Por su parte, el
actual presidente de la República, Sebastián Piñera, extendió el Estado de Excepción a la VI región del país.
En un Estado de Excepción se suspenden los derechos y garantías constitucionales de las personas,
entregando el control y orden de las localidades a las Fuerzas Armadas. Algunos de los artículos de esa ley disponen
lo siguiente en desmedro de las organizaciones sociales: Artículo 43 inciso 3º: “Por la declaración del estado de
catástrofe, el Presidente de la República podrá restringir las libertades de locomoción y de reunión. Podrá, asimismo,
disponer requisiciones de bienes, establecer limitaciones al ejercicio del derecho de propiedad y adoptar todas las
medidas extraordinarias de carácter administrativo que sean necesarias para el pronto restablecimiento de la
normalidad en la zona afectada”; “4) Establecer condiciones para la celebración de reuniones en lugares de uso
público”.
Como sosteníamos antes, la declaración de esta ley, impide que las personas se reúnan y organicen en vistas
de crear y desarrollar acciones autónomas y coordinadas para superar las consecuencias del terremoto, sin considerar
que son las propias comunidades las que más saben de las necesidades de su propia población.
Los mecanismos utilizados por el Gobierno, los medios de comunicación, los empresarios, partidos políticos y
otras entidades han instalado un autoritarismo en el horizonte democrático de la sociedad civil. Este autoritarismo debe
ser criticado y terminado a la brevedad. No es aceptable que estos organismos impidan la operación espontánea y
organizada de la sociedad. Como OCEP rechazamos categóricamente toda práctica autoritaria o represiva ejercida
contra la organización ciudadana, con la excusa de defender la seguridad nacional. Sostenemos que estas prácticas
extraordinarias omiten y, peor aun, confunden a las personas creando la convicción de que es el terremoto el que
gatilló los problemas que actualmente tenemos y observamos. Se oculta concientemente que los problemas de salud,
educación, inseguridad, pobreza, injusticia, miedo, trabajo, deudas, hambre, frío y futuro es consecuencia fundamental
de las políticas que nosotros mismos hemos realizado desde hace mas de tres décadas, y que seguirán persistiendo,
mientras sigan gobernando los partidos y representantes políticos que hoy y mañana nos presidirán.
La Organización Chilena de Estudiantes de Psicología llama a las comunidades y a los estudiantes a ascender a
las personas, a promover la organización, a levantar las demandas y defensas colectivas desde los vecinos, a asistir
ampliando el campo profesional, vale decir, no reducir nuestra acción a nuestro campo disciplinar, sino que abrir
nuestro trabajo considerando las demandas comunales: Nuestro trabajo no sólo puede ser intervención en crisis o
contener ataques de pánico, cuestión que, por cierto es necesaria en momentos de urgencia, sino que, nuestro
horizonte debe ser superponer la legitimidad y la dignidad de las personas con sus propias formas de salud social y
lucha por una vida mejor.

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