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Foto EL VOCERO/Archivo
Una vez más la Universidad de Puerto Rico es objeto de
debate público, en esta ocasión la fragilidad de su situación
presupuestaria es el tema que se discute sobre el principal
centro docente del País. Como en ocasiones anteriores, de
inmediato surgen las amenazas de paros y huelga que
ubican al sistema en una posición de susceptibilidad.
Una situación fiscal que se conocía desde, al menos hace un año, y ante la cual ninguno de los componentes
de la comunidad universitaria propuso alternativas creativas para mantener las operaciones optimas del
sistema universitario. Ahora, llega un nuevo presidente a la Universidad de Puerto Rico, el doctor José Ramón
de la Torre, y diversos sectores intentan adscribirle la responsabilidad en el multimillonario déficit de la
institución. Peor aún, del saque surgen múltiples ataques a posibles alternativas preliminares para atender las
necesidades fiscales del sistema sin afectar los estándares de calidad que ubican a la Universidad de Puerto Rico
entre las mejores de Latinoamérica, y en algunos de sus programas, entre las mejores del mundo.
En ocasiones anteriores, hemos sido enfáticos sobre la necesidad de alejar a la Universidad de los pulseos
políticos y debates estériles que nos agobian como sociedad. Así mismo, hemos recalcado en la importancia
de garantizar los recursos necesarios a la Universidad, pues no se trata de gastos, sino de inversión en una
educación de alta calidad que garantice el capital humano necesario para un desarrollo económico de cara
al futuro.
Mantener a la Universidad de Puerto Rico en un sitial de prestigio y de alta calidad requerirá que todos los
sectores de la comunidad universitaria pongan de su parte, se abran al diálogo sereno y evalúen seriamente
distintas alternativas. Es momento de proveer el espacio necesario al nuevo Presidente para trabajar en sus
propuestas ante la crisis fiscal del sistema. Atacarlo a tan sólo semanas de su llegada a la Universidad solamente
empeorará la situación y el ambiente universitario. Hablar de huelgas y paros en estos momentos no aporta
nada a la búsqueda de soluciones. Es momento de retomar el diálogo y que la comunidad universitaria ponga
a la Universidad por encima de cualquier interés particular. La Universidad de Puerto Rico es una institución
centenaria que tiene la fuerza y el talento para salir adelante en momentos de grandes retos.