You are on page 1of 76

J05E ENRIQUE SRICEÑO SERRU

PERU: HORA FATAL

LA PESTE
LOS CUERVOS
Y LOS
SEPULTUREROS

IEJ
EDINCUR
~.1991
[]

[]

La peste, los cuervos y los sepultureros

El Fondo Monetario Internacional, los patrones y los lacayos

EDICIONES INTERCUL TURALES


BUENOS AIRES - LIMA - MEXICO - MADRID· MILAN
EDICIONES INTERCULTURALES
EDINCUR
A los millones de niños peruanos
víctimas de las demenciales me·
didas; de "Ajuste" paridas por los
ciervos peruanos del F. M ./.
Cuando en 1986 apareció publicado en el Diario HOY
(entonces flamante órgano de prensa con ribetes de inde~
pendeTlcia. sucesivamente contradicha por su abierta aJhe~
sión a un movimiento político de cuyo "líder" hizo un dios
de egocentrismo) un artículo mío en tres partes, intitulado
"Los Defignios del Fondo Monetario Intern.:1cional". sin el
mínimo alarde de profetas. expusimos las consecuencias ,que
un avasaUamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI)
traía para las economías· y la supervivencia m'isma de los
países del llamado Tercer Mundo. en particular para aque~
110sque como en el caso del Perú, habían p3.sado a niveles
extremos de pobreza.

Inrfependientemente de que dicho artículo hubiese sido


tomado mínimamente en consideración por la~j "iluminadas"
fuerzas políticas de entonces. en los primeros años de la
gestlón política del APRA se evitó caer en el error de apli~
cal' las conocidísimas medidas del FMI al fin de obtener
ilusorias ronquistas (manoseado esloflan de "l'einserción del
país en el sistema financiero internacional"). Sin embargo
las mcansables fuerzas ocultas de la derecha, haciendo gala
del más deplorable "analfabetismo económico" se fueron
encargando de roer la aparente firmeza de esta conducta
política nacional. Ello, unido a la ceguera de ese ídolo de
la edad de bronce que representaba el entonces Presidente
de la República, hizo que. en absoluta contradicción con los
dogmas y lemas políticos de este último vociferados en todos
los rincones del país, el Perú se fuera acercando al FMI en
idéntica forma a la de un perro que se arrastra hacia a su
amo después de haber recibido una dura reprimenda.
Desprestigiada la dirigenda aprista en su primera
gestión absoluta del poder. el pueblo. o lo que quedaba de
su fe. vio f'xtinguirse la última tenue llama de su esperanza.
No quedaban pues partidos por probar: todos los de derech:l
habían contribuido decididamente a la ruina del país; la iz~
quierda tradicional, perennemente en lucha por mezquinos y
v~:males Lontrastes de una dirigencia corrupta se vio fácil~
mente crrasada por los falsos vientos de "renovación" de
los países del Este. que cedían al largo como cruento ase~
dio de cuarenta años del capitalismo occidental. En esa
hora fatal. al chasqui peruano se le iba apagando la antorcha
y apenas alcanzaba a vislumbrar dos caminos abruptos: a la
izquierda las luchas intestinas del poder que descuidaban
las 1t1asas y a la derecha los sempiterno s patrones del Perú
que pretenrlían halagar a las muchedumbres con sueños y
juegos quirománticos de fnntasía. En este cruce fatal se apa~
9a la antorcha del chasqui que, desconcertado, no ve más
que tinieblas. En esta hora maldita se escucha el galopar
de un jinete y el iluso chasqui cree ver entre los dos caminos
antes anotados un lejano relampagueo producido por las co~
(es de un desconocido como obscuro personaje. la enésima
ilusión: la salvación podría venir del Extremo Oriente. de la
promesa salvadora de un hijo de inmigrante~ japoneses. in~
fatuado de la cultura oriental pero con un español suficiente
como para deslumbrar y confundir al sorprendido chasqui.

Surge así a la palestra el bucanero de la política perua~


na que en un acto de oportunismo político sin precedentes
"despoja" de las riendas de la política a los vetustos des~
cenrliente!' de España. primeros corsarios de América. y a
las arribistas criollos de la política en eterno conflicto exis~
tencial entre sus gotas "indias" que les hacen avergonzarse
dd desprt'cio por sus hermanos. y las gota3 españolas que
se resisten a la humillación de que se sienten objeto por los
descendientes de sangre española (¿pero existen éstos aún
puros?). Ese bucanero de la política peruana. "chinito" de
ojos tristes y perversos. se alza así en la estrella redentora
de las grandes masas de desposeídos. De este fenómeno
demencia!. explicable sólo en un enfermo crónico como el
Perú, trata el capítulo nI de este ensayo.

El único punto .que interesa remarcar de esta alucinante


realidad es que este improvisado de la política {¡pero cuantos
políticos en el Perú no son improvisados?) no lo era tanto
en el arte de embaucar, pues había comprendido, no queda
más, que para ser político basta inventar, prometer cosas
imposibles porque, después de todo, el pueblo a este punto ha
perdido su capacidad de discernir. De este modo convirtió
en su cabano de batalla la oposición a cualquier ajuste eco-
nómico (o "paquetazos" como en jerga criolla se les dis-
tingue) .

Obtenido el poder con la ayuda de otros piratas y des-


pués de ena sufrida "segunda vuelta", el bu canero de la
política se olvida de los pobres a los que prometió todo, y
a los pocos días de su "entronización" arroja en el estómago
de los peruanos que lo eligieron (pero también en el de los
que no lo votaron) un mar de acero hirviente representado
por el mas criminal prGgrama de ajuste económico que la
historia c1e los pueblos recuerde, abofeteando así el dema-
crado rostro de quienes pusieron en sus manos la última
semilla de sus esperanzas. La vergüenza hizo que este ad-
venedizo "político" se escondiera a las masas por semanas
enteras. masas a las que no les faltaba razón al8'una cuando en
los día[, subsiguientes al traidor anuncio desfilaban in-
dignada~ nlrededor del palacio de gobierno con carteles que
decían "?ujimori, devuélvenos el voto". ¿Qué pecado ha
cometido el Perú para merecerse estos verdugos? Pasar del
insaciable blanco español ti través de innumerables invasores
al feroz samurai amarillo, no ha cambiado para nada su
suerte. o más bien la ha empeorado por la inercia de las co-
sas. De las nefastas consecuencias de esta sunúsión al Fon-
do Monetario Internacional es que trata el capítulo IV de
este ensayo. El capítulo cuarto tiene sin embargo una breve
peripecia: creyendo confiarlo a un diario independiente,
en Octubre de 1990 lo envié a "La República", cuya sección
editorial. a pesar de haber acogido hace varios años algunas
colaboraciones mías. no se dignó ni siquiera contestarme.
danoo m'lestras de su absoluta falta de educación y del des~
conocimiento de las más elementales normas de cortesía que
en el ámbito de las "relaciones públicas" una empresa debe~
ría respf>tar siempre. Interpelado sucesivamente el jefe de
dicha página editorial se justificó alegando la dema~
srada extensión del artículo. como si las ideas fueran más
valiosas y ciertas cuando más cortas y breves se presentan.

El acomodo de los órganos de prensa a ciertas tenden~


das, el sectarismo pseudo ideológico de sus propietarios o
d ¡rectores en líneas generales, hace que los escritos de los
pe!lsadores libres deban sufrir una dura censura antes de re~
cibir la grada de su publicación. la cual se da sólo en dos
casos: o cuando son estrictamente técnicos o anod~os. o
cuando se identifican cien por ciento con léi curriente o ten~
dencia política de sus propietarios.

La cultura, ese gran espejismo latinoamericano, debe


ser popubr (y con este término se entiende: abierta a, o dis~
ponible para todos). Las ideas deben correr libremente.
desprovistas de sofismas y de innecesarias groserías; el diá~
10go cultural debe ser alturado, democrático (esto es. libre
de tiranuelos y de odiosos embaucadores). i.Qué diario pe~
ruano ti(>ne estas características? Si existe, (>8 entonces un
puntal para la tan ansiada liberación del hombre latinoame-
rica~o que, contrariamente a lo que sostienen los aburgue~
sados profesores de la escuela oficiaL es aún prisionero de
un pasado tempestuoso de falsos valores que lo aplastan
contra un presente de perniciosos dogmas. el primero de los
cuales, que "somos libres políticamente". Falsa "verdad"
porque el peruano como el colombiano o el argentino o cual~
quier otro latinoamericano, no ha obtenido aún la libertad
política, y mucho menos la económica y cultural.

Estas consideraciones explican someramente las moti~


vaciones de este opúsculo, que no pretende "dar la luz" a los
peruanos sino formar una simple chispa de esa luz negada
por los agoreros de la muerte de la cultura y del hombre la-
tinoam.ericano.
El pUE'blo latinoamericano debiera contar con órganos
de prensa libres; en cada país debiera alzarse por lo menos
un diario, (' una revista que, dirigida por gente no compro-
metida con los tradicionales grupos de poder, reflejara el
pensamiento libre del hombre latinoamericano, analizara los
problemas comunes al desarrollo, denunciara a los sofistas
y verdugos de la cultura y propusiera fórmulds de solución,
todo ello en pro de la liberación total del hombre latinoame-
ricano.

Nos falta pues un verdadero IDEARIO LATINOAME-


RICANO, que sin abjurar de las raíces profundas de las
culturas naTivas, esté abierto a todos los latinoamericanos,
que sin pec¡¡r de redentorismo (fácil ilusión meslánica de los
pobres de €'spíritu), con los pies por el suelo (que no es el
fango de bastardos intereses de grupo) estén dispuestos a
contribuir con la difusión de las ideas a la búsqueda de la
verdadera identidad del hombre, identidad que no puede
basarse si no en la LIBERTAD, libertad que no existe para
quien se le niega la capacidad de quitarse la venda.,
LOS DESIGNIOS DEL FONDO MONETARIO
INTERNACIONAL
Los pobladores de Bretton W oods bien podrían colo~
carse en una de estas dos situaciones: O sentirse orgullosos
de haber sido la sede de una conferencia monetaria interna~
cional que iba a acrecentar el poder hegemónico de Estados
Unidos; o no saber donde meter la cara frente a los vitu~
perios que los Gobiernos del 9070 de los países miembros
del Fondo Monetario Internacional les mandan cuando con~
ciertan empréstitos con esta entidad de un lado, o cuando
el país que ha sido "favorecido" con un prést2mo tal, se ve
enflaquecer, desangrar y aun entrar en estado de agonía,
por otra parte.

Una población tranquila y al parecer insignificante


dentro de la relatividad que la economía de los Estados Uní..-
dos. comporta. ha pasado a ser un punto de referencia im...-
portante y su nombre relampaguea en la mente de
economistas. políticos y estadistas, porque fue en Bretton
W oods en donde se celebró la Conferencia Moneta~
ria y Financiera de las Naciones Unidas de julio de
1944, de la que surgiera pomposa, con sangre fresca de
neonato pujante. el Fondo Monetario Internacional (F. M.
l. ), esperanza luminosa del llamado Tercer Mundo (y no
sólo de éste), que habría de convertirse en una simple ilu~
sión para transformarse pronto en un monstruo devorador
de pueblos, genuino representante del capitalismo financie-
ro internacional.

TeniendQ en cuenta los desastres causados por la Se~


gunda Guerra Mundial, los economistas y los hombres de
Slobierno ~e preocuparon por trazar los senderos por los que
habría debido encaminarse la economía post-bélica. frente
a la inmensa tarea de la reconstrucción que comportaba
acciones rápidas y efectivas. Se analizaba así la manera de
dar urgente satisfacción a necesidades comunes como la de
alcanzar una unidad monetaria internacionaL el desarrollo
del comprcio internacional. la estabilización ne las balanzas
de pagos y la necesidad Rerentoria de financiar la reconstruc~
ción económica. Tales necesidades condujeron a la convo~
cación de la Conferencia de Bretton Woods que. en el mar~
eo cie un general espíritu de colaboración. y basándose en
los planes de Keynes y White. instituyó el Fondo Moneta~
río Internacional (F. M .1. ) y el Banco Internacional de Re~
construcción y Fomento (BIRF).

Audaces y alentadores eran los objetivos del F. M .1. :

Promover la cooperación monetaria internacional a tra~


vés de una institución permanente que ofreciera un ins-
trumento técnico de consultación y colaboración en ma~
teria de problemas monetarios internacionales.

FacLtar la expansión y el desarrollo equilibrado del


comercio internacional y contribuir de este modo a pro-
mover y mantener altos niveles de ocupación y de renta
real. y a desarrollar los recursos productivos de todos
sus miembros.

Contribuir al establecimiento de un sistema multilateral


de pagos y a eliminar las restricciones que obstaculizan.
en este aspecto. el desarrollo del comercio mundial.

Crear confianza en sus miembros, poniendo a su disposi-


ción los recursos del Fondo. para permitirles corregir
los desequilibrios en sus balanzas de pagos. sin que se
vean constreñidos a la adopción de medidas nocivas a
la prosperidad nacional o internacional.
En buena cuenta, el acuerdo instítutivo del F .lYI.1.
dispone que los retiros que cada país haga del Fondo y los
sucesivos reembolsos deban ser considerados como simples
otJeraciones de compraventa de moneda extranjera con mo~
ned3 naLÍonal. Y esto refleja desde ya la preocupación de
no considerar el normal uso de los recursos del Fondo co-
mo un préstamo internacional y por 10 tanto condicionado
a la solvencia y sobre todo a las condicione~ temporales
de reembolso, sino más bien como una simple operación de
compraventa para hacer frente a los deseqUl1tbrios tempo~
ráne;,s de las balanzas de pagos.

El F .1\JI. l. concede sus créditos fundamentalmente a tra~


vés de d0s tipos de operaciones: los acuerdos de Stand-by
y los Derechos Especiales de Giro (DEG) .

Por los acuerdos de Stand-by se le asegura al país


miembro interesado la posibilidad de retirar del F. fvI .1.
div;~sas de ('tras países a cambio de la propia moneda, den-
tro de un determinado período y hasta una cierta suma, la
cual suma deberá ser destinada a cubrir los déficits tempo-
ráncos c1esu balanza de pagos. Por lo general, y previamen-
te, el Fondo envía una comisión de técnicos para que estudie
la situac.'ón económica del país que solicita el crédito. Si el
país viene considerado solvente, el Fondo formula determi-
nadas "rE"comendaciones" a las que se debe sujetar la polí-
tica económica de tal Estado: E's la "política de ajuste", o
sea un programa por parte del país interesado, idóneo a co-
rre8ir el desequilibrio de su balanza de pagos en un periodo
relativamente breve y sin recurrir a medid3s restrictivas
que pucc1an perjudicar la "prosperidad nacional o intern~-
cional". Tal programa toma la forma de un:t "Declaración
de intenciones" firmada por el Ministerio competente y el
Banco Central, y comprende específicos rampromisos o
cláusulas de comportamiento (performance dauses) en los
diversos campos de la política económica, crediticia, fiscal,
si'llarial, etc., del Gobierno. A su vez el F .1\1. l. expone en
otro documento su propia valoración sobre los objetivos del
acuerdo, el monto del crédito disponible, 103 términos del
reembolso, los costos financieros y los casos en que caduca
el derecho del país a hacer uso del crédito. (El período por
el cual el Stand-by puede ser utilizado no ha sido definido
por el F . M .1. en forma lÍgida, si bien en la práctica la ma-
yor parte de los créditos se ha concedido por un período de
doce mese-s) .

En 10 ,que se refiere a los Derechos Especiales de Giro


(DEG), éstos pueden ser utilizados en una diversidad de
modos por los países participantes. Las operaciones más co-
rrientes ~on para efectuar transferencias entre los países
miembros, así como con la Cuenta General del Ftmdo.

Las transferencias entre países miembros pueden ser de


dos clases: a} transacciones ..desiHnadas" por el F. M .I.
dvnde los países usuarios de los DEGs notifican al F. M. 1.
que tienen la intención de utilizar DEGs a cambio de
divisas extranjeras y el F. M. l. indica uno o más países
para que ofrezca sus divisas contra DEGs. Estos países
"designados" son por lo general países con una balanza de
pagos fuerte; b) transacciones "voluntarias" entre países
miembros, sin intervención del F. M .1., efectuadas principal-
mente para readquirir sus propias divisas nacionales. Al
contrario de las transacciones "designadas", las "volunta-
rias" se han efectuado mayormente entre países industriali-
zados.

Las transferencias de DEGs de la Cuenta General a los


participa;!tes, se efectúan principalmente para la reconstitu-
c~ón de lAS disponibilidades de DEGs de lo países miembros,
a fin de que tales disponibilidades se mantenHan a una me-
dia de por lo menos el 3oro de los DEGs recibidos en asig-
nación.

El mecanismo de creación de liquidez concebido ori-


ginariaml"nte en Bretton W oods es muy diverso del que se
ha veniño desarrollando a través de las sucesivas decisio-
nes políticas del Fondo, y lo han transformado en una ins-
ti.tución crediticia internacional no muy diversa de las ya
ex:stenéf's.
El Fondo Monetario Internacional (F, M .1.) no ha
funcionado según sus principios inspiradores. No acre ...
cienta la li,quidez internacional a través de periódicos au-
,TIentos de las cuotas y no logra ejercer suflcientes presio-
nes sobre los países deficitarios o excedentarios a fin de co-
rregir a 1 iempo sus respectivos desequilibrios. pareciendo
más bien haberse transformardo en una especie de orgdnis-
mo financiero internacional de última instancia al que se re ...
curre desrués de agotado~ todos los otros remedios posibles,
Sus tre~ principales objetivos -la cooperación internacio-
naL el de~arroI1o del comercio internacional y la estabiliza-
ción de los cambios- han quedado simplemente como una
d~rIaración lírica escrita en el acto constitutivo. La coope-
ración internacional ha funcionado sólo entre los países
que de ten tan el mayor poder económico. Así, en un país en
vías de desarrollo no se ha obtenido nunca la estabilidad
d~ los cambios como consecuencia de la apiícación de las
medidas recomendadas por el Fondo. llegando a provocar,
por el contrario, en la mayoría de los casos. un ulterior
agravamiento en la economía de estos mismos países. (Si
tomamos en cuenta que en el F . M . l. un cuarto de sus miem-
bros. con~tituido por las naciones capitalísticas desarrolla-
das. detenta tres cuartos de las cuotas y dos tercios de los
votos. podremos comprender la orientación de la política del
F.M.I ).
El F .M. I. -sosteniendo que es sobre todo la inflación
la causa del deterioro de las balanzas de pagos-, impone.
como condición fundamental para la concesión de líneas de
crédito. programas de política económica que por 10 general
contienen tres elementos principales: a) medidas internas
para atacar la inflación. incluidas la reducción del gasto pú-
blico y la contracción del crédito interno. Esto comporta
la automática reducción alobal de los recursos destinados a
los servkios sociales y a las inversiones estatales en proyec-
tos de desarrollo. el estancamiento de la economía. la quie-
bra de llumerosas empresas locales y la venta "forzada" de
las mismas a operadores económicos extranjeros y. como
remate del enfermo, el aumento masivo de la desocupación;
L) devaluación de la moneda nacional respecto al dólar USA
y libre convertibilidad de la misma en cualquier moneda
extranjer.::J; c) estímulo de las inversiones extranjeras a tra~
vés cle medidas como la adopción de una legislación contra
las huc1gas, y facilidades fiscales y de otro tipo para la reex~
portación de las utilidades conseguidas por la<; empresas co~
merciales extranjeras.

El F. M . l. sostiene que el objetivo último de estas me~


didas es la estabilidad a largo término de la balanza de pa~
gas, pero la consecuencia práctica inmediata es el reforza~
miento :1e la dependencia de los países emers¡entes, de sus
exportaricnes tradicionales de materias primas, lo que es en
verdad, la causa de la inestabilidad económica de estos paí~
ses. Si l1n Gobierno lleva a la práctica las medidas sugeri~
das por el Fondo, es premiado no con una economía sana y
diversificada, sino con una ayuda transitoria para sus
inmediatns dificultades monetarias. Tal ayuda toma típica~
mente la forma de nuevos préstamos al Gobierno -y por lo
consiguiente nuevas tasas de amortización Pl)l' los créditos
contílluamente acumulados--- a fin de .que se pueda importar
los bienes de consumo indispensables a la supervivencia.

Por su parte, las empresas nacionales, como conse~


cllencia de las referidas medidas, se verán envueltas en un
cúmulo ¿e dificultades financieras que les abrirán el camino
a la qu;eora, dado que los créditos provenientes de las ins~
tituciones locales resultan más onerosos a causa de las fuer~
tes restri<'ciones crediticias. Aumentando con la devalua-
ción los precios de los productos de import¿lC'ón necesarios
a las industrias manufactureras, y encontránciose al mismo
tiempo invadido el mercado nacional por le", productos de
COnSUlTI0extranjero, las industrias nacionales se verán im~
pedidas a un paro en la producción respectiva, con grave pe-
liqro para su estabilidad y supervivencia. En consecuencia,
la devah13CÍón impuesta por el F. M. l., en vr:z de estimular
el (lesarroJ1o industrial nacional, propicia su derrumbamien~
to. Cada devaluación monetaria impondría una necesidad
imperiosa del control de cambios para impedIr la salida de
divisas fue! tes; el F. M. 1. por el contrario. impone la libre
convertibilidad de la moneda. porque de este modo "se faci~
lita a las empresas extranjeras sus inversiones".

Amprica Latina está plagada de ejemplos de "política


de ajuste" impuestas por el F. M. l. Nos sirva uno solo para
comprender el perverso mecanismo que con una casi mate~
mática precisión se repite en cada país del área latinoameri~
cana que se ve "favorecido" por un crédito de este organis~
mo internacional. y es el caso del Perú.

En 1967. en las postrimerías de un régJmen corrupto


y vergo:'1zoso. como consecuencia de una serie de medidas
e,q~ivocadas de política ec-onómica, la balanzil de pagos pe~
ruana precipitó en un serio desequilibrio :monetario, al que
contribuyeron también los continuos déficits de la balanza co~
mercial.
Para poner remedio a este estado de cosas. el Gobier~
no se vio precisado a pedir la apertura de una línea de cré~
dito al F. M . 1.. el que no puso ninguna resistencia para
concederla. siempre y cuando el Perú se sometiera a las con~
diciones por él impuestas y aceptara sus recomendaciones
relativas a las posibles medidas de política económica (El
:ClOlltod~l préstamo era de 42'500.000 dólares LISA. corres~
pendientes entonces al 125% del aporte perua~10 al Fondo).

Las medidas que bajo la forma de "recomendaciones"


se exigía al Gobierno peruano. se resumían esencialmente en
tres: La primera y más incisiva condición ('ra que el Go~
bierno se comprometiera a devaluar la propia moneda. Pero
con la devaluación monetaria se perseguía en realidad apli~
cal' a este país un principio que sólo era posible en muy di~
ferentes áreas o situaciones económicas. Se p~nsaba en. efec~
to .Que con la devaluación monetaria. el Perú se habría visto
inundado de operadores económicos extranjercs estimulados
por la "oferta generosa y a buen precio" de productos de
exportación peruanos, propiciando con ello una afluencia de
capital extranjero y divisa fuerte correspondiente al attmen~
to de las exportaciones.
Esta medida lógicamente no funcionó. Un país que
basa su economía fundamentalmente en actividades de ca~
rácter extractivo y en donde el desarrollo industrial no ha
alcanzado aún niveles adecuados de mercado, no podía ver
aumentaclas sus exportaciones manufactureras; peor aún si
tenemos (:n cuenta que la escasa producción se encontraba
condicionada y limitada según los particulares intereses de
algunas pocas empresas, tanto locales como extranjeras, ope~
rantes en el país, que orientaban a su gusto la destinación
de ~us ~xportaciones. Lo que por el contrario producía la
devaluación monetaria, era el abaratamiento de las materias
primas nacionales, y con ello un agravarse del deterioro de
la relación de precios del intercambio.

Una segunda recomendación formulada por los técni~


cos del Fondo "proponía" al Gobierno peruano que no in~
terviniera en las fluctuaciones de los precios que, como con-
secuencia de la devaluación monetaria, debían producirse.
Esta medfda constituía una verdadera ingerencia en la po~
lítica interna del Perú, ya que su adopción .,i~nificaba que,
por encima de los organismos de Gobierno p!?ruano existía
una autoridad supranacional, que dictaba normas a las cua~
les el Estado peruano debía inclinarse.

Una tercera medida atentaba contra el (lesarrollo social


de la nación: Como consecuencia de toda devaluación mo~
netaria, los precios tienden inmediatamente a subir, por lo
qae se produce automáticamente una pérdida t:.n el poder de
compra de la moneda que repercute directamente sobre el
n~vel de vida de las masas. Los trabajadore~ se ven por
ende impulsados a exigir reivindicaciones de carácter sala-
rial. Pues bien, la tercera recomendación del Fondo se diri-
gía precisam!ente a rechazar cualquier reclamo de parte de
los trabajadores. El Gobierno peruano se comprometía a no
acoger ningún reclamo salarial, lo que en definitiva quería
decir que los salarios no habrían de modificar se.

Este acuerdo entre el F. M .1. Y el Gobierno peruano,


firmado (>!1 Agosto de 1967, produjo solamente resultados
catastróficos: el rápido descenso del valor de la moneda de
27 soles por dólar a una fluctuación mínima dE::-12 a 46 soles,
fluctuación que después de un año se estabilizó en 44 soles;
se produjo además un aumento de la deuda E-xterna con to-
das las pE:'sadas consecuencias que ello automáticamente com-
portaba.

La experiencia de 1967 no enseñó nada a los gobiernos


suC:t>sivosque. en virtud de los rígidos esquemé1S del milita-
rismo en el poder, continuaron cometiendo los mismos
errores de sus predecesores, con el corolario que, el en-
deudamiento externo alcanzó niveles impresionantes. A ello
se unía la desfavorable coyuntura de la crisis económica
mundial de los últimos años, y la economía p(>ruana precipi-
taba en la situación más desesperada de su historia, indu-
ciendo a los gobernantes. con más arrojo que en 1967. a men-
digar néditos ante el F. M .1.. el cual comenzó a endure-
cer su política dificultando el acceso a tales créditos.

Después de un largo período de tratativdR iniciadas en


Marzo de 1977 -y con los consiguientes desplantes del
arrogante F . M .1. - se llegó a un acuerdo meÍs o menos de-
finitivo en Marzo de 1978 (que a fines de dicho año se con-
cretaba ('n un pequeño préstamo stand-by de 186 millones
de dólares). con el cual se volvían a adoptar las consabidas
medidas de ocasiones precedentes como la de ] 967. Las re-
cetas del fondo miraban así a una aceleración de la devalua-
clon mone-taria a través de la sujeción de la moneda a las
fluctuacicnes del mercado; una limitación del crédito inter-
no y una serie de recortes al Presupuesto Nacional. La apli-
cacién de este programa significaba la marcha hacia atrás
de todas las reformas emprendidas por el anterior Gobierno
"socializan te" de Velasco Alvarado: la privatización progre-
siva de la economía. la eliminación del sector autogestiona-
rio de la llamada "propiedad social" y el estancamiento del
sistema cogestionario de la "comunidad industrial". La
situación financiera durante el Gobierno de facto de Mora-
le'3 Bermúdez (con una devaluación monetaria promedio del
400% aproximadamente) empeoró por el enorme endeuda-
miel1to externo del Estado (ocho mil millones de dólares
USA) por lo que el Perú se vio precisado fl refinanciar la
deuda cnn sus principales acreedores que le concedieron una
pl'órroga hasta 1982 (victoria política y buena salida para
enmascarar la ignominiosa inverecundia del nefasto gobierno
d21 caudillo de turno). Las consecuencias inmediatas de
las medidas que el Fondo concertó con el Gobierno de Mo~
ra!es Bermúdez comenzaron a verse muy pronto: se refleja-
1'01] ea el temor fundado de los industriales nacionales. de
una quiebra total o de su absorción por parte del capitalis-
mo cxtr:l:1jero; en lo que se refiere a la polítIca restrictiva
de los sa13tios, ésta fue más allá de las posibilIdades de to-
lerancia de los trabajadores. Tal Gobierno pr'tra dar cumpli~
mler to a los designios del Fondo, llegó a la más aberrante
poJítica de relaciones industriales, lo ,que tuvo como conse-
cuencia despidos en masa de los trabajadores. con la sempi-
terna dosis dictatorial de persecuciones, encarcelamientos e
indusive derramamientos de sangre. El profundizarse de los
conflictos sociales.

El Gobierno de Belaunde no ha sido sino un proseguir


del mismo impulso catapúltico que propiciara su predecesor.
T[!.Olpoco él aprendió nada de la nefasta experiencia de su
primer Gobierno y de los que le siguieron. Como un niño
ol'c;tjnado volvió a caer prisionero de la ilusión representa-
da por el gif.Jantesco caramelo del F. M .1. en el que se le
queClaron pegadas tanto [a lengua como las manos.

Alan García es otro ejemplo de la ind¿cisión y de la


.f2t21 impreparación económica que suele acompañar a los go-
bernantes latinoamericanos. Cansados los peruanos de ve-
tusros politiqueros que hacen del sofisma su principal arma
política, vieron en la engañosa juventud de este entonces
d~sco!locido palabrero que parecía tornar a los orígenes de
la doctrina aprista, una esperanza de salir de su mortal ma-
rasmo. Cllánta contradicción entre sus disC":1rsosiniciales
contra el F. M. 1., y su posterior vergonzosa inclinación de
cogote en obedecimiento a los últimos designios del F. M. l.
que han Llevado al Perú al borde de la guerra civil con una
5uperinfIacion mensual de más del 10070 de su Iiueva II10~
neda.

Así. el Fondo Monetario Internacional. contra los ob~


jetivos del Tratado institutivo, actúa en manera tal de agra-
var el desequilibrio monetario y económico de los países
del TercE-f Mundo. Mortifica solamente el hecho de ver
bcilitada su labor gracias a la complacencia y servilismo
de gobernantes ineptos, sea por improvisación producto de
advenedizos soldados, como por el infortunio de un pueblo
aturdido por sus dolencias crónicas, que se equivoca en la
e1t>CciÓlldel Gobernante idóneo.
..La miseria de la política" y "la política de la misena
son dos expresiones diversas Q~ro que por desgracia han
marchado de la mano en la penosa historia de nuestra vida
republicana.

Que la política en su esencia pura haya sido prostitui~


da por los mismos "hombres políticos" (no todos, claro está,
aunque s:empre .todos intentan entrar en la excepción) no
es una navedad; y de aquí nace su miseria, porque no tiene
ningún paladín o iluso justiciero que quijotescamente se
atreva a Eacarla del arrabal,.le cubra su "vergonzosa" des-
nudez y la redima de sus pecados; porque claro, ramera es.
y una etaira no debe servir para otra cosa que no sea para
satisfacer los lúbricos apetitos de sus clientes, los inclinados
al amor fácil y fugaz. al pecado "venial", 3 la practicidad
de turbic s negocios.

y no vayamos al campo de .las definiciolles porque se~


guramente cada "hombre político" (y perdónesenos una vez
más la redundancia por eso de que el hombre es un animal
político) tendrá su propia noción de política; y no citemos
autores tampoco (¡cómo es fácil citar celebridades y cómo
es difícil caer en la cuenta de la impertinencia de la cita!).
porque dE'sde los tiempos en que el hombre comenzó a ac~
tuar políticametne (?), es decir; se supone, de~de que pudo
sostenerse en dos extremidades, hasta nuestros días, cada au-
tor, si ~staba ligado al poder acomodaba la noción al inte-
ré~ del gobernante, y si no lo estaba, su doctrina no podía
más que ajustarse a la realidad del momento frente a la cual
no pasaba de ser una simple aspiración.
La más elemental, la más intuitiva nOClOllnos dice ,que
la política es una búsqueda de soluciones para aliviar y en
lo posible satisfacer las necesidades comune~ de los miem~
bros de lma colectividad, y perdónesenos aún la redundan~
cia. "políticamente organizada" .

Decir políticamente organ~~ada signilfica que existen


ciertos canales a través de los cuales emprender la búsque~
da, actuar las soluciones encontradas, "experimentar" los
resultado~, corregir los negativos y perpetuar en lo posible
las positivos. Las vías maestras de estos canales son los
famosos poderes del Estado: un cuerpo deliberante, selecti~
va de las medidas de convivencia (Parlamento), un cuerpo
que hace cumplir pero que también delibera y crea en el
respeto de tales medidas (Ejecutivo), y un cuerpo que
con trola y juzga (Judicial). Aunque las funciones aludidas
sc;:¡n sólo su carácter tipificante, en el fondo se conjugan
entre los diversos cuerpos.

El fin último de la política, el destinatario de todo com~


plejo de medidas es el pueblo, entendido como tejido social
y no como un sector de la sociedad. Los "políticos", como
de modo impropio, si bien generalizado, se llama a los di~
rigentes o ..figuras prominentes" (que no siempre lo son) de
los partidos políticos, son los grandes gestores de la "vida po~
lítica", y los rumbos que una sociedad siga (la vida de las abe~
jas o la vida de las ovejas), dependerán no tanto de los pro~
gramas políticos (que por norma abominable de nuestra pési~
ma costumbre "política" casi siempre se incumplen) como de
la sagacidad, temple, idoneidad moral y dirigenciaL y del co~
nacimiento profundo o por lo menos completo de la realidad
nacional que el verdadero político debe tener.

y estas características del candidato a representante


de la Nación no son tiradas al viento como una simple pre~
tensión. sino que son requisitos insustituibles. hmdamentales
e sine qua non de todo hombre político. Y aquí se llega al
punto crudal de la política, que da como resultado que nues~
tro país se contorsione entre el miasma de su pobreza: por~
que se supone. se piensa. se cree y se espera que un político
sea ~agaz. fuerte en la lucha. incorruptible y que conozca
h realidad nacional. La ausencia de estos elementos genera
la miseria de la política que. a su vez. por inercia. se trans-
muta en política de la miseria. esto es ausencia de pautas
justas. cataratas de medidas injustas -por ignorancia o pre-
meditación - ,que determinan la depauperación de las gran-
des masas.

Ciertamente esos obscuros hombrecillos que de la no-


che a la mañana se descubren líderes y en un arrebato de
inC'!1iraciónmesiánica van por plazas y calles pregonando la
doctrina de un partido que no conocen. para luego de gana-
do un eSfaño convertirse en un fantasma o en un muñeco
que bosteza. no puede decirse que garanticen o representen
dignamente a quien les dio su voto; gentes de este tipo. de
las que ha estado plagada la tan breve como ineficaz histo-
ria del Parlamento peruano, sirven sólo de estorbo al desa-
rrollo de una nación y se convierten en simples títeres de
un ..dirig~nte" de partido.

N uestros políticos. por lo general han venido actuando


con ese incurable mal de figuración, del que estamos pos-
trados 10s latinoamericanos. Se va a las cámaras no tanto
para huscar soluciones serias como para demostrar cuánto
se es culto y cómo se domina la oratoria (aunque se exhalen
verborrea s y seseos con más profusión que en una cantina);
cumo siempre, hay excepciones. es cierto. pero por favor
que no !"evienten el carro queriendo entrar todos allí).

Los políticos de provincia -y nos perdonen los excep-


tuados-. van a las cámaras: o para hacer carrera y colocar
no se sabe donde a parientes o amigos. o porque por cinco
años se habrán asegurado un "señor emolumento" digno de
e'1v,dia de todo burócrata.

Pero entonces ¿qué se espera de un parlamento? que


dé leyes, simplísimo, obvio, supérfluo; pues a dar leyes se-
ñores~ a crear nuevos distritos, a quitar rentas a una insti-
tución para darIa a otras, a suprimIr laborables y crear fe-
riudos, a dar una ley ,que cree otra ley, a designar una co-
misión que estudie una iey sobre tal problema, a crear ¡él
comisión que controle a la comisión, etc,

Ríos de tinta se han vertido planteando y replanteando


los principios fundamentales de la Ciencia Política a través
de los tiempos, que vienen ganas de preguntarse si el hom-
bre haya superado ya la capacidad intuitiva de sus antepa-
sados de la edad de piedra: seguramente sí. porque otros
sistemas exi8ten en los que -independientemente de su' per-
fección o C'arencia~ se han alcanzado ciertos niveles de par-
ticipación popular que hacen menos rudimentario el aparato
de 13 ad~inistración pública,

Entonces ¿por qué los peruanos nos hemos estancado en


un atolbdero infinito?- ¿Somos tan cretinos de haber copiado
pésimamente sistemas que en otras latitudes parecen funcionar
efidentemente? No quisiéramos perdernos en disquisiciones
infructuosas sin entrar de inmediato en la raíz de esos males
que han ('ontribuido a la parálisis de nuestro sistema, Es por
demas evidente la raíz del maL que provoca náusea tener
que "recordarla" cuando los peruanos la tenem,:)s bien pre-
sente él fuerza de sufrir sus consecuencias: la~ vigas podri-
das de lé'l.sinstituciones invadidas por los gusanos de la co-
rnnpción, de los eternos depredadores del pueblo, las clases
"elegidas" del Perú: aristocracia decadente, militares des-
prestigiados, emergentes nuevas clases trepadoras, todos há-
bi!es en manejar la horca del pueblo, exprim\r su sangre y
converti.rla en billetes verdes para enviarlos éll extranjero a
engordar las venas más sensibles del capitalismo mundial:
los bancos europeos y estadounidenses.

Todo esto no debiera suceder si en el Perú existiese una


clase política competente e incorrupta. compact2 y prepara-
da, que mirase más a la construcción (le un E:3tado moderno
y de una Nación pujante: y que por ende no se perdiera en
la zahún!3 de las verborrea s parlamentarias, en las compo-
nendas y en la defensa de mezquinos intereses personales.
La revisión de la Historia nos muestra C'ómo un pueblo
aturdido por la mediocridad. el engaño y embuste de los sec-
tores "políticos", pueda perder también la capacidad de dis-
cernir.

El pueblo está cansado de politiqueros, entonces hay


q'le declararse "apolítico" (sinrazón de una razón desquicia-
da, porqu~ en primer lugar no existen los apolíticos so pena
de anulación de la personalidad y. en segundo lugar. desde
el momento en que alguien se presenta como candidato, aun-
que se declare "independiente". está manifestando ya su vo-
luntad política de gobernar. de administrar). y he a,quí que
en 1990 el pueblo se inclina por dos "independientes". no
obstante que uno de ellos fuera presentado oficialmente por
una coalición de tres tendencias o movimientos: Libertad,
Acción Popular y Partido Popular Cristiano, nuevo el pri-
mero de quien Vargas Llosa se presentaba como su funda-
dor y, viejos. anquilosados. "aristocráticos" y de la más
aberran te posición derechista los segundos (¿se podía ser in-
dependiente de este modo?); y el otro fuera. solapada pero
conocidamente apoyado por el APRA (partIdo de remota
inspiración popular plagado de tumores en pleno proceso
metastásico en 1990), y que en última instancia llegara a ser
depositar;o de los votos de partidos minoritarios de tinte
izquierdista que obedecían a otra odiosa consigna: "cualquier
cosa antes que Vargas Llosa"; cualquier cosa. y por lo tanto
también un personaje sospechoso de evasiones fiscales y de
arreglos y componendas con figuras políticas de aquel par-
tido que acababa de agudizar la debacle nacional cual era el
APRA, tales negociados "políticos" hubieron de abrirle el
camino al tan ansiado cetro presidencial.

Si i'vlefistófeles hubiese tenido que planear el destino


más desgraciado para un paralítico, no hubiera por cierto
podido planear un destino más perverso como el que enton-
ces se le presentaba a este torturado país. Al interior de su
cuerpo ulcerado se le ofrecía la ocasión de incluir una llaga
más, y para ello se le daban dos de los virus más devastan-
tes: Fujir.:!ori (oportunista, arribista, escalador a viento y
marea, y fuertemente sospechado evasor fiscal), y Vargas
Llosa (exacerbado defensor de la oligarquía nndonal, "blan-'
quiñosos" tristemente descendientes de-los primeros españo,..;
les acapnradores de tierras, funciones y encargos); ambos,
no sólo neófitos de la política, sino también legos en mate-
rias económicas, "médicos" conocedores del mal sólo por los
s!ntomas y no por las causas. ¿Qué opción le quedaba pues
al ciudadano consciente y no comprometido con los falsos
profetas de la política?: o dispararse un tiro, o sentarse a re~
zar si erdn religiosos, o abstenerse de votar aceptando su
desgracia y preparándose a luchar sin nork ni brújula, en
el enorme desbarrancadero a donde los funestos designios de
Luzbel los conducían. Pero como el Perú esfá enfermo, co-
mo los 00]pes de los sofistas políticos le han adormecido 'Su
capacidad de raciocinio, he aquí ,que el 48 % de los electores
vota por uno y el 43 <Yo vota por otro de los v':<mdalosde la
historia moderna. Pobres piltrafas vivientes, ¿qué les queda;.
b8?, si tenían que votar por espíritu dvico, ¿a quién escoger?:
de una p~rte el embustero "chino", de otra parte el embus-
tero "criollo"; de una parte la peste con P mayúscula, de
otra la peste con p minúscula, ambas con los mismos efectos
devastantes. A estas alturas de la Historia l(.)speruanos se
encontra08n al borde de dos precipicios: uno daba a un mar
de hormigas "homicidas", otro a un mar de serpiE'ntes veneno-
SrlS, uno valía como el otro; esa era la gran Jibertad que les
habien le9ado decenios de gobiernos vilipéndicos y ham-
breádores: escoger el modo de morir entre dos torturas.
La elección de Fujimori a la Presidencia de la Repúb1i~
ca causó un sentimiento de malestar en el sector de la media
burguesía, y de gran perturbación psicológica en los secto~
res de la autodefinida "clase alta", tenaces sostenedores es~
tos últimos del novelista. Lo curioso es constatar que este
malestar común se produjo no porque Fujimori fuese un ad~
venedízo oportunista, no porque éste hubiese demostrado su
ím!Jreparación, escasez de ideas, falta de programas y obje~
tivos precisos, no porque el "chinito" estuviese rodeado de
la misma gente argollera y arribista, no porqUE: el japonés
tuviera e:ltre sus principales colaboradores .:.1 contrabandís~
tas, traficantes de drogas y especuladores, no en fin
porque el neo presidente hubiese sido, se~ún sus opo~
sitores, un evasor fiscal, y un especulador de vivien~
das. La elección de Fujimori causó mayormente ma~
Jestar en la alta y media burguesía porque éste era sobre
todo perteneciente a esa "odiosa" raza amarilla que había
comenzado a invadir el planeta y que, como prueba palpa-
ble de su creciente dominio se había trepado al sillón de la
primt>ra magistratura nacional. ¿Cómo pues soportar el ser
dominados por .un individuo de "raza inferior"? Se podía con~
vivir con ellos, soportar sus colonias clasistas, pero chinos,
japoneses, negros, indios, etc., debían estar siempre en su
puesto, y su puesto habia sido siempre el escalón más bajo
de la "escalera social"; porque en este país .,[¿normal", pri~
mera condición para acceder a las clases "s;.¡periores" era
ser blanco, al máximo un mestizo con rasgos de blanco; y
luego, ob viamente, tener dinero, mucho dinero; o mejor dicho
ser explotador, porque en este país extraño, la explotación
ha sido por siglos enteros la primera expresi6n de riqueza,
puesto que había materia prima en abundancia: indios, ne~
9TOS, chinos inicialmente importados para trabajos de campo
y sucesivamente reproducidos "como conejos".

La explicaciÓn a;1"suceso" del filibustero japonés era


totalmente diversa: lo que jamás podrían haber comprendido
las castas de los "blancos", dOl,1linadores "inmemoriales" de
la vida económica nacionaL era que la elección de Fujimori
tenía raíces más profundas y de una lógica perfecta en el
cOl1texto de la idiosincracia de las grandes mayorías nacio"
nales (aunque con consecuencias de perfiles nebulosos da~
das las características de vida del nuevo electo). Esa lógi~
ca perfecta tenía por lo menos dos causas bien determinadas:
la primera, el derrumbamiento del precario sistema "parti~
dista" del Perú, cuyas bases morales se habían venido abajo
porque carcomidas o podridas por los comejenes de la inmo~
ralidad, la demagogia y el engaño, por el divisionismo, el
divismo y el protagonismo de los pseudo~líderes políticos
,que ter'llinaron por hacer perder la fe del electorado, crean~
do un sentimiento de repugnancia hacia los partidos existen-
tes sin di~tinción de ideologías. La otra causa, más profun~
d3 y ancpstral tiene sus orígenes en quinientos años de frus-
tracIOnes, relegamiento y aniquilamiento de las grandes ma-
sas indígenas, que ven improvisamente resucitadas sus espe~
ranzas muertas, todas transfiguradas en la persona de un
improvisado líder con similares características étnicas . N o
importaba que ese líder tuviese orígenes orientales (des-
púés de todo el debate sobre el origen del hombre america-
no subsiste y la teoría inmigracionistas tiene ~ólidas bases);
él formaba parte de ese grupo de razas relegadas, él tenía
su mismo color de piel, los mismos ojos rasg3dos, el mismo
pelo cho.1o, y sobre todo sus giras electorales las hacía en
mangas de ('amisa, sin frac ni corbata como los señoritos bur~
gueses; 3demás ese resucitado "jefe inca" les repetía el men-
saje de los olvidados mandamientos incas en un país sin
fuentes de trabajo, en un país en donde "casi todos" tratan
de robar (funcionarios corruptos, narcotraficclntes, contra-
bandistas. extorsionadores, etc. ), el trinomio "ama sua, ama
Huella, ama quel1a" (no robes, no mientas, no seas haragán)
se convertía- en el sofisma fujimoriano "honradez, trabajo y
tecnoloq;a". Había llegado pues el tiempo Je la revancha
contra los "bastardos conquistadores" .que se habían peren-
nizado en un dominio multisecular de explotación y mise-
ria de }.qs grandes masas de indígenas, a las cuales se unían
con su pequeña contribución las no indiferentes masas de
hijo& de inmigrados asiáticos y africanos.
La desesperacán. producto de la postraclón. suele jugár
feas brC'mas. En aquelIob estratos intermedios de la pobla-
ción que no se definen ni por el indio ni por el blanco o
que se sipnten un poco de cada uno. las motivaciones ances-
trales y los dilemas históricos no juegan un papel importan-
te; el factor psicológico más importante estú determinado
por lase1ucubraciones. por la construcción de conceptos y
silogismos aunque las premisas tengan poco asidero. Por
doquier los mismos partidos iban pregonando (y he aquí el
hecho anecdótico. ridículo pero con cierto sabor de amar~a
realidad) el "milagro japonés" proponiéndo10 como modelo
al Perú (cuánto había de ignorancia o de premeditada ter-
giversación de la realidad mundial aquí); y de la noche a
Id mañana se les apareció Fujimori. representación óseo
carnal del tan encomiado modelo japonés. ¿Cuánto ello pu-
do influir en la conciencia -pero más que todo en el incons-
ciente- de los aludidos estratos intermedios no identificados
con la masa indígena aunque de ella tuvieran ascendientes
en mayor o en menor medida?; barrunto que este hecho no
queda en la simple anécdota en un país en donde la mínima
ilusión termina por convertirse en convicción a fuerza de
padecer en carne propia las consecuencias de los actos de
los vándalos de la Historia.

Obviamente otros factores contribuyeron también al en-


caramiento del "hijo del Sol Naciente". Se podría sinteti-
zar este concatenarse de causas "menores" en una simple
frase: "Vargas Llosa hizo todo lo posible para que Fujimori
fuera Presidente del Perú": primero: se declaró admiraJor
de una de las hechiceras contemporáneas dp. la Historin:
Margaret Tatcher, y todos saben que la simple pronuncia-
ción de e8te nombre produce náuseas en el ciudadano co-
rriente de América Latina. porque nadie podría olvidar las
acciones homicidas de esa "princesa de las tinieblas" en la
Guerra de las Malvinas. en donde centenares de jóvenes vi-
das cayeron por la voracidad de la "bruja negra" que buscaba
afirmarse en el poder atizando los rescoldos imperialistas
del ciudadano medio inglés; segundo: Vargas Llosa procla-
ma a viento y marea su decisión (porque se ('reía ya dueño
del sillón presidencial) de ajustar mas aun el cinturón del
famélico estómago del pueblo, y tal ajuste no significaba
otra cosa que el cercenamiento de ese órgano vital; tercero:
Vargas Llosa se proclama con orgullo y altanería un ateo
convenCIdo, en un país de profunda raigambre cristiana;
cuarto: sn enorme contradicción de declararse mdependiente
y formar a la vez una alianza con dos de lo~ partidos de
mayor tradición derechista, representantes fjeles de la pu~
trefacta plutocracia peruana; etc, Uno que se "lanza" a la
política alzando como estandarte estas cuatro "virtudes", o
es un ingenuo o ha perdido la conciencia; o es uno que ha
querido "matar" su tiempo en una experiencia corta de can~
didato no más o es un ignorante completo d~ la realidad
nacional,

Como colofón de esta apretada reflexión podríamos de~


cir sobre todo que, el elemento determinante para que este
conjunto de causas se deslizara en el atolladero de la ilusión
FUjIIDC.ri,fue un generalizado y profundo factor psicológico:
el cansancio y asco que produjo el marasmo dr.>: las batallas
partidísticas, No hubo un solo partido que no utilizara la
diatriba ni lanzara sus babas venenosas contra el opositor
de turno; los mayores de estos partidos sufrieron inclusive
seccionamientos, producto de esos vanales y absurdos resen~
t!micntos inaplacables, típicos de nuestros políticos que han
sembrarlo la duda y desconcierto en el pueblo, a los cuales
se piensa concederles un adjetivo completamente inmerecido
llamándoles políticos, Esta degradación del "movimiento
político", factor del hastío y náusea del pueblo, crearon pues
las condiciones necesarias para que cualquier advenedizo
aventure::-o, ~on un único requisito (el de ser desconocido)
se atreviera a candidatear por la presidencia, A este punto
la terrífica realidad peruana era la siguiente: si se hubiese
presentado un asno con orejas kilométricas, ese asno segu~
ramente habría ganado h Presidencia del Perú,
FONDO MONETARIO INTERNACIONAL Y AJUSTE:
LOS PATRONES Y LOS LACAYOS
LAS FALACES MEDIDAS DEL FONDO IvIONETARIO
INTERNACIONAL y LA TERCA IGNORANCIA DE
GOBIERNOS DESORIENTADOS, "VICTIMAS" TAN~
1'0 DEL FONDO COMO DE LOS PRIVILEGIADOS
GRUPOS INTERNOS DE PODER
No quisiera escribir para economistas ni para los que
se creen tales porque han aprendido de memoria rígidos es~
quemas y modelos "económicos" haciendo siempre abstrac~
ción de infinidad de variables y creyendo obstinadamente
qu~ el comportamiento del consumidor (y no de los "consu~
miJores") es único, capaz de circunscribirse a una o dos
reaccionE's frente a determinado caso.

Tampoco quisiera escribir para aquellos (economistas


o no) a quienes su instinto "conservador" (dominador di~
riamos :pejor), les hace apropiarse de tales tesis o les hace
es~imular tesis nuevas con un denominador común: la orien~
tación maquiavélica de su supuesto "consumidor" (y lo de~
cimos entre comillas porque en el Perú más tE:'nemos"aspi~
rantes a consumidores" por la consabida absoluta falta de
poder adquisitivo de casi el 70ro de su población) a aceptar
ciertos patrones de consumo, y lo que es peor, a convencerse
y resignnrse a su situación de perenne aspira:lte a consumi~
dar.
Estas escasas líneas, no tan eruditas ni novedosas, van
dirigidas al simple ciudadano común y corriente, independien~
temen te de su grado de cultura y de su orientación política,
con el único propósito de plantear un tema de reflexión. co11
la..lejana ,,:speranza de que tal reflexión incentive a una toma
de decisión: buscar ~o inventar si se quiere-- nuevos cau-
ces, nuevos medios y mecanismos que nos permitan com •.
prender. vigilar y controlar las acciones de aquellos que son
depositarios de la fe popular. El fin último sería pues dis-
poner de mecanismos políticos idóneos para que la base del
pueblo cit'sautorice con efectos de nulidad absoluta los actos
de gobierno que atenten contra la integridad de la Nación.
como acaba apenas de suceder con un señor a quien el pue-
blo encargó un mandato bien claro y definido: defender su'>
intereses (y uno de ellos, el más sagrado. el de la vida mis-
ma), y aquéL recibiendo el arma con que debíá atacar a sus
rrv2les, la incrustó más bien en el mismo estómago de quie-
nes se la dieron.

Esa arma era el Poder recibido para actuar medidas en


favor del pueblo. Esa arma fue usada para adquirir el puñal
(el llamado "ajuste económico" que debería llegar a través
del más criolIamente conocido "paquetazo") con que se ha
herido de muerte al pueblo peruano. Lo que sigue se propo-
ne demostrado.

Pero antes de proseguir quisiera aclarar que quien estas


líneas escribe lo hace sin ninguna inclinación partidarista.
y no le interesa escudriñar si el diario en que 10 hace es de
talo cual corriente política (si por alguna de ellas se inc1i-
ndra). plles la seriedad de un órgano de prensa depende
menos de sectarismos (que son sinónimo de mediocridad) y
más de la capacidad de quienes 10 dirigen. de dar cabida a
todas las corrientes del pensamiento en la medida en que no
se caiga en la vil diatriba. en la falsedad o en la bellaquería.

Pues bien. parece que la cadena de ilusiones del pueblo


n'Jnca acoba por romperse, y cada día se convierte más bien
en pesados eslabones de desilusión: por enésima vez votó
par un hombre creyéndoJo honesto. justo y "redentor" (qué
calamidad de obstinado ilusionismo). y por enésima vez el
destinatario de esa ilusión lo defraudó. No interesa aquí ín-
vestigar. ni menos elucubrar sobre las causas de tal compor~
tamiento. ni mucho menos se pretende "demonizar" o justi-
ficar tal;) cual conducta. Interesa exponer pu!: qué tal polí-
tica económica es perversa, y cuáles consecuencias el negli~
gente pasivismo (permitiendo que los que menos debieron ha~
cerla la hicieran) del actual primer mandatario puede ocasio-
""larsi no se ponen a tiempo los debidos reparos.
Todos o casi todos s.:bemos (porque a fuerza de sufrir
en carne propia las consecuencias de disparatadas medidas
económicas terminamos por ilustrarnos o por lo menos de
embebemos de conceptos económicos). que el Fondo Mone-
tario lntemacional concede préstamos única y exclusivamen-
te para ayudar al país interesado a "restabkcer" el equili~
brio de su balanza de pa!=[os.para lo cual "recomienda" (con
la anuencia del Banco Mundial) una serie de medidas que
cúnstituye-n el famoso" ajuste". Y ese equilibri.o se debe con-
seguir cueste lo que cueste., aunque ello impliqt.•e desnutrición
y m:uerte se51ura de millones de niños. pauperismo, hambre,
miseria. delincuencia, desocupación, etc.

Lo curioso y befardo es que ni aun con este holocausto


bs medidas del "ajuste" consiguen un beneficio general en
la población sobrevivien te tratándose de países "en vías de
dpsé:rrollo". dentro de los cuales la crisis v consecuencias
del njuste se sienten en diverso grado de i~knsidad según
el nivel rle "subdesarrollo" y según las particulares caracte-
rí.sticas de cada pueblo. Todo esto nos conduce ya a una pri-
mera Londusión: las medidas de ajuste (si éste se hace ine-
vitable) no deberían ser iguales para todas las naciones del
mundo, como en realidad lo son.
Llegados, a este punto, ¿qué es 10 que el Fondo Mone~
tar10 Internacional "sugi~re" decididamente apoyado en los
últimos tiempos por el Banco Mundial? (RecoIdamos que el
cumplimipnto de las condiciones de estabilidad a corto plazo
del tipo Je las recomendadas por el Fondo, se ha convertido
en un requisito previo para obtener préstamos del Banco
Mundial, y a mayor razón de los bancos comerciales, y en
algunos casos de los mismos gobiernos) .
1. Recorte del gasto público y reducción del déficit
gubernamental. Para combatir la ineficiencia administrativa
del Estado (precisando que esa ineficiencia parte de la cú-
pula de los detentores del poder, de los cuales depende la
asignaciólI de los recursos económicos de que dispone el Es-
tado), 10$ siervos del Fondo Monetario Internacional nos
"ilustran" que lo primero que hay que hacer es cuadrar las
cuentas nacionales. Para hacerlas cuadrar se recurre '1 re--
cortes en los servicios más esenciales (sanidad, educación.
desarrollo agrícola, etc.), a despidos masivos de los traba-
jadores del sector público, a la eliminación de todo tipo de
subsidios, al aumento del precio de los productos de las em~
pr~sas estatales para captar dinero, y al aumento de precios
de los productos alimenticios tanto de las empresas del Es-
tado como de las privadas (persiguiendo con e~to incentivar
a los productores de una parte y recaudar mayores recursos
a trdvés de las tasas, de otra parte), y a tantas otras aberra-
ciones.

¿Qué se espera con la aplicación de estas medidas?: in~


génuamente dar un arranque para el tan soñado crecimiento
económico. ¿Y qué se consigue con ello? Pues, de inmediato
se consigue: a) un embrutecimiento del pueblo con la pará-
lisis de l0s centros educativos que no pueden funcionar ade-
cuadamente por la misma falta de recursos, desde las escue-
las primarias hasta los centros de instrucción superior que se
ven constreñidos a entrar en una secuencia cle recesos y a
la cancelación definitiva de programas de investigación que
en una u otra manera estén relacionados con el cambio y la
realidad nacional: b) una parálisis del sistema nacional de
salud, en donde los hospitales y centros de asistencia sin re-
cursos, ven entrar en rápida obsolescencia 10:5 equipos e ins-
trumentos mecánicos, ven una fuga de profesionales y per-
sonal médico y paramédico, constreñidos a buscar fuentes
alternativas de trabajo para no morirse de hambre: mientras
que los pocos que quedan se encuentran maniatados por no
poder atender a tanto enfermo, por no poder utilizar mate~
dal en d(-'suso y deterioro y por no contar con los medka~
mentas necesarios dada su escasez producida por el criminal
aumento exagerado de los precios; todo ello en agravio de
la gran mayoría de peruanos que pierden de este modo el
derecho a enfermarse porque ello podría significar su elimi-
nación física segura. ¿Cuántos se han muerto ya y cuántos
se están muriendo como consecuencia de estas medidas?:
c) un aniquilamiento fulmíneo de la infancia por aplica~
ción de las medidas aludidas y fundamentalmente por la
eliminación o reducción de los subsidios a los productos agrí-
colas básico8 para la alimentación, así como p0f la elimina-
ción o re.ducción de los mismos programas -:le nutrición; a
todo lo CHalse agrega la falta de recursos económicos d~ los
padres, el alto costo de las medicinas y todas las causas y
consecuencias de la crisis convertidos en un círculo vicioso
de autopropulsión; d) abandono de los servkros básicos de
agua, desagüe y electricidad, que conducirá a un definitivo
empeoramiento de las condiciones de vida de las grandes
masas, sobre todo de las áreas suburbanas superpobladas.
con la proliferación de las enfermedades y el consiguiente
df:bilitamiento del "potencial" trabajador que no siendo ya
uc
f¡..¡ctor "consumo", tampoco lo será de "trabajo"; e) el au~
mento exorbitante de la ya consistente masa de desocupados
que genera fenómenos degradantes como la indlgencia, men-
dicidad. delincuencia y prostitución y f) una exacerba-
ción a la enésima potencia de los conflictos sociales, a cuya
base se encuentra el hombre común y corriente desilusiona-
,jo, rebelde con causa pero sin principio ni d€'rrotero segu-
ros, por ende fácil caldo de cultivo para la dt>sviación polí-
tica hacia movimientos de insurrección y terrorismo.

2 . La liberación del comercio. Quienes siguen las re-


comendaciones del Fondo Monetario Internadonal opinan
como él que la liberalización del comercio ha de incentivar
los flujos comerciales y la actividad económica en general:
del exterior entrarían productos de mejor calidad y a precios
más competitivos, lo que permitiría abaratar las subsisten-
c)os.

A e::'ta afirmación respondemos: el Perú y en general


cualquier país del llamado "Tercer Mundo" están destina-
dos a sucumbir económicamente con esta medida, por el sim-
ple hecho de que sus industrias 10cJles son escasas y no han
podido desarrollar economías de escala capac~s de competir
con las industrias extranjeras al interior del territorio na~
cional y mucho menos en los mercados exteriort>S (mercados
qu~ no pRsan de ser una ilusión en el "Tercer Mundo" que
carece de poder adquisitivo y en el mundo desarrollado qu~
impide la importación en su terrltorio). El Perú cuenta con
oiles de pequeñas empresas que con el alza de precios de los
inmmos y la paralela liberalización del comercio exterior
van a ser arrasadas del panorama económico nacional crean~
do más desocupación y menos producción; ¿quién nos com•..
pra pues le poco que producimos que no alcll1za ni para el
abastecimiento nacional?; y si no nos compran, ¿de dónde
sacamos para pagar lo que necesitamos importar?; ¿voltea~
remos la mirada única y exclusivamente a léls "industrias"
extractiva~?, es decir ¿nos sujetaremos a los precios viles im~
puestos por los países industrializados?; ¿quienes se benefi-
ciaran en definitiva?: tres o cuatro exportadores mineros, tres
o cuatro exportadores (intermediarios) de productos agra~
rios, exceptuando claro está las pocas empresas de! Estado
sobre las cuales dirigen la mirada voraz los spmpiternos pri-
vilegiados grupos de poder.

3. La "libre" fluctuación de los precios. Es éste otro


de los dC'gmas de las políticas de estabilización económica.
¿Qué persigue -en el concepto más simple- la política de
precios fl<'xibles?: En una economía de mercado, que la ofer-
ta y la demanda de productos determinen el precio más ra-
zonable y justo. Bien, esto puede funcionar, y muy re!ativa~
mente, <'n un país en donde toda o la mayor parte de la po~
blación tiene poder adquisitivo suficiente para demandar pro-
ductos. y existe contemporáneamente una gran variedad de
productores que compitan por ofrecer productos a precios
ml>.nores garantizando un mínimo de calidad. Estas no son
la5 condidones del Perú ni las de la mayor parte del mundo
no industrializado. Así, por lo que se refiere a los consumi~
dores. en situaciones de "bancarrota familiar" (como la del
aro tu a! 90 % de los pobladores peruanos) estas familias sólo
podrán dedicar sus escas;)s ingresos a la alimentación. den-
tro de la ('ual van a elegIr no una leche "Gloria" por una le-
che "Nestlé" sino un té por una leche. no un pollo en lugar
de un pato sino un huevo en lugar de un pollo. etc. Conse-
cuencia: la elasticidad de la demanda (respuesta del consu-
m.idor frente a las variaciones del precio: más bajo es el pre-
cio más (·ompro. más alto es menos compro) no funciona.
De igual manera por 10 que concierne a los productores:
aq1jelIos ;ndustriales que han alcanzado un ci?rto monopolio.
no teniendo competidores mantendrán precios más o menos
estables pero inalcanzable:.:; para las grandes masas; ante es-
ta situación estos productores se pueden ver obligados a ce-
rrar (quieh'a) o a redimensionar su potencial productivo li-
mitándose a producir para los pocos que puedan adquirir. y
aun en este caso. sólo siempre y cuando el mecanismo per-
verso de la liberalización de las importacione3 no les hagan
perder competitividad. de lo contrario la quiebra es in-
minente. En el mejor de los casos (no liberaltzación de las
importaciones. o por lo menos excepción de sus productos. y
permanencia de un apreciable grupo con poder suficiente-
mente adquisitivo). estos industriales van a reducir enorme-
mente su producción. Y en este estadio finaL para estos pro-
ductores, la elasticidad de la oferta (su rea:::ción frente al
precio: más altos son los precios más produzco y ofrezco.
más bajos son menos ofrezco) tampoco tendrá efectos. pues
siendo un producto inalcanzable para las grandes mayorías
(o limitando éstas enormemente el consumo de esos produc-
tos por su falta de pod~r adquisitivo). no lwbrá consumo
mayor para estas masas. es decir que tal consumo se man-
tendrá constante reducido a la mínima expresión; de este
modo los productores. a nivel de su pequeño mercado (10
o 20% de la población) tendrán que manten:::r constante su
prodUCCIón y en lo posihle estables sus precbs bajo riesgo
de cierre.

El problema de los productos agrícolas para el consu-


mo nac;(\nal es un mundo aparte. La elasticidad de la de-
!'Janda nunca ha funcionado para el consumidor. La causa
directa la encontramos en el cáncer de los intermediarios.
La pequeña agricultura por decenios entero3 ha venido y
viene siendo presa de la inescrupulosidad de los "mayoris-
tas" que compran a precios de hambre y venden a precios
100 ve,ps más altos. N o gana ni el consumidor que paga
precios dtísimos e impuestos por el acaparador. ni el agri-
cultor que recibe apenas para comprarse la semilla necesa-
ria pélW el sucesivo cultivo. El pequeño agri-:ultor no tiene
así ni siquiera la posibilidad de jugar con una mínima elas~
ticidad de la oferta. pues los precios que el intermediario le
ofrece sea casi siempre los más bajos del mercado. El inter-
CJediario acaparador se convierte de este modo en un verda~
dero ll1n.!1opolista o por lo menos hace parte de un Hrupo
"oliHOpólico" (pocos individuos que dominan ciertos n~erca-
d,}s) de tal manera que puede participar holgadamente a la
imposición de los precios.

¿Pue!1den funcionar así las recetas del Fondo Moneta-


rIO lntemacional (y en particular aquella referida a la li~
b~rdlización de los precios). tratándose de eC'Jnomías deprí~
midas como la nuestra. plagadas por estas enormes y graves
distorsiones del mercado?

4. Aumento oficial del precio de los alimentos y de 10:3


&ervicios básicos. En el contexto de una política general de
precios el Fondo Monetario Internacional ve con favor el
0.umento ¿el precio de 10':5. alimentos, la energía y otros ser~
vicios fundamentales de la población. y así lo interpretan e~l
forma por demás fiel sus servidores nacionales.

Sin embargo. quien dio o aceptó tan ilbsurda medida


debió haberse hecho antes este elemental razonamiento:
-'Pues si yo aumento los precios de ciertas materias primas
(o las gravo con enormes impuestos) sólo por conseguir de
inmediato recursos para el Estado. siendo yo E'l comandante
de esa nave Estado. le estoy haciendo un forado con mis
mismas manos a esta nave. Si aumento el preCIo de la ha~
rina para tener más ingresos ahora. estoy quemando esa
misma fuente de ingresos".
En efecto, si a un productor cualquiera de fideos por
ejemplo le aumento en 300% el precio de la harina, este pro-
ductor ~-en la medida en que los otros factores de produc-
ción no varíen su costo- va a tener que aumentar por lo
menos en iHual porcentaje el precio de su producto. Pero si
un k.ilo de fideos costaba 300, con el aumento (300 + 900)
va a costar 1,200; de tal manera que, si un tnbajador com-
praba cada cierto tiempo un kilo, después ::iel aumento, a
paridad de condiciones, va. a comprar sólo un cuarto de ki-
lo; y si su~ condiciones empeoran en otros sectores de su
presupuesto, de repente no compra nada de fideos, prefirien-
do orientar sus in~resos hacia otros productos substitutivos.

Conclusión: el "pobre" productor de fideos no va a ven-


der; y si no vende no tiene para comprar más materia prima.
no tendrá para pagar a sus obreros, y en fin no tendrá para
pagar impnestos. El Estado pues lo obliga a quebrar; el Es-
tado pues mata así con sus propias manos la "única qaIlina"
que le da los huevos, quiebra con sus propias manos la caña
que le da pescados; y como esta situación se produce en ca-
dena entre todos los empresarios (o por lo ml':nos afecta a
la gran mayoría desprovista de monopolios) nos encontra-
mos rep(.ntinamente en una situación de par0 nacional, pa-
rálisis completa de la economía nacional, receso económico
total L'J'1 las graves consecuencias que ello comporta.

A las tantas complicaciones que una política de esk


tipo comporta se agrega otra: independientemente del valor
del dólar (que según se dice si se mantiene bajo daña a 1)5
exportadores porque sus costos suben), lo cierto es que si
suben 10s productos de .subsistencia se profundiza el fenóme-
no del contrabando, puesto que en las zonas fronterizas (en
condiciones de normalidad y por lo tanto en el supuesto de
que los países colindantes no hayan a su vez aumentado
exa!=leradamente los precios de los productos Lle subsistencia)
los nacionales van a encontrar productos a precios muy com-
petitivos; lo que ocasiona una doble e inevitable consecuen-
cia para d país del ajuste: de un lado se ve escapar una bue-
na parte de esa preciosa divisa que necesita para importar;
y de otro lado precipita la CflSlS de los productores na-
cionales que ven disminuidas sus ya escasas ventas por la
invasiun de los productos de contrabando.

5 . La devaluación monetaria. Se podría todavía ab-


surdamente argüir que la situación 'poco antes descrita cons-
tituiría un sacrificio momentáneo a nivel nacional. porque,
desde el punto de vista internacional, con la contemporánea
devaluación de la moneda (que en el entendin:iento de los
asesores y los asesorado') del Fondo Monetario Internacio-
nal tiene como fin estimular la compra de productos naciona-
les de p;¡!"te de los extranjeros y por ende aumentar las ex-
portacione-s) las cosas van a mejorar. porque se va a vender
más, y por lo tanto van a entrar divisas al país, con las cua-
les se va a comprar mat~rias primas baratas. etc., etc. No
habría afIrmación más falaz. irreal y malintencionada que
ésta.

dasta la fecha este efecto (que en mayor o menor m~-


dida se produce en las economías altamente industrializadas.
aunque no siempre con los resultados esperados por los pro-
m0tores de tal medida), no se ha verificado jamás en un país
subindu~trializado como el nuestro; y ello por las consabidas
mE'd.idas de salvaguardia de los países altamente industriali-
zados; y dio por los deficientes mercados d,~ los países en
vías de desarrollo. que dicho sea de paso. tratan siempre
de proteger también a sus propias industrias. Y es más, la
misma dC?valuación monetaria tiene efectos más bien contra-
producentes porque en la mayoría de los países "en vías de
desarrolio" (etiqueta demasiado pretenciosa para la situa··
ción actual) existe por el contrario, una penuria de alimentos
y productos de primera necesidad; por lo que la misma de-
valuación de la moneda va m1ásbien a encare<:er los produc-
tos citados con graves consecuencias para su ~uministro na-
cional, cuya pre-existente carencia era de considerarse in-
clusive ('cmo causa de esa misma inflación que se "trata de
combatir'. Combatir la inflación con mayor inflación puede
ser de repente una "sabia" medida de política económica,
pero en otras galaxias tal vez.
Si e.stas medidas tienen como uno de sus principales ob~
jetivos el fortalecimiento de la competitividad oe los produc~
tos locale~ en el extranjero, ¿de qué: sirve su aplicación si al
momento en que se deben verificar estos resultados, el mer~
cado extranjero (sobre todo el de los países industrialmente
adc:IantaJos) se muestra impermeable a la penetración de
los product\)s del país "ajustado" en sus mercados debido a
las polítIcas proteccionistas de sus gobiernos: Encontramos
pues una absoluta falta de congruencia entre ~a propuesta y
la realidad.

He aquí por qué: las propuestas del Fondo y la \ondes~


cendenda de sus siervos nacionales no es honesta. Los fun-
cionarios del Fondo (sobre todo los s:¡obiernos que en él de~
ten tan el poder de decisión) saben de esta re::l1idad r¡ue en
definitiva tiene un efecto práctico para estos últimos: el man~
tenimiento del "statu quo" de las economías 't'n vías de de~
5arrollo" (economías estancadas diríamos mejor) y la consi-
guiente posibilidad de disponer a buen precio de sus recur~
sos naturales, lo que en última instancia significa perpetua~
cíón de la dependencia.

En 10 que se refiere a los gobernantes nacionales y sus


técnicos asesores, la conclusión de tal comportamiento es qt..e:
o son UIlOS analfabetos c.ompletos en materias económicas
reflejando tal analfabetismo en una visión cor~a o miope del
complejo panorama internacional, o, conocedores de tales
consecuencias traslucen de este modo su pertenencia o inc1i~
nación a los ..,grupos privilegiados dominadores de los secto~
res claves de la economía nacional. Este comportamiento
tiene un parecido muy grande al de los buitres, los que es~
peran pacientes que las hienas maten, se sacien y abandonen
el cadáver para luego caer voraces sobre la carroña; con la
diferencia que los siervos del Fondo preparan. abren el ca~
mino hacia la presa y hasta ayudan a hundir el puñal en el
cuerpo exhausto de la víctima; con la diferencia que los sier~
vos del Fondo Monetario Internacional se dicen amigos d('
la víctima y la hacen caer en la trampa con el engaño, el
embuste y el sofisma, armas clásicas del "político" de papel.
6 . El estandarte de la deflación. Al dóño se une la
burla, pues el politiquero de turno pretende agregar otra
mentira con apariencia de verdad, habiéndose quizás hecho
antes un razonamiento como este: "tanto el pueblo es igno~
rante. y nunque no 10 fuera, la situación actual no le dará
tiempo ni de pensar. y así se tragarán fácilmente esta apa~
riencia de verdad". En efecto, sostener que existe deflación
ahora y que ésta es una situación saludable porque signifi~
ca haber eliminado la inflación, es el enésimo 30fisma del po~
lítico de cartón.

En decto, el inicial desmesurado aumento de precios qt1~


hemos tenido. ha producido ya una inflación anticipada por
un períoo0 muy si~nificatlvo (de dos o tres años); esto quie~
re decir que el nivel de inflación que normalmente se espe-
raba para dos o tres años se ha adelantado criminalmente
a uno o dos días de la fecha en que se hizo la previsión; vi~
vimos pu('s ya inflacionados, y la propagandeadLl "deflación"
es sólo una ilusión. una falacia, aire, espuma. vacío, simple
falsedad.

Por )0 demás. decir que se ha recurrido a la "deflación"


para evitar la inflación, a la larga tiene los mismos efectos
que los que produciría la decisión de un hombre que. para
evitar morir asfixiado a 1O mil metros de altura decidiese
ser enterrndo alOa metros bajo el nivel del mar; porque sa~
bido es que tanto la inflación como la deflación son dos fe~
nómenos anómalos que en sus puntas extremas generan pro~
cesas recf'sivos.

La deflación o baja de precios. en la acepClOn prístima


de la teoría capitalista que la formuló, no es U~ fenómeno a
"se stante" ni se produce por el simple hecho de que un go~
bierno determinado dé un decreto diciendo "bajo los pre~
cios". La deflación es el síntoma más peligroso de una eco~
nomía capitalista en efervescencia. La verdadera deflación.
(;n su acepción económica más estricta, tiene una etapa in~
mediatamente anterior caracterizada en la abundancia de
productos. consecuencia a su vez de un potencial productivo
rr:uy elevado (todo lo contrario a lo que suc~de actualm~n~
te en nuestro país); los productores han calcuhJú maL o cau-
sas imprevistas impiden la venta de sus productos, hay de-
masiados productos en el mercado, entonces para poder ven-
dedos comienzan a bajar los precios; y producen deflación;
pero aquí viene elverdaclero peligro de esk malestar eco-
nómico llamado deflación: que por más que bajen los precios
el consumidor local no les va a comprar más pues no puede
consumir más. allá de un cierto monto. Este nudo irresolvi~
ble va a estimular dos reacciones por lo menos en el produc~
tor: u organiza asociaciones de productores para levantar
los precios (y he aquí que se amenaza de nuevo inflación)
destruyendo sus productos (sobre todo en el campo agrario),
o limita su producción a ciertos márgenes; e"to último oca~
SlOna sin embargo un fenómeno más grave aun: que la es-
trur.:tura productiva va a quedar paralizada o reducida enor-
memente: disminuyendo la producción, disminuyen las fuen-
tes de trabajo, se genera pues desocupación, por lo tanto me~
nor poder adquisitivo de la población, menorf~S ventas, me~
nor producción, mayor desocupación y así 110Sinsertamos
nuevampnte en un círculo vicioso que lleva a la recesión;
¿por qué debo pues elogiar yo a la deflación c.omo lo hacen
los títeres de "Fabu1andia"? Esta es pues lo ql1e diríamos la
deflación genuina, originaria. consecuencia directa de un
profundo malestar estructural que parte de un exceso de
producci(;n, de un uso inadecuado de la estructura produc-
tiva.

Cualquier otro tipo de baja de precios podría encasillar-


se en lo que llamaríamos ,.deflación derivada". Pero cuando
los precj'Js bajan no porque haya exagerada producción,
~ino porque antes se han inflado a propósito y en forma
exorbitante; cuando los precios bajan porque los consumi-
dores no tienen para comprar, existe una "falsa deflación",
una "deflación artificial". manipulada por el poder polí-
tico y no originada en las fuerzas genuinas del n:ercado como
qu;ere la misma teoría del capitalismo moderno.
Sin embargo, los economistas han venido en concordar
y llamar convencionalmente deflación aquella producida ca-
si exciusivamente como consecuencia de una política econó-
mica tendie;1te a la reducción de la masa del circulante con
el objeto de obtener una revaluación de la moneda, lo que
equivale a decir una restitución de su primitivo poder de ad-
quisición.

Aparte de que no nos consta que esta restitución del


poder de C0mpra de la moneda peruana se haya logrado
(siendo mfs bien cierto el efecto contrario) no nos parece
que los sectores supuestamente afectados hayan notado o
reaccionado a tal presumible daño; en efecto, en economías
"normales" la siempre supuesta baja de precios no debería
permitir una fácil existencia a un gran número de empresas
de tipo mc(lio que verían disminuir sus gananr.ias al verse
obligadas a vender a precios bajos productos de elevado
costo; prote~tas suficientes debieran provenir también de las
empresas endeudadas dado que se ven constreñidas a devol-
ver sumas de dinero con mayor poder de compra.

Aun en el caso de recurrir a esta medida como ins-


trumeto de política económica, la deflación extrema repeti-
mos, tampoco es buena, ya que la reducción de precios cons-
tituye un fleno a la actividad de los empresarios, lo que
produce la disminución de la producción que a su vez ori-
gina desocupación. Además los economistas sa~en (o debe-
rían saber) que, revaluándose la moneda nacional respecto
al oro y a las monedas extranjeras, el cambio baja también
y constituye un estímulo a las importaciones de mercade-
rías extranjeras, cuyos precios -en teoría..- cleberían ten-
dCfl a disminuir y obviamente a ser más ventajosos que los
de los productos nacionales (de nuevo quiebras de empresas
y destrucción del aparato productivo nadona); y aquí en-
traríamos i.lna vez más en una enorme contradicción con el
efecto que precisamente se pretende lograr con las medidas
recomendadas por el F. M. l.: el estímulo de las exportacio-
nes nacionales. Con esto queda taxativamente probada la
mala fe de los gobernantes o de sus asesores, y si ella no
existiera, la imperdonable desorientaci6n en quienes están
allí para aplicar las medidas justas pero que por lo contrario
en vez de ofrecernos la balsa no ofrecen un pedazo de ma~
dera podrida para morir dulcemente ilusionados en una su~
puesta salvación que no tiene cuando llegar.

Sean pues más honestos los detentores del poder polí~


tico, respeten la voluntad popular, de quienes los "gracia~
ron" con el voto, no pretendan "tomarle el pelo al pueblo",
pues éste a la larga resulta más sabio y llegado el momento
no sabe perdonar.

7. Los patrones del Fondo. Si el Fondo fuera un ente


que se in~eresara no tanto en el desarrollo del Tercer Mun-
do (que no fue creado para este fin) como el1 obtener por
lo m.enos la eficacia de sus mismas políticas de ajuste, en~
tonces debería necesariamente interesarse también por el
crecimiento económico de los países destinatarios de su
préstamo; y esto lo debería conducir ineludiblemente a
adoptar políticas de "presión" sobre los mayores países in~
dustrializados para que modifiquen su actitud, países éstos
que son también responsables en gran medida de la deses~
tabihzación de los países que se someten al Fondo, a tra~
vés de comportamientos tales como la consabida política
de restricciones arancelarias y contingentarias, y el control
de los precios de los productos básicos a través del mal uso
de sus grandes stocks de reservas de materia~ primas. Pero,
claro está, esto es sólo un sueño ("feliz" para el área depri~
mida del mundo, y pesadilla para los grupos de poder eco-
nómico del mundo occidental), puesto que quienes conducen
la política del Fondo Monetario Internacional son precisa~
mente ]o~ gobiernos sobre los cuales se debería presionar
para tal cambio de actitud, con Estados Unidos de Norte
América a la cabeza.

Los siervos latinoamericanos, los siervos "criollos" del


Fondo Monetario Internacional, han revoluCionado el con~
cepto de la palabra "siervo": en el pasado b servidumbre
no dependía de la voluntad de quien nacía con ese estigma
y obviamente se luchaba por la libertad; los siervos actua-
les del Fondo, aún naciendo libres se someten voluntaria-
mente y más bien luchan por defender su oprobiosa condi-
ción y rendir vasallaje al patrón Fondo que no es otra cosa
que el bastón de los tíos malos de la Historia.
EL HDECALOGO" ABANDONADO:
¿ANCLA DE SALVACION?
N o hay recetas fijas para hacer resucitar economías en
crisis como las latinoamericanas, y entre ellas en coma pro-
fundo como la peruana, la boliviana o la argentina. Ni el
más preclaro economista, ni reunión alguna de expertos en
la materia puede sentirse en grado de alargar una hoja de
papel conteniendo la fórmula mágica capaz de recuperar en
dos años, 10 que decenios de mal gobierno, usurpación, de-
predación y rapiña han causado con demencial sadismo e
impune delincuencia: la vivisección de la patria cuyos órga-
n::>s aún .:alientes y sangrantes se encuentran dispersos y
conec.tados entre sí por una sutil red de v~nas y arterias
anémicas y endémicas.

Existen sin embargo precisos derroteros, vías maestras


de salvación o por lo menos de esperanza en ella, por lo
que, elucl¡rlas significaría el acto final de la hecatombe na-
cional. Pero ni siquiera el simple hecho de conocer estas
vías de supuesta salvación significa que se ha de llegar ne-
cesariamente a ella o que la realización irrestricta de las
mismas produzca la medicina óptima para recuperar al en-
fermo. Depende entonces de la habilidad del estadista y
del político probo, saber entrelazar los hilos que sirvan para
el abrigo, saber combinar los ingredientes qee sirvan para
la cena, saber seleccionar los materiales que han de servir
para la casa: tres pilares fundamentales éstos para construir
el armazón del ciudadano apto y capaz de funcionar para la
construcción larga, penosa y sacrificada de un país digno,
sano, fuerte y capaz de hacerse respetar en el concierto de
la vida internacional.
Ingente es la tarea por realizar. numerosos son aún los
sacrificios por actuar. pero para poder llevar adelante estos
propósitos es necesario detener la hemorragia. es necesario
iniciar una inmediata transfusión. Ello significa que por un
período prolongado no se podrá ver la marcha del carrQ pues
será el período de la reparación. necesarísimo y vital para
impedir que se funda y para cambiarle las ruedas cuyas llan~
tas se encuentran molidas por haberlas hecho rodar en el
camino tortuoso de la ruina. en donde las espinas. los baches
y los malos choferes han estado constituidos por: el derro~
ehe público. la malversación del Tesoro. el cntreguismo de
los recursos naturales. el fácil recurso al credito extranjero
y la pésima utilización de los empréstitos. el descuido pu~
nitivo de la educación, la ausencia de una eficaz política de
planificación económica. la ingerencia en el gobierno de
militares abyectos. la creación y fortalecimiento de castas de
privilegia.los. el acentuarse de la plutocracia, el incremento
de un aparato burocrático fosilizado y reacio al cambio. y
la existencia de gobernantes ineptos, sea porque imprepara~
dos. sea porque representantes de intereses centrarías al na~
donal: oligarquía. empresas transnacionales, banca extran
jera. ete.: fardos de plomo éstos que han atas<.ado el carro
en una :nmensa charca de barro hediondo y éls:¡uaspútridas
representadas por: el hambre. la miseria. la desocupación, el
terrorismo (tanto de grupos pseudoideológicos como del
mismo Estado convertido en un verdugo ciego y represor).
la delincuencia en sus más variadas facetas, la prostitución.
el analfahetismo. el fatalismo y la ulceración espiritual; sín~
tomas éstos de una parálisis del país enfermo que se mani~
fiesta en un acrecentamiento sin precedentes de la tasa de
mortalidaJ de su población y en la pérdida de los más eIe~
mentales valores humanos sobre los que se debe asentar toda
civilización progresista.

No ('s pues tarea de un sólo hombre la reconstrucción


de cada país latinoamericano. y se exige la participación
acliva de todos sus miembros, aunque hablar de todos re-
sulte un eufemismo en la medida en que la gran mayoría
de sus ciudadanos tomen conciencia de que existe una ca~
terva de: malos ciudadanos opuestos al cambio, que son pre~
cisamente aquellos que han llevado al respecti'lo país al bor~
de de su sepultura. y que habiéndose fortalecldo como pa~
rásitos, o más aun, como terríficos virus en el luerpo de un
enfermo c.rónico. tratarán de obstaculizar el cambio y esta~
rán siempre en acecho a la espera del momento propicio pa~
r21dar el golpe decisivo; por lo que hay que estar alertas y
combatirlos incesantemente hasta extirparlos (1 anulados del
flu;do vHal, Se hace necesaria pues una ardua labor de se~
lección, ya que para poder respirar es apremié:nte purificar
el Gire plagado por los hedores del miasma,

Una terapéutica dirigida a la curación del paciente


Perú debprá echar una mirada al interno y otra al externo
para dete,tar las vías purulentas. efectuar llna incisión y
proceder él la purga total del individuo. Purgar significa
limpiar, purificar una cosa. y por lo tanto no se trata sim~
plemc.nte de remover la pus para que ésta sea luego substi~
tuida por otra, Hay que partir del interior ataLándo el virus
y revitalizando el organismo. y hay que oponer una barrera
al exterior a aquellas espinas que continúan acicateando el
cuerpo.

Los derroteros a seguir para la recuperaclon precisan


cl~ una detección. de una identificación clara de las causas
de la parálisis (espinas. baches, pésimos conductores) para
proceder a su eliminación y, contemporáneamente. a su gra-
dual substitución por la mixtura de medidas de carácter po~
lítlCO. económico y social que comiencen a mover el motor.
y es aquÍ. como decíamos al inicio de este \~pr]ogo. que en~
tra a tallar la acción del gobernante probo. quien deberá
aplic ar a cada situación una medida justa. que no ha de ser
necesariamente rígida, sino que ha de qdecuarse a las con~
dlciones de lugar, tiempo y modo que son variables y jamás
constantps, por lo menos mientras no se alcance la soñada
"estabili'.bd ideal" o el fantasioso "equilibrio" de las econo-
mías desarrolladas.
La barrera del inmovilismo inicial e;~~á constituida
por una s!tuación peligrosa que amenaza de muerte a la Amé-
rica Latina: la descomunal deuda externa (trágica y nefasta
herencia de ineptos regímenes gubernamentales) y el insu-
ficiente producto nacional. Es una cuestión de vida o de
muerte. Un país no se puede lanzar al suicidio para satisfa~
cer una deuda externa que en muchos casos se acerca (si no
supera) a su Producto Bruto Interno, y de esta manera cons-
tituir un "cadáver honorado". La moratoria rpsulta así una
situación de facto, e independientemente de la negocia~
ción a que se llegue, sea unilateralmente como, y mejor
aun. conjuntamente con los demás países latinoamericanos,
el Perú no debe (ni puede tanto material como moralm,ente),
pagar. ahora la deuda y por lo menos dentro de los próximos
cinco años, período mínimo necesario -en las condiciones
actua1es- para robustecer las piernas del semiparaIítico país.

La suspensi0n del pago de la deu.da externa pues es


irremediable (pagar la deuda ahora sería como luchar contra
una bestia salvaje cogiendo el cuchillo por la hoja), pero
tal suspensión debería ir acompañada de unn inmediata po~
lítlca tendiente a la concreción de acuerdos con los gobi'er~
nos de los países acreedores que tengan como agenda cen~
tral de discusiones y negociaciones dos aspectos vitales para
la economía del país: a) la cancelación de la deuda o de
una parte de ella, y b) la actuación de un pro!=Jrama de in-
versiones extranjeras de carácter preferencial con los países
que "perdonen" la deudd a través de flujos financieros de
estos países (concretados en inversiones directas) hacia la
explotación de diversas actividades económici1~ en las que
el Estado o los empresarios nacionales tengan una cuota
de capital relevante (no necesariamente maY'Jritaria) y que
garantice ."u estabilidad y permanencia en el país, sin inter~
ferencias del gobierno, en el marco del respeto de la ley y
el orden público peruanos.

Sin la mordaza inicial de la deuda externa, el país po-


drá disponer de las divisas que se generen por exportaciones
con el fín de aplicarlas a la obra de recuperación. No se
trata sin embargo sólo de poder disponer de este capital.
Es de primaria importancia no dilapidarlo y buscar el modo
de acrecentarlo, razón por la cual se impone Hna rigida po~
lítica de austeridad. Pero hay que advertir que austeridad
no implica un prolongarse del hambre ni una acentuación
en la ins2tisfacción de las necesidades vitales del pueblo.
La austeridad está referida a la eliminación de los gastos no
esenciales para la vida dd país, o por lo menos de los cua~
les se pueda prescindir en los primeros años. Se apunta so~
bre todo a la eliminación Je los privilegios d~ ciertas "castas
sociales", sin que ello implique desmedro dd salario justo;
a la eliminación de oficinas burocráticas sin objetivos ni
funciones específicas; a evitar las representaciones diplomá-
ticas en países con los cuales no se mantienen intercambios
comerciales o culturales significativos, al desmantelamiento
de representaciones oficiales permanentes (o por 10 menos
a la limitación del personal al mínimo necesario) en orga~
nismos o en cuidades que nos conlleven ventaja alguna para
el progreso del país; a la drástica reducción de los gastos
militares en armamentos que sobrepasen las I('ales CXiSC~k
cias de la defensa nacional; a la aplicación de los institutos
armados él trabajos de desarrollo nacional de tal modo que
se evite e! parasitismo militar y que los gastos que su ma-
nutención representa constituyan una verdadera inversión
en interés del efectivo progreso nacional; a la eliminación o
recorte de las subvenciones estatales en la medida en que
no atenten contra la integridad física y la salud de sus po~
bladores. etc.

El capital nacional recuperado de este modo (divisas


de exportación, ahorro derivado de las medidas de austeri~
dad llrIH!OSa las restantes fuentes existentes (impuestos,
excedentC's de las em presas públicas, etc.) lU?HO de haber
cubierto las normales necesidades de los servicios esencia~
les públicos y de haber satisfecho las más vitales importa~
cf,ones. habrá de tener un único y gran destino: la promo~
ción, creación, estímulo y desarrollo de la actividad produc~
tiva (con sus consiguientes áreas prioritarias que deberán
uhicar en primer lugar y durante los primeros tiempos a la
actividad agrícola e industrias conexas).
El estímulo productivo debe partir del C<lm po. pero no
deLe ser excluyente de los restantes sectores. y ha de per~
seguir como objetivos inmediatos: a) la nutrición de los tra~
bajadores y sus núcleos familiares, y b) la p;:mlatina trans~
formación de éstos en factores de comercio, es decir, el acre-
centamiento de sus ingresos que servirá de impulso para la
march3 dinámica de la economía. Estos obietivos inmedia-
tos preci~an de medios; y aquí entran en jue$1o el sistema
de producción de una parte (que requerirá una contempo-
ráneacapacitación del trabajador), y un eficaz sistema cre-
diticio y financiero de otra parte.

En c.uanto al sistema de producción, las empresas au-


togestionarias son la medicina ideal en todo país subdesa-
rrollado. Las cooperativas deberán constituirse en el arma~
:eón del llesarrollo económico y del progreso social de las
clases tfé'lbajadoras. Las cooperativas de producción sugie-
ren un complicado pero simultáneamente eficaz proceso de
jntq~ración de la economía, ya que pueden se, las provee-
doras de las cooperativas de consumo por U;la parte. y de
las coop€'rativas de crédito por otra; y de esta última pue-
den partir estímulos para la creación de cooperativas de
trabajo en general y de otros servicios. Esta integración
cooperativa no significa un aislamiento o una segregación
de las restantes unidades productivas, pue~to que la acti-
vidad de las demás empresas privadas (tanto individuales
como societarias) y públicas, pueden muy bien efectuar las
más variadas transacciones con el sistema cooperativo y
operar en igualdad de condiciones en los diversos mercados.
Para que una política de estímulo productivo y desarrollo
industrial sea eficaz, el Estado no deberá descuidar el im~
pulso de los medios de comunicación y sobf>.~todo de los
transportes, esenciales para un dinamismo de la economía;
ello supone que en la medida de lo posible se ha de preocu-
par por ampliar la red vial y estimular la cre2.ción y expan-
sión de las empresas de transporte, para las cuales el tipo
cooperativo se presenta como el mejor.
Naturalmente este impulso inicial de la vctividad pro-
ductiva requiere de la coordinación y apoyo de todos los
sectores de la actividad económica nacional que han de te-
ner C0mo punto de referencia necesario los r(~spectivos cen-
tros direcc-ionales del complejo aparato estatal.. Así. al lado
de la po~ítica de inversiones (que ha de saber conjugar el
escasc capital con la abundancia de mano d~ obra disponi-
ble). se debe implementar: la política agrícola (que tenderá
esencialmente a la optimización de la productividad a tra-
vés del empleo masivo de trabajadores en coope! ativas agra-
rias de producción y de servidos. con tendeTlda también a
la eliminución del minifundio); la política minera (que per-
seguirá una imposición adecuada. una revisión de los con-
tratos con las transnacionales. la mayor partICipación del
capital nacional y la búsqueda de un programa racional de
explotación en función de la rentabilidad y del efectivo
desemb0que en los mercados extranjeros); la política mone-
taria y crediticia (que en los países en desarrollo deberá par-
tir de un esfuerzo por atenuar la inflación (Oausada por el
exceso de la masa monetaria. y a la creación de una estruc-
tura banc<1ria, ágil y libre de la sólita traba burocrática cuan-
do se trat-a de entes estatales para el desarrollo. pero que
deberá tender a reforzar las cooperativas de crédito orien-
tadas a su vez al desarrollo de actividades económicas espe-
cíficas); la política financiera (que requiere de una transfor-
mación radical del obsoleto e injusto sistema tributario.
oncntándolo preponderantemente a la imposi.:ión progresiva
y directa); la política comercial (orienta da él la elimina-
ción de los parásitos intermediarios y a la creación de una
red distributiva eficiente él nivel nacional; y d lJivel interna-
cionaL a la necesaria protección de la industria nacional. re-
quiriendo para ello un mayor control aduanero y una purga
efectiva de los funCionarios corruptos, así como la creación
de un apürato eficaz que promueva la búsqueda de merca-
dos externos); política de integración económica (que a
nivel andino deberá profundizarse para una mejor utiliza-
ción de los recursos productivos de la región); política de
cambios (poniendo un freno definitivo a la exportación de
capitales y propiciando un sistema eficaz para la utilización
de las divisas), etc.

Si bien éstas no son más que algunas de las riendas


que hay que usar para reconducir el caballo desbocado de
la economía, por el camiao justo, su sola percepción nos ha-
ce comprender fácilmente la magnitud del problema, y que
la tarea inmensa de las (re) construcciones, requiere de una
gran cantidad de esfuerzos, y sobre todo de personal capaz
e idóneo (no sólo intelectualmente sino, y principalmente, de
una cataJura moral que transparente el espíritu de la gente
incorruptible). Los esbozos de política general que acabamos
de trazar, son apenas un índice de lo ingente de la labor, que
encontrará en cada campo una rica variedad de matices, ovi-
llo intricado de problemas a los cuales el gobernante (y no
só!c él) deberá destrincar con la paciencia de un padre y
la energía de un herrero concentrado en la forja del meta1;
y los gobernados deberán extender a lo largo del cuerpo ate-
rido que se quiere abrigar.

Pero, desgraciadamente, las vías del desarrollo no sig-


n~fican solamente tener la capacidad material técnica y fi-
nanciera para actuarIo (aunque ello es un sueño todavía).
En los países en desarrollo hay que afrontar todav:a un
enorme obstáculo al cual nunca se le ha dado la importancia
qUE.'merece y que está referido directamente al factor huma-
110: La d~lse burguesa (o de inspiración burguesa) latinoa-
mericana está compuesta por pequeños capitalIstas, emplea-
dos de m;:mdo medio, comerciantes y gestores de servicios,
en torno a los cuales gira una inmensa masa de "sub-burgue-
ses", es decir de gente poco habiente pero íntimamente vincu-
lada a la burguesía y que aspira a alcanzar su posición. Pues
bi?n, toda esta enorme masa de población vive infatuada
con la idra del consumismo y está pendiente de los modelos
de COnSUlllOextranjero.

El peligro es doble, porque los burgueses capitaneados


por la dase oligárquica más intransigente, no están dispues-
tos :1 renunciar a sus hábitos importados de consumo, pro-
piClando por ello una fuga de c~pital por sus importaciones
superfluas o el uso inadecuado de una buena parte del capi~
tal nacional cuando en el país se implantan industrias que
van a satisfacer "necesidades" de minorías; los "sub~burgue~
ses" por su parte, tratando de igualar a sus modelos. se ven
impulsados a gastar los escasos ingresos,de que puedan dis~
poner. imf'idiendo de esk modo la formación de cualquier
cuota significativa de ahorro, y por ende del capital nacional.

El factor imitación propicia luego un efecto a cadena


porque "el vecino tiene tal y cual cosa, ¿y por qué no pode~
mas tenerla nosotros?", aunque no haya real necesidad de
ella. N o habiendo existido jamás un programa de informa~
ción y divulgación dirigIdo~ a la toma de concIencia de es~
tos peligros, resulta complicado hacer entender el la gente que
no puede permitirse niveles y modelos de consumo que no
están al dlcance del país, y por los cuales no ha aportado su
"cuota de sacrificio" como la han tenido que aportar los tra~
bajadores de los países que actualmente se encuentran en la
"cvspide' del desarrollo. Una política de e"te tipo por lo
general encuentra casi siempre sus opositores en la oli9ar~
quía y en la pequeña burliuesía que, afanosas en defender
sus islas de placer capitalista. sacan a relucir "ingeniosos"
sofismas ("amo el atentado contra la libertad (lihertad de to~
marse un whisky en un país en donde el 80 por ciento de
la población infantil no conoce la leche, libertad de vestirse
de seda importada, en un país en donde el 50 por ciento de
la f!ente se viste de harapos, libertad de importar literatura
pornogrMica en donde el 50 por ciento de los habitantes no
sabe leer; y se podría seguir en una cadena de incongruen~
das y sinrazones de qui~nes por vivir a la moda de París o
Londres. del desarrollo del país les importa un comino) .

E~ fa.:tor humano no se limita a esta apreciación qené-


rica del "ciudadano medio". Un fardo pesadísimo está cons~
tituido por la masa burocrática del aparato estatal; jefes y
jefecillos que pululan por los corredores de los ministerios y
demás oficinas públicas: aquellos entrados recientemente por
favores políticos que, adoleciendo de impreparzción técnica
para el "cargo" que desempeñan, se ven conStreñidos a po-
nerse la veste de improvisado inventor de fórmulas carentes
de base y contenido; aquellos que, aun con cierta prepara~
ción se ven con las manos atadas porque la "envidia" de sus
colegas les" serrucha el piso"; aquellos que teniendo una cier~
ta anti\:jüedad, manejando arcaicos sistemas de organización
E:dministmtiva, se muestran reacios a cambiar de método.

Para poder actuar un mecanismo dinámico de la admi~


nistración pública sería necesario cortar de raíz estos males,
promoviendo una reestructuración general del sistema, tan~
to de hombres como de métodos. Si bien es cierto que pade~
decemos de estos males, ello no quiere decir que sean irrever-
sibles; y élunque el proceso en el cambio de mE:ntalidad y de
los mecanismos para actuarIo sea lento, a la postre ha de
dar sus frutos. Lo importante es actuar de inmE:'diato el plan,
que nunca antes fue actuado por la incuria o la acción dolo-
sa de los gobernantes; de otra manera todo t'sfuerzo en la
diversifiG1ción de la economía corre el riesgo de ser vano,
o por 10 menos de recorrer un larguísimo y penoso camíno
con escasos resultados.

Si las políticas económicas no van acompañadas de una


profunda reestructuración de la administración pública, en-
trn,á a tallar nuevamente el secular mal latinoamericano: la
in')perosidad de una burocracia disecada, convertida en po-
lilla y comején de todo proceso de cambios. El propagarse
de esta plaga ha propiciado siempre que los uabajadores ju-
bilados, los acreedores él pensiones de viudez y horfandad,
padecieran años enteros de hambre y miseria por la dejadez,
lentitud e irresponsabilidad delincuencial de quienes son
llamados a actuar. La burocracia fosilizada ha permitido
que en las dependencias sanitarias los "asegurados" quemen
hasta el último pabilo de su salud, y muchos de ellos lleguen
a los hospitales ya cadáver, o en el mejor de los casos, ya
internad0s, se vean denigrados y maltratados por enferme-
ras de grosero comportamiento, o torturados por practican-
tes incompetentes. La burocracia "omnipotente" ha hecho
posible que en la administración de justicia prosperen los
'.'tramitadores de juicios" y los procesos que nunca acaban,
en donde leguleyos y ..escribaqueros" han formado su paraí-
so de indecencia, engaño y explotación, en donde gana un
juicio qUlen tiene un centavo más para obturar los mecanis-
mos normales del proceso. La corrupción administrativa ha
propiciado el abusivismo y el enfrentamiento de dos tipos de
ciudadanos: de una parte el empleadito maleducado y prepo-
tente de los ministerios y demás dependencias públicas que.
detrás de una ventanilla espera a los usuarios del servicio.
con los dientes afilados, los ojos maldicientes y las uñas cris-
padas; y de otra parte el ciudadano común y corriente que
se acerca a averiguar por su expediente, escondiendo la cara
detrás de su maletín o carpeta como si fueran en escudo qué
lo pusieran al reparo de la avalancha de improperios y ab-
. yccciones que le caen encima por el solo hecho de que su ex-
pediente "tiene apenas dos años de vida" .

y de este modo se podría seguir en una serie intermi-


nable de llagas y heridas que ulceran el cuerpo paralítico
de la administración pública. Su reestructuración pues es
m~a pre-condidón para el inicio de todo proceso revolu-
cionario.

Cuando un gobernante ha sido elegido tal en base a un


"programa político", ese programa político adquiere carác-
ter plebiscitario, se convierte por lo tanto en su Constitu-
ción Política y está obligado a respetarlo.

Cuando un gobernante no cumple su programa (sancio-


nado por la Nación al momento de ser elegido) y por el con-
trarío, hace todo 10 opuesto, está usurpando el Poder, el cual
se le otorgó sólo en función de su programa. Carece enton-
ces de respaldo soberano, carece entonces de catadura mo-
ral y no es otra cosa que un simple embaucador, mentiroso
y embustero. Su presencia en la Prim!era Magistratura de la
N ación deshonra al País que adquiere la condición de un
pueblo vilmente traicionado y sarcásticamente representado
por un histrión que, a su vez. considera al pueblo un idiota
sin esperanzas de redención.
Cuando un gobernante toma el Poder. la primera cosa
que debiera hacer es una especie de transposición de los Man-
damientos de la Ley de Dios de los cristianos a los "Manda-
mientos de la Ley del Pueblo" de los gobernantes, compren-
didos en esta última expresión, no sólo el Jefe del Poder E'je-
cutivo, sino todos y cada uno de los miembros de su Gabi-
nete, así como también la totalidad de los miembros del Par-
lamento y del Poder JudiciaL y por extensión. todos los fun-
cionarios y empleados de la administración pública.
Desgraciadamente la realidad es otra: la improvisación,
el desconcierto y la desesperación, salpicadas con una gene-
ral impreparación del Gobierno de turno. les hace fácil presa
de ciegos impulsos de venganza personal y vergonzoso pro-
tagonismo. Sería quizás esto último el mal menor, sino fuera
porque tales comportamientos. irracionales para el Pueblo
(que no lo son tanto para quienes han fabricado esos opro-
biosos esquemas). han llevado al Gobierno del actual turno
(Parlamento y Ejecutivo comprendidos) a propiciar una se-
rie de abortos legislativos, a sacar aún crudo el pan del
horno, provocándonos una indigestión de medidas absurdas,
poco coherentes con la Constitución -amante de turno de
los "iluminados" usurpadores del Poder- y los compromisos
internacionales; medidas convertidas sobre todo, en el filo de
navaja del pueblo, cuya muerte se prepara para alimentar
con su sangre unas cuantas voraces sanguijuelas internas
y despertar los no menos inapagables apetitos de los pulpos
foráneos.
Todos los enunciados someramente encaminados a lo lar-
go de este breve ensayo, y ciertamente complementados con
la imprescindible contribución de los sectores progresistas,
podrían resumirse quizás en diez postulados (que pudieran
ser cinco como veinte. dependiendo de la generalización o
detalle de los principios que se elaboren) que a manera de
tablas de Moisés. sirvieran de guía a todo $lobernante.
Tal Decálogo simple y llanamente partiría del impulso
y desarrollo de los sectores primarios de la vida nacional. pre-
cisando cada uno de ellos del respeto de sus propias reglas.
Fondo Monetario Internacional y Ajuste: Los Patrones y
los Lacayos 41
7 Penúltima hacia su

29 12 etaira hetaira

72 14 sino si no
Perú Hora Falal, de José Enrique
Briceño Berru se terminó de im-
primir en octubre de 1991, en los
Talleres Gráficos de la Editorial
Lumen S A., Calle de la Pesca-
deríH 137, Lima 1, Perú.
Cuando un gobernante ha sido elegido tal en base a
un "programa político", ese programa político adquiere
carácter plebiscitario, se convierte por lo tanto en su
Constitución Política y está obligado a respetarlo.

Cuando un gobernante no cumple su programa (san.


clonado por la Nación al momento de ser elegido) y por
el contrario, hace todo lo opuesto, está usurpando el Poder.
el cual se le otorgó sólo en función de su programa. Ca·
rece entonces de respaldo soberano, carece entonces de
catadura moral y no es otra cosa que un simple embauca·
dor, mentiroso y embustero. Su presencia en la Primera
Magistratura de la Nación deshonra al País que adquiere
la condición de un pueblo vilmente traicionado y sarcásti-
camente representado por un histrión que, a su vez, consi-
dera al pueblo un Idiota sin esperanzas de redención.
(J.E.B.B.) .

José Brlceño Berrú es Doctor y Licenciado en Derecho


por la Universidad Central de Barcelona, Abogado y Ba·
chiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos de Lima, Graduado en Ciencias Políticas por
la Universidad Nacional de Milán, Post-Graduado en Eco~
nomra y Derecho Internacional Público por la Universidad
Católica de Milán y en Política Económica y Ciencias de
la Administración Pública por la Universidad Nacional de
Rome.

You might also like