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GRUPO ATENEA

Fundador: Dr. Juan Carlos SECCHI

“LA PALABRA CURATIVA EN LA ANTIGUA GRECIA”

ANA BEDOGNI

AÑO 2010

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INDICE.

1. LA PALABRA.

2. EPODE.

3. EL DECIR PLACENTERO O SUGESTIVO.

4. EUKHE: EMPLEO IMPETRATIVO DE LA PALABRA.

5. FUNCION CATARTICA DE LA PALABRA.

6. CATARSIS DIONISIACA ANTICIPO DE LA CATARSIS TRAGICA.

7. KATHARSIS TRAGICA.

8. LA MAYEUTICA.

9. CONCLUSION.

10.BIBLIOGRAFIA.

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“La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador
tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas”
Sigmund Freud

1. LA PALABRA

El mundo humano es gracias a la palabra, el lenguaje articulado es característico del hombre y lo diferencia del
resto de los seres vivos. Es el instrumento fundamental del acto intelectual, del pensamiento.
Según L.S.Vigotsky (psicolingüista ruso) hay una interrelación dialéctica entre lenguaje y pensamiento, así la
estructura del habla se convierte en estructuras básicas del pensamiento.
Buscamos darle forma a nuestras ideas a través de las palabras.
Lo primero que hacemos ante la realidad es nombrarla. La palabra nombra y al nombrar ordena. Lo que no se
logra nombrar es confuso, es inexistente. El desorden anterior a la creación del universo humano, es el desorden
de la ausencia de la palabra. Por la palabra el hombre sustituye la confusión universal por signos.
Para el mundo antiguo las palabras eran un sustituto de lo nombrado, su representación. Así la palabra cobraba
valor de cosa. El hombre primitivo con su percepción del poder mágico de la palabra, logra comunicarse con lo
que lo rodea acercándolo a su experiencia y a su comprensión.
Así desde los tiempos más remotos el hombre fue descubriendo el poder de la palabra. Algunas culturas
orientales creían que el habla había sido entregada a los hombres por los dioses y que era potestad de ellos. Los
sumerios decían que el dios Marduk se había compadecido de los hombres y les había entregado la palabra.
Le llevará tiempo al hombre separar la palabra del objeto al que alude y frente a esta concepción mágica del
lenguaje llegará la respuesta de la razón y de la lógica que lo convertirá en herramienta del pensamiento. Así
hoy para nosotros, una palabra puede tener múltiples significados; de hecho en nuestro lenguaje hay una serie
de términos que deben su significación a antiguas creencias mitológicas. Dado que pensar es ordenar las cosas,
ponerlas en diversos casilleros y de acuerdo a ciertos esquemas, los antiguos filósofos para explicar y ordenar
conceptualmente el mundo, tuvieron que inventar conceptos, la estructura desde donde dar sentido a la realidad,
unos dirán que la sustancia originaria está en el aire, otros en el agua o en el fuego. Los presocráticos que
buscaban el principio del universo fueron los primeros en interpretar la realidad desde un discurso diferente al
discurso mitológico.
Entonces vemos que las palabras tienen también su propia historia que las va cargando de significados.
Las palabras nos permiten reconstruir con minuciosidad el pasado, el presente y el futuro del hombre y de la
cultura.
Los griegos conocían el poder de la palabra como herramienta política de persuasión, de mando y dominación.
El sistema de debate en las Polis implicaba una práctica constante del arte de la oratoria.
El bien hablar tuvo gran importancia para el pueblo griego; algo divino hubo para ellos en la hazaña de
convencer y brillar socialmente mediante la palabra. Así fue divinizaron en Peitó ,diosa de la seducción
amorosa y del decir persuasivo, la eficacia psicológica y social de la palabra. Luego lo divino se humaniza con
los sofistas y el uso de la retórica.
El sofista Gorgias en el Encomio a Helena, decía de la palabra: “es un poderoso soberano por que con un
cuerpo pequeñísimo y del todo invisible ejecuta las obras más divinas. Tiene en efecto el poder de quitar el
miedo, remover el dolor, infundir la alegría y aumentar la compasión”.
Aristóteles decía en su “Retórica” que el hombre no es sólo un ser racional sino que obedece también a las
emociones y que un discurso para poder persuadir debe apelar a tres dimensiones distintas en su audiencia:
“logos” convencer por argumentos racionales , “ethos” quién habla debe ser merecedor de confianza y
“pathos” el argumento debe apelar a nuestras emociones.
O sea que los griegos también usaban a la palabra como una herramienta para llegar al interior del ser humano,
a su alma.
Platón en “Cármides” le hace decir a Sócrates que las dolencias del cuerpo no pueden ser curadas sin tratar ante
todo y sobre todo el alma y que el alma se cura con buenos discursos. Bajo la acción de la palabra el alma del
oyente y consecutivamente su cuerpo se serenan, esclarecen y ordenan.
La cultura griega reconoció la función curativa de la palabra y esto se observa no sólo en sus costumbres sino
también en sus escritos.
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El médico historiador Pedro Laín Entralgo describe en su libro “La curación por la palabra en la antigüedad
clásica” diferentes usos curativos que los griegos le daban a las palabras, menciona que ya en las obras de
Homero se hace referencia a este poder de tres formas distintas: a través de la magia con el “ensalmo” o
“epodé”; con intensión psicológica “el decir placentero” y como “plegaria” en los templos de Apolo y Asclepio.

2. EPODE

El uso terapéutico de la “epodé” es mencionado por primera vez en la Odisea, Ulises cazando con los hijos de
Autólico es herido en la pierna por un jabalí, se reúnen junto a él los compañeros de caza le vendan la herida y
restañan con un salmo o conjuro el flujo de sangre. La intervención tiene un carácter mágico como testimonio
de una concepción demoníaca de la enfermedad. El ensalmo no está dirigido al hombre que padece la
enfermedad sino a las fuerzas que normalmente o en trance anómalo rigen los movimientos de la naturaleza, se
trata de ligar mágicamente, atar al “daímon”. El ensalmo se dirige a la expulsión o inactividad del “daímon”
nocivo, quiere encantar o seducir el ánimo de las potencias divinas e invisibles que dominan el proceso, es una
expresión funcional adecuada a la naturaleza del fin que se quiere lograr.
La “epodé” existe en casi todas las culturas primitivas, es una tradición arcaica (paleolítica) arraigada en la
cultura micénica y cretense, presenta formas y contenidos diversos pero todas pretenden obligar a la naturaleza
mediante la recitación o el canto de una expresión verbal determinada, al cumplimiento de lo que de ella se
desea la curación, la lluvia, etc.
En Grecia a diferencia de otras culturas el ensalmo terapéutico no está reservado a una casta determinada de
sacerdotes o chamanes sino más bien a la posesión de una virtud especial para ensalmar enfermedades y
heridas; en la Odisea se menciona al abuelo materno de Ulises poseyendo esos dones.
Es posible descubrir en la cultura griega la existencia de una verdadera historia del ensalmo.
El fundador del orfismo movimiento religioso tan decisivo en la historia de la cultura griega era mago,
encantador y catarta o purificador. Orfeo cantaba y declamaba poemas acompañándose con la lira. La formula
de los encantamientos mágicos de Orfeo fue el ensalmo “epodé”; así los himnos órficos deben ser considerados
como genuinas epodaí.
La medicina mágica de los pitagóricos se asienta en las curaciones realizadas por los seguidores de Orfeo,
como ellos el propósito es expulsar daímones del cuerpo y el alma del enfermo, usando ensalmos, música y una
concepción catártica de la dieta. Así la epilepsia y la locura fueron atribuidas a la irrupción de un daímon
perturbador.
El poeta Píndaro después de Homero también menciona el uso medicinal de las epaoidé en la virtud sanadora
de Asclepio adiestrado por el centauro Quirón. “A todos los que vienen a él portadores de úlceras nacidas de su
carne, heridos en alguna parte por el bronce reluciente o por la piedra de la honda, maltratado el cuerpo por el
ardor del estío o por el frío del invierno, les libra del mal, ya curándolos con suaves ensalmos(malakais
epaoidaís),ya administrándoles porciones benéficas, ya aplicando a sus miembros toda clase de remedios ya en
fin poniéndoles en pie mediante incisiones” (III Pítica).En la mente de Píndaro los “suaves ensalmos”
ensañados por Quirón a Asclepio eran canciones mágicas en las cuales la forma verbal de la epaoidé tenía tanta
importancia como la música.
Los trágicos también emplean los términos epodé y epaoidé; Esquilo en “Las Euménides” le hace decir a Apolo
“cuando el polvo ha bebido sangre de un hombre, una vez que ha muerto no hay resurrección para él. Mi padre
no ha inventado ensalmos para esto”.
Sófocles en “Áyax” establece una contraposición entre el mago que trata de curar con ensalmos y el médico que
emplea sus manos para tratar al enfermo. Áyax exclama antes de darse muerte “no es propio de médicos sabios
recitar ensalmos frente a dolencias que exigen el cuchillo” Sófocles sabe que hay enfermedades contra las
cuales nada pueden los ensalmos.
También los personajes de Eurípides dan testimonio del empleo popular del ensalmo, las nodrizas de Fedra y de
Medea muestran fe en la eficacia de las epodaí. En Hipólito dice a Fedra “estás enferma, pon término a tu mal
con algún remedio feliz. Hay ensalmos (epodaí) y palabras encantadoras (logoi thelkterioi); aparecerá un
remedio para tu mal.”. En Medea la nodriza menciona “los mortales obtendrían provecho curando mediante
canciones”.
En la Grecia Antigua se usó frente a la enfermedad, formulas verbales de carácter mágico, recitadas a veces
cantadas otras. El contenido de estas fórmulas fue diverso: himnos religiosos, fragmentos de Homero o
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Hesíodo, exclamaciones breves y hasta palabras ininteligibles. El pueblo griego creyó en la magia y recurrió a
ella desde tiempos prehoméricos hasta fin de la época helenística. La filosofía de Platón, Aristóteles y los
estoicos serán impotentes frente a esta poderosa creencia y con restricciones seguirán admitiéndola
Así la palabra epodé aparece en varios escritos de Platón pero con mayor frecuencia (20 veces) en una de sus
primeras obras “Cármides”. A la vuelta de la batalla de Potidea, Sócrates se encuentra con el joven Cármides en
el gimnasio de Taureas y acepta el encargo de curarle el dolor de cabeza. Sócrates conoce el remedio eficaz de
cierta planta a la cual es preciso añadir una epodé.
Dice Sócrates “Yo lo aprendí en el ejercito de un medico tracio, uno de esos discípulos de Zamolxis que, según
ellos afirman hacen inmortales a los hombres. Este tracio me dijo que Zamolxis enseña que así como no es
lícito curar los ojos sin curar la cabeza, ni la cabeza sin curar el cuerpo, así tampoco el cuerpo puede ser curado
sin curar el alma, y que ésta es la causa por la cual entre los griegos son impotentes los médicos frente a la
mayor parte de las enfermedades, por que desconocen el todo sobre el que debiera actuar su cuidado, y con
cuyo malestar es imposible que una parte pueda estar bien. Pues todo decía el así lo bueno y lo malo brota del
alma, para el cuerpo y para el hombre entero, y fluye desde ella como del cuerpo los ojos; por lo cual es ella la
que ante todo y sobre todo hay que tratar si se quiere el bienestar de la cabeza y de todo el cuerpo. Pero el alma,
oh bendito, me dijo es curada con ciertos ensalmos (epodais)”.
Estos ensalmos capaces de curar el alma son para Platón “los bellos discursos” mediante ellos nace en las
almas templanza, sophrosyne y una vez engendrada y presente ésta es fácil ya procurar la salud a la cabeza y al
resto del cuerpo”
Vemos que aquí la palabra humana no sólo es usada como un ensalmo mágico para dominar potencias
superiores o daímones oscuros, sino con la deliberada utilización psicológica, psicosomática que el decir
humano puede producir en quién lo oye, en este caso la acción de contentar el ánimo (térpo)

3. EL DECIR PLACENTERO (terpnós logos) O SUGESTIVO (thelkterios logos)

En la Ilíada ,Homero hace referencia a la conversación sugestiva con el enfermo; este decir es distinto al
ensalmo en cuanto a su intención curativa. El decir placentero, tonifica, distrae y ayuda a resistir el sufrimiento.
Es una palabra que se dirige al enfermo, a su ánimo o thymos, al lugar donde arraigan los afectos.
Néstor y Patroclo según el poema homérico, hablan a sus camaradas que sufren por heridas para que el efecto
de las palabras coopere de algún modo a la correcta ejecución y al buen éxito de su operación terapéutica. Estas
palabras ayudan a la curación “encantando” al enfermo pero este encantamiento no es efecto de la virtud
mágica de la formula verbal determinada que recita el ensalmador, sino por el sugestivo deleite de lo que se
dice y que produce por su significación efectos en el alma de quién lo escucha.
Néstor lleva a su tienda a Macaón le tonifica con la mezcla del vino de Pramnio, queso de cabra rallado y flor
de harina que ha preparado la esclava Hecamede y ambos se recrean mutuamente con sus relatos. Patroclo cura
técnicamente la herida de la flecha que padece Eurípilo y le entretiene con palabras durante su hábil
intervención quirúrgica.
En Teeteto de Platón, Sócrates alude a las epodais de las parteras y las llama mayéutica (arte de partear) a su
personal arte de persuadir mediante la palabra.
Para Gorgias la palabra persuasiva actúa sobre el alma como los fármacos sobre el cuerpo; “así como ciertos
fármacos eliminan del cuerpo cierto humor…….así también ciertas palabras afligen, otras alegran, otras
aterran, otras enardecen a quien las escucha y otras en fin, con eficaz persuasión maligna envenenan y hechizan
el alma” (E. a Helena).La palabra persuasiva es “pharmakon” en la doble acepción del término griego
medicamento y veneno, así la palabra persuasiva puede ser medicamento o veneno según la intención con que
se la emplee.
Platón en varias de sus obras menciona la función reordenadora y esclarecedora de la palabra persuasiva que
produce “sophrosyne” que es la bella, armoniosa y justa ordenación de todos los ingredientes de la vida
anímica: sentimientos, impulsos, saberes, pensamientos, estimaciones.
Platón considera que sin sophrosyne no es posible la plena salud corporal, este estado del ánimo tiene
importancia médica desde dos puntos de vista: produce efectos somáticos beneficiosos y es condición previa
para que sea óptima la eficacia de los fármacos. Por lo tanto no sería técnicamente completo el saber del médico
sino es capaz de producir sophrosyne mediante su palabra en el alma del enfermo.
En Cármides, la investigación socrática sobre la sophrosyne es un esfuerzo por racionalizar la epodé; la fuerza
de ésta, su dynamis no le viene de una virtud mágica manejada por hombres dotados para ello como chamanes,
magos o hechiceros, sino algo natural e inherente a la palabra misma, cuando la palabra es idónea y bella.
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El logos del medico será terapéutico cuando su contenido y su forma sean adecuados a la peculiaridad y a la
situación del alma del paciente esto expresa Platón en Fedro
Platón fue sin saberlo el primero en hablar de psicoterapia verbal, de ese empleo de la palabra para lograr
confianza del enfermo y para mantener en buen tono el ánimo de este.
Por que la salud para el, era algo más que “eukrasía” somática, requería que el alma tuviera un ordenado
sistema de persuasiones o convicciones (peithó)y de virtudes intelectuales y morales (aretai) (Fedro); o sea que
las creencias fundamentales de la existencia genérica e individual se hallen en buen orden psicológico y moral
(República).
En Fedón respecto al temor a la muerte concluye Sócrates…necesitamos ensalmarnos encantarnos a nosotros
mismos a diario hasta que nuestro ensalmo haya extinguido en nosotros ese temor….o lo que acaso sea más
seguro entre hombres inteligentes, convertirse cada uno en encantador de si mismo.
Aún en Platón pervive la forma eukhe o plegaria a los dioses como petición de salud, como palabra con poder
curativo. Sócrates eleva una plegaria “peán” conteniendo una petición de salud (Fedro)

4. EUKHE ( Plegaria) EMPLEO IMPETRATIVO DE LA PALABRA

En la mitología los dioses además de causar enfermedades y muerte, también curaban y sanaban las heridas.
Apolo y su hermana Artemisa podían disparar dardos que producían enfermedades y desencadenaban
epidemias.
La Ilíada comienza con una epidemia enviada por Apolo. Pero este era también un dios sanador depositario de
saberes médicos que actuaban mediante la palabra divina pronunciada por la pitía en Delfos.
El oráculo de Delfos alberga una íntima relación con la palabra pronostica del médico que anuncia la curación o
la muerte. Esquilo (Las Euménides) llama a Apolo “adivino que cura, conocedor del porvenir y purificador de
las cosas ajenas”.
Apolo legó a los griegos dos formas de palabras terapéuticas: el peán y el oráculo. El peán es un canto solemne
de impetración o alabanza a los dioses, es el nombre de las canciones mágicas de carácter curativo y es el único
canto para el cese de pestes y de enfermedades .Así los nombres de paieon, paion, paián designaban cánticos
de alabanza y petición al dios. Paion es el epíteto de Apolo como dios sanador.
El oráculo también tiene virtud sanadora. Frente a la peste en Tebas, Edipo envía a Creonte a Delfos a fin de
saber que debe hacer y decir par salvar la ciudad. A Delfos iban también los griegos en busca de oráculos
sanadores.
Los sacerdotes de Apolo ante una epidemia señalaban a qué héroes o a qué dioses era necesario satisfacer y
mediante que ritos conocidos de los exegetas.
En los ritos de Eleusis hubo palabras secretas (áporreta), formulas verbales rítmicas reservadas a los iniciados,
pero que en la mente de quién las pronunciaba tenía una virtud medicinal. Las áporretas y teletaí (ritos
iniciáticos) fueron algo semejante a los himnos y epodaí órficos y a los peanes del más primitivo culto apolineo.
En las actividades que se realizaban en los templos dedicados a Apolo y a Asclepio( hijo de Apolo) se usaba la
súplica a los dioses “eukhé” cuya eficacia no dependía sólo de la formula usada, del poder o virtud de quién la
usara sacerdote u hombre común, sino de las potencias divinas que oían las palabras del ensalmador.
En los templos de Asclepio se llevaban a cabo ritos que colocaban al visitante en un estado mental receptivo
a los servicios de los sacerdotes y de sus ayudantes. Se exigía cierto ayuno, baño ritual y después el suplicante
se ponía una túnica blanca y ofrecía regalos y sacrificios al dios. La parte más importante era la “incubación” en
la que se tendía en un lecho, a veces bajo los efectos de alguna sustancia, y esperaba la visita del dios.
Durante la noche el sacerdote vestido de Asclepio acompañado de sus hijas, ayudantes y animales sanadores
(serpientes, perros) iba de durmiente a durmiente administrando curaciones y dando consejos.
El dios usaba una variedad de tratamientos: posar las manos, operaciones, medicinas, instrucciones y consejos,
es decir actuaba algunas veces mediante el decir placentero (terpnós logos) y otras por obra del decir sugestivo
(thelkterios logos).
El templo de Asclepio en Epidauro tenía una inscripción en la puerta, que a modo de advertencia, recordaba a
los visitantes que se disponían a entrar la importancia de estar limpios de cuerpo y de alma. La purificación
katharsis exigía la eliminación de las impurezas. Antes de orar hay que lavarse, la catarsis debe preceder a la
plegaria y al sacrificio, para tratar con los dioses hay que estar puro.

5. FUNCION CATARTICA DE LA PALABRA

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La concepción mágica –religiosa de la enfermedad: perdida o evasión del alma; penetración mágica de un
objeto en el cuerpo del paciente o bien posesión por espíritus malignos daímones o bien castigo divino por una
falta personal, delito colectivo o crimen de antepasados, hizo que los recursos del pueblo griego para combatir
la enfermedad fueran una mezcla de empirismo y formulas mágico religiosas.
La catarsis era uno de ellos, podía ser física (purga, poda) o del alma a través de ritos de purificación cómo los
de los cultos a Dioniso, Orfeo, divinidades de Eleusis que cumplían una función liberadora y purificadora.
El médico era liberador y purificador de manchas físicas en que la enfermedad parecía consistir, un “catarta”;
la curación viene por la expulsión del “katharma” impureza espiritual o material.
Los médicos arcaicos eran “iatromantis” sanadores que buscaban purificar al paciente del dolor a través de
recitar mantras, ejercicios de respiración, repetir determinadas palabras o cantar. También les hacían practicar
el método de la incubación (enkoimesis) que consistía en permanecer durante varias horas en un lugar cerrado
(caverna) para descender a su propio infierno, tomar consciencia de si mismo.
En el tratamiento de la enfermedad se adaptaban diferentes formas alternativas o simultaneas : quirúrgicas,
farmacológicas, dietéticas, catárticas y verbales.
El médico actuaba como portavoz de lo divino “iatros” sanador “mantis” profeta. La filosofía, la magia y la
sanación eran vistas como un todo. Pitágoras iba de ciudad en ciudad no sólo para enseñar sino para curar.
Empédocles celebre filósofo y médico de Agrigento Sicilia, último presocrático que escribe en verso, obras
como “Sobre la naturaleza” y las “Purificaciones “,maestro de Gorgias era un iatromante.
Fue adivino, médico, filósofo hombre capaz de pronunciar palabras que salvan y sanan a quienes saben
escucharlas y hacerlas suyas con entendimiento y fe.
El empirismo místico sería una actitud cognitiva y práctica cuyo legado fue el saber chamánico y iatromántico.
Los griegos creían en una etiología sobrenatural de las enfermedades, pero también concebían la existencia de
causas naturales que las explicasen .Para los hipocráticos había causas físicas y naturales como las variaciones
climáticas, estos factores externos se unían a desarreglos humorales del organismo y ocasionaban
enfermedades.
Con Hipócrates y los grandes filósofos (Platón ,Aristóteles y los estoicos)se va abandonando el modelo
iatromántico tanto en la medicina como en la filosofía ;una mayor racionalización del saber sentaría las bases
de otros modos de conocimiento.
La enfermedad somática como mancha o impureza física moral del período arcaico de la cultura griega ,se
convierte a lo largo del siglo V merced al esfuerzo racionalizador de los médicos, fisiólogos, Hipócrates entre
ellos , en dysmetría de la physis individual, en desorden o desequilibrio de los elementos naturales que
componen esa physis.
Platón fue el primero en hablar de una purificación o kátharsis del alma. . La etiología de la mancha o suciedad
se trueca en “ametría” del alma, en desequilibrio o desorden de las creencias los saberes, los sentimientos y los
apetitos que dan a la psykhé su contenido y su estructura.
En Cratilo y Fedón dice que la impureza del alma es debido al desorden de los deseos corporales y que para
lograr salud, el alma deberá adquirir el hábito de retraerse sobre si misma. En escritos posteriores por
ej.”Leyes” afirma que la etiología de la “ametría” del alma está en el acto y el deseo desordenado: la impiedad
en sus diversas formas, el crimen, la vida licenciosa, la voluntad de perjudicar, la ignorancia voluntaria.
También plantea la interrelación psicosomática en las enfermedades “La desmesura de alguna de las partes del
alma……la desazón subjetiva de la propia “ametría” anímica……son capaces de producir desordenes
somáticos de carácter estrictamente morbosos.”Para Platón sin sophrosyne no es posible la plena salud corporal.
El katharmós propio para el desorden moral no está para el en las catarsis tradicionales de fumigaciones con
azufre o baños lustrales sino en la palabra adecuada y suasoria o mítica. Llama “catarsis tes psykhés”
“purificación del alma” a la adecuada reordenación verbal de las creencias , los saberes, los sentimientos y los
apetitos que dan contenido al alma del hombre. En muchos de sus textos habla de la catarsis verbal y
racionalizadora de las enfermedades del alma. En “Cratilo” declara peritos en las operaciones catárticas a los
sacerdotes y sofistas.
La catarsis debe liberar al alma de la perversidad y la ignorancia por que tanto una como la otra enferman.
La expresión verbal de quién sepa ser a la vez maestro y médico “psicagogo” diría Platón es capaz de reordenar
las almas afectas de “ametría” y de reintegrarlas a su verdadero ser. El ser del hombre es naturalmente
“émmetron “ bien proporcionado y por eso resulta sanadora la operación de purificarle de aquello que no es él.
La palabra es un recurso para la purificación del alma que engendra sophrosyne : templanza y moderación.
Se considera a Platón el inventor de la psicoterapia verbal científica o “katá télknen” dado que elaboró toda una
doctrina acerca de la acción psíquica y somática de la palabra; por lo tanto de la psicoterapia verbal.
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En Fedro, compara al hombre con el conductor de un carro de caballos, el sabio es capaz de aflojar y retener
las riendas cuando es preciso, es decir refrenar sus instintos, la parte desordenada de su alma de cara a un bien
mayor. Esto supone una idea de dualidad del ser humano: conjunto de deseos desordenados y obtusos y una
parte mejor racional capaz de gestionar y controlar dichos deseos.
El hombre griego y su cultura se mueve entre dos polos, dos básicos modos vitales: el apolíneo y el dionisíaco.

6. CATARSIS DIONISIACA ANTICIPO DE LA CATARSIS TRAGICA

Fiedrich Nietzsche en “El origen de la tragedia” se pregunta por qué los griegos tuvieron necesidad de la
tragedia, por qué ésta nació del fenómeno dionisíaco. Y se contesta que tanto lo apolíneo como lo dionisíaco
son facetas distintas del espíritu humano; lo apolíneo hace referencia a lo armónico, luminoso y sereno del
espíritu griego, en oposición a lo pasional, doloroso y oscuro representado en la figura de Dioniso: dios del
desenfreno pasional, la embriaguez y el entusiasmo.
Nietzsche afirma que estos dos espíritus convivían en Grecia en perfecto equilibrio hasta que Sócrates
ensalzando la racionalidad hizo que se impusiera el espíritu apolíneo sobre el dionisíaco y a partir de acá se da
el triunfo del hombre teórico sobre el hombre trágico. Influido por Sócrates, Eurípides transforma al héroe
creyente y atormentado del tiempo antiguo en un hombre ilustrado, razonador, casi apartado de la fe tradicional.
El culto dionisíaco tenía un contenido irracional místico, una religión ctónica de la tierra y de lo subterráneo,
tiene el carácter estacional, con muertes y resurrecciones periódicas propias de los dioses del subsuelo como
Deméter; muestra la dimensión oscura y siempre actuante en la vida humana que es el goce.
Opuesto surge la claridad apolínea sobre la oscuridad dionisíaca, la religión olímpica, con dioses protectores de
la ciudad griega que establece la preeminencia de una ley escrita, que introduce la historicidad en un sistema
autárquico gobernado por ritos ctónicos.
En los ritos dionisíacos se cantan himnos y se despierta a la exaltación, que arrastra lo subjetivo hasta
sumergirlo en el olvido de si mismo, se siente parte de una misteriosa unidad primordial cantando y bailando,
el individuo se pierde en un sentimiento de unidad mística. Los orígenes dionisíacos tienen significado de
festividades de redención liberadora del mundo y de días de transfiguración; el sátiro barbudo grita con jubilo
ante su dios, bajo la influencia de tal estado de ánimo la multitud entusiasmada de los servidores de Dioniso
lanzan gritos de alegro, este sentimiento los transforma y se imaginan renacer como genios de la naturaleza,
como sátiros. Ditirambo es la comunidad de actores inconscientes que se ven unos a otros metamorfoseados.
Al coro ditirambo le incumbe llevar el espíritu de los oyentes a un estado de exaltación ,los himnos llamados
ditirambos viene de “triambos” repetición de versos sostenidos por la música, que remiten al bramido del
macho cabrio símbolo del dios, de la fecundidad y de la lujuria; los ciudadanos danzan, se disfrazan y se
embriagan, una procesión de danzantes representan a los sátiros compañeros de Dioniso y a las bacantes,
ménades o tíadas mujeres devotas del dios que llevaban el tirso o barita sagrada y se adornaban con guirnaldas
de hiedra.
Así lo dionisíaco se manifiesta como una fuerza artística originaria y eterna que llama a la vida, hay
muchedumbres excitadas de un modo salvaje, disfrazadas; pintados los rostros con hollín y otros jugos
vegetales, coronados de flores andando errantes por los campos; las fuerzas vitales se incrementan con
desmesura y por todas partes aparecen éxtasis, visiones y creencia en una transformación mágica de si mismo.
La catarsis dionisíaca liberaba las pasiones ponía a los hombres fuera de si, y los retornaba como seres
transformados mágicamente.
El entusiasmo religioso por el espectáculo de los misterios, la catarsis dionisíaca anticipa la acción catártica de
la tragedia.
Mientras en los ritos dionisíacos se sacrifica al carnero sobre un altar, los trasgos danzan y cantan alrededor, los
que salmodiaban tenían un estribillo y un ritornello lanzado como un grito por el coro y respondido por el guía
del coro: el escarconte o corifeo. De “trasgo” macho cabrio deriva el término tragedia que literalmente
significa “canto del macho cabrio”, es el nombre que los griegos dieron al canto ritual. Al principio el primer
actor salía del coro y se disfrazaba de Dioniso, luego se representaban escenas de la vida del dios y también de
los héroes.
La tragedia surge de estas primitivas representaciones orgiásticas, desmesuradas, llenas de éxtasis del culto a
Dioniso, se funda sobre este profundo carácter religioso. Pero aparece con el nacimiento de la democracia
fundada en el logos entendido como razón, lenguaje y discurso.
Así el mundo griego de la razón en su forma de luminosidad apolínea, mundo de apariencias, de formas
gobernado por el dios escultor Apolo pone un velo para ocultar el mundo dionisíaco y surge la expresión
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artística de la tragedia. En “El origen de la tragedia” Nietzsche exclama “qué grande tuvo que ser vuestro
Dioniso para que el dios delio haya debido usar tamaño encanto para curar vuestro delirio ditirambo” ….
¡Sígueme hacia la tragedia y sacrifiquemos juntos en el templo de ambas divinidades!
La tragedia es el coro dionisíaco que se descarga en imágenes apolíneas donde la lengua de los héroes es
transparente y bella. Las apariencias luminosas de los héroes esa serenidad helénica esconde la visión profunda
de lo horrible de la naturaleza, una mirada en el abismo. Edipo de Sófocles es el asesino de su padre y el esposo
de su madre. Todos los héroes trágicos son la máscara del héroe original Dioniso, que aparece en una pluralidad
de figuras bajo la máscara de un héroe que combate y se encuentra atrapado por el error, el deseo y el
sufrimiento.
Apolo persigue las pasiones para encerrarlas en sus dominios, ajusta los discursos de los héroes a una dialéctica
sofistica cuidadosamente limada y aguzada, las pasiones de los héroes no serán más que una máscara, una
falsificación de pasiones; su lenguaje será sólo un lenguaje de imitación.
El origen y la esencia de la tragedia griega es para Nietzsche esta dualidad, es la expresión colectiva de estos
dos impulsos lo apolíneo y lo dionisíaco. Dioniso habla la lengua de Apolo, pero Apolo finalmente habla la
lengua de Dioniso de este modo es alcanzado el fin supremo de la tragedia y del arte.
“Lo dionisíaco según el análisis de Nietzsche será esa sombra inhibida pero actuante que está siempre presente
en la cultura griega y sus producciones más genuinas. Constituye ese “más allá interior” a partir de cuya
represión y demarcación el griego va a crear la imagen olímpica y apolínea de sí mismo, su amor al límite, al
nada con exceso, su obsesionada necesidad de demarcar y definir en el pensamiento y en las obras, esos
principios de virtud con los cuales resaltar formas e individualizarlas sin ninguna confusión. Confusión,
indeterminación es la desmesura dionisíaca que lleva consigo lo monstruoso del pensamiento y de la acción, la
mezcla incestuosa donde nombres y papeles sociales se entremezclan en aterrorizante promiscuidad. Todo esto
es para el griego clásico el horror, eso que presienten y viven como proximidad y amenaza, del mismo modo
que presienten siempre la llegada tempestuosa, intempestiva, del dios de los racimos de la vid y su tropel de
bacantes” esta cita es de F. Navarro de “Parentescos insólitos del lenguaje”, Ediciones del Prado
El acto trágico está marcado por ese escenario de confusión y desmesura en donde los deseos primarios son
realizados. Es un escenario siniestro ribeteado de crímenes ancestrales, parricidios y filicidios. Así la tragedia
surge de la evolución de ese rito complejo ligado al más oscuro de los dioses griegos.

7. KATHARSIS TRAGICA

Aristóteles en su libro “Poética” considera que las distintas formas del arte son diferentes imitaciones de la
realidad. Los objetos que los imitadores representan son acciones efectuadas por agentes que son buenos o
malos y los imitan mejores o peores de lo que nosotros somos o semejantes.
La comedia es imitación de los hombres peor de lo que son no en cuanto a faltas sino a lo ridículo y feo.
La tragedia según Aristóteles es en esencia la imitación no de personas sino de la acción de la vida, de la
felicidad y la desdicha. Toda felicidad humana o desdicha asume la forma de acción. Es en lo que hacemos que
somos felices o no. De modo que es la acción o trama o fábula lo que constituye el fin de la tragedia. Lo
fundamental es la trama y la combinación de incidentes.
La tarea del poeta no es describir lo ocurrido como el historiador sino lo que podría haber ocurrido, lo probable
o necesario. La tragedia es una imitación de los incidentes que provocan piedad y temor, se debe aclarar que el
término “probos” traducido como temor era usado por los griegos indicando espanto u horror y el término
“éleos” traducido como compasión indicaba aflicción, conmoción afectiva, ambos estados afectivos tienen
correlatos somáticos. La acción trágica provoca efectos en el alma del espectador que lo purifican sintiéndose
limpio y elevado con una alta comprensión del camino de los hombres y de los dioses.
El espectador se identifica con el actor ( quien se encuentra imitando la esencia de la vida) y se reencuentra así
con aspectos de su experiencia que no tenía presentes, se ve en el otro y se atemoriza de su propio potencial
para la violencia o la tristeza .
La acción humana que la tragedia imita, representa o propone por medio del lenguaje, tiene la propiedad de que
podría acaecerle al espectador mismo, en cuanto hombre y en cuanto griego.
Para que se produzca catarsis trágica el espectador debe vivir la fábula como posible en la línea de su propia
existencia y la acción representada debe ser inesperada, sorprendente, estremecedora y transcurrir contra las
previsiones del espectador. Ese “cambio de fortuna” o peripecia (paso de una situación a la contraria) que
experimenta el héroe en escena lleva al espectador a un estado de ánimo caracterizado por el temor y la
compasión y en un orden lógico a la desorientación. Esta confusión producida por lo imprevisto se esclarece a
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través de la anagnórisis o reconocimiento “el paso de la ignorancia al conocimiento y que conduce a la amistad
o enemistad entre los destinados a la felicidad o a la desgracia” según definición de Aristóteles. Gracias a la
anagnórisis sale el espectador de su ocasional confusión y se da cuenta de lo que pasa en escena y por lo tanto
en su propia vida.
El coro es en la tragedia, el altavoz de los sentimientos y pensamientos que el autor quiere despertar en el
público, el coro convive con el héroe las terribles vicisitudes de su destino; es intermediario del efecto trágico y
orientador de la expresión de éste en el alma del espectador.
Sólo a través de la anagnórisis se produce un desenlace (funesto o afortunado) y se hace patente la verdad, la
coherencia interna y el sentido de la fábula. La hamartia( el error trágico) que comete el héroe por que ignora
su propia condición ( Edipo que mata a su padre y desposa a su madre sin saber)así la peripecia pone en
evidencia los efectos o implicaciones de la hamartia causando sorpresa y la anagnórisis retira dicha sorpresa
llenando los vacíos en la historia que explican el vinculo causal entre hamartia y peripeteia.
Ante el espectador de la tragedia (según Nietzsche) aparecen sensorialmente perceptibles: las efusiones de la
voluntad, la lucha de motivos, la henchida corriente de pasiones a modo de líneas y figuras vivamente agitadas,
pudiendo este sumergirse hasta los más delicados secretos de los movimientos inconscientes.
El “conocer” aunque sea a través del dolor y de la muerte, limpia el alma de confusión y hace al hombre más
dueño de sí. Este conocimiento es ante todo un proceso psicológico de expresión verbal, mediante la
anagnórisis el espectador aprende a ordenar y a entender lo que sucede en la escena y lo que sucede en su alma;
pasa de la confusión indecible al saber decible; por lo tanto la catarsis trágica de la emociones no es sólo
estremecimiento, palpitación cardíaca, lagrimeo, tensión emocional, sino también un proceso intelectivo, una
iluminación dianoética suscitada por el logos del poema; en la tragedia el “logos” es superior al “ethos” y al
pathos”.Las palabras del poema entraban por el oído del espectador a su alma y este comienza a conocerse
mejor y a ser consciente de su propio destino. Esto es para Aristóteles la hedoné trágica ese transito existencial
(dianoético, afectivo y corporal) que provoca un ordenado esclarecimiento en el hombre, una disposición más
concordante a su naturaleza, más katá physis; con la catarsis trágica recobraría el alma el buen orden entre sus
diversas partes, una felicidad (eudaimonía) que corresponde a la actividad del pensamiento.
El agente de la catarsis trágica es esa realidad aérea e invisible, material e inmaterial que llamamos “palabra”.

8. LA MAYEUTICA

“Maieutiké” (arte de las comadrona) es el método filosófico de investigación y enseñanza creado por
Sócrates; la dialéctica griega, el arte de comparar opiniones con el fin de llegar a la verdad.
En Teeteto de Platón, dice Sócrates que practica el arte de su madre Fenaretes que era comadrona “mi arte
mayéutica tiene las mismas características generales que el arte de a las comadronas. Pero difiere de él en que
hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas y no los cuerpos en su trabajo de parto. Lo
mejor del arte que practico es que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven es una apariencia
engañosa o un fruto verdadero”.
El diálogo socrático o mayéutica nos llega a través de los escritos de Platón que llamó “diálogos”, en donde
Sócrates por medio de preguntas guía a sus discípulos o rivales para llegar a un esclarecimiento sobre conceptos
como la virtud, la libertad, la justicia, el amor etc.
Sócrates sólo guía a través de preguntas inductivas, siendo el alumno quién alcanza el conocimiento de forma
activa; su actitud es de interrogar e interrogarse buscando las verdades fundamentales
La Mayéutica conlleva un esfuerzo por mirar hacia el interior, por conocerse así mismo, esto según Sócrates
hacia al hombre dueño de si.
La búsqueda mayéutica de la verdad es considerada como la primera práctica de psicoterapia individual sienta
los cimientos de dicha práctica al guiar a la persona hacia el autoconocimiento y la precisión de la
responsabilidad sobre sus acciones .Sócrates fue el primero que usó la palabra como herramienta
psicoterapéutica y fue Platón quien primero teorizó sobre el uso psicológico de la palabra curativa al hacer
racionalizaciones sobre el ensalmo.
En la terapia cognitiva actual es habitual que se utilicen preguntas para guiar el proceso de descubrimiento y
entendimiento del paciente, la idea es que este pueda aclararse y desentrañar sus procesos cognitivos.
La razón tanto para Sócrates como para nosotros exige critica y exige fundamentación de lo que se piensa y de
lo que se hace y esta es la base del conocimiento de uno mismo.

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En la terapia psicoanalítica, menos intervencionista, el discurso es del paciente y el analista hace de
intermediario, que ayuda como en la mayéutica socrática a que el paciente encuentre las motivaciones
profundas de sus comportamientos.

9. CONCLUSION

Pedro Laín Entralgo afirma que con Aristóteles se acaba en Grecia la teorización acerca de la acción
psicológica de la palabra y de su poder curativo.
Pertenecen a estas teorizaciones los conceptos de “ensalmo”,”sophrosyne” y “catarsis” en Platón; las ideas de
Gorgias y Antifonte sobre la técnica de la palabra persuasiva en la curación de ciertas enfermedades; el tratado
que Aristóteles recogiendo el legado de Platón hace en la “Retórica” respecto a la palabra persuasiva, además
la distinción en la “Poética” de un nuevo modo de acción de la palabra: el modo catártico.
Estas especulaciones también alcanzan a la peculiar relación entre el que habla y el que oye para que la palabra
logre su máxima eficacia: “éste tiene que haber hecho a aquel una suerte de presentación o paráskhesis de su
alma (Platón) y debe oírle como atado a él por el vinculo de la atención (Diodes).
Una vez establecida la relación entre el locuente y el oyente, el discurso es idóneo cuando es capaz de remover
pasiones (pathe) y creencias (pisteis) a quien lo oiga y esta remoción puede ocurrir de dos formas, una suave
puramente persuasiva……así la palabra psicagógica crea en esa alma un orden nuevo más natural y
conveniente y corrige el desorden (ametría) a esto llama Platón catarsis del alma es la catarsis verbal platónica
o meramente persuasiva.
Pero hay otro modo más violento de remover pasiones y creencias y consiste en provocar con la palabra un
estado de confusión y tensión emocional y llevar ese estado a cierto “acmé”, para resolverlo de una manera
brusca mediante expresiones verbales adecuadas y oportunas. La transición al nuevo orden es rápida y lleva una
participación del cuerpo más intensa que la anterior; es por lo tanto más sensiblemente placentera en ella
consiste el proceso de la catarsis verbal aristotélica.
Para los griegos el buen orden del alma tenía siempre beneficiosas consecuencias corporales tanto en el estado
de salud como en el de enfermedad.
Tanto Platón como Aristóteles creyeron en la acción curativa de la palabra y se dedicaron a pensar a cerca de
ella y teorizaron sobre la palabra que cura mediante el empleo del diálogo y que cambia a los que la pronuncian
y a los que la escuchan.
El concepto de psicoterapia verbal que proyectaron estos dos filósofos no fue recogido por la medicina
hipocrática, por lo tanto no se llegó a desarrollar un cuerpo teórico que sustentara su empleo, ni su enseñanza.
A pesar de ello es imposible no reconocer en las prácticas verbales que usaban los griegos para aliviar el
sufrimiento y prevenir las enfermedades del alma, los dos pilares de los tratamientos psicoterapéuticos actuales:
el uso curativo de la palabra y la relación paciente-terapeuta.
David Fraguas Herraez en su trabajo ¿Hubo una psicoterapia verbal en la Grecia Clásica? Concluye que hubo
varios métodos de tratamientos de corte psicoterapéuticos basados en el poder curativo de la palabra y en la
relación terapeuta- paciente y serían los siguientes:
-los realizados en los templos de Apolo y Asclepio.
-el método Socrático de “conócete a ti mismo”.
-la “epodé” persuasiva de acción psicológica.
-la catarsis usada para lograr armonía.
-el diálogo terapéutico en la tragedia griega.
Todos estos métodos pueden ser considerados antepasados de las actuales formas de psicoterapia verbal.

BIBLIOGRAFIA.

- Pedro Laín Entralgo “La curación por la palabra en la antigüedad clásica”- editorial Anthropos.
- Friedrich Nietzsche “El origen de la tragedia”- editorial Terramar.
- Aristóteles “Poética”.
- Rafael Fauquié “El poder de la palabra” artículo revista Especulo Universidad Complutense.
www.ucm.es/info/especulo/nro.24.
- Doria Constanza Lizcano “El poder de la palabra” Universidad Sergio Arboleda Colombia.
www.usergioarboleda.edu/co.
- Jean Pierre Vernant “Los orígenes del pensamiento griego”.
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- David Fraguas Herraez “¿ Hubo una psicoterapia verbal en la Grecia Clásica?
www.frenia.historiadelapsiquiatría.com/pdf/.
- Vasilica Cotofleac “Cármides .Los encantamientos tracios” A Parte Rei –Revista de filosofía nro. 45.
- Esteban Laso (http://estebanlaso.com) “Anamnesis, catarsis, anagnórisis: una miniteoría filosófica del
cambio terapéutico”.
- Daniel Gerber “Dioniso, la tragedia y el goce”
www.encuentro psicoanalítico.com/s3/DIONIS.deGERBER.pdf.

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