ESPEJOS DISTORSIONANTES EN LOS

DATOS ECONÓMICOS VASCOS

Working Paper noviembre de 2015
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1. Desde un punto de vista de país, los mensajes que se

están dando desde instancias oficiales y medios de
comunicación son sumamente preocupantes. No se
trata ya de afirmar sin sonrojo y de forma más o
menos ambigua que se está saliendo de la crisis, sino
que se utiliza además otro argumento para apuntalar
el anterior que es más que perjudicial desde un punto
de vista de país, desde un punto de vista vasco. En
definitiva, la situación es preocupante, y no cabe decir
que estamos mejor que el de al lado, es decir, que en
España las cosas pintan peor. Y esto por dos razones:
porque establece un estándar de comparación
excesivamente bajo, y porque impide el desarrollo por
caer en la autocomplacencia. Un argumento pueril.

2. Se hace necesario relativizar y contextualizar en un

entorno real los datos que manejamos habitualmente
para saber cuál es nuestra situación en el ámbito
europeo, más allá de comparaciones reduccionistas.
Merece la pena por tanto contrastar una serie de
datos a nivel Europeo, y contraponerlos en relación a
la comunidad autónoma. Hablamos de los datos de
desempleo, de los datos de renta, del porcentaje
industrial sobre PIB, y del nivel tecnológico del mismo,
y de la inversión en I+D.

3. Comenzamos con el desempleo. En el momento actual

la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra rondan en
su conjunto el 14,3% de desempleo. Más allá de otras
consideraciones sobre la calidad del empleo o la
ocupación efectiva, este dato es notablemente
superior al del Estado, que se encuentra en el 22%.
Pero en el contexto europeo es un dato malísimo.
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Tanto es así que si el País Vasco fuese un Estado

independiente, se hallaría a la cola del empleo justo
detrás de Grecia, Croacia, España y Chipre.

4. La evolución de este dato tiene por supuesto mucho

que ver con las evolución macroeconómica. Pero
también tiene mucho que ver con las políticas
económicas desplegadas. En nuestro caso, estas
políticas, que provienen de ámbitos competenciales
diferentes, están suponiendo un cada vez mayor
deslizamiento hacia una estructura económica muy
vulnerable a las crisis, y creadora de desigualdad. Una
economía y en consecuencia, una estructura
económica con la que nuestros responsables políticos
se comparan constantemente haciendo ver que
nuestra situación siendo mejor que la española, puede
darse por buena.

5. Pasando a la cuestión de la renta per cápita, la

evolución experimentada por la CAV ha sido muy
grande durante los últimos tres decenios. De modo
que se ha llegado a situar en el 131% de la media de la
Europa de los 28 justo antes de la explosión de la
crisis, en el 2007. A partir de esa fecha se ha ido
reduciendo la renta per cápita de la CAV hasta mermar
en nueve puntos (122% al finalizar el 2014). Bien es
cierto que la esta variable sigue siendo muy superior a
la renta del Estado, y la diferencia se ha mantenido
estable durante estos últimos años, pero esta
diferencia no supone una situación más desahogada
que el Estado, sino tan solo significa que se la CAV y
España han perdido posición relativa en relación a la
renta hasta el 2014 de forma parecida (alrededor de
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10 puntos porcentuales en ambos casos).

6. La industria vasca está sufriendo una reducción

considerable en su peso sobre el PIB vasco. Ha pasado
de suponer alrededor del 29% del PIB, a suponer
alrededor del 24%. La comparación con el Estado
aguanta bien (18,2% en 2008, 17% en 2014), pero la
diferencia se va reduciendo, y ello lleva a preguntarse
si esto significa un modo de asimilación hacia
estructuras económicas vigentes en el Estado, sobre
todo habida cuenta de que el ritmo de reducción de la
industria en el PIB es mucho más notable en el País
Vasco que en España.

7. En cuanto a la inversión en I+D, y a falta del dato de

2014, la CAV, con un 1,99% de su PIB utilizado con
este fin, cae por debajo de la media de EU-28. En este
caso también es cierto que se gasta más que en
España (1,24%), pero queda por debajo de la media. Y
alcanzar la media no es estar entre los mejores, es
estar entre los mejores y los peores. En nuestro caso,
evolucionando hacia abajo.

8. Así pues, indudablemente somos un país industrial,

incluso en comparación con otros muchos estados de
la Unión Europea. Según algunas clasificaciones nos
encontramos entre las regiones europeas con
resultados económicos y tecnológicos medios (o en el
denominado G3). Nuestra referencia, atendiendo al
tamaño, y a la estructura económica debe de aspirar a
otro grupo, el denominado G4, con regiones
avanzadas que cuentan con una especialización
industrial. No basta con la especialización sectorial,
para ello hace falta un desarrollo, una productividad y
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una renta per cápita muy superior.

9. Estos datos muestran que efectivamente los datos

expuestos dibujan un escenario más favorable que el
del Estado, pero obviamente no significa que el País
Vasco sea puntero ni en innovación, ni a nivel
tecnológico, ni en los datos de desempleo.

10. Al elegir los términos de comparación es muy

importante acertar en con quien nos comparamos.
Cuando se haga esta comparación se pueden tener
dos objetivos, que a la vista de lo que es la práctica
habitual en nuestro país, no parecen compatibles: o
bien nos comparamos para hacer ver que nuestros
datos son buenos, o bien, nos comparamos para
acceder a conocimientos o a opciones que nos
permitirán una sociedad más avanzada y más
cohesionada. La primera opción lleva a la
autocomplacencia, la segunda a la mejora.

11. Asimismo, de nada sirve compararse con Estados, que

cuentan con realidades diferentes. Tal y como se ha
dicho con anterioridad, nos deberíamos comparar con
regiones (NUTS 2), que muestran una semejanza
mayor con la realidad vasca por populación y por
aspiraciones de desarrollo.

12. El hecho de compararse con la realidad económica

española prácticamente en exclusiva, nos hace
desconocedores de otras realidades, y nos lleva a
manejarnos cada vez más en los parámetros de la
situación económica española, con el consiguiente
riesgo de una cada vez mayor asimilación en esta
situación, que a la vista de los datos manejados en
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este documento, ya está ocurriendo en mayor o

menor medida. Esto supone además una vinculación
económica y en consecuencia, política cada vez mayor
a esta realidad.

13. En definitiva, con estas comparaciones nos estamos

mirando en un espejo distorsionante, para hacernos
ver mucho más grandes de lo que en realidad somos,
pero luego al coger la bicicleta, seguimos sin poder
llegar a los pedales.

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