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PROLOGO

Las historias de amor siempre han interesado y


fascinado a las personas. Famosas historias de
amor como Romeo y Julieta, La princesa Diana
y el Príncipe Carlos, Adán y Eva, e incluso con
Candy y Anthony, han hecho vibrar con cada
beso, cada abrazo y cada dificultad en el
camino, a todas las personas. Sin embargo, cada
día se viven historias de amor en la vida de
personas comunes y corrientes. Historias de
amor, que dejan huellas, y que marcan a las
personas.
Hay historias de amor que merecen ser
contadas, historias de amor, cuyos protagonistas

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no son burgueses, ni de la realeza, ni de
familias enemigas.
Hace un tiempo, me toco ser testigo de una de
esas historias de amor. Una de esas que
merecían ser contadas. Y así, sin pensarlo
mucho, tome el lápiz y el papel, y comencé a
escribir.
Esta historia de amor, puede no ser una historia
feliz. Puede no ser una historia con príncipes,
con magia, o con muertes dramáticas en los
brazos del ser amado. Aún así, me enseño
bastante sobre lo que realmente debo aprender
del amor. Me enseño a entregar, a recibir, a
saber que soy alguien importante, y que si
merezco ser amado y feliz. Pero sobre todo, me
enseño que el amor es eterno, que el amor no
muere, sino que siempre vuelve a renacer...
La historia de Marcelo e Ignacia, es una historia
de amor adolescente. Ese primer amor, que te
obsesiona, que te consume, y te hace sentir
único. Es la historia del primer amor de
Marcelo, y de su relación con Ignacia.
Es una historia llena de ilusiones, y entrega...
una historia que le puede pasar a cualquiera.
Una historia sin efectos especiales, ni colores
brillantes, es solo, otra historia de amor.

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PARTE 1

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"Cuando Marcelo conoció a Ignacia"

Con el corazón partido, se fue, se alejo de ese


lugar que tantos momentos felices le había
brindado, de aquel lugar donde amó con una
pasión hasta ahora desconocida para él... de ese
lugar donde soñó, vibro, y recibió mas amor de
que se creía digno de recibir...
Marcelo caminó alejándose poco a poco de la
pequeña casa que dejaba atrás, sin dar la
vuelta... temía que alguien mirándolo por la
ventana viera sus lagrimas caer, débiles,
dolorosas, y llenas de pena e impotencia por no
entender el motivo de tanto sufrimiento. Habían
sido los días más felices de su vida... nunca se
había dejado amar de esa forma, siempre tuvo
miedo de ser victima del juego cruel que más de
una vez el amor puso en su camino... nunca lo
habían amado de esa forma. Marcelo había
construido un camino con muchos senderos,
todos lo llevaban a la felicidad, de la mano de la
persona que amaba, que lo hacia feliz, de la
persona que a el lo amaba, y a quien él hacía
feliz... o al menos eso creía él hasta hace unas
semanas, ahora, todos sus planes eran nada...
La relación había sido siempre diferente,
Marcelo tenia 20 años, era un chico tímido,

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aunque no lo demostraba... sentimental, y de
vez en cuando lloraba con una que otra
película...
Ignacia era una chica de esas que no encuentras
fácilmente por la vida; Tenia 18 años, tenia
metas, amaba la vida y a su familia, y siempre
veía la mitad del vaso lleno; no fumaba, tomaba
solo cuando la ocasión lo a ameritaba, y nunca
se excedía, era amable, educada, correcta y una
muy buena persona.
Sus vidas se cruzaron por casualidad, se
conocieron mientras Ignacia esperaba a una
amiga en el casino de una Universidad, la cual
ya parecía que no llegaría, Marcelo la vio, no
pudo evitar acercarse...

- Hola...!
- Hola - respondió sin ánimos Ignacia
- ¿Me puedo sentar?
- Claro, adelante... ya me voy.
- ¿Esperas a alguien?, a lo mejor te puedo
ayudar...
- No, no te preocupes... creo que ya no llego...
- Déjame invitarte un helado... mientras
esperamos a tu cita, yo estudio aquí, y tengo
que hacer tiempo, tengo una ventana, tu sabes...
- Esta bien...- respondió Ignacia, a quien no

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dejo de llamarle la atención Marcelo, de todas
formas, le pareció un chico interesante- ... en
todo caso, no es una cita, solo esperaba una
amiga para entregarle unos cuadernos...
- Estudias aquí también?
- No... - respondió Ignacia - ...es que ayer fue a
mi casa, y se le quedaron allá...
- Ah Ok, espérame, voy por los helados...

Esa tarde hablaron como si se conocieran toda


la vida, a Ignacia le encanto la sinceridad de
Marcelo, no demostraba ser nada mas de lo que
era, no aparentaba, era justo el tipo de personas
que la hacían sentir normal. A Marcelo, le gusto
su personalidad, atrevida, casi infantil, le gusto
su modo de ver las cosas, siempre bien, cosa
que el no compartía en todos los casos. Esa
tarde Ignacia sintió una fuerte atracción por
Marcelo, quien la vio solo como una persona
agradable a quien conoció un abril cualquiera...
ella lo notó, y decidió jugársela. No dejaría
pasar esta jugada del destino así como así, si
algo los había cruzado, nada los debía separar.
Los siguientes días, semanas, meses, Marcelo
recibía mails de Ignacia, invitándolo a salir,
diciéndole que era ingrato, y cosas por el estilo.
Marcelo, no tenia mas opción que asombrarse

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por la personalidad de esta chica... es que para
que una chica invite a un chico a salir,
realmente le debe gustar. Marcelo recibía
poemas, palabras bonitas, y cartas de seudo-
declaración de una Ignacia que parecía no saber
muy bien que hacia, de una que es mas bien una
niña... que lucha por lo que quiere, y no siente
vergüenza por lo que siente.
Un día Marcelo se conecto a MSN, e Ignacia le
hablo...

- Hola Marcelo!
- Hola Ignacia, como estas?
- Muy bien, pues aquí, descansando después de
un agotador día de colegio...
- Ah muy bien, jajaja, pues yo vendo de algo
parecido, pero en la U...
- Si entiendo, Marcelo, quería decirte algo...
- Si claro, dígame...
- Pues, quiero que no te asustes con tanto mail,
mensaje de texto, y cosas por el estilo que te
mando, en verdad, te quiero mucho si, pero
como amigo nada mas, ok? lo digo pues, para
que no te asuste...
- Ok Ignacia, no hay problema, pero no tenias
porque explicarme, la verdad no me molesta... -
dijo Marcelo agregando un emoticono

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sonriente.
- Ok, igual disculpa, no tienes porque aguantas
a esta cabra chica...
- No nada que ver... me agradas.
-Perdón Marcelo, me tengo que ir yendo ya,
disculpa
- Ok, no te preocupes...
- Ok, nos vemos, espero, un abrazo! adiós!
- Adiós.

Cinco minutos después, Marcelo recibió un


mail de Ignacia, abrió su bandeja de entrada y
leyó...primero lo dejo helado, le produjo una
sonrisa luego, y se enterneció con las palabras
de Ignacia...

Marcelo:

Estas ahí, conectado… me da cosa hablarte, que


tonta. Todo me cuesta, la verdad, te mentí
cuando te dije que te quería solo como amigo,
solo trataba de no alejarte.
Pensé que mintiéndome lograría ser alguien, y
dejar de ser un faro, que ilumina fuerte para
poder ser visto.
Hacerte creer que siempre esta todo bien y
cosas así, cuando en verdad deseaba verte, estar

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contigo, conocerte, si conocerte, que ganas de
conocerte.
Siempre te veo distante, con una alegría tal vez
disimulada hacia mi, no se, tal vez este
equivocada.
Y es así como necesito contarte que lo que
siento por ti es raro… es amargo y dulce, pero
ni siquiera eso se queda en la boca.
Yo para ti debo ser una cabra chica, que se hizo
ilusiones sola, sólo ese contacto del MSN que te
habla cosas sin sentido, cosas que se que no te
llegarán.
Mira se que esto debe ser muy fome y latero…
tu tienes una vida, y no creo que dejes entrar tan
simplemente a una pendeja así nada mas.
Quiero darte las gracias por hacerme sentir
estas cosas... se que quizás lo que siento no será
correspondido, pero nunca había sentido esto, y
te doy gracias a ti por hacerme sentir ese
calorcito especial cada vez que tengo una
noticia de ti...
Espero que con este mail no te sientas mal,
total, siempre te he dicho… esto fue desde un
principio una fantasía mía, una fantasía que
decidí seguir. Y pues… eso… ojalá estés bien,
de seguro que si lo estas. Y recuerda! Siempre
sonriendo! Ahí hablamos en el MSN otro día

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Nos vemos!

Ignacia.

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PARTE 2

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"Si te hace tan feliz... no puede ser tan malo"

Al otro día Marcelo despertó con una idea en


mente... ese día salía mas temprano de la
Universidad, y llamaría a Ignacia para que se
juntaran. Cuando termino la primer clase, a eso
de las 10 de la mañana, decidió que era una
buena hora para llamarla, ojalá estuviera en
recreo, no conocía los horarios de su colegio.

- Alo? - contesto tímida la voz de Ignacia al


otro lado del teléfono.
- Ah! hola Ignacia, soy el Marce... oye...
heeeem, que vas a hacer hoy en a tarde a eso de
las 3?
- Nada, estoy libre, salgo a las 2 del Liceo.
- Ah bakan, te tinca que nos juntemos? en el
mall a las 3? te invito un helado, no se, a comer,
ahí vemos...
- Ok, genial - contesto entre risas nerviosas - ahí
nos vemos entonces, acepto jajaja, en la
boletería del metro...
- Ok, cuídate, y estudia jajaja....
- Ok, obvio, nos vemos, adiós!.
- Adiós!

Esa tarde fue mágica, Marcelo espero

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puntualmente a Ignacia en la entrada del mall, y
ella, llego con un poco de atraso, con la excusa
de que había ido a su casa primero para
cambiarse de ropa (le dijo a Marcelo que no
quería que la viera de escolar...), pero a Marcelo
le daba lo mismo, caminaron largo rato por un
parque...

-Y... cuéntame! - dijo Marcelo - cuéntamelo


todo...!
- Que quieres que te cuente? - pregunto coqueta
Ignacia.
- Pues todo! quiero saber todo sobre esta chica
con tanta personalidad... tu edad, que haces, que
te gusta, que no, todo!
- Yo?, personalidad? - dijo Ignacia riendo - Ok,
lo admito, pero es que cuando quiero o me
gusta algo... no lo dejo ir tan fácilmente.

Marcelo se sonrojo... miro hacia otro lado y se


rasco la nariz. Es gracioso, pensó, desde
pequeño notó que cuando se ponía nervioso, se
rascaba la nariz... ¿estaba Ignacia poniéndolo
nervioso?... no, no lo podía creer....

- Bueno, bueno... - dijo entre risas nerviosas


Marcelo - cuéntame, quien es Ignacia?..

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- A ver... tengo 17 años...
- Ah... eres una niña! - dijo riendo mas relajado
Marcelo - cuando los cumpliste?
- El 2 de mayo...
- Ah muy bien, cuéntame mas.
- Me gusta el deporte, bailar, escuchar música,
y relajarme en mi pieza sola, con una vela, un
buen incienso, y un buen tema en la radio...
- Ah muy bien, que mas?! - preguntó interesado
Marcelo.
- Heeeem... he vivido toda mi vida en el norte,
en La Ligua, no conozco mucho Santiago,
llegue hace poco, colegio nuevo, amigos
nuevos, todo nuevo!

Ambos rieron, Marcelo un poco mas nervioso,


pues se percato que mi miraba a Ignacia con
cara de embobado, le dio un poco de vergüenza,
y rogó por que Ignacia no hubiera notado la
manera en que la miraba.
había algo en ella que le provocaba a Marcelo
ganas de abrazarla, cuidarla, protegerla, la veía
como una niña que juega a vivir y que no
conoce el mundo en su totalidad, le daban ganas
de protegerla de las cosas malas del mundo, que
nunca las conozca... hacerla siempre feliz.

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Llegaron a unas bancas y se sentaron,
conversaron de las familias, ovnis, perros, del
colegio, de todo... rieron toda la tarde, Marcelo
le compro un helado a Ignacia, y cada uno
probo del sabor del helado del otro... nada podía
salir mal.
Cuando estaba obscureciendo, ambos estaban
impacientes en su interior... no querían que
llegara la hora de irse, no sin antes saciar esas
ocultas, pero evidentes, ganas de besarse que
tenían...

- Bueno y... eso po'! - dijo Marcelo luego de un


silencio de esos, en que la tensión y las ganas
de besarse de ambos, eran obvias...
- Si po'... y que mas contai'? - pregunto Ignacia.
- Heeeem... HA! me han dicho que doy unos
masajes increíbles! - dijo Marcelo riendo, y no
pudiendo creer lo que acababa de decir...
- En serio?, áseme porfa'!? - suplico Ignacia - es
que el colegio me esta matando, porfis!
- Ok.- dijo Marcelo nervioso, no lo podía creer,
le tiritaban las manos - acércate...

Era la primera vez que tenían ese tipo de


contacto. Marcelo e Ignacia notaron aumentar
aun mas la tensión del momento. Marcelo sintió

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fuertes deseos de besar a Ignacia... e Ignacia,
fuera de lo que hubiera pensado Marcelo, se
veía muy nerviosa... Marcelo se acerco a su
oído, y le hablo...

- Y?... sirve? - con voz suave.


- Heeeem... si, pero... ya!, me toca a mi... yo
también soy buena dando masajes... cambiemos
de lugar!
- Bueno - respondió Marcelo confiado...

Marcelo se sentó en el suelo, e Ignacia, sentada


en una banca, comenzó a hacerle masajes, no
veían sus caras, pero a través del contacto de
sus cuerpos, se hacia evidente la atracción.
Marcelo no pudo dejar de notar que los masajes
de Ignacia, eran lejos, mucho mejores que los
de el... estaba muy relajado... y se sentía
confiado... confiado para tomar la iniciativa,
pero la voz de Ignacia interrumpió sus
pensamientos...

- Te puedo dar un beso? - Pregunto.


- Obvio que puedes...

Ignacia se acerco lentamente por detrás, y beso


tiernamente su cuello... en ese momento,

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Marcelo se levanto, sin decir nada... acerco sus
labios a los de Ignacia, cerro los ojos... y la
beso.
Dicen que si no hay química en el primer beso,
la relación no funcionaria... Este primer beso,
no fue así, fue increíble... Marcelo sentía la
respiración nerviosa y agitada de Ignacia, sus
labios en contacto, suaves, mordiéndose,
encontrándose, besándose... las manos de
Marcelo recorrían la cintura y el pelo de
Ignacia, impacientes, recorrían su cuello, su
cara, con las ganas y el deseo de un niño que
abre y disfruta de un regalo de navidad, el
mejor de su vida... Las manos de Ignacia se
posaban tímidas en los hombros de Marcelo,
abrazándolo... no le importaba nada, la gente,
los niños, los autos, nada... el tiempo se había
detenido, y ya podían regresar tranquilos a casa.

Cuando hubo acabado el beso, que pareció casi


eterno, Ignacia miro tímida y sonriente a
Marcelo... Marcelo la abrazo fuertemente, no
quería nunca alejarse de ella, quería que fuera
siempre feliz, el quería siempre ser feliz, como
lo había sido con ella ese día... Ella lo miró...
sonrió, y dijo:

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- Fue exactamente, como me imaginaba... mi
primer beso de amor... Gracias.

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PARTE 3

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"¿Quieres pololear conmigo?"

Marcelo llego a su casa en otra, claro... como


olvidar aquella tarde, aquella noche... como
poder olvidar los incontables besos que
vinieron después del primero... como olvidar su
aroma, su sonrisa, su timidez... si, por su
timidez Marcelo supo que Ignacia decía la
verdad... si, fue su primer beso, estaba muy
nerviosa, se veía muy nerviosa, se veía muy
tierna.

- Que?!... tu primer beso de amor?! - Pregunto


Marcelo, no lo podía creer. Con la personalidad
que tenía Ignacia, era difícil creer que nunca
antes haya besado a nadie.
- Si, bueno... antes había dado besos, digo,
topones... una vez, a un compañero de curso en
octavo, pero después me cambie de colegio y
nunca mas lo vi, lo demás, en juegos y cosas
así... - Dijo Ignacia sonrojándose.
- Guau!... osea que, a mi me diste tu primer
beso?... - pensó un rato Marcelo mientras
Ignacia lo miraba avergonzada, y asentía con la
cabeza - Que heavy!.

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Marcelo se quedo sin palabras, pensó mil cosas,
pensó por ejemplo, que ella nunca lo olvidará...
o que quizás, todo esto... era demasiada
responsabilidad para el, era su primer beso,
quizás hubiera preferido haberlo sabido para
preparase sicológicamente antes, la cabeza de
Marcelo era un lío.
No pudo dejar de recordar su primer beso, en
ese sentido, pensó Marcelo, envidiaba a
Ignacia... su primer beso fue muy poco
romántico...

Marcelo tenía 14 años, era verano... verano del


2002, y su primo del sur venía de visita a su
casa por todo el mes de enero. Ese verano fue
inolvidable, su primo tenía su misma edad, pero
era igual o mas retraído y tímido que el... sólo
que su primo era rubio, alto y bien parecido,
mientras Marcelo era moreno, un poco bajo, y
mas bien del tipo "gordito simpático".
Su primo, Alex, conoció a una amiga de
Marcelo, quien supo desde el momento en que
los presentó, que había onda. Como buen niño
de 14 años, los molesto y molesto hasta que
terminaron pololeando.
Comenzaron a salir los tres, hasta que un día,

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Ivette, la amiga de Marcelo, invito a una
compañera de colegio, Cristina, Marcelo la vio,
y se enamoro, ese amor de niño, tímido, su
primer amor... Cristina era rubia, ojos verdes, y
personalidad extrovertida (Marcelo ya esta
convencido, de que lo suyo, eran las mujeres
con personalidad), hubo onda, compartían
desde los helados que tomaban, hasta los
asientos de la micro, todo; siempre con la
iniciativa de ella, claro. Cuando la atracción ya
fue obvia, todos los amigos de Marcelo, lo
molestaban y le decían que hiciera algo!, que la
besara!, que no sea tonto... que se gustaban. El
lo sabía, pero no podía evitar tener miedo al
rechazo, siempre ha tenido miedo al rechazo,
sin dejar atrás su nerviosismo, mas que mal, era
su primer beso...

Fue de noche, estaban en una plaza, los dos


sentados en una banca, y todos sus amigos,
unos seis o siete, estaban escondidos en
arbustos y árboles mirando y riendo, Marcelo
que no quería que sus amigos lo molestaran, le
dijo a Cristina:

- Heeeem... oye...
- Que?! - contesto Cristina pareciendo muy

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interesada.
- Te tinca si vamos al lado de la cancha... esta
mas, oscuro. - Desde ese momento, cada vez
que Marcelo recordaba esa frase, no lo podía
creer... como había dicho eso?!, que vergüenza.
Ahí quedaba en evidencia su niñez.
- Esta bien - Contesto tranquila Cristina, que
comenzó a caminar. Marcelo la siguió,
rascándose la nariz como nunca, en ese
momento, pensaba que si hicieran un concurso,
de quien era el niño mas tonto del mundo, de
seguro perdería, por tonto.
- Heeeem... sabes, nunca antes he dado un
beso... este... va a ser mi primer beso... - Dijo
Marcelo tartamudeando.
- En serio?! - dijo sorprendida Cristina, lo que
no ayudo mucho a Marcelo, y lo incomodo aún
más.
- Si... - Respondió Marcelo rojo de vergüenza.
- Bueno, no te preocupes... - Ella se acerco
lentamente a Marcelo, y lo beso...

Marcelo nunca supo como sintió Cristina aquel


beso... quizás para ella fue fabuloso, o un asco,
pero para Marcelo, no fue mas que una ensalada
de dientes y lenguas, que deseaba terminara lo
más rápido posible... fue horrible... sin embargo

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no dijo nada, y Cristina, a los 14 años de edad,
se convirtió en su primera polola, obviamente,
los besos con el tiempo mejoraron.

- Ah...?!, no le creo... sorry, primer beso?! osea


la mina tiene 17 años, en estos tiempos washo...
eso no se da - Le decía con aires de entendido
por el teléfono a Marcelo, su amigo, su mejor
amigo... Cristóbal.
- Heeem, en verdad no se perrito... la dura que
yo le creo, no se, por una cosa de actitud.
- La vida me ah enseñado a no meter las manos
al fuego por nadie, y vo'! 'tay divinizando
mucho a la mina esta... - Le decía un poco mas
preocupado Cristóbal - ...ten cuidao' weon, mira
que después soy yo el que tiene que andar
escuchando tus lamentos, no ella.
- Loco tranquilo, si la mina se ve piola, se nota
que no esta jugando weon, es demasiado linda,
nunca había conocido a nadie así, si la mina las
hace todas... estudia, y le va bien, es cariñosa,
bonita, me relajo con ella... weon, es que amo
cuando voy a su casa y me espera con música,
con velas, un incienso... loco me siento bakan,
pienso, todo esto por mi?... onda, me lo
merezco?, osea, igual la mina es deportista, y

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yo 'toy lejos de eso, weon! 'toy mas guatón!, la
mina podría tener a quien quisiera si se lo
propusiera, pero me eligió a mi... lo mejor de
ella, es que es muy hermosa, y no lo sabe...
- Loco mira, siendo objetivo, naaah que ver
weon!, si igual tiras pinta, además, teni' otros
atributos... no pensi weas po' weon. Si la mina
no te quisiera, no hubiera estado ya casi dos
meses weon, webiando contigo... osea weon!,
dos dedos!, dos dedos!.

Marcelo asintió al teléfono, pero no estaba del


todo seguro, tenía miedo, habían sido dos meses
increíbles, en los que Marcelo recibió mas amor
del que se creía capaz de recibir y merecer...
Ignacia hacía todo por estar con Marcelo,
incluso, mas de una vez lo espero a la salida de
la Universidad cuando tenía pruebas, ella salía a
las 4 del colegio, y Marcelo mas o menos a las
8.30 de la tarde cuando tenía prueba... siempre
le daba cartas diciéndole cuanto lo quería, y
cuan importante era el para ella; le mandaba
mensajes de texto, mails, regalos, miles de
cosas, todos los días, que a Marcelo le parecían
como estar viviendo una fantasía, incluso un día
le llevo una bolsa de papel de regalo, llena de
cocadas que ella había hecho esa misma tarde

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para el, eran muchas, Marcelo no lo podía creer
cuando lo vio. Aún así, no se creía digno de
recibir tanto amor, pero ya no la quería dejar
ir... ya no podía.

- Le voy a pedir pololeo...


- Que?! - dijo Cristóbal pegando un salto al otro
lado del teléfono - Estas seguro?, digo, tu sabes,
siglo XXI, amor libre, sin compromisos...
realmente es necesario?...
- Mmm... se supone que deberías apoyarme...
- Si, lo se! pero ya son como tres meses que
conocí a la mina, dos meses que llevan
andando, y yo aún ni la conozco!... tengo que
darle mi aprobación po' weon!.
- Si, tranquilo... obvio que la vas a conocer,
pero aún no weon, quiero estar pololeando con
ella, así no me la joteas... - dijo riendo mas
relajado Marcelo.
- Ja!, que soy aweonao'...
- Si es broma weon! - dijo Marcelo a carcajadas
- Ya!, la cosa es que ahora estoy concentrado en
pedirle pololeo, quiero que sea especial, no se,
diferente...
- Especial?, diferente?... que mamón weon, en
que te has convertido... - dijo bromeando
Cristóbal.

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- Ya po' weon en serio, me ayudaras o no?
- Obvio que si po' perrito! - dijo riendo
Cristóbal - pero, especial?, como eso?
- No se, onda, fuera de lo común... cachai'?
- Bueno, en verdad no te cacho, pero filo, allá
tú, otro día calentamos las neuronas weon, que
yo ahora me voy a bañar, porque ya van a llegar
mis tíos, y va a quedar la cagá en mi casa, vo
cachai' po'... cuídate weon, 'tamos hablando.
- Ok washo, nos vemos en MSN.
- Ok, chao weon, te quiero perrito.
- Chao washo!

Una semana después de esa conversación,


Marcelo e Ignacia estaban en la cima del Santa
Lucía, había sido un día perfecto, se juntaron
temprano, comieron, fueron al cine, Marcelo
recibió una carta, conversaron, se rieron,
pasearon de la mano, y ahora, miraban el
atardecer en la cima del Santa Lucía.

- Ignacia, heeeem, te tengo una sorpresa... mira.


- Dijo Marcelo, mientras le entregaba a Ignacia
un papel, Ignacia lo abrió y leyó.
- "Hoy quiero preguntarte algo, pero antes
debes pasar unas cuantas pruebas, primero,
cuanto me quieres" - Leyó en voz alta Ignacia -

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Que es esto?! - pregunto sorprendida.
- Dale, sin preguntas, responde, hay opciones,
aquí tienes un lápiz. - Marcelo le entrego un
lápiz, e Ignacia vio las opciones...

1.- Te gusto
2.- Me quieres
3.- Me quieres mucho!

Ignacia marcó el "3.- Me quieres mucho",


sonriendo notablemente, luego leyó lo que
decía mas abajo, en voz alta.

- "Ahora, debes buscar la siguiente prueba en


mi bolsillo trasero derecho"
- Anda! busca en mi bolsillo! - le animo
Marcelo, dándose una media vuelta. Ella busco
y encontró un nuevo papel, este decía así: "Para
pasar a la siguiente prueba, debes unir las dos
columnas. En una, dice te quiero en muchos
idiomas, y en la otra, sale la lista de idiomas,
adelante!". Ignacia miro a Marcelo sorprendida,
pero feliz, y leyó las dos columnas.

A. Te quiero, Nohiboka, I love you, Ich liebe


Dich, Je t'aime, S' ayapo.
B. Francés, Ingles, Árabe, Griego, Español,

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Alemán.

Ignacia unió todas las opciones correctamente,


y no pudo dejar de notar que los papelitos
estaban adornados con corazones, dibujos, y
palabras de animo. Luego leyó mas abajo:
"Ahora tomate un descanso, y comete el
chocolate que Marcelo te dará, luego abre el
último papelito que está en el gorro de Marcelo,
y responde la última pregunta!"
Marcelo le entrego un chocolate a Ignacia, y
esta lo comió, riendo, nerviosa, alegre, podía
presentir lo que venía, pero no se atrevía a
pensar nada. Sin decir nada, solo sonriendo, y
mirando a los ojos a Marcelo, comió el
chocolate, y sin palabras, exigió el último
papel, tomándolo ella misma, desde abajo del
gorro de Marcelo.

Mas que un papel, la última prueba era un carta,


mas bien un sobre... Ignacia lo abrió
lentamente, y saco el contenido que tenía en su
interior, era una foto, solo una foto, una foto de
Marcelo, en blanco un negro. En ella, estaban
escritas tres palabras, nada mas que tres
palabras, que Ignacia al leer, no pudo evitar
sonreír de alegría, Marcelo supo que ella estaba

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esperando este momento, las tres palabras que
venían en la foto, decían así:

"¿Quieres pololear conmigo?"

30
PARTE 4

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"No todo lo que brilla es oro..."

El pololeo llevaba meses, Marcelo encontraba


en Ignacia cada día una razón para quererla
mas, y ella cada día le daba motivos para que el
la quisiera más aún. Los días se transformaron
en semanas, las semanas en meses, y los "te
quiero", querían tímidamente convertirse en
algo mas grande... Algo que no se atrevía aún a
salir de sus labios, por miedo... por miedo a
estar equivocados, o por miedo a no recibir una
respuesta similar.

Cada noche Marcelo daba gracias a Dios, por lo


que el creía: "eran los días mas felices de su
vida". Todas las noches Marcelo recordaba
aquel "si" de Ignacia, un "si" acompañado de
una sonrisa repleta de felicidad, y unos ojos
brillantes que esfumaron todo el nerviosismo de
Marcelo, y que lo llevaron a recorrer este
increíble camino juntos. Ignacia le decía a
Marcelo cada vez que podía cuanto lo amaba.
Le mandaba mensajes todos los días, en el
colegio, en su casa, en la noche, recitándole
poemas y canciones. Le decía que el era
especial, único, una persona maravillosa. No
podía creer como nadie lo había atrapado antes,

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y menos aun, como otras antes de ella, lo
habían dejado escapar... Marcelo disfrutaba
dejarse llevar por las palabras de Ignacia, y
comenzó sin darse cuenta, a caer en las redes
del amor. Se comenzó a enamorar de esta chica
que hacía que todo fuera perfecto... incluso el
era perfecto junto a ella... se comenzó
irremediablemente a enamorar de Ignacia.
Nunca antes Marcelo había pololeado tan
seriamente,. Nunca antes había pensado que el
amor lo hacia feliz, o hiciera que todo alrededor
estaba bien gracias a el, al contrario, el amor
siempre le traía solo penas y lagrimas, esta vez
era diferente.
Como casi todos los miércoles y viernes en la
tarde, Marcelo iba a casa de Ignacia, y estaban
juntos hasta el anochecer, escuchaban música
en la pieza de Ignacia, a la luz de las velas,
conversaban, reían, se besaban, dormitaban
abrazados, y de vez en cuando comían algo rico
que Ignacia tenia en casa. Era lo que ellos
llamaban "Miércoles felices" y "Viernes
felices". Marcelo se iba de esa casa feliz, sentía
su pecho lleno, lleno de lo que el decía era
amor, Ignacia lo llenaba, se iba saciado de
cariño, y con todo el cariño que Ignacia le daba,
podía aguantar hasta la próxima vez que se

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verían, así lo veía Marcelo.

Una tarde organizaron una salida a


Fantasilandia, Marcelo había invitado a su
amigo Cristóbal, con su polola Javiera, para que
finalmente conociera a la "mítica Ignacia", que
era como Cristóbal llamaba a Ignacia.
Eran las 11 de la mañana, y habían quedado de
juntarse en el metro a esa hora, Marcelo
esperaba al grupo, que obviamente venia
atrasado, cuando vio que los tres bajaban por
las escaleras del metro...

- Hola mi niña! como 'ta?! - dijo Marcelo


abalanzándose primero sobre Ignacia y
besándola en la boca.
- Bien y tu?, esta hace mucho rato aquí?...
- No llegue recién... - dijo Marcelo arreglándole
un poco el cabello a Ignacia - Wena pelao'! -
dijo luego Marcelo saludando afectuosamente a
Cristóbal - Hola Javiera...! - agrego finalmente
saludando a Javiera, la polola de Cristóbal - así
que ya se conocieron los tres?! - pregunto
Marcelo...
- No, nada que ver! - dijo Cristóbal riendo, al
percatarse de que aquella chica era Ignacia -
veníamos hasta juntos en el metro, y después

34
bajamos las escaleras juntos, pero no tenia idea
que ella era la Ignacia!. Hola Ignacia, mucho
gusto, Cristóbal - agrego Cristóbal saludando a
Ignacia.
- Hola - dijo tímida Ignacia, saludando a
Cristóbal y a Javiera.
- Así que al fin conocemos a la famosa Ignacia -
dijo riendo Javiera
- Famosa?, porque? - pregunto Ignacia...
- Haaay tu que crees ñoña - le dijo Marcelo - los
tengo chatos hablándoles de ti todo el día...
- Ah muy bien - dijo Ignacia sonriendo coqueta,
y abrazando a Marcelo... - Espero que hayan
sido cosas buenas...

Caminaron al parque, y conversaron sobre todo


lo que Marcelo le contaba a Cristóbal sobre
Ignacia, rieron, y pasaron una buena tarde, lo
que finalmente llevo a Cristóbal, a que en
medio de un juego, mirara a Marcelo, y le
hiciera un gesto con dedo para arriba, Ignacia
había pasado la prueba de fuego, había sido
aprobada por Cristóbal, todo estaba bien.
Ya llegada la hora de cierre del parque, todos
concordaron en que no querían irse a sus casas,
Ignacia tuvo la idea de que fueran a la suya, e
hicieran un carrete piola, sus padres andaban de

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paseo, y no había nadie, todos estaban de
acuerdo, y Marcelo pensaba que todo estaba
saliendo muy bien ese día.
Tomaron el metro, y se bajaron en la estación
donde vivía Ignacia. Cristóbal y Marcelo
conversaban, y notaban alegres que Javiera e
Ignacia se estaban haciendo muy buenas
amigas. Fueron al supermercado, y decidieron
comprar pizza para comer esa noche.
Compraron un par de botellas de ron, bebidas, y
se dirigieron a la casa de Ignacia...
Marcelo en ese momento se detuvo a analizar la
escena: el con su mejor amigo, y las pololas de
ambos comprado en el supermercado para hacer
un carrete piola. Tomo a Ignacia de la mano, y
pensó "Podría vivir así por el resto de mis
días..."

Avanzada la noche, los cuatro amigos estaban


sentados alrededor de una pequeña mesa de
centro, en el living de la casa de Ignacia. Se
podía oler aun el olor a queso quemado (culpa
de Marcelo quien quiso demostrar cuanto sabía
de cocina), y sobre la mesa se veían cuatro
platos sucios, y cuatro vasos recién llenos con
lo que era mas o menos el tercer trago de la
noche.

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Marcelo estaba feliz, no podía estarlo mas.
Conversaban sobre temas en común, cada uno
abrazado de su pareja. De vez en cuando en la
radio se escuchaba un tema que les gustaba, y
se paraban en grupos de a 2 o 3, a bailar.
Mientras conversaban distraídamente, Marcelo
escucho una canción a la que no pudo ignorar
en ese momento. Era un tema romántico del
grupo mexicano "Café Tacuba". Tomo a
Ignacia de una mano, la rodeo por la cintura, y
comenzaron a bailar... fue el momento mas
romántico que habían vivido juntos. El
ambiente era perfecto, la música era excelente,
y Marcelo no podía pedir una mejor compañía
que la de Ignacia.
Los segundos pasaban suaves al son de la
música, y Marcelo le cantaba a Ignacia al oído...

"Soy el que quererte quiere como nadie soy,


el que te llevaría el sustento día a día, día a día,
el que por ti daría la vida, ese soy."

Marcelo se sentía como volando, podía ser la


noche, el cansancio del día, el alcohol, o
simplemente Ignacia, Ignacia lo hacia volar, su
piel, sus manos, sus ojos, esos ojos negros que
lo envolvían en un sentimiento tan grande, que

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Marcelo a veces sentía que se ahogaba de tanto
amor.
Una vez terminado el tema, Ignacia tomo a
Marcelo por el rostro, y lo beso tiernamente en
los labios. Acto seguido, lo miro a los ojos y le
dijo "Te amo". No era el primer "te amo" que
Marcelo recibía de Ignacia, aún así, el no se
sentía listo para responderle de la misma forma.
Sin embargo, ese día, esa noche, Marcelo había
formado un sentimiento sólido, puro, y que lo
convencía de que esto podía ser para siempre,
quizás esas palabras que tantas veces había
reprimido en sus labios por miedo a
equivocarse, ahora tímidamente tomaban
fuerza, y querían definitivamente salir.

Una hora después de ese momento, Marcelo e


Ignacia estaban cansados. Cristóbal y Javiera se
veían peor, así que decidieron que era el
momento de acostarse.
Ignacia dispuso de la pieza de su hermano
mayor, para que Cristóbal y Javiera durmieran
en ella. Marcelo dormiría con Ignacia, en la
pieza de Ignacia. En ningún momento Marcelo
dejo de sentir la tensión del momento. Nunca
habían dormido juntos una noche entera, en
todo el tiempo que llevaban pololeando,

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Marcelo siempre evitaba la situación, no quería
que Ignacia se sintiera incomoda, solo quería
que ella estuviera bien, pero ahora era ella, la
que quería que Marcelo estuviera bien.

Marcelo se acostó primero, en esa pieza que


conocía muy bien, muchas tardes y momentos
felices había vivido ahí. Estaba rodeado por
tenues luces de vela, que hacían que la
habitación tomara cierto vaivén, que hacía a
Marcelo sentirse como si estuviera en una cuna.
A la distancia, Marcelo podía oír la ducha... oía
el agua caer, furiosa sobre el suelo, y sobre el
cuerpo de Ignacia. Así Marcelo cerro sus ojos,
dejo volar su mente, y se durmió... levemente se
durmió.

El sintió unos labios sobre los propios, y abrió


lo ojos. Ahí estaba ella, sonriendo, mirándolo,
entre niña y mujer... sin decir una sola palabra.
Comenzó a besarle, y sus cuerpos comenzaron a
juntarse. El podía sentir cada centímetro de piel
de su amante junto a si mismo, cada centímetro
le brindaba un calor especial, una paz, que
recorría su cuerpo desde la punta de sus pies,
hasta su cabeza, liberándose en besos
arrebatados de su conciencia por la pasión y el

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deseo. El deseo de ambos de amarse, de ser del
otro, de entregarse y de recibir lo mas hermoso
que han tenido alguna vez, amor. Lentamente
sus manos comenzaron a recorrer el cuerpo de
la persona que amaba, tocando con dulzura cada
parte de su ser, saboreando la suavidad de su
piel, llevándola a sentir un éxtasis de lujuria con
cada roce. El podía sentir su aroma, el aroma de
su pelo, de sus labios, de sus pechos, de su
vientre, de su cuerpo... un aroma que lo
trasportaba a lugares lejanos en el cielo, los
cuales nunca había visitado. Poco a poco
comenzaron a despojarse de sus ropas, las
prendas caían una a una sobre el suelo, y
dejaban sus cuerpos desnudos al descubierto.
Piel contra piel, el deseo, la pasión, la lujuria,
aumentaron mas aún... los besos eran grandes
bocados que se alimentaban del alma, los
brazos rodeaban y tocaban el cuerpo del otro, y
la mente estaba ya en latitudes recién
descubiertas... El pregunto, "Estas segura"?...
Una sonrisa le respondió, una mirada penetrante
que le llego al alma, y lo hizo sentir seguro...

Cuando mas tarde, Marcelo se percató de la


situación, de que estaba desnudo, acostado,
junto a Ignacia, mirándolo a los ojos, con una

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expresión de felicidad completa, se dio cuenta
de que todo había sido realidad, nada había sido
un sueño... fue tan maravilloso, que Marcelo
creía estar soñando, pero aún mas maravilloso
fue darse cuenta, de que todo era realidad...
Bajo la mirada, y con los ojos fijos en los de
Ignacia, la beso, acaricio su suave piel, y le dijo
suavemente, pero con un tono firme y seguro...

"Te amo..."

41
PARTE 5

42
"Después el sol, viene la tormenta..."

Y tal como decía la canción de Arjona: "Tuve


sexo mil veces, pero nunca hice el amor...".
Pero claro, Marcelo no había tenido sexo tantas
veces. Aún así, lejos... la experiencia que había
vivido con Ignacia, había superado los límites
que Marcelo conocía. Aquella noche dejaría
huellas para siempre en su memoria.
Marcelo sabía, desde mucho antes, que Ignacia
nunca había tenido relaciones con nadie. Sin
embargo, esta vez, no se sentía tan culpable por
ser el "primero", ni bajo cierta presión de
responsabilidad... No se sentía mal de haberle
"robado", eso tan preciado que cuidan las
mujeres... La razón?... simple... todo lo que
Marcelo hizo esa noche, lo hizo entregando su
ser completamente. Fue la entrega de amor, mas
grande que jamás había experimentado. Y la
experiencia mas romántica de su vida. Como
podría sentir algo malo, alguien que había
hecho todo desde el corazón...?
Ahora mas que nunca, Marcelo sentía que
Ignacia y el, debían estar juntos. Ella era la
mujer perfecta para el, y según Ignacia le decía
a Marcelo, el la hacía mas feliz que nadie.

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- Gracias... - Le dijo Ignacia a Marcelo.
- Gracias por que?... gracias a ti amor...
- No, gracias a ti... - dijo Ignacia mirando
directo a sus ojos... - Gracias a ti por darme esta
felicidad que nunca había experimentado...

Marcelo tomo a Ignacia por el rostro, y la beso


dulcemente. Sus labios ahora sabían diferente,
era el sabor del amor... un sabor dulce y
envolvente, que hacia estremecer el cuerpo de
Marcelo con solo tocarlos.
Estaban los dos, acostados aún en la cama de
Ignacia, Marcelo observaba a Ignacia bajo la
tenue luz de la luna, su figura delgada se veía
exaltada por la suave iluminación de la noche, y
su largo pelo castaño claro brillaba sobre su
dorada piel. Estaban los dos, abrazados, y
mirando el cielo desde la ventana de Ignacia...
era una fría noche de Septiembre, al menos
afuera de esa habitación... una noche como
ninguna otra.

- Ves la luna? - dijo rompiendo el silencio


Ignacia...
- Si, esta preciosa... - dijo Marcelo desde el
corazón... en ese momento mas que nunca,
Marcelo sentía que Ignacia era de el, solo de

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el...
- Siempre cuando quiero pensar, o me siento
sola, o simplemente salgo a caminar en las
noches, miro la luna... siempre esta ahí
conmigo... - le dijo Ignacia mirándolo fijamente
con sus ojos negros, que hoy tenían una
profundidad especial, que lo invitaba a
internarse en ellos... - Quiero que... cada vez
que mires la luna, pienses en mi. Cada noche
cuando no estemos juntos, sal y mira la luna... y
sabrás que yo estaré acompañándote, siempre,
igual que la luna...

Marcelo se fundió en un abrazo cálido junto a


su amante, se besaron ...se durmieron... Fue la
noche mas mágica que había vivido Marcelo, y
toda esa felicidad se la debía a Ignacia.

Así pasaron los días... y el amor de Marcelo iba


creciendo de una manera que ya ni el mismo
controlaba. Sin darse cuenta Ignacia comenzó a
entrar en su vida, y a hacerse parte fundamental
de ella. Marcelo no necesitaba pensar en el
futuro, ni en sus planes, ni en lo que quería
hacer con su vida. Lo único que quería hacer
era estar con ella... podría haber dejado la
universidad y entrar a trabajar en cualquier

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momento si ella se lo pedía, darle lo que ella
quisiera, y hacerla feliz... Solo le importaba
disfrutar a concho cada momento junto a ella,
disfrutar sus días felices, y esperar que el futuro
le regale muchos años de su vida junto a esa
mujer, que le estaba enseñando a amar, y a ser
amado...

Luego de aquella noche, la relación mejoro


considerablemente... Ambos ahora se tenían
mas confianza, nada les producía vergüenza o
pudor, ni siquiera sus cuerpos desnudos.
Marcelo estaba conociendo otra faceta del amor
que no conocía, otra forma de entregarse
completamente a la persona que amaba, e
Ignacia estaba viviendo lo mismo. Parecían
niños, estaba felices, de entregar y de recibir
tanto amor, no había morbosidad en sus actos ni
en sus pensamientos, todo era puro, tan puro
que parecía el cielo... Eran dos niños
descubriendo un entero mundo nuevo, que los
llenaba de felicidad.
Disfrutaban cada momento, salían a bailar, a
comer, al cine, a carretear con amigos, todo
estaba bien... demasiado bien quizás...

Se acercaba fin de mes, y con eso se acercaba el

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cumpleaños de un amigo de Marcelo, iba a ser
la fiesta del año, habría música, luces, y lo mas
importante, cerveza gratis... Marcelo invito a
Ignacia, quien ya era conocida por la mayoría
de los amigos de Marcelo, y obviamente el
cumpleañero, Patricio, no tendría problemas en
que ella asistiera.
Se juntó todo el grupo de amigos en un metro
cercano al lugar donde sería la fiesta, algunos
con sus parejas (la mayoría), y otros que
estaban dispuestos a lanzarse a lo que sería la
mejor noche de soltero. Estaban ahí también
Cristóbal y Javiera, quienes eran los amigos
mas cercanos que tenían Marcelo e Ignacia.
La noche llego, y todos lo pasaron muy bien, la
música era buena, las luces estaban bien, y
habían litros y litros de cerveza gratis en barril,
que un amigo del cumpleañero había dispuesto
para la ocasión. Los cuatro amigos bailaron, se
rieron, se tomaron fotos, conversaron, hicieron
tonterías, y se dejaron llevar por el momento, y
en el caso de Marcelo y Cristóbal... la cerveza.
Llegadas altas horas de la noche los amigos
estaban definitivamente "arriba de la pelota"... y
Cristóbal invito a Marcelo a comer algo en una
plaza cercana, las chicas estaban en el baño, así
que no se molestaron en avisarles, solo salieron,

47
y fueron a comprar.
Lo único que había abierto a esa hora, era un
local de pollos asados, así que Cristóbal decidió
comprar uno, "Peor es mascar lauchas..." le
había dicho a Marcelo.

- Ha... que bakan perro weon... lo he pasao' la


raja... - Le dijo Cristóbal a Marcelo. Estaban
sentados en la banca de una plaza contigua al
local de la fiesta. - Se las mando el Pato weon...
tome ene cerveza! - decía mientras abría y
destrozaba con las manos el pollo asado recién
comprado.
- Si weon, lo he pasado bien yo también, no
se... me siento bakan weon, es bakan compartir
estas weas con mi mina weon, y mi mejor
amigo... - Respondió Marcelo mientras sacaba
un trozo de pechuga, y se disponía a comer...
- Si weon yo también, como que es bakan la
situación, los dos mejores amigos, los dos con
minas la raja weon, los dos felices... es bakan.
- Si po', y yo no podría haber elegido mejor...
bueno, si elegir sea la palabra... - un silencio en
las palabras de Marcelo - La Ignacia es todo lo
que yo siempre soñé weon, no es, es todo
bakan! el amor, el cariño, las palabras... no se,
todo!... nunca pensé que alguien se

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complementaria tan bien conmigo...
- Tai' bien cagao' weon... la dura... mírate la
cara de pavo que poní' cuando hablai' de la
Ignacia...
- No weon, pero es que en serio...
- Si perro!, si no lo digo en mala onda... a mi de
verdad me alegra esa wea weon, porque tu te lo
merecí'... la mina, en serio así, objetivamente,
es la raja... y se nota que te hace bien... así que
mientras no le haga nada malo a mi perro, too'
pasando con la Nacha... - Termino la frase
Cristóbal en una carcajada...
- Vale perro, la dura, no podría estar mejor...
tengo a la mejor polola, y al mejor amigo weon,
te pasaste...
- Obvio perro, si ute' sabe que yo siempre voy a
estar aquí para ute po'...

Los dos amigos se abrazaron, se dieron un


apretado abrazo, y un apretón de manos... luego
siguieron conversando sobre planes a futuro... y
comiendo su snack nocturno.
No se dieron cuenta cuando de pronto ya había
pasado media hora desde que habían salido de
la fiesta. Decidieron que era mejor volver, y
seguir festejando. A pesar de haber comido,
Marcelo aun se sentía mareado, de hecho al

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ponerse de pie, sintió que se tambaleo' un poco,
pero se enderezó rápidamente, obvio, "tengo
que pasar piola..." pensó.
Una vez adentro de la fiesta, lo primero que vio,
fue una imagen de Patricio, el cumpleañero
acercándose rápidamente a el...

- Weon donde te habíai' metido?! - le pregunto


con una cara de preocupación a Marcelo.
- 'Taba con el Cristóbal afuera comiendo,
porque?! - pregunto Marcelo preocupado al ver
la expresión de Patricio.
- Weon la Ignacia te ha buscado por todos
lados! 'ta desespera' weon!, súper preocupa, tu
ni le avisai' que vai' a salir po'!
- La dura?!
- Si po' weon!
- Vale gracias.... - Dijo Marcelo, y se acerco a
su amigo Cristóbal, quien se acababa de
encontrar con Javiera...
- Javiera, has visto a la Ignacia? - Interrogó a
Javiera.
- Si, 'taba súper preocupada por ti, no sabía
donde estabas, yo le dije que se relajara, pero
no, fue imposible!...
- Y donde esta ahora?!
- Parece que esta afuera esperándote...

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Marcelo no dijo nada, y salió del local... ahí
estaba Ignacia, sentada en una silla junto a la
puerta, agachada con las manos en la cabeza.
Marcelo se acerco lentamente...

- Amor... que pasó?, me dijeron que me estabas


buscando... - Dijo suavemente Marcelo, pero
preocupado y nervioso hasta el alma...
- Ándate!
- Amor pero que le pasa?, si yo salí con el
Cristóbal a comer aquí a la vuelta!, discúlpeme
por no avisarle... - Dijo suplicante Marcelo,
sentía que estaba a punto de explotar, todo
había sucedido muy rápidamente, y la
impresión mas el alcohol lo tenían al borde del
colapso.
- Ándate dije!, como se te ocurre venir ahora
como si nada?!, no me dices donde vas, con
quien vas, y yo me quedo aquí como tonta
preocupada por ti!
- Pero amor, discúlpeme! en serio, debí avisarle
perdón! - decía suplicante entre sollozos
Marcelo, nunca había visto a Ignacia tan
enojada, y la situación lo tenia evidentemente
afectado.
- Obvio que debiste avisarme!, yo

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preguntándole a todo el mundo donde estabas, y
nadie sabía nada! ni siquiera la Javiera!, de
verdad debiste pensarlo antes! no sabes como
estaba de preocupada, ahora ándate! no quiero
estar contigo! Ándate! déjame sola!... - Dijo
cortante Javiera, sus palabras fueron duras y
golpearon a Marcelo como un martillo...
Marcelo se sintió mal, horrible! debía haberle
avisado, lo sabía, pero la noche, todo, estaba tan
bien... nunca pensó que un error tan pequeño
causaría tales consecuencias... De pronto
Marcelo sintió que no podía mas, estaba a punto
de caer en llanto, se sentía mal, por lo que había
hecho, por la manera en que Ignacia le habló...
y todo lo que había tomado en la noche, no
ayudaba en nada mas, sino que en aumentar su
pena... Hasta que no aguantó mas, y callo de
rodillas llorando en las piernas de Ignacia, que
aún permanecía sentada...
- Discúlpame amor! - Decía llorando Marcelo -
...discúlpame! debí avisarte lo sé! discúlpame
por ser tan mal pololo!, tu te mereces alguien
mejor, alguien que te haga feliz, que no te de
preocupaciones!, discúlpame amor!... - Lloraba
Marcelo claramente afectado, la respiración
entrecortada interfería con el entendimiento de
sus palabras, y el sabor salado de sus lágrimas

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ya llegaba hasta su boca... - Disculparme amor,
en serio, yo no quería preocuparla, te juro que
voy a cambiar!, te lo juro!, tu te mereces
alguien mejor que yo... perdóname amor...
Ignacia de pronto parecía estar en shock,
claramente esta no era la clase de reacción que
había esperado, sus ojos quedaron en blanco, y
tomando en sus manos el rostro de Marcelo
llorando y suplicando... no pudo aguantar mas,
y rompió en llanto de igual forma, pero sus
motivos... eran mucho mas diferentes.
- Marcelo... Marcelo!, Marcelo para porfa', no
llores mas, porfa', por favor!... - Pero Marcelo
estaba mal, apenas la escuchaba, e Ignacia cada
vez lloraba mas y mas fuerte... - Amor, para en
serio, usted es un buen pololo, discúlpeme, no
quise que se sintiera así... perdóneme!
discúlpeme amor discúlpeme!... - Marcelo
comenzó a calmar su llanto, sin embargo aun
lloraba en las piernas de Ignacia, mientras el
llanto de Ignacia aumentaba y aumentaba cada
vez mas... Marcelo comenzó a notar la
situación, y trato de contener sus lagrimas...
- Amor...? porque esta llorando?... no llore
amor, le prometo que nunca mas volveré a
hacer algo así... - Le dijo Marcelo a Ignacia...
acariciándole el rostro, pero ella alejo su rostro

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de la caricia de Marcelo, y bajo la mirada,
mientras seguía llorando... - Amor que le pasa?
no llore mas...
- No amor, escúchame... - Le dijo Ignacia a
Marcelo... - Usted es el mejor pololo del
mundo, la que es mala polola, soy yo...
- Que?, pero de que esta hablando amor -
Marcelo no entendía nada, ya estaba mas
tranquilo, pero Ignacia no dejaba de llorar... -
Porque me dice que usted es mala polola?...
- Si Marcelo, eres tu quien debe perdonarme,
porque yo te he mentido, te he mentido todo
este tiempo, te mentí sobre quien soy, de donde
vengo, y otras cosas mas, y me siento terrible...
se que debí decírtelo antes, pero no pude!...
solo... no pude hacerlo, discúlpame...

Marcelo no entendía nada, su llanto ceso


bruscamente, y su pena y angustia, se convirtió
en un sentimiento demasiado incomodo, "fue
como un balde de agua helada sobre su
espalda", por primera vez en su vida, Marcelo
sabía exactamente, lo que esa frase realmente
significaba...

54
PARTE 6

55
"Lo que no nos mata, nos hace mas fuertes..."

Marcelo no sabía que hacer, o como reaccionar,


estaba confundido, mas confundido que nunca...
Jamás pensó que una persona a la que amaba
con tanta pasión podía ser capaz de hacerle
tanto daño, no, nunca lo pensó ni le paso por la
mente que Ignacia... sería capaz de algo así.
Habían pasado dos días desde el cumpleaños de
Patricio, y Marcelo aún no se sentía preparado
para hablar con Ignacia, quizás, no porque no
podía o porque no quería saber nada mas de
ella, sino por temor, a tomar la decisión
equivocada... temía decidir mal, porque
realmente, por mas que había pasado todo este
tiempo a solas pensando en lo sucedido, no
lograba entenderlo, no lograba entender las
acciones de Ignacia, y se sentía engañado...
traicionado, tonto... sentía que Ignacia se había
burlado de el...

Cuando Marcelo ya no podía soportar más la


situación solo, se decidió y llamo a su amigo
Cristóbal. Aún no le había contado nada, en el
fondo, Marcelo aún tenía ese sentimiento de
protección hacia Ignacia, y no quería que nadie

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supiera lo ocurrido esa noche. Por la simple
razón, de que no quería que nadie la juzgara, sin
saber lo maravillosa que había sido con el...
Se juntaría con Cristóbal en el parque forestal,
Marcelo ya lo tenía todo en mente, conversaría
un poco de otras cosas, se fumarían unos
cigarros, y llegado el momento, le contaría todo
a Cristóbal. Marcelo no esperaba un consejo,
esperaba una opinión... la opinión de su mejor
amigo. Entre ellos, tenían la regla de nunca
intermediar en las decisiones del otro, pero si,
eran libres de dar su opinión cuando esta sea
requerida, siempre con respeto... y eso, era lo
que Marcelo esperaba esa tarde de Cristóbal.

- Bueno y... eso... - Dijo Cristóbal luego de un


momento de silencio, habían hablado de la
fiesta, de lo bien que lo habían pasado, y de
toda la gente que fue al cumpleaños de Patricio.
- Si po', bueno... y me falta otra cosa que quería
contarte, que es a lo que realmente quería llegar
hoy...
- Dale, soy todo oídos...
- Bueno, es algo de la Ignacia...
- Yia... - Dijo Cristóbal en tono de atención.
- El otro día en el cumple' del Pato, no se si te
diste cuenta pero, como que tuvimos un

57
problema...
- Si, de algo me di cuenta, como que después de
que llegamos de comer, como que no se
pescaron mucho, pero nada mas... fue eso?, por
eso se enojo?...
- No, no... nada que ver, es por otra cosa, de
hecho, el que esta enojado soy yo...
- Mmm..... yia... eso no lo sabía! porque?, que
onda?! Que paso?! - Pregunto ya mas
interesado Cristóbal, y Marcelo le contó con
cuidados detalles, todo lo sucedido esa noche, y
lo que había estado pensando en esos días...
- ...Y no se que hacer... - Decía Marcelo - Me
ha mandado mensajes, pidiéndome perdón,
diciéndome que nunca quiso hacerme daño, que
nunca se lo perdonaría... que se quiere juntar
conmigo para explicarme porque lo hizo, y en
verdad, no se que hacer, en serio... estoy, no se,
confundido, estoy mal, y por eso me quise
juntar contigo hoy... para saber que pensai'...
quizás me ayude un poco tu opinión... -
Cristóbal se quedo mirándolo fijamente por
unos segundos, que para Marcelo fueron
eternos... estaba como analizando la situación,
hasta que finalmente se decidió a hablar.
- No se!... - Dijo finalmente Cristóbal...
- Lo se... es difícil, yo tampoco se que hacer...

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- Pero es que... no se, tu la amas cierto?...
- Obvio!, y lo sabes!...
- Pero, aún la amas?, incluso después de eso...?
- Si po'... y eso es lo que mas me caga... no
quiero dejarla, pero... como te dije, me siento
engañado... totalmente...
- Bueno, no se... pienso que si aún la amas, y
estas confundido, quizás "sí" debas juntarte con
ella, para ver que es lo que tiene que decirte... -
Marcelo miraba el suelo en silencio, no decía
nada. - No crees que sería lo mejor?...
- Si puede ser... ella me ha pedido todos los días
que nos juntemos, y yo, bueno, tenía miedo...
no se, cuando la vea... que voy a sentir, no se...
- Pero dale! atrévete...! el que no se atreve no
cruza el río...! - Dijo con una sonrisa Cristóbal,
tratando de levantarle el ánimo a Marcelo.
- Mmm... Claro... OK, lo haré... vale perrito,
por escucharme...
- Pa' eso 'tamos los amigos po' washo... - Y se
abrazaron apretadamente los dos amigos.

Esa noche, Marcelo le mando un mensaje a


Ignacia: "Mañana a las 19.00 en metro Parque
Bustamante"... nada más, y recibió solo un
"OK" como respuesta....
Una vez acostado, su cabeza comenzó a dar

59
vueltas y vueltas... que haría?... como debía
tomar la decisión... aún no podía olvidar la
conversación de aquella noche...

- Si Marcelo... - Le había dicho Ignacia. - ...eres


tu quien debe perdonarme, porque yo te he
mentido, te he mentido todo este tiempo, te
mentí sobre quien soy, de donde vengo, y otras
cosas mas, y me siento terrible... se que debí
decírtelo antes, pero no pude!... solo... no pude
hacerlo, discúlpame...

Marcelo se había quedado helado, sentía que el


tiempo se congelaba al igual que las lágrimas
que caían aún por su mejilla... Tenía frente a el
a la persona que mas había amado en el mundo,
diciéndole que todo había sido una mentira... y
no entendía nada...

- Que...? - Dijo Marcelo escéptico... - Que


quieres decir con que me has mentido, no
entiendo...
- Marcelo... yo... no vengo de La Ligua... -
Susurro Ignacia entre lagrimas... - nunca viví
allá, siempre he sido de Santiago...
- Que?... pero, si me dijiste que habías llegado
hace poco de La Ligua! y, ...y que no conocías

60
Santiago, yo te lleve a conocer muchos
lugares!... fuimos juntos!...
- Lo se!... - Respondió Ignacia con los ojos
húmedos... - pero no, era mentira, yo no soy de
La Ligua... tengo familiares allá, pero siempre
he vivido en Santiago... - Decía Ignacia
llorando, lloraba desconsoladamente...
- Y tu amigo?... Cristian!... lo conocí! converse
con el! el me dijo que eras de La Ligua
también!... y tu estabas ahí... - Dijo Marcelo
tratando de encontrar una explicación...
- Es mi amigo... el sabe toda la verdad... le pedí
que te mintiera ese día... - Respondió Ignacia
mientras las lágrimas ya llegaban al final de su
rostro.
- Y el colegio?... tus compañeros eran nuevos!...
no los conocías!!... yo te daba consejos para que
te llevaras mejor en un colegio nuevo!... era
todo eso mentira también?...
- Si... - respondió Ignacia afectada... - Llevo
muchos años en el mismo colegio... te mentí
sobre eso también... - Hablaba Ignacia entre
sollozos apenas entendibles...
- Y que mas tienes que decirme?... dímelo
ahora!... - Exigió Marcelo, ya no había pena en
su corazón, sino rabia... una rabia que no podía
explicar...

61
- Mi cumpleaños... - Dijo Ignacia muy
despacio... - No estoy de cumpleaños el día en
que te dije... yo estoy de cumpleaños en
Febrero... - Dijo Ignacia, y rompió en llanto...
- Que?!... pero!... porque?!... porque lo hiciste?!
- Grito Marcelo...

Marcelo quizás sabia que eran cosas pequeñas,


pero lo que mas le afectaba era sentirse
engañado... había llevado a Ignacia a conocer
muchos lugares, que supuestamente ella no
conocía... porque claro, el pensaba que venia de
La Ligua. Pero no, se acababa de enterar de que
todos esos paseos a lugares nuevos, eran una
farsa... se acababa de enterar de que la
compasión que sentía por ella, de que quizás no
se sentía cómoda en el colegio al que había
llegado, era falsa... de que le había mentido,
todo este tiempo, y sin tener ninguna necesidad,
llevaban ya mucho tiempo que se conocían...
habían andando, luego pololeado, habían vivido
mil experiencias juntos, experiencias nuevas
para ambos... e Ignacia, tenía ese gran secreto...

- Te acuerdas el día en que te conocí?... - Dijo


Ignacia tratando de calmarse, y secando sus
lagrimas...

62
- Si, en mi Universidad, yo me acerque a ti... -
Dijo en forma seca Marcelo
- Bueno, entenderás... que no es normal que
alguien desconocido se acerque a hablarte de
esa manera... y... quizás como un modo de
protección, te mentí sobre algunos detalles de
mi vida... solo, que nunca encontré el momento
correcto de decírtelo. No creas que esto no me
hizo daño a mí... cada vez que me hablabas y
me aconsejabas sobre la escuela, sentía un dolor
tremendo en mi interior, cada vez que contabas
los días para mi cumpleaños, y cuando me
saludaste en la fecha falsa que te dí... me sentía
terrible! - Marcelo la escuchaba en silencio... no
decía nada - Cada vez que hacías referencia al
lugar de donde "supuestamente" yo venía... me
rompías el alma. Y sin darme cuenta, me
comencé a enamorar de ti... y no quería
decírtelo!, porque simplemente, no quería que
este sueño se acabara, no quería que te alejaras
de mi!... tenía miedo de perderte!... de que lo
maravilloso que has hecho sentir, se esfumara
de un momento a otro... - Decía Ignacia
entrecortadamente... - perdóname...
- Pero Ignacia!... hemos estado el suficiente
tiempo juntos...! podrías haberlo hecho antes de
que el sentimiento me consumiera!... antes de

63
que el sentimiento creciera!... - Dijo Marcelo ya
mas afectado y triste
- Lo sé... perdóname por eso... fui una cabra
chica... no supe reaccionar... - Respondió
Ignacia, y agacho su cabeza en un llanto...

Marcelo se quedo de pie unos segundos junto a


ella, no sabía que hacer, sentía tremendas ganas
de abrazarla y decirle que todo estaba bien, pero
no encontraba una justificación para lo que ella
había hecho. Seco sus ojos de las amargas
lagrimas que había derramado esa noche, y se
alejó...

Eran las 19.05, y Marcelo iba llegando a la


estación donde se juntaría con Ignacia. Iba
subiendo las escaleras cuando la vio ahí
esperándolo... No pudo evitar sentir ganas de
correr hacia ella, abrazarla y besarla, pero
también, no podía dejar de sentir rabia en su
interior...
Caminaron por casi uno hora por el parque,
lentamente, llegaron hasta Irarrázabal...
conversaron sobre los amigos, la familia, la
escuela, el clima... de todo, menos de lo que
realmente debían hablar. Marcelo era quien
evitaba el tema... estaba distante, tenía miedo de

64
ser débil...

- Marcelo, ya es tarde, me tengo que ir...


- OK... - Dijo Marcelo pensativo... - entonces,
dime lo que me querías decir.... - Ignacia
guardo silencio por un momento...
- Creo que una disculpa no es suficiente...
nunca pensé que sería capaz de algo así. Mi
vida siempre ha sido piola, tranquila. Antes de
ti, no había pololeado nunca, y en verdad, no
soy muy exitosa en ese ámbito, todo lo
contrario... y... no he podido dejar de pensar, en
como fui tan tonta, para que la única vez en mi
vida, que he sido realmente feliz... con alguien
maravilloso. Pude arruinarlo tanto... - Marcelo
estaba silencioso mirándola hablar, y no pudo
dejar de notar como una lagrima comenzaba a
aparecer en su rostro.... - Se que quizás no me
merezco alguien como tu... soy conciente del
daño que te hice... Pero "Te amo"... y solo por
eso, no quiero perderte... no quiero dejarte ir...
por favor Marcelo, perdóname... te juro que...
nunca quise causarle daño a la única persona
que realmente me ha hecho feliz...

Termino Ignacia mirando fijamente a Marcelo,


tenia los ojos húmedos, y marcas de lagrimas en

65
sus mejillas... era la mirada que le gustaba a
Marcelo, esa mirada que lo envolvía, que lo
invitaba a conocer el alma de Ignacia, esa
mirada sincera... esa mirada que encontraba en
los ojos de Ignacia, cada vez que ella le decía
cuanto lo amaba, cuando lo había echado de
menos, y cuan importante era el para ella.
Marcelo pudo darse cuenta, que eso era lo
realmente importante... ella lo amaba de verdad,
y el la amaba de verdad... entonces supo lo que
tenía que hacer...

- Ignacia, amor... - Esa palabra, amor, se


escucho esa vez mas hermosa que nunca... - Yo
no me enamore de una fecha de cumpleaños, o
de un lugar de nacimiento... no me enamore de
una escolar debutante en una escuela, y de un
grupo de amigos... me enamore de Ignacia... la
Ignacia que me robo el corazón... eres tu
cierto?... - Pregunto Marcelo, a la vez que le
levantaba la mirada, tomándola delicadamente
por el rostro...
- Si amor, soy yo... - Respondió Ignacia,
llorando de emoción...
- Entonces deja de llorar amor... porque nunca
deje de amarte, y nunca te dejaré...

66
Marcelo tomo a Ignacia y la besó, fue un beso
lento, con amor, con verdadero amor, donde
nada importa más que aquellas dos personas
que se aman... Marcelo limpió las lágrimas de
Ignacia y la abrazo fuertemente...

- Prométeme que nunca me dejaras sola


Marcelo, promételo... - Dijo Ignacia...
- Lo prometo...

67
PARTE 7

68
"Todas las cosas buenas, llegan a un final"

Marcelo estaba acostado en su cama, no podía


dormir, no podía cerrar los ojos, eran las 12 de
la noche, y se había acostado hace media hora...
Marcelo no podía dejar de pensar, no podía
dejar de cuestionarse y preguntarse, preguntarse
como una persona común como el, al que nunca
le había pasado nada extraordinario en la vida,
puede ser tan feliz...
Marcelo estaba pololeando con Ignacia. Ignacia
era una joven de pelo largo, negro, y de una piel
dorada que cautivaba a Marcelo. Ignacia era la
mujer que le había enseñado a Marcelo lo que
el merecía, lo que el era, le había enseñado a
Marcelo que el podía ser feliz.

Marcelo e Ignacia hacían la pareja perfecta, así


lo veía Marcelo. El se sentía enamorado, sentía
que Ignacia era su razón de vivir, el motivo por
el que día a día se levantaba, no importaba si
ese día la viera o no, pero sabia que al siguiente
lo haría, entonces vivía aquel día intensamente,
para que avance rápido, y llegue luego el
momento en que tendría a Ignacia entre sus
brazos.

69
Había pasado el tiempo, y Marcelo continuaba
visitando la casa de Ignacia. Cada momento
juntos era mágico... Ignacia lo esperaba ansiosa,
esperaba un largo rato sentada junto a la
ventana del segundo piso, hasta que veía a
Marcelo venir caminando a lo lejos. Corría a su
habitación, y prendía velas, incienso, cerraba
las ventanas, y ponía música.
Marcelo llegaba, y cada una de las veces que
veía la sorpresa de Ignacia, sentía lo mismo que
sintió la primera vez... se sentía privilegiado,
amado, importante, se sentía el hombre mas
feliz del mundo. Ignacia lo llevaba de la mano
hasta su habitación, mientras se besaban y se
decían te amo... una vez adentro, el mundo
dejaba de existir, el tiempo se expandía y se
contraía a merced de ambos. Podían pasar horas
recostados mirándose a los ojos, podían pasar
toda la tarde durmiendo abrazados, en silencio,
solo acompañados por su respiración, hacían el
amor, se besaban y se acariciaban por horas,
Marcelo no podía exigirle nada, no se sentía
con derecho de nada, todo lo que podía recibir,
lo recibía de ella...

Sin embargo, al pasar el tiempo, Marcelo seguía


sintiendo con la misma intensidad. Existe el

70
pensamiento común, de que con el correr del
tiempo, el amor va bajando la intensidad. "Las
personas se acostumbran", dice la gente,
Marcelo no... no podía concebir la idea de que
el encantamiento que lo había hechizado
disminuyera con el tiempo, cada día era una
experiencia nueva, en la que el necesitaba amar,
necesitaba entregarse, y necesitaba recibir amor
de la otra persona. Se supone que el
encantamiento del principio es limitado, y con
el tiempo, si las parejas son capaces de
atravesar la barrera entre el encantamiento y el
enamoramiento, son capaces de seguir con el
sueño, de conocerse y enamorarse de quienes
realmente son, al parecer, Ignacia era
demasiado ingenua para entenderlo...
Al pasar los días y las semanas, Marcelo
comenzó a comprender que estaban atravesando
por ese critico momento, ese momento donde el
tiempo casi se detiene, y los días casi no
avanzan... al menos para Marcelo todo comenzó
a congelarse. Comenzó a sentir de parte de
Ignacia que las cosas ya no eran las misma, no
podría haberlo explicado, pero sentía que
Ignacia se alejaba cada vez mas de aquella niña
que alguna vez conoció, se alejaba cada vez
mas de aquella niña que le enseño a amar, y que

71
con cada beso le entregaba toneladas de amor.
Sus besos comenzaron a ser mas fríos, ya no
eran toneladas, eran kilos... ya no lo llenaba
como antes, ya no lo sentía como antes.

Había llegado fin de año, y con ello, el


cumpleaños de Cristóbal. Marcelo estaba feliz,
habían organizado una celebración entre amigos
en el parque intercomunal, un día sábado en la
tarde, luego de eso, irían a la disco, y pasarían
toda la noche correteando y celebrando. Era el
día perfecto, y Marcelo estaba ansioso por que
llegara, pero lamentablemente, Ignacia no iba a
poder acompañarlos en el intercomunal, tenia
otro compromisos con su familia, pero asistiría
a la noche a la celebración en la disco. Se
juntaron en el metro, y de ahí tomaron una
micro hasta el intercomunal, no sin antes pasar
por la botillería para comprar bebestibles, y
comestibles...

- Buena perro! feliz cumpleaños washo!


- Gracias perrito, te pasaste...sabia que no me
ibas a fallar... - Le dijo Cristóbal un poco
desanimado....

72
- Pero que onda?, que pasa?!, ese animo...! - Le
pregunto Marcelo mientras saludaba a Javiera
con un beso que venia con el... - Hola Javiera
- No nada... - Dijo Cristóbal... - es que todos
arrugaron, hasta la Ignacia!...
- Ha filo!, lo vamos a pasar de lujo igual!... pero
quien mas va a venir?
- Unos compañeros de colegio, mi prima con el
amigo, unos compañeros de U...
- Haa... viste, 'tai sobrao' de cariño!, no alegui’
por leseras, y partamos a la Oti!
- Hablai' puras weas... - Respondió Cristóbal
riendo...

Fueron a la botillería, se abastecieron, y


partieron los tres al intercomunal. Una vez allá,
se sentaron en el pasto, y de a poco comenzaron
a llegar los invitados de Cristóbal, su prima con
un amigo (quienes no tomaban una gota de
alcohol), sus compañeros de colegio, a los que
Marcelo no conocía, pero sociabilizo bastante
bien, compañeros de universidad que eran
también amigos de Marcelo, y hasta un amigo
que andaba dando vueltas por ahí por
casualidad. Todas visitas esporádicas, todos se
fueron temprano, venían solo por un momento,
y se iban.

73
Ya era la hora de abandonar el parque, y solo
quedaron ahí Marcelo, Cristóbal y Javiera. Los
mismos del principio. Marcelo y Cristóbal
estaban definitivamente arriba de la pelota,
mientras Javiera, sobria (ella no bebe alcohol)
estaba cuidándolos, y riéndose de las payasadas
que hacían el par.
Caminaron, rieron, se besaron, jugaron y se
tiraron al suelo, parecían cabros chicos antes de
navidad, estaban felices!, estaban celebrado la
amistad que los une, mientras Javiera reía con
cada frase que soltaban. Llegaron al paradero de
la micro, pero antes, decidieron comer algo en
un local de la esquina. Cada uno se compro un
completo, y luego se fueron.

- En verdad no se que hacer hermano... - Le


decía mas tarde en la micro Marcelo a Cristóbal
- De verdad siento que se esta alejando, esta
ultima semana apenas me llama, ya no me
manda mensajes como antes, ya no me recibe
como antes... no se que onda... - Termino de
hablar con la cabeza baja, claramente estaba
afectado y triste por la situación...
- Puxa perro, pero conversa con ella po'... dile
lo que piensas, lo que estas sintiendo, quizás
estai' puro pasándote rollos...

74
- No, no quiero decirle nada, me da miedo, me
da terror que me diga que ya no es lo mismo,
que ya no me quiere!, y que me mande a la
mierda... no puedo...
- Pero hermano, si estas cosas pasan...! - Le
decía con animo Cristóbal - Las parejas parecen
chape al principio, pero después se acostumbran
y las cosas cambian!... - Decía Cristóbal
mientras acariciaba la espalda de Marcelo... -
Mírame a mi con la Javiera!, antes tenían que
tirarnos agua fría para que nos separáramos! -
Dijo riendo Cristóbal, y Marcelo esbozo una
sonrisa también... - Y ahora, ya estamos bien,
seguros... no estamos juntos todo el día, pero no
significa que nos amemos menos... - Tomo la
mano de Javiera que miraba despreocupada por
la ventana y la besó...
- Si, pero no se, tengo un mal presentimiento...
la dura que prefiero tenerla así, a no tenerla...
Además, no entiendo eso de acostumbrarse, yo
la sigo queriendo igual, y quiero recibir el
mismo cariño de parte de ella, no entiendo su
cambio de actitud... - Marcelo se veía triste,
durante el día había olvidado todo el asunto que
lo agobiaba este ultimo tiempo, pero solo le
basto un minuto de tranquilidad en la micro
para recordar lo que estaba pasando...

75
- No seai' ñoño perro... dale, conversa con ella,
yo se que todo va a estar bien...
- Bueno... de todas formas no puedo arrancar de
mis problemas, y es mejor ser sincero no?... -
Dijo con un tono de esperanza en los ojos
Marcelo...
- Así es!... así que mejor prepárate, porque
Ignacia nos va a estar esperando a la bajadita de
la micro, y quiero que le des tu mejor cara...! -
Ambos amigos rieron, y se abrazaron...
- Gracias perro por el animo... te pasaste -
Agradeció Marcelo...
- Para eso estamos mi pana...!

Cuando llegaron al lugar de encuentro y se


juntaron con los amigos, Marcelo vio
inmediatamente a Ignacia que lo esperaba. Se
veía hermosa, estaba con unos jeans apretados,
y una polera negra ajustada. Marcelo la saludos
como lo hacia habitualmente, como lo había
hecho siempre, sin dar rastros de su duda
interior, de su dolor, de su pena...
Paso la noche, bailaron un poco, e Ignacia
estaba sin ánimos, estaba distante, mas distante
que nunca, Marcelo no entendía porque, pero
esa noche Ignacia no era la misma de siempre.
Ignacia hace un tiempo ya que estaba

76
comportándose raro, pero esa noche fue
evidente no solo para el, sino que para todos.
Ignacia fue, y se sentó sola en un sillón del
local, Marcelo la siguió a los pocos minutos, y
se sentó a su lado.

- Que pasa amor?, porque se vino a sentar solita


aquí?... - Le pregunto cariñosamente Marcelo.
- No se que me pasa... no ando con ganas de
carretear... - Respondió Ignacia mirando hacia
otro lado...
- Pero porque amor?, si aquí estoy yo, están
nuestros amigos, estamos pasándolo bien,
podemos pasarlo bien si ute quiere!...
- No... de verdad sorry, pero no ando con ganas
de nada, debí haberme quedado en mi casa... -
Esa última frase dejo a Marcelo paralizado,
"debí haberme quedado en mi casa"... Marcelo
no entendía que es lo que pasaba por la mente
de Ignacia, pero estaba seguro, de que antes,
ella nunca le hubiera dicho algo así, en cambio,
le hubiera dicho algo como... "Estamos juntos y
es lo que importa", o "Solo por estar contigo, no
importa donde vallamos"... pero esa frase no la
hubiera dicho nunca la Ignacia que el conocía...
- Pero amor, estamos juntos... aquí los dos... eso
es lo que importa no? - Dijo Marcelo estático,

77
mirando el suelo, no se atrevía a mirarla a los
ojos, la respuesta que Ignacia diera a esa
respuesta podría causar en Marcelo dos efectos,
o le confirmaba lo que ha estado pensando todo
este ultimo tiempo, o le devolvía la fe en el
amor que se tenían.
- No se... - El alma de Marcelo vivía cada
segundo, cada palabra como una eternidad,
como si presintiera lo que iba a pasar, y quería
disfrutar los últimos momentos, en que todo
aún era una duda, una duda estúpida en la
mente de un joven enamorado... - No se, en
serio, no me preguntes esas cosas ahora, que
estoy en otra... - Marcelo vio venir
inevitablemente el momento, vio venir el
momento en que sentía que debía decirle a
Ignacia todo lo que pensaba, todo lo que
sentía... todo lo que había estado guardando en
su corazón durante todo este tiempo... sentía
que había llegado la hora, de saber que era lo
que estaba sucediendo.

78
PARTE 8

79
"Cuando Marcelo lloró a Ignacia..."

- Quiero saber que ha estado pasando Ignacia...


- Soltó Marcelo mordiéndose el labio. Tenía
miedo de ser directo, aún tenía miedo de
aceptar la verdad.
- Nada Marcelo!, de que estas hablando?... -
Respondió Ignacia pareciendo dramáticamente
sorprendida...
- De ti!, de ti Ignacia, que te esta pasando...? -
Dijo Marcelo mientras soltaba un sollozo
involuntario, un sollozo que lo sorprendió
incluso a el mismo. La música a todo volumen
en la disco, la gente conversando, obligaban a
Marcelo a gritar para hacerse escuchar, lo cual
liberaba su tensión aún mas, y lo llevaba a la
debilidad ya evidente en su voz temblorosa -
...hace tiempo ya que estas alejada de mi, ya no
me mandas mensajes como lo hacías antes, se
acabaron las cartas, los regalos, las palabras
bonitas, todo! - Ignacia permanecía en silencio,
no decía nada... solo miraba a Marcelo con una
expresión que mezclaba tristeza e impotencia...
impotencia de que?, se preguntaba Marcelo... de
no poder gritarme que me odia?, o de no poder
mandarme a la mierda?. Marcelo solo quería
respuestas, una explicación al porque, el tenía

80
que verse obligado a vivir todo esto. - Que te
pasa Ignacia, dime... porfa...- Susurro Marcelo,
no estaba seguro de que Ignacia lo había
escuchado esta última vez, ya que sus palabras
se ahogaron en un sollozo que termino en una
lagrima de desahogo que callo por mejilla de
Marcelo. - No entiendes que me hace daño ver
cuanto has cambiado?, ya no puedo
acostumbrarme a que no me ames igual!, ya
no... - Marcelo no sabía que decir... lloraba
mirando el suelo y rodeando a Ignacia con un
brazo. Ignacia estaba estática, con la mirada fija
en el montón de gente que bailaba en la pista...
de pronto, rompió el silencio.
- Para Marcelo... por favor no te hagas esto, no
me hagas esto a mi... - Termino Ignacia en
calma, sus palabras sonaron frías, pero no pudo
evitar sentir una lagrima cayendo por sus ojos.
- Pero Ignacia!, estoy mal! tu no entiendes, tu
me lo diste todo! todo lo que podía recibir, y
todo lo que pensaba que no merecía!... ahora,
me lo quitas sin explicación!, no puedo mas
Ignacia, no puedo seguir fingiendo que estoy
feliz, porque no lo estoy! Al menos dime que
hice mal... o, en que me equivoque! Yo puedo
hacer lo que sea para que volvamos a ser como
antes!, Ignacia, amor, te amo... - Marcelo

81
sonaba suplicante, casi humillante... llorando
desconsoladamente, mientras Ignacia soltaba
lagrimas silenciosas mirando al resto de los
amigos que saludaban inocentes desde la pista
de baile. La música retumbaba en el cuerpo de
Marcelo, su piel vibraba y sentía que sus sienes
explotarían en cualquier momento.
- Nada Marcelo, no has hecho nada malo, y no
hay nada que se pueda hacer, lo siento...
- Pero amor!, cualquier cosa! - Suplico por
segunda vez Marcelo. - ...cualquier cosa, lo que
ute me diga!, si quiere adelgazo mas!, me tiño
el pelo!, me vuelvo vegetariano, lo que
quiera!... - Dijo Marcelo quien estaba
claramente desesperado. Le habían dado el
cielo, y ahora se lo estaban quitando sin
explicación alguna. Ni siquiera el encontraba el
sentido en sus palabras en ese momento...
- Marcelo para!... por favor! - Insistía Ignacia---
- Ya se!, ya se amor... mire, la dejare solita el
tiempo que quiera, para que piense... y después
volvemos amor, y vamos a ser felices de
nuevo... - Marcelo termino y rompió a llorar sin
poder controlarse... "Vamos a ser felices de
nuevo", su frase le sonaba estúpida incluso a el
en ese momento, y fue eso lo que le quebró el
corazón, ya no volvería a ser feliz con Ignacia,

82
era algo que de a poco se perdía en la mente de
Marcelo, en los recuerdos. Parecían ahora tan
lejanos y anhelados los momentos felices de
ambos... pero aún así, se desvanecían... como
un sueño al despertar se desvanece, y se
olvida...
- Marcelo... - Susurro Ignacia, tratando de
levantar con una mano el húmedo rostro de
Marcelo que estaba a su lado, tratando de
buscar su mirada... - Marcelo, mírame!
- Dime, dígame amor... - Marcelo trataba de
limpiarse sus lagrimas y parecer mas digno
frente a la mirada de Ignacia, "ya he llorado
mucho" pensó, y Cristóbal había estado
mirando mucho en esa dirección. Marcelo lo
último que quería en ese momento era hablar
con alguien, quería estas solo, prefirió parecer
normal...
- Mañana, a las 2, en mi casa... ahí hablamos. -
Ignacia lo miraba fijo en sus ojos, en sus
mejillas estaba marcado el camino que habían
recorrido sus lagrimas. - ...lo siento, me tengo
que ir...

Ignacia se levanto, y besó a Marcelo en los


labios, un beso con sabor a amargura, y casi por
obligación. Aún era temprano, y Marcelo pensó

83
que tomaría un taxi hasta su casa. Mientras se
iba quedando solo, y miraba a Ignacia alejarse,
Marcelo quiso estar ahí, solo... sin nadie que lo
moleste por un buen rato... pensando, solo toda
la noche, quería pensar en un porque... porque
el estaba viviendo eso...? Por mas que buscó
una explicación, no la encontró. "No me lo
merezco...", dijo finalmente para si y en voz
alta. Acostado en el sillón de cuero del local, y
bajo una luz ultravioleta que lo alumbraba
penumbrosamente, "No... no me lo merezco"...
repitió una vez mas. Nadie estaba ahí para
escucharlo, la música ahogo sus palabras, y
cerró sus ojos húmedos...
Marcelo se transporto a un lugar mas tranquilo.
Se sintió en paz, y sus lagrimas dejaron de caer.
Debía aceptar lo que Ignacia quería, todo lo que
ella quisiera. Siempre había dicho, "Si alguien
no quiere estar conmigo, no la puedo obligar"...
y era justo lo que no estaba haciendo. Nunca
pensó que sería todo tan difícil, cuando uno es
el protagonista...

- Marcelo, Marcelo!... - Cristóbal estaba a su


lado, le hablo volviéndolo a la realidad. La
música era mas suave y las luces estaban

84
encendidas... - Marcelo, termino la disco,
tenemos que irnos...
- Ok. - Dijo Marcelo automáticamente mientras
se ponía de pie... - Pero primero quiero ir al
baño...
- Anda dale, apúrate si, te esperamos afuera..
- Oka, no me demoro nada...

Marcelo fue al baño, se mojó la cara, y tomo un


poco de agua... se detuvo en su reflejo un
momento, y mientras se miraba detenidamente
pensó, "Que patético soy, en que me he
convertido?"... tomó rápidamente sus cosas del
lavamanos, y salió...

- Como estas hermano?... - Pregunto Cristóbal


mientras caminaban a tomar la micro. Su amigo
espero un momento en que estuvieran solos
para acercarse y hacer la pregunta... luego de un
momento agrego - Todo bien?
- Pues no... - Dijo Marcelo en seco. - Yo creo
que ya te diste cuenta que no...
- Si obvio, todos nos dimos cuenta de hecho... -
Dijo su amigo comprensivo. - No me quise
acercar a ti antes. Pensé que quizás querías
estas solo.

85
- Si... de hecho, si... gracias. Vale perro, la
dura.. - Respondió con mas soltura Marcelo.
- De nada. - Su amigo sonó mas tranquilo esta
vez. Quizás Cristóbal sabía lo importante que
era para Marcelo hablar con el, y eso lo llenaba
de orgullo. - Entonces, ya no están juntos
cierto?. - Pregunto Cristóbal luego de un rato de
silencio, que pudieron ser minutos...
- Aún si, mañana a las 2, tendré la respuesta... -
Marcelo sonaba pesimista al respecto, y
Cristóbal, obviamente lo notó.
- Bueno, y... te dijo porque ha estado rara?
- No, no me dijo absolutamente nada... -
Respondió Marcelo en un tono de enojo. - Tu
cachaste ahora que estaba rara cierto?
- Si, conmigo no, pero se notaba mas fría
contigo...
- Mmm... - Asintió Marcelo moviendo la
cabeza. - Hoy fue lo peor...
- Ya perro!, pero tranquilo!... - Grito Cristóbal
levantándole el animo. - Si con la Javiera
cachamos que la volá de la Ignacia es mala
onda. La mina es pendeja, y las pendejas son
así... quieren pasarlo bien y eso, tu lo sabías...

Marcelo no dijo nada mas... nada mas que solo


el "Nos vemos!", que le dio a todos cuando se

86
subió solo a su micro. Sin embargo las palabras
de Cristóbal quedaron en su mente: "Las
pendejas son así... quieren pasarlo bien y
eso...", Marcelo lo sabía. Ya había sido victima
de otra "cabra chica", por suerte no fue tan
terrible. Sin embargo, Ignacia no era así. Ella
era diferente, "Al menos a sus ojos", pensó
Marcelo, a veces las personas enamoradas
confunden el juicio de la razón, e idealizan a las
personas. De todas formas, ella nunca fue
mucho de salir, disfrutar con amigos en
carretes, conocer chicos, y tener aventuras
pasajeras. De hecho, ella nunca había ido a una
disco antes de estar pololeando con el. La única
explicación que podía justificar aquella
hipótesis, llego a Marcelo mas tarde, cuando
estaba acostado ya en su cama, "Yo abrí sus
ojos, al mundo que no conocía"... no parecía
probable, pero no pensaba en otra cosa que
podría haber gatillado que Ignacia matara su
amor repentinamente, y de esa manera. Así
cerro sus ojos esa noche, y se durmió, con la
mente en un infierno... y un nudo en la garganta

Al otro día, Marcelo tenia la constante


sensación de estar esperando algo, algo malo...
que tarde o temprano debía llegar. Algo

87
inminente, que el no podía detener. Quizás, no
porque no se sentía seguro de hacerlo, sino,
porque nunca se tuvo la confianza a si mismo
en aquellas situaciones, y en ese momento mas
que nunca, su confianza era un recuerdo basto
de algunas semanas atrás. A las 2 de la tarde, lo
sabría todo...
Ese día Marcelo se levanto, se baño, fue a la
universidad como lo hacia todos los días. Solo
que en este día, Marcelo llevaba consigo una
expresión ausente, tenía la mirada perdida, y el
pensamiento hundido en el desconcierto, no
tenía idea como reaccionar, que hacer, que
venía después... seguirían siendo amigos?,
seguirían viéndose?... la mente de Marcelo era
un mar de dudas sin respuestas, que lo
mantuvieron alejado de todos durante toda la
mañana.
Llegada la hora, Marcelo tomó el metro, y se
dirigió a la casa de Ignacia. No podía dejar de
pensar en cuantas veces había recorrido ese
camino. Normalmente, desde su casa a la casa
de Ignacia, el viaje dura mas de una hora,
tiempo que pasaba volando... Marcelo solía
recorrer el tramo feliz, sabía que estaría con
Ignacia. Como olvidaría los "miércoles felices",
los "viernes felices"... conocía cada casa,

88
departamento y negocio que había en el camino
a donde Ignacia, y amaba cada parte de el. Esta
vez, el camino le supo amargo. Cada metro que
lo acercaba a la casa de Ignacia, lo acercaba
mas al fin... por mas que evitaba pensar en
aquello, no podía sacar de su mente el
pensamiento, de que hubiera dado cualquier
cosa, por no estar realizando ese viaje.

Después de un momento, Marcelo estaba de pie


en la puerta de Ignacia. No lo pensó mucho,
quizás se podía arrepentir, y golpeo... Ignacia lo
saludo como siempre, con un beso suave en los
labios. Sin embargo parecía incapaz de mirar a
Marcelo a los ojos. Lo invito a subir a su
habitación. Como Marcelo esperaba, no habían
velas, inciensos, música, sorpresas, nada... solo
la habitación de Ignacia, con sus ventanas
abiertas de par en par...

- Como has estado? - Ignacia miraba a Marcelo


con unos ojos que a Marcelo le parecieron
cargados de pena...
- Bien, gracias... - Mintió Marcelo. - Y tu?
- Bien... bien gracias...
- Ignacia mira... - Irrumpió Marcelo, cuando
Ignacia parecía a punto de continuar hablando...

89
- Quiero saber que me tienes que decir,
mientras antes lo digas, mejor. - Marcelo de
pronto se sintió nervioso, sus palabras le
sonaron aturdidas, y la cabeza le daba vueltas,
estaba mareado... tomo una bocanada de aire
que lo relajo un poco.
- No quieres algo para tomar antes?, te traigo un
jugo? - Dijo Ignacia, quien parecía estar
escapando de la situación...
- Ok, dale... - Asintió Marcelo, esperando
calmarse, y enfriar un poco sus pensamientos
durante ese momento. "Debo estar tranquilo,
mantener la calma...", se decía una y otra vez...
mientras Ignacia estaba en la cocina buscando
unos vasos de jugo.
- Había solo de manzana! - Escucho Marcelo
cuando Ignacia estaba por entrar a la habitación.
- Ok, esta bien... - "Lo que menos me importa
en este momento, es el sabor del jugo", pensó
Marcelo.
- Bueno - Dijo Ignacia con una voz firme,
mientras se sentaba en la cama. Marcelo estaba
sentado en el suelo, con las piernas cruzadas, a
un costado... - Quieres que te lo diga ahora,
no?...

90
- Así es... - Afirmo Marcelo, con una voz que
aun, haciendo su mayor esfuerzo, no lograba
eliminar la angustia en su expresión.
- Solo quiero que sepas una cosa... solo una
cosa... - Ignacia miraba a la pared, no parecía
capaz de terminar la frase o de mirar a Marcelo
a los ojos. Marcelo sintió que ese momento era
eterno. Las ideas volaban a mil por hora en su
mente. En un segundo se vio llorando, solo, sin
nadie que limpiara las lagrimas nunca mas... y
al siguiente su mente dio un vuelco, e imagino a
Ignacia, diciéndole que lo amaba, que la
perdonara... que su confusión había acabado y
que podían ser felices... se imagino besando a
Ignacia como lo hacia cuando juntaban sus
cuerpos, tocando su pelo, su piel... pero solo era
su imaginación, sin esperarlo, Ignacia rompió el
silencio... - Nunca, nunca Marcelo, dudes, de la
intensidad con la cual te amé...

Esas palabras se hundieron en la mente de


Marcelo, como un cuchillo caliente lo haría en
la mantequilla. Entraron suaves, pero letales...
"Nunca dudes de la intensidad con la cual te
amé"... "Te amé"... la mente de Marcelo lo
comprendió entonces todo... Ignacia ya no
estaba enamorada de el. Había llegado el

91
momento que estuvo esperando durante días, y
sin embargo no se sentía preparado para
afrontarlo... Que debía hacer?, que debía decir?,
lo único que Marcelo podía pensar en ese
momento, era su futuro, que pasaría ahora?, que
haría ahora?, que sentido tenía seguir
intentando ser alguien mejor cada día, si la
persona con la que debía estar lo estaba
dejando...?, que sería de sus días, de sus horas
libres, de sus ganas de abrazar a Ignacia, de
besarla... debería reprimirlos?, debería aguantar
dolorosamente ese deseo, aún cuando el no lo
decidió así?... Pensó en cuan Injusta era la vida,
y cuan cruel el amor, cuan cruel podían ser las
personas, prometiendo felicidad, amor eterno,
entregando alegría, entregando vida... y de un
momento a otro, todo se desmoronaba. El amor
prometido, la felicidad recibida, la entrega,
todo... se convertía en algo sin sentido, algo
falso... recordaba las palabras de Ignacia
cuando estaban solos: "Prométeme que nunca
me vas a dejar"... "Siempre estaré contigo,
siempre te amaré...". Marcelo creyó en todas y
cada una de las palabras que Ignacia le decía.
Marcelo se dejo llevar por todas y cada una de
sus palabras. Marcelo se sentía engañado por
todas y cada una de ellas. No podía dejar de

92
pensar en lo horrible que era que las personas
dejaran todo lo que habían vivido en nada. No
podía dejar de sentir un poco de odio, por el
sufrimiento sin sentido que estaba
experimentando...

- Que va a pasar conmigo ahora?... - Diciendo


estas palabras, Marcelo se quebró, y cayó en un
llanto desesperado... parecía un niño que llora
desconsolado porque su madre lo ha retado, e
Ignacia lo miraba inexpresiva desde la cama,
aún con la mirada ausente... - Que va a ser de
mi?, de mi vida?, de mis planes?... yo había
pensado que estaríamos juntos, tu me dijiste
que estaríamos juntos... - Marcelo lloraba y sus
palabras apenas se entendían entre los sollozos
que emitía. En ese momento Ignacia no pudo
evitar mirar a Marcelo, y romper en llanto
también... un llanto que comenzó mas calmado.
Se acerco a Marcelo, e intento abrazarlo.
- Perdóname Marcelo... - Ignacia se sentó sobre
las piernas de Marcelo, y lo abrazo. Marcelo
lloraba como un niño. El calor de Ignacia lo
agobiaba. Sentía ganas de abrazarla y ganas de
empujarla, de apretarla y no soltarla mas, y
ganas de decirle que se fuera lo mas lejos
posible...

93
- Que va a ser de mi?, dime... que va a ser de mi
ahora?!... - Marcelo lloraba, e Ignacia comenzó
a limpiar sus lagrimas. Marcelo no podía mas...
no podía aguantar mas. Se puso de pie, e
Ignacia quedo en el suelo, llorando, sola... con
la cabeza entre las rodillas, Marcelo se sentó a
los pies de la cama... - Dime que va a ser de
mi?!, porque me haces esto?, dime porque me
haces esto?! - Marcelo lloraba y ya no se podía
controlar, Ignacia aún mantenía la cabeza entre
medio de las rodillas flexionadas...
- No Marcelo, no me preguntes eso... - Ignacia
lloraba mas despacio, y sus lagrimas
comenzaron a mojar la alfombra.
- Por que me dijiste que me amabas
entonces...?!, por que me dijiste que íbamos a
estar juntos siempre?!, por que me engañaste?!,
por que?!... yo te creí todo... yo confiaba en ti
Ignacia, porque me hiciste esto?... - Marcelo
apenas podía hablar, las lagrimas caían cada vez
con mas fuerza de su cara, y llegaban a su boca
dándole aun mas amargura al momento...
Marcelo solo buscaba por una explicación,
quería saber porque, porque Ignacia lo había
hecho vivir por todo esto. Porque Ignacia lo
había elevado al lugar maravilloso, y ahora lo
dejaba caer en seco, sin ninguna explicación... -

94
Ignacia... respóndeme... por que?, solo quiero
saber porque... - Las palabras de Marcelo cada
vez perdían mas intensidad, cada vez se
consumían mas por el llanto, y por la pena. Al
notar que Ignacia no respondía sus preguntas,
Marcelo calmó un poco sus lagrimas, y se fijo
mas detenidamente en ella. Ignacia permanecía
agachada, inmóvil, con la cabeza entre las
rodillas, y llorando... Marcelo se acercó, y vio
que estaba afectada, muy afectada por la
situación... y llorando... - Ignacia que te pasa...?
- Vete!...
- Pero Ignacia dime que te pasa...? - Marcelo
estaba comenzó a preocuparse... nunca la había
visto así... intento tocarla, pero ella se alejo de
su mano bruscamente...
- No me toques! déjame sola!... - Marcelo no
sabia como tomar la reacción de Ignacia. Su
estado paso de preocupación a desconcierto.
Porque reaccionaba así?... de a poco sus
lagrimas comenzaron a cesar, y siguió
intentando llegar a Ignacia..
- Ignacia, dime que onda?... que te pasa?, me
estas preocupando... - Ignacia comenzó a llorar,
ahora mas fuerte, al fin parecía estar soltando
todo lo que estuvo aguantando durante todo el
momento, y su llanto parecía desconsolado, sin

95
embargo a Marcelo le parecía innecesario, por
que lloraba?, pensaba Marcelo, si ella esta
haciendo lo que quiere... ella me esta pateando.
- Porque lloras?. - Dijo Marcelo - Es lo que
querías no?, por que lloras?...
- Déjame Marcelo por favor, ándate! déjame
sola!... - Ignacia se puso de pie, y se arrincono
en el espacio que había entre la base de cama y
la pared, ahí se arrodillo, escondiéndose de
Marcelo..
- Pero Ignacia que onda?... debería ser yo el que
reaccione así, no tu!... - Marcelo ya había
calmado sus lagrimas, tenía toda la atención
puesta en Ignacia.. - Ya po' Ignacia, deja de
llorar, era esto lo que querías no?... - Marcelo
intento tocarla nuevamente, pero ella una vez
mas, esquivo su mano...
- No!, no era lo que quería!... nunca quise
hacerte daño!. Por primera vez en mi vida amé
a alguien!, por primera vez en mi vida sentí
estas cosas!, y lo arruine! lo arruine todo... lo
último que habría querido era dañar lo mas
importante que he tenido, y lo acabo de hacer...
- Ignacia lloraba ahora sin poder controlarse,
Marcelo se acerco, y por fin ella lo dejo
abrazarla y acercarse a ella... - Te hice daño
Marcelo, mucho daño... perdóname... - Marcelo

96
tomó a Ignacia y sin decir nada, la llevo a la
cama, y la acostó. El se sentó a su lado,
mirándola mientras lloraba. Marcelo en un
segundo pensó... "Quien debería estar llorando
soy yo, que situación mas estúpida", sin
embargo aun se preocupaba por Ignacia, y
quería que estuviera bien... - Soy mala... soy
una persona mala...
- Ignacia, tranquila... no eres mala, no digas eso.
- Dijo Marcelo con la mente fría, y las lagrimas
ya detenidas completamente...
- Si, lo soy... mira lo que acabo de hacer... -
Marcelo acariciaba a Ignacia suavemente, y
trataba de calmarla...
- No Ignacia, no lo eres, estas cosas pasan todos
los días. Todos los días alguien termina una
relación, y una de las dos personas resulta mas
afectada que la otra, todos los días alguien hace
el papel que estas haciendo tu, y alguien el
papel que estoy jugando yo. - Ignacia comenzó
a calmarse, y miraba ahora a Marcelo
detenidamente, mientras el le seguía hablando...
- Algún día a ti te va a tocar vivir lo que estoy
viviendo yo ahora, y a mi lo que estas viviendo
tu. Son cosas que pasan Ignacia, y no significan
que seas mala... - Ignacia lo acaricio en el
rostro, y lo miro directo a los ojos...

97
- Gracias...
- Además!, mírame... - Dijo Marcelo. - Estoy
bien... en serio, estaré bien... - Mintió de nuevo
Marcelo, sabia que no estaría bien, pero el
prefería que Ignacia estuviera mejor... Ignacia
le ofreció una sonrisa... - Viste?!... ahora solo tu
debes estar bien...
- Si, gracias... estoy bien. - Por un momento,
Marcelo pensó dejar las cosas así, e irse lo mas
rápido posible de la casa de Ignacia. Sin
embargo, antes, debía saber algo...
- Ignacia, solo... quiero molestarte con una
pregunta...
- Dime...
- Por que?... por que me hiciste pasar por
esto...? - Ignacia lo miro a los ojos, y le dijo...
- No lo se Marcelo, simplemente sucedió... -
Marcelo no podía conformarse con una
respuesta así... y volvió a insistir una ultima
vez...
- Ignacia, necesito saberlo... quiero saber que
hice mal. Quiero saber que es lo que motivo
esto, para no volver a cometer el mismo error. -
Ignacia bajo la mirada... y le respondió...
- Lo siento Marcelo, pero no tengo la
respuesta... no lo sé.

98
Marcelo apretó los labios, hasta sentir un leve
dolor... agacho la mirada, y beso a Ignacia por
última vez en los labios. No estaba seguro si
seria la ultima o no, pero si era suficiente para
el. Ya no tenía nada que hacer ahí, Ignacia ya
no era su polola, ya no era el invitado especial,
ya no le brindarían mas momentos felices. Se
levanto de la cama, tomo su mochila, se puso su
gorro, y se fue..

- Adiós. - Le dijo Ignacia justo antes de


desaparecer en la puerta...
- Adiós... - Susurro Marcelo mientras se
alejaba.

Con el corazón partido, se fue, se alejo de ese


lugar que tantos momentos felices le había
brindado, de aquel lugar donde amó con una
pasión hasta ahora desconocida para el... de ese
lugar donde soñó, vibro, y recibió mas amor de
que se creía digno de recibir...
Marcelo caminó alejándose poco a poco de la
pequeña casa que dejaba atrás, sin dar la
vuelta... temía que Ignacia mirándolo por la
ventana viera sus lagrimas caer, débiles,
dolorosas, y llenas de pena e impotencia por no
entender el motivo de tanto sufrimiento. Habían

99
sido los días mas felices de su vida... nunca se
había dejado amar de esa forma, siempre tuvo
miedo de ser victima del juego cruel que mas de
una vez el amor puso en su camino... nunca lo
habían amado de esa forma. Marcelo había
construido un camino con muchos senderos,
todos lo llevaban a la felicidad, de la mano de la
persona que amaba, que lo hacia feliz, de la
persona que a el lo amaba, y a quien el hacía
feliz... o al menos eso creía el hasta hace unas
semanas. Ahora, todos sus planes, eran nada...

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EPILOGO

La última vez que vi a Marcelo y a Ignacia


juntos, fue hace mas de un año... Si, creo que
así fue.
Porque decidí escribir su historia?, pues porque
me enseñaron muchas cosas que son
importantes sobre el amor. Yo mismo
personalmente he sufrido una que otra
decepción, y me he visto diciendo "nunca mas
voy a creer en el amor"... pero diablos, nunca
había conocido a personas que creyeron tanto
en el amor como ellos dos. La última vez que
los vi, ella se veía radiante, feliz... me dijo que
amaba a Marcelo mas que a nadie en el mundo,
incluso llego a comparar el amor que sentía por
el, con el amor de su madre. Recuerdo que
101
menciono, que ellos dos, eran las personas mas
importantes en su vida, y créanme, Ignacia
amaba a su madre como pocas hijas lo hace hoy
en día.
Marcelo quedo destrozado... mas de una vez me
vino a visitar, y lo único que hacia todo el día
era hablar de Ignacia!... dios mío me
enfermaba!... Ignacia hacia esto, con Ignacia
decíamos esto, una vez con Ignacia esto... debo
reconocer que mas de una vez me colmo la
paciencia.
Sin embargo, el verdadero sentido de esta
historia, no era precisamente el corazón roto de
un hombre, que nunca entendió el porque de su
sufrimiento. Yo pensé que Marcelo se aislaría,
y se perdería... pero no.
Recuerdo que a pesar de que aún pensaba día y
noche en Ignacia, Marcelo trato de seguir su
vida... obviamente, no puedo decir que no
continuo llamándola, y pidiéndole
explicaciones, porque si lo hizo, de todas
formas, las explicaciones nunca llegaron.
El verdadero sentido de la historia, era mostrar
como una persona puede superarse al amor...
como el amor, es una fuerza tan grande, que
cura todas las heridas, que te enseña, que te
daña, y al momento siguiente de protege...

102
La historia de Marcelo me enseño muchas
cosas, me enseño que soy alguien valorable,
que no importa si mi autoestima se mide a 3
metros bajo la tierra, merezco ser amado,
merezco ser feliz... Me enseño que puedo ser
feliz, y que de cualquier manera, hay alguien
ahí afuera que esta hecho para mi, y para
hacerme feliz...
La historia de Marcelo me enseño también, que
el amor es como el mar... va y viene... hasta que
llega esa ola grande, que te rodea y te arrastra,
te da vueltas y te vuelve loco!... ahora bien,
puedes irte con el mar, o puedes ser lanzado a la
orilla. La decisión puede estar en tus manos, o
puedo no estarlo.
Lo importante es saber que siempre puedes
levantarte, si es q fuiste lanzado de vuelta a la
orilla. Nunca es definitiva la caída...

La última vez que vi a Marcelo y a Ignacia


juntos, fue hace mas de un año... Si, estoy casi
seguro de que así fue. Ayer vi a Marcelo pasar
por afuera de mi casa, se veía feliz! ha pasado
mas de un año desde que ya no esta con
Ignacia... no pude evitar llamarlo!, lo había
visto un par de veces en la calle, paseando de la

103
mano con una chica... otra chica, no pude evitar
preguntarle...
Me dijo que estaba feliz, que cuando Ignacia lo
dejo, pensó que pasaría mucho tiempo para
volver a entregarse a alguien, sin embargo, unos
6 meses después, cayo en las redes del amor
nuevamente. Me dijo que el amor nunca murió!,
que el amor siempre estuvo en su corazón...
esperando a salir. Me dijo que aprendió a ser
valorado por lo que es, y que conoció a una
persona maravillosa, que le dio motivos para
volver a sonreír. Una persona que le enseño que
la vida no se acaba, que aun tenía mucho por
entregar, una persona dispuesta a entregarse
entera con tal de verlo sonreír. Marcelo conoció
a una persona que tenia fe en el...
A pesar de que Marcelo quizás ya no crea en el
amor verdadero, si cree que hay personas que lo
hacen feliz, y a las que el puede hacer feliz...
que el ocaso de un amor, a pesar del dolor que
nos trae, con el tiempo se supera, y podemos
volver a darnos otra oportunidad... no podemos
ser mezquinos con nuestra propia felicidad... y
quizás algún día, seamos viejos, y nos demos
cuenta que hemos entregado nuestra vida a otra
persona, y hemos sido felices... eso es amor, no
es tiempo, no hay "para siempre" en el amor,

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solo hay entrega... entrega y felicidad, que con
un poco de suerte, paciencia, sabiduría y
perseverancia, nos puede durar para toda la
vida...

La última vez que vi a Marcelo y a Ignacia


juntos, fue hace mas de un año... Si, estoy
seguro que fue hace mas de un año!... ayer vi a
Marcelo feliz pasar por afuera de mi casa... a
Ignacia aun la veo de vez en cuando, camina
sola por la ciudad, aun no encuentra con quien
compartir su amor.

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