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puede traer tristeza, dijo, y relat una ancdota. En un tiempo en que los
jesuitas describan a la Compaa de Jess como "la caballera ligera de la
Iglesia", un joven jesuita mientras hacia un trasteo de varios libros y cosas
pesadas acumuladas, escuch a un viejo jesuita que le dijo con burla: Y
esta sera la caballera ligera de la Iglesia...
Tambin advirti contra la enfermedad de la divisin, recordando que Jess
deca que cada rayo no se divide en s mismo. La divisin entre los
seguidores de Cristo es como el fuego amigo entre o soldados del mismo
bando, dijo, y advirti del sndrome del crculo cerrado, con el que la
pertenencia al grupito se hace ms fuerte que la pertenencia al cuerpo
entero, incluso a Cristo.
La siguiente fue la enfermedad del provecho mundano, que afecta al apstol
que se exhiben para mostrarse ms capaces de los dems y transforman su
servicio en poder, buscando siempre insaciablemente ms poder, sin
importarle los medios que deba usar.
Para ilustrarla, habl de un sacerdote que llamaba a los periodistas para
explicarles e inventar asuntos privados de sus hermanos, slo para creerse
poderoso. Quera fama, cunto mal haca a la Iglesia... pobrecito!,
exclam el Papa.
El Papa dijo que todas estas enfermedades son hoy un peligro, no slo para
la curia, sino para todos los cristianos, para las comunidades, movimientos,
grupos y parroquias.
Sin embargo, record la cura a todas ellas: vivir en la verdad y la caridad.
Cristo es la cabeza y da fuerza a cada miembro de la Iglesia. "El Espritu
Santo cura toda enfermedad -aadi-, es l el promotor de la armona, y