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Cuestión Previa
Recién sancionada la ley Nº 18.590 de 18 de setiembre de 2009 sobre adopción (en
adelante L.A.) “La Ley Uruguay” nos solicitó la realización de un breve artículo que
contuviera los lineamientos generales del nuevo régimen de adopción y los principales
cambios introducidos en el sistema anterior .
Este artículo pretende dar respuesta a dicha solicitud y por ende constituye una primera
reflexión sobre una ley que apenas aprobada recibió públicamente diversas
interpretaciones sobre puntos medulares, como lo es por ejemplo, qué sujetos pueden
ser adoptantes.
Régimen Anterior
Con anterioridad a la vigencia de la L. A se reconocía en nuestro derecho la existencia
de dos institutos distintos pero que tenían elementos en común, ellos eran: 1º) La
adopción simple y 2º) la legitimación adoptiva
Ambos institutos mostraban similitudes y diferencias de importancia.
Como similitud principal se puede señalar que ambos daban nacimiento a una filiación
cuyo origen no se encontraba en los lazos de sangre sino en la voluntad del legislador.
Las diferencias entre ambos institutos eran muchas y se presentaban en varios aspectos,
tales como: sus antecedentes, forma, sujetos, y efectos entre otros.
En cuanto a sus antecedentes en nuestro derecho, recordemos que la adopción simple
fue regulada por el originario Código Civil Uruguayo ( en adelante CC) y el hoy
derogado Código del Niño (Ley 9342 de 6/4/1934), mientras que la legitimación
adoptiva fue reconocida recién en el año 1945 por la ley Nº 10.674, ley que recibió
diversas modificaciones legislativas posteriores que flexibilizaron especialmente su
ámbito de aplicación.
Con relación a los niños y adolescentes el régimen experimentó algunas modificaciones
al entrar en vigencia el Código de la Niñez y la Adolescencia (en adelante CNA) en el
año 2004.
A partir de la vigencia del CNA entendimos[2] que con relación a la denominada
adopción simple, las disposiciones del CNA eran aplicables a las adopciones de niños y
adolescentes, mientras que las disposiciones del Código Civil lo eran para las
adopciones de mayores de edad.
Con relación a la forma mientras que la adopción de mayores de edad debe otorgarse en
escritura pública; la adopción de niños y adolescentes podía otorgarse por escritura
pública o en proceso judicial; y la legitimación adoptiva siempre debía tramitarse en
proceso judicial.
Con respecto a los sujetos debíamos distinguir entre legitimantes y legitimados;
adoptantes y adoptados.
Legitimantes: de acuerdo al CNA sólo podía legitimar un matrimonio o una persona
divorciada o viuda, en estos últimos casos siempre que la guarda hubiese comenzado
durante el matrimonio y en caso de divorcio siempre que mediare la conformidad de
ambos (anterior redacción del art. 145 CNA)
Adopción simple: podía ser adoptante una persona de cualquier estado civil incluyendo
un soltero o dos personas unidas en matrimonio, nuevo cónyuge o concubino del padre
o madre del hijo matrimonial o extramatrimonial reconocido (anterior redacción del art.
135 CNA).
En cuanto a los legitimados y adoptados:
Podía ser legitimado sólo el niño o adolescente en las situaciones previstas en el art.
144 CNA (redacción anterior); mientras que podía ser adoptado tanto un niño o
adolescente (anterior redacción del artículo 136 CNA) como un mayor de edad (art. 247
CC).
También recordemos que de acuerdo al CNA los legitimantes y adoptantes debían tener
una edad mínima de 25 años, exigiéndose determinadas diferencias de edad con el
legitimado o adoptado.
Por último, también presentaban diferencias con relación a los efectos, pues mientras la
legitimación adoptiva generaba efectos amplios en la medida que el menor de edad
dejaba de pertenecer a su familia de origen y pasaba a integrar la familia de los
legitimantes quedando emplazado en la calidad de hijo legítimo con todos los derechos
de tal; en el caso del adoptado los efectos eran reducidos en la medida que la adopción
simple no hacía caducar los vínculos con la familia biológica.
Integración familiar del niño, niña o adolescente en tenencia o guarda con fines de
adopción.
La L.A introdujo modificaciones en el art. 36 del CNA que regula la Tenencia por
terceros.
La principal modificación consiste en disponer que si la tenencia tuviera como finalidad
última la inserción adoptiva del niño, niña o adolescente, los interesados deben dar
previo cumplimiento a lo dispuesto en el art. 132 CNA que refiere a las medidas
provisionales.
La nueva ley potencia el papel del INAU[4] lo que se desprende de varias de sus
disposiciones ( arts. 132; 133, 133.1 y 157 CNA redacción actual entre otros).
Un ejemplo de ello lo constituye lo dispuesto por el artículo 133 CNA (redacción dada
por la ley 18.590) que al disponer sobre la separación definitiva del niño, niña o
adolescente de su familia de origen por no ser posible mantenerlo en la misma, el juez
con competencia en materia de familia hará lugar a su separación de la misma y
dispondrá otra forma de inserción familiar.
Pero en caso de disponer la inserción en una familia para su adopción, la selección de la
misma de acuerdo a la nueva ley la debe realizar solamente el INAU, quien deberá
priorizar a los adoptantes que ofrezcan una red familiar de apoyo.
El Tribunal puede apartarse de la selección del INAU pero debe ser por motivos
especialmente fundados debiendo encomendar al INAU una nueva selección a través de
su equipo técnico. Esta decisión judicial puede ser apelada por el INAU.
El no cumplimiento de esta forma de selección de la familia adoptante producirá su
nulidad, según lo dispuesto por el art. 133.2 inciso 5 CNA (redacción dada por L.A).
No obstante si en el proceso de integración familiar el INAU detecta que la familia
seleccionada no es la adecuada para integrar adoptivamente los niños o niñas que le
fueron confiados deberá poner en conocimiento estos hechos al juez competente.
Se puede proceder a la integración de la criaturas con fines de adopción, cuando en el
marco del proceso respectivo el juez competente entendiere que se encuentra acreditada
la condición de adoptabilidad de los mismos.
La condición de adoptabilidad se funda en que se haya producido la ruptura o grave
deterioro de los vínculos afectivos con sus progenitores y otros miembros de su familia
de origen que se hubieran podido encargar de su cuidado y estar expuesta su salud
física, emocional, mental o espiritual o a la vulneración de sus derechos y la posibilidad
de lograr el establecimiento de nuevos vínculos afectivos adecuados a su situación,
logrando su protección integral.
Este criterio es similar al que desde hace muchos años había mantenido Mabel Rivero
de Arhancet cuando tratándose del abandono en la legitimación adoptiva expresaba que
el mismo se configuraba por el incumplimiento de los deberes hacia el hijo con la
ruptura o grave deterioro del vinculo o lazos afectivos entre ambos y que las visitas
esporádicas que el progenitor brindara al hijo, no impedían que el abandono se hubiera
configurado[5]
Proceso de Adopción
Al igual que lo dispuesto por la ley 10.674 sobre legitimación adoptiva la adopción
regulada por la ley 18.590 sólo se otorgará por justos motivos y si existe conveniencia
para el niño, niña o adolescente, art. 143 CNA (redacción dada por la L:A)
El proceso judicial es voluntario y se promueve ante el juzgado de familia del domicilio
del adoptante y puede transformarse en contencioso en caso de oposición, no señalando
la disposición quien se puede oponer.
Antes de dictar sentencia que autorice la adopción se debe oír al Ministerio Público y
una vez dictada con el testimonio de la misma se efectuará la inscripción del menor de
edad en la Dirección General del Registro de Estado Civil como hijo inscripto fuera de
término.
Efectos de la adopción
El adoptado ingresa en la familia adoptante, en calidad de hijo, con todos los derechos
de tal (art.137 de la L.A)
Pierde sus vínculos originarios de filiación ,que son sustituidos por los que ahora se
originan como consecuencia de la sentencia judicial, permaneciendo los vínculos de
sangre originarios como impedimentos dirimentes al matrimonio previstos por el art.91
del CC
Si la adopción fuere hecha por personas unidas en matrimonio el adoptado será inscripto
como hijo matrimonial, y si fuera hecha por personas solteras será inscripto como hijo
reconocido por éstas.
Tales inscripciones se harán como inscripciones fuera de término.,anotándose , la
sustitución filiatoria.en el acta de inscripción original.
En caso de que el adoptado tuviere derechos cuyo dominio se acredite en instrumento
público o privado, el Actuario, ordenado por el Juez, deberá dejar constancia en el
mismo del cambio de nombre del titular, procediéndose, si correspondiere, a anotarse
ello en el Registro respectivo.
Como ya señalamos a partir de la vigencia de la nueva ley no existe la adopción simple
con respecto a los niños, niñas y adolescentes, por cuanto las adopciones serán plenas y
el adoptado ingresará a la familia adoptante en calidad de hijo.
Esto tiene efectos también desde el punto de vista del derecho sucesorio ya que en caso
de muerte del padre adoptante, estos adoptados en su calidad de hijos integrarán el
primer orden de llamamiento.
Ello conduce a que correlativamente sus padres adoptantes tengan derechos sucesorios
en el segundo orden y no en el cuarto orden como sucede con la adopción simple.
Derecho a conocer sus antecedentes
La ley dispone que quien hubiera sido adoptado tiene derecho a conocer su condición de
tal desde temprana edad ,de acuerdo a lo que sea aconsejado a sus padres.(art.160 en
redacción dada por la ley)
A partir de los quince años el adoptado tiene derecho a acceder a los datos del Registro
General de Adopciones (que crea la ley), y cuando es mayor de edad tendrá derecho a
acceder al expediente judicial y demás antecedentes referidos a su adopción.
Con estas disposiciones el legislador modifica sustancialmente y culmina un proceso
que se originó en el secreto en la ley originaria de legitimación adoptiva (ley 10674),
entendiendo prioritario el derecho de las personas a conocer su identidad.
[1] Profesora Agregada Grado 4 de Derecho de Familia, Sociedad Conyugal y
Sucesiones de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica del Uruguay y
Profesora Adjunta de Derecho Privado VI en la Facultad de Derecho de la Universidad
de la República.
[2] Rivero de Arhancet; Mabel; Ramos Cabanellas, Beatriz y Morales Figueredo,
Verónica; “Familia y Derecho” Volumen 2; Incidencia del Código de la Niñez y la
Adolescencia en el Derecho de Familia”, Fundación de Cultura Universitaria; 2006
[3] Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración de la
Cámara de Representantes; Informe, Carpeta Nº 2720 de 2008; Anexo I al Repartido Nº
1330, Agosto de 2009.-
[4] Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración de la
Cámara de Representantes; Informe, Carpeta Nº 2720 de 2008; Anexo I al Repartido Nº
1330, Agosto de 2009.-
[5] Este concepto fue expuesto en múltiples conferencias por la Prof. Dra. Mabel Rivero
y recogido por la suscrita en artículo de su autoría “Responsabilidad de los padres por
daños producidos a los hijos”,Revista Uruguaya de Derecho de Familia Nº 20, FCU,
abril 2008.