Professional Documents
Culture Documents
Homenaje a
Carlos
Franqui
Libros de
Regalo
EDITORA DIGITAL GRATUITA
Escríbenos al email: librosderegalo@gmail.com
3
Contenido
Negoció con Balaguer el retorno al país en 1961 y se arriesgó, junto a Nicolás Pichardo y
Ramón Castillo, a venir. Emilio Demorizi, en nombre del gobierno dominicano,
formalmente encabezado por Joaquín Balaguer y en los hechos en manos del hijo del
déspota ajusticiado, Ramfis Trujillo, recibió a la comisión. Esta vez las cosas no eran una
trampa mortal, como fue en otras ocasiones las promesas de apertura del régimen. Ya
Trujillo estaba bien muerto.
Echado del PRD arbitrariamente, pasada las elecciones del 1966 colabora con el
entonces presidente constitucional, el Dr. Joaquín Balaguer, aceptándole la cartera de
Turismo e iniciando un programa que fue el detonante del desarrollo del turismo. La
izquierda dominicana y el mismo PRD burlonamente gritaron: “¿Los turistas dónde
están? ¡En la cabeza de Miolán!” Gracias a su gestión visionaria el turismo es hoy una
fuente de ingresos para el país, de empleos y es hoy la actividad económica de mayor
importancia y futuro. Y así murió, según apareció en la prensa, recordando que él había
traído al país la democracia y el turismo. ¿Qué más se podía pedir en el breve lapso que
una vida representa?
Carlos Franqui tuvo el valor de pocos. Y cuando el pueblo cubano derrocó a Batista y los
apparatchiks marxistas, favorecidos por Raúl Castro, comenzaron a colocarse en los
mecanismos del Estado cubano y a sovietizarlo, deformando un movimiento libertario y
democrático en un cambio de dictadura, de una dictadura tradicional, la de Batista, a
otra peor y más obtusa, el modelo totalitario estalinista, Franqui fue del grupo de
revolucionarios cubanos que resistió la involución y prefirió romper con un régimen que
se entregó en cuerpo y alma a la URSS.
Franqui denunció al dolce vita de los comandantes mientras el pueblo cubano se hundía
en la peor de las miserias. Y escogió no participar del festín.
La lúcida mente de Franqui aportó una y otra vez luz sobre aquella comedia
involucionaria que se autolegitimaba a sí misma como “revolución”. Destapó sus
cloacas. Mostró las complicidades que abortaron la gesta libertaria y la transformaron
en tiranía totalitaria.
Franqui era incómodo porque sus críticas no venían de los nostálgicos batistianos que se
sentían reivindicados por la involución castrista. Fueron ellos, encabezados por el triste
sargento endiosado, los corresponsables de las penurias que Cuba ha padecido por los
últimos 51 años. Franqui criticaba desde la honrosa posición de los que lucharon contra
la dictadura batistiana, pero que no lo hicieron para caer en una dictadura peor, sino
que lo hicieron para que la sociedad cubana se democratizara y progresara.
Fue esa y no otra la intención y el afán de comandantes como Hubert Matos y Gutiérrez
Menoyo, de combatientes como Carlos Franqui y cientos de sanos luchadores por la
democracia que se vieron repentinamente, inesperadamente, traicionados por Fidel y
Raúl Castro cuando entregaron el proceso en manos de los cuadros del Partido
Socialista Popular, el partido estalinista cubano, e involucionaron a una dictadura
totalitaria de corte estalinista, encarcelando, fusilando y reprimiendo a los que
resistieron ese paso.
La muerte de Franqui nos enluta a todos los que amamos la libertad, a todos los que
soñamos con democracias fuertes y apegadas a la ley, a todos los que aguardamos el
momento en que Cuba se levante y erradique esa infame canalla que la desgobierna.
6
Mi amiga es de las que resisten enterarse; prefieren vivir en su burbuja. Pertenece a ese
amplio espectro de las buenas conciencias: de izquierda, antiimperialista yprocubana.
A personas como ellas fue que Willi Münzenberg llamó su “Club de los Inocentes”, y el
jefe de Münzenberg, Vladimir Lenín, las calificó de “tontos útiles”. Claro que mi amiga
ni sabe quién fue Willi Münzenberg y mucho menos leyó a Lenín. Ella simplemente
aplaude, repite, apoya, condena, se embebe de ese Foro Público que es el Granma y vive
de lo más feliz esperando el amanecer totalitario que instale la dictadura en nuestro
país. Y de seguro que ella se piensa parte del aparato que manda y no de los traseros que
serán pateados si ello ocurriera.
Claro que yo sé, y bien que lo sé, que las probabilidades son de que lo segundo sea que
ocurra. Mi amiga pertenece a ese valioso (pese a todo) grupo de inconformes que
reaccionan indignados por las desigualdades, privilegios, corrupción, impunidad,
prevaricación, dolo y otras realidades igualmente nauseabundas que proliferan en
nuestra sociedad. Ella no advierte, supongo, que quienes han postulado el marxismo y el
extremismo radical son partícipes del festín y se han lucrado igualmente en un
oportunismo rampante. Ella simplemente rechaza todo lo malo de esta sociedad.
Y a mí me parece bien eso. Pero rechazar lo malo de esta sociedad para mí nunca puede
significar rechazar todo, es sólo rechazar la parte dañada, la parte inaceptable, la parte
podrida. Creo que eso nos compromete a seguir defendiendo los cambios, propiciando
una sociedad más justa, más equilibrada, que abra más oportunidades; llevar, como
alguna vez Juan Bosch mismo sugirió en otro contexto, “al gobierno a su propia
legalidad”.
redentores de pacotilla, vividores de tomo y lomo, que han cantado al ritmo de quien
proporcione fondos (luego también acusan a otros de “vendidos”).
Y para que mi amiga, que no me lee, tenga una razón adicional para no hacerlo, o para
que en algún momento despierte de su embobamiento y sepa adónde personas como
ella nos quieren encharcar, aquí le pongo una muestra adicional de que son del mismo
pelaje totalitario los regímenes fascista, nacional-socialista, estalinista, maoísta y
castrista. ¿Tiene mi amiga algún tipo de duda al respecto? Veamos un muestrario de
adulteraciones fotográficas hechas por los estados totalitarios para manipular a sus
poblaciones respectivas.
Iosif Stalin mandó a eliminar a su jefe de Seguridad, Yezhov, luego de que cayera en
desgracia y el propio Stalin lo mandara a matar.
8
Benito Mussolini se avergonzó de que en esta foto a caballo se supiera que él no era
quien guiaba al animal.
Cuando Po Ku cayó fuera del favor de Mao Zedong, él lo mandó sacar de la fotografía en
que aparecían juntos.
9
Fidel Castro ordenó eliminar a Carlos Franqui de esta foto luego de que el periodista y
escritor rompiera con él. En la foto de la izquierda, publicada en Granma en 1973,
Franqui fue borrado. Así es falsifica la historia.
»Y para decirlo marxísticamente ―con ironía―, el acto que creó una consciencia en las
masas, en la capital, ciudad de dos millones de habitantes.
»El acto de más coraje de la historia de Cuba, que estremeció a la tiranía en su
madriguera ―y agregué―: ¿Sabes, Raúl?
―¿Qué cosa?
―Que aquel 13 de marzo yo estaba sufriendo torturas en el Buró de Investigaciones, y el
asesino Faget me hizo la misma pregunta que tú, amenazando con matarme: “¿Qué
piensas del ataque a Palacio? ¿Tú lo sabías? Si hubieras hablado, cuánta sangre se
hubiera ahorrado”.
(No lo sabía. Era el Directorio, no el 26, quien hizo el ataque. No dije entonces lo que no
sabía, pude esconder y resistir lo que sabía. Y debía mi vida al bravo Wangüemert, que
mientras combatía, levantó el teléfono del despacho de Batista y contestó: “Aquí
Directorio Revolucionario. Hemos matado a Batista”. Y el coronel que daba órdenes de
matar a los prisioneros en el Buró, que era el que había llamado a Palacio, suspendió la
orden.)
Miré al silencioso Faure Chomón, me pareció ridícula y grotesca la escena.
Aquel hombre, que había tenido el coraje de asaltar el Palacio de Batista, no decía ahora
una palabra.
Era una provocación de Raúl y no iba a caer
en ella.
Pero sentí un poco de pena por él, por los
otros y por mí mismo.
Me sentía ahora ridículo. Ironía de la
historia. Nunca me sentí héroe. Los héroes
me parecen falsos, peligrosos.
Razón tenía Bertolt Brecht.
El Palacio de Raúl no era diferente del de
Batista.
No ignoraba los peligros de la situación. Quizás sí sentía el deseo de terminar allí.
Aquella gente ―Raúl, Dorticós, y los suyos― no eran la Revolución. No mi revolución.
Eran el poder.
Lo trágico era que yo estaba allí en su pésima compañía.
Qué mala conciencia necesitar compartir un largo camino con semejantes tipos, por la
necesidad obligada de combatir otro imperio, otra tiranía y otras injusticias.
Ahora había que terminar con esta farsa, que como decía Pancho Villa: Se ha vuelto
mierda de poder, hablando de otra revolución.
14
http://www.eltonodelavoz.com/2010/04/16/muere-carlos-franqui-y-raul-castro-«la-
discusion»/
17
Al cantío de un gallo
Por Carlos Franqui
El canto del gallo sonaba agresivo como una trompeta china en la madrugada. Y cuando
preguntabas a un guajiro por alguien que vivía alejado, socarronamente te respondía: al
cantío de un gallo, mi amigo, al cantío de un gallo. (Estos relatos forman parte del libro de
memorias de la infancia Al
cantío de un gallo.)
Eligio
La fiesta estaba en su furor. La orquesta tocaba una contradanza.
El capitán español, arrogante, tenía el derecho de comenzar el baile. Se levantó, tomó de
la mano a la muchacha más linda del baile, una trigueña de ojos negros. Era la
enamorada de Eligio, que miraba desafiante mientras el oficial y ella danzaban.
Terminada la pieza el capitán colocó en el pecho de la muchacha una flor amarilla,
símbolo de España. Eligio tomó su tres, improvisando una décima: “Quítate esa flor
canaria, /que te hace poco favor, / y ponte en el pecho mejor / una estrella solitaria. /
Mira que es ordinaria, / no te ofrece nada bueno / y si prendido de tu
seno / se enamora un español, / dale en prueba de tu amor / una copa de veneno”.
Era mi abuelo Manuel quien me contaba la historia de su hermano Eligio: corría 1895,
estaba por comenzar la guerra de independencia, Eligio al ofrecer la estrella solitaria,
símbolo mambí, defendía su amor y la libertad a riesgo de su vida. El oficial español
quiso detenerlo. Eligio, rápido, saltó sobre su caballo, desenvainando su paraguayo,
gritando: “Pelea como los hombres”. Firme lo esperó al fondo del camino. Aquel duelo a
machete, a caballo, terminaría con uno de los contendientes muerto. Furioso el español,
se lanzó a galope, sable en mano sobre Eligio: los aceros se cruzaron, sin herirse.
Sonaban los machetes una, otra vez.
El español hundió su sable en la pierna izquierda de Eligio, sangrante su cuerpo se
aflojó, tocado otra vez en su mano izquierda. Pareció caer, ante el terror de nosotros y de
los amigos que corriendo habían dejado el baile por la pelea.
Eligio que no se sostenía, no podía guiar a su caballo, con la mano del machete tiró de
las riendas, viró en redondo y se perdió en la manigua. El oficial español, gritándole,
“cobarde”, se lanzó en su persecución, seguro de la victoria. El caballo de Eligio, sin
jinete, volvió desbocado por el camino, ante el miedo y asombro de todos. El español en
gran carrera regresaba con aire de triunfo. En la curva del camino, machete en mano,
salió Eligio de la manigua y de un feroz machetazo arrancó de cuajo la cabeza que voló
por el aire, cayó por tierra, el caballo corriendo con el cuerpo descabezado y sangrante
que no caía y Eligio que gritaba: Entiérrenlo como cristiano, que así como él caerán los
enemigos de la patria: Viva Cuba libre, y montando en su caballo, se perdió en la
manigua.
Así era tu tío Eligio, Carlitos, agregó abuelo: Tenía una arria de mulos de carga para
transportar mercancías entre las lomas de Sinnombre y la costa. Cada mulo tenía un
aparejo con la carga, y para sostenerlo una gurupela, debajo del rabo, que impedía la
18
caída, cuando bajaban lomas. Eligio colocó como gurupela debajo del rabo de cada
mulo, una bandera española. Cuando comenzó la guerra se alzó, y escribió a nuestra
madre una décima que se hizo famosa en los campos de Cuba. Con su voz bien timbrada
abuelo me cantaba la décima: “Cuando leí la proclama, / tuve un pensamiento solo, /
hay que abandonarlo todo, / porque la patria nos llama. / Y si el día de mañana, / cayera
en cualquier acción / antes de la conclusión / sin poder cantar victoria, / pida para mí la
gloria / y écheme su bendición”. Y los ojos de mi abuelo se humedecían con el recuerdo:
Bravo el general Robau, que mandaba las fuerzas de Sagua. En uno de aquellos
combates, atacaban un fuerte y le arrancaron de un sablazo la oreja izquierda a
Florentino Rodríguez, que desde entonces tuvo un apodo glorioso: el muengo
Rodríguez, y que después se casó con una prima tuya. Qué cargas las de Robau,
agregaba don Manuel: Una noche sedientos y cansados, Robau y unos cien mambises,
después de muchos combates y carreras, llegaron al río Sagua, desensillaron los caballos
y se tiraron al río, hombres y caballos. Los sorprendió, como Dios los había mandado al
mundo, el temible regimiento de infantería española a descargas cerradas y diezmó
muchos mambises.
Robau ordenó a los hombres que escaparon a la sorpresa, montar a caballo desnudos,
machete en mano y cargar a retaguardia la infantería española. Aquella terrible carga al
machete de hombres desnudos, que no se sabía si eran mambises o diablos, aterrorizó a
los españoles que sufrieron una gran derrota, huyendo despavoridos, dejando en el río
un reguero de cadáveres.
Sí Carlitos, eran bravos los mambises y entre ellos Eligio.
Era ya capitán, cuidaba un campamento de heridos en las lomas de Sinnombre, cuando
fue rodeado por una guerrilla cubana al servicio de España -debes de saber que había
traidores que peleaban contra Cuba-. Mientras tuvo balas,
Eligio, buen tirador, los tuvo a raya. Se le acabaron las balas sacó su machete y los
esperó a pie firme, gritándoles: “Traidores, vengan a ver como muere un mambi”.
Los guerrilleros corriendo a caballo, sacaron sus lazos, lo enlazaron, amarrando las
sogas en los picos de sus monturas y emprendieron una veloz carrera por las lomas. Ya
despedazado amarraron el cuerpo sobre la montura de un caballo, con la cabeza
arrastrándole por tierra y lo pasearon por la calle real del pueblo y el padre Tejo que
bendecía a la guerrilla por su heroísmo. Que te sirva de ejemplo, Carlitos, la historia de
tu tío patriota, para cuando seas grande y la patria te necesite, y abrazándome, mi
abuelo secaba mis lágrimas con sus manos y me daba un beso.
El aguacero
Ibamos por el camino real mi padre y yo, sudorosos los caballos del largo viaje, y de
improviso el aguacero descargó sobre palmares y cañaverales rayos y truenos que
parecían acabar con el mundo, no se veía un bohío donde protegerse de la tempestad, el
cielo oscurecido y la noche se nos venían encima. El agua caía con fuerza aplastando las
ramas de los árboles, agitadas por el viento, los rayos de la tempestad cortaban con sus
luces rojas el oscurecer.
Los goterones de lluvia empapaban nuestros cuerpos. Mi padre en silencio, adelante en
su jaca rosilla que marchaba como si no se moviera. Mi yegüita alazana, azorada con
relámpagos y truenos, abriendo su nariz asustada. Un rayo impresionante trazó un hilo
19
blanco, rojo, amarillo, en el casi negro del cielo. Sabía que el trueno que oyes, aun si
parece que te va a matar, no te hará nada, pues antes de oír su sonido ha estallado el
peligroso rayo, el relámpago que ves aun si pasa raspándote y cae furioso, sobre la punta
del cogollo de una palma real, no es para ti. Aquel que puede matarte está en el aire y no
lo oirás ni verás.
El peligro mayor venía de la proximidad de las palmas reales, pararrayos naturales sus
veintitantos metros de altura, sus puntas verdes disparadas al cielo, que atraen los
rayos, quemadas las puntas volaban por sus enormes pencas verdes y bajaban a tierra
por su cilíndrico y blanco tronco y si por caso caían sobre las cercas de alambre que
servían de linderos de fincas o potreros de ganado con el camino real, el alambre
transmitía por largas distancia la furiosa corriente del rayo, hasta que hacía tierra en
alguna parte.
Decía guerreros y balaceros; bala, fogonazo, rayo, ruido que oyes, no es para ti. Perro
que ladra, no muerde. Lo invisible que no mata, aterra, asusta lo visible, físico, cuando
sus demonios naturales queman árboles gigantescos y el cuerpo vegetal erguido, fuerte,
un cielo en el cielo, golpeado por el rayo, muere instantáneamente y la muerte verde,
vegetal, la ven ojos habituados a distinguir la naturaleza viva de la naturaleza muerta:
aquella muerte vegetal, instantánea, casi no visible, que produce después sequedad,
enormes pencas ennegreciendo, secándose la madera, como si fueran dos muertes. Una,
la primera, matando la vida, para nosotros el espíritu del árbol; otra lenta, días,
semanas, matando su cuerpo seco, resistiendo al aire, duro de caer, de volverse tierra.
No era el hipotético peligro del rayo, real pero raro, lo que me impresionaba sino el
imponente espectáculo de la tempestad tropical de belleza y furia inusitadas.
Enormes gotas caían, limpiaban árboles y tierra, con fuerza: mil verdes del trópico,
desnudos, brillantes los amarillos y los rojos, manchas violentas, el cielo negro y
dramático a esta hora del oscurecer, con el sol que salió de pronto y formó un arcoiris,
un violín pintando el cielo y los olores de la tierra mojada, flores de aguinaldos blancos,
enredándose, cubriendo cercas de bienvestidos. El aguacero destrozaba y regaba de
prodigiosos olores los campos bañados, llenos de flores arrastradas por el viento.
En el trópico bajo la lluvia y la tempestad, en esa hora del tramonto del día, es como si
todas las estaciones que nos faltan llegaran simultáneamente, de improviso, como si
nacieran y murieran en instantes primavera y verano, otoño e invierno, con el contraluz
del blanco y el negro develando los colores sordos o dormidos que la demasiada luz
niega.
Con la misma rapidez y violencia que vinieron aguacero y tempestad desaparecieron y
dejaron, ya venida la noche, un cielo espléndido, clarísimo, millones de estrellas en la
noche clara dibujando contornos misteriosos y fantasmales de árboles y sombras,
mientras la voz de mi padre, desde el silencio me decía que pronto llegaríamos a casa de
los abuelos y nos cambiaríamos las ropas frías, empapadas.
Sagua la grande
Sagua la Grande, distante unos veinte kilómetros, era para nosotros, jóvenes
campesinos, el gran río y sus corrientes, remolinos, crecidas, su dique: plancha de
cemento de varios metros de profundidad y altura que por kilómetros rechazaba las
20
aguas revueltas, enloquecidas, que bajaban de las montañas del Escambray y se dirigían
impetuosas a la costa en busca del mar.
Sagua, su mercado: mangos, piñas, melones, mameyes, anones, aguacates, canisteles,
naranjas, toronjas, limas, cajeles, guayabas, papayas. Fiesta de las frutas, de los sabrosos
frutos de la tierra: maíz, boniato, malanga, quimbombó, ñame, yuca, calabaza -listas
para el apetitoso ajiaco: cocido de viandas tropicales, trozos de tocino, tasajo, carnes.
Frijoles negros, blancos, caritas, colorados, el guarapo -jugo de caña- que frío costaba un
kilo prieto. Sus vendedores, chinos heladeros, fondas chinas, sopa de tiburón, fondas
criollas, frijoles negros, arroz, picadillo, fruteras, máquinas de pelar naranjas, cinco por
un kilito; lechones asados, guanajos, carneros, chivos, pollos, gallinas, guineas.
Pescados: pargo colorado y sabroso, serrucho para escabeche, conservado en vinagre y
picantes, cherna, agujas, biajacas de río, grandes y maravillosos mariscos: cangrejos
moros, langostinos, langostas mordiéndose la cola, ostras, ostiones eróticos, míticos
huevos de tortuga. Sagua, su famoso Instituto y Colegio Laico Martí, estudiantes
contestadores, bromistas. Sagua, sus lindas muchachas, sus bailes y orquestas,
charangas, calles, paseos. La iglesia jesuita, su leyenda: en una de aquellas grandes
crecidas del río, quedó el pueblo bajo las aguas, en la cúpula de la iglesia, crucificado un
enorme mulo muerto: “lento es el paso del mulo en el abismo”. Sagua, su puente sobre el
río, camino del central Resulta, el río, la carretera, camino de la Isabela, la veneciana, y
su playa del Uvero de arenas finas.
Isabela, casas sobre el agua, dos mares, el Atlántico y la gran boca del río en su
desembocadura, su arquitectura marina, en la isla estrecha casi veías de costa a costa: el
mar y un barco que te hacía viajar con los ojos, única manera de viajar de los pobres.
Aguas azules, transparentes, violentas o calmas que te refrigeraban el cuerpo del calor
tropical, lindas muchachas, sus trusas mostraban sus cuerpos incitantes, tocados por las
manos del agua y del viento: el gran rascabucheador. Bellos cuerpos que nosotros,
campesinos asombrados mirábamos casi desnudos, desnudándolos con los ojos como en
un sueño real imposible de tocar. Ostiones con limón: viaje al erotismo, a lo afrodisiaco,
al clandestino Deseos que terminaban en los bayuses de Cocosolo: casi una escalera
sobre el río, zona peligrosa en las crecidas cuando las corrientes del Sagua, rechazadas
por el dique,subían y se llevaban casas y muebles entre los gritos de las putas por sus
perdidos instrumentos de trabajo y la coña de la gente: “que se ahoga el colchón de la
Chelito”, en el que media Sagua perdió su virginidad y que ahora flotaba entre viejos
condones inflados en las aguas camino de la Isabela, en la no muy buena compañía de
vacas ahogadas, mulos, caballos muertos, árboles, troncos, yerbas, palos arrastrados:
aquel era un mar de condones flotantes.
La Chelito, qué mulata: color tabaco, cabellera negra, larga una penca de guano, caderas
estrechísimas, tetas puntiagudas, pezones oscuros, un culo de etcétera y su movimiento
continuo: exprima, remoje, zas. Su golpe maestro: échame la rumbita, nene, un solo
golpe namás, con el “ay, mamá, que me la rompes”. Cara la Chelito: un coco el palo.
Eso sí muchacho, sin gono ni sífilis: flagelos de aquellos tiempos aún no penicilínicos.
El colchón flotando y la Chelito gritando. Entonces Juanito el nadador tiró la ropa y se
lanzó al río, desapareciendo entre las aguas. Todo el mundo pensando que se lo tragó el
río. Chelito llorando. Cuando sobre el colchón flotante en medio de la corriente apareció
Juanito. Se paró sobre las aguas y remando con un palo cortaba la corriente, evitaba los
remolinos y, allá lejos río abajo, salió a la orilla, colchón en mano. Y Chelito, gritando
“Macho, Macho”.
21
de la ciudad. No otra cosa que la forma de hablar de la época clásica española. Su cantar:
la décima, ahora cubanizada, venía de una vieja octava europea.
El tres era su instrumento base, más una tonada y si acaso un güiro, maracas o claves.
Era costumbre que el cantador se acompañase con su tres, como hacía el famoso
Chanito Isidrón con su décima pícara, de doble sentido, o las nalgas de una mulata.
No era yo, en la medida que aprendía en libros ciertas verdades verdaderas, de los que
me convencían las dos constantes afirmaciones sobre nuestro destino americano:
Una: todos los males vienen de fuera. España, como herencia, Estados Unidos, como
imperio: la verdad de izquierda. Otra: por supuesto contraria, de derecha, “Todos
nuestros males vienen de nuestra incapacidad”. Pero me inclinaba por la primera aun si
no me convencía del todo. Dos verdades que ponían dos soluciones opuestas: la
primera, la lucha contra Estados Unidos: la segunda, la virtud doméstica.
Una demagógica y demoniaca, la otra acomplejada e irrealizable. Eran, creo, dos
realidades y dos verdades y no una sola: “Fisti, fisti, mielmano”. Dos medias verdades
una sola verdad.
Sagua, la ciudad, me fascinaba. Me contagiaba, me hacía pensar. Cuando volvía a la
Duda, que así llamaban al apeadero de la guagua Ranchuelera, después de pasar el
puente Felipe Pazos, de ver abajo una vez más el río profundo, los cañaverales
azucareros, las chimeneas humeantes del central
Santa Teresa, los campos verdes ya camino de mi casa, con los pies en el fango del
camino, iba dudando, dudando: duda que me rompía el coco. Su respuesta iba a ser mi
vida, o quizás su pregunta. Tienes la cabeza por otro mundo, Carlitos, me decía mi
madre: despierta, despierta, ponte a estudiar tu lección.
23
“Lunes”, la discusión
Edith García Buchaca, que dirigía la cultura, líder
comunista, casada con Joaquín Ordoquí, divorciada
de Carlos Rafael Rodríguez, me dijo informalmente:
Fidel quiere reunirse con los escritores.
El equipo de Lunes trabajaba intensamente,
preparando cuatro tomos testimoniales, la historia
de Playa Girón, para Ediciones R, y dos suplementos
especiales.
Milicianos, voluntarios, habían acudido a Girón en
el momento de peligro, vivido aquella experiencia,
en el instante de mayor integración de escritores y
artistas con
la Revolución. No buscábamos otro “realismo”, fór
mulas estéticas ni literatura de propaganda.
Una libertad total.
Pensábamos: La creación es telúrica, casi inconsciente.
El escritor, un ciudadano, es como los demás cubanos.
Vive las mismas experiencias. Cuando combate, combate. Cuando escribe, inventa,
imagina, su deber es la creación.
No se confundía literatura y testimonio.
Testimonios bien oídos, narrados, eran importantes para la conciencia, la lucha y la
historia.
Reportar la realidad vivida y vista en libros, era función del escritor, periodista,
revolucionario.
Ni el más importante ni su único deber. Buscar libremente esa otra dimensión que es el
arte, la literatura, autónomamente, es la razón de ser del artista y el intelectual.
El cuerpo con los otros. La mirada, la cabeza frías.
Lunes era muy polémico. Una ventana abierta a la nueva cultura cubana, una puesta al
día con la contemporánea, la americana y la clásica, mundo negro, poesía, filosofía,
pintura, escultura, cine, teatro. Mirada crítica, apasionada, a lo cubano y a lo universal.
La tesis de romper la élite, sin suprimir calidad, trasmitiendo de forma viva, a
centenares de miles de lectores, valores universales de la cultura, pensando con Martí:
ser cultos para ser libres.
Los textos a gran tirada provocaban grandes polémicas.
A unos Marx, a otros Borges, Sartre, Neruda, o Faulkner, Joyce, Lezama, Paz, Martí,
Picasso, Miró, Breton, Virginia Woolf, los griegos, la novela norteamericana, el arte
negro. Trotski, Bernanos, Orwell, Brett.
Números-protesta, denunciando el colonialismo cultural: Africa, Puerto Rico, América
Latina, Asia, Revisión crítica de la historia cubana y de su literatura.
24
Su garra polémica.
La tipografía de Lunes, era un escándalo para los bien pensantes de izquierda y derecha.
Qué horror. Letrismo. Apollinaire. futuristas, dadaístas, surrealistas, suprematistas,
Mayakovski, Kandinsky, arte negro y tradición popular cubana.
Era una revolución visiva.
Entraba por los ojos, leído a la cubana.
Una guerra a muerte con la vieja reacción, y con los sectarios: viejos o nuevos.
El sectarismo golpeaba simultáneamente el movimiento sindical, estudiantil,
clandestinidad, la Sierra, prensa, televisión.
Viejos comunistas, apoyados de Fidel y Raúl, dirigidos por “Caníbal” Escalante, hacían
tabla rasa en todas partes. Quedaba Revolución y la cultura, Lunes.
Pensábamos que alfabetizar es punto de partida. El problema esencial es la información
y cultura, amplia y libre, de los alfabetizados.
Si la alfabetización era masiva, la cultura debía llegar a cada uno sin filtros.
Leer. Conocer. Saber. Pensar. Dudar. Criticar. Afirmar. Negar. No y sí.
La Buchaca, su Consejo de Cultura, era punta agresiva del sectarismo contra Lunes.
Íbamos Guillermo Cabrera y yo a protestar, al Consejo de Cultura, ante el silencio
cómplice de Alejo Carpentier, que a su regreso, atacado por Bohemia, por su ausencia
y neutralidad cuando la tiranía de Batista, defendido por nosotros por su calidad de
novelista, viendo los tiempos que corrían, ponía su proa al este: “Chico, chico, el poder
es muy peligroso, lo mejor es estar con él desde lejos”. En París, como consejero
cultural, y no hacer nada. La Buchaca y su Vicentina Antuña, arrasaban.
La primera reunión en la Biblioteca Nacional fue un domingo y muy concurrida.
Fidel y la plana mayor. Casi todos los escritores y artistas.
Fidel, a su manera, impresionante, dijo: “Que hable el que tenga más miedo”.
Y era como para no hablar. Virgilio Piñera, flaco, desgarbado, con su vocecita irónica,
escritor aborrecido por la burguesía, que sobrevivía difícilmente, y que, como José
Lezama Lima, no tenía otro compromiso que la literatura, que no aceptaban migajas del
poder, ni becas ni botellas; Virgilio, autor de Electra Garrigo, tragedia griega en solar
cubano, el coro cantado de la Guantanamera, famosa veinte anos después, de Aire frío y
sus cuentos del absurdo, que Borges incluye en su antología, su descubrimiento de lo
cubano; Virgilio, que era el miedo mismo pero que tenía mucho valor, contestó a Fidel.
-Doctor Castro, y usted no se ha preguntado, ¿por qué un escritor debe tener miedo a su
Revolución? Y porque parece que yo soy el que tiene mas miedo, digo, ¿por qué la
Revolución debe tener miedo de sus escritores?
En este clima fue el tono de la primera reunión; Fidel, al convocar para el otro domingo,
hizo mi retrato de ausente, diciendo de “arrogantes que debían de estar y no estaban”. Si
mi ausencia era una protesta tenía que ir a defender mis puntos de vista. Combatir aun
si me sabía perdedor.
La Biblioteca tenía aire de tribunal.
Arriba, alta, la tribuna presidencial. Fidel y todos los otros. Parecía un Presidium.
Ordoquí, Carlos Rafael Rodríguez, la Buchaca, Dorticós, Hart, Alfredo Guevara,
comandantes y doctores. No parecía aquélla una casa de cultura.
Abajo, artistas y escritores.
Alguien arriba me sugirió la mesa presidencial, sin mucho calor, contesté que prefería
estar abajo.
Los acusados, no los acusadores, pensé.
25
Los de Lunes y los otros. Estaban todos. Lezama Lima, el gran conversador, en silencio.
Se veían algunos católicos, compañeros de ruta, algún viejo navegante, como Amado
Blanco, que pasaban de la burguesía al “proletariado”. Cuestión de privilegios. Algunos
católicos. Viejos, jóvenes y aun los más jóvenes.
Como entrábamos en el socialismo real, que Alfredo Guevara bien conocía, evidente,
cada palabra bien grabada. Tomó la palabra Alfredo Guevara que era el Manuilsky
de la cultura. Palabras siniestras y amenazantes: -Acuso a Lunes y a Revolución de
intentar dividir la Revolución desde el interior; de ser enemigos de la Unión Soviética;
de revisionismo y confusionismo ideológicos; de introducir tesis polacas y yugoslavas,
exaltar el cine checo y polaco; de ser portavoces del existencialismo, el surrealismo, la
literatura norteamericana, el decadentismo burgués, el elitismo; de ignorar las
realizaciones de la Revolución; de no exaltar las milicias.
Éramos el gran peligro interno, el caballo de troya de la contrarrevolución y del
enemigo. Dijo que PM, la película secuestrada y censurada por el ICAIC, y defendida
por nosotros, era contrarrevolucionaria, que fotografiaban fiesta y blandenguería, no los
milicianos y la lucha: que Sabá Cabrera y Orlando Jiménez, sus autores, eran el ejemplo
de la ideología antirrevolucionaria de Lunes y Revolución. Ataque en toda la línea el
de Alfredo Guevara. Solapado, burócrata, frustrado, maquiavélico. Camarada de Raúl,
desde Praga, amigo personal de Fidel, de la Universidad, México y Bogotá. Estaba allí
siempre donde el partido le decía de estar. Bien protegido, fuera de peligro.
Era el hombre que el partido introducía en todas partes: Universidad de La Habana, 26,
cine. Especialista en espionaje y trabajos sucios. Infiltrado en Nuestro Tiempo, sociedad
cultural que habíamos fundado por los años cincuenta, voz y casa de la nueva
generación, que aspiraba a dar batalla a la adormecida y estancada cultura cubana y a
sus voceros conservadores. Nuestro Tiempo era vanguardia en el arte, en el teatro, la
música, y aspiraba a sacudir la conciencia juvenil, de forma amplia, no sectaria.
Y que el partido y su infiltrado Guevara dividieron y paralizaron ofreciendo viajes a
países comunistas. Quitándole agresividad artística y política.
De allí, del ala de Guevara y el partido, saldría Marcos Rodríguez, a quien se ordenaba
de espiar al Directorio y se prohibía tener allí manifiestos contra Batista. El mismo
trabajo Guevara lo hizo en la Universidad y en el grupo de Praga.
Cuando la lucha contra Batista se pone dura, Guevara espantó la mula para México,
apendejado, y los duros quisieron expulsarlo del partido; Carlos Rafael, Ordoquí y la
Buchaca, dijeron: Alfredito no se toca. Y entonces simuló una autocrítica y se infiltró en
el 26 en México.
Mientras Guevara acusaba a Revolución, Lunes y a mí no podía reprimir la
indignación. Pero pensaba: “Nada como la sangre fría en momentos difíciles”. Era
seguro que no hablaba por boca suya.
Terminó Guevara y hubo una pausa inquietante. Me acerqué a Fidel y le dije: “Me
reprochas no pedirte nada. Pues ahora te pido que al comenzar la sesión, repares una
injusticia cometida ante tus ojos. Que Revolución intenta dividir la Revolución desde
dentro. Una acusación tan grave y calumniosa no puedes avalarla con tu silencio.”
Fidel movió la cabeza y no dijo ni sí ni no.
No me hice ilusiones de que mis palabras tocasen a Fidel.
Era aún una forma de saber lo que pensaba. Fidel no se levantó ni dijo esta boca es mía.
Y entonces comprendí que no era Alfredito quien acusaba a Revolución, era Fidel.
26
Carlos Rafael Rodríguez, más sutil que Guevara pero más peligroso, no atacó de frente
ni hizo acusaciones políticas.
Un repliegue peligroso, pues su objetivo era terminar con Lunes.
Su tesis fue: “Está bien que se publique lo moderno y lo nuevo y lo hermético. Pero
paulatinamente. En pequeñas tiradas, para ir educando al pueblo y sin gastar enormes
cantidades de papel que no tenemos.”
Arte y literatura de minorías y de élite no podía divulgarse masivamente, afirmaba
Carlos Rafael Rodríguez.
Objetábamos nosotros: “Tú quieres mantener la élite. Nosotros de dar la oportunidad al
pueblo de ser su propia élite. De no tener más dite. Toda élite es privilegio y no sólo
cultural, económico y político.”
Carlos Rafael Rodríguez, que cuando discute se enfurece y pierde la serenidad -le
ocurrió así cuando la discusión con los prisioneros de Girón, Rivero, Andreu, que
amenazó al no poderlos callar con razones-, Rodríguez, que más culto que el resto de
analfayucas que allí había que nunca se leyeron un libro serio, polemizó con Heberto
Padilla a propósito de la poesía de Eliot, y, claro, no salió bien parado.
El nivel de la discusión fue alto, vivo y claro.
Nadie siguió a Guevara y a sus ataques políticos.
Su argumentación quedó desmontada.
Y la de Carlos Rafael Rodríguez, y aun la del pobre José Baragaño, el poeta surrealista y
colaborador de Revolución, que, aterrorizado de sus críticas al partido y la Unión
Soviética y el socialismo real, hizo una patética autocrítica. Que provocó desprecio de
sus enemigos y nuestros, ironía y pena nuestra. Era la muerte de un poeta oscuro y
profundo, que quería ser claro, escribir himnos a la milicia, y aun su claridad no era
entendida.
Qué quiere decir este himno, decía Fidel ante su pobre estupor.
Cómo explicar lo explicable.
Tres personas me alentaron en aquellos difíciles momentos.
Haydée Santamaría, con palabras vivas, indignada con Guevara.
Eugeni Evtuchenco, entonces presente y contestador, que veía aterrado con su
experiencia moscovita lo que estaba pasando, y a quien sorprendía nuestra viril y
unánime protesta. Fidel no se lo perdonaría, ni aun en su posterior autocrítica.
José Lezama Lima me dio el primer abrazo de su vida
Había rendido yo homenaje al poeta puro y grande, animador cultural, y dicho que la
polémica generacional, apasionada y literaria no debía confundirse con lo ideológico y
colectivo. Y que las discusiones y palabras críticas de Baragaño o Padilla, no eran las de
Revolución ni las de Lunes.
Que Lezama era colaborador de derecho propio, aunque saltuariamente.
Que la Revolución debía reconocer al artista enorme, su independencia y ética.
Lezama fue aplaudido y no sólo abajo. Aun por algunos arriba.
Otra bestia negra cubana, el odiado y gran pintor Wifredo Lam, fue allí por mí
defendido. (No había renegado entonces de su arte como ahora. Y si su pintura sigue
siendo grande, él da lástima por su miseria: no así Lezama, que se agiganta en el tiempo.
Como escritor, como cubano y como hombre.)
Éste con Lezama fue el encuentro después de una larga separación.
El extraordinario poeta, tantos años antes, me había dicho: “Joven, éste es un país
frustrado en lo esencial político.”
28
Me sugería que no perdiese mis energías en la política, que me dedicase sólo a la cultura.
Cómo podía yo aceptar entonces aquellas terribles palabras. Si aun hoy que el tiempo
vivido ha probado SU terrible verdad, aun hoy contra ellas me rebelo.
Entonces, en aquella discusión, y mientras Lezama me abrazaba, me decía que le parecía
que se había equivocado y yo empezaba a pensar que no, que tenía razón.
Le dimos una pateadura argumental tremenda a los sectarios. A Fidel, Carlos Rafael
Rodríguez y los otros. Mas la burocracia y el poder nunca pierden. Inventaron la falta de
papel para suprimir Lunes. Un Congreso y una Unión de Escritores -tipo Moscú y
satélites-, y yo ya decidí no ir a más reuniones ni avalarlas con mi presencia, ni oír las
palabras de Fidel, ambiguas al exterior, muy claras al interior.
“Con la Revolución todo, contra la Revolución nada.”
(Sólo que la Revolución era Fidel y sus gustos estéticos y literarios y sus decisiones
políticas.)
Ya en la Sierra no gustaba que Che y yo leyésemos poemas de Vallejo, Lorca o Neruda
por Radio Rebelde, y quería imponerme episodios radiales, tipo CMQ, con un libro: La
guerra del mambí. Que se volvía rabioso viendo la famosa escena de la Balada del
soldado en que el soldado frente al monstruoso tanque siente miedo y al fin reacciona
y lo destruye. Un hombre que conocía la guerra y ya pensaba como en los westerns
americanos, en que los tipos se comen a los tanques con los dientes, olvidando sus
propios y naturales miedos y los nuestros y la única reacción humana: sentir el miedo,
aguantarlo y combatir.
Y sus extravagancias: repintar el valle de Viñales, uno de los lugares más impresionantes
y bellos de Cuba. Y allí ordenó a un malísimo pintor destruir naturaleza y hacer un
mural gigantesco. La naturaleza, por suerte, es demasiada buena artista como para no
rechazar semejante proyecto, y el mural fideliano terminó cubierto de la feraz
vegetación de Viñales.
Esta discusión me parecía una obra de Beckett, una atmósfera de ese mundo
subterráneo y torturante. Un infierno real.
Yo conocía la enfermedad, era la misma encontrada en el periódico Hoy, entonces
dirigido por Escalante, ahora el tercer hombre del país; la atmósfera del comunismo
cubano made in URSS, cuando me reprochaban lecturas de poesía, ir al teatro, gustar
de Genet o Kafka, leer algún herético o mirar y admirar Picasso, Miró, Breton o
Mallarmé, Vallejo, Góngora, Mayakovski o Dante.
El cáncer que devoraba todo.
La delación, el chivatazo, el privilegio, las dos morales: dolce vita arriba, austeridad
abajo.
Mi ilusión de hacer una guerrilla cultural a Fidel terminaba.
Sabía yo que cultura y poder eran antagónicos. Que había -hay- en arte y literatura y
filosofía al menos dos cosas que Fidel Castro no aceptaba: el hacer pensar con la cabeza
propia y la dimensión intemporal de historia permanente y viva, cuando la política es
ceniza histórica.
Como él mismo dice en sus cartas de la prisión. Pensaba que quizás si las
contradicciones y la violencia del combate con el enemigo y la necesidad de admitir un
periódico de la eficacia y popularidad de Revolución, obligarían por un largo tiempo a
Fidel a coexistir con una cultura que se identificaba con la Revolución, aunque a su
manera.
29
Tiempos dictatoriales
Carlos Franqui
La madrugada del diez de marzo de 1952, el ex-coronel Batista entró en el campamento
de Columbia, dio su tercer cuartelazo, a tres meses de unas elecciones generales, que
anunciaban victorias de los reformistas y ortodoxos de oposición sobre los auténticos,
que gobernaban democráticamente el país.
Mi primera sensación: tenía entonces treinta años y había
vivido una intensa vida de luchas. Nacido en un latifundio
azucarero, cortado caña y sufrido la miseria, venía de una
familia independentista.
Sabía que la sociedad cubana era injusta. Sus ricos sólo
preocupados de sus ingenios azucareros. La caña
protagonista deformadora de Cuba,
Cuba, tenía el norte como único rumbo.
Realidad injusta que había que cambiar.
Sabía también por experiencia propia, que el socialismo -
solución radical, ideal al que dediqué mi juventud-, no era
más que una utopía concreta humanista y que el modelo
real -el ruso- era otra nueva realidad tiránica.
Con el pueblo cubano, había aprendido, el “mal menor” y
bien mayor: cambiar la vida por el camino largo, la
democracia.
Mi primera sensación aquella madrugada trágica:
perdíamos para siempre la libertad. /Habíamos creído
quitarnos de encima tiranía y militarismo!
Son esos raros momentos en que intuyes que tu vida y la de tu país, no serán nunca más
como antes. Mi experiencia me hacía desconfiar de la política activa, aún de la que se
dice y cree mejor.
Pensaba que el cambio más profundo se opera en la conciencia, provocado por la
cultura, que el poder es siempre poder y que ha de decírsele NO. Sabía que no iba a
admitir aquel cuartelazo.
Era la libertad que había que defender. (Como tantas otras veces en nuestra América.)
Salí a la calle, fui a la Universidad, como otros jóvenes estudiantes. Nada funcionó. Ni
partidos, ni sindicatos, ni instituciones. Los jóvenes intuímos que detrás del golpe había
una crisis profunda.
30
Había que volver a empezar. Sin necesidad de disparar un tiro, Batista con sus tanques y
sus soldados nos había robado la libertad. Como suele ocurrir en estos casos en
América, pronto Batista tuvo la bendición de los poderosos, la Iglesia y la embajada de
Estados Unidos. Cuáles eran las causas del cuartelazo, nos preguntábamos. Muchas sin
duda. Detonante, quizás, el gangsterismo de los grupos revolucionarios, que se mataban
hollywudescamente. en las calles habaneras, ante el malestar del ejército. Más de cien
atentados, en complicidad o al amparo de la impotencia de los gobiernos de Grau y Prío.
Del que formaban parte casi todos los tiratiros.
Batista, dictador del 34 al 44. Su control y simpatía en el ejército. el odio del pueblo, que
no lo perdonaba ni concedía votos a su partido político. La corrupción del partido de
gobierno. Los Auténticos. La incapacidad de la Oposición Ortodoxa, sin su líder Addy
Chibas, suicidado hacia poco. La burocratización y moscovismo de los comunistas y del
movimiento obrero. El diez de marzo esto era lo inmediato y visible. En lo profundo:
toda la historia de Cuba: la Colonia, la República, el azúcar, el caudillismo, el
militarismo, la frustración de la independencia, la ocupación y la influencia
norteamericana, la politiquería y corrupción de gobiernos presididos por viejos
generales de la guerra de independencia. la incapacidad de una burguesía, prisionera del
monocultivo, monomercado y azúcar, la derrota de la revolución nacionalista del 1930
33. La independencia de Cuba había sido la última de América. ¿Por qué llegamos tan
tarde? Caña de azúcar y esclavitud. Una inmensa masa de negros esclavos que, después
de Haití, aterraban a los hacendados criollos. El rejuego de intereses de las potencias
europeas sobre Cuba, puerta y puente del Caribe y de las tres Américas. (Esto es algo
que no olvidan la Unión Soviética y Fidel Castro.)
El fracaso de la combatida guerra de los diez años: 1868-78, que paraliza la cubanía y
elimina a criollos ilustrados.
No era lo mismo pelear solos contra España en una isla que en un continente.
Los intereses contradictorios de Sudistas y Nordistas norteamericanos que
“estimulaban” o frenaban nuestra independencia, en espera de su momento.
Los esfuerzos de casi treinta años de guerras nos aproximan a la victoria: del
1895 al 98 los mambises cubanos, con una formidable insurrección y guerra de
guerrillas, levantan el país de Oriente a
Occidente, enloquecen a los generales españoles y responden a la criminal
“Reconcentración” de Weyler, arrasando con la candela cañaverales y riquezas.
Entonces los norteamericanos intervienen.
Firman una paz con España que excluye a los cubanos. Prohiben a nuestras tropas
entrar en ciudades, donde han combatido juntos. Ocupan la isla, el 20 de mayo de 1902
nace la República.
Una cláusula impuesta por los Estados Unidos en la Constitución, limita su soberanía: la
famosa enmienda Platt, que concede a Washington el derecho de intervención. (Los
rusos y Fidel Castro, repetirán en la actual Constitución cubana, una enmienda similar,
de fidelidad a la Unión Soviética. Gemela de la Monroe, la doctrina Brézhnev consagra la
“soberanía limitada” y derecho de intervención rusa. Remember Checoslovaquia.)
A traspiés la República avanza lentamente de 1902 a 1928. Cuando el general
Machado se “reelige” -tiranía y crisis económica del 29- generan la explosión del 30-33.
Machado está por caer a causa de la huelga general de agosto del 33. Los comunistas,
por instrucciones de Moscú, cambian de táctica, se reunen con el tirano, acuerdan una
tregua, cesan la huelga, dividen al movimiento obrero y lo hacen fracasar.
31
Iuchas libertadoras, sube a mil. Fidel pone una cáscara de petróleo a las compañías
yanquis: refinar una cantidad de petróleo ruso. Se niegan. Son intervenidas. Los golpes y
los contragolpes se suceden. A comienzos de 1960, el hábil Mikoyan, pone la coyunda
soviética a la joven revolución. La cáscara de petróleo y de socialismo ruso: Castro es
reducido. Ese el modelo nuevo de poder total que busca.
La nación cubana recupera, justamente, sus riquezas, minas, tierras, fábricas,
propiedades, comercios, bancas. Todo cambia y el cambio se identifica con la
revolución. Cambio importante. Se acaban americanos y burgueses y los rusos (que ya
están) aún no se ven. El mundo viejo desaparece. ¿Pero dónde está, por dónde se asoma
el mundo nuevo? ¿A quiénes van tierras, minas. propiedades, poder? No al pueblo. Al
partido-Estado, que ya en 1961, Castro definirá marxista-leninista. Arriba cambia todo.
Cambio total. Abajo, en el pueblo, no cambia nada. No hay más patrones ni capitalistas:
el nuevo Estado militar-comunista es propietario de todo. Casas, automóviles, son dadas
a los nuevos administradores. No son sus propietarios pero las disfrutan. En fábricas y
latifundios desaparece el viejo patrón y aparece el nuevo administrador del partido, que
ordena: a trabajar.
En 1961-1962, la revolución humanista y radical, que aspiraba, con palabras de Fidel: a
pan sin terror, libertad con pan, sin dictaduras de izquierda n de derecha, sin
capitalismo ni socialismo ruso, con humanismo libertario, se convierte en comunista.
Comienzan el sectarismo. la represión, el caos económico, la desorganización y el
racionamiento. Los revolucionarios que lucharon contra Batista son perseguidos y
enviados a prisión Los dirigentes sindicales, electos libremente por los obreros,
sustituidos y arrestados. A los campesinos que se les dio tierra se les quita. Se
intervienen universidad y cultura. Lunes, suplemento semanal literario de
Revolución, suprimido. El movimiento 26 de Julio y el Directorio desaparecen. Las
milicias voluntarias armadas -un millón- son sustituidas al formar el nuevo partido por
los viejos comunistas y por diez comandantes escogidos por Fidel. Se las desarma e
impide ser el partido de la revolución. El país se rebela.
Castro ve su poder amenazado. El modelo ruso-comunista, escogido por él, amenaza su
mando. Escalante y el embajador ruso Kudriatsev, conspiran
con Malmierca y la nueva policía de Seguridad.
Da un viraje de noventa grados, el 26 de marzo de 1962. Acusa a los viejos comunistas
por su sectarisno, que ha puesto en peligro la revolución que no hicieron. Les echa el
pueblo encima. Fidel, su poder total, era el creador del nuevo sectarismo, el perseguidor
de sus propios compañeros. Escalante había seguido sus instrucciones y de Raúl Castro.
Pero Fidel les quitó a los comunistas el poder que les había regalado. Cuba es una fiesta.
Alegría y fiesta similares a la caída de Batista. Fidel, aparece, otra vez, como el liberador
del sectarismo. Nos recuperamos algo. Pero no hubo cambios de fondo. Ni en hombres
ni en. instituciones. Sólo palabras y promesas. Un reposo. Reposo de guerrero.
La instalación de los cohetes rusos y la Crisis del Caribe. en octubre de aquel dramático
62, fueron otra prueba definitiva para el pueblo cubano. Aquellas armas poderosas que
Fidel peligrosamente acepta, a petición rusa. Kennedy, descubiertos los cohetes, ordena
el bloqueo naval de la isla y amenaza con la invasión. Kruschov, sin ni siquiera avisar al
gobierno de Cuba, se lleva sus cohetes, nos deja solos y acepta la inspección de Cuba.
Cuando yo publiqué la noticia en Revolución, la reacción popular fue tremenda:
“Niquita, mariquita, lo que se da no se quita’: “Fidel, seguro, a los yanquis
dale duro ”.
34
Fidel el Africano
Vietnam en Asia, apoyado y sostenido por la URSS, liquida el Sur, independiente,
domina Laos, ocupa Cambodgia, aprovechando el pueblicidio apocalíptico de los Kmer
rojos. Castro invade Angola, recién liberada del colonialismo portugués, por tres
movimientos guerrilleros diferentes. Veinte mil soldados y oficiales cubanos, con
modernos armamentos soviéticos, aplastan a los no moscovitas e imponen bajo su
dominio a Neto. En Etiopía intervienen. liquidan a los guerrilleros del Ogadén.
amenazan Somalia. Bombardean a los guerrilleros marxistas de Eritrea: bombas
socialistas, tiradas por pilotos socialistas cubanos, desde aviones socialistas rusos, el
Socialismo ruso-cubano de los tanques armados.
Cuba se presenta no como lo que es: el brazo armado de la URSS en el tercer mundo,
tropas de ocupación del Pacto de Varsovia. Simula “ayudar” a la independencia.
Apoyar a los anticolonialistas. Se presenta como un país pequeño, lejano y sin
ambiciones de dominio. La intervención y penetración cubana se extiende a
Mozambique, Yemen, Guinea, Laos, Cambodgia. Afganistán. Hoy Cuba es un país
desangrado, todo racionado y cayéndose pero mantiene cincuenta mil militares y
cincuenta mil civiles, su aparato logístico, propagandístico y represivo en tres
continentes.
35
Un verdadero aparato colonial pro ruso, que interviene en guerras, arma guerrillas,
adiestra y arma contingentes, organiza el nuevo poder. Alfabetiza y adoctrina.
La larga lucha contra Somoza del pueblo de Nicaragua y de todas sus clases sociales,
causa de la derrota de aquella odiosa tiranía, es controlada hoy por el sólo grupo
procubano. Que ha eliminado el resto de la oposición y construido un ya poderoso
aparato soviético-castrista policiaco y militar, que domina Estado, sindicatos, prensa y o
r g a n i z a l a a l f a b e t i z a c i ó n - adoctrinamiento marxistas. Mucha gente en
Nicaragua ve sólo el terrible pasado. Se conforman de que aquel país viva todavía el eros
romántico del sandinismo antisomocista. No conocen el consejo de Fidel Castro a
Ortega: ganar tiempo como en Cuba. no asustar antes de tiempo. Golpear a muerte en el
momento apropiado. Tampoco parecen conocer los famosos Cinco No de Fidel Castro al
Gobierno de Nicaragua: “No fusilamientos, No ruptura con Estados Unidos, No
conflictos con la Iglesia, No nacionalizaciones rápidas, NO asustar a la gente. Mucha
mano izquierda que ya habrá tiempo de aplastar a todas las cucarachas juntas.”
Por la experiencia vivida, los cubanos sentimos que ya sobre Nicaragua pesa la coyunda
castro-rusa. Sus lemas son ecos castristas. Cuando Borges dice: “Elecciones, No. Las
venceríamos. repite él (elecciones? (para qué? de Fidel, en 1959. Borges afirma:
Venceríamos. Fidel decía: el noventa por ciento votaría por nosotros.” Entonces, era
verdad. Pero hubiera tenido que abrir un proceso democrático pluralista, admitir
movimientos políticos, oposición, prensa independiente, participación activa del pueblo,
elecciones sindicales, estudiantiles, profesionales. ¿Y ahora por qué Fidel no hace unas
elecciones libres? Aquel noventa que hubiera entonces votado a su favor, votaría hoy en
su contra. Contra Castro y SUS rusos, su dictadura, sus fracasos, sus guerras en el
extranjero, su militarización, sus privilegios de los dirigentes. Contra el Estado-Partido,
propietario, patrón, explotador, represivo. Contra veinte años de racionamiento,
siempre teniendo menos: un país tropical con azúcar, café, tabaco, carne, leche, ron,
viandas, frutas, granos, todo racionado.
Contra el régimen de prisiones y la falta de información, cultura y libertad. (Qué pasaría
‘-Checoslovaquia, Hungría, Cambodgia, Angola, Etiopía, con elecciones? Algo semejante
a lo que está pasando en Polonia.
Jamaica es un ejemplo de que el ruso-fidelismo es alérgico al voto popular.
y a la mundial: apóyese activamente a las fuerzas democráticas que allí se baten, aíslense
sus dictaduras, rómpanse relaciones con ellas, no se permita ninguna intervención a su
favor.
Exíjase en Nicaragua libertades democráticas y pluralismo. No se independiza ni libera
nadie de un colonialismo, con la ayuda de otro no menos peligroso.
Recuérdese para qué sirvió, en términos históricos, en muchos países de América, la
gran lucha por la independencia de España: los caudillos militares, importaron no la
democracia norteamericana o europea sino el capital extranjero: otro colonialismo.
Mientras tanto, sé que Cuba y América Central corren serios riesgos por la política
guerrerista y prosoviética de Fidel Castro. Un país pequeño no puede hacer una política
de gran potencia, en función de una gran potencia -la URSS- y contra la otra gran
potencia -Estados Unidos-, y menos en su proximidad. Esa política conduce a la guerra y
la derrota. Esa política nos está llevando a una nueva Crisis del Caribe.
Probablemente, como cuando los cohetes, ante un bloqueo naval norteamericano, los
rusos abandonarían Cuba. Y más si esto ocurriese en el momento de una invasión rusa a
Polonia o después.
Aún sin rusos el choque sería durísimo y la victoria militar norteamericana muy costosa.
El ejército de Castro está bien armado y preparado, el aparato policiaco, estatal y del
partido, cuenta con cerca de un millón de personas comprometidas con el sistema
obligadas a resistir. Difícilmente el pueblo podrá intervenir en una guerra rápida. El
pueblo sería masacrado en todas partes.
El triunfo militar norteamericano sería de alto costo humano y político.
No creo que de una guerra, una intervención militar del país, en semejantes
condiciones, puedan en mucho tiempo nacer democracia, libertad, independencia.
Una intervención militar en Cuba implicaría un regreso a la política de fuerza en
América. Es decir, un retraso histórico enorme para América y el mundo. Nadie ganaría
al final en esa tragedia, excepto Fidel Castro, que fracasado internamente, la provoca y
desea: “ni en veinte años habrá comida en Cuba”, afirmó no hace mucho Raúl Castro. La
naturaleza guerrera del sistema. y del Caudillo apocalíptico, trágico, son muy peligrosas,
porque buscan su salvación histórica en la guerra. Total o de guerrillas en América.
Todo lo que Castro toca lo destruye. Cuba es su ruina y mañana puede ser su ceniza.
El proyecto de Castro -con apoyo ruso- es ir creando gigantescas guerrillas, tipo China,
pasando del Caribe a Centro América y de allí al Sur. Movilizando grupos pequeños
como detonadores que arrastren a la violencia allí donde hay libertades y que provoquen
golpes militares: autoritarismo para ir al totálitarismo. Castro dice siempre palabras de
paz, que enmascaran sus actos de guerra, para confundir a la opinión pública. Para
evitar semejante peligro, del que no se libraría nadie, de México a Brasil, no basta decir
a una sola parte (Estados Unidos): no interfieran, no apoyen, no colaboren, no armen a
los viejos tiranos. Hay que obligar también a los rusos, a Fidel Castro y sus aliados, a
cambiar su estrategia de intervención agresiva en el tercer mundo, en América Central y
del Sur. Agrédase al agresor allí donde agreda. Oblíguese a Fidel Castro -y a los rusos- a
retirar sus cincuenta mil militares cubanos y a su aparato neocolonial, de los diez países
donde intervienen en función de tropas del Pacto de Varsovia. Pero no debe apelarse a la
intervención. Ni de unos ni de otros. Intervención de nadie: apóyese a la democracia.
Ayúdese a sus sectores activos de oposición. Lo mismo allí donde hay autoritarismo, de
Argentina a Haití, que allí donde hay totalitarismo (Cuba, Etiopía, Eritrea, Ogaden,
Afganistán, Cambodgia, Polonia. Europa Central. Si Nicaragua necesita ayuda, justo que
su pueblo la reciba. Exija la opinión liberal y pública, otros bienes que aquel pueblo
quiere: libertades. De prensa, palabra, religiosa. política, sindical. Exija elecciones, no se
puede apoyar al autoritarismo ni defender al totalitarismo: mundos en los que no se
puede vivir. Los pueblos de América no serán independientes y libres -ilusión más que
peligrosa: mortal- con el apoyo, las armas, la intervención, el dinero, el modelo del
castrismo rusificante. Ni serán menos infelices y seguros apoyando a los Pinochet
anticomunistas, germinadores de comunismo. La opinión democrática de las Tres
Américas y del mundo, si moviliza su fuerza, puede hacer mucho para evitar una guerra
38
¿Qué es la mafia?
Durante la lucha de guerrillas en la Sierra Maestra, en los años 1957-58, los rebeldes
descubrimos una verdad mantenida por años en sordina en Cuba: en la Sierra Maestra y
otras montañas se cultivaba la marihuana que se consumía en la isla. La Sierra Maestra
era un sitio inhóspito, aislado, frecuente refugio de perseguidos, marginados, de
campesinos sin tierra, de fuera de leyes y de clanes familiares y sociales.
En la Sierra todo era difícil, desde subir o bajar montañas a la más mínima actividad de
sobrevivencia. La vida de las familias campesinas pobres, que no vivían en las
inmediaciones serranas era dura y difícil. Excepto el cultivo del café o el cacao, la
malanga y alguna vianda, todo cultivo en los terrenos de altos bosques y montañas era
casi imposible. Para buscar el agua había que bajar, tomarla en ríos y riachuelos
estrechos y de fuertes corrientes y después de tener el precioso líquido, subir con las
vasijas a cuesta.
Entre los numerosos clanes familiares, el maás grande era el de Crescencio Pérez
dirigente campesino con más de cien parientes. Crescencio era un patriarca, de barbas
canosas, muchas mujeres y diferentes actividades.
La primera decisión de Faustino con nuestro apoyo fue prohibir el cultivo de marihuana
en nuestros territorios y ordenar su destrucción. Fidel Castro lo impidió con el
argumento de que: "Si prohibimos el cultivo de la marihuana, nos echaremos de
enemigos a los campesinos y traficantes como enemigos y perderemos la guerra."
Castro, iniciando lo que sería su pragmatismo, más allá de toda moral, permitió el
cultivo de la marihuana con la que convivía desde principios de 1957, porque lo que le
importaba era ganar la guerra y tomar el poder, sin preocuparse ni de los medios, ni de
los fines empleados, para conseguirlo y mantenerlo.
Castro, siguiendo las prácticas de Marx y Lenin, terribles por las diatribas para
desprestigiar a sus adversarios, usa de las peores calumnias contra los dirigentes del
exilio cubano, a los que él y sus acólitos en el extranjero, insultan llamándolos "los
mafiosos de Miami".
En las cárceles de EE.UU., están presos desde 1980, centenares de criminales, que
Castro sacó de sus cárceles y envió a las costas norteamericanas, para desprestigiar a la
fuga de los más de cien mil del Mariel, la más grande en la historia de América.
En la comunidad cubana del exilio, de más de dos millones de personas hay, como en
todas partes, sus ovejas negras.
En los más grandes procesos mafiosos de América, con la excepción del Panamá de
Noriega, socio y amigo de Castro, jamás hubo un gobierno en que su más famoso
general, el héroe de Africa, Arnaldo Ochoa, los generales Laguardia, jefes del
Departamento de Moneda Convertible, un super Ministerio, según palabras oficiales,
varios ministros y dirigentes y el Ministro de la Seguridad y jefe al cuidado de la vida de
Castro, durante treinta años, noche y día, General José Abrahantes, fueran condenados
a muerte o a largos años en un juicio monstruoso que probó al mundo la
responsabilidad del gobierno totalitario de la isla y de Castro y su hermano Raúl, no sólo
41
Para Carlos Franqui, Chávez es el personaje seleccionado por Castro para paliar la escasez
crónica de energía de Cuba y preservar su "legado" en
América Latina, con el petróleo venezolano de
picaporte. La conexión entre La Habana y Caracas es
más profunda de lo que se cree, y por ello Franqui alerta
a la sociedad venezolana a resistir ante este proceso.
por ahora lo refinan en Estados Unidos; hacerlo en otros lugares no será fácil y costaría
más. La producción desciende, a causa de la incompetencia de los nuevos
administradores chavistas que sustituyeron a los antiguos dirigentes y técnicos que
dirigían la industria después de la pasada huelga. Chávez malgasta el petróleo y no lo
usa para crear nuevas industrias y una agricultura que independice y haga progresar a
Venezuela.
Chávez se está armando hasta los dientes. Barcos y armas que le suministra su socio
europeo Rodríguez Zapatero; compra aviones mig 29 a los rusos, que manejarán los
pilotos de Castro; crea una Milicia que contrarreste el peso del ejército; apoya a la
guerrilla colombiana, y usa decenas de miles de cuadros de la seguridad y el ejército
castrista colocados en puntos militares y políticos clave, además de ofrecer buenos
servicios médicos con los quince mil médicos cubanos enviados por Castro,
desmantelando la salubridad de la isla.
Castro, convencido de que su sucesor Raúl no tiene talla internacional, ha convertido
a Chávez en su heredero. El pasado 10 de mayo, el retrato del coronel fue la bandera de
todos los desfiles continentales.
Castro, para tomar el poder, se declaró heredero de Martí y de la revolución
humanista y cristiana de "pan y libertad" y de "pan sin terror", y a partir de 1961 se alió
con la urss y convirtió a Cuba en territorio del mundo comunista.
Chávez se proclama heredero continental de Bolívar. Bolívar se inspiró en las ideas de
la Revolución Francesa, pero en su Discurso de Roma rechazó el cesarismo de Napoleón
Bonaparte, y al final de su gesta prefirió perder el poder antes que convertirse en el
dictador de América.
Bolívar era un libertador, Chávez es un cuartelero populista que aspira a un poder
total en el continente.
Castro fue subestimado dentro y fuera de Cuba.
Sería grave error subestimar a Chávez, que, dirigido por Castro, usando
circunstancias favorables y errores de la oposición, consolida su poder.
Chávez no ha vencido todavía obstáculos que limitan su poder: el ejército, pese a las
purgas, no está controlado totalmente. En días pasados, Chávez destituyó a veinte de sus
generales más importantes, pero al otro día los repuso diciendo que había sido un error.
Quiso organizar en toda Venezuela los "Comités de Defensa" castristas, pero la gente se
opuso y el intento fracasó. Existe todavía una oposición golpeada, pero no vencida, que
incluye sindicatos, universidades, estudiantes, clase media, prensa independiente,
sectores económicos y la Iglesia Católica.
En reciente encuesta, el 70 por ciento de la población expresó su apoyo a Chávez,
mientras el 70 por ciento se oponía a que Venezuela se convierta en una Cuba castrista.
Chávez, que se cree eternamente popular, puede además cometer el error de Pinochet
en Chile, y de Ortega en Nicaragua, que perdieron elecciones que pensaron ganar.
Chávez ya se proclama el David venezolano de los pobres de América, en duelo con el
poderoso Goliat yanqui, y es la bandera de los populistas y del antinorteamericanismo
de la derecha y la izquierda de Europa y América.
Chávez está a la mitad del camino de su proyecto. Hoy es una amenaza a la
democracia y a la paz continental. No sabemos si será su enterrador, si será su tumba o
si sucumbirá en el intento. -
http://www.letraslibres.com/index.php?art=10568
43
La ruina y la esperanza
Por Carlos Franqui
En enero de 1959, al triunfo de la insurrección, las relaciones entre ee.uu. y Cuba eran
normales y de mutuo respeto, después de más de un siglo de conflictos: oposición
norteamericana a la independencia de la isla, intervención militar de 1898, exclusión de
los cubanos del tratado de París, ocupación de la isla e imposición de la enmienda Platt,
que haría de Washington el árbitro de los asuntos cubanos, como condición para la
retirada en mayo de 1902.
La intervención norteamericana fue positiva en el orden económico, de la salud y la
educación, y contribuyó a superar la crisis dejada por la guerra, pero fue negativa
políticamente, y dejó una secuela de frustración nacional, fatalismo histórico y
desmoralización colectiva.
La Revolución de 1933, inspirada en los ideales martianos, cambió el destino de
Cuba, eliminó la enmienda Platt y produjo una transformación social, política y
económica en sólo ciento veinte días de gobierno, y fue derrocada por la intervención del
embajador de EE.UU., el segundo golpe del coronel Batista y el apoyo de los intereses
creados, afectados por la revolución. La lucha contra la dictadura militar y las
circunstancias internacionales, obligaron al régimen a convocar a elecciones
constituyentes, que tuvieron como resultado la elaboración de la Constitución de 1940,
una de las más avanzadas y progresistas de América. El período democrático de los
gobiernos auténticos (1944-1952) produjo desarrollo económico y social y amplias
libertades públicas, pese a sus lacras de corrupción.
Con razón afirma el historiador Calixto Masó: "El 20 de mayo de 1902 no es una
fecha de heroísmo o de dolor como otras de la historia de Cuba, sino de una sincera
alegría [...] aunque nuestro país, en su evolución histórica, no llegó a ser lo que
anhelaron los libertadores, tampoco fuimos como nos pintan los comunistas." El 10 de
marzo de 1952, el tercer cuartelazo de Batista acabó con la democracia y las libertades
públicas, y, pese al repudio del pueblo cubano, fue reconocido por EE.UU. y todos los
gobiernos de América.
La dura lucha contra la dictadura y sus crímenes, y las denuncias de la prensa
norteamericana, influyeron en la opinión pública mundial y norteamericana, y a
principios de 1958 el gobierno de EE.UU. decretó el embargo a la venta de armas a
Batista, lo que afectó militar y políticamente a su ejército y fue una de las causas de su
rendición masiva el 31 de diciembre de 1958.
El gobierno revolucionario fue rápidamente reconocido por EE.UU. y América Latina.
Tres meses después, Castro, al grito de: "Pan sin terror, libertad con pan, ni dictaduras
de izquierda ni de derechas", era aclamado por los yanquis y los latinoamericanos. Pero
a finales del 59, Matos es detenido, desaparece misteriosamente Camilo Cienfuegos, es
eliminada del gobierno el ala democrática del 26 de julio, sustituida por marxistas como
44
Guevara y Raúl Castro. El sesenta se inicia con el viaje de Mikoyan a La Habana, que en
sordina introduce a la URSS en Cuba. A mediados de ese año, Castro anuncia que las
refinerías norteamericanas y extranjeras se niegan a refinar el petróleo venezolano
comprado por Cuba, violando la soberanía nacional, y ordena su intervención. Comienza
la guerra de los golpes y contragolpes, estalla el sentimiento nacionalista y
antiamericano, y en septiembre todas las empresas norteamericanas, extranjeras y
nacionales son nacionalizadas.
Cuba y el mundo exaltan al David Caribe, que desafía al Goliat yanqui.
Girón y la peligrosa crisis del Caribe de octubre de 1962, que ponen al mundo en
peligro de guerra atómica, consolidan el sistema comunista y el poder castrista en la isla,
que será el caballo de Troya del comunismo mundial en el Tercer Mundo.
El axioma "Cuba es comunista por culpa de EE.UU." se universaliza. Lo que los
cubanos, el periódico Revolución, que yo dirigía, y el mundo creyeron entonces fue sólo
una gran mentira histórica. La famosa "cáscara de petróleo del resbalón yanqui" no era
venezolana: era rusa, y técnicamente imposible de refinar. A esos que todavía creen para
ver, y no ven para creer, los remito a las palabras de Castro ante la TV española en 1986:
ante la pregunta ¿es Cuba comunista por culpa de EE.UU.?, Castro responde: "Cuba es
comunista por un acto de mi voluntad, del que Estados Unidos sólo fueron cómplices."
Como Cuba "le quedaba chiquita", según sus palabras cuando volaba sobre los Andes,
Fidel, el africano, invade África y apoya y sostiene poderosas guerrillas en América
Latina: el comunismo y la revolución tienen un nuevo David barbudo y comunista.
Para sostener la ruina de Cuba durante décadas, está la poderosa URSS. Pero ni el
Comandante ni los bienpensantes pensaban que el inmortal comunismo se iba a
desmoronar y autodestruir en 1990. Para Cuba fue el acabóse. Entonces Castro, cuya
única ideología es el poder —su poder—, sabiendo mejor que nadie que su finca era una
ruina, se asocia al peor capitalismo internacional, dolariza la isla, prohíbe a los cubanos,
mediante elapartheid económico y turístico, bañarse en sus mejores playas, comer en
los restaurantes, entrar en los grandes hoteles, comprar en las abastecidas farmacias y
en las clínicas del "área dólar", y origina un desempleo de un millón de personas,
mientras en las boticas para el pueblo no hay ni aspirinas y en las escuelas los
estudiantes tienen que sustituir a los maestros —mientras un policía gana seiscientos
pesos, el sueldo de un maestro o de un médico no alcanza los veinte dólares mensuales.
El dólar, el extranjero y la delincuencia son la única solución.
El turismo sexual prostituye a la juventud. "Ellas lo hacen porque les gusta, no tienen
sida y están muy preparadas", fueron las palabras de Castro, publicadas por Granma y
repetidas por él en Montevideo.
Los bienpensantes continúan diciendo: "Será verdad lo que ustedes dicen, pero el
Comandante lleva 43 años en el poder, y no hay quien lo tumbe." Durante veinte años
oíamos a los disidentes decir lo mismo en toda Europa, y un día el comunismo, que
destruye todo, que resistía todas las oposiciones, se autodestruyó. Como dice Václav
Havel, nadie sabía entonces ni el cómo ni el cuándo, sabíamos sólo lo que tendría que
ocurrir, que fue lo que ocurrió.
Nadie sabe ni el cómo ni el cuándo del fin del castrismo; sólo sabemos que su crisis es
mortal y que su "muerte anunciada" se aproxima velozmente. El otrora invencible
David, envejecido y fracasado, ahora se dedica a cocinar frijoles negros a los capitalistas
yanquis que lo visitan: mi reino por un puñado de dólares salvadores, piensa el
Comandante, mientras mantiene el poder "con el terror y el hambre", fórmula ofrecida a
45
http://www.letraslibres.com/index.php?art=7881
Resumen
Carlos Franqui surgió para la revolución cuando tenía dieciséis años. Nació en 1921 en
un latifundio azucarero. Participó en luchas sindicales y universitarias desde joven y
militó en el ‘PSP, partido comunista cubano, que abandonaría en 1946, como él ha dicho
en alguna ocasión, desencantado por una dirección ineficaz y corrupta. En 1947
participó en la expedición de “Cayo Confites” contra Trujillo, y allí conoció a Fidel
Castro que entonces era estudiante.
46
CF.— Esencialmente, que la nación cubana, mediante el Estado, recuperó sus tierras,
riquezas, ingenios azucareros, minas, comercio y que todo el aparato del capitalismo fue
destruido. Una medida popular como la campaña de alfabetización fue un inicio de
cultura; se terminó el desempleo y mejoró la sanidad. Con una particularidad, que fue la
primera revolución en el mundo no hecha por un partido comunista.
CF.— Esa es la segunda parte: la de los problemas actuales. En mil novecientos sesenta y
mil novecientos sesenta y uno aparecieron ya problemas que son esenciales – y que
detuvieron el desarrollo, profundidad y espíritu socialista y libertario de la revolución
cubana: el caudillismo, el sectarismo y la influencia soviética. El sectarismo, rechazado
por el pueblo, denunciado primero por «Che» Guevara y condenado por Fidel Castro
después, fue una verdadera camisa de fuerza puesta al pueblo y a los hombres que
habían hecho la revolución, el Movimiento Veintiséis de Julio, el Directorio
Revolucionario y el movimiento sindical.
La burocracia en el poder
Por otra parte, todo aquello que era creación colectiva comenzó a transformarse en
construcción burocrática y del Estado. Para mí, lo esencial de todo esto es que no se
pueden confundir las nacionalizaciones con el socialismo ni al pueblo con el Estado.
Este es el problema esencial, prácticamente, de todos los países «socialistas». También
es la explicación básica de los problemas de Cuba.
*C. F.—*Bueno, esto es importante tratarlo porque de este fenómeno se han derivado
teorías como el «foquismo». Todo eso es falso. La revolución cubana es el producto de
un movimiento, no de una vanguardia ni del espontaneísmo. Lo que pasa es que el
Movimiento Veintiséis de Julio era muy amplio, con una definición básica, la lucha
armada contra Batista, pero con un programa ideológico también muy amplio: libertad y
anti-imperialismo. Todo estaba más o menos dirigido por personalidades. El único que
tenía una base orgánica era el Ejército rebelde.
Control total
La identificación del nuevo poder es un proceso muy lento; aun en la Unión Soviética,
después de sesenta años de revolución, esto es aún confuso para muchos.
CF.— Para mí no lo es. Para mí el socialismo es una aspiración humana, pero no una
realidad. Al menos lo que yo entiendo por socialismo, que es una sociedad del pueblo y
no un poder fuerte o la propiedad del Estado. A mí me parece que el socialismo no existe
ni en la URSS ni en ninguna otra parte. Hoy por hoy, Cuba es una colonia soviética.
En Cuba existe un aparato de casi un millón de personas que son el poder, la Policía, el
partido, el Ejército, los administradores, los becados y los burócratas, que administran
las riquezas del país en su favor, y millones de personas que trabajan como antes, tienen
enormes dificultades, sufren la libreta del racionamiento, no pueden viajar libremente,
no tienen sindicatos. Tampoco creo que Cuba sea una sociedad en transición, sino un
simple capitalismo de Estado.
CF.— Sí, fue la mayor. Pero como la cuestión es de cifras, en 1952, casi veinte años antes,
49
sin ningún esfuerzo y sin desorganizar todo el resto de la economía, se produjeron siete
millones doscientas mil toneladas de azúcar. La zafra de los diez
millones le costó además a Cuba, en material y equipo, mil millones de dólares.
Momentos de disenso
CF.— Yo no puedo decir que exista hoy una oposición organizada. Sí afirmo que durante
todo este periodo de que hablamos hubo momentos de descontento, de oposición y de
disenso individual. Hubo una primera oposición al sectarismo y a la URSS en mil
novecientos sesenta y uno y en mil novecientos sesenta y dos.
Pero si vamos a esos grandes periodos de oposición colectiva tendríamos que recordar
mil novecientos sesenta y cinco. Fue otro proyecto del aparato represivo que se
materializó en la depuración de la Universidad, y se crearon las llamadas Unidades
Miliares de Ayuda a la Producción (UMAP), verdaderos campos de trabajo forzado
adonde fueron enviados miles de hombres acusados de vagancia, homosexualismo, o
pertenecer a grupos o sectas religiosas, los que no aceptaban trabajar los domingos, los
objetores de conciencia, los que practicaban ritos negros.
Claro que en Cuba, como la represión y el terror son totales, la oposición no puede
manifestarse mediante huelgas, ni asambleas, ni reuniones. La única forma de lucha de
clases es, si tú quieres, trabajar lo menos posible, negarse a producir, que es lo típico de
los países socialistas. Este capítulo de los derechos humanos es, en mi opinión, lo más
50
DP.—¿Cuál es, pues, la situación? ¿De desesperanza? ¿La gente vive al día,
tratando de sobrevivir… ?
CF.— Pienso que la situación es dramática. Creo que hay una enorme frustración, una
gran tristeza, un enorme descontento y mucha confusión. Creo que en Cuba, al igual que
en los otros países socialistas, la gente empieza a comprender cuáles son los
mecanismos de un poder que presentan como poder del pueblo. Toda lucha comienza
por un proceso de toma de conciencia de la realidad. Después de la independencia no
fuimos libres. Después de la revolución no somos socialistas. Liberarnos de España nos
costó un siglo; de Estados Unidos, sesenta años; de la U.R.S.S., estamos empezando.
____________
http://www.desconexioncubana.com/foro/showthread.php?t=18417
este tema. El último sitio donde se publicó fue en Cuba, y prácticamente en un momento
de confusión, porque a Fidel nunca le gustó. Y esto porque en el libro hay ya algunos
detalles, como que cuando muere Frank País y todos pierden el apetito, menos Fidel
Castro, que revelaban ya parte de su carácter de absoluta indiferencia hacia el dolor
ajeno y la suerte de los demás. O el detalle de cómo Fidel Castro engañó a Matthews,
del New York Times, cosa que éste nunca me perdonó, al hacer desfilar varias veces a
los mismos guerrilleros para dar la impresión de ser un ejército rebelde mucho mayor al
real.
la ideología del poder. Es decir, él quería el poder total, y éste no lo podía tener con una
dictadura tradicional. Quería ser un protagonista mundial, y la única manera en que esa
isla pequeña fuera protagonista mundial era deshacerse de Estados Unidos y tener el
apoyo soviético.
Lo que hace Fidel Castro es ingresar en el Partido Comunista con varios comandantes en
minoría, y forzar los acontecimientos. No olvidemos que es un conocedor profundo de
Maquiavelo. De no haber caído el comunismo en el 89, Castro habría continuado toda
su vida diciendo, como dijo en el 61, que era marxista-leninista. Cuando cayó el
comunismo, ¿qué hizo? Simplemente vendió Cuba a los capitalistas tras nacionalizarla,
para seguir manteniendo el poder, su verdadera ideología.
Una de las primeras señales de que Cuba iba hacia una dictadura es la
forma en que Castro manejó la renuncia de Hubert Matos. Matos renunció
lealmente en una carta privada, y Castro transformó eso en una conjura y
primera purga. ¿No fue para ti una señal suficientemente fuerte como
para pensar en un exilio temprano? ¿Cuál es tu lectura hoy de lo que pasó
con Matos?
Para mí, existieron señales previas. Y te lo dice alguien que desde 1946 sabía qué era el
Partido Comunista Cubano y la Unión Soviética y había roto con todo ello.
La primera quizá fue advertir las enormes consecuencias, en 1953, del asalto al cuartel
Moncada y la terrible matanza que provocó. Claro, aquella acción era la respuesta de
Fidel Castro al golpe de Batista, pero la forma en que se planeó y ejecutó la acción del
Moncada me llevó a pensar que el hombre que lo había diseñado era muy peligroso.
La segunda fue en el 56, cuando viajé a México para llevarle dinero a Fidel y para
organizar, junto a intelectuales mexicanos como Fernando Benítez, una campaña
internacional para sacarlo de la cárcel, que al final resultó exitosa, y él nos trató con
enorme displicencia, menospreciando el trabajo clandestino que realizábamos.
La tercera, en la Sierra Maestra cuando se impuso el consenso de que Fidel era un
caudillo y un militarista. Lo que pensábamos es que el movimiento de la ciudad era muy
poderoso y que sería capaz de equilibrar su personalidad. El día que yo debí tomar la
decisión que no tomé, fue el primero de enero del 59, el día de la victoria. Ese día estuve
en Santiago de Cuba dando vueltas, decidiendo qué debía hacer. Al final, decidí
fundar Revolución, como un instrumento de crítica dentro de la Revolución, y que
pronto entraría en conflicto tanto con los conservadores como con los comunistas. Fidel
Castro me ofreció ser comandante y luego ministro, y me negué a ambas cosas. Lo que
yo quería hacer era hacer una revolución cultural, no burocrática, e invitar a todo el
mundo a conocer Cuba y su Revolución. Siempre he tenido un espíritu de lucha, de
rebeldía. Una vez escribí: “Perezco, pero me rebelo.” No es que yo desconociera que una
lucha violenta y clandestina contra una dictadura no es un lecho de rosas. La cuestión
está en saber si, en una revolución, los resultados justifican los medios. Es el caso, a mi
parecer, de la Revolución Francesa, pese al Terror, cambió al mundo, cosa que no
ocurrió con la Revolución Rusa ni con la Revolución Cubana. De manera que antes de lo
de Hubert Matos pasaron ya muchas cosas, como la destitución de Urrutia.
56
Otras cosas que pasaron fueron la alejación táctica del poder por 45 días,
o la postergación de las elecciones. Pero quizá una señal ya muy firme es
todo el asunto de Hubert Matos, perdona que insista.
Así es. Pero recuerda que Revolución representaba la corriente revolucionaria no
comunista, frente a la corriente marxista-leninista, y de alguna manera estaba dando
una batalla en la cultura, el movimiento obrero y el estudiantil bajo la consigna de no
renunciar. De manera que la renuncia de Hubert Matos, que él presentó pensando que
iba a ser aceptada sin consecuencias, nos planteó al resto el hecho de aceptar un acto
que no compartíamos, y que iba a liquidar la lucha que teníamos en estos tres frentes,
incluido el Congreso Obrero de noviembre del 59, que le ganamos a los comunistas.
Nosotros queríamos dar la lucha, y la renuncia la vimos como una equivocación. Hoy
pienso que fue un acto que, además de valerle la injusticia de veinte años de prisión, lo
salva de gran parte de su responsabilidad histórica.
aparecer. Y es muy curioso, porque para mí, la única figura revolucionaria que salva el
pueblo cubano hoy es la de Camilo.
Ése va a ser uno de los problemas de la transición, sin duda. Otra figura
que forma parte del mito occidental imbatible es la del Che. Sin embargo,
el retrato que tú haces de él es muy duro. Él tenía unas ideas y estaba
dispuesto a morir –y matar– por ellas, pero no a cambiarlas en función de
la realidad. ¿Es ajustada esta lectura?
58
Peor aún: veía la realidad, la criticaba, y al final recurría siempre al dogma. Por ejemplo,
su cambio del dogma prosoviético al prochino. Y en algunas cosas no cambiaba nada,
como la idea de que fue sola la guerrilla en la Sierra la que triunfó –idea que le costó la
vida. Todo el largo testimonio sobre Guevara lo he basado en palabras y en actos suyos,
no me he inventado nada.
fracasado y que sólo tiene miedo a lo que va a pasar– se una a esa oposición pacífica que
hay en la isla, que juega un papel importante para salvar la historia de Cuba de este
periodo, incluido el nacimiento de la prensa independiente. De ahí puede nacer el
intento de una reconstrucción de la isla. Claro, pueden ocurrir otras cosas. Puede ocurrir
que una fracción de extremistas conserve el poder y reprima durante un cierto tiempo;
puede ocurrir un estallido popular, porque ha engendrado mucho odio durante muchos
años, no sólo fuera, sino dentro.
El castrismo es un cáncer que no termina sino con la muerte. Después de que muera,
vamos a ver si podemos esta vez enseñarle al mundo todas las cosas terribles que
ocurrieron en la isla. Porque el comunismo desapareció, pero se ha propiciado un olvido
casi total del desastre y de sus crímenes.
http://www.letraslibres.com/index.php?art=11613
El periodista, historiador y escritor cubano Carlos Franqui nació en 1921. Su vida es como
una crónica de los altibajos de la historia del mundo de los últimos ochenta años. Creció
bajo el régimen de Batista, combatió con Fidel Castro en la Sierra Maestra donde dirigió
Radio Rebelde. Más tarde fundó el periódico "Revolución". En 1968 se fue definitivamente
al exilio.
A comienzos de los años sesenta Carlos Franqui visitó por primera vez
Checoslovaquia. Después de cuarenta años regresó. ¿Cómo ha cambiado
Praga y todo el país en esos largos cuatro decenios?
"La Praga que yo vi en 1960 bajo el comunismo era una Praga con gente tensa,
dramática, había mucha policía por todas partes, gran corrupción de parte del régimen.
Yo vine con una delegación de periodistas y fuimos al hotel Jalta. Había un baile y había
jóvenes checas muy lindas... La mayoría de los periodistas que venían conmigo eran
bailadores y se pusieron a bailar. Y estaban muy contentos porque pensaban que van a
tener un romance con estas muchachas. Pero cuando se terminó el baile como a
medianoche los que dijeron las muchachas fue que si querían ir con ellas, eso les costaba
60
"Aquí como la burocracia checa comunista era muy mala se les olvidó que nosotros
habíamos llegado y por eso pudimos movernos por la ciudad y descubrir muchas cosas.
La ciudad era realmente muy bella como siempre, pero no era lo mismo, era una belleza
triste, ahora tiene una belleza libre. Praga es bella y es libre".
"Y claro no ha habido nada, ni quería ver nada. Y cuando yo llegué a La Habana, en un
consejo de ministros conté esta experiencia de Praga y Guevara dijo que yo era un
mentiroso. Tuvimos una gran discusión. Años después tuvo que decir que el mentiroso
había sido él. Eso me hace pensar siempre hablando de Guevara que después del fracaso
de su aventura africana él vino aquí a Praga. Pero como reconoce el propio Fidel Castro
en un libro, en realidad el Che no quería volver más a Cuba. Sí, casi tuvieron que
obligarlo, quería ir directamente para la guerrilla porque habían entrado en conflicto".
Esta fue la primera visita de Carlos Franqui a Praga. ¿Y cómo ha sido esta
segunda visita, 40 años después?
"Ha sido maravilloso. No es que haya podido ver mucho de la belleza de la ciudad, la he
visto sólo a vista de pájaro. Pero como siempre espléndida. Y me voy de aquí no como
otras veces con un recuerdo muy desagradable, ahora me voy con un recuerdo muy
agradable".
¿Y cómo son los checos según Carlos Franqui? ¿Se les nota la diferencia tras
cuarenta años?
"Creo que la esclavitud afecta a la gente en muchos aspectos. En los países donde hay
tiranía, donde hay comunismo, normalmente la cara de la gente es tensa, se ve todo el
mundo preocupado. Es difícil encontrar la distensión, que la gente sonría a simple vista
en las calles. Y naturalmente había unos grandes privilegios entre los jefes comunistas,
que vivían como grandes jerarcas, y el pueblo, que tenía que trabajar y obedecer. Ahora
61
de lo que visto tengo una impresión diferente. Es claro que la herencia que deja el
comunismo es difícil de superar porque es una herencia no sólo material sino espiritual.
El comunismo destruye al individuo. Y cuando el individuo es libre le cuesta trabajo
recuperar la idea de ser libre. En el comunismo es como si el estado fuera el papá de
todos los hijos. Entonces, cambiar esa mentalidad es difícil, pero muy importante. Una
sociedad sólo puede progresar con el esfuerzo de todos... en todos los órdenes de la
vida".
Los países de Europa del Este ya han logrado sacudir la arbitrariedad del
comunismo. La tierra natal de Carlos Franqui tiene este camino aún por
delante. ¿Será difícil la transición a la democracia en Cuba?
"Los sistemas comunistas comienzan primero por acabar con toda la oposición.
Después, en la segunda fase, paralizan todo y en la tercera y última todo se autodestruye
desde arriba. Eso pasó en Rusia y el resto de los países. Lo mismo está pasando en Cuba,
pero en condiciones mucho más dramáticas porque siendo un país pequeño y teniendo
un caudillo que ha dado todas las estructuras al poder comunista, sustituyó el partido
por el ejército y por la seguridad, pero que tiene al país como su finca y en 43 años ha
destruido todo. Porque su idea era de que todo lo que había antes de él no servía. Había
que destruirlo y hacerlo de nuevo. Y lo ha destruido, pero no lo ha hecho de nuevo. Y
además dependía totalmente de la Unión Soviética porque era el caballo de Troya del
comunismo; en el Tercer Mundo... en África, en una América Latina de guerrillas etc.,
los rusos invertían una cantidad de dinero en Cuba realmente impresionante,
mantenían al país. Cuando eso se desplomó hubo una caída monstruosa de la economía
y de la vida. También la gente empezó a pensar. Y a ese caudillo llamado Castro, como es
un hombre que nunca ha tenido ideologías, sino poder, no se le ocurrió mejor cosa que
62
llamar a los capitalistas extranjeros para hacer negocio con ellos asociándose porque
sabía que no podía hacer funcionar la economía. De esa manera hacía que por ejemplo
un lugar donde trabajaron 500 obreros y le paguen mil dólares de salario él cobra todo
el salario y sólo le da al obrero el diez por ciento. A parte de lo que le produce la sociedad
creó un apartamento turístico y económico que hace que los cubanos sin dólares estén
fuera de la vida. Encima de eso los cubanos no pueden por ejemplo curarse hoy en las
clínicas en dólares que tienen todo, van a la farmacia y no hay ni aspirina. En las
escuelas los maestros no trabajan porque ganan 15 dólares al mes. Ahora son los
estudiantes los que se han metido de maestros. Hay más de un millón de desempleados.
La crisis es enorme, hay una gran represión, hay más de 300 presos políticos. Pero en
los últimos tiempos se ha fortalecido una oposición y por primera vez más de 20 mil
cubanos han tenido el coraje de desafiar el sistema firmando el Proyecto Varela sobre
cambios democráticos para Cuba. Yo creo que próximamente va a haber un encuentro
entre el régimen y la oposición. Todos sabemos que ellos serán derrotados. No sabemos,
como decía Havel, ni cómo ni cuándo. Y la transición no será nada fácil porque hay una
destrucción material, económica, moral y física de gran parte del país que exigirá un
esfuerzo gigantesco para hacer los cambios".
http://www.cartadecuba.org/carlos_franqui_visita_a_praga.htm
-Una cosa es Cuba y otra la revolución. Cuba es un mito para mucha gente y la realidad
es otra. No sólo entre intelectuales, sino también entre ciertos políticos de izquierda que
no quieren aceptar el fracaso de las revoluciones comunistas.
del país. Me dí cuenta de que la revolución estaba perdida, pero pensé que en lugar de
salvarme yo, debía tirar todos los días mi gotica de agua y criticar.
-Ante una represión tan grande, la oposición interna ha superado gran parte de las
divisiones. Su problema es el aislamiento. Muchos llevan meses sin salir de su casa a
causa de los actos de repudio... Un factor interesante es que en los últimos años el exilio
está apoyando a la oposición interna.
http://www.cartadecuba.org/carlos_franqui_presenta_libro.htm
64
"Una de las bestias negras del castrismo llega a la Feria del Libro con una doble misión:
hablar hoy sobre María Zambrano y presentar el sábado su volumen de memorias, Cuba,
la revolución: ¿mito o realidad? (Península). Sin embargo, Carlos Franqui es algo más que
un exiliado. Es, ante todo, un hombre de cultura que cree en el poder de ésta para cambiar
a los hombres y al mundo…".
"–Usted fue uno de los que forjó el apoyo de los intelectuales europeos a la
revolución cubana. ¿Se arrepiente?".
"–Hay siempre mucha exageración en este asunto. No niego que fui un protagonista de
la revolución, pero suponer que un guajiro como yo fue el que convenció a intelectuales
como Sartre, Breton o Picasso, es mucho suponer (…) También es cierto que muchos de
los que me acompañaron en la mistificación de la revolución cubana luego estuvieron
conmigo a la hora de la desmitificación".
http://www.cartadecuba.org/carlos_franqui_presenta_libro.htm
65
clandestina en varios sitios. Así llegué hasta el período 55-56, donde hicimos primero la
publicación Aldabonazo y después Revolución, que fue auspiciada por el grupo del 26
de Julio que formaban Faustino Pérez y el movimiento clandestino habanero.
En esa circunstancia, me trasladé a México a llevarle recursos a Fidel Castro y hacer
campaña por su libertad, ya que estaba en la prisión de Miguel Schultz. Pero aun así,
todavía en esa época formalmente yo no era miembro del 26 de Julio, porque como era
una organización tan amplia, tanto en lo que se refiere a la ciudad como a la propia
guerrilla, no había, como en otros partidos, el problema de la militancia, etcétera. Así
que de esta manera, a pesar de mi experiencia anterior y de mi idea de que un periodista
nunca debía ser miembro de ningún grupo político, me vi envuelto en la lucha y ya a
partir de cierto momento me convertí en un dirigente del 26 de Julio.
proclamó "¿Armas para qué", una de las tantas cosas contradictorias que ha dicho Fidel,
que después sería el jefe latinoamericano que más guerras ha hecho, incluso fuera de
Cuba. Y después, sin decir nada, disolvió el 26.
A insistencia nuestra, hubo una sola reunión en el Tribunal de Cuentas, que no se
convirtió en una reunión de la dirección. Esa reunión fue muy increíble, porque como
eran los primeros tiempos, Raúl Castro estaba muy molesto por las declaraciones
anticomunistas de Fidel, la revolución humanista y todo eso. Y como Fidel Castro nunca
da explicaciones a nadie, estaba en una actitud muy crítica. En esa reunión, Raúl Castro
dijo ante todos que aquello era una mierda. Fidel Castro le metió un discurso
violentísimo a Raúl, que no era la primera vez que lo hacía.
Esa reunión en el Tribunal de Cuentas la presidía Julio Duarte, que había regresado del
exilio. Y yo, un poco por ironía, porque era un adversario de Raúl, hice un discurso para
apaciguar los ánimos. Esa fue la única y la última reunión del 26 de Julio, que se quedó
solamente como un símbolo del diario Revolución, con el rojo y el negro que duró hasta
el año 1961. Cuando yo estaba fuera del país, incluso suprimieron el rojo y el negro.
Eso tuvo muchas fases. Tuvo la fase del primero de enero, cuando yo quería traer medio
mundo a Cuba para cambiarla sin burocracia, y Fidel se opuso cuando en el primer viaje
no quiso ver el cuadro Guernicaen Nueva York. Inicialmente, los viajes para buscar a
Jean Paul Sartre y a todos los demás los hice por mi cuenta, sin autorización de Fidel,
aunque, claro, él después se aprovechó de eso.
Y de hecho Lunes..., que dirigía Cabrera Infante, tenía varias vertientes. Una, la de
divulgar el arte contemporáneo a través de un formato muy atractivo, con muy buenos
pintores, y diseñadores; dos, informar de todo lo que era la cultura universal, sin
discriminar a nadie, se llamara Borges o Neruda, o se llamara Aragón... Después tuvo
también la idea de pluralismo político, por lo cual debían ser incluidos textos clásicos,
que podían ser de Mao o de Lenin, pero también de Trotsky, o de muchos de los que
después criticaron el comunismo. Después, una vertiente de lo que era el mundo
popular cubano, la música, etcétera, que era tan importante en la vida de Cuba.
independientes de la Isla y de los opositores en general, que refleja lo que ocurre allí.
Esa la considero como la tarea básica. En lo posible, utilizar la radio, que es un medio
importante para comunicarse con la Isla.
Me parece que Cuba entra en la fase final de la historia del castrismo. Se ve claramente
que el viejo dinosaurio está a punto de 'cantar el manisero'. Se notan tres tendencias
disputándose el poder: el viejo dinosaurio, que le gustaría sustituir a Raúl por Felipe
Pérez Roque y los chavistas. De otro lado, está Ricardo Alarcón, que declaró que la
sucesión debía producirse a través de la Asamblea Nacional, y Raúl Castro, quien dijo
que debía ser el Partido Comunista de Cuba, es decir, él mismo.
Esa lucha por la sucesión es intensa y pueden surgir dos escenarios. Uno, que considero
difícil, es que puedan consolidar el poder. Y otro, que el poder se debilite, que el pueblo
pueda decir su palabra, que la oposición pueda jugar un papel y que, dentro del poder,
como ya ocurrió en otros países comunistas, surjan corrientes más nuevas que estén
dispuestas a hacer cambios y se pongan de acuerdo con la oposición. De eso depende en
alto grado las esperanzas de una Cuba libre con cierta rapidez. Después vendría la tarea
descomunal de la reconstrucción de las ruinas que ha dejado Castro.
En estas condiciones, las palabras mejores que han sido dichas fueron las de monseñor
Meurice, arzobispo de Santiago de Cuba, durante el viaje del papa Juan Pablo II, que
habló de las dos Cuba. Porque hay una cosa que está clara: la cuestión no consiste en
que haya un cubano en el exilio que, por golpe de gracia, vaya a ser el nuevo presidente
de Cuba. La cuestión es si un cubano que luchó por Cuba y tuvo que partir al exilio, debe
en el futuro tener tantos derechos y obligaciones como cualquier ciudadano dentro de la
Isla.
Es decir, un día el país tiene que ser reconstruido sobre la base de la igualdad de todos
aquellos que hayan sido protagonistas de la lucha por la libertad, o de aquellos que
incluso hasta el día antes de la caída del régimen manifiesten su oposición al castrismo.
Los que están en el poder deben tener una oportunidad. En particular, si el día antes que
aquello desaparezca contribuyen a su caída. Excepto los que estén manchados por
crímenes, que ya esa es otra historia.
que solamente se puede mejorar el país con el esfuerzo de todos. Como decía Martí, "con
todos y para el bien de todos".
http://www.cubaencuentro.com/es/entrevistas/articulos/hay-tres-tendencias-
disputandose-el-poder-28404
Acabo de leerme las memorias de Carlos Franqui. El titulo del libro es más largo
de la cuenta: Cuba, La Revolución: ¿Mito o Realidad? Memorias de un Fantasma
Socialista (Península, 2006). Creo que con “Memorias de un fantasma socialista” este
guajiro de Las Villas tenia un titulo lo suficientemente poderozo para agarrar a cualquier
lector interesado. El libro cuenta con 451 paginas y una sección de cuarenta fotos. Su
estilo es directo y claro, con cierta tendencia a lo poetico, es decir que el estilo refleja al
hombre. Carlos Franqui, a quien conozco desde finales de los años 70 y considero un
amigo, es un hombre directo y claro, con cierta poesia en su persona. Creo que Carlos es
ante todo un guajiro, un guajiro que habla varios idiomas, que ha viajado por casi todo
el mundo, que fue amigo de grandes pintores y escultores como Miró y Calder, de
escritores como Italo Calvino y filosofos como María Zambrano, pero un guajiro al fin y
al cabo. Un tipo pegado a la tierra y sus cosas, un tipo genuinamente modesto.
Estas memorias cuentan su vida desde sus antepasados (un abuelo mambí) hasta su
exilio europeo en 1968. Las primeras dos secciones del libro, “Al cantío de un gallo” y
“La ciudad” son de un gran lirismo. Estás paginas captan lo que era ser un niño guajiro
en los años 20 en Cuba, y lo que era ser un joven que legaba a La Habana del interior
buscando educación, cultura y aventuras. Tambien estas paginas captan con gran
honestidad la pobreza, las injusticias, las constantes frustraciones de la Cuba
republicana. Franqui describe sin apasionamiento alguno su epoca de comunista y
periodista al servicio del partido, al igual que su desilusión con el estalinismo y su auto-
creación de un socialismo independiente y heretico, una especie de potaje ideologico con
elementos de Martí y Guiteras, anarquismo, Rosa Luxemburgo, Trotsky (en el aspecto
cultural) y la social-democracia de izquierda.
Lo que es obvio en todas estas páginas es el amor del autor por la cultura, sea esta
musical, literaria o pictorica. Sus actividades montando exposiciones, escribiendo
articulos, presentando conciertos, fundando grupos como Nuestro Tiempo (pre-
revolución del ’59)o el Museo de Arte Contemporaneo en La Habana en los años
75
sesenta, son pruebas constantes de su creencia martiana de que hay que ser cultos para
ser libres.
Donde único el libro se vuelve un poco repetitivo es en las secciones sobre la revolución,
que va desde la pagina 226 hasta la 346. Mucho de este material Franqui lo cubrió con
más frescura en su Retrato de Familia con Fidel. Escribe más de la cuenta sobre Ernesto
“che” Guevara, y aunque critica al hombre y al mito, hasta cierto punto lo perpetua un
poco. Estas paginas contienen varios “mea-culpas,” y estos, creo yo, son necesarios.
Franqui fue una figura clave dentro del poder revolucionario en los primeros tres años
de la revolución. Su periodico “Revolución” era el organo oficial del 26 de julio. Pudo
haber criticado más, pero como la gran mayoria se dejó llevar por la euforia de la
revolución. Estos hombres y mujeres no se detuvieron a pensar y a cuestionar, olvidaron
que una sociedad abierta y democratica se construye con leyes e instituciones, no con el
poder absoluto de un caudillo. Erraron. La diferencia es que Franqui rompió con el
regimen, partió para el exilio y desde el exilio ha llevado un activismo de critica
constante al estalinismo tropical de Fidel Castro Ruz.
Entre las mejores paginas de estas memorias se encuentran las dedicadas a anecdotas de
los encuentros del autor con personajes como Sartre y Neruda, Picasso, Lam, Calder,
Miró, Paz, Cortázar y Vargas Llosa, García Marquez. Muchas paginas representan la
intelectualidad cubana con dignidad (Cabrera Infante, Lezama y Piñera) o con falta de
eticidad y abundancia de miseria humana (Lam, Carpentier, Vitier, Otero, Retamar). Me
hubiera gustado que Franqui hubiera escrito con lujo de detalles sobre su gran amigo
Guillermo Cabrera Infante; se conocian desde que el autor de Tres Tristes Tigres era un
muchacho que vivia en un solar habanero con sus padres y hermano.
Las paginas sobre Fidel Castro no añaden nada nuevo. Egolatra, totalitario y
carismatico, así nos describe Franqui a Castro, de la misma forma que aparece en las
paginas Retrato de Familia con Fidel.
Lo más hermoso de este libro es que está dedicado a a la mujer de Franqui, Margot, y
varias paginas describen su amor por esta mujer, su compañera constante por toda una
vida. Los que hemos tendo la suerte de tratar a Margot, sabemos que es no solo una
mujer encantadora por su sencillez, sino una gran compañera que nunca abandonó a
Franqui durante la insurreción contra Batista, durante su caida en desgracia y en estos
largos años de exilio.
Las ultimas paginas de estas memorias son melancolicas sin volverse amargas. Franqui
sigue creyendo en un posible socialismo, intuitivo y abierto, democratico y respetuoso
del individuo. Estas memorias molestarán a la derecha de Miami y a los pocos viejos
batistianos que quedan vivos en la Florida. Molestarán al estalinismo tropical de la isla
de Cuba y los tantos corifeos del gobierno como Otero, Retamar, Pablo Armando
Fernández y Miguel Barnet. Sin duda alguna molestarán a ese viejo caudillo caribeño,
que tiene que saber que por fín sus dís están contados.
http://www.cartadecuba.org/carlos_franqui_presenta_libro.htm
76
'Retrato de familia con Fidel', se editó en España en 1981 y en la portada aparecen dos
fotos. Una editada en 1962 en 'Revolución', donde se ve a alguien que sostiene un
micrófono a Fidel Castro y a un Carlos Franqui barbudo y esa misma foto reproducida
en Granma en 1973 en la que Franqui ha desaparecido y en su lugar, entre Castro y
quien sostiene el micrófono, se ve un hueco en blanco. Es una foto tomada el mismo 1 de
enero de 1959, en plena fiesta de la libertad. Castro habla a través de Radio Rebelde.
Quien sostiene el micrófono es Enrique Mendoza, locutor entonces de Radio Rebelde
que llegó a ser director de Granma y terminaría suicidándose. Unos meses más tarde del
día de la foto, ese mismo Enrique Mendoza, sería cómplice de Raúl Castro en la siniestra
y falsa denuncia de traición a Huber Matos, Comandante en Sierra Maestra, Jefe militar
en Camaguey y condenado a 20 años de cárcel que cumplió íntegramente por discrepar
del rumbo que comenzaba a tomar la Revolución. Con la liquidación implacable del
Comandante Huber Matos, Fidel liquidó la corriente reformista de los rebeldes y todo el
poder comenzó a descansar en personas de confianza de Guevara, Raúl Castro, y Ramiro
Valdés.
estados Unidos. Estando en nueva York fue reclamado por Fidel Castro para poner en
marcha Radio Rebelde en Sierra Maestra.
Aquel piloto, Díaz Lanz, sería Jefe de las Fuerzas Aéreas Rebeldes y piloto personal de
Fidel Castro. Escapó a Estados Unidos coincidiendo con la detención y condena de
Huber Matos, después de haber escuchado una conversación entre Fidel y Raúl
mientras conducía el avión del Comandante, sobre el futuro y el comunismo en la Isla.
Franqui nos aproxima a las claves de por qué los activistas del Movimiento del 26 y del
Directorio ajenos al Partido Comunista Cubano, anterior Partido Socialista Popular, no
pudieron evitar la visión totalizadora de Fidel Castro y su núcleo duro.
Fue el intelectual que más hizo por la cultura en Cuba sin provecho personal alguno,
aunque ello le costó cargos, el exilio y casi la vida. El es el autor, aunque quizá estaría
mejor decir el editor, de "Diario de la Revolución Cubana", recopilación de partes,
diarios, cartas, comunicados, testimonios y documentos de la insurrección. La mejor y la
fuente más veraz e incontrovertible de la Revolución Cubana de 1952 a 1959.
Leante, Daniel Alarcón "Benigno", Jorge Masetti o Norberto Fuentes. No solo tienen un
serio componente de subjetividad desinhibida, sino un objetivo moral: la acusación, la
denuncia de la acelerada estalinización del gobierno revolucionario fundamentalmente
en la década de los sesenta o el testimonio de quien en algún momento conoció y hasta
llegó a protagonizar determinados acontecimientos y no desea que se olviden los hechos,
las circunstancias, los perfiles que definen y concretan lo acontecido.
Carlos Franqui sintió la frustración con el régimen político y con la persona de Fidel
Castro, no tanto porque viera como se traicionaba a la revolución por la que había
luchado, sino por la estalinización y sovietización de esa revolución que el quería
socialista.
En aquella cena, Franqui nos contó cómo el pensaba que se podía trabajar desde dentro,
incluso neutralizar determinadas desviaciones. Pero pronto se dio cuenta de que sus
buenas intenciones eran inútiles y sus esfuerzos imposibles para hacer variar una línea
ideológica y estratégica que inundaba toda la vida política, social, económica y cultural
de Cuba.
El había apostado por un socialismo crítico y hasta libertario, hasta que descubrió que
Fidel Castro no era más que una réplica de Stalin con gestualidad 'mussolinesca' en
79
El día que cenamos con Carlos Franqui se encontraba de nuevo en España invitado a dar
algunas conferencias y para presentar el que será su cierre bibliográfico personal: 'Cuba,
la Revolución: ¿mito o realidad?'. El autor desgrana retazos de lo que ha sido su vida,
con una enorme capacidad para recordar y revivir y utilizando para ello, como buen
escritor, toda la riqueza expresiva de las palabras.
Ahí están, desde una aproximación a la erótica de una naturaleza desbordante que él
conoce bien como guajiro, hasta la evolución creciente de su compromiso social y
político desde muy joven, un compromiso vinculado siempre a un irrenunciable derecho
a su libertad personal y profesional, aunque ello le llevara en más de una ocasión, dentro
y fuera de Cuba, a la pobreza, a la soledad y al aislamiento. El desarrollo vital de ese
compromiso le condujo pronto a concluir que no hay libertad sin democracia y que
democracia y elecciones libres no se deben confundir con politiquería, aunque las
expresiones democráticas en Cuba hayan sido escasas y no siempre ejemplares.
Carlos Franqui, casado desde junio de 1956 con Margot, con dos hijos: Carlos nacido en
1956 y Camilo nacido en 1961, llamado así en recuerdo del héroe y amigo desaparecido,
ha vivido durante muchos años en Italia vinculado al mundo de la cultura y el arte.
Ahora vive en Puerto Rico. No quiere tener una opinión cerrada sobre lo que pueda
ocurrir en el futuro en Cuba sin la presencia de Castro. Lo que sí desea, es que Cuba, su
país, pueda disfrutar del derecho a la libertad, a la democracia, a la justicia, a la
independencia y a la dignidad.
80
Carlos Franqui
envía cien dólares por cabeza para vivir: «Ellos tienen que apañárselas para retransmitir
electrónicamente las noticas usando la corrupción oficial»
-Entre las muchas cosas que desaparecieron con la revolución, una de ellas es la
amistad. No se puede tener amigos y, ni mucho menos, si tienes una posición crítica.
Tengo muchas relaciones con personas que físicamente no conozco, como los
periodistas independientes que trabajan para «Carta desde Cuba»; ellos escriben y
nosotros les editamos en Puerto Rico. Una de las cosas más graves de esta revolución ya
no es la destrucción material, es la destrucción cultural, espiritual, familiar.
-Tengo 86 años y hace diez me cansé de pasar frío en Europa, en París y en Italia. Soy un
prisionero de la naturaleza tropical. En Europa tenía algo que es muy importante en mi
vida, la cultura, pero al final de mi vida necesitaba ir hacia un lugar parecido a Cuba,
porque intuía lo que empezaba a pasar y pensé que había que ayudar a que los
protagonistas de la lucha contra Castro fuesen de la isla. Al principio costó, pero todo el
exilio comprende ahora que el primer frente está allí.
-Le cuento una noticia. Si Raúl Castro dice que el cincuenta por ciento de las tierras de
Cuba son impenetrables porque están llenas de marabuzales, que es un arbusto de tres a
cuatro metros lleno de espinas que crece más para abajo que para arriba, que cuando se
extiende no entran ni los animales y que toda la llanura camaguayana está llena de
marabuzales porque él los ve cuando va en coche..., no hay que hacer ninguna
interpretación. Se puede pensar por qué lo dice, pero cuando el responsable de
agricultura del comité central asegura que el treinta por ciento de las tierras en mano del
Estado son improductivas y cuando Carlos Lage, que era el tercer vice y ahora es el
quinto, afirma que el setenta por ciento de la vivienda se derrumba... No hay que
interpretar nada.
-Usted niega hasta el mito de que la Cuba de Batista fuera un país pobre,
incluso se refiere a que no era el «prostíbulo de Estados Unidos».
82
-Es pura propaganda. Si se coge el discurso de Fidel Castro del 2 de enero en Santigo de
Cuba dijo que, por primera vez, hemos hecho una revolución sin el ejército y contra el
ejército y sin crisis económica. Cuba era el tercer país de América, había que hacer
reformas profundas, pero el nivel de vida era más alto de lo que se ha contado, y no fue
negado en los primeros momentos de la revolución.
-En la práctica, Raúl Castro reconoce que no tiene soluciones y lo cierto es que hace
tiempo que está en conversaciones con Estados Unidos, que el año pasado le vendió a
Cuba mil quinientos millones de dólares de alimentos, a pesar del embargo. Todo lo que
habló sobre el fin del igualitarismo no tiene mucha importancia porque en Cuba nunca
ha habido igualitarismo, siempre ha habido grandes diferencias entre los de arriba y los
83
de abajo, ahora y antes. Cuba no se va a convertir como China en un país que trabaja
doce horas diarias porque no tiene medios para hacerlo. ¿Se va a permitir una represión
total con libertad económica? No será tan fácil. Lo que sí que va a intentar es restablecer
relaciones con Estados Unidos: tiene los presos políticos como rehenes y, para dar la
impresión de apertura, tarde o temprano los va a liberar.
-Cuando Obama dijo que quería entrevistarse con Raúl Castro, «Granma» publicó la
declaración y luego salió Fidel Castro metiéndose abiertamente con Obama. ¿Por qué?
Porque, aunque está viejo y moribundo, todavía le queda la astucia y piensa que la
mayoría de la población de Cuba es negra y qué pasaría el día que llegue allí Obama y los
negros, como ya sucedió en África, lo vean, siendo tan discriminados como son todavía
hoy. Puede pasar cualquier cosa.
-Es evidente que la juventud comunista, pero esa generación, si quiere hacer cambios,
deberá negociar. Es la gente menos contaminada. La ruina es tal, que están obligados
todos a resolver los problemas reales. En el momento que haya un cambio, la gente que
pasa hambre, la que no tiene nada, a la que se le cae todo, va a empezar a reclamar y
saldrán a la calle. La transición en Cuba no será fácil, ahora sólo hay sucesión.
-En Cuba hay un gobierno que manda pero no funciona como Estado. Lo que exite en
Cuba es una clase, hoy en manos de Raúl Castro, de militares que controlan el ejército,
la seguridad, más veinte personajes de su familia en los puestos claves, y eso es el poder.
http://secretoscuba.cultureforum.net/area-general-f17/carlos-franquicuba-se-
desplomara-en-los-proximos-anos-t9622.htm?highlight=carlos
84
--Su conclusión...
--La de Fidel es la dictadura más larga de la historia, 47 años. Por eso habría que
considerarlo un triunfador. Ahora, si es por la destrucción de Cuba, que es total, hay que
considerarlo un fracasado, porque eso es un político que destruye sin construir.
--Se le va la olla.
--Exacto. Me parece casi imposible que Fidel haya admitido una sucesión de la que han
sido excluidos sus gentes más fieles. ¿Y cuál es la razón física que le impide aparecer?
--¿Habrá continuidad?
--Habrá que ver si Fidel Castro se recupera o no. Si no se recupera, Raúl Castro podrá
ejercer un poder como él quiere. Pero si se recupera en mayor o menor medida y es una
sombra, Raúl tendrá más dificultades para aplicar lo que él piensa, que es la línea china.
--¿Delincuencia en Cuba?
Usted puede alquilar por 20 dólares una pistola en La Habana. En Cuba hay una
delincuencia organizada impresionante, ligada con parte de la policía y la seguridad. Por
ejemplo, se matan vacas, que es un delito de pena de muerte, se meten en camiones
frigoríficos y se venden ilegalmente a los hoteles de turistas. Domina la economía
subterránea.
http://cubanosinfronteras.blogspot.com/2006/08/entrevista-carlos-franqui-
disidente.html
86
habría sido derribado por una antiaérea en la costa norte del centro de la isla. La
operación, monitoreada por Raúl Castro desde La Habana y ejecutada por jóvenes
comunistas de la naciente Seguridad del Estado cubana, pudo haber sido justificada
como un acto de defensa contra una avioneta enemiga.
Aunque Franqui llega a la tesis del atentado por vía deductiva, sus pasajes sobre la
eliminación de Camilo Cienfuegos siguen siendo conjeturales. Lo importante es que la
conjetura, en este caso, más que una presunción o sospecha, parece un atisbo. Carlos
Franqui no descifra, pues, el enigma de la muerte de Camilo Cienfuegos. Sólo nos
agranda el misterio, con una pregunta aquí y una revelación allá. Al final, cuando
terminamos de leer esta biografía, nos convencemos de que la desaparición de Camilo
Cienfuegos, azarosa o deliberada, sacó de escena a un posible rival y allanó el camino
para la degeneración de una epopeya democrática en un régimen totalitario. -
http://www.letraslibres.com/index.php?art=7230
Carlos Franqui era un hombre solo. Lo conocí, hace más de 50 años y lo recuerdo ya
instalado en su soledad, como si fuera un hombre invisible rodeado de gente. Su poder,
sin embargo, era extraordinario. Eran los primeros meses de 1959, la revolución cubana
había triunfado y Carlos había bajado a La Habana desde la Sierra Maestra, en pleno
entusiasmo revolucionario, para dirigir el periódico Revolución, el órgano oficial del
Movimiento 26 de Julio, de donde emanaba el verdadero poder político en Cuba.
En contraste con mi naturaleza optimista y fácilmente irónica, lo recuerdo como un tipo
cauto y mordaz, y distante, entusiasta y, por momentos, desconfiado. Creía que la
revolución consistía en la genuina alegría del pueblo, en el folclore, frente a las
formalidades de las clases altas. Llegó a creer, como un día le oí decir "que la rumba era
más fuerte que el comunismo". Ya en el poder, armó la fiesta. Atrajo a artistas y a
poetas, rescató a escritores olvidados, fundó una casa editorial, un suplemento literario
y apoyó entusiasmado todo tipo de manifestación cultural y artística. De repente, La
Habana se llenó de productores de cine, de filósofos franceses, de poetas, de poetas
chilenos, de agentes de la KGB, de pintores de vanguardia, y hasta de los que alguna vez
lo habían sido. En sus calles lo mismo veías filmar a Carol Red que a Errol Flynn. La
Habana era de veras una fiesta.
89
Pero todas aquellas libertades se fueron apagando poco a poco, hasta que ese gran
diálogo multitudinario, se convirtió en un gigantesco monólogo. Hasta que todas las
voces se convirtieron en una sola voz: todo el mundo empezó a hablar como Fidel Castro
y a pensar como Fidel Castro y a imitar a Fidel Castro, a tal extremo que, hasta el propio
Fidel Castro, llegó a imitar a Fidel Castro.
Los más, los inocentes, asistían encandilados a esta puesta en escena, detrás de la cual,
un grupo de altos conjurados iba tejiendo la trama de un régimen siniestro. Carlos
Franqui lo presentía, y ese sentimiento iba acentuando en él una soledad en que
pugnaban, como ángeles y demonios, sus más viejas pasiones: la soñada utopía que lo
llevó a militar de joven en el Partido Comunista y el amor a la libertad que lo hacía
enemigo natural de cualquier tiranía.
Pasó varios años en esa pelea contra sus demonios, librada en estricta soledad. Mientras
tanto, unos amigos empezaban a desertar, otros eran enjuiciados y otros, sus amigos
también, revelaban sus verdaderos rostros de capos y verdugos. Al fin, su amor a la
justicia pesó más que cualquier tipo de beneficio dado por un poder cada vez más
espurio; poder que él salió por el mundo a denunciar con una vehemencia que era
también un exorcismo y una declaración de principios. Llevaba a cuestas el drama de la
revolución cubana devorándose a sí misma, con los rostros de sus compañeros,
revolucionarios como él que, habían sido fusilados o encarcelados a largas condenas.
"Yo soy un campesino, y estoy acostumbrado a la libertad que tienen los ríos y los
caballos en el campo", me dijo una vez.
Por el resto de su vida sería un batallador solitario contra la tragedia que él había
contribuido a crear con su entusiasmo, y en ese empeño prescindió de grupos y partidos,
con la disposición de un auténtico caballero andante. Así, solo y tenaz, acaba de rendirse
a la muerte. Soñaba con Cuba, seguramente, que, era a la vez su sueño y su pesadilla.
Jamás renunció a la gran esperanza para su isla, a la que no volvió.
http://www.elpais.com/articulo/Necrologicas/Carlos/Franqui/hombre/solo/elpepinec/
20100419elpepinec_2/Tes
90
La revolución al desnudo
Acaba de publicarse en Barcelona un libro extraordinario que se ha de comentar y
discutir por algún tiempo. Ha sido un acierto de Carlos Franqui, su autor, el título
de Retrato de familia con Fidel. La palabra “retrato” puede entenderse aquí como
dibujo de un sujeto, o como el género literario que presenta a una figura o a una época
(así el Retrato de la Lozana Andaluza, de Francisco Delicado, en el siglo XVI; o los de
nuestro Enrique Piñeyro, en sus Bosquejos, Retratos y Recuerdos, publicados en París,
en 1911); o, por su etimología latina (re-tracto), como dictamen nuevo, o retractación,
que también hay en este escrito un cambio de aprecio sobre el acontecer revolucionario
y, en algunos momentos, revocación de juicios. Y “de familia con Fidel”, por la intimidad
que se recoge con la figura: el círculo inmediato de colaboradores y los sucesos del saber
domésticos que, por favor del príncipe, sólo conoce el privado.
Por la misma razón que a algunas de nuestras crónicas del XVI, podría llamarse a ésta
de Carlos Franqui, “la verdadera historia” de la revolución cubana, por lo que tuvo en
ella de parte y testigo el cronista. Se distingue así de otros que han tratado el mismo
tema pero manejando materiales de segunda mano y sin su excepcional proximidad a
los hechos.
Poco después del triunfo de la revolución, el editor italiano Feltrinelli convenció a Castro
de que escribiera su autobiografía. Fidel le confió a su amigo Carlos Franqui, director
del periódico oficial del gobierno y el más influyente animador de la cultura, la
realización del proyecto facilitándole cuanta imformación pudiera serle útil. El caudal de
documentos acumulados permitió a Franqui publicar en 1966Cuba: el libro de los
doce y, ya exiliado en Italia, diez años más tarde, el Diario de la revolución cubana,
ambos de mayor interés, ricos en datos y traducidos a varios idiomas.
Fidel Castro nunca le perdonó al antiguo camarada y confidente su deserción, y ahora,
con el Retrato que le hace Franqui, deben aumentar su enemistad y su ira, por los
secretos que descubre. Aún antes de haber salido de la imprenta, cuando se supo algo de
su contenido, los periódicos de todo el mundo dieron a grandes titulares una de sus
revelaciones: durante la crisis del Caribe, en 1962, el avión U-2 que volaba sobre Cuba
fue derribado por un cohete que personalmente disparó Fidel. Ya Castro había aceptado
la responsabilidad de Cuba en aquel acto que por poco produce la guerra atómica, pero
su declaración siempre se tomó como alarde para probar su independencia de Moscú.
Este libro explica el secreto: preocupado Castro por la amenaza de una invasión resolvió
provocar a los Estados Unidos; cuenta Franqui: “El tono de la crisis fue subiendo. La
tensión mucha. Unos pensaban que era el fin de Cuba. Otros más apocalípticos, que una
guerra mundial... A Fidel la mucha espera no le gustaba. Y a su manera decidió probar la
fortuna... ‘Ahora voy a saber si invaden o no invaden. Y si esto va en serio o en broma’“.
Y sin decirle a nadie sus planes se fue a la base rusa en Pinar del Río y, aprovechando un
descuido de los militares soviéticos a cargo de los cohetes, “Fidel puso el dedo y paf; ante
el asombro de los rusos, el cohete disparado en un instante tocó el U-2”.
Otra revelación sensacional, una que ha de reducir la imagen del revolucionario y su
crédito en el Tercer Mundo, se refiere al acuerdo cubano-soviético para establecer bases
militares en la isla. ¿Con qué moral podrá ahora Fidel quejarse de Guantánamo?
91
Franqui comenta irónico: “Cuba no tiene acceso ni algún derecho sobre éstas ¿cómo
llamarlas? ¿bases hermanas? Todo ruso: la excavación de la tierra, la instalación, el
transporte”. Y a la tremenda denuncia sigue el reto: “Lo más formidable e irónico de esta
historia es que el protocolo oficial firmado —y yo desafío a Fidel Castro a que lo
desmienta publicándolo...— establece que el territorio cubano de la instalación de los
cohetes es territorio ruso”.
Franqui ofrece un logrado perfil de Fidel, su sicología, como Sarmiento del gaucho y de
Rosas: de nuevo el machismo: “El arma es la escultura del macho. Su estética. Su
juguete. Nada fascina tanto a Fidel como una pistola. Fidel nació guerrero y morirá
guerrero. Su tragedia es no tener un gran país para hacer una gran guerra. Su peligro,
que un país pequeño desaparece si se mete en las guerras de los grandes.” Y más
adelante, otros rasgos del carácter:
Este hombre ha impuesto a millones de personas los castigos sufridos por él en la
escuela jesuita. Censura. Separación sexual. Disciplina. Control de pensamiento.
Obediencia. Espartanismo. Odio a la cultura. A la libertad. Su narcisismo no soporta
el genio literario o científico. Prohibe la cultura porque piensa que es subversiva.
Prohibido pensar, saber. La fiesta, la rumba son subversivas. El placer. El erotismo,
la sensualidad, el amor, subversivos. Suprimidos. Obedecer, trabajar. Estas son sus
leyes y las impone a todos
Se le va a preguntar a Carlos Franqui cómo pudo resistir el crimen, por qué esperó hasta
1968 para salir de Cuba, dónde terminaba el testigo para empezar el cómplice. Él sabe el
riesgo de sus confesiones. Ése puede ser el menor. Cumple un deber exponiéndose a
parecer culpable. En una ocasión habla de su elogio desmedido de Castro y declara con
humildad: “Asumo la mierda que me toca. No me justifico”. Y cuando Fidel le explica la
conveniencia de torturar a los presos del Escambray, confiesa que se quedó “con la
conciencia a mitad limpia y a mitad sucia, y el estómago revuelto”.
Carlos Franqui se enamoró de la revolución como un adolescente de la mujer esperada,
pero no lo conquistó del todo el poder. Por eso, a diferencia de los que aceptaron el
programa entero a cambio del señorío, en él cabe admirar, aunque moroso, el
renunciamiento. Lo confundió la esperanza. El creía que la tempestad se iba a detener.
Por todo el libro está disperso su razonamiento: en cuanto triunfa la revolución y choca
con el mando, se propone “estar dentro y fuera”, y luego, tomar distancia y “resistir,
luchar pasivamente, esperar”. Y al final de la aventura, en las últimas páginas, otra vez,
“quería no estar y estar”.
En estos tiempos de rebeldía contra viejas injusticias y egoísmos, Retrato de familia con
Fidel se convierte en un documento inapreciable. Puede ayudar a entender los peligros
inherentes en todo proceso revolucionario, y quizás evitarlos. El error está en postergar
el no, en transigir con el delito, en ignorar que de tanto someter los medios al fin se crea
una escarpa por la que el fin mismo se despeña.
Carlos Franqui quiso hacer, dentro de la revolución, la de la cultura. Abrió a Cuba las
puertas del mundo: fue a buscar a Picasso, Breton, Le Corbusier, Sartre, Miró, Neruda,
Goytisolo, y creó el escenario para los artistas y escritores del país: “Era parte de un
proyecto martiano”, dice, “ser cultos para ser libres”. Hay que acreditarle a Franqui
muchos de los logros artísticos de los primeros años del gobierno de Castro, pero puede
92
reprochársele que, con ellos muchos crímenes se escondieron del mundo. Sí, el
apotegma de Martí, pero en el contexto de toda la doctrina, con la libertad amplia en
que florece la cultura: ser libres para ser cultos.
No supo a tiempo Franqui que él mismo iba hiriendo su propio sueño. Cuenta su
participación en el cierre del Diario de la Marina: “Le tenía ojeriza”, confiesa (¡quién
no, con su carga secular de causas ruines!), y fue a cerrarlo “como una venganza
histórica,” y luego al entierro. No sabía de quién era en verdad el cadáver; también era el
de su periódico Revolución; el de Lunes, su suplemento literario, el de la cultura misma
que él quería . No será fácil disculpar a Franqui que aún defienda aquel error:
“Reconozco que volvería a enterrar a los dos: Franco y La Marina”. Se empieza
ahogando la opinión que creemos enferma y se termina enfermándola toda. La libertad
de expresión, como toda otra libertad, exige a veces proteger hasta al que contra ella
conspira. ¿Por qué no supo Franqui razonar con la cultura, en la vida y en el libro, como
lo hizo con la tortura y los fusilamientos? Su lógica ahí era correcta: cuando protestó por
los castigos físicos que sufrían los presos advirtió al responsable de aquellos abusos,
recordando los de Batista: “Así se empieza”. Y escribe sobre los fusilamientos :
Pensaba entonces que, por economía de sangre, había que fusilar a los asesinos y
terminar con el crimen. Y así pensaba todo el mundo. Hoy no pienso así, y asumo mi
responsabilidad de entonces. No por compasión. Ni por que piense que los
criminales de guerra de Batista o de cualquier otro lugar fueran inocentes, ni que
merecieran vivir. No. El problema no es el fusilamiento. El problema es el fusilador.
Cuando se dispara en frío a un ser humano indefenso —criminal o no— se aprende a
matar. Y esa máquina represiva nadie la para más. Necesita una materia prima. Un
combustible. Y cuando no lo tiene lo inventa.
En un momento se pregunta Franqui: “¿Era Fidel Comunista? ¿Se volvió comunista?”
Después de analizar su actuación en la Sierra y sus protestas de fe democrática en los
primeros momentos del gobierno, desde su “humanismo” guerrillero hasta “la
metamorfosis” que convierte en un caudillo intolerante e implacable, Franqui parece
concluir que Castro tenía un plan que fue desarrollado a medida que se lo permitieron
las circunstancias, maniobrando y mintiendo cuando era necesario. De ser así seguía la
recomendación de Lenin, de usar todas las estratagemas, la astucia, los métodos ilegales
y la mentira para lograr el fin propuesto. Y la frialdad ante los excesos de la revolución,
que con sorpresa descubre Franqui en Fidel, ¿no es la misma que hace un siglo
recomendaba el terrorista ruso Sergei Nechaev, quien formuló un programa donde los
medios se justifican por el fin? Para el triunfo de la lucha, dijo en su Catecismo del
Revolucionario, hacía falta que cuantos en ella participaran se deshicieran de todos los
prejuicios, convenciones y afectos; y tener como moral cuanto sirviera para el éxito, y
castigar como crimen cuanto se opusiera a él.
Del libro de Carlos Franqui se puede decir lo que Marx dijo de Víctor Hugo en su juicio
sobre Napoleón, que al asignarle toda la responsabilidad del golpe de Estado, sin señalar
las circunstancias que lo permitieron, le daba una dimensión que no le correspondía al
mediocre y grotesco personaje. Fidel Castro no es el humanista forzado hacia Moscú por
la torpeza de Washington, como opinan muchas mentes liberales, ni es el comunista
disfrazado que confesó su ideología al sentirse firme en el poder. Fidel llega a Stalin por
la misma fuerza que Franqui sabe que empuja a un gobierno desde una caída venial
93
hasta la represión incontrolada, la misma, que él no acierta a descubrir, que lleva del
silenciar a un infeliz a la total censura. Es ésa la gran lección de este libro, porque
enseña que no se puede poner ciega la fe en una promesa, que hay que verla andar, y
cortarle diligente la uña donde debió ir el ala.
“Todo hombre es la semilla de un déspota”, advirtió Martí. La transformación de Fidel
Castro no se debe solamente al poder, que ya sabemos corrompe. El tirano que en él
dormía se lo sacaron la impunidad conque actuaba y el vacío moral del pueblo que lo
aplaudía. Fidel Castro es así más efecto que causa. Porque Cuba andaba como Franqui
en su libro, “con el estómago revuelto, y la conciencia a mitad limpia y a mitad sucia”, se
toleró el abuso del poder y medró la demagogia. El pueblo que a su capricho gritó en la
plaza “¡Paredón!”, el que aceptó sumiso la pregunta de “¿Elecciones para qué?, el qué
participó en el entierro del Diario de la Marina, era el mismo que había visto
indiferente la usurpación del 10 de marzo, la venalidad de anteriores gobiernos, la
miseria de los campesinos y de los barrios de indigentes; fue el mismo pueblo que
sancionaba con su silencio la discriminación de los negros, el despilfarro de las riquezas
del país, la corrupción de las instituciones públicas, el rebajamiento de la soberanía.
Una “conciencia a mitad limpia y a mitad sucia” no es conciencia ni es nada, y en ese
desierto nació natural el crimen. La sangre ya estaba hecha, Fidel se lavó en ella las
manos y, con su innegable capacidad para el mal, como si fueran los monstruos de
Urano en laTeogonía de Hesiodo, le dio tamaño de gigante.
Al igual que en la obra de Velázquez, donde el propio pintor es parte de su cuadro,
Carlos Franqui también se nos aparece en el Retrato que ha hecho. No porque diga
mucho de su persona, sino por lo que de sus actos y reflexiones podemos colegir. Un
pedazo desnudo de la revolución, con sus esperanzas, sus luchas, y sus yerros y sus
llagas. Hay mucho más de mérito en las 536 páginas de este libro: teorías sobre la
riqueza del país, meditaciones sobre lo cubano, doctrina revolucionaria, advertencias,
pronósticos; abundante intrahistoria, como llamaba Unamuno al revés de los sucesos, y
relación de éstos con perspectiva única, empezando en el primer día de gobierno
revolucionario hasta principios de 1964, cuando Cuba firma con Rusia el acuerdo
azucarero. Aún le queda mucho que contar, para otra obra formidable, por su
conocimiento y participación en lo que sucedió después.
Con este libro directo y sincero Carlos Franqui se expone a una pedrea: ahora que tanto
gusta la quiebra de tejados no faltará quien quiera romperle el suyo: cristales tiene para
el ocio canijo; debieran guardarse todas las piedras para el sujeto del libro. Otros le
criticarán el estilo aforístico, un poco de Gómez de la Serna y un poco de Vargas Vila; la
prosa como con agujeros, rebelde a las estructuras normales y a la sintaxis, adornada de
coloquialismos criollos. Pero lo que en detalle parece discurso fragmentario, logra en el
conjunto su propósito y transmite con eficacia el mensaje. No son pinceladas en un
lienzo. Es friso tallado en piedra a mordidas de cincel: mural de golpes, la revolución
desnuda.
http://eddosrios.org/obras/literatura/desnudo.htm
94
Con la muerte de Carlos Franqui, el viernes en su exilio de Puerto Rico, desaparece uno de
los principales y primeros intelectuales disidientes del castrismo. Desde Sierra Maestra
difundía al pueblo las bondades de la revolución a través de la mítica Radio Rebelde
término. "Son unos despistados" aseguraron los más o mejor enterados. "Unos
voluntaristas" adujeron otros, sin darse cuenta de que acuñaban una adjetivación que
haría furor entre el marxismo bien pensante de los años sesenta. Los sectores liberales
contemplaban a Fidel Castro y los suyos con una cierta conmiseración, esa pequeña
piedad reservada todavía entonces para los tontos útiles. "Ahora lo instrumentalizarán
los comunistas y fatalmente intervendrán los americanos. El sueño de un día."
La Guerra Mundial había establecido los dos grandes cotos cerrados: el campo
capitalitsa y el campo socialista. En el tira y afloja diplomático, las conferencias de
Casablanca, Teherán, Yalta y Postdam dieron a Occidente lo que era de Occidente y a
Oriente lo que se había ganado aguantando las oleadas nazis en las estepas de la
URSS. Puertas adentro de su coto, los Estados Unidos hicieron además un reajuste de
cuentas con los viejos imperios (Francia y el Reino Unido) para asegurarse una
hegemonía posbélica que aún hoy conservan. Dividieron el mundo en zonas
intocables, casi intocables, intocables y tocables. El "slogan" monroista de "América
para los americanos" tenía radical vigencia y la América situada al sur de Río Grande
era una zona intocable donde las hubiera para todo apetito político que atentara contra
el sistema.
97
Precisamente, poco antes del triunfo del castrismo en Cuba, Venezuela se había
sacado de encima la dictadura de Pérez Jiménez y una coalición de fuerzas
democráticas apoyadas por sectores del ejército había accedido al poder. La cabeza
visible del golpe triunfador era Rómulo Betencourt, político de la vieja hornada
democrática liberal, a lo Figueres, Bosch, Prío Socarrás, representantes máximos de la
"opción democrático liberal" en América Latina. Fue un golpe que tardó en
consolidarse lo que tardó en llegarse a un acuerdo entre golpistas y compañías
norteamericanas explotadoras de los yacimientos petrolíferos venezolanos.
El magnetofón se queda con las palabras grandes y pequeñas, los hechos grandes y
pequeños, y en esa combinación de datos que ya han pasado a la historia y datos que
permanecen en la más fugitiva cotidianeidad, percibimos la explicación de por qué fue
posible la revolución cubana, como resultado de la voluntad de cambio de una
vanguardia concertada con la necesidad de cambio de una inmensa mayoría del
pueblo. Asistimos a una revolución que se hace y casi se deshace, ajena a cualquier
ley determinista, una revolución que depende de los hombres que la hacen, de su
lucidez, de su capacidad de sacrificio, de racionalización. Una lección en suma de
racionalismo histórico que dista de la mística y del fatalismo revolucionario casi tanto
como del espontaneísmo, del oportunismo o de la casualidad. La pequeña anécdota da
a veces pleno sentido a la peripecia con mayúscula que la secunda y sobre todo da
carne y hueso a la historia de unos hechos que ya han adquirido la muerte plana del
papel, su tacto de historia almacenada. El lenguaje de los héroes que hablan a Franqui
recupera el tiempo revolucionario con todas sus dimensiones, con ese valor que sólo
alcanzan los grandes documentos históricos como los Diez días que conmovieron al
mundo, de John Reed. Los personajes del documento de Franqui ofrecen la variedad
tipológica que secundó la revolución en torno a la figura de un líder respetado y
valorado, pero con la humanidad suficiente como para que las botas nuevas le estén
pequeñas y tenga que coserse las viejas en un alto del camino.
El revolucionario honesto
El escritor y periodista Carlos Franqui tuvo que hacer este viernes, en San Juan (Puerto
Rico), la última renuncia de su larga vida de 89 años: regresar a vivir y a escribir en una
Cuba libre. En este abandono final no
intervino el inconformismo ni la decepción.
Fue una decisión a la que lo obligó la
muerte.
Vivió en la capital borinqueña los últimos
años de su vida al frente de una revista,
Carta de Cuba, que le abrió sus páginas al
periodismo independiente cubano.
Trabajaba en ese proyecto convencido de
que volvía a ayudar a su país a liberarse de
otra dictadura.
Ya lo había hecho en 1958 cuando fundó,
en un pequeño monte del Pico Turquino,
en la Sierra Maestra, la emisora Radio
Rebelde y el periódico Revolución para
darle voz a la guerrilla que, encabezada por
Fidel Castro, derrocó la tiranía de
Fulgencio Batista.
Por esa fecha era un periodista reconocido,
formado en las redacciones de los diarios y
las emisoras, un autodidacta sin horarios
fijos que escribía versos y amaba la pintura.
Había nacido en 1921 en una familia
campesina y, a los 20 años, ingresó en el Partido Socialista Popular (Partido Comunista)
como dirigente organizador de células en las zonas rurales. Enseguida rompió con la
dirigencia por rechazar los métodos dogmáticos e inflexibles que se usaban para
conducir la organización y se quedó en una especie de izquierda por cuenta propia.
A finales de los años 40, mientras colaboraba en varios medios de prensa, hizo amistad y
se acercó a personajes que fueron compañeros de viaje en proyectos artísticos y
culturales, como Guillermo Cabrera Infante, el músico Harold Gramatges y el pintor
Wifredo Lam.
Franqui realizó un trabajo abierto en contra de la dictadura de Batista y tuvo que salir al
exilio a mediados de los 50. Luego regresó al país y subió a la Sierra Maestra.
Su falta de vocación para la sumisión absoluta y su experiencia directa en el ámbito
cerrado de los comunistas criollos, entre otros asuntos graves y conflictos con escritores
y artistas, lo separaron gradualmente del grupo más cercano a Castro, al que había
pertenecido durante la guerra.
Para salir del paso se le envió a Europa con una credencial disimulada para hacer
contactos con artistas e intelectuales. En esa época tuvo relaciones muy estrechas con
Sartre, Picasso y Miró.
100
La revolución cubana se tragó a muchos de sus hijos, pero Carlos Franqui resultó un
hueso duro de roer.
Hoy, a los 85 años, mantiene intactos sus recuerdos y vigente la misión que lo llevó al
exilio en 1968: desenmascarar a Fidel Castro.
101
Fiel a su lucha, acaba de completar varios artículos para periódicos europeos que, a raíz
de la enfermedad de Castro, preparan coberturas especiales para el día en que La
Habana informe su muerte... o su regreso al poder.
Pero a Franqui esto último le parece totalmente imposible. Refiriéndose a los vídeos en
que se ve a Castro luego de la operación a que fue sometido, dice: “Durante 47 años,
Fidel había aparecido como la figura imponente, prepotente, poderosa... Empezaron a
sacarlo con (el presidente venezolano) Chávez y otra gente como un viejito moribundo
que daba pena, si no fuera por las cosas que ha hecho. Han destruido la imagen”.
Inicialmente, explica, cuenta con el apoyo de la cúpula del poder, pero aclara: “Suceder a
un hombre como Fidel es casi imposible; Raúl es un hombre sin carisma. Y todos los
demás que están allí, es la misma cosa. La gente en Cuba espera que con la muerte de
Fidel haya cambios. ¿Qué va a pasar cuando no haya cambios?”
Franqui habla en tono pausado, pero firme. De vez en cuando, en un gesto ágil e
informal, sube las piernas sobre el brazo del sillón en que está sentado y adopta una
posición más cómoda para seguir la conversación.
Se unió luego al Movimiento 26 de Julio, que luchaba contra el dictador Batista y tomó
parte en actos de sabotaje en La Habana a la vez que dirigía el periódico clandestino
Revolución .
102
Por estas acciones fue enviado a prisión y torturado. La muerte rondaba por los pasillos
de la prisión, pero Franqui la esquivó gracias a que la noticia de su arresto circuló
internacionalmente.
Luego de su liberación viajó al extranjero para buscar apoyo para el Movimiento. Y fue
mientras estaba en Miami cuando recibió un mensaje urgente de Fidel: lo necesitaba
para dirigir Radio Rebelde en la Sierra Maestra.
“Yo tenía una contradicción dado que predicaba la violencia, pero no la practicaba”,
dice. “Yo iba a los combates con un altoparlante y arengaba a los soldados para que se
rindieran, pero no disparaba”.
Luego del triunfo de los rebeldes, Franqui volvió a dirigir el periódico Revolución, labor
que le causó choques con Fidel a quien no le permitió intervenir en la política editorial.
“Fidel quiso que yo fuera ministro, pero a mí eso no me interesaba. Yo pensaba que la
cultura es la única cosa que puede cambiar el mundo”, dice.
Añade que en una ocasión Fidel trató de comprar su conciencia. “Me regaló una finca
con caballos y todo. Yo había hecho una revolución para acabar con los latifundios y me
iba a convertir en un latifundista. Pero decir que no era ir a prisión, así que convertí la
finca en una cooperativa socialista. Después Fidel la tuvo que intervenir”, dice.
La desilusión con Fidel se acentuó cuando Franqui se dio cuenta de que no había
espacio para las voces independientes en el gobierno.
A través de Revolución pudo librar, sin embargo, una batalla cultural publicando textos
de escritores cubanos y extranjeros que no siempre recibían el sello de aprobación
oficial. Invitó también a Cuba a figuras como Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir y
Pablo Neruda.
Con respecto a este último cuenta una anécdota que lo hace sonreír. “En el año 60, en
Cuba los comunistas, Fidel mismo, no querían que se escribiera poesía de amor. Neruda
acababa de publicar “Extravagario”, que es un libro de amor. Yo lo llamé y lo invité y
vino Neruda. Se pusieron bravísimos; no fueron a recibirlo”.
Las tensiones continuaron y en 1963, cuando Franqui estaba en Europa, supo que había
sido destituido como director del periódico. Comenzó así un periodo en el que el rechazo
oficial se tradujo en aislamiento, desempleo y penurias.
“Cuando entré en la primera crisis, me planteé un dilema. ¿Qué debía hacer? ¿Escapar?
¿Hacer la revolución en otra parte, como Guevara? ¿Suicidarme? ¿Renunciar como
Huber Matos para ir a prisión? Pensé que si la revolución estaba perdida, en el fondo
qué importaba mi salvación. De manera que mientras estuve en Cuba intenté siempre
hacer algo que de alguna manera entrara en conflicto con todo aquello, hasta que no me
fue más posible”, dice.
103
Su posición era difícil porque figuras tan poderosas como Raúl Castro querían
silenciarlo. Fidel no oía estos reclamos porque, según Franqui, odia que le digan lo que
tiene que hacer. Pero para 1968 se dio cuenta que mantener su lucha en Cuba era
peligroso y contraproducente. La astucia que había desplegado para sobrevivir los
vientos peligrosos de la revolución ya no bastaría para salvarlo de la prisión o la muerte.
Decidió continuar la batalla en el exilio y en julio de ese año abandonó el país con su
esposa Margot y su hijo Camilo para residir en Italia. Su otro hijo, Carlos, viajó
posteriormente para unirse a la familia.
En el exilio Franqui redescubrió su vocación de escritor. Ha escrito, entre otros, “El libro
de los Doce”, “Diario de la Revolución Cubana”, “Retrato de familia con Fidel”, “Vida,
aventuras y desastres de un hombre llamado Castro”. Su más reciente obra, publicada
en el 2006, es “Cuba, la revolución: ¿mito o realidad?”
También es autor de los textos de libros de arte producidos en colaboración con pintores
como Miró, Tapies y Calder, así como de varios volúmenes de poesía.
A Puerto Rico llegó a principios de los años noventa. En 1996 fundó “Carta de Cuba”, en
la que aún colabora.
Sigue siendo, por supuesto, una figura polémica a quien el gobierno cubano acusa de
tener lazos con la CIA y de traidor mientras que un sector del exilio cubano no perdona
su participación en la revolución.
Pero Franqui presta poca atención a sus críticos. Su meta es clara: seguir trabajando
“como hormiguita” para contar lo que vivió y observó en Cuba en años tan decisivos
para el destino de su patria.
¿Su filosofía de vida? La resume de esta manera: “Las palabras más importantes para mí
son amor, poesía, pintura, libertad. Y las más negativas: injusticia, desigualdad, tiranía.
He tenido suerte con el amor. Llevo 50 y tantos años casado con Margot, que ha vivido
todas estas aventuras, después los hijos, los nietos, los amigos...”.
Murió en San Juan, Puerto Rico, de causas naturales tras una breve enfermedad.
Tomado de Wikipedia
106
Colección
Libros
para pensar
2010