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LA MIRADA DE LOS
PROFESIONALES.
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El modelo de escuela comprensiva en el que actualmente nos hallamos es
determinante en el modo en que se educa a los jóvenes y en la manera en que un
profesor puede trabajar con ellos. Atrás quedaron los tiempos en que en secundaria
podía dedicarse el tiempo en exclusiva a impartir los contenidos de las diferentes
materias sin tener que tener en cuenta otras consideraciones como el origen social de
sus alumnos, sus dificultades académicas y menos aún su comportamiento. Estábamos
en una escuela exclusiva a la que los jóvenes tenían derecho de asistencia pero no
obligación de hacerlo. Desde la perspectiva actual es fácil entender por qué la escuela
funcionaba entonces de otra manera, ya que un sector significativo del alumnado al que
se atiende ahora no asistiría al centro escolar si dependiese de su elección. De no ser por
la obligatoriedad, una parte del alumnado con dificultades de aprendizaje y muchos de
los que se hallan en situación de desventaja sociocultural abandonaría debido a que en
muchos casos carecen de posibilidades reales de superar los requerimientos académicos
necesarios para obtener un título. El logro de la escuela comprensiva es haber
conseguido que este alumnado tenga la oportunidad –incluso por encima de sus familias
y de ellos mismos-, de acudir a los centros docentes pero este hecho altera radicalmente
la naturaleza de los centros. De la educación entendida como un privilegio pasamos a la
enseñanza considerada como una obligación que, como decíamos, ni siquiera es
asumida por el sector del alumnado y sus familias –que son teóricamente los más
favorecidos por esta medida-, que ven que ésta conlleva unas exigencias a las que no
son capaces de hacer frente.
Desde dentro, es decir, desde la posición del profesorado, el cambio, aunque
gradual, ha sido dramático en pocos años. Se ha pasado desde la resistencia al mismo
que se produjo al comienzo de la implantación de la obligatoriedad hasta los dieciséis
años, a la incredulidad, la resignación y la frustración de los últimos tiempos. Mientras
los centros en los que se impartía la educación secundaria y el bachillerato eran
considerados por los alumnos y por sus profesores como lugares de prestigio dedicados
a proporcionar una formación imprescindible para el transito a los estudios superiores o
al mundo del trabajo, en la actualidad se ha perdido este sentido. Es cierto que un grupo
de alumnado sigue entendiéndolo de este modo, pero para otros muchos la asistencia al
centro escolar no es más que una imposición sin sentido a la altura de lo que antes podía
significar para muchos el cumplimiento del servicio militar, con los mismos
sentimientos asociados de absurdidez e inutilidad pero en este caso sin el control que
podría suponer un reglamento disciplinario que impida que este descontento se vuelva
en contra del propio sistema. Es posible que esta comparación tenga más sentido del que
pueda parecer a simple vista. Tenemos numerosos alumnos para los que la
obligatoriedad comienza a ser una carga difícil de llevar desde niveles tempranos y para
los que el paso del tiempo dentro del sistema no es más que un aprendizaje de la
impunidad con la que es posible actuar dentro de él. No existe en este caso el aliento o
el respaldo de unos padres o la perspectiva de algún objetivo o alguna recompensa que
les haga asumir el fastidio que supone asistir a clases día tras día durante un número
interminable de horas.
“La obligación escolar es una violencia legal, que se traduce todos los días en
obligaciones físicas y mentales muy grandes: la escuela obliga a los niños, cuatro o
cinco días por semana a levantarse a las siete de la mañana y venir a clase. A
continuación la escuela les impone quedarse sentados durante horas, callarse, no
comer, no moverse de un lado a otro, no desplazarse sin autorización, no soñar, estar
atentos y ser productivos. Les obliga a mostrar su trabajo a presentarse a miles de
exámenes, aceptar las opiniones sobre su inteligencia, su cultura y su comportamiento.
La escuela no sólo es el lugar donde estalla la violencia de una parte de los jóvenes,
ésta participa en su génesis, ejerciendo sobre ellos una presión formidable” Perrenoud.
p 125.
La alternativa, por atractiva que pudiese parecer, pasa por excluir a todos estos
colectivos de las escuelas y negarles la posibilidad de compartir la formación con sus
compañeros “normales”. Desde este punto de vista los alumnos con discapacidad
tendrían que acudir por tanto a centros especiales al igual que los inmigrantes que
deberían aprender el idioma en centros al efecto. A estos los seguirían los niños
pertenecientes a minorías étnicas que no terminan de adaptarse a las formas de la
escuela y continuando con este proceso de eliminación nos desharíamos de los que
presentaran dificultades de aprendizaje o tienen mala conducta, hasta quedarnos con los
pertenecientes al grupo ideal de alumnos respetuosos, corteses e interesados por el
estudio. El problema es que salvo rarísimas excepciones ese grupo, que pertenece a la
mitología de las añoranzas docentes, ya no existe y probablemente nunca ha existido ya
que los profesores de todas las épocas se han quejado siempre del comportamiento y de
la falta de interés de sus alumnos, aunque no con esto pretendemos trivializar la
situación de los docentes actuales que se enfrentan a una serie de problemas inéditos
hasta hace sólo unos años. Creemos que la profesión es ahora en muchos sentidos
incomparablemente más complicada de lo que nunca ha sido y que requiere una
formación diferente y mucho más especializada.
Todos los elementos que hemos analizado introducen en el sistema educativo un
nivel de conflictividad sin precedentes y es esta circunstancia la que está originando
cambios en la propia función docente, que ha debido adaptar sus objetivos, su métodos
y sus propios fines para hacer frente a las nuevas situaciones y demandas sociales
concretadas en las que plantean los propios alumnos y sus familias.
No debemos perder de vista que intentábamos identificar los factores que
redefinen el papel del profesorado en la actualidad, llamar de una vez por todas a las
cosas por su nombre para así saber a qué atenernos cuando hablamos del trabajo
docente. Si tomamos como referencia los nuevos requerimientos de la profesión,
comenzaríamos con el que introduce los cambios más dramáticos que es el de atender
obligatoriamente a todos los niños y jóvenes hasta los dieciséis años. Como ya hemos
expuesto con anterioridad esto supone atender a “todos los alumnos”
independientemente de su procedencia social, de su capacidad, de su interés y el de su
familias, de su comportamiento o de sus problemas sociales, familiares, personales o
académicos. Todo profesor ha escuchado de boca de los padres de algún estudiante
especialmente problemático, que prefieren que esté en el centro que en la calle en la que
no hace ni aprende nada bueno (pensemos que son jóvenes que carecen de formación y
que ni siquiera están en edad laboral) o bien de los propios alumnos que en cuanto
cumplan la edad legal mínima abandonarán el centro, y esto nos da una pista de cuál es
una de las primeras responsabilidades del docente actual, es decir asumir que hay
algunos alumnos generalmente desmotivados y de comportamiento difícil, de los que se
espera conseguir muy poco desde el punto de vista académico y que están obligados a
estar en el centro. Lógicamente con esto no quiero insinuar que un alumno debe
permanecer en el centro independientemente de su comportamiento -que si se vuelve
demasiado conflictivo provocará que sea expulsado del mismo-, pero sí que sus
circunstancias no deben servir de excusa para negarle la posibilidad de acudir a clases
por escasos que sean los resultados que obtengamos de él (en el siguiente capítulo
propondremos líneas efectivas y productivas de trabajo especialmente dirigidas a este
tipo de alumnado “desahuciado” escolarmente). En la mayoría de los casos la presencia
de este alumnado disminuye el nivel académico, provoca problemas disciplinarios y
aumenta significativamente el nivel de conductas disruptivas en clase. Las actitudes del
profesorado en estos casos oscilan en un continuo que va desde la permisividad y la
perdida de control de la clase, pasando por el enfrentamiento, hasta actitudes
disciplinarias estrictas que pretenden deshacerse mediante la expulsión –de clase o del
centro-, de los alumnos problemáticos. Gp"ewcnswkgt"ecuq"guvcoqu"cpvg"nc"rtkogtc"fg"
ncu" pwgxcu" qdnkicekqpgu" fgn" rtqhguqtcfq." gu" fgekt" " nc" fg" cvgpfgt" c" cnwopqu"
fguoqvkxcfqu"q"enctcogpvg"qrwguvqu"cn"ukuvgoc"gueqnct0"
En segundo lugar me referiré a una cuestión que ya hemos mencionado en los
párrafos anteriores. Mientras que tradicionalmente los docentes han gozado de la
prerrogativa y el privilegio de hacer lo que considerasen necesario en sus clases sin que
nadie pudiera inmiscuirse en ello (ya se sabe que cada maestrillo...), en la actualidad las
nuevas circunstancias escolares les demandan nuevos modos de trabajo que pasan por el
trabajo cooperativo y coordinado. Al igual que los tutores asumen la conveniencia de
mantener reuniones periódicas con el orientador a fin de organizar las programaciones
que se imparten en tutoría, no es posible que los profesores sigan trabajando bajo
circunstancias adversas de un modo individualista, sin contar con nadie ni coordinarse,
sin pedir ayuda cuando la necesitan ni asesoramiento cuando no saben qué hacer con un
grupo, ya que como cada vez se define con mayor claridad en este somero análisis de
las nuevas funciones del profesorado, preocupa menos a los docentes en la actualidad
tener un alto nivel en su especialidad -ya que normalmente el que imparte tampoco lo
es-, que conseguir un control suficiente del grupo para poder trabajar su materia tanto
con los alumnos más avanzados como con aquellos que tienen alguna dificultad. Este
control del grupo, como decíamos, debido a las nuevas características del alumnado, no
es posible sino es desde la perspectiva del trabajo coordinado de equipo, ya que los
modos tradicionales e individualistas no sólo son inefectivos, sino que generan un claro
clima de impotencia e inefectividad entre el profesorado.
En muchos otros casos sin embargo el modo de afrontar los problemas pasa por
el planteamiento de soluciones creativas y ajustadas a un entorno muy concreto, lo cual
requiere la puesta en marcha de proyectos de innovación e investigación educativa.
Normalmente estos proyectos se basan en el trabajo de grupos de profesorado del propio
centro que partiendo de sus propios planteamientos o mediante la asesoría de algún
especialista, desarrollan proyectos que pretenden mejorar el funcionamiento de un
centro o introducir algún elemento novedoso en su organización. En cualquier caso es
evidente que las nuevas circunstancias educativas exigen una formación cada vez más
especializada y extensa. Gpwpekctgoqu" eqoq" nc" qevcxc" eqorgvgpekc" fgn" pwgxq"
rtqhguqtcfq" gn" fg" nc" eqpuvcpvg" cevwcnk|cekôp" {"hqtocekôp" {" nc" fg" rctvkekrcekôp" gp"
itwrqu"fg"kpxguvkicekôp"g"kppqxcekôp"swg"oglqtgp"cniûp"curgevq"fgn"vtcdclq"q"fg"nc"
fkpâokec"fgn"egpvtq.
En lo referido a los alumnos que están dentro de la etapa de educación
obligatoria, los profesores deben asumir asimismo la obligación de velar por su
seguridad y su integridad física, lo cual les exige atender a cualquier demanda o
información relativa al tema, intervenir en las situaciones que por su naturaleza lo
requieran (peleas, actividades peligrosas...) e informar acerca de la ausencia
injustificada del alumno del centro o de cualquier actividad organizada por el mismo.
Todo ello puede llevar al profesorado a quejarse de estas nuevas atribuciones de
auténtico guardero, pero no por ello dejará de pedírsele responsabilidad sobre cualquier
caso de peligro o de daño físico que pudiese ocurrir cuando el alumno esté bajo su
tutela. Cuî" rwgu" nc" pqxgpc" fg" ncu" pwgxcu" qdnkicekqpgu" fgn" rtqhguqtcfq" ugtâ" nc" fg"
xgnct"rqt"nc"kpvgitkfcf"hîukec"{"goqekqpcn"fg"nqu"cnwopqu"c"uw"ectiq0"
Por último y aunque parezca algo anecdótico, una de las tareas docentes que
están cobrando cada vez más relevancia, son las puramente burocráticas. La
administración y la creciente demanda de responsabilidades e información por parte de
los padres, así como la posibilidad de reclamaciones obliga a los centros a documentar
minuciosamente las programaciones didácticas, las actividades extraescolares, la
asistencia de los alumnos, las reuniones de Departamentos, cualquier tema disciplinario
-desde los partes de conducta hasta las expulsiones del centro- y las actividades de
tutoría entre otras. Pensamos que en líneas generales muchas de estas tareas
burocráticas no tienen como fin más que la prevención ante reclamaciones por parte del
alumnado o de sus familias, pero en cualquier caso suponen una carga creciente en las
tareas asignadas al profesorado. Nc" fêekoc" fg" ncu" qdnkicekqpgu" fgn" rtqhguqtcfq"
eqpukuvktâ" rqt" vcpvq" gp" fglct" eqpuvcpekc" guetkvc" fg" ecfc" wpc" fg" ncu" cevkxkfcfgu" {"
vctgcu" swg" vkgpg" cukipcfcu" gp" gn" egpvtq." cuî" eqoq" tgcnk|ct" rtqitcocekqpgu."
ogoqtkcu"{"xcnqtcekqpgu"fgn"vtcdclq"swg"tgcnk|c.
Y de este modo concluimos la enumeración de las nuevas obligaciones del
profesorado. Recordemos que el objeto de la misma partía de la disonancia percibida
por el mismo entre las funciones clásicas y las demandas reales que más tarde encuentra
en la práctica docente. En resumen, estas atribuciones, que servirán para definir el
actual papel del profesorado y de la educación, serían:
Rtqdngocu"fg"cfcrvcekôp0
En cualquier caso el análisis que estamos exponiendo nos conduce por una vía u
otra a un problema común que se encuentra en el fondo de todas las dificultades que
actualmente se dan lugar en el centro escolar. No referimos a las limitaciones del
sistema educativo para adaptarse a los cambios sociales y a sus variables demandas.
Consideramos que muchas de las contrariedades de los profesores provienen de la
discrepancia entre el modelo clásico de docencia basado en la impartición de contenidos
y el respeto apriorístico a la figura del docente, y la realidad del alumnado al que
atendemos, la cual provoca la resistencia a verse relegado a asumir algunas de las
obligaciones que les exige la nueva profesión docente y que ya hemos expuesto y
desarrollado anteriormente.
Desde hace décadas nos vemos sometidos a un proceso de acelerado cambio
social motivado por factores que abarcan desde lo económico hasta lo tecnológico y que
a su vez tienen graves repercusiones en los valores, los estilos de vida y el consumo, y
en medio de todo ello se encuentra la institución escolar, que dependiente a su vez de la
política y la ideología ve como sus atribuciones, antes claramente definidas, van
difuminándose hasta lo irreconocible. En un espacio temporal muy limitado (digamos
unos treinta años), la escuela ha debido adaptarse a la coeducación, a la secularización,
a la utilización de tecnología audiovisual, al cuestionamiento de los métodos
memorísticos, al concepto de comunidad educativa, a la pedagogización de la enseñanza
y la imposición de su lenguaje profesional, a la presencia de alumnos inmigrantes, a la
informatización de la gestión de centro y de la educación, a la imparable tendencia a la
utilización permanente de las tecnologías de comunicación personal, a la presencia en
las aulas de alumnado con discapacidades, desadaptado o abiertamente contrario al
sistema escolar y a la burocratización, y todo ello dentro de un creciente clima de
desprestigio de la profesión que no parece estar a la altura de las expectativas de las
familias y que aboca a un ambiente irrespetuoso agravado por la vulgarización del
lenguaje y la desaparición progresiva de la urbanidad y el respeto que siempre habían
sido inculcados en las familias.
La escuela, al igual que antes exponíamos las nuevas tareas que debe asumir el
profesorado, debe entender la adaptación al cambio social como algo inherente a ella y
estar prevenida y dispuesta para afrontarlo sin demagogia ni loas a un pasado que no
volverá y que nada tiene que ver con la realidad en la que ahora nos desenvolvemos. En
el párrafo anterior hemos expuesto algunas de las novedades con las que ya estamos
conviviendo, pero vendrán otras que habrá que estar igualmente en disposición de
afrontar.
“Y cuando dentro de unos años cambien las tendencias sociales, vendrán niños
diferentes, conformados por los valores de las nuevas tendencias, que penetrarán y
modificarán los hábitos, los valores y las costumbres infantiles, obligando a nuestras
escuelas a adaptarse a esa nueva realidad, sin que puedan neutralizarlas o cambiarlas
más que muy limitadamente, ya que son instituciones que están muy lejos de gobernar
la dinámica del cambio social.” Esteve. p 155.
Esto no quiere decir que los profesionales de la educación deben aceptar todo
cuanto venga de un modo acrítico, al contrario, debido a que nuestra labor está dirigida
por leyes educativas que pueden ser más o menos acertadas para situaciones que somos
nosotros los que vivimos más de cerca, es necesario que esta experiencia sirva para
cuestionar los métodos de trabajo, la organización o los medios con los que se nos dota
para ello. La negativa a aceptar el cambio de la institución escolar e incluso de sus
propias metas no sólo es contraproducente, ya que genera inmovilismo y dimisión de
obligaciones laborales, sino que provoca climas negativos en los que predomina el
enfrentamiento con los alumnos y el victimismo profesional.
En la línea de cuestionar los argumentos de los que achacan a la obligatoriedad
de la educación hasta los dieciséis años y añoran el ambiente de estudio que podría ser
posible si nos libráramos de los alumnos difíciles mayores de catorce años –
responsables al parecer de todos los males de la educación actual-, podemos replicar
que en los centros escolares los profesores están encontrado cada vez más problemas
académicos y de disciplina entre alumnos pertenecientes a los primeros cursos de la
educación secundaria en los que el margen de edades se encuentra entre doce y catorce
años y esto puede hacerse extensivo en muchos casos a colegios de primaria. Nos
preguntamos ¿cuál sería entonces la solución? , ya que parece evidente que “liberar” a
los alumnos que no quieren asistir al centro escolar a partir de esas edades no
solucionaría un problema, que más que deberse a la edad depende, como ya hemos
analizado, de factores más amplios que incluyen los nuevos estilos de vida de las
familias y los nuevos valores y modos de relación interpersonal.
En cualquier caso este proceso de adaptación al cambio ya ha comenzado entre
el colectivo de profesorado y en los últimos años se ha ido imponiendo como una
tendencia que se consolida con el tiempo. Una buena parte de los profesores participan
cada curso en grupos de formación y de trabajo destinados a ponerles al día sobre las
diferentes novedades que aparecen en su profesión y a permitirles ofrecer respuestas. En
el lapso de unos pocos años, profesionales que han estado acostumbrados durante
décadas a unas rutinas de trabajo muy determinadas y hasta cierto punto bastante
simples, han incluido dentro de sus quehaceres profesionales la atención a realidades tan
complejas como la integración de alumnado inmigrante que desconoce el idioma o la
informatización de cualquier actividad que se realice en el centro, incluida la docencia,
por mencionar tan sólo algunas de las más recientes. Es inevitable que la realidad
siempre vaya unos pasos por delante de las instituciones, pero poco a poco ésta
contribuirá a crear una autoconciencia profesional dinámica que cada vez más asume
que es necesaria una adaptación continua para atender a los niños y jóvenes que acuden
a los centros educativos.
DKDNQITCH¯C<
-Esteve, J.M. La tercera revolución educativa. Piados. Barcelona. 2003.
-Melero, J. Conflictividad y violencia en los centros escolares. Siglo XXI Editores.
Madrid. 1992.
-Melero, J. LA conflictividad escolar y la nueva profesión docente. Aljibe. Málaga.
2009.
-Perrenaud, P. Diez nuevas competencias para enseñar. Grao. Barcelona. 2004.
R ED ES D E CU LT U R A D E PAZ Y CO N VI VEN CI A
1. LA CULTURA DE PAZ
Podemos decir que, en mayor o menor grado, todas las personas estamos
infectadas por los contravalores que la sustenta: la justificación del uso de la
violencia; la percepción del “otro” (el extranjero, o el simplemente el diferente)
como amenaza, como enemigo, que nos lleva a agruparnos en bandos; el
individualismo; la competitividad extrema, desde una lógica economicista; la
discriminación por sexo o por raza; la intolerancia; la deshumanización (el “otro”
como objeto); las ideologías exclusivistas y cerradas, concebidas como verdad
absoluta; o la propia indiferencia.
Educar para la Cultura de Paz conlleva múltiples líneas, todas ellas importantes
e interrelacionadas, tal como se desarrolla desde el Plan Andaluz de Educación
para la Cultura de Paz y Noviolencia, entre las que podemos destacar:
No cabe duda de que para conseguir esa nueva Cultura de Paz, la educación
se presenta como una herramienta fundamental, como un elemento de gran
potencial transformador. Pero a menudo es un concepto que se utiliza de
manera restrictiva, ciñéndolo exclusivamente al ámbito escolar. En este sentido
hay que recalcar un doble aspecto: ni la escuela es el único agente educador,
ni las personas jóvenes son las únicas necesitadas de educarse para la Paz.
La educación, globalmente entendida, es mucho más que la mera
escolarización,
siendo un proceso que dura toda la vida y afecta a todos los componentes de
la sociedad.
Por un lado, Educar para la Paz resulta una tares muy compleja por el gran
número de sujetos, de agentes, que intervienen en este proceso, la mayoría de
ellos fuera del ámbito estrictamente educativo. Es por ello que en el desarrollo
del Plan Andaluz de Cultura de Paz y en la Red “Escuela: Espacio de Paz” se
dinamice la participación no sólo de la escuela, sino también de la familia, las
instituciones gubernamentales y demás movimientos sociales.
Por otro lado, la Educación para la Paz no es una necesidad sólo de las
personas más jóvenes. Evidentemente, ellas son el futuro de nuestro mundo y
resultan más permeables a los valores que les van calando. La Educación para
la Paz se presenta, como una tarea permanente, cotidiana, que se desarrolla
desde múltiples dimensiones y dirigida a todas las personas, que abarca al
conjunto de la sociedad y se configura desde ángulos diferentes, lo que hace
de ella una tarea compleja y cargada de utopía. Pero sin utopía no hay
educación.
2. LA RED “ESCUELA: ESPACIO DE PAZ”
La Red “Escuela: Espacio de Paz” puede ser explicada desde la metáfora del
trabajo de la arqueología, los centros que participan en la Red realizan
auténticos trabajos de arqueología al descubrir tesoros educativos y sacarlos a
la superficie para compartirlos con los demás centros. De este modo vamos
acumulando un valioso patrimonio de buenas practicas de Convivencia y de
Cultura de Paz, cuyo potencial educativo debe ser bien aprovechado por todos
los centros de la comunidad educativa andaluza.
250
200
143
150 INTERCENTROS
124
117
UNICENTROS
96
100 CONCERTADOS
50 28 25 23
11 16 12 13
7
0
5 0 1 9
13 14 16 17
ÍA IZ BA DA
ER AD DO NA
LM C R A
A CÓ GR
250 231
198
200
159
INTERCENTROS
150
UNICENTROS
CONCERTADOS
100 92
50
24 27 25
20 15
12
5 5
0
3
9
8
26
10
20
23
A
A
ÉN
A
G
LL
V
EL
JA
VI
ÁL
HU
SE
M
1.2. NÚMEROS DE CENTROS DE LA RED “ESCUELA: ESPACIO DE
PAZ”
295
300
250
216 218
200
170
150
100
50
0
ALMERÍA CÁDIZ CÓRDOBA GRANADA
292 291
300 282
250
200
150 132
100
50
0
HUELVA JAÉN MÁLAGA SEVILLA
1.3. PORCENTAJE PROVINCIAL DE CENTROS DE LA RED “ESCUELA:
ESPACIO DE PAZ”
100
90
80
70
60
53,08 51,56
49,27
50 43,69 %
40
30
20
10
0
ALMERÍA CÁDIZ CÓRDOBA GRANADA
100
90
77,84
80
70
60
50 46,74
44,22
%
40 34,16
30
20
10
0
HUELVA JAÉN MÁLAGA SEVILLA
1 .4 . EVOLUCIÓN DE LA RED “ESCUELA: ESPACIO DE PAZ” 2002-
2009
300
250
200
170
147
150 133
100
73
50 24
0
2002-04 2004-06 2006-07 2007-08 2008-09
ALMERÍA
295
300
270
259
250
200
150 134
100
43
50
0
2002-04 2004-06 2006-07 2007-08 2008-09
CÁDIZ
300
250
216
202
200
167
150
100 71
50 37
0
2002-04 2004-06 2006-07 2007-08 2008-09
CÓRDOBA
300
250 218
200 187
175
150
100 82
57
50
0
2002-04 2004-06 2006-07 2007-08 2008-09
GRANADA
300
250
200
150 136 132
120
100
62
50 18
0
2002-04 2004-06 2006-07 2007-08 2008-09
HUELVA
1.5. PROFESORADO Y ALUMNADO QUE PARTICIPA EN LA RED
“ESCUELA: ESPACIO DE PAZ”
PROFESORADO ALUMNADO
98.600
100.000
90.000
80.000 72.100
70.000 63.000
60.000 54.600
50.000
40.000
30.000
20.000
8.640 6.180
10.000 4.680 5.400
0
ALMERÍA CÁDIZ CÓRDOBA GRANADA
PROFESORADO ALUMNADO
100.000 92.400
91.350
88.550
90.000
80.000
70.000
60.000
50.000
37.100
40.000
30.000
20.000
10.000
0
HUELVA JAÉN MÁLAGA SEVILLA
1.6. DATOS GLOBALES DE CENTROS, PROFESORADO Y ALUMNADO
DE LA RED “ESCUELA: ESPACIO DE PAZ” DESDE 2002 - 2009
1.896 CENTROS
56.340 PROFESORADO
657.300 ALUMNADO
Un informe del Defensor del Pueblo de España, del año 2002 y ratificado en el
2006, basado en una encuesta a tres mil estudiantes de Educación Secundaria
indica que en España hay menos violencia escolar que en el resto de los
países de su entorno. En Francia se contabilizan hasta 240.000 incidentes de
violencia escolar por trimestre. En el Reino Unido, según una encuesta
reciente, el 80% del profesorado denuncia que el comportamiento del
alumnado ha empeorado en los últimos años.
Por ello, cuando el conflicto aparece debemos utilizarlo como una oportunidad
y potencial educativo y no recurrir sistemáticamente a medidas disciplinarias y
sancionadoras. El aprendizaje de la convivencia no es algo innato en nuestro
alumnado, sino que se aprende y la aparición de conflictos es uno de los
cauces adecuados.
Pero estos objetivos no los puede llevar a cabo la escuela en solitario, sino en
colaboración con la familia y el resto de la sociedad. La educación para la
ciudadanía exige poner en marcha nuevas y más estrechas formas de
colaboración, ya que la convivencia no es sólo una condición necesaria para el
aprendizaje, sino una de las finalidades del sistema educativo y, tal vez, uno de
los aprendizajes básicos y más útiles que se ha de adquirir a lo largo de la
escolarización de la ciudadanía.
4. A MODO DE CONCLUSIÓN: LA ESCUELA QUE QUEREMOS
PARA CONVIVIR
5
Se hace camino al andar.
Sistematización de experiencias de mejora de la convivencia escolar
1
Joan Teixidó Saballs
Bitàcola-GROC
1
Ponencia presentada al II Congreso Internacional de Convivencia Escolar. Almería,
marzo de 2010
han participado 120 equipos directivos de secundaria (Teixidó, Aznar.
y otros, 2009) y en el curso 2010-11 se extenderá a primaria. En
segundo lugar, la investigación Mejora de la convivencia y autonomía
escolar (Teixidó, Felip y Vila, 2009) y, en tercer lugar, la
investigación La mejora de la convivencia en secundaria.
Identificación de dificultades, recopilación de buenas prácticas y
análisis de los procesos de mejora (Teixidó y Castillo 2010).
Las tres iniciativas se proponen descender a la realidad de los
centros para comprender en profundidad lo que está sucediendo (las
necesidades que les atenazan), para conocer lo que hacen (o intentan
hacer) para mejorarlo y, también, la dificultades que se les presentan
en la puesta en marcha. De entre los aspectos descritos, de acuerdo
con el título que identifica el simpósium, centraremos la atención en
el establecimiento de un panorama general que posibilite la ubicación
y la sistematización de las múltiples experiencias de mejora que se
están llevando a cabo.
En la primera parte del texto se considerarán algunos aspectos
generales referidos a la convivencia que van a determinar el enfoque
de la segunda parte: a) la situación en la que se encuentra; b) la
existencia de dos grandes perspectivas de abordaje (prevención e
intervención) que deben complementarse y reforzarse mutuamente y,
c) la delimitación de los actores que han de intervenir en la mejora.
En la segunda parte del texto se efectúa una propuesta de
ordenación y sistematización de las acciones de mejora que se están
llevando a cabo. Para ello es necesario establecer un conjunto de
criterios de recopilación, ordenación y sistematización. Finalmente, el
último apartado se destina a exponen la conveniencia de orquestar
acciones integrales de mejora. En el cuadro núm 1 se ofrece una
visión esquemática de la ponencia.
alumnos
comunidad profesores
familias directivos
PAS asesores
especialistas
Cuadro 3. Actores de la mejora de la convivencia escolar
dimensión dimensión
organizativa comunitaria
a) Dimensión educativa.
La mejora de la convivencia presenta una dimensión curricular
que se lleva a cabo en forma de intervenciones educativas con una
intención preventiva. Se trata de propiciar el desarrollo de prácticas y
hábitos de convivencia pacífica entre el alumnado. Pueden
diferenciarse dos tipos de acciones: las que se integran en el
currículum ordinario y las que se articulan en programas o acciones
específicos.
Acciones integradas en el currículum. A lo largo de la jornada escolar
se presentan múltiples oportunidades para incidir en el desarrollo
cívico y moral de los alumnos. Algunas se desprenden del trabajo
curricular (una lectura, el comentario de la prensa, la conservación
del material del laboratorio etc.). Otras ocasiones surgen de la
dinámica relacional: un comentario despectivo, un insulto, una
provocación… Se trata de situaciones cotidianas que proporcionan
excelentes oportunidades para el aprendizaje.
Programas específicos. Existe un amplio abanico de programas que
pretenden contribuir a la mejora de la convivencia: de
democratización de la vida en los centros, de coeducación, de
educación sexual, de educación valoras, de desarrollo social y
emocional, de interculturalidad... que, en algunos casos, dan lugar a
propuestas integradas o mixtas.
b) Dimensión profesional
La mayor parte del trabajo realizado se ha dedicado al diseño y
la puesta en marcha de acciones preventivas. Ahora bien, por
muchos esfuerzos que se inviertan en la prevención, es inevitable que
se produzcan hechos violentos que exigirán la intervención.
Se trata de un amplio abanico de situaciones, dentro del aula y
fuera de ella, ante los cuales los docentes deben intervenir con la
intención de preservar o reconducir el clima del aula. El abordaje de
situaciones de disrupción (altercados, provocaciones, peleas,…) o de
violencia (verbal, física, etc.) implica que los docentes pongan en
práctica un conjunto de competencias profesionales para las que no
se sienten preparados. A menudo, consideran que no forman parte de
su trabajo y, en consecuencia, las rehúsan o no las desarrollan
(Vaello, 2007).
En los últimos años se ha puesto de manifiesto que el desarrollo
de competencias para el afrontamiento de situaciones de violencia y
conflictividad constituye una de las principales preocupaciones de los
docentes (Marchena, 2005). Supone un reto complejo que requiere
un proceso de crecimiento personal y profesional en el cual se
plantean y experimentan nuevas maneras de entender y de llevar a
cabo el trabajo cotidiano, se aprende a reconocer y a analizar las
propias emociones y a desarrollar habilidades (fundamentalmente,
comunicativas).
El debate en torno a los diseños y las modalidades formativas,
que contribuyen al desarrollo de competencias profesionales para el
afrontar con éxito la violencia a los centros apenas acaba de empezar
(Teixidó y Capell, 2002) Por otro lado, parece evidente que la
formación basada en cursillos es del todo insuficiente. Ahora bien, en
el avance hacía modalidades formativas orientadas al desarrollo
profesional se atisban múltiples interrogantes: actitudes de los
asistentes, idoneidad de los formadores, coste económico y
temporal... También debe tenerse en cuenta la formación inicial de
los futuros docentes
c) Dimensión comunitaria
Las iniciativas de mejora de la convivencia deben trascender los
muros escolares. Han de incluir a las familias y al resto de instancias
socioeducativas de la comunidad. El Plan de Convivencia debe
plantear objetivos de mejora en este ámbito.
La participación de las familias es fundamental para compartir y
contrastar información sobre los niños/jóvenes; para colaborar en la
resolución de conflictos que tengan lugar tanto dentro como fuera de
la escuela; para plantear y desarrollar estrategias de acción
conjuntas… Los centros educativos y particularmente, sus directivos,
deben llevar a cabo acciones dirigidas al fomento de la participación
de las familias en la vida escolar.
También deben establecerse líneas de actuación
complementarias con entidades externas. Nos referimos a los
servicios sociales municipales o comarcales, las entidades sociales del
barrio, los servicios especializados de atención a la infancia (centros
abiertos), los clubes deportivos, la policía local… Se trata de efectuar
un abordaje de los problemas escolares desde una perspectiva más
amplia, que implica el trabajo social, el desarrollo comunitario, las
actividades de deporte y ocio, el refuerzo y o/compensación de la
actividad escolar, el control del absentismo escolar, la acción socio
sanitaria: higiene, control sanitario, ...
d) Dimensión organizativa
El modelo organizativo no es algo neutro sino que transmite
valores y actitudes que pueden favorecer o dificultar la consolidación
de un clima de convivencia. Al configurar los diversos aspectos que
delimitan el funcionamiento de un centro escolar es conveniente
tener en cuenta (además de su funcionalidad) en qué medida se
favorecen o se dificultan los procesos de resolución de conflictos; la
participación activa de padres y alumnos en la gestión institucional, la
contribución a la construcción de un sentimiento de comunidad…
Son múltiples los aspectos organizativos que pueden contribuir a la
mejora de la convivencia. Entre otros, apuntamos:
a) los criterios a tener en cuenta y los procedimientos a seguir en la
formación de los grupos y, también, en la adscripción a grupos
específicos.
b) los criterios de planificación de la actividad docente: marco
horario, tiempo de descanso, desdoblamientos o apoyos,
agrupación de materias, número de profesores por grupo, etc.
c) los criterios de adscripción de la docencia y la tutoría entre el
profesorado. No parece razonable que a los profesores con menor
experiencia, recién llegados al centro, les correspondan los cursos
y las tutorías que comportan más dificultad.
d) la existencia de tiempo y espacios para la coincidencia entre el
profesorado que posibiliten el trabajo en colaboración, el traspaso
de información, el desarrollo profesional y el encuentro con las
familias y otros agentes educativos.
e) el concepto, el procedimiento seguido para su elaboración y los
mecanismos de puesta en marcha del Reglamento de centro.
f) el concepto, la composición y la dinámica de funcionamiento de la
Comisión de Convivencia.
e) Dimensión operativa o de resolución de conflictos
La mayor parte de las actuaciones que se han señalado en los
ámbitos anteriores son preventivas (poner atención en el desarrollo
de valores, el fomento de la participación de los padres, el
establecimiento de criterios organizativos, etc.) o de mejora
profesional.
Ahora bien, por mucho énfasis que se ponga en estos enfoques,
por mucho que se haya logrado la implicación activa de maestros,
alumnos y padres; por mucho que se haya trabajado y avanzado...
siempre se producirán situaciones que vulneran las pautas básicas de
convivencia; dos jóvenes que se pelean, un chico que insulta a su
profesor, un grupo que provoca desperfectos en el laboratorio, una
pandilla que presiona a los más débiles, un niño que pega una
maestra, un joven que hace ostentación de una navaja, unos padres
que pierden los papeles y zarandean a un profesor…
Se trata de situaciones ante las cuales debe intervenirse con
inmediatez, de manera resolutiva. En primer lugar, la intervención
debe dirigirse a salvaguardar a las víctimas; en segundo lugar, a
restablecer la normalidad institucional. A partir de ahí, ha de iniciarse
un conjunto de actuaciones dirigidas a recuperar la relación entre las
partes y a procurar una resolución positiva de la situación. Deben
buscarse, en primer lugar, respuestas educativas que fomenten la
implicación de las personas en la reparación de los males causados.
Sin embargo, cuando persiste la actitud violenta de manera obstinada
o cuando se han agotado todas las posibilidades de resolución
pacífica, no queda otra alternativa que abordar la situación desde la
disciplina y la sanción.
El Plan de Convivencia ha de establecer los principios de
actuación así como las pautas de funcionamiento de la Comisión de
Convivencia. Debe garantizarse su engarce con el reglamento de
centro, delimitando las acciones educativas, reparadoras y, en último
término, sancionadoras a emprender.
La sanción puede producir efectos positivos cuando provoca un
sentimiento de arrepentimiento y genera pautas de autocontrol. Para
ello es necesario que, tanto en el ámbito familiar como escolar, se
lleve a término un trabajo educativo. La aplicación indiscriminada de
sanciones, cuando no va acompañada de una intervención educativa,
no contribuye a la mejora.
1. Acciones Educativas.
Integradas en el currículum ordinario.
Programas Específicos
- Educación en valores, coeducación, interculturalidad, pacifismo….
- Desarrollo de habilidades sociales y emocionales.
- Programas preventivos: tabaco, drogas, consumo, alcohol.
2. Actuaciones singulares: semana de.., día de…, proyectos singulares.
3. Acción tutorial.
Tutoría
Educación en valores
Prevención bullying
…………..
Formación del
profesorado en Mediación
gestión de aula escolar
Absentismoes
colar
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elaboración del Plan de Convivencia Anual!, a Organización y Gestión
Educativa, núm. 4 i 5 julio-agosto i setembre-octubre
Título: EL ABORDAJE DEL ABSENTISMO ESCOLAR, UN RETO
PROFESIONAL
Autora: Mª Fernanda Chocomeli Fernández
ÍNDICE:
INTRODUCCIÓN
¿QUÉ ES ABSENTIMO ESCOLAR?
CONCEPTOS RELACIONADOS CON EL ABSENTISMO ESCOLAR
UN CASO DE ABSENTISMO ESCOLAR
Caso
El instituto
El grupo
BENEFICIO Y VENTAJAS DE LA PUESTA EN MARCHA DEL
PROGRAMA
CONCLUSIÓN. APUNTES PARA LA REFLEXIÓN
6. INTRODUCCIÓN
Definición de desescolarización:
Es la situación de las y los menores en edad de escolarización obligatoria (6-16
años) para quienes no se ha formalizado matrícula en un centro educativo.
También se incluirá en este concepto la situación de las y los menores cuando
exista un 100% de faltas no justificadas aunque se encuentren matriculados.
Definición de abandono:
Se refiere al alumnado que estando matriculado en el centro al inicio de curso
no ha acudido ningún día al mismo al menos durante el último mes anterior a la
recogida de los datos y no ha solicitado en ningún momento el traslado de su
expediente académico para continuar sus estudios en otro centro.
Caso
PLANTEAMIENTOS ORGANIZATIVOS
¿Cómo ofrecer una respuesta educativa adecuada y prevenir el abandono
progresivo? ¿Cómo engancharlos al instituto?
Ante la necesidad, ¿Cómo reaccionamos?
Cuando este grupo de alumnos se iba formando, y ante las características que
presentaban, en el Departamento de Orientación nos planteamos cómo darle
solución. En un principio pensamos en asumir la jornada lectiva semanal desde
el propio departamento, a través de talleres y ámbitos de competencia básicos,
diseñándoles un horario reducido que progresivamente fuera aumentando en
horas. La organización era totalmente excluyente: en un aula fuera del edificio
principal; con profesores de apoyo únicamente; con un horario adaptado…Pero
vimos que si parcheábamos esta situación así, los alumnos también serían del
departamento de orientación y no pertenecerían a un grupo de 1º.
Más adelante, pensamos cómo incluir a estos nuevos estudiantes en la
estructura organizativa general del centro, formarían parte de 1º E, grupo
menos numeroso de 1º al que ya asistían niños procedentes de otro colegio
CAES (Centro de Acción Educativa Singular). Una de nuestras mayores
preocupaciones era que el abandono y el absentismo que habían practicado no
se convirtiera en el centro, como define García Gracia (2001), en un
absentismo virtual, no siempre contemplado bajo la categoría de absentismo,
es decir, aquel en el que el alumno se inhibe dentro de la clase y, por así
decirlo, está allí sin estar.
El abordaje de esta nueva situación demandaba una respuesta en red,
que fomentara el análisis, la reflexión, la participación, la formación, la
información, procesos de prevención, intervención y evaluación multidisciplinar,
entre distintas entidades y organismos. Por ello se plantea la formación de un
grupo de trabajo coordinado con las diferentes instituciones socieducativas que
intervienen el proceso de prevención del absentismo escolar.
Repercusión en el centro:
El instituto
El curso 2009-10 el IES Virgen del Remedio tiene los siguientes grupos:
Seis grupos de 1º de ESO; Cinco grupos de 2º de ESO, más uno de PASE;
Cinco de 3º de ESO, uno de ellos del PDC; Cinco de 4º de ESO, uno de ellos
del PDC; Cuatro de 1º Bachillerato; Cuatro de 2º de Bachillerato; Dos de 1º de
PCPI; Uno de 2º de PCPI.
Este es el primer curso en el que el Instituto tiene adscrito un CAES,
“problemática” a la que hay que añadir que se le ha asignado un grupo más de
1º de ESO, grupo que no se llenó en el periodo ordinario de escolarización.
Desde principios de octubre hasta febrero se han ido matriculando 28 alumnos
nuevos, de éstos, catorce provienen del Plan de Prevención de Absentismo del
Ayuntamiento de Alicante, otros desde Acción Social, y el resto se ha ido
animando, al ver que el barrio se quedaba vacío. Gran parte de estos nuevos
alumnos llevan uno o dos años desescolarizados, proceden de centros CAES
no adscritos al nuestro, en los que el material era gratuito y se beneficiaban de
un buen sistema de ayudas.
Incorporarse a una nueva realidad como es un centro de Secundaria requiere
de una doble adaptación, por un lado a la rutina de madrugar cada día para ir a
clase, por otro, participar de un sistema organizativo diferente como es un
instituto de educación secundaria, al que hay que asistir con material y durante
seis o siete horas diarias.
El grupo
NORMATIVA DE REFERENCIA
1
Manuel Gotor de Astorza. V Congreso Nacional de Orientación
Sevilla, marzo de 2010
2
Manuel Gotor de Astorza. V Congreso Nacional de Orientación
Sevilla, marzo de 2010
3
Manuel Gotor de Astorza. V Congreso Nacional de Orientación
Sevilla, marzo de 2010
4
Lera, M-J., (2009): Programa Golden5. Inicios y fundamentos.
El programa Golden5 -proyecto europeo, Comenius 2.1, realizado durante los años
2004-2008- intenta dar respuesta a los nuevos retos educativos, intentando conjugar la
atención a la diversidad en el aula, y al mismo tiempo atender las necesidades
individuales sociales y académicas de cada estudiante. Con estos objetivos nace, se
desarrolla y se consolida, siendo premiado por la Comisión Europea de Educación, en
mayo de 2009, como mejor programa de formación de profesorado, en innovación y
creatividad.
Las bases del programa Golden5 parten del análisis de la motivación escolar, la
influencia del grupo en el comportamiento y rendimiento, y el papel del profesorado.
Comentamos seguidamente estos tres aspectos.
Harter ha realizado varios estudios (ver Harter, 1996)1 que revelan que la motivación
está altamente relacionada con la percepción de competencia escolar. Para explicar esta
relación realizó un proyecto longitudinal. Harter encontró que al aumentar el nivel
escolar, el alumnado percibe que el profesorado pone mayor énfasis en las
calificaciones, en la competición y en el control, realizando una evaluación externa del
rendimiento escolar, y al mismo tiempo, prestando menos atención a los intereses
personales de los alumnos. Además, los estudiantes informaron de un aumento en el
énfasis en la comparación social entre compañeros de clase; y a mayor nivel o curso los
estudiantes sienten que el trabajo escolar es más aburrido e irrelevante. Los resultados
también muestran que los estudiantes observan que a mayor énfasis del profesorado en
los componentes de la evaluación externa, más estúpidos se sienten y eso es motivo del
detrimento de su interés intrínseco.
Cuando el profesorado fue interrogado sobre los mismos puntos, no sentían que
estuvieran enfatizando tanto la evaluación externa como era percibido por el alumnado,
ni eran conscientes de que hacían comparaciones sociales. Sí coincidían en interpretar
que cuando el estudiante se siente estúpido, sin duda esto afecta al interés intrínseco por
su trabajo escolar. Sin embargo, el profesorado no mostró ninguna evidencia de que las
prácticas educativas que llevaban a cabo en el aula, pudieran contribuir al sentimiento
de estupidez de sus estudiantes (Harter, 1981).
1
Harter, S. (1996). Teacher and classmate influences on scholastic motivation, self-esteem., and level of
voice in adolescents. Social motivation: understanding children's school adjustment. J. Junoven and K.
Wentzel. Cambridge, Cambridge University Press.
1
Los compañeros de clase también influencian en dicha reevaluación. Una parte
significativa del alumnado de 1º de la ESO no se conoce previamente, de ahí que la
referencia a grupos sociales es ampliamente utilizada, requiriendo que los estudiantes
reevalúen su competencia en las relaciones interpersonales. Este incremento en el
énfasis en la comparación social ayuda a fomentar la reevaluación en relación a la
competencia escolar. Estas comparaciones pueden tener efectos psicológicos
devastadores para un gran número de estudiantes quienes concluyen que son
relativamente incompetentes, comparados con los “top”.
De estas investigaciones se desprende que el profesorado, no sólo es importante en la
transición a la escuela secundaria, sino que también puede influir de manera
determinante en el incremento de la motivación intrínseca del alumnado.
2
Heider, F. (1958). The Psychology of Interpersonal Relations. Nueva York: Wiley.
3
Mead, G. H. (1934). Mind, self and society. Chicago, University of Chicago Press.
4
Newcomb, T. M. (1961) "The Acquaintance Process". New York: Aolt, Rinehart &
Whinston.
2
A la teoría de la atribución hay que añadirle el efecto audiencia (Cottrell, et al. 1968)5,
que explica cómo se observa un incremento en la motivación y en el rendimiento de la
persona que está siendo observada por un grupo, pero no siempre, en otras ocasiones la
exposición a la audiencia provoca los peores resultados en el individuo observado.
Aplicar estas teorías al ámbito educativo nos lleva a plantearnos los efectos en la
percepción del estudiante sobre sí mismo, así como de las expectativas que genera en
función de su rendimiento académico y de su comportamiento en los demás, y la
atribución de determinados rasgos o actitudes, como gamberro, torpe, desastre o
cualquiera con connotaciones negativas. “El efecto audiencia” del aula facilitará que
efectivamente tenga un mal rendimiento académico y problemas de comportamiento.
5
Cottrell, N.B.; Wack, D.L.; Sekerak, G.J. y Rittle, R.H. (1968). Social facilitation of dominant responses
by the presence of an audience and the mere presence of others. Journal of Personality and Social
Psychology, 9, 245-250.
6
Gall, K.R. (1998). An examination of the relationship between arousal levels of athletes, motivation
strategies, and performance. Dissertation Abstracts International Section A: Humanities and Social
Sciences, Vol. 58(7-A): 2585.
3
Los compañeros de curso pueden servir como potenciales compañías o amistades,
satisfaciendo importantes necesidades sociales en el desarrollo del adolescente. Sin
embargo, ellos representan un grupo de referencia social saliente que invita a una
intensa comparación social. Además, la aprobación o desaprobación que los
compañeros y compañeras de clase realizan puede tener un gran efecto en el
autoconcepto de sí mismo que está desarrollando el adolescente.
“Entre los niños de más edad y los adolescentes, los compañeros de clase son
quienes primariamente representan más el sentido “generalizado del otro”
(Mead, 1934).
4
de compenetración o entendimiento entre el docente y el estudiante puede derivar en
que algunos de ellos se desvinculen o desmotiven (poco compromiso con la escuela)
además de desarrollar actitudes negativas hacia el colegio.
Wentzel9, tratando de encontrar qué entienden los estudiantes por un docente que apoya,
examinó una muestra de estudiantes. Les pidió que escribieran tres cosas que el
profesorado hace para mostrar que les importan, y tres para mostrar que no les importan.
Las respuestas fueron categorizadas en cuatro dimensiones: relaciones democráticas,
reconocimiento de las diferencias individuales (sociales y académicas), altas
expectativas de logro, alentar positivamente y recibir feed-back (retroalimentación)
Cuando el profesorado mostraba explícitamente en el aula estos comportamientos, eran
percibidos como que se interesaban por el alumnado; por el contrario, cuando se
percibían comportamientos valorados en la dirección contraria, es decir, relaciones
autoritarias y con falta de respeto, tratarlos a todos por igual, esperar bajos resultados, y
recibir respuestas negativas, son percibidas como de falta de interés por ellos, por lo que
las relaciones se tornan bastante conflictivas.
Por otra parte, Wentzel señaló la importancia de desarrollar actividades con objetivos
sociales dado que hay evidencia de que está relacionado con mejor ajuste escolar. Hay
datos que sugieren que la búsqueda de objetivos pro-sociales o de responsabilidad social
por parte del alumnado, se relaciona con sus niveles de aceptación de parte de iguales y
profesorado. Observó que los sentimientos del alumnado de sentir ayuda y cooperación,
y el seguir las reglas de la clase, estaban relacionados con el apoyo social percibido por
parte de iguales y profesorado. Los resultados fueron muy consistentes. Mayor
percepción de ayuda social, más sentimientos de cooperación, más seguimiento de
reglas de clase, e igualmente mayor probabilidad de plantearse objetivos prosociales
para con los demás, lo cual se relacionará con mejor rendimiento, mejor percepción y
éxito escolar
Igualmente, los estudios señalan que intentar comportarse de manera prosocial y
responsable se relaciona consistentemente con el rendimiento y la motivación
académica; y los estudiantes más implicados son los más exitosos de la escuela.
El rol del profesorado parece ser crucial en el mejoramiento del ajuste de los estudiantes
y en el incremento de su auto-estima. Al mismo tiempo, juegan también un rol
importante como mediadores de la percepción social de sus compañeros de curso.
El reto que nos planteamos es comprobar si el profesorado puede cambiar la percepción
y expectativas de un estudiante, señalando públicamente los aspectos positivos de ellos,
9
Wentzel, K. (1996). Social goals and social relationshops as motivators of school adjustment. Social
motivation: understanding children's school adjustment. J. Junoven and K. Wentzel. Cambridge,
Cambridge University Press.
5
sobre la base que el grupo empezará a cambiar, y si se cambian las expectativas, el
efecto audiencia puede hacer que el grupo cambie, lo cual reforzará al sujeto en cuestión
que terminará respondiendo a unas expectativas más positivas, humanas y acordes con
su desarrollo.
Para que el profesorado pueda liderar este proceso de manera adecuada, deberá tener un
conjunto apropiado de herramientas y habilidades para entender el funcionamiento de
un grupo, y poder gestionarlo adecuadamente. Igualmente tiene que contar con
suficientes recursos para construir adecuadas y positivas relaciones entre sus
estudiantes, crear un clima de aula que facilite las relaciones y los procesos de
aprendizaje. La flexibilidad en el aprendizaje también tiene que ser considerada, la
atención a la diversidad debe ser entendida como un aula que ofrece una variedad de
actividades, de acorde a las características generales de los adolescentes, e igualmente
diferentes para ajustarse a las necesidades y particularidades que cada educando posee.
Por último, es necesaria la implicación de las familias para que el cambio de percepción
social y de autopercepción tenga lugar.
La propuesta GOLDEN5 consiste en dotar al profesorado de una serie de herramientas
que le facilite crear una atmósfera de adecuadas relaciones, donde el alumnado sea
considerado Golden, es decir, con suficientes habilidades como para “brillar” y
especialmente aquellos que normalmente son más opacos. Para conseguirlo, y
basándonos en los supuestos previamente explicados, se propone trabajar en cinco
Golden áreas que consideramos necesarias y relevantes para que el profesorado pueda
cambiar su aula, y ayudar al alumnado que más lo necesite: Gestión de aula,
construyendo relaciones, clima social, aprendizaje ajustado, y familia-escuela.
Estas áreas se implementan a partir de una serie de pasos claves o estrategias que se
proporcionan dentro del programa. Cada área contiene un número variado de pasos
claves o estrategias que si se llevan a cabo de manera sistemática y consciente en el
aula, mejoran las habilidades del profesorado y tiene impacto en el alumnado
El programa se ha puesto en marcha en cinco países, además de en Palestina. Se ha
evaluado de manera piloto, experimental y externa, y los resultados han sido muy
positivos. Continúa su puesta en marcha en los cinco países, pero especialmente en
Noruega, Polonia y España, con resultados igualmente buenos. Se observa como mejora
especialmente el rendimiento académico, la motivación de los estudiantes, y sobre todo
las competencias profesionales del profesorado.