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Sobre el discurso de Obama, el premio nobel

de la paz y la guerra.
DICIEMBRE 20 DE 2009

DIARIO 5

He leído con cuidado, detenimiento y fría reflexión el discurso


pronunciado por el señor Obama, con motivo de la recepción del
premio nobel de la Paz que le fuera otorgado por los miembros
del Comité Nobel de Noruega. Lo primero que sorprende de la
disertación no es su cinismo, que también, sino la alejada
postura en relación con los principios y valores sobre los que se
sustenta este galardón. Las palabras de Obama así lo confirman:
“La guerra es una expresión de los sentimientos humanos”. ¡Sin
complejos! Con esta frase, Obama, pretende darle un contenido
moral y ético a la guerra. Desde la Antigüedad hasta nuestros
días, ningún conquistador, invasor o tirano (Atila, Alejandro,
Cesar, Napoleón, Hitler o Mussolini) pretendió justificar
moralmente sus ambiciones de dominio, su codicia. La avaricia
jamás tuvo una justificación moral fuera de aquella de satisfacer
sus ansias de dominio. Obama se nos presenta como el
salvador, pero también como el jefe del imperio y precursor de
una nueva ideología sobre la guerra basada en que “el mal existe
y hay que extirparlo” lo que no se nos dice, o se nos oculta, es
quien va a calificar que es el mal ni quien lo está cometiendo.

Ahora bien, ¿qué buena intención puede tener un hombre que,


sin pensarlo mucho, cita en la misma frase a Martin Luther King,
Albert Schwaizer, Nelson Mandela y George Marshall? No se
entiende como se puede mezclar el pensamiento de esos
luchadores por la paz con el de un guerrero como fue Marshall,
a quien es verdad le otorgaron el nobel de la paz por su plan
Marshall para la recuperación de la Europa destruida por la
Guerra y sin tener muy en cuenta su pasado especialmente en la
posesión y dominio de Filipinas entre 1899 y 1907 en la que
participo y donde la población civil fue sujeta de todo tipo de
atropellos, masacres y torturas y luego su participación en la
guerra de Corea donde se dio más de lo mismo y Marshall era
general de cinco estrellas y jefe del Pentágono.

Obama pretende justificar la guerra envolviendo en el conflicto a


la sociedad de naciones, perdón, a sus amigos dentro de la
sociedad de naciones, a aquellos que comparten con el imperio
la posesión, así sea a sangre y fuego, de los lugares geo
estratégicos del planeta o de aquellos otros donde existan
materias primas necesarias para el desarrollo industrial de los
países del primer mundo, por ello afirma que:” Habrá ocasiones
en que las naciones actuando -¡Cuales?- individual o
conjuntamente concluirán que el uso de la fuerza no solo es
necesario sino también justificado moralmente”, para afirmar a
renglón seguido que, como dijo Martin Luther King, en esta
misma ceremonia hace años: “La violencia nunca produce paz
permanente. No resuelve los problemas sociales: Simplemente
crea problemas nuevos y más complicados”. ¿Quién lo entiende?

Se ha convertido el señor Obama en un buen Sofista buscando la


contradicción en el argumento del contrario y no en la esencia de
las cosas, Veámoslo: “Que no quede la menor duda: la maldad
existe en el mundo. Un movimiento no violento no podría haber
detenido los ejércitos de Hitler, La negociación ¿? No puede
convencer a los líderes de Al Qaeda a deponer las armas. Decir
que la fuerza es a veces necesaria no es un llamado al cinismo ¿?;
es reconocer la historia, las imperfecciones de los hombres y los
límites de la razón” Con esta declaración esta todo justificado,
incluso los genocidios, incluidos Hiroshima y Nagasaki, contra la
población civil, Y termina confirmando su voluntad: “Hemos
sobre llevado esta carga no porque queremos imponer nuestra
voluntad ¿?. Lo hemos hecho por un interés propio – al fin lo
acepta- y bien informado (posiciones geo-estratégicas- recursos
naturales): Porque queremos un futuro mejor para nuestros hijos
y nietos, y creemos que su vida será mejor si los hijos y nietos de
otras personas pueden vivir en prosperidad y libertad.” Las de
sus Aliados y Amigos, ¡claro esta!

La disertación continúa citando lugares comunes, proponiendo


paraísos y nirvanas olvidando, a propósito o por
desconocimiento, que las guerras del Congo, el genocidio entre
Hutus y Tutsis, el genocidio en Darfur, el conflicto Judeo-
Palestino, la guerra de Irak, el conflicto en Colombia, Somalia y
en muchos otros puntos del planeta está siendo avivado y
sostenido por las compañías multinacionales que tienen asiento
en Estados Unidos, Europa y Asia con la connivencia de sus
respectivos gobiernos, cuando no, con el apoyo directo
aduciendo que sus nacionales están en grave peligro…

Nelson Mandela, Martin Luther King, Mahatma Gandhi y Albert


Shweitzer no permitirían que se usara su nombre alegremente
para defender la guerra por muy “justa” que ella parezca. Dice
Eduardo Galeano que, “La guerra de Irak nació de la necesidad
de corregir el error que la geografía cometió cuando puso el
petróleo de Occidente bajo las arenas de Oriente, pero ninguna
guerra tiene la honestidad de confesar:- YO MATO PARA ROBAR-
.Numerosas hazañas bélicas siguen cumpliendo la Mierda del
Diablo, como las malas lenguas llaman al oro negro”.
“Una multitud perdió la vida en Sudan, entre finales del siglo XX y
comienzos del XXI, en una larga guerra petrolera, que esboza
Obama y que no termina de glosar, que se disfrazo de conflicto
étnico y religioso. Torres y taladros, tuberías y oleoductos
brotaban, por arte de magia, sobre las aldeas incendiadas y los
cultivos aniquilados, el mal los poseía. Y en la región de Darfur,
donde continuo la carnicería, los nativos, todos musulmanes,
empezaron a “odiarse y a matarse” cuando se supo que había
petróleo bajo sus pies.”

“También dijo ser guerra étnica y religiosa la matanza de las


colinas de Ruanda, aunque matadores y matados eran todos
católicos. El odio herencia colonial, venia de los tiempos en que
Bélgica había decidido que eran los Tutsis los que tenían vacas y
los Hutus los que trabajaban la tierra y que la minoría Tutsi debía
dominar a la mayoría Hutu.”

“En estos años, otra multitud perdió la vida en la Republica


Democrática del Congo, al servicio de las empresas extranjeras
que se disputaban el COLTAN. Este mineral raro es
imprescindible para la fabricación de teléfonos celulares,
computadoras, micro chips y baterías que usan los medios de
comunicación, que sin embargo se olvidaron de mencionarlo.”

Por hoy, es suficiente, ahí les dejo algunos motivos de reflexión


sobre el discurso del señor Barak Obama. Por mi parte me voy a
descansar y nada mejor para hacerlo y olvidar, por un rato, tanta
tragedia, que releer el Asno de Oro de Plinio Apuleyo.

El asno de oro (libro también conocido como La metamorfosis) es


una feliz mezcla de relatos eróticos, historias fantásticas,
secuencias de acción y reflexiones religiosas, en este sentido
comparte varios aspectos con Las Mil y una noches. Franz Wiland
llama a la estructura de este tipo de relatos La caja China: una
Silva de varia invención reunida bajo el marco de una historia
principal que pocas veces se decide a tomar su papel rector. Como
casi todos los libros estilo Caja-China, el ritmo del asno de oro es
irregular, algunas historias son relatadas al detalle y con
parsimonia mientras otras presentan la situación, el clímax y la
resolución en un mismo párrafo. Lo mismo pasa con el ibérico
Libro de buen amor, o el más célebre Viaje a varias naciones
lejanas del mundo del capitán inglés Lemuel Gulliver de Swift.

El Asno de oro es un viaje por las capas bajas de la sociedad


mediterránea del siglo II, aquí no hay reyes ni nobles, pero si
peluqueros, cocineros, ladrones de poca monta, viejas
alcahuetas, pastores y campesinos. Todos tratando de ir llevando
la vida a fuerza de engaños e ingenio, todos aportando frases de
sabiduría popular que no por cínicas e ingeniosas son menos
ciertas. No en balde Shakespeare y Cervantes fueron agradecidos
lectores de Apuleyo.

Carlos Herrera Rozo-

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