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DEPORTIVO QUITO
Fundado en la Plaza del teatro con el nombre Argentina. Campeón del
fútbol quiteño los años 1954, 1956, 1957 y 1963. Campeón Nacional en
1964 y 1968; Vicecampeón ecuatoriano los años 1985, 1988 y 1997. Una
institución llena de historia y grandes jugadores que pasamos a recordar.
Arqueros:
El emblemático es Luis Alberto
Aguerre; uruguayo, integró
la gran plantilla de Peñarol,
en la década del sesenta. Gran
talla y oficio, sobrio, atento,
seguro, muy técnico, excelente
bloqueador del juego aéreo;
se lo recuerda además por
su vestimenta, con aquellos
pantalones bermudas y la
tradicional gorra. Fue el soporte
defensivo de “Los Chullas”
para el título de 1968. Luego,
volvió en 1978 donde demostró
su jerarquía. Se lesionó en
1980, jugando al iniciar una
temporada en U. Católica,
viéndose obligado a retirarse del
fútbol. Se convirtió en uno de
los más conocidos y prósperos
empresarios de fútbol.
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de los equipos de
Pichincha en el
profesionalismo.
En sus inicios,
también cabe
destacar, a otros
delanteros, como
Carlos Guzmán,
gran técnica,
habilidad y talento;
se ganó el apelativo
de “Maestrito”;
Manuel Gaytán,
goleador en el
torneo local de
1955, difícil de
carácter, pero en Víctor Battaine
la cancha, era un crack; Humberto Masuchio, un peón incansable; el
paraguayo Bienvenido Laterza, veloz y goleador; Modesto Salina, un
cañonero, muy potente, goleador en los años 1956 y 1957, armaba una
dupla infernal con Guzmán. No podemos olvidar a César Pardo, un siete
muy peligroso, que hizo grandes temporadas en los años 1963 y 1964,
donde el Quito se proclamó campeón local y nacional, respectivamente.
En 1968, se incorpora al equipo el uruguayo Victor Manuel Battaine,
con un juego muy peculiar, alocado, pero eficaz. La hinchada lo comenzó
a llamar cariñosamente “El Loco” y él enloquecía a la culta barra con
sus goles. Armó una dupla de ensueño con Barreto, constituyendo el
inolvidable tandem Barreto – Battaine. Fue goleador del torneo de 1968,
con 19 tantos; donde además, dio vuelta olímpica. Ese fue su mejor año,
en 1979, se retiró del fútbol, vistiendo aquella camiseta, que una década
atrás, lo consagró.
En 1975, aparece un puntero endiablado, imparable sobre el gramado del
Atahualpa; que enloquecía al rival que enfrentaba y se robaba los aplausos:
Wilmer Gómez. Se convirtió en el jugador más cotizado del momento, su
transferencia al EMELEC, fue todo un suceso como lamentablemente no
fue su fútbol con la azul. Tres años después, nace en la Plaza del Teatro otro
delantero de similares condiciones; rápido, punzante, goleador; Fernando
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cuando entraba siempre daba el toque preciso. Era rápido y letal, pero tuvo
su momento negro cuando en la liguilla falló un penal ante un arquero
que recién ingresaba al campo, José Francisco Cevallos. En aquel juego,
Morales salió expulsado por provocar el penalti ingresando al campo
Pancho Cevallos, muy joven e inexperto, no había tapado más de dos o
tres partidos. Barboza lo lanzó y Cevallos lo atajó; finalmente, Barcelona
ganó 2 – 1 en el Atahualpa y el uruguayo fue condenado por aquello.
En 1997 llega el “Bufalo” Arias, un arremetedor que iba con todo para
definir. Peligroso en el juego aéreo, pesadilla para los defensores por su
potencia y precisión al momento del remate. Dos goles suyos al Aucas en
la penúltima fecha de la liguilla, le hubiesen dado el título al Quito, de
no mediar que minutos antes, Barcelona había derrotado a El Nacional
por 3 – 2 en el Atahualpa. Tan solo un empate de aquellos, dejaba a los
Chullas a puertas del campeonato. Ese gol de Agustín Delgado, en el
último minuto, lo impidió y luego, con un concluyente 3 – 0 en Guayaquil,
Barcelona le restó esa ilusión a Deportivo Quito.
En la línea de siempre traer buenos delanteros, se incorporan en las
siguientes temporadas dos buenos definidores: Alejandro Martín Kenig
y Cristhian Carnero. Kenig, venía precedido de buenos antecedentes en
el fútbol argentino, era un jugador conocido, había llegado al Deportivo
Cuenca en 1998 y dejado una grata impresión aunque estuvo poco tiempo;
en 1999 con la azul grana se convierte en la cuota de gol de su equipo.
Años después, en EMELEC, incluso fue goleador del torneo. Carnero, no
venía precedido de una gran trayectoria, pero con el Quito, las metió todas
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