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Indice

ASÍ COMIENZA TODO

Capítulo 1: Así comienza todo ............................................................. 3

Capítulo 2: Abriendo caminos ............................................................. 8

Capítulo 3: Su obra continúa ................................................................ 29

Capítulo 4: Por sus palabras lo conoceréis .................................... 35

Capítulo 5: La línea del tiempo ............................................................ 40

Capítulo 6: Opiniones de los alumnos ............................................. 42

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Capítulo 1:

ASÍ COMIENZA TODO

E n Garray (Soria), pueblo situado en una llanura junto al


cerro que ocupó la célebre Numancia, nacía el 11 de ma-
yo de 1825 el Padre Francisco Jerónimo García Tejero. Fue-
ron sus padres don Manuel García, natural de Garray y de
profesión secretario del Ayuntamiento, y doña Marta Tejero,
natural de Tordesillas, pueblo muy cercano a éste.

Dos días después de su nacimiento fue bautizado en la parro-


quia del pueblo, llamada de San Juan Bautista. Le pusieron
por nombre el santo del día aunque en todos sus documentos
sólo aparece el nombre de Francisco. Cuando contaba poco
más de un año fue confirmado en Dombellas, pueblo vecino.

Casa natal del Padre Tejero en Garray (Soria)


3
Tres años más tarde, muere su madre de parto y Manuel que-
da solo con un niño pequeño al que no puede atender. Lo lle-
va a Tardesillas y lo pone en manos de la familia de su espo-
sa, donde pasa su niñez en un ambiente rural y sencillo, edu-
cado en valores cristianos y en solidaridad con los más po-
bres. Allí asistió a la escuela del pueblo, aprendió las prime-
ras letras, hizo sus primeras travesuras y echó sus primeros
sermones subido en el serón del burro.

A los nueve años es trasladado a


Fuentes de Andalucía (Sevilla) pa-
ra ayudar en el negocio a un her-
mano de su padre, el tío Teodoro,
que había hecho una modesta for-
tuna en Andalucía. La idea de su
padre era que se fuera labrando su
porvenir. Sus tíos se encargaron
de su educación y lo destinaron
enteramente al comercio. Bueno y
trabajador, se hace querer por to-
das las personas que iban a com-
prar a la tienda al que llamaban
“Francisquito el Bueno”. Su tío al-

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berga la esperanza de casarlo
en un futuro con su hija Rosa-
rio pero su tía, que conocía me-
jor al chico, descubre su verda-
dero anhelo: ser sacerdote.

Con estos deseos profundos


iban pasando los años de su
vida sin ver la manera de aban-
donar el mostrador e ingresar
en el seminario. Ya contaba
con 18 años cuando el párroco
del pueblo le ayudó a superar
la negativa de su tío. Teodoro no quería renunciar a sus pla-
nes y le hizo ofertas tentadoras: “pienso dejarte en buena po-
sición económica, para ti serán el comercio y las fincas” pero
Francisco siempre le respondía: “No puedo ser más que sacer-
dote o nada”.

Un día, después de confesar, el buen


párroco lo vio tan decidido a realizar su
deseo que le animó a irse:”puedes irte in-
mediatamente y Dios te ayudará, como
confío. También yo veré si puedo hacer algo
por ti”. Contaba con mil reales para iniciar
su aventura.

En septiembre de 1846 llega a Sevilla y se


matricula en la Universidad Literaria. Los
medios de sustentación se le terminaron y
fue a ver a un sacerdote del que le habían
hablado, muy conocido por su caridad. Le
cuenta la apremiante situación en la que
se encuentra y gracias a su apoyo, pues se
conmovió al escuchar la profunda voca-

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Oratorio de San Felipe Neri (Sevilla)

ción de Francisco cuando le dijo: “Padre, mi vocación es de


Dios y estoy seguro que no me ha de desamparar”, consigue los
medios para continuar sus estudios en el seminario. Se tras-
ladó a su casa y fue para él como un verdadero padre. Fran-
cisco para no abusar de la generosidad de su bienhechor se
buscó un trabajo para las horas libres de sus estudios.

Tras recibir la tonsura de manos del cardenal Romo (6 de


abril de 1849), Francisco se entusiasma con la idea de partir
como misionero a América, pero su director espiritual, el sa-
cerdote filipense d. José María de la Carrera, con visión profé-
tica le dijo: “Sevilla serán tus Indias”.

El 20 de septiembre de 1851 es ordenado sacerdote, cele-


brando su primera misa el 5 de octubre en Fuentes de Anda-
lucía. Sus tíos y primos están, con trajes de fiesta, en primera
fila. Al final, un fuerte abrazo. Al tío Teodoro le brotan unas
lágrimas.

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Es gracias a D. José María que Francisco se encuentra con el
Oratorio, y con él el tesoro de vivir su sacerdocio en comuni-
dad, una comunidad no de religiosos que hiciera posible
la contemplación y la acción, la oración y la entrega
apostólica: “¡Ya tengo satisfechas todas mis aspiraciones!”
Aunque pobre, a nada he querido aspirar, y nada tengo por
más honra que firmarme padre del Oratorio. Aquí moriré, an-
tes de separarme del bien que Dios me ha concedido”.

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Capítulo 2:

ABRIENDO CAMINOS

Primeros pasos como sacerdote

E l Oratorio fundado por Felipe Neri parece ser la respues-


ta a la forma de vida a que aspira Francisco. Responde a
su sensibilidad y sus deseos y él cree que allí podrá llevar a
cabo sus inquietudes. Dedicar tiempo a la oración, al estudio,
meditación y conocimiento profundo de la Palabra de Dios, a
dar respuesta a los gritos de
los hombres de su tiempo y
a vivir en una comunidad de
estilo familiar.

Empujado por los expolios


sucedidos en 1854, donde el
Oratorio de San Felipe Neri
de Sevilla fue incautado y
convertido en cuartel de mi-
licias urbanas, el padre Teje-
ro se va a la parroquia de
san Roque. Esta iglesia, loca-
lizada en la periferia de la
ciudad de la época, va a mar-
car su vida indeleblemente.
Iglesia de san Roque (Sevilla)

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El cura de los corrales

E s en este barrio, que toma


contacto con los corrales de
vecinos, lugares donde vivían
hacinadas familias de las clases
obreras pobres (casi siempre nu-
merosas) y mendigos en pésimas
condiciones de salud e higiene,
censando en ellos una tercera
parte de la población de la Sevi-
lla de ese momento.

El padre Tejero le dedicaría en


adelante su esfuerzo y su tiempo a Corrales de Sevilla
estas personas, ganándose el apo-
do cariñoso de “el cura de los corrales”: «Perseguir amorosa-
mente a los pobrecitos ignorantes hasta el último rincón donde
el trabajo, la ignominia y la indigencia los esconde, cautivarlos
con los dulces lazos de la caridad, atraerlos con el ejemplo y el
consejo (…) Buscar, instruir y santificar a los pobres de Jesu-
cristo» dicho en sus propias palabras.

Crea las congregaciones de catequistas

D e esta forma, crea las “Congregaciones de Catequistas”,


que son grupos de seglares que le ayudan en sus tareas
evangelizadoras, mucho antes de que el Vaticano II devolvie-
se a los laicos su papel protagonista dentro de la Iglesia.

Estas Congregaciones llegarían a atender a más de 8.000 ca-


tecúmenos y estuvieron formadas por más de 100 catequis-
tas, extendiéndose por todas las parroquias de la diócesis.

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Nace la Congregación de las Religiosas
Filipenses Hijas de María Dolorosa

E s en esa época de recesión económica (pérdida de las co-


lonias americanas y desbordamiento de la emigración de
los pueblos a las capitales), cuando la prostitución se incre-
menta exponencialmente. Todas las que eran víctimas de en-
fermedades venéreas eran
mal atendidas en el Hospital
Central (Hospital de las Cinco
Llagas, hoy sede del Parla-
mento de Andalucía).

El Padre Tejero empieza a


atenderlas, ayudándolas a
salir de esas situaciones, una
vez que eran dadas de alta.

A pesar de ser una labor muy


dura, nunca cesó en su empe-
El Padre Tejero en el
ño, y consiguió en verano de
Hospital de Las Cinco Llagas
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1859 algunos muebles y una casa de dos habitaciones para
acogerlas, en un sótano del barrio de Santa Cruz. En esta la-
bor, una de las catequistas que le ayudaba (Rosario Muñoz
Ortiz) se ofreció a ayudarle en esa tarea diciendo: «Padre, si
me encuentra capaz, cuente conmigo».

De esta forma nace el 21 de julio de 1859 la CONGREGACIÓN


DE RELIGIOSAS FILIPENSES HIJAS DE MARÍA DOLOROSA.

En poco tiempo, y a pesar de la muy buena voluntad de Rosa-


rio, el trabajo le desborda. Pero Dios puso en el camino de
esta santa obra a Dolores Márquez y Romero de Onoro,
mujer de alta devoción que, no sin muchas dudas al principio,
acepta la propuesta del padre Tejero, se despoja de su ele-
gancia y se presenta ante las jóvenes con humildad y senci-
llez.

Entre las dos llevarían a cabo la obra que inició Francisco,


enseñando a leer, escribir, coser y bordar, dando a la vez ca-
tequesis a las muchachas. El 2 de febrero de 1860, Dolores
decide quedarse definitivamente entre las jóvenes, a pesar de
todas las críticas que la sociedad había volcado en aquella
obra. El 21 de noviembre de 1861, terminarían acogidas en el
convento de san José, cedido por el arzobispo.

Casa de la calle Jamerdana. Barrio de Santa Cruz


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No obstante, todo este pro-
yecto provocó que el padre
Tejero fuese un incomprendi-
do, incluso en el seno de su
comunidad, aunque nunca
cejó en su empeño de obede-
cer a Dios antes que a los
hombres.

Hacía más de un año que se


había comenzado la obra con
las jóvenes acogidas. El car-
denal había visitado varias
veces aquella casa y estaba
contento con la labor realiza-
da y tanto el alcalde de Sevilla (García de Vinuesa) como la
Infanta Mª Luisa, duquesa de Montpensier ofrecieron su ayu-
da personal y económica.

Madre Dolores comunica al padre Tejero su deseo de elevar


esa experiencia a congregación religiosa. Él escribe las cons-
tituciones y a finales de 1864 presentó los mismos al carde-
nal. El 3 de abril de 1865 éste da un decreto reconociendo a
la naciente congregación como de derecho diocesano.

Pero poco después se desencadena otra revolución, saldán-


dose con la destrucción del Oratorio el 5 de octubre. El Padre
Tejero debe huir (junto con muchos otros presbíteros), pero
una enfermedad le impide salir de Cádiz.

Poco después vuelve a Sevilla, pero la Junta Revolucionaria


ha dejado excesivo trabajo para que él pueda volver a sus
“catequistas de corrales”. Aún así, anima a Madre Dolores a
que solicite el edificio de Santa Isabel para su obra… siéndole
concedido.

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Gracias a la nueva morada las 16 religiosas y las más de 50
jóvenes contaban ahora con espacio suficiente, abriendo
además una escuela para niñas pobres en el mismo convento.

El 10 de febrero de 1871 tuvo lugar la primera toma de hábi-


tos en Santa Isabel. Lo tomaron las ocho primeras religiosas
que habían entrado, las cuales, eligen por unanimidad a ma-
dre Dolores como superiora general.

Funda una nueva Congregación:


Las Misioneras de la Doctrina Cristiana

E n enero de 1874 se restaura la monarquía con Alfonso


XII, y con este cambio, las Congregaciones Catequistas
dispersas hacen un intento de restauración, pero el padre Te-
jero ya no cuenta con catequistas.

Su gran deseo era construir “desde la raíz” una sociedad más


justa: promocionar a los pobres, ayudarles a entrar en un ca-
mino de humanización y progreso, posibilitar una forma de
vida más digna para aquellos que siendo hombres, eran con-
siderados “un aparte”.

Y es otra mujer la que va a hacer posible la realización de di-


cho proyecto.

Mercedes Trullás y Soler nació en San Sebastián. Huérfana


muy pronto, obtiene los títulos académicos de profesora de
música y magisterio. Se casó, pero muy joven quedó viuda,
residiendo finalmente en Sevilla.

Decidida a ingresar en la vida religiosa, poco antes fue a con-


fesar a Santa Isabel, y el padre Tejero (intuyendo sus valores)
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le pide que colabore en su
obra. Tras mucha oración y
dudas, decide poner manos a
la obra en lo que ella conside-
raba que era la llamada de
Dios.

Con algunas catequistas del


padre Tejero va por las casas
de vecinos y “corrales” de los
barrios extremos consolando,
ayudando y enseñando. Mercedes Trullás y Soler

Tras todo un periplo de experiencias, en el año 1878 nacen


LAS MISIONERAS DE LA DOCTRINA CRISTIANA que, como
María, Madre de Dolores, están dispuestas a acompañar de
cerca el dolor de sus hijos.

El beato Marcelo Spínola, párroco de san Lorenzo, les ofreció


su apoyo y colaboración; les pidió que buscaran casa en su
feligresía y se comprometió a pagar
el primer año de alquiler, en-
contrándola en la calle Guadalquivir
y trasladándose allí Mercedes y 5
catequistas más, el 7 de septiembre
de 1878.

El 24 del mismo mes fue la inaugu-


ración de la casa, las primeras reli-
giosas visten hábito y comienza a
existir oficialmente la nueva con-
gregación.

La organización de la primera co-


munidad era reflejo de “una comuni- Beato Marcelo Spínola,
Cardenal de Sevilla

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dad fraterna”: todas las hermanas compartían el trabajo de la
casa, la cocina, la compra… y todas salían durante el día y al
atardecer a los barrios y casas de vecinos para realizar su mi-
sión.

El padre Tejero y madre Mercedes “ven con profundo senti-


miento, muchas niñas que cubiertas de andrajos, desampara-
das y en completo abandono, pasan el día en las calles… en las-
timosa holganza, pidiendo o cogiendo al descuido lo necesario
para el alimento. La congregación, compadecida de estas infe-
lices criaturas, ha abierto una escuela con el doble fin de reco-
gerlas y ampararlas en cuanto sea posible. Pero como estas
pobres niñas, la miseria y el abandono las tienen casi desnudas
y hambrientas, es absolutamente indispensable para acogerlas,
que las personas caritativas se presten a satisfacer sus necesi-
dades, cediendo las ropas de desecho para asearlas y vestirlas y
los restos de pan, que solo aprovechan al desvalido, para ali-
mentarlas.”

Bajo lluvia o calor excesivo, las hermanas recorren las calles


recogiendo aquello que en caridad les es cedido, para aprove-
charlo para su misión.

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Era prelado de la diócesis fray
Ceferino González, protector de la
nueva congregación. Éste alentó y
animó a Mercedes para que lleva-
ra adelante su obra y ordenó que
enviasen a la “Doctrina Cristiana”
toda la comida sobrante del semi-
nario. Lo mismo hacían los Her-
manos Hospitalarios de San Juan
de Dios.

Después de tres años de expe-


riencia de vida religiosa, el padre
Tejero y madre Mercedes plasman Fray Ceferino González
en unas constituciones el espíritu y
vivencia de esta nueva congregación religiosa. El 3 de abril de
1880 son aprobadas por el cardenal don Joaquín Lluch y Ga-
rriga, arzobispo de Sevilla.

El restaurador de la Congregación
de San Felipe Neri en Sevilla
El padre Tejero era un hombre completamente centrado en
su vocación. Decía: “Si cien veces naciera, cien veces volvería a
ser sacerdote filipense”. Amó la Congregación del Oratorio en-
trañablemente, y lo demostró porque supo sacrificarse por
ella.

Después de la revolución de 1868, estuvo viviendo durante 9


años con las religiosas Filipenses, la primera congregación
que fundó, pero echaba de menos el Oratorio, la vida familiar
y fraterna entre sus hermanos filipenses, y emprende otra
nueva obra.
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Oratorio de san Felipe Neri. Sevilla

Tras muchos trabajos y esfuerzos logra convocar y reunir a


los miembros de su anterior comunidad, y con ellos vuelve la
Congregación del Oratorio. Por eso lo llaman “El restaurador
de la Congregación de san Felipe Neri en Sevilla”.

El agotamiento y los años pesan en el padre Tejero, su salud


se agrava por días, de manera que el 8 de diciembre de 1909,
a las 12 de la mañana, cuando las campanas de Sevilla repi-
can celebrando el misterio de la Inmaculada Concepción, des-
pués de recibir el sacramento de la Unción, entregó su alma a
Dios. Murió santamente, tal y como había vivido, a la edad de
84 años.

Gastó su vida catequizando, y de sus congregaciones de cate-


quesis nacieron las dos congregaciones religiosas que garan-
tizaban la continuidad de su obra.

Francisco fue un hombre de Dios y estuvo atento a su voz,


manifestada de muchas maneras: “susurros”, intuiciones que
no dejó morir en su corazón, sino que en fidelidad fue reali-

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zando a lo largo de su vida, y “gritos” que surgen de la histo-
ria y del dolor de quienes sufren.

Terminaremos esta semblanza de su vida y de su obra con


sus propias palabras:

No olvides las enseñanzas de San Pablo: “Ni el que planta


ni el que riega da el incremento, sino Dios”. Plantemos y
reguemos. Hagamos santamente con quietud y espíritu lo
que nos pertenece y Dios hará lo restante como más con-
venga. Pensando de este modo, se hace mucho bueno”.

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Capítulo 3:

SU OBRA CONTINÚA

D istintas personas, distintos momentos, distintos signos,


distintos tiempos… pero con la misma ilusión que el Pa-
dre Tejero, las MISIONERAS DE LA DOCTRINA CRISTIANA
siguen mirando hacia delante con realismo y mantienen el
compromiso:

“BUSCAR, INSTRUIR Y SANTIFICAR A LOS POBRES DE


JESUCRISTO:
BUSCARLOS, hasta el último rincón donde su pobreza
les esconde.
INSTRUIRLOS, sacándolos de su ignorancia.
SANTIFICARLOS, mostrándoles los caminos de la fe y
la piedad”.

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Para llevar a cabo esta misión cuentan con:

25 comunidades en España con actividades diversas:

Labor educativa en 6 colegios en Andalucía, Madrid y


Extremadura. Se trata de conseguir que los niños y ado-
lescentes vayan alcanzando su auténtica personalidad,
que valoren su propio ser, a fin de que no les influya
nada que tienda a despersonalizarlos. Se atiende tam-
bién a los demás aspectos del apostolado con la juven-
tud y la familia.

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Colegio Santa Clara (Cazalla, Sevilla)

Colegio Divino Corazón (Madrid)


22
Colegio Nuestra Señora de los Dolores (Guareña, Badajoz)

Colegio Sagrado Corazón (Constantina, Sevilla)


23
Colegio Nuestra Señora de las Mercedes (Sevilla)

Colegio San José (La Rinconada, Sevilla)


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Labor social con los pobres, en suburbios, barrios o al-
deas, donde se pretende su formación integral. Se com-
parte con los más pobres todo lo que se es y se tiene,
luchando junto a ellos por un mundo mejor.

Labor Pastoral en las Parroquias o en la Diócesis.

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10 comunidades en América Latina y África

Fieles al Carisma de los Fundadores de elevar el nivel moral,


religioso y social de las personas más necesitadas, se realiza
una labor misionera donde pueden colaborar en la construc-
ción de un mundo mejor:

Llegaron a América Latina en el año 1959 y desde entonces


están presentes en:
Argentina (3 Comunidades)
Brasil (1 Comunidad)
Nicaragua (2 Comunidades)
Uruguay (2 Comunidades)

Todas estas comunidades están ubicadas en zonas empobre-


cidas de barrios marginales o en poblados aborígenes, con la
población pobre y sin derecho a la atención médica y a la
educación, sufriendo sus mismas condiciones de vida. Se rea-
lizan tareas promocionales, apostólicas y catequéticas y
acompañan a las comunidades cristianas de los lugares don-
de viven.

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Abriendo nuevos caminos, en 1978 se comienzan nuevos
proyectos en el continente africano y, hoy, dos comunidades
en Togo (pequeño y pobre país de África Occidental) y Burki-
na Faso, viven junto a los más pobres de la tierra, colaboran-
do en la lucha por la justicia y en la promoción y liberación de
todas las personas: menores maltratados, abandonados, ex-
plotados, huérfanos, enfermos…, se realizan labores de pro-
moción de la mujer, tan marginada y explotada en este conti-
nente, a través de talleres ocupacionales, se mantienen guar-
derías, un centro ocupacional, un pequeño dispensario, se
realizan labores de formación y catequesis y se siguen imple-
mentando proyectos continuamente.

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Capítulo 4:

POR SUS PALABRAS


LO CONOCERÉIS

Algunas máximas del Padre Tejero:

"No bastan propósitos y razonamiento: Dios lo


que quiere son obras"

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"Ni el que planta ni el que riega da el incremento,
sino Dios". Plantemos y reguemos”

“Mi corazón está fijo en seguir la voluntad del Se-


ñor. Él nos da lo que nos conviene”

36
“Se ha dicho con verdad que la vida de perfección
es como la vida de las plantas. Principian por po-
co, insensiblemente crecen, tienen sus alternati-
vas y a fuerza de tiempo llegan a la perfección y
dan sus frutos”.

“Luego, si ellos no vienen, es menester ir a bus-


carlos ”

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“Señor, aunque tenga que mendigar de puerta en
puerta durante toda mi vida, lo haré gustoso,
buscando casa y pan para estas jóvenes”

“Sea siempre la comunidad, como nos enseña Je-


sucristo, dulce, afable, paciente y muy discreta,
para ir ganando, poco a poco, el alma y conducir-
la por el camino de la salvación”

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“En casa no hay novedad particular. Mucho au-
mento de familia y todas de buena índole. Pero
creo que va a ser preciso vender un día hasta mis
breviarios, para dar de comer a tanta criatura.
Confianza en Dios y poner los medios. El que nos
las manda no es para que se mueran de hambre,
ni para tenerlas desnudas”

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Capítulo 5:

LA LÍNEA DEL TIEMPO

FRANCISCO DE JERÓNIMO GARCÍA TEJERO


(Sacerdote del Oratorio Filipense de Sevilla,
Fundador de las Congregaciones de Religiosas
Filipenses Hijas de María Dolorosa y Misioneras
de la Doctrina Cristiana)

11de mayo de 1825. Nace en Garray, pro-


vincia de Soria.
11 de noviembre de 1828 . Muere su ma-
dre y él es confiado al cuidado de sus tíos.
¿1833-1834? Va a vivir a Fuentes de Anda-
lucía (Sevilla), con un hermano de su padre.
1844. Comienza sus estudios de latín, con el
propósito de llegar a ser sacerdote.
1846-1856. Estudia en la Universidad de
Sevilla las carreras de Filosofía y Teología,
obteniendo muy buenas notas.
15 de julio de 1851. Muere D. Juan de la
Carrera, su confesor, que le había dicho
“Sevilla serán tus indias” cuando quiso ir a
misiones y quien le inclinó en su vocación
hacia la Congregación del Oratorio.
5 de octubre de 1851. Ordenado Sacerdo-
te, dice su primera Misa.
1 de mayo de 1852. Ingresa en el Oratorio
de San Felipe Neri.
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5 de agosto de 1854. La revolución desaloja a
los PP. del Oratorio. Él va a la Parroquia de S.
Roque, desde donde empieza a evangelizar a
los más pobres: los Corrales de vecinos.
16 de mayo de 1859. Se aprueban las Con-
gregaciones Catequistas.
1859. Visita el Hospital Central. En la Sala Mª
Magdalena surge en él la idea de acoger a las
jóvenes que quieran abandonar la prostitución.
22 de julio de 1859. Con Rosario Muñoz fun-
da la primera casa de acogida para estas jóve-
nes.
22 de septiembre de 1868. Los PP. del Ora-
torio son expulsados de España; él queda en
Cádiz por estar muy enfermo.
Septiembre de 1868. Desaparecen las Con-
gregaciones Catequistas.
Noviembre de 1868. Regresa a Sevilla, donde
vivirá con las RR Filipenses.
16 de mayo de 1877. Restauración de la Con-
gregación del Oratorio. Es elegido Prepósito
(Superior).
23 de septiembre de 1878 . Con Mercedes
Trullás funda la Congregación de las Hnas. de
la Doctrina Cristiana, que salen por los barrios
y corrales a dar clases y catequesis a niñas,
jóvenes y mujeres.
3 de abril de 1880. Aprobación Diocesana de
las Constituciones de las Hnas. de la Doctrina
Cristiana.
8 de diciembre de 1909. Después de una lar-
ga vida de entrega total a la misión, fallece en
Sevilla, siendo Prepósito (Superior) de la Con-
gregación del Oratorio de Sevilla.

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Capítulo 6:

Comentarios de los alumnos

Alumnos de 1º de ESO

Paloma Trapero: El Padre Francisco García Tejero nos ha


dejado a todos los colegios de la Fundación, el testigo del
amor, de la perseverancia, del perdón y de la generosidad.
Podemos y debemos aplicar sus enseñanzas tratando con
amor a los demás, ayudando a los desfavorecidos, trabajando,
perdonando y no tirando la toalla. Es importante que sepa-
mos valorar lo que tenemos.

Ana Serrano: Uno de los mensajes que me ha calado del Pa-


dre Fundador es que de las cosas negativas hay que sacar
siempre lo positivo y a ir por el buen camino. Seremos felices
si ayudamos a los demás a serlo. Además: “Hoy por ti, maña-
na por mí”. Si ayudamos encontraremos quien nos eche una
mano cuando lo necesitemos. Hay que mirar hacia delante y
ver el mundo con los dos ojos para comprender que hay que
modificarlo hasta conseguir la paz plena.

Alejandro Sánchez y Juan Manuel Reyes: El Padre Francis-


co García Tejero es un ejemplo a seguir ya que luchó por lo
que él quería. Junto con la Madre Mercedes y con otras perso-
nas, consiguió ayudar a mucha gente que se encontraba en
una situación difícil. Yo creo que tenía mucha razón en lo que
42
decía: "No bastan propósitos y razonamiento: Dios lo que
quiere son obras"

Rubén Palma: El Padre Tejero nos ha mostrado que siempre


debemos tener esperanza y perseverar por conseguir lo que
nos proponemos. Él tuvo una vida llena de esperanza por
conseguir un mundo más justo y nosotros debemos seguir su
camino.

Amelia Navarro: El Padre Francisco García Tejero hizo el


bien toda su vida pero no se conformó con eso y dejó tras de
sí a quien siguiera adelante cuando él no estuviera. Las Her-
manas de las dos Congregaciones que fundó siguen sus pasos
y nos educan para que nosotros también lo hagamos y apli-
quemos sus enseñanzas a nuestras vidas. Él ha confiado en
nosotros y nos ha dejado aquello que más le importaba y a lo
que se dedicó siempre: ayudar a los demás.

Álvaro Gómez y Belén Águila: La Congregación de Misione-


ras de la Doctrina Cristiana, fundada por el Padre Francisco
García Tejero con Mercedes Trullás y Soler, mantienen el tes-
tigo de su obra y nos educan en el amor a los demás y en co-
laborar por conseguir un mundo mejor.

Marina y Marta Cuberos: El Padre Francisco García Tejero


nos hace amigos de Jesús y nos enseña a pensar en los demás,
a no desanimarnos pensando en el fracaso y a tener proyec-
tos e ilusiones.

Juan Miguel Blanco y Marta Gallardo: El Padre Francisco


García Tejero nos ha dejado muchas lecciones que aprender y
practicar en nuestra vida: ayudar a los demás sin esperar na-
da a cambio, a no rendirnos nunca, a no perder la esperanza
porque no hay nada imposible si te lo propones de verdad y a
perseguir nuestros sueños e intentar realizarlos.

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Paula Mª Molina: Nosotros somos quienes tenemos el testi-
go que nos ha entregado el Padre Francisco García Tejero.
Por eso tenemos que seguir haciendo todo lo que él empezó y
luchar por un mundo mejor.

Francisco Javier Díaz, Cristina Arteaga, Adrián Ríos, An-


tonio Núñez, Marta Neira, Olga Martínez y Alberto Herre-
ra: Admiramos al Padre Francisco García Tejero por todas las
cosas que ha hecho y queremos seguir su ejemplo siendo más
generosos y siendo buenas personas.

Alumnos de 2º de ESO

Paloma Muñoz: Admiro al Padre Tejero porque sabía lo que


quería ser y luchó por serlo. También me llama la atención
que su propósito sólo era ayudar y no le importaba lo que
dijera la gente. Él ayudaba a quien lo necesitaba aunque fue-
ran prostitutas.

Paula Ruiz: Francisco Jerónimo García Tejero, es el nombre


del hombre que durante años hemos oído hablar, el nombre
de un cura que demostró ser incansable en su empeño por
entregar su vida a Dios, a los pobres, a los más débiles. Él
llevó a Dios en su corazón y los que conocen su historia lo
saben, se enorgullecen y quieren seguir su ejemplo de solida-
ridad y bondad, al menos eso me pasa a mí.

Alba Hans: Estoy muy orgullosa de estar en uno de los seis


colegios que siguen la estela del Padre Fundador porque él
luchó mucho y ayudó a muchas personas aunque tuviera difi-
cultades. Me gusta que las Hermanas de la Doctrina Cristiana

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hayan seguido con su obra y quiero aprender de él y ser más
solidaria y ayudar a quien me necesite.

Elena Rando: Creo que el Padre Francisco G. Tejero tenía ra-


zones para estar satisfecho con su vida. Se dedicó a hacer
realidad su sueño por encima de todo. Se dedicó en cuerpo y
alma a demostrar que todas las personas tienen el mismo de-
recho de comer y vivir en buenas condiciones sin hacer dis-
tinciones. Daba igual que fueran pobres, prostitutas,… él les
ayudaba sin ningún tipo de interés. Tenía una gran fuerza de
voluntad pues no se rendía ante los problemas y ahora su
obra, muchos años después, sigue en pie. Supo buscar colabo-
ración en otra gente y yo, como él, quiero enfrentarme a la
realidad para hacerla mejor y ser capaz de entregarme a mis
sueños.

Sonia Romero: El Padre Francisco Tejero es el hombre que


fundó la Congregación de las Hermanas de nuestro colegio.
Cada año oímos hablar de él y nos sentimos orgullosas de es-
tar en este colegio e intentamos parecernos un poco a él.

Irene Calero: Tiene mucho mérito ir a los corrales y ocupar-


se de los mendigos, prostitutas… Aunque muriera a los 84
años, su obra continúa pues este hombre de Dios, empezó
pero lo increíble es que otras personas han llegado a otros
continentes como África y América para seguir su ejemplo
aunque para ello hayan tenido que adaptarse a una forma de
vida mucho más difícil.

José Antonio González Lobo, Marta Calleja y Cristina Li-


nares: En lo sucesivo procuraremos seguir el ejemplo de Pa-
dre Francisco García Tejero en lo que más nos ha gustado de
él: ayudar a quien lo necesita.

Consuelo Cruz y Ángel Jaén: Desde su nacimiento hasta su

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muerte, el Padre Francisco García Tejero, a pesar de que su
vida no fue fácil, hizo el bien y muchas cosas importantes.
Gastó su vida catequizando, ayudando, buscando colaborado-
res y creando dos congregaciones religiosas, luego su vida
fue especial. Todos los años le recordamos cuando celebra-
mos su fiesta y se lo merece pues este gran hombre ha dejado
algo entre nosotros.

Andrea Arriaza: “Sevilla serán tus Indias” Él no pudo irse


pero dejó quien lo hiciera por él. Le tenemos que agradecer a
todas las Hermanas que trabajan por los más pobres tan lejos
de sus casas lo que hacen y la gran valentía que demuestran.
El Padre Francisco Tejero murió en 1909 pero sus obras las
ha dejado con nosotros y, también, su honesta vida para que
sigamos sus pasos.

Lucía Mayo: Creo que es bueno destacar la vida de aquellas


personas que han hecho tantos bienes y favores por los de-
más como es el caso del Padre Francisco García Tejero. Tuvo
una infancia y una vida dura pero supo sacar su sueño ade-
lante, apoyándose en la Iglesia pero en una Iglesia que no era
sólo rezar sino ayudar a los que más lo necesitaban, que en
aquella época no eran pocos. Y así, juzgado por unos y ayuda-
do por otros, dio oportunidades y facilidades a muchas per-
sonas que creían no merecer nada. Sus buenas obras no han
sido pocas. Antes y ahora hay más personas como él. A mí me
gustaría parecerme en algo a él y pienso que “Aunque sean
pocas las personas, podemos ser más”.

Macarena Rodríguez: Su vida es un ejemplo a seguir. Si aho-


ra hubiera más personas como él, muchas cosas se evitarían.
Su vida fue muy interesante porque lo dio todo por los demás
sin importarle lo que pensaran de él. Yo me comprometo a
ayudar a los más necesitados desde mi situación y a hacer lo
posible por hacer el bien.

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Marta Garrido: Me ha llamado mucho la atención la actitud
ante la vida del Padre Francisco Tejero por su perseverancia
en realizar su sueño a pesar de las dificultades. Quería un
mundo mejor y yo quiero parecerme a él. A partir de ahora
colaboraré con Cáritas.

Iván Marín, Jesús Sánchez, Antonio Mesa, Carmen Martí-


nez y Elisabeth Portero: Era un hombre bueno y muy va-
liente. Está bien ayudar a los demás. Estaría bien seguir su
ejemplo.

Alberto Muñoz: Me ha gustado el hecho de que ha sido un


hombre muy luchador que no se rendía hasta conseguir su
objetivo y que era capaz de rodearse de gente que le ayudara.

Miguel Hinojosa: Dedicando toda su vida a ayudar a los de-


más, siempre sin esperar nada a cambio. Parece una leyenda
pero es cierto. Me parece algo genial que se pueda ayudar
tanto en un lugar donde había tanta pobreza y fundar las
Congregaciones me parece épico. Yo quiero intentar cambiar,
un poco por lo menos, para ser mejor. No sé si podré cum-
plirlo.

Ana Angustias Jiménez: Todos los años lo recordamos con


gran emoción y disfrutamos repasando su vida y sus pala-
bras. Ojalá todos aprendamos de él y sigamos sus pasos y su
buen camino.

Domingo Muñoz: Me ha gustado que a pesar de todo lo que


su tío le prometía, él tuvo clara su vocación y no desechó su
sueño. Además, aunque le quitaron su lugar de rezo, perse-
veró y empezó a ayudar a los indigentes y a las prostitutas. A
mi forma de ver, fue un hombre que siempre tuvo las ideas
claras y un rumbo fijo.

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Carmen Mayorga: Yo creo que el Padre Francisco García Te-
jero tuvo, hasta su muerte, una vida muy atareada y muy in-
teresante. Tuvo que vencer muchos obstáculos pero mereció
la pena. Yo quiero seguir sus pasos ayudando más a las per-
sonas y no haciendo sufrir a nadie.

Alfonso Velencoso: La historia del Padre Francisco G. Tejero


me ha enseñado mucho ya que trata de cómo un hombre, que
ha tenido grandes dificultades como quedarse huérfano a
una temprana edad, ser perseguido, no recibir suficientes
apoyos …, hizo grandes cosas.

Rafael Muñoz: el señor García Tejero fue una gran ayuda en


una época en que todo el mundo lo estaba pasando mal. Fue
uno de los pocos que reaccionó a la problemática social. Yo lo
veo como un héroe y un santo por eso siempre será recorda-
do por su familia que somos nosotros. Seguiré su ejemplo en
todo lo que esté en mi mano.

Belén Benítez: Aprecio a este hombre por su gran empeño


por perseguir lo que se propone hasta conseguirlo. Era muy
buena persona y tuvo la suerte de rodearse de buena gente
aunque a veces se sintiera solo. Nuestro Fundador logró, a lo
largo de su vida, hacer una sociedad un poco mejor y a mí me
gustaría seguir ese camino y ser tan perseverante como él.

Celia Vicente: Yo opino que la vida del Padre Francisco G.


Tejero es para hacer algo más que un libro para nosotros. Su
vida y su obra la debe conocer todo el mundo porque sus ac-
ciones son las de una muy buena persona. Yo me comprome-
to a ser mejor persona y a creer, como nuestro Fundador, que
si quiero, es posible.

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