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ESTRATEGIAS PEDAGÓGICAS QUE FAVORECEN LA INCLUSIÓN

DE NIÑOS CON DIFICULTADES DE APRENDIZAJE

Mireya Guevara Medina


Magíster en intervención en las dificultades de aprendizaje
Universidad de Valencia-España

Una de las razones más significativas para poner en marcha un proceso de


cambios profundos en el sistema educativo se encuentra en el reconocimiento de
la diversidad como un hecho inherente a todo ser humano. También, en la
necesidad que las instituciones educativas eduquen en el respeto de las
características propias de cada niño. Esta diversidad se encuentra en las
motivaciones, en las capacidades y en los intereses de aprendizaje de cada
alumno, siendo distinta entre uno y otro; y resulta obvio que no todos los niños
plantean las mismas dificultades, ni requieren el mismo tipo de ayuda pedagógica.

En realidad, a lo largo de la vida escolar los estudiantes muestran necesidades


específicas, por ejemplo; algunos requieren alguna explicación adicional en
relación a algún contenido, o el maestro debe modificar ligeramente la
metodología para que alcancen un determinado objetivo. Asimismo, existen
alumnos que progresan con mayor rapidez en la consecución de las metas
establecidas para el grupo en general y por el contrario, se hallan estudiantes que
manifiestan dificultades en su capacidad de aprender, o con intereses
significativamente diferentes al grupo. Estos alumnos han sido considerados
diferentes, encasillados en un conjunto de etiquetas diagnósticas con escasa
profundidad y seriedad educativa, y remitidos con frecuencia, a servicios
especiales ajenos al sistema escolar.

En un principio, los maestros no estaban preparados para recibir en el aula


alumnos con dificultades de aprendizaje, y los planes de estudio del profesor no
incluían estas dificultades como tal, por otra parte, los niños no eran valorados de
forma inmediata y tardaban mucho tiempo en aplicarles el apoyo necesario porque
los servicios de orientación escolar eran escasos. Al mismo tiempo, los padres
consideraban la institución educativa, como la única responsable del desarrollo
integral de sus hijos.

Actualmente, ante este panorama, la educación se ha planteado un cambio, tanto


en las prácticas docentes habituales como en la concepción y diseño de los

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servicios educativos, por un lado, las escuelas ponen su esfuerzo en prepararse y
se hallan ante el reto de atender a estudiantes que demandan una dificultad
especial, y que anteriormente excluían con facilidad; por otra parte, la educación
especial y tradicional se discuten y son llamadas a una profunda transformación.
Dentro de este aspecto, el nuevo concepto de dificultades de aprendizaje, cambia
de forma considerable, recogiendo nuevas expectativas y nuevas prácticas
docentes que favorezcan la inclusión de los niños.

En este sentido, se aclaran dos aspectos, en principio se debe delimitar el término


de dificultad, tomando la definición que ha tenido mayor consenso a nivel mundial.
Nacional Joint Committee on Learning Disabilities (1988) afirma: ¨dificultades de
aprendizaje es un término general que se refiere a un grupo heterogéneo de
trastornos que se manifiestan por dificultades significativas en la adquisición y uso
de la escucha, habla, lectura, escritura, razonamiento o habilidades matemáticas¨.
Sin embargo, no se trata de impedimentos visuales, auditivos, retraso mental u
otros que requieran unas condiciones especialmente adaptadas. Por consiguiente,
el maestro debe estar en la capacidad de atender a estas dificultades de forma
natural, cálida y en esencia pedagógica, que permita el desenvolvimiento normal
de la vida escolar, sin necesidad de retrasar procesos en los niños.

El segundo aspecto, es el reconocer que en el preescolar no se debe hablar de


dificultades de aprendizaje, debido a que aún es apresurado diagnosticar, ya que
los niños se encuentran en una fase de aprestamiento, que seguramente,
permitirá al maestro de educación inicial, determinar características y conductas
en sus alumnos, que los hagan vulnerables a las dichas dificultades.

Por otra parte, como caso típico, las dificultades de aprendizaje son parte del
fracaso escolar, el cual se observa dentro del aula de clase, por tal motivo, hay un
gran interés por elevar la calidad de vida de los niños y la calidad de educación de
las instituciones, donde los maestros superen el agobio del fracaso escolar de
ciertos alumnos. En esta línea, se plantean algunas estrategias pedagógicas que
el maestro debe aplicar en el aula con el fin de beneficiar a los que son o han sido
excluidos por su singular forma de aprender, especialmente, la reeducación del
problema de aprendizaje en niños escolares, se aborda desde una base teórica y
metodológica, que permitirá al maestro aceptar el reto de la inclusión de niños con
dificultades de aprendizaje, para enfatizar en el potencial de aprendizaje de los
alumnos que tienen problemas para pensar y para aprender. Claro está, que estas
estrategias no son recetas prediseñadas aplicables a cualquier contexto, en el que
el saber técnico prima sobre el entendimiento del mundo circundante.

En otras palabras, es importante fortalecer al maestro para que ayude a los niños
a motivarse por aprender, mostrando a los estudiantes, otras formas y alternativas
para acceder a lo que considera difícil. Por consiguiente, frente a la necesidad de
desarrollar y aplicar estrategias hay que aceptar que la integración de estudiantes

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con dificultades de aprendizaje al aula regular, demanda costos, capacitación
docente, políticas educativas y uso de la tecnología; aspectos que facilitarán la
labor del maestro dentro del aula.

En primer lugar,

REDUZCA EL ESTRÉS

Con frecuencia, el maestro es su quehacer se siente cada vez


más resentido, presentando sentimientos de desilusión con la
profesión, lo que permite evidenciar que es una profesión
sensible al estrés, en otros términos, se afirma, como las
actividades pedagógicas de los maestros se ven perneadas
por situaciones y circunstancias desfavorable, exigiéndoles un
replanteamiento en el trabajo requerido.

Asimismo, la propuesta de inclusión de niños y niñas con dificultades de


aprendizaje al aula regular ha puesto nerviosos a los maestros, puesto que se
sienten mal preparados para atender a estos alumnos, por este motivo, se
encuentra un docente más vulnerable al estrés y con un estudiante cada vez más
rechazado.

En este sentido, los retos son numerosos, pero se debe iniciar a partir de una
actitud positiva, donde se conserve la serenidad, así como la capacidad de
controlar el impulso y la angustia. Los niños con dificultades de aprendizaje
requieren maestros que los eduquen, manifestando sus logros, a través de la
aplicación de refuerzos positivos, tales como: la alabanza, la atención, la
recompensa y los privilegios.

En segundo lugar,

APRENDA ACERCA DEL TEMA

El maestro es valorado por la forma de actuar, por el


espíritu de entrega y por el desempeño exitoso de
su rigor profesional, gradualmente el alumno ha ido
desplazando al docente, por consiguiente, el
maestro pasa a ser un facilitador y guía, un
profesional que diseña ambientes de aprendizaje
para la toma de decisiones con rigurosidad y
exigencia. No se le considera cómo la única fuente
de información ni como autoridad innegable, de ahí
que, el maestro debe clarificar y actualizar sus conocimientos, de tal manera que
el encuentro con los alumnos en el aula sea para transformar y aprender.

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En efecto, el maestro no debe proclamar la realidad sin conocerla, puesto que
frenará el acercamiento entre él y sus estudiantes, en cambio, al conocerla podrá
crear ambientes de aprendizaje que favorezcan el desarrollo integral de los niños y
las niñas. Si bien la función principal del maestro es promover el rendimiento
escolar, también le corresponde conocer como crecen y se desarrollan sus
estudiantes con el fin de aceptar incondicionalmente a cada uno de ellos, sin
importar la clase social, la religión, el nivel intelectual, etc.

Es importante que el maestro evite generar ansiedad en las familias y en los niños,
en especial debe evitar etiquetar al niño como problema. Este es el caso típico,
del niño en edad preescolar, al cual se le diagnostica una dificultad de aprendizaje,
cuando ni siquiera ha iniciado su proceso escolar.

En el mismo orden de ideas, el maestro debe saber ¿Qué son? ¿Cuáles son? Y
¿Cómo se manifiestan las dificultades aprendizaje?, con el fin de no caer siempre
en el error del desconocimiento, puesto que las dificultades de aprendizaje, no
deben ser criterio de exclusión de los alumnos, sino por el contrario, el momento
para que el maestro reflexione sobre su quehacer y tome medidas para que los
niños con dificultades tengan mayores posibilidades de alcanzar el éxito.

En tercer lugar,

PROMUEVA UNA INCLUSIÓN EXITOSA

Los maestros deben observar a los niños constantemente y estar


alerta frente a cualquier señal de posibles dificultades. Para esto,
es necesario evaluar al niño desde el inicio del año escolar,
posteriormente, cada maestro debe aportar información adicional,
a la evaluación, a medida que observe al niño interactuar con sus
iguales, con los adultos o con los materiales.

Es decir, para facilitar la total participación del niño y la niña con dificultades de
aprendizaje es necesario ajustar las actividades y el currículo a las necesidades
individuales de los alumnos, especialmente, se realizan modificaciones relativas a
la temporalización de los objetivos, donde el estudiante logra alcanzar alguno de
los propósitos, más tarde que el resto de sus compañeros, pero dentro del mismo
nivel.

En efecto, estos ajustes o adaptaciones poseen un carácter de relatividad ya que


están en función de la capacidad de respuesta de cada maestro para responder a
la diversidad de sus alumnos.

Así mismo, para este proceso, el maestro debe involucrar a todas las personas
comprometidas en la educación del niño, esto implica que habrá que determinar

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quienes van a ser responsables de estas decisiones, quienes van a ejecutarlas y
en qué momento van a ser revisadas. A lo largo del curso escolar, los profesores
toman múltiples decisiones: organizan los grupos de alumnos, seleccionan y
distribuyen, pero así mismo, deben ser los gestores para nuevas propuestas de
apoyo a las dificultades de aprendizaje dentro del aula regular.

Con el mismo propósito, el maestro debe asumir una actitud positiva, donde apoye
constantemente el proceso, donde seguramente reflejará seguridad y comodidad
en las tareas escolares de los niños, afianzando asimismo lo que les gusta e
interesa. Es decir, la intervención del educador es una ayuda irreemplazable que
facilita al alumno la exploración de nuevos ambientes, en la construcción de
conocimiento y el desarrollo integral, generando así, un clima seguro y relajado.

Al igual que la actitud del maestro, el tipo de ambiente que se le presente al niño
con dificultades de aprendizaje, estimulará o no la capacidad y la iniciativa. El
maestro puede ser gestor del éxito al establecer expectativas de comportamiento
claras y apropiadas para la edad de los niños.

Por último, para lograr el éxito de inclusión, es necesario reconocer, que en torno a
las dificultades de aprendizaje, se ha iniciado la búsqueda de estrategias
encaminadas a buscar respuestas específicas y orientaciones prácticas dentro del
aula para ser aplicadas en el proceso de aprendizaje de los niños, pero se ha
determinado que este trabajo requiere de un apoyo interdisciplinario más
complejo, es así, como los directivos, maestros y especialistas, deben estar cada
vez más interesados y preocupados por establecer estrategias para atender a las
dificultades y así prevenir el fracaso escolar.

En cuarto lugar,

INCREMENTE LA MOTIVACIÓN E INDEPENDENCIA

Los niños con dificultades de aprendizaje no creen en sus


capacidades intelectuales, creyendo que cualquier esfuerzo que
realicen para obtener éxito será en vano, trayendo como
resultado la frustración, baja valoración hacia sí mismos y en
consecuencia, el rendirse con facilidad ante la dificultad,
asimismo, tienden a creer que sus esfuerzos no sirven para
mejorar.

Debido a esto, es necesario que los niños con dificultades de aprendizaje sientan
que el maestro confía en sus capacidades, y para esto, es importante asignarles
responsabilidades que sean atractivas para ellos, no sólo dentro del aula sino por
fuera. De la misma forma, los niños deben lograr comprender que las estrategias
propuestas por el maestro son por y para él, debido a que se cree en las
habilidades y destrezas para autocontrolarse. Más aún, este autocontrol, estimula

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a los niños a aprender de sus errores, sin temor a explorar y vivenciar nuevas
situaciones.

Con el mismo propósito, vivenciar ambientes de éxito, se convierte en un factor


esencial para el alumno, permitiéndole sentirse como el mejor de la clase y
fortaleciendo las relaciones interpersonales e intrapersonales. El tipo de ambiente
que el maestro promueva, debe desarrollar el sentido de confianza y pertenencia
en los niños, generando seguridad y motivación por explorar, no sólo en términos
de material, sino además, sus relaciones con otros niños y adultos. Es evidente,
que los niños con dificultades de aprendizaje se sienten más valorados cuando
son escuchados y les prestan atención.
Siguiendo con el mismo orden de ideas, el ambiente estimula además, la
autonomía y el autocontrol, en el que los niños aprenden a manifestar sus
sentimientos de forma aceptada y adecuada al contexto social. Por lo tanto, si se
estimula al niño a tomar decisiones por sí mismo, seguramente, experimentará el
control de su vida.

En quinto lugar,

REPLANTEE LA METODOLOGÍA

En torno a los modelos pedagógicos, la mayoría estos, se han


centrado en establecer un perfil del alumno con mejor adaptación al
sistema escolar, excluyendo calladamente a aquellos niños que se
acercan de forma diferente al aprendizaje. Es decir, las prácticas
docentes, se han limitado a esperar un estudiante obediente,
responsable y adaptado al modelo pedagógico adquirido, el cual
pasa a ser el molde en el cual todos deben regirse. Especialmente,
el problema inicia con la llegada de muchos alumnos, a los que se les dificulta
adaptarse a ese molde y su aventura por la escuela se torna tortuosa.

Ante esta realidad, se debe repensar en nuevas metodologías, donde los niños
con dificultades de aprendizaje sean tomados como sujetos activos, que requieren
de la atención de los maestros, donde la escuela no se convierta en la generadora
de los llamados fracasos escolares. Adicionalmente, para que un alumno aprenda
de manera significativa es necesario partir de sus conocimientos previos y de sus
intereses, lo que genera mayor motivación.

Es importante, que las instrucciones de las actividades a realizar sean cortas y


claras, de manera especial, se sugiere mantener contacto visual mientras se da la
explicación, posteriormente, se le pide a los niños repetir dicha información.
Adicionalmente, el maestro debe presentar alternativas para ayudar a los alumnos
a solucionar las tareas escolares, pidiendo no estancarse en la dificultad, sino por
el contrario sugerirle seguir con la tarea y al cabo de un tiempo reincidir en lo que
le resulta difícil. A partir de lo anterior, el maestro no debe olvidar, elogiar siempre

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el trabajo de los niños, con el fin de canalizar un poco sus frustraciones frente a
las tareas inconclusas.

Precisamente, es esencial desarrollar en los niños la capacidad de dividir sus


tareas escolares, en partes menores, ya que permite reconocer sus logros
inmediatos y dimensionar las metas, desafiantes, por alcanzar

En otros términos, revise el plan de trabajo para organizar el material necesario


para la ejecución de actividades. Para el niño con dificultades de aprendizaje su
disposición frente a la clase será positiva si tiene alguna idea sobre lo que va a
hacer. Es necesario, emplear recursos novedosos y creativos acordes con el
desarrollo y estilo de aprendizaje de los niños. Para esto, realice lo que hoy recibe
el nombre de adecuaciones curriculares, entendidas, como pequeñas
modificaciones y ajustes cotidianos del currículo que todo maestro lleva a cabo
para lograr lo propuesto, es decir, son ajustes que se realizan sobre la propuesta
curricular al ponerla en práctica.

En el mismo sentido, el maestro puede llevar a cabo diversas estrategias


cognitivo-conductuales, basadas en el entrenamiento autoinstruccional,
permitiendo desarrollar en los niños con dificultades un aprendizaje autorregulado,
de la misma manera, el juego como estrategia de intervención constituye un
excelente punto de partida para el aprendizaje, es así como los juegos enseñan a
los niños a dar los primeros pasos en el desarrollo de técnicas intelectuales,
potencian el pensamiento, desarrollan hábitos de razonamiento, enseñan a
pensar, etc.

Otra forma de guiar el trabajo de los niños, es realizar un apoyo o andamiaje en


aquellas actividades que le resultan más difíciles, por ejemplo, más tiempo para la
realización de los trabajos o más hojas de papel para practicar. Los niños con
dificultades de aprendizaje, requieren de tareas desafiantes, pero posibles, según
su estilo de aprendizaje.

Otro de los aspectos importantes, es la distribución de los espacios, donde se


debe tener en cuenta la flexibilidad para combinar trabajos grupales e
individuales. Se debe recordar: cuando en el ambiente escolar de los niños el
espacio y materiales están en equilibrio se obtiene un aula en armonía adaptada y
flexible.

En sexto lugar,

EVALUE DE FORMA CONTÍNUA

Evaluar de forma continua, se refiere no solamente al proceso de observar y


registrar las actividades de los niños, sino a demás, su progreso. Para esto, lo
maestros, necesitan un sistema de evaluación que les permita registrar cada

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progreso de los niños en torno a las capacidades, destrezas e
intereses, con el fin de planear las actividades y experiencias
que promuevan el desarrollo y aprendizaje individual.

En representación de lo anterior, se sugiere realizar una lista de


verificación para documentar el progreso de los niños, la cual
hace énfasis en los comportamientos y destrezas que se deben
observar durante las actividades regulares del aula de clase. En efecto, estos
comportamientos deben reflejar los objetivos planteados y debe ser diligenciada
por lo menos dos veces al año, es probable, que con los niños que presentan
dificultades de aprendizaje, sea necesario utilizarla con mayo frecuencia y
concentrarse en áreas específicas.

En conclusión, la lista de verificación, permitirá comprobar el avance de cada niño


y planear de acuerdo a sus progresos.

En séptimo lugar,

PROMUEVA HÁBITOS

Evidentemente, a la mayoría de los niños les cuesta crear


hábitos y en especial hábitos alrededor de sus actividades y
tareas escolares, pero para los niños con dificultades de
aprendizaje esta tarea resulta aún más complicada, debido a
que se involucran diversos procesos cognitivos conectados a
la capacidad de mantener la atención, reflejando angustia y poca motivación.

Los hábitos son importantes para que el niño obtenga logros académicos, los
cuales influyen de manera directa con la familia, los compañeros y en general, con
la institución. Con respecto a sí mismo, el sentimiento es positivo por cumplir con
lo esperado, en cuanto a la familia, las relaciones interpersonales mejoran y se
enriquecen los espacios con actividades diferentes a área académica. Entre
compañeros, el niño con dificultades de aprendizaje será aceptado, de tal manera
que en la institución, será reconocido por su esfuerzo y dedicación.

Claramente, se sabe que los niños tienden a postergar sus actividades, siempre y
cuando estas resulten difíciles, pero si se establecen hábitos de organización
donde los personajes principales son los niños, seguramente sentirán mayor
compromiso en sus actividades y en especial reconocimiento a su esfuerzo.

En este orden de ideas, los maestros deben optar por una actitud positiva que
acompañe a los niños en su proceso de aprendizaje, con el fin de superar estas
dificultades. En otros términos, es indispensable conversar constantemente con
los niños acerca de los hábitos que se acordarán y en especial, en torno a los

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beneficios que generarán, proponiendo incentivos una vez los niños cumplan con
lo acordado.

En efecto, prestar atención a los hábitos, es realmente significativo, por el impacto


que producen en el rendimiento académico de los niños. Para esto, el maestro
debe sugerir a los padres de familia permitir a los niños un ciclo normal de sueño,
puesto que esto permite posteriormente en el desarrollo de actividades, mayor
retención y capacidad de información, al mismo tiempo, las horas de alimentación,
de juego y espacios libres, favorecen el equilibrio emocional de los niños.

En síntesis, la implementación de hábitos genera motivación por las actividades


escolares, pero es de mayor valor, que los niños poco a poco logren una
motivación más intrínseca donde se evidencie mayor nivel de autonomía y
regulación.

En octavo lugar,

MEDIE EN LA PARTICIPACIÓN SOCIAL

Las dificultades de aprendizaje, suponen una seria limitación


para el progreso escolar normal del niño por su efecto en los
futuros aprendizajes y en su rendimiento académico en
general, desatando además, efectos negativos en torno al
autoconcepto, la autoestima y las relaciones sociales.

El apoyar a los niños con dificultades de aprendizaje, es reconocer la articulación


de la escuela con los padres de familia, que parte de un trabajo coordinado donde
cada una de las partes debe respetarse y apoyarse. El contexto escolar y familiar
deben promover el desarrollo integral de los niños en las dimensiones
socioafectiva, comunicativa, cognitiva y motriz.

De lo anteriormente dicho, se afirma que el desarrollo de la capacidad social, debe


ser una de las directrices de la educación inicial. Especialmente, como habilidad
para iniciar y mantener relaciones con los otros, dado que, los niños que logran
cultivar buenas relaciones interpersonales , son más dados a lograr vidas exitosas
y productivas como adultos y profesionales.

Por el contrario, cuando las relaciones sociales no son confiables o no se


propician, los niños tienen menos posibilidades de desarrollar destrezas sociales
eficaces. Es el caso, de lo niños que se les dificulta hacer amigos y se sienten
rechazados la mayoría del tiempo, sea por ser particularmente tímidos o
excesivamente agresivos. El maestro, puede ayudar a los niños a incrementar sus
fortalezas y ser aceptados. Para lograr que las relaciones sociales sean más

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confiables, el maestro debe ayudar a los niños a encontrar algún amigo y
establecer alternativas y oportunidades de tomar decisiones.

A continuación se plantean algunos interrogantes, que pretenden promover un


debate entre los diferentes agentes educativos que han reflexionado en torno a las
dificultades de aprendizaje:

A MANERA DE REFLEXIÓN

¿Cómo centro educativo, cuál es nuestra postura frente a las dificultades de


aprendizaje?

¿Contamos con los recursos personales suficientes para atender las dificultades
de aprendizaje?

¿Participan todos los profesores de la institución en los temas relacionados con la


atención de niños y niñas con dificultades de aprendizaje? ¿Cómo se podría
implicar a todos los profesores?

¿Qué procesos de formación tenemos establecidos para ampliar el


conocimiento sobre las dificultades de aprendizaje? ¿Nos
preocupamos por obtener información sobre actividades de formación
relacionadas con esta temática?

¿Cuáles son nuestras expectativas respecto a las posibilidades de los


alumnos con dificultades de aprendizaje? ¿Tenemos un conocimiento
suficiente de sus características? ¿Cuáles son las principales
carencias de información? ¿Hemos utilizado las fuentes de información de que
disponemos en la institución? ¿Cómo podríamos obtener la información
necesaria?

¿Qué criterios pedagógicos tenemos establecidos para la selección y utilización de


los recursos didácticos?

¿Son suficientes los recursos de que disponemos?

¿Hemos reflexionado y llegado a acuerdos sobre cómo aprenden los alumnos y el


tipo de aprendizaje que queremos conseguir?

¿La metodología adoptada favorece el desarrollo integral de los estudiantes?


¿La metodología adoptada da respuesta a ritmos, intereses y capacidades
diferentes?

¿Cómo motivamos a los alumnos? ¿Qué aspectos tenemos en cuenta en la


institución para motivar a los alumnos con dificultades de aprendizaje?

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¿Intercambiamos experiencias y resultados entre nosotros? ¿Con otras
instituciones?

¿Se han establecido criterios comunes para el diseño de actividades de


enseñanza-aprendizaje?

¿Responden las actividades a la concepción metodológica general? ¿Favorecen


el tipo de aprendizaje que queremos conseguir?

¿Podemos afirmar que los contenidos que enseñamos a nuestros


alumnos responden a distintas capacidades, intereses y motivaciones?

¿Cómo se ha llevado a cabo la selección y secuenciación de


contenidos en los diferentes niveles?

¿Es adecuada la temporalización de los objetivos en función de las


posibilidades y características de los alumnos de la institución?

Sintetizando, una de las razones más importantes para poner en marcha un


proceso de cambios profundos en el sistema educativo se encuentra en el
reconocimiento de la diversidad como hecho inherente a todo grupo humano, y en
la necesidad de que los centros educativos eduquen en el respeto de las
peculiaridades de cada estudiante. Esta diversidad se
encuentra en todos los elementos de la escuela, donde, las
motivaciones, los intereses y la capacidad de aprendizajes son
muy distintos entre los estudiantes; donde se da diversidad de
opciones y valores entre los padres, madres, docentes y
estudiantes. Además, las características de los centros, y de los
contextos socio-culturales en los que se insertan son diferentes. Todas estas
fuentes de variabilidad deben ser asumidas por las instituciones y requieren una
respuesta peculiar.

Asimismo, una vez identificada la dificultad, es necesario que los maestros y


padres de familia trabajen en conjunto con el fin de alcanzar los mejores
resultados, asegurando que conozcan la metodología y los materiales de trabajo.
Independientemente de la metodología de enseñanza, los programas de las
instituciones debe ser elaborado a partir de las necesidades del niño y haciendo
énfasis en las áreas que requieren mayor esfuerzo, para que de esta manera, se
alcancen lo propósitos establecidos al inicio del curso.

El maestro debe siempre recordar que cada uno de los niños a quienes enseña,
son ante todo individuos, que poseen intereses, experiencias, habilidades y
necesidades individuales.

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