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En septiembre de 2000, Chillida vio realizado uno de sus grandes sueos. Aquel
da, en Hernani, abri sus puertas el centro que l mismo haba bautizado como
Chillida-Leku (Casa de Chillida). Este proyecto empez a gestarse en 1984,
cuando l y su esposa adquirieron un viejo casero del siglo XVI, rodeado de
prados y bosques, con la idea de crear un espacio que contribuyese a la
divulgacin de su obra y albergase de forma permanente una muestra
representativa de la misma. El Museo Chillida-Leku no slo fue el ltimo legado de
este artista universal que sin olvidar sus races supo reinventar la escultura para
llenarla de nuevos significados, sino que en poco tiempo se ha convertido en uno
de los nuevos referentes culturales del Pas Vasco.
Desde que se diera a conocer en la escena internacional all por los aos
cincuenta, la obra de Chillida ha quedado representada en los principales museos
y colecciones de arte de Europa y Estados Unidos. Asimismo, sus trabajos han
sido comentados y analizados tanto por parte de los historiadores y crticos de arte
como por poetas de la talla de Octavio Paz, Gabriel Celaya, Jos ngel Valente,
entre otros, y filsofos tan importantes como Martin Heidegger o Gaston
Bachelard. Galardonada en innumerables ocasiones y expuesta en numerosos
museos y retrospectivas, su obra constituye un legado de referencia ineludible en
el panorama artstico contemporneo. Para muchos fue el mejor escultor espaol
de la segunda mitad del siglo XX.
A lo largo de sus ms de cincuenta aos de trayectoria creativa, Chillida explor
conceptos (opuestos para algunos, complementarios para l) como los de vaco y
volumen, luz y sombra, lmite e infinitud. El material del que estaban hechos sus
trabajos (aun indagando en componentes tan diversos como el hierro, la piedra, el
alabastro, el acero o el hormign) no fue para l un fin en s mismo, como tampoco
lo fueron esas formas austeras y arcanas tan definitorias de su trabajo. Ms all
de la materia y la forma, lo que quiso expresar Chillida a travs de sus obras fue
una concepcin tica, mstica y trascendental de la existencia.
Eduardo Chillida falleci en San Sebastin el 19 de agosto de 2002.
OBRAS DE EDUARDO CHILLIDA