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Publicado con el seudónimo de “Un discípulo de Spinoza”: Die heilige Geschichte der
Menschheit von einem Jünger Spinozas, Stuttgart, 1837, re-editado por la editorial Gerstenberg,
Hildesheim, 1980. Véase el artículo de Nathan Rotenstreich “Moses Hess — ein Jünger
Spinozas?”, en: Archiv für Geschichte der Philosophie, Volume 71, Issue 2, pp. 231–247. Hess
tuvo enorme influencia en el joven Marx hasta bien entrado los años 1840’s.
competencia y la división del trabajo embrutecedora, fuera abolida para
siempre. Para lograr este ideal los hombres deben (en el espíritu de Fichte)
obedecer el imperativo moral de buscar la vida santa en el recíproco sacrificio de
sí. Hess recordará su primera obra con humor: “En esta época, que sólo podía
engendrar obras mal recibidas, el autor de estas líneas publicó su primer librito
socialista, que también fracasó y desapareció sin dejar rastros”. Lo importante
es que Hess condensa su propia experiencia como trabajador emigrante, su
desarrollo intelectual y el “uso” de las nuevas ideas socialistas y comunistas
francesas, en especial de Saint-Simon, Blanqui, Leroux, Caset… Hess, en un
estilo apostólico, desmañado y ecléctico, hoy ilegible (evitando la censura),
había trazado todo un programa comunista, una teoría de la concentración
económica, de la pauperización y el salario relativo, anticipándose en casi ocho
años a las tesis del joven Marx en los famosos Manuscritos de 1844. De oyente
en la Universidad de Bonn, Hess conoce a Berthold Auerbach, los une el amor
por Spinoza. Auerbach estaba haciendo su carrera para rabino, estudió leyes y
derecho en tres universidades, había publicado una novela filosófica, Spinoza,
Ein Denkerleben (“Spinoza, la vida de un Pensador”)2 y había traducido al
alemán unas obras escogidas de Spinoza, pero lo más importante es que
introdujo a Hess en los Frankfurt’s literati. Hess interviene en el debate entre la
izquierda y la derecha hegeliana con un nuevo libro: Die europäische Triarchie
(“La Triarquía Europea”), parodiando el título de un libro reaccionario, “Die
europäische Pentarchie”, que abogaba por una alianza conservadora de Rusia,
Prusia, Austria, Francia e Inglaterra. Editado por O. Wigand en Leipzig, no por
casualidad: es el editor de Feuerbach, Bauer, Stirner y en 1845 publicará el libro
del joven Engels sobre la situación de la clase obrera inglesa; Wigand, por esas
cosas del destino, imprimirá la primera edición de Das Kapital en 1867. En una
larga introducción, Hess consideraba a Hegel como el fin de la filosofía y su
punto más alto, señalando el error de no haber desarrollado una filosofía de la
acción humana; al mismo tiempo entablaba una discusión con sus discípulos
reclamándoles que había que volver a Hegel a la tierra. A este propósito Hess
defendía (de ahí el título del libro) una síntesis revolucionaria entre los recursos
espirituales y teóricos de Alemania, la experiencia práctica de Francia y el
reformismo británico. Así el hombre debía recuperar su autonomía, gracias al
concepto de acción, que aquí aparecerá por primera vez y será, en adelante, el
tema central de Hess. El quinto capítulo del libro, “Nuestro futuro, o la Libertad
Social y Política”, quizá el más importante, proponía ideas de vanguardia: la
abolición de la propiedad privada era esencial en todo nuevo orden social:
“¿Cómo puede hablarse de una reconciliación objetiva en un mundo en el que
todavía vemos, de una parte, cómo la riqueza aumenta, y, de otra, como la
miseria se destruye a sí misma, en su propia sangre y en su propio sudor?”. El
libro causó sensación entre los jóvenes hegelianos, incluido Marx; por primera
vez llevaba el conocimiento del comunismo a los círculos intelectuales y
universitarios, situaba las cuestiones sociales en primera fila y su hilo rojo no
era “lo político” (como en Robespierre o Heine) sino la cuestión social. De hecho
Hess comparaba a Hegel con Saint-Simon y a Fichte con Proudhon. Además
defendía la idea de superar la filosofía por medio de una teoría de la acción.
Como el propio Hess reconoció después “el principal servicio del libro fue el que
presentó al público, de un modo velado y misterioso, una idea que todavía no
podía ser expresada de una manera clara y precisa… la idea de socialismo”. El
2
Auerbach, Berthold; Spinoza, Stuttgart, 1837.
caso es que Hess era un comunista por pleno derecho, el más antiguo socialista
alemán, el primer discípulo de los franceses igualitarios, un tardío seguidor de
Babeuf y un fichteano radical. Tenía 28 años.