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ms hasta que se le interpuso el capataz, quien lo detuvo con la frase: -Infeliz cmo se
atreve a robar las pertenencias de don Juan!
l inclin la cabeza y sonri pareca una sonrisa de tranquilidad que no pude entender,
dada la situacin; sac de la parte trasera de su pantaln un machete y, con una previa
elevacin de su brazo derecho, lanz un tajante golpe que derrib al capataz; sali corriendo
y se perdi en la oscuridad. Al contrario de las ocasiones anteriores, no trat de hacer algo,
slo esper al momento en que la escena cambiara.
Y efectivamente la nueva situacin se dio y esta vez me llev a la choza de mi ta. Unos
gritos que provenan del gallinero llamaron mi atencin; resignadamente me acerqu y desde
un pequeo agujero, que simulaba una ventana, pude reconocer a Carmen que estaba
recostada sobre un montn de paja y cargaba un nio recin nacido en sus brazos. Ella se
vea muy dbil. Estaba contemplndola con una tristeza enorme cuando lo vi de nuevo. l
entr tras un fuerte golpe de la puerta; traa en sus manos de nuevo aquel machete; se
detuvo y lentamente se acerc a Carmen y al nio; pude ver de nuevo el movimiento de su
brazo derecho elevndose con el machete; no pude resistir ms, di media vuelta y sal
corriendo tan rpido como me fue posible hasta que de nuevo todo se redibuj en un nuevo
contexto.
Cuando abr los ojos not como aquella secuencia tormentosa haba pasado a otro
escenario, me hallaba en mi choza. Mi madre estaba all cocinando algo en la estufa de
carbn. Intent acercarme a ella cuando de un fuerte golpe qued abierta la puerta de la
choza no quera aceptarlo, pero era l; avanz hacia mi madre despuntndose el pantaln;
ella empez a llorar. l no se detuvo, se le acerco, levant su vestido mientras ella le deca
en medio de un desgarrador llanto no debe hacer esto a su madre- con aquellas palabras
yo me sent desfallecer me qued inmvil y ahora el mensaje se hizo claro: -Eh aqu que tu
verdad!