Peter Burke
Historia y teoria social
Nan rr
social
Al A
Frsrcoshenss3
Amorrortu/editores1. Te6ricos ¢ historiadores
Ete ibro es un intento de contestar dos preguntas en
igaftosamente simples: ual e la utilidad de la tooria so
tal para los historiadores y cud! la de la historia para los
{ericos sociales? La clifie de -engafosamente simples»
porque sw formulacién aculta eiertas distineiones impor
tantes, Diferenteshistriadoresotipos de historiador han
‘considerado ities distntas teorias en diferontes aspectos
flgunas como un mateo abareader y otras como un medio
iver un problema especifico, Otros han mostrado y
todavia muestran una fuerte resistencia ala tori. Tl vez
tambien sea si distinguir ls teorias de los modelos y con
ceptos, Relativamente pocoshistoriadores ulilizan Is teo
ri en el sentido riguroso del término, pro son mis Tos que
se valen de modelos, mientras que los conceptos son vir~
‘malmente indispensables.
La distincién entre préctca y teoria noes idéntica a la
istincién entre bistoraysociologi,u otras disciplinas co
‘mo la antropologia social, Ia geografa, a politiao la eco
rnotnia, Alguns investigadoros de esas diciplinas desarro
Tan estudoe de casos en los que la teoria sélo cumple un
papel menor, Por otra parte, alguncs historiadore, sobre
todo los maraistas, diseuten con vehemencia los problemas
tesriens, aun cuando se quejen, tal como lo izo Edward
"Thompson en un famosa ypolémico ensayo,delo que 6a
rm cla miseria de Ia toria» (B. P. Thompson, 1978). Des
Puss de todo, dos conceptos queen los stimos aos han te
pido suma influencia en la sosologa, la antropolgta y los
estudios politicos fueron en su origen lanzados por histo
adores marxistas britdnioos: la «economia morale, del
‘propio Edward Thompson, y la winveneiin de la tradicin
e Erie Hobsbawm (2, P. Thompson, 1991, pags. 185-258
Ipublicade por primers vez en 1971]; Hobsbawm y Ranger
1983).En lineas generale, sin embargo, quienes trabajan en
‘esas otras disciplinas emplean los conceptosy la teoras
con mayor frecuencia y demanera ms explicit, seria yor
‘ullosa que los historiadores. Eta diferencia en las actu,
des hacia a teorin explica a mayoria dels confitos y ma
Jentendidos entre los historiadoresyel resto,
Un didlogo de sordos
Ls hstriadoresy los sailogo (en partiesla) no
siempre fueron los mejores veins, Son veins ntlecen
les, sin duda, enol sentido de que ln prufaionaie de
amas dsciplinaa se interesan come lv anroploys
Giles) por la sociedad enw cnjunto, et om on od a
sama de comportamintos humane. stn spect
flere de los economists os gegrafe oles epesnints
en eatin plitiom o align
Lasociooga pute define como etude soi
dad humana, con énfsisen ls generalizaions sob x
estructura y desarallo, Lahistrn se deine mej conga
esto de las soiedades cultures) humana on ray
! Galas se desplaza hacia ls diferencias entre lis
también hacia las cambion ccuridos en eada uncon
transcurse del tmpo, En onstnen ls den enfs se
han jugado contraitoris, pero es mis rsaslos
ono coplementaris Séomtdiantesucnmparsion oa
otra podemosdessbrien qué aspects ina naccded a
termina s nia. Beambin etd estructura asec
ian, En rigor el proceso de seoleuctora
enotninan algunos soclogoe, a lege
ser un fio de tenon en als reciente Giddens Ios
1960 ven ina pig 2021
isteriadores ttre soils tenan la oportunidad
de iberarse unos w tos do diferentes tips de pov
alana Las historiadres caren elie dent ests
un sentido cas itera de trmino. Daas que genera
se eapcialzan en una regi n partial al es leguen
16
‘garde considerarla una combinacin singular de elemen:
tos, cada uno de los cuales tiene su paalelo en otros laa:
ree, Los toricos sociales muestran su provincianismo en
tun sentido més metaférico: ee trata de un provineianismo
jas temporal que espacial, cuando hacen generalizaciones
‘cerca de la ssoredad sobre Ia base de la sola experiencia.
fontemporines, o examinan el cambio socal sin tomar en
‘uenta procesos de larga duracion
“Tanto ls socidlogos como los historiadores ven la paja
en ol oo ajono, Por desdicha, eada grupo tiende a pereibir
al otro en funeiin de un esteretipo bastante grosero. Aun
en nuestros dias, algunos histoiadores siguen consideran
do aos sociélogos como persons que enuncian Io abyio en
una jerya bicbaray abstract carecen de todo sentido de
Tugar,y de tiempo, eneasllan sin peda a los individansen
categoriasrigias y, para colmo, dseriben estas activida
es como seintificass. Lae socidlogs, por su parte, han vis
to tradicionalmente a los historiadores eomo reoleetores
aficionados y miopes de buchos in ningn sistema, método
‘teorfa,yestiman quela imprecsin de su -base de datos,
slose compara con su incapacidad para analizarla, Ens
‘ma, pese ala existenca de una cantidad ereciente de perso
‘nas bilingties, cayo trabajo se examinard en las paginas
‘que siguen, sociloos e hstoriadores no hablan todavia el
‘mismo idioma. Su eonversacin, sein dijo una vere is
toriador francés Fernand Braudel (1958), ha sido con fre
feeneia un wdidlogo de sordos:
Para entender esta situacion quiré sea stil visualizar
Jas diferentes diseiplinas como profesiones y hasta subeul
turas distintas,con sus propioslongusjes, valores y menta-
lidades oestilos do ponsamiento,refrzados por sus proce
$0 respectivos de eapacitacin o-socialzacin-. Los soci
logos, por ejemplo secapacitan para sefislaroformular re:
las generales y a menudo descartan las excepciones, en
tanto que los historiadores aprenden a poner su ateneion
‘nel detalleconcreto a expensas dels patrones generales
@, Col, 1962; T. Erikson, 1970).
Desde un punto de vista histrico esté claro que amas
partes son culpables de anaeronismo, Hasta hace relativa
‘mente poco, muchos teéricos soins consideraban que Inshistoriadores tadavia se preocupaban por no mucho més
aque el relat dels acontecimientos politicos, como sito
‘ia fuera dominant el enfoque asociado‘eon el gran histo
‘ador decimondnico Leopold von Ranke, De manera simi
lar, algunos histoiadoressiguen hablando hoy de la soo
Togia como si se hubiese quedado estancada en a época de
‘Auguste Comte, la etapa de grandiosas generalizaciones
sin investigaciones enipircas sistemytieas de medindos
del siglo XIX. Como y por qué se desarrollé la oposefon en
tre la historia y Ia socologiao, en términos ms generals,
centre la historia y la teorta? {Cémo, por qué y hasta qué
‘panto esa oposcin ha sido superada? Estas preguntas tie
nen un enracterhistorco, ytrataré de darles respuestas
histrieas en la préxima eosin, para lo cual me eocen
fraréen tres momentos de la historia del pensamiento occ
ental en materia de sociedad: moindos del siglo XVI,
mmediados del siglo XIX y los fos en torno de la déeada de
1920)
La diferenciacién entre historia y teoria
Bn el siglo XVIII no habia disputas entre los socdlogos
ylos historiadores por una razén senellay obvia: a socio
Togia no existia como discipina independiente. Desde en
tnnces,soidlogos y antropéloges han reivindicado para si
al toro juridico franots Charles de Montesquieu efile
‘of ehistorindr esooés Adam Ferrson y el historiador y
Abogado John Millar (Aron, 1965, pgs. 17-62; Hawthorn,
1976), En efecto, algunas vores califcaa estas hombres
de spades fundadores- dela socologa. Sin embargo, e3@
retulo genera la engafosa impresin do que ellos tuvieron
¢l propésito de fundar una nueva disipina, intenciin que
jams expresaron, Un planteo similar podria hacerse en
‘elacién eon el presunto fundador de la economia, Adam
‘Sith, que se movia en los mismos circus que Ferguson y
Millar
‘Acaso seria major earaterizay a estas cuatro hombres
como tedvicos sociales, que examinalan lo que se denom
18
rnabe entonces sociedad civil- do a manera sstemsética en
Tn cval pensadores anteriores, de Platon a Locke, habian
tnalizado el Estado, Del espiritu de las eyes (1748), de Mon
teaguive; Un ensayo sobre la historia de la sociedad civit
(116D, de Ferguson: The Origin ofthe Distintion of Rams
(GBlorigen de fa distincién de los ranges, 1770), de Millar,
J ba rigueza de las nacions (1776), de Smith, se ocupaban
era teoria general, la flosofia de la sociedad, sean
Tasasba Millar.
“Las autores discutin sistemas econdmicos y sociles,
como el sistema feudal enn Europa medioval (una elase
{de gobierno» earacterizad por la destentralizacién) 0 et
‘sistema mereantilscontrastado con el sistema de sag
Gulturar) en la obra de Smith. De ordinario,disting
uatro pos principales de sociedad, de acuerdo cone er:
terio de su modo primordial de subsistencia:caza,erianza
Ge animales, agrcultura y comercio. El Ensayo sobre ef
principio de ta poblacién (1798), de Thomas Malthus, con
‘famosa proposicién de que la poblacdn tend a creer
hasta los limites de los medios de subsisteneia, se valin de
‘Uno podria, con igual propiedad, deseibir a estos ted
ricos scales como historiadoresanalitios o, para usaf et
término del siglo XVI, historiadoressfilosicos. El ter
‘cer libre de La rigueza do las naciones de Smith, que se oe
ps del -progreso de la opulencia, es en sustancia una bre-
te historia eeonGmia de Europa. Montesquieu eseribio
‘una monografia histéria sobre la grandera y decadencia
{de Roma; Ferguson se refiri al progreso y la terminacion
dd la Replica Romana, y Millar se oeup6 de la relacion
tentre el gobierno y ln sociedad desde la epoca de ls ang
Sajones hasta el reinado de Isabel Malthus, como antes lo
hhabien hecho Montesquieu y el solo estocés David Hu
‘me, se interesaba en la bistoria dela poblaciin mundial
‘En aquellaépoea, los eruditos menos preoeupados por
Ja tooria pasaban tarabién del tema tradicional de a histo
fin Ia politica yl guerra al estudio de Ta historia social en
‘lsentido de las transformaciones eneleomercio, las artes,
el derecho, las costumbresy las smaneras.Por ejemplo, et
sayo sobre las costumbresy el esptritu de fas naciones
19(1756), de Voltaire stxdiaba la vida social en Buropa des
{dela época de Carlomago, Este ensayo no se basal dire
tamenteen las fuentes, ero era una stesis audazy ori
nal yun aport lo que el propio Voltaire fue el primero en
lamar sfiloofa de a historia. Por su parte, la Osnabrie
bische Geschichte (Historia de Osnabrtcl, 1768), de fan
‘ionario alemsin Justus Macer, era una historia local exer
{asobrela basede os documentos originales, pero también
‘uno de os primeros ejemplos dea contribucion dela teria
social al andlisis histric. Con seguridad, Maser habia le
do a Montcequieu yu leetura lo alent a examiner la rele
in entre las instituiones de Westfalia y su entorno (com
rere con Knudsen, 1988, pags, 94-111).
Pr otro lao, la famosa Historia dela decadencia yrui
nna del Imperio Romano (1776-1788), de Gibbon, era una
toria tanto socal como politica, Sus eapitulos sobre las
Fhanos y otros invasores harbares, que pani el seento en
rasgos gencrales do los habitos de las snaciones pastora
les, revelan la deuda del autor con las ideas de Ferguson y
h (Pocock, 1981). Para Gibbon, la eapacidad de ver lo
al en lo particular era una caracterstiea del trabajo
uien él llamabe el histoiadorsflossico
Cienafios después, la rlacén entre a historia y Ia teo
ria socal era bastante menos simétriea de loque habia sido
ddarante la Mustracion. Los historiadores se apartaban no
silo de la teria social, sino también de la historia social,
En la ultima parte del siglo XIX, el historiador més reve
renciado en Oteidente fue Leopold von Ranke, Hate no re
chazaba lisa y lanamente Ia historia socal, pero en gene-
ral sus libros se eoncentraban en el Estado, En su épocay
Jade sus seguidores, que fueron més radicales que si lider
como suelesuceder-—, la historia politica reeuperd su an
tigua posicién dominante (Burkes, 1958)
Esta retirada de lo social puede explicarse de diversas
‘maneras. Eo primer ga, en ese periodo los gobiernos eu
‘Topeos comenzaban aver la historia como un medio de pro
‘mover la unidad nacional, un instrumento de educacion
para la cindadania o, emo podria haberlo expuesto un ob
servador menos favorable, un medio de propaganda nacio
nalista. En una époea en que los nuevos Estados de Alema-
2»
sin ins ol igual gon Bata fa antignon oo Peep
Gy Bap tii nn por sores
Insy universdadesfmentaba la ntpracin politen, Co
mote naturale ipo de historia que los gobiernos eran
Gispocstonfiaancar rea isto el stad, Lo vines
Ins entre os histoiadoes ye gobierno fern particular
tment uertes en Alemania,
Usa sequin ecgeasia del retrns a In elon so
plantea en trminos intelectual, La evolu histéricn
ret erases ate gree ranean
fentes lon modes, vn ntact dl so de ato
as anteriores, -rnica, en benefice dl reco alos
Teistrosofcile de lon gobiernos. Las historiadores co
Imenzarn a trabajar con rgularidad on archivos ye
Ieraron un conju de nin cada ver ms sfticcas
para evalua la coniabildad des documentos que enon
{raban en elle, Por consguiente eestenan ques hi
‘tas ecninia Dyatvany Gertie gun endo rare
Aeceores, La cifuni de lo nuevos ideals intlactolas
fee ete racial aie aed
lg XU tr stron ee ptmar eos O
univeratarios (Higham, Kreger y Giibrt 1068, ge
320.55 Boor, 1098).
Ta obra deo historiadores cial pari poco roe
sional ando se la cmparaba con la de los histeriadres
Tankanoos del Estas, Cinteria scien, en renlier,
Unaexpresin demasiado precisa paradsinarla que aan
setratab,en a pte, como na catggorn residual. La
a caer tees pence a tase
tn push oni por la polite, formula pr GM.
Ea Sete es ea ear t ope ara
une elaracin expla El famowo ctl abe avo
dad do fines del XVII da Historia dela revolt de In
loterra (848), do Thomas Macey, fo dascrpto por an
Cro conlempordies de manera cra perone del doin
just, como una cig nda de ctiosdader,porgue le
diferentes icon —cantnos, narimonion,periicn,
ae eter te eeeSea como fuer, la historia politiea so eansidraba (al,
rmenos dentro de la profesén) mas real o mas seria que el
‘studio de a sociedad ola cultura, Segun ee dice, cuando
R. Groen publics su Historia del pueblo inglés (1874) —an
libro que se centrabe en la vida cotidiana a expensas de
batallas y tratados—, su ex tutor B.A. Freeman sonalé
‘que, si hubiese exeluido toda exa cosa social, Green po
dria haber eserito una buena historia de Inglaterra (et
Burrow, 1981, pags. 179-60,
et prjuicios no eran patrimonio exclusivo dels in
ese. Bn el mundo germanopariante, el ensayo de Jacob
Burekhardt, La cultura del Renacimiento en Italia (1860,
Juego reeonocio como un elisieo, no fue un éxito en el mo
‘mento de su publieaion, probablemente porque te basaba
fen fuentes iterariasy no en documentos oficiales. BU isto-
riador francés Numa-Denis Fustel de Coulanges, euya
‘obra maestra La ciudad antigua (1860) se cupaba sobre
todo de la familia en Ia Grecia y Ia Roma antiguas, fue un
caso relativamente excepeional, porque goa6 del preci de
sus colegas peofesionales a la vex que insistia en que Ia
historia era la ciencia de ls hechos sociales
sacioogia.
En resumen la revoluciénhistrica de Ranke tuvo una.
consecaenciaimpreviata pore de extrema importancia. Co
‘ma el nuevo enfogue -documentario:fansionabe mejor con
Ta historia politiea tradicional, tu adopcign lev alos histo
adores decimonénicos « ser ms limitados y, en cierto
sentido, més antieuados en su elecein de tomas que sus
predecesores del siglo XVII Algunoe de ellos rechazaban
la historia social porque no era posible estudiarla cient
camentes, Otros renegaban de la sociologia por la razén
‘puesta: era demasiado cientilia, esto es, abstracta y go
‘eral, y no admit el eardter nico deiividuos y acon
tecimientas
Este rechazo de la saciologia se articulé con la mayor
claridad en Ia obra de algunoe fsofes de fines del siglo
XIX, muy en particular Wilhelm Dilehe! Bate, que eserbia
tanto historia cultural (Geistesgeschiete) como flosfi,
sostenia que la sociologia de Auguste Comte y Herbert
‘Speneee (al igual que Ia peisologia experimental de Her
Ta verdadera
22
mann Ebbinghaus) era peeudociontifca porque proponta
‘explicaciones causales, Dilthey traz6 una famosa distin
‘Gon entre las ciencias, cuya meta es expliar desde fuera
Gritaren),y las humanidades,ineuida la historia, en Tas
tales el objetivo consste en entender desde adentro (vers
(then) Las estudioeos de las ciencias naturales (Naturvis:
fenschafen) emplean el voabularo de la causalidad, pero
foo eetudiosos de las humanidades(Geisteswissenschajten
deen hablar el lenguale de la expe
similar fue la adoptada por Benedetto Croce, que
{que mis eonocide como fl6s0f, fue asimismo uno de los
Historiadoresitalianos mis destacados de su tiempo.
1906, Croce rechazs Ia solicitud de apoyar In creacion de
‘una eétodra de sociclogia en In Universidad de Népoes,
onveneido de que sil se trataba de una pseudorinci.
‘Por su parte, ls teens sociales asumieron wna postu
‘rm cada vex més critica con respect alos historiadores,
bien continuaron estudiando el pasado. EI Antiguo Regi
men y la Revolucn (2856), de Alexis de Tocqueville, fu
tuna obra seminal de historia basada en documentos or
sinsles, ai como un hito en materia de teoria socal y pol
fica EV capital (1867), de Karl Marx —cono La riquez de
Tas nacianes, de Smith, fue un aporte sero tanto a la
historia como a la teoria econdmicas, en el que se analiza
ban la legislacién labora, el paso de las artesanias alas
‘manufacturas, la expropiacign del eampesinado yotrs te
tmas(G. Cohen, 1978), Aunque va su 6poca despert relat
vvamente eseaso interés entre ls historiadores, In obra de
‘Marx leg a ejercer una vigorosainfluenci sobre la prée
tica de a historia, en especial entre 1945 y 1969. En evanto
‘Gastay Schmoller, una figura importante en la lamada
txcuelahistérea de ezonomnia politica, ex mas ennocido co
‘mo historiador que como economist.
Tequevile, Marx y Schmoller adoptaban una postura
‘nodemasiado habitual al combina Ia teoria co un interés
eft los pormenores de stuaciones histricas concretas. Af
hes del siglo XIX, en una serie de dssiplinas aeadémicas
temergentes, era mucho mis comin la preeupacion por las
tendencias de larga duracién, yen particular por lo que is
‘ontemporineos denominaban -evolucidne social, Comte,
28por ejemplo, crein que la historia soca, 0, segtin la lama
bua, la shistoria sin nombres de individ y ni siquiera de
pueblos, era indispensable par el desenvolvimiento dela
‘eorfa social, quel fue el primero en batizar-soialogin
{La obra de su vida podria deseribirse como «flosofia de la
historia, en cuanto se trataba en lo fundamental de una
division del pasado en tres eras: aera de la eligi la era
de a metafisia yl era dela cencia, Bl smétado compara
tivor otra consigna de la epoca era historico en la me
ida en que implicaba situa eada sociedad ( incluso ead
costumbre o artefacto) en una escala evolutiva Aron, 1965,
‘igs. 69-110; Burrow, 1966; Nisbet, 1969, capitulo 6)
Elmodelo de las leyes dela evolucign vineulabe las dis
tintas disciplinas, Los ecanomictasdeseribianel desarrollo
desde una seconomia natural» hasta una economfa moe
taria. Las abogados exploraban la evolucién desl el -esta
‘us hasta el veontratos. Los etndlogos presentaban el eam
bio social ¢omo una evolucién del «salvajsmor (que tam:
bign se conocia por el nombre de estado silvestre 0 «nat
ral» dela humanidad) a la - se acudé para hablar de una cl
fe obrera- en tin momento en que sus miembros careefan
el necesario sentido de slidardad. Deboconfesar que es
taidea de una conciensia inconsclento no me parece de uti
lidad. Bl lenguaje de los sintereses> de clase es, con se
sguridad, ms explicitoy menos enganoco
"En os ltimos veinte anes, poco mis omenos, sha pro
dlucido un gran cambio en eso que ls istoriadores dan
al termingcelase, Antes lo trataban como un hecho soca,
pero ahora lo ven esencialo primordialmente eomo un fe
‘némeno linguistio. El eambio se adverte muy’ en particu
lar en el eazo de los hitoriadores de Ia Gran Bretana del
siglo XIX, Un estudio del -lenguaje de daso> so remonta a
1960, pero la importanci del lenguaje en el desarrollo de
Ineoncienci,s, por tanto, en Ia eonstrucion de la clases
sociales, slo comenzs a destacarse on las décadas de 1980
{¥ 1990 (Briggs, 1960; GS, Jones, 1985; Joyce, 1991; Feld
‘man, 2002, sobre todo pags. 201.8). Bste eambi fue, por
supuesto, parte de un -gir lingstco» mais general en la
historia y Ia teoria socal, centrado en la seonstruccién
Aiseursiva- no so de las clases, sno también dels tribus,
castas ynaciones (véase infra, pig. 249).Los métodos cuantitatives
Coma vimos en la sec anterior, et controversia entre
Vinogradoff y Maitland se zanjé, al menos hasta cierto
unto, mediante un eflewlo del nimero de seflorios, Sin
‘embargo, ol uso de métodos cuantitativo en historia y so
éologa, sobre todo, ha sido una cuestin bastante pom
ex durantela tltima generacién. En las décadas de 1960 y
1970, los partidavios de esas meétodos eran seguro y gre
sivos, rtieaban otras enfoques por ser smeramenteimpre-
sionistas, usaban el lengunie de la ciencia (una habitacion
‘empleada para el andlsis de contenido de los texts podia
Aeseribirse como un slaboratorio:)y afirmaban que los
hhstoriadores no tenian otra opeién que aprender a progr
‘mar computadoras, En las dos décadas siguientes hubo
una rence contra esa tendenca,vineulada al surgimien-
tode la smicrohistoris (véase ina, nag. 65), Hoy puede
ser un buen momento para un anaisis mas equlibrado,
{Los métodos cuanttativos de investigacin tienen una
Targa historia. Bn la antigua Roma se hactan periéica
‘mente censos del imperio, mientras queen la Francia del
siglo XVIIL se publiaban los precios de los granos endif
rentesciudades. Desle hace tiempo, los economistas basan
‘sus andlisis en estadisticas relacionadas con los precios, la
produecion, ete lot historiadores econdmics ya seguian
su ejemplo on el siglo XIX.
Lo relativamente nuevo, y todavia controvertdo, es la
dea de que lo meétodos euanttativos pueden ser tiles en
el estudio de otras formas de eomportamiento y aun de ae
titudes humanas. Las socdlogo, por ejemplo, evan a cabo
Jo que denominan sandlisis por encuestas- mediante Ia
presentaciin de euestionaries ola realzacion de entrevis-
tas aun grupo de personas lo bastante grande para perm
tir un andlisisestadistion de las respuesta, Tambien los
Pricélogos recurren a euestionaris yentrevistas, Los pl
tologasestudian Is estadisticn electorales —~peeflogia-,
segin se ha dado en lamar este enfoque—y las eneuestas
de opinign publica, que son una suerte de ivestigacin so
cial, Los demégrafesanalizan la variacionesen los nies
de nacimientos, matrimoniosy muertes en dstintas socie
68
dades, De modo més opinable, algunos investigadores dela
‘omunieacidn llevan aeabo lo que se denomina -andisis de
femtenidos-, que a menudo se presenta hajo el aspeeto de
tmestudio cuantitativo de diris,revistas libros progra-
mas de televisin, en el que se examina el espacio asignado
‘0. un tépicoespeciio, a freevencia de apanicin de cietas
palabras, etectera
Buen nimera de historiadores han seguido estos cam
nos. Para escribir su historia del Brasil de fines del siglo
XIX, Gilberto Freyre (1959) envi un cuestionaro a varios
tientos de sobrevivientes de esa época (ineluido el pres
dente Getilio Vargns, que no respondid). Los métados del
fanlisis de contenidos, 0 lexioometri, se han aplicado a
oeumentoshistoricos, como las ists de reclamos eofec
tonadas por ciudades yaldeas en los albores de Ia Revol
cn Francesa. Los demégrafeshistérions han contado ns
‘dmientos, matrimonis y muertes en registro parroquin
Tes y fuentes similares, El auge de la computadora perso
nal alenté a los historiadore utilizar métodosCuantitat
vos, ya que esa herrazienta Jos iberaba de la necesidad de
perforar tarjetas, eonsultara programadores, te, aunque
‘més 0 menos en la misma época comenzé a desarrllarse
‘una reacein en contra de estos métodos, vistos como pseu
docientifins(véase ina, pg. 6)
Hay mas de un método cuantitativo, ampero, y algunos
8 ajustan mas que otros a los fines de los historiadores. A
‘medida de las necesidades de estos es el andlisis estat
code una serie, que muestra, por ejemplo, los cambios pro-
Aducidos a lo largo del tiempo en ol precio de los gran, 1a
‘edad promedio de las mujeres al catarse por primera ver,
cl poreentaje de voto obtenide por et Partido Comunista
en Ins eleecionesitalianas, la cantidad We libros latinos
‘Puestos en venta en la feria anual de libres do Leipzig o la
‘roporein de la poblacin de Burdeos que comulga el Do
mingo de Pascua. Esto esl que os franceses describen co-
‘mo shistori serial (histir sre)
(Con todo la shistoria cuanttativasowliometrias —dos
de los varios nombres que se le han dado— ha adoptado
luna serie de formas. En el caso dol andlisis por medio de
encuestashistricas debe haceree una clara datinién en-
0‘ne las encuestas totals y los muestreus. Se han hecho e&-
‘udios del Senado romano y el Parlamentoingige sobre la
‘base de Ins biografias de tados sus miembros, un metodo
emnocido como «prosopagrafias. En éstosetsoe se examina
el grupo entero o, como dirian lo estadistico, la spoblacion
total. Este método es apropiado para el eatudio de ites
relativamente pequeas osociedades en las cuales la infor
‘macin esté dispersa, de modo que los historiadores que
trabajan en estos eampos hacen bien en reeled
datos que puedan encontrar
Los hstoriadores de las sociedades industrials, por su
Jado, suelen tener acoeso a més informacidn dela que pue
den manejar, por lo cual tienen que proceder a efectuar
‘muestreos. La téeniea de los muestreos fue dessrvollada
por Ios experts en estadistien dese el siglo XVII en ade
Jante, afin de caleular, digamos, la poblacén de Londres 0
de Francia sn tener que padecer los trastonos los costos
do una investgacién mds exhaustiva, El problema radica
en excoger un pequefo grupo que sea srepresentatives de
la poblacin total
vos los
por ejemplo, trat6 de encontrar @ mil
brasiledos nacidos entre 1850 y 1900 que representaran a
Jos principales grupos regions y sociale de la nacia,
‘aunque sin explicar de qué método se valia para selecco
a. Paul Thompson seleciond, para entre
‘8 quinientos eduardianos sobrevivientes, sobre
la base de un smuestreo de euotas- que presentaba un be
lance equilirado entre hombres y mujeres, ciudad y cam,
po, nortey'sur, et. similar als proporciones prevalesien
ts en todo el pais en esa época (que podian ealoularse a
partir de los datos del censo) Freyre, 1959, P. Thompson,
1975, pags. 6-8)
(Otros miétodos euantitativos son més complejs. La la
‘mada snueva historia econémica’ de la déeade ce 1960, por
‘jemplo, dfiee dela antigua po su énfasis en la medicion
del desemperio de economias enteras, el ceulo del produc
to bruto interno en el pasado, especialmente para los pat
8 oecidentales desde 1800, cuando las estalisticas co
‘menzaron a ser rlativamente abundantes y més confi,
bles que antes (Temin, 1972), Las conclusiones de estos hi.
60
Itpriadores se presentan con frecuencia en la forma de un
fmodelo- de In economia,
Para dar un ejemplo simple, podemos valver a Braue,
FT goien coer del siguiente ma acon det edie.
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era muy bajo (-2), :
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2
Info, pag. 95). Por otra parte, puede suceder que lo que s
Porrrseea vista parece un indice tenga sus popias relas de
Peviacion. Durante alin tiempo, los hstoriadores del al
pabetismo consideraron que la firma en un registro de ma-
epeonioe, por ejemplo, era un buen fndice de la capacidad
i ler, aunque no de la aptitod para escribir otra cosa
fis recientemente se plantearon iertas dudas, Se pun-
fast que algunas personas que sabian leer no sabian fir
fir (porque certas excuelasensenaban a ler pero no aes
Jebin incluso que algunas que sabian eseribir quiza pu
fderan una eraz yno una firma en el registro matrimonial,
pera no avergonaara wn ednyuge analfabeto. Estas abjeci
ee no ton insuperables, pero ta vex mas, ponen de ms
‘nifento las difeultades del paso de los datos duos a los
Gatos blandos(Téth, 1996, pgs. 61-2)
{Los socidlogos dela religin tienen que enfrentar un
problema atin mis agudo, el de encontrar indices para me-
{rls intensidad ola ortodoxis de a ereencia religisa, En
fel mundo cristiano se han inclinado por atenerse a las
fras de concurrencia a iglesias ocapillas, yen paises catli-
an como Francia e italia, a la eantidad de comulgantes
pascuales, Un ingenioso historiador francés trats incluso
fe calular Ia caida de la devocién en la Provenza del siglo
XVII sobre la base de In reduceién dl poso de Ins velas
‘quemadas ante las imagenes de los santos Vovelle, 1973)
'No puede haber muchas dudas de que las estadisticas
de este tipo tienen una historia quecontar, dado que varian
‘mucho entre regiones y eambian en extremo, a voces de
‘manera muy repentina, cone transeurso del tiempo. Que
Jos bistoriadores sean capaces de destifrar esa historia es
harina de otro costa Si vamos a utilizar las estadisticas
acerca de las eomuniones para estudiar [2 intonsidad de la
devoriin on una regién determinada, noeestamos eonocer
(entre otras casas) qué significa la préctica de la comu:
nién paseual para las personas en euestiin. Bs dif saber
fen certeza silos campesinos de In regién de Orleans en el
Siglo XIX, supongamos, compartian las eoncepciones cl
rlealesortodoxas sobre In importancia de cumplir con sus
‘deberes pascuaese, Sino eompartian esas ideas, un esc
‘0 nimero de comuniones no puede tomarse como el ind
63cio de una descristianizacién, Tomar Ia temperatura rei
siosa de una comunidad, sea alta, baja o media, noes asun
tosencllo,
Los problemas dorivados de Ia inferencia de actitudes
politicas a partir dels cifras electorales son del mismo or
den, A doer verdad, la propia nocién de -serie» es probe
ica, porque deponde del supuesto de que el objeto dees
tudio (testamentos, precios de los grancs, asistencia la
iglesia o lo que fuere) no cambia de forma, de significado,
ft, con el ranscurso del tiempo. ;Cémo podran esos do
‘umentos o précticas dejar de cambiar a largo plazo? Pero,
{c6mo podemos medi el cambio i el instrumento mismo
de medicién también eambia’
reste tipo de razones, entre otras, ha habido ciertas
eaceiones contra los métodes cuantitativo en el estudio
el comportamiento humano, y atin més contra Ine amp
loss alegaciones que solian hacerse en su defensa. La in
tensidad de esas reaciones, on todo, no deberia exagerar
se. Bl uso dela prosopografia por parte de los historiadores
es hoy, tal ver, mas amplio que nunca. Es dffell negar el
valor de la reconstitueién familar oe intento de compara
el producto bruto interno en diferentes periodos del pass
do. De todos modos, Ia busqueda de enfaques alternativos
‘std en marcha, Yen parte por esa razin, la etnografla, en
Jaque el uso de métodos euanttativos siempre fue miaizno,
seha convertido en un modelo que algunos soeilogos ei
foriadores aspiran a seguir. Este enfoque etnogratico se
‘soci con el estudio en profandidad yen pequedaescala
El mieroseopio social
Al igual que los socéloges, lo hstoriadores sociales de
las déeadas de 1950 y 1960 emplearon por lo comin meto
dos cuantitatives, se interesaron en la Vda de millones de
personas y seconcentraron en el andlsis de tendencias ge
nerales: Vefan la vida social «dade el duodécimo piso, tl
‘como lo expresé el socidlogo Kai Erikson. En la década de
1970, sin embargo, algunos de ellos pasaron del Veleseopio
ot
lg nieesorio.Ainitacin de lo antroplge ils, oe
Patigos prestaron mayor atencn al nds micro
iy hsoriders alo qu eoballegada conser
po nirchstri
je clebres exis contibueron en mucho a poner
Jasicroistra sobre el tapete. El primero fun ensayo
fare dens isd alls en Bali, exerts poral antrpo
Hop morteamerizane Ciford Geert: Madan lo del
cepa de ogo profunde- de Jeremy Behar (enotras
fulnbrs, cliche dehacerapucsas cloves), Geert por
isquets ina ce galls ra, ono fundamen] una da
fpatccin de las ingictudes relacionadas con ol eat
Decste modo pasé dele qellamaba un jmp meron
fico cn intrprelacién de toda una cltura (C. Geert,
OTB, pig. £1254 coro to pgs. 22 457. Las isto
fladores nan cto muchas veces ene enaayo, delve
in comprenoién del movintont dela icrobistorn
Poe otros do estas se ccupan del pasado: Monta
Aoualdercctan de 2940 12, del isrinor race
Einmanuel Le Rey Ladurie (1976) El queso 9 lr gus
pos, de hstoraor alan Carle Gnabarg G76) Aios
tetinbsatoseenilmente en arta dela inguin que
Feproducen el interrogator de sopechosos de here,
fhcumentas que Cinsvrg compar con estas de vide et
Fastin del gran cuidado poeta para rgiatrar nos las
Palabras exact del acuedo, sino tain sun gusto ¥
Bsa us gugits ba la tora, Em casinos, tambien
pelbacomparado al antroplgs con cl nguadar: ambos
fen pereonajesfarnos de eevad estat que hacen ala
fente comin progunascuye sent econ foeuenc,
il decaptar parm lla Ronald, 1986)
Eire de Ginsburg podria amare bo un cso ex
treme dt moo retary, dado gos enw
fonstruir as easy la vison del coos de wn slo nl
‘oon molines del sigo XVI dl nordete de ali co
acido como sAenochiw. Pr pate, Le Roy Ladurie
Aeseribié una ale del midst de Prac a comlenane
Ah eg XIV. Trae adverti gu o menos de eine
owpecoons deren cavecnor tela oq pro-
codian dol ald de Moniio, de ular st
6smonis para hacer un etude Ia ropa aldo y exam
a ln eeonomin pastoral dare la etre a
fala la psi de ies mijereny ln eoncepesona To
cale del temp, l espa, la religion, eccere
{uso de eos mono extdos de Le Rey Ladure y
Ginsburg, as microhistoias han lend anaquels, lg
‘as de as mas interesante se cncentran enn incident
dramtc: un ji oun acto de viclencia, Por ejemplo la
historadora estadoanidense Natale Davia seb ecepade
de una case elébre en la Francia del siglo XVI, n la que
umncampesin fue acusado de apropiarve da identidad de
stro hombre. Otro historiadornorteamercano, Berra
‘Wyatt-Brown, inapirado por Geert, describe inchs
saiento en Nalcen, Missi ocurridaen 183, y define
este ato de justca popular cntra un hombre que haa
asesinado as eon oma rama moral en qelaa
Aecioneshablaban un lenguaj qe reveab pasions in
temas y valores sociales intensamentevividos, sabre ao
el sentido lea del honor (Wyatt Brown, 1882p 402
56; lait nde a pig 463
‘Otro conocido elemplo de este enfoque es un estudio de
lapequena ciudad piamontesa do Santa a fine del aig
XVI, realizado or Giovani Levi, Levi 1985) anal o
jc sustanciado al sacerdote deta parroqia del logan,
Giovan Battista Chiesa (acusado de uit métedos de
cxorismo poo ortodote), como un drama socal que sca
Alas cofictn que dvidian ala comunidad, en expe
Cilla cha entre dos familias y sus seguidores,Destaca
asimiamo la importancia de logue ama serena ima
terial, eosteniendo que el poder espiiual de Chiesa era
una forma ms dela dominacin gjreda por fami
Eire los historiadores, el wacko hacia la crohstaria
In estado estrechamentessoindo cons eseabrimiento
del trabajo de los antropslogs socials, Le Ray Laure,
Ginzburg, Davis y Lev son versados en antropologta, Ei
modo micrhistirin tiene mucho en eo le et
dios de comunidades emprendos por antroplogs a co.
tienzns del silo XX. o con el -etuti de cao extend.
desarolado por el antropdogo Max Ghia y otros en
Jn déenda de 1940, El primer esto histrin de una oo
66
muni dl tip de Monts els por un
aus Bae Hanae, en aden de 190, uae
a i ila de Octal minno Nowtallow ve
utenti de cms
isc Proves y as nga amen, 1952
ret ‘su obra se ocup6 principalmente de tendencias
doses el crn scal Mil Foat let
rnc on sani dl poder 0 nen nivel
‘arte sinc tanblendelfitec ncxcila aa
iRise del pole como avs a
tk Senge doen tics rn vay
Pe dea sf sno define xplae orem
HiSan pr canuco elas caneel pode legal gana
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Patan cites, so dura, proce de aprendia
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$275 po) Eestsioda Lev anew tencnad ee
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esctaplanten cron problemas fundamentals que c=
tone dar al, Piramos mean cna nex
nde que ln micwhitoriatore vale histori
Seto i bografa de pernnn poe ipartante la
SEtelades do equees comunidad Algon aero
ora enfin hecho pce md que entero qo es
Feros aman shiners deintereshumanos veel
Panna Sin ember, la mota de ln microisridares
Puce sr de mayor nln ltl. Coma Sherlock
FHlmes clo arpuestan qv la onervain de re
as pn levora cosines iportantn Ory Rag
no 1901, pag i Sena aspran a mostra
‘undo enn grande aren, ees hsriadoes preen:
Son xrcr nclnoes anal Ge dao aan epi
GSsinrgenleroMencthioes un eto dla cata
trapper adinamietran ue Ley Lari pe
cenine mundo dela len meter! ord dens mane
{alse Monti, que ama una oan ore.
nan pretenses on prbimieas De gu gre
ands plo ene qu ser iin el exo de ab? aud
Fendinentos epalan la pretensié? Es Monta el
a6
|
|
an, el que inspiré a mierohistoriadores ome Maurizio
Gribaudi y Simone Ceruti, Insatisfeehes eon categoria
omo egremie de artesanoy, vlase socal y cultura pop
Jar, porque no expienban el modo de actuar deindividuos
expects, estos historiadores procuraron reconstruir re
(dee de relaciones sociales centradas en la persona, con af
pnalidad de deseubrir cimo ge defina la gente y dar rand.
Ge sus -estratogins sociales (Gribaui, 2008)
1No todos los mnierohistoriadores se ocupan de lo tipo.
Al contrario, un caso particular puede seleccionarse pat
txtudiarlo precisamente porque es exeepcianal y muestra
Ta falta de funcionamiento de ciertos mecanismos sociales.
‘Afin de examinar esta situacidn, el historador italiano
Baoardo Grendi acu la expresin lo excepeional no
mals El destino trgio del locuaz Menocchi, que fae eje
tutado por heria, nos die ago sobre la mayoria silencio
fade sus contempordneos, Conllictos abiertos, como os tu
{multos, pueden revelartensiones sociales que-estan pre
‘sentes todo el tiempo pero s6lose hacen vsibles de manera
‘easional
‘En forma alternativa, los microhistoriadores pueden
eancentrarse, como lo hace Giovanni Lavi, en un ineidente
0 una pequedia comunidad on cuanto lugar privilegiado
para cbservar las inecherenciaa de grandes sistemas soci
des yculturales, ls falas, las grietas en la estructura que
permiten aun individu disfrutar de un pequeto espacio
e libertad, como una planta que erece entre dos piedras
evi, 1985, 1992) Deberia seBialarse, no obstante, que las
Inconsistencias entre normas sociales tal vez no siempre
fctien en beneficio del individuo. Las piedras pueden
aplastar Ia planta, s
Como ejemplo de este problema podrf i acudirse aun ef
lebre incidente en la historia japonesa, un drama social
que involueré apenas a unas pocss personas en su momen
to, pera a mantenidovigencia desde entonces y fue repre
sentado muchas veoes en abras y filmes, en razin desu va
Tor eemplaro simbilic, Se tata de la historia de los cus
renta y siete ronins,A prinepios de sigloXVIL, dos nobles,
tuvieron un alterendo en la corte del chagun, ol verdadero
‘gohernante del Japin. El primero, Asano, so considers insultado, pro cusl desenvain6 Ia expada ehirié al otro, Ki
+a. Como castigo por haber blandido un arma en presencia
el shogun, s le ordené suicidarse sein el ritual, A raz
de ello, los samurdis que estaban asu servicio se convirtie.
ron en hombres sin ano, 0 rnin, Estos ex servidores deck
dieron vengar a Aseno. Tras dejar pasar el tiempo sufcen
tea finde aquietarias sospechas, una noche atacaron a Ki
ten sueasa yledieron muerte, Hecho esto, se entregaron
al gobierno. ste, po su parte, debiéenfrentar un dilema,
[Era evidente que ls sorvidores habian violado la ley. Por
‘otro lado, abtan hecho justamentel exgido por el eign
‘informal de honor de los samurds, segsn el cual la lealtad
al sefior era una dela virtudes mas elevadas; el gobierno
del shagun, ademas, respaldaba ese eédigo, Para’ salir del
dilema, las autoridedes ordenaran alos samursissicdar
se ritualmente, como habia hecho su amo, pero también
‘ispusieron quo se respetara su memoria Ikegami, 1998,
pgs, 223-40),
Para ls japaneses, en su momento y desde entonces,
atractivo de esta historia, junto con las debates que suscité,
‘est sequramente relacionado ean su manera de poner de
‘manifesto (y con dramatismo, por afadidura) un eonfict
latente entre normas soeiales fundamentals, En otras pa
Taras, la historia nos cuenta algo importante sobre Ia el:
tura Tokugawa. Si el movimiento mierohistricoaspira a
‘ludir la ley de los rtornos deerecientes, quienes lo repre:
sentan necesitarén demostrar los vinculos entre las peque-
fas comunidades y las tendencies macrohistéicas. En una
{poca en la cual se oye hablar tanto dela interaccion entre
To local y lo global (réase infra, pag. 264), historiadoresy
‘erieos por igual son eada vez més conscientes de esa ne-
cesidad (Hannerz, 1986; M. Sehlins, 1988)
70
ii
3. Conceptos
}Conceptual creado por los tedricos sociales 0, al menos —ya
|G ee caramente imposible revsa a ttle en unas
|) Saebelee teeter erospeers
So
TE eer
Tenguaje corriente, y de esa manera permiten establecer[Las ideas de Goffman también atrajeron a historiado
ts interesados en el sindividvalismo tradicionalmente
‘asociado al hombre renacentsta ola representasin dela
Peraona en el retrato del Renadimiento, Los retratee, por
‘jemplo,revelan lo que el artista consideraba —olo que, a
su uicio, consideraba su cliente— como la paso los yosten
Ja expresin y las -
tas y métodos compartides por indviduos que acaso dis
Frepen en muchas otras creas. Existe un paralelo evident
MEP estos rasgos de Ia historia de ls mentalidadesy ol
SPfiue expuesto por Michel Foucault en Las palabras y
fas cosas (1965) con respecto alo que Te gustaba lamar sar
Japa» de loe sistemas de pensamientoo -epsteme
“Gergjemplo dal tipo de problemas que el enfoque de las
spentalidades contribuye a resolver esa ordalia medieval
Pinecho de que acomienzos de la Baad Media la.culpa ola
Jhocencia se detcrminaran a veces por medio de una orda
fo tal como ade tomar un hierro al rojo sumetgir I me
| po'del sospechoso en agua hirviente se consideré durante
Prucho tiempo un obstéculo para la comprensién del pero
fo. Como senalaba William Robertson, un hstoriador esc
oes del silo XVI: «Entre todas Ins instituciones antojadi-
ney abyurdas que deben su existenca an dbilidad dela
Tirda humana, esta(...) parece ser la més extravagante y
Gescabeliada»
“Bn a altima parte del siglo XX, sn embargo, se publica
‘ron una serie de estos que examinaban con detenizien
toa costumbre dela ordaliay trataban de indagar en 10s
‘tupuentos de los partiipantes para hacerla mas inteligh
Ble El historiador de la AntigUedad Peter Brown (1975),
por ejemplo, sugiré que la ordalia actuaba como un instr
Mounts de consenso, Otros historiadores rechazan esta con
tdosién expectica, pero comparten el interés de Brows por
eubicar la prueba ordlica en su contexto cultural, Puede
fancluirse, en verdad, qu la historia de las mentaidades
hha sobrevivido a su propio juicio por ordali (ef, Morris,
1975; Bartlett, 1986)
‘Un problema similar dio Tugar a un estudio pionero de
Mare Bloc, Las reyes tamaturgos (1924), Bloch, cuya ad
ulmiracion por Durkheim ya sea seitalado, eoeribi la his
twin de la ereencia de quelos reves de Francia ¢ Inglaterra
tenian el poder milagraso de eurar a la victimas de una
‘enfermedad de la pel, las esersfulas, con su mero tact,
Este poder era un signo de su earisma, un concepto que
‘Weber habfa planteado poco tiempo airs, pero que Bloch
probablemente desemocia. La ereencia en la imposicin
‘eal de manos persisté durante muchos sgls. En Inglate-
ra, la practi duré hasta Ia 6poca de la rena Ana (entre
Jos enfermosa quienes esta tod habia un nit llamado Sa-
‘uel Johnson). En Francia perduré hasta la Revoluién,y
Carlos X la reinstaurs en 1825,
Bloch partié del supuesto de que los reyes las reinas
de Inglaterra y Francia no tenian realmente ol poder de eu
ar esa enfermedad dela piel, y sobre esa base se propuso
estudiar por qué sa silusin eoletiva-, como la ealfcabe,
habia poido perdurar tanto tiempo. Destacs entonces el
Ihecho de que la gente esperaba un milagro. Por ene, las
‘sintomas dela enfermedad dosaparecian, oorgabat el er
Alito al rey. Por otro lado, sino desapareian, exo able moe.
taba que era necesario volver aimponerle las manosal en
ferme, Bloch también advirtié que la propensién a crer en
algo que la experiencia desmentia es wun rasgo esencal de
la llamada mentaldad “primitiva"sanalizada por Lévy
Bruhl (Bloch, 1924, pig. 421, nota),
En Franca, la historia de las mentalidades pas6 a for
‘ar parte de laprcticahistrica desde la década de 1960
‘nadelante, En cambio, damoré cierto tiempo en atraer la
atencién de los britanicos, y cuando finalmente ello acon
{eid ue por un eamino en alguna medida toreuoso. Insp
ado en Durkheim y Lévy-Brul, el antropelogo britanico
Baward Bvane-Pritchard se dedics a estudiar el sistema de
«reencias de los azandes (un pueblo de Africa central), En
‘su trabajo, hizo hincapié en el earécter autoconfirmatorio
e los ardculos del veneno de ese pueblo, ce una manera
‘que reeordaba la obra de Bloch —a quien habia lida cua:
do estudiabs historia medieval respecto del taeto real
(Bvans-Pritchard, 1997, pig. 190. Gracias a Evans Pri
chard y otros antrop6logos, los modos de pensamiento yas
sistemas de ereencas despertaron el interés de los histo
142
rcs rit, sbre e Keith Tomas en 5a Re
inate Dn of Magi 7.
a torn de as mentale ha demostrado er un
Geir dl psd sua ida, bode Bloc x
Sarna dolusbrasmanra del geo Detodos mado,
~ pientras se intentaba resolver interrogantes tradiciona-
blemas, El ms serio de ellos fue
Jes, surgieron nuevos pro
flque podemos designar problema de la , Yano limitada alas formas de
Toque Marx liamaba -falsa conciencias, la ieologia ha le
igudo a ser virtualmente indistinguble dela imaginacion
eaectiva
Tia relacién entre mentaldades e ideologias quiré nece
sito un poco de elaiicacion (Vavele, 1982, en especial ps
412), Con este objeto, acaso sea provechoso volver ala
Sosiciin real de manos, EI clisico estudio de Mare Bloch
fonsideraha «inocente» Ia creencia en esa cualdad de los
eyes. Un andlisis desde el punto de vista de Ia ideologia,
for su parte, destacara el hecho de quecl interés del poder
Teal era que la gente comin y corriente creyera que el ey
tenia la facltad de hacer milagros. El carisma no era una
‘Propiedad natural de los monareas do Francia e Inglaterra
a cierto sentido, se trataba de una fabricaciin producida
por los mantos ros, lo rituals, etotera
"Aunque el contrast entre mentalidade’ eideologias ex
‘tills intents de analizarel papel de las ideas como sos
In de los sistemas politicos han sacado ala hz ciertas dif
bultades, no diferente de las asociadas al concepto de she
sonia: (véase supra, pig. 130). Con frecuencia, la ideo
Agia ha sido examinada como wna especie de ecemento
fS0cial- que mantiene unida la sociedad. Sin embango, una
Serie de estudios que crtican tanto a marxistas como a
urkdieimianos han puesto en tela deuicio su importancia‘en exe aspect. Hans estudios senalan, por ejemplo, que la
cohesién social dela demoeracia liberal es negativay no po-
sitiva; en otras palabras, que no depend de tn cosenco
en tomo alls valores fundamentales encarnados enol
‘men, sino, antes bien, de una falta de consenso con respec.
‘twa las eriticas formuladas al gobierno (Abercrombie, Hi
‘y Turner, 1980; J.B. Thompson, 1990, pag, 3)
‘Un tere concept, que ocupa parte del espacio intelee.
tual de las mentalidades y las ideologtas y ha sido de uso
bhabitual en los tims veinte aos, pocomés o menos, esl
‘de adiscurso, que traslada a atencion de las pensamiontos
8 los medios en los que estas se expresan: habla, imagenes
‘textos Los lingistas ya hablaban de vandlisis del diseur
so» en In década de 1950, para alu al estudio de unide
des més entensas que la racién se tratara de fragmentos
4d una conversaciéno de parrafos de un libro, Sin embar
9, eltérmino recién se difundi através de las diseplinas
¢uando Foucault eomenzs a utlzaro,
En su Arpuevlogia del saber (1969), Foucault introdujo
Ia palabra discurso dscours) come parted si dole
tien de lo que consideraba las iusiones de la verdad y el
«individuos. Un discurso, sefalaba, soonstruyer el topiea
del eual se ceupa, de modo que hay diferentes segimenes
«de verdad expresados en diferentes diseursos, 9 no des
cripcionesobjetivas de Ia realidad. Este problema se anali-
ard unos pérrafoe més adelante (pég. 14,
Otro motivo para introduc el término wdiseurso- rad
‘aeen el deseo de Foucault de eriticar la nocién de sentido
‘cumin de un texto eserto por un individu determinedo
‘que expresa sus ideas. A.sujuicio, por el contraro, un dis:
‘curso es una construccién coletiva. Un texto debe verse
‘cumo parte de un sistema orepertorio més ampli de textos
‘los que remite de manera eansciente inconsciente, El
texto sigue sun conjunto de reglas que caracterizan una
préctia discursiva, a partir de In seleccién hecha en un
fondo o repertorio comin Fouesult, 1969, eapitule 2; en
Fairclough, 1995, se encontrard una sitesi de los discur
0s do los linghistas y de Foucault)
Sin utilizar el término «diseurs-, el tedricoliterario ru
‘so Mijail Bajtn (1981) habia plantendo antes un argumen
146
sin sre out gad incon com
aldady al suger que deberon each os exon
ee ccciraneanversano entre sy rnpodlendone
rosa dn forma arte de wa teria mis
Iferl del -ldlgo Moron Broercn, 1000, ps
Holgi, 2500)
Fr cancpto de Font fe trad por Edvard Sid
fre Crinttime (1976) defini tema mo wn
caro qo creaba el Orient, et como oa inst
(feplende por el Ocidote ain de deriar ol Creano
‘rlonte Celio lteraco de formci, Said propnia un
tei nnn Go una sede exo odes eda
fos a Oren ya ucran de vars como Richard Burton,
Go novlses como Gustave Paubert» de erat cme
rnc nan Su ands sera sobrelo qo arab
Seoqoratzacin de Orete pr parts de sn ator
rvs de esters comola ti asia
Tndegeneraci, De eta manera, lo tits legimaban la
thence odes ado qu istabas tl oats
Tes camu inepos para gbernae fen con
chit de jstifcar a ntervencin de imperialist de una
fevenivided maorlina (Si, 178, ccd en Macken
2, 1098)
‘Una generacion ante, Seid podra har eerie mis
ta lr, pro lo haba desert de era manera, Lob
tier contderado enone vex un eto dea et
‘en delerintliem efnelan de da mentalidd oriental,
{iter etas formulations nolebubieen prides
carel lugar des texto como apoyo dn prin Ta
en potrn haber race rental como ina
tidedeges yo cm unease
“Discurso coun trina tan iprein cmo-mental
deci. La impreisién puede sr en sab enn are del
ttrectv avid tro tanto con el nmin
Gelert pnt lose
iat ent pr sear eaten al
Erhterce de Dern on endl sropement> qv alt
se aalgpyo uplana (Dard, 1967, py
Bey 1072 cf Non 18 Cul 195)
ro venouaron ls isteriadee ot a pl
“ofan downetcin el ponsutorala
arao cones do ner ed, extreme
J Sevamente ow eemple dev nfenenAsnqwe
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49.50; Harootunian, 1988, sobre todo pags. 1-22; S. Clark,
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‘numero ulterior de la revista. Es si lficativo que ambes
Frovineran de miembrs do na gesorscn eset
‘qitoradores, cungue tambien es probable nn
rela maya
Preaittegrantes de ea genera, porlo hemes eet
161901 dsc, 190; C. Kal, 100% vn
adernidad, como els deseiSaten neta ine oe
& Sbropiado, por su mayor vaguedad, para caracterizar
ria Aroold Hauser en bene de lo qua ol ent
din de Georges Duby (1978) sobre laden dee sn
rec2SS Iden, 1960), Por lo deme, cating ce
a cin social come Ia tribus ola sas
{ar antalio consideradas shochos sociales, son hoy vine
como representacionescolectivas. Por gjemplo, opue at
252
lantropélogo francés Jean-Loup Amsell, tribuso grupos
seas como los bambaras o los fulanis de Africa occidental
fueron una invoncin lisa y Hana de administradores colo
miales y antropélogos, aunque més adelante los propios
fafricanos hicieron suyes etostérminos algunos histriado-
es tienen una opinin similar oo respect alas castas de
Ja India). El propio Amselle (1990) estima que términos
‘como sbambaras» son descripeiones, no de identidades
‘—una des que critica por su caricter esencalistn 0 vrus
tancialista»—, sino de sistemas de transformacién cul
tural. Su angummento es dual y se refer tanto al espacio co
‘mo al tiempo. En términos espaciales, no hay limites elaros
entre los grupos, mientras que ean el paso del tiempo ex
posible observar un proceso de «reclasfiecin incesante
GGobre las cast, véave Dirks, 2001)
Ni siquiera la ciudad de iadrillos y argamasa, una enti
dad material si las ay, e vista ya como una entidad socal
La han disuelto tedrieos urbanos eomo Manuel Castells,
‘quien hace notar la dispersién de las relaciones sociales y
laimportancia de los ujos: yj de personas, de mercan
fas, de informacién, En el sistema mundial de nuestros
dias, la ciudad esta en todas partes y en todor,y obliga a
sgedgrafos, socilogos e historiadores a reimaginar lo ur-
‘Dano, Mas alld de la ciudad, Castells ba sostenido que, en
nora de Internet, sas redes constituyen la nueva morflo
ia social de nuestra sociedad, Si tiene razin, el andisie
de redes antes mencionado es, entre otras cosas, un sinto-
‘ma de la posmodemnidad y posiblemente una proyectién de
‘rdenamientos modernos ~ya no podemos llamarios se
‘tructuras.— sobre el pasado (Castells, 1968, 1996, pag
460; cf Abrams, 1978; Amin y Thrift, 2002),
En lestudio de Schama sobre los holandeses ene siglo
XVTT enoontraremos una rea desripeiin hstoica del pro
‘eto de construccién cultural, El autor se interesa partie.
Jarmente en Ia manera como los holandeses, por entonoes
Una nueva nacién, se forjaron unaidentidad. Examine una
Aiversidad de tpicos, desde le limpieza hasta el habito de
famary desde el cultodelos antiguos bétavoe hasta cl mito
de la Repsblica Holandesa como el nuevo leecl, los ve en
funcidn de la eonstruceiénidentitara, Por ejemplo, bretalento (arago, 1995; Bark, 20040) El relate de
‘aca clentifca del siglo XVIi ha sido recrrite do cee
Por paradjico que pare
Aico que parezca, dl auge del
srevolucién cientificar debié mucho a Herbert Baer
is mucho a Herbert Ba
Sl espedilt ee por ou ets de eee
‘he —0preveupaa poral presente—dela hea ee
reescrito de manera
Surginintodelanjtcady'aibetoa a
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5 cela que lacinca moderna acoeg Se
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‘en China para explicar por qué, mm
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el término «revoluciine a
Pensamien,
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Y¥po tnicamente para dar
105 en ese terreno,
como hemos visto, utilize
en plural y destacé la sustitucon
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tre otras de conocer, nea voc
unto de pensanento que ane
a apenas intelectual, pero sélo. ae Ia
ares y rte momentos Buterld nF ete
+1963; Cunningham y Williams, 1993). eee
éMés alld del eurocentrismo?
gure. No hace lta dren no a
lismo véase supra, pg. 192), eta hist é
‘owo( vane esta historia es cada vex nds
abn W¢ thimoscien afos, tos espcialistas ocdentales
hecho una serie de intentos de lberarse del euracen
58
trismo y doptar un perspectiva comparstiva, cone inico
sultado deser crticados, a su ver, porla misma falta que
frataban de evitar:datar el acenso de Occidente en fecha
emasiado temprans, suponer la superioridad de la eul-
fura occidental, ver al resto del mundo através de tascos
{stereotios (del tipo analizado por Edward Said) otratar
Yn historia de Occidente como Ia norma con respecta a la
nal las demés clturas divergen y preguntarse, pr elem-
flo, por qué razén China no tuvo una revoluci centifie 0
industrial
Consideremos el ejemplo de Max Weber, que fue sin
dud tno de los eruditos menos euroséntrios de su tiem:
po. Weber, en efecto, dedicd gran parte desu vida profesio-
pal al intent de define los caraetersteas distintivas de a
tdviizacin occidental (obre todo lo que denominaba su
‘racionalidad institucionalizada), por medio de compara-
jones sistematicas entre Europa y Asia en los ambitos
‘econmico, plitioy religioso,e incluso en el terreno dela
sisica, Pesto particular atencin al surgimiento del pro-
‘testantiamo, el capitalism y la burocracia en Occidente,
“argumentando que los tres fendmenos eran similares y al
mismo tiempo estaban conectados, y contrasténdolos con
fendienos oeurridos en otros lugares,
sono impidé quese lo aeusara de eurocentrismo, Des:
pus de todo, sceptaba la teoria occidental tradicional del
‘despotismo oriental. Creia en una jerarquia de razas en
tabezada por los enucésicos, Daba por deseontada la supe
loridad dela cultura cecidental. En estos axpectos, la cn.
‘cepcin de Weber se asemejaba a lade la mayoria de losin
tloetuales cenidentales desu poca, Lo inusual en era el
{ntentasistematico y iguroso de explcar el lidorazgo oe
ental desde el punto de vista de formas racionales (respe-
‘moss de reglas) de organizacién como el derecho, la buro-
‘cracia yl eapitalismo. Su famosa ensayo sobre Ia tea pro
testantey el espirits del captalisme fue un aporte a esa
‘magna empresa (Blaut, 2000, pags. 19-30)
‘Uno de los pos hstoriadores a quien se ley con gual
‘amplitud en Ia historia mundial fue Arnold Toynbee, euyo
Estudio dela historia ya hemos examinado, Coalesquiera
‘que fuesen aus fallas —y los erticos han seftalado mu
259miento (Farag
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‘a, crefa que sla ciencia moderna nacisen
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China para exper por go,
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1963; Cunningham y ‘Williams, 1993),' peas
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esta historia es cada vez més
258
1 adoptar una perapesiva eomparativa, com el nico
tad de ser critcados, asuver,porlamiama falta que
an de evtar:datar el ascenso de Occidenteen fecha
siado temprana, suponer la superioridad de In eu!
‘occidental, yer al resto del mundo a través de tosens
poe (de tipo analizado por Edward Said) o tratar
fhistoria de Oceidente como Ia norma con respecto a la
aa demas eulturas diverge y preguntarse, por eem
por qué razén China:n tavo una evelucién centifieao
stra.
‘Consideremos el ejemplo de Max Weber, que fue sin
oda uno de los eruditas menos eurootntries desu tem
fo. Weber, en efecto dedies gran parte de su vida profesio
pal alintento de define ls caractersticas dstintivas dela
tvilizacién occidental (sobre todo lo que denominaba su
fracinalidad: instituconalizada), por medio de eompara-
tones sistematicas entre Europa y Asia en los émbitos
fesomico, politico y relgioso, e incluso en el terreno de la
‘isica, rest particular atencién al surgimiento del pro
festantismo, el eapitalismo y Ia burveracia en Occidente,
tangumentando que ls tes fendavenos eran similares y al
mismo tiempo estaban conectados, yeontrasténdolos con
fenémenos ocurrides en otros lgares
"Bao no impidis que se lo acusara de euroeentrismo. Des
‘pués de todo, aceptaba la tooriaorcdental tradicional del
‘despotismo oriental. Crefaen una erarquia de razas en-
‘abezada por los eauedsicos, Daba por deseontada la supe
Florida dela cultura oseidental, En estos aspects, I con-
‘epciin ce Weber se ssemejaba ala dela mayorta de lesin-
telectales cccidentales desu epoca. Lo inusual en él era el
{ntentosistemstico y Figuraso de explicar el iderazgo cci-
dental desde el panto de vista de formas racionales (resp
tuosas de reglas) de organizacién como el derecho, la buro-
crac yl captalism, Su famoeo ensayo sobrela tica pro
testante y el espirtu del eapitalismo fue un aporte a esa
magna empreca (Slaut, 2000, pgs. 19.80)
‘Uno de los poeos histriadores quien se ey6 con gual
mplitud en la historia mundial fe mold Toynbee, cuyo
studio dela historia ya hemos examinado, Cualesquiera
‘que fuesen sus fallas —y los erticos han seftalado mu-
259los especialistas menos eurocéntricos de au generacién, a.
{cntre 500 a.C. y 1500 d.C.) hubo un sequilibrio. de cuatee
grandes civilizaciones en Eurasia: la china, la india, a
Aloorientaly Ia occidental. Las occidental esta
ferstunbeado a pone propane primer pt
‘er agin de historia romana yeropa ate ee
slos IV y Il a.C.», Recién alrededor de 1800, Burupa cent
‘Sets acharne oe
embinacin de razones que van desde la teenelogia naval
maaan he ii
memeim ce comes ns
carl alla doo eos Bounce
tar eriticas (ef, Feierman, 1995, pags. 41-2). me
{a historia econémica del mundo escrita por tesrios mar.
260
nal del trabajo quo provocd In perifrizacén y el subdesa-
rile del resto del planeta Frank, 1967; Wallerstein, 1974
Franky Gills, 1993), Poreeta y otras zones, también solos
Jha tachado de eurocéntricos
Dentro de esta tradcién, la historia més descentrada
es, sin lugar a dudas, la contada por Janet Abu-Lughod
fcerca del sistema mundial entre 1250 y 160, en la que
‘Medio Oriente es el