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indios, en el que ellos, en una escena con un dejo humoristico, se sorprenden por la conducta del gaucho de rehusarse a bajar del caballo. Posteriormente, el narrador da cuenta de la presencia de los nativos: “[Aballay][t]uvo que correrse a la llanura central, menos arida, més solitaria, y rumbear al sur, hasta confines odiosos por sus peligros, los de tener encimados los territorios de tribus no avenidas con el blanco” (Di Benedetto: 328). La ficcién cinematografica no hace referencia a los malones, y ya se observa en ella la figura del juez de paz; el indio ya ha sido exterminado. Si la conquista del territorio supone una violencia material, el duelo, el otro tépico caracteristico del género, trae consigo una querella simbélica. Es que el duelo no se comprende sin el concepto del honor, y la existencia de aquél (su condicién de posibilidad) esta dada por una afrenta o una mortificacién hacia éste Ultimo. Esto sucede en Aballay con la muerte del padre del chico a manos del gaucho devenido santo. En los cédigos delwestern, el individuo afectado no delega. el castigo en las instituciones, pues las instituciones no existen, no se han creado atin o estan en vias de construirse. Es él quien ejerce la reparacién con sus propias manos. Dado que el Estado se halla en formacisn, pesan més los hombres en tanto singularidades que como parte de una comunidad. Cada cual es su propia justicia. En cuanto a la caracterizacion del personaje del muchacho que reta a pelear a Aballay, puede sefialarse una diferencia entre el texto literario y la pelicula: Di Benedetto no le coloca un nombre propio ni tampoco le asigna un origen particular; es apenas un vengador anénimo. Spiner lo convierte en protagonista y, significativamente, decide que lleve un nombre propio, Julian, y que sea oriundo de Buenos Aires, lo que le hace ganar el apodo despectivo de “portefito”. La diferencia no es menor, dado que el agregado del film carga con una significacién simbdlica: la lucha entre Julian y Aballay encarna la disputa entre civilizacion y barbarie. Frente a Aballay, gaucho de a caballo que se granjea la fama de santo merced a rumores, chismes, mitos y supersticiones pueblerinas, Julian es el representante de la ciudad, aquel que desoye los discursos admiradores de la santidad y ejecuta su venganza sin remordimientos. Triunfa sobre Aballay, del mismo modo que la civilizacién triunfa sobre la barbarie. Sin embargo, el velo civilizado esconde la violencia. La armonia yel equilibrio reestablecidos por la condena a un criminal se sellan Js.

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