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5.- Fbula de la perla y el diamante por Antonio Narvez: Dijo la perla al diamante:
--"Valgo mucho ms que t;
de negro carbn naciste,
y yo de la mar azul."
Y le contest el diamante:
--"Tu mrito es muy comn
Siempre fuiste y sers blanca!,
Yo fui negro y vierto luz!"
(Moraleja)
Nunca juzgues a la ligera los mritos llegan a superar a la virtud.
6.- El len y el ratn por de Esopo:
Dorma tranquilamente un len, cuando un ratn empez a juguetear encima de su cuerpo.
Despert el len y rpidamente atrap al ratn; y a punto de ser devorado, le pidi ste que
le perdonara, prometindole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El len
ech a rer y lo dej marchar.
Pocos das despus unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a
un frondoso rbol. Pas por ah el ratoncillo, quien al or los lamentos del len, corri al
lugar y roy la cuerda, dejndolo libre.
Das atrs le dijo, te burlaste de m pensando que nada podra hacer por ti en
agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeos ratones somos agradecidos y
cumplidos.
(Moraleja)
Nunca desprecies las promesas de los pequeos honestos. Cuando llegue el momento las
cumplirn.
7. La cigarra y la hormiga por Samaniego:
Cantando la Cigarra pas el verano entero, sin hacer provisiones all para el invierno; los
fros la obligaron a guardar el silencio y a acogerse al abrigo de su estrecho aposento.
Viese desproveda del preciso sustento: sin mosca, sin gusano, sin trigo y sin centeno.
Habitaba la Hormiga all tabique en medio, y con mil expresiones de atencin y respeto le
dijo: Doa hormiga, pues que en vuestro granero sobran las provisiones para vuestro
alimento, prestad alguna cosa con que viva este invierno esta triste Cigarra, que, alegre en
otro tiempo, nunca conoci el dao, nunca supo temerlo.
No dudis en prestarme, que fielmente prometo pagaros con ganancias, por el nombre que
tengo.
La codiciosa Hormiga respondi con denuedo, ocultando a la espalda las llaves del
granero:
Yo prestar lo que gano con un trabajo inmenso! Dime, pues, holgazana, qu has hecho
en el buen tiempo?
Yo, dijo la Cigarra, a todo pasajero cantaba alegremente, sin cesar ni un momento
Hala! Con que cantabas cuando yo andaba al remo? Pues ahora, que yo como, baila,
pese a tu cuerpo.