Cuando las relaciones estn fundadas en la igualdad y la libertad es
posible encontrar soluciones si nos sentimos maltratados. Decimos y elegimos otro camino, lo que significa cuidar de nosotros, del otro, de la vida Por mucho prestigio que haya tenido el sufrimiento, el sacrificio o la resignacin, a la vida no le hacen bien las relaciones que desvitalizan y hacen sufrir. El problema viene cuando las personas no son libres o no se definen como iguales en rango, aun siendo diferente. Aqu brota la semilla inevitable del dolor. Si nos centramos en el maltratador que adopta la postura de tirano, depredador y desconsiderado que, en su alarde de superioridad y autoritarismo con el que busca asustar o humillar, se esconde su incapacidad para lograr el respeto que desea y que teme no conseguir de forma natural. Necesita imponerse porque no confa en si mismo y no puede respetarse. Probablemente, dentro de un tirano se esconde alguien que vive humillado y envilecido y decidi tomar la posicin del fuerte para humillar y envilecer a los dems. El modelo de relacin sufriente tirano-vasallo esta poseda de miedo. Quizs todas las relaciones destructivas vienen del miedo y de la falsa idea de que soy mejor que tu. La posicin del tirano se aprendi de los primeros vnculos familiares. A veces permanece latente y despierta en los contextos que lo consienten, como las clsicas situaciones profesionales de mando. O el tirano huele la carnaza de los que toman la posicin de dbiles y victimas. Y es que las relaciones tienden a hacer sinapsis con sus opuestos. El fuerte buscar al dbil, el astuto al ingenuo, el sacrificado al gozador, el sdico al masoquista. Sea como sea, resulta de gran ayuda respetar y mirar la dignidad del que ejerce de tirano su persona, no sus actos y ver el miedo y la villana que esconde. Al mismo tiempo, debemos sentir siempre nuestra propia dignidad y respeto para dejar claro que no toleraremos para dejar claro que no toleraremos salidas de tono o desconsideraciones. Es casi una prueba de inmunidad tener interiorizado que todos somos dignos aun ni mejores, ni peores y no olvidarlo nunca. Cuando tratamos con personas enfermas de poder, debemos apartarnos de su camino. Si se trata de contextos inevitables, nos mantendremos en nuestra posicin interior de valor.