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¿Otra esquina caliente para

CUBANA
CULTURA
las políticas culturales?
Nuevos temas y viejas
preocupaciones para un recién
DE L A estrenado programa de estudios

Lázaro Israel Rodríguez Oliva1

El escenario

F
irmada el 7 de septiembre de 2006,
un grupo de intelectuales y decisores
cubanos recibieron la invitación del
entonces Centro de Investigación y Desa-
rrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello,
para participar entre el 4 y el 6 de octubre
de ese año en el taller “Políticas culturales: televisión, cines, asambleas, etc.,) han
recurso y método de la transición socialis- desmochado caminos que permanecían tu-
ta: un debate,” organizado para pidos en la esfera de la política cultural.
Aunque el propósito de este artículo no
discutir sobre los problemas principales es sistematizar y dar seguimiento a estos
del campo de las políticas culturales en debates —una tarea aún pendiente para
Cuba; coordinar un debate entre los ac- una reflexión crítica sobre el escenario, y
tores de los distintos espacios de reali- la anoto como carencia para un análisis
zación de la política cultural y contribuir más acertado—, sí hay que destacar el rol
a una agenda de investigación sobre la que vienen teniendo varios eventos, entre
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política cultural en Cuba. ellos los auspiciados por Desiderio Nava-


rro y el Centro Teórico-Cultural Criterios,
Finalmente, entre decisiones burocrá- desde el 30 de enero de 2007. El ciclo de
ticas, acomodos personales y la caída en conferencias “La política cultural del pe-
cama de varios de los participantes ante el ríodo revolucionario: Memoria y reflexión”
embate del dengue, el taller se ha venido apostó por echar leña al casi fatuo fuego
posponiendo. del pensamiento problematizador, com-
De esa fecha acá, podría decirse que prometido con el perfeccionamiento de
mucho ha llovido —e incluso tronado— un sistema anticapitalista como el que se
en lo que pudiéramos considerar el campo construye hoy en Cuba. De hecho, una re-
de reflexión de las políticas culturales en ciente valoración de Ambrosio Fornet so-
Cuba. Desde el punto de vista del debate, bre estas conferencias da cuenta de su
varios acontecimientos dados en múltiples papel en “llenar un vacío de información
escenarios (correo electrónico, medios de […] que ha renovado el interés por el aná-
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comunicación cubanos y extranjeros, pági- lisis crítico de nuestra política cultural”.


nas webs, blogs, espacios académicos, (Fornet, 2007)2
1
Máster en Ciencias de la Comunicación, Universidad Habana (2005). Investiga cuestiones relacionadas con
de la
las políticas culturales, desarrollo y sociedad, desde 2003, en el Instituto Cubano de Investigación Cultural
Juan Marinello. Contacto: lazaroisrael@gmail.com.
2
Esta entrevista trata, entre otros tópicos, sobre la entonces reciente conferencia con que Fornet abriera
el referido ciclo de Criterios. Para más información sobre estos debates véase la introducción de Desiderio
Navarro a dicho ciclo. (Navarro, 2007) También este artículo y todas las conferencias pueden descargarse en
el sitio web de Criterios, disponible en: http://www.criterios.es/cicloquinqueniogris.htm.

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Nuevos temas y viejas preocupaciones para un recién
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Aunque meritorias, estas iniciativas no pa- tagonizadas por sujetos que están fuera

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recen suficientes para pensar en el campo de las academias y los espacios institu-
de problemáticas de las políticas culturales. cionales de producción de saber, incorpo-
Lo cierto es que obedecen a propósitos es- rando su propia reflexión al pensamiento
pecíficos y tienen una historia determinada. social de su época. Un importante cúmulo
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Por otro lado, pero en el mismo sentido, en de trabajos que abordan algunos aspectos
términos académicos, en Cuba podría resul- de las políticas culturales, aunque no del
tar excesivo hablar de un campo de estudio todo difundidos y discutidos. Cabe citar a
de las políticas culturales, o sea, de trabajos autores que han trabajado recientemente
donde se aborden las trayectorias de estu- el tema desde las más diferentes aristas,
dios, investigaciones, que cuenten con pro- como Rafael Hernández, Alaín Basaíl, Ya-
gramas articulados y presupuestos, etc. Sí net Toirac, Jorgelina Hernández, Pablo Pa-
soy del criterio de que ha habido un espacio checo, Arturo Arango, Roberto Fernández
en construcción, que muchas veces ha sido Retamar, Arturo Arango, Fernando Martínez
incluso extraacadémico. Esta idea se basa en Heredia, Eduardo Heras, Graziella Pogolo-
el criterio de que existe la referencia de un tti, Gleidys Martínez, Sandra del Valle, Car-
campo a nivel internacional para las políticas los A. García, Ambrosio Fornet, Julio César
culturales, sobre todo a partir de la segunda Guanche, Desiderio Navarro, Oscar Ochoa,
mitad del siglo XX cuando varias escuelas de entre otros.
pensamiento legitimaron —desde diferentes Un tercer aspecto, tendría que ver con
corrientes y filiaciones ideológicas— la exis- la polémica de que la intención de visua-
tencia de un espacio de problematizaciones lizar un campo no implica su existencia
para las políticas culturales. A nivel interna- misma. Hablar de campo implica hacerlo
cional, dicho campo de las políticas culturales del campo en sí, para sí y para los otros.
no escapa del arrastre liberal de especificar La construcción de un campo implica la
un campo de estudio que atiende un estanco conciencia de que se está participando en
social, a la usanza de las grandes divisiones un juego con intereses comunes y encon-
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sociales que serían los objetos de estudio de trados dentro de finalidades específicas.
la psicología, la sociología, la antropología, Así, la problematización del campo y sobre
la ciencia política, etc. Ha habido una suerte todo, sus relaciones con otros sujetos, es-
de obsesión por la idea de que las políticas taría pleno de tensiones. En Cuba, las ten-
culturales son unidades de análisis comple- siones pudieran identificarse entre:
jas, inaprehensibles en su perspectiva positi- 1. academia (universidades, centros e
vista de indicadores y medidas concretas. Y institutos de investigación) y políticos;
en ese empeño ha habido también todo un 2. investigación instrumental y pensa-
conjunto de aproximaciones descriptivas, ex- miento crítico;
ploratorias, interpretativas y transformadoras 3. dentro de la propia academia a legi-
que confluyen como miradas sobre aspec- timación de la producción del saber (ins-
tos coincidentes de las relaciones sociales. titutos, centros fuera de las adscripciones
En segundo lugar, en Cuba, en los debates, universitarias) y los guetos universitarios y
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ensayos e investigaciones que se han dado, sus espacios de consagración y legitima-


están implicadas todo un conjunto de media- ción del saber;
ciones (políticas, ideológicas, prácticas; eco- 4. las instituciones convocantes y los suje-
nómicas, etc.) que van más allá de la idea tos que participarán o no del Programa.
de estudios, para lo que se está produ- En lo adelante, se compartirán un con-
ciendo en materia de políticas culturales junto de aspectos que, desde una pers-
en Cuba. La mayoría de las reflexiones que pectiva exploratoria, podrían apuntar un
se han producido, de hecho, han sido pro- debate tanto sobre el escenario en el que

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se debe inscribir un programa ramal de es- ses, son antecesores en estas materias.

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tudios en políticas culturales, como sobre Solo como una precisión terminológica,
la idea misma del programa para esta área me gustaría explicar que, al hacer referen-
de reflexión. cia al campo de estudios, me apoyaré en
un texto de María Immacolata Vasallo de
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De programa a campo de estudios: encua- Lopes, que, aunque enfocado al análisis del
dre institucional y potencial reflexivo estatus disciplinario del campo de la comu-
nicación, resultará útil en un ejercicio de ex-
Desde hace algún tiempo viene rondan- trapolación. (Vasallo, 2001) Antes, vale acla-
do la idea —ya casi materializada— de rar que por campo se refiere al concepto de
convocar un Programa Ramal de Investiga- Pierre Bourdieu —aunque no será en este
ciones en Políticas Culturales, auspiciado trabajo donde discutamos especificidades
por el Ministerio de Cultura, e inserto en la epistemológicas del campo en sí mismo
lógica de la organización institucional de sino, más bien, solo apuntes y conceptos
la ciencia, bajo la rectoría del Ministerio fructíferos a los propósitos del artículo. Así,
de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente. dice el sociólogo de la cultura que
Para la elaboración del programa, me fue
pedido un borrador, de modo que los de- un campo —podría tratarse del campo
cisores pudieran contar con una actualiza- científico— se define, entre otras for-
ción de la problemática en las prácticas de mas, definiendo aquello que está en
investigación de la temática a nivel inter- juego y los intereses específicos que
nacional. De aquello quedó poco en la for- son irreductibles a lo que se encuentra
mulación posterior que llegó a mis manos en juego en otros campos o a sus in-
—confieso que el documento estaba muy tereses propios […]. Para que funcione
cargado de nuestra jerga profesional—, un campo es necesario que haya algo
por lo que, animado por no desechar ho- en juego y gente dispuesta a jugar, que
ras y esfuerzo, y a pedido del director de esté dotada de habitus, que implican el
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Perfiles de la Cultura Cubana, me sumé en conocimiento y el reconocimiento de le-


la cuerda más propositiva que evaluativa yes inmanentes al juego, de lo que está
de lo ya hecho y este artículo queda en- en juego. (Bourdieu: 1990: 135-137)
tonces resultante.
En este contexto, me propongo introdu- El juego de intereses inmersos en la cons-
cir algunas coordenadas sobre por dónde titución de cualquier campo vendría a expli-
puede ir un campo de estudios de las polí- car no solo algunas de sus especificidades,
ticas culturales en Cuba, para, así, ir esbo- sino que clarifica su sostenibilidad y futuro.
zando algunos problemas que servirían de Siguiendo a la citada autora brasileña,
base a la fundación no solo de un progra- me gustaría posicionarme desde una defi-
ma, sino al fortalecimiento de un necesario nición operativa de campo académico. (Va-
campo de reflexiones sobre el tema, a tono sallo, 2001: 43) El de las políticas cultura-
tanto con las tendencias internacionales, les pudiera asumirse por un conjunto de
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como con las exigencias de la cambiante instituciones, prácticas e individuos donde


sociedad cubana. Es preciso aclarar que se estudia, investiga o capacita en temas
en la idea de campo, si bien no estarían que se ubican dentro del universo de proble-
todos los que investigan políticas cultura- mas relacionados con las políticas culturales.
les, como es de sospechar, sí al menos se Un espacio donde
podría aunar el ahora aislado conjunto de
investigadores que, desde diferentes pers- se produce la teoría, la investigación y
pectivas, propósitos, metodología e intere- la formación […]. Eso implica que en ese

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campo se pueden identificar varios sub- temporáneas, particularmente cuando los

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campos: el científico, implicado en prác- estudios en lengua inglesa sobre esta te-
ticas de producción de conocimiento: la mática tienen un desarrollo, e incluso una
investigación académica tiene la finali- institucionalización en departamentos,
dad de producir conocimiento teórico y universidades, fondos de investigación y
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aplicado por medio de la construcción conferencias anuales, dentro de lo que
de objetos, metodologías y teorías; el pudiéramos denominar la industria aca-
educativo,(2001: 44) démica de los Cultural Studies (estudios
culturales). Esta idea es discutida, incluso
caracterizado por la producción de capa- dentro del seno de los estudios cultura-
cidades en un sujeto inserto o por insertarse les, cuando explicitan que el de las po-
en un mercado de trabajo dentro del ámbito líticas culturales es un tema faltante en
de las políticas culturales. su agenda,4 reservando el campo de estu-
El objeto de esta reflexión será, por tan- dios de las políticas culturales a la insti-
to, un sub-campo de la investigación acadé- tucionalidad más burocrática de los think
mica, dentro del más general de estudios y tanks, observatorios culturales y oficinas
prácticas intelectuales, que sería más amplio. de estadísticas de los ministerios, depen-
En términos de una mejor comprensión, me dencias e instituciones culturales.
gustaría precisar que aquí las políticas cultu- La idea misma de estudios culturales
rales —me gusta llamarlas políticas públicas está actualmente muy discutida, sobre todo
de cultura— serán entendidas como las he desde una perspectiva latinoamericana de
usado en anteriores trabajos, o sea, como un pensamiento crítico, polemizando la esfe-
dominio propio con reglas y posiciones es- ra de estudios y llevándola al ámbito de
pecíficas, que median entre la organización las prácticas en cultura y poder. Esto, para
social, cultural y política y la movilización de romper con cierta naturalización de la idea
las representaciones y prácticas simbólicas de los estudios culturales, por constituir
de los sujetos sociales, institucionalizado en de esta forma una suerte de dependencia
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un sector de la agencia pública. (Rodríguez epistemológica de los originarios promoto-


Oliva, 2005)3 res anglófonos, de un campo que, según
Pudiera decirse que, en materia de Daniel Mato, viene despolitizándose:
epistemología de las políticas cultura-
les, los cubanos estamos a la saga de las su carácter político ha venido disol-
tendencias teóricas y metodológicas con- viéndose en una retórica de la política

3
Otro autor cubano, Alaín Basaíl, ha trabajado, desde la sociología de la cultura un concepto de políticas cul-
turales partiendo también de visiones más amplias de las tradicionales sobre la cultura y la política. He preferido
incluirlo, precisamente por la escasez de referencias teóricas de nuestras escasas investigaciones.
Desde un plano más teórico, sugiere entender a las políticas culturales como “vehículos de producción y difusión
de las formas de saber, de los códigos de representación y los procesos de apropiación y definición de la reali-
dad. En estos términos, subraya el hechizo que las envuelve pues no dejan de constituir soportes culturales para
la legitimación del poder y la dominación; mientras, el gestor cultural se debate en resolver con congruencia las
difíciles cuestiones sociopolíticas, económicas, éticas y estéticas que su actividad implica. Las políticas culturales
son fuerzas moduladoras de las sinergias que contribuyen a la creación de una realidad acorde con los intereses
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de la colectividad, y a fijar las pautas de la distribución y el acceso a los bienes y servicios culturales. Por ello,
pueden entenderse como procesos sociales de distribución de poder a través de un conjunto de estrategias o líneas
de actuación de grupos de trabajadores de la cultura, las instituciones y el
Estado.” (Basaíl, 2005: 89)
4
Justin Lewis y Tobby Miller, en su introducción al texto Critical Cultural Policy Studies. A Reader, citan
a Ángela McRobbie cuando polemiza en torno a la idea de cómo la tecnoburocratización de la agenda de las
políticas culturales en algunos momentos ha diferido de la criticidad de los estudios culturales. Dada la
experiencia de un campo como el de los estudios culturales, que ha tenido sus altibajos en cuanto a crítica po-
lítica, podemos decir que, salvo excepciones, no ha habido estudios sobre política cultural que puedan definirse
sostenida y críticamente en las llamadas investigaciones sobre la cultura. (Véase Lewis y Miller, 2002: 5-6)
El texto de McRobbie citado es de 1996, “All the World’s a Stage, Screen or Magazine: When Culture is
the Logic of Late Capitalism”, en Media, Culture and Society, v. 18, no. 3, pp. 335-342.

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y los asuntos de poder que no permi- ma de política cultural se traduce en

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te ver las prácticas de los actores so- luchas concretas en la esfera pública.
ciales. Así, buena parte de los “Cultural (Ochoa, 2002: 217)
Studies”, esos que se hacen en inglés,
no analiza las prácticas de los actores, Con ello, saca la idea de estudios cul-
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es mero asunto de análisis de textos y turales de los guetos e institucionalida-
discursos, puestos en contextos en los des académicas y lo sitúa en un ámbito
cuales no se da cuenta de prácticas so- social más amplio, como una preocupa-
ciales específicas. (Mato, 2002) ción de la sociedad toda. En nuestro país,
es interesante —solo como apunte— que
Por otro lado, la investigación sobre po- Desiderio Navarro, al presentar el referido
líticas culturales en la lógica del presentis- ciclo de conferencias sobre políticas cul-
mo administrativo muchas veces ha ten- turales ubicó también esta discusión del
dido a producir un conocimiento técnico, campo en el ámbito de la esfera pública.
programático y desenfocado de las reali- Allí decía que
dades y las relaciones de poder e intere-
ses que las atraviesan. las ineludibles necesidades del desa-
Para el caso latinoamericano, la diná- rrollo tecnológico, económico y cultural
mica entre políticas culturales, academia del país nos han colocado irreversible-
y sociedad ha sido abordada, entre otros, mente ante un nuevo e interesantísimo
por Ana María Ochoa, quien resume la idea fenómeno sociológico-comunicacional y
de varios autores, y concibe la política cul- político-cultural de insospechadas posi-
tural como un “área de intervención cru- bilidades: no un webforum, no un news-
cial”, (Ochoa: 2002: 214) y ubica, incluso group, no un chatroom, no un blog, sino
este campo, en medio de tensiones colo- ante lo que es todavía una “plazoleta
cadas alrededor de definiciones termino- electrónica”, una “ciber-esquina calien-
lógicas resultantes de la pluralización del te”, un callejero flujo multidireccional y
01

texto cultural, a partir de los usos que la cambiante de mensajes, sin moderado-
sociedad viene haciendo de los valores res ni reglas, cuya estructura, si la tiene,
culturales: no es la de una red, sino la de un rizo-
ma. (2007: 3)
En la práctica del diseño de las polí-
ticas culturales existe una lucha en- Navarro ubica el problema en lo que
tre el objeto cultural como válido por ya Jesús Martín Barbero (2001) —inspi-
sus dimensiones estéticas y lo simbó- rado en Habermas— había planteado en
lico como válido por la mediación que términos de la transformación estructural
hace posible a través de su moviliza- de la esfera pública, y con ella, de la so-
ción (como mediador de un proceso so- ciedad toda, y sus demandas, a partir del
cial y cultural). Es decir, la pluralización rol de las nuevas tecnologías y sus usos
del texto conlleva la desestetización del para la transformación social. La idea de
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mismo. La lucha que se da en el cam- tomar en cuenta las prácticas de cultura


po de los estudios de cultura y poder y poder dentro de un campo de estudios
o teoría crítica entre estética de los len- está implícita en las preocupaciones de la
guajes y sociología de las representa- historia intelectual de la Revolución, cuya
ciones, no es exclusiva de la academia; institucionalidad parece haber estado más
se encuentra también en la práctica de rezagada que las propias problematizacio-
las políticas culturales. Así, la tensión nes y los abordajes sociales de “sus inte-
en los modos de definir la noción mis- lectuales”.

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Esta idea de ligar cultura y desarrollo de los Ministerios de Cultura. La tendencia

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social ha estado contenida en el pensa- es a asumir la cultura como un dinamiza-
miento político cultural cubano. Tanto esta dor de la sociedad toda, más allá de las
cuestión como la otra de pensar la cultu- bellas artes y el patrimonio, los medios y
ra como derecho, que tienen actualmente los ballets clásicos. Con respecto a cómo
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una presencia muy activa en las agendas nuestra institucionalidad demanda el de-
de discusión de los organismos internacio- sarrollo de un pensamiento enriquecedor
nales como la Organización de las Nacio- de su propia práctica, el propio Ministro
nes Unidas para la Educación, la Ciencia de Cultura ha asegurado que “un progra-
y la Cultura (UNESCO) y la Organización ma cultural de grandes aspiraciones cuan-
de Estados Iberoamericanos (OIE), apare- titativas requiere una vigilancia cualitativa
cieron en los discursos de la política y la permanente”, (Prieto, 2000: 3) lo cual le-
práctica cultural cubana desde hace déca- gitima la apertura de un Programa Ramal
das. Armando Hart, ex-ministro de Cultura de Investigaciones en Políticas Culturales
y promotor activo del tema recuerda que con un enfoque transdisciplinar desde sus
“[f ]ue la delegación cubana la que en la orígenes, en cuya convocatoria, si bien no
Reunión Mundial sobre Política Cultural como investigadores a tiempo completo, sí
efectuada en México, en 1984, propuso la tendrían que entrar —por oxigenación in-
iniciativa del Decenio Mundial de la Cultu- discutible— los debates que en otras esfe-
ra”. (Hart: 2004, 26) Pero también apunta ras extraacadémicas se estén ventilando.
que antes, Un artículo recién aparecido en la re-
vista Casa de las Américas, del politólogo
[e]n la reunión efectuada en 1977 en Rafael Hernández, apunta la necesidad de
Moscú de los Ministros de Cultura de potenciar el diálogo con miras a construir
los países miembros del CAME, seña- soluciones consensuadas para la transfor-
lábamos que si la cultura no se aso- mación social, incluso más allá de la insti-
ciaba al desarrollo económico y social, tucionalidad, sin renunciar a ella:
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se crearían gravísimas complicaciones


para el socialismo. (2004, 101) La cultura y el pensamiento social son
campos concéntricos, cuyo principal es-
A las claras, se reconocía el papel me- pacio de proyección es la sociedad civil,
diador de la cultura en el desarrollo social aunque también requieran mantener un
e, incluso, su rol en la continuidad de un diálogo con las instituciones estatales y
proyecto social anticapitalista, lo que lle- políticas. Se trata de un diálogo entre
va a pensar la cultura desde un concepto una parte de esa sociedad civil, un mo-
más atento a la realidad, no restringido vimiento intelectual representativo, con
a los nexos entre un desarrollo (estricta- un ámbito legítimo y propio, y el res-
mente económico) con el campo de una to de esa sociedad y sus instituciones.
cultura (estrictamente artístico-literaria). Facilitar este diálogo, en la medida en
La investigación aparece desde esta vi- que facilita la producción de ideas o se
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sión como un campo imprescindible que apoya el conocimiento de los problemas


brinda información para el ejercicio de las sociales más acuciantes, no implica or-
políticas culturales. ganizarlo y planificarlo como la produc-
El abordaje de los problemas culturales ción de mercancías o servicios, ni mu-
de una sociedad cada vez más caen fuera cho menos regularlo y controlarlo con
de la jurisdicción de la cultura artística y li- mecanismos verticales, unívocos, alta-
teraria, y su institucionalidad deja de con- mente centralizados o rígidamente com-
cebirse solo en los límites de los aparatos partimentados. (Hernández, 2007: 133)

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Reconociendo la necesidad de un es- Un objeto de investigación que resalta

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tudio pormenorizado incluso de estos tra- por su ausencia desde el inicio es la siste-
yectos intelectuales en plena ebullición en matización de los documentos que confor-
Cuba ahora mismo, me gustaría apuntar man las políticas culturales. Sería necesa-
—más del lado de la academia por los rio sistematizar y avanzar en el desarrollo
DE L A
propósitos de enriquecer un programa de de bibliografías especializadas que recojan
Estudios—, pero lanzando la necesidad de documentos políticos y manifiestos artísti-
pensar estas mismas cosas en otros ám- cos, culturales, anuarios, noticias, estadís-
bitos, un mapa de puntos que no deben ticas, etc., que contribuyan a poner en his-
faltar —ni son los únicos, ni tienen orden toria las dinámicas político-culturales más
jerárquico— en la conformación de los te- allá de los ’60. De igual forma, se hace
mas para dialogar en materia de políticas útil en este esfuerzo establecer trayectos,
culturales. Me percato, casi al entregar el cronologías documentales en políticas cul-
artículo, que este tiene un antecedente, al turales, que deben ser complementadas
menos de intencionalidad, en otro que pu- con itinerarios testimoniales de protago-
bliqué hace ya un tiempo en La Gaceta de nistas, hasta donde sea posible, y análisis
Cuba, un trabajo enfocado más en la re- de coyuntura, de modo que el campo de
lación entre comunicación y cultura y sus las políticas culturales no parezca situado
mediaciones en la investigación en políti- por encima de sus condiciones sociales de
cas culturales. Sirva este nuevo abordaje producción, como advertimos en no pocos
de complemento de aquel, particularmen- acercamientos investigativos e interven-
te cuando, pasados dos años, muchas de ciones puntuales. Si bien es necesaria la
las interrogantes levantadas en ese enton- sistematización de documentos y testimo-
ces siguen abiertas. (Cfr. Rodríguez Oliva, nios, es preocupante lae carencia de una
2006: 50-53) historia no solo desde la mirada intelec-
tual de las políticas culturales, sino de los
¿Qué estudiar dentro (e incluso fuera) del procesos político-culturales en sí mismos,
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campo de las políticas culturales? a lo largo del período revolucionario.


La formación de un campo de estudios
Se reconoce que todo planteamiento de implica siempre una epistemología del
un mapa de estudios en políticas culturales propio campo, de modo que puedan de-
en nuestro país quedaría incompleto desde finirse no solo las herencias de saberes
cualquier esfuerzo de propuesta, teniendo en que tributan a su construcción, sino las
cuenta factores como la carencia de tradicio- teorías, paradigmas y tendencias que lo
nes investigativas sostenidas y sistematiza- caracterizan. Esta línea de investigación
das, y la desactualización de referentes in- sería particularmente importante, teniendo
ternacionales a la que se ven sometidos los en cuenta el síndrome del “aldeano vani-
investigadores del campo, ante todo por la doso”, como diría Martí, con que a veces
dificultad de acceso a bibliografía y discusio- se construyen nuestros capítulos teóricos,
nes actualizadas sobre el tema. No obstan- creyendo que el mundo entero es la aldea
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te, me aventuro en esta propuesta de áreas en que debido a la falta de sistematici-


temáticas para el seguimiento o apertura en dad, poca criticidad y escasa orientación,
los abordajes en el contexto cubano o so- hemos crecido. En este mismo sentido, se
bre la región desde Cuba. E insisto en que hace necesario profundizar en el estudio
el planteamiento de temas en este mapa no de las metodologías y modelos de inter-
indica la carencia de algún que otro abordaje vención en políticas culturales, así como
en nuestro territorio, aunque sí, su falta de en la indagación en los mecanismos de
continuidad, discusión y difusión. planeación para la acción cultural, de cara

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al fomento de estudios prospectivos en las actuales tendencias en políticas cultu-

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políticas culturales. Se están produciendo rales y los tropiezos que todavía generan
actualmente en Cuba un conjunto de tra- para la construcción de una sociedad más
bajos desde las Ciencias Sociales (socio- justa y culta.
logía, ciencias políticas, psicología, comu- Con respecto a la institucionalidad cul-
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nicología, antropología, etc.) que pueden tural, como línea de investigación, sería
contribuir a un mayor conocimiento de las pertinente profundizar no solo en el estu-
problemáticas político-culturales, que ten- dio del sistema de “instituciones de la cul-
drían que ser integradas en discusiones tura”, sino en sus rutinas productivas, que
que aporten nuevas agendas y abordajes. se incluyeran dentro de este aspecto tanto
La función de la teoría crítica es funda- proyectos comunitarios, como grupos inte-
mental en un terreno de lucha ideológica lectuales, espacios del mercado negro, etc.
como el de las políticas culturales. Sobre Sigue pendiente el estudio de la relación
su rol en la práctica de la política, curiosa- entre las políticas culturales y el campo
mente he encontrado una cita de Roberto político más general, así como de las ideo-
Fernández Retamar en un artículo sobre logías —profesionales y otras— conteni-
la crítica y los intelectuales en Cuba, que das en los discursos sobre la cultura que,
insiste en los peligros de la carencia de a su vez, afectan los modos de producción
referentes teóricos para la formación de cultural, por ejemplo.
criterios, en particular, dentro de la diri- Dentro de las investigaciones de la insti-
gencia revolucionaria: tucionalidad, insisto en la utilidad de inda-
gar en la dinámica de los circuitos, agentes
Un error teórico cometido por quien e instancias de la cultura; los procesos his-
puede convertir sus opiniones en de- tóricos de su institucionalización; las diná-
cisiones ya no es solo un error teórico: micas institucionales en políticas culturales
es una posible medida incorrecta. Con así como los discursos, ideologías y media-
medidas incorrectas hemos topado, y ciones políticas del campo cultural. Esto,
01

ellas plantean, por lo pronto, un pro- haciendo especial énfasis en los estudios
blema de conciencia a un intelectual —en profundidad—, de programas y estra-
revolucionario, que no lo será de veras tegias de acción cultural.
cuando aplauda, a sabiendas de que Como el campo de mediaciones político-
lo es, un error de su revolución, sino culturales es más que vasto partiendo de
cuando haga ver que se trata de un una concepción amplia de cultura y política,
error. Su adhesión, si de veras quiere me gustaría indicar la necesidad de pensar
ser útil, no puede ser sino una adhe- las políticas culturales en relación con otras
sión crítica, puesto que la crítica es “el estructuras y esferas sociales como las in-
ejercicio del criterio” […]. (en Navarro, dustrias culturales,6 así como la economía y
2006: 10-11)5 la esfera del trabajo. Faltan acercamientos
Contrario a lo que ha pasado hasta el sobre las relaciones de la política con los
momento, la preocupación por la teoría en soportes y mecanismos económicos de las
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la práctica de las políticas culturales ha inversiones culturales, la industria editorial,


sido un faltante en la agenda de preocu- el cine, los mercados culturales, en particu-
paciones del campo político. Quizás entre lar los mecanismos de producción, distribu-
otros, este podría ser un factor que explica ción y consumo de bienes culturales.
5
La cita pertenece al texto R. Fernández Retamar 1967 “Hacia una intelectualidad revolucionaria en Cuba”,
en Ensayo de otro mundo, (La Habana Instituto Cubano del Libro), p. 186.
6
La Dra. Tania García, en el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, está
haciendo un trabajo meritorio en desbrozar el complejo entramado de la economía de la cultura
en el país.
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Sobre la relación entre las políticas cul- […] todo aquello que se relaciona con el

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turales y la esfera pública es destacable la carácter simbólico de las prácticas so-
necesidad de articular una línea de inves- ciales y en particular a la producción de
tigación que aborde la relación entre este representaciones sociales que juegan
campo político y los medios de comunica- papeles claves [sic] en la constitución de
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ción (radio, cine, televisión, nuevos me- los actores sociales y el diseño de políti-
dios como el correo electrónico, internet, cas y programas de acción. (2002: 149)
etc.). Los recientes sucesos mencionados
en la introducción de este trabajo nos lle- Otras líneas por precisar y estudiar son
van a pensar las estructuras existentes las que abordarían tanto los recursos de
para la producción de cultura dentro de control y evaluación de la acción cultural
los formatos más influyentes de nuestro como las existentes estructuras institucio-
tiempo: los medios de comunicación so- nales de formación de competencias cultu-
cial. El consumo cultural de esos medios; rales, y su relación con la real acción cul-
el estudio de las prácticas culturales y los tural y sus dinámicas. Teniendo en cuenta
mecanismos de democratización cultural; los escenarios de desarrollo del país, al
los ritos populares que atraviesan esas menos los que se vislumbra, sería nece-
prácticas; las dinámicas de acceso a bie- sario el estudio de la relación entre polí-
nes culturales y de producción, distribu- ticas culturales, turismo y desarrollo, par-
ción y consumo de capitales culturales; la ticularmente las potencialidades que las
relación del consumo cultural y la estruc- industrias culturales tienen en la esfera
tura social y, su rol en la construcción de del turismo para hacer efectivamente de la
las desigualdades; apuntan a la necesidad cultura un recurso del desarrollo. El aná-
de relacionar las políticas culturales con lisis del turismo cultural y sus dinámicas
estos objetos de estudio, así como im- político-culturales, el mercado de trabajo
pactos en la relación oferta-necesidades cultural en esta esfera, así como sus espa-
en los usos de los bienes culturales y los cios de institucionalización, sus dinámicas
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impactos de la globalización y de los mo- y sostenibilidad, son áreas de interés que


delos ideológicos capitalistas en el consu- un nuevo programa no debe desestimar.
mo cultural. De igual forma, no deberían faltar de
Como tendencias internacionales, los una agenda de investigación los espacios
estudios de las relaciones entre políticas de articulación entre Estado y sociedad ci-
y consumo cultural infantil, culturas juve- vil, en las dinámicas culturales; así como
niles, los viejos, las mujeres, los homo- algunos aspectos relacionados con la ciu-
sexuales, se han perfilado no solo para el dadanía y la participación cultural en el
conocimiento antropológico de estos gru- contexto del socialismo, y la cuestión de
pos, sino para ubicarlos, incluso visibilizar- los derechos culturales en su relación con
los, en espacios de culturas políticas que las políticas. Sobre este aspecto, son im-
los excluían de sus visiones universalistas, prescindibles estudios que abunden en in-
adultocéntricas, androcéntricas, etc., de dicadores de desarrollo para el país que
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cara a plantear políticas culturales que re- puedan integrarse comparativamente a


flejen la diversidad social, en el caso nues- los utilizados a escala internacional por el
tro, del país que tenemos. Retomo a Ana Programa de Naciones Unidas para el De-
María Ochoa que, citando a Daniel Mato, sarrollo (PNUD) y la UNESCO. Es indispen-
advierte que no pueden comprenderse en sable conocer cómo se formulan en Cuba
su complejidad las políticas culturales si —y se cumplen— los derechos culturales
no integran en su concepción o análisis en sus relaciones con el desarrollo huma-
no; así como indagar en el compromiso de

¿Otra esquina caliente para las políticas culturales?


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los derechos culturales con la diversidad perspectivas comparadas y en profundi-

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cultural en aspectos como la memoria, el dad como conocimiento necesario para el
patrimonio, las expresiones culturales, y la planteamiento de políticas sucesivas.
participación ciudadana. Recurro a una fra- Es inevitable el estudio, desde Cuba,
se de Julio César Guanche que entresaqué del rol de la cultura en los nuevos espa-
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de una presentación del libro de Desiderio cios multilaterales y de cómo Cuba parti-
Navarro, Las causas de las cosas, cuando cipa —desde su exclusión o inclusión—
afirma que en estas relaciones político-económicas.
También el conocimiento sobre las políti-
somos más libres porque ha existido una cas de Nación en el contexto de transfor-
Revolución en Cuba. Por ser más libres, maciones culturales sustantivas en medio
afirmamos que la Revolución tiene que de la globalización que es también cul-
ser la ampliación de cada nueva libertad tural en tanto postula un campo en los
conquistada”, (Guanche, 2007: 5) modos de vivir hoy. De igual manera pasa
con los procesos educativos desde la cul-
por tanto, la reflexión sobre todas es- tura, y el rol que juegan en ellos políticas
tas problemáticas, su alcance y su supera- y estrategias formuladas desde la institu-
ción hacia formas más participativas, in- cionalidad cultural.
cluyentes y enriquecedoras de la dignidad Si en algo puede contribuir la apari-
del ser cubano, tienen que estar consti- ción del Programa es en su posibilidad de
tutivamente en el carácter mismo —y me puede crear productos intelectuales para
atrevo a decir que en el futuro sine qua discutir, debatir, reflexionar, cuestionar,
non— de la Revolución misma. polemizar, entre todos, acerca de qué se
Pienso que cada una de estas líneas entiende por política cultural; desde dón-
temáticas tiene que, además de estudiar- de se entienden los referentes de cultura
se en Cuba, insertarse en el universo de y política y las implicaciones sociales del
discusiones de nuestra región e, incluso, uso de los conceptos. Se presenta el reto
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a nivel internacional, teniendo en cuenta de constituir un campo alternativo al que


que nuestro país no solo se propone un ya se viene institucionalizando en la aca-
sistema anticapitalista, sino que otros paí- demia del norte (ingleses, norteamerica-
ses se incorporen a esta lógica. En este nos, franceses, australianos), que politice
escenario, cabe decir que la agenda de esas formaciones institucionales, y plan-
investigaciones de las políticas culturales tee una institucionalidad a tono con la so-
debería estar comprometida con la inte- ciedad que tenemos en perspectivas de
gración a la Alternativa Bolivariana para construir. Es un hecho que no ha habido
las Américas, como ninguna otra, y no una identidad de pertenencia a un campo
exagero cuando afirmo esto, teniendo en denominado de reflexión o de estudios en
cuenta que justamente la desatención de políticas culturales, porque el campo esta-
los factores culturales de la integración ha ría en construcción, es muy incipiente, y ni
explicado los fracasos de otros procesos siquiera con la participación de un Progra-
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con similares propósitos a lo largo de la ma Ramal que “organice” la investigación


historiadel continente. Por tanto, los te- pudiera afirmarse que tomará cuerpo. El
mas asociados a la cooperación —no solo Programa Ramal vendría a ser un aspec-
la instrumental del campo de las relacio- to más dentro de un conjunto de debates
nes internacionales, conocida como co- que sin reconocer que atañen a las políti-
operación cultural, sino aquella que se cas culturales, las implica.
da en la lógica cooperativa de la integra- Por otra parte, nadie dudaría en sostener
ción— tienen que ser abordados desde que el de las políticas culturales fuera un

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campo polémico, abarcador, a veces desco- tiva, desde varias disciplinas y campos de

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locado de sus límites “formales” e invasor las Ciencias Sociales y los estudios cultu-
de otras disciplinas y saberes, sobre todo rales, se hace hoy más urgente que nun-
porque sus problemas están en la carne ca, si, en efecto, apostamos por un cam-
viva de la continuidad del proceso social bio social que parta de una ética y una
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mismo. Ver su desarrollo como una amena- política anticapitalistas y socializadoras
za de cualquier proceso revolucionario se- inherentes a la Revolución misma. Con tal
ría fácilmente asociable a aquellos que en propósito parece imprescindible que las
el conocimiento en profundidad sobre la esquinas calientes no sean vistas como
sociedad ven trompetas del final —quizás amenazas de fuego sino más bien como
de su propia condición favorecida. Lo cierto parte del sistema que no puede enfriarse
es que la práctica va demostrando la nece- en la inmovilidad y el desatino de la ig-
sidad de salir del reduccionismo burocráti- norancia. El pensamiento social cubano
co de las ciencias, de pensar que la inves- sobre las políticas culturales parece haber
tigación de políticas culturales se restringe entrado en un “nuevo estado de flujo”,
a la descripción de planes y procesos, a la como diría Román de la Campa, (2006:
descripción de trayectos intelectuales y al 24) con la entrada de nuevos sujetos, te-
conteo de bienes y servicios. Las políticas mas, perspectivas. De nuestro campo in-
culturales —como todo el campo político— telectual podrá depender en gran medida
atañen a la sociedad en su conjunto y es —no en toda—, tanto la superación de la
obligación de la institucionalidad creada a desidia instrumentalista de los informes
tales fines responder a las exigencias de descriptivos sobre los esquineros de los
sus ciudadanos. despachos, como el logro de un debate
Sin deslegitimar la importancia de es- que siga levantando ronchas y echando
tudios como los referidos, no digo nada raíces en esta sociedad nuestra que lo
nuevo al pensar que la indagación valora- necesita.
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Imagen: © Autor. Niño en la Plaza de Armas mirando un pasacalle, Habana, Cuba, septiembre
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