You are on page 1of 14
CAPITULO IX" EL SURGIMIENTO DE LA MEMORIA HISTORICA. SENTIDOS, MALENTENDIDOS Y DISPUTAS, IGNACIO FERNANDEZ DE MATA INTRODUCCION En este trabajo trataré de ver cusles han sido los principales elementos que pet- miten entender el desbordamiento de memoria que ha experimentado Espafta en la primera década del siglo x1. Un fenémeno social sorprendente en su intensidad y alcance pero, sobre todo, de inesperadas connotaciones emocionales ¢ intelectuales. Esta irrupcién de memoria, o como dirfa Walter Benjamin, de pasados irresueltos, se revelé socialmente de abajo arriba, ajena a cualquier otro impulso o dirigismo que el de resolver su propia situacién conflictiva, El proceso, oculto bajo un aparente espi- ritu fin de siecle, ha ido poblando el presente de recuerdos, reivindieaciones y acusa- iones de la mano de un asociacionismo mas © menos espontineo, al que pocos habrian augurado el protagonismo y presencia puiblica obtenidos. Por la variedad de contextos, procesos e influencias interrelacionadas que subya- cen a esta emergencia, el panorama a considerar adquiere un perfil abierto: una poli- motivacidn althusseriana’ capaz de crear una exigencia de respuesta urgente, sobre- determinada y a la que trataré de atender (I). ‘Algunos de estos contextos tienen relacién directa con el conflicto: me referiré a la experiencia personal de las victimas y de sus conjuntos familiares (1). Otros estén referidos a condiciones generales de la sociedad espafiola, del cambio demo- sgrifico (2), de oportunidades politicas de cada periodo (3), la incidencia interna- ional (4), 0 los cambios habidos en la investigacién historica (5). Veremos eémo las demandas que acompanan la aecién de los implicados en la recuperacién de la ‘memoria bistérica han gencrado retos y malentendidos, que a su vez.han provoca- do conflictos sociales vinculados a la gestién del pasado, algunos de los cuales pre- tendemos aclarar (II) " Alchusser,L. 1985. Gus de flsfia pare cemificos. Barcelona: Planet-Agostini + Capitulo 1X det bro: Diaz Viana, L ~ Tomé Martin, P. (coords). 2007. La tradicin como reclamo. Aniropologa en Casilla Led. Salamanca: Cnsejeria de Cultura y Turismo Junta de Casilla y Ledn, Pigs 195-208, ISBN. 978-84-9718-476-2 196 IGNACIO FERNANDEZ DE MATA ‘Acerquémonos, pues, al proceso de gestacién ¢ ierupcién de una memoria que precisa ser entendida como un pasado-en-el-presente, no como una simple rememo- racién, sino como una relectuna de lo vivido a la que no es ajena la acumulacién de ‘experiencia y las condiciones del presente. |. ELSURGIMIENTO DE LA MEMORIA HISTORICA 1. El primero de estos contextos, el nivel desde el cual surge el afin de memorar cs, ldgicamente, el particular, el depositario de una experiencia traumdtica de sufi miento, el micleo experiencial. Para las victimas, el fundamento de su memoria, el pivote que cimentala estructura narrative-identitaria del sujeto se formula a partir de tun hecho socialmente impactante? —la represidn-, pero se caracteriza por set ante todo una experiencia personal e intima. A ese punto cero de la instauracién de una cultura del terror’, le hemos denominado la ruptura del mundot, instante en que por Ja muerce de sus deudos los afectados inician su calvaro vital, la pérdida total de segu- ridades y esperanzas, convirtiendo su vida en una supervivencia contra el sistema franquista y su régimen de victoria, Las victimas que contemplo no son obviamente todas las victimas de la guerra civil espafiola (GCE), variadas en su casuistica y tratamiento por los distintos gobier- rnos que desde entonces se han sucedido. Me centro aqui en las que se han vis zado socialmente a partir de la constituci6n de asociaciones para la recuperacién de la memoria hist6rica, integradas mayoritariamente por familiares de quienes consti- 2 Ovjero Bernal, 2006: 70. 3 Esea culnra del terror tomé forma mediante la propalacién de rumores destinados a aerorizar, presonesy vilenciassimbslicas, plas, vilacions, sion, violencia politica, explraciones,expro- piaciones, indefension juridica, expulsionerdirecas 0 indirectas-de las comunidades de origen, péri- tha de espacios pblicos, ete. “Michael Trusig trata exta cucsin en "Culture of Teror- Space of Death Roger Casements Puru- mayo Report and the Explanation of Torture’. Recogido en Hinton, AL. (ed) Genocide: An Anthrapo- logicel Reader. Malden: Blackwell + Los testimonios de supervivienes,partcularmemte de aquellos que eran ninos en 1936, compar- ten un tipo de estructura narrativa marcada por esta ruptuns del munde: un sufimiento inesperado que trastoca lx proteccidn y aecto que marcan la infancia,reino de seguridad aparente. La brutal experien- ‘Ga de lo inexplieable gel asesinao de los progenitors y/o hermanos, la pauperizacin de sus vidas, la desesruceurseién familia, la humillacién y excusin Constante, la subalternizacin... son algunas de las texperiencias que itrurnpen en lis vidas de las vicimasestudiadas,sgniicando el fin de las condiciones “normals”, dela vida propia de un nfo o joven. En los testimonios de mis informants lx ruprua det ‘mando tiene uoa honda formulacion infancl: “enaba sentada en ls rodillas de mi padre cuando vinie- ton a buscar", comienza su relato SBC. "Mi padre bajé ala ienda a por un poco de escabeche para la cena y ya no volvis", HH. “Estdbamor acostados después de la cena cuando llamaron ala pucrea pre- {guntando por mi padre” LCM. Son férmulssnaretias que dejan I accién inconcluss, que transmiten Tr incertidumbre que sobre ellos se cieme, la inseguridad y, sobre todo, lo inesperado de lo sucedido. Femandez de Mata, 1, 2006b. “La memoria y la escucha, la ruptura del mundo y el coaficto de memoris”. En Hispania nova, Rewsta de ‘Historia Contempordnea. n° Itp/hspanianova reir 2/6/dossig/S4021 pd. También Fernindez de Mata, |. 2008. “The rupture ofthe ‘Word andthe Conflict of Memories. En Jeez-Fartin, C.(e.) Unearthing Franco's Legacy: Mass Graves and the Recuperation of Historical Memory in Span. Notre Dame: Notre Dame Pres [EL SURGIMIENTO DE LA MEMORIA HISTORICA 197 tuyendo bésicamente poblacién civil fueron objeto de represién directa en las zonas de triunfo de la sublevacidn militar de 1936%. Estas personas sufrieron una repentina violencia extrema que afecté por completo a sus vidas con la pérdida directa de fami- Tiares, encarcelamientos, torturas, robos, expropiaciones, extorsiones, humillaciones, vejaciones puiblicas, etc, prohibiéndoseles todo tipo de duelo y luto por sus muertos, negindoles los cuerpos y sus localizaciones asf como la posibilidad de asistir a los difuntos y honrarlos. Perdicron casas, propiedades, aperos y uensilios, negocios, etc Las mujeres suftieron tremendas vejaciones y humillaciones, los nifios un maltrato social y escolar estigmatizante y el resto de miembros familiares una presién vital constante durante toda la dictadura sin posibilidad de queja o protesta. La unica sol daridad que encontraron fue la que consiguieron de otras victimas. Gran parte de las primeras emigraciones del campo a las ciudades de los afios cuarenta estd protagoni- zada por esta comunidad de dolor. Estas personas comparten rasgos con vietimas de otras teptesiones y persecucio- nes totalitarias en la profunda carga traumdtica que portan ~complicada por la dura~ cién del franquismo-, en la incomunicabilidad del horror suftido, en la subalterni- zacién suftida en sus propias comunidades, en su sociabilidad rota, en su miedo a participar en la sociedad civil ya en democracia, etc, La imposibilidad que tuvieron fas vietimas de dar salida a los conflictos emocionales y psicol6gicos por la muerte de sus deudos produjo efectos a muy largo plazo que ayudan a entender la obsesién por recuperar los cuerpos de las fosas comunes 70 affos después. El silencio opacé cual- quier opcién y su ausencia de verbalizacién pitblica recluyé los efectos del trauma al Ambito privado, de af lo problematico de su estudio hoy’. Paradéjicamente, no es infrecuente encontrar quien confunde el silencio impuesto a y somatizado por las vic- timas ~el trauma-, con el olvido o superacién de los hechos.. Sefialar el peso y la relevancia del trauma individual y colectivo es importante por- ‘que nos ayudaré a escuchar y respetar més alas victimas, por un lado, y por otro, con- tribuird a comprendet y analizar unos testimonios que por la inenarrabilidad® del suftimiento vivido pueden incurrir en inexactitudes, alteraciones 0 acudir a estrare- > Esa efpda y cruenta violencia extrema ha recibido la denominacién de “terror cliente” y segin cxtudios concentrd del 59 al 70-% del cota de las vicimas de la represin durante la guerra iil y la posgucrra [CASANOVA, J. 1999, “Rebelidn y revolucién’, en Juli, S. (coord) Vieimas dele guerra civil Madrid: Ediciones Temas de Hoy], Las sltimas cuantficaciones dl niimero de bajas por la represi6n ddan Ia cifta de 90,000 personas asesinadas pot ls rebeldes, alos que habria que sumar otros 50.000 ‘muertos ocasionados por la"justcia’ posbélica de Franco. Los reprsalados por el bndo republicano rondaa los 55.000 (Casanova, J. 2005, "La historia que nos cuenta TVE". El Pais, 3 de abil de 2005) ‘Experincia traumtica que también he atendido en trabajos como: Ferndnde de Mata, 1. 2006a, “The ‘Logis’ of Violence and Franco's Mass Graves. An Ethnohistorical Approach’. En International Journal of the Humanities, Vol. 2, N° 3, pp. 2527-2535. 7 Tal ver la stuacion mds proxima sea, en cuanto a duracién ¢intensidad negacionsta, la del geno~

You might also like