no duelen, no incomodan y me hacen acordar de cunto la vida es perenne, de cunto somos accesibles a lo que nos envuelve y de cunto podemos construirnos con las tempestades que
Dicen que muchas personas son destruidas
porque nadie crey en ellas, les dijeron que eran incapaces y mataron la pequeita semilla del querer ser grande o algo en la vida.
Pero la fuerza mayor, crean, est en las
personas que necesitan sobrevivir, las que necesitan doblar las mangas e ir a la lucha, las que se sienten solas y an despiertan cada maana.
Cun admirados quedamos delante de un
invidente que encuentra su camino con facilidad o de un deficiente que trabaja, desarrolla talentos. Miramos para nosotros mismos y sentimos vergenza de nuestra imagen en el espejo. Somos perfectos y no vamos a ningn lugar
La facilidad en vez de colaborar con nuestro
crecimiento, aniquila nuestro poder.
Si quisiramos probar nuestras
capacidades, tenemos que aceptar nuestras dificultades y hacer de ellas instrumentos de la construccin de nuestro yo.
Las Casas son construidas sobre pedazos de
piedras y no sobre lecho de rosas. Ellas necesitan de base y de base necesitamos nosotros. Aquello que no nos destruye, debe construirnos. Aquello que no nos destruye, debe dejarnos ms fuertes.
Las mismas lgrimas que mojan nuestro
rostro alivian nuestra alma, traen la tranquilidad y el sueo gustoso.
Dios sabe de la fuerza de nuestros
brazos y de nuestras piernas y hasta donde puede doler nuestro corazn
l no nos juzga incapaces, no nos juzga pequeos y
sabe que existen fuentes en desiertos, flores entre espinas y secretos maravillosos escondidos en el seno de la tierra.