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Carol Ezzell
Nuevas investigaciones sobre la desgarradora pregunta que queda cuando alguien le pone
fin su propia vida.
En 1994, a dos das de haber vuelto de unas felices vacaciones con la familia, mi madre, de
57 aos, encaon una pistola contra su pecho izquierdo y dispar. El impacto perfor
limpia y letalmente su corazn y, metafricamente, el de toda nuestra familia.
Era cerca de la medianoche de una noche de julio, mes en el que anualmente se registra el
mayor nmero de suicidios en el Hemisferio Norte. Su esposo no oy el disparo porque se
estaba duchando en el otro extremo de la casa. Cuando volvi a la recmara, la encontr
agonizante sobre la alfombra. Ella trat de decirle algo antes de morir, pero l no entendi
nada. Los paramdicos llegaron para atender al paciente, pero no al que esperaban: mi
padrastro por poco fallece tambin pues la hiperventilacin causada por la impresin casi
derrot a sus debilitados pulmones, disminuidos ya por un enfisema.
Mientras tanto, yo dorma en mi apartamento, a 300 kilmetros de all. A las 2 a.m. me
avisaron de la portera que mi cuada estaba en el vestbulo del edificio y deseaba subir.
Las primeras palabras que le dije al abrir la puerta fueron: Se trata de mam, no es
cierto?
Anualmente, 30,000 estadounidenses se quitan la vida. Por qu lo hacen? Mi madre, al
igual que un estimado de 60 a 90 por ciento de los suicidas en los Estados Unidos, sufra
de depresin manaca, tambin llamada trastorno bipolar. A menos que estn tomando los
medicamentos adecuados y respondiendo bien a ellos, los manaco-depresivos oscilan
entre abismos de desesperacin y cumbres de alegra o agitacin. La mayora de quienes
atentan contra su vida tienen un historial de depresin o depresin manaca, pero las
personas con depresin severa difieren en cuanto a su propensin a suicidarse.
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