Haba sumido mis pensamientos en el aforismo campero de un viejo cantor de coplas. Una parbola de inmemorial origen, herencia de estirpes lejanas, envolva mi contemplacin en la bruma de reflexiones sin luna. As la vi alborozar los parajes. El jagey la transmut en serpiente de transparencias. Yo la bes mientras la montaa masticaba relmpagos,presagio del holocausto brutal de las gotas de mayo. Olvid las consejas de los ordeadores - suerte de apotegmas callosos que hurgaban la postrera de jugosas ubres - para seguir mi cpula sombra con aquel ente sin nombre. Su piel fue entonces sueo perpetuo. Yo part cavilando trochas, mascadas y porsiacasos. Autor: Constantino Hernndez