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MI ENSENANZA PARADOJAS DE LACAN Lo que les ensefa un andliss no se obsiene porningin ‘ot camino, por a ensedanza, ni por ningun otro ejerci cio capital, Sino, gprs qué sersirial Eno signiiea que hav que callar ese aber? Por muy particular que sea de eda ‘ano, 200 hubris fora de ensefrlo, de sransmitir por lo me- nos sls prineipios j algunas de sus consecuencias? Lacan 5 lo progunta y responds de distintas manerss. En su Semina- re arguuenta a sacha En ss Berm, pretende dennoe oar atormenta Ia letra xt sntojo, Pero emi exin sts conferencias, sus entrevista, sus obras improvisidas, donde todo asaza is ripido, Se vata de sorprenéer las opiniones para seducitlas mejor. Esto es lo que llamamos sus Prada Quin habla? Ln maestro de sbidurfa, pero de una sie Dicuss sin resignacidn, un gnlimbiduni, mreistiea, card. nlea, Cada unocs libre de trazarse una conducta sen su pi Ese sere, primero comsagrada a inéditos, publican a continuacin fragmentos exogidos de ls obca. JACQUES LACAN MI ENSENANZA ” PAIDOS Buenos Aires - Barcelona - México ‘Dale original: Mon exscignement © Batons du Seuil, 2008 Campo Freudiano, Osleciin dirigida por Saeques-Alain Miller» Judith Miller ‘Tradvecidin de Nora A. Gonzslez Bevis ge Graciela Brodsky Cubierta de Gustavo Maer 180.295 Lacan, Jacques: 00 Mi enehsnea 1¢ ec, 2° rip Buenos Ales ¢ Picts, 2008 152'p. ; 8x14 em. (Jacques Lacan en Campo Frauaiane) ‘Traduside por Nore Gonsslex IBN 97e95cazse5¢8 1 Thule 1 edicién, 2007 1B reimpresise, 2008 asrvdon aon dere Queda enon (si cata defo ttlares del oprah legs repent prea oma fe xa abe por ‘lon las era elit fr © 2007 de tadas lus ediciones en eastellono, Bitorial Paidis SAICF, Defensa 299, Buenos Aires emai: difusiend swore paidosargentina.comar idos.com.ae (Queda hecho el deposto que previene la Ley 11.728 Tnpreso en le Argentina - Printed in Arzentina Inpreso en Grafica MPS, antingo del Batero 998, Lands, en marzo de 2008 Tirada: 1500 ejemplan ISBN 975.950:12.3658-8 1 Pstoaralisis Lavaniano | Nora Gonzéer, tad Indice Nota... LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSENANZA. n M1 ENSESANZA, SU NATURALEZA YSUS FINES .. 77. ENTONCES, HABRAN ESCUGHADO A LAGAN... 117 Indicaciones viotibliogréficas 145 Estamos en 1967, después en 1968, antes de mayo. Los Escritus se publicaron @ fines de 1966. De todas parts to Laman a Lacan para habler de ellos. Ela veces acepta, via- 4a fuera de la capital ‘Se meuentra frente a oyentes que no conoce logue él. ‘ma su cantinela». Improvisa, cuenta sus desengaios com su copes, exponeen é estilo mds familiar ios certs del psizoandlies, Es divert. Por ejenplar «Conotemes eine ‘consciente dese sienp. Peo en el psicaanélisis se ata de sun inconscente que piensa tenezmente, Entonces, jaiencin, La cosa lega de ve en cuando hasta el sketch, al elo de Piere Dac, de Devos, de Bades: Los psiceanalistes no di- cen en abssuto que saben, pero lo dan o entender ‘Nosotros sabemes muchas cosas, pero sole eo, jmutis, lo reslvemas centre nosotas." Uno entra en ese campo de saber or unex periencia tnica que consist simplemente en psicoanstisarse. Dospis de lo cual, se puede hablar Se puede heblas lo que no quiere decir que se habla Se podria. Se peria sis qusie 1. También se trailada a Italia, donde da tres confe- rencias euvo texto, redactado de antemano, se recoge en los Aucres deity Sutil, 2001, pp. 28359. JACQUES LACAN, 17a, y se queria si se hablara a gente como nosotes, que sabe, pero entomces, yde que serivia? Luggo, una se calls canto con lo que saben. como con los gue no saben. porque las que nnosaben no pruden saber Después viene cosas ms compljas ero siempre intro ddusidas con la mayor simplicided. Este teveribro de las es porque se debe comenzar por el comienzo. Al principio no esté el origen. esta el lugar. Quizés haya dos o tres aqui que tengan cierta idea de mis cantinelas. «Lugar» es un término ‘que utilize a menudo, porque a menudo hay referencias al lugar en el campo a propésito del cual se celebran mis discursos — 0 mi dis curso, como ustedes quieran, Pera orientarse en este campo, conviene disponer de lo que se llama en otros ambitos mds seguros una tope- logia y tener una idea de como esta consiruk do el soporte sobre el que se inscribe lo que esté en juego. 4 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSENANZA Seguramente no llegaré tan lejos esta no- che porque no puedo de ninguna manera darles un condensado de mi ensefianza. «Lue gar» tendrd asi un alcance completamente dis- tinto que en la topologia, en el sentido de la estructura, donde se trata por ejemplo de sa ber siuna superficie es una esferao un anillo, porque lo que se puede hacer con ellos no es en absoluto lo mismo, Pero no se trata de eso. El lugar puede tener un sentido por comple to distinto, Se trata simplemente del lugar al que he llegado y que me ubica en una posi- cién favorable para ensefiar, puesto que ense- fianza hay. Ybien, este lugar debe inseribirse en el re- gistro de lo que es la suerte comin. $e ocupa cl lugar al que un acto los empuja asi, ala de- recha 0 2 la izquierde, hacia aqui o hacia alld. Hubo circunstancias en las que fue necesario que tomara las riendas de algo a lo que, a de~ cir verdad, no me creia en absoluto destinado. ‘Todo gira en torno al hecho de que la fun- cién del psicoanalista no es algo evidente, no cae de su peso en lo que hace a darle su esta- tuto, sus costumbres, sus referencias y, justa- mente, su lugar en e] mundo, 15 JACQUES LACAN, Estén los lugares de los que hablé primero, los lugeres topoldgicos, los lugares en el orden de la esencia, y después esti el lugar en el mundo, que se consigue, por lo general, a los empujones. En suma, hay esperanzas. Con un poco de suerte, todos ustedes siempre termi- naran ocupando un lugar, La cosa no va mu- cho mis lejos. En lo que respecta a mi lugar, las cosus se remontan a 1953. Estabamos entonces en un momento que s¢ podia llamar de crisis en el psicoanilisis en Francia, cuando se trataba de to dispositive que debia regular en instalar ei 1 futuro el estaruto de los pricoanalistas. ‘Todo esto acompafiado de grandes prome- sas clectorales. Se nos decia que, si seguiamos a fulano, el estatuto de los psicoanalistas esta- ria rapidamente acompafiado de todo tipo de sanciones, bendiciones oficiales y, especial mente, médicas. Como es habitual en este tipo de promesas, nada se hizo efectivo, Sin embargo, se efectivi- 26 cierta implementacion, Por razones extremadamente contingen- tes, este cambio de habito resulté no convenir a todo el mundo. Mientras las cosas se imple- 16 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSENANZA mentaban, hubo desavenencias, lo que se lla- ma conflictos. En este barullo, me encontré con algunos en una balsa. Durante diez afios, a fe mia, viv mos con los medios de que disponfamos. No nos encontrébamos absolutamente sin recur- 505, No nos avergonzibamos. En ese lugar re- sult6 que lo que yo tenia para decir sobre el psicoandlisis cobré cierta dimensién. Estas no son cosas que se hagan solas. Se pue- de hablar del psicoanilisis asi baht, y es muy cil verificar que se habla de él de este modo. Es ‘un poco menos ficil hablar de él cada ocho dias imponiéndose verdaderamente como disceipli- nano repetir nunea lo mismo y no decir lo que yaes habitual, aunque no sea del todo ineiencial conocer lo que ya es habitual. Pero cuando les parece que lo que ya es habitual deja un poco que descar, falla desde el origen, entonces la consecuencia es completamente distinta. Todo el mundo cree tener una ides sufi- ciente sobre el psicoanalisis. «El inconsciente, pues bien, es el inconsciente.» Todo el mundo sabe ahora que hay un inconsciente. Ya no hay problemas, objeciones, obsticulos. Pero zqué ces este inconsciente? JACQUES LACAN Conocemos el inconsciente desde siempre. Por supuesto, hay un mont6n de cosas que son inconscientes, ¢ incluso sobre las que todo el mundo habla desde hace mucho tiempo en la filosofia. Pero, en el psicoandlisis, el incon+ Gente es un inconsciente que piensa tena mente. Es loco lo que se elucubra en este in- consciente. Son pensamientos, se dice. Entonces, jatencién, un minuto! «Si son pensamientos, es no puede ser inconsciente. Desde el momento en que se piensa, se piensa que se piensa. El pensamiento es transparente para si mismo, no se puede pensar sin saber {que se piensa.» Por supuesto, hoy esta objecién ya no tiene ningdin alcance. No es que nadie se haya he- cho verdaderamente una idea de lo que tiene de refutable. Parece refutable cuando en rea lidad ¢s irrefutable, Eso es justamente el in- consciente. Es un hecho, un hecho nuevo, Ha 14 falta empezar a pensar algo que dé cuenta de que puede haber pensamientos inconscien- De hecho, nunca nadie se dedicé en ver- dad a esto que es sin embargo un problema al- tamente filos6fico. 18 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSENANZA Les diré de inmediato que no tomo las co- sas por exe lado. Resulta que el lado por el que las tomé resuelve cOmodamente esta objecién, pero incluso ya no es uns objecién, porque t0- do el mundo ya tiene al respecto sus propias ideas. Y bien, resulta que el inconsciente es algo aceptado, y, por otra parte, se piensa haber aceptado muchas otras cosas en paquete, a granel, gracias 2 lo cual todo el mundo cree sa- ber lo que ¢s el psicoanilisis, salvo los psicoa- nalistas, y eso es lo molesto. Ellos son los tini- cos que no lo scben. No solo no Io saben, sino que hasta cierto punto es algo que se justifies completamente, Si creyeran saberlo de inmediato, seria grave, no habria mis psicoandlisis en absoluto. A fin de cuentas, todo el mundo esta de acuerdo, el psicoandlisis es un asunto definitivamente re- glado, pero para los psicoanalistas no puede serlo. En este punto la cosa empieza a ponerse in- teresante, y hay dos maneras de proceder en estos casos. La primera es intentar mirar de cerca lo que pasa y cuestionarlo, Una operacién, una expe- 19 nn a a ae La oe JACQUES LACAN riencia, una técnica a propésito de la cual los técnicos confiesan ser incapaces de ponerse de acuerdo sobre lo mis central, lo més esencial... No estaria nada mal ver eso, gno? Podria des- pertar simpatias, porque hay, pese a todo, un montén de cosas de nuestro destino en comin que son de ese tipo. Son incluso precisamente las cosas de las que se ocupa cl psicoanalisis Solo que el destino hizo que los psicoana- listas adoptasen siempre la actitud opuesia. No dicen en absoluto que saben, pero lo dan a entender. «Nosotros sabemos muchas cosas, pero sobre eso, ;mutis!, Io resolvemos entre nosotros» Uno entra en este campo de saber por una experiencia tinica que consiste sim- plemente ea psicoanalizarse, Después de lo cual, se puede hablar. Se puede hablar, lo que no quiere decir que se hable. Se podria. Se po- ari gente como nosotros, que sabe, pero enton- si se quisiera, y se querria si se hablara a ces, ctle que serviria? Luego, uno se calla tanto con los que saben. ‘como con los que no saben, porque os que no saben no pueden saber. Después de todo, esta actitud es sostenible. La prueba es que se la sostiene. Sin embargo, 20 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSERANZA no es grata para todo el mundo. Ahora bien, ¢l psicoandlisis tiene una debilidad asi en al- guna parte. Se ata de una debilidad muy grande, Todo lo que dije hasta el momento puede parecerles comico, pero no son debilidades, es coherente. Solo que hay algo que lo leva a un cambio de actitud, y por eso empieza volver se incoherente. EI psicoanalista sabe bien que debe evitar ceder a su debilidad, su inclinacién, y en la prictica cotidiana, por supuesto, tiene mucho cuidado. En cambio, el psicoanalista conside- rado en conjunto, los psicoanalistas cuando hay una multited, una caterva, quieren que se sepa que estin ahi porel bien de todos. Estin asimismo muy atentos a no tener esa dcbilidad de dirigirse demasiado rapido al bien dela singularidad, al bien de ese con el que wa- tan, porque saben perfectamente que no es queriendo el bien de la gente como se to alcan- za, y que la mayor parte del tiempo es incluso al revés, Felizmente, esta idea es, pese a todo, algo que ya adquiricron debido a su experiencia. Falta que afuera ellos sean verdaderos pro- pagandistas del psicoandlisis, aunque seria si 1 a JACQUES LACAN ludable que més gente sepa que no es querien- do mucho el bien de su prdjimo como se lo causa. Podria servir. No, los psicoanalistas como cuerpo repre- sentado quieren absolutamente estar del la- do correcto, del lado del mango. Entonces, para hacer valer esto, ¢s preciso que mues- tren que lo que hacen, lo que dicen, ya se en- contré en alguna parte, ya esta dicho, ya se conoce. Cuando se lega a la misma encruci- Jada en otras ciencias, se dice algo andlogo, a saber, que no es tan nuevo, que ya se ha pen- sado en eso. De esie modo, se remite este inconsciente a antiguos ecos y se borra el limite que permi- tirla ver que el inconsciente freudiano no tie- ne nada que ver con lo que hasta ese momen- tose llamé «inconsciente». Se ha utilizado esta palabra, pero que lo in- consciente sca inconsciente no es Jo caracteris- tico, Lo inconsciente no es una caracteristica negativa, Hay en mi cuerpo infinidad de cosas de las que no soy consciente, lo que no forma en absoluto parte del inconsciente freudiano. No porque el cuerpo esté comprometido de vez en cuando el funcionamiento inconsciente 2 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSERANZA del cuerpo esta en juego en el inconsciente freudiano. Les doy este ejemplo porque no quiero ex- tenderme demasiado. Simplemente agregaré que ellos llegarin incluso a hacer creer que la sexualidad de la que hablan es la misma que esa de la que hablan los bidlogos. De ninguna manera, és charlataneria, Después de Freud, el equipo psicoanaliti- co hace su propaganda en un estilo que la pa- labra . ;Qué es «la verdad»? Ybien, «psicoandlisis» es una palabra de es- te tipo. A primera vista, todo el mundo perci- be que quiere decir algo distinto, sobre todo que en este caso la verdad esti articulada con un modo de representacién que da su estilo a esa palabra, «psicoanilisis», y hace secundario su empleo, si puedo decirlo ast. La verdad de la que se tata es exactamente como en la imagen mitica que Ia representa 2 JACQUES LacaN Es algo escondido en la naturaleza y que dew pués sale, muy naturalmente, del pozo. Lio sa- 4, pero no essuficiente, eso dice. Eso dice cosas, Yosas que uno porlo general no esperaba. Ex to 8 lo que se escucha cuando se dice — «Fi- nalmente sabemos la verdad sobre este asunto, alguien empez6 a confesar». Cuando sc habla de «psicoanalisis», es decir, cuando uno se re flere a ese algo que da la talla, se trata de esto, incluso del efecto correlative que conviene, que es lo que llamamos el efecto sorpresa. Uno de mis alumnos me dijo un dia, cuan- do estaba borracho — cosa que le ocurre des de hace algiin tiempo, porque, de vez. en cuan- do, hay en su vida cosas que se le atraviesan, como se dice —, que yo era un tipo de la clase de Jesucristo. Es evidente, ano es cierto?, que se reia en mi cara. Yo no tengo la menor relax cidn con esta encarnacién, soy mas bien un ti- po de la clase de Poncio Pilatos. Poncio Pilatos no tuvo suerte, yo tampoco. FI dijo eso que es verdaderamente habitual y facil de decir — «Qué es la verdad?». No tavo suerte, se Io pregunté a la Verdad misma, lo que le ajo todo tipo de problemas, y él no tie- ne buena reputaci6n, 28 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSERANZA Me gusta mucho Claudel. Es una de mis Sebilidades, porque no soy en absoluto «tha ia! Con ese increfble talento adivinaiorio que tiene verdaderamente siempre, Claudel Je dio un pequeno suplemento de vida a Fon- cio Pilatos. Cuenta que cuando este se pascaba, cada vez que pasaba delante de lo que se lama, en lenguaje de Claudel por supuesto, un idolo — como si un idolo fuera una cosa repugnante, -puaj!—, supongo que por haber planteado la cuestién de la verdad justamente alli donde no habia que hacerlo, ante la Verdad misma, cada ver que pasaba delante de un idolo, -pafl, el vientre del idolo se abria y se vefa que este no era mas que una aleancia. Pues bien, es mas 0 menos lo que me oct- sea mi. No pueden saber el efecto que caso 2 los idolos psicoanalitices. Sigamos. 1. Tadao tala en ls jenga de Ia Escuela Normal Sue perior, scailicn miitantes. Se tata de Ia abreviatua sronica de talapin (fale, acerdote) y también de (eux los que van a risa. [N. ge von} a la (mess), es decir, deh] JACQUES LACAN Evidentemente hay que avanzar en estas cosas paso a paso. El primer tiempo es el de la verdad. Después de lo que se ha dicho de la vere dad, o de lo que se cree que esta dice desde el momento en que habla, el psiccanilisis, nat ralmente, ya no asombra a nadie, Cuando algo se ha dicho y repetido cierta cantidad de veces, pasaa la conciencia comin, Como decia Max Jacob, y como yo accedi a re- producir al final de uno de mis escritos, «lo verdadero es siempre nuevo», y para ser verda- dero, es preciso que sea nuevo. Es preciso en- tonces creer que lo que dice la verdad no lo di- ce completamente de la misma manera como lo repite el discurso comin. Ydespus hay cosas que cambiaron. Laverdad psicoanalitica era que habia algo sumamente importante en la base, en todo lo que se wamaba en materia de interpretacién de la verdad, a saber, la vida sexual. zs verdad o no es verdad? Si es verdad, es preciso saber si era sola- mente porque se estaba atin en plene periodo victoriano, cuando la sexualidad tenia en la vie da de cada uno el peso que ahora tiene en la vida de todos. 30 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE Mi ENSENANZA De todos mods, hoy hay algo que cambid. ‘La sexualidad es algo mucho mis piblico. A decir verdad, no creo que el psicoanilisis ten- g2 mucho que ver. En fin, sostengamos que si el psicoanalisis tiene algo que ver, es precisa: ‘mente lo que estoy diciendo, a saber, que no esverdaderamente el psicoanalisis. En las circunstancias actuales, la referencia 2 la sexualidad no es en absoluto en sf misma Jo que puede constiuuir esta revelacion de lo caulto de la que hablaba. La sexualidad es to- do tipo de cosas, los periédicos, la ropa, el mo- do en que uno se conduce, la manera en que Jos muchachos y las chicas lo hacen, un buen dia, al aire libre, en la plaza Suvida sexual [sa vie sexuulle] es algo que ha- bria que escribir con una ortografia particular. Les recomiendo vivamente el ejercicio que consiste en intentar transformar la forma en la que se escriben las cosas. Ca wisse exten? he aqui donde estamos. Se trata de un ejercicio bastante revela- dor, y ademas esti a la orden del dia. Para 2. Bl cambio de escritura hace escuchar cause (e80 0 algo aprietao ajusia), [N. de Ia T.] a JACQUES LACAN atraer a los aficionados, que estan en vias de considerar como un fracaso que uno haya puesto patas para arriba la lingiiistica, el se~ for Derrida inventé la gramatologia. Se ne- cesita darle aplicaciones. Intenten jugar con la ortografia, es una manera de tratar el equi yoco que no resulta en absoluto vana. Si es criben la férmula a viswe eruelle, verin que puede tener largo aleance. Aclarara ciertas, cosas, podra encender una chispita en los es- piritus. El hecho de que eso ajuste 0 encaje tan bien hace que haya evidentemente un gran desconcierto sobre el tema de Ta verdad ps- coanalitica Debo decir que los psicoanalistas han sido muy sensibles a esto, y por eso se ocupan de ‘owas cosas, Nunca més escucharan hablar de sexualidad en los circulos psicoanaliticos. Cuando se abren las revistas de psicoandlisis, se observa que son lo mas casto que hay. Ya no se cuentan las historias de alcoba — lo que es bueno para los periodicos —, sino cosas que legan lejos en el terreno de la moral, como el instinto de vida. ;Ah, scamos fuertemente ins- tintuales de vida, desconfiemos del instinto de 32 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSESANZA muerte! Como vea, entramos en la gran repre- sentaci6n, en la mitologia superior, Hay gente que cree verdaderamente que tiene la manija de todo esto, que nos habla de esto como si fueran objetos de manipulacion corriente, y entonces se trata de obtener entre unos y otros el buen equilibrio, la tangencia, Ja intersecci6n justa, y con gran economia de fuerza. ZY saben cual es el fin wltimo? Obdtener en medio de todo esto, y de las sabias insta resultantes, lo que se llama con ese nombre importante: el yo fuerte, el fuerte yo. Yesto se consigue, se logran buenos em- pleados, Eso ¢s el yo fuerte, Evidentemente, es preciso tener un yo resistente para ser un buen empleado. Se trata de algo que tiene lugar en todos los niveles, en el nivel de los pacientes y, después, en el nivel de los psicoamalistas. Sin embargo, podemos preguntarnos si el ideal de un final de cura psicoanalitica es que tun sefior gane ua poco mas de plata que an tes, y que, en el orden de su vida sexual, se agregue a la asistencia moderada que deman- da a su compafiera conyugal la de su secre ria, En general, se considera que esta es una 35 Be 2 a Na ae ane Ae con® OD Ma JACQUES LAGAN muy buena salida cuando el tipo estaba un po- co hasta la coronilla de problemas por ese mo- tivo, ya sea que haya tenido simplemente una Vida infernal o que haya sufrido algunas de esas pequefias inhibiciones que pueden ocu- rrir en diversos niveles, oficina, trabajo, ¢ in- cluso en la cama, gpor qué no? Cuando todo esto se levant6, cuando el yo esta fuerte y tranquilo, cuando cl sexo ha he- cho las paces con el supery6, como se dice, y el ello ya no pica demasiado, pues bien, la co- sa funciona. La sexualidad alli es completa mente secundaria. Mi querido amigo Alexander — porque era ‘un amigo, y no era tonto, pero como vivia en Norteamérica, respondia a las drdenes — ha legado a decir que, en suma, habia que consi- derar la sexualidad como una actividad exce- dente. Entiéndase, cuando se hizo todo bien, se pagaron regularmente los impuestos, enton- ces, elremanente es lo que le toca a lo sexual. Debe de haber habido un error para que la coma llegue hasta ese punto. Sino, uno no se explicarfa verdaderamente la enorme aperta- ra térica que se necesité para que el psicoa nalisisse instale ¢ incluso asiente decentemen- o4 LUGAR, ORIGEN FIN DE MI ENSENANZA te sus cuarteles en el mundo, y después inau- gure esta extravagante moda terapéutica. :Por qué tantos discursos para llegar a eso? Debe de haber, pese a todo, algo que no funciona. Tal vez habria que buscar otra cosa Se podria pensar en primer lugar que debe de haber habido una razén para que la sexua- lidad haya asumido una vez la funcién de la verdad — aunque mas no fuera una vez, pero Justamente, fre solo una vez. Después de todo, I sexualidad no es algo tan inaceptable. Yade- més, sila asumi¢ una vez, la conserva Lo que esta en juego se encuentra verdade- ramente al alcance de la mano, al aleance en todo caso del psicoanalista, que da testimonio de ello cuando habla de algo serio y no de sus resultados terapéuticos. Ylo que esti al alcan- ce de la mano es que la sexualidad agujerea la verdad. La sexualidad es justamente el terreno, si puedo decirlo asf, en que no se sabe con qué pie bailar a proposito de lo que es verdad. ¥ respecto de Ia relaci6n sexual siempre se plan- tea la cuestién de lo que verdaderamente se hace, no diré cuando se le dice a alguien un “te amo», porque todo el mundo sabe que es 35 a emaaaaaamaaaaaaaaaaaaacaaamcammaammmmaaamaaaals JACQUES LACAN tuna declaraci6n tramposa, sino cuando se tic ne con ese alguien un lazo sexval, cuando la cosa tienc una continuacién, cuando asume Ia forma de lo que se llama un acto. Un acto no es simplemente algo que les sa- Ie asf, una descarga motriz, como dice gustosa- ‘mente y muy a menudo la teoria analitiea — zum cuando, con la ayuda de cierto ntimero de artificios, de diversas facilidades, 0 incluso del establecimiento de cierta promiscuidad, se lle- gaa hacer del acto sexual algo que no tene mas importancia, como se dice, que beber un vaso de agua. No es verdad, y lo percibimos ripide, por- que ocurre justamente que se bebe un vaso de nm agua y después se tlene un célico. La euest no es evidente por razones que obedecen a la esencia de la cosa, es decir que uno se pregun- ta en esta relacion, cuando se es un hombre por ejemplo, sise es verdaderamente un hom bre, o para una mujer, sise es verdaderamen- te una mujer. No solo se lo pregunta el parte- naire, sino cada uno, uno mismo se lo pregun- 1a, y esto cuenta para tovlo el mundo, cuenta de inmediato. Entonces cuando hablo de un agujero en 36 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSENANZA la verdad no es, por supuesto, una metifora grosera, no €s un agujero en la chaqueta, es el aspecto negativo que aparece en lo que atafe a lo sexual, justamente, por su incapa- cidad para revelarse. De esto se tata en un anillisis Evidentemente, cuando las cosas empiezan a presentarse asi, uno no puede quedarse en ese lugar. A partir de una pregunta como esta, que es verdaderamente actual, presente para todos, se percibe Ix renovacién del sentido de lo que desde el origen Freud ha llamado «se- xualidad». Los términos de Freud se reaniman, cobran otra dimensién. Se percibe incluso entonces s1 alcance literario, es decir, hasta qué punto con- vienen como letras para la manipulacién de lo que estd en juego, Lo ideal esjustamente llevar las cosas tan lejos, Dios mio, como he comen- zado a levarlas. Yo he Ilevado a los literatos al extremo, a saber, a lo que se consigue hacer con el lenguaje cuando se quieren evitar Tos equivocos, es decir, reducirlo a lo literal, a las leuttas del algebra. Y esto nos conduce de inmediato a mi se~ gundo capitulo, el origen de mi ensefianza. 7 JACQUES LACAN Fijense, aqui es lo contrario de lo de hace vn momento. Les he dicho que el lugar era el accidente. ‘Afin de cuentas, yo era empujado al agujero del que hablamos, donde nadie quiere caer. Si me bato seriamente, €s porque una vez que uno empez6, no puede detenerse asi nomas. ‘Ahora, sobre el tema del origen, pues bien, esto seguramente no querré decir lo que pue~ de sugeritles, y, en primer lugar, saber en qué momento y por qué la coxa comenz6, No estoy hablindoles de Io que se llama no- blemente en las tesis de Ia Sorbona o de otras Facultades de letras los orfgenes de mi pense miento, ni tampoco de mi prictica, Alguien bien intencionado querfa que les hable del se- for de Clérambauli, pero no les hablaré de él, porque, verdaderamente, no corresponde, Clérambault me apori6 cosas. Me enseno simplemente a ver lo que tenia delante de mf, tun loco. Como conviene a un psiquiatra, me lo ensefié interponiendo entre yo y eso, un lo- co — que es, a fin de cuentas, lo mas inquie~ tante que hay en el mundo —, una muy boni- 38 1 teoria, que esel mecanicismo, Siempre se la interpone cuando se ¢s psiquiawa. Entonces uno se encuentua flente aun tipo que tiene lo que Clérambault llamaba «auto- matismo mental», es decir, un tipo que no puede hacer un gesto sin que esté comanda- do, sin que se le diga — «EI muy bandido vaa hacer esto». Si ustedes no son psiquiatras, si simplemente tienen una actitud digamos hu- mana, intersubjetiva, simpatica, un tipo que Jes cuenta una cosa parecida verdaderamente debe de dejarlos completamente helados en alguna parte. Un tipo que vive asf, que no puede hacer un gesto sin que se diga — «iVaya, alarga el braro, qué idiotal>, es algo fabuloso, pero si ustedes han decretado que es debido @ una es pecie de efecto mecénico en alguna parte, a tuna cosa que les cosquillea la circunvolucién y que ademsis nunca nadie ha visto, verin que volverén a sentirse wanquilos, Clérambault me ensefié mucho sobre lo que atatie al estatuto del psiquiatra, Naturalmente, sobre el automatismo men- tal, como él lo lamaba, no olvidé la leccion. Mucha gente se dio cuenta después, y lo ex: 39 JACQUES LACAN pres6 casi en los mismos términos, pero esto no significa que la cosa no tenga siempre su valor cuando alguien lo reconoce por propia iniciativa. Dicho esto, él veia muy bien las co- sas, lo cual quiere decir que antes que él nadie habia percibido la naturaleza_ de este automa tismo mental, zPor qué, si no es porque co- trian ain mis los velos? Lograban poner tan- ta «Pacultad de letras» entre ellos y sus locos que ni siquiera wian los fenémenos. Aun hoy podria verse mas, se podria descri- bir de manera completamente diferente la alucinacidn. Bastaria con ser en verdad psicoa- nalista, pero no se lo ¢s. No se lo es exacta- mente en la medida en que, si se €¢ psicoanae lista, se permanecea ea noble distancia de lo que toxasfa se llama, aunque se es psicoanalis: ta, el enfermo mental. En fin, dejémosto. En lo que hace al origen de mi ensefianza, pues bien, se puede hablar de ese origen tan to como de cualquier oo. El origen de mi ensefianva es bien simple, esti alli desde siempre, puesto que el tiempo nacié con lo que esté en juego. En efecto, mi ensefianza es simplemente el lenguaje, absolu- tamente ninguna otra cos. 40 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSENANZA Es probable que para la mayoria de ustedes esta sea la primera vez que una idea semejan- te llega a sus ofdos con esta incidencia, porque pienso que pese a todo hay aqui un buen nti- mero que atin no ha entrado en el siglo de las Luces. Probablemente, un buen mimero de Jos presentes crea que el lenguaje es una supe- restructura, cosa que ni siquiera Stalin ercia. Else habia dado cuenta de que, si se empeza- ba de este modo, la cosa podia andar mal y que, en un pais que me acreveré a llamar avan- zado — probablemente no tenga tiempo de decirles por qué —. esto podia tener conse- cuencias, Es muy raro que algo que se hace en la Universidad pueda tener consecuencias, puesto que la Universidad estii hecha para que cl pensamiento nunca tenga consecuencias. Pero cuando se han perdido os estribos, co- mmo ocurrié en alguna parte en 1917, que el se- Aor Marr dectarase que el lenguaje era una sue perestructura habria podido tener consecuen- cias, se habria podido, por ejemplo, empezar a cambiar el ruso. ;Momentito!, el tio Stalin sintié que se armarfa la gorda si se hacia eso. ‘Ven en qué tipo de confusion se iba a entrar, «No digan una palabra mas al respecto, el len- 4 JACQUES LACAN guaje no es una superestructura», lanza Stalin — yen esto esté de acuerdo con Heidegger, «el hombre habita el lenguaje» No les hablaré esta noche de lo que Heideg- ger quiere decir con esto, pero, como ven, me encuentro forzado a poner Ia casa en orden. +E hombre habita el lenguaje», incluso extra do del texto de Heidegger, habla por sf solo. Quiere decir que el lenguaje esti antes que el hombre, lo que es evidente. No solo el hombre nace en el lenguaje, exaciamente como nace en el mundo, sino que nace por el lenguaje. Falta designar el origen de eso de lo que se trata. Aparentemente, antes que yo nunca nz dic concedié la menor importancia al hecho de que en los primeros libros de Freud, los I+ bros fundamentales sobre los stefios, sobre lo ‘que se llama la psicopatologia de Ia vida cote Giana, sobre el chiste, se encuentra un factor comin, salido de los traspiés de la palabra, de los agujeros en el discurso, de losjuegos de pe labras, de los retruécanos y de los equivocos. Esto confirma las primeras interpretaciones y los descubrimientos inaugurales de lo que es ti en juego en la experiencia psicoanalitic: en el campo que esta determina. 2 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSERANCA Abran en cualquier pigina el libro sobre et suefio, que es el primero que aparecis, y veran que solo se habla de asuntos de palabras. Co- mo ver’in, Freud se refiere al tema de tal ma- nera que percibirin escritas con todas las le tras las leyes de estructura que Saussure difun- di a través del mundo. El no fue, por otra parte, su primer inventor, aunque si ha sido su ferviente wansmisor, para constituir lo mis s6- lido que se hace hoy bajo ls ribrica de la lin- gitistica, Un suefio en Freud no es una naturaleza que suefia, un arquetipo que se agita, una ma- triz del mundo, un sucio divino, el corazén del alma. Freud habla de este como de cierto nando, de una red asociativa de formas verbales analizadas y que se recortan como tales, no por lo que estas significan sino por una espe- cie de homonimia, Cuando una misma pale bra vaelva a encontrarse en tres entrecruza- mientos de ideas que se le ocurren al sujeto, ustedes se darén cuenta de que lo importante es esa palabra y no owa cosa. Cuando han «n= contrado la palabra que concentra cn torno de ella lz mayor cantidad de filamentos de es- te micelio, saben que alli esté el centro de grax 43 JACQUES LACAN vedad escondido del deseo en juego. Para de- dirlo todo, es ese punto del que hablaba hace un momento, ese punto-niicleo que agujerea el discurso. Si me entrego a esta prosopopeya, es sim- plemente para volver sensible lo que digo 2 los que aiin no lo habrian escuchado, Cuando me expreso diciendo que el in consciente est estructurado como un lengue je, ¢s para intentar devolver su verdadera fur én a todo lo que se estructura bajo la égida frendiana, y esto ya nos permite entrever un paso Porque hay lenguaje, como todos pueden pereatarse, hay verdad. En nombre de qué lo que se manifiesta co- mo pulsacién viviente, lo que puede pasar aun nivel tan vegetative como se quicra, o al nivel mas elaborado en lo gestual, seria mis verda- dero que el resto? La dimension de la verdad no esti en inguin lugar mientras solo se trata de la lucha biologica. Qué agrega una osten- tacién en el animal, aun cuando nosotros in- wroduzcamosla dimension de que apunta a en- gaiiar al adversario? Es tan verdadera como cualquier otra, puesto que justamente se trata “4 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSERANZA de obtencr un resultado real, a saber, apresar al otro, La verdad solo comienza a instalarse a partir del momento en que hay lenguaje. Si cl inconsciente no fuera lenguaje, no habria nin- gin tipo de privilegio, de interés en Io que se puede lamer, en el sentido freudiano, el in- consciente, En primer lugar, siel inconsciente no fuera Ienguaje, no habria inconsciente en el sentido freudiano. :Habria lo inconsciente? Pues bien, si, lo inconsciente, de acuerdo, hablemos de esto, También esta mesa es inconsciente. Son cosas que se han olvidado completa mente a partir de cierta perspectiva, que es la perspectiva Hamada evolucionista, En esta perspectiva, se encontré muy natural decir que Ia escala mineral desemboca naturalmen- te en una especie de extremo superior donde vemos verdaderamente funcionar la concien- cia, como si el prestigio de la conciencia de- pendiera de lo que acabo de mencionar. Si so- Jo se trata de pensar la conciencia como esa funcidn de conocer que daa los seres particu- dad de re- fejar algo del mundo, por qué esta tendria el menor privilegio entre todas las otras funcio- larmente evolucionados la posi 45 JACQUES LAGAN nes que Tindan con la expecie biolégica como tal? Esas personas a las que se ams con diver- 508 términos peyorativos, los idealistas, 1o su- brayaron muy bien. Nosotros no estamos, pese a todo, despro- vistos de términos serios para establecer la ‘comparacién. Tenemos una ciencia organize da sobre bases que no son en absolute las que ustedes creen, Nada que ver con una génesis. Para hacer nuestra ciencia, no hemos entrado en la pulsacién de la naturaleza, sino que he- mos hecho intervenir letritas y numeritos, y con ellos construimos maquinas que funcio- nan, vuelan, se desplazan en el mundo, llegan muy lejos, lo cual no tiene absolutamente na- da que ver con lo que se ha podido imaginar en el registro del conocimiento. Se trata de al- ‘g0 que tiene su propia organizacién. La orga: nizacién de la cieneia es eso, lo que termina, saliendo de alli como su esencia misma, a sa. ber, nuestras famosas computadoras de diver- sox tipos, electrénicas o no. Por supuesto, no es algo que funcione solo, pero puedo hacerles notar que no hay por et momento, y hasta nuevo aviso, ningtin modo de hacer un puente entre las formas mas evo- 46 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSERANZA Iucionadas de los organos de un organismo vi- vo y esta organizacion de la ciencia. Sin embargo, no carecen completamente de relacién. Alli también hay cables, tubos, co- nexiones. Pero un cerebro humano ¢s incluso mucho mas rico que todo Io que hemos podi- do construir como maquina. Por qué no pre~ guntarse por qué no funciona de la misma manera? -Por qué no hacemos, también nosotros, en veinte segundos tres mil millones de opera- ciones, de sumas, de multiplicaciones, y otras operaciones usuales, como la maquina, cuan- do tenemos muchas cosas mas que confluyen. en nuestro cerebro? Cosa curiosa, a veces, por un instante, funciona asi. En el conjunto de lo que podemos constatar, es en los débiles. Elfe- némeno de los débiles calculadores es muy co- nocido, Ellos calculan como méquinas. De ahi que todo lo que es del orden de nuestro pensamiento sea quizé como la captu- rade cierto numero de efectos de lenguaje so- bre los que se puede operar. Quiero decir que podemos construir maquinas que son de algu- na manera su equivalente, pero en un registro evidentemente més limitado que le que po- a JACQUES LACAN dria esperarse de un rendimiento comparable si se tratara en verdad de un cerebro que fun- cionara de la misma manera. No digo todo esto para asentar algo firme, sino solo para sugerirles cierta prudencia, que es particularmente valida alli donde la fun- cin podria parecer apoyarse en lo que se lla ma «paralelismo>, No para refutar el famoso paralelismo psicofisico, que es, como todos sa- ben, una frusleria demostrada hace mucho tiempo, sino para sugerir que el corte no se hard entre lo fisico y lo psiquico, sino entre lo pai aico y lo Wigico. Cuando se llegé hasta aqui, se entiende pe se a todo un poco qué quiero decir cuando di- go que me parece indispensable poner en tela de juicio lo que ocurre con el lenguaje para aclarat los primeros abordajes de lo que esté en. juego en cuanto a la funcién del inconsciente. En efecto, quizd sea cierto que el incons ciente no funciona segéin la misma légica que el pensamiento consciente, Se trata en este ca so de saber segiin cual. No funciona menos logicamente, noes una prelégica, no, sino una légica mas flexible, més débil, como se dice entre los légicos. «Mis 48 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSEN débil> indica la presencia o ausencia de ciertas correlaciones fundamentales sobre las cuales se edifica la tolerancia de esta logiea. Una 1é- gica més débil no es en absoluto menos intere- sante que una légica mds fuerte, es incluso mucho mis interesante porque es mucho més dificil de sostener, pero se sostiene a pesar de todo. Nosotros, psicoznalistas, podemos inte- resarnos en esta l6gica, puede ser incluso ex- presamente nuestro objeto interesamnos en ella, suponiendo que haya una. Piensen un poquito en todo esto de un mo- do somero. El aparato del lenguaje esti en al- guna parte sobre el cerebro como una arafia, El es quien captura. Sé que esto puede resultarles chocante y pueden preguntarme — «Pero, entonces, pe- se a todo, equé nos cuenta, de dénde viene ex te lenguaj idea. No estoy obli- gado a saberlo todo, Ademés, ustedes tampo- co tienen ni idea. No vayan a imaginar que el hombre invents el lenguaje. No estan seguros de ello, no tienen. ninguna prueba, no han visto ningin animal humano volerse ante ustedes Homo sapiens, Cuando es Homo sapiens, ya tiene ol lenguaje. No tengo ni 49 JACQUES LACAN Cuando alguien se interes en lo que atafic ala lingitistica, un tal Helmholtz en particular, se prohibié plantear la pregunta por los origenes, Fue una decisin sabia. Eso no quiere decir que haya que mantener siempre esta interdic- cién, pero es sabio no fantasear demasiado, ¥ siempre te fantasea sobre los origenes. Eto no quita que se escriban un montén de obras meritorias de las que podemos ex- taer ideas completamente divertidas. Rous. seau escribié sobre el tema, ¢ incluso algunos de mis queridos nuevos amigos de la genera- ‘ion de la Escuele Normal, que consienten en prestarme la oreja de vez en cuando, han edi- tado de él un Ensayo sobre el origen de las lengua, que es muy divertido, se lo recomiendo. Pero, en fin, hay que prestar atencién a to- do lo que ataiie a la psicologia. A partir del mo- ‘mento en que perciben esta especie de isocia- ‘cin que he intentado transmitirles esta noche, tal vez puedan darse cuenta de lo que hay de fitil en la psicologia del nifio de un Piaget. Si se interroga a un nifio a partir de un apa- rato logico que es el del examinador, él mismo logico, ¢ incluso muy buen l6gico, como lo es Piaget, entonces no debe sorprender encom 30 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSERANZA war dicho aparato en el ser interrogado. Se percibe simplemente el momento en que eso prende, en que eso pica en el nino. Deducir de ello que es el desarrollo del nifio el que construye las categorias logicas es una pura y simple petici6n de principio. Ustedes lo inte- rrogan en el registro de la lgica y él les rex ponde en el registio de la ldgica. Claramente, él no habré entrado de la misma manera en todos los niveles del campo del lenguaje. Ne- cesita tiempo, eso es seguro. Un sefior que no es en absoluto psicoana- lista habfa retomado muy bien a Piaget en es te punto. Se lamaba Vigotski, y ejercfa en al- iin lado cerca de San Petersburgo. Sobrevivis incluso algunos afios a los examenes revolt. cionarios, pero, como era tuberculoso, se fue sin terminar lo que tenia que hacer. El se dio cuenta de que, cosa curiosa, la entrada del ni- fo en el aparato de la logica no debia conce- birse como un hecho de desarrollo psiquico interior, sino que hacia falta, por el contrario, considerarla como algo semejante a su mane- ra de aprender a jugar, por asi decir. £1 habia constatado, por ejemplo, que el nilio no accede a la nocién de concepto, a lo 51 JACQUES LACAN que responde a un concepto, antes de Ta pu bertad. Pero cpor qué? La pubertad parece de- signar una categoria de otro orden que la idea cextravagante sobre como empiezan a funcio- nar las circunvoluciones cerebrales. El perci- bié muy bien esto en la experiencia. No puedo no exponer aqui la funcién del sujeto, sea lo que fuere que me hayan dicho de antemano. Exageran. Yo considero que us- tedes me escuchan muy bien, Son amables y mas que amables, porque no basta ser amable para escuchar tan bien, De modo que no veo por qué no decirles cosas un poquito més dificiles. 3 {Por qué introduje la funcion del syjeto co ‘mo algo distinto de lo que atane al psiquismo? No puedo verdaderamente hacerles una teoria, pero quiero mostrarles cOmo se une es to con la funcién del sujeto en el lenguaje, que ¢s una funcién doble. Esti el sujeto que es el sujeto del enuncia- do, y que resulta bastante facil localizar. Yo quiere decir este que esti hablando efectiva 52 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSENANZA mente en el momento en que digo yo. Pero el sajeto no es siempre ¢! sujeto del enunciado, porque no todos los enunciados contienen yy. ‘Aun cuando no hay yo, aun cuando dicen «llueve», hay un sujeto de la enunciacién, hay un sujeto aunque ya no sea perceptible en la frase. Todo esto permite representar muchas co- sas, El sujeto que nos interesa, sujeto no en la medids en que hace el discurso, sino en que esta hecho por el discurso, ¢ incluso esta atra- pado en él, es el sujeto de la enunciaci6n. Puedo entonces darles una formula que ex- pongo como una de las primordiales. Fs uma definicién de lo que se llama «elemento» en el lenguaje. Siempre se lo Hams «elemento», in- cluso en griego. Los estoieos lo llamaron «sig- nificante», Yo enuncio que lo que lo distingue del signo es que «el significante es lo que re presenta al sujeto para otro significante», no para otro sujeto. Todo lo que pienso hacer esta noche «s in- tentar interesarlos un poco, No pienso hacer mas que desafiarlosy decirles — «Intenten ha- cerlo fancionar>. Por ou parte, han tenido pese a todo algunas indicaciones aqui y alli, 33 eS JACQUES LACAN puesto que tengo slumnos que muestran de vez en cuando como funciona la cosa. Lo fundamental es que esto necesita Ia ade isin formal, topol6gica— poco importa se ber donde anids —, de cierto cuadro, si uste- des quieren, que lamaremos «cuadro Av. A veces en el vecindario se lo llama incluso «Otro», cuando se sabe lo que cuento, O10 [Autre] también con A mayiscula. Para poder orientarse cn cuanto al funcionamiento del sujeto, hay que definir este Ouro como el Ite garde la palabra, No es desde donde la pala- brase emite, sino donde cobra su valor de px labra, es decir, donde esta inaugura Ia dimen- sién de la verdad, lo cual es absolutamente in- dispensable para hacer funcionar lo que esté en juego. Rapidamente se percibe que, por todo tipo de razones, esto no puede funcionar por si s0- lo, La razon principal es que suele ocurrir que este Otro del que les hablo esté representado por un ser vivo real al que ustedes tienen por ejemplo cosas para demandarle, aunque esto no es forzosamente asi. Basta con que sea ese al que ustedes le digan algo como — «Quiera Dios que...», cualquier cosa, y que empleen el 54 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSESANZA optativo, o incluso el subjuntivo. Pues bien, es te lugar de verdad adquiere una dimensién completamente distinta, como se percibe en cl nico enunciado que acabo de decirles. Nos introducimos de este modo en la refe- rencia 2 una verdad muy especial que es la del deseo, Nunca se lev muy lejos la logica de! deseo, que no esté en indicativo. Se comenzaron cosas llamadias «légicas mo- dales», pero munca se avanz6 mucho mAs, sin que el registro del deseo ha de constituirse necesariamente en e! nivel del cuadro A, en otras palabras, que el deseo es siempre lo que se inscribe como con: duda porque no se pe secuencia de la articulacién del lenguaje en el nivel del Otro. El deseo del hombre, he dicho un dia en et que hacia falta que me hiciera entender — {por qué no habria dicho «hombre»?, en fin, no ¢s verdaderamente la palabra indicada — el deseo a secas es siempre el deseo del Otro, Jo que significa que, en suma, siempre esta- mos demandando al Oxro su deseo. Lo que les estoy diciendo es completamen- te mangjable, no es incomprensible. Cuando salgan de aqui, percibiran de inmediato que 55 a JACQUES LACAN es verdad. Basta simplemente pensar en ello y formularlo asi, Y ademas deben saber que ta les férmulas son muy précticas porque se las puede invertir. Un sujeto cuyo deseo es que el Otro le de- mande—es simple, se invierte, se da vuelta —, pues bien, les da la definicién del neurético. Jjense qué prictico puede ser para orientarse. Solo que hay que prestar mucha atencién. No se hace de un dfa para otro. Pueden ir mas lejos y pereibir al mismo tiempo por qué se pude comparar al religioso con el neurético El religioso no es en absolute neurético, es religioso, Peto se le parece porque también ha- ce estratagemas en torno de lo que «s cl deseo del Otro, Solo que como es un Que que no existe puesto que se trata de Dios, hay que dar se a si mismo una prueba, Entonces se simula que é demanda algo, por ejemplo, victimas, Por exo se confunde esto ficilmente con Ia ac titud del neurstico, en particular, obsesivo. Yes que se asemeja enormemente a todas las técni- ccas de las ceremonias sacrificiales. Todo esto es para decirles que se trata de cosas completamente manejables y que 0 so 36 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSESANZA Jo no van en contra de lo que dijo Freud, sino que lo vuelven incluso enteramente legible. Son cosas que se desprenden de la lectura misma de Freud si solo se consiente en no leerio a través de la lupa perfectamente opaca que suelen usar los psicoanalistas para su wan- quilidad personal, porque basta con evar ua poquitito mas lejos el juego para percibir que se entra en terrenos muy escabrosos, que re nuevan un poco la diseiplina. ‘No porque se perciba un lazo entre el neu- r6tico y el religioso debe hacerse una colusin algo rapida poniéndolos juntos. También hay que ver que, pese a todo, existe un matiz, sa- ber por qué ¢s verdad, hasta donde es verdad, por qué no lo es del todo, Esto no quiere decir que se vaya conta Freud, quiere decir que se lo utiliza, Entonces se percibe por qué eso tan opaco que él conta- ba tenia un aleanee, El pobre estaba alli, se- gin deciz, como un arquedlogo, haciendo, agujeros, zanjas, y recogiendo objetos. Quizas incluso no sabfa muy bien Io que habia que hacer, es decir, dejar las cosas in situ o Hevirse- las de inmediato a su estanteria, Se ve enton- ces lo que hay efectivamente de veridico en e 7 JACQUES LACAN ta busqueda de la verdad de un nuevo estilo que comenz6 con Freud. Volvamos a la referencia al deseo del Ou. Si se han tomado el tiempo de obtener una construccién correcta del deseo en funcioa del lenguaje, vinculindolo con lo que ¢s su ba- se lingiiistica fundamental que se Tama meto- nimia, avanzan de manera mucho mas riguro- sa en el campo por explorar, que es el campo del psicoaniilisis, Pueden incluso percibir muy bien el verdadero nervio de algo que sigue siendo tan opaco, tan obtus, tan obstruido, en la teorfa psicoanalitica Siel deseo se constituye en el campo del Ouro, si wel deseo del hombre es el desco del Otro», ocurre que hace falta que el deseo del hombre sea el suyo propio. Pues bien, como se han gjercitado antes, estin en condiciones de ver las cosas de una manera menos precipitada que en un primer momento, menos consagrae mediate razones aneedé- daa encontrar d Licas. Cuando es preciso que el deseo del hom bre se extraiga del campo del Ouro y sea en tonces mio, pues bien, ocurre algo muy curio- 50. Cuando le toca desear a él, se da cuenta de que estd castrado. 38 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSENANZA Eso es el complejo de castracion. Quiere decir que en la significancia se produce nece- sariamente algo que ¢s esta especie de pérdida que hace que, cuando el hombre entra en el campo de su propio deseo como deseo sexual, solo pueda hacerlo por medio de esta especie de simbolo que representa la pérdida de un ‘Srgano en la medida en que asume en ese ca so funcidn significante, funcién del objeto perdido. Diran que expongo algo que no por cllo es mds transparente. Pero yo no busco la transpa- rencia, busco en primer lugar aferrarme a lo que encontramos en nuestra experiencia, y cuando no es transparente, pues bien, mala suerte. Hay que admitir de entrada la castracién, que es algo a lo que evidentemente no estamos acostumbrados, Esto dificulta que se pueda re caperay, alcancar la transparencia, Se inventan entonces todo tipo de historias aburridfsimas, incluso las amenazas de los padres, que sc: los responsables, como si bastara con que los padres dijeran algo asi para que de ello resulte una estructura tan fundamental, tan general como el complejo de castracién. 9 JACQUES LACAN La cosa llega por otra parte hasta el punto de que la mujer se inventa un falo, el falo vei- vindicado, tnicamente por considerarse cas- trada, lo que ella jusiamente no ¢s, la pobreci- ta, por lo menos en lo que concierne al érga no, al pene, puesto que nolo tiene en absolu- to, Que no nos venga a decir que tiene un pe- dacito, eso no sirve para nada, Pese a todo, les diré algo que los tranquil: var, que les permitira entender un poco mis. Sihay castracién, es quiza simplemente por- que el deseo, cuando se trata del suyo, no puc- de ser algo que se tiene, un érgano manipula. bie. No puede ser a la ver el ser y el tener. En: tonces, el organo sirve quizé justamente a eso que opera cn el nivel del deseo. Es el objeto perdido porque ocupa alli el lugar del sujeto como deseo. En fin, es una sugerencia. Sobre este asunto, restablezean Ia paz en st espiritu. Moderen sobre todo la impresién de que hay una especie de audacia, cuando se tre ta de intentar formalizar de manera correcta Jo que es simplemente la experiencia que te nemos que controlar todos los das. ‘Tenemos alumnos que nos cuentan las his torias de sus pacientes y que notan que, dex 60 pués de todo, con el lenguaje de Lacan no so- lo se escucha @ los enfermos tan bien como con el lenguaje generalizado y difundido por los institutos constituidos de otro modo, sino que incluso se los eseucha mejor. ‘A veces ocurre que los pacientes dicen co- sas verdaderamente astutas, y lo que dicen es el discurso mismo de Lacan, Solo que si no se hubiera escuchado antes a Lacan, ni siquiera se habria escuchado al enfermo, y se habria di- cho — «Bs otro més de esos enfermos mente les que dicen tonterfas» Bueno, entonces, pasemos al fin 4 EI fin de mi enseianza. Si he utilizado el término «fin» no es porque haremos un drae ma, No se trata del dia en que esta estire la pa- ta, No, elfin es el thelas, el para qué se hace, El fin de mi ensefanza, pues bien, seria hacer psicoanalistas a Ia altura de esta fun- cién que se Hama sujeto, porque se verifica que solo a partir de este punto de vista se comprende de qué se tata en el psicoané- isis. 6 JACQUES LACAN, La expresién «psicoanalistas que estén a la altura del sujeto» puede parecerles poco clara, pero es verdad, Intentaré esbozarles qué pue- de deducirse de esto en la teorfa del psicoan’- lisis didéctico. No seria una mala preparacion que los psi- coanalistas practiquen un poco de matemati- 23, El sujeto es alli fluido y puro, no esti ama- rrado ni sujetado en ninguna parte, Los ayu- daria, se darian cuenta de que hay ciertos ca- sos en los que la cosa no circula mas porque, {justamente, como vieron hace un rato, ¢l Otro parece escindido entre el lugar de la verdad, por un lado, y el deseo del Otro, por otro. Pa- ra el sujeto, es lo mismo, Un sujeto segtin el lenguaje es ese que se consigue purificar tan clegantemente en In 1é- gica matematica. Solo que siempre queda algo previo por citar. EI sujeto esta fabricado por Gerto niimero de articulaciones que se produ- jeron, y ha caido como un fruto maduro de la ‘cadena significante. Ya cuando nace, cae de na cadena significante — quizd complicada, en todo caso elaborada — a la que precise mente subyace lo que Iamamos el deseo de los padres. Aunque este deseo haya sido justa- a LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSENANZA mente que no naciera, y sabre todo en exe ca s0, difieilmente se pueda no tenerlo en euen- ta en el hecho de su nacimiento. Lo minimo seria que los psicoanalistas se dieran cuenta de que son poetas. Esto es lo que tiene de gracioso, incluso de muy gracio- so, Tomaré el primer ejemplo que se me pre~ senta. Utilizo unas notas que he tomado en el turalmente, agtego, saco. Aunque en el tren no solo tenia mis papeles, también traia un FranceSoir, que tren pensando en ustedes. » centonces miré. Claudine, como saben, la bonita francesa... No sé sila han estrangulado o apuftalado, en todo caso, hay un norteamericano que se o- mé el buque ripidamente y que hoy esta en un hospicio. ;Que le aproveche! Pensemos, Est en un hospicio, y un psicoa- nalista vaa verlo, lo cual puede ocurtir porque es de muy buena sociedad. Bueno, entonces, con qué se encontraré? Se encontraré con que habia LSD. Parece que él estaba atiborra: do cuando Ia cosa sucedis. Esta el LSD, pero en fin, pese a todo, el LSD no debe trastornar completamente las ca- 63 JACQUES LACAN denas significantes. En todo caso, esperémos lo para encontrar algo que sea aceptable. Se observara un impulso asesino, como se dira, que se articula perfectamente con certo ™ mero de cadenas significantes que han sido completamente decisivas en tal o cual momen- to de su pasado. Pero, vamos, ¢s el psicoanalista quien dice exo, Por qué no decir simplemente que él ha cepillado a la muchacha y listo? Es tan verdar dero como percibir que esto tiene causas en alguna parte en el nivel de la cadena sign! cante. Fl psicoanalista dice esto, y lo mis fuer- te es que se le cree. Discilpenme, se le cree. Si no se le cree, uno es mal visto, no esté a la moda, Habria que ver justamente qué significa que se le crea, No doy por sentada, por supuesto, la be- nevolencia de los jucces ingleses. En todo ca- 50, se trata de algo que deberia invitar al ps coanalista a cierta critica en lo que es comple tamente andlogo, cuando se tata de la trans ferencia, por ejemplo. El psicoanalista dice que la transferencia refieja algo que estaba en el pasado. Bs él quien lo dice, y la regla del juego es creerle. 64 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSESANZA Pero, después de todo, gpor qué? -Por qué lo que pasa actualmente en la wansferencia no tendrfa su propio valor? Quizis habria que en- contrar oo modo de referencia para justifi- ‘car que se prefiera el punto de vista del psicoz- nalista a propésito de los hechos y de lo que pasa. No fi yo quien invents esto. Un psicoana- lista norteamericano — no todos ellos son idio- tas — acaba de hacer exactamente estas obser vaciones en un némero relativamente reciente del Journal officiel de la psychanalyse Quiero terminar con cosas vivas, como se ice, Este es un pequefio ejemplo. «Si hubiera sabido — dice un paciente—, me habria mea do en la cama mis de dos veces por semana.» Les cuento de dénde surge algo semejante. Ocurrié a continuacién de toda una serie de consideraciones sobre diversas privaciones, y después de haberse aliviado de algunas dew das con las que se sentia sobrecargado. Se sen: tia comodo, y emitia de modo bastante extra o su lamento por no haber hecho esto mis a menudo, Entonees, fijense, hay algo que me sorpren- de completamente, y es que el psicoanalista 6 JACQUES LACAN, no percibe la posicién decisiva que tiene al ar- ticular, nacktraglich como expresa Freud, un & posteriori [apré-cmup] que funda la verdad de lo precedente. El no sabe verdaderamente 10 que hace al hacer eso. Pueden encontrar el a posterior en las pri- meras paginas de cierto diccionario que salié hace poco tiempo. Huelga decirles que nadie habria puesto nunca este @ posteriori en un diccionario freudiano si yo no lo hubiera ex: puesto en mi ensefianza, Nadie nunca antes que yo habia notado el aleance de este nachiré- glich, aunque esté en todas las piginas de Freud, Sin embargo, es muy importante desta- car el a posteriori en este caso. Ningtin psicoanalista reflexioné sobre el asunto, quiero decir que, aunque esté en co- nexidn directa con lo que hace como psicoa- nalista, nunca se escribi6 que cuando se les di- ce — «Dios mio, por qué no me mco en la. co ma més de dos veces por semana!»,si saben o cuchar, quiere decir que también hay que con siderar cl hecho de no mear mas ée dos veces por semana, y que es preciso dar cuenta de la cifra dos introducida en correlacion con el sintoma enurético. 66 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSESANZA Quiz’ baste con saber utilizar lo que no es mas que la simple consecuencia de la coheren- cia del pensamiento consigo mismo, Cuando el pensamiento no es demasiado empirico, no consiste en papar moscas y en esperar que nos egue Ia inspiracién ante los hechos. Por otra parte, gcémo decir incluso que es tarfamos en presencia de puros y simples he- chosen una situaci6n tan articulada, tan inter- vencionista, tan artificial como es el psicoand- lisis? No porque el psicoanalista se quede quie~ to y cierre el pico las wes cuartas partes del tiempo, las noventa y nueve centésimas partes del tiempo, hay que considerar que es una ex- periencia de observacién. Se trata de una ex- periencia en la que el psicoanalista participa, y no hay ademés ningiin psicoanalista que in- tente siquiera negarlo, Solo que es preciso sa- ber lo que se hace. Aqui menos que en cual- quier ota parte, se puede desconocer que el verdadero resorte de una estructura cientifica ces su ldgica y no su aspecto empitico. A partir de ese momento, quiza sea posi- ble empezar a ver algo. ¥ quizas el psicoana- lista esté mejor ubicado, lo que le permitira no ser simplemente un psiquiatra. or JACQUES LACAN Figdrense que no tenemos ninguna razin para limitar ese famoso d miniiscula de A ma- yriscula, ese deseo del Otro, al campo de la practica psicoanalitica. $i no hay conciencia colectiva, quizis uno pueda darse cuenta de que es completamente esencial considerar la funcién del desco del Otro, y sobre todo en nuestra época, en cuanto a la organizacin de las sociedades. Esta consecuencia resulta de fa institucion que se llama cominmente comunismo, a 52 ber, de un deseo del Otro fundado en una jus ticia en el sentido distributive del término. Quiza se pueda pereibir aqui més de una co- rrelacién, por un lado, con el sujeto de la cien- cia y, por otro, con lo que resulta de este en el nivel de la relacién con la verdad. ;No seria carioso finalmente intentar ver Ia correlacion que hay enue clerta instauracién del deseo del Ouro ea la cumbre de un régimen y el he cho de que es requisito indispensable sostener ‘con tesén durante un tiempo considerable un niimero cada vez mas extendido de puras y simples mentiras? No piensen que estoy sosteniendo un dis curso anticomunista. No s¢ trata en absoluto 6 LUGAR, ORIGEN Y FIN DE MI ENSENANZA de eso, Voy a plantearles ademas ou enigma. Por otro lado, ccteen que allf donde el deseo del Otro se funda en lo que se llama la liber- tad, es deci, la injusticia, las cosas andan me- ‘jor? En este pais donde puede decirse todo, in- cluso la verdad, el resultado es que, se diga lo que se diga, eso no tiene en ningtin caso nine gin tipo de consecuencia. Me gustaria terminar aqui para decirles que tal ver legue un momento en el que se descubra que ser picoanalista puede dar un lugar en la sociedad. Ese lugar estard asegurado— espero, estoy seguro — sobre todo si en el presente solo lo sostienen psicoanalistas que, después de to- do, en su tiendita esquivan el bulto con habi- lidad. Evidentemente, el psicoandlisis es quizis una moda, una moda en primer lugar cientifi- ca que conciernea las cosas referidas al sujeto. Sin embargo, se volverd algo cada vez més Geil de preservar en medio del movimiento cada vez més acelerado en el que enua nuestro mundo, 09 JACQUES LACAN DIscUsION Henri Maldiney —gCémo discutr su discur- so? Habria que hacerlo en una pluralidad de puntos, penetrar en las articulaciones, no se lo puede hacer en su totalidad. Le plantearé una simple pregunta sobre la distinci6n de sus dos sujetos. Parece que usted simplifica abusivamente el primero, ese que justamente no tiene senti- do lexical, ese que solo est determinado por el acto de tomar la palabra, ese que no esta definido simplemente por el conjunto de los posibles semantemas de la palabra, que por lo demés no son nunca puros, ni por el conjun- to de morfemas, sino por lo posible de una si- tuacién, ‘Me parece que, al descuidarlo, se muestra aqui en oposicién a Heidegger, a quien usted citaba hace un rato, porque ardiéen Heidegger es fundamentalmente presencia y articulacion antes de ser estructura morfolégica, antes de ser sentido. Esta es originariamente soberana en lo concreto y por fuera del comprender, en lasituacion misma. Igualmente ese yoque toma la palabra y ese ti, esta alteridad de la que tie 7 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSENANZA ne necesidad, que le es necesaria, porque si to- do esta claro, ya no hay nada. Quiero decir que sino hay esta resistencia del otro, él no puede encontrarse a si mismo. Ahora bien, el yoasi instituido escapa a la le gislacién del lenguaje, salvo en una logica de la predicacién, y pienso que con le légica de su exposicién, al definir al sujeto del enunciado usted entra en un sistema de predicacién. Aho- ma bien, la Logica de la predicacion no es sin embargo mds que una forma de logica, y es se- garamente una légica del objeto mas que una ogica de la retacién sujeto/objeto. Precisamente, la objetivacién presente en esta légica me parece completamente contra. ria a la nocién misma de insight, porque esta no es mas que el segundo tiempo de una sin- gularizacién de esa funcién mucho mis funda: mental que es la de estar en el mundo. Ahora bien, estar en el seno mismo de esta légica y estar en cl mundo no es completamente 10 mismo. Usted corre el riesgo de permanecer en el interior del campo de Ia «experiencia», para hablar como Husserl. Yno veo bien qué presencia puede tener la relacion con la cosa, la articulacién misma de 7 |ACQUES LACAN las cosas, perpetuamente presente en Heideg- get sic] lenguaje se vuelve verdaderamente el signo, la forma misma de lo absoluto, més alla del principio de realidad, lo que es contrario ala Vernsinung de Freud, de la que usted ha hecho.. JL. Hoy no he hablado en Jo més mint- mo de la Verneinung. Honri Maldtiney —No, y sin embargo si, da- do que la represién no s¢ levanta por tl senti- do intelectual de la representacién, y que es €l sentido que se obtiene por el lenguaje. Me pa- rece que el lenguaje mismo noes contempor’- neo, no nace simplemente con el tiempo. En general, el lenguaje se ahorra el tiempo, el sentido en el fondo es reversible, pero solo en el presente usted puede recuperar ese algo que no esta simplemente en el sentido... JL. —Se lo ruego, no siga. No invoqué a mi favor a Heidegger, aunque me he permit do citarlo por encontrar una formula sorpren- dente, Suponiendo que ciertas personas de mi auditorio hayan incluso pensado en esta relar n LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSESANZA cin, dije de inmediato que tomaba prestada esta formula, y esto es lo que he hecho aqui con ella, Lo que hace Hei ger con ella es ouro tema. Por otra parte, para responder a lo que me parece lo esencial de lo que usted me ha di- cho, me cuesta ver por qué dice que sacrifico al sujeto de la articulacion, de la arché, de la si- tuacién, el sujeto en Ia medida en que hebla y que escucha, en la medida en que entra en la situacion presente, en la medida en que es el ser en el mundo, como usted dice, puesto que precisamente por eso hablo de «division del sujeto» Digo que el sujeto, por ser sujeto, solo fun- ciona dividido. Este es todo el aleance de lo que establezeo. Debo incluso decile que esta, divisién del sujeto la consagro, la denuncio, la demuestro por vias distintas de esta, reducida, que he utilizado aqui, y que, por otra parte, no respondia en absoluto por la division misma. Habria sido necesario que hiciera algo cuya referencia incluso me he prohibido complet mente offecer esta noche, porque no hay que pensar que he hablado de lo que, si me permi- ten, lamaré, para ir ripido, no solamente mi B JACQUES LAGAN ensefianza, sino mi doctrina, y de lo que resuk ta de ella, No he podido hacerlo, En esta divisién hay un elemento causal que es lo que llamo objeto a. Estdn los que ya han escuchado esto y estén los que no lo han escuchado. A los que no lo han escuchado puede parecerles una rareza, sobre todo por- que no tengo siquiera el tiempo para recordar de qué orden puede ser, y que tiene una rela- Gién de lo mis estrecha con Ia estructura del deseo. En todo caso, este objeto a est en el mismo lugar en que se revela esa singular aux sencia filica, en Ia raiz de lo que he querido poner aqui en él centro, porque es el centro dc la experiencia analitica, a saber, lo que he llamado, como todo el mundo, castracién, Entonces, para decir que este sujeto estaba dividido, simplemente he indicado sus dos po- siciones respecto de la funcion del lenguaje. Nuestro sujeto tal cual ¢s, el sujeto que habla, si quieren, puede reivindicar la primacia, pe- ro nunea sera posible considerarlo como pura y simplemente iniciador libre de su ciscurso, en la medida en que, al estar dividido, se liga a. ese otro sujeto que es el del inconsciente y que resulta dependiente de una estructura de 4 LUGAR, ORIGEN ¥ FIN DE MI ENSENANZA lenguaje, El descubrimiento del inconsciente es eso. Esto es verdad ono es verdad. Si es verdad, es lo que deberia impedir, incluso a Heideg- ger, hablar de lo que ocurre con el sujeto siempre de una misma manera. Por otra pa te, si entramos en una controversia heidegge- riana, me permitiré anticipar que la utiliza cién que hace Heidegger del término

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